yo Hedo

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Edición para lectura libre en medios digitales Propiedad de los textos Pablo Otero Portada Pablo Otero Edición Julio 2022


Yo, un hombre de palabras, descreído, despoblado, pragmático y fingidor, suscribe en su totalidad lo escrito en el tiempo por el agua el aire y la madera. Suscribe al individuo, no más, al gesto, la mirada y la azada, no más, al amor propio y su reflejo al canto como ausencia. Yo, hedonista y soñador de sueños mínimos suscribe la historia y la desmemoria, el vuelo de los sin rumbo y los renaceres de a diario, el culto al sol y la fragancia de los bueyes, la admiración de las estrellas y la simpleza del gorrión enamorado del viento. Yo, un mortal pesimista más que observa las huellas los desastres Y AÚN ASÍ, CONFÍA

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qué fría estará la mar* qué negra corazón vacío estatua de mármol, glaciar, como noche. qué fría estará la mar* y qué solos los ahogados, y qué tristes las notas de sus olas, y qué vacías sus playas, y qué vacías. qué fría la mar cuando los ojos que la miran están más allá de esté acantilado, más allá de los permitido, de lo conocido, más allá. y el salto está al alcance, y es la salida más convincente, la más liviana, la única que permite la conciencia, la única. a punto te escudas en la honra y el abuelo, entonces sentencia ESO ES EL HONOR… UNA BUENA MIERDA* (* película “el abuelo”)

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La vanidad hoy tiene forma de smartphone y su respuesta es la misma para todos: pon morritos ojos profundos y esconde las manos que todo tú hable de lo superfeliz que eres o de lo tremendamente desgraciado, da igual, escupe tus ideas, tus versos o monólogos, profetiza, coleguea o sé servil, da igual, todo es igual de interesante todo es igual de interesado. Marca intro y se abrirá un paraíso de sueños jamás soñados; la inmortalidad. Sabes, aunque no quieres admitirlo, que una vez apagada la pantalla tu vida funde, también, a negro. Espejito espejito mágico... VANITAS VANITATIS

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Recuerda Garçon que ya en la Madrid [la del 39], por comunistas, por defender la Madrid hasta la muerte de los fascistas, os encarcelaron y traicionaron los mismos camaradas. Recuerda Garçon en la Madrid del 39 LOS SOCIALISTAS

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Cada año nuevo es un año viejo, pues lleva dentro todos los tiempos pasados, lastre de todo principio y maldición de toda liturgia. No hay viento más favorable, en este continuo deambular sin rumbo, que desterrar todos los ritos arcaicos y caminar cada paso como si fuese el último contratado. Todo deseo es alivio de conciencia ante la inacción de nuestras manos; no obstante desde este oscuro refugio de letras y vanidades, y para vuestro caos SALUD Y REPETO

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Escribo fiero con alevosía premeditación sin remordimientos y con ánimo de venganza y seguiré haciéndolo una y otra vez hasta que me descubran me juzguen me condenen y me despedacen NETFLIX MEDIANTE

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Los primeros miedos se vencen desde la inconsciencia y con los ojos cerrados. Después algunos fruto de la experiencia de las caídas y los renacimientos, fruto de las heridas incurables de las llagas persistentes y las metástasis son vencidos en el último segundo con los ojos bien abiertos Y POR LAS MALAS

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Vendrá el tiempo de amar como un vendaval que todo lo demás sepulte vendrá como sol en los ojos que todo lo demás ciegue vendrá como acantilado y nos lanzaremos sin pensar, pensándonos hombres pájaro. Vendrá el amor como poesía liviana y nos hará libres… dioses impagables AVENTANDO DUELOS

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Vendrá la noche tocará rendir cuentas, y tú, cómo siempre, borracho de dudas, y perdido dentro.

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Conocí a Almudena en la parada del bus un día desaconsejado de lluvia y frío. La conocí con amplia sonrisa, abrigo beige y gafas de pasta azul. Tenía Almudena esos ojos de gitana socarrona que a la vez te invitan y te frenan. Dentro ya del bus no podía dejar de mirarla, curioso y atontado. Ella, sabiendo, esgrimía media sonrisa con sus respectivos hoyuelos. Llevaba Almudena un libro negro y rojo lamiendo sus sobacos. Tardó apenas unos minutos el bus en recorrer la ciudad de parte a parte. Al verla marchar se iba, ingenuamente sin duda, una gran historia. Quedó el libro sobaquero solitario sobre su asiento. Lo atrapé ávido. La portada traía a una mujer oculta en cuello alto, y dentro con caligrafía rápida, una dedicatoria lúcida: “... que la vida se gasta, simplemente.” ESTACIONES DE PASO (ficción)

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Que la inspiración te pille confesado, que siempre haya un rito para un desposeído, que nunca amanezca cuando otro quiera ni que el amor llegue cuando no se merezca. Que te pille la lluvia seco y el sexo con ganas. Que la vigilia encuentre recompensa y el duelo no dure toda una vida. Que cada año sea bien vivido, que en cada noche siempre haya encendida una candela, y que al fondo de cada cajón nunca deje de haber una carta donde regresar siempre; DE DESEOS Y OTRAS PÉRDIDAS.

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Ingrata soledad que me duermes plácidamente como veneno lento como verso lento.

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Cuando las venganzas se solapan y apenas se recuerdan los inicios solo quedan dagas regresando a un blanco vacío e inerte, COMO IMÁN FLAGELADO

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Se viste de alta costura; de verdes naranjas rojos amarillos y ocres. Se viste de melancolías y ecos viscerales de luciérnagas infantiles con largos paseos de la mano de dioses de locuras adolescentes con risas, alcohol y sexos primerizos de amores para toda una vida, durando “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks” Se viste de fiesta pasados los cincuenta y de un renacer alimentado de pasado y como un renacer se acomoda al viento que le llega sin remordimientos, EL OTOÑO QUE SOMOS

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En la réplica odio por igual la mala intención como la estupidez.

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Se revelarán un día los hijos de los hijos de los hijos de sus hijos. Un día volverá la sangre sobre los hijos de los hijos de los hijos de nuestros hijos. Un día. Porque la memoria nunca duerme no se borra no se mata. A ella no se la mata. Porque la memoria vuelve de repente y de repente vuelve la historia a sus inicios y se abren las heridas y se cierran los círculos. DE LA CONQUISTA

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Los motivos si que importan también los silencios. Donde el ruido y la prisa imponen su ley donde la risa suele ser vacía y efímera la fragancia donde el mal gusto se exhibe con piel de regalo y el cara a cara esconde la sombra de lo furtivo. Si si que importan los motivos prueba de ello es ver cómo los silencios rugen como volcanes como lobos heridos de muerte suplicando un destino un gesto pasando desapercibido una sola palabra, su tono, su inflexión, su caudal tal vez un pequeño arrepentimiento tal vez una mirada cómplice que lo diga todo. UN ROZARSE

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La primera regala el oído y el aplauso la segunda siembra la duda y atrae al pensamiento la tercera atenaza al miedo reverencia al poeta y configura su respeto. Todo puede ser poesía todo no puede ser cierto. LAS LECTURAS

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La presiento agonizado absorto, ido, muerto. Figura de cera en este cuarto anodino que llamo existir sin que llamar debiera. Espectro que va y viene sin entender ni entendimiento. Agua que no cala como el placer hubiera. Y vuelvo a mi centro y fetal el desenlace espero del cómico instante en el que la burla se burle de mí y me desperece.

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Semblante. Y dicen semblante al más allá no a la arquitectura del rostro más allá no a las labios púrpura ni a los ojos escarcha no al mentón avaricia ni a los pómulos viento a los lóbulos diamante ni a las pestañas concordancia ni a la frente ocaso ni a las pestañas albatros. Más allá, donde el tiempo pasea lento observado lento lento y fuerte como el sedal que captura sin desaliento el imperfecto

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instante que nos toca. Semblante litigio siempre entre el bien y el mal donde el paraíso versa niebla y el infierno mansedumbre. Es el semblante misterio eterno tras la ceniza. Es semblante la forma de hacer y pensar dominar lo intrascendente sucumbir a lo inevitable. Es semblante cortejo duda y avaricia. La marca en la mortaja de un rostro inacabado.

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A veces la ausencia se retrata columnada, se retrata en el fervor de los tiempos y llegan perfectamente audibles los gritos, los rezos y las muertes. A veces la ausencia pasa, y es leve presentimiento, y roce, y susurro de ánima. Otras el dolor se mide en volcanes, volcanes furiosos como huracanes, como hienas hambrientas, sedientas y sordas. Como un astronauta perdido en el inmenso, perdido y solo; un único Dios contempla y es contemplado. Así, a veces, la ausencia es arrebatadora mente libre sola e infinita. La ausencia, a veces.

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Era tu cama la cama de todos mis demonios. Ahora es esta cama solitaria un remanso de luz cálida donde nada sucede nada nada nada sino la muerte.

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Vos, sentado yo, de pie rompiendo olas descalzo desnudo sobre la arena. Vos, sentada en silencio, yo, de pie, caracolas insomnes baten sus olas como arpegios en el runrún del tiempo. Vos, sentado en silencio solo, yo, de pie sobre el tapiz arena seda, sobre el tapiz rumor lento de la palabra tierra. Vos, sentada en silencio sola modo lectura inabarcable, yo, de pie con la mirada cansada a un horizonte sin límite ni medida comparable. Vos, sentado en silencio solo modo lectura inabarcable

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voz susurro y ojos ávidos, yo, de pie murmurando una canción no escrita aún. Vos, sentada, yo, de pie, con la misma voz distinta, la infinita distancia que nos une y un mar, ahí al lado, como queriendo decirnos algo importante.

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Como alquimia los esqueletos se cubren verde liquen ofreciendo al tiempo inquebrantables equidistancias y velos. Abono del pasado que revierte espléndido. Inamovible la raíz en el lugar exacto. Erguido e impasible al azote del viento. Refugio y hogar solemnidad y tempo. Así el hombre devenir debiera apenas pájaro minúsculo entre sus ramas, Así el hombre beber debiera la sangre y la miel que ofrece su silencio a gritos

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Repito tu nombre como un mantra y la nada sucede. Es el silencio cómplice de después herida adivinada. La mirada errante, el acuciante remanso, son quienes te acercan, y tus preguntas hacen que suceda la aquiescencia. Así la lluvia y el viento vienen a su antojo y todo lo alborotan y renuevan. Así sucede todo en el silencio: el amor, la muerte, la vida.

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LA MANO NEGRA Muerde la mano que te da de comer y te gobierna, que compra tus sueños y te vende los suyos, que te dice por dónde ir y cuando parar, la mano que vela por ti, la que te acompaña al supermercado de los artículos innecesarios, la que te da a comer veneno disfrazado de tarta de cumpleaños, la que te emborracha para que huyas a su paraíso de nieblas, la mano que te mece, que te origina y te anula a su antojo, la que te entrega al mejor postor, la que te libera de ideales y te plantea sus propias disyuntivas, esa mano que te asfixia para tu placer, que te proporciona el orgasmo diseñado especialmente para ti, la que te vigila por tu bien, la que te adoctrina por tu bien, la que, por tu bien, pone a tu disposición, casi gratis, los placebos para ser feliz

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para ser libre para ser Dios. Muerde esa mano que te da de comer y cuestiónalo todo, (empezando por este poema)

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PREFERIBLE SER SILENCIO A SER MENTIRA Caben en el silencio mil expectativas, especulaciones, sorpresas y miedos. Nunca se agota el tiempo en el silencio, todo es verdad o mentira, todo es posible. Venidero o no nunca se sucumbe a la esperanza, es la tierra de nadie donde nada muere, es embriaguez de ánimo y tertulia. Caben en él las interrogaciones más absurdas, las más lógicas y las menos pertinentes. Caben en él todas las profecías todas las elucubraciones todos los dogmas. Es, el silencio, la mayor fuente de verdad y de conquista. Es también calma, el silencio, en el caos que lo define. La mentira es el final por muy adornada que nos convenga vestirla.

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Pudimos haber sido haber sido noche, día, tormenta, una hermosa vía láctea entre sábanas, bosques y peces alados. Pudimos haber amado como aman las estrellas atraídos ambos por el oscuro placer de los enigmas. Pudimos haber sido, haber sido noctámbulos viajeros noctámbulos, siempre equidistantes siempre abstractos siempre enajenados siempre al filo, al borde, al umbral de la nostalgia. Pero aquella noche, aquella noche galáctica cuajada de cuervos y rubíes, aquella noche en la que pudimos haber sido llega ahora, resplandecida y absoluta, como la más enardecida de las estrellas, inerte nula muerta.

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PROFECÍA Hay un punto de no retorno inexplicable e incierto dónde las agujas del tiempo no caben y el camino se para de repente tras un acantilado. Hay un punto y es ahí en ese instante donde cuando reconocemos que apenas fuimos que apenas jugamos y amamos y que nuestros sueños fueron inútiles sombras de personajes inventados. Hay un punto dónde, a pesar de todo no duelen las heridas y donde el siguiente paso es inevitable.

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POIESIS Esta mujer tiene dos lenguas como dos venenos la una me muerde el aliento la otra el sexo la una mi desvergüenza la otra mi miedo. Dos lenguas, digo, como la bífida armonía de las serpientes la una sabe a ambrosía la otra a hierro. Dos lenguas; la una me come, con la otra me entierro.

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Dónde, no sé. Se va diluyendo el tiempo futuro. A lo pasado lo llamo mentira. Lo presente es prestado, cuenco de dedos por donde se difumina toda estrategia, toda banalidad, toda eternidad que pudiera ser soñada. Compro tiempo. Soy pobre. No guardo nada, todo me sobra. Todo mi capital es beneficencia, por lo tanto, no tengo que medir mis palabras, bueno, no mucho, algo sí, aún queda gente a la que aprecio, y algo de mi sangre, feliz, intenta sobrevivir. Dónde, no sé. Incrédulo de palabras. Incluso de estas.

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La última tarde será serena y sutil como la espiga verde de un trigal o la sombra tenue de una mujer madura sobre la arena caliente de algún verano. Será ligera y calma, sin arrepentimientos, y dulce como la marisma, lánguida como viento de septiembre. Así, la última tarde no hará pertinencia, ni examen de conciencia, ni tendrá remordimiento, ni duda. La última tarde vendrá desnuda, con la guadaña afilada y la lengua presta. Traerá redaños y todos los recuerdos a una balanza sin números ni agujas. Así será la última tarde, cuando se rompan todos los espejos y nuestro cuerpo sea herido por todos sus filos. Tarde serena y sutil, como he dicho.

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Si quieres que te lea no me hables de ti poeta. Nada me han de importar tus letras, almidonadas de arabescos ni tu sangre ni tu carne ni tu alma si no es sangre, carne y alma de cientos. Nada me han de importar tus desamores si no son también los míos; nada tus temblores, tus fugas o tus sueños. No quiero leerte y sentirte lejos; durmiente en el epicentro de tu estrella, ni quiero la palabra vacua, sin más propósito que el reconocimiento de tus propias penas o la exculpación de tus pecados de niño abandonado. Y menos, mucho menos, los cantos al sol de sirenas, musas o centauros, -esas te las guardas para tus conquistas de cama o de burdelO me das una piedra y siento mi sangre en tí, descomponiendose, o no hay nada que hacer,

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sigue encandilado con tu ego de poeta “omnisciente” a cándidas almas de best selles. Si quieres que te lea, poeta no me hables de ti.

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Asfaltaron las calles para que no pudiésemos tirarles piedras. Ataron nuestras manos a pantallas móviles para que no pudiésemos tirarles piedras. Nuestras bocas amordazaron con idiomas nuevos para que no pudiésemos tirarles piedras. Anclaron nuestros pies a contratos basura para que no pudiésemos tirarles piedras, y nos dieron piedras digitales para una revolución sine die. Una revolución que cotiza en todos los mercados siempre al alza, disfrazada de futuros.

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Ahora que los gritos llegan como vencejos, rasgando el cielo de los tiempos, más que nunca cuando me pregunto si he de lanzar piedras o escribir versos. Sé que en ambos casos, el desarme es el desmembramiento continuo y penitente que me impone soledad y dominio. Sé que en ambos casos, la tristeza va a acuciarme con sus gritos sordos de ceniza y viento. Es, este silencio cosido de mi boca, mientras la bomba que pugna por deshacerme, y es este cuerpo -tripa de vacaensanchado al infinito, dónde el combate crece para mi pesar y fortaleza. Sigo pues caminando, sin rumbo y a la deriva, atisbando entre la maleza de gritos algo de cordura.

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A ella le da igual el devenir del hombre, sus cuitas, guerras y conflictos, inalterable apenas contempla, de cerca, el declive de lo que pudo haber sido algo hermoso. Silenciosa imperturbable rítmica y volcánica. Dicen los que saben, y los papanatas, que influye en las mareas, en la psique, y sin embargo de ser, es sabía, pues desde su silencio de ser, sentencia. A ella le da igual, como a mi, la mutua existencia, no obstante, cuando a veces la observo sin máscaras literarias, sin adornos ni misticismos torpes, nos dedicamos sendas peinetas, cómplices de un silencio

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que abriga, siempre, la noche de los tiempos.

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PADRE Ahí estaba él, con la boca abierta y el rictus sereno. En pijama. Se fue de noche y sin hacer ruido. Sin despedirse; la muerte tiene ese despecho, a veces. Los dos operarios de la funeraria desplegaron su bolsa negra y lo metieron dentro. A pulso lo trasladaron a través de la casa y el ascensor hasta la calle, donde tenían la camilla. Yo bajé por la escalera los cinco pisos. A veces he pensado en cómo lo llevarián dentro de esa caja de metal, descendiendo, si hablarían algo, en qué postura lo llevarián. Luego vendría el ajetreo del funeral, las condolencias, los pésames de gente allegada. Y por fin el silencio. Un silencio que, a día hoy, dos años después, es de calma y agradecimiento. Apenas ha habido lágrimas por mi parte. Creo que eso es bueno.

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Despierta al día, pongamos primero de enero, pongamos que despierta el alba entre susurros, pongamos que no encontramos palabras, que no existen, que el vacío nos erige náufragos en un universo de silencio. Pongamos que no haya verso que nos haga tangibles, que solo aire que solo semblanzas que solo misterios. Pongamos que nos miramos a los ojos y solo vemos miedos y más miedos, un primero de enero, al despertar el alba.

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SOBERBIA Esta intuición que de soberbia llena lo recóndito de mí, que de soberbia guía mis actos, mis palabras, y mi negación de fe. Esta soberbia que me reduce a paria y me eleva al púlpito de la desconfianza. Esta que me seduce constante a escribir algarabias para conciencias impúdicas. Soberbia mía en constante conflicto, plegado a ella, adorador soy, al fin y al cabo, de esos silencios de desprecio que hago míos como un valioso estandarte de vaya usted a saber qué.

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LA VERDAD Y LAS PALABRAS QUE LO DESDICEN No es lo que cuentas es cómo lo cuentas. Olvida la verdad estricta. Habitualmente la verdad es triste autoinmune intrascendente. No es lo que cuentas, ella sobrevive al canto sigiloso que lleva, a su antojo, el viento del tiempo. Es la palabra un redil de mil puertas. Es la palabra el sutil engaño que se renueva con cada resurrección. ¿Cómo se cuenta el amor, el desamor, la ternura? ¿Cómo cuentas la nostalgia, el perdón, la rabia? La verdad se cuenta sola o tal vez jamás se cuenta. El escribiente llega siempre tarde, cuando ya se marchitaron todos, todos los recuerdos. Y aún así es el empeño, fruto superfluo de los que siguen sin acercarse a los silencios como salvación de si mismos.

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Te espero en el olvido patria potestad de los pobres sin encaje.

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CINCUENTA Y OCHO PASOS “Y este sol de la infancia” que muestra quién soy, quien me amamantó, quiénes fueron mis primeros miedos, mis primeras palabras, los primeros todos, y las primeras renuncias. “Este sol de la infancia” que ahora es duermevela, que cobija pesadumbre en mis días rotos, lleva a cauces sin retorno mis decepciones, y acaudala perenne las nostalgias. Sol ácimo que acuna, como en una partitura de Kitaro, redobles de tambores y violines de lluvia. Sol que apacigua el constante cosmos de lenguas negras y rotas. Ardiles que lanza el destino a un poeta minúsculo y entregado a la palabra limpia.

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De intentar medir bien las palabras viven poetas y abogados, unos, pobres y angustiados siempre, caminan torpes y sin rumbo, siempre, el diablo, a los otros [dicen] les dicta una métrica fina y elegante con acabados en marfil y oro suizo.

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La esperanza anda siempre perdida fuera de sitio en off. Basta un instante de cordura, la mínima sospecha que aspiraba a un ultimátum. Es la esperanza un búmeran para ignorantes.

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se decía mayor pero solo era la excelencia de su mirada y sus arrugas LA NIÑA DEL CINCUENTA Y NUEVE

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Esa gran virtud que permite ignorar a los tontos pasar de los listos soportar la soberbia e ineptitud de los dioses de barro pasear lento, ciudad o bosque medir el tiempo en momentos y no en horas pensar antes de hablar disfrutar en mayor medida los tiempos, los lugares y las personas sonreír ante la urgencia tratar a la muerte como el inevitable que vendrá y a la vida como el inevitable que nos tocó. Gran virtud que decelera el músculo motor acelera el gris craneal desgasta lento el troncal y mima al descuidado podal. Virtud, en definitiva, de virtudes. LA PACIENCIA

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Es un querer y no poder, una rabia un despropósito una utopía un deshacerse en melancolías, una necesidad de piel, y la venganza de un destino cruel y caprichoso, lo sé, EL ABRAZO EN DIFERIDO

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