Revista seis mil 83 No. 8

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Celina Sol García Comenzaba anochecer cuando se corrió la voz sobre la muerte de Celina. Su familia era muy humilde, vivían en una vecindad; al enterarse sobre la difunta los vecinos comenzaron a llevar a la casa café, azúcar, atole, ponche y algo de alcohol para alivianar la pena. La madre de Celina la vistió con el vestido azul de seda que era su favorito. Ya por la noche comenzaron a llegar los amigos y conocidos de la familia. Era invierno y aunque hacía mucho frio, la gente prefería estar en el patio de la vecindad que en la sala donde estaba el cuerpo de Celina inerte sobre una mesa, con sábanas blancas y cubierta de flores amarillas. Celina parecía una estatua de cera. Celina era la joven más bella del vecindario, tenía la piel blanca, su pelo claro y largo; a pesar de su juventud, ya tenía varias canas que a ella no le importaban. Nunca realizó ejercicio pero era de las personas afortunadas que no lo necesitaba, tenía un cuerpo de diosa, estatura media, dientes muy blancos y cara perfecta. Desde niña había tenido el mismo sueño aterrador, despertaba jadeante y con la angustia de que dejaba de respirar; vivía de prisa presintiendo que su vida sería corta. Tenía problemas con sus pulmones, cuando llegaba el invierno siempre enfermaba. No había dinero para los estudios, así que sólo asistió a la escuela primaria, después cuando cumplió catorce años, comenzó a trabajar como mesera en un restaurante, trabajaba todo el día; ahí conoció a Julián, que fue su novio por dos años. Se casó un sábado por la mañana, no hubo recepción sólo un brindis que les organizaron sus compañeros del trabajo. Ambos eran muy jóvenes, ahorraban todo el dinero que podían porque se querían ir a vivir a Estados Unidos, quizás allá Celina podría ir con un buen médico y estar buena y sana. Además soñaban con trabajar mucho y tener dólares. Se fueron a vivir a la vecindad dónde vivían los papás de Celina, era la vivienda más pequeña de todas y la más vieja. Fue una noche larga, la madre de Celina no paraba de llorar al igual que su ahora viudo.

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El relato de los ojos grises Lynette Silva En el departamento de la derecha, en aquel piso de madera cubierto de hojas, vivía una mujer de ojos grises. Era hermosa como lirio, cual cerezo en primavera. Sus curvas se pronunciaban como rezos en el mármol de su cuerpo, y como noche oscura, su largo cabello caía para protegerla. En sus pómulos lucía los besos de afrodita, y sus labios eran pétalos de flor. Nunca se vio mujer tan sublime sobre la tierra, y quien en su paso interrumpía para contemplarla por la calle, el día le parecía un poco más alegre. No puedo pronunciar el nombre de aquella criatura, por miedo a contaminar su imagen. Pero me quedé prendado de ella desde la primera vez que mis ojos se posaron en los suyos. Ahora lo recuerdo con escalofrío, y temo que se me haya castigado por atreverme a prenderme de cosa tan bella. Era yo a penas un muchacho, y aunque siempre se me consideró bien parecido, nunca pude llegar al nivel de mi prenda amada. Era ella todo lo que yo quería, y por ello, como tesoro inalcanzable al cuál no se puede profanar sino sólo adorar, jamás tuve el valor de hablarle. Tenía mi hogar justo al lado del suyo, yo era ayudante de un comerciante, y ella escribía. Todos los días al llegar del trabajo la observaba, desde el ojillo de la puerta la veía llegar a casa, y con un catalejo la miraba por entre las persianas. Y ella siempre escribía. Desde que llegaba hasta que se quedaba dormida, la observaba escribir. No la espiaba con el placer perverso de un hombre de bajos instintos. Jamás me interesó saber qué es lo que escribía con tanto empeño, o a qué se dedicaba. Yo sólo veía sus espesas pestañas caer sobre los ojos grises, tan grandes y expresivos que si no me cuidaba, me perdía horas sólo contemplándolos. A veces me resbalaba por la curva de su blanco cuello, y otras se iban mis tardes en sus dedos largos y delgados. Muchas veces tocaban hombres ebrios de amor, de pasión, de deseo o de alcohol en su puerta. Rogando que se apiadara de ellos y les tuviese compasión. La querían como novia, como amante, como hermana, como alumna, e incluso como hija. Pero ella se mantenía detrás de su puerta, con pluma y hojas en mano. Y sólo el silencio respondía la plegaria de aquellos caballeros. Así era mi ninfa. Digna de un romance griego, de ser acosada por Zeus y envidiada por Eris y Afrodita. Pero esta historia está lejos de ser un romance. Durante largo tiempo, observarla era mi más profundo secreto, torturado por tenerla tan cerca y no poder poseerla, mis días y noches transcurrían en vela, la comida ya no me parecía apetitosa, y todo aquello que no fuera ella había perdido luz y belleza. Estaba en un estado nervioso, al borde de la locura, y aun así ahora me parece que todo lo que pasó no carece de cordura. Lo primero que sucedió fue el comenzar gradualmente a recibir menos visitas. Para mí eso era tan sólo un alivio, porque vivía con el miedo constante que algún día abriera la puerta a alguno de ellos y yo perdiera toda esperanza. Pero aquella mujer cambiaba poco a poco bajo mi atenta mirada, tan despacio que para mí, acostumbrado a observarla todo el tiempo, pasaba inadvertido. Su cabello, antes sedoso y brillante, ahora aparecía gris, seco y quebradizo y su cuerpo de venus lucía fofo y desnutrido. Pero su vitalidad no había cedido ni un ápice. No se veía enferma, y continuaba escribiendo con la misma pasión que siempre, incluso un poco más. Había noches que pasaba en vela frente al papel y a veces el sudor le perlaba la piel apergaminada. Pero sus ojos se conservaban igual de hermosos, el universo entero bailaba 6


en ellos cuando las velas reflectaban su luz en la húmeda superficie. Con escalofrío recuerdo la noche en la que dejé de ver esos ojos. Había regresado temprano del trabajo a causa de la lluvia, así que dediqué la tarde a tomar mi puesto en la ventana de la cocina, y aquella ninfa apagada, escribía cerca de su propia ventana, estaba inclinada en el escritorio que frecuentemente usaba, dándole la espalda a mi catalejo, y temblaba ligeramente por el viento que se colaba. Pasadas unas horas logré verla. Se levantó a cambiar de pluma, y al regresar, se sentó de frente a mí, y tal vez en fútil despedida, me miró a los ojos. Fue tan sólo un breve instante en el que logré posarme en la aurora boreal de su mirada, y quiero pensar que ella sabía que la observaba. Siguió con su trabajo, y poco a poco fui distinguiendo las lágrimas bajar por sus mejillas, líquidas y brillantes, como diamantes caían una por una, y jamás contemplé espectáculo más sublime, pero mi corazón se heló al darme cuenta que no eran lágrimas lo que lloraba, sino sus ojos, escurriéndose gota a gota de sus cuencas. Ante el aterrado y desequilibrado muchacho que era, mi amada dejó caer su belleza en las hojas de papel que con tanto empeño trabajaba. Se derritió hasta volverse polvo y desapareció ante mí siempre constante mirada. Han pasado muchas estaciones desde que hui de aquel edificio, lejos de ese departamento, lejos de todas las hojas que se la llevaron. Y durante todo este tiempo he reunido valor, y hoy al fin lo he conseguido. He regresado a ese lugar abandonado y he forzado la cerradura. Hoy al fin he leído lo que ella escribía, y ahora todo está claro para mí. La belleza de aquella mujer se fundió con esas hojas, dando origen a lo más sublime en lo que he llegado a posar mis ojos. Ningún humano está listo para conocerlo. He tomado responsabilidad y lo he quemado. Y ahora escribo esto en una de sus hojas, una de las hojas que la absorbieron. Al terminar de redactar me colgaré de las vigas de éste lugar, puesto que he visto lo más bello en el universo. Después de ello, nada tiene sentido. Ni siquiera la vida misma. He de reunirme con mi amada, y ahora que ambos tenemos conocimiento del mismo grado de belleza, al fin podremos estar juntos.

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La muchacha nadie Jorge Villata Ribbeck —¡Norma…Norma…Normaaaa! —¿Dónde está? —No está —respondió Paco con gesto de malicia. —¿y su cuarto? —pregunto loco—, señalando con aire de señor la puerta marrón despintado de su espacio, de su hogar, o solo su cuarto, donde recostaba cada noche la adolescente sus recuerdos, con una tranquilidad satisfecha. La casa estaba sola, deliciosamente sola y las cosas de la muchacha tan sólo cruzando la puerta. Ese paso como pasando la vida de un lugar a otro, para distraer a la necesidad. Porque el frio del pasado, hincando al caminar con ella no cruzaría nunca más esa puerta, y Norma resistiría tranquila y con gesto de tibieza esos sus nuevos pasos, con el vientre lleno; y la comida saboreada como una tardecita de sol en el pueblo, y el sonido del frio en la cabeza, que tanto punzo sus pasos, en las frazadas raídas o el sabor del té sin azúcar, y esperanzas como esas frazadas que se rompieron con la pobreza. Una nueva ciudad, un cuarto que la abrazaba con ternura de niño de lunes a sábado. Paco y su amigo tuvieron apenas que empujar con mirada de dueños la puerta sin seguro del lugar. Revisaron sus cajones con morbo entendido, hasta encontrar por fin, la ropa interior de la chica. Tocaron, manosearon, lamieron, miraron, y se obsesionaron con el olor de ese pueblo miserable, hasta mojar en señal de victoria, o de pisada importante sobre los pasos de Norma, cubriéndose del frio limeño, de ese sábado; en los pasos raídos como las frazadas del pueblo. Yo imaginaba por momentos la risa cómplice de la muchacha; en todo caso la ropa podría ser lavada, y ella con las manos jabonosas entendería… total, Lima es Lima, la primaveral, la única que escondía el camino hacia el mundo real, como un látigo sordo, como un grito donde todos gritan. Y nadie, escucha sobre criaturas limpias que caminaban buscando cielos con los pies descalzos en el barro, y la mirada perdida como dos pedazos de crepúsculo; intentando arrancarle al cielo vacío del hambre, la sonrisa y la esperanza… Norma seguía caminando. Sus zapatos color melón, sus piernas bien formadas, los ojos grandes, los senos atrevidos y el pañuelo que llevaba a la nariz cada cierto tiempo. En sus pasos suaves adornaba los recuerdos: el pueblo, edificado sobre la tierra pura que la abrazó al crecer. Le volvían a la mente la figura de su padre y sus palabras amorosas como una petición que no le dejaría mirar hacia atrás —En Lima valdrás por tu trabajo, si trabajas duro serás una persona de Bien. 8


Le había dicho su padre- acariciando la trenza despeinada de Norma… en momentos de pena e ilusión recordaba a Juan Paúcar. —No te sientas triste —le dijo calmado el muchacho—.Yo sé que algún día el cielo se cansara de mojarnos el rostro y se acabarán las palabras; ese día nos volveremos a encontrar. El arcoíris pegado como un sticker de luz en la memoria, ya no volverá y el viento helado del pueblo, y todo. Juan, su padre, las hojas de coca hinchando sus cachetes, su familia; todo lo que se fue, bajo la ilusión de poder aplacar la necesidad. Loco y Paco se reían celebrando su hazaña mojada en ese último rincón donde dormía, soñaba y descansaba de sus labores: la nada. Porque siempre seria como la nada mientras sonara Pantera y Metallica en el equipo Sony que acompañaba la diversión. —¿Y Normita vuelve hoy o no? —le pregunto loco a paco—. Las risas escapaban y paco no supo que contestar. —¿Cuál crees que será su reacción cuando encuentre sus calzones y sostenes embarrados de semen? —No lo sé —dijo loco con quizá algún sentimiento de culpa—. Pero olvídate, cambia de cara, ya lo hicimos y punto, además ambos sabemos que a ellas les encanta que las mojen bien. No creo que sea tan malo. —¡No seas zonzo! Ponte a pensar, seguro que en su pueblo no tenía ni cama, que más quiere…destaparon una cuzqueña helada y bebieron. El cuarto de Norma permanecía cerrado sin pestillo y su ropa manchada de esperma, que haría daño como el frio, como si hubiese pasado la vida escondida en él. Y entonces Norma secuestrada por la ilusión de una vida nueva, donde salir adelante como hiriendo a la niebla sería la única premisa de su camino, hasta ser una más, como ellas, aunque correría perdida en el vuelo del encanto y riendo en piruetas para al fin abrazar Lima y en la conspiración de un beso a la ciudad, ser una citadina sin malicia. Un espejo donde se reflejaban los cuerpos conformes de una ciudad que no le daba la bienvenida. Pero ella caminó, caminó, y siguió caminando hasta entrar a un boquerón de gente apurada y miradas sin rumbo fijo, como las niñas mendigas de un sol que no sale siempre, y vaga sin forma, perdido en la luz oscura de los cerros, y los ríos, mojando los cuerpecitos pequeños de los niños chaposos y rotosos. Un pensamiento sacudió el cuerpo de Norma, una bienvenida a los pasos sedados, un pensamiento, un recuerdo… Juan Paucar. Distraía su mente pensando en su espalda fuerte, en sus brazos, en el muchacho acostumbrado al trabajo de la chacra chacchando coca y con los ojos perdidos en el paisaje del pueblo. Algo más aturdía la tranquilidad de la muchacha. Estaba sola como cuando no podía ver las estrellas, en una noche donde no sabía si la oscuridad del cielo limeño también le pertenecía. 9


Cielo de todos, sin hambre pasaba la gente; Norma debería regresar al cuarto maloliente, el que ahora sería su único hogar, para dormir, para soñar, para saber que no pertenecía a ese mundo. La chica caminó por la calle Unánue, y en su habitación, luego de un baño quiso cambiarse de ropa, y al sentir el esperma revolcado quiso estallar, pero el frío punzante del pueblo la perseguía a todos lados, como haciéndole recordar que no era nadie.

Jorge Villata Ribbeck, Lima, Peru,1979. (Poeta, cuentista, músico en formación y novelista) Publicó fragmentos de su primer libro en la revista nacional e internacional de literatura “Olandina”.Participó en repetidas ocasiones en los recitales poéticos: “Poesía en el puerto”, “Sentimientos en voz alta” (Biblioteca Nacional de Lima), “Poesía en el parque”,(auspiciado por la municipalidad de Miraflores). Colaboró con las revistas internacionales: “Resonancias” (Francia), “Almiar” (España), Revista “Ariadna” (España); antologado en:” POETAS DEL SIGLO XXI, ANTOLOGIA DE POESÍA MUNDIAL” (EDITOR FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ).

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La Sed del Mar Edel Zavala Regalado Él apretó tan fuerte sus dientes, por la mordida del cocodrilo. Los labios secos de los que jugaban en la playa con sed, al fondo voraz del mar, pedían se le acercara a sus pies. Y las tres cobas se abrían y cerraban y en sus gargantas engullían sal, "saboreando" el bacanal del pantano fluyendo al hilo azulino del Océano Pacífico. Mientras sobre el vaho marino se gritaba, se clamaba, y se reía. La marea corría y retraía en su inmensidad la sed de sus huéspedes.

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Piso número seis Cinthia Citlali Gaspar Ruiz Facultad de Letras (UMSNH)

I

Mark suspiró por tercera vez en el día. Eran las diez de la mañana y estaba trabajando en su próxima escultura; nada más que, para variar, tenía una racha de falta de inspiración. El joven talento de veinticuatro años sabía que le sobraba energía, pero no sabía cómo dirigirla… y eso le causaba una tremenda jaqueca. De repente sonó el teléfono: —Bueno —contestó Mark—. Ah, eres tú, Ceci. —Claro, quién más —respondió la aludida—. Dime, ¿qué haces? —¿Qué hago? —añadió mientras bostezaba—. Admiro los rayos del sol desde mi ventana. —Mira qué respuesta tan sabia de tu parte. Yo creí que ya andabas jugando al escultor y estabas lleno de polvo hasta las orejas. — No, ¿cómo crees? —Mark se mordió la lengua—. Recuerda que tengo que trabajar en la tarde y no me conviene ensuciarme cuando me bañé anoche. — Ay, sí: “No me conviene ensuciarme cuando me bañé anoche” —arremedó Ceci—. De seguro que tu mamá aún te manda a bañarte, ¿o no es así? —Que viva con mis padres no significa que dependa de ellos. Además, cada vez que me llamas es porque ocupas algo. Dime qué quieres. —Estaba pensando… ¡Oh, espera! —la chica exclamó inesperadamente—. Pienso que sería fantástico que desayunáramos y de pasada, me acompañaras a buscar un vestido… —¿Y cómo a qué hora piensas que desayunemos? —preguntó el joven con cautela—. Considera que todavía no termino de calificar exámenes y mis adorados alumnos esperan ansiosos su resultado. —Yo diría que como a eso de las doce. —¡Eso ya es almuerzo! —¿Y qué? Apuesto que te mueres de ganas por verme probándome el vestido… —Ceci. No soy tu novio como para apasionarme por ver tu figura o alguna de tus amigas para envidiar tu cuerpo; mucho menos entraré al probador para ver cómo te cambias. —¡Eres un aguafiestas pervertido! Una te invita y sales con excusas. Por eso nunca has tenido novia. — Está bien, no es para tanto. Ya caerá alguien. No hay prisa. —Yo digo que sí hay prisa… Ser tan guapo y no tener novia es un desperdicio. —Déjame meditarlo... ¡Ya sé! ¡Seguramente caerían rendidas con admirar mis ojos verde vómito! —¡Mark, eso es aqueroso! ¡Hasta acá me llegó la imagen! Olvida lo del desayuno. Hablamos después. —¡Qué gente!— expresó el escultor al momento de colgar. Marcos Salgado, conocido por la mayoría como Mark, se consideraba un tipo promedio: provenía de una familia de clase media, era el segundo hijo de tres, calificaciones regulares durante su estancia en la escuela y ahora se 12


encontraba trabajando como maestro de literatura en una preparatoria pública. Si acaso sobresalía su cabello castaño, que más de alguno lo veía rojizo bajo el sol, sus profundos ojos color aceituna y su piel blanca amarillenta. Desde la secundaria, Mark observó que varias amigas le decían que les gustaba su color de cabello. Conforme completó su crecimiento, le fueron añadiendo más características —como que les encantaba su <<voz varonil>> o que su metro ochenta era la estatura adecuada para un hombre—, de tal manera que el joven se quedó pensando en los comentarios. Después de meditarlo, se dio cuenta de que no prestaba atención a los cánones de belleza humana; no porque estuviera en contra del mundo, sino porque no se había detenido a contemplarlos, a analizarlos. Para él era más sencillo catalogar que cuadro le parecía más hermoso que mencionar cuál compañera de salón le parecía más guapa; sólo atinaba a resaltar los rasgos de conducta que le atraían de la chica en cuestión. En una de estas ocasiones fue que conoció a Cecilia Jiménez, la <<señorita arquitectura>> de su universidad. Cecilia Jiménez, a diferencia de Mark, sí era consciente de su belleza —cabello negro, ojos aguamarina, piel blanca como la leche— y trataba de sacarle el máximo potencial. Si bien no cumplía con el prototipo 90-60-90, las proporciones de su cuerpo eran agradables para el público masculino; aunado a lo anterior, su estatura de uno setenta le daba oportunidad de trabajar ocasionalmente como modelo. Cecilia consideraba atractivo físicamente a Mark… pero también le resultaba atractivo su lado artístico inclinado al dibujo y a la escultura. Por esa razón se acercó de inmediato en cuanto el chico la miró; ella fue la que pidió que le dijera Ceci y no Cecilia, bajo el pretexto de <<entrar en confianza>>, con el fin de asegurarlo lentamente a su lado.

II

El reloj de pared marcó las dos de la tarde. Mark tomó un vaso de agua y salió de la cocina. Disponía de media hora para cambiarse e ir a trabajar. Era viernes, el último día de labores en la semana, al igual que el día en que recibiría la confirmación, por parte del comité, para la muestra de arte en la que participaría. Dos y media. Mark bajó de su cuarto vestido con una playera polo negra, un pantalón de mezclilla azul y unas botas color miel. Revisó su mochila en busca de los exámenes que terminó de calificar un par de horas antes. Todo en orden. A lo lejos, su madre lo llamaba para desearle buena suerte e invitarlo por una taza de chocolate en cuanto regresara de la preparatoria. Hacía viento. El joven pedaleaba su bicicleta mientras disfrutó la danza de hojas que se formaba a su alrededor. Recordó que algunos de sus amigos tenían asegurado un lugar en el bufette del licenciado Padilla, el abogado más renombrado de la ciudad, aunque apenas contaban con vacaciones. Cuando terminó Derecho, varios maestros le aconsejaron pedir empleo en ese bufette; sólo que al darse cuenta del tiempo que invertiría en aquel sitio, se desanimó al instante. Por nada del mundo renunciaría al espacio que le dedicaba a sus esculturas o al dibujo y, mucho menos, a la oportunidad de disfrutar los amaneceres o de sentir la lluvia, porque de esos momentos emanaba la fuente de su inspiración. Dejar al abandono esos fragmentos de dicha lo condenaba al fracaso. Llegó a la preparatoria. Aparcó la bicicleta. Fue a la dirección a firmar; finalmente, se dirigió al salón de clase. A pesar de que no lo pensó durante el trayecto, el ofrecimiento de dar clases en esa escuela le salvó la <<vida>>. Aunque viviera con sus padres, tener una fuente de ingresos le permitía no ser dependiente de ellos y colaborar con los gastos 13


de la casa; a esto habría que sumarle el beneficio de obtener una plaza tras una serie de interinatos, aseguramiento médico, tres períodos vacacionales al año, etc. Quizá podría ganar más en el bufette, pero prefería tener menos dinero con tal de tener más tiempo. Una cuestión indiscutible. La sesión transcurrió amenamente. Entregó los exámenes, explicó las dudas. Dejó salir a los alumnos diez minutos antes porque tenía que reunirse con los demás profesores en punto de las cuatro. Entró a la sala de maestros. Olía a café y a chisme. Consciente del alboroto, decidió ir a la mesa por un café para sentarse lo más alejado del ruido. Oía cuchicheos por todas partes: ”¿Ya viste quién vendrá? ¡De seguro compró su puesto!”. “Yo creo que hay gente con más experiencia entre nosotros...”. El silenció reinó cuando el director saludó a los presentes. Atrás de él venía una joven trigueña con un traje sastre color blanco. Mark la escaneó de pies a cabeza. Le resultó agradable. A su parecer, la chica tenía un aire austero; se trataba de una mujer elegante pero sencilla. Luego, reflexionó sobre esa impresión, considerando que si hubiera más congéneres como ella, seguramente les pondría más atención. — Buenas tardes —agregó el director—. Los he reunido para presentarles a Sandra Medina. A partir de este momento cubrirá a la maestra Carmen que, como ya saben, está incapacitada. Espero que hagan placentera su estadía. — Así que se llama Sandra… — afirmó para sí el joven.

III

Seis meses pasaron. Los horarios de Sandra apenas coincidían con los de Mark; sin embargo, éste se las ingeniaba para coincidir con ella durante los cambios de hora. Poco a poco se ganó su confianza, de tal forma que la trigueña lo invitaba a su casa para platicar. La primera vez que el escultor la acompañó a su departamento, se sorprendió. Se trataba de un módulo habitacional de seis pisos. Desde niño conocía su temor por las alturas, situación que trató de disimular en la medida de lo posible. —¿En qué piso vives? —preguntó Mark. — En el seis —contestó Sandra—. Verás que te encantará ver la puesta del sol desde ahí. Por fortuna para él, usaron el elevador. Al arribar a su destino, Sandra caminó rápidamente hasta la puerta marcada con el 605. Abrió la puerta y ambos entraron. —Ponte cómodo. Prepararé algo de té. Mark se acomodó en un sillón. El decorado del departamento era blanco. Al frente de la puerta, había una ventana grande. Tal y como lo mencionó Sandra, el atardecer se podía apreciar desde allí; y no sólo eso, ¡se podía tomar una panorámica de la ciudad! —¡Qué maravilla! ¡Esto es una belleza!— expresó el escultor — Lo sé, Mark— comentó Sandra, quien ya venía con las tazas de té—. Lástima que varios no lo disfrutan. — ¿Tan rápido? Espero que el té sepa bien — Aseguro que lo está. Tú tranquilo. — Excelente. Tenías razón, Sandra: la puesta de sol es fantástica. 14


— ¿La puesta o verla desde la ventana? —cuestionó la aludida. —Las dos cosas… — ¿Y verla con compañía? — Aún es mucho mejor.

IV

Cecilia marcó el celular de Mark por décima vez. Las nueve anteriores había oído la frase de “El número que usted marcó no está disponible”. Comenzaba a desesperarse. Hace tiempo, éste le dijo sobre su nueva compañera de trabajo… una tal Sandra Medina, si recordaba bien. Le hirvió la sangre. Escuchar que el escultor mostraba interés por otra mujer le parecía injusto. Es más: injusto le parecía injusto, ¡era más que eso! De un momento a otro, los años que estuvo buscándolo se fueron al bote de la basura en sólo quince minutos. Corriendo los meses se percató de que el interés iba en aumento. En una ocasión pudo saludar de frente a su rival de amores. Era linda, no lo negó. Piel trigueña, ojos café claro, cabello castaño oscuro y su silueta se torneaba gracias a la blusa azul claro y al pantalón negro que vestía. No era cualquier chica, se trataba de una digna competidora. A eso le sumaba las charlas filosóficas que sostenía el escultor con la trigueña ¡Un dolor de cabeza adicional! Cecilia pasó de la desesperación al miedo. Sabiendo el carácter y la personalidad de Mark, concluyó que estaba atraído por Sandra. La sensación se reforzó cuando el primero le confesó que compartía pasatiempos y visiones similares de la vida con la segunda, además de que le parecía muy linda; linda en todos los sentidos, ¡tan linda que no pudo evitar hacer una escultura inspirada en ella! Ocho de la noche. Suena el teléfono. Cecilia oye la voz que estaba esperando: —Hola, Ceci. Disculpa que no te haya contestado. Tenía algunos pendientes por resolver. —No te preocupes, Mark. Hablaba para saludarte. —Gracias por acordarte de mí —Ceci escuchó la risa de Mark—. Por cierto, ¿estás libre esta noche? —Claro. Ya sabes que yo siempre estoy disponible... —Excelente. Paso por ti en media hora. —¿Para qué? —preguntó Ceci —Para que veas la exposición sobre el desarrollo histórico de la belleza que hay en el museo de arte y para presumirte mis esculturas que forman parte de la galería. —¡Qué presumido me saliste! —Se me pegó de tu persona. —Échame la culpa, ya sabes. —Está bien. Nada más quería compartir este momento con las tres mujeres más importantes de mi vida. —¿Tres mujeres? ¿A quién le pones el cuerno? — No seas tonta, Ceci. Me refiero a mi mamá; a ti, mi mejor amiga, y a Sandra, mi futura novia. <<Game over>>. La suerte ya estaba echada. 15


Tres beldades infantiles Abraham Martínez González Psicoanalista y profesor

La tarjeta Llega un niño a la tienda de regalos, la mujer que atiende en el lugar, de inmediato al ver entrar a un posible cliente deja a su bebé en la mecedora y el llanto no se hace esperar. —¿Tiene tarjetas de día de las madres para papás? —pregunta el niño, levantando la voz ante el estruendo del bebé. La vendedora le contesta que no existen ese tipo de tarjetas, pero de cualquier manera le muestra algunas sobre el día de las Madres, dejándolas en el mostrador. El niño se queda mirando el piso, luego ve las tarjetas y mueve la cabeza mirando de reojo al bebé que llora. La mujer después de pensárselo un momento le comunica una idea: —Puedes darle una tarjeta en un sobre cerrado que diga, no abrirse hasta el día del padre —dice un tanto desesperada la mujer, y con una sonrisa falsa. El niño mira para todos lados, se nota que no está convencido. Entre tanto, la mujer regresa a mecer al bebé y trata de tranquilizarlo, empresa que resulta inútil. Al regresar la mujer al mostrador, ha desaparecido el niño. En su lugar a dejado un billete encima de una tarjeta abierta que tiene inscrito lo siguiente: “Extrañándote mucho este día, mamá”.

Deudas La madre logró sacar a su hijo del infierno, ahora el infierno está en la Tierra reclamando al niño.

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El Niño Araña Nadie quería jugar con él, algunos lo conocían como el Niño Araña, porque portaba una bolsa de pan en la cabeza con rayas que semejaban telarañas. El Niño Araña trepaba, se lanzaba, se acercaba a los otros niños pero nada, todos le rehuían. Un día, ya para anochecer con el parque repleto de gente, se escuchó una melodía que cantó el niño; revolvía las tripas. Entonces con mucha prisa, padres e hijos salieron del parque. El Niño Araña supo que la soledad ya era suficiente, tomó una cuerda que encontró tirada y caminó con ella rumbo al columpio. El niño observaba a través de los pequeños orificios de su máscara, cómo sus pequeñas manos no lograban hacer el nudo. Se asomó la luna al tiempo que él contemplaba su destino. Una vez que logró aferrar el nudo y sintió el rigor de la cuerda, se lanzó al vacío. Y ahí oscilaba, en medio del parque y de la noche, un niño solitario colgado de su brazo, sonriéndole al columpio y a la luna por ser sus únicos compañeros, mientras seguía jugando a ser el Hombre Araña.

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El jardín de zarzamoras Edel Zavala Regalado El otoño se ensaña en las hojas de los árboles: crispándolas, amarilleándolas, sacándoles el purpura y el rojo. Tomé el mango de la azada cavando un hoyo y en el vertí la liana seca. Recuerdo la temporada enredado juntos a los dos pies, enredado cada vez más en una hidra verde. Con chocolate caliente en la taza de barro de casa. Supe que a su vaho y vapor aguardarían a mí cuerpo, al vano y vehemente placer congelante de la zarza. Y salí al anochecer de la luna, y los aleteos estaban allí, bajo la luna, escondidos en la oscuridad, y las zarpas de zarzamora cortaban, asustaban con su dentadura de diablo, adornaban el suplicio de siempre y también deliciosa su fruto se enrojecía a la luna. Y extendí la mano al arbusto aciago y solo. Y aleteaban aun en la oscuridad por la zarza deliciosa a la luna, gigante volé entre ellos con mis dedos.

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Estaciones de la tierra Alan Joel Ramírez Y pasaran todas las estaciones, empezando por la primavera y acabando por ella.

Entonces un camino profundo se abrirá, para regresar a la casa de los abuelos.

Al centro de la tierra, donde nuestra condición humana es una suerte de experimento que alguien hizo, para ver si el alma humana pudiese habitar este mundo.

Con el abrazador desierto y la congelada madre Rusia, despertando tras una década, en tu mansión, para darte cuenta que estabas muerto hasta ahora, y al salir la luna experimentaras de nuevo, la vida bajo la luz, como si vivieras un renacido “deja vu”.

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Águilas reales Alan Joel Ramírez El águila imponente en los cielos, rey del viento con su destreza.

Ve a lo lejos la parvada, que con ligereza suben la montaña.

Hogar de águilas y nidos blanquecinos, y se acerca una ave con majestuosa belleza, ojos celestes que reflejan la inmensidad del mar.

Retorna el rey a casa y los polluelos lloran tumultuosamente, el soberano alarmado no sabe qué hacer.

Regresando a casa la reina, con cuidado da paz al nido, el tesón de ella da vida, tranquilidad y amor a los demás.

Entonces la gran ave retorna a su camino, por senderos colindantes a campos de vinos.

Buscando el paraíso vuelan con templanza sobre precipicios, para llegar tras desvelos, a los campos elíseos.

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al diablo las canciones exóticas los libros vanguardistas las charlas sobre estética los amigos tragahojas al diablo Tartini Rambó, Homero y las Elenas

me quedo con mi caguama y este amor de celofán cambió la guerra, Troya me quedo en Ítaca a descoser la capa invisible del rey a escuchar a Gloria Trevi y es que a mí no se me da eso de andar en reversa

ya lo dijo Bodeler

hoy mi talón de Aquiles está en los güevos

Nada nuevo: el posmodernismo es una prehistoria redescubierta. Llevamos miles de años reconstruyendo ruinas, puliendo piedras, yendo al wáter y hablando una lengua incomprensible. Era necesario decirlo, que los antropólogos supieran que su trabajo es una estafa y que los filósofos se enteren de la razón de su estreñimiento por las mañanas. La poesía, afortunadamente, ni se inmuta por esto: Siempre ha sido irrelevante y seguirá tirando nuestros edificios y escondiéndonos el papel higiénico hasta que aprendamos a hablar como hombres y no como rocas pulidas que esperan resucitar de los escombros del silencio.

José Agustín Solórzano (1987). Ha publicado los libros de poesía Monomanía del autómata (FETA, 2014), Ni las flores del mal ni las flores del bien (Secum, 2015), Alguien ha salido a buscarme (Diablura, 2012) y Versos, moscas y poetas (Secum, 2009). También es autor de la novela Rompecabezas (FOEM, 2015). 22


Mi condena Gisela Valencia Retumban los soles bajo unos anchos parpados, emanan todo este universo que no quiero traspasar. Te he visto bajo la tarde misma que coincide entre nosotros, llevas sobre el pecho todo el limbo donde me quiero purgar, donde me flagelan tus mercurios hinchados de hielo; ardiendo en la fibras sensibles del sombrío lenguaje. Y volver a empezar donde sea tacto de fuego y ruegos de un poco más. Hundirme en esa penuria que para mí no es tan grave pesar. Lo bello de una condena eterna donde sucumbe al martirio, Mi balbuceo húmedo bajo tu piel cósmica, entre tus glándulas de mar.

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Suspiros cortados Gisela Valencia Caricias inocentes con curioso respeto, sólo sonrisas y tímidos rostros donde no hervían besos morenos. Sentía yo palpable el cielo, intocables ojos dormidos. Les alejaba las toscas manos por no lastimar el par de oscuros luceros, sentía yo que invadía su manto de porcelana. Al miedo en mis venas sentí que la desbarataba; hubo suspiros acosados, una cobardía abatiendo el impulso sin placer ni cariño me atrapó el silencio en el espacio. Impotente la intención quise maniatar la fatalidad del pretérito. Con suave temblor, con palpitar azorado Sobre la aflorada piel le coloqué mi torpe deseo, tomando licencia Y en sus labios color de arena rondando rumiante sus ansias.

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Monarca Luis Ángel I Hoy el frio puede ser viento que puede ser ala o escala para caerse. Caerse de cuerpo abierto, de ojos cerrados. Caer que caer no siempre requiere de altura y vértigo, pero visión y obstáculo: panorama verde que huele a muerte y vida. Caery sentir que todo vibra, se llena de aire hasta el impacto de la punta del árbol. II Un ala en el camino, de ángel, de mariposa, de sueño de vida, de historia de viaje. Travesía de cuerpo perdido, metamorfosis de trascendencia. III ¿Qué es? Es borrón cansado, trazo alegre: hoja que baila al ritmo del aleteo. Allá arriba el milagro vive con superioridad se altura y vuelo. Es el velorio de Dios cada que se da el paso en pos de las nuevas torres y los viejos cementerios. IV A la altura de las nubes lo correcto es guardar silencio. Hay inmortalidad en el aire; quiero pensar que Dios vuela con el impulso que fue uno de mis suspiros. 25


V Para los purépechas las mariposas simbolizan el regreso de los muertos. Hoy me sorprendo ante el rompecabezas del cielo y del círculo de la vida. Monarca. (Los reyes vuelven) Nos miran desde el umbral de la eternidad, y nos esperan en el punto de retorno. VI Se van poniendo blancas, pálidas, no sé si tristes. Es hora de volver, pero ya habíamos vuelto, en realidad volvemos a irnos y, pero la luz me traspasa, y me siento rama en la tierra, Nueva planta, piedra arenosa, cobijo de gotas. No mueren en el aire, nacen. Cuando cae el cadáver trae consigo la victoria de la eternidad.

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Plaga Claudia Torres F. Acertijo, te me revelas cuando aún no he resuelto el anterior, se acumulan las dudas formando una sombra de interrogantes. En donde la única luz es la suposición y la única certeza la incertidumbre.

La improvisación sale a escena con vestuario de valentía; La dirige la muerte y la produce la vida. Canta, baila, sonríe y actúa como si nunca fuese a desaparecer…

Menuda sorpresa sentir existimos: creer en el amor. La terrible vacuidad de pensamientos nos convierte en una apéndice del miedo, en un remedo de dioses y una copia de barata de animales.

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Una eternidad Edgar Ruiz Eres lo innegable, reencarnada divinidad, un cielo escondido . Eres el anhelo, la adicciĂłn de mis manos, la sed de mis ojos.

Eres las ganas que tengo de ti, eres tu cuerpo en mi cama, eres tus piernas rodeando mi torso. Eres labios durazno, eres piel de manzana

Eres luna creciente araĂąando mi espalda. Eres un momento, una eternidad.

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Ventanas quebradas Rodrigo Verdugo Licenciado en literatura Universidad Andres Bello, Chile.

Cambiaron la ubicación de las cosas sabían demasiado de una música de tierra para el viaje enemigo. El aura del mar levantándose, dejando atrás nuestros terribles ejes, la forma de mirarnos a los ojos, la forma de mirar a las piedras. Sabían demasiado bien como unirse, por eso recibieron el revés de las cosas y se empezó gota por gota, nombre por nombre mientras el mito se deshojaba a nuestros pies. Sabían demasiado bien y no esperaron retratar a sus muertos, les bastó que el revés del mundo se levantara contra los árboles y las aguas, contra las cosas y las vidas, contra cualquier herida que no tuviese un arrojo de estrella. Lo sabían demasiado bien, apareando a las sílfides contaminadas, saldando algo con ellas, poniendo plumas quemadas dentro de las almohadas, reanudando las capturas para que así llegaran y se ubicaran gota por gota, nombre por nombre; como antes cuando las cosas no limitaban con los hombres sino que el tiempo limitaba con la piedra, limitaba con la luz, y piedra y sangre por igual buscaban legitimar el rayo; mientras la belleza ahuecaba los mares, y al final Dios estaba esperándonos con un ramo de accidentes en las manos.

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Encrucijada รณleo sobre tela 120 x 120 cm 2013 Por: Rafael Flores Correa

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Óleo sobre fibracel 120 x 43 cm 2016 Por: Rafael Flores Correa 33


Óleo sobre tela 100 x 80 cm 2015 Por: Rafael Flores Correa

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Óleo sobre tela 140 x 110 cm 2015 Por: Rafael Flores Correa

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Ă“leo sobre tela estampada 80 x 60 cm 2014 Por: Rafael Flores Correa

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Ă“leo sobre tela estampada 80 x 69 cm 2014 Por: Rafael Flores Correa

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Tinta sobre papel 65 x 45 cm 2014 Por: Rafael Flores Correa 38


Anhelo-Luz María Rodríguez

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Óleo sobre tela 90 x 90 cm 2014 Por: Rafael Flores Correa 40



Alberto Bautista

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Sobre filosofía de la belleza José Álvarez Ortiz Estudiante Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación Cuanto mayor es la belleza, Más profunda la mancha. Georges Bataille La filosofía siempre ha buscado la verdad y esa verdad no se da aparte de la belleza. Este artículo tiene como finalidad indagar sobre qué es la belleza y su relación con la verdad, esto para contribuir a la reflexión y para que el ser humano postmoderno encuentre en la filosofía de la belleza un elemento para su crecimiento integral. En este tiempo postmoderno pareciera que lo único importante es el tener bienes materiales y que eso es todo en la vida, los jóvenes piensan que lo único que da sentido a la vida es el poseer, pero la filosofía nos enseña que eso es sólo una dimensión del hombre, hay más dimensiones que en este tiempo están descuidadas en todos los ambientes. En cada apartado de este artículo, iremos analizando lo que se advierte, pero dándole una aplicación para nuestro tiempo, para que el hombre descubra la importancia que tiene la belleza, que traspasa los límites de la filosofía, pues está en el mismo hombre como una inclinación natural que le va a dar sentido, esperanza y lo llevará a la libertad y al cambio de su circunstancia. Por eso es necesario conocer esta parte de la filosofía, la belleza. Si se reflexiona sobre ella, se volverá a encauzar el pensamiento del hombre y podremos resolver problemas en nuestra sociedad tan falta de sentido y tan cargada de apatía. Bello Categoría estética; en ella encuentran su reflejo y valoración, los fenómenos de la realidad y las obras de arte que proporcionan al hombre un sentimiento de placer estético, que traducen en forma objetivo-sensorial la libertad y la plenitud de las fuerzas creadoras y cognoscitivas del hombre, sus aptitudes, en todas las esferas de la vida pública: trabajo, actividad político-social y vida espiritual. Lo bello para ser apreciado debe ser sentido, la estética es la ciencia de lo bello. La estética tiene dos problemas: lo bello y el arte. La teoría de lo bello se dedica a estudiar lo bello en sí mismo y el arte se dedica a la creación de lo bello o de las formas bellas. Al parecer esta parte de la filosofía no se estudia porque parece inútil y no es así, pues vemos como el avance científico del mundo moderno ha fracasado en canalizar y dar respuesta a las necesidades innatas del ser humano, tales como buscar la belleza, el amor, la amistad, el bienestar, el conocimiento, el porvenir, etc. El hombre por naturaleza, tiende a la belleza y hay grandes filósofos que lo han estudiado como son: Santo Tomás, este nos enseña que lo bello es lo que es conocido y agrada. Kant en su Crítica del juicio (1790) dice que lo bello es esencialmente desinteresado. El placer de lo bello es superior y distinto de las sensaciones agradables que experimentan los sentidos.

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Lo bello o la belleza, provoca efectos en el hombre, de aquí que la escuela, las instituciones públicas y privadas no deben desechar este potencial, pues es un camino para poder encauzar a las jóvenes generaciones que no encuentran sentido y esperanza. Esa inclinación del hombre a la belleza es innata, no es posible que el hombre la controle, pero sí se le puede dar un cauce hacia un rumbo bueno, lo interesante es saber cómo. Pienso que un camino muy seguro para poder encausar esa inclinación a la belleza y que puede ayudar a mejorar nuestra sociedad, es en la educación. Esta no puede renunciar a educar en la belleza, pues cada vez más se extiende la cultura de lo feo, la cultura de la violencia y el horror. El hombre en lo bello encuentra unidad, que no es uniformidad, encuentra orden y armonía que lo conduce a una vida noble, plena, libre y rica de ideal. Bien sabía Kant lo que decía cuando afirmo: «Bello es lo que satisface el libre juego de la imaginación sin estar en desacuerdo con las leyes del entendimiento» 1. Educar al hombre es llevarlo a la cultura general, hacerlo hombre culto, llevarlo a la bondad y a belleza, es decir que llegue a formarse como hombre virtuoso. El hombre virtuoso es el que cumple la ley, es obediente a la ley, puesto que por medio de ellas el individuo ha sido engendrado y ha vivido y crecido bajo su protección. Educar en la belleza es hacer que el hombre vuelva a ser contemplativo de la naturaleza, es hacerlo que aprenda hablar con propiedad, esa es la mayor prueba de una buena inteligencia y de que ha sido educado en esa belleza. Belleza es plenitud de vida plasmada en forma, es manifestación sensible de lo ideal, forma pletórica de expresión, ser sin suciedad. Al filósofo, al maestro, al sacerdote, al pastor, al gobernante, a cualquier persona que trabaja con personas debe despertársele el gusto por la belleza. Pues ahí se encuentra la respuesta a muchos de los grandes interrogantes del hombre porque la belleza es la plenitud ideo-existencial vertida esplendorosamente en formas selecta y cautivante. La belleza atrae al hombre irresistiblemente, resplandeciendo por doquier, la belleza –esta belleza terrena que no es más que el pálido reflejo de la belleza increada- que nos conmueve y nos eleva hasta lo más grande de lo que el hombre pude recibir. Fundamento de la filosofía de la belleza La belleza es un aspecto de la realidad, la inteligencia percibe la armonía de los seres con respecto a otros seres. Esta intuición produce en el hombre gozo, exaltación y alegría. El hombre se deleita con las cosas que presentan integridad, proporción, claridad. El hombre está hecho para el orden y lo inteligible, además de que tiene una tendencia natural a lo bello. Toda belleza es amada por el hombre, le eleva a otras realidades que lo trascienden. Por eso no podemos darnos el lujo de desaprovechar el rico aporte de la filosofía de la belleza, es necesario integrarla en todos nuestros programas y proyectos educativos. Hablando metafísicamente, la belleza se identifica con la amabilidad del ser. Al contemplar la experiencia sensible y pasajera no podemos dejar de pensar en el fundamento invisible, en la esencia eterna. En pocas palabras, es la participación de la belleza en las creaturas. Si «el hombre —como ha dicho el filósofo Ortega y Gaset— tiene una misión de claridad sobre la tierra» 2, no es menos cierto que padece axiotropismo3

1

Agustín Basave, La dimensión estética del hombre, En Thémata. Revista de Filosofía. No. 9, 1992, págs. 77. tomado

de Crítica del juicio (1790), L. I, 5-10. 2

Agustín Basave, La dimensión estética del hombre, En Thémata. Revista de Filosofía. No. 9, 1992, págs. 85 y este la toma de Álvaro Bastida Freijedo, Salvación y elegancia de la vida, Meditaciones sobre Ortega y Gaset, En revista digital Razón Vital, Ed. Tébar. S.L., España 2005, pág. 98. 3 Tendencia ascendente a los valores más elevados.

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estético que le hace remontarse, desde las armonías, hasta la región donde lo bello, lo bueno y lo santo se han fundido, hasta confundirse, en la región de lo eternamente perfecto. En este tiempo postmoderno, cuando se habla de belleza, se piensa en estetización, se piensa en el goce puramente hedonista, puramente pulsional. Pero la búsqueda de la belleza es para encontrar el bien. La pasión no encausada es el principal factor de rechazo de la sabiduría y el obstáculo más importante que impide alcanzar las realidades y tergiversar el sentido de la belleza, la filosofía de la belleza debe encaminarse a buscar lo más elevado en el hombre, lo que lo haga vivir mejor su naturaleza. La historia del hombre siempre va hacia una meta, siempre va a la plenitud, hacia la felicidad última, hacia un horizonte que siempre sobrepasa el presente, la belleza debe interpelarnos a no dejarnos seducir por el mal que destruye la belleza humana, esa belleza del hombre mismo debe llevar al hombre a no conformarse con la injusticia, con la violencia, con el odio. La belleza debe llevar al hombre a recorrer su vida con alegría, valentía y esperanza. La belleza, si no tiene una dimensión de esperanza, ¿serviría de algo? Belleza y esperanza también van de la mano. El hombre postmoderno es un ser cansado, frágil, es un hombre apático, nada le mueve, sólo es receptor de imágenes y anuncios. La belleza puede llevarlo a la esperanza. Decía Pablo VI: «este mundo, en el cual vivimos, necesita belleza para no precipitar en la desesperación. La belleza, como la verdad, es lo que infunde alegría en el corazón de los hombres, es el fruto precioso que resiste a la degradación del tiempo, que une a las generaciones y las hace comulgar en la admiración»4. Necesitamos de la belleza para que el hombre no se resigne a la agresividad, a la desesperación, sino que más bien cultive la belleza y defienda la belleza del planeta, del cosmos, ya que, se explota sin conciencia los recursos del planeta en favor de unos cuantos, desfigurando la casa común. La experiencia de lo bello, lo auténticamente bello lleva a la búsqueda de sentido y de felicidad, que tanta falta hace, especialmente a los jóvenes. Por tanto, lo fundamental de la belleza es su relación con la esperanza que da sentido a la vida del hombre. ¿Quién de nosotros no busca esto? ¿Quién de nosotros no busca ser feliz, que su vida tenga sentido, que tenga esperanza? Función de la belleza y su plasmación real La belleza antes de acuñarse en el exterior en las formas se incuba en la interioridad espiritual y sensible de los creadores de belleza. El hombre a lo largo de la historia ha ido progresando en su manera de crear lo bello, no hay moldes definidos, pues se va desarrollando de día en día. La creación de la belleza lleva al hombre a buscar su fin último, el sentido de su vida, por eso el arte debe estar subordinado a la ética. La belleza tiene una función esencial, que es provocar al hombre una saludable sacudida, que lo haga salir de sí mismo, que lo saque de la desesperanza, de la apatía, de la pereza, de la comodidad burguesa. La belleza tiene como función despertar al hombre del letargo, lo hace salir de la enajenación, lo hace crítico ante la realidad circundante. La belleza libera al hombre para ser capaz de abrirse a los demás, de abrir los ojos y la mente, empujándolo a que cambie las situaciones de injustica, de violencia, de pobreza, etc. El arte saturado de vida no se aparta de lo real, no se parta de la existencia, sino que está para elevarla y enriquecerla. La creación de la belleza, la creación de las obras artística deben llevar al hombre a buscar su plenitud, a vivir feliz, a vivir en la alegría y en la felicidad. La belleza debe estar llena de sentido, recordemos como las instituciones creadoras de sentido han utilizado el arte y lo bello para elevar las conciencias de las personas. 4

Enchiridion Vaticanum, 1, EDB, Italia 2000, p. 305.

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A este grado se encuentra la importancia de que la filosofía siga reflexionando con seriedad sobre el papel de la belleza en nuestra sociedad y en cada institución y se plasme la belleza, pues esta se encuentra en lo más alto, en lo que lleva al hombre a la perfección. Una de las finalidades de la filosofía es hacer que hombre aprenda a vivir con forme a su naturaleza. La filosofía enseña el arte de vivir. La belleza enseña a vivir con sentido, para esto la plasmación de la belleza debe estar fundamentada en lo que de sentido, en lo que eleve al ser humano. ¿Cuál sería el criterio para decir que una cosa es bella? pues cada cultura tiene parámetros de belleza muy diferentes. Pienso que el criterio más correcto para definir la belleza se encuentra en el crecimiento del ser humano en todas sus dimensiones, humana, espiritual, intelectual, etc. porque al ser humano no lo podemos coartar, pues su crecimiento debe ser holístico, integral y armonioso. Entonces la fealdad es lo que va en contra del crecimiento en alguna de las dimensiones del ser humano, por ejemplo cuando en la educación sólo se prepara en una sola dimensión y descuida las demás, estamos hablando de la fealdad en la educación. Ante esto, no debe crecer la brecha entre filosofía y ciencia, entre filosofía y educación, se deben relacionar, lo que actualmente se le llama interdisciplinaridad. Se requiere que la filosofía siga aportando a cada campo del conocimiento del ser humano para liberarlos de su propia cerrazón. La respuesta en esta época contemporánea es la interdisciplinariedad, es decir, buscar la verdad de donde venga. Lo bello hace buscar la verdad La belleza es una ayuda para encontrar la verdad; hay correlación entre la belleza y la verdad, pues toda verdad comporta belleza y todo conocimiento lleva a cabo una creación. La belleza es perspicaz, hace que nos detengamos en un objeto concreto de modo agudo e ingenioso, ya que, el sujeto descubre algo en él, luego la filosofía es pensar por medio de la belleza, es pensar a la luz de la belleza, si la filosofía tuviera más en cuenta la belleza, tendría otro atractivo. La creación poética embellece la creación filosófica, la verdad es embellecida por la belleza, o más exactamente que la belleza embellece la verdad. Embellecer es poner bella, adornar, hermosear una persona o cosa. En nuestro tiempo es tan necesario embelesar, extasiarse, quedarse cautivado o prendado por la finura intelectual de alguien o ante la verdad de las cosas. Desde mi perspectiva, un personaje que requiere ser valorado es Sor Juan Inés de la Cruz, en ella encontramos teología de la belleza, literatura bella y también una filosofía de la belleza, es necesario redescubrirla desde la filosofía, principalmente. El arte de atraer y mover los corazones, de encenderlos, de encantarlos y sujetarlos no es ajeno a la filosofía o no debe ser ajeno, no quita el rigor filosófico. Se deben mover los afectos y sentimientos por medio del discurso filosófico. El filósofo debe embelesar por la verdad. Esta emoción, este mover el corazón, se produce en la composición o en la lectura de la auténtica filosofía: este embelesamiento se experiencia originaria o emoción interior que todo creador o lector de filosofía siente al escribirla o leerla. La filosofía debe dar paso no sólo a describir la problemática del mundo y su realidad, sino su transformación y esto sólo lo podrá lograr una filosofía bella. La belleza salvará al mundo. Expresar la filosofía de una manera bella, no significa falta de seriedad, sino relacionar verdad con belleza. Hay transferencia entre verdad y belleza, su inicio está en Platón. Para Platón la verdad de las cosas se hace patente, se manifiesta en la belleza de las mismas, pues la sabiduría es lo más bello y todo conocimiento bello es valioso. La filosofía es la mejor acción que inspiran las Musas. Filosofía y filocalia son términos semejantes y del mismo género, ya que la filosofía es el amor a la sabiduría y la filocalia es amor a la belleza. «Son hermanas entre sí y engendradas de un mismo padre» –dice 48


San Agustín- , aunque la filocalia no conoce su origen, que sí conoce la filosofía. Mostrar la belleza de la filosofía es la filocalia. Hans Urs von Balthasar 5 ha desarrollado la idea de la belleza para la teología, cosa nada alejada de la filosofía, pues Balthasar es un gran pensador contemporáneo. Su propósito es desarrollar la teología cristiana a la luz de la belleza contemplando la visión del verum y del bonum mediante el pulchrum. El olvido del pulchrum ha empobrecido la teología, pero nuca la belleza suplanta a la verdad. Su meta es la belleza teológica, no hay una teología grande sino es a la luz de la belleza. Pero como lo desarrolla Balthasar en su obra La Gloria (1905), así puede ser aplicada para las ciencias positivas. Los modelos de los matemáticos, al igual que los del poeta y pintor deben ser hermosos, como los colores a las palabras, esto debe ensamblarse de una manera armoniosa. La belleza es la primera señal, pues en el mundo no hay lugar permanente para las matemáticas feas, para la biología fea, para la literatura fea, etc. todas las ciencias tienen relación con la belleza y de esto ha de ocuparse la filosofía de la belleza. Es un verdadero reto, dejar que la belleza entre en cada disciplina del conocimiento humano. Von Baltasar, dice que la teología cuando descuidó este aspecto, se empobreció, de igual modo las ciencias se empobrecen al descuidar esta dimensión tan importante en el conocimiento. Ha de descubrirse como la filosofía se señorea en su belleza para no sólo describir la realidad, sino ayudar a trasformar la realidad donde el hombre llegue a vivir en plenitud, en la libertad, en la alegría y en la concordia. Es decir una filosofía comprometida y responsable. El pensamiento busca la belleza de la verdad. La verdad es lo que le da sentido al hombre. Estamos en el tiempo del sujeto postmoderno y este sujeto se describe así: sujeto débil, el sujeto se encuentra en crisis, es frágil en su razón y ha sido por el fracaso de fracaso de la filosofía moderna, escapa a toda referencia a sí mismo, su libertad es solo pulsional. A este sujeto postmoderno, la belleza le puede dar consistencia, le pude devolver el sentido y la esperanza. Necesitamos un pensamiento bello para construir una sociedad bella, creadora de belleza. Por eso es de suma importancia promover las instituciones creadoras de lo bello, pues están dan sentido a la sociedad débil. Así la filosofía se convertirá en creadora. Pienso que el hombre puede vivir sin la ciencia, puede vivir sin la técnica, pero sin la belleza el hombre no sabría qué hacer, perdería el encanto de vivir. Pues la belleza golpea, la belleza lleva al hombre a buscar cada vez más, pone al hombre en marcha, lo hace vivir en la esperanza y lo hace vivir en la valentía para cambiar lo que destruye al cosmos. La “belleza” que quite la libertad, la alegría y la esperanza al hombre no es belleza, es fealdad. La belleza abre el corazón del hombre al conocimiento, al amor, al otro, abre a la alegría, la belleza abre al compromiso cotidiano.

5

Hans Urs von Balthasar, La Gloria, Encuentro, Madrid 1985, 15.

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Belleza interior Judith Almonte Reyes Estudiante de Psicología educativa Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación Una de las experiencias que más llena de gozo mi existir es el haber conocido a Jefte, un jovencito muy especial, ha marcado mi vida de la mejor manera, su forma de ver la vida es un halago a la belleza, una invitación a la felicidad permanente, transmite optimismo siempre tiene la respuesta correcta a cada interrogante. Hago referencia a esto porque en cierta ocasión le pregunté cómo le qué tenía que hacer para despertar todos los días así de feliz como tú, y él respondió sin titubear. BUSCA UN GRAN MOTIVO, ESE QUE PERMITA QUE APRECIES LA VIDA COMO ES: HERMOSA. Certeza absoluta en sus palabras, Jefte sufre discapacidad, para ser más específica es una parálisis leve, tuve la suerte de conocerlo en el Crit, lugar donde me desempeño actualmente como voluntaria, una labor social que se lleva en el corazón, tiene la edad de catorce años, tengo que mencionar que llamo mi atención la seguridad con la cual se proyecta ante los demás es gracias a Xelha, su madre, lo trata como a un joven de su edad, un adolescente que tiene metas, sueños, ganas de enfrentar al mundo, tenacidad que lo lleva a derribar barreras y mucha perseverancia para lograr objetivos. Siendo el objetivo fundamental de este texto sensibilizar a nuestra sociedad ante los niños con discapacidad, no están enfermos es una condición, no se busca la cura sino la aceptación, el respeto y cariño. Es bien sabido que las causas de una discapacidad son múltiples: daño cerebral, desordenes genéticos, desbalances químicos, entre otros factores; no obstante el papel que juega el padre es fundamental en el desarrollo emocional del pequeño, mientras más pronto llegue la aceptación de que existe una discapacidad será más fácil de lidiar con obstáculos que ambos tendrán que enfrentar. Para lograr una seguridad y un desarrollo emocional en el niño con discapacidad se debe de evitar esconder al pequeño. Todo comienza en casa, el respeto hacia la individualidad del niño, no hostigarlo con protección innecesaria. Es importante darse cuenta del ser humano tan valioso que tienen a su lado, ayudándole a enfrentar al mundo. Con coraje, tenacidad y mucha perseverancia para lograr objetivos a lo largo de la vida. En la actualidad, la cultura en nuestro país carece de suficiente conciencia y educación para tratar a los niños con alguna discapacidad, esto da lugar a la apatía, a la falta de sensibilidad por parte de una sociedad cada vez más inmersa en su propio entorno, ajena a la necesidad afectiva por parte de estas personas. Este comportamiento en muchas ocasiones genera que las personas con discapacidad se sientan emocionalmente rechazadas, limitadas, incomprendidas y no aceptadas ante una sociedad tan restrictiva, donde se abandonaron las ansías de hacer en la vida algo extraordinario por sus semejantes. En los últimos años se ha tratado de fomentar una cultura de inclusión, no siendo suficiente la interacción solamente, sino que se debe de llegar a la aceptación en primer lugar por parte de los padres, para lograr transmitir con absoluta seguridad que el niño lo único que tiene que hacer es integrarse de la mejor manera al ambiente que lo rodea, sin dejar nunca de soñar y de admirarse ante la belleza de la vida misma.

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Se ha realizado un proceso de movimiento social sobre la inclusión de los niños y niñas con discapacidad al ámbito educativo, olvidando muchas veces la parte emocional del pequeño, tema poco mencionado por que se les considera inferiores, llegando a intensificar la vulnerabilidad.1 La total exclusión es consecuencia de la invisibilidad que muchas veces comete la sociedad en el afán de no darse cuenta que subestimar el potencial de estas personas con discapacidad, es uno de los factores que más atenta contra su integridad. Los seres humanos tenemos dos sentimientos que nos rigen, el miedo y el amor, quizá muchas veces no se saben controlar ni superar; haré mención de que Jeff, no tiene miedo de enfrentarse al mundo, el amor lo manifiesta de diversas formas, hace unas semanas me confesó que está enamorado, despierta por las noches y solo piensa en ella, consciente esta de que es un amor platónico, ella es actriz de televisión. Mediante un análisis social se puede contrarrestar tanta ignorancia por parte de una sociedad anclada donde el silencio es el peor error, la resignación es una traición a las propias creencias, donde da pánico aprender de quienes nos puedan enseñar que los desafíos son necesarios y esenciales porque sacuden el alma. El compromiso internacional para construir sociedades, incluyentes ha dado como resultado una serie de mejoras en la situación de los niños y niñas con discapacidad y de sus familias, pero muy a menudo estas personas tienen que seguir haciendo frente a obstáculos que impiden su participación en la sociedad, desgastando emocionalmente su calidad de vida. Después de la Segunda Guerra Mundial surge el paradigma de la rehabilitación que partiendo de un modelo médico se caracteriza por admitir que es en la deficiencia (física, mental, sensorial), y en la “falta de destreza” donde se ubica el origen de las dificultades. Desde esta perspectiva se hace necesaria una intervención de un equipo de especialistas en Medicina, Terapias, Psicología Trabajo Social y Educación Especial quienes juntos diseñan un proceso rehabilitador para dar respuesta al problema y diferencias. Finalmente en las décadas de 1990 y 2010 surge el paradigma de la inclusión que inicialmente se fundamenta en un modelo social, en el cual la discapacidad es vista como un problema de origen social, muchas de las condiciones de discapacidad son creadas por el entorno social, donde el hombre cansado y desgastado por los sinsabores de la vida misma se convierte en un buscador infatigable de su bienestar. En el desarrollo infantil influye una amplia variedad de factores biológicos y ambientales, algunos de los cuales protegen y mejoran su desarrollo, mientras que otros lo comprometen. Los niños que experimentan discapacidad en los primeros años de vida están desproporcionadamente expuestos a factores de riesgo como la pobreza, el estigma y la discriminación, una mala interacción con sus cuidadores, la institucionalización, la violencia, el abuso, el abandono, y el acceso limitado a programas y servicios; todo lo cual puede afectar significativamente su supervivencia y desarrollo emocional, dejando aquella belleza plena que brota de su corazón con el cariño, ternura y comprensión ante una sociedad imperfecta. Existe un vínculo bidireccional entre las situaciones de catástrofe humanitaria (como los conflictos y los desastres naturales) y la discapacidad. Aunque todos los niños son vulnerables en tales situaciones, los niños con discapacidad están especialmente en riesgo. El desarrollo del niño en la primera infancia y la discapacidad ven desproporcionadamente afectados. La interacción entre los cuidadores y los niños en situaciones de catástrofe humanitaria puede agravarse debido a la tensión psicológica y la depresión de los cuidadores, que pueden tener un efecto negativo en la salud y el bienestar de los niños. 1

Niños y niñas con discapacidad. (www.unicef.org/lac)

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Los niños y niñas con discapacidad enfrentan distintas formas de exclusión y esto afecta de manera significativa su desarrollo emocional, la inclusión va más allá de la integración, beneficia a todos tratando de superar la ignorancia y discriminación que con frecuencia están presentes en la vida de estos niños. Me permito mencionar que la familia de Jeff, acepta de la mejor manera la su condición, su abuelo es sociólogo, y le transmite conocimiento al nieto a través de documentales, su vocabulario es vasto, además su madre Xelha es músico y armoniza cada nota de la vida de su hijo con mucho amor, es aquí donde radica la belleza del alma del jovencito, su contexto le permite su individualidad. EL AMOR, LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA HUMANA. Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana. Si bien encontramos amor, o más bien, el equivalente del amor, en los animales, sus afectos constituyen fundamentalmente una parte de su equipo instintivo, del que sólo algunos restos operan en el hombre. Lo esencial en la existencia del hombre es el hecho de que ha emergido del reino animal, de la adaptación instintiva, de que ha trascendido la naturaleza — si bien jamás la abandona y siempre forma parte de ella—. El hombre sólo puede ir hacia adelante desarrollando su razón, encontrando una nueva armonía humana que está irremediablemente perdida. Como bien lo menciona Erich Fromm. 2 : El amor indudablemente mueve nuestras capacidades emocionales, nos hace participes de llevar una estabilidad, lograr un equilibrio donde impere el bienestar de nuestro espíritu y por ende se logra transmitir ese mensaje, dando amor y esa calidez humana a los niños con discapacidad los resultados serán niños felices, aceptando su condición de vida de una manera exitosa y autónoma. Es importante que reflexionemos respecto a nuestros niños con discapacidad y preguntarnos: ¿vale la pena ser tan poco tolerantes, ser tan poco inclusivos? Conocemos la respuesta y seguros estamos de que las cicatrices emocionales en nuestros niños con discapacidad perdurará para siempre, hagamos conciencia, elogiemos su actitud ante la vida, compartamos sus alegrías y honremos la belleza de su ser ante la oportunidad de ser mejores cada día. La belleza interior no se encuentra en cualquier lado, alberga en el corazón de las personas que aman la vida, que encuentran sentido a su existencia que saben valorase que cuentan con la capacidad suficiente para elegir oportunidades ante una sociedad tan falta de cultura, refiriéndome siempre a la inclusión dentro de la misma. La finalidad de este ensayo es concientizar a la sociedad para que cada día seamos mejores como individuos y aceptemos a los niños con discapacidad, gracias a ellos nos damos cuenta que la vida misma nos muestra grandes cosas para madurar como seres humanos.

2

El arte de amar. Editorial Paidós. 1959

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De la primavera o “primer verdor”3 Psicoanalista Blanca De Aldecoa Psicoanálisis estructural lacaniano. Analista y profesora Se diría que los universos mitológicos están destinados a ser pulverizados apenas formados, para que de sus restos nazcan nuevos universos. Lévi-Strauss La primavera que no termina ahora de mostrarse, que no se concreta como antaño y no asoma su belleza sino que aparenta una condensación de climas que no cesan, intensos en furor y que no perduran. ¿Qué querrá decir como mensaje si a partir de un choque sofocante de norte y sur fue que se instauró este viento otoñal que recuerda a los días de octubre y un frío invernal que recuerda a principios de enero cuando se acude a la acera de enfrente para percibir los rayos potentes del sol? Esta primavera que se espera cada año con ansias, que simboliza al amor que perdura en desbandada, juvenil y titilante, lleno de brío pero tan efímero. Que simboliza más que nada una etapa crucial del año, donde la cosecha es abundante y las estelas de luz se van más tarde. Parte deslumbrante de cambio y movimiento; se sabe que el sol, la luna y toda la naturaleza son representadas por esta estación, estación del tren del amor.

3

Etimológicamente es lo que corresponde a la significancia de la palabra primavera, descompuesta en sus dos significantes, prima y vera.

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La primavera de Botticelli, italiano y renacentista, realizada al temple de huevo sobre tabla, en 1480 u 81. Después de pasar una temporada detrás del “diván” de Lorenzo di Pierfrancesco y su hermano Giovanni en 1499, pasa a la villa de los Médici en Castello, donde Vasari, en 1551 comentaba que era la representación de Venus, instaurándose la creencia de que, en su belleza, anunciaba la venida de la primavera. Ésta, diosa del amor, la belleza y la fertilidad, contiene en sí misma a la mitología griega y el cúmulo de historias divinas, míticas, que muestran una cultura en su apogeo. Botticelli incrusta en su pintura toda la cosmogonía y simbología que sin duda requiere de la revisión exhaustiva de la tradición filosófica renacentista. Se interpretan alusiones a los Médici, por medio de la imagen del árbol de naranjos o mandarinas, cualquiera de los dos acierta a aludir, a través de la semántica lingüística o la búsqueda de la etimología, a los Médici. Interesante, más no la inquietud central del presente ensayo. Tal vez Botticelli tuvo la plena y marcada intención de denotar este intercambio de acepción en las palabras, tal vez estudió a profundidad la tradición filosófica clásica que incluía la cosmogonía griega o más bien escuchó las historias en su cotidianidad, en la cual eran muy valoradas y creídas como veraces para algunas estructuras mentales. Lo que es un hecho es que evidencía la forma en que permanece una verdad humana, en la que se comunica una verdad plena de sentido como tal. La primavera, la eclosión del primer verdor del año. ¿A qué se debe que los mitos estén plagados de verdades sometidas a la condensación y por lo tanto a la confusión en sus términos trascendentales? ¿Por qué será que el ser humano no logra comprender en sumo grado la potencia de la palabra que procede de su boca, que brota y ha perdurado, permanecido en la historia de lo que se escribe, de lo que se dice, de lo que está ahí; a partir de la palabra del antepasado? Como nos diría Levy Strausse, pues no ha sido en vano que la antropología estructural dé cuenta de la verdad enmascarada en la mitología, verdad no individual sino arquetípica 4, cultural, intercontextual. En un mito todo puede suceder; parecería que la sucesión de los acontecimientos no está subordinada a ninguna regla de lógica o de continuidad. Todo sujeto puede tener cualquier predicado, toda relación concebible es posible, y sin embargo, estos mismos en apariencia arbitrarios, se reproducen con los mismos caracteres y a menudo con los mismos detalles en diversas regiones del mundo. 5 La obra de Botticelli no hubiese tenido mayor impacto en mi pensamiento ni hubiese, como hilo conductor, asomado en mi interior tantas inquietudes e incertidumbres, de no ser porque un analizante la convirtió en significante, a saber, en discurso representativo de su deseo.

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Término que instaura Carl Gustav Jung, para evidenciar una red estructural que para los psicoanalistas se traduce más bien la configuración del lenguaje en el inconsciente humano, que implica en su pensamiento un anclaje al concepto de <inconsciente colectivo>. 5 Según el artículo original «The Structural Study of Myth», en Myth, A Symposium, Journal American Folklore, vol. 78, n, 270, octubre-diciembre 1955, págs. 428-444. Traducido con algunos complementos y modificaciones.

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En una serie televisiva titulada Hannibal 6 aparece una escena donde el asesino (caníbal) mata a dos personas conformando una parte del cuadro de la primavera de Sandro Botticelli (una ninfa tomada por un demonio) y es ésta la que juega un papel importante en el analizante que comento precedentemente. Esta imagen de dos personas muertas de forma intempestiva e inesperada, reunidas como simbolizando el amor eterno y puestas en escena para incitar a la idea del amor trascendental que sólo a partir de <lo eterno> puede instaurarse, lanza al analizante a un sinfín de pensamientos y articulaciones varias que versan a partir de las ideas revolucionarias de ir en contra de lo represivo de una sociedad que sólo genera personajes ficticios, hasta la idea del amor más complejo que se perpetúa no en la <fidelidad> sino en la <libertad> conjunta, en la empatía que te propone mirar hacia el <bien común> y no hacia el bien individual, egocéntrico, en búsqueda de lo cómodo y del goce. Lo curioso de su postura es que al mencionarle que un caníbal está determinado por su estructura de personalidad, apuntando ésta a la psicosis, él comenta y asegura que así como pasó cuando representó el cuadro de Sandro Botticelli, también pasa en cada asesinato que él genera, pues no mata a humanos sino a piltrafas sociales que no sirven a los fines comunes de las personas de ley. Al articular esto, el discurso que se tomó del cuadro de un pintor renacentista, toma un sentido estructural que muestra su deseo en relación a su demanda de amor que en lo particular espera de forma inconsciente. A la par de lo que se asoma en su palabra, da luz a otras temáticas que también implican la introyección o incorporación de la persona amada, a su cuerpo, prescindiendo de las relaciones amorosas comunes que terminan en la penetración desaforada del varón hacia la mujer sensible, sencilla pero determinante, dominada pero dominante, espiritualmente femenina y cautivada en un espectro finísimo que muestra su delicadeza inexpugnable. Para este analizante como para el caníbal de la serie el mosaico imprescindible de la obra de Sandro es el que corresponde a la ninfa y al demonio, éste la quiere raptar y no aparenta tener intenciones loables para con ella. ¿Será este su mito individual respecto al amor entre los sexos complementarios? Que exista una diosa del amor y la belleza, así como de la fertilidad, invita a las mujeres a postularse hacia la sensualidad y la dominación ansiosa de la voluptuosidad. No toda fémina se identifica con este estereotipo pero sí todas ellas están marcadas por un ideal efímero que está impregnado en la sociedad moderna y que vino a gestarse desde el principio de la humanidad con el significante. Se oscila demasiado en la búsqueda de la asunción del sexo propio, se oscila entre lo imaginario y lo simbólico, el goce y la ley. El significante de la primavera aparece fulgurante en las historias intersubjetivas, a partir de lo poético, de lo simbólico, pero también en tanto las expresiones que apuntan a ensanchar la relación imaginaria, dualnarcisista; desde aquel primer molde amoroso confidencial y secreto –a partir de la madre—hasta las ensoñaciones de los sujetos que alcanzan, en sus fantasmas, ideales de mujeres que cuando abren la boca pueden tener colmillos o, a su vez, desprender de sus ojos todo el poderío de los ejércitos de la venganza, y ser así, ella, la musa idolatrada, la Venus personalizada. Expresiones como la escultura, la pintura, la música, la escritura en todos sus géneros y, por supuesto, su sustento, la palabra, están estructuradas como lenguaje, por tanto permanecen enviando mensajes inconscientes que empatan conforme a la estructura del que los recibe; les invito a leerlos.

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Salió al aire en 2013.

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