Revista Seis Mil 83 No. 11

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Revista Seis Mil 83 Bosque Natsume Sōseki

Morelia, Mich. | Sept.-Oct. | Año 2016 | Núm. 11


R 6MIL83

Editorial Editorial Edgar Ruiz Dirección

Carlos E. Juárez (nefelibata gris)

Diseño


Contenido: Semblanza________________________________________ Pá g. 2 Literatura Narrativa_________________________________________ Pá g. 4 Poesı́a ____________________________________________ Pá g. 10 Prosa _____________________________________________ Pá g. 14 Artes visuales Dibujo____________________________________________ Pá g. 24 Fotografıá_________________________________________ Pá g. 25


Semblanza Semblanza Soseki Natsume. (Tokio, 1867 - 1916) Novelista japonés. Tras vivir una adolescencia marcada por la desgracia (quedó huérfano de madre a los catorce años de edad), se volcó en los estudios humanísticos hasta alcanzar una brillante formación intelectual. Sus primeras inquietudes literarias le orientaron hacia el ámbito de la poesía, en el que cultivó los metros breves (haikus) mientras completaba sus estudios superiores en el Departamento de Lengua y Literatura Inglesas de la Universidad de Tokio. Una vez licenciado, comenzó a ejercer la docencia sin abandonar por ello su vocación literaria. En 1900 consiguió una beca que le permitió desplazarse a Inglaterra, de donde regresó tres años más tarde para hacerse cargo de la cátedra de Literatura Inglesa que, en la Universidad Imperial de Tokio, había dejado vacante el escritor Lafcadio Hearn. A partir de entonces, su consagración a la creación literaria comenzó a arrojar frutos espléndidos. En 1905 dio a la imprenta su primera novela, Wagahai wa neko de aru(Yo soy un gato), en la que su enorme interés por las relaciones entre el individuo y la sociedad se revestía de sátira para ridiculizar a la clase intelectual del período Meiji. Un año después confirmó la magnífica impresión que había causado esta primera novela con su segunda narración extensa, titulada Botchan (1906), muy celebrada -como la anterior- por la complejidad y elegancia de su prosa. El reconocimiento obtenido tras estas dos publicaciones animó a Sôseki Natsume a abandonar el ejercicio de la docencia para dedicar casi todo su tiempo a la creación literaria, actividad que compaginó con la redacción de numerosos artículos para el periódico Asahi shimbun, en el que colaboró hasta el final de sus días. Poco a poco, su estilo literario fue prescindiendo del preciosismo formal para centrarse en la estudiada caracterización psicológica de los personajes, y en el retrato fluido y fidedigno de determinados grupos sociales. 2



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Amigo de Bolsillo Sol García

En una de mis vacaciones al bosque te conocí. Estaba en una cabaña, el frío calaba hasta los huesos; esa noche no podía dormir así que sin hacer ruido para no despertar a mis amigas con las que viajaba, salí al balcón no sin antes abrigarme de pies a cabeza para admirar la belleza de la luna y los gigantes árboles que rodeaban el lugar. Al principio me asusté mucho la primera vez que te vi en un árbol, estaba muy oscuro y sólo se veían tus ojos grandes y fijos. Te vi durante varios días, eras como un búho que siempre por la noche reposa en la misma rama. Un día que te vi por la noche, recuerdo que pensé: “Si yo pudiera llevarte conmigo a mi departamento, pero dónde te pondría”. No tenía mascotas en casa. Esa noche me fui a dormir me despedí de mis amigas, pero por la madrugada escuché un ruido, como unos pasitos junto al buró que estaba a mi derecha y a un lado de mi cama. Prendí una lámpara y pude ver que eras tú. Tenías el tamaño de una manzana, además llevabas un letrero que decía: “tú lo pediste, seré por siempre tuyo”. Fue raro porque no me asusté al verte, creó que fue un deseo que el universo me dio. A par r de entonces vas conmigo a todas partes dentro de mi bolso especial que ene muchos agujeritos para que respires. Te conver ste en mi mascota y amigo. Mis días no volvieron a ser como antes.

Complot Edel Zavala Regalado

La oscuridad era muy densa, daba miedo. El paciente estaba transpirando mucho. Fue cuando le pedí a mi segundo en la enfermería que le sujetara el cráneo; el segundo enfermero con un resplandor en los ojos se acercó al cuerpo caído. En la oscuridad inmensa el segundo enfermero dijo: ¡fija! Al llamado de atención del segundo enfermero me dirigí a tantear en la oscuridad el brazo del cuerpo que fallecía, lo resbaladizo de la ruta que seguí en la oscuridad me dificultaba encontrar al enfermo, cuya disposición hizo reaccionar al segundo enfermero que dijo: ¡se tuerce! El escalofrío de la temeridad regada en el suelo subió rápido a mi corazón, el terreno viscoso de sangre se pegaba a mis dedos que trepaban al cuerpo desmayado. Cómo la oscuridad era pesada, tuve que descansar los muslos y flexionar mis rodillas. Entonces, le dije al segundo enfermero que aún sostenía en medio del silencio al cuerpo desecho. De inmediato ante el vómito de un moribundo que pedía auxilio y la oscuridad que me impedía verlo, le arranqué la manga de su camisa hasta el hombro para escrutar la marca de la vacuna, dispuesto a tocarlo hasta las venas de sus brazos débiles. Mientras escrutaba el cuerpo, el bo n del segundo enfermero chocó de forma refleja cuando éste se contorsionaba. La penumbra se llenaba de cristalinos polvos que derrumbaban la 5


madriguera de los comba entes de mayor rango a la hora de la re rada. El segundo enfe rmero entre los dientes dijo: ¡ja,já! Date prisa. Al reiniciar mi escru nio fui some do por un agotamiento; bajo la oscuridad cerré mis ojos de cansancio. A lo lejos, el tercer enfermero se oía cada vez más cerca. Y el segundo enfermero se precipitaba en fuego cuyo candor me recordó dónde estaba. Cuando la lámpara del casco empezó a merodear tras de nosotros en la oscuridad fue que terminé mi voluntarioso encuentro diciendo: no hay rastro de la vacuna, la línea es perfecta, es él. El segundo enfermero murmuró con ronca voz: hazlo. Entonces de mi bolsa saqué una aguja curva y la clave para deteriorar el brazo del que había sido el jefe de infantería.

Inocente Edgar Fernández

Hubo una vez, en una noche de luna llena, un ser inocente que nació de un lago en lo profundo de un bosque. Emergió desconcertado, desprevenido. No sabía que el mundo al que había llegado lo conver ría en un monstruo.

Men roso Edgar Fernández

En lo profundo de algún bosque, no habita ningún ser fantás co, al menos hasta que alguien se adentre en él y se lo invente.

Entre pleitos María de los Ángeles León Valero

Una mañana, tras la lluvia, apareció en el lavado azul un hermoso arcoíris, los pajarillos cantaban alegres con el calor de los primeros rayos solares, las flores abrían sus petalos llenos de rocío y en bellos racimos adornaban todo alrededor el hogar de Ma lda la tortuga más an gua de la comarca. En sus mejores y juveniles empos fue la mejor espía, siempre llegaba por aire al lugar donde debía tener su misión y se dejaba caer en paracaídas, ahora tenía un imán para atraer problemas pues todos acudían a ella para un consejo. Ella sólo quería estar rodeada de pequeñines que se quedaban prendados por sus historias. Estaba Ma lda haciendo su meditación, cuando gritos perturbaron la paz de su casa, vio venir entonces una mul tud de animales, unos corrían y otros apenas alcanzaban respiración. —Ma lda, Ma lda —se escuchó la voz del lobo—, necesitamos tu consejo —¿Qué sucede? ¿Por qué tanto alboroto? 6


—Ocurre que allá en el rio, Jonás, el oso gris y Joel, el oso pardo han armado un gran bullicio, pues se encontraban pescando y los salmones que venían en sen do contrario se toparon con sus grandes fauces, pero a Jonás se le escapo, entonces Joel lo ha atrapado con una velocidad increíble, pero como el pescado provenía del hocico de Jonás, este ha reclamado para él la presa, se han agarrado a pleito, y no hay como pararlos, por favor acude con la balanza de la jus cia para poner en paz a esos dos. —Caramba como pueden echar a perder una hermosa mañana pintada de colores, por cosas tan insignificantes. Y como quieres vaya yo tan lejos si sabes que soy lenta. ¡No, no! me niego resuelvan sus asuntos solos. ¿Por qué siempre me han de involucrar en sus cosas? —Por favor Ma lda, eres la más sabia y sabes cómo resolver esas cues ones que para aclarar.

resultan tan fáciles de

Ante la insistencia de todos los animales que la rodeaban dijo: —De acuerdo tomaré tan sólo el dado de la suerte por si lo necesito y par remos; tendrás que llevarme en tu lomo señor Lobo para poder llegar allá con la rapidez de un rayo. Cuando alcanzaron las orillas del rio, los osos habían dejado regado por agua y erra su ADN, fácil de rastrear, guiándose por su olfato el lobo con la tortuga a cuestas localizó a los osos bosque adentro, donde sangrando del hocico seguían peleando por el salmón que seguramente reía aguas arriba bastante vivo; mientras que este par de tontos disputaban por nada. Se escuchó la voz de la tortuga con toda la fuerza de su caparazón… —Alto ahí par de inú les, tendré que ponerle un candado a cada uno en el hocico como cas go para ver si así aprenden a u lizarlo correctamente. Habiendo tantos pescados cayendo a su alrededor se han peleado por uno, si serán zoquetes. Los osos se dieron cuenta de lo tontos que habían sido al pelear y quisieron jus ficarse ante la sabia tortuga. Ésta no se dejó engañar por su palabrería y pidiendo le dieran una barita que se encontraba cercana los hizo poner de espaldas dando a cada uno tres golpes en las posaderas y con la siguiente consigna: —La próxima vez que yo tenga que salir de mi casa a cuestas del lomo de cualquier animal para poner orden en ustedes, tendrán que pagar las consecuencias, pescando para cada uno un salmón, lo asaran y organizaran una gran fiesta para todos los habitantes del bosque, así que vayan cuidando sus modales o les saldrá muy caro la próxima. Los osos además de dolidos quedaron con una cara de enfado, y sobándose se alejaron aun rumiando entre ellos sobre quien tenía la culpa. —Los sigo escuchando, callen o tendrán un cas go más grande — dijo la tortuga mientras a bordo del lobo era regresada a su hogar.

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Recreo a media noche Mauricio Dueñas

En el umbral del bosque hay una cabaña. Ahí vive un niño huérfano con sus abuelos. La noche está en plenitud y el viento golpea la ventana; la cor na está sacudiéndose, es un fantasma que desea nutrirse con el miedo de sus víc mas. El infante despierta y lleva su mirada a la ventana. Aquel fantasma no le asusta pero hay un ruido que le inquieta, que escucha afuera de la cabaña. Decide levantarse de la cama, se pone sus zapatos y deja su habitación. Llega al pa o y el viento cesa. Sale de la cabaña. Mira a su alrededor, la luz de una luna llena descansa en el pa o; no hay nadie. Vuelve a mirar, descubre que la puerta del cercado está abierta. Su abuelo olvidó cerrarla y el viento aprovechó para jugar con ella. Él se aproxima a la puerta. Va recordando lo que su abuela dijo una vez: “el bosque puede meterse”. Con su mano derecha empuja la puerta para cerrarla pero se de ene. El viento reaparece; el bosque está hablándole: —¡Ven a mí, hijo mío! El niño escucha atento, no responde pero tampoco huye. El bosque insiste: —¡Ven a mí, hijo mío! ¿Acaso, no me recuerdas?... ¡Soy tu madre! El pequeño sonríe, el bosque le susurra: —¡Ven a mí, hijo mío!, No me temas, una mamá nunca le hará daño a su hijo. Atraviesa la puerta y se sitúa de cara al bosque, el niño le dice: —¡Mamá, tengo mucho miedo de que me vuelvas a dejar! —No te preocupes, no voy a abandonarte. Anda, entra a mis entrañas y siempre estaré con go. El niño suelta una carcajada. El bosque no en ende, le dice: —¿Por qué ríes?, no te estoy contando chistes. —Eres muy fantasioso. Yo sólo estoy jugando a que eres mi mamá pero te convenciste de que soy tu hijo. La risa del chiquillo, no para. El bosque enfurecido dice: —¡Te lo digo en serio, con a en mí! ¡Entra en mis entrañas y siempre estaré con go! —Y todavía crees que voy a tener confianza en el monstruo que se comió a mis papás. Con una gran sonrisa, el niño se lanza a correr hacia la cabaña y el bosque sólo se queda parloteando, estremeciendo sus árboles. Dentro del pa o, el niño cierra la puerta; frunce el ceño y le saca la lengua. 8


Una lás ma Mauricio Dueñas

Un bosque de frondosos árboles miró al ingeniero civil a los ojos. Él no sabía que el ingeniero ene la virtud de Medusa. Lás ma, ahora está conver do en piedra; es un bosque de co ncreto, el hábitat del hombre.

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De Sacris a de la flama José Agus n Zolorzano 1 El libro es una puerta. Un sonido como de golpe. Como de quiebre. Como de hoja seca gruñendo bajo la planta de un pie que huye. El libro es un árbol: una ciudad de hojas que caen. El agua es una puerta:un sonido como de quiebre. Como de piel que embravecida muerde con sus aguas otros sudores y con ellos crea un río. Un hombre es un río y todos los ríos buscan a su padre. 2 Cómala: algún lugar que se esconde entre papeles y recuerdos. En sus calles habla el aire con su lengua seca. Aves de luz defecan sobre los tejados. El silencio vuela y las puertas cerradas son invitaciones a la soledad. Nadie espera a nadie, pero alguien ha venido a buscarnos. Nosotros encendemos la veladora del llanto y lo esperamos. Con los ojos incendiados lo vemos recorrer a ciegas su propio cuerpo, mientras las aves siguen cagándolo con iluminada alegría. 3 En Comala hay mujeres con la boca llena de pájaros. Pero esta erra no es buena para sembrar voces. No se dan. No crecen más que aguas boca abajo, lenguas entumecidas y secas. Por eso a ellas hay que amputarles las plumas de la boca, ex rparles los pájaros antes de que sea imposible desfiebrarlas. Y aun así algunas se niegan. Por el día aplacan a las aves, las duermen con suaves mordisquillos, las arrullan entre sus muelas. Las atarantan y las esconden de los otros. Pero más tarde, ya sin la caricia de los dientes, cuando la quijada se afloja y el fuego negro de la noche escurre, como baba bajo la ventana, los pájaros cantan y las mujeres no los de enen, se acaloran nomás y cantan también ellas, con su lenguaje pájaro. Mala enfermedad es ésa. En Comala nada sobrevive al canto: todo se desmorona o se hace agua. Las mujeres que cantan terminan siempre con la cama hecha charco y con los pájaros entumecidos en los dedos de sus manos. Insoportable, el amor. Hace calor y llueve. Una cosa así sólo puede venir del infierno.

Desireo Emmanuelle Brío

Sed De Ramo Blanco Él, Sol sobre tu amado En La Es Pi Ral 11


De Sus Ris Oz, en el amarillo de sus dientes. Zuz Sé

Len Mez

Gu Cla

Haz Ron

Ron

Ron

Con Élza Vor FéRiCo Del A A

Mo Mo

Ah Zuin Zen

Ron Zuel

Oh

No Oh Cía

17 Años El viento anudó con címbalos el canto de las aves. En tus omóplatos crepitaron lentejuelas. Murmullos luz en ntaron el aire entre los cuerpos. Tus labios fueron mariposas dentadas sobre la hierba. Murió una avispa, la devoró una araña, al fin observas. Un policía oculto en la enramada se humedece los labios, contempla largas_vergas_húmedas_súbitas_hábiles_rígidas_de_jade y derrama su semen en el pasto. —Ya me los chingué muchachos—. Espécimen inoportuno 12


(el amor entre maricas pobres ende a ser interrumpido por algún pendejo). El policía se lleva dinero, relojes y cámara. No da las gracias. Caminan a sus casas por la carretera. En tu cabeza retumban cántaros: Qué triste es no tener casa propia, no poder pagar un pinche cuarto de hotel y saltar como perras en tacones por el camino de las losas amarillas.

Mi bosque Edgar Fernández

El bosque es como tu cuerpo mi bosque, tus ojos mi bosque, tus manos mi bosque, tus muslos mi bosque.

Y eres noche y eres vida y eres glauca mi bosque.

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Bosques encantados Judith Almonte Reyes Psicología educa va, IMCED

Hay muchas maneras de construir mundos imagina vos, en la quimera donde predomina la incer dumbre del mañana, donde quizá enloquecemos en la agonía del que será, donde pierdo idenmidad tratando de reconciliar mis demonios con la felicidad que aqueja en todo momento el paraíso al recordar la geogra a de tus bosques encantados. El aroma a encino… inesperadamente me lleva a recordar esas tardes frente a ., cuando solíamos conversar de tantos temas, algunos interesantes, otros solamente para no estar sin hablar, no puedo evitar sonreír porque también encierra esa picardía de la cual muchas veces fuimos protagonistas. El idilio de tu amor, es una deidad para este corazón que aúnsabe que ene que esperar, no importa cuánto empo pase, lo que realmente importa es que siempre vivirás en mí, como las profundas aguas del océano, como el espeso bosque de tu calor, así de intenso es mi amor por . No puedo desprenderme ni un minuto de tus palabras, diariamente en las noches cuando la inmensa soledad invade mi espacio, evocar tus memorias es lo único que puede dar ese aliento para seguir en lucha de mis creencias. Mezcla de

empos y etapas en nuestro exis r es lo que ahora mismo le da ese aire de imponente e

indestruc ble ante las adversidades, sofis cado amor, magné co y emocionante así me gusta recordarte….hasta el final de mis días.

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LOS CONTEMPORANEOS, JUAN GABRIEL Y MONSIVAIS EN LA CIUDAD DE MEXICO Margarita Vázquez Díaz I Salir del céntrico hotel a caminar y respirar este aire que es tan conocido, (aquí nací y viví durante 30 años); en mente sólo está acudir a la cita con “Los Contemporáneos”. Ciudad de México, Palacio de Bellas Artes, martes 30 de agosto, 11:30 am En la explanada en blanco de este magnífico palacio hay gente que transita al ritmo que le marca esta hora, casi mediodía; pero algo en el ambiente llama la atención: cámaras de transmisión, televisiva, algunos reporteros con cámaras fotográficas, que son más que las personas que conforman un círculo de entonando una de las canciones de Juan Gabriel ídolo popular recién fallecido. Adentro: “Los Contemporáneos”. En las laterales de las escalinatas se han sentado señoras mayores, algunas apretando contra su pecho un pequeño poster de su ídolo. También se pasea por el vestíbulo uno que otro camarógrafo. II “Dichoso amor el nuestro, que nada y nadie nombra: prisionero olvidado, sin luz y sin testigo. Amor secreto que convierte en miel la sombra, como la florescencia en la cárcel del higo.” Xavier Villaurrutia

Espléndido montaje de esta exposición que abarca a los personajes que conformaron este grupo literario principalmente: Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet Jorge Cuesta y Gilberto Owen. La obra compuesta por semblanzas de estos poetas, sus influencias e incursión en la vida intelectual y literaria de México; en el periodismo, en el cine elaborando guiones cinematográficos. Audífonos para escuchar fragmentos de sus más emblemáticos poemas, anécdotas. “Me escribe Napoleón: El Colegio es muy grande, nos levantamos muy temprano, hablamos únicamente en inglés, te mando un retrato del edificio…” Ya no robaremos juntos dulces de las alacenas, ni escaparemos hacia el río para ahogarnos a medias y pescar sandías sangrientas. Ya voy a presentar sexto año; después, según las probabilidades,

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aprenderé todo lo que se deba, seré médico, tendré ambiciones, barba, pantalón largo… Pero si tengo un hijo haré que nadie nunca le enseñe nada. Quiero que sea tan perezoso y feliz como a mí no me dejaron mis padres ni a mis padres mis abuelos ni a mis abuelos Dios.” Salvador Novo

El carácter de privilegio que llegaron a tener en puestos gubernamentales, no fue impedimento para que su creación poética se consolidará y diera continuidad a una tradición de la ruptura

para

dar

luces

y

sombras

a

la

poesía

mexicana.

En 1931 Salvador Novo era jefe del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública. Jefe inmediato de Xavier Villaurrutia y Efrén Hernández. Lo caracterizaba: “su cortesía e insolencia” cuenta Octavio Paz en la Antología de Xavier Villaurrutia. Dice de la personalidad de Villaurrutia: “La reserva de Xavier contrastaba con la jactancia de Novo. Mientras Novo hacía una suerte de ostentación de sus inclinaciones sexuales, Xavier defendía su vida privada. No creo que fuese hipocresía. No se ocultaba y era capaz de hacer frente a la condenación pública. Era discreto lo mismo en la vida real que en la literatura; su amor por las formas se reflejaban tanto en su manera de vestir como en sus endecasílabos. Pecado mortal: el brillo excesivo.” El pintor Antonio Ruiz El Corcito en su cuadro “Los Paranoicos”, hace alusión a una fiesta organizada por homosexuales en 1810, conocida como “El baile de los 41”, ligándola con personajes del grupo de los contemporáneos, al unir ambas fechas, 1810-1941, hace alusión al carácter homosexual de este grupo al aparecer Salvador Novo y en el caso de Xavier Villaurrutia, lo pinta pequeño, delgado y de color verde (se cita que Villaurrutia era de salud frágil y enfermiza). “Y mi voz que madura y mi voz quemadura y mi bosque madura y mi voz quema dura” X. Villaurrutia

El encuentro se torna entrañable, amorosamente poético. Al día siguiente hemos de volver para precisar algún dato. III Al salir, bajo el sol de la tarde continúa la espera de los medios de comunicación y de fans los

de

Juan Gabriel que también esperan y cantan: “Como quisiera que tú vinieras… amor eterno lalalala…”

Los puestos de periódicos con titulares del día dan fe de la muerte de Juan Gabriel: 17


¡Murió el fin de semana. También da fe la enorme bocina colocada hacia la calle del “Sanborns de los Azulejos”: “Dime cuando tú, dime cuando tú, dime cuando tú vas a volveeeeeer…”. IV

Martes 30 de agosto 7 pm Al retornar después de un recorrido por el céntrico corazón de la Ciudad de México, entramos a comprar chocolates en el “Sanborns de los Azulejos”, pantallas enormes dan cuenta de algún concierto

de

Juan

Gabriel,

y

la

enorme

bocina

que

da

a

la

calle

también.

En la explanada de Bellas Artes se han formado tres círculos de simpatizantes, vendimia discreta de CDs, posters en formato pequeño. Hay quien mandó a imprimir una manta. Porras “¡Se ve se siente Juan Gabriel está presente!”. En un costado un círculo numer oso de gente muy animada corea a un imitador. En otro círculo más pequeño la atmósfera es de luto y entonan canciones tristes. En otro más, un grupo de jóvenes y un trío de señores ya mayores, interpretan sentidas canciones, dos de ellos de origen rural uno de ellos tomado, lloran abiertamente, canta con dolor, con lamentos: “¡Ay Ay…!”.

Aún hay algunos camarógrafos, pero ya son menos que la gente que se congrega y se suma a los cantos, que de repente se vuelven himnos reconocidos y entonados con sentimiento. En los jóvenes del tercer círculo se impone su carácter fresco y divergente y logran darle movimiento haciendo una víbora para darle a un: “¡Noa noa, noa noa…!” contoneo de merengue, además cuentan con una bocina y micrófono. Al llegar a una columna la ubican como escenario desde donde siguen dirigiendo los cantos, los movimientos a seguir. La convivencia, la manifestación popular en este entretejido que identifica, basta un guiño metafórico en la amplitud que otorga apropiarse de un espacio donde la cultura popular congrega, y da cuenta del fenómeno social que se moviliza

en

pos

de

un

ídolo.

Gente de diversos estratos sociales congregada: homosexuales, transexuales, señoras de oficina, de casa, de negocios de calle; chicos y chicas estudiantes; varones trajeados, lesbianas, etc., etc. La tertulia en el tercer círculo ha dado paso al baile intergeneracional donde todas y todos bailan entonando las canciones favoritas ríen. El grupo de chicos gays es el que dirige cantos y bailes. Realizan coreografías. Algunas señoras le cantan al poster juangabrielesco, como si tuvieran al propio Juan Gabriel entre sus manos. (Y si lo tienen mientras cantan, mientras lo besan y lo abrazan.) Y si creo que por aquí anda este ídolo de multitudes, exhibido como su santo favorito y le encienden veladoras y le rezan, le aplauden. Por aquí anda, en este jolgorio de su propia muerte: 18


-“¡Murió Junga!” y son días de fiesta popular. -¿A qué hora llegará? -¡Ay ay ay ay, canta y no llores…!. -¡Esa no es de Juan Gabriel!. -¡No, pero si queda!. -¡Se ve se siente Juanga está presente!. - ¡Juanga Juanga!. -“¡Arriba Juárez!.

La ronda, la fiesta se encuentra en su apogeo, los hombros y los hombres se zangolotean coquetamente: -¡Qué bueno, qué bueno, lero, lero…! ¡Ahora soy yo, quien vive feliz…! -“¡Queridaaaaa…!” -¡Ya no te aferres…! -¡Viva Juan Gabriel! -¡Ya no te amo me he enamoradooo…! -¡Fiti fifitiiii!.

Un joven al punto del desmayo habla por su celular: “No se por qué vine, no puedo con tanto dolor,

falleció

una

persona

tan

querida

para

todo

México….

¿ya

mero

llegas?”.

-Era un grande -expresa un hombresote guaruril trajeado. Son las 8 pm y la tertulia se ha generalizado. V Mientras en algunos puntos de nuestro país personas vestidas de blanco se congregan para manifestar su repudio a los matrimonios con personas del mismo sexo, azuzados por un sector de la iglesia católica y por los grupos de derecha en nuestro país, paradójicamente el homenaje anunciado para Juan Gabriel se ve compartiendo espacio y tiempo con “Los contemporáneos”; el carácter homosexual de algunos de sus integrantes (Novo, Pellicer y Villaurrutia), en dos distancias se unen inevitablemente, en tanto que México engloba una serie de diversidades y contradicciones, que el transcurrir de los años aun no ha logrado empatizar; aun se retroalimentan dogmas de algunos grupos, tanto de la iglesia católica, como de grupos derechistas, que enarbolan la bandera de la intolerancia y la homofobia, tratando de reprimir las manifestaciones amorosas diversas. VI Juan Gabriel murió en el momento exacto para ser homenajeado, compartiendo el Palacio de Bellas Artes nada menos que con “Los contemporáneos y su tiempo”. Pero no sólo eso, también a unas cuadras, sobre Isabel la Católica se encuentra el “Museo del Estanquillo”, de Carlos Monsiváis con la puntual exposición: “¡Qué abran esa puerta!: Sexualidad, sensualidad y erotismo”; un repaso en la 19


historia del erotismo, la represión contra la diversidad sexual, desde el catecismo del padre Ripalda hasta la pederastia del padre Masiel. Pasando por personajes que tuvieron otra manera de vivir su sexualidad como: Nahui Ollin, Diego Rivera y Frida Khalo, etc. Llegando a los movimientos sociales de los 60’s, donde la libertad sexual también era una consigna. Pero coincide también, porque Carlos Monsiváis le había dado seguimiento al fenómeno popular que significaba Juan Gabriel. Nexos publica el 28 de agosto: ”Ante la reciente ausencia del compositor y cantante Juan Gabriel, compartimos fragmentos del ensayo que Carlos Monsiváis le dedicó en su libro Escenas de pudor y liviandad. En seguida un fragmento: “No tengo dinero, ni nada que dar. Lo único que tengo es amor para amar. Si así tú me quieres, te puedo querer pero si no puedes, ni modo qué hacer.”

De inmediato las quinceañeras lo adoptan y lo adoran, si el verbo adorar describe de manera adecuada la compra de discos, no se ha dado cuenta que me gusta, no se ha dado cuenta que la amo,

los

canturreos

que

ocupan

semanas

enteras,

los

telefonazos

a

las estaciones de radio, los suspiros ante la sola mención del nombre, la formación de clubes de fans… Y la lucha moral contra la intolerancia de padres y madres y novios: ¿Pero cómo puede gustarte ese tipo…? Muy mis gustos… Y sí, hay razones del gusto que se esparcen, las chavas persuaden a los novios, a las madres se les desarrollan hábitos que muy pronto dejan de ser clandestinos, y el inflexible paterfamilia se descubre una mañana tarareando: Es esta primavera/ será tu regalo un ramo de rosas/ Te llevaré a la playa, te besaré en el mar/ y muchas otras cosas más.

La prensa informa del fenómeno de letras reiterativas y pegajosas y melodías prensiles, y reconoce un filón: el compositor más famoso de México es un jovennerado ama a quien se le atribuyen indecibles escándalos, y a cuya fama coadyuvan poderosamente chistes y mofas. ¡Ay sí tú! Y Juan Gabriel ocupa la primera página de los periódicos amarillistas, en foros sensacionalistas, digamos en traje de baño en la playae d

La Condesa en Acapulco. ¡Ay sí tú!, y los cómicos se

benefician en sus ruinas: ‘Un día iba caminando Juan Gabriel con su perrito y se encontró a un marinero…’. ¡Ay sí tú! Y la mamá, afligida por los modales de su hijo le cuenta a su hermana: Ay, ay, ¿no me irá a salir como Juan Gabriel?’. ¡Ay sí tú! Las aportaciones del morbo afianzan la singularidad, y Juan Gabriel

se instala sin declaraciones ingeniosas o audaces, sin concederle atención a bromas y rumores, sin el apoyo mitológico de la Bohemia o de la Parranda o del culto a la Autodestrucción. Él es un Ídolo Real

que

desplaza

fantasías

producidas

en

serie. 20


Juan Gabriel mezcla la herencia de José Alfredo y el repertorio de conjuntos norteños como los Alegres de Terán, y produce en series polkas, redovas, rancheras. Las sinfonolas sobrevivientes se atestan, los mariachis enriquecen su repertorio, y los traileros sostienen su insomnio gracias a las capitulaciones

y

recapitulaciones

que

interpretan

Lola

Beltrán, Lucha Villa, Lupita D’Alessio, Rocío Dúrcal, La Prieta Linda, Beatriz Adriana.” VII Rememoro el día que fui con el papá de mis hij@s a la “Carpa México” recién inaugurada, el programa estaba compuesto por el estupendo “Palillo”,

cómico que lanzaba críticas mordaces a

políticos, principalmente a los presidentes en turno (eso lo llevó a la cárcel en varias ocasiones). También había una veddette, Vicky Villa, con un minúsculo traje con pedrería de colores brillantes, que cantó un par de canciones de Juan Gabriel: “Será mañana o pasado mañana el lunes o el martes será en cualquier día en cualquier instante vendrán a tocarme las puertas de mi corazooooón…”

Ya viviendo en Morelia me tocó ver al grupo de teatro Frederik para niños, en el Teatro Ocampo que presentaba un número en el cual un par de botargescos cocodrilos, simulaban cantaban a 78 revoluciones una canción de Juan Gabriel: “Déjame vivir porque no me comprendes que tu y yo no tenemos nada que decirnos sólo adiós… no tienes nada, nada, nada… que no que no….”

VIII Este es el contexto que acompañaba a este “Polvo de estrella” como leeríamos (al día siguiente de que cremaran al ídolo popular) en el titular de algún diario.

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Un amor en la época contemporánea Luis Francisco García Miranda. Escuela Normal Urbana Federal J. Jesús Romero Flóres.

Regálame una sonrisa que me recuerde la rela vidad del empo y me haga suspirar por diez mil años, déjame ser una sombra que trata de iluminarse con tus destellos insistentes, dame los sueños en

empos de

decadencia y el realismo en mis falsas fantasías, otórgame tres segundos para mirar tus ojos antes de par r y otros ocho de arrepen miento, por no haber permanecido más empo. Ayúdame, muéstrame los caminos que por las vendas invisibles que todos tenemos no he podido ver, toma mi mano, destruyamos las barreras ideológicas que nos tratan de separar; seamos contrarios al totalitarismo romancista que nos grita que no podemos vivir separados y seamos más felices siendo libres que los más unidos enamorados. Déjame ser, una y mil veces déjame ser; seamos únicos, nunca me quites el placer de una noche en vela desnudándonos la mente sus tuyéndolo por una banal batalla de te quiero sin final. No me pidas desvelos de román cas declaraciones, no recitaré versos vehementes sobre como entregarte la luna, pero tal vez juntos desvelemos sus misterios, no haré público nuestro amor porque habitará todos los rincones de mi mente. No me pidas que te siga, ven, caminemos juntos sin hablar de las estrellas, sino más bien, observándolas juntos esperando ver cumplidos todos nuestros anhelos, esos que aún están por venir.

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Por: Rafael Flores Correa

Artes Visuales


Silencio - Luz María Rodríguez 24


Flores para soĂąar - Paola Mendoza

25


Vieja postal - Paola Mendoza

26



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