VIDAS
Entre el potro y el sombrero:
La Charrería
Por Luis Novo
Entre las miles de actividades, lugares inolvidables y platillos extravagantes, nuestra nación no cuenta con mejor tarjeta de presentación que la charrería; símbolo de mexicanidad, valor y festejo, el llamado deporte nacional de nuestro país es ahora una de las ocho inscripciones que México sustenta en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, desde el primero de diciembre del año 2016, por lo que ahora me gustaría darles a conocer más de lo que nos ofrece esta centenaria tradición.
L
a charrería tiene sus inicios en la época colonial, más específicamente en el primer siglo de vida de la Nueva España; en este momento la comunidad indígena era altamente abusada y maltratada por los colonizadores españoles, tanto así que a pesar de ser enviados a granjas y haciendas a laborar no les tenían permitido hacer uso de los animales de carga como los caballos, no fue sino hasta que hacendarios criollos y españoles empezaron a manifestarse contra el virrey por licencias que les permitieran a los nativos y esclavos hacer uso de estos animales, el motivo fue el incremento de cabezas en los
ganados, tanto de animales de trabajo como de granja. Si bien ahora los privilegios de los nativos habían incrementado aún la discriminación era tan latente que muy pocos dueños de haciendas contribuyeron a la enseñanza del arreo de ganado por lo que ellos mismos empezaron a diseñar tanto sus propias herramientas como técnicas de montado. Todo esto se dio en los estados de Puebla y Estado de México, las cunas donde la charrería nació y se desarrolló para luego ser exportado a los demás rincones del país. Tiempo después la charrería profesional vio la luz en 1880 con
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