El arte de vivir de los sabios by Associação Brasileira de Ontopsicologia

Antonio Meneghetti

El Arte de Vivir de los Sabios

Ontopsicolรณgica

Editora Universitรกria

Recanto Maestro 2017

Del original Italiano: Meneghetti, A. (2012). L’arte di vivere dei saggi. (4a ed.). Roma: Psicologica Editrice. Português: Meneghetti, A. (2012). A arte de viver dos sábios. (4a ed.). Recanto Maestro: Ontopsicológica Editora Universitária.

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Meneghetti, Antonio, 1936-2013

El Arte De Vivir De Los Sabios / Antonio Meneghetti ; traducción y revisión Ontopsicológica Editora Universitária. – Recanto Maestro, São João do Polêsine, RS: Ontopsicológica Editora Universitária, 2017. 138 p. ; 20 cm. Traducido del original: Meneghetti, A. L’arte di vivere dei saggi. (4a ed.). Roma: Psicologica Editrice, 2012. Meneghetti, A. A arte de viver dos sábios. (4a ed.). Recanto Maestro: Ontopsicológica Editora Universitária, 2012. ISBN 978-85-64631-38-0 1. Ontopsicología. 2. Estilos de Vida. 3. La adolescencia. 4. El amor. 5. La respuesta metafísica. I. Título. CDU: 111 Catalogado en la publicación: Biblioteca Humanitas da AMF.

El sabio colocó la mano dentro del pecho y extrajo un puñado de cosas que lanzó a los presentes. De estos, algunos fueron tocados y sufrieron; no recogieron aquellas cosas, siguieron a la sombra de sí mismos y permanecieron inconscientes. Otros, recogieron aquellas cosas y las colocaron entre el corazón y la mente. Estos, se volvieron luz y continuaron la creación.

Indice Introducción............................................................ 9 Tres estilos de vida................................................ 13 Metafísica de la adolescencia............................... 23 Presupuestos de Ontopsicología........................... 33 El instinto de conservación................................... 49 El sexo y el amor................................................... 67 El problema de fondo: moral sistémica y moral óntica............................. 83 El dinero................................................................ 91 Relaciones personales........................................... 95 Las dos morales indispensables para el sabio.... 101 El arte de vivir.....................................................111 La respuesta metafísica....................................... 117 Bibliografía del Autor......................................... 125

Introducción

uego de haber recorrido muchos caminos, absolutizando de tanto en tanto aquél que emprendía, he llegado a la conciencia de que todos son una parte importante de la verdad. Aún hoy, cuando encuentro personas definidas en su credo – en algunos casos ejemplares, en otros casos discutibles – tengo una longeva tolerancia que me permite comprenderles como senderos iniciáticos permanentes de los tantos modos de la vida. No me agrada aconsejar a los definidos adultos sobre la verdad de ciertas cosas, un poco porque están ya viciados, un poco porque

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no saben renunciar a su histórica identidad y un poco porque buscan el tener en lugar del ser. Pero, cuando pienso en los jóvenes de catorce a veintiún años, de ambos sexos, se me ensancha el corazón y mi espontaneidad de dar saber se torna fanciulla1. La mayoría de los hombres, si no todos, llevan dentro de sí mismos una tumba que esconde el asesinato del propio potencial metafísico. Sustancialmente, casi todos reducen la propia existencia a un ciclo biológico por no haber individuado y concretizado históricamente una atracción óntica que necesitaba un horizonte metafísico (más allá de la existencia). El asesinato de este apelo se paga, sistemáticamente, con la angustia. Escribo este pequeño libro para reforzar aquel “apelo”2 óntico, para reconocerlo y “Fanciullo/a”: alma que, por principio, aún es pura y cándida frente a la vida [Nota del Traductor - N. d. T.]. 2 Del original en italiano “appello” = llamamiento, llamado. Con el fin 1

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vivirlo. Entonces, en vez de un vivir para la muerte, la vida se convierte en un vivir para ser y la angustia, aún conociéndola, no se la experimenta.

de mantener la proximidad con el original, usaremos el neologismo del verbo “apelar” [N. d. T.].

Primer Capítulo

Tres estilos de vida

ensar en enseñar un poco de camino seguro a los jóvenes que no desean acabar en la multitud, podría ser infantilismo ideológico. Pero considerando las varias etapas perfeccionadas en mi existencia y habiendo madurado por medio de los caminos concluidos una experiencia más única que rara – al menos por cuanto he constatado en los varios encuentros con exponentes de diversas culturas y países – creo cumplir un deber de conciencia si abro para los jóvenes un poco de mi conocimiento sobre el arte de vivir.

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1.1. Diferencia entre vivir, oficio de vivir y arte de vivir. Vivir significa correr como fuerza en la fuerza, del latín vis = fuerza y vivens = viviente, o sea, aquel que es fuerza en la fuerza; vida viene de vis y de la raíz griega del verbo tivqhμi [títhēmi] = poner hacer, dar lugar, materializar, por tanto, significa lugar o sitio del vivir. El término “vivir” se forma por la individuación de una fuerza en la fuerza general. Ambas fuerzas, la individual y la general, están en curso, es decir, corrientes. La desinencia “er” (como todas las desinencias de los verbos en ar, er, ir) nace del verbo latino ruere = correr, rodar, salir de, precipitar, girar. a) Vivir. De hecho, significa una participación activa en el conjunto de cualquier viviente. El árbol vive, el pájaro vive, el hombre vive. Viviente es cualquier cosa que demuestra condición de ser semoviente autónoma

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constante en el cumplimiento de todas aquellas funciones que caracterizan y especifican al individuo como viviente. Vivir es solamente una participación de la naturaleza en donde se especifica la especie sin otros atributos de diferenciación superior. Es una corriente en lo biológico. En referencia al hombre, el vivir como tal es ordinario y universal. El individuo entra en el ritmo de la naturaleza y con ella y por ella experimenta, desde el nacimiento hasta la muerte, todas las fases del placer, de la salud y del dolor de las varias edades. Nace para devenir adulto, casarse, concebir y mantener hijos hasta la autosuficiencia natural y luego esperar la muerte según la costumbre de la cultura donde nació y fue educado. Todo lo que del hombre es igual externamente, le pertenece, él usufructúa y a él está ligado. Me refiero a las leyes, las tradiciones y las religiones. El hombre, visto en la dimensión del vivir naturístico cotidiano,

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puede considerarse realizado si, sin enfermedad o deficiencias físicas, realiza la norma del bienestar de los instintos básicos: hambre, sed, incolumidad, sexo, sociabilidad. El vivir como un existir en la multitud biológica es algo bueno y para lograrlo es suficiente seguir las indicaciones expuestas por las leyes oficiales, por la cultura del ambiente o de masa y por la religión común del lugar. Por cultura de ambiente o de masa se debe entender todo aquel tipo de ciencias aplicadas, especificadas por los diferentes roles previstos por la sociedad vigente: medicina, economía, literatura, arquitectura, ley o derecho, teología, filosofía, deporte, música y las formas de artesanía y oficios varios, desde el campesino al relojero o al operador computacional. Los maestros o guardianes propios de este horizonte son: la familia, los curas, los jueces, la policía y los médicos. b) Oficio de vivir. El término “oficio”

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indica aquello que era habitual en un maestro, vale decir, el modo de hacer acerca de una utilidad o función en modo superior o mejor que los demás. Por tanto, oficio define una actitud desarrollada con capacidad continua y superior respecto a la de los demás. Por ejemplo, el oficio de carpintero o de herrero se aplica a todos aquellos que saben usar y operar, a través de la madera o del hierro, resultados superiores por función y destreza. El oficio de vivir significa un modo o estilo de vida superior a la norma corriente del contexto social. Quien conoce el oficio de vivir es el más capaz de la clase. Clase significa común. Él sabe hacer mejor que todos las cosas de todos. Ha aprendido diversos instrumentos del vivir y los sabe usar y uniformar exclusivamente en ventaja propia y con el escopo de primar de todos modos. Todo es relativo a su escopo. Es alguien que en vez de ser oveja quiere ser pastor. En ámbito biológico-social quiere ganar

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exclusivamente inteligencia de poder personal. Es un líder y su psicología o reglas básicas de comportamiento están descritas en El Príncipe de Nicolás Maquiavelo. Quien conoce el oficio de vivir puede considerarse, sin duda, por encima de muchos y su satisfacción consiste en dos aspectos: superior realización histórica (economía, liderazgo, afectividad) y conciencia de su identidad y poder. Prácticamente, estos sujetos son identificables con todos aquellos que de hecho (con o sin notoriedad) son líderes, es decir, personas de primera categoría. Lo que los diferencia del primer modo de vivir consiste en eso. Mientras el primer nivel recorre el o los modelos de vida como absolutos y totalitarios de la vida, el segundo usa el o los modelos simplemente como medios para el propio fin y los observa en la medida en que le merecen credibilidad por parte de los otros. Los

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primeros son los que creen, los segundos usan aquello que el prójimo cree. Los definibles en el oficio de vivir, de todos modos pocos, desarrollan el propio sano egoísmo en dirección a una progresiva ganancia mental y de personalidad, concretizado en los medios económicos y en calificadas (las más productivas para el propio escopo) relaciones, dando por descontado que toda ley puede ser buena, pero ninguna la definitiva y absoluta. c) El arte de vivir. “Arte” propiamente significa: aquello que da forma a la fuerza. Viene del principio formal de “arder” y una imagen aproximada puede ser la de las siluetas de las llamas emanadas por el fuego de un hogar. El arte de vivir es la capacidad de obrar el proyecto original con el cual la vida ha escrito nuestra identidad. Con esta, toda persona es valor trascendente. Sin esta, una vergüenza más en aquel poli-universo que, no obstante, vive en

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el uno sin detenerse. En vez de repetir el ciclo objetual de la existencia, el individuo inventa comportamientos de tan destacada función que le consienten objetivar la existencia como fondo natural de juego de la propia personalidad. En el arte de vivir, el sujeto usa la existencia o la vida sin creer en ella. No es que la desprecie o la valore poco, por el contrario, la comprende y la califica más que los otros, pero descubre el fin último y vive todo el resto como teatro. En la dimensión del arte de vivir, se comprende el peligro continuo de las cosas y de las relaciones, se ejercita el vivir cotidiano con extrema exactitud. Cada relación o cosa tiene su medida de tiempo, de lugar, de sustancia y de circunstancia. Basta equivocarse en uno de estos criterios para ponerse la existencia en contra y no tener más la posibilidad de usar la vida como objeto personal. El arte de vivir pertenece a todos aquellos – muy raros – que saben señorear la vida como acto del propio

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espíritu y pueden llamarse sabios. “Sabio” viene del latín sapiens = sapiente. La raíz es el verbo saber que significa tener o dar saber. El sabio es aquel que conoce y obra la propia identidad de naturaleza. La sabiduría es la técnica de conocer el verdadero real para el cual se existe. 1.2 Hechas

estas

diferenciaciones,

está

claro que no me detendré sobre todas las anfractuosidades de aquellos que ya pagan la vida con enfermedad, o que sobreviven por un estado de inercia congénito según la tolerancia del compuesto químico-fisiológico del cuerpo. Este tipo de vida es neurosis. Para el vivir es suficiente la cultura sistémica. Para el oficio de vivir es suficiente descubrir lo que es común en diversas culturas u opiniones absolutas o extremistas. Por tanto, me interesaré en dar algunas indicaciones y experiencias sobre el arte de vivir.

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