Más Jazz 47

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nº 47 · 2019 · 6€

www.masjazzdigital.com

Cécile McLorin Salvant, mucho más que jazz vocal

Y ADEMÁS… MADELEINE PEYROUX – MELISSA ALDANA – KINGA GLYK – NES – ALICE COLTRANE – BILLIE HOLIDAY – MAUREEN CHOI – JAZZISTAS ESPAÑOLAS…


nº 47 · 2018

Sumario NES, LA APUESTA POR LA LIBERTAD CREATIVA. Pag. 5 MADELEINE PEYROUX, SABERSE INSIGNIFICANTE EN UN OFICIO MUY SIGNIFICATIVO. Pag. 9 MELISSA ALDANA, EXPLORANDO A FRIDA KAHLO. Pag. 15 JAZZISTAS ESPAÑOLAS, AVANZANDO HACIA LA IGUALDAD. Pag. 20 KINGA GLYK, UNA FLECHA QUE APUNTA ALTO. Pag. 41 CÉCILE MCLORIN SALVANT, MUCHO MÁS QUE JAZZ VOCAL, Pag. 45 BILLIE HOLIDAY EN EL CLUB FLAMINGO DE LONDRES. Pag. 48 ALICE COLTRANE, MÁS ALLÁ DE JOHN COLTRANE. Pag. 51 DOSSIER DE FESTIVALES. Pag. 55 MAUREEN CHOI Y EL VIOLÍN. Pag. 59

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La otra mitad por Miguel Valenciano Podríamos decir que desde Más Jazz estamos haciendo un gran esfuerzo por dar visibilidad a las mujeres que forman parte de la escena jazzística. Sería bienintencionado, pero erróneo por condescendiente, puesto que la calidad y productividad de las artistas a las que dedicamos un espacio no requieren de esfuerzo alguno por nuestra parte, tan solo la voluntad de hablar con y de ellas. Tenemos un largo camino por recorrer en cuestiones de igualdad y, a menudo, caemos en el paternalismo, como si aquellos espacios que, cada vez con más continuidad, ocupan las mujeres, fuesen espacios concedidos, y no ganados a pulso. Más de uno/a pensará que este ejemplar nº 47 de nuestra revista es oportunista, y quizás no le falte razón, aunque preferimos pensar que realmente es oportuno. En un momento histórico como el que vivimos, cuando la conciencia feminista está alcanzando todos los sectores de la sociedad, la oportunidad para mostrar nuestra postura, como entidad, es única. Cuando hablamos de mujeres jazzistas, el imaginario colectivo nos lleva casi siempre a figuras como Ella Fitzgerald, Bessie Smith, Dinah Washington… casi todas ellas leyendas reconocidas por su faceta como vocalistas. Pero el legado de la mujer en el jazz va mucho más allá de aquellas maravillosas voces, y rara vez escuchamos hablar apasionadamente de las virtudes técnicas, compositivas e interpretativas de instrumentistas femeninas, como si ese nicho estuviera reservado para sus homólogos masculinos. No es necesario hacer ninguna concesión, como hemos dicho, para dedicar la atención que merece el trabajo de tantas y tantas músicas cuya labor no se ha visto correspondida por medios, sellos, promotores y audiencias. Con este ejemplar, dedicado íntegramente a esas artistas que construyen la escena jazz, no queremos limpiar nuestra conciencia, redimirnos, ni tampoco darnos por satisfechos. Tan sólo es un acto simbólico, necesario a nuestro parecer. Y si miramos a futuro, nuestro mayor deseo es que un ejemplar como este se convierta en un anacronismo, algo fuera de contexto. Para ello, es el propio contexto el que ha de evolucionar, hasta que la igualdad sea algo de lo que no sea necesario hablar. Eso solo lo conseguiremos cuando el género no sea un valor a tener en cuenta en el reparto de oportunidades, responsabilidades, privilegios y reconocimientos. No olvidemos que, aunque muchos se esfuercen por desvirtuar el término y rodearlo de connotaciones negativas, el feminismo no es otra cosa que la búsqueda de la equidad, y esta es el vehículo para una convivencia más sana, nutritiva y constructiva, que a todos nos implica. Quien quiera ver en esto como una agresión a la masculinidad, o como un regalo a las mujeres, probablemente pierda la oportunidad de entender profundamente y participar de una evolución necesaria, en la que el enfrentamiento y la guerra de sexos es la más remota de las intenciones, lo verdaderamente anacrónico.

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© Íñigo de Amescua

Aplaudimos las iniciativas de aquellas que lo arriesgan todo a una carta, renunciando a aquello que les garantiza el sustento. Nesrine Belmokh, cantante y cellista francesa de orígenes argelinos, encontró la chispa necesaria para asumir esta decisión y lanzarse a componer cuando conoció a Matthieu Saglio (cello) y David Gadea (batería), y decidió apostar por NES, un proyecto que, sin ser jazz, tampoco podría calificarse de folklore –“esta palabra para nosotros no funciona”–. Se trata de una iniciativa multilingüe que, captando la voz de aquellos que cantan desde las entrañas, encuentra su voz para formular(se) una serie de preguntas existenciales.

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NES, la apuesta por la libertad creativa por Jaime Bajo. Fotografías de Íñigo de Amescua

Entrevista · NES –5–


© Yann Orhan

Madeleine Peyroux, saberse insignificante en un oficio muy significativo

por Jaime Bajo Fotografías de Yann Orhan y Daniel Pérez La perpetua estudiante de arte que subyace tras la figura de la compositora, guitarrista y cantante estadounidense Madeleine Peyroux, no olvida todo lo que ha tenido que sufrir y aprender para poder extraer el máximo partido a su talento. Tampoco las valiosas lecciones que ha aprendido de cada uno de los músicos y productores con lo que ha compartido su trayectoria musical, que es, asimismo, su trayectoria personal y vital. Porque para ella la música es a lo que se supedita todo lo demás. Es por eso por lo que quizá valora la singularidad de cada instante, de cada canción, de cada colaboración, de cada actuación que está viviendo como si no fuera a reproducirse jamás. Una valiosa lección en sí misma. Entrevista · Madeleine Peyroux

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Melissa Aldana, explorando a Frida Kahlo

por Jaime Bajo. Fotografías de Íñigo de Amescua Si eres un buen músico, puedes granjearte el respeto del público demostrando tu conocimiento y versatilidad con el instrumento sobre el escenario. Pero el panorama del jazz está sembrado de músicos competentes; el reto es homologarse ante los compañeros de profesión, que siempre ven más allá y reparan en detalles que escapan a los oídos del gran público. Tras casi un decenio de desempeño, la jazzista chilena Melissa Aldana es una más en la escena de Nueva York –ciudad en la que, reconoce, no para más de cinco días consecutivos–, despertando la admiración de otros saxofonistas allá por donde discurren sus interminables giras mundiales. Y ese es, sin duda, síntoma de respeto por su labor. Entrevista · Melissa Aldana

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Kinga Glyk,

una flecha que apunta alto

por Jaime Bajo. Fotografías de Elena Lenguas y Pepe Casaro De la bajista polaca asombra su madurez, que en nada se corresponde con su edad, 22 años. En su prolija carrera figuran 4 trabajos: 3 en solitario, y un cuarto como integrante de Glyk P.I.K. Trio, algo que cobra mayor relevancia si consideramos que se trata de una música autodidacta que ha entendido que debe labrarse su propio sendero en la música, sin olvidar que es un lenguaje universal que permite al jazz tender puentes hacia géneros como el funk o el rock. Una bajista vocacional cuya flecha apunta a un objetivo ambicioso y elevado, como la del arquero Ricardo Anaya en “El Príncipe” de Maquiavelo.

Supongo que tu primer contacto con la música fue a través de tu padre, el percusionista y vibrafonista Irek Glyk, con quien trabajaste en Glyk P.I.K. Trio y publicaste el álbum “Released at last” en 2013. ¿A qué tipo de música te exponía tu padre, y cuáles eran tus artistas favoritos? Comencé a tocar música en nuestro trío familiar, y creo que fue un gran comienzo para mí tocar con mi padre y mi hermano porque tuve mucho apoyo por su parte y así no estaba tan cohibida sobre el escenario. Mi padre ha estado tocando jazz toda su vida, pero también solía tocar rock y pop. Nos encanta estar en el jazz, pero no me gusta pensar en mí como una artista de jazz, sino que me gusta decir que toco música. Es algo entorno al jazz y al funk, pero pienso que es música que nace de mi alma hacia el público. Mi padre me influyó para

profundizar en este tipo de música. ¿Y mis músicos favoritos? Ya que me preguntabas sobre los músicos que me inspiraron, pienso que el primer bajista que me inspiró fue Jaco Pastorius, por supuesto. Christian McBride que toca el contrabajo. También Avishai Cohen: cuando era muy joven lo escuchaba muchísimo. ¿Por qué decidiste tocar el bajo en lugar de la batería o el vibráfono como tu padre? No sé por qué escogí el bajo, pero siempre supe que quería ser bajista. De pequeña, con 4 o 5 años, me quedaba de pie frente a la radio y simulaba ser bajista. Mi padre se sorprendía de que quisiera serlo. Y con 11 años le confesé a mi padre: “quiero ser bajista”. Me respondió: “¿quieres ser bajista? No es un instrumento para mujeres”. Le repliqué: “me encanta ese sonido grave que me permite tocar ritEntrevista · Kinga Glyk -41-


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R E P O R TA J E

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Cécile McLorin Salvant, mucho más que jazz vocal

por Rodrigo López Muñoz “Donny”. Fotografías de Ernesto Cortijo Ballesteros Agradable noche de julio (2018) en Madrid. Noches del Botánico. Brad Mehldau acaba de tocar con su trío de manera casi programada, a piñón fijo. Hay un descanso. El respetable se levanta y acude a por algo para cenar o beber. La espera se hace larga. Se barruntan en el ambiente muchas ganas de verla. En ese momento, y justo cuando la gente parece más distraída, se anuncia su actuación por megafonía. Una chica menuda y bajita, de aspecto tan frágil como afable y campechano sale al escenario. Sobre la nariz, unas gafas de montura blanca, lo suficientemente extravagantes como para llamar la atención pero, por otro lado, lo suficientemente normales y originales para resultar distintivas y elegantes. La chica abre la boca y extrae de sus cuerdas vocales las primeras notas. Se hace el silencio. Se inicia la magia. Está cantando Cécile McLorin Salvant y cuando Cécile McLorin Salvant canta parece que todo alrededor importa poco o nada. Una vocalista diferente Hija de padre haitiano y madre francesa, la ciudad de Miami en Florida fue la que vio nacer allá por 1989 a una niña que pronto despuntaría como un talento descomunal. Concretamente fue a la temprana edad de cinco años cuando comenzó sus estudios de piano clásico, haciendo sus primeros pinitos en el canto tan solo tres años después, a los ocho, y desarrollando sus habilidades, primero con la Sociedad Coral de Miami y, posteriormente, junto a selectos profesores privados. Ya en 2007, y

quizá buscando nuevos horizontes, se traslada a Francia donde se empieza a interesar por la improvisación y el repertorio instrumental y vocal, desde la década de 1910 hasta nuestros días, lo que, bajo la tutela del saxofonista Jean-François Bonnel, despierta un interés definitivo por el jazz. Es aquí, en este punto, donde se encuentra la lanzadera a su carrera, plasmada en un primer disco publicado en 2010 que incluso le sirvió para ser galardonada con el primer premio en la prestigiosa Thelonious Monk Competition. “St. Louis Gal”. Así se llamaba la composición que abría su segundo trabajo (primero de trascendencia internacional, al ser presentado como su debut en EEUU) publicado en 2013 bajo el título de “Woman Child”. También fue la primera canción de su carrera que llegó a estos humildes oídos que, por otro lado, no se podían creer lo que estaban escuchando. Una joven que contaba tan solo 24 años en aquel momento y que era capaz de cantar como aquellas heroínas de primeros de siglo, aquellas grandiosas mujeres que, con todo en contra, abrieron el camino para conseguir realizar las primeras grabaciones de blues de la historia, añadiéndole matices contemporáneos y, sobre todo, un idioma claramente propio y diferenciado. Porque, es cierto, Cécile McLorin Salvant tan pronto bebe de Sarah Vaughan (la primera cantante que escuchó) como rebusca en el jugoso baúl que nos legó la gran Bessie Smith. Con estos dos sabrosos y sofisticados aderezos ya sería suficiente para, con poco más, resultar una vocalista, cuanto menos, interesante. Pero no acaba aquí la cosa. Billie Holiday, Carmen McRae y, sobre todas las anteriores, Betty Carter asoman por la garganta de esta dotadísima joven que pareciera no tener ni límite ni cortapisas a la hora de atacar un género tan peligroso, difícil y delicado como el denominado “jazz vocal”. Cécile parece recuperar la grandeza de un estilo últimamente depauperado por una Reportaje · Cécile McLorin Salvant -45-


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L E Y E N D A S

D E L

JA Z Z

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Billie Holiday en el Club Flamingo de Londres por Álex M. Franquet

Una de las voces femeninas más profundas del jazz siempre será Billie Holiday y en este artículo rememoramos su actuación en el Club Flamingo de Londres. Por varios motivos. Primero, fue un hito importante para el jazz europeo, todo un acontecimiento, el poder disfrutar en directo, en 1954 y en Londres, de uno de los grandes mitos americanos. Pero además de ese factor, la actuación de Billie Holiday tiene otros condimentos que la hacen especial. Y es que su presencia en Londres catapultó al naciente movimiento Modernista, a los seguidores ingleses del jazz moderno, que se fueron expandiendo por más zonas de la ciudad, luego del país y, finalmente y hasta hoy, alcanzando el mundo entero con su onda expansiva. Esos primeros fans del jazz moderno florecieron en el norte de la capital londinense, en Stamford Hill y en Hackney. También en Essex, al oeste del gran Londres. Más fans de Miles, Coltrane, Modern Jazz Quartet, Gerry Mulligan o Chet Baker acudían cada vez, en tren, al Flamingo y a otros clubes de jazz del centro. El punto de encuentro eran las estaciones. En cada parada subían algunos más en dirección al centro de Londres, a las sesiones del Flamingo. Los fines de semana el ambiente en ese club duraba toda la noche, hasta la salida del sol, hasta que salía el primer tren de vuelta a casa. En aquel momento, los Modernistas eran todavía solo una élite que deseaba contemplar en directo -48-

a Lady Day. Esa actuación, y las de otros de artistas como Chet Baker, sirvieron como galvanizador para los seguidores del jazz moderno en Londres.


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R E P O R TA J E

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por Juan Carlos Abelenda

Alice Coltrane,

más allá de John Coltrane

Hablar de Alice Coltrane (o de Alice McLeod) es hacerlo de una de las personalidades más fascinantes que ha existido en la historia del jazz, separando y dejando a un lado que fue la esposa del gran saxofonista John Coltrane, con quien estuvo cuatro años, hasta su muerte en el año 1967. Alice Coltrane ha sido, sin lugar a dudas, una música altamente dotada, como compositora, pianista, organista y arpista (instrumento que consiguió introducir en la escena jazzística, apareciendo en álbumes de jazz experimental). -51-

Reportaje · Alice Coltrane

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Dossier de festivales. 43 Getxo Jazz Getxo, Vizcaya. Del 3 al 7 de julio. https://www.getxo.eus/es/getxo-jazz/programa

Como es costumbre, Getxo abre la cita veraniega de los grandes festivales de Jazz en Euskadi. Como novedad respecto a los últimos años, hay que señalar que dos de los cuatro grupos participantes en su Concurso Internacional de grupos son propuestas nacionales, lo que sin duda es una muestra del buen nivel del jazz joven en nuestro país. Durante las cuatro primeras jornadas los grupos que disputarán la final del concurso abrirán los conciertos del escenario principal guetxotarra. Por este pasará la trompetista y cantante Andrea Motis en la jornada inaugural: la popularidad de la joven artista surgida de la Sant Andreu Jazz Band sigue en auge tras haber tenido el lujo de grabar en un sello mítico como Impulse! En la jornada del día siguiente, el guitarrista Julian Lage será el encargado de la actuación principal. La cantante Madeleine Peyroux, una figura con gran tirón mediático y de público será la estrella de la jornada del 6 de julio. Finalizará la actividad en el escenario principal el veterano Paquito D’Rivera, en un concierto doble que contará con la actuación del grupo ganador del Concurso de Grupos. Dado que esos conciertos dobles serán a las 21:00, se recomienda ir con algo de antelación y pasarse por la Plaza Estación de Algorta a eso de las 19:00 para ver (y disfrutar) con las propuestas del ciclo Tercer Milenio: Kontxi Lorente o Jon Urrutia han dado buenas muestras de su arte en sus últimas grabaciones. Y luego ir a las jam en los distintos locales: un plan magnífico.

IV Festival Internacional Jazz Vejer Vejer de la Frontera, Cádiz. 5 y 6 de julio https://www.jazzvejer.com

Concentrando su programación en dos días, el festival de la localidad gaditana Vejer de la Frontera programa siete conciertos. Un programa con figuras importantes como las de su paisano el pianista Chano Domínguez, o el bajista Richard Bona. También actuarán el saxofonista Enrique Oliver (enorme su formación completada por Jorge Rossy, Albert Sanz y Dee Jay Foster), la orquesta de cuerdas Swing Machine Orchestra o Alain Perez y La Orquesta.

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Lección magistral.

Maureen Choi y el violín Nombre del músico: Maureen Choi (Ann Arbor, Michigan, EEUU) Formación musical: Estudié violín con profesores particulares desde muy pequeña. Luego me gradué en Violin Performance en Michigan State University y recibí un Artist Diploma en Berklee College of Music en Boston. Instrumentos: Mi instrumento principal es el violín, pero también estudié piano durante muchos años. De hecho, normalmente utilizo el piano para componer, casi nunca lo hago desde el violín. Proyectos musicales: Mi proyecto principal es Maureen Choi Quartet, donde compongo y lidero mi propia banda. También colaboro, como artista invitada, en conciertos o grabaciones de discos de diferentes artistas. Bastante a menudo grabo en bandas sonoras para cine y televisión, sobre todo las partes de violín solista y cuartetos de cuerda. En general, estoy abierta a participar en muchos estilos y contextos diferentes. 1. Apuntes históricos sobre el violín: El violín, como lo conocemos hoy, existe desde el siglo XVI y está predominantemente asociado a la música clásica europea. Es un instrumento muy cercano a la sonoridad de la voz humana y se le considera un instrumento melódico. La música clásica europea ha llevado al instrumento a su máximo desarrollo técnico, pero mirando un poco fuera de occidente, puedes encontrar que el violín tiene una gran importancia en músicas de otras culturas como la iraní o la india, donde se afina de diferente manera e incluso se toca en diferentes posiciones, apoyándolo sobre las rodillas. El violín posee una versatilidad extraordinaria, y se utiliza en contextos religiosos o seculares de manera tradicional en muchas culturas. 2. Referentes en el violín: Hay demasiados artistas maravillosos como para nombrarlos a todos, pero si tuviera que elegir, respecto a la música clásica europea, sería sin duda Jascha Heifetz. No es solo por su perfección técnica, sino que sus fraseos y sus tempos son tan musicales que aún me sorprenden cuando escucho sus grabaciones. En el jazz, tengo que reconocer que Harry Lookofsky es mi héroe. Era un violinista clásico increíble que utilizaba toda tu técnica para tocar jazz. Regina Carter también

© Iván Hidalgo Martín

© Patricia Agudo.

Reportaje · Maureen Choi -59-


Puntos oficiales de distribución de

En los siguientes espacios dedicados al jazz podrás encontrar tu ejemplar de la revista: BILBAO

Asociación Cultural BJC-BILBAINA JAZZ CLUB Kulture Elkartea

Desde 1991. Programación internacional de Jazz en directo, todos los Jueves (8:00pm) Dirección: Hotel Conde Duque (Campo Volantin, 22 · Bilbao) e-mail: bjcinfo@jazz-on.org Web: www.bilbainajazzclub.org/

MADRID

MADRID

GABAZERO

Espacio que parte de la música y va más allá. Clases magistrales, salas de ensayo, conciertos privados y eventos culturales en el corazón de Chamberí. Dirección: C/ Cardenal Cisneros 64 e-mail: gabazeromusica@gmail.com Rlf: 667 80 36 90 Web: www.facebook.com/gabazeromadrid/

JAZZ Y MÁS

Tu tienda de vinilos y CD´s con el mejor jazz, soul, blues… clásico, y con los últimos lanzamientos. Te esperamos en Malasaña, puro centro de Madrid. Dirección: C/ La Palma 28 e-mail: jazzymas@gmail.com tlf: 91 531 68 00 Web: jazzymas.com/es/


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