¡Ha llegado el libro sobre René Lacote!
Para pedir su ejemplar, pinche en el libro
Tamaño del libro: 22,5 x 30 cm (2 kg) 216 páginas en color 280 fotos y plano de una Lacote en tamaño real Francés/Inglés
Precio: 90 € (+ gastos de envío)
Bruno y Catherine Marlat han reunido, a lo largo de los años, una amplia documentación sobre el luthier René Lacote. Gracias a ellos y por primera vez, un libro cuenta la vida de este luthier y la historia de sus exitosas colaboraciones. También muestra la evolución de su trabajo, así como una selección de instrumentos hechos su taller.
© OrfeoMagazine
Creación y dirección: Alberto Martinez
Diseño gráfico: Hervé Ollitraut-Bernard – Editora adjunta: Clémentine Jouffroy Traducción francés-español: Maria Smith-Parmegiani – Traducción francés-inglés: Meegan Davis Sitio internet: www.orfeomagazine.fr – Contacto: orfeo@orfeomagazine.fr
Editorial
orfeo
MAGAZINE
¿Conoce Paracho del Verduzco?
Treinta y cinco mil habitantes, cuatrocientos luthiers y quince fábricas que producen ciento cincuenta mil guitarras al año.
El deseo de visitar esta ciudad mexicana me rondaba por la cabeza desde hacía años. Después de mis visitas a Cremona en Italia, Markneukirchen en Alemania y Granada en España, este increíble centro de la guitarra merecía un número de Orfeo .
Espero que estas páginas les ayuden a comprender las dificultades con las que se enfrentan estos guitarreros y a admirar su habilidad con el cuchillo y la garlopa.
Como siempre, las entrevistas son pocas en comparación con la abundancia de buenos luthiers en Paracho. Una pena es que no pude entrevistar a Salvador Castillo y ver sus excelentes guitarras debido a sus problemas de salud durante mi estancia.
¡Que disfruten la lectura!
Alberto MartinezParacho, la Cremona
Paracho es una población prehispánica de México, situada en el estado de Michoacán a 2.200 metros sobre el nivel del mar y a 400 kilómetros de la capital del país. Su clima es templado/frío, con
El obispo Vasco de Quiroga, al fomentar el aprendizaje, convirtió a Paracho en un centro de fabricación de instrumentos de cuerda.
En la época de la conquista españo
la, la evangelización de la población indígena fue realizada por Fray Juan de San Miguel y, posteriormente, por el obispo Vasco de Quiroga, quienes supieron desarrollar las habilidades de la población fomentando el apren dizaje, lo que convirtió Paracho en un centro de fabricación de toda clase de instrumentos de cuerda, muebles, artesanías y bordados.
La guitarra en Paracho
Es obvio que la guitarra, el laúd y otros instru mentos de cuerda traídos a América por los españoles les eran desconocidos. Por lo tanto, fue en esa época que los indígenas los vieron por primera vez y que les fue posible aprender su fabricación.
Las primeras guitarras fabricadas en Paracho fueron hechas con made ra de la misma región pero, con el desarrollo del comercio, las comu nicaciones y el transporte, se hizo posible tener acceso a madera de otras regiones con mejores cuali dades acústicas y estéticas. Esta situación hizo que algunos cam pesinos comenzaran el negocio de proveer madera a los guitarreros, no sólo de especies nacionales, sino también de diferentes países del mundo, como se necesita ac tualmente para la construcción de guitarras clásicas de alta calidad.
Respecto a la historia de la guitarra en Paracho, se pueden distinguir dos eta pas: la anterior a la década de 1930, cuando se hacían instrumentos de cuerda, como la guitarra séptima, di ferentes de la guitarra sexta o guitarra española. En ésta primera época, la construcción de las guitarras era mu cho más rústica que en la actualidad. A partir de 1940, la construcción de guitarras de seis cuerdas se convirtió en la norma, junto con la adopción de otras técnicas, herramientas, ma terias primas, maderas y modelos. Esta época coincide con la llegada de la electricidad y las pri meras máquinas eléctricas: sierras, taladros, etc. La apertura de vías de comunicación desarrolló el comercio, creando un mercado más amplio e imponiendo la guitarra española. Hoy se conside ra que en Paracho y sus alrededores viven unos 400 guitarreros, algunos con más de 50 años de experiencia en la elabo ración artesanal de guitarras, y más de 15 fábricas que ofrecen una am plia diversidad de modelos, calidad y precios. Cabe destacar que esa tra dición de la construcción de instru mentos de cuerda se ha transmitido de generación en generación bási camente de manera oral.
El monumento dedicado a Vasco de Quiroga.
Monumento en homenaje a los luthiers de la ciudad.
Una tienda de suministros y accesorios.
Las pocas representaciones de vihuelas hace que éstas sean importantes.
También han habido una serie de visitas y clases impartidas por luthiers de alto nivel para mejorar la técnica y elevar la calidad de los instrumentos. Hoy en día, un puñado de guitarreros parachen ses están haciendo instrumentos de alta calidad y cada vez más están viajando fuera de México, a Estados Unidos o a España, para perfeccionar su trabajo.
La guitarra séptima
Entre los instrumentos que precedieron a la gui tarra española de seis cuerdas, se encuentra la guitarra mexicana o séptima (de siete órdenes). Hasta el momento no sabemos con certeza cuán do ni cómo llegó al país. Fue utilizada en México desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, teniendo su período de mayor auge en el siglo XIX, tanto en las orquestas típicas y de mariachis como en la música clásica. No cabe la menor duda que durante el “clasi cismo” en México (1770-1840), ese período de 70 años que corresponde al final de la colonia y
los primeros años de la independencia, la guita rra de siete órdenes fue uno de los instrumentos predilectos junto con el piano y la voz.
Ángeles músicos
En un documento de fines del siglo XVII, se men ciona que en Paracho “viven doscientos cuatro tributarios indios que se ocupan de hacer vi huelas, violines, sillas, taburetes y algunos otros muebles domésticos”.
En la iglesia de la ciudad de Cocucho, a unos 20 kilómetros de Paracho, la techumbre de la en trada está decorada con paneles pintados, que se suponen hechos en el siglo XVIII, donde se ven ángeles tocando diferentes instrumentos. Dos de esos paneles son particularmente intere santes: el de un ángel tocando con una vihuela de mano y el de otro ángel con una vihuela de arco. Las representaciones de vihuelas son bas tantes escasas y éstas merecen ser señaladas como documentos importantes para la organo logía de la guitarra.
Dos de los paneles pintados de la iglesia de Cocucho.Guitarra séptima de la colección de Jorge Martín Valencia Rosas. Arriba, la actriz Mimi Derba.
Mujeres, con trajes tradicionales y portando guitarras, abren el desfile de los guitarreros.
El Festival de la Guitarra de Paracho tiene lugar cada año en agosto.
La madera
Los bosques de Paracho y sus alrededores es tán compuestos esencialmente de abetos y en cinos. Pero hoy, todas las maderas de lutería se encuentran a la venta en Paracho. El desarrollo de las comunicaciones y de la demanda, han hecho surgir empresas especializadas en el ne gocio de madera, que ofrecen todo tipo de espe cies importadas. Además, esas empresas tienen un acceso privilegiado a las maderas típicas de México como el granadillo ( platymiscium yucata num ), el paloescrito ( dalbergia paloescrito ) o el guayacán ( guaiacum ), tan difícil de trabajar a causa de su dureza.
El cuchillo de guitarrero
Hay una herramienta característica de los guita rreros de Paracho: el cuchillo. Debido a la dificul tad para adquirir herramientas de buena calidad, algunas de ellas estan hechas a partir del metal recuperado de otras herramientas. Los formo nes están hechos a partir las limas para metal y los cuchillos a partir de las hojas de sierra para metal (seguetas). Cada guitarrero hace el suyo y éste constituye la herramienta de base para la elaboración de las guitarras. La habilidad que los guitarreros han desarrollado con estos cuchillos es sorprendente.
La Feria de la guitarra
Todos los años, en el mes de agosto, se celebra el Festival Internacional de la Guitarra de Para cho. Se trata de una fiesta de una semana de duración que incluye todo tipo de celebraciones, conciertos de guitarra, concurso de lutería y des files de todo tipo.
En el marco anual de esa feria, se realiza el Con curso nacional de constructores de guitarras con el objetivo de fomentar el mejoramiento de la técnica constructiva. Además de las cualidades estéticas de las guitarras, diversos elementos son tomados en consideración: la potencia y el equilibrio sonoro, la afinación, la riqueza tímbrica y la comodidad.
Un detalle interesante es que los luthiers partici pantes se deben presentar personalmente dos meses antes con las maderas (aros, tapa y fondo) sin ensamblar para ser se lladas por el comité organi zador. Hay diferentes cate gorías: guitarras populares, guitarras de estudio, guita rras de concierto y grandes maestros. La guitarras ter minadas se deben presen tar de manera anónima, sin etiqueta ni firma del luthier. El ganador de una catego ría pasa obligatoriamente a la categoría superior al año siguiente.
Guitarras en miniatura Caminando por la calle principal de Paracho, en
medio de cantidad de tiendas de guitarras, se encuentra la del guitarrero Jesús Zalapa. En el interior hay todo tipo de instrumentos de cuerda, cuadros explicativos de la construcción de gui tarras e incluso un taller completo con todas sus herramientas. ¡Pero todo en miniatura! Jesús, como la gran mayoría de los artesanos de Paracho, aprendió el oficio con su padre pero lo que más le interesó fue hacer instrumentos en miniatura. Así fue que nos mostró cinco guita rras que juntas cabían en la palma de su mano, y un taller completo de guitarrero construido den tro de una guitarra clásica de tamaño normal, con su banco de trabajo, sus he rramientas (cuchillo, serru cho, garlopa, lija, etc.) y guitarras a medio terminar. Recientemente, varios mu seos se interesaron en su trabajo y le han comprado algunas de sus mini obras de arte.
Una guitarra de 2,60 m formaba parte de la exposición.
Los cuchillos de los luthiers están hechos de metal reciclado.La guitarra de Fructuoso Zalapa, que ganó en la categoría “Grandes maestros”.
El stock de madera de Materiales Mendoza, una empresa dirigida por Rosa Elena.
Jesús Zalapa y sus guitarras en miniatura (ver portada de Orfeo).
El éxito del film “Coco” cambió la vida de Paracho.
La guitarra de Coco
En 2017, Walt Disney Studios realizó el film “Coco” en el que Miguel, un niño mexicano, sue ña con ser músico y tener una guitarra como la de su ídolo.
La fabricación de la guitarra de “Coco” fue con fiada a Germán Vázquez Rubio, un maestro lau dero nacido en Paracho y radicado en Los Án geles. Los adornos de la guitarra original están hechos con nácar e incrustaciones de oro. El éxito de ese film cambió la vida de Paracho. Se comenzaron a fabricar imitaciones de la gui tarra “Coco” en cantidades industriales y a todo tipo de precios. ¡Durante varios años fueron los “best seller” de la ciudad!
Miguel y su guitarra “Coco”. Aquí, una copia de esta guitarra.
Abel García, el viajero
Abel García es el más internacional de los guitarreros de Paracho. Su afán de perfeccionarse le llevó a trabajar con los Romero en California, con José Luis Romanillos en España y con los mejores luthiers contemporáneos.
Cómo aprendió el oficio?
Abel García – Aprendí con mi padre. El taller era muy rústico, como la mayoría de los talle res de Paracho en esa época. Yo era el noveno hijo. Eran tiempos difíciles: mi padre trabajaba varios meses por año en Los Ángeles y regre saba con maderas y herramientas para vender aquí. Mi madre terminaba y barnizaba las gui tarras que hacía mi padre cuando estaba en casa.
Y cuándo comenzó a construir guitarras? A. G. – A los nueve años hice mi primera gui tarra con la intención de venderla para ayudar a mi familia. Ya en esa época, mi padre tenía
un taller mejor con algunos empleados y una pequeña tienda en la calle principal de Paracho. A mí me gustaba estar en el taller. Cuando tenía unos 13 años le dije a mi padre que quería ser guitarrero, pero mi padre me pidió que primero fuera a la universidad. Entonces, me fui a es tudiar a Morelia y allí tomé cursos de ingenie ría mecánica, ingeniería eléctrica y sistemas de computación. Al mismo tiempo tomaba clases de guitarra clásica y seguía haciendo guitarras y reparaciones cuando te nía tiempo. Un día llegó una señora americana que quería un bajo acústico; yo acepté hacerlo y ella me pidió que se lo llevara a Los Ángeles cuando estuviera termina do. Allí pude visitar el ta ller de José Oribe, un taller bien equipado y de buen nivel profesional. Pero lo que cambió mi vida fue el conocer a Celedonio Ro mero. Él me recibió muy
amablemente y me invitó a ver su colección de guitarras y a escucharlas. Hauser, Santos, Miguel Rodríguez… Nunca había visto ni oído nada igual! Todo esto me sirvió muchísimo para mejorar mi trabajo y resultó una ayuda econó mica importante, ya que todos los Romero me encargaron guitarras para sus alumnos. ¡Al final me propusieron instalar un taller en el garaje de Pepe!
Y de todas esas guitarras, ¿cuales le gustaron más?
A. G. – Mis favoritas eran la Hauser II de 1975 y la Miguel Rodríguez “La Won derful” de 1973, aunque me influyeron mucho también las Santos y las Torres.
A la derecha, su varetaje personal, una interesante mezcla de varias influencias.
Rosetas con motivos prehispánicos.Copia de la guitarra Torres FE 17, realizada por su esposa Verónica Ayala en 2017.
Mis guitarras fueron mejorando y en 1992, Pepe me dijo que Romanillos organizaba un curso en Córdoba y le envió una carta pidiéndole que me aceptara.
Al llegar a España, me enteré que Romanillos pedía venir con una cantidad de herramientas y la madera necesaria para hacer una guitarra y yo había viajado sin nada. Como yo no tenía dinero para comprar todo lo que pedía, decidí trabajar con lo mínimo, como los guitarreros de Paracho. Romanillos y los demás participantes se sorprendieron cuando me vieron llegar con un cuchillo, un serrucho, un cepillo, una cuerda y unas maderas que me cedió Ignacio Rozas en Madrid. Ese año, como era el centenario de la muerte de Torres, la guitarra que hacíamos era una copia de “La Suprema”, con la ayuda de un plano hecho por Romanillos. Yo fui el único que terminó la guitarra durante el curso, ¡e incluso
El cabeza de la copia de la FE 17 hecha por Verónica Ayala. Modelo personal de Abel con tapa de cedro canadiense.Verónica y Abel en su almacén de madera.
tuve tiempo de barnizarla! Luego volví a viajar a España para el curso de 1993 y, en 1994, Ro manillos me invitó a venir como ayudante suyo. Esos cursos eran maravillosos, yo nunca vi algo parecido en ninguna parte. Para mí fue fantásti co, me abrió las puertas del mundo y creo que ayudó a dar a conocer Paracho un poco más. Allí hice muy buenos contactos y comencé a tener muchos pedidos.
Para hacer la copia de “La Cumbre”, ¿qué planos tenía?
A. G. – No hay planos de “La Cumbre”, esa gui tarra no se ha dejado estudiar. Yo me guié por todas las Torres que había visto y toda la bi bliografía existente. Nunca he visto el original, pero creo que mi copia debe ser bastante fiel. Comencé haciendo dibujos en 2006, fui com prando madera lo más parecida posible a la uti
lizada por Torres, y terminé la guitarra en 2015. Fue un trabajo muy difícil que requería mucha precisión, porque si no respetaba exactamente los espesores de los filetes de madera, al final todos los meandros, las espigas y el resto de la decoración resultarían más anchos que el origi nal. Tuve que analizar muchas fotos y hacer mu chos cálculos para determinar el calibre exacto de cada pieza y cada filete.
Mi esposa Verónica Ayala, que también es gui tarrera, hizo una copia de la Torres FE 17 la cual llevaba meandros como “La Cumbre”.
Aparte de las copias de Torres, tiene un modelo propio?
A. G. – Sí, a partir de los años noventa comen cé a hacer mi modelo, inspirado por todas esas grandes guitarras que había visto. Incluso in cluí en mi varetaje la barra de Robert Bouchet,
Nueve años de investigación, reflexión y trabajo para realizar la copia de “La Cumbre”.
“Nunca he visto el original, pero creo que mi copia debe ser bastante fiel.”
pero con otros espesores y pasando las varetas ex teriores del abanico por encima de su barra. Todo cambia con el tiempo, evolucionando, buscando el mejor sonido.
Qué más puede decirme de sus guitarras?
A. G. – Hago unas 6 o 7 guitarras por año y mi plantilla es muy similar a la Hauser II que tienen los Romero. Mi construcción es a la española, comenzando con la tapa y el mango y con el inglete en la unión de la pala. Desde hace unos años trato de hacer las rosetas con elementos gráficos prehispánicos. Son maravillosos, pero evito los colores fuertes y trato de hacerlos ele gantes y refinados.
Para el fondo y los aros, de las maderas mexica nas, mis favoritas son el zopilote y el paloescrito. Aquí tenemos una docena de maderas duras di ferentes (paloescrito, campinceran, zopilote…),
Muchos de los luthiers formados por Abel se han convertido en luthiers de primera clase. Aquí, una guitarra en ovangkol (guibourtia ehie) de Gerardo Escobedo.
y también varios tipos de pino abetos, ya que estamos a 2.200 metros de altitud. Pero, para las tapas, prefiero el sonido del abeto europeo.
Porqué Paracho no tiene la fama que merecería?
A. G. – Paracho podría conquistar el mundo con su guitarrería. Tenemos buena madera y guitarreros muy hábiles. En los cursos de lute ría que he dado, he tenido alumnos extraordi narios, pero las condiciones generales del país no les ayuda a tener el éxito que merecen. Les resulta difícil vender sus guitarras en los otros países. Habría que organizar exposiciones en el extranjero y dar a conocer los instrumentos que se hacen en Paracho. Para desarrollarnos realmente, necesitaríamos el apoyo del gobier no, un museo/centro de documentación y una escuela de guitarrería!
El tornavoz metálico rodea las dos placas grabadas en nácar.La maravillosa marquetería de la copia de “La Cumbre”.
El verano es la estación de las lluvias en Paracho, ¡con fuertes precipitaciones por las tardes!
Fructuoso Zalapa, el ganador de 2022
Nació en Paracho pero vive en
Morelia, la capital del estado de Michoacán, y divide su vida entre su taller mexicano y sus estancias en California. Este año ganó el primer premio en el concurso de construcción de guitarras, categoría Grandes maestros.
¿Ud. también aprendió con su padre?
Fructuoso Zalapa – Sí, aprendí con mi padre. Yo soy la cuarta generación de guitarreros de mi familia. Pero, también tomé varios cursos con Romanillos y soy muy amigo de Manuel Cáceres, el excelente guitarrero madrileño. En mi próximo viaje a Madrid voy a tratar de convencer a Manuel de hacer una guitarra con doble-tapa. La dobletapa da posibilidades infinitas. Cuando hago un modelo Torres, Hauser o Roma nillos, siempre termina siendo la guitarra que yo imaginé; con la doble-tapa, haces cien guitarras y todas son diferentes. Eso me motiva mucho en el trabajo y me ha hecho progresar mucho. Traba jar con maderas tan delgadas, tan delicadas, ha refinado mi trabajo; me ha dado confianza para
trabajar las tapas tradicionales con espesores muy finos, como los maestros españoles.
Me está hablando de doble-tapa, pero yo veo que sus tapas tienen enrejillado; ¡son dos cosas diferentes!
F. Z. – Sí, yo uso las dos: doble-tapa y lattice, porque la doble-tapa funciona mejor con un varetaje enrejillado. La doble-tapa no funciona con el varetaje tradicional, tiene que tener la reji lla y de preferencia toda de madera; con carbono es otra cosa.
La guitarra que a mí me gusta es la doble-tapa hecha con Nomex en el medio. También he pro bado con madera de balsa en el medio, pero el resultado no fue tan bueno. Yo siempre combino
Fondos simples y dobles de las futuras guitarras.
Varetaje tipo “lattice” totalmente de madera.una cara de abeto y la otra de cedro; así termi no la tapa de un lado o del otro según me pidan cedro o abeto. No es solamente por razones es téticas, el sonido también cambia un poco. Po dríamos pensar que es lo mismo, pero hay algo que influye y el sonido cambia. El abeto por fuera sigue dando ese timbre un poco más fino, más claro, con más armónicos. Parece increíble, pero es así.
Otra diferencia que yo encuentro es que la do ble-tapa necesita más tiempo para liberarse que la tapa tradicional. Al cabo de dos o tres años, mis guitarras doble-tapa mejoran mucho. Por ejem plo, al cabo de dos años, un modelo Romanillos va a ganar 10 % mientras que la doble-tapa va a ganar 30 %. Muy a menudo, me traen una guitarra doble-tapa que he hecho hace dos o tres años, para retocar el barniz o ajustar los huesillos, y veo que han mejorado. No me pregunte por qué…
La guitarra con la que ganó el premio de Paracho este año, ¿es así?
F. Z. – No, no es de doble-tapa, la tapa es de cedro macizo porque como el reglamento del concurso exige que la guitarra sea recién cons truida, preferí utilizar el cedro, que es más gene roso rápidamente.
¿Y cómo hace las cajas?
F. Z. – A los fondos planos, le pongo las barras de refuerzo, pero cuando hago un fondo above dado, no le pongo nada; la bóveda es suficiente. Los fondos con bóveda los hago con tres capas: por ejemplo, con paloescrito, cedro blanco (ci prés mexicano) y kingwood. Los aros también van laminados, eso mejora los bajos y me dan una mayor seguridad, porque el cocobolo o el kingwood tienen tendencia a rajarse. El problema es que las guitarras hechas con
Encolado del varetaje tipo “lattice” en una tapa laminada de cedro y abeto.Su fórmula: un cuerpo rígido y una membrana ligera.
“Los monitores ayudan mucho al guitarrista a escuchar lo que está haciendo.”
Un modelo de Romanillos con tapa de abeto y caja de paloescrito.
bóveda llevan más trabajo, cuestan más caras, y por lo tanto son más difíciles de vender. Pero a mí me gustan más.
Yo siempre hago la caja bastante gruesa, de 2,5 a 3 mm; me parece que tiene que ser así, una caja rígida y una membrana liviana.
Siempre pongo refuerzos de aro lisos; pienso que con los peones se pierde un poco de so nido, porque el encolado tiene que ser lo más parejo posible.
¿No tiene problema con la humedad?
F. Z. – En Paracho la humedad es terrible duran te el verano. Incluso aquí en Morelia, donde vivo ahora, tengo el deshumidificador permanente mente en marcha.
Paracho tiene inviernos muy secos y veranos muy húmedos; por esa razón me vine a vivir aquí, el clima es un poco mejor. En mi taller trato de mantener la humedad alrededor de 50 %. Debido a ese mismo problema uso una cola moderna, la cola caliente es demasiado sensible a la temperatura y a la humedad.
¿Qué maderas le gustan?
F. Z. – Mi madera preferida es el palosanto de Bra sil. Es una madera que, cuando es de primera cali dad, restituye todo el sonido sin absorber nada. El cocobolo y el kingwood, son parecidos pero creo que el palosanto de Brasil es superior.
La madera tiene su magia. Yo puedo hacer varias guitarras con la misma madera, pero todas no resultan del mismo nivel.
El mango lo hago siempre con cedro de Hondu ras, el cedro español es muy bueno pero difícil de encontrar aquí.
¿Otros detalles de construcción?
F. Z. – Hago la cejilla en dos partes para optimi zar el contacto del hueso con el puente y para poder calibrar la altura de las cuerdas de manera independiente los graves de los agudos.
Los monitores ayudan mucho al guitarrista a escuchar lo que está haciendo.
También me gusta hacer guitarras de inspira ción romántica. No son copias de una guitarra en particular, son guitarras hechas de ese estilo.
Una bella interpretación de la roseta de Romanillos.
Una cejilla de dos partes para optimizar la afinación.
Hermoso trabajo de marquetería.
“Me gusta hacer guitarras románticas. No son copias pero son como interpretaciones modernas.”
Incluso para facilitar el uso, a la última que hice le agregué un reposabrazo y un puente con doce agujeros. Son como interpretaciones modernas de la guitarra romántica.
¿Y qué guitarras le han gustado?
F. Z. – De lo que yo he conocido, una de las gui tarras que más me ha gustado fue una Daniel Friederich que pertenecía al maestro mexicano Enrique Velazco. Aunque me gusta el sonido de las doble-tapa, como las Dammann o las Wag ner, reconozco que aquella Friederich me impre sionó mucho.
Yo trabajo en Estados Unidos por temporadas de 4 o 6 meses, para Kenny Hill. Me gusta ir allá; Kenny es muy buena persona y trabajo en bue nas condiciones. Allá hago las guitarras finas, los modelos Signature. Cuando vuelvo, apro vecho para traer madera y herramientas. Sobre todo tapas, ya que en Paracho la madera para tapas no es buena.
Los guitarreros trabajamos los 365 días del año. Yo estoy terminando la guitarra 972 con mi firma y sigo pensando que ser guitarrero es uno de los oficios más bellos que existen.
Los clavijeros (página izquierda) y el reposabrazos son elementos modernos añadidos por Fructuoso a sus guitarras románticas.
En las calles de Uruapan, a 35 km de Paracho, una pintura mural como es tradicional en México.
Daniel Caro, el decano
Daniel es el decano de los
luthiers de Paracho. Más de 3.000 guitarras han salido de sus manos y, con sus 82 años, sigue construyendo a razón de una guitarra al mes.
¿Cuándo aprendió el oficio?
Daniel Caro – Después de la escuela primaria, en los años 50, yo le dije a mi madre que no que ría estudiar, que me gustaría trabajar. Ella le pidió a un vecino que era guitarrero, si podía enseñar me el oficio. Al principio, yo miraba cómo traba jaban los demás y poco a poco fui aprendiendo a hacer guitarras y, sobre todo, a darme cuenta de los errores que cometía. Entonces empecé a corregirlos, a mejorar mi trabajo. Al cabo de dos años, mi padre me compró algu nas herramientas para que comenzara a trabajar por mi cuenta. Al principio trabajé como se tra baja a menudo aquí (ver recuadro maquila): me daban la madera, yo construía la guitarra pero la entregaba sin terminar, sin trastes, sin clavijero y sin barnizar.
Después de un tiempo empecé a vender mis gui tarras completas a varias tiendas, con cuerdas y todo, terminadas. Trabajaba muchísimo; hubo
Marilyn le hace compañía a sus diplomas de luthier.
una semana que llegué a hacer 6 guitarras. Ha cía todo por serie, 6 mangos, 6 tapas y todo así; aproveché que el tiempo estaba seco porque no las dejaba secar mucho tiempo. Al final me ar dían tanto las manos que tuve que bajar el ritmo y pasar a 3 o 4 por semana. Yo vendía esas gui tarras en Ciudad de México, en Guadalajara, en Monterrey… incluso en Laredo (Texas), porque había conseguido ese pasaporte que permitía a los fronterizos entrar y salir fácilmente en los Es tados Unidos.
¿Ha viajado al extranjero?
D. C. – Sí, aprovechando ese pasaporte que te nía, fui a buscar trabajo a Los Ángeles y estuve en un taller construyendo y reparando guitarras. Eso me permitió ver guitarras de los grandes gui tarreros y poder estudiarlas. Allí pude ver guitarras de Hauser, de Esteso, de Santos Hernández y de Torres. Las Fleta me im presionaron mucho por lo bien hechas que esta ban, se sentía el gran artesano. Un día pasó un guitarrista que me pidió probar la Fleta que yo acababa de reparar. La tocó y me dijo: recuerda
El cortar la roseta con un cuchillo, al estilo de Paracho.
Un accesorio de su invención para montar guitarras.
El cuchillo de luthier, la herramienta multiuso.
“La industria fabrica cientos de guitarras por día. No se parece en nada a lo que hacemos nosotros: lo nuestro es arte.”
Tapa de cedro canadiense y caja de palosanto de la India. Puente sin barnizar, al estilo de Paracho.
MAQUILA MEXICANA
Durante la Segunda Guerra Mundial, para remplazar los brazos de los estadounidenses que partieron a la guerra, se creó el Programa Bracero ( Mexican Farm Labor Program ), que corrió de 1942 a 1964 y permitió a los trabajadores agrícolas mexicanos ir a trabajar temporalmente a los Estados Unidos. Unos cuatro millones de trabajadores vinieron de México. En 1964, al final de ese programa, con el fin de emplear a los trabajadores que habían regresado a México, surgió la idea de facilitar la creación de industrias fronterizas. Una industria maquiladora es una empresa que importa materias primas sin pagar impuestos, las transforma en México y las exporta sin pagar impuestos, siempre que el ensamblaje y la comercialización se realicen en el país de orígen de las materias primas. La palabra “maquila” se originó en la España medieval para describir un sistema de molienda de trigo en un molino ajeno, pagando al molinero con parte de la harina obtenida. En el caso de los guitarreros de Paracho, se trataría del trabajo parcial de fabricación para una empresa.
siempre este sonido; el día que alcances este nivel, serás un buen guitarrero.
Construye a la española, comenzando con la tapa y el mango?
D. C. – Sí, pero de una manera un poco diferen te. Yo trabajo a mi manera y me hice una herra mienta que me guía para hacer la guitarra.
¿Cómo hace el varetaje?
D. C. – Yo siento la madera de la tapa con las manos y hago el varetaje en consecuencia. En general hago un abanico solo con siete varetas abiertas, pero algunas veces lo cierro con dos varetas en V, abajo. Todo depende lo que me diga la madera. Al final, cuando la guitarra está terminada, afino la tapa golpeando y lijando por dentro. Esta es la etapa más importante.
¿Y qué otros detalles?
D. C. – Aquí el puente no se barniza, se deja como el diapasón, es una moda de Paracho. La pala de mis guitarras tiene una forma inspira da en Fleta.
Para más seguridad, el mango lleva un refuer zo de granadillo de unos 8 mm de espesor por 30 mm de ancho.
A mí, desde el principio me gustaba hacer las cosas bien, aunque fueran guitarras baratas. Cuando no me salían bien, estaba molesto con migo mismo. Eso me ayudó a ir mejorando… y hasta hoy, con 82 años, ¡sigo haciendo guitarras con la misma exigencia!
Nada nos dice que Daniel tiene allí su taller.Algunos elementos de sus guitarras están inspirados en Fleta.
Carlos Piña, el pedagogo
Carlos lleva 14 años enseñando la lutería e incluso ha hecho un manual de construcción de guitarras. Su consejo a los estudiantes: ¡hagan las cosas con amor!
¿Cómo fueron sus comienzos?
Carlos Piña – Yo aprendí en la Ciudad de México en los años 50. En esa época, las guitarras que se hacían en Paracho eran muy rústicas, hechas en fábricas. En Ciudad de México fui aprendiz en va rios talleres durante unos ocho años. Luego trabajé para las fábricas como “maquilero” (ver recuadro páginas precedentes), que era como ser emplea do, pero trabajando en mi casa. Entregaba las gui tarras con todas las partes de madera terminadas pero con el puente separado, y sin trastes, ni clavi jero, ni barniz, ni cuerdas.
A los 23 años me casé y me vine a vivir a Para cho. Seguí trabajando como “maquilero”, pero en tregando las guitarras terminadas, prontas para la venta. Aquí habían mujeres que barnizaban y gen te especializada en hacer las rosetas y los filetes. Algunas veces yo también barnizaba o hacía las rosetas, pero era más fácil dejar que lo hicieran los especialistas.
¿Cómo trabaja hoy?
C. P. – Ahora trabajo como guitarrero indepen diente. También, hace catorce años que doy cla ses de construcción. Son cursos de tres años
“Es muy difícil proponer un solo modelo.”
en los que enseño todas las bases de la gui tarrería. He publicado un Manual de construc ción artesanal de la guitarra , que escribimos con Mario Fuentes. O sea que tengo menos tiem po para hacer guitarras en mi taller. Ahora hago unas cuatro o cinco guitarras por año.
Yo enseño a hacer todos los modelos: Torres, Fleta, Miguel Rodríguez, Santos Hernández, Simplicio y también Gerundino Fernández como ejemplo de flamenca, todos esos guitarreros del período español de gran creatividad.
A mis alumnos les enseño la construcción clási ca española, pero también cómo construir con la caja y el mango separados.
La madurez del guitarrero tarda en llegar, por lo general es alrededor de los 30 o 40 años. Este oficio es una evolución permanente, la guitarra que yo hago hoy no es la misma que hacía hace diez años.
¿Con qué maderas le gusta trabajar?
C. P. – A mí me gusta hacer las tapas con abeto alemán o cedro canadiense, para eso no uso las maderas mexicanas. En cambio, para las cajas de las flamencas uso el cedro blanco o ciprés mexicano ( cupressus lusitanica ). Para las clásicas me gusta trabajar con palosanto de la India o con paloescrito mexicano. Esta madera nuestra es muy bonita, viene en diferentes co lores y con diferentes dibujos; tiene más varia ciones que el palosanto de la India, pero es un poco menos densa.
Para dar más solidez a la caja, a veces hago
En Paracho, siempre han habido especialistas en rosetas.
Una guitarra de viaje y una guitarra clásica en construcción.
Una guitarra pequeña con un abanico simple de cuatro varetas.fondos chapados, laminados. Esto también ayuda a mejorar el sonido. Por ejemplo, si pon go palosanto de la India por fuera y ciprés por dentro, el timbre cambia, el sonido es más defi nido, más equilibrado, los agudos son más bri llantes y los bajos cantan más. Es mejor que si hubiera usado sólo palosanto y la conservación de la guitarra es aún mejor. Hago el chapado en el fondo, en los aros, o en los dos, según lo que quiere el cliente. Es muy di fícil ofrecer sólo un modelo per sonal. Aquí el que manda es el cliente y uno tiene que adaptar la construcción a lo que nos piden. Por ejemplo, un amigo me pidió que le hiciera una guitarra de via je, con un diapasón de 61 cm y una caja lo más pequeña posible. Yo nunca había hecho eso, pero era un amigo que lo pedía, y a
un amigo ¡no le puedo decir que no! Así que la hice.
¿Y tiene un modelo propio?
C. P. – Sí, yo tengo mi propio modelo, hecho con mi solera, etc. Lo que varía en general según el pedido es la madera y el varetaje: abanico clásico, lattice…
Para las flamencas hago el abani co con varetas triangulares; son las que me dan el sonido más espon táneo, más rápido. Las clásicas llevan varetas bajitas, para que la tapa tenga más movimiento y las notas más sustain.
Para la guitarra pequeña que tengo
Su manual de construcción, escrito con Mario Fuentes Salinas. Para esta guitarra, eligió una decoración con motivos prehispánicos.en el taller, hice un abanico con dos barras inclina das y cuatro varetas, dos en el lado de los agudos, una en los bajos y una en el medio.
¿Qué otros guitarreros han dado cursos en Paracho?
C. P. – Nuestro colega Abel García invitó a José Luis Romanillos a venir a Paracho y yo asistí a su curso e hice una guitarra con él. Antonio Raya Pardo y Thomas Humphrey también vinie ron aquí a dar pequeños cursos de quince días. La riqueza de la guitarra es su diversidad, no todos los guitarristas tienen el mismo gusto o el mismo oído y cada luthier tiene su propio tim bre, su firma sonora. Es como la voz humana, cada uno tiene la suya. Los sentimientos son muy importantes. Hay que hacer las cosas bien y con amor. Cuando yo entro en mi taller, mis problemas se quedan afuera. En la guitarra no hay secretos, el secreto está en tu corazón.
Hizo meandros para la junta del fondo y para el mosaico central de la roseta.David Rubio, la nueva estrella
David tiene 28 años, toca
la guitarra clásica y tiene un enfoque científico de la lutería. Una estrella naciente en el cielo de Paracho.
¿Qué generación de Rubio es usted?
David Rubio – Yo soy hijo de Arnulfo Rubio Orozco y formo parte de la cuarta generación de guitarreros de la familia Rubio. Germán Váz quez Rubio, el luthier que vive en Los Ángeles y que hizo la guitarra “Coco” es uno de mis tíos. Cuando era niño, yo jugaba a hacer guitarras. Para mí era natural, mi padre era luthier y mi madre barnizaba sus guitarras. A la edad de 8 años comencé mis estudios de guitarra en la Escuela de música de Paracho. A los 12 años ya trabajaba en el taller de mi padre y a los 18, hacía guitarras desde cero, participé por primera vez en el concurso de constructores de guitarras y gané uno de los premios.
¿Qué estudios ha hecho?
D. R. Estudié ingeniería industrial y desarrollé una tesis: “Diseño de parámetros óptimos para
El paloescrito tiene muchas variaciones de dibujos y colores.
la fabricación de guitarras clásicas mediante la metodología de Taguchi”. Taguchi era un inge niero japonés que trabajaba en la industria au tomotriz, estudiando permanentemente cómo optimizar los métodos de fabricación y el dise ño de cada pieza. O sea que mi finalidad era evaluar el modelo tradicional de construcción de guitarras, y tratar de llevarlo a un nivel más alto, de optimizarlo. Una de las conclusiones fue que hay que traba jar con precisión para que todas las piezas ajusten perfectamente y se puedan encolar sin necesidad de for zar. Otra fue que, para obtener una buena respuesta sonora, hay que hacer una caja rí gida, que refleje bien
la energía generada por la tapa. Y que la tapa debe estar lo más libre posible.
¿Y ha estudiado los diferentes tipos de varetaje?
D. R. – Sí, estudié el abanico tradicional, el la ttice, la doble-tapa, etc. Es evidente que existe un conflicto entre la percepción y el gusto. En mis medidas con sonómetro, las guitarras con doble-tapa o con lattice proyectaban más, pero de manera muy direc cional. Las guitarras de construcción tra dicional proyectaban
David hace un zoque muy fuerte…
El enrejado de la tapa visto en transparencia.
menos pero irradiaban más. Cada construcción tiene ventajas y desventajas, y ahí es donde in terviene el gusto de cada luthier y de cada gui tarrista. Yo hice una experiencia: organicé una escucha comparada de varias guitarras e invité a varios guitarristas, a un director de orquesta, y a músicos que tocaban instrumentos de cuer da. En general, las opiniones de los músicos correspondían con las medidas del sonómetro, en cambio las de los guitarristas eran menos objetivas.
¿Construye a la española?
D. R. – Sí y no. Por ejemplo, no uso peo nes; yo prefiero poner una cinta aserrada continua. Considero que es más preciso
así; el peón tiene una superficie recta y pegar lo contra una superficie curva no me satisface. Otra diferencia es que cierro la caja con la tapa al final, para que quede lo más libre posible. Hago varias rosetas, la de motivos prehipánicos es la que más utilizo, pero también hago una en homenaje a Antonio Marín.
La tendencia actual es ganar potencia, dejando de lado las otras múltiples cualidades que po see la guitarra. Yo también busco la potencia, pero con muchos co lores y equilibrio. Hago un varetaje de rejilla, tipo lattice, pero … y escuadras que parecen puentes colgantes.
todo de madera y con cierta asimetría. Mis gui tarras son bastante pesadas debido a los es pesores de la caja; el fondo tiene alrededor de 3 mm, los aros 2,5 mm y la tapa 1,8 mm y hasta 2 mm en el lóbulo superior.
¿Qué maderas le gustan?
D. R. – Para el fondo y los aros, me gustan las dalbergias. Trabajo mucho con el paloescrito mexicano. Para las tapas prefiero el abeto eu ropeo.
Yo sé que mis guitarras no son las mejores del mundo. Lo más importante es que yo me sienta satisfecho de lo que hice. Construir una guitarra no es solo cortar madera, encolar y lijar. Hay mucha emoción, muchos sentimientos que van plasmados en la guitarra que sale de nuestras manos.
La mejor prueba es que la guitarra no se pue de copiar, lo he comprobado trabajando con mi padre, haciendo la misma guitarra los dos, con la misma madera y las mismas herramientas… y al final siempre eran diferentes.
¿Qué guitarras ha oído que le gustaron?
D. R. – Más que los discos, mis referencias son los guitarristas que han venido a Paracho y que escuché en vivo: el sonido de la Daniel Friede rich de Zoran Dukić me gustó muchísimo, tam bién la Matthias Dammann con la que vino Da vid Russell la primera vez y, en cuanto al timbre, una Robert Bouchet que está aquí en México. Uno de los problemas que tenemos en México es que los guitarristas quieren que la guitarra suene bien apenas terminada. Pero no es así, la guitarra necesita un tiempo de secado, de estabilización y el guitarrista necesita un tiem po para conocer las posibilidades de la nueva guitarra. Eso lo saben bien los músicos de ins trumentos de cuerda. Ellos no suelen comprar instrumentos nuevos, sino que buscan instru mentos maduros, estabilizados, que hayan sido tocados.
Hace varias rosetas con motivos prehispánicos.
El paloescrito es una dalbergia menos densa que las demás.
Una pala en homenaje a Daniel Friederich.
Esta guitarra tiene una roseta en homenaje a Antonio Marín.Paris, octubre 2022
Sitio internet: www.orfeomagazine.fr Contacto: orfeo@orfeomagazine.fr