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TEMA DE LA SEMANA: Iglesias se pronuncian ante asesinato de George Floyd y el racismo
1. “La vida de la población negra importa”. Una reflexión pastoral sobre el asesinato de George Floyd desde una perspectiva latina: Cesar Carhuachin* Colombia. El trágico asesinato del George Floyd el 25 de mayo de 2020 en manos de algunos policías de la ciudad de Minneapolis (MN) es un hecho social que merece una reflexión teológico pastoral, porque nuestro trabajo se realiza con una mano en la sociedad y otra en la Biblia. Primero, el asesinato de George Floyd, un hombre afroamericano de 46 años en manos del policía Derek Chauvin y la implicación de otros tres policías, Thomas Lane, J. Alexander Kueng y Tou Thao, es otro hecho más de abuso de autoridad en el uso excesivo de fuerza por la policía en los EUA en contra de la población afroamericana. La ética social cristiana nos motiva a asegurar el cumplimiento correcto del trabajo de los policías y oficiales del orden en la ciudad y el Estado. La autoridad les es conferida a los oficiales por la institución del orden público, que son pagados con nuestros impuestos. Ellos no deben abusar de su autoridad, sino ejercerla para mantener el orden público y proteger al pueblo. Cuando hay abusos hay que denunciarlos ante la institución. Fe cristiana no significa pasividad ni complicidad, sino ser pro-activos y solidarios en este tiempo y afirmar que la vida de la población negra importa. Segundo, el asesinato de George Floyd provocada por el uso excesivo de la fuerza por la policía es un hecho más de racismo en contra de la población afroamericana en los EUA. Es importante reconocer que en los EUA existe un racismo histórico, sistémico y estructural, el cuál es la forma más concreta de pecado. El racismo, como trato discriminatorio sistemático directamente vinculado a la explotación económica para el enriquecimiento de los anglosajones, es el pecado original de los EUA. Esta práctica comenzó contra las naciones indígenas y continuó contra individuos y familias desarraigados brutalmente de sus casas en África. Por más leyes, políticas y programa de educación en los EUA en contra del racismo, los cierto es que éste no ha sido desarraigado de la población, ni de las familias, ni de las iglesias, ni de las escuelas, ni de los policías, ni de los políticos. Porque la vida de la población negra importa es necesario protestar y hacer una crítica positiva a la sociedad de los EUA que erradique el racismo. Tercero, el asesinato de George Floyd en el que están implicados cuatro oficiales de la ley, como expresión de racismo en los EUA debe hacernos reflexionar sobre el racismo que también existe en la comunidad latina. Si bien los grupos indígenas, afro-latinoamericanos, mestizos, asiáticos y otros en América Latina están mejorando en sus relaciones, tenemos que reconocer que en nuestros países se discrimina al indígena y al negro, política y económicamente. El pecado del racismo no es propio de los EUA, sino que está presente en todas las naciones, por eso el racismo es un pecado en contra de la humanidad. Cuarto, los actos de protestas en varias ciudades en los EUA no son ilegítimas, sino que están protegidas por la Constitución de los EUA. Pero, no hay que confundir la legitimidad de las protestas y reuniones pacíficas con la ilegitimidad de los actos de vandalismo. Se entiende el enojo y la frustración por el abuso de autoridad y el racismo, pero, desde la ética cristiana, no debe justificarse la destrucción de bienes públicos y privados por esa causa. Por otro lado, tampoco hay que confundir vandalismo con terrorismo. El terrorismo es cometido por grupos civiles armados que atentan contra bienes del Estado con el propósito de provocar miedo, confusión y desestabilizar al Estado. Las protestas deben expresar su reclamo con firmeza y respeto para todos, porque esto determinará el carácter del movimiento. Quinto, las Iglesias y los pastores/as tienen el mandato cristiano de predicar y trabajar para erradicar las raíces del racismo y el abuso de la autoridad. La Biblia enseña la dignidad de cada persona, porque todos hemos sido creados a imagen de Dios, que Dios ama a todos por igual y que frente al pecado de racismo y otros pecados, la reconciliación entre Dios y una persona es básico, así como también la reconciliación entre una persona y otra. Estamos llamados a: a) erradicar palabras racistas de nuestro lenguaje; b) realizar actividades eclesiales con carácter multirracial de modo intencional; c) educar en las casas e iglesias sobre el respeto y aprecio por los afroamericanos; y, d) valorar la contribución de los afroamericanos al progreso de la nación. El artículo sale en simultáneo en ―El Informador‖ del mes de junio de 2020, en Carolina del Norte, EUA.
* El autor es peruano; pastor de la iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, actualmente en misión como profesor en la UniReformada, Barranquilla, Colombia.
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(alc-noticias.net) 09/06/2020
2. George Floyd: El cardenal Farrell reza por la unidad y serenidad en Estados
Unidos Estados Unidos. En medio de las protestas y la violencia en los Estados Unidos, el cardenal Kevin Farrell reza por la unidad, no por la división. En una entrevista con zenit al margen de la Vigilia por la Convivencia Pacífica en Estados Unidos, organizada por la Comunidad de Sant‘Egidio con sede en Roma, el prefecto del Dicasterio Vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida, expresó que esta es su esperanza. La vigilia de oración, tras el asesinato de George Floyd y las tensiones que atraviesa el país, se celebró el viernes 5 de junio a las 19 horas en la basílica de Santa María in Trastevere, en Roma, y fue presidida por el prelado norteamericano. El evento fue transmitido online y en la página de Facebook de la Comunidad de Sant‘Egidio. En este evento de oración del viernes no había ninguno de los asientos limitados por la distancia social en la basílica romana, y muchos de ellos estaban ocupados por embajadores del Vaticano y otros dignatarios, así como numerosos fieles. Cualquier desbordamiento adicional, se habría extendido a la plaza exterior. En esta entrevista con zenit, el cardenal estadounidense reflexiona sobre su oración por su país, cómo ha estado siguiendo las noticias, y lo que las religiones, pastores e individuos pueden hacer, para construir la unidad. ―Las religiones, si son cristianas, necesitan enseñar la Palabra de Dios. Eso es todo. Todo está en la Biblia‖, dice. El prefecto del Vaticano también denuncia la ―retórica‖ de los medios de comunicación que puede exacerbar la división y la rivalidad. Además, en su homilía, el cardenal Farrell, quien también es camarlengo de la Iglesia Católica Romana, advierte contra las divisiones entre las diferentes razas, pero incluso entre cristianos y católicos. En su meditación el cardenal recuerda las palabras del Papa Francisco en su audiencia general del 3 de junio: ―No podemos tolerar o cerrar los ojos ante cualquier tipo de racismo o exclusión y pretender defender la sacralidad de toda vida humana‖. Al mismo tiempo, debemos reconocer que ―la violencia de las últimas noches es autodestructiva y autodestructiva. Nada se gana con la violencia y mu
cho se pierde‖. ―Queridos hermanos y hermanas‖, subrayó el cardenal Farrell, ―cuando la Iglesia hace resonar las palabras del Evangelio, quiere ser fiel a Jesús, no quiere tomar partido o una categoría frente a otra, no quiere hacer propaganda política o proselitismo para sí misma, sino que quiere simplemente ayudar a la sociedad a promover el bien común y crear lazos de auténtica hermandad entre hombres y mujeres‖. Dijo que ―una cultura de respeto, un sentido de hermandad universal, condiciones de vida dignas, leyes justas son bienes que permanecen‖, mientras advertía que ―las palabras y gestos ofensivos de desprecio, saqueo y violencia no conducen a nada bueno para el futuro‖. ―Por esta razón‖, subraya, ―los cristianos no debemos escondernos y temer, al contrario, precisamente en estos momentos delicados de tensión social debemos estar presentes para abordar el verdadero y duradero bien el justo deseo de igualdad, respeto y justicia que está presente en el corazón de tantos hombres y mujeres‖. ―Pedimos al Señor que mire a todas las víctimas inocentes que han muerto a causa de la injusticia y la discriminación racial, y que su sangre derramada ayude a nuestra amada nación a construir una sociedad verdaderamente pacífica y fraternal‖, rezó. Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant‘Egidio, también habló con zenit, señalando: ―seguimos el ejemplo de Martin Luther King, un gran ejemplo porque en la no violencia, en la oración y en el camino de la reconciliación entre las comunidades, comportará un gran fruto‖. ―Es una larga batalla. Requiere tiempo, pero rezando, trabajando juntos, especialmente abriendo vías pacíficas, uno‖, señala, ―encontrará la solución, y un futuro mejor, un futuro mejor para todos los americanos‖.
zenit: ¿Cómo ha estado siguiendo los acontecimientos en los Estados Unidos?
Cardenal Kevin Farrell: Lo sigo todos los días. Me levanto por la mañana y veo las noticias. La última cosa que hago es ver las noticias.
zenit: ¿Cómo podemos construir la unidad en una época en la que hay tanta división?
Cardenal Kevin Farrell: Creo que todos, y pretendo que todos, incluyendo los medios de comunicación en cierto sentido, necesitan moderar la retórica, porque la violencia comienza en el corazón. Comienza con las palabras. Tenemos que contener eso.
zenit: ¿Qué considera que es parte de esta retórica?
Cardenal Kevin Farrell: Esto lo vemos a través del uso del lenguaje… Hay un poco de bien en todos. Necesi-
tamos mirar a la persona, necesitamos mirar las ideas, discutir las ideas y refutar las ideas.
zenit: Con razón tanta gente está tan molesta por el injusto asesinato de George Floyd, pero al mismo tiempo la violencia no ayuda a lograr nada…
Cardenal Kevin Farrell: Para mí es una señal también cuando se tienen armas por todas partes, por todos lados, todos y en todas partes, bueno entonces la policía necesita estar armada, para defenderse y para defender la sociedad, y entonces una cosa lleva a la otra. Así que reaccionamos con violencia.
zenit: Usted es prefecto del Vaticano, pero le pregunto como pastor, si uno de estos individuos molestos e indignados, demandando justicia, se cruzara en su camino, ¿qué clase de guía pastoral le daría? ¿Cómo razonaría con ellos, explicándoles que es difícil superar los errores y la injusticia, pero la violencia tampoco es la respuesta?
Cardenal Kevin Farrell: Todos tenemos que intentarlo. Es muy difícil responder a ese tipo de preguntas hipotéticas porque al aconsejar a alguien, tienes que tenerlo ahí y tienes que saber y evaluar cuál es su capacidad de razonamiento…
zenit: Las religiones, ¿cómo pueden ser un instrumento para construir la unidad?
Cardenal Kevin Farrell: Las religiones, si son cristianas, necesitan enseñar la Palabra de Dios. Eso es todo. Todo está en la Biblia.
zenit: ¿Hay algo más que quiera añadir que no haya mencionado en mis preguntas?
Cardenal Kevin Farrell: Rezo para que haya paz y serenidad en los Estados Unidos, el país más grande, el líder de todo el mundo. Tenemos una posición en el mundo, desde la que la gente nos mira para resolver sus problemas. La gente nos mira cuando hay un desastre. La gente nos mira para todo. No deberíamos tener miedo de eso. Deberíamos aceptar con gusto la oportunidad de liderar. (es.zenit.org) 08/06/2020
3. George Floyd era una „persona de paz‟, dice su pastor El pastor recuerda a "Big Floyd", muerto a manos de un policía en Minnesota, como un cristiano volcado en sus conciudadanos, apoyando la labor social y espiritual de la iglesia local Estados Unidos. Recorriendo los proyectos de Cuney Homes en Houston, Texas, con un vecindario predominantemente afroamericano, el pastor Patrick "PT" Ngwolo de la iglesia Resurrection Houston fue a buscar discípulos. Volantes en la mano, caminó por las calles promocionando un próximo concierto con los artistas cristianos de rap Reconcile y Corey Paul. En el concierto, un hombre se levantó entre la multitud. Los pastores acudieron a él. "Era Big Floyd (George Floyd)", dijo Ngwolo. "Destacaba entre todos". Antes de mudarse a Minneapolis por una oportunidad de trabajo, Floyd vivió varios años en Houston, Texas, donde fue uno de los líderes de una iniciativa cristiana llamada proyecto de vivienda Cuney Homes, donde realizó un trabajo de discipulado y alcance principalmente entre los jóvenes. George Floyd, murió en el violento arresto de cuatro policías a los que nunca opuso resistencia en Minneapolis, Minnesota, el pasado 26 de mayo. Sus compañeros en el ministerio lo recuerdan como "un hombre de paz". Aunque su persona se rodee, tras su terrible muerte, de actos violentos de protesta en toda la ciudad.
Un referente social y espiritual en su barrio
La relación entre el pastor Ngwolo y Floyd que nació en aquel concierto rápidamente se convirtió en un equipo enfocado en el ministerio de servicio a la comunidad y difusión del Evangelio. Floyd estaba bien conectado y era muy respetado en la zona, y puso con entusiasmo su reputación y su trabajo a disposición de la iniciativa pastoral. "Queríamos hacer un discipulado real, de vida a vida en este vecindario", dijo Ngwolo. "El se aseguró de que fuéramos bienvenidos por los vecinos... eso en la Biblia lo llamamos 'persona de paz'. Nos ayudó y gracias a él pudimos trabajar en su vecindario". Así, la cancha de baloncesto local del barrio se convirtió en terreno sagrado, y se convirtió en el local de "Iglesia en los ladrillos". Floyd se convirtió en una figura central del programa de evangelización y alcance cristiano, dijo Ngwolo. "Todo, desde los oradores hasta las sillas, las mesas, todo tenía que cargarse de un lugar a otro", dijo Corey Paul, uno de los compañeros de Floyd -no sólo como cantante- en el ministerio en el barrio. Floyd se ofreció como voluntario para instalar y desmantelar los eventos en la cancha, a veces cargando 30 sillas a la vez, dijeron sus amigos. En uno de estos eventos en el vecindario, en el verano de 2015, el amigo de Floyd, Nijalon Dunn, fue bautizado. "Esa experiencia fue monumental", dijo Dunn. "Hablamos de que Big Floyd es, una persona de paz, un guardián. Era alguien de la comunidad que les dio fuerza a los hermanos y hermanas para anunciar el Evangelio. Para
poder ser bautizados en un lugar como Cuney Homes, fue una señal de esperanza".
Trabajando entre el dolor por la justicia y la paz
Ngwolo cree que las iglesias deben ser intencionales no solo para difundir el evangelio, sino también para apoyar el desarrollo de comunidades que están luchando por su vida. "Si hablamos de discipulado, el desarrollo comunitario es discipulado ...hay que estar en esos espacios, cerca del dolor que ves", dijo Ngwolo, que alienta a los cristianos en posiciones de poder a usar su influencia en la búsqueda de la justicia. Ngwolo dijo que comprende por qué la gente está enojada. "No solo lo entiendo, lo comparto", dijo, pero ante la indignación "todos necesitamos a Jesús, y todos necesitamos esperanza, y todos necesitamos ayuda". Dunn se hizo eco en sus declaraciones con este sentimiento, aunque animó a evitar hacer cosas que no estarían "en el espíritu de Big Floyd". "Una persona que está en la vida diaria y ve algo como lo ocurrido a Floyd se indigna, con razón, y nosotros también, pero en diferentes niveles. Esto sucede todos los días", dijo Corey Paul, el artista cristiano de rap; que añade que "por desgracia esto no es solo un documental de Netflix, y por desgracia para nosotros... es normal... hay muchos Floyds". Paul espera que la muerte de su amigo pueda despertar la comprensión y la conciencia del problema sistémico de la imjusticia racial, especialmente entre los cristianos. (evangelicodigital.com) 30/05/2020
4. Teología para Millennials: “El sacrificio de George Floyd” Ciudad de México. El padre Mario Arroyo Martínez Fabre dentro de su serie de artículos ―Teología para Millennials‖, comenta en zenit este lunes, 8 de junio de 2020, la lamentable muerte de George Floyd, así como las protestas subsiguientes, que ―dan mucho que pensar‖. ―Racismo y abuso del poder sintetizados en una dolorosa imagen‖, escribe. El descontento global ―es comprensible y justificado‖. La pregunta que queda en el aire es, ―¿el modo de protestar también lo es?‖. Sigue leyendo para descubrir el análisis que hace el presbítero mexicano, licenciado en Filosofía por la Universidad Panamericana, México D.F.
El sacrificio de George Floyd
La lamentable muerte de George Floyd, así como las protestas subsiguientes, dan mucho que pensar. La imagen de Derek Chauvin con la rodilla sobre el cuello de Floyd es icónica de la prepotencia del poder y muestra, gráficamente, la idea de una opresión que aún perdura. Racismo y abuso del poder sintetizados en una dolorosa imagen. El descontento global es comprensible y justificado. La pregunta que queda en el aire es, ¿el modo de protestar también lo es? En una sociedad civilizada existen los cauces legales para denunciar el crimen de asesinato y abuso de poder. La prepotencia no quedará impune. Derek Chauvin ya está detenido en un penal de alta seguridad, a la espera del justo juicio. En la sociedad civilizada también existen los cauces para manifestarse civilmente y mostrar la indignación, incluso a través de los medios de comunicación y redes sociales. ¿Es necesario destruir, incendiar, agredir? Hay un tufillo extraño en todo este asunto. No hace falta ser guionista de House of Cards para darse cuenta de que le están sacando el máximo beneficio político a la muerte de George Floyd. Y, a decir verdad, si indigna el modo absurdo e inmisericorde con el que encontró la muerte, también indigna el oportunismo político, que quiere capitalizar con su sacrificio, en vísperas de una contienda electoral. Los que mueven los hilos se frotan de gusto las manos con la muerte de Floyd, pues le sacarán partido, y eso es repugnante, como también lo es el que utilicen la conmoción pública y el idealismo de los jóvenes para ―jalar agua hacia su molino‖. Tanto desprecio por la vida de Floyd manifiesta el que se la quitó como el que la utiliza. El mensaje transmitido es realmente lamentable, pues supone el fracaso de la civilización, y lo triste es que lo encarnan jóvenes, es decir, los protagonistas del futuro. La idea comunicada es muy clara: la civilización, las instituciones, no sirven. Solo la violencia soluciona las cosas; hay que ahogar la violencia –el asesinato de Floyd- con una frenética espiral de violencia todavía peor. Es el fin de la civilización y la legitimación de la barbarie; no se debe responder a la violencia ciega con la violencia absurda, porque nos ponemos al mismo nivel, nuestro justo reclamo pierde legitimidad. Ahora bien, ¿cómo hacérselos comprender a los manifestantes?, ¿cómo hacerles ver que están siendo utilizados como tontos útiles en una contienda electoral?, ¿cómo evidenciarles que son usados como carne de cañón política?, ¿cómo hacerles ver que su ingenuo idealismo es capitalizado por otros, no por George Floyd ni por las personas de color? Todo eso es necesario para recuperar la confianza en las desprestigiadas instituciones y en la civilización,
pues de lo contrario, el remedio resultaría peor que la enfermedad. Un camino es preguntarnos, comparar y contextualizar. La muerte de Floyd es un hecho prepotente y cobarde y no debe quedar impune. Pero la factura deben pagarla los culpables y no debe ser utilizada como carta política, porque sería profanar su sacrificio, prostituir la indignación pública. Esa muerte es un hecho a la vez doloroso, cobarde e irremediable. Pero, ¿los policías solo abusan de las personas de color? ¿Por qué no se dan protestas similares por el abuso de los indocumentados? Ok, quiero defender a las personas de color, porque detesto el racismo. Bien, en lo que va del 2020, Boko Haram ha asesinado a 620 cristianos de color en Nigeria, ancianos, mujeres, niños… ¿he protestado?, ¿he manifestado mi indignación?, ¿he hecho algo para defenderlos? Ni siquiera consiguen un recuadro pequeño en los periódicos. La pregunta es, si no me manifiesto contra todos los abusos de la autoridad –no lo hago con los ilegales-, ni contra todos los asesinatos de personas de color –los cristianos asesinados en Nigeria me tienen sin cuidado- ¿por qué estoy dispuesto a destruir todo por este caso? ¿En qué benefician mis destrozos a George Floyd? ¿Qué ventaja obtienen las personas de color? ¿Quién saldrá ganando realmente? Vale la pena preguntárselo. (es.zenit.org) 08/06/2020
5. Llega el cuerpo de Floyd a iglesia de
Houston para su último adiós Houston. El cuerpo de George Floyd llegó a una iglesia de Houston el lunes para el último funeral público del afroestadounidense cuya muerte a manos de un policía de raza blanca en Minneapolis desató protestas en todo el mundo y exhortos a reformar el sistema policial en Estados Unidos. Sus restos llegaron en un féretro dorado que fue escoltado por policías de Houston hasta la iglesia Fuente de Oración. Un periodo de seis horas de acceso público estaba programado para iniciar después del mediodía. Antes de la llegada del ataúd, trabajadores de la iglesia realizaron un enorme arreglo floral, en uno de cuyos lados rosas blancas formaban un corazón y las iniciales ―BLM‖, de la frase Black Lives Matter, fueron creadas con rosas azules en la parte superior del corazón. El otro extremo del arreglo floral tenía rosas rojas formando un puño levantado. Los dolientes deberán portar cubrebocas y guantes, y cumplir con las normas implementadas para frenar la propagación del coronavirus. El funeral de Floyd se realizará el martes, seguido de su entierro en el cementerio Houston Memorial Gardens en el suburbio de Pearland, donde sus restos quedarán al lado de los de su madre, Larcenia Floyd. George Floyd murió el 25 de mayo después que el policía Derek Chauvin, de Minneapolis, oprimió su cuello con la rodilla durante varios minutos pese a que el detenido perdió el conocimiento. Su muerte generó protestas en todo el mundo y atrajo la atención al trato que la población de raza negra recibe de parte de la policía y el sistema de justicia penal. El exvicepresidente Joe Biden planea viajar a Houston para reunirse con la familia de Floyd y proporcionará un mensaje en video para el funeral de Floyd. Los planes del candidato demócrata a la presidencia descritos el domingo por un asistente de Biden no incluían acudir al funeral. Biden espera ofrecer sus condolencias a la familia, de acuerdo con el asistente, quien discutió los planes del ex vicepresidente a condición de permanecer en el anonimato. (jornada.com.mx) 08/06/2020
6. George Floyd fue sepultado, pero la repulsa sigue viva Nueva York. George Floyd fue enterrado ayer en Houston rodeado de su familia y las de otros afroestadunidenses víctimas de la violencia racista oficial, pero el movimiento que su muerte detonó siguió vivo en las calles del país obligando a la cúpula política a promover reformas y retirar símbolos del racismo institucional histórico en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el presidente Donald Trump –no invitado, ni esperado ni mencionado explícitamente en esta última ceremonia fúnebre–acusó falsamente a Martin Gugino, pacifista de 75 años hospitalizado después de ser tumbado al suelo por policías en una de las protestas por el asesinato de Floyd, de ser un provocador antifa, en referencia a una agrupación informal de activistas que se identifican como antifascistas que han sido responsabilizados por la Casa Blanca y sus aliados de la ola de protestas, y que podría haber sido un acto engañoso. En la última ceremonia fúnebre para Floyd en su ciudad, Houston, la familia de la víctima, algunos líderes de derechos civiles, familiares de otras víctimas afroestadunidenses asesinados por policías en los últimos años y dos filas de oficiales de policía saludaron al paso del ataúd. La ceremonia fue transmitida por televisión; se recordó a la persona y su fin violento, y también como un caso que ha detonado una ola de protestas contra el racismo
institucional y su violencia oficial sin precedente desde los años 60. Tan potente se ha vuelto el caso que la cúpula política nacional, el gran empresariado –la Bolsa de Valores de Nueva York mantuvo silencio por 8 minutos y 46 segundos (el tiempo que el policía blanco tuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd) al iniciar la ceremonia–y figuras públicas de todo tipo se han visto obligadas a reconocer el grave y profundo problema que viene desde el origen del país y persiste en las palabras no puedo respirar hoy día. Joe Biden, ex vicepresidente y virtual candidato presidencial demócrata, declaró por videomensaje: este es el momento por la justicia racial. El alcalde de Houston, Sylvester Turner, declaró que lo honramos hoy porque cuando tomó su último aire, ahora el resto de nosotros podemos respirar, y anunció desde el altar que estaría emitiendo una orden ejecutiva para prohibir tácticas de contención física con llaves al cuello, entre otras. De hecho, continuaron los anuncios en diversas ciudades sobre nuevas prohibiciones de tácticas policiacas de forcejeo físico y compromisos para otras reformas. En Washington, el concejo municipal ya las prohibió; también la policía en Phoenix. Al mismo tiempo, van cayendo símbolos históricos racistas. El alcalde de Birmingham, Alabama, ordenó la remoción de una estatua en honor a la Confederación –los estados sureños que intentaron romper con la unión en parte por la pugna sobre la esclavitud que llevó a la guerra civil en el siglo XIX–mientras en Virginia el gobernador ordenó quitar una estatua de Robert E. Lee, general de las fuerzas de la Confederación, en Richmond (la cual ha estado ahí por más de un siglo, pero que ahora está marcada con lemas de Black Lives Matter), y el alcalde de Jacksonville, en Florida, ordenó remover estatuas de soldados de la Confederación; otras figuras y símbolos vinculados con el racismo han sido removidos en lugares como Filadelfia, mientras otros han sido vandalizados y marcados con consignas contra el racismo. La Marina ha ordenado la prohibición de la bandera de la Confederación en todo lugar público. Los Marine ya habían ordenado lo mismo. En tanto, la nueva valla alrededor de la Casa Blanca ha sido convertida por manifestantes en un muro de conmemoración de víctimas de violencia policiaca con obras de arte, fotos, dibujos, flores y listones sobre los nombres. (jornada.com.mx) 10/06/2020
7. El asesinato de Floyd desata protestas históricas en Estados
Unidos Miles de personas han salido a las calles para denunciar el racismo. También se han producido saqueos y enfrentamientos violentos Las noches en decenas de ciudades de Estados Unidos se han visto sacudidas por protestas, en algunos casos con situaciones violentas, tras la muerte de George Floyd a manos de un policía durante una detención en la ciudad de Minneapolis. Las imágenes de Floyd en el suelo, inmovilizado por un agente que no atiende a su petición de que le dejase respirar, ha conmocionado la conciencia de miles de personas. A pesar de las restricciones por la situación del coronavirus, se han producido concentraciones en 75 ciudades de Estados Unidos. En algunos lugares se han producido enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. En Nueva York, Chicago, Filadelfia o Los Angeles los disturbios también han dejado edificios quemados y saqueos. Incluso en Ohio se produjo el asalto del Capitolio. Según la agencia AP, en los últimos días se han producido más de 4.400 detenciones relacionadas con las protestas ciudadanas. El fin de semana también se produjeron manifestaciones en ciudades alrededor del mundo, en solidaridad con la comunidad negra. Londres, Berlín, Roma o Copenhague convocaron a miles de personas.
“George Floyd ayudó a la causa del evangelio”
Antes de mudarse a Minneapolis por un trabajo que consiguió a través de un programa de empleo cristiano, George Floyd vivió en Houston (Texas), donde lideró una iniciativa llamada ―Cuney Homes housing project‖. Floyd se encargaba de discipular y alcanzar a jóvenes. ―Era una persona de paz, que ayudó al avance del evangelio en este lugar‖, explicó Patrick PT Nwolo, pastor de la iglesia Resurección en Houston, que trabajó codo con codo con Floyd. En declaraciones a Christianity Today, Nwolo dice que Floyd ayudó a la iglesia a ampliar sus servicios para jóvenes a través del deporte y actividades de ocio. ―Quería ver a los jóvenes dejar las armas atrás y que Jesús estuviera presente en las calles‖, explicó el cantante y amigo Ronnie Lillard.
Ngwolo dijo que comprende el enfado de la gente. ―No solo lo entiendo, lo comparto‖, dijo, pero ante la indignación ―todos necesitamos a Jesús, y todos necesitamos esperanza, y todos necesitamos ayuda‖. Son muchos los líderes evangélicos que se están expresando a raíz de la muerte de Floyd, el racismo y la
situación que se ha desatado en Estados Unidos en los últimos días. (protestantedigital.com) 01/06/2020
8. Muerte de Floyd desata destrucción de estatuas racistas en EU y Europa Boston/Londres/Bruselas. Las protestas por la muerte del afroestadunidense George Floyd han derivado en la destrucción de estatuas racistas y esclavistas en varias ciudades de Estados Unidos y Europa. Una estatua de Cristóbal Colón fue decapitada en la noche del martes en Boston, última víctima del movimiento que exige la retirada de estatuas que consideran que simbolizan el racismo. La estatua del navegante genovés que llegó a América en 1492 financiado por la Corona española se halla sobre un pedestal en el parque Cristóbal Colón, en el corazón de la ciudad. Desde hace varios años era blanco de polémica, como otras estatuas de Colón en el país y en el mundo, y ya había sido grafiteada. Otra estatua de Colón fue arrancada el martes de noche en Richmond, Virginia, y arrastrada hasta un lago, según el diario local. El espectacular derribo por los manifestantes de la estatua en Bristol de un comerciante de esclavos del siglo XVII causó indignación en el gobierno británico, pero el alcalde de la ciudad afirmó que prefiere dejarla en un museo que reinstalarla. "DERRÍBENLAS TODAS. En todas partes", escribió en Instagram el seis veces campeón de Fórmula 1 Lewis Hamilton, que afirmó estar "orgulloso" de los manifestantes que atacaron la estatua de bronce de Edward Colston, erigida en 1895 en una calle que lleva su nombre en esa ciudad del suroeste de Inglaterra. El domingo fue arrancada de su pedestal por personas que protestaban por la muerte de George Floyd. La ciudad belga de Amberes (norte) retiró ayer una estatua vandalizada del ex rey Leopoldo II, controvertido personaje del pasado colonial de Bélgica, en plena ola de protestas antirracistas en el mundo. "La estatua fue severamente vandalizada la semana pasada y será restaurada por el Museo de Escultura al Aire Libre de Middelheim", dijo Johan Vermant, vocero del burgomaestre de Amberes. (jornada.com.mx) 10/06/2020
9. EU, entre un matón neofascista en la Ca
sa Blanca y un liderazgo demócrata agotado; de ahí la rebelión:
Cornel West Nueva York. Estamos atestiguando una rebelión. Es bello ver la cantidad de protestas y las dimensiones y amplitud de todos los colores, todos los géneros, todas las orientaciones sexuales, todas las etnias e identidades religiosas de Estados Unidos, afirma el doctor Cornel
West, profesor en Harvard y Princeton, filósofo y teólogo, y prominente intelectual público afroesta
dunidense, una de las voces más necesarias y de referencia en esta coyuntura marcada por la ola de protesta antirracista más amplia en medio siglo. West se define como un intelectual público y promotor de la justicia racial a través de las tradiciones de la iglesia afroestadunidense, la política progresista y el jazz. Es integrante de Democratic Socialists of America; autor de 20 libros, entre los que destacan Race Matters y Democracy Matters: Winning the fight against imperialism, orador electrizante y de larga presencia en las luchas progresistas de las últimas décadas. West ofrece historia, música y un profundo conocimiento de la dinámica política y social de este país. Al hablar recientemente de las protestas, West indicó: esto ha sido desatado por la muerte de George Floyd (el afroestadunidense asesinado por un policía blanco) combinado con la pandemia, niveles de desempleo masivo tipo Gran Depresión y un neofascista mandando en este Estado-nación. Sobre las protestas a las que llama una rebelión, subraya que hay una nueva y maravillosa militancia moral, una intensidad cotidiana en protestas pacíficas y la organización local de grupos que en el pasado apenas se hablaban entre sí, pero que ahora están juntos luchando, caminando las calles juntos, y yendo a la cárcel juntos. Al comentar sobre la ceremonia fúnebre esta semana de Floyd, West dijo que los afroestadunidenses ―somos un pueblo que ha sido crónica y sistemáticamente odiado por 400 años, pero que le ha enseñado al mundo tanto sobre el amor… después de 400 años de ser traumatizados queremos ofrecer curanderos; eso es Frederick Douglass, eso es Martin King, Curtis Mayfield. ¿Qué tiene este pueblo negro, tan plenamente subyugado, que quiere libertad para todos? Ese es el gran regalo al mundo precisamente desde las entrañas del imperio estadunidense. ―Tenemos un amor que el mundo no nos puede quitar. La supremacía blanca podría hacer que ser negro sea un delito, pero rehusamos bajarnos a las alcantarillas. Vamos a irnos dando de golpes como Ella Fitzgerald, Muhammad Alí, en nombre del amor y la justicia… Y lo
estamos haciendo para todo el mundo‖, comentó en entrevista para CNN. El estallido social que ha durado más de dos semanas y se ha expresado en más de 600 ciudades y pueblos genera nueva esperanza para el país, aunque la crisis actual –salud, económica y violencia racial–muestra a Estados Unidos como un fallido experimento social. Advierte que el sistema no puede reformarse por sí solo, ya que políticamente a nivel de cúpula Estados Unidos se encuentra entre un matón neofascista en la Casa Blanca y un ala neoliberal con liderazgo agotado del Partido Demócrata. Ante ello, los pobres y los trabajadores negros, morenos, rojos, amarillos, de todo color, son los excluidos y se sienten totalmente sin poder, sin ayuda, sin esperanza, y de ahí la rebelión. En otra entrevista, resumió así la coyuntura: la respuesta multirracial al asesinato policiaco de George Floyd que ahora se está vertiendo en una resistencia política al saqueo legalizado de la avaricia de Wall Street, el despojo del planeta y la degradación de mujeres y los gays significa que aún estamos luchando, a pesar de todo. Si la democracia radical muere en Estados Unidos, que se diga que hicimos de todo con todo contra las botas del fascismo estadunidense que intentaron aplastar nuestros cuellos. Repite siempre su famosa frase: La justicia es como el amor, se ve en público. West ha colaborado en tres discos de palabra hablada, en los que tambien participaron Prince, Jill Scott, Talib Kweli entre otros, y también ha colaborado en proyectos de jazz y ha inspirado a un grupo de rap. Es un guía esencial para estos tiempos. Se puede consultar: (http://www.cornelwest.com) (jornada.com.mx) 12/06/2020
10.EU: del I have a dream al I cant‟ breath:
Katu Arkonada El asesinato policial de George Floyd ha provocado un levantamiento antirracista y antifascista en Estados Unidos, que retoma el Black Lives Matter puesto en marcha en 2013 tras el asesinato por un disparo policial en el pecho del adolescente Trayvon Martin, y que cobró fuerza en 2014 tras ser abatido a tiros en Ferguson, también por la policía, Michael Brown. Tal y como transcurren los acontecimientos, es probable que la muerte de una persona tenga cuanto menos la misma incidencia en el resultado de la elección presidencial de noviembre que la crisis del Covid-19 que ya ha cobrado la vida de más de 110 mil estadunidenses. A Floyd, guardia de seguridad que había quedado desempleado por la pandemia, le ahogaron durante ocho minutos y 46 segundos con la rodilla en su cuello por haber pagado un plato de comida con un billete de 20 dólares falso. Pero el asesinato de George Floyd es la punta del iceberg de un sistema basado en el racismo y el clasismo que permite, según la web Mapping Police Violence, que 99 por ciento de las muertes a manos de la policía entre 2013 y 2019 hayan quedado impunes. Tan sólo en 2019 hubo mil 42 personas muertas por disparos policiales. De ellas, según una investigación del Washington Post, por cada millón de habitantes 12 eran blancas, 23 hispanas, y 31 afroamericanas. Es decir, en Estados Unidos tienes casi tres veces más probabilidades de morir por disparos de la policía si eres negro. Otra estadística terrorífica muestra que, aunque en EU aproximadamente 50 por ciento de las personas asesinadas son blancas, 80 por ciento de los condenados a muerte lo son por haber matado a una persona blanca. Y si pensamos la pandemia de coronavirus que azota el planeta, en Estados Unidos, con 13 por ciento de la población afroamericana, 26 por ciento de las muertes por Covid-19 son de raza negra. Se hace necesario darle un vistazo al proyecto The Covid Racial Data Tracker para comprobar que quienes más están muriendo por Covid-19 son personas afroamericanas, latinas e indígenas. Todo ello, a menos de cinco meses para una elección presidencial donde,en principio, era casi segura una relección de Trump, basada en los buenos datos del crecimiento económico y la reducción del desempleo, frente a un Partido Demócrata en crisis y un candidato gris como Joe Biden. Sin embargo, hoy, con una crisis sanitaria que se traduce en una crisis económica y social sin precedente, que ha dejado más de 40 millones de desempleados entre marzo y mayo, y una previsión del FMI de contracción del PIB de 6 por ciento, Trump ya no está tan seguro de la victoria y comienza a dar síntomas de nerviosismo. Por eso el magnate se repliega sobre su núcleo duro tuiteando el 29 de mayo ― When the looting starts, the shooting starts‖ (el saqueo lleva a los disparos), que hace referencia a expresiones utilizadas por policías y racistas en 1967 en pleno auge del movimiento por los derechos civiles, y en 1968, año del asesinato de Martin Luther King. El 31 tuitea: ― Law & order!‖, la misma frase con la que Richard Nixon ganó las elecciones en 1968.
Enfrente de Trump, la población afroestadunidense, migrantes, estudiantes, mujeres y ambientalistas, con la duda de si Biden va a ser capaz de articular todas sus demandas y sumar además de los sectores del establishment a los que representa, la izquierda que acaudilla Bernie Sanders. Para ello va a ser importante su acompañante como vicepresidenta, que con toda seguridad va a ser una mujer. Es difícil que sea Amy Klobuchar, con un perfil de centro parecido a Biden, pero tampoco Elizabeth Warren, muy a la izquierda para el establishment demócrata. La elección de vicepresidenta podría estar entre tres mujeres afroestadunidenses, la senadora por California, Kamala Harris, la ex candidata a gobernadora de Georgia, Stacey Abrams, y la congresista por Florida, estado clave, Val Demings. Y así como el Make America great again fue un mensaje potente que permitió a Trump ganar una elección, el Black lives matter está dando también una batalla en redes sociales, donde una de las figuras más importantes está siendo Bernice King, hija de Martin Luther
King, quien publicó una carta de 1963 de su padre
desde la cárcel, donde afirma que la mayor piedra con la que se tropieza la liberación negra no es el Ku Kux Klan, sino los blancos moderados, que prefieren una paz negativa entendida como ausencia de tensión, a una paz positiva comprendida como realización de la justicia. Luther King señalaba en esa carta que la experiencia les ha enseñado de manera dolorosa que la libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor, sino que debe ser exigida por las y los oprimidos. Del Make America great again al Black lives matter. Del I have a dream, de Martin Luther King en 1963, al I can‘t breath, de George Floyd en 2020, la pandemia está cambiando el tablero geopolítico, y el levantamiento del pueblo estadunidense contra el racismo estructural en su sociedad podría cambiar también el resultado de las elecciones presidenciales. Mientras tanto, no hay suficiente fuego que pueda traer justicia por el asesinato de George Floyd y el resto de víctimas de la violencia policial y racial en Estados Unidos. (jornada.com.mx) 06/06/2020
11.“No puedo respirar”: Elizabeth Maier* Estados Unidos. Hace tres años, el mariscal de campo Colin Kapernick perdió su empleo como jugador estrella del futbol americano por atreverse a hincarse sobre una rodilla durante el canto del himno nacional, en rechazo simbólico al enraizado racismo policiaco en Estados Unidos. En la era cibernética, la brutalidad policiaca ha sido captada en videos que constatan el creciente cobro de vidas de hombres –y mujeres–afroestadunidenses por infracciones menores o inexistentes. Tres años después, a plena luz del día, con la mano casualmente en la bolsa de su pantalón y una expresión de indiferencia en su rostro, un policía de Minneapolis, Minnesota, le quitó la vida a un hombre negro, arrodillándose durante casi nueve minutos sobre el cuello de su víctima, quien estaba esposado y tirado en el suelo. Dos policías más se hincaron sobre su espalda y otro atestiguó el hecho con un aire de indiferencia. Grabaciones del hecho circularon por el mundo, provocando protestas diurnas pacíficas, que en la oscuridad de la noche se volvieron violentas, aprovechadas por pequeños grupos anarquistas de ultraderecha e izquierda y grupos vandálicos para incendiar edificios, carros y saquear negocios, registrando así la mayor destrucción de propiedad desde las revueltas antirracistas de los años 70. Las marchas se han engrosado cada día, decenas de miles de personas se construyen una colectividad de dolor, rechazo, presencia y resistencia no vista en el país desde hace décadas, convirtiéndose así en las protestas antirracistas más masivas en décadas. Inicialmente, cuando los edificios y carros en llamas captaron la atención de los grandes noticieros, sus locutores debatieron entre llamar a las manifestaciones protestas o revueltas. Empero, comentaristas, activistas y académicas(os) afroestadunidenses enfatizaron la importancia de su carácter antirracista y no eclipsarlo destacando la violencia. Recordaron también que la azarosa veta destructiva de las protestas sociales fue descrita por Martin Luther King como el lenguaje de las personas no escuchadas. En todo caso, subyacente a las adoloridas consignas de los y las marchistas –en su mayoría jóvenes negros, pero novedosa y significativamente multirracial y multiétnica–existen sentimientos de profundo hartazgo y desconfianza en un sistema que a más de un siglo del fin de la esclavitud no ha podido reconocer, ni mucho menos erradicar, los mecanismos de la reproducción de la desigualdad racial. Al contrario, el sistema de justicia del modelo neoliberal ha controlado los cuerpos de los barrios afroestadunidenses y latinos con estrategias y equipos policiacos crecientemente militarizados. La privatización de las cárceles, insertada en la dinámica de demanda y oferta del libre mercado, ha resultado en políticas policiacas y judiciales que garantizan e institucionalizan la oferta de cuerpos negros y morenos apartados de sus comunidades y familias, en condicio-
nes físicas y sicológicas desalmadas, reditando así formas modernizadas de -esclavitud. La violencia policiaca actual y la consiguiente crisis política-institucional se insertan en un complejo contexto de crisis, que a las cifras aún ascendentes de contagio y muerte por el Covid-19 suman las estadísticas crecientes de desempleo y pobreza. No es casual que en ambas categorías las comunidades afroestadunidenses y latinas registren significativamente mayores porcentajes de afectación que el de su peso demográfico. En plena emergencia sanitaria y frente al alto grado de contagios, enfermedad y defunción que pagan las comunidades de menores ingresos, la determinación de impugnar la violencia policiaca racista se vuelve una lucha por la vida en medio de múltiples amenazas de muerte: una lucha impostergable en la que se protege al cuerpo colectivo e individual con cubrebocas –y en algunos casos con guantes de hule–y se autoimponen reglas en las marchas –difícilmente cumplidas–de sana distancia. Con casi 2 millones de enfermos(as) y 108 mil muertes por Covid-19, cerca de 40 millones de desempleados (expertos [as] predicen entre 20 y 30 por ciento de desempleo total) y el confuso, contradictorio, provocativo y aun ausente liderazgo presidencial, el país más rico y poderoso del mundo agoniza entre múltiples e interseccionadas crisis que finalmente interrogan no sólo al modelo neoliberal sino al propio orden político de la democracia liberal. La situación ha desnudado al emperador discursivo de la libertad, la igualdad y la movilidad social, revelando las dimensiones de injusticia que sustentan el actual orden socioeconómico. Clase, raza, etnicidad, género y estatus migratorio se articulan en el amoldamiento de cuerpos explotados, dóciles y útiles, como diría Foucault, sobre quienes se inscriben los límites de lo permitido y no permitido. El asesinato de George Floyd en Minnesota y los otros homicidios policiacos recientes en otros estados (Ahmaud Arbury fue un joven afroamericano asesinado hace unos meses por vigilantes civiles mientras trotaba en un barrio blanco de Georgia; Breonna Taylor, enfermera de pacientes de Covid-19, fue asesinada cuando dormía en su hogar por la policía de Kentucky en un operativo equivocado) movilizaron un arcoíris de jóvenes determinados a reconfigurar dichos límites, pugnando pública y colectivamente por cambios sistémicos que encaren la historia y las consecuencias del racismo en Estados Unidos, justo en un momento en que el desproporcionado porcentaje de muertes de afroestadunidenses por Covid-19 y la violencia policiaca resultan un doloroso pero didáctico ejemplo. Por esto, el asfixiado suspiro de muerte de George Floyd de no puedo respirar no sólo evoca los dispositivos sociales de amenaza mortal de la violencia policiaca o el contagio viral para las comunidades negras, sino que simboliza las condiciones mismas de vida dentro de un orden económico, social y cultural enraizado y edificado sobre la construcción diferenciada de raza. En los tiempos actuales de tanta incertidumbre, el nihilismo y la esperanza, el hartazgo y la convicción se mezclan entre las multitudes en las calles, quienes después de casi medio siglo de política neoliberal de individualismo, ganancia y consumo ensayan nuevos imaginarios de comunalidad basados en el valor de la diversidad y el ánimo de enfrentar las complejidades de la deconstrucción de la desigualdad. Y con ello, vislumbrar que otro mundo es posible. * Profesora-investigadora de El Colef, adscrita al Departamento de Estudios Culturales. (jornada.com.mx) 10/06/2020
12.El Consejo para la Misión Mundial publica la declaración "No puedo respirar" invitando a todos a enfrentar la injusticia Suiza. El Consejo para la Misión Mundial publicó una declaración, titulada "No puedo respirar", que refleja que las comunidades étnicas negras y minoritarias, así como los trabajadores migrantes, son tratados como mano de obra barata y desechable, a menudo se les niega la igualdad de derechos, salarios y dignidad. "COVID-19 revela la pandemia de desigualdad que nos rodea", dice el comunicado. "Estas estadísticas y realidades enmarcan vidas, muertes y un sistema". Vivimos dentro del contexto muy hostil de dos mundos sorprendentemente diferentes: el mundo de los privilegiados y el de los desfavorecidos, el mundo de los blancos y el de los negros y marrones, el mundo de los que tienen y el de los que no tienen, declaración continúa. "Estos dos mundos son el resultado del racismo arraigado, que alimenta la violencia sistémica contra los negros y las minorías étnicas, perpetúa las injusticias y genera pobreza". Debemos levantarnos contra esta pandemia de injusticia y el racismo y los legados de la esclavitud que la sustentan, urge la declaración. "Nosotros, la comunidad cristiana, acabamos de observar la temporada de Pentecostés cuando celebramos cómo el Espíritu de Dios se respira de nuevo sobre los discípulos", concluye el texto. "Este acto de respiración, sobre los discípulos afligidos, simboliza una nueva creación, un estallido de una nue-
va vida en medio de la muerte, la depresión y la desesperación". (oikoumene.org) 11/06/2020
13.Círculo de teólogas africanas preocupadas: "¡Mamá, mamá... no puedo respirar!" El Círculo de Teólogas Africanas Preocupadas publicó una declaración titulada "¡Mamá, mamá... no puedo respirar!" que expresa angustia por la muerte de George Floyd a manos de un policía. "Floyd suplicó por su vida en vano hasta que finalmente sucumbió a la muerte", se lee en el comunicado. ―La comunidad ha estado suplicando, 'Black Lives Matter'. " La profunda herida del racismo no solo se encuentra en los EE. UU., Sino que es una estructura mundial de opresión, continúa el comunicado. "Desde los días del colonialismo, cuando el racismo sirvió como instrumento de la supremacía blanca, se ha mantenido incorporado en la economía global, la política y los sistemas de conocimiento", dice el texto. "Estamos llamados a permanecer eternamente atentos a su llamado a la Madre: 'Mamá ! ¡Mamá... no puedo respirar! " Las madres en todas partes están llamadas a embarcarse en un viaje por la justicia contra el asesinato, el racismo y todas las demás formas de discriminación, insta a la declaración. "Seguimos llamados al deber de proteger la santidad de todas las vidas al exponer, oponer estructuras de discriminación y buscar un espacio para nutrir toda la vida", se lee en el texto. ―Hasta que verdaderamente hayamos entregado dignidad y libertad a todos los miembros oprimidos de la comunidad de la Tierra, sigamos atormentados por el llamado de George Floyd, '¡Mamá! ¡Mamá... no puedo respirar!". (oikoumene.org) 09/06/2020
14.Escuchen el grito de ¡ya basta!: hermano de Floyd al Congreso Trump frena intentos por cambiar los nombres de figuras de la Confederación a bases militares Nueva York. El alzamiento civil que ha tomado las calles durante más de dos semanas está logrando más cambios en los derechos civiles en unos días que en los últimos años, ha sacudido a la cúpula política de ambos partidos, derrumbado estatuas de racistas y puesto bajo sitio a Donald Trump. En una audiencia ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, el hermano de George Floyd, cuyo asesinato a manos de un policía blanco hace dos semanas detonó el movimiento de protestas más amplio en décadas, declaró, después de describir el dolor de su familia: estoy cansado del dolor que estoy sintiendo ahora, y estoy cansado del dolor que siento cada vez que otra persona negra es asesinada sin razón alguna. Estoy aquí para pedir que ya pongan fin a esto. Pongan fin al dolor. Paren nuestro cansancio. Y agregó: la gente marchando en las calles les está diciendo ya basta. Esas marchas continuaron en las calles y tienen diversas expresiones, incluyen el baile (bomba, electric slide, cupid shuffle, bailes de Senegal, twerking en Nueva Orleans, y hasta un grupo mexicano que dice que hace danza nahua), así como marchas en bicicleta. Y continuaron cayendo estatuas; ahora le tocó a Cristóbal Colón. Una fue tumbada ayer en Minneapolis; el martes, manifestantes derribaron otra en Richmond, Virginia, y la tiraron a un lago, mientras en Boston una más fue decapitada. En el Capitolio, la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, solicitó remover las estatuas de 11 figuras históricas de la Confederación –los estados sureños que intentaron separarse de la unión americana, en parte para mantener la esclavitud, lo que detonó la Guerra Civil en el siglo XIX–, declarando que esos monumentos honran el odio, no el legado. Se multiplicaron anuncios de nuevas regulaciones y proyectos de ley para reformar la seguridad pública y las tácticas y rendimiento de cuentas por las fuerzas policiacas en varias partes del país. Hasta la Casa Blanca anunció que está formulando algunas propuestas para reformar el comportamiento de los policías. Pero hay límites. Trump frenó ayer cualquier intento de cambiar los nombres de figuras de la Confederación que llevan varias bases militares, algo que el secretario de Defensa y el secretario del ejército estaban dispuestos a considerar. El comandante en jefe escribió por tuit que esas bases se han vuelto el gran legado estadunidense, y una historia de triunfo, victoria y libertad. Mientras, el gobierno de Trump insiste en que su prioridad es la ley y el orden –algo que ya se volvió consigna electoral–y siguió justificando el despliegue de fuerzas federales contra la ola de protesta de sus ciudadanos. En una carta de respuesta a la alcalde de Washington DC, el procurador general, William Barr, afirmó que imágenes de televisión a finales de mayo dieron la impresión de que Estados Unidos estaba al borde de perder control de su ciudad capital.