Rafael Tello, Lucio Gera y el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (2013)

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RAFAEL TELLO, LUCIO GERA 1 Y EL MOVIMIENTO DE SACERDOTES PARA EL TERCER MUNDO Oscar A. Campana

Introducción En 2011, haciendo un curso de posgrado sobre la teología argentina en la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, uno de los docentes recordó que el padre Rafael Tello decía que nunca había firmado ningún documento del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, poniendo este hecho (este no-hecho, en realidad) como argumento de su no pertenencia al mismo. Diversos escritos en homenaje a Lucio Gera omiten o silencian dicha pertenencia2. Frente a su reciente muerte, ocurrida en agosto pasado, alguien me refirió el testimonio del mismo Gera en el sentido de que nunca adhirió formalmente al Movimiento. Cualquiera de los curas que por aquellos difíciles años pertenecieron al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo se sentiría, cuanto menos, afectado por la negación de la participación en el mismo de figuras de la estatura de Rafael Tello y Lucio Gera. O expresado de otra manera: si a cualquiera de aquellos curas uno les preguntara, a boca de jarro, si Gera y Tello fueron del Tercer Mundo, responderían con un nítido, evidente y orgulloso “¡Sí! ¡Claro!” Algunos elementos, siempre parciales, tal vez ayuden a despejar esta cuestión. 1. La pertenencia al Movimiento Visto a la distancia que da la historia, tal vez sea difícil entender la sustancia de la “pertenencia” al Movimiento. Quizás la importancia otorgada a la “firma” parte del hecho fundacional del Movimiento, que fue la carta de adhesión al Manifiesto de los 18 Obispos del Tercer Mundo, un documento casi mítico de la era postconciliar, que en 1967 suscitó el apoyo de innumerables mentes y corazones. Cerca de 300 sacerdotes de Argentina la firmaron3. A partir de ese disparador, muchos curas comenzaron a juntarse y darle forma, en los hechos, a lo que terminaría siendo el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Como el Movimiento desplegó su actividad, entre otros caminos, a través de “declaraciones” que se firmaban y enviaban a la prensa y/o a las autoridades cívico/militares o eclesiásticas, el hecho mismo de “firmar” adquirió una importancia destacada4. Pero hubo curas que no firmaron documentos y sin embargo participaron de algunos de los encuentros nacionales o regionales del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, o de algún “gesto” público en alguna ciudad, o fueron perseguidos, calumniados, presos, muertos o desaparecidos por su vinculación al Movimiento. Pertenecer al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo no era algo encorsetado, definido y tabulado, ni tenía instancias “formales” de adhesión. Y una de las formas más significativas de pertenencia fue la de aquellos que se convirtieron en inspiradores, hombres de consulta, referentes éticos, “intelectuales orgánicos” del Movimiento. Ese fue el lugar, sin dudas, que ocuparon Tello y Gera en aquellos tiempos. De ese lugar habla el rol jugado por Tello en los debates del clero porte1

Una versión de este artículo saldrá publicada en Vida Pastoral 314 (2013). Ver G. RODRÍGUEZ MELGAREJO, “El don de una vida”: R. FERRARA Y CARLOS GALLI (ED.), Presente y futuro de la teología en Argentina. Homenaje a Lucio Gera, Buenos Aires 1997, 40-53; ED., “Itinerario de una vida”: AA. VV., Juntos en su memoria, Buenos Aires 1997, 9-13; V. AZCUY, “Una biografía teológica de Lucio Gera”: V. AZCUY, C. GALLI Y M. GONZÁLEZ (COMITÉ TEOLÓGICO-PASTORAL), Escritos teológico-pastorales de Lucio Gera, 1: Del preconcilio a la Conferencia de Puebla (1956-1981), Buenos Aires 2007, 23-57. 3 Entre ellos Lucio Gera: ver D. BRESCI, Documentos para la memoria histórica. Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, Buenos Aires 1994, 36. 4 Alguna vez el ya fallecido Gustavo Vietti –sacerdote de la Arquidiócesis de Santa Fe, luego vicario general de la Diócesis de Viedma, profesor en la Facultad de Teología– me compartió su convicción de que aquellas firmas de juventud habían bloqueado su posible acceso al episcopado… No lo contaba con pesar. 2


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