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from Boletín Alas #353
ciento) y para realizar acciones o participar en diligencias de búsqueda (50 por ciento). (jornada.com.mx) 03/06/2020
27.Cursos y talleres de moralidad y sexualidad pondrían en riesgo a estudiantes de
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Aguascalientes En días pasados, el Congreso del estado de Aguascalientes aprobó un decreto que obligará a las escuelas de la entidad a buscar el consentimiento de los padres de familia para que sus hijos asistan a clases, cursos y talleres en rubros de moralidad, sexualidad y valores, lo cual implica el riesgo de que los alumnos no reciban educación sexual y se expongan a enfermedades y embarazos no deseados. Así lo advirtió Alejandro Sandoval, director de la organización civil Agenda LGBT, quien señaló que en Nuevo León y Querétaro, grupos conservadores han lanzado iniciativas similares, conocidas como PIN Parental, por lo que le solicitaron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que interponga acciones de inconstitucionalidad en su contra. En charla con La Jornada, el activista explicó que el pasado 25 de mayo el Periódico Oficial de Aguascalientes publicó un decreto mediante el cual se reforman diversos artículos de las leyes de Educación y de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del estado. De acuerdo con Sandoval, la reforma implica una falta a la obligación del Estado de brindar educación laica y no sesgada por la Iglesia y los grupos conservadores, que están entrando muy fuerte en este tema. Ahora las escuelas no podrían tocar temas de educación y diversidad sexual, y eso podría incrementar el riesgo de exponerse a enfermedades como el VIH/sida o a tener embarazos no deseados. El director de Agenda LGBT señaló que el decreto no es claro sobre la manera en que se pedirá la anuencia de los padres de familia para que sus hijos reciban o no clases de educación sexual. (jornada.com.mx) 31/05/2020
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28.Misa sobre ruedas En diversas calles de la colonia Del Valle, en la alcaldía Benito Juárez, un cura ofreció la ceremonia dominical de esta manera ante el cierre obligado de los templos. https://www.jornada.com.mx/2020/06/01/politica/010n3p ol (jornada.com.mx) 01/06/2020
29.Patriarcal y excluyente hacia LGBTI, el cristianismo, asegura ONG católica Si el cristianismo no se abre a lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (LBGTI), dejará de interesar y multitudes se irán de sus filas, afirmó fray Julián Cruzalta, fundador de Católicas por el Derecho a Decidir. En el conversatorio digital Del clóset al orgullo, señaló que actualmente una parte de esta doctrina mantiene una cara patriarcal, colonial y excluyente, que persigue gente y lastima. El problema es el fundamentalismo religioso, el cual ha avanzado en los últimos años, por lo que demandó: Basta de esta mirada excluyente. El espíritu de Dios es libertad, ecuménico; es diversidad. En la videocharla organizada ayer por la Coalición Mexicana LGBTTTI+, expuso que los colectivos de la diversidad sexual tienen que trabajar mucho la espiritualidad de la dignidad y la valentía, provocar en los otros estas posibilidades de tejer su vida de otra manera. La vida, el
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mundo espiritual son como tejer, hay nuevos nudos, colores, hilos. En su turno, Margarita Sánchez de León, de las Iglesias de la Comunidad Metropolitana y teóloga feminista, dijo que los grupos fundamentalistas han sufrido cambios y si bien antes no querían tener contacto con elementos de la modernidad, ahora han integrado increíblemente bien toda una estructura de la tecnología, de las redes digitales a través de las cuales hacen sus trabajos. Además, aseguró, han agregado parte del discurso de los derechos humanos, lo cual hace un poco difícil articular una conversación porque quedan disfrazados tras esta máscara. Dijo que esta situación se genera en el contexto del avance de las garantías de las comunidades LGBTI y las de las mujeres. Finalmente, pidió a los integrantes de la diversidad sexual recordar que la espiritualidad es un regalo que es vivido, no tiene que ser agenciado por la Iglesia ni por ningún líder religioso. (jornada.com.mx) 01/06/2020
30.De monjas a ingenieros
Ciudad de México. Hace unos días el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Poli, como se le conoce popularmente, cumplió 84 años de vida. Lo fundó en 1936 el presidente Lázaro Cárdenas con el propósito de organizar un sistema de enseñanza técnica para formar cua-
dros de obreros, técnicos y profesionistas que desarrollaran la industrialización de México. En alguna ocasión comentamos que en su creación se integraron instituciones ya existentes, algunas desde el siglo XVII, lo que le da una prosapia semejante a la de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que es en muchos sentidos heredera de la Real y Pontificia Universidad, la primera que se creó en el continente americano en el siglo XVI. La flamante institución politécnica integró la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, la de Medicina Homeopática, la Superior de Comercio y Administración (ESCA), la Superior de Construcción, un bloque de escuelas del antiguo Instituto Técnico Industrial y la Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esime). Esta última tuvo como origen la Escuela de Artes y Oficios, que derivó en la EIME, que se transformó en la EITE, y en 1936 en la Esime, plantel politécnico que ha formado a muchos de los mejores ingenieros mecánicoelectricistas del país. Vamos a platicar del inmueble que ocuparon que se encuentra en el Centro Histórico y fue un precioso convento. Les cuento: a fines del siglo XVI, cuatro
monjas agustinas decidieron fundar un convento
bajo la advocación de San Lorenzo, el mártir que literalmente asaron en una parrilla. Previamente habían conseguido el apoyo económico de don Juan de Chavarría, quien puso como condición ser enterrado en la iglesia y le construyeran un suntuoso monumento funerario. Para tal fin se mandó construir un templo adjunto al convento con entrada por la calle ahora llamada Belisario Domínguez. La edificación original padeció severas modificaciones en el siglo XVIII para adaptarlo a la moda barroca. En la actualidad conserva la portada de gran belleza, que consta de dos cuerpos con pilastras y columnas dóricas adosadas que sostienen un sobrio entablamento que se interrumpe con tres nichos con esculturas. En el segundo cuerpo resalta una escultura de San Agustín, de tamaño natural. Los materiales son los característicos de la época: avinado tezontle, adornado con elegante cantera plateada en los marcos y las portadas. El soberbio interior, en el que destacan las bóvedas de ambos coros, está prácticamente desnudo. Tuvo primorosos retablos barrocos que perdió cuando se aplicaron las Leyes de Reforma. En los años 60 del siglo XX, cuando llegó a hacerse cargo del templo el sacerdote progresista Ertze Garamendi, lo limpió de adornos corrientes e invitó al artista Matías Goeritz a diseñar los vitrales y el sitio en donde estuvo el altar mayor. La obra de Goeritz es extraordinaria, tanto el moderno diseño y colorido de los ventanales de vidrio soplado, como la gran mano con un dramático orificio que en bajorrelieve ocupa el muro donde estuvo el altar mayor. Desafortunadamente esta original belleza ha sido parcialmente cubierta por un altarcito tipo barroco. No perdemos la esperanza de que regrese un párroco con sensibilidad estética que lo despeje y permita apreciar esta obra de arte contemporáneo, que expresa un gran misticismo y armoniza espléndidamente con la arquitectura barroca. Al ser exclaustradas las religiosas, a mediados del siglo XIX, tras dedicarse varios años el edificio del convento a usos viles, como mencionamos líneas arriba, se estableció ahí la primera Escuela de Artes y Oficios, que tras varias transformaciones en 1936 finalmente se volvió la Esime. Funcionó en este sitio hasta que se construyeron las modernas instalaciones del Politécnico, donde se trasladó junto con otras escuelas. El antiguo convento cayó en desuso durante varios años, hasta hace poco más de una década, cuando decidieron restaurarlo y dedicarlo a Centro de Educación Continua en el que se imparten cursos, diplomados y maestrías y tiene una buena librería. (jornada.com.mx) 31/05/2020
31.Pequeña pneumatología de la cocina a leña Hace unos días, exultante como nadie, había conseguido algo que, en mis años de vida, no había logrado acometer: encender una cocina a leña. Sí, aunque parezca algo extraño decirlo. Pero no lo es tanto. Durante años le había hecho el quite al asunto, considerando que no era muy bueno para los menesteres relacionados al fuego. Toda una vida funcionando en torno a la cocina a gas, con la facilidad con que ejerce su importantísima función, era más que suficiente para que, siquiera, intentara darme a la tarea de tomar un leño, meterlo dentro de algún aparato calorífero, y encenderlo. He ahí, lejos, mi gozo. Estuve subiendo y bajando las escaleras de la casa para ver cómo estaba el fuego, si este menguaba y, en ese caso, tomar más leña para echarla en su interior. Más aún, en su condición de cocina, podía dejar la tetera y esperar a que la cocina acometiera su trabajo. Tremendo aparato. Mirando lo increíble de mi acto, también comencé a darle vuelta a unas ideas en torno al mismo y su relación con el Espíritu, del cual hoy celebramos su llegada a los atónitos apóstoles que, junto con María de Naza-
reth, fueron presa de un fuego que les hacía pregonar las maravillas de Dios (cf. Hch 2, 12). Es un pequeño ejercicio de teología metafórica, en donde el espacio de la cocina a leña se revela como transparencia sacramental (según lo que expone brillantemente Leonardo Boff, en su famoso opúsculo Los sacramentos de la vida o la vida de los sacramentos). Es una pneumatología desde lo común, lo simple, lo que vemos en el día a día.
Partamos…
Para empezar, es necesaria la leña. Sin leña, no es posible ninguna combustión dentro de la cocina a leña. Es la leña, por lo demás, la que se quema, y ese elemento somos nosotros mismos. Nosotros en esa espera, lenta, exasperante a veces, angustiosa ante la (aparente) ausencia del Maestro. Estamos ahí, en la leñera, esperando el momento, la ocasión. Para encender la leña, es necesario que exista una corriente de aire que se mueva. Para ello está una pequeña compuerta fuera de la cocina, y el «tiraje», que conecta con el exterior. Sin ambos elementos, es imposible que haya fuego. El Espíritu aparece. Para que encendamos, para que nos iluminemos de ardor por el Reino, necesitamos esta corriente, pedir ese soplo (Ruaj, en hebreo), para que nos abrace, nos envuelva, y así comenzar a ser abrasados, para convertirnos en calor, en luz, para que nos defienda (Paráclito: defensor) del mal y las dificultades nuestras y externas que puedan impedir la presencia del Viento-Vida. También es bueno precisar que, para prender la leña, se necesitan la ayuda de papeles, cartones, para que comience la combustión, como una previa. Es el paso de la vida, ciertas figuras, ciertos espacios, experiencias positivas o negativas, personas queridas o enconados enemigos, los que han dado inspiración (inspirare, soplo, como el del Ruaj) a los pasos que nos llevan al encuentro con el Espíritu de la vida prometido. Así como el «tiraje» y la pequeña compuerta pueden generar viento, su ausencia impide cualquier posibilidad de encendido. Donde pongamos obstáculos, donde existan vallas que no hagan circular al santo Espíritu, es imposible que los creyentes puedan encender al mundo (cf. Lc 12, 49). Negar siquiera que Dios actúe es una posibilidad que la libertad puede suscitar. Pero quien decide ponerse a caminar con Jesús de Nazaret puede convertirse en fuego que enciende otros fuegos (como dijera san Alberto Hurtado), permitiendo al Espíritu Santo volverse danza de calor y vida. Cuando la cocina a leña se sobrecarga de cenizas, producto de la combustión, el fuego no logra siquiera encender, a pesar de todo el movimiento aéreo de su interior. Cuando ponemos óbice al cambio, a la necesidad de renovarnos en nuestra vida personal y comunitaria, cuando creemos que determinadas costumbres de la Iglesia son tan (o más importantes) que el mismo Evangelio, por más que imploremos, por más que sintamos la presencia del Espíritu y sus dones, si no dejamos espacio para un fuego renovador de todo, simplemente no hay efecto, y es como si nunca hubiese transitado la ruaj. Apenas quedan cenizas, restos de fuego que antes estaban y que hoy algunos defienden a ultranza. Cuando la leña de la cocina está plena de humedad (inútil en estos casos), el humo resultante es blanco, denso, pero poco propicio para el calor final. El Espíritu, si debe actuar, debe hacerlo en un corazón humilde, que se vacía de sí para tomar el don y convertirlo en calor total. Si pretendemos llenarnos de humedad estéril, de pretender que nos las sabemos todas por libro, nada que hacer. El fuego podría prender, sin duda, pero no estará a la altura de una leña que está dispuesta, en su sola «maderidad», a darlo todo, bajo la llamarada intensa del Espíritu. Cuando la cocina logra encenderse bien, cuando la leña está en su punto y llamea con fuerza, todos los miembros de la casa se reúnen, y viven la cotidianidad, la cercanía, el gozo. En torno al fuego se genera la comunión. Quienes están llenos del Espíritu Santo y han vivido su particular Pentecostés, pasan a convertirse en lugar y presencia de unidad, de comunidad, de fiesta y de esperanza esperada y por-llegar. No son simples maderas vacías, cuencos estériles. Se han vuelto fuego que enciende la realidad, fuerza creativa y que la hace propicia, que la llena de la vida rebosante de ardor de los discípulos de Jesús el Nazareno. En sus vidas hay algo que se les nota, es la pasión, pasión que incendia no para transformar a los demás en combustibles para sus egos. Son fuegos que encienden toda la vida, que quieren otra vida, que quieren el Reino y lo llevarán en el corazón hecho brasas. Para concluir vale la siguiente pregunta: ¿se puede hacer teología, en todas sus ramas, a partir de algo cotidiano como una cocina a leña? Por supuesto, y es hasta una exigencia para un tiempo en que, harto de discursos abstractos y encendidas cátedras de intelectuales, necesita escuchar las palabras de Jesús en un lenguaje cercano, sencillo y profundo a la vez.
Como lo hacía Jesús, lejos de mejor manera que yo. Lleno de su realidad concreta en cuanto habitante de la Palestina, el Nazareno enseñaba a partir de la experiencia vital propia y de tantas y tantos sencillos, en la vida diaria de su Nazaret y de los sitios que visitaba. Sabiduría genuina, que no necesitaba más que un corazón lleno de su Padre, en unión total. Que el Espíritu Santo los inunde de sus dones ahora en Pentecostés y en cada día, y que puedan, por su inspiración, ver la vida entera con ojos proféticos, ojos que ven en lo aparentemente simple la vida auténtica que nos propone Dios Uno y Trino, en Jesús, que nos regala su presencia por el Espíritu. Ahora, con su permiso, espera la once. En torno a la cocina a leña. Luciano Troncoso Gutiérrez –Bachiller Canónico en Teología (reflexionyliberacion.cl) 01/06/2020
32.¿De verdad tenemos capacidad de cambio?: Juan Manuel Hurtado López
Una crítica desde la sociedad líquida de Sygmunt Bauman
En este tiempo de la terrible pandemia del COVID 19 que ha causado tanto dolor y tanta muerte en el mundo, se escribe mucho sobre el cambio que debe haber en la humanidad después de la pandemia, si es que ésta algún día termina. De tal manera que se afirma que, si no cambiamos como humanidad en la forma de vivir, de comportarnos con la madre tierra, en el uso responsable de los bienes de la creación, en la solidaridad con toda la creación, sobre todo con los más insignificantes –como gusta decir Gustavo Gutiérrez- entonces, de nada habrá servido tanto sacrificio, tanta angustia, tanto confinamiento en nuestras casas. Pero entonces viene la pregunta que no podemos eludir: ¿De verdad estamos capacitados para cambiar, para emprender OTRA manera de vivir diferente a la acostumbrada de despilfarro, de desechar lo que no nos sirve, de consumo desenfrenado, de una vida bastante individualista? Sygmunt Bauman, sociólogo polaco, conceptualizó la posmodernidad como ―modernidad líquida‖. A esto ha dedicado abundantes ensayos que le valieron el reconocimiento internacional y recibió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Sygmunt Bauman prende los semáforos rojos como advertencia de lo que es la tendencia general de la posmodernidad. Un tiempo donde de entrada ya se abandonaron los grandes valores, las grandes narraciones, los principios, el aprendizaje como saber firme. Aún las tradiciones familiares saltaron hechas añicos, y los jóvenes no se ven reconocidos en sus padres, en sus mayores. Por el contrario, lo que se ha ido imponiendo es el consumo desenfrenado de todo para usarlo hoy y tirarlo al día siguiente, es comprar por comprar, probar por probar, el descarte. El individuo –sobre todo los jóvenes, pero no sólo ellos- gasta su tiempo como quiere, se relaciona individualmente con quien quiere por medio de su móvil, tablet o computadora, y corta su relación en el momento que le apetezca. No es una relación de respeto, solidaridad y cohesión. Es una relación de ―clic‖, se establece a la hora que cada quien quiere y en la modalidad que cada quien elige; y se corta con sólo darle ―clic‖. Igual que en el supermercado, se eligen y se desechan mercancías al arbitrio del deseo. En esta sociedad líquida se dice: ―consume, goza, prueba, experimenta…lo demás, el futuro, no importa‖. Goza el ahora. Nos recuerda el ―carpe diem‖ de los romanos. Son ilustrativas esas fotos de jóvenes en torno a una mesa, cada uno con su bebida al frente, pero TODOS mirando cada quien su celular…juntos, pero distantes unos de otros como personas. Quizá un par de afirmaciones de Sygmunt Bauman nos pueden poner en el horizonte de lo que estamos hablando. ―Lo que los ciudadanos del mundo moderno líquido descubren pronto es que en ese mundo no hay nada destinado a perdurar, mucho menos para siempre. Objetos que hoy se recomiendan como útiles e indispensables, tienden a convertirse en historia mucho antes de haber tenido tiempo de asentarse y convertirse en una necesidad o en un hábito. Nada está aquí para siempre, nada parece ser irreemplazable, ésta es la creencia actual. Todo nace con el sello estampado de una muerte inminente, y emerge de la cadena de producción con una =fecha de caducidad= de uso, ya sea impresa o que se presume‖. Esta afirmación de Bauman la vemos confirmada en la variedad de oferta de celulares, tablets, carros, perfumes, implementos domésticos de todo tipo e infinidad de ofertas en los grandes supermercados. Para esto se ha adiestrado a la población: para consumir. Inclusive, los especialistas en mercadotecnia han descubierto que los olores y sabores que experimentamos en la niñez, ahora les son útiles para agregárselos a las cosas que nos venden y así asegurar su éxito comercial.
Otra frase más de nuestro autor: ―El modo de vida en el que han nacido los jóvenes de hoy, hasta el punto que no conocen otro, es una sociedad de consumidores y de la cultura del =aquí y ahora=, inquieta y en perpetuo cambio. Una sociedad que promueve el culto de la novedad y las oportunidades azarosas. En semejante sociedad y semejante cultura, nos aparece como brillante la excesiva cantidad que hay de todo, tantos objetos de deseo como objetos de conocimiento, al igual que la velocidad aturdidora con que llegan los nuevos objetos y desaparecen los viejos. El eco que existe entre los programas de televisión (un torbellino de escotes vertiginosos y estriptis emocionales) y la manera en que nuestro modo de vida nos ha adiestrado y ejercitado para sentir y desear, se miden por ratings de la televisión. Leonardo Boff apuntaba en uno de sus artículos, que él confiaba en que la humanidad como totalidad supiera sacar de la razón cordial la sabiduría necesaria para transitar hacia la vida y no precipitarse en un holocausto. Yo por mi parte, y tras 22 años de trabajar con los pueblos indígenas, apelo al lenguaje simbólico de estos pueblos para poder salir adelante. Y Sygmunt Bauman cree que todavía es posible una revolución cultural que pueda aportar algo al cambio tan necesario.
Termino con una frase de Jean Paul Sartre. ―No somos lo que los otros hacen de nosotros, sino que somos lo que hacemos con lo que los otros han hecho de nosotros‖. (amerindiaenlared.org) 05/06/2020
33.Una secta recorre América: Vicente Battista Buenos Aires. Los Anticuarentena, como algunas de las sectas que le precedieron, alienta el suicidio colectivo. Jim Jones y su Templo del Pueblo, David Koresh y su Davidianos de la Ramao Joseph Kibweteere y su Iglesia del Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos de Dios pueden ser buenos ejemplos. Jim Jones, a los 21 años, fundó en Indiana el Templo del Pueblo. En 1977 se radicó en Guyana, ahí creó Jonestown, una comunidad agrícola que, prometió, sería el Paraíso. Realmente, estaba lejos de serlo: cada quince días, ante el inevitable fin del mundo, Jones convocaba a las Noches Blancas y exigía que sus fieles simularan un suicidio masivo. El 18 de noviembre de 1978 dejó de ser un simulacro: 919 devotos, el 30% de ellos eran niños, bebieron cianuro potásico, un veneno que tarda entre cuatro y ocho horas en producir la muerte y durante ese tiempo provoca sufrimientos atroces. Jim Jones eligió un modo menos doloroso: se pegó un tiro en la cabeza. David Koresh, en cambio, optó por el fuego. Abandonado por su madre cuando tenía 4 años, a su padre jamás lo conoció, a los 11 memorizaba el Nuevo Testamento completo, desde el Evangelio de San Mateo hasta el Apocalipsis de Juan. En 1981 se estableció en un rancho de Waco (Texas) junto a un nutrido grupo de fieles a quienes convenció de que debían prepararse para la inevitable llegada del Mal. El Mal llegó el 28 de febrero de 1993, personificado en policías del estado que rodearon el rancho. El 19 de abril se produjo el asalto definitivo. David Koresh anunció a sus fieles el advenimiento del Apocalipsis, dijo que debían suicidarse para arribar a un mundo mejor. Quemaron el rancho, cuando el fuego se apagó, la policía encontró 86 cuerpos calcinados, uno de ellos era el de David Koresh, 17 pertenecían a chicos y chicas menores de 10 años. No se sabe si Joseph Kibweteere, un exsacerdote de Uganda, logró sus propósitos. Líder de la Iglesia del Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos de Dios, aseguraba que cuando llegase el fin del mundo, sólo los devotos a su iglesia podrían subir a un nuevo Arca de Noé que los trasladaría a la felicidad. El lunes 13 de marzo de 2000 los fieles recibieron un libro de oraciones, una caja de fósforos y una vela, para que su luz los guiara hacia el nuevo mundo. El jueves 16 compraron 70 canastas de Coca Cola, sacrificaron tres vacas y varios pollos, por la noche realizaron una comilona que terminó sobre el amanecer. El viernes 17 ingresaron al templo con las velas y los fósforos que les dieran cuatro días antes. El templo había sido bañado con litros y litros de nafta. Cuando llegó el momento de elevar al cielo la última plegaria, encendieron sus velas. El ambiente inundado de combustible y las llamas de cientos de velas originaron una colosal explosión. Se encontraron 408 cuerpos carbonizados, 78 pertenecían a niños y niñas, que acaso creyeron que estaban ingresando al Arca de Noé. No sé encontró el cadáver de Joseph Kibweteere, aún hay quienes asegurán que él sí logró subir al Arca. Jim Jones, David Koresh y Joseph Kibweteere fueron tres personajes deplorables que mediante una prédica absurda, ajena al mínimo razonamiento, llevaron a la muerte a miles de personas. Los que integran la secta Anticuarentena se nutren del mismo discurso que caracterizaba a aquel trío de ―iluminados‖, pero son más cautelosos: no hablan de suicidios, aunque los alientan. Los infelices que se quitaron la vida como consecuencia de la llegada del Apocalipsis o porque alucinaban
viajar al Paraíso engendraban su propio daño sin condenar a terceros. Por el contrario, los incautos que obedecen las consignas de los líderes de la secta Anticuarentena, no sólo caminan hacia sus muertes posibles, también provocan las de quienes inocentemente los rodean: el contagio de la covid-19 es exponencial, para entenderlo basta con observar los cadáveres acumulados en las fosas comunes de Estados Unidos, Ecuador o Brasil; los presidentes de esos países repudian la cuarentena. Por nuestras calles, esos atroces mandatarios cosechan entusiastas devotos, desde sagaces políticos que destilan el rencor de la derrota hasta estrafalarios economistas reciclados en epidemiólogos, sin olvidar la troupe de obedientes periodistas que, desde el insulto o desde los buenos modales, repiten, palabra a palabra, las mismas frases que les ordenan pronunciar sus severos patrones. Un detalle a tener en cuenta: Jim Jones y David Koresh y tal vez Joseph Kibweteere se suicidaron junto a sus leales discípulos. Los políticos, economistas y periodistas que integran la secta Anticuarentena son algo menos éticos: mientras propugnan ganar las calles y ocupar plazas y parques, permanecen a buen recaudo en la seguridad de sus casas; al menos no se ha visto la cara de ninguno de ellos en las manifestaciones a las que con tanto clamor y fervor invitan. (ecupres.com) 30/05/2020
34.La bondad que te libera: José Neivaldo de Souza ¡Se necesita coraje para ser bueno! Es muy fácil dañar a las personas y moldear las cosas según los intereses del ego sin tener en cuenta la dimensión social del mal. Es difícil recorrer los caminos de la bondad. Rubem Alves diría: ―Las alas del alma se llaman coraje. El valor no es la ausencia de miedo. Es lanzarse, a pesar del miedo‖. A las tres de la mañana, una mujer llama a la puerta y pide ayuda. Ella huye de su marido furioso y violento. Un hermano le da la bienvenida, sin saber quién es y qué pasó. Entonces el esposo llega con una pistola en la mano buscando el lugar donde se escondió, quiere matarla y nadie sabe los motivos. Ante una reacción, mi amiga responde que ella no está allí. El hombre se va... En un gesto de solidaridad, revela que la verdad de los hechos no es mayor que la vida. Él cambió el curso de esa historia sin saber lo que había sucedido. Esta historia es similar a otra narrada por el evangelista Juan (8, 1 -11): una banda de religiosos y moralistas está a punto de apedrear a una mujer. Por ley, siguiendo la certeza de los hechos y una interpretación conservadora, se le permitió morir lapidada. Jesús le da la bienvenida y enfrenta a sus perseguidores invirtiendo la lógica. Quizás interpretó las Escrituras desde la perspectiva de la compasión: "si hubieras sabido lo que significan estas palabras: 'Quiero misericordia y no ofrendas quemadas', no hubieras condenado a los que no tienen la culpa" (Mt 12.7). O quién sabe, es posible que haya corregido la comprensión errónea de quienes intentaron adaptar la Ley sagrada a sus propios intereses, ya que en Levítico (Lev. 20,10) quienes se acuestan con la adúltera no pueden cerrar los ojos ante las consecuencias nocivas del acto. Escribiendo en la arena, el Maestro revela la cara social del adulterio y libera a esa persona de la expiación: "el que no tiene pecado, eche la primera piedra" (Jn 8: 7). En Brasil, desafortunadamente, cada dos horas una mujer es asesinada. El sexismo y los prejuicios tradicionales son una gran amenaza para nuestra sociedad, ya que tienden a delegar un papel de subordinación a las mujeres. La amabilidad es un gesto de amor, no es justiciero ni legalista. Pablo instruyó a los romanos a dar la bienvenida a todos, con amabilidad, incluso a aquellos que, impulsados por sus convicciones, piensan que son buenos ciudadanos: "acogen a los débiles en la fe, con amabilidad, sin discutir sus opiniones" (Rom 14: 1). "Hay bondad que se encuentra en el infierno", bromeó Charles Bukowski, pero la bondad esencial para la vida surge de una verdad que libera. Confucio dijo: "saber lo que es bueno y no hacerlo es una falta de coraje". ¡Se necesita valor para ser bueno! (amerindiaenlared.org) 04/06/2020
35.La cuarentena de la vida en el planeta:
Marcelo Barros Este año, el 5 de junio, que la ONU consagra como un "día internacional del ambiente", nos encuentra a todos en plena cuarentena. En diversos países, los gobiernos ponen en riesgo la vida de la población para garantizar el comercio. Asimismo, desde hace décadas, en las grandes ciudades, el aire nunca ha sido más limpio. En la atmosfera, dos o tres meses de menos contaminación ya han disminuido el agujero de ozono que amenazaba a los seres vivos. En todo el mundo, aves, peces y animales aparecen en plazas y lagunas.