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TEMA DE LA SEMANA: Espiritualidad, política y desafíos en tiempos de Coronavirus
1. El CMI publicará recursos espirituales para tiempos inciertos Ginebra. A medida que el mundo se tambalea a través de la pandemia de coronavirus y sus amplias consecuencias, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) publicará conjuntos de recursos para que individuos, grupos y comunidades religiosas se enfrenten espiritualmente con la nueva realidad y acepten su significado para sus vidas. El proyecto, titulado "Sanando el mundo: recursos espirituales para hoy", contará con tres tipos de herramientas para el viaje, a saber, estudios bíblicos, oraciones y análisis breves en forma de publicaciones en blogs. La primera herramienta es un conjunto de seis estudios bíblicos que buscan pasajes bíblicos sobre miedo e incertidumbre, confianza y coraje, discernimiento y comprensión para iluminar el contexto actual. Una "mochila" acompañante incluirá oraciones reunidas en el pozo profundo de oraciones del CMI de muchas regiones y confesiones en todo el paisaje ecuménico, para articular el dolor y las esperanzas de las personas y las iglesias en su viaje espiritual a través del presente. Y "pan para el viaje" presentará breves publicaciones de blog para alimentar la reflexión mediante la exploración de los numerosos problemas sociales y teológicos relacionados con el virus y sus consecuencias, problemas de acceso a la atención médica, justicia económica y ecológica, desigualdades de género y raciales, y nuevas formas de solidaridad "Esta pandemia nos ha llevado a muchos de nosotros a la oración, a la Biblia y a una reflexión más profunda sobre nuestras vidas", dijo el secretario general en funciones Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca. "Espero que en las próximas semanas la gente encuentre que nuestros muchos recursos ayudan a iluminarlos y animarlos en su camino, como personas y comunidades, hacia la curación". Los recursos se sumarán a la abundancia de orientación y análisis ya disponibles para los lectores a través de la página de coronavirus del CMI y publicaciones de blog relacionadas. Ya está disponible un primer estudio bíblico, que analiza las profundidades de los Salmos para tranquilizarlos. El autor ejecutivo, el Dr. Benjamin Simon, dirige el programa de relaciones con la iglesia del CMI y es coordinador del Equipo de Apoyo COVID-19 del CMI. Seguirán otros recursos, y el conjunto completo aparecerá en junio en el sitio web del CMI. (oikoumene.org) 14/05/2020
2. El mensaje de las y los presidentes del CMI en Pentecostés: “Olas de desesperación, lenguas de fuego”
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Ginebra. En un mensaje de Pentecostés, titulado ―Olas de desesperación, lenguas de fuego‖, las y los presidentes regionales del Consejo Mundial de Iglesias reflexionan sobre la poderosa presencia de Dios. ―La iglesia nació en medio del tumulto, y aun así, emergió del caos con un mensaje poderoso y, sin duda, transformador, que es relevante en todas las culturas y contextos‖, dice el mensaje. ―Como en el primer Pentecostés, así ha de ser otra vez hoy‖. Hay una fuerza natural silenciosa, invisible y letal; afirma el mensaje. ―El nuevo coronavirus ha puesto al mundo entero en jaque, ha sembrado el pánico y el caos, ha enfermado a millones de personas y ha matado a cientos de miles‖, prosigue el texto. ―La pandemia ha causado importantes estragos en las economías, ha trastornado las familias y la vida comunitaria, ha sorteado los más sofisticados sistemas sanitarios mudiales y locales, ha puesto a prueba el temple y la eficacia de los gobiernos, y ha provocado el hambre‖. ―Pero este Pentecostés, a lo largo de los siglos y en todo el mundo, nosotros, los cristianos, estamos vinculados entre nosotros y con los primeros discípulos para proclamar, como hicieron ellos, que el Dios de vida aún está con nosotros‖. ―El Espíritu de Dios eleva nuestros corazones en oración y anhelo‖, dice el mensaje. ―El Espíritu nos infunde el valor para hacer frente al dolor y al sufrimiento‖. (alc-noticias.net) 12/05/2020
3. Consejo de Iglesias de Sudáfrica: "Dios está con nosotros incluso en estos tiempos" Johannesburgo. Los líderes de las iglesias miembros en el Consejo de Iglesias de Sudáfrica escribieron una carta pastoral al pueblo de Sudáfrica, ofreciendo consuelo y abordando la cuestión de lo que será lo normal. "Escribimos para decir que Dios está con nosotros incluso en estos tiempos de desconcertante dolor nacional", dice la carta. ―Aplaudimos a la comunidad científica, tanto aquí como en la Organización Mundial de la Salud, por el trabajo que realizan frente a un virus que es totalmente nuevo para la humanidad; y pedimos a las naciones del mun-
do que apoyen a la OMS por el bien de toda la sociedad humana ". La carta también expresa sus condolencias a las familias de quienes han perdido a sus seres queridos. "En este momento, nos dirigimos también a las ansiedades de nuestra gente, el hambre, la desesperación, las frustraciones y la depresión que se está instalando", dice la carta. "Escribimos a las víctimas de violencia doméstica y abuso y les escribimos a quienes causan el dolor de sus seres queridos en sus hogares". La carta también reflexiona sobre las víctimas de casos de brutalidad que se han experimentado a manos de soldados y policías en algunas comunidades. ―Escribimos a las familias de los trabajadores de primera línea: en los servicios de salud, la policía y el ejército, familias de personas que se levantan todas las mañanas para ir y servir para combatir el impacto del virus, dejando a las familias perpetuamente ansiosas por la posible infección que sus seres queridos pueden traer a casa ", dice la carta. "Escribimos a una nación encerrada por el doble golpe de COVID-19 y el estado basura de nuestra economía". La carta aboga por una economía inclusiva reestructurada post-COVID. "Las regulaciones de cierre que prohíben nuestra reunión en la adoración pública nos resultan muy difíciles a nosotros y a nuestras iglesias", se lee en la carta. "Hemos apoyado la suspensión del culto público por razones pastorales muy prácticas, y hoy es necesario recordarnos ese contexto". (oikoumene.org) 12/05/2020
4. El virus toca a las puertas de la basílica de Guadalupe La alcaldía Gustavo A. Madero, donde se halla el popular centro de peregrinación, registra la cifra más alta de muertes por coronavirus dentro de Ciudad de México El diácono termina la bendición agitando animadamente el hisopo. El agua no cae, sale disparada hacia las cabezas genuflexas de las devotas que celebran las gotas que impregnan los rosarios, las imágenes y los escapularios que venderán después a la puerta de su parroquia como amuleto bendecido. Junto al pío cortejo, aguantan el chaparrón tomados de la mano, una pareja de ancianos, un hombre con botas de serpiente, un ciclista con maillot, una mujer con una cruz de flores y tres adolescentes zapotecos. Suenan las campanas de misa de mediodía en la basílica de Guadalupe y el golpe del badajo no deja escuchar al clérigo cuando insis
te en que ―aquí delante hay unas alcancías para que dejen lo que buenamente puedan‖. En el segundo centro de peregrinación más grande del mundo, la fe se atiende en la puerta por culpa del virus. Ciudad de México es el lugar más golpeado por la covid-19 con 628 muertes de las 3.353 contabilizadas este sábado en el país, y, dentro de la misma, la delegación Gustavo A. Madero, donde se levanta la basílica, concentra el mayor número de muertos (143). Uno de cada cuatro fallecidos en la capital son de esta región, con una población de 1,2 millones de personas. La Gustavo A. Madero acumula más muertos que Honduras, Bolivia o Croacia. Cuando el religioso termina la enésima bendición, una fórmula de 15 minutos que incluye oración y lluvia sagrada, un grupo de personas espera al otro lado de una verja. Aunque no puede dar la confesión, don Rafael aguanta pacientemente cada drama de la ―antigua normalidad‖ porque la gente ―tiene ganas de hablar‖, resume con olfato de pastor que conoce a su rebaño. Es el turno de un matrimonio con dos niños que llegó para jurar frente a la virgen que él no volverá a beber, ni ella a drogarse. ―Sé que no es un momento fácil el que estamos viviendo, pero debes alejarte de eso que le hace mal a ti y a tu familia‖, se le oye decir. Mientras habla, el hijo que escucha la conversación entre las piernas de los mayores, estira la mano y se limpia la gelatina roja en la falda blanca del religioso. Después de varias horas de terapia para pobres, si el coronavirus tuviera un ecosistema natural, sería la sotana del diácono. La Gustavo A. Madero es una de las 16 alcaldías (antiguas delegaciones) en las que se divide la capital mexicana. Se trata de una esquina gris en el norte de la mancha urbana, sin grandes parques ni museos, pero que viste el traje de un país de 97 kilómetros cuadrados. Alberga la basílica de Guadalupe, el segundo lugar más importante de peregrinaje del mundo después de La Meca, y presume tener el tianguis más grande de América, el de San Felipe: siete kilómetros de pasillos bajo el plástico donde cada domingo se juntan 20.000 comerciantes. La alcaldía está entre los ‗gigantes‘ del vecino Estado de México como Ecatepec, donde viven 1,6 millones de personas; Nezahuacóyotl, con 1,1 millones o Tlanepantla, de 650.000 habitantes. En este punto de la ciudad todo tiene hechuras de récord. Aquí se llama paradero a un cruce de carreteras como el de Indios Verdes, por el que diariamente pasa medio millón de personas. El domingo 3 de mayo el tianguis de San Felipe, considerado de ―alto contagio‖, es un mar de gente. Los
clientes chocan hombro con hombro para comprar solo ―productos esenciales‖, como exigen las autoridades. Dos días después, estas mismas autoridades, encabezadas por el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, anunciaron que se había ―logrado aplanar la curva" de contagios. Pero este domingo, bajo el calor de las lonas de colores, es posible comprar una camisa de palmeras, un juego de taperwares, un repuesto de Cadillac o tenis tan último modelo que ni siquiera ha llegado a las tiendas. En uno de los puestos de ―productos esenciales‖ se venden rascadores de gato. Amenazantes carteles estilo Chernóbil, pegados en las paredes, advierten de que avanzan por una zona de alto contagio a los paseantes. Son miles que deberían ser millones porque el vendedor de tapones para tarja y bañera protesta porque hay poca gente y ―el mercado está muerto‖. Gobernada por Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, las autoridades de la alcaldía han actuado en sintonía con las medidas tomadas a nivel nacional en cuanto al confinamiento y dejaron en manos de los comerciantes la decisión de instalarse para no estrangular la economía. San Felipe es un río de paseantes que siempre van a dar al mar, que es el changarro de carnitas y chicharrón. El taquero reparte raciones a destajo con la mascarilla azul en la papada mientras mueve al animal desmembrado con una la inmensa pala de madera sumergida en un barreño de aceite. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) esto debe ser lo más parecido al pangolín y la aplanada curva oficial, en la Gustavo A. Madero, tiene trazas de parecerse al encefalograma de un loco. La GAM, como es conocida, es de las alcaldías más pequeñas. Tiene solo el 6% de la superficie de la capital, pero es la segunda más poblada. Se llama así por Gustavo Adolfo Madero, un héroe nacional que impulsó la democracia hasta que el tirano Victoriano Huerta lo mandó matar, al igual que a su hermano Francisco, con 38 años, sacándole los ojos. Tiene diez subdelegaciones, 194 colonias y 7.623 cuadras. El 98% de las viviendas tiene televisión y el 48% computadora. Tiene una calle dedicada a Godard y viven 15.000 indígenas, de los cuales 13 solo hablan náhuatl, según datos de 2015 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). Aunque su población es principalmente joven —la mitad tiene entre 20 y 40 años— es un lugar tan antiguo como el país. Las fotos de los años 70 muestran una enorme pirámide en honor a Tonantzin donde hoy se levanta la basílica. Desde la época de los mexicas existe una calzada que unía el cerro del Tepeyac con el Zócalo, mucho antes de que lo hiciera el Metrobús. En su nueva realidad pandémica, un dato llama la atención, la alcaldía de Iztapalapa, la más poblada, tiene 1.772 contagios detectados y 127 fallecidos frente a lo que sucede en Gustavo A. Madero, que tiene menos contagios (1.212), pero más muertes (143), según los datos publicados por la Secretaría de Salud. El alcalde, Francisco Chíguil Figueroa, de 58 años, atribuye el alza a que la gente viene a morir a su delegación. ―Gustavo A. Madero limita con lugares como Ecatepec, Neza, Tlanepantla… que suman cinco millones de habitantes. Pero aquí están los principales hospitales y si fallecen deben ser registrados en el lugar donde mueren, de ahí que tengamos una cifra tan elevada‖, explica vía telefónica a EL PAÍS. El alcalde asegura que los 'casos cero‘ llegaron a finales de febrero por la colonia Buenavista y los comerciantes que acudían a la Central de Abasto. Lunes por la mañana en el hospital público de La Raza, uno de los más grandes y prestigiosos del país. Un monstruo construido hace 65 años al que diariamente acuden miles de personas para someterse a trasplantes, sesiones de quimioterapia o recoger medicamentos. Al menos siete policías, tres municipales y cuatro de la Guardia Nacional, vigilan la entrada. Frente a ellos, los comerciantes que el mes pasado vendían cremas para el pie de atleta o las almorranas ahora venden mascarillas. Las hay de Spiderman, de Nike, con lentejuelas… Dentro del hospital se ha construido un pasillo de madera exclusivo para enfermos de covid-19, y en las salas, el bullicio habitual ha dado paso a un tenso silencio desde que los familiares esperan en la calle. Una extraña sensación de calma en la que todo está preparado para recibir al virus. ―Pues estamos hasta los topes‖, reconoce una doctora del área de neumología acostumbrada a la trinchera. A unas calles de ahí, en la esquina de las calles Albino Corzo y Gran canal, una familia de feriantes pide dinero junto a sus atracciones detenidas. ―Amables conductores, debido a la contingencia no podemos trabajar y aceptamos cambiar estas alcancías hechas por nosotros a cambio de comida‖, vocea el feriante con el megáfono con el que antes pedía a la gente que subiera a su noria. En la Gustavo A. Madero, la ―nueva normalidad" tiene un aire a la vieja, pero sin dinero. (elpais.com) 10/05/2020
5. Presencia y gracia de Dios en tiempos de pandemia: Claudio Pose* Argentina. A toda la humanidad, incluida la Iglesia, nos sorprendió la pandemia. Los hábitos de vida han sido modificados por necesidad y el Pueblo de Dios ha buscado adaptarse a las circunstancias. Los cultos virtuales y otras acciones de la Iglesia son respuestas de amor y creatividad, pero la celebración de la Santa Cena ¿Presenta obstáculos? Compartiré mi visión del tema desde mi condición de ministro ordenado de la Iglesia Metodista y, particularmente, como investigador y curioso de la liturgia. La experiencia que trasmito, durante la cuarentena, es la que ejerzo con dos comunidades que reciben dominicalmente la comunión a través de YouTube, con mucho reconocimiento y gratitud por parte de las personas que comparten esta profunda vivencia de la fe cristiana. Pueden existir dudas al momento de pensar la celebración eucarística sin la posibilidad de la presencia física, es decir, que la comunión fraternal se exprese en un espacio de cercanía corporal. También, es posible que surjan dudas respecto a la ausencia de un ministro ordenado al momento de efectivizarse el compartir de ambas especies en un hogar. Intentaré algunas respuestas, como un aporte a las personas y comunidades que viven con desconcierto e incertidumbre este momento. Sobre asuntos controversiales de los sacramentos en general y la Comunión en particular, existen unos hitos en la historia de la Iglesia que conviene recordar. Criterios sacramentales. En el siglo XII Hugo de San Víctor establece cuatro criterios: la materialidad, la representación, la institución y la santificación (consagración). En las propias palabras del autor: ―por semejanza representan, por institución significan, y por santificación contienen, una cierta gracia invisible y espiritual‖ Nuevo planteo de los criterios. En el Decreto para los Armenios del Concilio de Florencia (1439) se determinan los siguientes criterios: la materia apropiada (agua, pan y vino), la forma (fórmula) y la intención de la Iglesia (ejecutada por la persona designada para celebrar el sacramento). Hemos dejado fuera los debates de San Agustín contra el donatismo y las discusiones en tiempos de la Reforma, ya que no apuntan directamente al tema en cuestión aquí. Los sacramentos, entonces, poseen estos criterios básicos y distintos que son la materialidad y la institucionalidad que expresan los objetos y las palabras. Luego aparece lo intangible expresado en lo tangible (la gracia) y la intención de la Iglesia (ejecutada por una persona designada a tal efecto). Sin embargo, el asunto fundamental en los sacramentos es que son medios de gracia. Hay un acto primero de Dios: su amor a la humanidad expresado cabalmente en Jesucristo. Así lo dice la primera carta de Juan: ―El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.‖ (1 Jn 4: 10). Con muchas dificultades la Iglesia a través de los siglos ha podido comprender que la gracia divina es ante todo y, que incluso, ante la duda: la gracia de Dios es primero. En el siglo tercero Dionisio de Alejandría narra un episodio que tiene a la Santa Cena como eje y muestra cómo los cristianos de aquel tiempo, ante la duda, pusieron a la gracia de Dios como criterio supremo. El autor narra la historia de Serapión, ―anciano fiel‖ que, sin embargo, cayó en apostasía durante la persecución. Según establecía la Iglesia, no recibiría el perdón ―porque había caído en la prueba‖ (Había realizado sacrificios a los ídolos). Estando en agonía le pide a su nieto que vaya a buscar al presbítero para que reciba su confesión de pecados y le brinde la comunión antes de morir. El presbítero se hallaba enfermo y era de noche, pero le dio al muchacho el pan bendecido y lo instruyó para que, al llegar a la casa, lo mojara y derramara las gotas en la boca del moribundo. Así lo hizo el joven y Dionisio reflexiona sobre el episodio: ―¿No es evidente que se conservó vivo hasta que fue absuelto y que, una vez que sus pecados fueron borrados, se le puede reconocer (como cristiano) por todas las buenas obras que había hecho?‖ De esta historia, es necesario que apuntemos dos elementos. La gracia divina como criterio por encima de cualquier otro; en segundo lugar, esa gracia es expresada en amor (sin rigideces) en una situación límite y el presbítero convierte al nieto de Serapión en ministro del sacramento. Se cumplen los ―criterios sacramentales‖ a partir del criterio supremo: el amor de Dios sobre todo. Por último, es necesario mencionar a Juan Wesley, ya que los metodistas encontramos en él una fuente de inspiración y luz para nuestro pensamiento teológico y nuestra práxis pastoral. En el Sermón Nº 101 ―El deber de la comunión constante‖, Wesley utiliza un conjunto variado de argumentaciones frente a la negativa a la práctica constante de la Cena del Señor. Lo que aquí nos interesa, es la recurrencia del autor en recordar porqué los cristianos necesitamos comulgar y hacerlo tanto como podamos. Ante el argumento de no ser dignos de estar en la Mesa del Señor, Wesley contesta:
―(…) es que tienen tanto temor de comer y beber indignamente que no piensan cuánto mayor es el peligro de no comer y beber de modo alguno.‖ El fundador del metodismo recalca que por sobre todas las cosas, no nos privemos del amor de Dios, de su perdón y salvación, incluso cuando las condiciones subjetivas u objetivas supongan trabas para ello. Vienen a mis oídos palabras del apóstol Pablo: ―¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!‖ (Rom. 8:39) En el sermón mencionado Wesley también se afirma en el criterio supremo: la gracia de Dios, la Santa Cena es un ofrecimiento de nuestro Señor, no nos pertenece, sino como invitados por Jesús. Así lo señala: ―(…) no debemos descuidar ninguna oportunidad de recibir la Cena del Señor. Por eso nunca debemos dar la espalda a la fiesta que el Señor ha preparado para nosotros. (…) Esta es la verdadera regla: debemos recibirla tan frecuentemente como Dios nos dé la oportunidad.‖ Wesley nunca quiso confrontar con la Iglesia de Inglaterra y se mantuvo en su seno hasta la muerte, a pesar de las muchas trabas que tuvo en su camino. Es destacable que en este párrafo citado, afirme que la ―verdadera regla‖ es recibir la Cena del Señor tantas veces ―como Dios nos de la oportunidad‖. La Iglesia es un canal de la gracia divina, nos toca convocar a la Mesa de Salvación siendo Cristo quien invita, nosotros, siempre somos invitados. Necesitamos tener seguridad interior en el momento de decidir participar del sacramento de manera virtual. Si nuestra fe se enfoca en la gracia de Dios en Jesucristo, si somos capaces de recordar que la comunión fraternal es obra del Espíritu Santo, no de nuestra cercanía física y si podemos recordar que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, no sus edificios ni su mobiliario: Entonces, podremos mirar el dilema desde otro lugar, en una situación límite e impensada que nos toca atravesar. En estas semanas de cuarentena, un pensamiento de Juan Wesley que pertenece al mismo sermón que aquí se mencionó, me sirve cotidianamente para afrontar todo lo nuevo para lo cual no tenía herramientas: ―Nuestra posibilidad es la única medida de nuestro deber‖. * El autor es Presbítero de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, responsable del área Liturgia y Espiritualidad del Centro Metodista de Estudios Wesleyanos (CMEW) (alc-noticias.net) 13/05/2020
6. Coronavirus en la Amazonia: “Estamos ante un potencial genocidio”
Si bien la pandemia del coronavirus se agrava en las principales ciudades del mundo, su efecto en las regiones más remotas puede ser catastrófico. Como por ejemplo en la Amazonia, donde las iniciativas impulsadas por la Iglesia son vitales para el acompañamiento de las minorías indígenas. ―Esta situación extrema y drástica ayuda a entender la vivencia cotidiana de estas poblaciones. Y nos invita, como ahora está sucediendo también en regiones de Europa, Norteamérica a buscar nuevos caminos. El sínodo lo que invitaba era a buscar nuevos caminos, no decía sustituir caminos, además de los que ya existen para, una Iglesia mucho más encarnada‖. Mauricio López es Secretario General de la Red Eclesial Panamazónica. Dice que la crisis por el coronavirus se agrava en los países amazónicos como Ecuador, que es el más afectado de la región por la pandemia, pero también Venezuela y Brasil, en este último las imágenes de fosas comunes para enterrar a enfermos de coronavirus en Manaos son verdaderamente desgarradoras. ―Los pueblos indígenas son especialmente vulnerables a estas situaciones ya que su memoria inmunológica es muy corta. Muchas de estas comunidades, hay que entender son de reciente contacto y están mucho más vulnerable a esta situaciones. Además de la situación evidente de una absoluta falta en materia de infraestructura sanitaria, de acompañamiento‖. Se trata de comunidades que en pleno Siglo XXI no tienen acceso a agua potable, lo que dificulta poder tener un mínimo de medidas básicas de higiene para evitar la propagación del coronavirus. ―Hay un potencial genocidio. Ellos dicen que además de la situación de fragilidad, de desigualdad, siendo los territorios de donde más se extraen riquezas para el sustento de todos nuestros Estados y países amazónicos, la situación de desigualdad los pone en una mayor vulnerabilidad‖.
El Papa Francisco ha dicho que:
―El cuidado de los ecosistemas supone una mirada que vaya más allá de lo inmediato, porque cuando sólo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación‖. (Encíclica Laudato si' nº36) ―Lo que el Papa en la Encíclica Laudato si' ha venido denunciando también se relaciona con con nuestra mayor vulnerabilidad frente a las pandemias. No es que se produce la pandemia por la degradación del medio ambiente. Es que la pandemia impacta con mayor fuerza, o la epidemia se convierte en pandemia al no existir un equilibrio en el ecosistema‖. Equilibrio que va de la mano al mensaje que el Papa Francisco dio durante la bendición extraordinaria ante la
pandemia. Es el momento ―de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es‖. (romereports.com) 10/05/2020
7. Coronavirus y odio El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, denunció ayer que la pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2) ha desatado una oleada de odio y xenofobia en la cual los extranjeros, y en particular los migrantes, son estigmatizados como fuente de contagio; mientras que a las personas de la tercera edad se les caracteriza como prescindibles, y profesionales de la salud, defensores de derechos humanos y periodistas son atacados por ejercer su trabajo. Ante este panorama, el dirigente de Naciones Unidas hizo un llamado a fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio mediante esfuerzos concertados para erradicar el discurso que incita a estas prácticas. Cabe recordar que ya en marzo pasado el organismo internacional había advertido acerca de la explotación de los temores que causa la pandemia por parte de grupos y políticos para incitar a la xenofobia y la exclusión. En abril, el propio Guterres llamó la atención sobre el hecho de que la crisis sanitaria se está convirtiendo con rapidez en una crisis de derechos humanos, en la medida en que diversos sectores políticos y sociales responden a la propagación del coronavirus con crecientes etnonacionalismo, populismo y autoritarismo, así como con una reacción contra las garantías individuales.
En México, esta oleada de odio se ha manifestado, entre otras modalidades, en la forma especialmente vil de los ataques contra los profesionales de la salud.
Como ya se ha reiterado en este espacio, las expresiones de violencia verbal e incluso física contra médicos, enfermeras y otros integrantes de los servicios sanitarios deben condenarse en términos enérgicos por cuanto se dirigen contra personas que no sólo merecen el mismo respeto a su integridad que el resto de los individuos, sino que son acreedores de la gratitud pública por exponer sus vidas en la lucha para salvar las de sus prójimos. Asimismo, la sociedad y las autoridades mexicanas deben atender la situación de vulnerabilidad en que se encuentran los millones de paisanos que residen en Estados Unidos sin contar con la documentación necesaria, pues la pandemia no ha hecho sino agravar el trato xenófobo que padecen desde siempre, y en especial desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Por último, cabe hacerse eco del exhorto de la ONU para que los medios de comunicación y las empresas de redes sociales hagan mucho más por señalar y, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos, eliminar los contenidos racistas, misóginos y otros contenidos perjudiciales, pues la erradicación del discurso de odio y la instalación de un clima de solidaridad requieren de una postura responsable por parte de quienes tienen en sus manos la calidad de la información recibida por la opinión pública. (jornada.com.mx) 09/05/2020
8. Coronavirus y derecha en México: en vez de solidaridad, intentar construir un golpe: Pietro Ameglio Sin duda esta crisis mundial del coronavirus ha evidenciado realidades conocidas y desconocidas de muchas personas y hechos sociales, para bien y para mal, desde niveles personales, familiares, sociales, económicos, políticos, ambientales…La mitad de la humanidad está en cuarentena, muchos aislados sin ver siquiera a sus familiares cercanos. Se ha dicho mucho -por suerte- acerca de cómo el capitalismo neoliberal ha quedado masivamente expuesto en el alto nivel de inhumanidad, destrucción y desigualdad social que genera, de cómo el libre mercado y las privatizaciones han sido erróneamente puestas por delante del bienestar de las poblaciones y la acción estatal, de cómo la ―normalidad social‖ no volverá a ser la misma después de esta pandemia, de cómo la depredación ambiental está a la raíz de posibles catástrofes planetarias si no cambiamos a tiempo. Todo cierto, pero nos parece muy importante no caer en la ilusión que se puede generar por aplicar el deseo de una ―consecuencia mecánica‖ a estas evidencias y creer ingenuamente que el capitalismo se va a acabar, que está en crisis (de conciencia y producción) y que la humanidad futura será mejor en el cuidado de los más empobrecidos, del medio ambiente, de su alimentación e industrialización. Ni por asomo, si no se intensifican las formas de lucha y organización social ciudadana y mucho más masiva. Al contrario, me parece que habrá, por parte de los poderes económicos y políticos, toda una reestructuración que llevará a reforzar más aún una vuelta de tuerca en el modelo de producción, consumo y competencia internacional. Lo que tampoco significa, por supuesto, que no se esté ante una crisis de fondo, pero que pudiera ser no para extinguirse sino para perfeccionarse. Y algo seguro: toda esta veneración política y mediática hacia los cientí-
ficos, casi sacralizando sus opiniones, volverá al olvido social de siempre frente a temas de cambio climático, biofauna, cadenas de alimentación animal, armamentismo, energías renovables… Quedará transparente que el orden social mundial se rige por criterios de acumulación capitalista -casi monopólica- y no por criterios humanistas y científicos del bien de las mayorías y la naturaleza. Esa es la ―normalidad‖ que no será trastocada, sino perfeccionada, si es que se puede aún seguir haciéndolo. Aunque, claro, que si hay otra mutación acabando el año, y otra a mitad del próximo, con pandemias incluidas y cataclismas climáticos, si la descomunal crisis económica que ya está y seguirá aumentando se hace incontrolable (¡difícil encontrar un 1° de mayo más triste y dramático!)…etc. etc., ahí sí el ―reciclaje capitalista‖ y la ―obediencia ciega a la autoridad‖ de las mayorías no van a ser tan fáciles de reproducir, sin violencias mayores y más peligrosas para ese orden social. Lo que sí acabó es la ―ilusión de la seguridad‖, como una totalidad controlable por la autoridad y el mercado, la paz ya no podrá asociarse mecánica e infantilmente a la seguridad, sino que deberá asociarse con el ―bien de las mayorías‖, en su esencia vital y forma más simple de la vida, desde una concepción integradora con uno mismo, con la otredad y con la naturaleza: todos como un todo interconectado, interdependiente e integral. A su vez, el aterrorizamiento, el encierro y la atomización social son los mejores ingredientes de un hecho social que predispone a la entrega hacia los poderes externos de la propia ―capacidad autónoma de pensar‖. Pensar desde estas condiciones sociales, obedeciendo las órdenes correspondientes -algo, por otro lado, que es indispensable de hacer en la salud-, nos puede fácilmente llevar a la desmemoria histórico-social y al retroceso de derechos y libertades que hemos proclamado y defendido en la vida. De ese tamaño de paradoja y contradicción, pueden ser las consecuencias de un proceso social de este tipo: la ―delega incondicional‖ de nuestra identidad y cuerpo en las autoridades superiores (políticas, científicas, económicas y policiaco-militares), en aras de tener ―seguridad‖ ante un enemigo tan mortal como microscópico e incontrolable. Si no fuera porque la causa externa lo amerita, sería el logro ideal del mayor objetivo de sus vidas para una gran masa de personas y líderes autoritarios -que sobreabundan en nuestras realidades, familias y culturas - descubiertos y encubiertos-. Pero, precisamente, por conocer que una porción mucho más amplia de lo que deseamos de la especie humana, está instalada en esa cultura, no podemos bajar la guardia ni confiar ciegamente en este proceso social como coyuntural y sin nexos con lo ―que sigue‖. De ahí el postulado por una ―obediencia conciente y organizada‖.
México: ¿golpeteo de falsedades y medias verdades para el golpe?
En México, a partir de la fuerza (moral nula, pero material no poca) del sector empresarial más retrógrado, de varios medios con sus comunicadores y opinólogos/as deleznables por sus moralismos y análisis tendenciosos, y de muy minoritarios grupos políticos, han intentado aflorar campañas que inyectan permanentes noticias falsas o medias verdades descontextualizadas con el objetivo de ir creando un clima social de inestabilidad política, duda, cuestionamiento o directamente dura condena a toda política gubernamental, en el terreno que sea. Ayudados también, claramente, por la enorme crisis económica mundial reflejada en lo nacional. Se busca cualquier situación -por mínima y anecdótica que seapara magnificarla, sacarla de contexto y lanzar con odio la idea de un ―castigo ejemplar‖, ese es el modelo de construcción epistémica del ―infantilismo social‖, en el que ingenuamente tantos caen. Así, si el propio director de la OMS felicita al gobierno se ningunea esto diciendo que esta organización siempre lo hace; si no se responde directamente con el mismo odio al comentarista criminal de TV Azteca - aunque sí se le contesta firmemente por Segob como institucionalmente debe ser- está mal porque no se aumenta la ―espiral de la violencia‖, y si se le contestara violentamente igual estaría mal también porque polariza; por no querer endeudar al país -causa de las mayores corrupciones y catástrofes históricas recientes y pasadas- se acusa a AMLO de que no le importan los pobres y pequeños empresarios, en algo que sería lo último de lo que pudiera acusársele (es el único político mexicano que podría demostrar con su vida esa solidaridad con los más pobres), cuando hay además un programas de un millón de microcréditos. Aclaro que ni por asomo estoy en obediencia ciega hacia el actual gobierno y presidente, y esto es muy fácil de demostrar: he criticado claramente el proyecto expansivo capitalista en el sureste del Tren Maya y el corredor Transístmico, en la forma de no tomar en cuenta seriamente a las comunidades directamente afectadas; también los resultados y formas hacia los familiares de desaparecidos, los activistas sociales asesinados, la política hacia los migrantes y la lucha contra el delito organizado. Tampoco me gusta la forma de polarizar que a veces genera López Obrador, con sus sarcasmos, acusaciones o frases irónicas señalando genéricamente o directamente a personas e identidades sociales, creo que esta estrategia no ayuda en las condiciones para una
buena construcción de paz y convivencialidad social, lo que aprovechan permanentemente -en un ―judo político‖- sus opositores más perversos. Pero tengo memoria y sé perfectamente el horror, ilegalidad y basura -de todo tipo- que había antes de este gobierno, y ni por asomo quiero que algo de eso regrese, que es lo que pasaría si no sumamos a que esta nueva cultura y forma de gobernar avancen y corrijan lo necesario, para instalarse mejor en nuestra sociedad. Ni por asomo estamos ante lo mismo que había, empezando por muchas personas que conocemos que encabezan o trabajan en proyectos locales, regionales o nacionales, quienes vienen de largas trayectorias y conocimientos probados. El presidente y su equipo ejecutivo, seguramente estarán teniendo aciertos –lo testifican la OMS, ONU…- y también algunos errores en el manejo de esta crisis, como la gran mayoría de sus pares en el mundo, pero nada amerita campañas de tan fuerte cuestionamiento, deslegitimación y hasta enfrentamiento con amenazas de desobediencia civil en el pago de impuestos, creando estructuras de salud paralelas, desobedeciendo a las máximas autoridades nacionales de salud, y hasta pidiendo la intervención norteamericana. Una vergüenza y desproporción total con la realidad. Bien decía Gandhi que la desobediencia civil sin un programa constructivo de ―swaraj‖ (autonomía) al lado era una simple ―bravuconada‖; en este caso muy peligrosa, porque busca la desestabilización social y el regreso a formas ignominosas de impunidad, corrupción y violencia estatal. El gobierno ha tenido el mérito -desde la cultura de paz, ddhh y noviolencia- de no fomentar el aterrorizamiento social (están ―serenos‖, se sabe dónde estamos aunque sea en un hoyo peligroso, como el mundo), de no poner a la policía y al ejército en las calles para reprimir, de no caer en ninguna forma de estado de excepción; de delegar el manejo de la crisis a los mejores expertos en salud pública del país que además tienen alto reconocimiento internacional (por supuesto que se podrán equivocar, como lo han hecho los de todo el mundo a cada rato…). ¿Están mal estas acciones? ¿Por qué? En lo personal, valoro mucho este estilo de acción social oficial, que apuesta a la solidaridad ciudadana sin castigos ejemplares, pero claro que en un clima de aterrorizamiento ciudadano que tiende fácilmente al autoritarismo, es fácil ver esto como debilidad, ignorancia y hasta desinterés por la población. Por qué todos estos comentaristas malintencionados, no han criticado con mayor vehemencia todas las privatizaciones y corrupciones de los sexenios anteriores, a los que no han pagado impuestos y peor aún no lo están haciendo en este momento de crisis brutal, a los que están lucrando con la crisis, a los empresarios que obligan a sus trabajadores a ir a sus lugares de trabajo como las maquilas, Elektra…, al modelo de la producción alimenticia ganadera de macrogranjas que está a la verdadera raíz de esta pandemia… Todo lo ―dan por hecho‖, lo dicen una vez rápido al pasar como si así quedara ya instalado en la opinión pública; y arguyen además falsamente que siempre han sido críticos, cuando demasiados sabemos bien la tibieza de sus voces en sexenios anteriores, que sólo se alzaban cuando había mayorías y opinión pública que ya estaba en contra, nunca con el valor de hacerlo antes, cuando se arriesgaba mucho. A lo que apuntan estas campañas de desestabilización social y cambios de gobierno, a través del aterrorizamiento social y las falsas o medias verdades descontextualizadas, es a la emotividad no al ―principio de realidad‖ empírico y más objetivado, trabajando más en el terreno del ―odio‖ que en el de la ―ira‖. La diferencia es sustancial: ―(el odio)… es una emoción secundaria, extrema y continua que se dirige a un individuo o grupo…la valoración o evaluación se centra en el objeto odiado‖. La ira, enfado o enojo, en cambio, tiene el ―deseo de cambiar las conductas del exogrupo y cambiar las actitudes de sus miembros, es decir, con restaurar normas…‖. Asimismo, ―el odio se asocia con el deseo de hacer daño e incluso aniquilar o destruir al exogrupo…más que cambiar sus conductas y actitudes, se relaciona con la tendencia a eliminar simbólica y físicamente al exogrupo‖ (Carlos Martín-Beristain et al. ―Agresión, odio conflictos intergrupales….‖). La campaña que existe en México está basada en la siembra del odio hacia AMLO, por eso no se debe normalizar ni pasar por alto, ya que es otro virus que destruye y envenena a todo el tejido social, ya lo vimos con la guerra sucia electoral del 2006 y a la falsa ―guerra contra el narco‖ a que nos llevó: más de 250 mil muertos y 65 mil desaparecidos en 10 años. Así, vemos claramente cómo el odio es políticamente ―rentable‖ en el corto plazo, pero en el largo plazo es suicida. Uno no tomaría tan en cuenta las opiniones de comentaristas y opinólogos/as tan tendenciosos, o de una pequeña parte de la opinión pública que repite en redes ciegamente tamañas falsedades, si no fuera que la experiencia histórica continental reciente nos pone sobre aviso de no banalizar ni tomar a la ligera estas campañas sucias, por ejemplos cómo han sido en los casos de Brasil y Bolivia (en Venezuela no han podido), donde tumbaron en forma ilegal e ilegítima gobiernos de elección legal popular masiva, con la complicidad vergonzosa también de organismos, gobiernos y medios nacionales e internacionales. (desinformemonos.org) 08/05/2020
9. La pandemia y la dictadura: Víctor Flores Olea ―La actual emergencia sanitaria –sostiene el filósofo italiano Giorgio Agamben–es el laboratorio en que se preparan los nuevos arreglos políticos y sociales que esperan a la humanidad.‖ Sí, podríamos salir de la actual situación, piensa Franco Berardi, bajo las condiciones de un Estado tecnototalitario perfecto. Ambas citas aparecen en el notable estudio de Gustavo Esteva publicado en la revista Ibero (abril de 2020). Todavía dice Gustavo Esteva: ―Los medios electrónicos que se pusieron a prueba con la pandemia y otros recursos experimentados se creará la posibilidad técnica de someter a control pensamientos y comportamientos de individuos que han sido homogeneizados a través de esos mismos medios. Se implementarán experimentos que los gobiernos no se habían atrevido a poner a prueba: cerrar universidades y escuelas para que sólo haya enseñanza en línea, por ejemplo, y que ‗las máquinas sustituyan todo contacto –todo contagio–entre los seres humanos‘. Ni siquiera Orwell fue capaz de imaginar distopía semejante. [...] O como advierte Boaventura de Sousa Santos, ‗se está desmantelando democráticamente la democracia‘‖. Sin embargo, nos dice también Gustavo Esteva, ―la repentina conciencia de las incapacidades y distorsiones del régimen dominante, ha llegado a las élites. Un editorial del diario Financial Times exige reformas radicales ‗que inviertan la dirección política predominante en las últimas décadas‘, porque se trata de ‗forjar una sociedad que funcione para todos‘.
El texto plantea que ‗los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía‘, pero con otro sentido, porque los apoyos gubernamentales que han recibido empeoran la situación. ‗La redistribución tendrá que volver a la agenda y salir de ella el privilegio de los ricos.‘ Uno de sus más sólidos defensores [Financial Times] entierra así, con elegancia, el evangelio neoliberal‖. Kolas Yotaka, representante del gobierno taiwanés, explicó, de acuerdo con France 24: ―La seguridad social de Taiwán hace que nadie tenga miedo de ir al hospital. Si sospechas tener coronavirus, ve sin preocupaciones porque obtendrás una prueba gratis. Y si debes quedarte en cuarentena durante 14 días, te pagamos la comida, vivienda y gastos médicos. ―Análisis de big data, para el estudio dirigido por el doctor Jason Wang, fueron las claves de la respuesta del gobierno taiwanés a la pandemia, que además empezó a vigilar a viajeros que habían estado en Wuhan, el epicentro del brote, el mismo día en que las autoridades chinas avisaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la detección de la enfermedad.‖ Las conclusiones de Wang concuerdan con las advertencias que emitió el director general de la OMS el 18 de marzo: Para suprimir y controlar la epidemia los países deben aislar, examinar y rastrear. La cantidad de exámenes de Covid-19 se ha convertido en aquellos países en una clave de la contención. Eso mismo hizo Corea del Sur, uno de los casos de éxito más relevantes y que llegó a ser el segundo país con más contagios en el mundo después de China. Actualmente registra 8 mil 565 personas infectadas pero sólo 91 muertos, menos que en Reino Unido, donde los contagios ni siquiera llegan a 3 mil. La cantidad de exámenes para detectar los casos de coronavirus son el motivo de que la tasa de mortalidad sea tan baja, es decir, que haya tan pocos muertos por tantos contagiados. Corea del Sur llegó a identificar mucho más deprisa no sólo los casos graves, sino también aquellos casos leves que potencialmente seguían propagando la enfermedad. Sin embargo, además de los desafíos políticos que implica, nos enfrentamos a otros que han quedado relegados por la emergencia sanitaria. Pero cuestiones como el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad siguen presentes en la situación que vivimos. Ya se vio en China. Y ahora también en la Europa de la industria y del transporte por carretera, que representan una buena noticia para la consecución de los objetivos de mitigación de gases de efecto invernadero. De forma similar, la contaminación atmosférica en las ciudades se ha reducido y se espera que este hecho redunde en la salud de las personas que habitan estos núcleos, comparándolos con cerca de las 10 mil muertes prematuras que se producen al año por la polución del aire en España. Un descenso que podemos sumar a los fallecimientos por Covid-19 evitados gracias al confinamiento. ¿Y la democracia qué? No podrían perderse los avances indiscutibles habidos en este terreno. (jornada.com.mx) 11/05/2020
10.Pandemia de control digital: Silvia Ribeiro La debacle causada por la pandemia de Covid-19 ha devastado economías nacionales, multiplicado el desempleo, la marginación, el hambre y la pobreza y la cri-
sis o quiebra de empresas de todos los tamaños. Pero algunas compañías y algunos de los más ricos del mundo han ganado en grande con esta pandemia. Se aceleró la preocupante tendencia que ya existía a la digitalización (junto con la robotización y uso de inteligencia artificial) de muchas actividades industriales y financieras, así como de nuevos sistemas de vigilancia y control ciudadano. Las principales ganadoras de la pandemia son las grandes plataformas digitales: Amazon, Microsoft, Apple, Google (Alphabet), Facebook, Baidu, Alibaba, Tencent. Las primeras cinco, conocidas como Gafam, tienen matriz en Estados Unidos. Las otras tres, con el ahora sugestivo acrónimo de BAT, en China. Otras plataformas digitales, como las de entretenimiento, Zoom y algunas de entregas a domicilio también han crecido. Unas más, como Uber y Airbnb, han tenido pérdidas, aunque su meteórico ascenso y competencia desleal con las compañías regulares de taxis y hoteles (mayormente al no pagar impuestos) les habían dado abultadas ganancias. La primacía de mercado y ganancias de las ocho mayores plataformas (Gafam y BAT) es abrumadora. Según el informe 2019 sobre economía digital de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), 70 plataformas digitales tienen 90 por ciento del mercado mundial, pero las siete más grandes tienen dos tercios. Esas megaplataformas han aumentado significativamente sus ganancias en 2020, al igual que sus fundadores, Jeff Bezos (Amazon), Bill Gates (Microsoft) y Mark Zuckerberg (Facebook). Según la Unctad, las empresas estadunidenses y chinas controlan 75 por ciento de las nubes de cómputo, 75 por ciento de las patentes sobre cadenas de bloque ( blockchain) y representan 90 por ciento del valor de capitalización de mercado de todas las plataformas digitales. Han seguido el mismo patrón que otros rubros industriales: las megaempresas se tragan a competidores más pequeños, logrando un control oligopólico del mercado. En años recientes, Facebook compró Whatsapp e Instagram; Microsoft adquirió Skype y Amazon a Souq, la principal plataforma de Medio Oriente. Facebook controla dos terceras partes de las redes sociales y Google más de 90 por ciento de las búsquedas. Amazon, la mayor ganadora con la pandemia, superó a Walmart como la mayor en ventas minoristas a escala global. Uno de los nichos de dominación de mercado es que ofrecen almacenar los datos de otras empresas e instituciones públicas en sus servicios de nubes, donde también pueden manejar esos datos con inteligencia artificial. Esta capacidad de almacenamiento y uso de datos (extracción, minería de datos, gestión, interpretación, venta) es el motor fundamental de sus ganancias. Siendo un factor de importancia creciente en economías nacionales y rubros industriales esenciales, las grandes plataformas no tienen casi fiscalización, regulación o supervisión pública. Básicamente establecen sus propias reglas, y alegando su carácter global están entre los mayores evasores de impuestos, lo que significa cifras astronómicas, mayores que el PIB de decenas de países enteros. El factor fundamental de ganancia son los datos que les entregamos al usar estas redes. No solamente como individuos. También hay gobiernos que entregan o facilitan a esas plataformas los datos de sectores enteros de la población. Por ejemplo, Luis Hernández Navarro explica que la Secretaría de Educación Pública (SEP) pretende que la educación a distancia se realice a través de las herramientas que ofrecen Google y Youtube, con lo que éstas tendrán acceso a una multiplicidad de datos de profesores, alumnos e instituciones, incluyendo intereses, edad y ubicación geográfica ( La Jornada, 14/04/20 https://tinyurl.com/y8q7788x). Otra importante fuente de datos es el aumento exponencial de sistemas de vigilancia y control. Con la pandemia se ha extendido el uso de aplicaciones que siguen a las y los ciudadanos de ciudades o países enteros, supuestamente para alertar si son o no un riesgo de contagio. Esto, a su vez, se cruza con el uso de cámaras y lentes inteligentes, conectados a bases de datos estatales o privadas, que ya se usan extensivamente en China, Rusia, Corea y otros países asiáticos, y va en rápido aumento en Europa y América del Norte y del Sur. El negocio es tan lucrativo que los clásicos competidores de sistemas operativos, Google y Apple, colaboran ahora en ofrecer una aplicación gratuita de monitoreo durante la pandemia, que probablemente luego incorporarán por defecto a todos los dispositivos. Las implicaciones de control, vigilancia y potencial represión gubernamental de estos sistemas quitan el aliento. Pero son aún más amplias las consecuencias políticas y económicas que tienen al otorgar acceso masivo de los datos de los ciudadanos a estas empresas y la inducción que las que compran los datos ejercen para vender desde productos a preferencias electorales, como sucedió con Facebook y Cambridge Analytica. No es sólo un tema de privacidad de datos personales. Se trata de los nuevos gerentes del mundo y cómo vamos a enfrentarlos colectivamente.
(jornada.com.mx) 09/05/2020
11.Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el postcoronavirus: Naomi Klein En este revelador artículo para The Intercept, la periodista canadiense Naomi Klein analiza el fichaje del ex Ceo de Google Eric Schmidt para encabezar una comisión para «reimaginar la realidad post-Covid» en Nueva York donde, dice, comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos: “Pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país”. Klein define una Doctrina del Shock pandémico, a la que llama el nuevo pacto o New Deal de las Pantallas (Screen New Deal). Plantea el riesgo liso y llano de que esta política de las corporaciones amenace destruir al sistema educativo y de salud. El rastreo de datos, el comercio sin efectivo, la telesalud, la escuela virtual, y hasta los gimnasios y las cárceles, parte de una propuesta “sin contacto y altamente rentable”. La cuarentena como laboratorio en vivo, un «Black Mirror», y la aceleración de esta distopía a partir del coronavirus: “Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia”. Cuáles son las dudas (de siempre) y cómo, bajo el pretexto de la inteligencia artificial, las corporaciones vuelven a pelear por el poder de controlar las vidas. Durante la sesión informativa diaria sobre coronavirus del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo el miércoles, la sombría mueca que llenó nuestras pantallas durante semanas fue reemplazada brevemente por algo parecido a una sonrisa. (Traducido por Agencia Lavaca.org). La inspiración para estas vibraciones inusualmente buenas fue un contacto en video del ex CEO de Google Eric Schmidt, quien se unió a la reunión informativa del gobernador para anunciar que encabezará una comisión para reimaginar la realidad post-Covid del Estado de Nueva York, con énfasis en integrar permanentemente la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica. «Las primeras prioridades de lo que estamos tratando de hacer», dijo Schmidt, «se centran en telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha… Necesitamos buscar soluciones que se puedan presentar ahora y acelerar la utilización de la tecnología para mejorar las cosas». Para que no haya dudas de que los objetivos del ex CEO de Google eran puramente benevolentes, su fondo de video presentaba un par de alas de ángel doradas enmarcadas. Justo un día antes, Cuomo había anunciado una asociación similar con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar «un sistema educativo más inteligente». Al llamar a Gates un «visionario», Cuomo dijo que la pandemia ha creado «un momento en la historia en el que podemos incorporar y avanzar en las ideas [de Gates] … Todos estos edificios, todas estas aulas físicas, ¿para qué, con toda la tecnología que se tiene?» preguntó, aparentemente de modo retórico. Ha tardado un tiempo en edificarse, pero está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico. Llamémoslo «Screen New Deal» (el New Deal de la pantalla). Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que los cuerpos aún acumulan las últimas semanas de aislamiento físico no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto. Anuja Sonalker, CEO de Steer Tech, una compañía con sede en Maryland que vende tecnología para el auto estacionamiento de vehículos (self parking), resumió recientemente el nuevo discurso que genera el virus. «Hay una tendencia definida a la tecnología sin contacto con humanos», dijo. «Los humanos son biopeligrosos, las máquinas no lo son». Es un futuro en el que nuestros hogares nunca más serán espacios exclusivamente personales, sino también, a través de la conectividad digital de alta velocidad, nuestras escuelas, los consultorios médicos, nuestros gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras cárceles. Por supuesto, para muchos de nosotros, esas mismas casas ya se estaban convirtiendo en nuestros lugares de trabajo que nunca se apagan y en nuestros principales lugares de entretenimiento antes de la pandemia, y el encarcelamiento de vigilancia «en la comunidad» ya estaba en auge. Pero en el futuro, bajo una construcción apresurada, todas estas tendencias están preparadas para una aceleración de velocidad warp (forma teórica de moverse más rápido que la velocidad de la luz). Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio, ya sea virtualmente a través de la tecnología de transmisión y en la nube, o físicamente a través de un vehículo sin conductor o un avión no tripulado, y luego la pantalla «compartida» en una plataforma mediada.
Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo. Es un futuro que afirma estar basado en la «inteligencia artificial», pero en realidad se mantiene unido por decenas de millones de trabajadores anónimos escondidos en almacenes, centros de datos, fábricas de moderación de contenidos, talleres electrónicos, minas de litio, granjas industriales, plantas de procesamiento de carne, y las cárceles, donde quedan sin protección contra la enfermedad y la hiperexplotación. Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos. Si todo esto suena familiar es porque, antes del Covid, este preciso futuro impulsado por aplicaciones y lleno de conciertos nos fue vendido en nombre de la conveniencia, la falta de fricción y la personalización. Pero muchos de nosotros teníamos preocupaciones. Sobre la seguridad, la calidad y la inequidad de la telesalud y las aulas en línea. Sobre autos sin conductor que derriban peatones y aviones no tripulados que destrozan paquetes (y personas). Sobre el rastreo de ubicación y el comercio sin efectivo que borra nuestra privacidad y afianza la discriminación racial y de género. Sobre plataformas de redes sociales sin escrúpulos que envenenan nuestra ecología de la información y la salud mental de nuestros hijos. Sobre «ciudades inteligentes» llenas de sensores que suplantan al gobierno local. Sobre los buenos trabajos que estas tecnologías eliminaron. Sobre los malos trabajos que producían en masa. Y, sobre todo, nos preocupaba la riqueza y el poder que amenazaban a la democracia acumulados por un puñado de empresas tecnológicas que son maestros de la abdicación, evitando toda responsabilidad por los restos que quedan en los campos que ahora dominan, ya sean medios, minoristas o transporte. Ese era el pasado antiguo conocido como «febrero». Hoy en día, una gran ola de pánico arrastra a muchas de esas preocupaciones bien fundadas, y esta distopía calentada está pasando por un cambio de marca de trabajo urgente. Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia, las claves indispensables para mantenernos a salvo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Gracias a Cuomo y sus diversas asociaciones multimillonarias (incluida una con Michael Bloomberg para pruebas y rastreo), el estado de Nueva York se está posicionando como la brillante sala de exposición para este sombrío futuro, pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país. Y en el centro de todo está Eric Schmidt. Mucho antes de que los estadounidenses entendieran la amenaza de Covid-19, Schmidt había estado en una agresiva campaña de lobby, presiones y relaciones públicas impulsando precisamente la visión de la sociedad del Black Mirror (o Espejo Negro, por la serie inglesa) que Cuomo acaba de darle poder para construir. En el corazón de esta visión está la perfecta integración del gobierno con un puñado de gigantes de Silicon Valley: con escuelas públicas, hospitales, consultorios médicos, policías y militares, todas las funciones principales se externalizan (a un alto costo) a empresas privadas de tecnología. Es una visión en la que Schmidt ha estado avanzando en sus funciones como presidente de la Junta de Innovación de Defensa, que asesora al Departamento de Defensa sobre el mayor uso de la inteligencia artificial en el ejército, y como presidente de la poderosa Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, o NSCAI, que asesora al Congreso sobre «avances en inteligencia artificial, desarrollos relacionados con el aprendizaje automático y tecnologías asociadas», con el objetivo de abordar «las necesidades de seguridad nacional y económica de los Estados Unidos, incluido el riesgo económico». Ambas juntas están llenas de poderosos CEOS de Silicon Valley y altos ejecutivos de compañías como Oracle, Amazon, Microsoft, Facebook y, por supuesto, los colegas de Schmidt en Google. Como presidente, Schmidt aún posee más de 5.3 mil millones de dólares en acciones de Alphabet (la compañía matriz de Google), así como grandes inversiones en otras empresas tecnológicas, esencialmente ha estado llevando a cabo una reestructuración con sede en Washington en nombre de Silicon Valley. El objetivo principal de las dos cámaras empresarias es solicitar aumentos exponenciales en el gasto del gobierno en investigación sobre inteligencia artificial y en infraestructura que permita tecnologías como la 5G, inversiones que beneficiarían directamente a las compañías en las que Schmidt y otros miembros de estos grupos tienen amplias participaciones. Primero en presentaciones a puertas cerradas para legisladores y más tarde en artículos de opinión y entrevistas públicas, el argumento de Schmidt ha sido que, dado que el gobierno chino está dispuesto a gastar dinero público ilimitado para construir la infraestructura de
vigilancia de alta tecnología, mientras permite a las empresas tecnológicas chinas como Alibaba, Baidu y Huawei obtener los beneficios de las aplicaciones comerciales, la posición dominante de los EE.UU en la economía global está al borde del colapso. El Centro de Información de Privacidad Electrónica recientemente obtuvo acceso a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información a una presentación realizada por el NSCAI de Schmidt hace un año, en mayo de 2019. Sus diapositivas plantean una serie de afirmaciones alarmistas sobre cómo la infraestructura reguladora relativamente laxade China y su apetito sin fondo por la vigilancia está haciendo que se adelante a los EE.UU. en varios campos, incluyendo la inteligencia artificiaal para diagnóstico médico, vehículos autónomos, infraestructura digital, ciudades inteligentes, viajes compartidos y comercio sin efectivo. Las razones dadas para la ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de consumidores que compran en línea; «La falta de sistemas bancarios heredados en China», lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y tarjetas de crédito y desatar «un enorme mercado de comercio electrónico y servicios digitales» utilizando «pagos digitales»; y una grave escasez de médicos, lo que ha llevado al gobierno a trabajar estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la AI (inteligencia artificial) como medicina «predictiva». Las diapositivas señalan que en China, las compañías tecnológicas «tienen la autoridad de eliminar rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas estadounidenses se ven envueltas en el cumplimiento de HIPPA y la aprobación de la FDA». Sin embargo, más que ningún otro factor, el NSCAI señala la voluntad de China de adoptar alianzas públicoprivadas en la vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. La presentación promociona el «apoyo y participación explícita del gobierno de China, por ejemplo, en el despliegue del reconocimiento facial». Sostiene que «la vigilancia es uno de los ‗primeros y mejores clientes‘ para Al» y, además, que «la vigilancia masiva es una aplicación asesina para el aprendizaje profundo». Una diapositiva titulada «Conjuntos de datos estatales: vigilancia = ciudades inteligentes» señala que China, junto con el principal competidor chino de Google, Alibaba, están corriendo por delante. Esto es notable porque la empresa matriz de Google, Alphabet, ha estado impulsando precisamente esta visión a través de su división Sidewalk Labs, eligiendo una gran parte de la costa de Toronto como su prototipo de «ciudad inteligente». Pero el proyecto de Toronto se cerró después de dos años de controversia incesante relacionada con las enormes cantidades de datos personales que Alphabet recolectaría, la falta de protecciones de privacidad y los beneficios cuestionables para la ciudad en general. Cinco meses después de esta presentación, en noviembre, el NSCAI emitió un informe provisional al Congreso que suscitó la alarma sobre la necesidad de que EE.UU actúe frente a la adaptación China de estas tecnologías controvertidas. «Estamos en una competencia estratégica», afirma el informe , obtenido a través de FOIA por el Centro de Información Electrónica de Privacidad. ―La inteligencia artificial estará en el centro. El futuro de nuestra seguridad y economía nacional está en juego‖. A fines de febrero, Schmidt estaba llevando su campaña al público, tal vez entendiendo que el aumento de presupuesto que su junta directiva estaba pidiendo no podría aprobarse sin una mayor aceptación. En un artículo de opinión del New York Times titulado ―Silicon Valley podría perder frente a China», Schmidt pidió «asociaciones sin precedentes entre el gobierno y la industria» y, una vez más, haciendo sonar la alarma de peligro amarilla: AI (inteligencia artificial) abrirá nuevas fronteras en todo, desde biotecnología hasta banca, y también es una prioridad del Departamento de Defensa. … Si las tendencias actuales continúan, se espera que las inversiones generales de China en investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10 años, aproximadamente al mismo tiempo que se proyecta que su economía sea más grande que la nuestra . A menos que estas tendencias cambien, en la década de 2030 competiremos con un país que tiene una economía más grande, más inversiones en investigación y desarrollo, mejor investigación, un mayor despliegue de nuevas tecnologías y una infraestructura informática más sólida. … En última instancia, los chinos están compitiendo para convertirse en los principales innovadores del mundo, y Estados Unidos no está jugando para ganar. La única solución, para Schmidt, era un chorro de dinero público. Elogiando a la Casa Blanca por solicitar una duplicación de la financiación de la investigación en inteligencia artificial y ciencia de la información cuántica, escribió: ―Deberíamos planear duplicar la financiación en esos campos nuevamente a medida que creamos capacidad institucional en laboratorios y centros de investigación. … Al mismo tiempo, el Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D de defensa en más de 70 años , y el Departamento de Defensa debe
capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras prioritarias áreas tecnológicas. Eso fue exactamente dos semanas antes de que el brote de coronavirus se declarara una pandemia, y no se mencionó que el objetivo de esta vasta expansión de alta tecnología era proteger la salud de los estadounidenses. Solo que era necesario evitar ser superado por China. Pero, por supuesto, eso pronto cambiaría. En los dos meses transcurridos desde entonces, Schmidt ha sometido estas demandas preexistentes, para gastos públicos masivos en investigación e infraestructura de alta tecnología, para una serie de «asociaciones público-privadas» en inteligencia artificial y para el aflojamiento de innumerables protecciones de privacidad y seguridad, a través de un ejercicio agresivo de reposicionamiento discursivo. Ahora, todas estas medidas (y más) se están vendiendo al público como nuestra única esperanza posible de protegernos de un nuevo virus que nos acompañará en los próximos años. Y las compañías tecnológicas con las que Schmidt tiene vínculos profundos, y que pueblan las influyentes juntas asesoras que preside, se han reposicionado como protectores benevolentes de la salud pública y generosos campeones de los «héroes cotidianos» de los trabajos esenciales (muchos de los cuales perderían sus empleos si estas compañías se salieran con la suya). Menos de dos semanas después del cierre del estado de Nueva York, Schmidt escribió un artículo de opinión para el Wall Street Journal que estableció el nuevo tono y dejó en claro que Silicon Valley tiene toda la intención de aprovechar la crisis para una transformación permanente. Al igual que otros estadounidenses, los tecnólogos están tratando de hacer su parte para apoyar primera línea de respuesta a la pandemia. … Pero cada estadounidense debería preguntarse dónde queremos que esté la nación cuando termine la pandemia de Covid-19. ¿Cómo podrían las tecnologías emergentes desplegadas en la crisis actual impulsarnos hacia un futuro mejor? … Empresas como Amazon saben cómo suministrar y distribuir de manera eficiente. Tendrán que proporcionar servicios y asesoramiento a los funcionarios del gobierno que carecen de los sistemas informáticos y de la experiencia. También deberíamos acelerar la tendencia hacia el aprendizaje remoto, que se está probando hoy como nunca antes. On line, no existe un requisito de proximidad, lo que permite a los estudiantes obtener instrucción de los mejores maestros, sin importar en qué distrito escolar residan …
La necesidad de una experimentación rápida a gran escala también acelerará la revolución biotecnológica. … Finalmente, el país está atrasado hace tiempo en infraestructura digital real … Si queremos construir una economía futura y un sistema educativo basado en tele-todo, necesitamos una población totalmente conectada y una infraestructura ultrarrápida. El gobierno debe hacer una inversión masiva, tal vez como parte de un paquete de estímulo, para convertir la infraestructura digital de la nación en plataformas basadas en la nube y vincularlas con una red 5G. De hecho, Schmidt ha sido implacable en la búsqueda de esta visión. Dos semanas después de la aparición de ese artículo de opinión, describió la programación ad hoc de educación en el hogar que los maestros y las familias de todo el país se vieron obligados a improvisar durante esta emergencia de salud pública como «un experimento masivo en el aprendizaje remoto». El objetivo de este experimento, dijo, era «tratar de descubrir: ¿cómo aprenden los niños de forma remota? Y con esos datos deberíamos ser capaces de construir mejores herramientas de aprendizaje a distancia que, cuando se combinan con el maestro … ayudarán a los niños a aprender mejor‖. Durante esta misma videollamada, organizada por el Club Económico de Nueva York, Schmidt también pidió más telesalud, más 5G, más comercio digital y el resto de la lista de deseos preexistente. Todo en nombre de la lucha contra el virus. Sin embargo, su comentario más revelador fue el siguiente: ―El beneficio de estas corporaciones, que amamos difamar, en términos de la capacidad de comunicarse, la capacidad de lidiar con la salud, la capacidad de obtener información, es profundo. Piensa en cómo sería tu vida en Estados Unidos sin Amazon «. Agregó que la gente debería «estar un poco agradecida de que estas compañías obtuvieron el capital, hicieron la inversión, construyeron las herramientas que estamos usando ahora y realmente nos han ayudado». Es un recordatorio sobre que, hasta hace muy poco, el rechazo público contra estas corporaciones estaba creciendo. Los candidatos presidenciales discutían abiertamente la caída de la gran tecnología. Amazon se vio obligado a abandonar sus planes para una sede en Nueva York debido a la feroz oposición local. El proyecto Sidewalk Labs de Google estaba en una crisis perenne, y los propios trabajadores de Google se negaban a construir tecnología de vigilancia con aplicaciones militares. En resumen, la democracia se estaba convirtiendo en el mayor obstáculo para la visión que Schmidt estaba promoviendo, primero desde su posición en la cima de Google y Alphabet y luego como presidente de dos po-
derosas juntas asesorando al Congreso y al Departamento de Defensa. Como revelan los documentos de NSCAI, este inconveniente ejercicio del poder por parte del público y los trabajadores tecnológicos dentro de estas megaempresas, desde la perspectiva de hombres como Schmidt y el CEO de Amazon, Jeff Bezos, desaceleró enloquecedoramente la carrera armamentista de la inteligencia artificial, manteniendo flotas de automóviles y camiones sin conductor potencialmente mortales fuera de las carreteras, evitando que los registros de salud privados se conviertan en un arma utilizada por los empleadores contra los trabajadores, evitando que los espacios urbanos se cubran con software de reconocimiento facial, y mucho más. Ahora, en medio de la carnicería de esta pandemia en curso, y el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que ha traído, estas corporaciones ven claramente su momento para barrer todo ese compromiso democrático. Para tener así el mismo tipo de poder que sus competidores chinos, que ostentan el lujo de funcionar sin verse obstaculizados por intrusiones de derechos laborales o civiles. Todo esto se está moviendo muy rápido. El gobierno australiano ha contratado a Amazon para almacenar los datos de su controvertida aplicación de seguimiento de coronavirus. El gobierno canadiense ha contratado a Amazon para entregar equipos médicos, generando preguntas sobre por qué omitió el servicio postal público. Y en solo unos pocos días a principios de mayo, Alphabet ha puesto en marcha una nueva iniciativa de Sidewalk Labs para rehacer la infraestructura urbana con $ 400 millones en capital semilla. Josh Marcuse, director ejecutivo de la Junta de Innovación en Defensa que preside Schmidt, anunció que dejaría ese trabajo para trabajar a tiempo completo en Google como jefe de estrategia e innovación para el sector público mundial, lo que significa que ayudará a Google a sacar provecho de algunas de las muchas oportunidades que él y Schmidt han estado creando con su lobby. Para ser claros, la tecnología es sin duda una parte clave de cómo debemos proteger la salud pública en los próximos meses y años. La pregunta es: ¿estará la tecnología sujeta a las disciplinas de la democracia y la supervisión pública, o se implementará en un frenesí de estado de excepción, sin hacer preguntas críticas, dando forma a nuestras vidas en las próximas décadas? Preguntas como, por ejemplo: si realmente estamos viendo cuán crítica es la conectividad digital en tiempos de crisis, ¿deberían estas redes y nuestros datos estar realmente en manos de jugadores privados como Google, Amazon y Apple? Si los fondos públicos están pagando gran parte de eso, ¿el público no debería también poseerlo y controlarlo? Si Internet es esencial para muchas cosas en nuestras vidas, como lo es claramente, ¿no debería tratarse como una utilidad pública sin fines de lucro? Y aunque no hay duda de que la capacidad de teleconferencia ha sido un salvavidas en este período de bloqueo, hay serios debates sobre si nuestras protecciones más duraderas son claramente más humanas. Tomemos la educación. Schmidt tiene razón en que las aulas superpobladas presentan un riesgo para la salud, al menos hasta que tengamos una vacuna. Entonces, ¿no se podría contratar el doble de maestros y reducir el tamaño de los cursos a la mitad? ¿Qué tal asegurarse de que cada escuela tenga una enfermera? Eso crearía empleos muy necesarios en una crisis de desempleo a nivel de depresión y les daría mayor margen a todos en el ambiente educativo. Si los edificios están demasiado llenos, ¿qué tal dividir el día en turnos y tener más educación al aire libre, aprovechando la abundante investigación que muestra que el tiempo en la naturaleza mejora la capacidad de los niños para aprender? Introducir ese tipo de cambios sería difícil, sin duda. Pero no son tan arriesgados como renunciar a la tecnología probada y verdadera de humanos entrenados que enseñan a los humanos más jóvenes cara a cara, en grupos donde aprenden a socializar entre ellos. Al enterarse de la nueva asociación del estado de Nueva York con la Fundación Gates, Andy Pallotta, presidente de United Teachers del Estado de Nueva York, reaccionó rápidamente: ―Si queremos reimaginar la educación, comencemos por abordar la necesidad de trabajadores sociales, consejeros de salud mental, enfermeras escolares, cursos de artes enriquecedores, cursos avanzados y clases más pequeñas en distritos escolares de todo el estado «, dijo. Una coalición de grupos de padres también señaló que si realmente habían estado viviendo un «experimento de aprendizaje remoto» (como lo expresó Schmidt), los resultados fueron profundamente preocupantes: «Dado que las escuelas cerraron a mediados de marzo, nuestro la comprensión de las profundas deficiencias de la instrucción basada en pantalla solo ha crecido «. Además de los obvios sesgos de clase y raza contra los niños que carecen de acceso a Internet y computadoras en el hogar (problema que las compañías tecnológicas están ansiosas por cobrar, mediante grandes ventas tecnológicas), hay grandes preguntas sobre si la enseñanza remota puede servir a muchos niños con discapacidades, como lo exige la ley. Y no existe una solu-
ción tecnológica para el problema de aprender en un entorno hogareño superpoblado y / o abusivo. El problema no es si las escuelas deben cambiar ante un virus altamente contagioso para el cual no tenemos cura ni vacuna. Al igual que todas las instituciones donde los humanos actúan en grupos, las escuelas cambiarán. El problema, como siempre en estos momentos de conmoción colectiva, es la ausencia de debate público sobre cómo deberían ser esos cambios y a quién deberían beneficiar. ¿Empresas tecnológicas privadas o estudiantes? Las mismas preguntas deben hacerse sobre la salud. Evitar los consultorios médicos y los hospitales durante una pandemia tiene sentido. Pero la telesalud pierde en gran medida frente a la atención persona a pesona. Por lo tanto, debemos tener un debate basado en la evidencia sobre los pros y los contras de gastar recursos públicos escasos en telesalud, en comparación con enfermeras más capacitadas, equipadas con todo el equipo de protección necesario, que pueden hacer visitas a domicilio para diagnosticar y tratar pacientes en sus hogares. Y quizás lo más urgente es que necesitamos lograr el equilibrio correcto entre las aplicaciones de seguimiento del virus, que con las protecciones de privacidad adecuadas tienen un papel que desempeñar, y los llamados a un Cuerpo de Salud Comunitario que pondría a millones de estadounidenses a trabajar no solo haciendo seguimiento de contactos sino asegurándose de que todos tengan los recursos materiales y el apoyo que necesitan para estar en cuarentena de manera segura. En cada caso, enfrentamos decisiones reales y difíciles entre invertir en humanos e invertir en tecnología. Porque la verdad brutal es que, tal como están las cosas, es muy poco probable que hagamos ambas cosas. La negativa a transferir los recursos necesarios a los estados y ciudades en sucesivos rescates federales significa que la crisis de salud del coronavirus ahora se está convirtiendo en una crisis de austeridad fabricada. Las escuelas públicas, universidades, hospitales y tránsito se enfrentan a preguntas existenciales sobre su futuro. Si las compañías tecnológicas ganan su feroz campaña de presiones y lobby para el aprendizaje remoto, telesalud, 5G y vehículos sin conductor, su Screen New Deal, simplemente no quedará dinero para prioridades públicas urgentes, sin importar el Green New Deal (el Nuevo Pacto Verde) que nuestro planeta necesita con urgencia. Por el contrario: el precio de todos los brillantes dispositivos será el despido masivo de maestros y el cierre de hospitales. La tecnología nos proporciona herramientas poderosas, pero no todas las soluciones son tecnológicas. Y el problema de externalizar decisiones clave sobre cómo «reimaginar» nuestros estados y ciudades a hombres como Bill Gates y Eric Schmidt es que se han pasado la vida demostrando la creencia de que no hay problema que la tecnología no pueda solucionar. Para ellos, y para muchos otros en Silicon Valley, la pandemia es una oportunidad de oro para recibir no solo la gratitud, sino también la deferencia y el poder que sienten que se les ha negado injustamente. Y Andrew Cuomo, al poner al ex presidente de Google a cargo del cuerpo que dará forma a la reapertura del estado, parece haberle dado algo cercano al reinado libre. (lavaca.org) 13/05/2020
12.Byung-Chul Han: ¿Hacia un estado de guerra permanente? Entrevista de la agencia EFE al filósofo surcoreano Byung Chul-Han. La histeria colectiva por la supervivencia que lleva al olvido de la «buena vida». El desplazamiento de poder hacia Oriente, con tropiezos de EEUU y Europa. Las lecciones de Alemania: quiénes son los muertos y por qué se «exagera» la paranoia. Lo que alimenta el miedo. El lugar de la fe, y la diferencia entre el papa Francisco y San Francisco, que abrazó a los leprosos. Y qué significa el estado de guerra permanente: «Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía. Con la pandemia además se acepta sin cuestionamiento la limitación de los derechos fundamentales«. Carmen Sigüenza y Esther Rebollo para Agencia EFE Redacción Internacional, 12 may (EFE).- Supervivencia, sacrificio del placer y pérdida del sentido de la buena vida. Así es el mundo que vaticina el filósofo coreano Byung-Chul Han después de la pandemia: ―Sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente‖. Nacido en Seúl en 1959, Han estudió Filosofía, Literatura y Teología en Alemania, donde reside, y ahora es una de las mentes más innovadoras en la crítica de la sociedad actual. Según describe en una entrevista a EFE, nuestra vida está impregnada de hipertransparencia e hiperconsumismo, de un exceso de información y de una positividad que conduce de forma inevitable a la sociedad del cansancio. El pensador coreano, global y viral en su fondo y forma, expresa su preocupación porque el coronavirus imponga regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas,
pérdida de libertad, fin del buen vivir o una falta de humanidad generada por la histeria y el miedo colectivo. «La muerte no es democrática», advierte este pensador. La Covid-19 ha dejado latentes las diferencias sociales, así como que ―el principio de la globalización es maximizar las ganancias‖ y que ―el capital es enemigo del ser humano‖. A su juicio, ―eso ha costado muchas vidas en Europa y en Estados Unidos‖ en plena pandemia. Byung-Chul Han, que publicará en las próximas semanas en español su último libro, La desaparición de los rituales (Herder), está convencido de que la pandemia ―hará que el poder mundial se desplace hacia Asia‖ frente a lo que se ha llamado históricamente el Occidente. Comienza una nueva era.
¿La Covid-19 ha democratizado la vulnerabilidad humana? ¿Ahora somos más frágiles?
Está mostrando que la vulnerabilidad o mortalidad humanas no son democráticas, sino que dependen del estatus social. La muerte no es democrática. La Covid-19 no ha cambiado nada al respecto. La muerte nunca ha sido democrática. La pandemia, en particular, pone de relieve los problemas sociales, los fallos y las diferencias de cada sociedad. Piense por ejemplo en Estados Unidos. Por la Covid-19 están muriendo sobre todo afroamericanos. La situación es similar en Francia. Como consecuencia del confinamiento, los trenes suburbanos que conectan París con los suburbios están abarrotados. Con la Covid-19 enferman y mueren los trabajadores pobres de origen inmigrante en las zonas periféricas de las grandes ciudades. Tienen que trabajar. El teletrabajo no se lo pueden permitir los cuidadores, los trabajadores de las fábricas, los que limpian, las vendedoras o los que recogen la basura. Los ricos, por su parte, se mudan a sus casas en el campo. La pandemia no es solo un problema médico, sino social. Una razón por la que no han muerto tantas personas en Alemania es porque no hay problemas sociales tan graves como en otros países europeos y Estados Unidos. Además el sistema sanitario es mucho mejor en Alemania que en los Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Italia. Aún así, en Alemania, la Covid-19 resalta las diferencias sociales. También mueren antes aquellos socialmente débiles. En los autobuses y metros abarrotados viajan las personas con menos recursos que no se pueden permitir un vehículo propio. La Covid-19 muestra que vivimos en una sociedad de dos clases.
¿Vamos a caer más fácilmente en manos de autoritarismos y populismos, somos más manipulables?
El segundo problema es que la Covid19 no sustenta a la democracia. Como es bien sabido, del miedo se alimentan los autócratas. En la crisis, las personas vuelven a buscar líderes. El húngaro Viktor Orban se beneficia enormemente de ello, declara el estado de emergencia y lo convierte en una situación normal. Ese es el final de la democracia.
Libertad versus seguridad. ¿Cuál va a ser el precio que vamos a pagar por el control de la pandemia?
Con la pandemia nos dirigimos hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No solo nuestras comunicaciones, sino incluso nuestro cuerpo, nuestro estado de salud se convierten en objetos de vigilancia digital. Según Naomi Klein, el shock es un momento favorable para la instalación de un nuevo sistema de reglas. El choque pandémico hará que la biopolítica digital se consolide a nivel mundial, que con su control y su sistema de vigilancia se apodere de nuestro cuerpo, dará lugar a una sociedad disciplinaria biopolítica en la que también se monitorizará constantemente nuestro estado de salud. Occidente se verá obligado a abandonar sus principios liberales; y luego está la amenaza de una sociedad en cuarentena biopolítica en Occidente en la que quedaría limitada permanentemente nuestra libertad.
¿Qué consecuencias van a tener el miedo y la incertidumbre en la vida de las personas?
El virus es un espejo, muestra en qué sociedad vivimos. Y vivimos en una sociedad de supervivencia que se basa en última instancia en el miedo a la muerte. Ahora sobrevivir se convertirá en algo absoluto, como si estuviéramos en un estado de guerra permanente. Todas las fuerzas vitales se emplearán para prolongar la vida. En una sociedad de la supervivencia se pierde todo sentido de la buena vida. El placer también se sacrificará al propósito más elevado de la propia salud. El rigor de la prohibición de fumar es un ejemplo de la histeria de la supervivencia. Cuanto la vida sea más una supervivencia, más miedo se tendrá a la muerte. La pandemia vuelve a hacer visible la muerte, que habíamos suprimido y subcontratado cuidadosamente. La presencia de la muerte en los medios de comunicación está poniendo nerviosa a la gente. La histeria de la supervivencia hace que la sociedad sea tan inhumana. A quien tenemos al lado es un potencial portador del virus y hay que mantenerse a distancia. Los mayores mueren solos en los asilos porque nadie puede visitarles por el riesgo de infección. ¿Esa vida prolongada unos meses es mejor que morir solo? En nuestra histeria por la supervivencia olvidamos por completo lo que es la buena vida.
Por sobrevivir, sacrificamos voluntariamente todo lo que hace que valga la pena vivir, la sociabilidad, el sentimiento de comunidad y la cercanía. Con la pandemia además se acepta sin cuestionamiento la limitación de los derechos fundamentales, incluso se prohíben los servicios religiosos. Los sacerdotes también practican el distanciamiento social y usan máscaras protectoras. Sacrifican la creencia a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante el distanciamiento. La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación. La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la salud y de supervivencia. Ante el virus, la creencia se convierte en una farsa. ¿Y nuestro papa? San Francisco abrazó a los leprosos… El pánico ante el virus es exagerado. La edad promedio de quienes mueren en Alemania por Covid-19 es 80 u 81 años y la esperanza media de vida es de 80,5 años. Lo que muestra nuestra reacción de pánico ante el virus es que algo anda mal en nuestra sociedad.
¿En la era postcoronavirus, nuestra sociedad será más respetuosa con la naturaleza, más justa; o nos hará más egoístas e individualistas?
Hay un cuento, Simbad el Marino. En un viaje, Simbad y su compañero llegan a una pequeña isla que parece un jardín paradisíaco, se dan un festín y disfrutan caminando. Encienden un fuego y celebran. Y de repente la isla se tambalea, los árboles se caen. La isla era en realidad el lomo de un pez gigante que había estado inmóvil durante tanto tiempo que se había acumulado arena encima y habían crecido árboles sobre él. El calor del fuego en su lomo es lo que saca al pez gigante de su sueño. Se zambulle en las profundidades y Simbad es arrojado al mar. Este cuento es una parábola y enseña que el hombre tiene una ceguera fundamental: ni siquiera es capaz de reconocer sobre qué está de pie, así contribuye a su propia caída. A la vista de su impulso destructivo, el escritor alemán Arthur Schnitzler compara la Humanidad con una enfermedad. Nos comportamos con la Tierra como bacterias o virus que se multiplican sin piedad y finalmente destruyen al propio huésped. Crecimiento y destrucción se unen. Schnitzler cree que los humanos son solo capaces de reconocer rangos inferiores. Frente a rangos superiores es tan ciego como las bacterias. La historia de la Humanidad es una lucha eterna contra lo divino, que resulta destruido necesariamente por lo humano. La pandemia es el resultado de la crueldad humana. Intervenimos sin piedad en el ecosistema sensible. El paleontólogo Andrew Knoll nos enseña que el hombre es solo la guinda del pastel de la evolución. El pastel real está formado por bacterias y virus, que siempre están amenazando con romper esa superficie frágil y amenazan así con reconquistarlo. Simbad el Marino es la metáfora de la ignorancia humana. El hombre cree que está a salvo, mientras que en cuestión de tiempo sucumbe al abismo por acción de las fuerzas elementales. La violencia que practica contra la naturaleza se la devuelve ésta con mayor fuerza. Esta es la dialéctica del Antropoceno. En esta era, el hombre está más amenazado que nunca.
¿La Covid-19 es una herida a la globalización?
El principio de la globalización es maximizar las ganancias. Por eso la producción de dispositivos médicos como máscaras protectoras o medicamentos se ha trasladado a Asia, y eso ha costado muchas vidas en Europa y en Estados Unidos. El capital es enemigo del ser humano, no podemos dejar todo al capital. Ya no producimos para las personas, sino para el capital. Ya dijo Marx que el capital reduce al hombre a su órgano sexual, por medio del cual pare a críos vivos. También la libertad individual, que hoy adquiere una importancia excesiva, no es más en último término que un exceso del mismo capital. Nos explotamos a nosotros mismos en la creencia de que así nos realizamos, pero en realidad somos unos siervos. Kafka ya apuntó la lógica de la autoexplotación: el animal arranca el látigo al Señor y se azota a sí mismo para convertirse en el amo. En esta situación tan absurda están las personas en el régimen neoliberal. El ser humano tiene que recuperar su libertad.
¿El coronavirus va a cambiar el orden mundial? ¿Quién va a ganar la batalla por el control y la hegemonía del poder global?
La Covid-19 probablemente no sea un buen presagio para Europa y Estados Unidos. El virus es una prueba para el sistema. Los países asiáticos, que creen poco en el liberalismo, han asumido con bastante rapidez el control de la pandemia, especialmente en el aspecto de la vigilancia digital y biopolítica, inimaginables para Occidente. Europa y Estados Unidos están tropezando. Ante la pandemia están perdiendo su brillo. Zizek ha afirmado que el virus derribará al régimen de China. Zizek está equivocado. Eso no va a pasar. El virus no detiene el avance de China.
China venderá su estado de vigilancia autocrática como modelo de éxito contra la epidemia. Exhibirá por todo el mundo aún con más orgullo la superioridad de su sistema. La Covid-19 hará que el poder mundial se desplace un poco más hacia Asia. Visto así, el virus marca un cambio de era. (lavaca.org) 13/05/2020
13.Obligada por el Covid-19, protesta virtual de las madres de desaparecidos Desde algunos años, el 10 de mayo ha sido una fecha emblemática para que las madres de miles de desaparecidos tomen las calles para exigir verdad y justicia. El confinamiento debido al Covid-19 no fue impedimento para que desde espacios alternativos estas mujeres reclamaran una vez más la presentación de sus hijos ausentes. Diferentes colectivos citaron a actividades, sobre todo virtuales, para demandar a los gobiernos federal y estatales, así como a las fiscalías locales y a la General de la República (FGR) la búsqueda de los desaparecidos. La participación fue amplia e incluyó mensajes en redes sociales, videos, fotografías –la gran mayoría portando cubrebocas con leyendas en demanda de justicia y la presentación de los desaparecidos–, caravanas automovilísticas, comunicados y el uso de redes sociales como espacios de protesta virtual, entre otros. Éste fue el escenario para la novena Marcha de la Dignidad Nacional: Madres Buscando a sus Familiares Desaparecidos, la Verdad y la Justicia, que por primera vez desde 2012 no ocupó masivamente las calles, pero mantuvo sus reivindicaciones. En sendos comunicados, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México –integrado por más de 60 colectivos de familiares de personas desaparecidas, provenientes de 22 entidades del país y tres naciones de Centroamérica–y Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México reclamaron al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que, a pesar de la emergencia por el Covid-19, no se detenga la búsqueda efectiva e inmediata de los 61 mil desaparecidos –de acuerdo con cifras oficiales–y la identificación de más de 37 mil cuerpos. Demandaron que la FGR y las fiscalías estatales intensifiquen la revisión de expedientes y análisis de contexto y fortalezca todas las bases de datos; realizar un mapeo geográfico de fosas y hallazgos para establecer rutas de búsqueda inmediata y la confronta de perfiles genéticos con hallazgos estatales y nacionales, entre otras labores necesarias. Pidieron también la puesta en marcha de la Ley General de Desaparición en los estados; que la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, las comisiones estatales y congresos locales, avancen en los diversos procesos de armonización legislativa; que se presente a la brevedad la base de datos y metodología del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, y que se aplique el mecanismo extraordinario de identificación forense e internacional contra la impunidad. En tanto, en la Ciudad de México, unas 40 mujeres marcharon del Monumento a la Madre al Ángel de la Independencia, con medidas de sana distancia y otros insumos de protección. Margarita López, del colectivo Buscando Cuerpos en el País, indicó: No podíamos quedarnos en casa porque la contingencia más grave que vive el país es la de miles de ejecuciones y miles de desaparecidos. La Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) se sumó a las acciones de protesta y para exigir verdad, justicia y garantías de no repetición. Jesús Peña, representante adjunto de esa oficina, reafirmó este 10 de mayo la solidaridad del organismo con las familias de las personas desaparecidas y subrayó que han sido esas familias las que han convertido esta fecha en emblemática. (jornada.com.mx) 11/05/2020
14.Familiares convocan a movilización digital este 10 de mayo por las y los desaparecidos El Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, que integra a 62 colectivos y organizaciones de familiares de personas desaparecidas en México y Centroamérica, ha convocado a participar en una movilización digital el próximo 10 de mayo por sus seres queridos ausentes. A través del hashtag #CorazonesEnMarcha han invitado a artistas, medios de comunicación y sociedad en general a enviar fotografías utilizando un cubrebocas con la leyenda ―¿Dónde están?‖, además de videos, mensajes y piezas artísticas.
Y es que, advirtieron en un comunicado público ―aún en cuarentena, las desapariciones no cesan y se suman día a día, desde los años 60, a las más de 61 mil personas desaparecidas oficialmente en nuestro país, y ante los nuevos retos que implica la pandemia, para las familias la exigencia de búsqueda no se detiene‖. Cabe mencionar que ayer, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó que concluyó la firma del acuerdo entre el gobierno de México y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para la reinstalación del Grupo Interdisciplinario de expertas y expertos independientes (GIEI).