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Palabras que construyen realidades: discursos sociopolíticos de los niños, niñas y jóvenes de la Fundación Enfances 232 -Juliana Ospina

Palabras que construyen realidades:

discursos sociopolíticos de los niños, niñas y jóvenes de la Fundación Enfances 2/32

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La carta como práctica individual y colectiva trabaja hacia fuera y hacia dentro: para vencer el miedo, la separación y el sufrimiento, y para abrirse a la lucha, a la esperanza y a la libertad. Elisenda Ardèvol e Isabel Travancas

La Fundación Enfances 2/32 Francia Colombia en su misión de garantizar los derechos de los niños, niñas, jóvenes y población vulnerable de la ciudad de Pereira ha conseguido implementar una metodología sustentada en el arte como motor capaz de transformar la sociedad, generando una plataforma para que la niñez y la juventud, a través de la formación en artes y derechos humanos, el conocimiento su entorno y la crítica de la realidad, sean conscientes de que son sujetos con capacidad de agencia, de que sus conocimientos y opiniones pueden incidir en la construcción de ciudadanía y que estos mensajes deben ser tenidos en cuenta por la comunidad en general.

Esa potencialidad y participación de las niñas, niños y jóvenes en la construcción de ciudadanía ha sido tema de debate en las sociedades occidentales e instituciones como el Estado y la academia, pues la infancia y la juventud han sido abordadas como poblaciones de especial protección, toda vez que han sido construidas, en relación con una noción idealizada de la adultez, como una etapa del ciclo vital de los seres humanos en la que apenas se están desarrollando ciertas habilidades y conocimientos que se consolidarán en la edad adulta (Vergara, Peña, Chávez et al., 2015). En consecuencia, estas poblaciones adquieren una condición de vulnerabilidad que implica la necesidad de una población adulta que las proteja y las guíe, construyendo y legitimando unas diferencias de poder que acaban marginalizando a las niñas, niños y jóvenes y su participación en todas las esferas

sociales.

Sin embargo, nuevas investigaciones sobre la infancia y la juventud han estudiado a esta población desde otro enfoque, según el cual:

“la infancia es más bien una noción abstracta, diferente de los niños, que corresponden a los sujetos históricos que habitan el espacio social de la infancia de manera particular, reproduciéndolo, pero también contribuyendo a su trasformación estructural.” (Vergara, Peña, Chavez et al., 2015:57)

Desde esta nueva mirada, se entiende a estas poblaciones como construidas cultural e históricamente, en donde las niñas, niños y jóvenes cumplen diversos roles de acuerdo a su clase social, género, religión y son considerados como sujetos plenamente sociales y políticos, que no perciben la realidad de forma pasiva, sino que tienen la capacidad de reproducir y transformar las nociones y los sistemas de creencias dentro de los cuales se encuentran incluidos.

Esta forma de concebir a la infancia y la juventud ha transversalizado la labor de la Fundación, pues los procesos que se han llevado con las niñas, niños y jóvenes parten de la base que son sujetos plenos de derechos, que desde su lugar de enunciación pueden aportar nuevas formas de pensarse la realidad y el país, y que en oposición a lo que se ha construido desde el Estado, las diferentes instituciones, la academia y la sociedad en general, son un grupo de personas que no puede ser homogeneizado, pues los contextos sociales y las variables sociales que les atraviesan tienen implicaciones diversas sobre sus vidas.

Siguiendo esta línea de pensamiento el proyecto de Cartas sobre la mesa desarrollado por la Fundación, como ejercicio creativo, se ha constituido como un canal para que la niñez y juventud se construyan a sí mismas, encuentren y expresen su voz y abran espacios de discusión y de reflexión acerca de su papel como agentes transformadores de la realidad. También, nos ha mostrado que en definitiva los niños, niñas y jóvenes son constructores de memoria y de los relatos de país, de imaginarios sociales sobre la guerra, la paz, la vida. En sus cartas se divisa cómo entran en juego sus historias de vida, sus experiencias, sus imaginarios, lo que les trasmiten los adultos y las emociones que les producen ciertos temas y situaciones.

Las cartas, como texto escrito y ejercicio pedagógico y creativo, se han convertido en un vehículo para que los participantes elaboren textos en distintos niveles de complejidad, en los cuales se ven enfrentados a realidades que apenas conocen, a sentimientos que los desbordan, a experiencias que han marcado sus vidas, al encuentro con otros, pues la escritura de las cartas ha surgido como respuesta a las coyunturas del país y del mundo, a momentos específicos de sus vidas, de los cuales los y las participantes hacen una lectura crítica y se permiten cuestionarse y elaborar opiniones sobre estos temas.

Un eje central que se ha trabajado en este proyecto de literatura epistolar ha sido cómo construyen los niños, niñas y jóvenes las relaciones consigo mismos y con los demás, cómo se piensan sus vidas, sus identidades, cuáles son sus expectativas y las de los demás. Al realizar una lectura de las cartas que los niños, niñas y jóvenes escriben respecto a este tema salta a la vista la recurrencia de un modelo especifico de proyecto de vida que consideran

como exitoso, que se basa en la educación formal como medio para lograr la consecución de sus logros. Así lo manifiestan en “Cartas para mi” para citar algunos ejemplos:

“Quiero decirte que para mi futuro quiero ser un orgullo para mi familia, quisiera ser una grandiosa doctora, sacar a mi familia adelante y poder brindarles una vida mejor porque gracias a ellos voy a lograr mis metas, quiero devolverles cada momento de felicidad vivido con ellos porque así como ellos me dedicaron su vida para cuidarme y educarme bien, así les daré la mía.” -Manuela* (Fundación Enfances 232 Francia Colombia, 2017, p.19) “Yo lo que hecho bueno en la vida, es estudiar” (Ibid., 2017, p.29).

Estas ideas se ven reforzadas y reafirmadas en el discurso de las personas adultas que les rodean como se puede ver en las cartas escritas por las mamás a sus hijos e hijas:

“…Mira mi niña!, no quiero que te pase nada malo, ni quiero que te vayas hasta que no aprendas y salgas adelante con tus sueños, sabes que quiero lo mejor para ti; por eso es que te llamo tanto la atención para que seas una niña educada… Sigue adelante, estudia, para que tus sueños se te hagan realidad y más adelante, puedas ayudar a tu mamá.” (Fundación Enfances 232 Francia Colombia, 2008, p.47)

Este conjunto de aspiraciones y nociones de éxito que se ve reflejado en las palabras de las niñas, niños, jóvenes y adultas hacen parte de un imaginario compartido y construido socialmente, que valora de manera positiva la educación, pero, a su vez, concibe la consecución del éxito como un camino lineal, que parte de la educación formal como garante de este resultado. Sin embargo, la realidad nos muestra que ese camino en búsqueda del éxito puede ser muy variado y se presenta de tal manera que lo lineal y fácil son la excepción a la regla. Es por ello que encontramos cartas en las que se manifiesta el dolor y el sentimiento de fracaso experimentado por aquellas personas que por razones tan diversas como problemas económicos, fenómenos asociados a la guerra como el reclutamiento forzado o problemas familiares no cumplen de manera lineal y permanente con estas expectativas, provocando una sensación de caos y tristeza profunda en los emisores, como lo manifiesta la siguiente autora:

“Me desconozco completamente, lo que solía gustarme ya no me gusta, estoy perdiendo el interés de todas las cosas; ya no hay nada que me emocione lo suficiente, que me llene lo suficiente y me da miedo, estoy terriblemente aterrada por sentirme así. Creo que las personas que me rodean esperan mucho de mí y eso es lo peor de todo, porque suponen que soy buena para algo cuando en realidad ya sé que no lo soy. La vida se me ha convertido en una constante de dudas, frustraciones y dramas. No me siento deprimida ni nada de eso, pero si muy perdida” Autor Reservado, 2020. [Proyecto Cartas sobre la mesa: Cartas de la amistad]

Este tipo de expresiones nos llevan a cuestionarnos el papel que cumplen las expectativas de unos planes preestablecidos de vida, ligados a la tradición, en las vidas de los niños, niñas y jóvenes, en donde se reducen las posibilidades de exploración de diferentes tipos de caminos para alcanzar la plenitud personal y se pone el énfasis

en el ámbito económico y en la consecución de una profesión formal, dejando a un lado la importancia que tienen para la vida el desarrollo de diversas habilidades y capacidades emocionales, sociales, espirituales y físicas en la construcción de proyectos de vida que se correspondan con los intereses de cada persona.

Es por ello que las luchas que estas cuestiones les suscitan a los niños, niñas y jóvenes adquieren una gran relevancia que no puede ser ignorada por la sociedad y el Estado, ya que las condiciones históricas y actuales en el país de falta de oportunidades de acceso a educación, de desempleo, las causadas por la pandemia por el COVID-19, de inequidad, crisis climática, entre otros, han creado un ambiente de desesperanza y “no futuro” para muchas personas, que hacen que ese éxito idealizado sea aún más difícil de conseguir y lleven a las personas a enfrentar grandes crisis emocionales que han puesto en la discusión pública a la salud mental como un pilar en el bienestar de la humanidad que ha sido ignorado y que crece cada día en el mundo, como también ha motivado que las niñas, niños y jóvenes busquen alternativas y nuevos canales para participar y expresar sus necesidades, deseos, sentimientos y opiniones sobre el mundo y sobre sus experiencias cotidianas en espacios como la política, el arte, la educación y la cultura.

Esas nuevas formas de participación e involucramiento que se encuentran realizando los niños, niñas y jóvenes fue evidente al analizar un segundo tema que ha sido clave dentro del proyecto de Cartas sobre la mesa: el conflicto armado. Este tópico se hizo relevante en el proyecto debido a que durante sus años de realización (2008-presente) el país se ha visto interpelado por el conflicto de manera muy cercana debido a las acciones cometidas por los diferentes actores armados como enfrentamientos, secuestros, atentados, masacres y tomas, entre otros, los diálogos y posterior acuerdo de paz llevados a cabo entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), los cuales nos llevaron a pensar y discutir no sólo sobre el conflicto entre estos actores, sino también en todos los fenómenos que lo rodean, el lugar que las víctimas, la sociedad civil, el Estado y otros actores han cumplido en este y las consecuencias que ha tenido para el país en general.

Por ello, ha sido de suma importancia conocer lo que piensan los niños, niñas y jóvenes acerca de este tema, pues son unas de las grandes víctimas del conflicto armado: según el Registro Único de Víctimas (RUV)5 al año 2021 hay 2.092.843 víctimas de la violencia entre 0 a 17 años en el país, las cuales han sido afectadas de manera directa por el conflicto al quedar en el medio de los enfrentamientos y luchas por ejercer el control de ciertos territorios y de actividades económicas ilegales por parte de todos los grupos armados6 como el ELN, el Ejército Nacional, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGP), también conocidas como el Clan del Golfo, el Ejército Popular de Liberación (EPL), también conocido como Los Pelusos, Los Caparrapos (anteriormente vinculados a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia) y grupos disidentes de las antiguas FARC-EP, entre otros. La presencia y acción de estos grupos armados no sólo ha ocasionado que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes sean víctimas directas

5 Consultado el 16 de noviembre de 2021 en https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimas-ruv/37394. 6 Naciones Unidas, Consejo de Seguridad. “Los niños y el conflicto armado en Colombia: Informe del Secretario General”, S/2019/1017 (31 de diciembre de 2019), disponible en: https://undocs.org/pdf?symbol=es/S/2019/1017.

de numerosos hechos como el desplazamiento y reclutamiento forzados, violencia sexual, bombardeos, accidentes causados por minas antipersonales y municiones sin detonar, secuestros y atentados contra escuelas y hospitales; sino que también, a raíz de esta irrupción violenta en sus realidades se les nieguen los derechos a la educación, a la salud física y mental, participación política. Al abordar este tema en el programa en mención se ha logrado hacer una pedagogía sobre el conflicto armado, lo que a su vez ha generado una pedagogía de la memoria, en la cual quienes han participado, en su mayoría las niñas, niños y jóvenes que asisten a la Fundación, han conocido las historias de quienes han vivido de manera directa la guerra, han aprendido de los actores y hechos victimizantes del conflicto, se han acercado a las iniciativas de diálogo y paz, han expresado su visión de manera concreta, sincera, desde la esperanza, la crudeza y el dolor y han hecho una lectura de la realidad de gran valor, de manera compleja en algunos casos, de manera simple y descriptiva en otras. Esto lo veremos a continuación en algunas de las cartas:

“(…) Nací en un pueblo humilde en la ciudad de Leticia en al Amazonas y mi familia era mi mamá, mi hermana y yo… mi infancia no fue una infancia normal ya que desde los 6 años le tuve que ayudar a mi mamá con los deberes de la casa y también tuve que empezar a trabajar en el monte para ayudar a sostener el hogar. Toda la vida vi cómo los grupos armados pasaban dando ronda por todas las veredas y pueblos para ver qué niños crecíamos para llevarnos, con 12 años ya estábamos listos para irnos a jugar con armas de verdad y eso nos tocó a todos sin que bienestar familiar, o la policía o nadie de eso que llaman gobierno lo evitara o lo prohibiera, porque ahí de niño y ahora de grande ya he entendido que esas cosas de cuidar a los niños o de alimentar a las familias pobres, es pura mentira. Me fui con mi hermana y después de un tiempo la mataron y mi vida se empezó a derrumbar… yo pienso que ya salí y aquí estoy esperando que no me maten cualquier día, solo por haber intentado creer que las cosas pueden solucionarse sin armas.” (Fundación Enfances 232 Francia Colombia, 2017, p.16) Primero, tenemos la carta de un adulto que una vez fue un niño inmerso en el conflicto armado, la cual nos permite conocer las dificultades de la vida en el campo colombiano, el abandono que sufren las y los campesinos y su falta de acceso a oportunidades, y a su vez, nos deja ver cómo los roles de víctima y victimario no son excluyentes y son más complejos de lo que pensamos, pues no dependen solamente de una adscripción ideológica o de la ejecución de un crimen, sino que hay variables como la clase social, las trayectorias de vida, el lugar de residencia, la política, las situaciones familiares, entre otras, que hacen que las personas se involucren en un conflicto y se vean afectadas por él. Las cartas de los niños, niñas y jóvenes de la Fundación, quienes escriben sobre el conflicto “desde afuera” la mayoría, nos muestran que para ellos los roles de víctima y victimario no son una carga identitaria inamovible, por el contrario, ellas y ellos logran empatizar con el horror de la guerra, consiguen enfocarse en lo positivo de finalizar un conflicto y lo ven como una oportunidad de mejora de la vida de las personas como se ve en las siguientes cartas:

“Aunque no he sufrido la guerra en carne propia, no guardo rencor a ustedes por los daños al país y a las personas. Tomaron las armas por esa “causa” o por obligación, eso sí… es una alegría que hayan vuelto a la vida civil, esa

vida tranquila que tanto anhelan todos.” Autor Reservado (2018). [Proyecto Cartas sobre la mesa: Cartas por la paz]

“Hola me llamo Ximena*, me gustaría saber cómo están viviendo ahora, si están feliz, si ya viste a tu familia como te recibieron, yo creo que ustedes sufrieron mucho cuando estaba en guerra, tengo 7 años y me alegra mucho que el gobierno haya firmado la paz. Ojalá que nunca más vuelvan a sufrir lejos de la gente que los ama.” (Ibid.)

“Hola como estás señor ¿cómo hicieron para salirse de la guerra?, espero que no te ofendas y ni es por ofender, ni por justificarlos, quiero saber ¿cómo viven en los campamentos? ¿Qué es lo que comen?, si están estudiando algo, que tipo de ropa se ponen, si son seres humanos como nosotros, y les agradezco que estén en los campamentos y no en la guerra. - Megan Cano*” (Ibid.)

“Querido secuestrado, mi nombre es Miguel Ángel y aunque no entiendo muchas cosas, tampoco entiendo por qué usted no puedo ir a donde quiere, o ver a su familia, jugar fútbol en el parque o tirar el trompo con sus amigos… eso me duele porque le pasa a usted y porque no puedo imaginar que eso me pasara, es como pa’ morirse. Pero pa’ que no se muera, yo voy a jugar trompo y fútbol por usted, mientras vuelven, ¿sí? Miguel” (Fundación Enfances 232 Francia Colombia, 2018, p.19)

En los ejemplos anteriores los niños y niñas como estrategia para comprender el fenómeno de la guerra hacen comparaciones y lo asimilan a lo que ya conocen, expresan sus sentires, su curiosidad y logran generar empatía y una apertura a conocer las implicaciones de este capítulo de la historia de Colombia, dejándose conmover por situaciones que tal vez no les han afectado de manera directa pero que los movilizan a expresar sus sentimientos y opiniones, para exigir justicia y la no repetición, evidenciando, como lo dice Sara Ahmed (2004) que las emociones y sentimientos nos conectan y nos motivan a la acción. Este proceso de escritura de cartas sobre el conflicto armado se ha convertido en un ejercicio de construcción de memoria colectiva, no solo para las niñas, niños y jóvenes participantes, sino también para los receptores de las cartas, talleristas, equipo de la Fundación y visitantes, ya que la opinión de los niños, niñas y jóvenes nos brinda la oportunidad de ver el conflicto desde otras miradas, a interpretar el pasado de otras maneras y así intentar entender lo que pasa en el presente para generar estrategias y resistencias que posibiliten un futuro mejor.

Con todo lo anterior, las cartas resultantes del proyecto Cartas sobre la mesa se nos presentan como contenedores de numerosos universos de sentido, que no son solo un simple soporte para comunicar un mensaje, sino que en si mismas representan un símbolo, una forma de crear y tejer afectos y relaciones entre personas, de crear conversaciones cargadas de intimidad y reflexión, posibilitando un espacio simbólico y material para expresar sentimientos, deseos, cosmovisiones, valores, nociones y explicaciones acerca de temas o situaciones específicas.

En estas cartas se hace evidente que los niños, niñas y jóvenes tienen una diversidad de voces imposibles de ignorar, pues la capacidad que poseen para leer e intervenir la realidad es el resultado de la interacción permanente con su entorno y el mundo, del conocimiento del lugar que ocupan en la sociedad, de la necesidad de abrirse espacios en una sociedad que les invisibiliza y la necesidad de transformar las condiciones que les niegan la oportunidad de tener vidas plenas y en paz.

De allí surge lo valioso de crear iniciativas de participación y expresión en lugares con personas tan diversas como la Fundación Enfances 232, que desde la pedagogía, el respeto y la inclusión permiten la formación de un sentido crítico y la elaboración de discursos y acciones cargados de curiosidad, de empatía, de apertura a conocer y dialogar con lo diferente, aportando a la construcción de una sociedad en la que quepamos todos y todas de manera equitativa.

Referencias bibliográficas:

Ahmed, S. (2004) Collective feelings: Or, the impressions left by others, Theory, culture & society, 21(2), pp. 25-42.

Proyecto Cartas sobre la mesa: Cartas de la amistad. Fundación Enfances 232 Francia Colombia.

Fundación Enfances 232 Francia Colombia (2008). Pongamos las cartas sobre la mesa, Pereira, Colombia.

Fundación Enfances 232 Francia Colombia (2017). Cartas sobre la mesa. Vol. 2, Pereira, Colombia.

Naciones Unidas, Consejo de Seguridad. Los niños y el conflicto armado en Colombia: Informe del Secretario General, S/2019/1017 (31 de diciembre de 2019), disponible en: https://undocs.org/pdf?symbol=es/S/2019/1017. Registro Único de Víctimas. Consultado el 16 de noviembre de 2021 en https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimasruv/37394

Vergara, A., Peña, M., Chávez, P., & Vergara, E. (2015). Los niños como sujetos sociales: El aporte de los Nuevos Estudios Sociales de la infancia y el Análisis Crítico del Discurso. Psicoperspectivas, 14(1), 55-65.

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