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Querétaro, entre el “mea culpa” y detenciones arbitrarias /Eric Pacheco

Luego del inédito enfrentamiento entre las porras del Querétaro y del

Atlas, el sábado 5, la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX anunciaron sanciones contra el club queretano, su directiva y el estadio, medidas que pasaron de largo a los grupos violentos enquistados en las gradas del balompié nacional. Al respecto, Hugo Sánchez Gudiño, investigador de la UNAM y quien ha alertado de la infiltración del crimen organizado en los grupos de animación (Proceso 2363), advierte del riesgo de que ahora “la violencia se desborde hacia las calles”.

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en su siguiente partido como local y una multa de 3 mil UMAS. En caso de reincidencia la sanción podrá incrementarse.

La marca del crimen organizado

De acuerdo con lo declarado el domingo 6 por Gabriel Solares, presidente de los Gallos Blancos, y Adolfo Ríos, su gerente deportivo, el equipo no le regala boletos a los 3 mil 500 integrantes de La Resistencia Albiazul, quienes, según ellos, compran sus gallo-abonos como cualquier otro aficionado.

“No es creíble. En todos los equipos opera ese mismo mecanismo; y a los directivos, cuando los cuestionan (sobre eso), lo niegan. Siempre lo van a negar. Si eso ocurriera (que de verdad ya no los financien), en un lugar como Querétaro, en ese corredor huachicolero, están dadas todas las condiciones para que, si no cuentan con ese apoyo de la directiva, un grupo delictivo sea el que le inyecte el dinero y estaremos ante este fenómeno”, dice el investigador de la UNAM. –¿Esto significa que, aunque se corte la fuente de financiamiento por parte de los equipos, tampoco es posible desaparecer las barras definitivamente? –se le pregunta a Sánchez Gudiño. –Como cualquier grupo de choque viven en una especie de parasitismo a cambio de dinero para sobrevivir. Si les retiras el dinero lo encontrarán en otra parte, pues siempre habrá alguien interesado en sus servicios: ya sea en el deporte o en la política. Así es en Argentina, Brasil y Colombia.

“Las directivas les dan dinero a los líderes y ellos, a su vez, organizan al grupo para viajar y apoyar al equipo; los organizan con uniformes, boletos y les dan un lugar en la tribuna; les dan recursos y espacios para vender ropa, souvenirs, bebidas alcohólicas. Con ese financiamiento la barra se mueve libremente con un respaldo institucional.

“Si teniendo ese financiamiento hay enfrentamientos entre la barra y el director técnico, los jugadores y los directivos, no quiero imaginar si les cierran la llave. La confrontación va a ser directa con sus antiguos padrinos. Eso no acabará con un grupo violento. Si durante años encontró un mecanismo para sobrevivir, buscará otros patrocinadores.

“Habrá grupos del crimen organizado que los patrocinen y tendremos este problema que ya estamos viendo con la infiltración. Si es un grupo criminal el que les da el dinero, se volverá más complicado esto. Tiene que haber una cirugía mayor para lograr desactivar la violencia en esos grupos y generar una cultura de la convivencia y la pacificación de los mismos, de lo contrario esa no será la solución.” –¿El que hayan dejado a las personas desnudas tiene que ver con estos simbolismos del crimen organizado, que algunos sicarios, cuando atacan a sus rivales, los exhiben desnudos como una forma de humillación? –Sí, está en el mapa de los cárteles. Cada cártel le imprime un sello identitario ole da un símbolo a su actuar; entonces, si dejan una cabeza, si degüellan a alguien es, no sé, el Cártel de Sinaloa o el de Juárez. Si pozolean a una persona es el cártel de los Arellano Félix o si queman a alguien vivo o si le cortan un miembro…

“Esto de quitarles la ropa explica que sí se trata del cártel que hemos hablado del huachicol (Santa Rosa de Lima) y tal vez sea como su símbolo de identidad de ‘aquí mandamos nosotros’. Ese código lo entienden ellos que saben qué plaza controla cada quien y usan ese mensaje para que no invadan sus espacios.”

En unos videos difundidos en redes sociales aparece Jonathan, El Reno, líder de La Barra 51 del Atlas, con un grupo de personas a las afueras del estadio Jalisco, donde los atlistas colocaron veladoras y se reunieron en apoyo a sus compañeros heridos en el estadio La Corregidora.

El Reno, quien en diciembre pasado amenazó con boicotear el partido Atlas vs. Pumas en el Jalisco, porque la directiva que encabeza Alejandro Irarragorri no les dio boletos, se ufanó de su poder de movilización si tras los hechos del sábado 5 la FMF no desafilia al Querétaro. “Si la federación mexicana lo deja, agárrate porque a toda esta gente la van a conocer”, amenazó.

Luego dijo la manera como operan las barras: “El código número uno es, cuando está en el piso no se patea, no se toca. Punto número dos, no familia. Y esos códigos son del 13-12 (sic), ahí sí no les puedo decir qué es el 13-12 (…) Y los que entramos en este mundo también estamos en ese arriesgue (sic)”.

Ante el grupo de personas que lo rodeaba, presumió que, quienes están en ese ambiente, les “encantan” los golpes “porque eso es lo que arriesgamos, pero no así”, dijo en referencia a los hechos en Querétaro.

Al respecto, Sánchez Gudiño agrega: “Las barras siempre han actuado así: ‘Ya nos hiciste sufrir, ya nos humillaste en tu territorio; ahora que vengas acá habrá

ajuste de cuentas’. Eso es muy cotidiano, casi todas las barras rivales lo hacen”.

Paliativos

En su conferencia de prensa, De Luisa y Arriola explicaron que el equipo queretano no será desafiliado dado los problemas que pueden generarle a los futbolistas, como sí ocurrió con los Tiburones Rojos del Veracruz de Fidel Kuri, que fue desafiliado, pero sigue teniendo adeudos. La intención ahora es castigar al club, no a la ciudad ni a los queretanos, y mucho menos a quienes forman parte de los planteles, dijeron.

Los directivos anunciaron como medidas para que este tipo de hechos violentos no se repitan que, a partir de la temporada 2022-2023, será obligatorio la implementación del Fan ID, la credencialización y la implementación de sistemas de reconocimiento facial de todos los aficionados que ingresen en la zona de grupos de animación local. Los menores de edad no podrán ingresar a esta zona y el aforo ahí será limitado.

Posteriormente el sistema de reconocimiento facial se implementará de manera general en todo el estadio para identificar a los asistentes.

“Son paliativos y medidas inmediatistas que no tocan la raíz del problema. Con esto apuestan al olvido en el corto plazo y que siga la fiesta. No es suficiente, se tiene que hacer una revisión de las medidas que han tomado porque, aunque tengas cámaras, si no tienes una cultura cívica de tu público los videos no servirán para contener a esa colectividad enardecida.” –¿Qué se puede hacer para contener a este monstruo de mil cabezas? –Si quieren que el problema se solucione, los federativos tienen que sincronizarse con el gobierno federal y con los gobiernos estatales. Deben buscar en las universidades a los especialistas en distintos tipos de violencia que pueden enriquecer el diagnóstico, y es con propuestas a largo plazo como puede encontrarse una ruta de salida; de lo contrario, no creo que desaparezca.

“Es como el grito homofóbico, que es un termómetro de un disgusto colectivo tanto de los barristas como de la afición pasiva por el bajo rendimiento del futbol mexicano. ¿Y si en algún momento pasan del grito homofóbico a la violencia en las calles? Esos fanáticos son un espejo de la violencia que tenemos todos los días en las calles. Entonces, si no se contienen estos eventos a escala social, difícilmente se van a poder contener en esta colectividad que se siente agraviada por su equipo, como lo ocurrido en Monterrey (las hieleras con las cabezas del entrenador y directivos de Rayados).

“Se sienten decepcionados, sienten la necesidad de amenazar, de presionar a los jugadores del propio equipo para que muestren ese amor a la camiseta, y si eso no ocurre, desahogan su frustración con actos violentos. Ahorita lo seguimos viendo en los estadios, pero en cualquier momento se pueden desparramar a las calles y sería un detonante mayor de esta violencia.” –Además, le echaron a los cuerpos de seguridad pública la responsabilidad de contener a las porras violentas en las calles… –Sí, y la policía y los gobiernos estatales están enloquecidos. El gobernador de Querétaro, buscando chivos expiatorios. Y (Enrique) Alfaro (gobernador de Jalisco), con más colmillo, pone énfasis en la infiltración del narco, pero sin decirlo.

En una entrevista con el diario Récord, el domingo 6, John, uno de los líderes de la porra de Pumas que se hace llamar La Rebel, declaró que se sienten ignorados por la FMF. Se definió como una “porra tranquila”, cuyo objetivo es alentar al equipo, “pero no nos vamos a dejar de nadie, ni de barras de provincia ni de la Ciudad de México porque no está en nuestros genes dejarnos; queremos seguir trabajando con las autoridades, porque aquí sí nos lo tomamos en serio”.

Sobre el punto, Sánchez Gudiño explica que en la Ciudad de México desde hace años existe una complicidad de las barras con un sector de la autoridad policial, porque cuando hay partidos de alto riesgo se reúnen antes y se ponen de acuerdo.

“Ahí están los videos, la autoridad policial escoltando a la barra brava y se ponen de acuerdo con los líderes para ver qué ruta van a seguir y quién entra por la puerta uno y quién por la dos. Hay una complicidad de la autoridad policial que conoce a los líderes y a sus huestes, negocian con ellos en la mesa. A eso se refiere este barrista de Pumas, a que se tiene esa comunicación con directivos y con la autoridad policial para sus acciones, y que ellos respetan sus acuerdos con la policía.

“Pero si ambas porras se encuentran en un punto medio que no estaba en la negociación, ahí se agarran a golpes, se medio matan y puede argumentar que eso no lo negociaron, o sea: negociaron entrar por separado, pero no negociaron no golpearse.

“Confirman que sí existe un vínculo orgánico y una comunicación permanente entre estos grupos y la autoridad con los directivos que los conocen, que hasta sus nombres se han de saber, pero son incómodos, cualquier conocimiento de una comunicación entre la autoridad y las porras crearía incomodidad. Es evidente que sí hay un lazo estrecho entre estos actores.”

En 2014, después de un enfrentamiento entre las porras bravas de Chivas y Atlas, el dueño del club Guadalajara, Jorge Vergara, clamó a los otros propietarios de los equipos para que desaparecieran estos grupos.

“No importa si son bien portadas, que se acaben las barras. No son necesarias y lo único que son es foco de infiltración. No digo que todos los chavos son malos, pero se les infiltran los malos y son los que salen perjudicados a final de cuentas”, dijo el empresario que falleció en 2019.

Sus palabras tampoco volvieron a tener eco en la reciente asamblea de dueños del martes 8. Es más, Mikel Arriola dijo que “conceptualmente, las barras no existen”. Los llamó grupos de animación una y otra vez. Insistió en que los equipos necesitan “una base de fanáticos”, pero “no a las barras”. Los dueños decidieron no desaparecerlos, pero, a cambio, serán credencializados para tener perfectamente identificados a sus integrantes.

La promesa de la credencialización data de varios años atrás. Ningún club la ha cumplido.

“Vamos a obligarlos a dejar el anonimato, queremos grupos de animación que de verdad apoyen el club; no queremos criminales disfrazados de grupos de animación. Los clubes ya no pueden apoyar de ninguna manera en lo económico a los grupos”, dijo Arriola.

Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía General de Querétaro había detenido a 17 personas que participaron en la gresca, seis fueron vinculados a proceso y dos fueron puestos en libertad, pues un juez penal consideró que la fiscalía no presentó suficientes datos de prueba para imputarlos. Otros dos solicitaron la duplicidad del plazo constitucional para defenderse de las acusaciones.

Octavio Gómez

Sánchez Gudiño. Alerta de más violencia

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