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ÁMBITO SOCIAL
23.Muere Óscar Chávez Ciudad de México. El cantante Óscar Chávez murió este jueves. La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, dio a conocer la muerte del cantautor a través de sus redes sociales. ―Una voz de lucha nunca se apaga, gracias Óscar Chávez, tu vida fue un viaje digno de ti. Mi más sentido pésame a sus familiares, amigos y compañeros de lucha y canción. ¡Viva Óscar Chávez!‖. Hace apenas unas horas, se informaba en su cuenta de Twitter que el ―Caifán Mayor‖ se encontraba estable ―y muy bien atendido por el personal hospitalario‖. Ahí se señalaba que ―la prueba para Covid-19 aún está en proceso‖ y se agradecieron ‖todas las muestras de afecto y apoyo que han tenido con él‖. (jornada.com.mx) 30/04/2020
24.Alberto Linero: Dios no tiene nada que ver con el coronavirus Alberto Linero, conferencista y autor de libros como “El man está vivo” y “Vive y déjame vivir”, habló con Sentiido sobre el uso religioso que algunas personas le han dado al coronavirus-COVID-19 y sobre la relación entre religiones y diversidad sexual El cinco de septiembre de 2018 varios medios de comunicación publicaron que el padre Linero dejaría de ser sacerdote. A muchas personas la noticia les sorprendió porque se habían acostumbrado a verlo con su pinta de sacerdote, en distintos espacios, compartiendo reflexiones para la vida diaria. En diciembre de ese año, en una entrevista para El Tiempo, Linero afirmó que dejó la comunidad eudista, a la que estuvo vinculado durante 33 años, porque dejó de sentirse representado en muchas de las narrativas de la Iglesia católica. Por ejemplo, en unos ejercicios evangelizadores que mantienen a los sacerdotes lejos de la gente y que les llevan a creer que todo lo que hacen es perfecto. Su decisión, dijo, también tuvo que ver con otras lógicas de la institución como su posición frente a las personas LGBTI. ―Esto me molesta y me lastima porque, ¿cómo se puede rechazar a una persona por su condición humana?‖. En esa entrevista señaló que está convencido de que el papa Francisco tiene que hacer cambios estructurales en la Iglesia católica. ―Ha hecho algunos en el lenguaje, pero se necesitan transformaciones de fondo pronto. El celibato obligatorio, por ejemplo, no resiste más. La Iglesia se está perdiendo de una gran cantidad de jóvenes extraordinarios que no pueden con el celibato‖. Otro de los motivos por los que tomó esa decisión, explicó en 2018 en la emisora Blu Radio, fue llegar a los 50 años, un momento para replantearse su vida. ―En los últimos años me sentí muy solo y viví experiencias muy duras y eso me golpeó bastante‖, señaló. Sin embargo, su camino de líder espiritual ya estaba abierto. Para la muestra, el éxito de sus libros: ¿Qué tiene ella que no tenga yo? (2013), Los milagros de la Madre Laura (2013), No mendigues amor (2013), Señor, ahoga mi dolor (2014), Sin libertad no hay amor (2014), El poder de las decisiones (2014), La luz al final del túnel puedes ser tú (2015), Si estás enamorado, no te cases (2016), Mi venganza es perdonarte (201 7), la serie El Man está vivo (2017), Dios es Mujer (2018), Mi vida de otra manera (2018), Mi mundo en oraciones (2019) y Vive y déjame vivir (2020). En estos momentos de cambio e incertidumbre que vive el mundo producto del coronavirus-COVID 19, Sentiido habló con él.
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Sentiido: Algunas personas dicen que el coronavirus-COVID 19 es un “castigo de Dios” por las leyes que reconocen los derechos de las personas LGBTI y ciertos derechos sexuales y reproductivos. ¿Qué decir al respecto?
Alberto Linero: No sería capaz de entender a Dios castigando. Eso implicaría que no es un Dios de amor sino que necesita del miedo y que nos comportemos como Él quiere para darnos felicidad. Dios crea, no destruye. Los relatos de destrucción son producto de acciones humanas. Yo no me imagino a Dios desquitándose por algo con los seres humanos. Dios no está en contra de que todas las personas tengan los mismos derechos o de que puedan realizar su plan de vida. Yo no me imagino a Dios persiguiendo a las personas LGBTI por tener orientaciones sexuales e identidades de género válidas. Nadie, sin importar si es homosexual, bisexual, heterosexual o trans, tiene por qué sentirse amenazado o acusado por Dios. Primera de Juan 4 -18 dice que donde hay amor no hay miedo. El Dios que se nos revela en Jesús de Nazaret ama a todas las personas.
―EL CORONAVIRUS NO TIENE NADA QUE VER CON DIOS SINO CON LA AUTONOMÍA DEL SER HUMANO‖. El coronavirus no tiene relación con Dios sino con las equivocaciones humanas. Sin embargo, lo que está pa-
sando es una oportunidad para mirarnos hacia adentro. La metáfora de estar encerrados es preciosa porque es dejar de estar afuera para realizarnos interiormente.
S: Algunos pastores cristianos han publicado en sus redes que en tiempos de coronavirus es cuando la gente más debería diezmar. ¿Qué opina?
A.L.: Yo respeto todas las prácticas religiosas pero no creo en el diezmo. No creo que a Dios se le compre. Yo creo que el Señor no me pide un porcentaje de mis ingresos y no entiendo los textos bíblicos de Pablo de siembra como ―comprar gracia‖. Entiendo las dinámicas de algunos grupos religiosos que requieren de donaciones para sostener sus iglesias pero pensando siempre en el bienestar de las personas que forman parte de esa comunidad.
S.: Algunos pastores cristianos han planteado la relación: “diezmo –milagro para que el coronavirus desaparezca”. ¿Qué opina?
A.L.: Respeto todas las experiencias religiosas pero para mí no hay una relación entre ofrenda y milagros porque sería pretender comprar a Dios. Estoy de acuerdo en ayudar pero eso no significa ―comprar una bendición‖. Dios ayuda a todas las personas: a las que dan y a las que no. En Segunda Corintios 9-7 Pablo dice que cada uno dé según su corazón, pero no pensando en comprar milagros. Lo que cualquier persona debe hacer para enfrentar el coronavirus es cumplir con las medidas que las entidades de salud reclaman, confiar en la ciencia y ser solidario.
S: En estos tiempos de ansiedad, incertidumbre y miedo, ¿qué tanto ayuda tener una práctica espiritual?
A.L.: Ahora –y siempre–es fundamental tener una actitud espiritual, pero por estos días aún más porque necesitamos control de emociones, ser más tolerantes, poder relacionarnos con el otro en medio de nuestras diferencias y, con mayor razón, cuando tenemos que compartir días enteros en espacios pequeños. Pero entendiendo esta experiencia espiritual no como una contraprestación con Dios. Se trata, fundamentalmente, de trascender y de encontrar sentido, esperanza y fuerza para salir adelante.
S: Muchas veces quienes se oponen a la diversidad sexual y de género dicen: “Dios no está de acuerdo con la homosexualidad”. ¿Qué opina de atribuirle a Dios una personalidad y, además, autoritaria?
A.L.: Estas son afirmaciones producto de una mala lectura de la Biblia. Debemos enfocar nuestro esfuerzo en descubrir cuál es el sentido de la vida desde nuestra opción de fe y no centrarnos en prácticas culturales que no corresponden con nuestra época. ―YO NO ME IMAGINO A DIOS HUSMEANDO EN LAS CASAS Y EN LAS CAMAS DE LA GENTE‖. Algunas personas no han entendido que un tema es la verdad de salvación y otro las costumbres en la que esa verdad de salvación se comunicó. Yo no puedo volver dogma de fe una costumbre. Uno lee Levítico y otros libros y encuentra, por ejemplo, que en ese contexto la poligamia era permitida.
S: Para oponerse a la diversidad sexual y de género, algunas personas citan frases sueltas de la Biblia. ¿Qué opina de sacar frases de contexto para argumentar contra ciertos temas?
A.L.: Hace unos días leía a John Shelby Spong, obispo retirado de la Iglesia episcopal, quien decía que el fundamentalismo destruirá al cristianismo. Sacar frases de la Biblia para argumentar contra ciertos temas son prácticas fanáticas que desconocen contextos históricos y culturales, así como el hecho de que la ciencia nos abre a otras verdades que debemos aceptar.
S: Hay biblias que incluyen la palabra “homosexualidad” cuando este concepto, entendido como orientación sexual, es relativamente nuevo. ¿Qué tanto influye la traducción y el financiador de esa traducción en que una Biblia incluya palabras como esta?
A.L.: La Biblia fue escrita en idiomas que no son los nuestros y en momentos históricos distintos a los actuales. Por esto, así como es palabra de Dios también es palabra humana porque refleja un contexto histórico. Muchas veces leemos los textos bíblicos con nuestros prejuicios de hoy y terminamos haciéndole decir cosas que no dice. En el Nuevo Testamento aparecen listados que en ese momento se consideran pecados, pero hoy hay que ver qué dice la ciencia frente a muchos de esos temas.
S: Desde 2016 pareciera que se hubieran creado dos bandos: los sectores conservadores-religiosos que hablan de “ideología de género” y los sectores progresistas reacios a todo lo religioso. ¿Cómo crear puentes ahí?
A.L.: Ambos extremos se tocan y terminan teniendo las mismas posiciones de exclusión. Yo sería incapaz de excluir a quien que no tenga mi misma orientación sexual o identidad de género, pero también les pido a los demás que respeten mi opción de fe porque es válida.
―EN MI LIBRO VIVE Y DÉJAME VIVIR INVITO A LA LIBERTAD COMO POSIBILIDAD PARA SER FELICES E INSISTO EN NO SER FANÁTICOS‖.
Tendemos puentes cuando entendemos nuestros valores compartidos, la dignidad por ejemplo. Nadie tiene menos dignidad que otra persona. A cada quien hay que respetarlo por el simple hecho de ser humano. ―LA DIGNIDAD ES EL PRINCIPIO BÁSICO DE UNIDAD MIENTRAS QUE LA DIVERSIDAD ES RIQUEZA‖ También es importante entender que unidad no es sinónimo de uniformidad, sino de construir relaciones sanas en medio de las diferencias. Esto nos enriquece. Que una persona sea atea y yo creyente no nos hace enemigos. Que una persona sea heterosexual y otra homosexual no implica que tengan que ser enemigas. Por el contrario, nos enriquece.
S: Muchas veces se señala a quienes hablan de “derechos humanos”, “justicia” e “igualdad” como “mamertos” o “guerrilleros”, ¿a qué le atribuye esto?
A.L.: Yo le tengo mucho miedo al concepto ―la mayoría‖. A mí no se me olvida que fue una mayoría la que crucificó a Jesús de Nazaret. Le tengo miedo a creer que mi verdad es absoluta y que quien no la comparta, está equivocado. Infortunadamente nos hemos ido a extremos y hemos rotulado a las personas, las llenamos de estereotipos. Hemos creído que el mundo se divide entre ―ser‖ y ―no ser‖, pero hay cosas que son y no son al mismo tiempo. Vemos, por ejemplo, personas homosexuales de derecha. El mundo no funciona entre polaridades: ―blanco‖ y ―negro‖, ―bueno‖ y ―malo‖ u ―honesto‖ y ―deshonesto‖. ―LOS SERES HUMANOS SOMOS COMPLEJOS Y ESTAMOS LLENOS DE MATICES, DE GRISES‖. Creer en estas polaridades demuestra la inmadurez de nuestras sociedades. Eso es lo que hace mi sobrino de cinco años, quien está en una fase de pensamiento concreto y divide las cosas entre una u otra.
S: Algunos sectores conservadores-religiosos que se oponen a la diversidad sexual y de género, practican las mal llamadas “terapias de conversión” para que, supuestamente, la gente cambie su orientación sexual o identidad de género, pero quienes han pasado por ahí hablan del dolor que vivieron. ¿Qué opina?
A.L.: Son prácticas criminales y deberían estar sancionadas por la ley. A la gente hay que permitirle ser en su esencia. Amar a otras personas es permitirles ser. Identificarse como cristiano implica tener una buena relación con Jesús de Nazaret. Es dejar que las personas sean en amor. Necesitamos pastorales y trabajo espiritual para que las personas LGBTI sean incluidas y valoradas en las comunidades de fe.
S: Buena parte de los sectores conservadores-religiosos están enfocados en detener cualquier avance legal de la diversidad sexual. Sin embargo, investigaciones como Sodoma evidencian que hay muchos religiosos homosexuales. ¿No es esto una doble moral?
A.L.: No solo es una doble moral sino incoherencia total. Y es una prueba de lo equivocada que está la Iglesia católica al respecto. Cuando uno lee la investigación Sodoma del periodista Frédéric Martel o el libro Dejad que los niños vengan a mí del periodista colombiano Juan Pablo Barrientos, uno siente vergüenza como persona religiosa, porque esto demuestra que muchos líderes religiosos les piden a otros que no hagan lo que ellos hacen. Entonces, no solo es incoherencia y doble moral sino no haber comprendido lo que significa Dios. Pero todo esto también tiene que ver con poder.
S: Palabras más, palabras menos, la Iglesia católica dice que se puede ser homosexual pero “no ejercer”, sino vivir en castidad. ¿No es esto renunciar a una dimensión fundamental de muchas personas?
A.L.: Sí. Eso dice el catecismo de la Iglesia católica. Es una dicotomía difícil de entender. Pareciera que esa parte del catecismo la hubieran hecho dos personas distintas porque, por un lado, acepta que la diversidad sexual es parte de la realidad y, por otra, declara aberrante su vida sexual. Eso no tiene sentido, es una contradicción. Para mí, en todo caso, castidad no es sinónimo de celibato. Para mí es vivir la sexualidad como parte de un proyecto de vida y de manera responsable. Entonces, mi tarea de liderazgo espiritual hoy, sin ejercer el presbiterado, es pedir que la gente sea casta lo que no significa renunciar a su vida sexual sino que tengan una sexualidad responsable, solidaria, acorde con su proyecto de vida y que le permita crecer como ser humano sin importar si la persona es lesbiana, gay, bisexual o heterosexual.
S: ¿Qué podría decirles a las personas LGBTI que tienen miedo porque les han dicho que su orientación sexual o identidad de género es un pecado?
A.L.: Valoro y respeto sus vidas y su orientación sexual e identidad de género. Les digo: no tengan miedo. Les leo Primera de Juan 4 –18: donde hay amor, no hay miedo. Siéntase amados por Dios. Así algunas personas condenen la diversidad sexual, ustedes no deben sentirse rechazados sino amados por Dios: el Dios que reveló Jesucristo no es excluyente, no hace diferencias entre las personas.
32 ―LA PEDAGOGÍA DE LA CULPA DEBE CAMBIARSE POR LA DEL AMOR‖.
Yo insisto en el amor. Y particularmente en el amor en medio de la diferencia porque la veo como riqueza. Insisto en la experiencia de Dios como una que nos ayuda a crecer y no nos hace sentir mal.
S: ¿Pueden esperarse vientos de cambio en la Iglesia católica en temas como la diversidad sexual y de género, el sacerdocio para las mujeres y los métodos anticonceptivos?
A.L.: Es lo que sueño. Pero las instituciones –y más la Iglesia católica–le tienen miedo a asumir nuevos retos, al cambio y a ser completamente incluyentes. Pero aunque esos cambios pueden tomar tiempo, llegarán.
S: Después de renunciar al sacerdocio, ¿cómo es su vida espiritual?
A.L.: Sigo siendo una persona creyente y teniendo la misma vida espiritual de antes de renunciar al presbiterado, solo que ahora no presido ningún sacramento. Sigo orando, viviendo los sacramentos, leyendo la palabra, conversando de fe y predicando, finalmente así me lo permite la carta que me envió el Vaticano cuando solicité la dispensa.
S: Hablemos de otro gran problema en la Iglesia católica: la pederastia. ¿Qué hace falta para enfrentar esta situación con mayor contundencia?
A.L.: La Iglesia católica tiene que reconocer que se equivocó y que hubo encubrimiento. También debe revisar su moral porque a veces puede dar espacio para que estos crímenes, que me duelen y me avergüenzan, tengan lugar. Si no reconoce su pecado, es muy difícil que esto pueda superarse. Entonces, lo primero es aceptar y asumir que la Iglesia se equivocó como institución, a través de personas concretas. Segundo, la Iglesia debe revisar la formación, la selección y el reclutamiento de presbíteros: quiénes están llegando y qué tipo de formación emocional les está brindando porque no fueron uno ni dos casos sino muchos. La Iglesia se equivocó en procesos de selección y formación emocional. (alc-noticias.net) 13/04/2020
25.Cuidar del propio cuerpo y del cuerpo de los otros en tiempos del coronavirus:
Leonardo Boff* En estos tiempos dramáticos bajo el ataque del coronavirus a nuestras vidas, a nuestros cuerpos, nada más oportuno que hacer una reflexión más profunda sobre qué es nuestro cuerpo y cómo debemos, ahora más que antes, cuidar de él y del cuerpo de los otros. Para eso, es importante que enriquezcamos nuestra comprensión de cuerpo, porque la que hemos heredado de los griegos, todavía vigente en la cultura dominante, entiende el cuerpo como una parte del ser humano al lado de otra parte que es el alma. Comúnmente se considera al ser humano como un compuesto de cuerpo y alma. Al morir el cuerpo es devuelto a la Tierra mientras que el alma es trasladada a la eternidad, feliz o infeliz según el tipo de vida que haya vivido. Tratemos de enriquecer nuestra comprensión de cuerpo a la luz de la nueva antropología.
La unidad compleja cuerpo-espíritu
Tanto la antropología bíblica como la antropología contemporánea (y hay mucha afinidad entre ellas) nos presentan una concepción de cuerpo más completa y holística. Según ella, el cuerpo no es algo que tenemos sino algo que somos. Hablamos entonces de hombrecuerpo, sumergido todo entero en el mundo y relacionado en todas las direcciones. El ser humano es fundamentalmente cuerpo. Un cuerpo vivo y no un cadáver, una realidad bio-psico-energéticocultural, dotada de un sistema perceptivo, cognitivo, afectivo, valorativo, informacional y espiritual. Está hecho de los materiales cósmicos que se formaron desde el inicio del proceso de la cosmogénesis hace 13,7 miles de millones de años, de la biogénesis hace 3,8 miles de millones de años y de la antropogénesis, hace 7-8 millones de años, portador de 400 billones de células, continuamente renovadas por un sistema genético que se formó a lo largo de 3,8 miles de millones años (es la edad de la vida), habitado por un trillón de microbios (Collins, El lenguaje de la vida, 2011), provisto de tres niveles de cerebro con 50 a 100 mil millones de neuronas: el más antiguo es el reptil, surgido hace 200 millones de años, que responde de nuestras reacciones instintivas como abrir y cerrar los ojos, el latido del corazón y otras, en torno al cual se formó hace 125 millones de años nuestro cerebro límbico, que explica nuestra afectividad, el amor y el cuidado; completado finalmente por el cerebro neocortical, que irrumpió hace unos 5-7 millones de años, con el cual organizamos el mundo y nos abrimos a la totalidad de lo real. La corporalidad es una dimensión del sujeto humano concreto. Esto quiere decir que en la realidad nunca encontramos un espíritu puro sino siempre y en todo lugar un espíritu encarnado. Pertenece al espíritu su corporalidad y con ésta su permanente relación con todas las cosas. Como ser humano-cuerpo surgimos como un nudo de relaciones universales a partir de nuestro estar-en-el-mundo-con-los-otros. Este estar-en-el-mundo no es una dimensión geográfica ni accidental sino esencial. Quiere decir, en cada mo-
mento y en su totalidad el ser humano es corporal y simultáneamente en su totalidad es espiritual. Somos un cuerpo espiritualizado como somos también un espíritu corporeizado. Esta unidad compleja del ser humano nunca puede ser olvidada. De esta forma, los actos espirituales más sublimes o los más altos vuelos de la creación artística o de la mística vienen marcados por la corporalidad. Igual que los más familiares actos corporales, como comer, lavarse, conducir un coche, conversar, vienen penetrados de espíritu. El cuerpo es el espíritu realizándose dentro de la materia. El espíritu es la transfiguración de la materia. En este sentido podemos decir que el espíritu es visible. Cuando, por ejemplo, miramos una cara, no vemos solo los ojos, la boca, la nariz y el juego muscular. Notamos también alegría o angustia, resignación o confianza, brillo o abatimiento. Lo que se ve es, pues, un cuerpo vivificado y penetrado de espíritu. De forma semejante, el espíritu no se esconde detrás del cuerpo. En la expresión facial, en la mirada, en el hablar, en el modo de estar presente e incluso en el silencio se revela toda la profundidad del espíritu.
Las fuerzas de autoafirmación y de integración
Por otra parte, hay que entender que biológicamente somos seres carentes. No estamos dotados de ningún órgano especializado que nos garantice la supervivencia o nos defienda de los peligros, como ocurre con los animales. Algunos biólogos llegan a decir que somos ―un animal enfermo‖, un ―faux pas‖ un ―paso‖ (Übergang) hacia algo más alto y complejo, por eso no estamos nunca fijados, estamos enteros pero incompletos, siempre por hacer. Tal verificación tiene como consecuencia que necesitamos continuamente garantizar nuestra vida, mediante el trabajo y la inteligente intervención en la naturaleza. De este esfuerzo nace la cultura, que organiza de forma más estable las condiciones infraestructurales y también humano-espirituales para que vivamos humanamente mejor y más cómodos Todavía hay que añadir otra característica, presente también en todos los seres del universo, pero que a nivel humano adquiere particular relieve, especialmente con referencia al cuidado. Se trata de dos fuerzas que prevalecen en cada ser y en nosotros. La primera es la fuerza de auto-afirmación, la segunda la fuerza de integración. Actúan siempre juntas, en un equilibrio difícil y siempre dinámico. Por la fuerza de autoafirmación cada ser se centra en sí mismo y su instinto es conservarse, defendiéndose frente a todo tipo de amenazas contra su integridad y su vida. Se defiende al ser amenazado de muerte. Nadie acepta simplemente morir. Lucha para seguir viviendo, evolucionar y expandirse. Esta fuerza explica la persistencia y la subsistencia del individuo. En este punto necesitamos superar totalmente el darwinismo social según el cual sólo los más fuertes triunfan y permanecen. Esta es una media verdad que va a contracorriente del proceso evolutivo. La ley básica del universo es la relación de todos con todos y la cooperación entre todos para que todos puedan existir y seguir evolucionando. Este proceso no privilegia a los mejor dotados. Si así fuera, los dinosaurios estarían aún entre nosotros. El sentido de la evolución es permitir que todos los seres, también los más vulnerables, expresen dimensiones de la realidad y virtualidades latentes dentro del universo en evolución. Repetimos: este es el valor de la interdependencia de todos con todos y de la solidaridad cósmica. Todos se entreayudan para coexistir y coevolucionar. Los débiles merecen también vivir y tienen algo que decirnos. Observen que en un hueco del asfalto nace una plantita. Es un milagro de la vida y nos da un mensaje de su fuerza. Por la fuerza de integración, el individuo se descubre integrado en una red de relaciones sin las cuales, como individuo solo, no viviría ni sobreviviría. Todos los seres están interconectados y viven unos por los otros, con los otros, y para los otros. El individuo se integra, pues, naturalmente en un todo mayor, en la familia, la comunidad y la sociedad. Aunque muera, el todo garantiza que la especie continúe permitiendo que otros representantes vengan a sucedernos. Es sabiduría humana reconocer que llega cierto momento de la vida en el cual la persona debe despedirse agradecida para dejar espacio, hasta físicamente, a los que vendrán. El universo, los reinos, las especies, y también los seres humanos se equilibran entre estas dos fuerzas, la de auto-afirmación del individuo y la de integración en un todo mayor. Pero este proceso no es lineal y sereno. Es tenso y dinámico. El equilibrio de las fuerzas nunca es algo dado, sino un hecho a alcanzar en todo momento. Y aquí es donde entra el cuidado. Si no cuidamos, puede prevalecer la autoafirmación del individuo a costa de una insuficiente integración, y entonces predomina la violencia y la autoimposición. O puede triunfar la integración al precio del debilitamiento y hasta de la anulación del yo, del individuo, y entonces gana la partida el colectivismo y el achatamiento de las individualidades. El cuidado se traduce
aquí en la justa medida y en la autocontención para no privilegiar a ninguna de estas fuerzas. Efectivamente, en la historia social humana han surgido sistemas que, o bien privilegian el yo, el individuo, su desempeño y la propiedad privada, como es el caso del sistema capitalista, o bien hacen prevalecer el nosotros, lo colectivo y la propiedad social como es el caso del socialismo real. La intensificación de una de estas fuerzas en detrimento de la otra lleva a desequilibrios, devastaciones y tragedias. El cuidado desaparece para dar paso a la voluntad de poder e incluso a la brutalidad. Para equilibrar estas dos fuerzas, se proyectó la democracia que busca incluir y articular el yo con el nosotros, donde cada individuo puede participar y con otros crear el nosotros social. De esta coexistencia del ―yo‖ con el ―nosotros‖, nace la búsqueda del bien común. La democracia es la participación de todos, en la familia, en la comunidad, en las organizaciones y en la forma en que se organiza el Estado. Es un valor universal que debe ser vivido y alimentado siempre.
¿Cuál es el reto que se le presenta al ser humano?
El reto para el cuidado consiste en buscar el equilibrio construido conscientemente y el hacer de esta búsqueda un propósito y una actitud de base. Portador de conciencia y de libertad, el ser humano tiene esta misión que lo distingue de los demás seres. Sólo él puede ser un ser ético, un ser que cuida y se responsabiliza de sí mismo (yo) y del destino de los otros (nosotros). El ser humano puede ser hostil a la vida, oprimir y devastar, pero puede ser también el ángel bueno, defensor y protector de todo lo creado. Depende de si se empeña en cuidar o deja que fuerzas oscuras e incontrolables asuman el rumbo de la vida. Gracias a su libertad el ser humano no está sometido a la fatalidad del dinamismo de las cosas. Él puede intervenir y salvar lo más débil, impedir que una especie desaparezca o crear condiciones que disminuyan el sufrimiento, como es el caso en el momento actual. Frente a la ley del más dotado y fuerte, él hace valer la ley del cuidado del menos dotado y más débil. Sólo el ser humano puede hacer esto. Por eso fue constituido guardián de todos los seres y jardinero que cuida y guarda del jardín del Edén. Él surge como el cuidador de los seres que necesitan condiciones de vida y de inserción en el todo. De esta forma asegura un futuro para el mayor número de personas y de representantes de otras especies. Este es el reto para nuestro país y para toda la Tierra asolada por el Covid-19.
Los desafíos del cuidado del propio cuerpo
Después de esta larga introducción, surge la pregunta: ¿cómo cuidar de nuestro propio cuerpo? Este punto es fundamental en este momento en que debemos practicar el aislamiento social para protegernos del coronavirus. Ante todo, se impone el esfuerzo de mantener nuestra integridad y unidad compleja. Debemos asumir nuestro enraizamiento en el mundo, con sus relaciones de trabajo y de empeño por la supervivencia. Y hay que hacerlo con entereza, sabiendo que somos la parte consciente e inteligente del todo, capaz de valorar cada iniciativa, desde la que se refiere a la higiene del cuerpo, hasta el trabajo más sofisticado de la inteligencia. En este momento es nuestro deber protegernos con la mascarilla cuando salimos de casa y lavarnos frecuentemente las manos con jabón o con un gel de alcohol. El ser humano-cuerpo es esa unidad compleja y exige todos estos cuidados, especialmente en este momento dramático de nuestra vida. Es menester oponerse conscientemente a los dualismos que la cultura insiste en mantener, por un lado el ―cuerpo‖ desvinculado del espíritu y por otro lado el ―espíritu‖ desmaterializado de su cuerpo. La propaganda comercial explota esta dualidad, presentando el cuerpo no como la totalidad de lo humano, sino parcializándolo, sus rostros, sus senos, sus músculos, sus manos, sus pies, en fin, sus distintas partes. Las principales víctimas, aunque no sean las únicas, de esta fragmentación son las mujeres, pues la visión machista se refugió en el mundo mediático del marketing usando partes de la mujer: su rostro, sus ojos, sus pechos, su sexo y otras partes, para seguir haciendo de la mujer un «objeto de cama y mesa». Debemos oponernos firmemente a esta deformación cultural.
35 También es importante rechazar el ―culto al cuerpo‖ promovido por la infinidad de gimnasios y otras formas de trabajo sobre la dimensión física, como si el hombre/mujer-cuerpo fuese una máquina desposeída de espíritu que busca desarrollos musculares que no conocen límites. Con esto no queremos de ninguna manera desmerecer los beneficios que representan los gimnasios. Afirmando positivamente esto, hay que resaltar una alimentación equilibrada y sana, las ventajas innegables de los ejercicios de gimnasia, los masajes que renuevan el vigor del cuerpo y hacen fluir las energías vitales, en particular las disciplinas orientales entre ellas la capacidad del yoga de fortalecer la armonía cuerpomente. El vestuario merece una consideración especial. No solo tiene una función utilitaria para protegernos de las
intemperies y de cubrir lo que en nuestra cultura (diferente de la de los indígenas) son las partes sexuales. Tiene que ver con el cuidado del cuerpo, pues el vestuario representa un lenguaje, una forma de revelarse en el teatro de la vida. Es importante cuidar de que el vestuario sea expresión de un modo de ser y que muestre el perfil humano y estético de la persona. Nada más artificial y demostrativo de anemia de espíritu que las bellezas construidas por mil medios para ser aquello que la vida no quiso que las personas fuesen. Hay una belleza propia de cada edad, un encanto que nace del trabajo de la vida y del espíritu en la expresión ―corporal‖ del ser humano. No hay photoshop que sustituya la ruda belleza del rostro de un trabajador tallado por la dureza de la vida, los rasgos faciales modelados por el sufrimiento y por la lucha de tantas mujeres trabajadoras del campo, rasgos muchas veces de otro tipo de belleza y personalidad. Ellas adquieren una expresión de gran fuerza y energía. Hablan de la vida real y no de la vida artificialmente construida. Por el contrario, las fotos trabajadas de los iconos de la belleza convencional son todos parecidos y mal disfrazan la artificialidad de la figura construida por el marketing. Todas estas artificialidades de nuestra cultura, más ligada al mercado que a las necesidades reales de la vida, llevan a no cultivar el cuidado propio de cada fase de la vida, con su belleza y luminosidad, y también con las marcas de una vida vivida que dejó estampada en el rostro y en el cuerpo las luchas, los sufrimientos, las superaciones. Tales marcas son condecoraciones y crean una belleza inigualable y una irradiación específica, en vez de estancarse en un tipo de perfil de un pasado ya vivido. Cuidamos positivamente del cuerpo regresando a la naturaleza y a la Tierra, de las cuales nos habíamos exiliado hace siglos, con una actitud de sinergia y de comunión con todas las cosas. Esto significa establecer una relación de biofilia, de amor y de sensibilización hacia los animales, las flores, las plantas, los climas, los paisajes y la Tierra. Cuando nos la muestran desde el espacio exterior –esas preciosas imágenes trasmitidas por los telescopios o por las naves espaciales–, irrumpe en nosotros un sentido de reverencia, de respeto y de amor por nuestra Casa Común y nuestra Gran Madre, de cuyo útero venimos todos. Nos volvemos humildes cuando contemplamos la Tierra como un pálido punto azul en la última foto de ella sacada antes de dejar el sistema solar y penetrar en el espacio sideral infinito. Tal vez el mayor desafío para el ser huhumano-cuerpo consiste en lograr un equilibrio entre la autoafirmación, sin caer en la arrogancia y el menosprecio de los otros, y la integración en un todo mayor, la familia, la comunidad, el grupo de trabajo y la sociedad, sin dejarse masificar y caer en una adhesión acrítica. La búsqueda de este equilibrio no se resuelve de una vez por todas, debe de ser trabajada diariamente, pues se nos pide en cada momento. Y cada situación, por extraña que parezca, es suficientemente buena para encontrar el balance adecuado entre las dos fuerzas que pueden desgarrarnos o pueden unificarnos y hacer más leve nuestra existencia. El cuidado de nuestro estar-en-el-mundo incluye nuestra dieta, lo que comemos y bebemos. Hacer del comer más que un acto de nutrición un rito de comunión con los frutos de la generosidad de la Tierra. Así cada comida es una celebración de la vida. Saber escoger los productos, los producidos orgánicamente o los menos quimicalizados. Aquí entra el cuidado como amorosidad para consigo mismo, que se traduce en una vida sana, y como precaución contra eventuales enfermedades que nos pueden sobrevenir por el aire contaminado, por las aguas mal tratadas y por la intoxicación general del ambiente El ser humano-cuerpo debe dejar que se transparente la armonía interior y exterior, como miembro de la gran comunidad terrenal y biótica.
El cuidado del cuerpo de los otros, de los pobres y de la Tierra
La mayoría de los cuerpos humanos están enfermos, delgados y deformados por demasiadas carencias. Hay una humanidad-cuerpo hambrienta, sedienta, desesperada por el exceso de trabajo con que es explotada y por la humillación de ser tratados como carbón para ser consumido en el proceso productivo. Cuidar de los cuerpos de los empobrecidos y condenados de la Tierra y no negarlos ni despreciarlos, como ocurre en nuestra tradición esclavista, sino considerarlos como iguales con la misma dignidad y derechos. Socialmente es luchar por políticas públicas, como las realizadas por los proyectos sociales ―Hambre Cero‖, ―Luz para todos‖, ―Mi casa mi vida‖, con la agricultura ecológica y familiar y otros, como las cocinas comunitarias, como las UPAS y otras iniciativas organizadas por la solidaridad social para que todos puedan ver realizado su derecho a la comensalidad y puedan comer lo suficiente y decente diariamente. Me permito dar un ejemplo: En nuestro Centro de Defensa de los Derechos Humanos de Petrópolis, Rio de Janeiro, desarrollamos un proyecto ―Pan y Belleza‖,
dando a la población de la calle una comida buena diaria (cerca de 300 personas: el momento del Pan). Luego viene el momento de la Belleza que es la conquista de su dignidad, comenzando por el nombre (pues la mayoría tiene apodos), haciendo círculos de discusión sobre sus problemas, acompañándolos, si están enfermos, a la consulta médica o psicológica y viendo cómo reintegrarlos en la sociedad mediante algún trabajo. La perspectiva continúa siendo cuidar del ser humano integral, cuerpo-espíritu, a través del Pan necesario y del Espíritu cultivado. En términos de una pedagogía liberadora es importante contribuir para que los propios carentes, como sujetos, se organicen y con su presión garanticen las bases que sostienen la vida. Pero no sólo para satisfacer el hambre de Pan, siempre necesaria y saciable, sino también su hambre de Belleza, insaciable, de reconocimiento, de respeto, de comunión, de Trascendencia, siempre abierta al desarrollo ilimitado. El cuidado del cuerpo social es una misión política que exige una crítica severa a un sistema de relaciones que trata a las personas como cosas y les niega el acceso a los bienes comunes a los que todos los seres humanos tienen derecho, como la comida, el agua, un trozo de tierra, el tratamiento de las aguas residuales y la basura, la salud, la vivienda, la cultura y la seguridad. Aquí, a decir verdad, debería imponerse una verdadera revolución humanitaria. Pero no basta quererla. Se necesitan condiciones histórico-sociales que la hagan viable y victoriosa. Es la utopía mínima a ser realizada hasta por un mínimo sentido ético.
Cuidar del cuerpo de la Madre Tierra
Hoy más que en otras épocas, urge cuidar del cuerpo de la Madre Tierra, marcado por heridas que no se cierran. Hay devastaciones inimaginables en el reino animal, en el vegetal, en los suelos, en los subsuelos y en los mares. Ya expuse la opinión de que posiblemente el coronavirus sea una reacción de la Madre Tierra, un contraataque a la violencia sistemática que sufre. O cuidamos del cuerpo de la Madre Tierra o corremos el riesgo de que no haya más lugar para nosotros o que ella no nos quiera más sobre su suelo. Cuidar del cuerpo de la Tierra es cuidar de los residuos, de la limpieza general de las calles, de las plazas, de las aguas, del aire, de los transportes, interesarse por todo lo que tiene que ver con el estado del planeta, siguiendo por los medios de comunicación cómo está siendo tratado, agredido o curado. Por último, permítanme recordar el mensaje cristiano que por la encarnación del Hijo de Dios santificó la materia y también la eternizó. La resurrección del hombre de los dolores, llagado y crucificado, Jesús, viene a confirmar que el fin de los caminos de Dios no es un ―espíritu‖ sin la materia, sino el ser humanocuerpo transfigurado, que realizó todas las potencialidades escondidas en él y fue elevado al más alto grado de su evolución humana y divina. Es el supremo cuidado que Dios mostró hacia el ser humano-cuerpo, resucitándolo como el hombre nuevo, el novísimo Adán, como lo llama san Pablo (1Cor 14,45), y asumiéndolo dentro de su propia realidad infinita y eterna. *Leonardo Boff es ecoteólogo y ha escrito El destino del hombre y del mundo, Vozes, muchas ediciones 2012. Traducción de Mª José Gavito Milano (amerindiaenlared.org) 23/04/2020
26.¿Qué elegiremos, la adaptación o la profecía?: Rosa Ramos “…Nunca te entregues ni te apartes/ Junto al camino nunca digas / „no puedo más y aquí me quedo‟…” José Agustín Goytisolo “Elige la vida y vivirás” (Dt 30, 19) Para los cristianos transcurre la segunda semana de Pascua, estamos en estos cincuenta días que la Iglesia nos invita a vivir con alegría, un tiempo largo como oportunidad para creer -de verdad creer- y vivir ya una vida digna y plena como hermanos. Un tiempo necesario para dilatar nuestro corazón, abrir los ojos y acoger lo nuevo. ¿Será posible estar bien lúcidos para ―ver‖ los signos pascuales en este año y concretamente ahora en la declarada ―nueva normalidad‖, en nuestro país y en esta realidad global? ¿A qué se refieren tan ufanos -o tan inconscientes, para no calificar de otro modo- los gobiernos con ―nueva normalidad? Pareciera que se refieren a la adaptación, al sometimiento a lo que otros decidan, en suma ―a la gran sumisión‖, como alguien ha dicho muy bien. Al encierro para algunos, bajo el slogan ―quedate en casa‖, y a la calle para otros –hay que asegurar los servicios básicos y mover la economía-, cuando no a otros lugares peores, asignados ―normalmente‖ por la desigualdad. Me inquieta, asusta y angustia, la rápida adaptación a un estado de sitio, a una situación de excepción que se impone -sin plazos y sin contrapeso posible de movilización social- bajo ese eufemismo del otro slogan: ―nos cuidamos entre todos‖. ¡Yo no quiero adaptarme!
Los que han conservado el trabajo están agradecidos, y vaya que sí es una gracia, y dedican gran parte del día y casi toda su energía al tele trabajo, la nueva forma de explotación, que si viviera Marx lo tendría muy ocupado escribiendo un nuevo gran volumen. Docentes y alumnos están abocados a mantener los cursos on line. Para muchos ha sido un aprendizaje exigente e interesante, un nuevo desafío. Muchas personas además aprenden de los más variados temas y actividades con tutoriales en internet, desde cocina internacional o cursos de fotografía, hasta hacer funcionar una vieja máquina de coser para hacer tapabocas. Abuelos aprenden a usar la plataforma zoom, para estar un rato con la familia, separada por la ―distancia social‖, después de haber empezado explorando video llamadas con los nietos.
Llegamos a ―celebrar‖ cumpleaños de seres queridos mediados por estas pantallas, también a ―decir Misas‖ on line, que llegan diariamente a muchos ―usuarios‖ que no se conocen entre sí, a veces de diócesis y países lejanos. (1) Las grandes reuniones de Consejos Directivos, reuniones de carácter nacional o internacional, también se llevan a cabo por estas u otras plataformas de encuentros virtuales. El mundo y las relaciones todas han cambiado. Claro que estamos hablando de algunos países y de algunas clases sociales dentro de un país, si bien se extienden rápidamente a todos cuantos tengan conexión de internet. Confieso que esta rápida adaptación a la nueva normalidad me provoca un profundo rechazo que resumo diciendo ―la nueva normalidad es una anormalidad‖ –a nivel coloquial la he calificado más duramente-. Detrás de ella -o al amparo de ella- los gobiernos toman rápidas decisiones, algunas buenas y necesarias, urgentes -diría- y otras oportunistas, inconsultas, movidas por intereses espurios, sin habilitar el debate, incluso ni sopesar las consecuencias. ―La nueva normalidad‖ (desde la propia expresión) llama a la aceptación, aún más, parece dispuesta a bloquear la mirada crítica, exigiendo la parálisis mental: ―esto es así y así será‖. El análisis político -tan necesario- lo dejo a otros, yo escribo desde otro lugar. Escribo desde una mirada contemplativa y de fe, desde ella digo que esta ―normalidad‖ no es un avance humano, sino un retroceso en los Derechos Humanos que -como cristiana- repudio. Estamos, una vez más, ante una gran elección: la adaptación o la profecía. Como le sucedió a tantos a lo largo de la historia, pero en este tiempo pascual hace pocos días
38 leíamos en Hch. 5, 29, la respuesta de Pedro y los apóstoles: ―Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres‖. Aunque la compulsión sea grande, y a veces también la tentación, lo que hemos visto y oído y hasta lo que se ha dicho en secreto debemos gritarlo en las azoteas. Es tiempo de denuncia y de anuncio profético, no de quedarnos junto al camino: ―no puedo más y aquí me quedo‖. Los apóstoles tuvieron la valentía de decir a quienes los amenazaban y exigían silencio: ―el Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, el que ustedes crucificaron colgándolo en un madero.‖ En el mismo versículo (30) están ambos gritos proféticos. Nosotros en esta situación tan peculiar y dolorosa estamos llamados a recordar y ejercer la misión profética recibida en el bautismo. El profeta -o la profeta- no es quien tiene visiones raras, es quien mira la realidad y no aparta la mirada aunque duela, quien sospecha y busca más verdad, sin quedarse con lo que los medios de comunicación le ponen delante de los ojos. Los profetas de todos los tiempos aguzan la mirada hasta ver también un pequeño movimiento o brote de vida. Por eso alguien ha dicho que debemos que ―mirar porfiadamente hasta ver la transparencia del barro‖. Denunciamos en primer lugar la insensibilidad de declarar una ―nueva normalidad‖ bajo la cual se ocultan tantas injusticias, tanta impotencia y dolor de tanta gente. Animamos a no caer en la adaptación, ―salir‖ a mirar con valentía profética lo que está sucediendo y no callar. Empezamos diciendo que tenemos cincuenta días de Pascua: un tiempo necesario para dilatar nuestro corazón, abrir los ojos y acoger lo nuevo. Dios siempre está gestando algo nuevo, se trata de ―ayudar a Dios‖, como decía Etty Hillesum en otros tiempos difíciles. Ella era capaz de ayudarlo en los barracones escuchando a los prisioneros y de alabarlo a ver florecer el jazmín. Anunciamos la porfiada vida que sigue floreciendo en este raro otoño tan cálido del sur, en nuevos embarazos y nacimientos, en la lucha por justicia y dignidad, en la creatividad de muchas familias para reorganizarse, así como en tantas iniciativas a favor de la vida de ―gente común‖ movida por el único interés de ayudar a los demás, en la dignidad reconocida del otro. En todo esto y mucho más ―va Dios mismo en nuestro mismo caminar‖.
Cita
1) Analizar las Misas on line y la eclesiología que promueven, voluntariamente o no, queda para otro momento.
(amerindiaenlared.org) 24/04/2020
27.Entre Emaús y Jerusalén: cambiar de rumbo* Dedicado a las niñas, niños y adolescentes de hoy La dinámica diaria del ir y venir, la rutina cotidiana de labores personales, familiares y comunitarias, estaban en lo que parece una espiral de ofuscamiento que ha perdido su ritmo y empieza a esclarecerse. El ofuscamiento ha sido más o menos una constante de los últimos tiempos, en la carrera por poseer más y actualizados bienes, más títulos, más currículum, más viajes, más, más y más, lo que hacía que muchas personas dejaran de lado la motivación original de sus quehaceres. En esta carrera incluso se ha pretendido ilustrar a quienes tienen otras luces, como si la verdad única y absoluta esté de un sólo lado y nadie puede ilustrar a quien está ofuscado, porque no hay peor ciego, que quien no quiere ver. Lo anterior se hace evidente en el uso meramente instrumental del conocimiento sometido a intereses económicos y políticos, que en buena medida son los responsables de la actual crisis, con cálculos y mediciones que se autorefieren como la solución, cuando en realidad retoman fórmulas más que reprobadas. Ahora que el Sars-Cov2 y su Covid19 han frenado la carrera cotidiana de los seres humanos, el ofuscamiento puede disiparse; aunque parece que persiste con nuevas expresiones, cuando ya todo mundo sabe que hacer las cosas de la misma manera traerá los mismos resultados. Recordemos que justo hoy se cumplen 34 años del peor desastre causado con el uso de la energía nuclear, Chernóbil evidenció cómo el error humano causó la muerte de múltiples formas de vida y de miles de personas, cien mil según ambientalistas y cuatro mil según los responsables que intentaron ocultar el desastre; sin embargo, todas las partes coinciden que fue una radiación cien veces mayor a la que se generó en las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, y la carrera con el uso indebido del saber sigue trastocando el planeta. Además de la pandemia de Covid19, el hambre y las enfermedades curables también continúan causando estragos a pesar de que tenemos maneras de aliviarlas; desafortunadamente el uso egoísta del conocimiento ha dado muestras de ser nocivo para la vida, tanto humana como la de otras especies en la Tierra; sin embargo, no se trata de renunciar al saber, sino de profundizarlo y reorientarlo hermanadamente. Las condiciones están dadas para salir del ofuscamiento y cambiar de rumbo, tanto en lo personal como en lo global; mirar lo que en apariencia conocemos y explicarnos con nueva luz qué tanto desconocemos de lo que creemos conocer; buscar inflamar nuestro corazón y entendimiento con un nuevo saber de más amplio horizonte para reorientar el camino hacia el encuentro hermanado y celebrar el triunfo de la vida plenamente. La disposición de reconsiderar es un paso necesario para salir del ensimismamiento, como la pareja que iba a Emaús; avanzaba tan ofuscada que no reconoció al resucitado que caminaba a su lado, además, desde su limitación le explicaban qué era lo que él tenía que saber. Después de escuchar a la pareja que iba a Emaús, Jesucristo gana su atención, primero le reclama su falta de comprensión y su lentitud para entender, así se disponen para atender su explicación y al verlo partir el pan reconocen al resucitado, intercambian entre sí cómo se inflama su corazón al haber atendido la explicación y entonces cambian de dirección para volver al encuentro hermanado y compartir la buena nueva: la muerte ha sido derrotada. El relato bíblico de Emaús es una experiencia de la que podemos aprender para cambiar de rumbo, reconocer al resucitado compartiendo sus dones, volver al hermanamiento esmerándonos por caminar en su presencia en santidad y justicia y proclamando el triunfo de la vida: Es verdad el Señor ha resucitado ¡Aleluya! *Arturo Carrasco Gómez, Provincial de Comunicación de la Iglesia Anglicana de México. (mexicoanglicano.wordpress.com) 26/04/2020
28.Iglesia Presbiteriana fue perseguida y tuvo mártires en Yucatán https://www.poresto.net/2020/04/28/iglesiapresbiteriana-fue-perseguida-y-tuvo-martires-enyucatan/?fbclid=IwAR0fciWU0_s3qiT7BU2xid8Bz3_KDGg7J GKe28yDrfCTyWC-hBtgEVh2Nvo (poresto.net) 28/04/2020
29.La vida en el caos: José Blanco El diario británico The Guardian describe al banquero Jacob Wallenberg como el príncipe de la familia real de las finanzas de Suecia. Marco D‘Eramo, uno de los fundadores del diario italiano de izquierda Il Manifesto, en artículo reciente en New Left Review cita las siguientes palabras de Wallenberg: No habrá recuperación. Habrá disturbios sociales. Habrá violencia. Habrá consecuencias socioeconómicas: un dramático desempleo. Los ciudadanos sufrirán dramáticamente: algunos morirán, otros se sentirán muy mal.
No se trata de un agorero desinformado, sino de una visión que va extendiéndose por la clase dominante del centro del capitalismo globalizado neoliberal. Él mismo prevé una contracción económica mundial de 30 por ciento. Cualquier descripción de lo que puede ser un cataclismo social, político y económico, es pálida frente al cuadro que Wallenberg ve. Estoy muerto de miedo por las consecuencias para la sociedad, dice. El banquero no habla de fechas o de una crisis pospandemia. No puede hacerlo: si algo domina al planeta en estos tiempos, es la indeterminación. No hay tiempos para nada. Mientras Italia –con los asegunes de los números en todas partes–comienza a respirar con unas curvas en las que el número cotidiano de recuperados supera al de nuevos casos y España ve cómo eso mismo puede estar cerca de ocurrirle, voces provenientes de centros internacionales de investigación no saben si los recuperados están inmunizados. En Alemania, también con más recuperados que nuevos casos, Angela Merkel afirma: Es precisamente porque las cifras dan lugar a la esperanza por lo que me siento obligada a decir que este resultado provisional es frágil. Estamos sobre una capa fina de hielo, muy fina. No estamos viviendo en la fase final de la pandemia, sino al principio. Wallenberg, banquero e industrial, habla desde el centro multinacional dominante del capitalismo global, y advierte caos: en Estados Unidos el desempleo avanza con números sin precedente. Fortune anota el 23 de abril: ―Antes del periodo de cinco semanas de 26.5 millones de reclamos iniciales de desempleo, ya había 7.1 millones de estadunidenses desempleados al 13 de marzo… Cuando las cifras se combinen, equivaldrían a más de 33 millones de desempleados, o a una tasa real de desempleo de 20.6 por ciento, que sería el nivel más alto desde 1934‖. Ese nivel será superado. El caos posible no es para un momento de la poscrisis pandémica, sino para un futuro cercano durante el desarrollo de una pandemia de duración indefinida, que puede tener rebrotes, como el ocurrido en China: Habin, ciudad de más de 10 millones de habitantes, ha sido cerrada como lo fue Wuhan. Imaginar un escenario extremo es o puede ser asunto de superviviencia, a efecto de prepararse también para un drama social de esa magnitud. En todas partes lo más básico sería la producción y distribución suficiente y equitativa de los alimentos. Tres profesores de tres universidades de EU han publicado un informe en The Conversation titulado Por qué los granjeros están tirando la leche por el desagüe y dejando que los productos se pudran en los campos (23/4/20).
Inician con esta imagen: ―Muchos estadunidenses pueden sorprenderse y confundirse al ver a los granjeros tirar la leche por el desagüe o dejar que las verduras se pudran en sus campos…; ver la comida destruida en un momento en que la gente pasa hambre pone de relieve los problemas a corto y largo plazo de este sistema‖. Analizan una alteración mayor que se produjo en días. Revisan, para las hortalizas, los lácteos y la carne de res y de cerdo, el origen geográfico de la producción, las cadenas diferenciadas de suministro y los destinos finales: uno es el de los consumidores que compran en supermercados y tiendas de conveniencia; otro, con mucho el mayor en volumen y valor, es el comercial: restaurantes e instituciones como escuelas, prisiones, hospitales y cafeterías corporativas que compran grandes cantidades de alimentos a granel. Este segundo destino fue cerrado por la pandemia; sus empleados fueron despedidos. La demanda cayó verticalmente. Eslabones en la cadena de transporte, se fracturaron. Los monopolios alimentarios configuran un sistema ineficiente en extremo para enfrentar una crisis pandémica. En México, algunos supermercados han comenzado a limitar la venta de algunos productos: sólo puede usted llevar dos productos X, para poder atender a más clientes. Un primer aviso. En un escenario catastrófico, la producción y distribución de los alimentos no puede ser la normal, porque daría lugar al acaparamiento, la escasez provocada, la carestía, la inmensa desigualdad en el acceso a los nutrientes. Probablemente toda la producción y la distribución alimentaria tendría que ser operada mediante mecanismos públicos y comunitarios, como en una economía de guerra. Las libertades de producción y distribución tendrían que ser seriamente limitadas para procurar un acceso democrático al sustento básico de la vida. (jornada.com.mx) 28/04/2020
30.Auxilio: David Brooks Donald Trump nos quiere matar. No hay otra conclusión posible. Pronto será el primer mandatario en presidir sobre más muertes estadunidenses que el total que pereció en la guerra de Vietnam (58 mil), con más de 54 mil hasta ahora, la gran mayoría de las cuales eran prevenibles. De hecho, él declaró que su respuesta al enemigo invisible es una guerra. No es un huracán, o un tsunami, o un sismo; las dimensiones de esta catástrofe no se pueden atribuir a fuerzas mayores odivinas, sino al manejo inepto, irrespon-
sable y francamente criminal de los encargados de gobernar este país. Aunque el terreno para la crisis fue cultivado por políticas neoliberales bipartidistas durante décadas, el presidente es el responsable de que las dimensiones de los efectos de esta crisis sean las que estamos atestiguando. Pero aparentemente no satisfecho con el saldo creciente del Covid-19, y el hecho de que algunos de los que vivimos en Estados Unidos seguimos vivitos y coleando, Trump nos invitó a envenenarnos. Sugirió emplear desinfectantes industriales, inyectarnos cloro, para curarnos del virus, durante su conferencia de prensa del jueves. Como comentó un médico en respuesta: Trump tiene toda la razón: el cloro sí mata al virus. El problema es que también mata al paciente. El Centro de Control de Enfermedades, departamentos de salud estatales y municipales, junto con los fabricantes de desinfectantes como Lysol y Clorox, se vieron obligados a trasmitir alertas declarando que ingerir tales productos era peligroso. Su contrincante demócrata, Joe Biden, publicó en un tuit: no puedo creer que sea necesario decir esto, pero por favor no beban cloro. El columnista del Washington Post David Von Drehle resumió el mensaje presidencial: María Antonieta: que coman pastel. Donald Trump: que se inyecten Lysol. Poco después, varios centros y agencias de salud pública estatales y municipales reportaron un incremento en casos de envenenamiento o quemaduras por gente que le hizo caso al presidente, reportaron vamos medios en Maryland, Nueva York y Chicago. Fue tan intensa la reacción que Trump se vio obligado a huir de sus declaraciones y el viernes argumentó que había sido un comentario sarcástico sólo para provocar a los medios. ¿En medio de una pandemia con más de 50 mil muertos el presidente decidió bromear? Poco después tuiteó que tal vez ya no haría conferencias de prensa diarias porque no valen la pena, ya que los medios distorsionan todo lo que dice. Pero al parecer, sus estrategas temen que sus expresiones de genio estable no ayuden a su relección en esta coyuntura. Por otro lado, si uno no se muere de virus, pues también está la lenta muerte por desempleo y hambre. Algunos economistas calculan que la tasa de desempleo real está entre 20 y 45 por ciento, o sea, es posible que casi la mitad de la fuerza laboral está sin trabajo, muy por arriba del peor momento de la Gran Depresión. Esto es acompañado de un incremento de millones de personas –sobre todo niños–que no tienen acceso a suficiente alimento. No todos están en la línea de fuego de esta crisis, algunos están sufriendo la cuarentena en lugares de lujo como Los Hampton o en sus yates. De hecho, entre el 18 de marzo y el 10 de abril, mientras 22 millones de estadunidenses perdieron sus empleos, la riqueza de los multimillonarios en Estados Unidos se incrementó en 282 mil millones de dólares, una ganancia de 10 por ciento, reporta un nuevo informe del Institute of Policy Studies (https://inequality.org/ greatdivide/billionaire-bonanza-2020/). En tanto, los inmigrantes están entre los más afectados aquí por la pandemia, en gran parte por las medidas antimigrantes de este gobierno. Y para los que pensaban que estaban más seguros porque vivían fuera de este país, el más contagiado del mundo, Trump ha estado exportando el virus a varios puntos del planeta al deportar a inmigrantes que habían estado encarcelados en centros de detención contagiados sin primero administrar pruebas para diagnosticarlos. https://twitter.com/CASAforall/ status/1253442753511464960?s=20). La gran pregunta ante todo esto es: ¿nos vamos a dejar? https://youtu.be/LNNPNweSbp8 (jornada.com.mx) 27/04/2020
31.Saludo del CMI a los jóvenes focolares: “Ustedes son un don para nuestras comunidades” Ginebra. El secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias, Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, envió un alegre saludo a través de un videomensaje a los jóvenes focolares que están a punto de celebrar la Semana Mundo Unido. ―La comunidad mundial de iglesias se solidariza con ustedes mientras oramos por la sanación y la recuperación de la humanidad y toda la creación de Dios, especialmente durante este período de incertidumbre y miedo causados por la pandemia de la COVID-19‖, dijo Sauca. ―En tales circunstancias, nos damos todavía más cuenta de lo unidos que estamos como una humanidad: compartimos los mismos miedos, los mismos desafíos y el mismo anhelo de bienestar para nuestra familia humana‖. Los jóvenes de los Focolares revelan la verdadera magnitud y ambición de la visión de Chiara Lubich para el movimiento ecuménico: no solo reducir las antiguas divisiones entre los cristianos, sino también vivir el discipulado cristiano de una manera que sane al mundo, reflexionó Sauca.
41 ―Ustedes son un don para nuestras comunidades‖, añadió. ―Su pasión y su deseo de cambiar el mundo
inspiran y motivan al resto de nosotros cuando nos enfrentamos a las realidades de hoy‖. En mayor o menor medida, una generación de jóvenes está preparándose para afrontar los abrumadores desafíos del cambio climático, la desigualdad económica y las necesidades de migrantes y refugiados, señaló Sauca. ―Así que, a pesar de las incertidumbres y del miedo, el nuestro es también un tiempo de resurrección de enormes oportunidades para reunirnos y servirnos los unos a los otros, hermanos y hermanas‖, dijo Sauca. ―La tarea y el llamado a trabajar por la paz están claros‖. El tema de la Semana Mundo Unido de los Focolares, que tendrá lugar del 1 al 7 de mayo, es ―A tiempo para la paz‖. Se celebrará un evento mundial mediante videoconferencia el 2 de mayo, seguido de una carrera de relevos virtual –Run4Unity (Corra por la unidad)–en diferentes zonas horarias del mundo entero, y docenas de eventos regionales en línea en todo el mundo. Los jóvenes focolares se centrarán en comprender lo que significa estar todavía ―a tiempo para la paz‖, en particular en esta época del coronavirus. Utilizando ejemplos de cercanía, fraternidad y esperanza, los jóvenes esperan dar testimonio de una familia universal formada por hermanos y hermanas que se unen en un momento de crisis. Los jóvenes también están colaborando con diferentes grupos que trabajan para promover un mundo unido. (oikoumene.org) 30/04/2020
32.Bailaremos nuevamente: Gerardo Oberman En estas semanas, agobiados y agobiadas por una situación que tal vez nunca hubiéramos imaginado, transitando la angustia del encierro, sobrellevando el temor al contagio, acompañando a quienes en nuestras familias son las personas más vulnerables, aplaudiendo a quienes le ponen el cuerpo a cuidarnos y a garantizarnos la salud, luchando con nuestras economías quebradas, ejercitando la solidaridad de muchas formas, de pronto sentimos que el mundo es solo la pandemia, el COVID-19 que jamás olvidaremos. Casi ni recordamos que hace poco menos de cuatro meses celebrábamos la Navidad y que hubo un 31 de diciembre con brindis y buenos deseos y esperanzas para el nuevo año que llegaba. La Semana Santa y la Pascua pasaron como un suspiro y apenas si tuvimos ocasión de celebrar con gratitud que creemos como personas de fe en el triunfo definitivo de la vida sobre toda forma de muerte, que confesamos que la vida está revestida de eternidad desde el instante en que Jesús nos abraza en su gracia. No podemos imaginarnos cómo serán los meses por venir, aunque suponemos que el mundo que conocimos hasta ahora ya no será el mismo ni debe ser el mismo. Muchas cosas van a cambiar y otras deben cambiar para siempre. El mundo del egoísmo y de la ambición sin escrúpulos debe dar paso a una humanidad basada en la solidaridad y en el compartir, a partir de una teología de lo suficiente. La afirmación reciente de Noam Chomsky sobre esta pandemia, claramente indica la necesidad de abordar la construcción de un nuevo paradigma de relaciones humanas, dado que lo que la pandemia desnuda es ―otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo‖ Mi esperanza, al menos va orientada hacia ese horizonte de transformación radical de la realidad impregnada de muerte en la que hemos vivido ya por demasiado tiempo, suspirando con resignación o lanzando algunas pocas proclamas proféticas sin demasiado arraigo ni siquiera en nuestras propias comunidades de fe. Quizá ahora, ante lo evidente, ante la tragedia, ante la muerte, ante la impotencia frente a un adversario que socava las bases del sistema neoliberal globalizado, la mirada de quienes no creían en los cambios posibles, pueden iluminarse y comenzar a sentir que lo nuevo no es solo una quimera, que la solidaridad no es apenas utopía, que el proyecto inclusivo de Jesús y la justicia del plan divino para la humanidad no son imposibles. En ese espíritu, nutrido de esa esperanza, hace unos días escribí esta canción que les comparto con toda humildad. Las palabras cobraron vida en la música de Horacio Vivares, amigo y compañero de caminada de muchos años. Que podamos andar hacia el porvenir con luminosa fe.
Bailaremos nuevamente
Volveremos a las calles/ a bañarnos de la luz,/ bailaremos nuevamente/ ya libres y en plenitud./ Cantaremos con mil voces,/ olvidando la soledad;/ los abrazos, las miradas/ pintarán otra realidad. Si tu gracia nos corona/ y aprendemos a vivir,/ si entendemos que cuidarnos/ es el rumbo que hay que seguir./ Cuidaremos nuestra casa,/ nuestra tierra, nuestro hogar,/ andaremos otras sendas/ de encuentros, justicia y paz. Sonreiremos como nunca,/ llena el alma de gratitud,/ y será libre la vida/ de la muerte y de toda cruz./ Si tu gracia nos corona/ y nos abraza tu amor,/ todo, todo será nuevo,/ ¡será nuestra resurrección! (lupaprotestante.com) 28/04/2020