Más Jazz 46

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nº 46 · 2018 · 6€

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Antonio Lizana,

flamenco de cuna, jazzista de formación Y ADEMÁS… ESPECIAL BIG BANDS - KAMASI WASHINGTON – SHAI MAESTRO – PAQUITO D´RIVERA – JOHN COLTRANE & DEXTER GORDON – CLASIJAZZ – JAZZ DE ENTREGUERRAS…


nº 46 · 2018

Sumario

ANTONIO LIZANA, FLAMENCO DE CUNA, JAZZISTA DE FORMACIÓN. Pag. 5 KAMASI WASHINGTON, GRAN MÚSICA NEGRA EN EL SIGLO XXI. Pag. 10 SHAI MAESTRO, LA HONESTIDAD COMO MARCA. Pag. 14 PAQUITO D´RIVERA, EL SOPLIDO LIBRE DE UN VETERANO. Pag. 23 BIG BANDS EN ESPAÑA, LA MÁXIMA EXPRESIÓN DEL JAZZ. Pag. 27 EL JAZZ LLEGA A LA EUROPA DE ENTREGUERRAS. Pag. 36 SWINGJUGEND: JÓVENES DEL SWING.. Pag. 44 DOSSIER DE FESTIVALES. Pag. 47 JOHN COLTRANE Y DEXTER GORDON: LAS GRANDES GLORIAS NUNCA MUEREN. Pag. 52 TEMPLOS DEL JAZZ. Pag. 57 JAVIER BRUNA Y EL SAXOFÓN. Pag. 60 LIBROS. Pag. 63

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Subdirector Jaime Bajo Jefa de Redacción Susana Castro Redacción Jaime Bajo Rodrigo López “Donny” Julián Ruesga Dani Llabrés Patxi Tapiz Joan Carles Abelenda Ramón García

Foto de portada Íñigo de Amescua

Diseño Arkaitz del Río

Suscripciones y números atrasados: admon@orfeoed.com

Fotografía Íñigo de Amescua Elena Lenguas Fran Peñate Leo Barco Manuel Rubio Patricia Agudo CICUS Pepo Prieto Pablo Panés Donca Brown Mónica López-Dávalos Lili Bonmatí Judith Jiménez García Maud Sophie Andrieux

Maquetación Classic Vet S.L.

Dpto. de publicidad de Orfeo Ediciones: produccion@orfeoed.com Servicios Editoriales: Classic Vet, Producciones y Comunicación S.L. Dep. Legal: ISSN: 2605-2113 M 1198–1998 ISSN: 1138–5405 Impreso en España/ Printed in Spain

Esta revista ha recibido una ayuda a la edición el Ministerio de Cultura y Deporte Más Jazz no se hace responsable de las opiniones vertidas en los reportajes e informaciones firmadas. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en, ni transmitida por cualquier sistema sin el permiso previo por escrito de la editorial.


El conjunto por Miguel Valenciano Cuando pensamos en jazz, sin importar el nivel de erudición y conocimiento profundo del género y sus artífices que tengamos, una sucesión de imágenes icónicas sobrevuelan nuestra mente. Casi siempre, esta consecución de diapositivas nos lleva a nombres propios como Miles Davis, Coltrane o Ella Fitzgerald, a solistas encaramados a sus instrumentos de viento, a escenarios de luz tenue y ambiente bohemio. Tal iconografía, alimentada por el cine, la novela negra o la propia mitomanía de los que somos aficionados al jazz, sólo cuenta parte de la historia del mismo, poniendo el foco, de manera inevitable, sobre los individuos que trazaron el camino a seguir con sus transgresiones, su virtuosismo o su trascendental influencia en algún aspecto esencial de esta música. El imaginario colectivo es rico, pero siempre deja en la sombra aspectos igualmente fundamentales, y fundacionales, de lo que hoy disfrutamos como jazz. En ese star system, como sucede en el cine de Hollywood, sobran los elogios y gestos de admiración por quienes prestan su imagen e individualidad a la profesión, convertidos casi en semidioses plenos de virtud, receptores de las proyecciones, buenas y malas, que la audiencia vierte sobre ellos. Sin embargo, tras Marlon Brando, Sofía Loren, Louis Armstrong o Esperanza Spalding, siempre hay una historia de aprendizaje, formación, fracasos y éxitos, y todo eso con compañeros, profesores, directores o detractores a su lado. Esta reflexión nos ha llevado a encender todas las luces del escenario para que, una vez bien iluminado, podamos prestar atención a todo lo que rodea a la coyuntural estrella, al solista cuyo monólogo sólo cobra sentido y brilla cuando el entorno lo propicia. Y en ese contexto están los músicos “acompañantes”, igualmente creadores y virtuosos, los directores de orquesta, regidores, productores, técnicos de sonido… y un sinfín de figuras menos mediáticas e igualmente imprescindibles dentro de este entramado. El grupo no, El Conjunto. Es por eso que, en esta ocasión, queremos destacar, dedicándole un espacio que siempre será insuficiente, a las big bands. Estas formaciones, que sintetizan lo más esencial de nuestro carácter gregario, han sido cantera de los más legendarios solistas, medio de expresión de los más sabios directores y compositores, lugar de encuentro de músicos profesionales y aficionados de todas las edades, y por si fuera poco, uno de los vehículos de expansión más importantes del jazz a lo largo de su historia. Además de visibilizar el momento dulce por el que transitan las big bands nacionales, queremos recordar el papel fundamental que tuvieron dichas formaciones durante las grandes guerras, cuando geminaron los primeros brotes de jazz en Europa. Sólo conociendo la historia podemos entender mejor el presente que vivimos y a esas figuras que hoy idolatramos. Entre ellas, que siempre tendrán hueco en nuestras escuchas y lecturas, hemos invitado a Antonio Lizana, Paquito D´Rivera o Shai Maestro, para hablar desde su juventud (en el caso de unos) o veteranía (el de otros), y sabiduría (común a todos). El fenómeno Kamasi Washington, o los recurrentes Dexter Gordon y John Coltrane, también merecen una revisión. Pero como no s0lo de Más Jazz vive el aficionado, os acercamos las lecturas de José Pruñonosa y Antonio Cortés, autores de dos interesantes referencias que el curioso agradecerá. Por una vez, recurriremos al tópico: todo esto, y mucho más, a partir de la siguiente página. Disfrute.

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© Íñigo de Amescua

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Antonio Lizana,

flamenco de cuna, jazzista de formación por Jaime Bajo. Fotografías de Íñigo de Amescua

Como confiesa una vez desconectada la grabadora, Antonio Lizana no tiene intención alguna de sentar cátedra sobre el camino que un músico debe tomar para convertirse en un artista de flamenco jazz. Bien es cierto que, a lo largo de la entrevista, Lizana esboza una serie de apuntes que pueden ser de utilidad acerca del aprendizaje que ha ido atesorando durante su formación y posterior desarrollo como músico profesional, tras un último lustro afincado en Madrid. Su proyecto, que cuenta con tres álbumes, una amplia agenda de actuaciones y un sonido único, atrae la atención de un público heterogéneo, granjeándole una meritoria carrera como solista. Entrevista · Antonio Lizana –5–


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R E P O R TA J E

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Kamasi Washington,

Gran Música Negra en el Siglo XXI por Rodrigo López Muñoz “Donny” En los últimos tiempos, el jazz ha tenido una inusitada cabida en los medios de comunicación de nuestro país, y gran parte de culpa la tiene un joven que, desde el oeste de EEUU, parece estar revolucionando la escena jazzística mundial. Así, en los pasados meses (anuncio de nuevo disco y actuaciones en España mediante), se han sucedido en periódicos, revistas y páginas de internet, reportajes, crónicas, reseñas y entrevistas a esa enigmática figura llamada Kamasi y apellidada Washington, que parece estar empeñada en sacar el jazz de los circuitos underground para llevarlo decisivamente a una merecida primera plana, sin dejarse por el camino ni una brizna de su esencia. Un personaje desconcertante. Y es que aquellas entrevistas anteriormente citadas nos sirven para retratarlo y hacernos una idea de lo -10-

que el saxofonista es, sobre todo introspectivamente. Kamasi mantiene en ellas un discurso políticamente activo, poderosamente místico y, a veces, da la impresión que hasta pretendidamente inconexo,


como si cada palabra que sale por su boca aumentara, exponencial y calculadamente, la probabilidad de incomprensión por parte del lector que, en ese momento, tiene el papel o la pantalla del ordenador delante, con más posibilidades de acabar descolocado cuando finaliza el texto que de tener la sensación de haberse enterado de algo. Tal vez sea por su inalterable capacidad para resultar magnético y desorientador al mismo tiempo, con ese chispeante puntito de extravagancia labrado desde la más absoluta humildad; o tal vez sea, simplemente y como nos ocurre a muchos, porque le es imposible ponerle palabras a su propio concepto artístico. Quizá porque su obra, hasta el momento y con tan sólo tres discos a sus espaldas, es tan difícilmente conceptualizable y tan controvertidamente inabarcable que hasta a su autor le cuesta describirla, no sólo por el sonido en sí mismo sino por el carácter que, desde primera instancia, parece querer imprimir a un perfil totalmente auto-pulido y concienciado y que, desde fuera, es referenciado casi hegemónicamente por la crítica especializada como uno de los más destacados y atractivos del circuito jazzístico de los últimos años: alguien que puede gustar tanto o más al aficionado procedente de músicas accesorias como el hip-hop o el rock, que al aficionado tradicional al jazz. Un extraterrestre con pelo a lo afro y túnica que, a modo de flautista de Hamelin, parece encantar a todo el que se pone por delante. Ese es Kamasi Washington, un peculiar faquir al que cuesta muy poco someterse.

Sirenas de policía, disparos, crack y jazz. Kansas City, Nueva York, Filadelfia, Chicago… Definitivamente no, Los Angeles, lugar de nacimiento de Kamasi, no se ha asociado nunca, a pesar de haber visto nacer a titanes como Dexter Gordon, con grandes movimientos jazzísticos. Tanto es así que los músicos de aquella escena normalmente debían desplazarse a la costa este de EEUU si querían propulsar su carrera de manera definitiva. Si a eso le sumas que eres un muchacho negro, nacido en uno de los suburbios –South Central– de aquella ciudad, tenemos como resultado una infancia en la que era, a todas luces, más sencillo caer en las garras del crack y las guerras pandilleras marcadas por la desigualdad, la pobreza y el abandono de las comunidades por parte de las sucesivas administraciones, que ser atraído por cualquier forma artística. Y, como es ya habitual, mucho menos por el jazz. Por supuesto, había que tener un carácter arriesgado y ambicioso para salir de Los Ángeles y tratar de labrarte un incierto futuro como músico. Si no eras así, si te bastaba con sacar unos dólares por actuación y no tenías otro objetivo que alcanzar una relativa comodidad económica y una felicidad familiar más o menos estable, o si no tenías posibilidad económica para emprender tu propio vuelo, te podías quedar y dirigir tu vida hacia otros aspectos. Tal fue el caso de Rickey Washington, saxofonista, flautista y padre de

Reportaje · Kamasi Washington

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Shai Maestro,

la honestidad como marca por Jaime Bajo. Fotografías de Íñigo de Amescua Cuando sales al escenario y no tienes un repertorio idéntico de canciones que defender noche tras noche, sólo la confianza en ti mismo –elemento innegociable– y la complicidad con tus compañeros músicos –que no acompañantes, como bien puntualiza– puede hacerte salir airoso y fortalecido de una empresa, a priori, tan adversa. Lo cierto es que el pianista y compositor israelí Shai Maestro, curtido en mil batallas con aquel al que admiraba y que durante años se –14–


convirtió en su inseparable compañero de faena, el contrabajista Avishai Cohen, ha establecido unos estándares de calidad que hacen que asistir a una actuación suya, en solitario o en formato trío, sea garantía de calidad y singularidad, pues para él no existen dos veladas idénticas: la espontaneidad brota en función del estado de ánimo de quienes la hacen posible –músicos y público– y de la magia que se genere, inventando oraciones a través de nuevas combinaciones de palabras de un lenguaje, la música, que es universal. Entrevista · Shai Maestro –15–


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R E P O R TA J E

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© Ricardo Ríos

Paquito D´Rivera, el soplido libre de un veterano por Jaime Bajo. Fotografías de Elena Lenguas y Ricardo Ríos Al clarinetista y saxofonista cubano Francisco de Jesús Rivera Figueras muchos compañeros de profesión y amantes de la música lo admiran, pero no sólo por su amplio bagaje –casi 70 años de actividad lo contemplan– o por tratarse de un claro referente del jazz latino a escala global –lo que Fernando Trueba trató de recordarnos en su estimada película Calle 54–, sino por su demostrada capacidad para abrir nuevas vías para la experimentación en la música popular con denominación de origen latinoamericana. Ya desde bien chiquito, Paquito entendió que aquello sobre lo que nunca ha dejado de aprender y redescubrirse era un sencillo juego, que servía para interactuar con otras personas de similares inquietudes y, claro está, un buen pretexto para hacer amigos. Repasamos una parte relevante de su extensa actividad preguntándole por episodios clave de su trayectoria. –23–

Entrevista · Paquito D´Rivera –23–


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R E P O R TA J E

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Big Bands en España, la máxima expresión del jazz por Jaime Bajo

Nuestro país parece vivir un momento espléndido en lo jazzístico si atendemos a la cantidad y, de manera singular, a la calidad de las big bands de jazz que, a lo largo de los últimos años, han ido floreciendo y consolidándose en diversos enclaves de la geografía peninsular. Y es que una big band representa múltiples ventajas en lo referente a la música, tanto para los músicos que la interpretan como para aquellas personas que la disfrutan en calidad de oyentes. Los primeros aprenden a expresar su individualidad, su creatividad, en favor de un proyecto colectivo que, además, les reporta un aprendizaje esencial en cuanto a la tímbrica, la armonía y a las distintas tonalidades que la música puede llegar a plantear. Y al público le ofrece la música que aprecia en un formato único, pródigo en matices y con una calidad que, por motivos obvios, no puede lograr una formación de carácter más reducido. Dada la cantidad de big bands existentes, para este informe hemos realizado (por limitaciones de espacio, ya que superan la cincuentena en nuestro país) una selección de ellas que pretende ser una muestra, si no significativa, sí al menos lo más representativa posible de las diversas formaciones de big band que operan en territorio español en la actualidad. 1) ¿Cuál era el propósito inicial al poner en marcha la big band que diriges y en qué medida se ha cumplido y/o modificado aquel planteamiento original? 2) ¿Qué valor añadido aporta una big band con respecto a lo que sería un formato más convencional de ofrecer música en directo? 3) ¿Cuál es la clave para mantener motivados e implicados a cada uno de los componentes que conforman la big band que diriges? 4) ¿Qué aprendizaje le puede reportar a un músico el formar parte de una big band, y en qué medida le resulta útil y valioso de cara a ejercer como músico? 5) ¿Qué otras big bands sirven de referente a la labor que desarrolláis y por qué las tomáis como referente, en lo musical y a nivel organizativo, para vuestro proyecto? Reportaje · Big Bands en España -27-


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R E P O R TA J E

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El jazz llega a la Europa de entreguerras por Julián Ruesga Bono

Este año, diferentes actos han celebrado en Francia y Bélgica el primer centenario de la llegada del jazz a Europa. Conciertos, exposiciones, conferencias y un documental de 90 minutos para France Télévisions han sido parte de las actividades conmemorativas. El jazz que llegó a Europa durante la Primera Guerra Mundial, lo hizo con las bandas de los regimientos de negros del ejército norteamericano. Uno de ellos, el Regimiento 369 de Infantería, fue el más conocido y su banda de música, con el paso de los años, la más afamada. Desembarcaron en el puerto de la ciudad francesa de Brest, en la costa bretona, el primero de enero de 1918, hace un siglo, y dieron su primer concierto en el teatro Graslin de la ciudad de Nantes. -36-


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R E P O R TA J E

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Swingjugend: jóvenes del swing.

Viviendo el jazz en circunstancias difíciles por Dani Llabrés La Alemania nazi no fue el mejor momento, ni el lugar más adecuado, para ser un devoto de la música negra, una afición que podía costarte un billete de sólo ida, con destino a primera línea de batalla o a un campo de concentración.

los cabarets, los nightclubs y los bistrós de Berlín, Londres y París. Lo de los europeos con el jazz fue amor a primera vista, de apasionado idilio y matrimonio para toda la vida. De hecho, el Viejo Continente sería el pionero en festivales internacionales de jazz, clubes de fans y publicaciones periódicas. Hasta Duke Ellington y Satchmo fueron profetas aquí antes que en su propia tierra.

El jazz desembarcó en Europa con el ejército americano de la I Guerra Mundial. Recibido con entusiasmo por intelectuales y gente acomodada, se le concedió un estatus de arte que en su país de origen tardaría décadas en conseguir. Sus epicentros: -44-

Durante los felices años veinte Alemania se alzó como la meca del jazz en Europa; Josephine Baker actuando en el Theater des Westens berlinés, el show Chocolate Kiddies (con Adelaide Hall y Sam Wooding) iniciando el tour europeo en Hamburgo, y el Wild-West-Bar programando seis bandas de jazz por noche. Una locura por los ritmos afroamericanos que atraía a miles de espectadores a las plateas, y otros tantos a los salones de baile, y que desagradaba en extremo a los sectores más conservadores, retrógrados y nacionalistas de la derecha alemana. Con los años 30 dio comienzo la era del swing. Nunca antes, ni tampoco después, el jazz sería tan


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L E Y E N D A S

D E L

JA Z Z

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John Coltrane y Dexter Gordon:

las grandes glorias nunca mueren por Juan Carlos Abelenda Hablar de John Coltrane y de Dexter Gordon es hacerlo sobre dos músicos esenciales, no sólo de la historia del jazz, sino también del saxofonismo moderno, dos leyendas musicales y, ante todo, dos titanes imperecederos cuya música perdura y perdurará a lo largo del tiempo; aún más teniendo en cuenta que este año han parecido nuevas grabaciones de ambos saxofonistas (sin tener en cuenta las reediciones y material en bootleg) de las que los aficionados, a buen seguro, tomarán nota.

De John Coltrane, el sello discográfico Impulse (la casa musical en su último período de grabaciones) ha publicado el esperado disco Both Directions At Once con el sobrenombre de “The Lost Album”, una edición para la cual se le ha realizado un monstruoso despliegue de marketing a lo largo de muchos meses. No es para menos, ya que lo normal es que aparezcan grabaciones de conciertos en directo con diferentes calidades de sonido, pero la grabación de Coltrane se trata de material de estudio completamente inédito, perfectamente grabado y con una calidad de sonido superlativa. La música de Both Directions At Once procede de unas cintas propiedad de la familia de Coltrane, en concreto de los hijos de Naima (ya fallecida). A finales del año 2004, la casa de subastas Guernsey había contactado con familiares de Coltrane para llevar a cabo una subasta con material de jazz. La hija de Naima, Antonia Andrews (la hijastra de -52-

Coltrane, y a la que el saxofonista dedicó el tema Syeeda’s Song Flute, incluida en el disco Atlantic, Giant Steps), el hijo de Antonia, Zaid Bettis y su hermano Jamail Coltrane, se presentaron con un montón de cintas de calidad casera, monoaurales, de 7 pulgadas de diámetro. Parece ser que Coltrane tenía un acuerdo un tanto particular y especial con el ingeniero de sonido Rudy Van Gelder. A Coltrane le gustaba escuchar los resultados de las grabaciones justo después de una sesión, por lo que Rudy Van Gelder grabaría para Coltrane una cinta de calidad casera, al mismo tiempo que grababa la sesión en una cinta profesional. Es por ello que, al final de una sesión de grabación, Coltrane se marchaba con un juego de cintas para poder escuchar lo que había grabado. Parece ser que son estas, las cintas de Coltrane, las que finalmente se han descubierto. Impulse, al enterarse de esta subasta, intervino y señaló que las cintas no podían ser subasta-


Lección magistral.

Javier Bruna y el saxofón Nombre del músico: Javier Bruna Lugar de procedencia: Tudela (Navarra) Formación musical: Titulado superior en el Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona. Improvisación y combo con Bobby Martínez. Big Band con Bob Sands. Arreglos con Miguel Blanco. Instrumentos: Saxofón, flauta travesera, guitarra española. Proyectos musicales: Bruna Sonora, Locomotora Big Band, Bruna Jazz Ensemble, Santiago de la Muela Big Band, Kind of Blue Sextet, La República del Swing, Índigo Jazz. 1. Apuntes históricos sobre el saxofón: El saxofón es un invento del belga Adolphe Sax, en 1840. Debido a su juventud, no participa del repertorio clásico de orquesta ni de un puesto fijo en ella, pero a partir de su aparición algunos compositores como Louis-Hector Berlioz, Maurice Ravel… lo incluyeron en sus composiciones. Sí se incluyó rápidamente en las bandas de viento debido a sus características, pero seguramente el género donde encontró un ámbito para explotar plenamente sus capacidades sonoras fue en el Jazz. Su timbre, versatilidad y esa similitud a la voz humana en cuanto a la expresión, le ha dado un lugar en los formatos de Big Band y en cualquier ensemble de carácter improvisatorio o jazzístico. 2. Referentes en el saxofón: Marcel Mule fue el primer virtuoso del instrumento, del cual conservamos una carta escrita con más de 90 años donde nos felicita por el trabajo grabado con Pedro Iturralde en el disco Memorias de Feeling Sax Ensemble, agrupación creada por el saxofonista Valentín Martínez. Javier Garayalde fue con quien descubrí mi pasión por el jazz y la primera persona que me invitó a improvisar. Pedro Iturralde también ha sido un referente para mí, con quien he tenido la suerte de compartir escenario y aprender muchas cosas como intérprete y como compositor. Con el saxofonista cubano Bobby Martínez estudié varios años, y gracias a su formación pude acceder al mundo profesional dentro del jazz. Bob Sands siempre fue una referencia -60-

© Patricia Agudo.


Puntos oficiales de distribución de

En los siguientes espacios dedicados al jazz podrás encontrar tu ejemplar de la revista: BILBAO

Asociación Cultural BJC-BILBAINA JAZZ CLUB Kulture Elkartea

Desde 1991. Programación internacional de Jazz en directo, todos los Jueves (8:00pm) Dirección: Hotel Conde Duque (Campo Volantin, 22 · Bilbao) e-mail: bjcinfo@jazz-on.org Web: www.bilbainajazzclub.org/

MADRID

MADRID

GABAZERO

Espacio que parte de la música y va más allá. Clases magistrales, salas de ensayo, conciertos privados y eventos culturales en el corazón de Chamberí. Dirección: C/ Cardenal Cisneros 64 e-mail: gabazeromusica@gmail.com Rlf: 667 80 36 90 Web: www.facebook.com/gabazeromadrid/

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