El vuelo de la esfinge 03

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Filosofía para un mundo mejor N.º 3

la rebeldía interior Editorial La historia de la Humanidad está llena de almas rebeldes que nos asombran por su heroísmo, por su valor y por su capacidad de romper moldes establecidos y abrir las fronteras de la

ciencia, del arte, del pensamiento y de la vida. Todos los pioneros han sido rebeldes, desde el primer artista que decoró las cuevas de Altamira a inventores como Thomas A. Edison, desde maestros de la pintura como Giotto a científicos como Einstein, o filósofos como Sócrates; todos han ido más allá de lo establecido por su momento y por su comunidad, han ido más allá de los límites que cada tiempo impone y han movido las páginas del gran libro de la Historia. Tarde o temprano todo el mundo se rebela, sea contra la subida del alquiler, de las tarifas del transporte público, de las matrículas de la universidad, sea contra la falta de comprensión en casa, la falta de oportunidades para la gente joven y creativa, etc. Pero estas rebeldías cotidianas y reales ¿conducen a algún sitio, sirven de algo? Y si no sirven para nada, ¿sirve de algo evadirse sencillamente de estos problemas, a través de las drogas, la violencia, el

individualismo a ultranza, el sálvese quien pueda? De la observación de la Naturaleza se desprende que la rebeldía es algo útil para la vida. Un roble, por ejemplo, cuando está en la semilla, no se ve porque el instinto de protección no le deja desarrollarse, lo aprisiona en esa "cárcel" porque ahí está seguro. Si del interior de la semilla no surge la necesidad de crecer, de dejar atrás la comodidad, el árbol potencial puede quedar encarcelado durante siglos, pero como hay una fuerza –la búsqueda de su propia realización como roble– que comienza a empujar hacia fuera, hacia arriba, hacia el sol, la prisión es transmutada en libertad de expresión. La especial rebeldía del roble le conduce a su propia realización. De ahí que la auténtica rebeldía se encuentra dentro de nosotros y la podemos relacionar con una serie de actitudes que nacen de nuestro yo profundo, del yo más desconocido y que, sin embargo, tiene la fuerza de llevarnos hacia delante incluso cuando las circunstancias no son favorables. El rebelde se desmarca de la masa, de ser masa, pues no puede perder la propia personalidad, diluida en "lo que todos quieren", no puede perder la propia individualidad sacrificada al leviatán del "qué dirán". Tal vez uno de los autores que mejor reflejó este sentimiento haya sido Hermann Hesse.

El primer paso hacia la felicidad probablemente sea la autenticidad, una autenticidad que nos lleve a esa coherencia entre nuestras ideas, lo que sentimos y las acciones que nos mueven en la vida. Por eso el camino de la felicidad no lo hallaremos tanto en unas circunstancias favorables, como en conocerse y poseerse uno a sí mismo para, desde nuestra unidad interior, avanzar serenamente a través de las circunstancias hacia las metas que nos hayamos marcado en la vida. Si la vida esconde entre sus significados el de la realización de todo el potencial que guardamos como personas, será conociéndonos y desarrollando lo mejor de nuestra naturaleza humana, cuando convirtamos la vida en una maravillosa aventura, nuestra aventura. En su novela Demian, nos dice que “la comunidad... es algo muy bello. Pero lo que ahora vemos florecer por todas partes no es la comunidad verdadera. Esta surgirá, nueva, del conocimiento mutuo de los individuos, y transformará por algún tiempo el mundo. Lo que hoy existe no es comunidad: es, simplemente, rebaño. Los hombres se unen porque tienen miedo unos de otros, y cada uno se refugia entre los suyos. Los señores en su rebaño; los obreros, en el suyo; los intelectuales en otro... ¿Y por qué tienen miedo? Se tiene miedo cuando no se está de acuerdo con uno mismo. Tienen miedo porque no se han atrevido jamás a seguir sus propios impulsos interiores”. Cuando en vez de comunidad hay rebaño, todo es igual, todos piensan lo mismo, todos van a comprar lo mismo en los mismos lugares, todos protestan por lo mismo el mismo día. Y cuando todos piensan lo mismo, hacen lo


mismo, nace la indiferencia, se pierden los valores humanos, se mata sin piedad, se explota sin límites. Hoy nos hablan de las bondades del “pensamiento único”, y ¿no será una consecuencia más del rebaño en el que nos quieren meter? Perdemos así silenciosamente la capacidad de admirar a los que son diferentes, porque no hay

nadie diferente y mejor, no existen los héroes, los maestros de la vida, todo es chato, todo es tristemente gris y monótono, sin matices que coloreen la vida. ¿Puede el alma rebelde permanecer indiferente al estado del mundo? El fanatismo, el hambre y las drogas brutales han aumentado; se exalta la tolerancia con la palabra y se siembra la discriminación con los hechos. El fantasma de la guerra planea sobre millones de cabezas segando miles de vidas inocentes. El saber sirve con demasiada frecuencia a los poderes y a sus detentadores privilegiados, en lugar de destinarse prioritariamente a elevar el bienestar de los ciudadanos. Un puñado de firmas dominan a escala mundial la investigación para su propio beneficio. Gracias al avance de las

biotecnologías, las células, los genes, se convierten en materias primas, al mismo nivel que el petróleo o el algodón. ¿Puede aceptar el ser humano convertirse en una materia prima rentable en nombre de la ciencia y del progreso? La situación mundial grita la necesidad de una renovación profunda, y cuando todo un ser está enfermo, no podemos curar solo un órgano. No se puede cambiar por partes. No se puede cambiar solamente un sistema político, un sistema económico, un sistema religioso, social, artístico, científico, cuando todo está en crisis profunda. ¡Hace falta cambiarlo todo! Cambiarlo todo, no destruirlo todo. No es eficaz destruir; el último siglo ha conocido demasiadas revoluciones que han usado las armas y no han conseguido nada estable y duradero. Hace falta construir algo realmente alternativo, un mundo nuevo y mejor. Para ello, hace falta un hombre nuevo, un hombre que sea capaz de vencer sus egoísmos, un hombre que sea capaz de construir sin descanso, de trabajar y de ver el fruto de su trabajo, un hombre que pueda investigar las antiguas tradiciones esotéricas y los más modernos descubrimientos de la ciencia, un hombre que tenga derecho y fe, un hombre que pueda andar en estos caminos ascendentes que van hacia el horizonte. Hace falta empezar a construir desde lo pequeño, desde el hombre, para que con el tiempo se vaya llegando a lo grande en la medida que cada vez se sumen más rebeldes dispuestos a mejorarse a sí mismos. Francisco Capacete

Símbolos Milenarios

SAN JORGE Y EL DRAGÓN Desde la más remota Antigüedad sobrevive, y continúa inspirando al ser humano, el mito de san Jorge y el dragón. Cada cultura, cada pueblo guarda una forma tradicional de este símbolo. De alguna forma, y sin que sea necesario un gran conocimiento de mitología, todos reconocemos en la lucha de san Jorge contra el monstruo, que exige el sacrificio de lo más bello, inocente y puro (simbolizado en la dama), la batalla de lo noble y justo contra lo corrupto, contra el materialismo y la injusticia, que devoran los sueños e ideales humanos de concordia, paz y justicia. La filosofía ve también en el mito, la batalla interior contra nuestras propias sombras y debilidades, para que venzan las fortalezas internas de amor, discernimiento y buena voluntad que deseamos también ver en el mundo. San Jorge somos todos, hombres y mujeres, cuando hemos hecho de la vida una maravillosa aventura de transformación interior... y, por tanto, exterior.

El vuelo de la esfinge Filosofía para un mundo mejor

EDITA: Esfinge: www.revista-esfinge.com

Nº 3. Octubre 2014

Los artículos firmados no expresan forzosamente la opinión de la Redacción de la revista, sino que comprometen exclusivamente a su autor.


Internet y nuestros cerebros Harold Innis, maestro del estudioso de la comunicación Marshal Mc Luhan, ya observó en los años 40 del siglo pasado que los cambios que se habían producido en los modos de almacenar el conocimiento a lo largo de la Historia habían sido más fuertes y duraderos que los causados por la política y las revoluciones, y afectaron a la manera de interpretar el mundo, creencias y habilidades cognitivas. Siguiendo su ejemplo, desde hace algún tiempo los expertos en neurociencias vienen ofreciendo resultados de investigaciones y reflexiones acerca de los posibles efectos que las nuevas tecnologías están produciendo en nuestra actividad cerebral. Una de las primeras y más citadas, realizada por psiquiatras de la Universidad de Los Ángeles, descubrió que los usuarios asiduos de la red registran mayor actividad en la zona del cerebro en la que se gestiona la memoria a corto plazo y la toma de decisiones, es decir, que tales hábitos nos hacen más ágiles mentalmente, pero sin embargo, disminuyen nuestra capacidad de concentración, memoria y reflexión. Otros estudios demostraron que las habilidades desarrolladas en el contacto con Internet se mantenían fuera de la red, de tal manera que los efectos neuronales no estaban solo relacionados con las prácticas on line, perfilándose así una manera nueva de conocer, más abierta y dinámica, pero también más superficial y fragmentada. La reciente obra de Nicholas Carr (Superficiales. Qué está haciendo Internet con nuestras mentes, Taurus, 2010) ha vuelto a llamar la atención sobre este

Lo leí en...

Sobre la felicidad De Séneca (4 a.C - 65 d.C.)

“Todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir felices, pero tienen los ojos nublados para descubrir qué hace posible la felicidad. Nada, sin embargo, necesita ser más enfatizado que la advertencia de no seguir, como un rebaño, a la multitud que nos precede, recorriendo el camino por donde todos van y no por el que debemos ir. Nada entorpece más que acomodarse a los rumores de la gente, pensando que lo mejor es lo que hace la mayoría e imitar las conductas de moda. Así, desde luego, no vivimos racionalmente, sino de un modo superficial... De ahí que sea nocivo mimetizarse con los que van delante, pues supone preferir ser crédulos a juzgar por nosotros mismos”. “Busquemos lo bueno no por su apariencia, sino por su solidez, su duración y su belleza interior: ahondemos”.

asunto en todo el mundo. “Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa. Lo que yo defiendo en mi libro es que las diferentes formas de tecnología incentivan diferentes formas de pensamiento y, por diferentes razones, Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración”, declaraba hace poco el autor al diario El País. Quizá estemos todavía bajo los efectos de algo nuevo, demasiado sometidos por las tecnologías, que tanto nos distraen, y poco a poco, se hará necesario desarrollar técnicas de concentración, nuevas disciplinas que nos puedan liberar de esos condicionamientos. No está de más recordar que para las escuelas de pensamiento de Oriente la concentración es la condición indispensable para una mente despierta, para una voluntad libre, que sabe a dónde se dirige, indispensable para que la vida tenga sentido y finalidad. Si perdemos esa posibilidad, habremos descendido en la calidad de lo humano, por mucha tecnología que manejemos. M.ª Dolores F.-Fígares

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“La vida feliz, por tanto, es una vida que está en armonía con su propia naturaleza, que realiza una inserción armoniosa del ser humano en el universo, lo cual puede lograrse solo de una manera. Ante todo, debemos tener un juicio sano y en constante posesión de su cordura; después, es necesario un ánimo fuerte y enérgico, con gran capacidad de resistencia, preparado para las mudables circunstancias, y no preocupado animosamente de lo corporal. En fin, un espíritu diligente para edificar la vida sin remilgos, dispuesto a disfrutar de los regalos de la fortuna, pero sin ser esclavo de ellos”.


El Macrobios y el Microbios Culturas de sabiduría Textos del Egipto antiguo

Hay ciertas similitudes entre lo grande y lo pequeño, cierta analogía que nos permite intuir leyes comunes. Para la mentalidad antigua, esto se daba por real. Para dicha concepción, el universo es un “animal celeste”, un ser vivo con sus leyes que lo rigen, un “macrobios” que se puede ver también reflejado en pequeño en el hombre, que, como ser vivo, conforma un reducido “microbios”. Los átomos en el hombre serían algo similar en su cuerpo a los sistemas estelares en el cuerpo celeste del universo; sus moléculas –que enlazan átomos– serían como verdaderos sistemas estelares enlazados; sus células serían como galaxias; los tejidos se asemejarían a nubes de galaxias; los músculos, a algo así como cúmulos galácticos; los órganos bien diferenciados y organizados, a supercúmulos o nidos de galaxias. Ciertas analogías han de hacernos pensar que la vida guarda secretas leyes con que ordena a sus criaturas, que no pueden ser fruto de casualidad alguna. Así, podemos observar en el hombre que la inclinación del corazón es de 23º, al igual que ocurre con el eje de la misma Tierra. El agua marina en pequeñas proporciones puede sustituir a la sangre y realizar su trabajo en el cuerpo humano. Tal vez por ello el hombre antiguo decía que los mares son como la sangre de un ser vivo llamado Tierra. El hombre respira habitualmente unas 18 veces por minuto, lo que le lleva a completar unas 25.920 veces al día; por extrañas analogías, este número es la cantidad de años que conforman un año sideral, en que el Sol lo encontraríamos o veríamos surgir por el horizonte en la misma posición. ¿Tal vez un día de los nuestros equivalga a un año de nuestra estrella? Cuando se nos describe un átomo, pareciera que estamos ante un sistema solar en miniatura, salvadas las diferencias de magnitudes. Aunque nuestro sistema solar nos parece grandioso, tal vez entre el átomo y un sistema solar tan solo haya una diferencia de tamaño. Los antiguos consideraban al Sol como un gran ser vivo, sometido a leyes similares a las que rigen todo el cosmos, y a los seres vivos en particular. Del mismo modo, la actividad atómica dentro de cualquier material nos hablaría de un tipo de vida, que demuestra que la materia no está inerte. Todo está en relación, tal como nos dice un viejo aforismo del Kybalión egipcio, “Así es arriba como es abajo”. Nos regimos por leyes semejantes; tanto en el microbios como en el inmenso macrobios, estamos sometidos a unos principios generales. Nosotros tomamos la energía del ambiente, como expresan las culturas orientales. Por ello se dan más casos de muerte natural al amanecer, cuando el ambiente y, por tanto, el hombre disponen de menor energía. La sangre se coagula en pequeños grumos cerca del amanecer. Nuestra secreción hormonal y la tensión arterial también guardan relación con el Sol, y así podríamos citar variados ejemplos... Vivimos interconectados con nuestro entorno, nuestra realidad no es tan solo nuestro cuerpo, sino la naturaleza que nos envuelve. Estamos encadenados al cosmos y no tan solo en su faceta material... (Raysan) -4-

“Si eres poderoso, practica la ciencia y la palabra serena. Manda tan solo para dirigir. Ser dogmático es obrar mal. Que tus pensamientos no sean altaneros; que no sean humildes. Da tus órdenes y cuida de que se ejecuten; habla sin vehemencia, pero con rostro serio. Si tienes el corazón ardiente, atempera su vivacidad. El hombre afable supera todos los obstáculos”. “Si quieres ser cortés, no interpeles al que abordas. Mantén una conversación que no le aburra... Si se trasluce su ignorancia y te da ocasión de avergonzarle, trátalo con toda delicadeza; no le apremies, no le cortes la palabra, no le reprendas de modo terminante; no lo acorrales, no insistas por miedo a que en lo sucesivo rehúya tus entrevistas” (Enseñanzas de Amenemope). “...Cuida de no hablar irreflexivamente; cuando el corazón está turbado, las palabras vuelan más rápido que el viento delante del agua” (Enseñanzas de Amenemope). “Busca para ti el silencio” (Máximas de Ani). “No gires en círculos simplemente para no permanecer inmóvil. No huyas cuando te han golpeado, por temor a que dupliquen tu castigo. Quien enfrenta con valentía una desgracia, no sentirá todo el rigor de su infortunio”. “Si vas por un camino que tus manos construyen día tras día, llegarás al lugar donde debes estar” (Máximas de Ani).


Las preguntas más importantes de la vida Desde pequeños, las preguntas nos han acompañado e impulsado a descubrir la vida. ¿Quién no se ha preguntado, alguna vez, quién hizo este mundo y para qué, si existe el destino, si existe la eternidad, si realmente tenemos un alma inmortal o todo acaba con la muerte, cuáles son los límites del universo...? Esa disposición de preguntarse, de desear encontrar respuestas, es algo que acompaña al hombre desde que apareció en la faz de la Tierra. Si investigamos en las más remotas culturas de Oriente y Occidente, encontraremos estas mismas inquietudes. Miles de años antes de Cristo, en la antigua India, las descubrimos en el magnífico poema del Bhagavad Gita, que escenifica el diálogo del guerrero Arjuna y su Maestro Krishna sobre los motivos fundamentales de la existencia y la razón de ser de la propia vida; o en la cultura egipcia y su Libro de los muertos, expresado en simbólicos pasajes en los que el alma del iniciado discurre a través de diferentes pruebas, oteando la esencia del ser y el existir; y hasta en la misma civilización azteca, por medio de la llamada “Guerra Florida”, cuyo sentido no es otro que el despertar a la vida interior o espiritual. En la antigua Mesopotamia, las encontramos en el mito de Gilgamesh, el héroe que ante la muerte de su mejor amigo, sufre terriblemente y se pregunta dónde está, si volverá o no. El hombre siempre se interrogó. De no haber tenido esa predisposición desde la edad de las cavernas, no se hubieran atrevido a salir de su oscuro refugio preguntándose qué hay más allá de los límites de lo que se ve. Jamás se habrían arriesgado a investigar cuáles son los confines del mundo. El cuestionarse sobre todo aquello que se vive y todo lo que ocurre es quizá una de las principales características de la condición humana. Los animales no se interrogan, viven simplemente siguiendo sus instintos. Tampoco las plantas se interrogan. El autocuestionamiento es un aspecto que distingue a los humanos. Decía el profesor Jorge Á. Livraga, fundador de Nueva Acrópolis, que solo hay dos tipos de seres humanos que no tienen inquietudes: los sabios o los imbéciles. Los primeros porque ya se respondieron las

preguntas esenciales, y los segundos porque su estado de imbecilidad les niega la posibilidad de darse cuenta siquiera de que el misterio nos rodea por todas partes. Todos nos hemos preguntado alguna vez: “¿quién soy?”, “¿cuál es mi origen?”, “¿cuál es mi destino?”. Todos somos, en mayor o menor medida, “filósofos”. Esta palabra, de origen griego, viene de “philo-sophia”: el amor a la sabiduría. Sin embargo, cuántos de nosotros no habremos concluido de manera apresurada que tales preguntas carecen de respuesta y, creyendo que son producto de la inmadurez, las hemos postergado y finalmente ignorado, por dedicarnos a “cosas realmente útiles”. ¿Acaso no es útil conocer qué es la felicidad, cuando todos nuestros actos buscan tal fin? ¿Será útil conocer qué sentido tiene mi vida o es mejor vivir a ciegas, sin saber ni de dónde vengo ni a dónde voy, y finalmente cuando muera, no saber para qué existí? Al hombre no le basta con lo que percibe de manera inmediata, quiere ir más allá y conocer qué hay detrás de todo lo que ve, toca o escucha. Tanto es así que los más grandes pensadores y maestros han tenido como ocupación principal la búsqueda de respuestas a tales cuestiones. Pues como dicen todos ellos: “una existencia sin una búsqueda, sin una pregunta, sin una duda, sin una intranquilidad, sin el deseo de saber cuál es el sentido y el trasfondo de la vida, sin claridad de miras ni coherencia, sin un destino, es la peor de las desgracias”. Quizá las respuestas no estén en el mundo concreto, físico, sino en el meta-físico: lo que está más allá de lo físicamente perceptible. Ingresar en lo metafísico es conocer el lado profundo del ser de cada uno, es conocer la naturaleza de los sentimientos, de los pensamientos, del alma, es acercarse al misterio mismo de nuestra presencia en la faz de la Tierra, a la raíz de la vida. La metafísica y la filosofía sirven para descubrir tu realidad interior, tus potencialidades y, sobre todo, para responderse a preguntas tan importantes como ¿cuál es el sentido de la vida? Delia Steinberg Guzmán -5-


El Orden

Valores que nos humanizan

La filosofía nos ha enseñado a descubrir en el ser humano una serie de cualidades latentes, de valores atemporales, más allá de las épocas, de las culturas, de los pueblos. Son valores que, de desarrollarse armónicamente, suponen la realización plena del ser humano. El orden es algo implícito en lo que está vivo y en evolución creciente. Gracias a él es posible el libre desenvolvimiento de lo mejor de nuestras cualidades y su desarrollo. Sin él, la energía se bloquea o se pierde. Veamos dos ejemplos: Todos tenemos en nuestra casa alguna pequeña biblioteca. Lo cierto es que si esos libros, en lugar de estar básicamente ordenados en algunos estantes, estuviesen amontonados en el centro de una habitación, seguiríamos teniendo los mismos libros, pero difícilmente podríamos hacer uso de ellos cuando los necesitásemos. Muchos no saben que entre el carbón mineral y el diamante, la diferencia que hay es sencillamente que en el diamante las moléculas de carbono están ordenadas siguiendo su patrón natural, mientras en el carbón las fuerzas que intervinieron en su formación no le permitieron organizarse según su propia estructura molecular y se organizaron en un desorden caótico. Es precisamente el orden en la estructura del diamante el que le da esa transparencia que hace que, al atravesarlo la luz, pueda expresarse en él todo su esplendor y brillo, que pueda ser tallado para realzar los miles de matices de la luz. Ordenar es dar a cada cosa un sitio, un lugar lógico, y disponer también de métodos para cuando lo estamos utilizando. Esto permite ahorrar tiempo y energía, además de que nuestro entorno reflejará un poco de armonía (que producirá también sus efectos en nuestra psiquis). Sabemos que el orden va desde lo físico (reflejado en los lugares que habitamos), el tiempo (reflejado en el ritmo de vida y en los horarios), hasta el orden y medida emocionales y mentales, pero comencemos por el más visible, que es el orden físico, sabiendo del poder subconsciente de transformación que posee. Agreguemos un poco de nuestra voluntad,

de la autodisciplina diaria, y veremos cómo la luz de nuestra propia conciencia se abre paso un poquito más cada día en nuestras vidas, viendo, sintiendo y actuando con más claridad. El orden es la respuesta de la materia a la presencia del espíritu, esa tríada donde se asientan la Voluntad, el Amor y la Inteligencia. Y a la vez, una ventana por donde podemos percibir lo superior que hay en nosotros y el universo. Hacer crecer nuestro orden exterior e interior es una buena propuesta para quien sueña con despertar y desarrollar todo su potencial como ser humano. Miguel Ángel Padilla

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¿Qué pasa antes de nacer?

Una pregunta que ciencia y filosofía se han hecho alguna vez es la de por qué el ser humano piensa en la inmortalidad. La cuestión es lo suficientemente interesante como para que un grupo de psicólogos de la Universidad de Boston hayan llevado a cabo un experimento con la intención de descubrir en qué momento aparece la idea de inmortalidad en el hombre. El estudio, que lleva por nombre “The Development of Children's Prelife Reasoning: Evidence From Two Cultures”, asegura que la percepción de la inmortalidad en el ser humano responde a patrones universales. Esos patrones

universales son prácticamente idénticos en las edades más tempranas de la vida; sin embargo, conforme el niño crece y se sumerge en la cultura de su entorno, esa percepción cambia. Básicamente, da igual las creencias religiosas o circunstancias sociales y culturales de la persona, porque el ser humano nace en todas partes con las mismas ideas acerca de lo que pasa antes de nacer. Es después cuando esas ideas van modificándose. En la investigación, a cargo de las doctoras Natalie Emmons y Deborah Kelemen, realizada con niños de entre 5 y 12 años de diversos entornos sociales (desde niños de ciudad a provenientes de tribus indígenas de la Amazonia), se comprobó que la mayoría de ellos pensaban de sí mismos que existían desde antes de nacer. Esta creencia era de hasta un 90% en niños de entre 5 y 6 años, y descendía hasta el 70% en los niños de 12 años. Los investigadores concluyen el estudio afirmando que la reencarnación es un pensamiento intuitivo que se va perdiendo conforme se desarrolla el pensamiento racional. Entonces, no fueron la cultura y la religión las que generaron en el ser humano las ideas acerca de la inmortalidad sino que parece algo innato.

Un movimiento filosófico a nivel mundial presente en más de 60 países Nueva Acrópolis es una organización internacional de carácter filosófico, cultural y social, que nacida a mediados del siglo XX, se proyecta en este nuevo milenio. Nueva Acrópolis promueve la Filosofía a la manera clásica como un conocimiento global que aúna Ciencia, Arte, Ética y Metafísica en un Ideal de realización humana, capaz de obrar en el Hombre una armonía entre la forma de pensar y la forma de vivir, una filosofía que reavive los altos ideales de Belleza, Bondad, Justicia y Concordia.

Principios y Finalidades 1- Fraternidad Promover un ideal de fraternidad universal, basado en el respeto por la dignidad humana, más allá de las diferencias raciales, de sexo, culturales, religiosas, sociales, etc. Es necesario promover el respeto por las diversas identidades y tradiciones, y a la vez fortalecer la unión más allá de las diferencias, armonizar personas, ideas y sentimientos en una convivencia enriquecedora y abierta. Este ideal de fraternidad halla su fuerza en lo que nos une más que en lo que nos separa. Se afirma en el reconocimiento de valores universales que, respetando la diversidad, trascienden los propios usos y costumbres locales y confluyen en unos principios éticos comunes, inherentes a la dignidad de todo ser humano. Este ideal promueve el respeto y fomento de los derechos humanos, así como el reconocimiento de unos principios de ética universal.

Propósitos y Principios

3- Desarrollo 2- Conocimiento Desarrollar lo mejor de nuestro I. Reunir a los Hombres y Mujeres de todas Fomentar el amor por la sabiduría potencial humano, promoviendo razas y condiciones socialeslaen q u e , a t r a v é s d e l e s t u d las i o creencias, como individuos y a un ideal plena de fraternidad universal. comparado de filosofías, religiones,tornorealización nuestra integración en la naturaleza ciencias y artes, promueva el y la sociedad. II. Despertar una visión global mediante el conocimiento del universo, la estudio comparado de las Filosofías, las naturaleza y el ser humano. El ser humano guarda aún enorme Ciencias, las Religiones y lasunArtes. potencial latente. Conocerlo y El amor a la verdad y el conocimiento desarrollarlo uno dedel los individuo pilares parte de la legítima aspiración por III. Desarrollar lassupone capacidades fundamentales de la propia vida y una y desarrollar el propio discernimientopara y que pueda integrarse en la Naturaleza fuente de satisfacción perdurable. El comprensión del mundo y de uno vivir logro segúndelas características de su propia la armonía entre pensamiento, mismo. Entendemos la filosofía como personalidad. sentimiento y acción es una meta para eje relacionador de las diferentes nosotros. Un desarrollo equilibrado y facetas y vertientes del conocimiento global de uno mismo, la realización de humano. las mejores cualidades y valores de nuestra naturaleza humana, son La filosofía puede unir las fuentes del probablemente la única garantía hacia pasado y el presente en una visión un mundo mejor. global, amplia e integradora, que la transforme en un verdadero motor del progreso que busque no solo indagar en los caminos de la vida, sino profundizar en sus finalidades, y que trate de aunar www.acropolis.org todos los aspectos del saber y de la experiencia. www.nueva-acropolis.es -7-


Taller de Filosofía de Oriente y Occidente

Un viaje al corazón de la vida MÓDULO I El ser humano ante sí mismo_________________ El ser humano y su naturaleza - Microcosmos y macrocosmos - Planos y dimensiones del universo y del ser humano India milenaria - Poema místico-esotérico del Bhagavad Gita: Dharma y Karma -Teoría de la reencarnación La sabiduría del Tíbet - Antiguos textos tibetanos: “La Voz del Silencio”, “El Libro de los preceptos de oro” Budismo - Vida y enseñanzas del Buda. El Dhammapada - El ser humano frente al sufrimiento y el dolor China - Confucio, vida y pensamiento - Ética y política, las cualidades del buen gobernante Egipto - Ciencia, arte y magia en Egipto - Textos y enseñanzas egipcios Aristóteles - La búsqueda de la felicidad - La Areté: el desarrollo de las excelencias del alma Los neoplatónicos - Las tres vías de acercamiento a la sabiduría: la Belleza, la Música y la Filosofía. El Arte como camino de realización

Si tienes un alma inquieta y un corazón aventurero que no se resigna a vagar sin respuestas ni a confiar en aquello que no acepten tu corazón y tu mente... Si huyes de los fanatismos y los dogmas pero crees en la profundidad de la vida... Si intuyes que detrás de cada pueblo, de cada religión, de cada pensamiento hay un trozo del misterio del ser humano... Si sientes que la historia, la ciencia, la ética o el arte están unidos por los lazos invisibles que unen todas las cosas.... Entonces tú eres un filósofo, buscador incansable de lo verdadero, de lo justo y de lo bello.

Para más información de convocatorias y horarios

MÓDULO II La dimensión social del ser humano ________ El ser humano al encuentro de la convivencia - Los problemas del ser humano y el mundo actual. La deshumanización y pérdida de finalidades - Confucio y Platón: un mundo mejor solo es posible con un hombre mejor La tradición platónica - El ideal platónico del hombre y el mundo: lo Justo, lo Bueno, lo Bello y lo Verdadero - La educación y la formación integral humana - Simbolismo del Mito de la Caverna Roma y los ciudadanos del mundo - La filosofía estoica. El valor y la fortaleza frente a la adversidad MÓDULO III El ser humano ante la historia ____________ - Filosofía y lógica de la historia. Sentido de la historia y la mitología - Teoría del eterno retorno y los ciclos históricos - La crisis de nuestro tiempo y su proyección en el futuro de nuevas formas civilizatorias ANEXO I Ciencias antiguas ____________________________ Astrología. Alquimia. Yoga -

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