Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”
Licenciatura en Educación Preescolar Tercer semestre Adecuación Curricular Ensayo
“Práctica educativa” Diseño de actividades y creación de ambientes de aprendizaje para la sana convivencia que fomenten la inclusión en preescolar.
Fátima Nicole Guerrero Gómez
Zacatecas, Zacatecas. Diciembre 2015
Adecuación curricular en la práctica docente. “El maestro que intenta enseñar sin inspirar al alumno el deseo de aprender está tratando de forjar hierro frío” Horace Mann
Las capacidades y competencias que debe de desarrollar, formar y forjar un futuro docente para llegar a ser la mejor versión de tal, empiezan desde quién es, cómo es y lo que está dispuesto a entregar de sí para lograr la educación de una persona, lograr la trasmisión de conocimientos y saberes de una manera adecuada para que los mismos representen algo de sí, es decir, no se puede educar a alguien si no se está educando; uno requiere de lo que uno sabe para enseñar y de lo que uno es para educar; es cuestión de principio, valores, ética, formación y riqueza como persona integrante de una sociedad para aportar algo bueno a la misma. Uno de los principios que es necesario que un docente en formación tome en cuenta es el de lograr formarse como individuo capaz de cubrir las necesidades del alumnado en su totalidad, o al menos tratar, puesto que hablamos de cosas un tanto complejas; para cubrir dichas necesidades se toma en cuenta algo llamado “adecuación curricular”. La finalidad de la adecuación curricular vista desde el enfoque por competencias que debe tener el docente cuando se encuentra en el aula escolar es que sea totalmente competente para el diseño de planeaciones y situaciones en que los alumnos se integren con el grupo y no solo eso, sino que participen de manera individual y por equipos logrando los aprendizajes esperados y desarrollando las competencias para su desarrollo íntegro como individuos que forman parte de un grupo y una sociedad. Por otro lado, el objetivo de que los niños logren la inclusión hacia sus compañeros y el trabajo colaborativo generando la empatía, da a lugar a ambientes de aprendizaje sanos y adecuados en el entorno educativo, es decir, entre mejor se integren los alumnos a las actividades y éstas estén diseñadas de manera inclusiva, los aprendizajes se vuelven más significativos. Para lograr dichos ambientes, aprendizajes y el diseño de situaciones es necesario realizar un diagnóstico inicial de qué saben los niños, cómo lo saben, qué les inquieta conocer, qué competencias necesitan desarrollar más, qué estilo de aprendizaje tienen, situación familiar, su manera de involucrarse en el conocimiento y con el resto de sus compañeros, entre otras cosas que se deben contemplar en un diagnóstico inicial, con entrevistas, preguntas y observaciones.
Entre lo que se debe contemplar existen diversos factores que son los que influyen para la atención dentro del aula, la figura del educador, la situación familiar de los alumnos, los conocimientos previos, entre otras cosas; el educador debe desarrollar la empatía, confianza y marcar una figura de autoridad ante los alumnos para que comiencen la diferenciar la atención que tienen en casa y el contexto escolar. En mi intervención realizada la semana del 23 de noviembre del año en curso en el Jardín de niños “Netzahualcóyotl”, traté de atender diversos factores que propiciaban un ambiente de aprendizaje disperso y el objetivo de mi proyecto fue claramente atender a la diversidad por medio de situaciones lúdicas y actividades de integración y aceptación entre los miembros de un mismo grupo, generando así la empatía y los valores de los alumnos. El grupo donde practiqué era un tercer año, en el cual realicé dos adecuaciones curriculares basadas en las necesidades de los alumnos y del grupo trabajando el campo de desarrollo personal y social; la situación didáctica que diseñé para la práctica estuvo sujeta al plan y programa de estudios 2011, tomando como base para las mismas los aprendizajes esperados. Por otra parte, las actividades que llevé a cabo estuvieron adecuadas para todo el grupo, es decir, en todo momento traté de contemplar a cada uno de los alumnos, sus capacidades, limitantes y estilos de aprendizaje, en el caso en particular de uno de los alumnos, con hiperactividad, no tuve problema alguno ninguno de los días, terminaba las actividades en el tiempo contemplado y explicaba las mismas, su realización, lo que significaba para él, además de lograr que el resto del grupo lo escuchara y preguntara acerca de lo que había hecho; así como procuraba mantener un ambiente de aprendizaje centrado en quién aprende y en cómo aprende, que los incluyera a todos, de manera tal que se sintieran cómodos al momento de realización de las actividades. Para ello los aspectos que abordamos en clase fueron las relaciones interpersonales y la identidad personal, en todo momento me encontré monitoreando a la clase para cerciorarme que los alumnos estuviesen realizando las actividades y compartiendo lo que sentían cada una de ellas sin llegar al desorden. Uno de los días en que realicé mi intervención cuando mostré el instrumento de conducta, todos se mostraron interesados en respetar las normas, a los compañeros y mantenerse en “buena conducta” durante el transcurso de la semana; en dicha actividad aclaré que no quería reportes cada minuto de quién no trabajaba, puesto que se centran mucho en Isaac si realiza o no las actividades que se indicaron; en su lugar, yo me encontraría observando a quién trabaja y quién únicamente está observando, a quién yo observara disperso iba a tener consecuencias en la conducta; con lo que logré que cada uno de los niños se
centraran en realizar bien el trabajo como se les asigno para luego explicarlo como le entendió y cómo se sintió, dependiendo de la actividad que fuesen a trabajar. Los días posteriores pude observar como el grupo completo incluía a Isaac en las actividades, ya no se negaban a darle la mano al momento de jugar, ni lo empujaban si se encontraba un tanto inquieto, simplemente ellos realizaban su trabajo de manera tranquila. Otro de los alumnos en quién centré mis adecuaciones estuvo ausente durante toda la semana, por lo que únicamente ajusté las adecuaciones en Isaac para que participara en todas las actividades, tal como sus compañeros de manera que no se descuidara el grupo, pero ahora logrando el interés por realizarlas, compartirlas, comentarlas y mantener el orden en cada uno de los alumnos, mediante el instrumento de conducta que ellos mismos respetaban. Adentrándome en los aprendizajes esperados y diseño de situaciones de aprendizaje mencioné que participen en juegos respetando reglas establecidas y normas para la convivencia, controlar gradualmente conductas impulsivas que afectan a los demás. Para ello lograr que se relacionen de dicha manera utilicé un "semáforo de conducta" para regular comportamientos no adecuados para el aula de clase, en el cual me basé de igual manera para generar un ambiente de aprendizaje de confianza en el que se regularon emociones. Basándome en las necesidades de socialización e integración que observé en el grupo planeé el desarrollo de actividades que ayudaran a fortalecer las debilidades que mencioné con anterioridad. Entre dichas actividades implementé la expresión personal en cada uno de los trabajos; entre ellos un auto-retrato, la pintura de una estrella que ellos personalizaran y mencionaran cualidades de cada uno; y basándome en el objetivo y tema central de mi proyecto, implementé de igual manera actividades lúdicas para facilitar el aprendizaje y lograr regularizar la conducta. Para ello, la relación que tenían las actividades una con otra fue necesario abarcar el campo formativo desde la modalidad de taller, con la finalidad de que existiera una corelación entre lo que se conocía y los nuevos aprendizajes. El método que predominó en mi práctica fue la inducción de los niños en los temas, que lograran desarrollar el interés sobre lo que se iba a abordar, así como preguntara en qué consistían las actividades y de qué manera utilizar los materiales. “La modalidad de taller es una forma organizada, flexible y enriquecedora de trabajo intelectual y manual que privilegia la acción del niño, fomenta la participación activa y responsable, favorece el trabajo colaborativo y los
aprendizajes de los niños, facilita aprender en acción, con base en actividades lúdicas; propicia el intercambio, la comunicación, el trabajo entre pares, la autonomía y los retos constantes.” (PEP 2011; p. 176). Las planeaciones deben tener un impacto con la finalidad de generar en competencias genéricas y específicas, es decir, el trabajo tanto académico como para la vida en la escuela y en casa. Intrínsecamente están centradas las situaciones de aprendizaje en el ambiente basado en el conocimiento por medio de actividades lúdicas y de integración grupal. Por mi parte, dentro de las competencias genéricas, tomé en cuenta la capacidad para resolver un problema, adecuarse según la situación o problema a partir de experiencias, así como respetar el trabajo de los compañeros basándome en el diseño de actividades adecuadas para todo el grupo, en el que todos se sintieran cómodos al realizarlas y al compartirlas con el resto de sus compañeros. Ahondando en las competencias específicas conocer y valorar sus características y potencialidades como ser humano trabajando de manera individual y colaborativa respetando y reconociendo la diversidad en las capacidades de otros traté de abordar el contenido de los temas en una secuencia en la que el niño se identificara y aceptara primero él mismo y finalmente como se integra como persona parte de una sociedad, con gustos en común o diferentes, con sentimientos, etcétera. Las necesidades de cada niño en el espacio escolar representar un reto para cada uno de los educadores, puesto que tener en promedio 20 alumnos por aula y atender cada personalidad y modo de aprender, así como nivel cognitivo, situaciones familiares y personales es complejo; personalmente procuré contemplar a cada uno de los alumnos y sus situaciones emocionales actuales para el diseño de las situaciones didácticas y que las mismas estuvieran en coherencia una con la otra y le encontraran relación en la implementación de dichas actividades fomentando la reflexión de lo que realizaron de manera individual y colectiva. Para dar las consignas traté de ser clara y precisa en lo que tenían que realizar, así como pedir que me repitiesen qué era lo que tenían que hacer para que no quedara duda; en caso de que se dispersara la atención del grupo daba lugar a una pausa para ejercicios de relajación del grupo y para que centraran la atención. Eggen y Kauchak mencionan que el docente como figura que trasmite conocimientos mediante diversas técnicas y situaciones, el cual debe contar con habilidades “esenciales” para enseñar y las habilidades “esenciales” para pensar. En este caso lo relaciono en la capacidad que uno como docente debe de tener
para involucrar a los alumnos en la situación de aprendizaje, dándole primeramente seguimiento y relación a los saberes previos y a los aprendizajes esperados; además de aprehender un método adecuado para dar las consignas y que los alumnos las acaten con mayor facilidad. Personalmente considero que logré que los niños se integraran entre ellos para realizar ciertas actividades colectivas, en ocasiones me hablaban y decían "Mire maestra, estamos jugando todos con Isaac", o cuando alguien hacia un comentario ofensivo hacia el trabajo de uno de sus compañeros, alguien decía "claro que no, todos hacemos trabajos bonitos". En cuanto a las actividades llevadas a cabo con el grupo, en su gran mayoría acataban las consignas de la manera que se les indicó y hacían el trabajo en el tiempo estimado para ello, explicando en lo que consistía y cómo se sintieron al realizarlo. Considero que llevaron a cabo muy bien los trabajos en clase, acataron las consignas e inclusive mostraron emoción al hacer las actividades y convivir con sus compañeros; una de dichas actividades era el intercambio de abrazos con sus compañeros, dicha actividad se complicó un poco al principio, puesto que algunos de los niños no querían regalar abrazos ni que les regalasen “no me gusta abrazar a las personas”, “si él no quiere, yo tampoco”, por lo que por un momento permití que el resto de los niños continuaran con la actividad, inclusive quisieron abrazar a Isaac, quien se mostraba muy cómodo y feliz de recibir; al finalizar hablé con todos los alumnos preguntando por qué razón no querer recibir un abrazo, a continuación le pregunté a uno de ellos si me regalaría uno y con pena me dijo que sí, finalmente concluí la actividad. El método que utilicé para la evaluación fue una rúbrica que menciona los criterios de desempeño de los alumnos según los aprendizajes esperados, entre lo que mencioné: -
Trabaja en equipo y se adecúa a las situaciones y materiales con los que cuenta para la elaboración de sus trabajos.
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Respeta las normas de trabajo y termina en el tiempo que se estima para cada actividad.
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Tiene disposición para el trabajo tanto individual como colaborativo.
En su mayoría los niños cumplen con lo que se esperaba en cuanto a sus reacciones y desempeño, muy pocos son los que observé que no lograron integrarse completamente en el grupo a pesar que eso marcaba la actividad,
sencillamente se negaban a tomarse de las manos, intenté cambiándolos de lugar; uno de los casos no quiso tener contacto físico con uno de sus compañeros, por lo que traté de recordar el tema del lunes donde todos los niños muestran emociones, sentimientos, dolor e inconformidades, trabajando la empatía. Resultó por un momento, en algunas de las actividades de ese día, sin embargo, apenas salen del aula no hablan con alguno de sus compañeros. Por parte de los padres de familia, se muestran dispuestos a participar en lo posible y apoyar a los niños en las tareas, así como preguntar al término de cada día de práctica el comportamiento de su hijo, si observan alguna conducta de rechazo o violencia hacia sus compañeros los corrigen y piden que ofrezcan una disculpa. Según las necesidades de cada uno de los alumnos es que propuse que realizaran las actividades, así como su personalidad, carácter y criterio al utilizar los colores, pinturas y recursos que a ellos les pareciese mejor para quedar conformes con lo que hacían. Además de ser situaciones en secuencia a promover su desarrollo personal y social, tratando que respetaran en todo momento los gustos y actitudes propias y de sus compañeros; así como procurar que se respetaran mutuamente y reconocieran su esfuerzo en las actividades que realizaron. Otro de los factores que mantenían un ambiente de armonía en el que todos se lograron integrar traté de que la manera en que acomodé el aula fue para agrupar a los niños y las niñas en los diferentes grupos para que aceptaran interactuar con cualquiera de sus compañeros y fueran tolerantes con cada uno, de igual manera que se incluyeran entre sí y preguntaran acerca de su trabajo a cualquiera que estuviese sentado a su lado. Lograr que mantuvieran un ambiente de orden entre ellos, que se recordaran las normas de manera personal y hacia los demás para que el ambiente siempre fuera de tranquilidad. La situación que diseñé en mi proyecto de intervención menciona uso de actividades y espacios lúdicos para la regulación de la conducta, la inclusión del grupo y la atención a la diversidad para lograr que los alumnos convivan de manera sana con el resto de sus compañeros; para esto utilizamos los espacios del aula de clase, el patio y el salón de música; dentro del salón de clase realizaban actividades más pacíficas y organizadas para dentro del aula; en el patio eran más juegos de integración que requerían un espacio más abierto donde pudiesen bailar, correr, brincar, levantar la voz, tomarse de las manos y dar vueltas, entre otras actividades y para el salón de música dónde era la maestra Fátima quien dirigía la clase, no dejaba fuera a ningún niño y a ninguno le permitía
tampoco hacer desorden, recordando las reglas y mencionando que el semáforo de la conducta seguía en el salón para el que se portara de manera inadecuada. La organización de los espacios es segura en cuanto que los niños no corren riesgo de lastimarse dentro del aula por los materiales que ahí se encuentran, a esto se agrega que saben utilizar adecuadamente lo que tienen al alcance y no agreden a sus compañeros con los materiales como tijeras, lápices, ni alguno de los materiales con los que juegan y realizan actividades, puesto que tienen muy en claro el uso de los mismos. En cuanto a la salud emocional, en el horario de clase se les repite las normas de conducta y respeto que deben existir en el aspecto escolar, puesto que se va al jardín de niños para interactuar de manera sana y jugar unos con otros con respeto y tolerancia por los diferentes gustos que cada uno de los niños tiene. Así como tener la libertad de expresarse de manera directa y sensible para con la educadora y compañeros. La disposición de los materiales en mi práctica fue abierta si se relacionaban con la actividad que se estaba realizando, siempre y cuando tuvieran la responsabilidad de recoger lo que utilizaron y dejando despejado el área de trabajo al terminar, de manera que fuera posible fomentar la creatividad y autonomía de lo que se quería lograr en cada uno de ellos. Además de que después de cada ejercicio donde utilizaban recursos materiales se les daba la consigna de acomodarlos nuevamente en su lugar, donde se encontraba organizado para que cada niño encontrara lo que necesitaba de manera rápida. Por otra parte, los tiempos, los cuales fueron contemplados para cada una de las actividades se cumplieron como lo planifiqué, incluso los niños que terminaban antes que otros por el diferente ritmo de aprendizaje los contemplaba para la exposición de sus trabajos y argumentación de los mismos, por qué lo hicieron de aquella manera y qué fue lo que más les gustó de realizar la actividad. Se dio tiempo para la reflexión de lo que realizaron y lo que sintieron al mostrar a los demás su trabajo, así como convivir y compartir emociones con algunas de las actividades. Puedo agregar que me sentí muy cómoda trabando con todo el grupo, respondieron inclusive mejor de la expectativa que tenía y me sentí realmente contenta de haber practicado con ellos; no puedo decir que todo fue una maravilla, siempre se tiene errores que corregir y algo nuevo enseñan los alumnos cada día que lo motivan a uno a mejorar para cubrir sus necesidades académicas e inclusive un poco emocionales dándoles un pequeño empujón para convivir sanamente unos con otros, día con día.
Aún existen cosas que mejorar, competencias que desarrollar y actitudes por pulir para lograr ser mejor docente, pero dentro de lo que cabe, el trabajo con los niños, las respuestas que dan y las actitudes que tienen, así como sus emociones son verdaderamente sinceras. Cada cabeza es un mundo.
BIBLIOGRAFÍA Kauchak, P. D. (1999). Estrategias docentes. Fondo de Cultura Económica. Meirieu, P. (2002). Aprender, sí. Pero ¿cómo? Barcelona: Octaedro. (p. 136 y 137). Pública, S. d. (2011). Programa de Estudio 2011, guía para la educadora. México D. F.: Educación básica.