Vidas
Libres para aprender
Por Sofía Cortés
Imagina que llegas a casa después de un día de estudios. Probablemente, al ingresar a tu hogar te prepares algo de comer y, posteriormente, realices una actividad recreativa antes de comenzar tu tarea o estudiar para algún examen. Imagina también que, de la nada, una noticia llega a cambiar tu vida: tendrás un matrimonio arreglado. Esto no solamente repercute en tu rutina diaria, sino también en tu vida personal y tu educación. Todo lo que conoces está a punto de cambiar y no puedes evitar-
© Malala Yousafzai en HE NAMED ME MALALA 2015 / Tribuna Cultural
lo debido a que no tienes autoridad sobre tus propias decisiones. Piensa también que todo esto sucede cuando tienes 14 años. Podrás pensar que esta situación es totalmente imaginaria en la ciudad en la que vives, e inclusive parece imposible que cosas como esta sucedan en cualquier lugar del mundo. La realidad es que actualmente una de cada cinco niñas en el mundo contrae matrimonio antes de los 18 años.
La mayoría de las niñas que se encuentran en esta situación no tienen más remedio que obedecer las órdenes de sus padres y dejar atrás sus vidas estudiantiles para abrir paso a la de madres y amas de casa, privándolas de una vida llena de posibilidades laborales y profesionales, así como de la toma de sus propias decisiones sobre su cuerpo y su futuro. Malala Yousafzai es considerada un símbolo internacional en términos de educación para las mujeres alrededor del mundo, habiendo dedicado su vida a la equidad de género en ámbitos educativos y haciendo lo posible por que niñas y mujeres en todos los países tengan las mismas oportunidades de decisión, acción y acceso a la educación. Nacida en Pakistán, Malala Yousafzai ha sido testigo de la transformación de la paz a miedo en Swat Valley, su ciudad natal. En 2007, fuerzas Talibanes (un grupo islámico extremista) tomaron control de la ciudad y prohibieron el uso de televisores y escuchar música, implementando severos castigos a aquellos que no cumplieran con dichas medidas. En 2008, el control Talibán alcanzó nuevos niveles, entre los que figuró la prohibición de
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