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peregrinación en la que participan varios millones de personas que viajan al campo y a las islas. En Moscú, el Patriarca Kirill celebró la Pascua en la Catedral de Cristo Salvador, rodeado de clérigos, pero sin la presencia de fieles. Mientras celebramos la gloriosa resurrección del Señor, el Patriarca Kirill afirmó en su mensaje de Pascua: ―Estamos llamados a predicar al Hijo de Dios y al Hijo del Hombre que, en su inefable amor por nosotros, derramó su preciosísima sangre en la Cruz. Estamos llamados, tanto con palabras como con hechos, y con toda nuestra vida, a dar testimonio a la gente de Aquel que ‗fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados‘ (Is 53:5) y ‗fue resucitado para nuestra justificación‘ (Ro 4:25)‖. Algunas iglesias ortodoxas en países como, por ejemplo, Bulgaria y Georgia, no siguieron estrictamente las medidas del gobierno y abrieron las puertas de las iglesias a los fieles, aunque no asistieron muchas personas. (oikoumene.org) 23/04/2020
68.Francisco a los movimientos populares: civilización agotada: Bernardo Barranco La pandemia del Covid 19 ha lastimado crudamente la dictadura del mercado. Los mercados financieros apanicados muestran quebrantos inimaginables apenas unos meses atrás. Los virus microscópicos revelan la alta vulnerabilidad del sistema económico mundial. Toda esta soberbia y lujuria simbólica se ha resquebrajado. La quimera neoliberal se muestra ahora chata y herida. El sistema que aspiró afianzarse a escala global a partir de la caída del muro de Berlín. Proceso que Francis Fukuyama, pomposamente tituló: el fin de la historia. Los modelos dominantes de producción, comercio, distribución, consumo y de desarrollo han estallado. La humanidad necesita urgentemente buscar nuevos paradigmas civilizatorios, sustentados en la libertad, que ampare desarrollos sostenibles, un tipo diferente de relación con la naturaleza y la Tierra, contrario al modelo dominante. Se necesita evaluar profundamente, seleccionar aquellas experiencias válidas y desechar aquellas nocivas; una ruta de triagem, o un proceso de nuevo embalaje y de selección diría la vieja filosofía, es necesaria. Por ello, resulta muy interesante escuchar al papa Francisco. En su carta pascual publicada el 12 de marzo pasado y que tuvo como destinatarios a los movimientos populares. Frente a la pandemia el Papa reconoció la solidaridad, la comunitariedad y la esperanza de los pobres. A manera de reconocimiento dijo: Qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña vivienda precaria o que directamente carece de un techo. Qué difícil es para los migrantes, las personas privadas de libertad o para aquellos que realizan un proceso de sanación por adicciones. Ustedes están ahí, poniendo el cuerpo junto a ellos, para hacer las cosas menos difíciles, menos dolorosas. Los felicito y agradezco de corazón. Espero que los gobiernos comprendan que los paradigmas tecnocráticos (sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos) no son suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la humanidad. En tres ocasiones el sumo pontífice se ha reunido con los movimientos sociales provenientes principalmente del Tercer Mundo, y que luchan desde su condición de pobres organizados. Los encuentros han sido respectivamente, en Roma (28-02-2014), en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra (7/7/15) y nuevamente en Roma (5/11/16). Debo reconocer que cuando Francisco se refiere, habla o escribe a los movimientos populares está en su mejor versión. El Papa argentino transforma su discurso pontifical en la versión más crítica del capitalismo imperante. Ninguno de los últimos pontífices había sido tan contundente en sus críticas y tan decididamente inclinados hacia los pobres del planeta. Apoyado por el diálogo con los movimientos populares mundiales, el Papa insiste en las tres famosas T (tierra, techo y trabajo) su planteamiento se hizo popular, al sentenciar: Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez Sin empacho, Francisco es implacable con los excesos del neoliberalismo globalizado. El Papa rescata la fibra profética de la teología latinoamericana. Dicha postura le ha ganado numerosos enemigos internos del ala conservadora de la Iglesia y sobre todo reproches de altos ejecutivos de grandes consorcios corporativos internacionales. Quienes lo califican de populista de izquierda y religioso tercermundista.
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No pocos jefes de Estado lo miran con recelo cuando Francisco se enfunda en la causa de los movimientos populares y aborda temas como migrantes, ecología y deuda externa. Con mucha energía sostiene: un sistema económico centrado en el dios del dinero también necesita saquear la naturaleza, saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo propio. La élite internacional no tolera el discurso del Papa sobre la idolatría del dinero y la prepotencia del imperio de la corrupción. Bajo esta atmósfera discursiva el Papa se vuelve intransigente para asumir como propia la condición de los pobres, que se organizan para sobrevivir a los dictados del sistema económico actual. Francisco defiende abiertamente un cambio estructural: ―Queremos un cambio, un cambio real, un cambio en las estructuras. Este sistema es insoportable; los campesinos no lo apoyan, los trabajadores no lo apoyan, las comunidades no lo apoyan, los pueblos no lo apoyan... E incluso la Tierra no lo apoya. Hermana Madre Tierra, como solía decir San Francisco (7/7/15). En la carta enviada a los movimientos populares en 2020, ante a la interrogante que todos nos hacemos acerca del día después de superada la pandemia, el Papa desafía a los movimientos sociales: ―ustedes no son unos improvisados, tienen la cultura, la metodología, pero principalmente la sabiduría que se amasa con la levadura de sentir el dolor del otro como propio… Sé que ustedes han sido excluidos de los beneficios de la globalización. No gozan de esos placeres superficiales que anestesian tantas conciencias. Muchos de ustedes viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja. Muchos de ustedes no tienen un salario estable para resistir este momento y las cuarentenas se les hacen insoportables. Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos‖. Esta cara social de Francisco es la mejor. Muchos cuestionarán que se queda sólo en la discursividad. Es cierto, pero los efectos que tienen los planteamientos de un pontífice son altos. Ojalá no tuviera tanta resistencia dentro de la Iglesia, porque no tiene otra alternativa, sino cambiar. (jornada.com.mx) 29/04/2020
69.El principio-compasión (2): Juan José Tamayo Cuando escribo este artículo -10 de abril, día de Viernes Santo en la liturgia cristiana- están contabilizados más millón y medio de personas contagiadas en
73 el mundo por el coronavirus, cerca de cien mil personas muertas y en torno a trescientas mil recuperadas. En España las cifras oficiales arrojan más de ciento cincuenta mil personas contagiadas, cerca de dieciséis mil fallecidas y cincuenta y cinco mil recuperadas. Esta pandemia es hoy el Viernes Santo que sufre la Humanidad. La respuesta del cristianismo a esta situación no es, como a veces se ha pensado, buscar sentido redentor y de expiación a esta situación, y menos aún considerarla castigo de Dios. Se encuentra, más bien, en la compasión como principio de humanidad, actitud fundamental de Dios, opción radical de Jesús de Nazaret y principio teológico. Esta es la modesta contribución que desde mi confinamiento quiero hacer desde la memoria subversiva de Jesús de Nazaret, el Crucificado, condenado a muerte por su compromiso solidario con las víctimas del sistema político, económico y religioso injusto entonces imperante.
La compasión es principio de humanidad
La persona puede ser definida como ser compasivo. Sin compasión, no hay humanidad, se cierne la impiedad, la dureza de corazón, la cerrazón de mente y el bloqueo de la inteligencia. En cuanto compasivo, el ser humano se siente solidario con la suerte del resto de los seres humanos y de la Naturaleza, de forma que todo acto de homicidio y de ecocidio se convierte en suicidio: matar a otra persona o destruir la naturaleza es matarse o destruirse a uno mismo. Caín, matando a Abel, se está matando a sí mismo. Sin compasión, el ser humano se torna lobo estepario que se guía por la ley de la selva. Sin compasión, no hay respeto por la vida de l@s otr@s, sino la guerra de todos contra todos.
La compasión, opción y actitud fundamental de Dios ante el sufrimiento y la opresión
La compasión es la opción y la actitud fundamental de Dios, ejemplo de sensibilidad ante el sufrimiento y la opresión. La palabra hebrea que se traduce por compasión es rahamin, derivada de rahem, vientre, entrañas. En la antropología bíblica, vientre es el lugar de la compasión y se le aplica a Dios capaz de actuar compasivamente desde sus entrañas. Nos lo recuerda la tradición bíblica del Éxodo, que presenta a Yahvé movido a compasión por los sufrimientos del pueblo hebreo y los gritos de auxilio que llegan al cielo, y comprometido con la liberación de la esclavitud de Egipto: ―He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sufrimientos (conocer= compartir, sufrir con). He bajado pa-
ra librarlo de la mano de los egipcios y para subirlos a de esta tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel... Así, pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto. Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte‖ (Éx 3,7-12). La compasión está en la base de la legislación hebrea que defiende los derechos de los huérfanos, las viudas y los extranjeros, desatendidos en la práctica. Es el mensaje y la práctica de los profetas y las profetisas de Israel/Palestina, para quienes la religión verdadera no consiste en ofrecer sacrificios, sino en hacer el bien, establecer el derecho y practicar la justicia. En la tradición profética uno de los nombres de Dios es ―Justicia‖, como afirma el profeta Jeremías: ―Este es el nombre con el que lo llamarán: ‗Yahvé, nuestra Justicia‖ (Jr 23,6).
La compasión, opción fundamental de Jesús
La compasión conforma el ser de Jesús de Nazaret, su estilo de vida, su forma de pensar y de vivir a Dios, su manera de entender al ser humano, su relación con los demás, su modo de conocer, de creer, de esperar, de amar, su lectura de las Escrituras, su actitud ante las víctimas, ante las personas hambrientas (misereor super turbas). En el trasfondo de la actuación de Jesús aparece siempre el sufrimiento de las mayorías, de los empobrecidos, de las personas discapacitadas, enfermas, privadas de dignidad. Ante ellas no queda impasible, sino que se le remueven las entrañas. Jesús pone como ejemplo de persona compasiva, de ―persona cabal‖ (Sobrino) a un Samaritano, a quien convierte en sacramento del prójimo, cuando los judíos ortodoxos lo consideraban enemigo y hereje. El Samaritano, ―movido a compasión‖, atendió a la persona malherida, maltrecha, a diferencia del sacerdote y del levita, que pasan de largo porque su prioridad era la práctica cultual en el templo, ajena a la justicia. Siguiendo la mejor tradición profética, Jesús contrapone la compasión a los sacrificios: - ―Misericordia quiero, que no sacrificio‖ (Mateo 12,1 -9, citando a Oseas 6,6), afirma en la respuesta a los fariseos critican a los discípulos por arrancar espigas el sábado. - Cuando los fariseos le echan en cara que coma con publicanos y pecadores, Jesús les responde: ―No necesitan de médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender lo que significa misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a peca
dores‖ (Mt 9,12-13). - La práctica de la compasión para con los empobrecidos y la crítica de quienes generan el empobrecimiento son la causa principal de su destino final: la condena a muerte y la ejecución en la cruz. - La compasión es la virtud por excelencia proclamada en el Sermón de la Montaña: ―Bienaventurados los misericordiosos...‖. Felicidad y compasión son inseparables. Una persona es feliz compartiendo y aliviando el dolor las personas que sufren. La falta de entrañas de misericordia hace infelices a quienes no practican dicha virtud y a quienes sufren. Las iglesias cristianas a lo largo de su historia se han movido entre dos actitudes: la insensibilidad ante el sufrimiento humano y la compasión con las víctimas. Hoy solo tendrá credibilidad el cristianismo si, como el buen Samaritano, realiza prácticas compasivas. A las notas tradicionales aplicadas a la Iglesia: una, santa, católica, apostólica (los tradicionalistas añaden una quinta: romana, que no forma parte del Credo), yo añadiría otras dos: samaritana y compasiva.
La compasión, principio teológico
Mientras escribía este artículo consulté varios diccionarios teológicos y bíblicos y en ninguno de ellos he encontrado las entradas ―Compasión‖ y Misericordia‖ (1). Ha sido Jon Sobrino quien ha incorporado en el discurso teológico el principio-misericordia (El principiomisericordia. Bajar de la cruz a los pueblos crucificados, Sal Terrae, Santander 1992). Sin dejarse guiar por la compasión, la teología pasa de largo inmisericordemente ante el sufrimiento humano y se torna cómplice de él. La alternativa es, afirma Sobrino, una teología como inteligencia y praxis del amor, de la justicia y de la misericordia, que se hace cargo del dolor de las víctimas: una teología como inteligencia de la com-pasión, que denuncia a los victimarios y toma partido por las personas, los colectivos y la naturaleza sufrientes que gritan de dolor. Sin embargo, la teología tradicionalmente ha sido una disciplina sin entrañas de misericordia. Los atributos que aplicaba a Dios eran la Omnipoten-cia, la Omniscien-cia, la Omnipoten-cia y la Providen-cia. Lo definía como Motor inmóvil, Conocimiento de conocimiento, Causa sui, Principio y fundamento de todas las cosas. Tal Dios es incapaz de sentir, de amar, de sufrir, de compadecerse, se torna insensible al sufrimiento humano. Esa imagen está más cerca del Dios de la teodicea y de los amigos de Job que de Jesús de Nazaret y del Dios del éxodo ―misericordioso y clemente, lento a la ira y rico en amor y fidelidad‖ (Éx 34,6). Juan José Tamayo es Director de la Cátedra de Teología y ciencias de las Religiones, de la universidad Car-
los III de Madrid. Su último libro es Hermano Islam (Trotta).
Cita
1) Otros principios: principio-esperanza, principioliberación, principio-Tierra, principio-género, principiodecolonialidad, principio-responsabilidad, principiosolidaridad. (amerindiaenlared.org) 24/04/2020
70.“La compasión de Dios con el hombre está en la Biblia desde el primer versículo al último”: Joel Forster Misión Urbana Valencia cumple 25 años, y se reorganiza para servir en el nuevo contexto de crisis. Emilio López explica la visión y trayectoria de la asociación en una entrevista con Protestante Digital Misión Evangélica Urbana de Valencia cumple 25 años pero la causa mayor del coronavirus ha impedido que lo hayan podido celebrar este mes de abril, como estaba previsto. La asociación, que reúne a voluntarios, recursos y esfuerzos de una decena de iglesias evangélicas, busca ahora a voluntarios jóvenes que no sean población de riesgo para responder a las nuevas y antiguas necesidades desde su centro en el casco antiguo de Valencia. Al 2021 se han aplazado las celebraciones con usuarios habituales, el concierto en un polideportivo municipal, los talleres sobre evangelio integral y un culto unido de gratitud. Pero el trabajo de la entidad, con mucho arraigo en Valencia, sigue siendo esencial. En esta entrevista realizada días antes de que se decretara el estado de alarma, Emilio López, coordinador de Misión Urbana Valencia, habló con Protestante Digital sobre lo vivido en estas dos décadas y media, la visión de futuro y lo que la Biblia dice sobre la acción social.
P. Misión Urbana es una iniciativa unida de varias iglesias de Valencia ciudad y localidades cercanas. ¿Cómo funcionáis?
R. En todos estos años, ha ido variando. Aunque hablamos de Misión Urbana como una ONG, es técnicamente una asociación. Las iglesias forman una asamblea, que toma las decisiones. Procuramos que estén siempre informadas y que haya una comunicación fluida, porque su forma de colaborar, a parte de la económica (con cuotas, donaciones a la despensa, y todo lo demás), es enviándonos voluntarios para trabajar con las tareas diarias. Así es como se hace posible ofrecer los servicios a los usuarios. Hablamos con las iglesias de las necesidades, de lo que va bien, de lo que no.
75 Estas son un radar de situaciones difíciles. Por ejemplo, un pastor vino el año pasado a explicarnos que veía que llegaba a su iglesia gente que estaba pidiendo asilo y no sabían muy bien cuáles eran los procedimientos. En este tipo de situaciones, podemos asesorar y orientar.
P. ¿Qué perfil de personas entra habitualmente en este local aquí en el centro histórico de Valencia?
R. En primer lugar, entran personas en situación de sin hogar. Son personas o familias en exclusión social, o en riesgo, con muy pocos recursos, que pueden estar viviendo en una habitación y no tienen para más. Pero hay diversas intensidades en cuanto a la necesidad. Hay personas que necesitan absolutamente todo lo que tenemos aquí: el desayuno, la ropa, las duchas. Hay otras personas que no tienen tanta urgencia, pero están solas... Hay situaciones de soledad que son bastante sangrantes. En los últimos dos años, llegan también al local muchas personas que están pidiendo asilo. El incremento de personas que vienen de Venezuela ha sido altísimo, por ejemplo. Hace cuatro años, recibíamos a familias enteras de Ucrania. Llegan a un país distinto, cultura distinta, a veces una lengua distinta, y están muy perdidas. Misión Urbana es unos de los puntos (porque hay más en la ciudad) al que acuden a recabar ayuda y asesoramiento.
P. Todos aquellos que hace tiempo que vienen a Misión Urbana, ¿cómo crees que os ven? ¿Qué dirías os da una identidad propia?
R. Es difícil de contestar, porque normalmente no le preguntas a un usuario: ‗Oye, qué te parecemos?‘, aunque con algunos tenemos mucha confianza. Sí nos llegan opiniones, por ejemplo, al visitar otras ONGs que atienden a personas que también son usuarios nuestros. Un técnico de una otra organización, nos decía: ‗Oye, no sé cómo lo hacéis, pero os tienen muchísimo cariño y muy bien considerados‘. Aquí pasan todo tipo de personas, gente que es muy agradecida, y gente que, por su situación, tienen muy poca paciencia y a lo mejor se enfadan con nosotros porque no damos las cosas cómo y cuándo a ellos les gustaría. Al entrar en Misión Urbana, no entras en un mundo rosa, hay situaciones muy difíciles como en todas partes. Entonces, ¿qué es lo que nos distingue? El Señor. Muchas veces lo hemos comentado con usuarios, hay otras entidades que hacen estas tareas mejor que nosotros, no es una cuestión de que nuestras duchas son las mejores o lo que sea. A veces pensamos que por ser cristianos somos ‗mejores‘, buenas personas entre las buenas personas. Pero conozco a gente en otras entidades que son unas per-
sonas tremendamente cariñosas, modélicas en su trato con los usuarios y en su sentido de justicia hacia la gente que sufre. Así que hay muchas organizaciones que hacen el trabajo mejor que nosotros, pero a nosotros nos distingue que hacemos el trabajo en el nombre de Dios. Esa es la diferencia que podemos marcar. Así lo han expresado a veces a usuarios, o incluso a no usuarios que han venido, diciendo: ‗Aquí hay algo especial en vosotros, que no sé qué es‘. Cuando alguien nos dice ‗qué buenos sois‘ o algo parecido, siempre tratamos de advertir: ‗Buenos no somos, bueno es Dios‘. Si hubiera una diferencia con otras entidades, yo diría que sería esta.
P. Tras 25 años, ¿cómo es la relación con estas otras entidades de la ciudad que trabajan en el mismo terreno que vosotros?
R. En las ciudades se nombra mucho el trabajo en red, y no siempre se da. Pero a nivel de entre los técnicos, yo siempre he experimentado mucha sinergia. Hablamos juntos de cómo ayudar de forma idónea, cada uno con sus recursos. O nos podemos advertir unos a otros si una persona con la que tratamos está empeorando o mejorando. A nivel de entidades, el mejor ejemplo fue el 24 de octubre del año pasado, el censo de personas sin hogar que hicimos en toda Valencia. Como Misión Urbana estamos integrados en una plataforma que se llama ‗Sense Llar‘: a día de hoy somos 7 entidades, y se incluirán más. Desde ‗Sense llar‘ se puso la iniciativa en manos de otras organizaciones también, todo el mundo lo vio como una buena idea, y necesaria para la ciudad, y al final fuimos 13 entidades más el Ayuntamiento, organizándonos en equipos de trabajo: los que redactábamos las preguntas del cuestionario, los que mapeaban la ciudad por zonas y barrios, etc. Estos 14 agentes hemos trabajado desde abril de 2019 hasta ahora, juntos en reuniones asamblearias, reuniones con la universidad a posteriori para análisis de datos. Esto ha creado un tejido mucho más intenso. Hemos visto que podemos trabajar codo a codo y muy bien, por cierto. Antes sí había interacción, pero tras este censo nos hemos visto mucho las caras, hemos tenido ruedas de prensa, hemos sudado, debatido… Eso estrecha los vínculos en el tejido asociativo. Este trabajo conjunto es muy efectivo y muy necesario. Si cada uno de nosotros trabajamos en nuestra trinchera sin tener contacto con los demás, la verdad es que hacemos muy poco. Incluso podemos, sin querer, deshacer o minar el trabajo que ha hecho otra entidad.
P. Un reto que tenéis es ampliar la plantilla, añadir a un trabajador más. ¿Cómo pensáis conseguirlo?
R. El objetivo es poder tener una persona técnica contratada que pueda atender de formas más directa a las personas en situación de sin hogar que llegan a Misión Urbana. Aquí llegan personas en situación de sin hogar en el amplio sentido del término: no sólo personas que están en la calle, que las hay y bastantes, sino también otras personas con situaciones complicadas que necesitan un acercamiento más de prevención. Para tener esta persona, que nos gustaría que fuera a tiempo completo, lo que es necesario son recursos económicos. Esto es un poco la clave. Por supuesto, estamos atentos a subvenciones que nos pueden llegar, pero las subvenciones son algo voluble, no siempre puedes acceder, depende de cuándo lo pidas… No podemos ni deberíamos depender solamente de esto. Una de las iniciativas ha sido el libro-disco que han sacado Eduardo Delás y Álex Sampedro. Lo han ofrendado como una forma de sacar recursos para este proyecto.
P. Otro reto es atraer a más voluntarios. Muchos de los que sirven son ya muy veteranos, ¿cómo conseguir involucrar a los más jóvenes como voluntarios activos?
R. Es un misterio… [ríe] El punto clave en esto son las propias iglesias, e implicar a los líderes de jóvenes, especialmente. Ocurre que las generaciones de jóvenes en nuestras iglesias tienen muchísimos focos de atención a los que atender. En las redes sociales o en otros lugares se les requiere constantemente, y eso lleva a un déficit de atención generalizado. Entonces, ¿competimos por ser un foco de atención más? Yo creo que no, que nosotros, los miembros de las iglesias, debemos abrir Misión Urbana para actividades puntuales para grupos de jóvenes, por ejemplo, que puedan venir ayudar como grupo. A menudo ocurre que algún joven después se interese por ver qué más se hace, y se cuestiona, ‗oye, yo podría ayudar‘. La media de edad en Misión Urbana es muy alta, y esto tiene su explicación. Las personas con bastante edad son las que suelen tener la agenda más libre. Aquí hay gente joven, pero muchos encuentran trabajo, se casan, se mudan de la ciudad…
P. En nuestra sociedad tan polarizada, ¿crees que los cristianos se rigen por la Biblia al identificar cuáles son los principales problemas de la sociedad? ¿Te gustaría ver más reflexión en cuanto a lo que la Biblia dice sobre las personas en riesgo de exclusión?
R. Es una cuestión compleja y quizás muy amplia. Mi sensación es que las iglesias evangélicas no sabemos
movernos en el ámbito político. Comenzando por el concepto de ‗política‘, que significa ‗el gobierno de la polis‘, es decir: el gobierno de la ciudad. Un cristiano tiene que estar implicado en cómo se gestionan los recursos de su ciudad. Si una buena parte de los presupuestos, por decir algo, se van para festejos y se dejan al descubierto necesidades de personas que no tienen tanta voz, la iglesia tiene que estar con esas personas, darles voz, y decir: ‗esto no es justo‘. Creo que todo cristiano consciente del evangelio tendría que estar implicado a nivel político. Lo que ocurre es que cuando hablamos de política enseguida pensamos en partidos políticos, y ahí los cristianos hemos hecho un efecto péndulo. Hemos pasado de decir que ‗la política es muy mundana‘, lo cual ha llevado a no implicarnos, a pasarnos al otro extremo. Ahora hay algunos partidos políticos que en su argumentario tocan un par de puntos en los que los cristianos nos consideramos identificados, y sin pensar ni estudiar mucho más, nos fijamos a ese partido o ala, sea derecha o izquierda, y no miramos el resto de puntos. A nivel personal, aunque no soy el único que lo ve así, me sabe mal cuando se levanta voz desde las iglesias, o desde estamentos protestantes, porque no se respeta el derecho de los pastores de hablar de ciertos temas o se sale a la calle a protestar, por ejemplo, contra el aborto (que está muy bien porque tiene que ver con el concepto bíblico de la vida) pero no se sale a la calle, por ejemplo, cuando se está hablando den la persona sin hogar. ¿Por qué no participamos allí? ¡También es muy bíblico! Si queremos ser coherentes y consecuentes con el mensaje bíblico, debemos estar a todas. Cuando alguien sufre, debemos estar al lado. Nos ponemos al lado de los no nacidos, pero hazlo también con los derechos de las personas que vienen a buscar a asilo o con los inmigrantes que llegan sin nada y no se les acoge adecuadamente. Otro ejemplo, ¿por qué en el censo de personas sin hogar no hubo ni un solo cristiano de iglesias evangélicas entre los más de 600 voluntarios que participaron? Y no fue porque no se anunciara… Entonces, la pregunta es, ¿por qué aparecemos en ciertos temas y no aparecemos en otros que son igual de bíblicos? Mi sensación es que no nos movemos bien en esta área. O no lo queremos tocar por consideramos que está demasiado alejado de las ‗cosas espirituales‘ o nos pasamos un poco a los extremos políticos. A menudo, o no hacemos nada, o nos pegamos a movimientos que no son coherentes con todo el pensamiento cristiano.
P. Entonces, ¿qué valores esenciales ves en la Biblia en cuanto al trabajo con personas en riesgo de exclusión social?
R. El primero sería la compasión, que es ―padecer con‖, no sólo empatía. El ejemplo perfecto es Jesucristo, que no tenía por qué hacerse como uno de nosotros, no nos necesitaba. Pero él se compadeció, vino a padecer con nosotros. Algo que está en la Biblia desde el primer versículo al último es la compasión de Dios con el hombre, y a la que nosotros estamos llamados. Si entras en Misión Urbana (o en cualquier iglesia), en un sentido no importa qué has hecho ni quién eres, porque se te acepta, y el evangelio es plenamente inclusivo en este sentido, cualquier persona puede entrar. Otro valor que se desprende de la Biblia es la justicia social. Aquí estamos, de alguna forma, intentando aliviar las heridas que la sociedad y la vida han hecho a las personas, y las decisiones que puedan haber tomado. Pero hacer eso sin levantar la voz para denunciar las situaciones que han llevado a originar esas heridas, sería incoherente. La justicia social, pues, tiene que ver con proclamar el evangelio: lo que Dios quiere para el hombre, y lo que Dios denuncia. Y Dios no quiere una sociedad que tritura a las personas o hace oídos sordos al su sufrimiento. La inclusión es que no se rechaza a nadie, en la iglesia de Cristo todos somos bienvenidos. Si eres extranjero, si eres de aquí, si eres formado o sin formación, de una raza u otra, si tienes recursos o dejas de tenerlos… Todo eso da igual. Así que resaltaría los valores bíblicos de la compasión, la justicia social y la inclusión.
P. ¿Qué retos específicos tiene la ciudad de Valencia en esta área?
R. En la gentrificación se está anteponiendo la parte económica a las personas. Ya no tenemos grupo de niños aquí en nuestro local. Antes había familias, más o menos cercanas, que podían acudir, pero ya no. Teníamos una familia en el portal de la izquierda, con un grupo de 10-12 niños que venían aquí, y esa familia se tuvo que ir, porque iban a reformar toda la casa para hacer pisos para turistas. Así que la gentrificación es una dificultad añadida. Cada vez hay menos mujeres que ejercen la prostitución, a las que atendemos de diferentes formas aquí. Porque se ha decidido que esta zona de la ciudad se ‗limpie‘, estamos situados muy en el centro y es un ―caramelo‖ para el turismo, la hostelería y la restauración. Es una zona fantástica, al lado del mercado central, y a ellas [las mujeres prostituidas] las quitan de en medio. Otro reto es una mayor coordinación entre los distintos agentes, y eso implica la administración pública. Por
ejemplo, se está reclamando mucho que hay poco engranaje entre la atención social y la sanitaria. Personas que están en situación de calle, y tienen un trastorno psiquiátrico, si tienen una crisis, son atendidas de urgencia, pero, ¿dónde vuelven cuando salen de urgencias? A la calle, porque no hay recursos, no hay un engranaje que te permita coordinar. Hay otras comunidades autónomas en España que tienen todo esto más trabajado, hay otro tipo de coordinación. Aquí eso es un reto.
P. Finalmente, ¿cómo te imaginas Misión Urbana en 10 años?
R. El sueño es tener más personas técnicas trabajando, porque eso implicaría una atención más especializada en varios temas. Me gustaría tener un trabajador para las personas sin hogar, otra para las personas que están en inclusión socio-laboral, que es muy importante: la preparación, el enseñar cómo buscar opciones de trabajo, la empleabilidad. Y otra persona que estuviera más dedicada a la atención directa, espiritual y emocional. La mitad del local la tenemos preparada para que sea una especie de refugio, no en el sentido de pernoctar, sino de poder estar en un sitio tranquilo, protegido, sobre todo para la gente de la calle. Me gustaría que eso estuviera en marcha y además intensamente, que las personas sin hogar conocieran ese lugar como un refugio para ellos: ‗Vamos a Misión Urbana, vamos a descansar, a hablar, me van a escuchar mientras me tomo un café‘. Me encantaría eso. (protestantedigital.com) 28/04/2020
Queiruga "La esperanza, como sabía Péguy, es niña endeble y pequeña. Necesita cuidado. La humanidad se encuentra en una encrucijada donde tiene nueva ocasión de aprender" "Lo que urge es unirse en la lucha: mediante el diálogo crítico en las interpretaciones, aprovechando lo que une en la práctica, antes de llegar a las diferencias en la teoría" "Hoy sabemos que el mundo-sin-mal no es más que un mito obsoleto, que religiosamente sueña con paraísos primitivos y freudianamente con fantasías infantiles de omnipotencia" De repente un pequeño virus conmueve el mundo, haciendo de todos (pan-) un solo pueblo (-demos): por primera vez,
78 una ―aldea global‖. Conmueve hasta los pilares, haciendo que vayan cayendo, una a una, casas de papel, seguridades huecas, preocupaciones de superficie. Descubre también el fondo más verdaderamente humano en la explosión inesperada de generosidad fraternal que nos une frente al sufrimiento y la muerte. Impone el reinado de lo que la psicología llama principio de realidad y que hace milenios la Biblia calificó como la tentación de querer ser como Dios. Con una diferencia: la psicología, por lo menos alguna psicología, nos deja indefensos frente al instinto de muerte: el libro del Génesis enciende una esperanza de salvación para el futuro. Pero la esperanza, como sabía Péguy, es niña endeble y pequeña. Necesita cuidado. La humanidad se encuentra en una encrucijada donde tiene nueva ocasión de aprender. La Modernidad, en su entusiasmo emancipador, creó malos hábitos, típicos de toda adolescencia: los jóvenes, cargados de razón en la protesta, exageran en lo que proponen; los viejos defienden un pasado ya caduco, pero preservan valores que no deben ser abandonados (el último libro de Habermas, Auch eine Geschichte der Philosophie, con más de 1.700 páginas, insiste en esto con la sabiduría de los noventa años). Hablando desde la teología, eso implica que, ante el desafío del mal, todos, tanto la tradición religiosa como la protesta atea, tienen que aprender. Lo que urge es unirse en la lucha: mediante el diálogo crítico en las interpretaciones, aprovechando lo que une en la práctica, antes de llegar a las diferencias en la teoría. Por fortuna, los seres humanos somos complejos, y muchas veces practicamos lo que aún no sabemos. Y algo nuevo está sucediendo. En la sanidad, en los servicios, en la enseñanza, en el vecindario… asistimos a un trabajo unido y de conjunto, sin carnés de partido ni cédulas de bautismo, sin distinción de sexo e incluso sin fronteras en la investigación. Perderse en ataques o acusaciones, convirtiendo el mal en apologética defensiva o en acusadora ―roca del ateísmo‖, representa una reacción estéril. Además, reacción culturalmente anacrónica. Porque las posturas corrientes participan ambas, conservadoras y progresistas, de un mismo prejuicio acrítico: creer en la posibilidad de un mundo-sin-mal. Hoy sabemos que eso no es más que un mito obsoleto, que religiosamente sueña con paraísos primitivos y freudianamente con fantasías infantiles de omnipotencia. Fuera de las discusiones a favor o en contra de la teodicea, hoy todos sabemos que el mal es producto inevitable de un mundo necesariamente finito. Lo saben los filósofos que, con Spinoza, enseñan que ―toda determinación es una negación‖ y, con Hegel, que la contradicción es la ley de toda realización finita. Y lo
sabe el sentido común, enseñando que no se puede sorber y soplar ni es posible hacer tortillas sin romper huevos. En no advertirlo reside la trampa, invisible por premoderna, del famoso dilema de Epicuro: o Dios puede y no quiere, y entonces no es bueno; o quiere y no puede, y entonces no es omnipotente… Pero si el mundo-sin-mal es un concepto imposible y contradictorio, sacar conclusiones de él, equivaldría a decir que Dios no es bueno porque no quiere hacer círculos-cuadrados o no es omnipotente porque no hace hierros-de-madera. Cuando esta evidencia se hace explícita, tan anacrónico es seguir creyendo en Dios admitiendo que, si quisiera, podía acabar no solo con el coronavirus, sino con todo el sufrimiento del planeta, como lo es negar su existencia, a pesar de reconocer la autonomía del mundo y saber que cuanto en él sucede tiene siempre una causa intramundana. La religión necesita actualizar su imagen de Dios, y dejar de responder con procesiones o rogativas, que solo tienen sentido presuponiendo que es posible un mundosin-mal. Por la misma razón, el ateísmo necesita ser consecuente y no negar a Dios porque no interfiere con las leyes físicas o no controla la libertad humana. Dar este paso tiene consecuencias importantes, claras para el nivel práctico, más oscuras para el sentido de la vida y de la historia. En el primero, estamos avanzando. El mundo está hoy iluminado por una onda casi gravitatoria de solidaridad fraternal que nos une a todos contra lo mal, el enemigo común. Dura lección, pero lección. Las diferencias aparecen en el otro nivel. Quien no cree en Dios, tiene ante sí la tarea de configurar su vida y darle sentido dentro de la simple inmanencia. En ella podremos vencer el coronavirus; pero debemos contar con que el mal seguirá presente con otros rostros, incluido el último: la muerte, ese ―amo absoluto‖ del que habló Hegel. Quien cree en Dios tiene la tarea urgente de actualizar su imagen. Un Dios que crea por amor y vive entregado a su creación, pero con una presencia que no puede ser evidente, porque funda y promueve sin interferir, respetando la autonomía de las creaturas: tanto la de las leyes físicas (Whitehead habla hermosamente de Dios como ―poeta del mundo‖) como sobre todo, las de la libertad. El Evangelio, dando forma a la saudade más honda del corazón humano, consiste en proponer el descubrimiento de que Dios, porque es capaz de crearnos desde la nada, tiene también poder para no dejarnos recaer en ella, rescatándonos de la muerte, convertida así en el ―último enemigo‖ en ser vencido. Mientras tanto, acompaña en el camino: la historia no es prueba, sino condición de posibilidad de la existencia; y el mal no es castigo, sino el peaje inevitable del crecimiento en toda existencia finita. La esperanza es posible, a pesar del mal. Y la humanidad tiene derecho a sentirse acompañada. También en esto Whitehead encontró palabras que amo y que vale la pena citar en este tiempo especialmente menesteroso: ―Dios es el gran compañero, el camarada en el sufrimiento, que comprende‖. (Publicado en La Voz de Galicia y remitido por el autor a RD) (religiondigital.org) 28/04/2020
72.Hacia el cincuentenario de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, algunas notas (1): Carlos Martínez García Si en buena medida somos lo que recordamos, tiene vital pertinencia recordar (traer al corazón) y rememorar (traer a la memoria) los orígenes históricos de la FTL A Samuel Escobar, C. René Padilla y Pedro Arana, con profundo agradecimiento. Están por cumplirse cincuenta años de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL). En diciembre de 1970, en Cochabamba, Bolivia, se fundó la FTL. Las notas que hoy inicio nada más pretenden ser viñetas de un movimiento que, al pasar de los años, alcanzó difusión en y más allá de América Latina. Han pasado cinco décadas desde la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Este hecho debe ser comprendido, y analizado, a la luz del contexto histórico en que el movimiento vio la luz, y también por los frutos que ha producido en continuidad con la agenda original acordada en 1970. Tal agenda se ha visto enriquecida debido a los nuevos retos que para la Fraternidad ha representado el dinámico contexto latinoamericano y la tarea de pensarlo teológicamente. Es precisamente el mencionado dinamismo el que deberá ser sopesado, y discernido desde la perspectiva bíblico/teológica, por las nuevas generaciones de la FTL. Si en buena medida somos lo que recordamos, entonces tiene vital pertinencia recordar (traer al corazón) y rememorar (traer a la memoria) los orígenes históricos de la FTL. En este ejercicio la historia no debe tenerse como un conjunto de reliquias a venerar, ni tampoco es un tópico de anticuarios y nostálgicos. Es un legado que alecciona y compromete por la entrega de los predecesores, quienes con su tenacidad abrieron sendas a sucesivas generaciones. Querámoslo o no somos productos históricos, o si la expresión suena muy mecanicista, frutos de la historia y la identidad subyacente que le acompaña.
De aquella génesis han trascendido los integrantes del grupo inicial que más producción escrita tienen: Samuel Escobar, René Padilla y Pedro Arana. Otro personaje eligió la comunicación oral como vía preponderante para compartir con los demás sus reflexiones teológicas y proyectos para ejemplificarlas en la vida. Fue Pedro Savage, quien escribió poco, pero cuya influencia debiera rescatarse para las sucesivas progenies de la FTL. Varias generaciones de cristianos evangélicos iberoamericanos que nos esforzamos por hacer una reflexión teológica contextualizada hemos sido enriquecidos por su don de organizador y coordinador de esfuerzos colectivos. Pedro fue el motor de la primera, y fundadora, Consulta de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. En los primeros años de la FTL fue el incansable Pedro Savage quien impulsó, incluso presionó sin miramientos, para que los participantes en las consultas del movimiento escribiesen sus trabajos. Dicha labor le dejó casi nulo tiempo para plasmar su propia obra escrita. Esto en parte, porque él era partidario de cultivar la conversación al tiempo que tocaba cariñosamente a su contraparte. La FTL se consolidó en buena medida por la coordinación de Pedro. Recorrió toda América Latina, y no de manera figurada sino en agotadores viajes, desde el río Bravo hasta la Patagonia. De los escasos escritos de Pedro Savage publicados en el Boletín Teológico, hay uno en el cual bosqueja las tareas próximas, que él denomina ―la agenda teológica inmediata‖, de la FTL, la que consiste en diez puntos: 1) Desarrollar un acercamiento hermenéutico y una postura teológica. 2) Partir de Dios, su Reino y la historia. 3) Ubicar al pobre, como un hecho sociológico o una clave hermenéutica. 4) Aclarar que el pecado no es un concepto anticuado. 5) Definir que la salvación es la liberación, ¿de qué y para qué? 6) Asentar que la nueva humanidad es en Cristo Jesús, el Nuevo Hombre. 7) Proclamar a Cristo Jesús al decir: ¿Quién dicen que soy? 8) Subrayar la naturaleza de la Iglesia como comunidad, misión y alabanza. 9) Identificar el papel de la Iglesia y el Estado. 10) Hacer hincapié en el pueblo global: la interdependencia de los seis continentes. (1) Las posteriores consultas de la FTL y los CLADE II al V se ocuparían de responder a la agenda bosquejada por Savage, pero además incorporarían nuevas inquietudes y cuestionamientos surgidos del agitado contexto de América Latina en las décadas finales del siglo XX y la primera del XXI. Sobre los orígenes de la FTL es indispensable consultar y/o releer lo escrito por Samuel Escobar cuando el movimiento cumplió 25 años de vida. (2) En su ensayo histórico Escobar rememora lo acontecido durante el primer Congreso Latinoamericano de Evangelización, que tuvo lugar en Bogotá, Colombia, del 21 al 30 de noviembre de 1969. Entonces surgió en algunos de los asistentes la inquietud por reflexionar con mayor detenimiento sobre el futuro del protestantismo evangélico en Latinoamérica. Entre ellos estuvieron Plutarco Bonilla, Rubén Lores, Osvaldo Motessi, Orlando Costas, René Padilla, Emilio Antonio Núñez, Pedro Savage y Samuel Escobar, por mencionar algunos. En su ponencia Responsabilidad social de la Iglesia, Samuel Escobar representó las inquietudes de un sector que buscaba contextualizar su fe en tierras latinoamericanas. (3) Entonces se vivían momentos convulsos, que demandaban de las iglesias evangélicas tanto fidelidad a la Palabra como un testimonio encarnado en las especificidades cotidianas del Continente. René Padilla atestigua que el ―discurso [de Escobar] fue recibido con una ovación de varios minutos. Su presentación fue una magistral síntesis del pensamiento social evangélico que a lo largo de la década del año sesenta había estado fraguándose en el contexto de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos al calor de inquietudes estudiantiles relativas a la pertinencia del Evangelio a la realidad de nuestros pueblos‖. (4) Es necesario detenerse en lo expuesto por Samuel Escobar, entonces tenía 35 años, y la inquietud de un grupo por darle continuidad al esfuerzo de pensar la fe bíblica y contextualmente. El documento de toma de posición del que vino a ser conocido como Congreso Latinoamericano de Evangelización I muestra los puntos centrales que marcarían el ejercicio reflexivo y pastoral de quienes al año siguiente, en 1970, se darían cita en Cochabamba para forjar la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Sobre estos puntos intentaré ocuparme la próxima semana.
Notas:
1) Pedro Savage, ―El quehacer teológico en un contexto latinoamericano‖, Boletín Teológico, núm. 5, eneromarzo 1982, p. 3. 2)Escobar, ―La fundación de la FTL: breve ensayo histórico‖, Boletín Teológico, núm. 59-60, julio-diciembre de 1995, pp. 7-25. 3)El trabajo ha sido compilado en distintas publicaciones, aquí cito el incluido en Samuel Escobar, Evangelio y realidad social, Ediciones Presencia, Lima, 1985, pp. 9-42.1985. 4)René Padilla, ―La Fraternidad Teológica Latinoamericana y la responsabilidad social de la iglesia‖, Boletín Teológico, núm. 59-60, julio-diciembre de 1995, p. 100. (protestantedigital.com) 19/04/2020
73.Hacia el cincuentenario de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, algunas notas (2): Carlos Martínez García En Responsabilidad social de la Iglesia, Escobar puntualizó que era contrario al Evangelio identificar “la preocupación por lo social con un enfriamiento en cuanto a la lucha evangelizadora” A Samuel Escobar, C. René Padilla, Pedro Arana y Pedro Savage (in memoriam), con profundo agradecimiento. La ponencia de Samuel Escobar concitó esperanza entre la nueva generación de teólogos evangélicos. En el Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE I), realizado en Bogotá, Colombia, del 21 al 30 de noviembre de 1969, se conjuntaron inquietudes para ir más allá de la transmisión del Evangelio y lograr conversiones de los evangelizados.
El Congreso no tuvo ―representación de ninguna iglesia en particular, pero logró movilizar a más de novecientos participantes y permitió que el movimiento evangélico conservador alcanzara resultados positivos‖. Su lema fue ―Acción en Cristo para un Continente en crisis‖ (1). Tomás Gutiérrez apunta que la reunión tuvo ―la dirección organizativa y el patrocinio de la Asociación Billy Graham, lo que dejó la agenda de trabajo en el país del norte‖. Peso a ello otras perspectivas lograron abrirse camino. En su exposición Samuel Escobar destacó aspectos del ser evangélico que habían sido relegados por enfoques netamente preocupados en alcanzar conversos, acercamientos que reducían la importancia de formar hombres y mujeres nuevos encarnados en un entorno social, político y cultural como el de finales de la década de los sesentas en América Latina. En Responsabilidad social de la Iglesia, Escobar puntualizó que era un equívoco, y contrario al Evangelio, la posición de identificar ―la preocupación por lo social con el liberalismo teológico, o con un enfriamiento en cuanto a la lucha evangelizadora‖. El señalamiento de incurrir en liberalismo teológico por parte de quienes recordaban que la misión también debía incluir acciones por la justicia social era bandera del sector evangélico que enfatizaba como tarea principal la de ―ganar almas para Cristo‖. Escobar enfatizó que era necesario ―acabar con esta confusión lamentable‖, ya que ―existe suficiente base en la historia de la iglesia y en las enseñanzas de la Palabra de Dios para afirmar rotundamente que la preocupación por la dimensión social del testimonio evangélico en el mundo no es un abandono de las verdades fundamentales del evangelio, sino que es más bien llevar hasta sus últimas consecuencias las enseñanzas acerca de Dios, Jesucristo, el hombre y el mundo, que forman la base de dicho evangelio‖ (2). En términos generales, argumentaba Escobar, la distancia evangélica de lo social era resultado de una herencia transmitida a nuestras iglesias por misiones ―surgidas en el mundo anglosajón desde el siglo pasado, con un notable incremento luego del fin de la Primera Guerra Mundial. En algunos casos la teología o más bien la mentalidad pietista de estas misiones llevó a concebir la vida cristiana como separada del mundo‖. Otro factor explicativo de la fuga del mundo fue el enfrentamiento, también surgido en el mundo evangélico anglosajón, del fundamentalismo con el llamado modernismo teológico y una de sus vertientes, el Evangelio social: ―Se llegó a identificar toda preocupación por los problemas sociales y políticos como intento de introducir el evangelio social, y al final se llegó al punto en que se disculparon la falta de compasión y obediencia como actitudes de defensa de la fe‖ (3). Contrastó la actitud de fuga con ejemplos de creyentes evangélicos que a lo largo del Continente tuvieron impacto social en las primeras décadas del siglo XX. Perfiló una posible alternativa ante el convulsionado entorno del Continente: Los evangélicos latinoamericanos están mejor capacitados que nadie para juzgar con objetividad nuestro presente político si toman conciencia de las consecuencias de su fe. Sin apegarse idolátricamente ni al conservadurismo ni a cualquier revolución, puede el cristiano contribuir a determinar con claridad lo que hace falta cambiar y lo que hay que conservar. Porque América Latina debe buscar su propio camino con realismo y dignidad. También la presencia evangélica en tareas de servicio efectivo puede servir de correctivo a la verborragia y a la demagogia de la política latinoamericana (4). Ya se mencionó en la entrega anterior que la conferencia de Samuel Escobar fue recibida por la mayor parte de los asistentes al Congreso con una ovación que duró varios minutos (5). La línea de pensamiento de su exposición para incomodidad, por decir lo menos, de la corriente evangélica predominante auspiciadora del Congreso, alcanzó resonancia en el documento oficial ya que Samuel Escobar fue uno de los cuatro redactores, los otros tres fueron Clyde W. Taylor, Santiago Villanueva Gudiel y Leslie Thompson. La Declaración Evangélica de Bogotá hizo una afirmación sobre el afianzamiento del pueblo evangélico en la realidad latinoamericana. Entonces era evidente que las iglesias protestantes estaban alcanzando un buen grado de endogenización, y que el reto de sus liderazgos era trascender la idea y práctica de que el objetivo úni-
co de la evangelización estaba en el crecimiento numérico de las comunidades de fe. El sexto punto del documento manifestaba que la obra evangelizadora no debía eludir las condiciones opresivas en las que se desarrollaba la vida en Latinoamérica: El proceso de evangelización se da en situaciones humanas concretas. Las estructuras sociales influyen sobre la iglesia y sobre los receptores del evangelio. Si se desconoce esta realidad se traiciona el evangelio y se empobrece la vida cristiana. Ha llegado la hora de que los evangélicos tomemos conciencia de nuestras responsabilidades sociales. Para cumplir con ellas, el fundamento bíblico es la doctrina evangélica y el ejemplo de Jesucristo llevado hasta sus últimas consecuencias. Ese ejemplo debe encarnarse en la crítica realidad latinoamericana de subdesarrollo, injusticia, hambre, violencia y desesperación. Los hombres no podrán construir el reino de Dios sobre la tierra, pero la acción evangélica contribuirá a crear un mundo mejor como anticipo de aquél por cuya venida oran diariamente. (6) Sin buscarlo, el misionero norteamericano Pedro Wagner contribuyó para que se unieran asistentes al Congreso identificados con la exposición de Escobar y, además, quienes en sus distintos ministerios e instituciones estaban intentando forjar una teología evangélica contextualizada y ya no dependiente de los postulados teológicos del evangelicalismo norteamericano. Wagner (misionero en Bolivia, en Cochabamba, era egresado de los Seminarios de Fuller y Princeton) había escrito el libro Teología latinoamericana: ¿izquierdista o evangélica?, del cual se dio un ejemplar a cada inscrito en el Congreso (7). La obra ―simplificaba el cuadro eclesiástico latinoamericano, intentaba provocar una polarización más aguda entre ecuménicos y conservadores y bosquejaba una ‗posición evangélica‘ en teología que resultaba vergonzosamente pobre e inadecuada por comparación […] No era un análisis teológico serio, sino un trabajo periodístico orientado por un criterio de rivalidad más que por un fundamento teológico‖ (8). Entonces tenemos que Wagner, sin proponérselo, estimuló la planificación de una reunión posterior en la que se fundaría, en diciembre de 1970, la Fraternidad Teológica Latinoamericana, y precisamente en la ciudad donde él era misionero, Cochabamba.
Notas:
1) Tomás Gutiérrez Sánchez, ―De Panamá a Quito: los congresos evangélicos en América Latina. Iglesia, Misión e Identidad (1916-1992)‖, en Boletín Teológico, núm. 59-60, julio-diciembre de 1995, p. 51.
2) ―Responsabilidad Social de la Iglesia‖, en Samuel Escobar, Evangelio y realidad social, ensayos, Ediciones Presencia, Lima, 1985, p. 11. 3) Ibíd., pp. 12-13. 4) Ibíd., p. 36. 5) René Padilla, ―La Fraternidad Teológica Latinoamericana y la responsabilidad social de la iglesia‖, Boletín Teológico, núm. 59-60, julio-diciembre de 1995, p. 100. 6) Declaración Evangélica de Bogotá, 1969: 2. 7) Pedro Wagner, Teología latinoamericana: ¿izquierdista o evangélica? La lucha por la fe en una iglesia creciente, Editorial Vida, Miami, 1969. 8) Samuel Escobar, op. cit., pp. 15-16. (protestantedigital.com) 25/04/2020
74.La pandemia y el sistema-mundo: Ignacio Ramonet* Todo está yendo muy rápido. Ninguna pandemia fue nunca tan fulminante y de tal magnitud. Surgido hace apenas 100 días en una lejana ciudad desconocida, un virus ha recorrido ya todo el planeta y ha obligado a encerrarse en sus hogares a miles de millones de personas. Algo sólo imaginable en las ficciones posapocalípticas… A estas alturas ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de hecho social total, en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores. La humanidad está viviendo –con miedo, sufrimiento y perplejidad–una experiencia inaugural. Verificando concretamente que aquella teoría del fin de la historia es una falacia… Descubriendo que la historia es, en realidad, impredecible. Nos hallamos ante una situación enigmática. Sin precedentes. Nadie sabe interpretar y clarificar este extraño momento de tanta opacidad, cuando nuestras sociedades siguen temblando sobre sus bases como frente a un cataclismo cósmico. Y no existen señales que nos ayuden a orientarnos… Un mundo se derrumba. Cuando todo termine la vida ya no será igual. El largo autismo neoliberal es ampliamente criticado, en particular a causa de sus políticas devastadoras de privatización a ultranza de los sistemas públicos de salud que han resultado criminales, y se revelan absurdas. Como ha dicho Yuval Noah Harari: Los gobiernos que ahorraron gastos en los últimos años recortando los servicios de salud, ahora gastarán mucho más a causa de la epidemia.
Los gritos de agonía de los miles de enfermos muertos por no disponer de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) condenan para largo tiempo a los fanáticos de las privatizaciones, de los recortes y de las políticas austeritarias. *Versión completa en: http://www.jornada.com.mx/ultimas/ante-lodesconocido-la- pandemia-y-el-sistema-mundo7878.html
(jornada.com.mx) 25/04/2020
75.Ignacio Ramonet y la pandemia: Víctor
Flores Olea En un artículo excepcional, por la calidad de la información y de la interpretación, Ignacio Ramonet ha elaborado probablemente uno de los escritos recientes más completos e iluminados sobre la pandemia del coronavirus. Deseo felicitar profundamente al ensayista y a las publicaciones que lo tomaron, en primer lugar a La Jornada, por supuesto, y a las distintas versiones en español de Le Monde Diplomatique que también lo publican. En el artículo, en realidad un verdadero ensayo, con el título de La pandemia y el sistema-mundo, Ramonet nos presenta una historia abreviada del surgimiento de la pandemia, de las múltiples advertencias que sobre su aparición hicieron un buen número de organizaciones científicas, organizaciones políticas internacionales, especialistas de reconocida capacidad, medios de difusión de gran prestigio y del retraso y la lentitud con que gran número de países reaccionó ante las advertencias, con los resultados aterradores que hoy conocemos. Salta a la vista el caso de Estados Unidos y el de los principales países de Europa occidental. En cambio, Ramonet elogia a algunos países asiáticos, entre ellos a Singapur y a Corea del Sur. ―El planeta descubre estupefacto –nos dice–que no hay comandante a bordo… Desacreditada por su complicidad estructural con las multinacionales farmacéuticas, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha carecido de suficiente autoridad para asumir, como le correspondía, la conducción de la lucha global contra la nueva plaga‖. Continúa: ―Los gobiernos asisten impotentes a la irrefrenable diseminación por todos los continentes de esta peste nueva… Mientras el germen siga presente en algún país, las reinfecciones serán inevitables y cíclicas. Lo más probable es que esta epidemia no logre pararse antes de que el microbio haya contagiado en torno a 60 por ciento de la humanidad‖. Se ha calculado, con optimismo, que la confección de la vacuna podría durar, hasta que esté al alcance del conjunto que la requiera, entre 9 y 16 meses. Agrega Ramonet: Los gritos de agonía de los miles de enfermos muertos por no disponer de camas en las unidades de cuidados in
83 tensivos (UCI) -condenan para largo tiempo a los fanáticos de las privatizaciones, de los recortes y de las políticas de austeridad. (El resultado más obvio de un neoliberalismo a ultranza, que también afectó gravemente a los sistemas de salud.) Por supuesto, es bien conocido que en las redes sociales ha circulado profusamente la tesis y la contratesis de que el coronavirus es un arma biológica que favorece a China o a Estados Unidos. Ramonet es tajante al respecto y menciona, entre otras fuentes al profesor de la Universidad de Sydney Edward C. Holmes, que es el mejor experto mundial en el nuevo patógeno y que afirma que ―nuestros análisis demuestran claramente que el SARS-CoV-2 no es una construcción de laboratorio ni un virus deliberadamente manipulado. ―Pero existe un amplio acuerdo entre los investigadores para reconocer que este nuevo germen ha surgido del mismo modo que otros: saltando de un animal a los seres humanos… Murciélagos, pájaros y varios mamíferos (en particular los cerdos) albergan naturalmente múltiples coronavirus. En los humanos, hay siete tipos de coronavirus… (tres que originan el resfriado común)... Y otros de aparición reciente, como el SARS-CoV-2, que se detectó en el mercado de mariscos de Wuhan, en diciembre de 2019, con el murciélago como ‗huésped original‘ y otro animal aún no identificado como ‗huésped intermedio‘ desde el cual, después de volverse particularmente peligroso, habría saltado a los humanos… Pero lo que distingue específicamente al SARS-CoV-2 de otros virus asesinos es precisamente su estrategia de irradiación silenciosa. O sea, su capacidad de propagarse sin levantar sospechas, ni siquiera en su propia víctima, por lo menos durante los primeros días del contagio en los que la persona infectada no presenta ningún síntoma de la enfermedad.‖ Pero el problema es que los contagios pueden ser masivos y simultáneos, hasta el punto de ―…colapsar el sistema sanitario de cualquier país por muy desarrollado que sea‖. Varios países en el sur de Asia se han convertido en algo así como los paraísos de la cibervigilancia (Corea del Sur, Singapur, Taiwán y China) que implica casi siempre una aplicación digital en nuestro teléfono móvil, con la consecuente invasión en la vida privada y el establecimiento de una hipervigilancia con la inevitable intervención el Estado. ―[...] Los gobiernos –incluso los más democráticos–podrían erigirse en los Big Brother de hoy, no dudando en transgredir sus propias leyes para vigilar mejor a los ciudadanos‖, anota Ramonet. ―En esta situación, la sospecha y la desconfianza han crecido. Muchos extranjeros o forasteros, o simplemente ancianos enfermos, sospechosos de introducir el virus, han sido discriminados, perseguidos, apedreados,
expulsados… Es cierto que las personas mayores constituyen el grupo con mayor índice de mortalidad. Ignoramos por qué. Algunos fanáticos ultraliberales no han tardado en reclamar la eliminación malthusiana de los más débiles.‖ Por lo demás, añade Ignacio Ramonet, se ha observado con la pandemia una honda disparidad de salud, por ejemplo, en Estados Unidos, en que las minorías, afroestadunidenses o latinos, sufren efectos de letalidad muy superior a su representación social. ―En Nueva York, por ejemplo, afroestadunidenses y latinos suman 51 por ciento de la población, pero acumulan 62 por ciento de los fallecimientos por Covid-19… En Chicago, los afrodescendientes y latinos son 30 por ciento de la población, pero representan 72 por ciento de los fallecimientos.‖ Como dijo recientemente el filósofo francés Edgar Morin: Crear una sociedad auténticamente humana significa oponerse a toda costa a ese darwinismo social. Ojalá se busque y se lea el texto original completo de Ignacio Ramonet, altamente ilustrativo y provechoso. (jornada.com.mx) 27/04/2020
76.El Covid-19 dispara la pandemia de estúpidos: Marcos Roitman Rosenmann El virus no es inteligente, no tiene conciencia ni es reflexivo. Los seres humanos poseen, en teoría, dichas cualidades. Sin embargo, en esta crisis, donde es obligado ser prudentes y no buscar chivos expiatorios, emerge una especie que se multiplica, los estúpidos. El combate es contra prelados, deportistas, cantantes, académicos, periodistas, premios Nobel, científicos, políticos de tres al cuarto o expertos. Luchar contra la estupidez constituye una necesidad vital. Hay quienes se escudan en títulos, publicaciones o sus instituciones para decir estupideces. Como ejemplo, el manifiesto de la Fundación Internacional para la Libertad, encabezado por Vargas Llosa, y seguido de ex presidentes, escritores, periodistas, políticos, empresarios y economistas, entre otros Jose María Aznar, Álvaro Uribe, Macri, Zedillo, Sanguinetti, Cristiani, Castañeda, Krause, Savater, Jorge Edwards, Albert Rivera, Esperanza Aguirre, María Corina, Álvarez de Toledo, ex ministros, politólogos y gente de bien, hasta más de un centenar. Ellos, llaman la atención a un confinamiento que impi-de trabajar, producir, generar riqueza, persigue políticamente, ataca la empresa privada, la democracia liberal y la economía de mercado. El enemigo, como siempre, la Internacional Comunista y el populismo. En esta dirección de estúpidos, sobresale el canciller de Brasil, Ernesto Araujo, quien, en sincronía con el manifiesto declara que el coronavirus, camuflado bajo la ideología de género, el cientifismo y el alarmismo climático, es una invención del marxismo y una conspiración para implantar el comunismo, usando la OMS a fin de consolidar un orden sin naciones y libertades y sin espíritu. Carlo Cipolla, uno de los historiadores más destacados del siglo XX, escribió Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Cipolla abría el ensayo: La humanidad se encuentra [...] en estado deplorable. La especie humana posee el privilegio de cargar con un peso añadido a los problemas cotidianos, representado por un grupo de personas más poderoso que la mafia, que el complejo militar industrial o la Internacional Comunista. Se trata de un grupo no organizado, que no se rige por ninguna ley, no tiene jefe, ni presidente, ni estatuto, pero que consigue actuar en perfecta sintonía, como si estuviese guiado por una mano invisible, de tal modo que las actividades de cada uno de sus miembros contribuyen poderosamente a reforzar y ampliar la eficacia de la actividad de todos los demás miembros. Se refería a los estúpidos. Luego estableció cinco leyes para explicar su comportamiento. Primera ley: siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo; segunda ley: la probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona; tercera ley o ley de oro: un estúpido es alguien que causa daño a otro u otros sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo perjuicio; cuarta ley: los no estúpidos subestiman siempre el potencial nocivo de los estúpidos. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con estúpidos se manifiesta infaliblemente como costosísimo error, y quinta ley: la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Corolario: el estúpido es más peligroso que el malvado. Cipolla no ha sido el único en escribir sobre la estupidez. Jean Paul Richter dijo en su Elogio de la estupidez (1782) : ―Están demasiado imbuidos por una sensación de superioridad que hace que la expresen mediante el odio y el desprecio… Tendrían que no quererse tanto para no odiar al hombre ilustrado‖. Igualmente, el potencial de los estúpidos para perjudicar a los demás, dirá Cipolla, está en función del grado de poder y la autoridad que atesoren. El manifiesto es buen ejemplo de la variedad de especímenes que lo integran. Pero Cipolla va más lejos; subraya que las acciones de los estúpidos no se ajustan a la racionalidad: ―nos pillan por sorpresa…, incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque carece de cualquier tipo de estructura racional… ante comportamientos erráticos es extremadamente difícil cualquier contraataque‖.
Su conclusión es demoledora: ―Con la sonrisa en los labios [...], el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder tiempo…, el buen humor, el apetito… y todo… sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente‖. En este orden, podemos situar a Trump, Bolsonaro, Boris Johnson o Sebastián Piñera. Pero no menos un sinnúmero de expertos a posteriori que dicen conocer las causas y plantean soluciones a la pandemia, todos en el poder político. Asimismo, estúpidos que hablan de un cambio, para mejor, en los comportamientos sociales colectivos. Seremos más responsables, solidarios y comprometidos con el ambiente. Los corruptos mutarán en honrados, los narcotraficantes se entregarán a la justicia, los empresarios darán beneficios entre sus trabajadores, los bancos darán préstamos a cero por ciento de interés, se financiará la sanidad pública, se perseguirá el fraude, se acabará con los paraísos fiscales, y por fin la cultura gozará de buena salud. La pobreza desaparecerá, las trasnacionales dejarán de sobrexplotar la naturaleza y las empresas contaminantes se volverán ecológicas. No se puede ser más estúpido. Recuerden: no se junten con ellos porque se contagia. (jornada.com.mx) 27/04/2020