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Presentación

Permítanme me presento, les daré algunas pistas…

Nací del primer suspiro de página en blanco que inauguró las onomatopeyas primigenias convertidas en palabras; indefectible diálogo que edificó adobes de letras para construir frases que buscaron afanosamente ventanas de los sentimientos y a partir de la línea dibujó el horizonte de cartas aladas. La Fundación Enfances 2/32 convertida en espacio de solipsismos, ágora de catarsis y sala de redacción de los acontecimientos de la vida de niñas, niños, adolescentes, hombres y mujeres, presenta a ustedes la lectura, desde diferentes miradas, del proyecto Cartas sobre la mesa.

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Un ejercicio que nació de la imperiosa necesidad para abordar las profundidades que habitan la vida misma de nuestros usuarios, convertidos en amanuenses de sus propias divagaciones, dolores, esperanzas, sentimientos y reclamos envueltos en su natural caligrafía quizás como venganza o recompensa anhelada retando al silencio.

Desde este balcón de infantes, donde se otea al mundo, lanzamos, en 2008, la primera edición de Cartas sobre la mesa, megáfono de experiencias, anhelos y sentencias en pugna dirigidas en modo de pregunta, reclamo, nostalgia o tristeza sin paraguas, dirigidas al fantasma presente inevitable con forma de secuestrados, indígenas, campesinos, madres, padres, presidente, alcalde, guerrilleros y obreros de la cotidianidad de nuestras convivencias. Ineluctible, (inexorable) como la caída en el tiempo ante la infructuosa plegaria a kronos para que detenga su marcha, nos convertimos en hermeneutas de las siguientes cofradías de hacedores de palabras con trece ejercicios que buscaron refugio en tres ediciones que reposan en hojas de libros como otrora en tallos y hojas de árboles que tradujeron la dirección del viento y el abrazo del tiempo. Hoy, presentamos las diferentes miradas de Cartas sobre la mesa, extendiendo esta invitación para que se queden a mirar a través de una hendija dimensional los días de la vida que bien puede ser espejo de la suya, de los otros o de todos y todas. Al otro lado, pasando la página y como quien baja la vista saboreando la caída del grano en un antiguo reloj de arena, les espera la mesa donde se escribieron estas epístolas sin mordaza.

Fundación Enfances 2/32

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