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DOCUMENTOS
Francisco anunció que se uniría a la iniciativa de oración ecuménica porque ―la oración es un valor universal‖, y por lo tanto apoyó que “los creyentes de todas las religiones se unan espiritualmente este 14 de mayo para un día de oración, ayuno y obras de caridad, para implorar a Dios que ayude a la humanidad a superar la pandemia de coronavirus‖. Este mismo jueves, el líder del Estado Vaticano y de la Iglesia Católica Romana ha publicado una oración en Twitter, pidiéndole a Dios que ―termine con esta tragedia, esta pandemia, así como las pandemias del hambre, la guerra y los niños sin educación‖. ―Esto lo pedimos como hermanos y hermanas, todos juntos‖, ha señalado.
¿Qué es el Comité Superior para la Fraternidad Humana?
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El Comité Superior para la Fraternidad Humana está formado por cinco líderes musulmanes influyentes, dos altos cargos del Vaticano, un rabino judío de los Estados Unidos y la exdirectora de la Unesco, Irina Bokova. La plataforma comenzó sus actividades públicas en 2019 y trabaja para ―involucrar a una comunidad más grande de personas de fe para comenzar un nuevo y audaz viaje hacia un futuro más pacífico para todos‖. Según su sitio web oficial, el comité ―se encuentra actualmente en las primeras etapas de su formación, estableciendo las bases para sus futuras actividades‖. Sin embargo, uno de los principales proyectos de la entidad es la construcción en la capital de Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi, de lo que se ha llamado la Casa de la Familia Abrahámica. Es, según dice la misma plataforma, ―un faro de entendimiento mutuo, convivencia armoniosa y paz entre personas de fe y buena voluntad‖. ―Consiste en una mezquita, iglesia, sinagoga y centro educativo‖, explican. (protestantedigital.com) 14/05/2020
68.Cristianos, musulmanes y judíos españoles se suman a la jornada de oración por las víctimas del coronavirus Las tres confesiones han expresado su cercanía y solidaridad con las personas enfermas, así como con las familias de los fallecidos y han trasladado su "profundo agradecimiento" a todo el personal sanitario y a la comunidad científica por su trabajo, "con auténtico espíritu de servicio y entrega por el bien de la humanidad" Madrid. Las comunidades cristiana, musulmana y judía han convocado para este jueves una jornada de oración conjunta por las víctimas del coronavirus y por los que trabajan al servicio de la salud para que encuentren un tratamiento adecuado para vencer a la enfermedad y superar las consecuencias de la pandemia. En un comunicado conjunto, las tres confesiones mayoritarias en España se han unido para rezar por el fin de esta pandemia y para pedir a Dios con "una sola voz" que ayude a la humanidad a salir de esta situación de dolor y sufrimiento. También llaman a pedir que ayude a cuantos trabajan en la investigación científica al servicio de la salud a encontrar el tratamiento adecuado para vencer la enfermedad "y vernos libres de las consecuencias sanitarias, económicas y humanitarias de este grave contagio". Las tres grandes religiones monoteístas se encuentran en días de celebración: la Pascua judía, que para el pueblo hebreo conmemora la liberación de la esclavitud de Egipto; la Pascua cristiana, que para los discípulos de Jesús celebra el misterio la muerte y resurrección de Cristo; y el mes de Ramadán, que para los musulmanes festeja la primera revelación de Dios al profeta Muhammad. Las tres confesiones han expresado su cercanía y solidaridad con las personas enfermas, así como con las familias de los fallecidos y han trasladado su "profundo agradecimiento" a todo el personal sanitario y a la comunidad científica por su trabajo, "con auténtico espíritu de servicio y entrega por el bien de la humanidad". (religiondigital.org) 14/05/2020
69.Sigilo profético y parloteo apocalíptico:
Harold Segura* Por estos días de emergencia sanitaria y crisis económica, saltan a la palestra religiosa diferentes discursos bíblicos y teológicos que prometen explicar (a veces enmarañar) las razones del virus, los propósitos de Dios y otros misterios insondables. Los discursos apocalípticos (los que vaticinan peores males) superan con creces a los proféticos (los que denuncian los males y proponen cómo lidiar con ellos).
A propósito de ese contraste entre los acercamientos apocalípticos y lo proféticos, viene al caso mencionar que en la antigua literatura judía los textos apocalípticos se diferenciaban notoriamente de los proféticos (X. Pikaza). Los primeros afirmaban el fracaso de la historia y, por lo tanto, presagiaban las acciones justicieras de Dios para terminar con esa historia y hacer una nueva. Siendo que ya no se podía hacer nada, Dios debía intervenir para rehacer lo que el ser humano había arruinado. Desde esta óptica apocalíptica, Dios es el censor soberano y, el ser humano está a merced de agentes sobrehumanos (demonios o ángeles) que toman la decisión sobre el futuro de la humanidad. Los textos proféticos, por su parte, no concebían la historia como ―caso cerrado‖, ni menos al ser humano como sujeto de fuerzas ajenas. Preferían criticar el actuar humano en la historia y animarlo a trabajar para construir una historia afín con los propósitos del Señor. En lugar de sentenciar ¡aquí ya no se puede hacer nada! Preferían anunciar ¡aquí todo está por hacerse! Denunciaban los males y estimulaban las acciones éticas a favor de la vida y el cambio. Jeremías lo hace a su manera:
―Así ha dicho el Señor: «Deténganse en los caminos y pregunten por los senderos de otros tiempos; miren bien cuál es el buen camino, y vayan por él. Así hallarán ustedes el descanso necesario. Pero ustedes dijeron: ―No iremos por allí.‖ También les puse vigilantes que les advirtieran: ―Presten atención al sonido de la trompeta.‖ Pero ustedes dijeron: ―No vamos a prestar atención.‖ (Jeremías 6:16-17). Y Hageo reclama: ―Así ha dicho el Señor de los ejércitos: ―Piensen en lo que hacen. Vayan al monte, y traigan madera, y reconstruyan mi casa. Yo pondré en ella mi beneplácito, y seré glorificado.‖
En nuestro caso y ante la pandemia, la ―apocalíptica criolla‖ opta por el Dios severo y castigador que trama el fin, mientras sus voceros anuncian la aparición del Nuevo Orden Mundial y pintan el escenario dramático que nos espera y que, según dicen, ellos habían advertido. Dios, aquí, es el inflexible soberano que castiga. Y el ser humano, un ser incapaz bajo cuya responsabilidad solo pesa el no haberse arrepentido a tiempo. Ningún reclamo que denuncie su irresponsabilidad social, ni que incite al cambio de los modelos económicos que sustentan el dislocado orden social. De eso, nada. Los reclamos morales, por cierto, se reducen a los pecados sexuales, su idolatría religiosa y su abandono religioso. En silencio se quedan los desmesurados pecados sociales que hoy revela, ¡y de qué manera!, la pandemia: desigualdad social, injusticia económica, violencia de género, exclusión social, racismo, violencia estructural, entre decenas más. Las dramáticas cifras de más de 3.900 millones de personas confinadas, casi 4 millones de infectadas, 300.000 fallecidas y más de 1.600 millones de niños y niñas afectados por el cierre de las escuelas, entre otras cifras que siguen ascendiendo cada día, ¿no podrían ser razón suficiente para que las iglesias enmienden sus vetustas teologías de la Misión? ¿No se requeriría para este momento una misión contextual, compasiva, profética y solidaria? Se trata de develar el rostro misericordioso y clemente de Dios (que llora junto a nosotros) y de ajustar los presupuestos antropológicos, para que el ser humano recupere su fisonomía bíblica como ser libre, responsable y con capacidad de cambio. Bajo esa premisa, el libro de Deuteronomio apela a la decisión del pueblo para que escoja el camino de la vida y de la bendición: ―Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días.‖ (Deuteronomio 30:19-20). Se escoge, en este caso, el camino profético, que convoca a la trasformación. El mismo que hoy pudiera escoger el pueblo de Dios, para sumarse como actor protagónico de las trasformaciones éticas, sociales, ecológicas y políticas que apremian. ¡Porque malas noticias, sobran! Urge profecía que movilice cambios, en lugar de apocalipticismo que los paralice. * El pastor y teólogo Harold Segura es colombiano, radicado en Costa Rica. Director de Fe y Desarrollo de World Vision en América Latina y El Caribe y autor de varios libros. Anteriormente fue Rector del Seminario Teológico Bautista Internacional de Colombia. Publicado en https://www.elblogdebernabe.com/ (alc-noticias.net) 11/05/2020
70.Juan de Patmos: el visionario y su visión, de Néstor Míguez (III): Leopoldo Cervantes-Ortiz
El libro de Néstor Míguez sobre el Apocalipsis pone el acento en la fuerza de las imágenes para la transmisión de su mensaje de fe y resistencia.
Personalmente afirmo que la apocalíptica pospascual representa la forma y la interpretación más antiguas del kerigma. Ya no se puede entonces seguramente preguntar si esa apocalíptica ha resultado más útil o más nociva a la necesaria seriedad de la tarea teológica. [...]
No cabe duda de que más tarde la teología de la iglesia vio su tarea en la eliminación de la apocalíptica. [1] Ernst Käsemann
Como se anuncia desde el título, el libro de Néstor Míguez sobre el Apocalipsis pone el acento en el visionario y su visión, esto es, en la fuerza de las imágenes para la transmisión de su mensaje de fe y resistencia, sobre todo si se recuerda que, en la época de su escritura, apenas un 5 a 10 por ciento de la población del imperio romano leía adecuadamente textos. Así lo subraya este autor al referirse a las características de este tipo de literatura: ―…las obras apocalípticas en general y el Apocalipsis de Juan entre ellas, comunican más por el impacto visual, la imaginación e imaginería que provocan, que por su lenguaje conceptual‖ (p. 95). La circulación de la imagen en el primer siglo de nuestra era constituyó un poderoso medio para la propaganda política de ese régimen imperial. Todo el contexto físico y material estaba invadido de imágenes y símbolos: monumentos, frescos, pinturas, así como las representaciones de los dioses y el teatro funcionaban en ese sentido. Los otros medios propagandísticos mencionados incluso en los evangelios eran las imágenes e inscripciones que aparecían en las monedas. Míguez cita dos estudios al respecto del uso ideológico de las imágenes: el primero, de Simon R.F. Price, y el segundo, de Paul Zanker. Price observa, por ejemplo, el simbolismo de las dos bestias de Apocalipsis 13: Se dice que la segunda bestia obliga a todos a erigir y adorar la imagen de la primera bestia. Si uno acepta la fecha domiciana convencional para Apocalipsis, es tentador pensar que el establecimiento del culto provincial de Domiciano en Éfeso, con su colosal estatua de culto, es lo que está detrás de nuestro texto. De hecho, no he visto ninguna otra interpretación que se ajuste a los contextos geográficos y temporales conocidos. Juan en otra parte se refiere explícitamente a la persecución e incluso al asesinato de cristianos (especialmente 2.10-13; 6.9-10; cf. I Pedro 1.6-7; 3.16; 4.4, 12, 16), y tal vez menos de treinta años después, la asamblea provincial estaba tan preocupada por los cristianos que solicitó al emperador por ellos. [2] Zanker, aun cuando se ocupa de la época de Augusto, apunta hacia el uso político de las imágenes en el imperio, lo que abarcaba todas las áreas de la expresividad estética, artística o cotidiana, incluyendo la apariencia de las personas: En cualquier caso, el resultado del proceso de copia de estilos fue que, gracias a la abundancia de estatuas honoríficas, prevaleció una concepción uniforme de la apariencia del emperador y la de su familia, y estas imágenes a su vez, debido al nuevo orden político, se convirtieron en modelos. para ropa y peinados, en la vida no menos que en el arte, en todo el Imperio. […] [3] Sólo cuando vemos este lenguaje visual como un todo, que refleja tanto el sistema político como la compulsión social de conformarse, podemos comprender completamente el significado de tales formas de internalización. Lo que hizo el Apocalipsis, desde esta perspectiva, fue afrontar el conflicto de imágenes y símbolos mediante una contrapropuesta que propuso otras visiones que cuestionaron el poder imperial, pues como explica Míguez: ―Sólo que las imágenes que propone Juan deben ser construidas en la mente del creyente a medida que progresa la lectura del libro‖ (p. 96, énfasis agregado). Este esfuerzo iconográfico interior, como parte del proceso de resistencia desde la fe, debía contrarrestar el grueso de la propaganda visual que asolaba a todas las personas. La lucha ideológica se situaba, entonces, en la conciencia y en la imaginación de los creyentes, quienes debían reelaborar una nueva simbolización contestataria para no sucumbir a la avalancha oficialista de la que eran objeto. Esta lectura es sumamente novedosa incluso para nuestro tiempo, en el que nuevamente las comunidades de fe son atacadas visualmente para someter su conciencia a los dictados del poder de turno.
La llamada ―visión celestial‖ debía dominar la fe de los seguidores de Jesús para que así, desde una posibilidad dirigida por una mirada alternativa, se pudieran resistir los embates ideológicos del sistema. Para tal fin, debían comunicarse modelos y figuras alternativos a los que ofrecía el imperio. Ello es tomado en este libro como eje analítico para ―la exposición de las representaciones que van surgiendo en la narrativa apocalíptica‖. Quienes escuchaban este relato vivían en un medio asediado por un despliegue eidológico, neologismo acuñado por Míguez ―para indicar la transmisión de una ‗ideología‘ por medio de la imagen (eidon)‖. Había que responder creativamente a la asociación de determinadas imágenes nada menos que ―con la fuerza divina, el poder discrecional y el arbitrio de la autoridad en la conformación de la fuerza hegemónica‖. Gracias a esas imágenes le fue posible al Estado de entonces difundir entre las clases dominadas todos esos conceptos desde la óptica oficialista y así tenerlas bajo control. Partiendo de este paquete de ideas en relación con el uso ideológico y político de las imágenes, la hipótesis de trabajo consiste en que, en vez de desentrañar el significado de cada figura del Apocalipsis en detalle, ―el conjunto configura de por sí una forma de comunicación, busca desarrollar un impacto particular en los
oyentes, similar al que el propio visionario recibe en su visión‖. El libro de Míguez es una lectura de las imágenes del Apocalipsis para advertir el juego de contrapoder a las que ofrecía el entorno social dominado por el imperio. Y así lo hace a través de todos los capítulos para mostrar el despliegue iconográfico desarrollado a través de la sucesión de visiones que constituyen al último libro del Nuevo Testamento. En los primeros tres capítulos (los más parecidos al resto de los documentos neotestamentarios) predomina la audición sobre la visión. Los efectos visuales se sucederán progresivamente a partir del cap. 4 y la marca textual es la frase griega meta tauta (―después de estas cosas‖), que aparece nuevamente al comienzo de los caps. 18 y 19. Lo que sucede en el cielo se contrasta y ―pelea‖ con lo que acontece en la realidad fáctica terrible, dominada por la actuación del imperio romano. En el cielo se refleja de algún modo el conflicto causado por las persecuciones y es como si desde el presente del Apocalipsis se espiase el cielo para encontrar las claves que permitieran desentrañar lo que se vive abajo. Lo que se vive arriba (trono, reino, ángeles…) contrasta abrumadoramente con lo vivido en el seno del imperio. La lectura actual de todo el conjunto de la visión apocalíptica busca incesantemente ―clausurar‖ el sentido de los textos, pero ―la visión misma […] ‗abre los cielos y la historia‘ a una pluralidad de lecturas‖ (p. 106). El dinamismo visual del libro va en aumento permanentemente y a cada paso se hace necesario ajustar los lentes hermenéuticos para seguir la línea que el propio libro propone. Eso es justamente lo que hizo el autor con el material disponible en una audaz reconstrucción interpretativa que se sirve de lo avanzado en la exégesis hasta los tiempos actuales. Míguez ha hecho una gran contribución a la utilización de este libro cuyos enigmas continúan desafiando a las comunidades de fe tal como lo ha hecho en toda la historia de la cristiandad. Antes publicó el cuadernillo El Apocalipsis y la economía, publicado en el programa Fe, Economía y Sociedad del Consejo Latinoamericano de Iglesias.
Notas:
[1] E. Käsemann, Sobre el tema de la apocalíptica cristiana, en Ensayos exegéticos. Salamanca,Ediciones Sígueme, 1978 (Biblioteca de estudios bíblicos, 20), pp. 223-224. [2] S.R.F. Price, Rituals and power: The Roman imperial cult in Asia Minor. Universidad de Cambridge, 1984, pp. 197-198. Versión: LCO. [3] P. Zanker, The power of images in the age of Augustus. Ann Arbor, Universidad de Michigan, 1988, pp. 302, 336. (protestantedigital.com) 08/05/2020
73 71.No hay compasión sin justicia (4): Juan
José Tamayo Tras los análisis anteriores sobre la compasión como principio, actitud y virtud a recuperar en el espacio público, propongo a continuación el siguiente dodecálogo. 1) No hay compasión sin reconocimiento de la dignidad de los seres humanos y de los derechos que de ella emanan. La compasión debe traducirse en indignación por la negación de la dignidad de las personas más vulnerables, de las clases sociales explotadas, de los grupos humanos discriminados y de los pueblos oprimidos, y en defensa de la dignidad de quienes han sido privados de ella violentamente, hasta perder la vida, que constituye el grado más indigno de la privación de la dignidad. No valen, por tanto, proclamas grandilocuentes de la dignidad, ni declaraciones altisonantes de defensa de los derechos humanos a priori, si antes no se lucha por que la gente más vulnerable disfrute de una vida digna, realmente eco-humana, ni a posteriori si no se rehabilita a las víctimas a quienes se robó y se sigue robando la dignidad. Las víctimas: este es el lugar desde donde hay que defender la dignidad y los derechos humanos, el criterio de autoridad de los discursos sobre la compasión y la verificación de la puesta en práctica de esta virtud. 2) No hay compasión sin igualdad y justicia de género. La compasión implica luchar contra las desigualdades de género, etnia, cultura, religión, clase social y contra las discriminaciones por mor de las identidades sexuales no reconocidas socialmente, y trabajar por la construcción de una sociedad igualitaria, no clónica, de hombres y mujeres. Pero, ¡cuidado! sociedad igualitaria no conforme a las conductas patriarcales, sino buscando otros modos alternativos de identidades plurales. En lo referente a la igualdad de género, la compasión requiere primero reconocer una invariante en la historia y abrir los ojos a la realidad actual: las mujeres son humilladas, sexualizadas, explotadas, maltratadas, violadas, vejadas, agredidas, asesinadas, esclavizadas, olvidadas, negadas en su dignidad, inferiorizadas, subalternizadas, abusadas, estigmatizadas, convertidas en objeto de usar y tirar, víctimas sometidas a la dictadura impuesta por la masculinidad hegemónica y, en las religiones, por la masculinidad sagrada. Es necesario reconocer también la complicidad de las religiones en las discriminaciones de todo tipo contra
las mujeres, desde sus relatos inequitativos de la creación y los estereotipos emanados de estos, pasando por su exclusión del acceso directo a lo sagrado, de los ámbitos de responsabilidad donde se toman las decisiones, hasta su negación como sujetos morales, religiosos y teológicos. Precisamente por esa exclusión la organización de las religiones deviene patriarcal, sus discursos androcéntricos, sus prácticas misóginas y su moral represiva. Tras este reconocimiento, que sería la verdad de hecho, tiene que venir el juicio moral de denuncia, protesta y condena. Y tras el reconocimiento de la verdad de hecho y el juicio moral, la necesidad de subvertir el orden patriarcal desde sus cimientos, negar la moral de esclavas que imponen las religiones a las mujeres, resistir frente a los micro- y macro-machismos los neo- y los pos-feminismos, conspirar contra la masculinidad como único referente de lo humano y a favor de la fraternidad-sororidad. 3) No hay compasión sin la inserción del ser humano en la naturaleza, el reconocimiento de nuestra ecodependencia y el cuidado de la tierra. Los seres humanos dependemos de los bienes de la naturaleza y nuestra vida se sustenta sobre la biodiversidad. En legítima correspondencia y justicia ecológica, estamos impelidos a ―cuidar la comunidad de vida con entendimiento, compasión y amor‖ (Carta de la Tierra). Es necesario tener compasión con la naturaleza para combatir el sufrimiento eco-humano: el grito de los pueblos oprimidos y el grito de la tierra son inseparables y todavía no se han acallado porque continua el maltrato de los ecocidas y fraterno-sororicidas con métodos a cuál más destructivos de la naturaleza y de los ecosistemas. - Los seres humanos y la naturaleza formamos un continuum; somos parte de la naturaleza; somos naturaleza consciente, pero sin que la consciencia nos convierta en seres superiores y se torne en instrumento de depredación de la naturaleza. - ―El modelo occidental –afirma Yayo Herrero- se ha construido sobre el dominio del Hombre sobre la naturaleza y del Hombre sobre las mujeres y ―legitima la cultura del dominio violenta sobre la naturaleza y los cuerpos‖. Las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza no pueden ser de sujeto dominador a objeto dominido, sino de sujeto a sujeto. - Deben reconocerse la dignidad y los derechos de la naturaleza, respetar a la Madre Tierra: es una de las manifestaciones de la compasión, que bien puede calificarse de ―compasión ecológica‖. Ejemplos de prácticas compasivas con la naturaleza son los pueblos originarios, los movimientos ecologistas y, dentro de dichos movimientos, personalidades como Wangari Mathai, activista política y ecologista keniana, Vandana
74 Shiva, ecofeminista india, Chico Mendes, sindicalista y activista ambiental brasileño asesinado por su compromiso en la defensa de la tierra, Berta Cáceres, ecologista hondureña, asesinada por haber denunciado la explotación de la tierra por lo megaproyectos de las empresas multinacionales. Muchas personas ecologistas han pagado su práctica compasiva con la vida y se han convertido en ―mártires‖ por mor de la defensa de la dignidad y los derechos de la Tierra. Los pueblos originarios, que son los primeros ecologistas, sufren a diario el martirio provocado por los megaproyectos que destruyen sus bosques, emponzoñan el agua, contaminan el aire, les niegan la soberanía alimentaria, les expropian y expulsan de sus territorios. Y todo ello lo justifican la ecocidas apelando a la ley del progreso que se consigue a través del modelo científico técnico explotador de la modernidad. Los pueblos originarios son las primeras víctimas de dicho modelo de desarrollo y las que más lo sufren en vida hermanada con la madre Terra. 4) No hay compasión sin defensa de los derechos humanos, pero: no en abstracto, declarativamente o con un discurso falsamente universalista; no solo los derechos individuales, que el neoliberalismo reduce a uno solo: el derecho de propiedad, sino los derechos sociales, ecológicos, emergentes, los derechos de los pueblos, los derechos de las personas a quienes se les niega, etc. 5) No hay compasión sin hospitalidad, alteridad, projimidad, con las personas refugiadas, desplazadas, migrantes que huyen de la guerra y de la pobreza y buscan condiciones de vida digna. 6) No hay compasión sin fomento de los valores comunitarios. Por eso la compasión debe ser la alternativa al individualismo, la endogamia, el corporativismo, y traducirse en solidaridad, fraternidad-sororidad, compartir, convivir. 7) La práctica de la compasión lleva a ―destronarnos del centro de nuestro mundo‖ y colocar el cosmos y la vida en el centro. En la encíclica Laudato Si‘. Sobre el cuidado de la casa común Francisco hace una crítica severa del antropocentrismo moderno y de la equivocada interpretación antropocéntrica del relato de la Creación del Génesis. 8) No hay compasión sin reconocimiento del pluriverso cultural, étnico, religioso y de la biodiversidad. La compasión debe llevar al diálogo entre las diferentes tradiciones culturales, religiosas, étnicas, filosóficas, espirituales y morales. Ninguna religión tiene el monopolio de la salvación. Ninguna cultura tiene la interpretación exclusiva de la realidad. Ninguna filosofía tiene el monopolio de la verdad. Ninguna cosmovisión tiene el conocimiento completo del cosmos. Coincido con Raimon Panikkar en
que ―sin diálogo el ser humano se asfixia, las religiones se anquilosan y el mundo se colapsa‖. 9) No hay compasión sin una espiritualidad liberadora. La espiritualidad es una de las dimensiones fundamentales del ser humano, que constituye el alimento de la compasión; una espiritualidad que nos libere del miedo, del odio, del egoísmo, de la prepotencia. 10) No hay compasión sin práctica de la justicia a través de la participación en los movimientos sociales que luchan por otro mundo posible, más eco-humano, justo, igualitario y respetuoso de las diferencias. ―El siglo XXI –afirma Adela Cortina- es (yo diría mejor, tiene que ser) el siglo de la justicia y de la compasión, el siglo que tiene que acabar con la aporofobia (=rechazo al pobre)‖. Ejemplo de síntesis armónica entre justicia y compasión es la filósofa francesa Simone Weil (1 909-1943), que vincula la mística con la exigencia de justicia y yo defino como ―intelectual compasiva‖. 11) No es posible la compasión sin el reconocimiento de nuestros límites, de nuestra vulnerabilidad y fragilidad, de nuestra incertidumbre radical e indefensión, de nuestros miedos y, en definitiva de nuestra mortalidad, situaciones y forma de estas en el mundo elementos inherentes a la condición humana. ¡No somos dioses! ¡Tampoco héroes! ¡Ni villanos! 12) La compasión implica ser sensibles al sufrimiento de las personas dolientes, aliviarlo y luchar contra las causas. Termino con la referencia a tres grandes figuras que tuvieron la compasión como principio ético, como referencia fundamental de su vida, su mensaje y su práctica, coinciden en la necesidad de aliviar el sufrimiento eco-humano y de luchar contra sus causantes. Epicuro, Jesús de Nazaret y Marcuse coinciden en que la compasión es principio de humanidad, y su práctica constituye una exigencia fundamental del ser humano. Termino con la apelación a la compasión que Herbert Marcuse (1898-19780) hizo a Jürgen Habermas (1929) poco antes de morir. Ambos filósofos de la Escuela de Frankfurt se preguntaban en sus frecuentes encuentros cómo explicar la base normativa de la teoría crítica. Lo recuerda Adela Cortina. Marcuse solo respondió a esa pregunta dos días antes de morir, estando en el hospital acompañado por Habermas: - ―¿Sabes? –le dijo-. Ahora ya sé en qué se fundan nuestros juicios de valor más elementales: en la compasión, en nuestro sentimiento por el dolor de los otros‖ Marcuse dixit. (amerindiaenlared.org) 07/05/2020
72.Humanismo cristiano y humanismo sin Dios: Iván Ruiz Armenta Las sociedades del siglo XXI son un mosaico de culturas, cosmovisión, antropologías, creencias e «increencias». En medio de todo este mosaico se encuentra la pugna, a grandes rasgos, de dos «tipos de humanismo». Uno que opta por prescindir de Dios para su misma comprensión y fundamentación. Y otro que no ha abandonado la fe para dar sentido y fundamentar su humanismo. El primero podría llamarse «humanismo a-teo», o «humanismo sin-Dios» [1]. En el segundo es donde podemos situar el «humanismo cristiano», aquel que, incluso, hunde sus más profundas raíces en el judaísmo [2]. Este humanismo sin Dios no es un «fenómeno» de este siglo, sino que se ha advertido casi desde la aparición del mismo humanismo, pues éste, naciendo en entornos católicos, se fue «emancipando» de la antropología teológica [3], teniendo su punto álgido en el siglo XIX con los llamados maestros de la sospecha: K. Marx (1818-1883), F. Nietzsche (1844- 1900), S. Freud (1856-1939) y L. Feuerbach (1804-1872) [4]. El mayor problema de estos humanismos sin Dios es, para la fe católica e incluso para el hombre no creyente, que son «humanismos cerrados a toda perspectiva trascendente» (Puebla 546), olvidando su «herencia cristiana». Este humanismo inmanente opta por «una concepción del mundo según la cual éste último se explica por sí mismo, sin que sea necesario recurrir a Dios: Dios resultaría, pues, superfluo y hasta un obstáculo» [5]. Lo cual hace que el hombre, en no pocos casos, pierda su sentido de trascendencia, «a favor» de su pura inmanencia. En cambio, la Iglesia opta por un humanismo que incluya ambos aspectos, el trascendente y el inmanente, para ayudar al hombre contemporáneo a encontrarse a sí mismo, asumiendo los valores evangélicos que constituyen el reinar de Dios -don/trascendencia-, con la finalidad y seguridad de que podrá realizar en toda su plenitud la verdadera transformación de condiciones de vida inhumanas a condiciones humanas - tarea/inmanencia- [6]. Este humanismo cristiano opta por el hombre, sus miserias y sufrimientos que lo afligen, para que, mediante la verdad sobre el hombre, sea como la humanidad encuentre su camino hacia un futuro mejor [7]. El humanismo cristiano contribuirá a la construcción de una nueva civilización, inmanente, justa, fraterna y abierta a lo trascendente, dando testimonio de que las esperanzas escatológicas animan y dan sentido a las esperanzas humanas [8].
Este humanismo cristiano no tiene ínfulas de resolver el problema solo y sin ayuda de nadie. También es consciente de que es necesario un diálogo interdisciplinario entre la teología, como ciencia de la fe, la filosofía y las ciencias, en favor de nuevas síntesis [9] para favor del hombre mismo. Por eso el humanismo cristiano es consciente de dos cosas: primero, de que, aunque algunos humanismos prescinden de Dios, ha dejado una herencia antropológica en ellos, con la cual se puede entablar un diálogo; dos, de que debe señalar los límites y deslindes con estos humanismos sin Dios, antropológicamente hablando.
Notas:
[1] Estrada, Juan Antonio, «Humanismos y espiritualidades sin Dios», en Las muertes de Dios. Ateísmo y espiritualidad, Trotta, Madrid 2018, 168-197. [2] Velázquez Delgado, Jorge, Herencias del humanismo en la filosofía mexicana. Deslindes e imaginarios, UAM, México 2016. [3] Velasco, Ambrosio, «Humanismo», en Conceptos y fenómenos fundamentales de nuestro tiempo, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2009. [4] Lubac, H. de, El drama del humanismo ateo, Encuentro, Madrid 1997. [5] Puebla n. 435 [6] cf. PP 20; Puebla 497 [7] cf. Juan Pablo II, Discurso inaugural III 3: AAS 71 [8] cf. Puebla 551 [9] Puebla 1240 (reflexionandonuestrafe.blogspot.com) 08/05/2020
73.La gloria de Dios es el hombre vivo: Pablo Richard “La gloria de Dios es el hombre vivo/ y la vida del hombre la visión de Dios”/ (Gloria Dei vivens homo gloria autem homo visio Dei). La gloria de Dios se hace visible en la carne viva del hombre. (San Irineo de Lyon. “Contra los Herejes. Libro IV 20.7”) En la actualidad la idolatría tiene contextos históricos diferentes, donde caracterizamos la ―idolatría‖ como ―fetichismo‖. Un dios trinitario: fetichismo del mercado, del dinero y del capital. Ya no existe una ―secularización‖, sino una ―divinización‖ de toda la naturaleza y la humanidad. El ―dios oro‖ está por encima del Dios cristiano. El mercado es el ser supremo para el ser humano. El mercado decida sobre la vida y a muerte del ser humano. La opción por los pobres es la fuerza para enfrentar el dios trinitario: mercado-dinero-capital. ―La Gloria de Dios es el pobre vivo y la vida del pobre la visión Dios‖ El Papa Francisco entra en estos temas en su Exhortación Apostólica ―Alegría del Evangelio‖, especialmente en los números 52-60 y 176 -258: ―No a la nueva idolatría del dinero‖. ―Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano‖. ―Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera.‖ ―El afán del poder y del tener no conoce límites.‖ ―Hay intereses de un mercado divinizado convertidos en regla absoluta‖.
Teología de la Liberación
La teología de la Liberación debe salir fuera de sí misma y caminar por en camino de San Inrineo: ―Gloria Dei vivens homo‖. No entramos en el campo de la filosofía, de la economía, de las ciencias en general. Quedamos encerrados en un biblisismo, espiritualismo, moralismo. También encerrados a una perspectiva de género. Lo peor es cuando no hacemos teología sino propaganda teológica, o peor cuando hacemos propaganda de nosotros mismos. La Iglesia Católica especialmente jerárquica está marcada todavía por el Concilio de Trento (1545-1563) y el Concilio Vaticano I (1869-1870). Cuando el papa Juan XXIII en 1963 convocó el Concilio Vaticano II habían pasado 400 años desde el Concilio de Trento. En este Concilio se prohibió la traducción de la Biblia en lengua vulgar. El Pueblo de Dios no tuvo Biblia durante 400 años. Trento fue un Concilio totalmente antirreforma protestante. El Concilio Vaticano I fue contra la modernidad. ―Fuera de la Iglesia no hay salvación‖. El Concilio Vaticano II, Medellín, Puebla y el papa Francisco, nos mostraron un camino radicalmente diferente, entre el Evangelio y la Ley. La Iglesia busca y encuentra su identidad: ―La gloria de Dios es el hombre vivo y la vida del hombre la visión de Dios‖. (amerindiaenlared.org) 02/05/2020 Humanismo cristiano y humanismo sin Dios:
76 74.Fraternidad Teológica Latinoamericana, algunas notas (IV): Carlos Martínez García
Fue el resultado de quienes no se sentían identificados con la teología elaborada en Norteamérica ni
con la teología elitista de los protestantes ecuménicos.
A Samuel Escobar, C. René Padilla, Pedro Arana y Pedro Savage (in memoriam), con profundo agradecimiento. Un año después del Congreso Latinoamericano de Evangelización I fructificaron los esfuerzos organizativos que desembocaron en la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Fue el resultado de quienes en la reunión de Bogotá no se identificaban con ―la teología elaborada en Norteamérica e impuesta a través de seminarios e institutos bíblicos de los evangélicos conservadores, cuyos programas y literatura eran traducción servil y repetitiva, forjada en una situación totalmente ajena a la nuestra. Tampoco nos sentíamos representados por la teología elitista de los protestantes ecuménicos, generalmente calcada de moldes europeos y alejada del espíritu evangelizador y las convicciones fundamentales de las iglesias evangélicas mayoritarias del continente americano‖. [1] El organizador de la Consulta que desembocaría en el nacimiento de la FTL fue Pedro Savage. Él hizo circular noticias, cuestionarios, correspondencia y documentos preparatorios que mantuvieron en sintonía a los posibles participantes y les estimuló a prepararse en la temática de la reunión. Savage distribuyó como material de lectura previa tres escritos: El camino del teólogo protestante latinoamericano, de José Míguez Bonino [2]; Evangelización y teología, de Cecilio Arrastía y Contenido bíblico y ropaje anglosajón en la teología evangélica, de Samuel Escobar. [3] En los preparativos del encuentro en Cochabamba, Bolivia, existieron presiones de algunos (¿entre ellos Pedro Wagner?) para vetar, por ejemplo, a C. René Padilla. Pedro Savage daba cuenta en un memorándum confidencial que la exclusión de Padilla significaba, en opinión de Samuel Escobar; iniciar el proceso organizativo de manera equivocada. Años después, al ser interrogado sobre el asunto, Padilla mencionó que la intención de excluirlo tal vez se debió a sus críticas al ―establishment misionero" norteamericano [4]. El grupo que sí quedó excluido fue el de profesores del Seminario Bíblico Latinoamericano en San José, Costa Rica, cuya cabeza visible era Orlando Costas. En aras de evitar polarizaciones y posibles boicoteos de quienes consideraban inconveniente la participación de Costas y otros docentes del SBL, dicho sector no recibió invitación a participar en Cochabamba. Para Costas la marginación se debió a quienes ―fuera de Latinoamérica [buscaban] impedir la presencia de aquellos de nosotros que, según ellos, representábamos una voz contestataria en el movimiento evangélico‖ [5]. Costas se incorporó a la FTL, participó activamente en distintas consultas teológicas y publicó varios artículos en el Boletín Teológico. Murió a los 45 años. La cuestión de la hermenéutica contextual fue el tema a desarrollar en la consulta fundadora de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Del 12 al 18 de diciembre de 1970, en ―Carachimpa, un centro perteneciente a la Misión Andina Evangélica, en las afueras de Cochabamba‖, Bolivia, ―veinte estudiosos evangélicos, pastores y laicos, y cinco misioneros participaron en el evento‖. [6] La mayoría de los trabajos presentados en la consulta teológica fueron recogidos y publicados en libro editado en España por José Grau [7]. Los títulos de las ponencias incluidas nos dan una idea de por dónde se orientó el diálogo en las reuniones: Samuel Escobar, ―Una teología evangélica para Iberoamérica‖; Pedro Arana Quiroz, ―La Revelación de Dios y la teología en Latinoamérica‖; Ismael E. Amaya, ―La inspiración de la Biblia en la teología latinoamericana‖; C. René Padilla, ―La autoridad de la Biblia en la teología latinoamericana‖; Andrés Kirk, ―La Biblia y su hermenéutica en relación con la teología protestante en América Latina‖. Cuatro exposiciones más no tuvieron cabida en el volumen publicado, dos de ellas (―El crecimiento de la Iglesia en América Latina‖, por Pedro Wagner, y ―La Biblia y la revolución social en América Latina‖, por Samuel Escobar‖) debido a un arreglo en el que convinieron sus autores y el responsable de la edición. El trabajo de Emilio Antonio Núñez, ―El nuevo catolicismo y la Biblia‖, y el de Pablo Pérez, ―La Biblia y su proclamación‖, no fueron remitidas a tiempo para ser enviadas al editor en España y así tener cabida en el proceso de producción del libro. Sería interesante que una segunda edición de la obra incluyera los cuatro escritos mencionados. La participación de Samuel Escobar clamaba por una teología que respondiese a las preguntas y necesidades propias, y no a meramente importar reflexiones de otros lugares, con trasfondos históricos muy distintos al nuestro: La pertinencia de la teología evangélica estará, entonces, en que se forje al calor de la realidad evangélica de Iberoamérica, y en fidelidad a la Palabra de Dios […] La reflexión tiene que ser nuestra, nacida de nuestra situación, surgida ante la urgencia de los problemas que la iglesia confronta aquí. Como hombres de aquí es que reflexionamos y hacemos teología, redescubrimos los énfasis que hoy hacen
falta, criticamos las herejías en que hemos venido incurriendo nosotros mismos. [8] Por su parte René Padilla puso en tela de juicio el lugar formalmente dado a Las Escrituras en el evangelicalismo latinoamericano, cuando lo constatable era el abandono normativo cotidiano de la Palabra en la vida de las iglesias y sus prácticas para hacerse de nuevos integrantes: El asentimiento a la autoridad de la Biblia podría ser considerado como una de las características más generales del movimiento protestante en América Latina. Esto es de esperar en un movimiento con una gran mayoría teológicamente conservadora. Cabe, sin embargo, preguntarse si el uso real de la Biblia por parte de los evangélicos latinoamericanos coincide en términos generales con ese asentimiento que los distingue. Podría ser que se tratase de un asentimiento puramente formal, sin consecuencias prácticas para la definición doctrinal y ética ni para la predicación […] Hay que aclarar que la interpretación de las Escrituras es una tarea permanentemente inconclusa y que la Palabra de Dios exige una constante revisión de conceptos y de vida en función a un sometimiento pleno de éstos a la verdad revelada. Cuando falta esa revisión, hay el riesgo que con el transcurso del tiempo las enseñanzas de la Iglesia se vayan cristalizando hasta formar una tradición que desplace la tradición autoritativa de la Biblia. [9] En su participación el doctor Padilla estaba bosquejando lo que más tarde llamó la espiral hermenéutica, en la cual la Palabra ilumina la vida pero también la vida y sus nuevas situaciones ensanchan el entendimiento de la Palabra, y así sucesiva y alternadamente se nos abren nuevos horizontes de comprensión [10]. Dado que originalmente la revelación progresiva de Dios aconteció en un contexto temporal, geográfico, histórico, económico y cultural específico, luego también la lectura hoy de esa Revelación nos demanda no desencarnarla sino que nos reta a comprenderla desde nuestra particular situación histórica. Tal vez la ponencia que más tomó el pulso a los agitados tiempos por los que atravesaba el Continente fue la de Samuel Escobar, Biblia y revolución social en América Latina. La misma no, como quedó consignado antes, quedó incluida en el volumen compilado por Pedro Savage, pero circuló en formato mimeografiado principalmente en los grupos de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos. En un clima de polarización política, anotaba Escobar, ―en ciertos círculos evangélicos latinoamericanos la visión de lo
que se llama ‗proceso revolucionario‘ es policíaca. Se identifica directamente con la acción subversiva interesada de un bloque de naciones, y se tiende a verle ribetes diabólicos en un maniqueísmo peligroso, en el cual todo el bien del mundo estaría en un bloque y todo el mal en el otro‖. [11] Frente a una herencia liberal, consideraba Escobar, cuestionante del tradicionalismo que pretendía la inmovilidad religiosa, social, política y cultural, la tendencia general del protestantismo latinoamericano de principios de los años 70 era el inmovilismo frente a los cambios necesarios en la desigual sociedad: La pregunta que hay que hacerse es qué ha pasado ahora que a nuestros propios ojos, y más a los ojos de la juventud y de cuantos toman conciencia de la necesidad de cambios, el Evangelio se ha convertido más bien en opio del pueblo. ¿Cómo es que los evangélicos se han vuelto una fuerza conservadora temerosa de cuestionar el status quo y levantar una voz profética; que parece preferir ser guardiana de un mensaje aséptico que procura a toda costa probar que no es peligroso ni subversivo ni trastornador? ¿No será que la hemos amordazado a la Biblia? Escobar abogaba por un retorno al concepto bíblico del ser humano, el cual debía anteponerse tanto a espiritualismos como a materialismos reduccionistas: ―La afirmación materialista de la antropología marxista no se puede contrarrestar con un espiritualismo antibíblico sino más bien con una concepción integral que no vacile en reconocer la materialidad‖. Por otra parte, ―la concepción colectivista del hombre que el marxismo sostiene, no puede ser confrontada con un individualismo que más que bíblico es capitalista europeo y anglosajón‖. [1 2] Escobar aportaba puntos para una agenda que desarrollaría la FTL en reuniones regionales y continentales.
Notas:
[1] Samuel Escobar, La fundación de la FTL: breve ensayo histórico, Boletín Teológico, núm. 59-60, juliodiciembre de 1995, pp. 16-17. [2] El ensayo fue publicado en Cuadernos de Marcha, núm 29, septiembre de 1969, Montevideo, Uruguay, pp. 59-67. [3] Nueva versión de ―Fundación de la FTL‖, p. 17. Escobar redactó una ―revisión y puesta al día‖ del trabajo citado en la nota anterior. El documento actualizado no tiene fecha, al parecer es de 2009. [4] Daniel Salinas, Latin American Evangelical Theology in the 1970‘s: The Golden Decade, Koninklijke Brill NV, Leiden, The Netherlands, 2009, p. 93. [5] Ibíd., p. 95.
[6] ―La responsabilidad social de la Iglesia‖, en Evangelio y realidad social, Ediciones Presencia, Lima, 1985, p. 43. [7] Savage, Pedro (coordinador), El debate contemporáneo sobre la Biblia, Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1972. [8] Ibíd., pp. 20 y 23. [9] Ibíd., pp. 123-124 y 148. [10] Sobre la hermenéutica desarrollada en la FTL ver Mariano Ávila, Towards a Latin American Contextual Hermeneutics. The Contextual Hermeneutics of the Fraternidad Teológica Latinoamericana, tesis de doctorado, Westminster Theological Seminary, 1996. [11] Samuel Escobar, La Biblia y la revolución social en América Latina, mimeo, 1970, p. 2. [12] Ídem. (protestantedigital.com) 10/05/2020
75.El fracaso del protestantismo: Sócrates, Jesús y el dilema de discípulos inferiores: Andrés Messmer Hay pasos que podemos dar hacia una “catolicidad protestante” permaneciendo fieles a nuestras propias creencias De vez en cuando, aparece un maestro que es demasiado grande para sus seguidores: sus enseñanzas son demasiadas profundas, su vida es demasiada ejemplar y ha conseguido mantener en tensión demasiadas verdades disparatas. Eso no significa necesariamente que el maestro o sus seguidores hayan fracasado de alguna manera, sino que simplemente el maestro era demasiado grande para que sus seguidores pudieran con él. Esto solo ha ocurrido unas pocas veces en la historia — tanto en Oriente como en Occidente— y aquí me gustaría enfocarnos en dos de ellas, y luego sacar unos paralelismos. Aunque parezca que el foco de este artículo recae sobre los maestros, el verdadero foco recae sobre sus seguidores, es decir, tú y yo.
Sócrates
Sócrates o, si prefieren, Platón (1) pertenece a ese grupo muy pequeño de hombres grandes. Cuando uno lee La república, El simposio, La apología, o cualquier otro diálogo en el que está presente, es obvio que Sócrates estaba a otro nivel que los demás. Sus teorías sobre la ética, la política y la educación han sido fundamentales para el progreso del Occidente, y su vida impecable y su coraje ante la muerte han sido considerados ejemplares a lo largo de la historia. Encontró una
79 manera de encarnar la Verdad que pocos ni podrían haber imaginado, y lo hizo de manera armoniosa y coherente. Sin embargo, después de Sócrates, lo que encontramos es la fragmentación de su vida y pensamiento en por lo menos cinco escuelas distintas, y cada una de ellas son fieles a Sócrates de alguna manera, e infieles de otras maneras: Los académicos: Igual que Sócrates, los académicos buscaban el conocimiento teórico acerca de la realidad a través de la dialéctica; pero a diferencia de él, no enfatizaban mucho la sabiduría práctica y la vida virtuosa. Los escépticos: Igual que Sócrates, los escépticos expresaban muchas dudas acerca del ―sentido común‖ y tendían a suspender el juicio acerca de afirmaciones de la verdad; pero a diferencia de él, negaban la posibilidad de conocer la verdad en absoluto. Los estoicos: Igual que Sócrates, los estoicos procuraban suprimir las pasiones alineándose de manera armoniosa con la naturaleza, y enfrentar la vida y muerte con coraje; pero a diferencia de él, no reflexionaban mucho sobre el conocimiento teórico y el dialéctico. Los epicúreos: Igual que Sócrates, los epicúreos procuraban evitar el dolor y perseguir el placer, sobre todo quitándose los miedos; pero a diferencia de él, no procuraban llevar una vida virtuosa a nivel personal o social. Los cínicos: Igual que Sócrates, los cínicos afirmaban que el hombre es un animal, y por tanto rechazaban la cultura como un convenio meramente humano; a diferencia de él, negaban que el hombre era racional y que podría contemplar realidades divinas. Como se puede ver, cada escuela podría afirmar a Sócrates como suyo, pero solo en parte. El gran fallo de todas ellas era que tomaban parte de la vida y enseñanza de Sócrates, y luego la absolutizaban frente a las demás. Desde una perspectiva histórica, este proceso, que se puede describir como ―la fragmentación convirtiendo la parte en el todo‖, era un desastre para las cinco escuelas: aunque algunas sobrevivieron (y a veces, florecieron) por unos siglos, al final todos desaparecieron. (2) La lección clave a aprender es que dicha fragmentación conlleva la destrucción del movimiento. (3)
Jesús
Teniendo en cuenta la discusión anterior, espero que esté claro para los lectores a dónde voy con todo esto: nosotros cristianos, y sobre todo nosotros protestantes, hemos hecho con Jesús lo que los filósofos grecorromanos hacían con Sócrates. Cada denominación ha asumido diferentes partes de la vida y enseñanza de Jesús y la ha absolutizado. Muchas veces surgen nuevos movimientos y denominaciones en respuesta a extremos y deficiencias perci-
bidos, solamente para establecer nuevos extremos y deficiencias, que provocarán más reacciones en el futuro. Igual que los herederos de Sócrates, hemos fragmentado la vida y enseñanza de Jesús, y las hemos absolutizado frente a las demás. De manera esquemática, ofrezco algunos ejemplos de cómo esto se ha manifestado en el protestantismo: Los luteranos: Igual que Jesús, los luteranos se concentran en el perdón radical y la dialéctica entre la Ley y el Evangelio; pero a diferencia de él, tienen una tendencia a reducir el cristianismo al existencialismo que está separado de cualquier realidad histórica (a la Bultmann) y también han dejado atrás mucha de la moralidad cristiana tradicional (los luteranos están entre las denominaciones más liberales dentro del protestantismo). Los anglicanos: Igual que Jesús, los anglicanos procuran ser una iglesia que es una, santa, católica y apostólica; pero a diferencia de él, no se preocupan por la pureza doctrinal y moral como deben. Los reformados: Igual que Jesús, los reformados procuran la pureza doctrinal y la exaltación de Dios en todo; pero a diferencia de él, tienen una reputación de tener algunas de las iglesias menos acogedoras y con menos gracia y amor en todo el cristianismo. Los anabaptistas y bautistas: Igual que Jesús, los anabaptistas y bautistas premian el amor fraternal y la santidad personal; pero a diferencia de él, se han divido en más denominaciones que cualquier otro grupo, y han abandonado la realidad universal de la Iglesia. Los carismáticos y pentecostales: Igual que Jesús, los carismáticos y pentecostales se han concentrado en la dirección del Espíritu Santo; pero a diferencia de él, tienen una reputación de abandonar las Escrituras y de basar su predicación y vida eclesial en enseñanzas no encontradas en la Biblia. Estos solamente son algunos ejemplos de la fragmentación dentro del protestantismo, pero está claro que todos nos quedamos cortos ante la plenitud de la vida y enseñanza de Jesús. Aunque no soy profeta, creo que es bastante razonable predecir que el mismo destino que tuvieron los herederos de Sócrates, también lo tendrá un protestantismo fragmentado: la extinción. Es verdad que las denominaciones protestantes han perdurado unos siglos, y quizás algunas perduren (o incluso florezcan) algunos siglos más, pero su desaparición es inevitable. Cuánta más desconexión haya entre nuestra afirmación de que como cristianos somos un pueblo unido, y una práctica de ese cristianismo dividida y fragmentada, más rápidamente vendrá nuestra caída y con más destrucción.
El camino hacia adelante: tres sugerencias
Antes de ofrecer algunas sugerencias respecto al camino hacia adelante, permítanme amortiguar el golpe de lo que he dicho arriba: la fragmentación, que no es necesariamente igual a la división (aunque sí que puede ser igual también), es inevitable en el cristianismo. Si era difícil para los seguidores de Sócrates replicar la plenitud de su vida y enseñanza, ¿cuándo más imposible es para nosotros seguir a Dios? Somos seres limitados que han sido llamados para proclamar lo ilimitado, finitos llamados para reflejar lo infinito, particulares llamados para abrazar lo universal. Por tanto, creo que es justo sugerir que una cierta cantidad de diversidad es inevitable. Sin embargo, no pienso que la fragmentación sea lo ideal, y por tanto hay que plantearse la pregunta: ¿Qué podemos hacer para limitarla? Me gustaría sugerir tres ideas. Primero, debemos ser humildes. Tenemos que acordarnos de nuestras limitaciones. Este es uno de los beneficios que el posmodernismo ha introducido: nuestra cultura, trasfondo, experiencias, etc., nos ha preparado para ver el mundo de maneras muy concretas. Esas mismas influencias también nos ha limitado la capacidad de leer la Biblia de ciertas maneras, y por tanto nuestra interpretación de la Biblia está limitada. Así que, acuérdense de sus limitaciones, y sean humildes a la hora de evaluar sus propias creencias y las de los demás. Segundo, debemos estar agradecidos. Con esto no me refiero a la gratitud en general, sino a la gratitud específicamente por otros que no sean como nosotros. Los bautistas deben estar agradecidos por los anglicanos, los carismáticos por los reformados, los luteranos por los anabaptistas, etc. Puedo hablar desde mi propia experiencia que he aprendido muchos de otras denominaciones. Soy bautista (con una ―b‖ minúscula, como me gusta decir), pero he aprendido mucho de los anglicanos y su eclesiología, de los luteranos y su dialéctica entre la Ley y el Evangelio, de los reformados y su exaltación de Dios, de los anabaptistas y su énfasis en el amor y la comunidad, de los carismáticos y su dependencia de la dirección del Espíritu Santo en sus vidas, etc. No debemos ver a los demás como amenazas para nuestras propias creencias, sino como posibles fuentes de enriquecimiento y edificación. Si extendemos la metáfora del cuerpo de la iglesia local a la iglesia universal (y creo que se puede hacer), quizá nos ayude a ver cómo otras denominaciones pueden ser bendiciones para nosotros, incluso si no son como nosotros en cada aspecto. Tercero, y más importante, tenemos que amarnos los unos a los otros. El amor es lo que permite que el amor
intra trinitario de Dios se manifieste entre nosotros: los muchos unidos en uno por el amor. Nos permite seguir siendo fieles a quiénes somos — anglicanos, luteranos, reformados, bautistas, carismáticos, etc.— y, al mismo tiempo, nos permite aprender de los demás. Nadie puede encarnar la plenitud de Dios, pero la Iglesia puede hacerlo mucho mejor que cualquier persona o denominación por sí solos.
Una reflexión concluyente
Lo que he estado intentando decir en este artículo es que, si la Iglesia quiere reflejar la plenitud de Dios, tiene que ser católica en algún sentido. Pero es precisamente aquí donde la Reforma protestante ha fracasado. Sin embargo, creo que hay pasos que podemos dar hacia una ―catolicidad protestante‖ permaneciendo fieles a nuestras propias creencias. Históricamente hablando, la Iglesia ha identificado dos grandes pecados: la herejía y el cisma. La herejía es una ruptura de doctrina, y el cisma es una ruptura de amor, y los dos son terribles. Como protestantes, podemos estar orgullosos de lo que hemos logrado con respecto a la herejía: la Reforma fue necesaria, y nuestros antepasados acabaron con mucha herejía que había entrado en la Iglesia durante los siglos anteriores. Sin embargo, de alguna manera, la Reforma ha sido una tragedia, porque hemos fragmentado el cuerpo de Cristo, que es uno, y no muchos. Así que, permítanme terminar con esta reflexión: si vamos a llamar a la Iglesia católica a quitarse del ojo la viga de herejía, tenemos que quitarnos primero la viga de cisma del nuestro.
Notas:
1) Sócrates escribió muy poco durante su vida, y nada se ha preservado. Lo que sabemos de él viene de escritores posteriores, sobre todo de Platón. Por tanto, separar el ―Sócrates histórico‖ del ―Sócrates de Platón‖ puede ser difícil a veces. 2) De vez en cuando una escuela disfruta de momentos breves de avivamiento, pero nunca permanece. 3) Se podría haber incluido en este resumen otros grandes pensadores. Por ejemplo, Mark Noll ha escrito lo siguiente acerca de Jonathan Edwards: ―Los evangélicos no han reflexionado sobre la vida desde el suelo hacia arriba como cristianos, porque toda su cultura ha dejado de hacerlo. La piedad de Edwards continuó en la tradición de avivamiento, su teología continuó en el calvinismo académico, pero nadie continuó su cosmovisión saturada por Dios o su profunda filosofía teológica. La desaparición de la perspectiva de Edwards en la historia cristiana de los Estados Unidos ha sido una tragedia‖ (―Jonathan Edwards, Moral Philosophy, and the Secularization of American Christian Thought,‖ Reformed Journal 33 [1983]: 26; quoted in John Piper, The Supremacy of God in Preaching, rev. ed. [Grand Rapids, MI: Baker Books, 2004], 16). (protestantedigital.com) 09/05/2020
76.Netanyahu predice anarquía global o fin de la humanidad, en caso de reinfección del C-19: Alfredo Jalife-Rahme El rentronizado primer israelí Netanyahu está profiriendo jeremiadas y/o vaticinios apocalípticos que ahora han subido de notable intensidad cuando sopesa el escenario de una reinfección del ominoso C-19. Cuando se encontraba en negociaciones para formar el nuevo gabinete, todavía se podía entender en forma asintótica su previo diagnóstico de que muchos países, ―como Titanics‖, iban a desaparecer (https://bit.ly/2Lb5Qg6). Pero ahora no tiene la imperiosa necesidad de infundir pánico local y global. De no ser por su intimidad con Trump y su yerno talmúdico Jared Kushner, las imprecaciones de Netanyahu pudieran ser tomadas como sus previas mentiras sobre la posesión inexistente de armas nucleares por Irán –similares a los inventos de Baby Bush sobre las armas de destrucción masiva en Irak. The Times of Israel enuncia un reporte de Canal 12 sobre los escenarios de pesadilla (sic) que planteó Netanyahu a los parlamentarios de su partido Likud (https://bit.ly/2zliLt8). En plena batalla de Israel contra el C-19, Netanyahu advirtió a varios miembros del Parlamento de su partido Likud de que si (sic) los reportes de pacientes foráneos que se recuperaron, pero de nuevo mostraron pruebas positivas, en caso de ser precisos, entonces, la humanidad pudiera extinguirse. Tales reinfecciones fueron dadas a conocer por la revista Time el 13 de abril, que señaló que existe incertidumbre y controversia al respecto (https://bit.ly/2YQBxmO). Perturba que The Times of Israel lo refiera 25 (sic) días después, cuando Netanyahu comentó las reinfecciones en Sudcorea, tan festejado por sus logros preventivos, donde 21 personas recuperadas habían vuelto a ser diagnosticadas como enfermas. Con base en las reinfecciones en Sudcorea, Netanyahu sentenció que la realidad es mucho más compleja de lo que pensamos porque pareciera que la inmunidad al virus no es una inmunidad automática (sic) ya que pudiera ser que el virus pueda despertarse y causar infección en amplios círculos (https://bit.ly/2SPEhNk).
Otros (sic) parlamentarios con quienes dialogó Netanyahu dicen no recordar que usó esa frase precisa (sic), sino que advirtió que la pandemia podía desembocar en escenarios de anarquía global. La anarquía global post-C-19 ha sido expuesta ampliamente por sus correligionarios Robert Kaplan (https://bit.ly/2WhQD3b) y Richard Haass (https://bit.ly/2zovnzE), pero nadie ha llegado a los niveles apocalípticos del primer ministro israelí. Guste o disguste, Netanyahu ha manejado convenientemente la pandemia que ha cobrado 245 defunciones cuando se han recuperado 11 mil de sus 16 mil 400 casos en una población de más de 8 millones –e ignora si fueron contabilizados los eternamente discriminados palestinos. El ministro israelí exagera publicitariamente sus logros (https://bit.ly/35JLh3C), frente a los resultados de otros países de la OCDE, cuando ha sido la tónica en la región del Mediterráneo Oriental, según el mismo Times of Israel: tres muertes en Siria en plena guerra y con una población de cerca de 20 millones, nueve en Jordania con una población de casi 11 millones y una grave crisis económica, 26 en Líbano con casi seis millones de habitantes y la peor crisis financiera y socioeconómica de su historia, 482 en Egipto con 104 millones de habitantes, 19 en Chipre con una población de 1.26 millones y 148 en Grecia de 10.6 millones. Considero sería más apropiado reportar el per cápita de las muertes e infecciones, a parte de su totalidad, para no extrapolar falsas conclusiones precipitadas. The Times of Israel publicó las predicciones apocalípticas de Netanyahu el mismo día que Israel no reporta nuevas muertes por C-19, mientras 15 mil israelíes se han volcado a visitar reservas y parques naturales (https://bit.ly/2YNOspK), cuando el rotativo opositor Haaretz, muy cercano al grupo de George Soros, publicita el levantamiento parcial de la cuarentena en las playas de Israel (https://bit.ly/2YPiIR8). ¿Qué sabrá el eje Trump/Kissinger/Jared Kushner/Netanyahu que no sepamos los mortales? (jornada.com.mx) 10/05/2020