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Entrevista a: Mar Castaneyra

Entrevista a: Mar Castaneyra

1. Nos situamos en aquella primera década del presente siglo. Cuando yo la conozco usted tenía en antena en Fuerteventura Televisión el programa Quien lo diría, al que tuve la honra de asistir en alguna ocasión. Para mí el visionado de estos programas fueron como una puerta iniciática que me permitía viajar en el tiempo imaginado de una sociedad majorera que no conocí por ser de condición foránea. Ya solamente el plató televisivo de su programa era evocador y distante del mundo que uno podía encontrar en los resorts y en los estratos superpuestos al sustrato tradicional majorero. ¿Cuál fue la génesis y desarrollo en esencia de Quien lo diría, que me parece que permaneció una década en antena?

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Si, efectivamente, estuvo casi una década en antena. Hasta que la crisis hizo que, a mediados del año 2009, se cerrara la televisión donde trabajaba. Fuerteventura TV. Cuando comencé este proyecto, independientemente de hablar de actualidad, ya que era un programa de emisión diaria, me atrajo mucho la idea de compartir, recuerdos, vivencias, costumbres y tradiciones que debido al crecimiento brutal que tuvo Fuerteventura en tan solo unas décadas, se iban olvidando. Nuestra memoria es muy frágil, y todas esas costumbres, pasaban al olvido. Entonces decidí meterme en las entrañas del pueblo y sus gentes. Fue así, como fui recopilando historias de la mano de sus protagonistas.

El programa caló entre los telespectadores, porque todos tenemos añoranzas y recuerdos. Era como una vista al pasado.

2. Una de las banderas de agitación en aquella sociedad era el referido a las prospecciones petrolíferas ante las costas majoreras tanto de soberanía española como marroquí. La recuerdo a usted posicionada contra las prospecciones. Había una ecuación difícil de despejar entre las variables turismo, industria extractiva de gas y petróleo. A mayores los riesgos medioambientales eran elevados. Describa, por favor, la situación de aquel momento y su participación en el movimiento de denuncia y movilización.

Aquella noticia de autorizar unas prospecciones petrolíferas a muy pocas millas de Fuerteventura, cayó como una bomba entre las personas que amamos a esta tierra. Además de poner en peligro al motor principal de nuestra economía el turismo. Desde hace años, venimos peleando por un turismo de calidad, respetuoso con la naturaleza, sin masificaciones (algo por lo que todavía seguimos peleando) y de repente, pretendieron amenazar nuestras costas, algo totalmente incompatible con nuestro desarrollo. Yo como tantos otros, nos implicamos en una manifestación de protesta multitudinaria en contra de las mismas. Simplemente tuve la suerte y el honor de estar en primera línea, presentando varios actos de los que se organizaron y participando en distintas movilizaciones y reuniones con autoridades representando al pueblo. Por suerte, nunca se

llegaron a realizar, pero esto es un sin vivir. Cuando apagas un fuego, otro se enciende, porque creo que nuestros políticos, no nos representan.

3. Cambiamos el tercio. Su apellido Castañeyra nos habla de una ascendencia que hunde sus raíces en la Mondoñedo episcopal lucense. ¿ Qué nos puede contar de ese linaje familiar?.

Efectivamente, mis raíces, las de mi apellido Castañeyra (originalmente castiñeira), procede de Mondoñedo (Lugo). A mitad del siglo XIX, llega a Fuerteventura procedente de la isla de Tenerife, donde trabajaba de suboficial del cuerpo de Carabineros, que eran como guardianes de fronteras y costas, mi Tatarabuelo. Traía de su mano a mi bisabuelo Ramón Fernández Castañeyra, que tan solo tenía 7 años. Corría el año 1850, según datos de la historia de Puerto de Cabras (hoy Puerto del Rosario). Según parece, mi tatarabuelo, tras sufrir un desengaño amoroso con una Tinerfeña con la que tuvo dos hijos, una niña y un niño, se trajo a Fuerteventura al varón, con la intención de pasar en esta tierra unos 8 o 10 meses y volver a su adorada Galicia. A las montañas añoradas de su Lugo natal. Pero nada más lejos de la realidad. Según cuentan los estudiosos, la hospitalidad de los habitantes de esta isla, hicieron que jamás volviera a su tierra. Implicado con la sociedad Majorera, se dedicó a la política y al comercio. Su hijo Ramón fue un alumno aventajado de su padre y ha sido uno de los personajes más interesantes de la historia de

Fuerteventura. Político, comerciante, poeta, y escritor (fundó el periódico La Aurora), que cada 10 días salía, sin fallar ni uno número durante 6 años (1900 a 1906), Ramón fue el padre de mi Abuelo José Castañeyra Carballo, que, junto con mi abuela, Dolores Schamánn, tuvieron 12 hijos entre los cuales se encontraba mi padre Juán Castañeyra Schamann.

4. Ya desde una implicación más directa entre usted y yo traigo a colación la celebración del Día de Galicia en el polígono de Risco Prieto, en las inmediaciones del Cruceiro. Fue en el año 2005 y lo organizamos la Asociación Cultural Alexandre Bóveda Fuerteventura. También fue el más multitudinario de asistencia entre todos los celebrados. En ese día al atardecer se celebró la fiesta grande. Usted se comprometió con los galegos e hizo muy brillantemente de presentadora y mantenedora de aquellos actos arropada por el cariño y gratitud de todos nosotros. ¿ Cómo lo recuerda?.

Si. Claro que lo recuerdo. Comenzó con el acto protocolario entre autoridades locales e insulares de Fuerteventura y representantes de Galicia, representados por miembros de la Asociación Cultural Alexandre Bóveda, de la inauguración del cruceiro que está ubicado en la rotonda de acceso a una de las zonas industriales más importantes de Puerto del Rosario, la de Zurita, como muestra de cariño de Los Majoreros al Pueblo Gallego. Recuerdo qué una vez terminado el acto protocolario, pudimos disfrutar de unas horas entrañables donde degustamos en un ambiente muy distendido, lo mejor de la gastronomía de ambos pueblos, con acompañamiento

musical. Fue un acto muy bonito y participativo. La verdad es que lo recuerdo con mucha alegría.

5. Ya para finalizar. Con posterioridad y tras la visita que el alcalde de Carnota hiciera a la isla para agradecer la aportación de voluntarios majoreros a la limpieza de las costas gallegas tras el desastre del Prestige se puso en marcha un hermanamiento entre Puerto del Rosario y Carnota. Usted participó en la delegación que visitó Galicia para poner el broche final a la solemnización de aquel hermanamiento. ¿ Cómo fue su reencuentro con Galicia, tierra de origen de algunos de sus antepasados?.

No solamente participé en esa delegación, sino que nuestra misión, por medio de un encargo hecho desde el Ayuntamiento de Puerto del Rosario a Fuerteventura TV, se nos encomendó grabar lo que allí sucedía, con el fin de hacer varios programas sobre el hermanamiento. No puedo dejar en este momento de recordar al cámara que me acompañó, por cierto, Gallego, que ya desgraciadamente no está con nosotros. Fueron días muy intensos. Además del Alcalde de Puerto del Rosario en aquel entonces Don Marcial Morales Martín, fueron varios concejales de Puerto del Rosario, representantes de asociaciones culturales y de vecinos. Para el acto del hermanamiento en Carnota, estaba previsto un acto protocolario que se celebró en un salón del Ayuntamiento de Carnota, creo recordar, seguido de un pequeño concierto musical de nuestro timplísta más

reconocido, Domingo L. Rodríguez Oramas (El Colorao), acompañado a la guitarra de Carlos Cabrera. El Alcalde de Carnota de aquel entonces, Don Xosé Manuel García, agasajó a la comitiva de una manera extraordinaria. Durante los días que estuvimos allí, nos acompañaron un grupo de personas, trabajadores/as del ayuntamiento. Recorrimos lugares maravillosos de la tierra gallega, principalmente de Carnota, visitamos su espectacular costa, sus montes... Recuerdo que me llamó mucho la atención, la visita a varios cementerios por su disparidad. Unos en pueblos marineros, adornados con conchas de mar y otros con lápidas lujosas con las mejores piedras de las canteras de Galicia. Pero yo, sin duda alguna, me enamoré de su luz. Aquellos atardeceres interminables... Hacía mucho calor, creo recordar que fue en junio del 2006, cosa que tampoco asociaba a Galicia, ya que las otras veces que la visité, llovía y hacia frio. En fin, que recuerdo aquel viaje con gran cariño, en un ambiente muy distendido, degustando lo mejor lo mejor de la tierra, su gastronomía, sus vinos y sin duda alguna el calor de su gente.

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