La Palabra y el Hombre No.18

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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD VERACRUZANA Tercera época • núm. 18 • otoño, 2011 • ISSN 01855727

60 años de Luis Zapata

Adelanto de novela El vampiro de Luis Zapata Mario Muñoz La Palabra y el Hombre • Tercera época • Núm. 18 • otoño, 2011

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Ramón Kuri Camacho

El narcocorrido J

María Martínez Iglesias

Qué pasa en España J

Francisco Rodríguez-Puente

Microhistoria de la historieta

Dossier de artes plásticas Bartleby y el viaje Araiz Mesanza Poemas de Miguel Ángel Flores y León Guillermo Gutiérrez $ 40.00 M.N.

Publicaciones CITEM

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DIRECTORIO

UNIVERSIDAD VERACRUZANA Rector : Raúl Arias Lovillo Secretario Académico: Porfirio Carrillo Castilla Secretario de Administración y Finanzas: Víctor Aguilar Pizarro Director Editorial: Agustín del Moral Tejeda LA PALABRA Y EL HOMBRE Fundadores: Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, Sergio Galindo (director) Encargado de la dirección: Mario Muñoz Editora responsable: Diana Luz Sánchez Flores Consejo de redacción: Germán Martínez, Jesús Guerrero Comité editorial: Domingo Adame, Martín Aguilar, Carlos H. Ávila, Miguel Ángel Casillas, Gunther Dietz, Romeo A. Figueroa, Marilú Galván, Teresa García Díaz, Leticia Mora, Alberto Olvera, Juan Ortiz, Celia del Palacio, Javier Pucheta, Sergio Téllez, Fernando N. Winfield. Comité consultivo: Félix Báez-Jorge, Francisco Beverido, Malva Flores, Felipe Garrido, Gilberto Giménez, Pepe Maya, Julio Ortega, Ricardo Pérez Montfort, Sergio Pitol, Julio Quesada, Rossana Reguillo, Ramón Rodríguez, Alberto Tovalín, Eduardo de la Vega Alfaro, Héctor Vicario. Responsables de sección: Palabra clara y Palabra nueva: Celia del Palacio; Estado y sociedad: Gunther Dietz; Artes y Dossier : Leticia Mora Secretario técnico: Emmanuel Ruiz C. Relaciones públicas: Diana Gordillo Asistente de edición: Manuel Castillo Coordinador de imagen: Leonardo Rodríguez Versión electrónica: Gerardo Cruz Servicio social: Yessica Lozada y Yolanda Fernández Diseño editorial y composición tipográfica: David Medina CORRESPONDENCIA: Hidalgo 9, Col. Centro, 91000 Xalapa, Veracruz, México. Tels. y fax: 2288-181388, 2288-184843 y 2288-185980 Correo electrónico: lapalabrayelhombre@uv.mx lapalabrayelhombre@yahoo.com.mx www.uv.mx/lapalabrayelhombre

Distribución nacional en locales cerrados: Publicaciones Citem. Avenida del Cristo 101, Xocoyahualco, Tlalnepantla, Estado de México. Tel. 5238-0260 La Palabra y el Hombre, revista de la Universidad Veracruzana. Edición trimestral. Núm. de Certificado de Reserva: 04-2007-120412293700-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 14245. Número de Licitud de Contenido: 11818. Impreso en Preprensa Digital, Caravaggio No. 30, Col. Mixcoac, C.P. 03910, México, D. F. La revista no responde por artículos no solicitados ni establecerá correspondencia al respecto.

LA PALABRA PALABRA CLARA 5. Luis Zapata Pero aún no me he presentado 10. León Guillermo Gutiérrez Los solitarios 11. Hans Otto-Dill El “descubrimiento” en la visión de Góngora y Sor Juana 16. Miguel Ángel Flores Raíz de sol

PALABRA

NUEVA

18. Silverio Sánchez Rodríguez Prosas 19. Ivo Theele Crónica de una bomba

ESTADO Y SOCIEDAD 23. Ramón Kuri Camacho El narcocorrido. Esclerosis del espíritu y elogio

de la servidumbre 31. Alfredo Sánchez-Castañeda El difícil camino de la reforma laboral. La

paradoja de perder todos para ganar todos 39. María Martínez Iglesias ¿Qué pasa en España? De la huelga general a

las concentraciones del 15M ARTES 45. Francisco José Rodríguez-Puente Flores de treinta y dos pétalos. Una

microhistoria de la historieta 51. María José García Oramas Francesca Woodman y los lenguajes del cuerpo

DOSSIER 56. Araiz Mesanza El viaje inmóvil 70. Alfonso Colorado Araiz Mesanza: Bartleby y el viaje

ENTRE LIBROS 72. Agustín del Moral La duramadre, de Annie Cohen 74. Luis Enrique Rodríguez Villalvazo ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, y

Reacciona, de José Luis Sampedro et al. 77. José Pulido Luz de la materia, de Malva Flores 79. Adán Echeverría Escribir poesía en México, de Julián Herbert et al. (eds.) 81. Nallely Alcocer Ayala Para rescatar a Eurídice, de Julieta Campos MISCELÁNEA 83. Mario Muñoz El vampiro de Luis Zapata 85. Rafael Rojas Morir con Lichi 87. Melissa Hernández Navarro El cisne negro de Darren Aronofsky: el doble

y los espejos son abominables Imagen de interiores: VI Bienal Internacional de Arte Textil Contemporáneo, Xalapa 2011 Imagen de portada: Araiz Mesanza

Para cualquier información relativa a las imágenes, comunicarse con lapalabrayelhombre@yahoo.com.mx

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Revista de la Universidad Veracruzana NÚMERO 18 • OCTUBRE-DICIEMBRE, 2011

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a diversidad y la inclusión son paradigmas de la Universidad Veracruzana que encuentran amplia recepción en La Palabra y el Hombre. De ahí que el presente número contenga variados temas actuales que merecen un análisis puntual. Así, el fenómeno cultural del narcocorrido, que incluso ha sido ensalzado por escritores internacionales como Arturo Pérez-Reverte, es cuestionado enérgicamente en el artículo de Ramón Kuri Camacho “El narcocorrido. Esclerosis del espíritu y elogio de la servidumbre”. En otro contexto, Francisco Sánchez-Castañeda expone la necesidad de una reforma laboral que incorpore realmente los puntos de vista de todos los actores, pues en el México actual se han producido reformas de facto que segmentan a los trabajadores en una pluralidad de categorías nunca antes vistas y han originado el regreso de ciertos tipos de trabajadores que se consideraban una de las grandes vergüenzas de las sociedades industriales del siglo XIX. En esta entrega destacan también, en el marco del sesenta aniversario del nacimiento de Luis Zapata, propulsor de la temática gay en México, el fragmento de su novela Autobiografía póstuma y, como parte de esta celebración, el ensayo en el que Mario Muñoz hace un balance de El vampiro de la colonia Roma, novela de culto de dicho escritor, que data de 1979. Además, en la sección Artes, Francisco José Rodríguez-Puente presenta un ameno análisis sobre el origen y desarrollo del cómic en distintas latitudes, mientras que María José García ofrece una interpretación acerca de los lenguajes del cuerpo femenino a partir de la obra fotográfica de Francesca Woodman, joven norteamericana que tuvo un dramático fin. El Dossier pictórico de este número está dedicado a la también joven artista Araiz Mesanza, quien recrea el viaje inmóvil por sus añoradas raíces en el País Vasco. Hay que destacar que las ilustraciones de este número provienen de la VI Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Xalapa 2011. Como ha sido nuestro propósito, mantenemos nuestra voluntad de brindar un espacio para la reflexión a través de las secciones que conforman este número, correspondiente al último trimestre del año.


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CLARA PALABRA

Pero aĂşn no me he presentado

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Fragmento de la novela AutobiografĂ­a pĂłstuma

Luis Zapata

Luis Zapata cumpliĂł sesenta aĂąos de vida en abril de 2011. A manera de sencillo homenaje al propulsor de la narrativa de temĂĄtica gay en MĂŠxico, La Palabra y el Hombre ofrece este adelanto de su novela AutobiografĂ­a pĂłstuma. Luis Zapata naciĂł en Chilpancingo, Guerrero. Es narrador, dramaturgo y traductor. Ha publicado, entre otros libros, El vampiro de la colonia Roma, En jirones y La historia de siempre. Ha colaborado en numerosas publicaciones periĂłdicas. Actualmente forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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is primeros contactos con la muerte fueron, como en muchos casos, a travĂŠs de las pelĂ­culas, donde la gente por lo general morĂ­a rĂĄpidamente, y a otra cosa, mariposa: Âżde quĂŠ, si no, sirve el corte directo? Muertos a balazos, en los westerns y en sus remedos nacionales; muertos por enfermedad o en el quirĂłfano, en los melodramas; muertos en algĂşn cataclismo, en las superproducciones; muertos por cuchillo o espada, en las pelĂ­culas de ĂŠpoca; muertos por bombas, caĂąonazos y balazos, en las de guerra: muertos por aquĂ­ y muertos por allĂĄ en una buena parte de la producciĂłn fĂ­lmica, aunque en pocas ocasiones habĂ­a tiempo para llorarlos debidamente: la economĂ­a cinematogrĂĄfica exigĂ­a mĂĄs acciones despuĂŠs de esos pequeĂąos o grandes clĂ­max. Otro contacto con la muerte, y tambiĂŠn en un terreno simbĂłlico, era mediante las ofrendas del dĂ­a de muertos, que en mi casa no se acostumbraban, pues eran vistas, quizĂĄs, y con razĂłn, como algo paganas, como prĂĄcticas de gente un tanto supersticiosa e igno-

Artista invitada de honor, Sheila Hicks: Tibetan dignity III

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rantona. Pero en las casas de muchos compaĂąeros de la primaria, solĂ­an poner altares con flores de cempasĂşchil, comida, cigarros, alcohol, veladoras y (es posible, aunque no lo podrĂ­a asegurar) la foto del difunto. No recuerdo que me impresionara ese tipo de tributos a la muerte, que veĂ­a al principio con cierta curiosidad y despuĂŠs con indiferencia. Pero sĂ­ hubo un momento en que vi de frente a la muerte, la de a de veras, encarnada, por decirlo de alguna manera, en el papĂĄ de una compaĂąera de la primaria. Nuestra profesora nos llevĂł a todos los alumnos a la casa de la compaĂąera, donde tenĂ­a lugar el velorio. Un velorio bastante pobre, si quieren mi opiniĂłn: creo que ni cafĂŠ daban, mucho menos galletas (espero que en el mĂ­o se luzcan un poco mĂĄs), y creo tambiĂŠn que aĂşn no reunĂ­an el dinero necesario para el ataĂşd, pues el cadĂĄver yacĂ­a en una gran mesa, eso sĂ­, con sus cuatro cirios de rigor y abundancia de flores blancas y baratas, que seguramente habĂ­amos llevado los estudiantes. No dejĂŠ de mirar al muerto durante el largo rato que estuvimos ahĂ­, no dirĂŠ que con delectaciĂłn, pero sĂ­ con cierto morbo. Sobra decir (pero lo dirĂŠ) que la experiencia no me marcĂł mayormente y que muchos aĂąos permaneciĂł sepultada entre muchos otros recuerdos triviales e inĂştiles (sĂłlo ahora vengo a encontrarle cierto uso). Hubo una ĂŠpoca, y quizĂĄ fue prolongada, en que incluso lleguĂŠ a desear la muerte, no porque no soportara la existencia, sino porque tenĂ­a la impresiĂłn de que asĂ­ me iban a extraĂąar y a recordarme con nos-

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Noriko Tomita: The chain of custom

Ann Goddard: Field of pollution

talgia, como había visto en alguna película. Deseé mi muerte, pero también deseé tragedias, calamidades: que mis padres se divorciaran, por ejemplo, que alguno de mis maestros se muriera, que se incendiara la tienda de mis padres, que un gran terremoto acabara con una parte de mi pueblo. ¿Se trataba de lo que comúnmente se conoce en alemán como Schadenfreude, es decir, una alegría por la desgracia ajena? No, no lo creo, porque esa desgracia me incluía muchas veces. Más bien era un inofensivo deseo de que las cosas cambiaran, de que algo cambiara en la aburrida cotidianidad de mi pueblo: si hubiera podido elegir un género para mi provinciana existencia, me habría decidido por el melodrama, o, mejor aún, por la tragedia, en la que abundan los acontecimientos imprevistos que transforman para siempre la vida y los destinos de las personas (¿o de los personajes?, ¿me concebía acaso como un personaje? –de ser así, eso explicaría muchas cosas). Pero si algún género definió a todos los años que pasé en San Mateo del Río, ese fue la comedia ranchera, con su profusión de jaranas, jolgorios y jaripeos, para no usar más que la J. Yo, tan urbano de corazón, tan amante de las flores de concreto, como dice el buen José Joaquín Blanco, no tuve en ese tiempo más santos patronos que Lucha Moreno, María Duval y Miguel Aceves Mejía. Pero, bueno, ya estoy adelantándome y empezando a contar cosas que deberían venir después. Revenons à nos moutons. No puedo decir que mi muerte no les duela a mis familiares y amigos, los pocos que me quedan. Sí, me

lloran bien y bonito, como a cualquier difunto, porque en cierta forma cada muerte nos recuerda la inevitabilidad de la propia, y es eso tal vez lo que provoca el llanto. Por lo demás, las lágrimas son tan contagiosas como los bostezos: basta con que alguien empiece... (No menciono, desde luego, a mis pocos aunque fieles lectores, mis p. aunque f. l., quienes seguramente experimentan un gran pesar; yo mismo lo sentí cada vez que se moría algún artista que admiraba: “¡Ya no habrá más películas de Fellini!” “¡Ya no habrá más libros de Borges!”, solía exclamar consternado, “¡Qué pocos estamos quedando!” Y una de las razones que me orillan a escribir estas memorias de ultratumba es para que mis p. aunque f. l. no lamenten demasiado mi falta: siempre pueden seguir publicando libros los escritores muertos, como bien lo demuestran muchas obras póstumas a veces más importantes que las editadas en vida, aunque pocos –por el momento sólo pienso en mí– puedan seguir escribiéndolas.) (Y entonces me contradigo un poco; dejémoslo, pues, así: hay escritores que siguen publicando después de morir y otros que no, que quizá se olvidaron de sus f. l. en un momento de ingratitud por andar pensando en otras cosas.) En los periódicos nacionales, sólo una nota, pequeñísima, da cuenta de mi deceso (¡hijos de la chingada!); ninguna institución cultural lamenta mi sensible fallecimiento (¡desgraciados mal nacidos!, ¡ratas de cubículo!, ¡víboras de traje y corbata!). Únicamente los diarios locales prodigan la información: ¡bendito pueblo mío, tan generoso!

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CLARA PALABRA

n Liliana Fijman: A breath on the line [fragmento]

Marina Btesh: Leve brisa nocturna [fragmento]

Lanny Bergner: Air purification cube

Gabriela Monti: Ahogo

Es posible que el odio a mi pueblo se deba, al menos en parte, a mi prolongado alejamiento de él: nadie ignora que los fantasmas adquieren más fuerza mientras más tratamos de mantenerlos apartados; la frecuentación, en cambio, hace surgir virtudes a veces insospechadas, como la tolerancia (a ver si ahora las cosas se componen). Pero tal vez me equivoco. O tal vez no. En todo caso, no sé si sea el momento de ponerse a cavilar sobre eso. ¿Diré algo bueno sobre mi pueblo? ¿Diré que en esta apartada orilla, se respira mejor? Sí: el cielo casi siempre es azul. Sí: no hay industrias contaminantes (ni siquiera tenemos industria sin chimeneas). Sí: aun en las épocas más calurosas, empieza a soplar un agradable vientecillo a eso de las cinco de la tarde. Sí: todavía no se seca el río. Sí: hay uno que otro locus amoenus. Sí: el agua no escasea, como en muchas otras localidades del país. Sí: se come bien. Sí, lo único que lo chinga es su gente. Pero aún no me he presentado a ustedes, queridos y vivientes amiguitos que me prestan su atención. Les ofrezco mis disculpas: estaba distraído: muchas cosas en qué pensar, mucho que ver... Soy el que en vida respondió al nombre de Norberto Zamudio y ejerció –ya lo habrán deducido, tanto por las pistas dadas como por la habilidad de mi

pluma– la profesión no por noble menos ingrata de escritor: el oficio más antiguo del mundo, como todos sabemos, el de contar cuentos, aunque no falta quien considere, como también todos sabemos, más antigua la prostitución. Pero no habría que hacer tanta separación entre ambas actividades: al fin y al cabo, hay escritores que se prostituyen y prostitutas que escriben. Retomemos, pues, los temas ya esbozados, antes de que esto se convierta en un caos. Soy, como dije líneas arriba (estoy seguro de que mis p. aunque f. l. lo adivinaron desde un principio), el prolífico y versátil escritor Norberto Zamudio, muerto fresco que suspira aliviado por verse ya libre de las penalidades terrenas y de la autoimpuesta obligación de ser modesto. ¿Qué hago? También lo dije antes: escribo mi autobiografía, sólo que el objetivo de esta no es el de toda autobiografía: decir la verdad a medias, silenciar defectos y episodios ridículos, cuando no un carácter verdaderamente proclive hacia la maldad. Decía el buen Chateaubriand que la belleza, al menos en su forma ideal, era “el arte de escoger y de ocultar” (las cursivas son suyas). Pero yo me propongo aquí no ocultar nada, ya que ni soy Chateaubriand ni pretendo crear belleza: sólo verdad. Mi meta es, pues, contarlo todo, o, mejor, confesar todo lo que en general no puede

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Lilian Madfes: Rojo y carbón II

confesarse, mientras aún quede una pizca de escrúpulo: al fin y al cabo, podría uno preguntar qué es la belleza si no la verdad (claro, en gustos estéticos se rompen géneros, y no faltará quien piense lo contrario). En cuanto a lo primero, a escoger, nadie duda de que el arte es una continua elección, un continuo decir “esto sí va, esto no va”. ¿Dónde estoy? Ya lo dije varias veces. Lo que no he dicho es dónde se encuentran mis –llamémosles así– restos mortales, id est, mi cuerpecito, que tantos placeres y disgustos supo darme: en este momento hace su entrada triunfal en mi tan aborrecido aunque ahora un poco menos pueblo natal, por esa carretera recta y un tanto angosta que ha cobrado tantas vidas: son muchos los que se confían y creen que pueden manejar por ella a gran velocidad. Como el resto del pueblo, está malhecha (déjenme abrir un paréntesis y comentarles que la mayoría de sus casas fueron construidas como al aventón y dan la impresión de no haber sido acabadas, por lo menos las que surgieron de una pseudomodernidad barata, que sustituyó el pintoresco adobe por el ladrillo, o, lo que es peor, los bloques de tabicón, esos que no se toman el cuidado de cubrir –salvo las fachadas: pueblo de fachadas–, sino que dejan pelones y ofrecen una apariencia desastrosa

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al turista que –no digamos que visita el pueblo, pues nadie que no haya nacido aquí lo visita ni por equivocación; por lo demás, no hay ningún motivo para visitarlo– pasa fugaz por ese tramo de carretera recta y un tanto angosta anhelando aires y paisajes más benévolos), y no pocas sorpresas se han llevado muchos allá (es decir, en la carretera) y aquí (es decir, en este espacio al que han llegado los que aquí han llegado, después de haber muerto casi sin darse cuenta debido a la rapidez del chingadazo). Una regla mínima de cortesía, o el respeto de los antiguos cánones literarios me obligaría a hacerles una visita guiada por mi pueblo, o bien a describirlo. Sí. Pero tanto los guías de turismo como los escritores de antaño necesitan (necesitaban) un estímulo para su expansión verbal, trátese de la belleza del lugar, del reconocimiento o de los beneficios económicos que esperan (esperaban) obtener. Como San Mateo del Río es, y no me canso de decirlo, uno de los pueblos más feos que existen, si no el que más, y como no espero conseguir nada con el despliegue de mis habilidades descriptivas, omitiré la parte correspondiente al paisaje sanmateano: que me perdonen los posibles interesados. O, bueno, va, para que no se me acuse de nada, especialmente ahora que ya no puedo defenderme


Claudia Mazzola: Las sombras inexistentes del aire

de viva voz, ni mucho menos mandar cartas a la redacción de los periódicos, cosa a la que, dicho sea de paso, nunca fui afecto en vida. ¿Qué se ve desde la carretera? Vulcanizadoras, basura, propaganda política (id est, basura), anuncios de cerveza, humo por aquí, humo por allá, humo más allá (¿queman basura en estos supuestamente ecológicos tiempos?), anuncios de lucha libre, casas con techos de asbesto, gasolineras, tramos de carretera en reparación, más anuncios de cerveza, loncherías, anuncios de bailes, cerros medio pelones, árboles medio polvosos, agencias de automóviles, anuncios de cemento y otros materiales de construcción, árboles de mango, uno que otro pino tristón, hoteles de paso, más anuncios de cerveza, de refrescos, salones de fiestas, autopartes (sic), bares, tiendas de abarrotes, estéticas (sic), refacciones, puestos de fruta, de verduras, de carne y longaniza, distribuidores de materiales de construcción, expendios de pintura, de alimentos para animales, más propaganda política, restaurantes, ferreterías, anuncios de teléfonos celulares, más anuncios de cerveza, tendajones, marisquerías, cantabares (sic), más basura, montones de grava, montones de tierra, coches, claro, gente, claro, algunos muy bajitos, casi pigmeos por la des-

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nutrición (este, junto con el de Guerrero y Oaxaca, es uno de los estados más pobres), escuelas, academias, bancos, más refaccionarias y más materiales de construcción, muelles, mofles, radiadores, instalaciones militares, tiendas de colchones, mangueras, alguna oficina de gobierno (todo esto, claro, es únicamente lo que se ve desde la carretera, sin entrar de hecho a San Mateo). Algunos dirán que es un pueblo próspero, y tal vez tengan razón: “Se ve mucho movimiento”, como aseguran los que de esto saben. Pero no siempre fue así, y la prosperidad de la feúcha capital no es, en modo alguno, indicadora de que en el resto del estado haya cierta bonanza económica, como cualquiera con tres dedos de frente puede deducirlo. ¿Y qué diré sobre el carácter de mis paisanos? Que es hosco, ríspido, cuando no abiertamente violento. No los caracteriza la buena educación: no sólo no saben decir “de nada” cuando uno les da las gracias; tampoco saben agradecer nada. Y como prueba de esto, pondré un ejemplo: nunca supo mi pueblo natal agradecerme –al menos en vida– el haber grabado su nombre con caracteres de oro en la república de las letras: nunca un premiecín, una casita, un regalito compensatorio. Ásperos y groseros, burdos y palurdos, vulgares e ignorantes. Ni siquiera saludan; es más, con frecuencia ni siquiera contestan el saludo. En ocasiones, cuando me siento benévolo (ahorita, por ejemplo), puedo verlos como animalitos ariscos que van por la vida como Dios les dio a entender. Nada tengo que agradecerles –¿ni siquiera estas memorias póstumas? Aprovechemos este momento de magnanimidad para darles las gracias, así sea torciendo un poco la boca, y para que no se me acuse de lo mismo: bueno, tenkius, pues, pero traten de ser un poco mejores. Otro rasgo que los afea es la presunción, la arrogancia, la impresión de ser el centro del mundo: ¡por fa-vor! Siempre he pensado que no hay mayor naquería que la presunción, así sea disimulada, o sobre todo si es disimulada. Viene luego la cursilería. Y le sigue la hosquedad. Pues bien, en mi pueblo se dan las tres en abundante profusión (¿incurro en un pleonasmo? Si es así, que se me perdone, pero ¡es que en San Mateo proliferan tanto!). No son, pues, mis paisanos los seres más amables del mundo, ni los más hospitalarios. Y, sin embargo, parecería que en este momento pretenden sacarse la espinita.


Los solitarios LeĂłn Guillermo GutiĂŠrrez Los solitarios no hacemos ruido pisamos levemente con miedo a ser descubiertos, presentidos. SonĂĄmbulos caminamos por rĂ­os sin agua, sin peces. Nuestro silencio escondido es mĂĄs potente que el estruendo de la montaĂąa. Con los ojos abiertos nos incendiamos de oscuridad sĂłlo la tinta delata la llama que nos abrasa.

LeĂłn Guillermo GutiĂŠrrez realizĂł estudios de maestrĂ­a y doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Texas en Austin; es doctor en Literatura Iberoamericana (UNAM). Poeta, narrador y ensayista, sus textos han sido publicados en MĂŠxico y el extranjero. Actualmente es profesor-investigador en la Universidad AutĂłnoma del Estado de Morelos, y miembro del SNI.

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Barroco espaĂąol e IlustraciĂłn latinoamericana Hans-Otto Dill

Hans-Otto Dill es profesor emĂŠrito de literaturas latinoamericanas de la Universidad Humboldt en BerlĂ­n desde 1979. Actualmente secretario de FilosofĂ­a y Ciencias Sociales de la Sociedad de Ciencias Leibniz de BerlĂ­n. Distinciones: Orden de AndrĂŠs Bello, Primera Clase (Venezuela 1994), Por la Cultura Nacional (Cuba, 2002), menciĂłn en el Premio Plural (1985).

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a escritora mexicana Sor Juana InĂŠs de la Cruz (1651-1695) depende poĂŠticamente del espaĂąol don Luis de GĂłgora (1561-1621), tal como la Colonia dependĂ­a de la metrĂłpoli. Su pertenencia a la metrĂłpoli se muestra tambiĂŠn en la ediciĂłn de sus escritos completos y en el estreno de sus obras dramĂĄticas en Madrid, donde se consideraba su poesĂ­a como Ăşltima expresiĂłn del Siglo de Oro espaĂąol. De ahĂ­ su incorporaciĂłn a la literatura espaĂąola barroca, sobre todo al culteranismo del cordobĂŠs. El soneto XII de Sor Juana contiene paralelismos temĂĄticos y estructurales con el soneto XLIV de GĂłngora, y el verso final casi es idĂŠntico: “es cadĂĄver, es polvo, es sombra, es nadaâ€?, reza el verso juanino; “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nadaâ€?, dice GĂłngora (cfr. Gates, 1939; BuxĂł, 1960; Alatorre, 1977). Sin embargo, es una particularidad muy mexicana, creo yo, la menciĂłn de “cadĂĄverâ€? en vez de “tierraâ€?. “CadĂĄverâ€? es una alusiĂłn consciente o inconsciente al culto azteca a la muerte, una mexicanizaciĂłn. La muerte es en el poema de Sor Juana mĂĄs importante que la vejez y la vanidad en el soneto de GĂłngora. TambiĂŠn su obra Primero SueĂąo expresa su dependencia literaria del cordobĂŠs: Primero SueĂąo que asĂ­ titulĂł y compuso la madre Juana InĂŠs de la Cruz, imitando a GĂłngora, subtĂ­tulo que no le hubiera dado el editor sin el consentimiento de la autora. La imitaciĂłn se refiere a la Primera Soledad de GĂłngora. Ambos poemas estĂĄn escritos en

GĂłngora tiene una visiĂłn muy crĂ­tica de los navegantes, empezando con la guerra de Troya, que fue segĂşn ĂŠl una expediciĂłn por mar para conquistar un reino que era un impedimento para la hegemonĂ­a marĂ­tima y comercial de Atenas. DetrĂĄs de todos los viajes GĂłngora veĂ­a siempre la avaricia, el afĂĄn de enriquecerse, el auri sacra fames. forma de silva, a ambos se les otorgĂł la denominaciĂłn “Primeroâ€? y, finalmente, ambos tienen en comĂşn el motivo central del viaje, ideolĂłgicamente muy importante. Hay una diferencia temĂĄtica principal: la posiciĂłn contraria de ambos respecto del viaje. GĂłngora es enemigo del viajar, sobre todo en el sentido de navegar. No sĂłlo por preferir la sencillez y tranquilidad del campo a la vida intranquila y lujosa de la corte. El campo significa para ĂŠl inmovilidad, mientras que la “corteâ€? tiene la doble connotaciĂłn del viajar, ya por ser corte ambulante, ya por obligar a la nobleza a moverse constantemente de sus sitios a la sede del rey. Pero, sobre todo, la corte ha financiado y encargado los viajes de los navegantes, quienes han sido comerciantes, descubridores y conquistadores. GĂłngora tiene una visiĂłn muy crĂ­tica de los navegantes, empezando

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GĂłngora y Sor Juana

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El “descubrimientoâ€? en la visiĂłn de


Renata Casolini: Non caturatte le unidle

con la guerra de Troya, que fue según él una expedición por mar para conquistar un reino que era un impedimento para la hegemonía marítima y comercial de Atenas. Detrás de todos los viajes Góngora veía siempre la avaricia, el afán de enriquecerse, el auri sacra fames. El poeta más barroco de todos los tiempos fue también el primer crítico radical del colonialismo. Pero no sólo rechazaba y criticaba la navegación en general, sino sobre todo la navegación de su tiempo que, patrocinada por los reyes de España y de Portugal, hacía sus conquistas en África y principalmente en América. Al “descubrimiento” debe España su grandeza política y cultural, que abarca entre otras cosas el Siglo de Oro de su poesía. América Latina le debe a la navegación su existencia. Sin ella, o habría seguido siendo indígena, o habría pasado a ser colonia de otro país, de los anglosajones, franceses u holandeses; con otra cultura, otro mestizaje o ninguno; otra religión diferente a la católica, que tanto espacio ocupa en la vida y obra de la monja Sor Juana. Ella como persona no habría existido. El descubrimiento fue exclusivamente realizado por y desde el mar. De ahí que Góngora vea la navegación desde sus orígenes, a partir de la construcción del primer barco, como actividad destructora y rapaz, motivada por la avaricia, personificada en Odiseo y Palinuro. Según Góngora, ya el primer navegante fue impulsado por la codicia, que lo hacía más rapaz que el tigre más feroz. Con la navegación empezó la desgracia de la humanidad. Desde entonces la humanidad está infectada y contagiada por este pecado mortal.

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Makiko Wakisakai: Embrace

Sor Juana, del Nuevo Mundo, criolla, mexicana. El mundo creado por la Conquista, para bien y para mal, es el suyo. Como americana ella debía aceptar los resultados de la Conquista. Muy al contrario del cordobés, alaba el descubrimiento y, sobre todo, la navegación, que para ella no es expresión de codicia sino de curiosidad científica.

Góngora fustiga en sus Soledades los viajes de Colón, de Magallanes, de Vasco da Gama como máxima expresión de la codicia, la colonización y la explotación que eran siempre el objetivo del “descubrimiento”. (Véase al respecto Merkl, 1989; Jammes, 1967; Jones, 1964; Edwards, 1978; y Beverley, 1980.) Tenía conocimiento de las crueldades de los conquistadores a través de las espectaculares denuncias de Bartolomé de las Casas sobre la “destrucción de las Indias”. Sabía que la época de los descubrimientos era al mismo tiempo la de los inventos, sin los cuales aque-


típica entre los intelectuales españoles, que la defendían y justificaban, incluyendo a escritores críticos y autocríticos como Alonso de Ercilla o el Inca Garcilaso de la Vega. No

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hay declaraciones de Sor Juana en favor de la independencia política

PALABRA

La posición crítica de Góngora y Las Casas frente a la Conquista no es

o literaria de México. llos no hubieran sido posibles. Sin imán, astrolabio, cuadrante y brújula no habrían existido los descubrimientos ultramarinos, que tampoco habrían sido posibles sin los adelantos en la carpintería naval, sin carabelas y naos que permitían la travesía del océano, sin la geografía y cartografía de Waldseemüller, Mercator y Behaim, que a su vez se basaban en los datos suministrados por los descubridores. Para Góngora, navegación, descubrimiento y conquista estaban vinculados con la guerra que él aborrecía (Heydenreich, 1970: 131). Pues era adversario de la política bélica de la corte madrileña. El discurso del “político serrano” en la Soledad Primera es a la vez alabanza horaciana de la vida campestre y denuncia del lujo cortesano y la modernidad conquistadora, científica y racionalista. Su poética refuta la poesía del Renacimiento con sus loas a los barcos e inventos; es el barroco de la Contrarreforma, negación del pensamiento naturalista del Renacimiento de Giordano Bruno y Galileo Galilei. Las Soledades expresan la fuerte crítica social y política de un conservador a la sociedad de su tiempo. Pasemos ahora al caso de Sor Juana, del Nuevo Mundo, criolla, mexicana. El mundo creado por la Conquista, para bien y para mal, es el suyo. Como americana ella debía aceptar los resultados de la Conquista. Muy al contrario del cordobés, alaba el descubrimiento

y, sobre todo, la navegación, que para ella no es expresión de codicia sino de curiosidad científica. Esta posición acerca del descubrimiento ¿expresa la naciente diferencia entre españoles y latinoamericanos, que contiene el germen de la autoconciencia latinoamericana, anuncio de una futura independencia? Me parece que no. La posición crítica de Góngora y Las Casas frente a la Conquista no es típica entre los intelectuales españoles, que la defendían y justificaban, incluyendo a escritores críticos y autocríticos como Alonso de Ercilla o el Inca Garcilaso de la Vega. No hay declaraciones de Sor Juana en favor de la independencia política o literaria de México. Pero en ella hay algo no-español. Tenía un entusiasmo y un optimismo desacostumbrados en la soñolienta Península. Son sobre todo dos las cosas que hacen única a Sor Juana, además de su feminismo, que tampoco había en la metrópoli. Ante todo, su amor por las ciencias naturales. Le entusiasman todos los inventos; su admiración por el jesuita alemán Athanasius Kircher se debe tanto a sus obras sobre astronomía y egiptología como a su inven-

Silvia Millet: Navegando al aire

Sumiko Tasaka: Seed born in the wind

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En España, en cambio, donde la Inquisición se imponía a base de censura y hogueras más que en las colonias, que estaban lejos, muy lejos, la Ilustración era muy floja, y estaba domesticada, si se compara a Feijóo con Voltaire o La Mettrie. En la España de fines del siglo XVIII, en tiempos de la Revolución francesa, se puede observar todavía una actividad parecida a la de Góngora doscientos años atrás.

Ann Savageau: The four winds

ción de la linterna mágica. Tenía en su gabinete de trabajo muchos instrumentos científicos, precisamente aquellos que le causaban horror a Góngora: desde el astrolabio hasta el imán. Le gustaba mucho hacer experimentos en ciencias físicas y químicas. Freír huevos era para ella un experimento bioquímico. Tenía el entusiasmo de una joven investigadora, llena de curiosidad por saber. Esta curiosidad y el subsecuente afán de leer y estudiar ya los tenía desde niña, como lo deja ver su carta autobiográfica Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691). Las nuevas ciencias naturales fueron estudiadas, enseñadas y practicadas en las Indias tal vez con mayor energía que en la propia madre patria. Después de la muerte de Sor Juana, la Ilustración jesuítica y borbónica quería desarrollar en las colonias, para salvar la economía peninsular del colapso, las ciencias naturales aplicadas, ante todo la mineralogía, debido a la explotación de los inmensos yacimientos de minerales útiles en los Andes y México. Éste pasaba, como lo ha reconocido Humboldt, por un auge de la minería, formación de ingenieros en minas y la fundación de revistas científicas, en particular de mineralogía. En España este cambio vino más tarde.

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En esta actitud relativa a las ciencias, navegaciones e invenciones vemos las diferencias entre el peninsular Góngora y la mexicana Sor Juana. Ella vivía en estrecho contacto con la Universidad de México y con una comunidad de intelectuales amantes de las ciencias, entre ellos Sigüenza y Góngora, científico y racionalista, autor del Manifiesto filosófico contra los cometas despojados del imperio que tenían sobre los tímidos, de 1681, es decir un año antes que Pensées diverses sur la comète (1682) de Pierre Bayle sobre el mismo fenómeno, panfleto de la Ilustración europea contra la superstición. Estos modernos intelectuales mexicanos se rebelaban contra el espíritu medieval español. De entre esta intelectualidad se alimentaba el movimiento independentista. Destacados científicos como el colombiano Francisco José de Caldas (colaborador de Humboldt y autor del tratado El influjo del clima sobre los seres organizados [1808]) o el médico ecuatoriano Eugenio de Santa Cruz y Espejo (autor de folletos para elevar el nivel de la higiene) fueron fusilados o castigados por los españoles como revolucionarios. Su lucha desembocó en el movimiento independentista: ilustrados y francmasones eran Simón Rodríguez, Bolívar, Bello, Miranda, Moreno. La preilustración unía su lucha filosófico-ideológica a favor de la razón y la tolerancia y en contra del fanatismo, con la divulgación de los conocimientos más modernos. En los escritos de Sor Juana encontramos las huellas de Bayle, Gassendi, Kircher y Descartes. Con toda razón el crítico alemán Karl Vossler


REFERENCIAS Alatorre, Antonio. “Avatares barrocos del Romance (De Góngora a Sor Juana Inés de la Cruz)”, Nueva Revista de Filología Hispánica. 26, 2, pp. 341-459, 1977. Beverley, John. Aspects of Góngora’s “Soledades”. John Benjamins B.V., Amsterdam, 1980. Buxó, José Pascal. Góngora en la poesía novohispana. Imprenta Universitaria (UNAM), México, 1960. Edwards, Gwynne. “The Theme of Nature in Góngora’s Soledades”, Bulletin of Hispanic Studies. 55, pp. 231-243, 1976. Gates, Eunice Joiner. “Reminiscences of Góngora in the Works of Sor Juana Inés de la Cruz”, Publications of the Modern Language Association of America. 54, 4, pp. 10411058, 1939. Heydenreich, Titus. Tadel und Lob der Seefahrt. Das Nachleben eines antiken Themas in der romanischen Literatur. Carl Winter, Heidelberg, 1970. Jammes, Robert. Études sur l’oeuvre poétique de Don Luis de Góngora y Argote. Institut d’Études Hispaniques et Ibéroaméricaines, Burdeos, 1967. Jones, Roystone O. “The Poetic Unity of the Soledades of Góngora”, Bulletin of Hispanic Studies. 31, pp. 189-204, 1954. Merkl, Heinrich. “Góngoras Soledades–ein politisches Gedicht? Mit einem Bericht zur Forschung”, Romanistisches Jahrbuch. 40, pp. 308-325, 1989. Vossler, Karl. “Leben und Persönlichkeit der Dichterin”, Sor Juana Inés de la Cruz. Die Welt im Traum. Eine Dichtung der “zehnten Muse von Méxiko”. Spanisch und Deutsch. Hg. von Karl Vossler, pp. 7-38, Stahlberg Verlag, Karlsruhe, 1946.

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CLARA PALABRA

fines didácticos que preparaba la independencia es inaugurada en Latinoamérica por Sor Juana. Se puede afirmar que Sor Juana es una temprana expresión de la emancipación literaria e intelectual de América Latina que colabora en la formación de una conciencia criolla y de una literatura americana. Desde esta perspectiva sobresalen dos hechos muy importantes que diferencian radicalmente su poesía de la hispanoeuropea: las frecuentes referencias al pasado indígena y sus poemas afromexicanos sobre esclavas negras con sus cantos populares y su idioma bozal. Estos poemas, más que una simple muestra de cultura, expresan la primera tentativa de incorporar las tres razas y culturas que constituyen el continente a la futura literatura latinoamericana.

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llama a Sor Juana una temprana representante de la Ilustración “que sufre los dolores de maternidad de la Ilustración, que toma parte en el optimismo de la investigación en el campo de las ciencias naturales, con la audacia jubilosa de los descubridores modernos” (Vossler, 1946: 47). En España, en cambio, donde la Inquisición se imponía a base de censura y hogueras más que en las colonias, que estaban lejos, muy lejos, la Ilustración era muy floja, y estaba domesticada, si se compara a Feijóo con Voltaire o La Mettrie. En la España de fines del siglo XVIII, en tiempos de la Revolución francesa, se puede observar todavía una actividad parecida a la de Góngora doscientos años atrás. Sor Juana describe un fantástico viaje cósmico, espacial, de astronauta, y a la vez espiritual, de psicóloga autorreflexiva en el Primero Sueño. No viaja por avaricia, sino por curiosidad científica, por su afán de conocer, en un viaje de descubrimiento y conquista del saber. Entre los inventos y artefactos técnicos de la humanidad que elogia en Primero Sueño están las pirámides de los ptolomeos, el faro de Alejandría –objeto técnico vinculado con la navegación aborrecida por Góngora–, la linterna mágica inventada por Kircher. De ahí que no sea el viaje de la Soledad de Góngora su modelo, sino los viajes espaciales descritos con pretensiones científicas por Athanasius Kircher y Johannes Kepler. Sobre todo, Sor Juana admira a Ícaro por su coraje y su capacidad técnica. En contraste con la fobia de Góngora por lo científico, habla de la “apolínea ciencia”, elogia la “innata ciencia” del médico Galeno, que consiste según ella en transformar el veneno, mediante el arte de la dosificación, en medicina. También su manera científica, sistemática, naturalista, casi mecanicista de describir el cuerpo humano y su funcionamiento, al estilo del posterior libro El hombre máquina del enciclopedista La Mettrie, muestra un alto grado de saber fisiológico y biológico a la altura de su tiempo. ¿Qué queda entonces de imitación del europeo Góngora en la criolla Sor Juana ? Muy poco. Es independiente de él desde el punto de vista espiritual, artístico y poético. Por sus ingredientes científicos, su poema tiene mucho del poema didáctico latinoamericano, que comparte con autores contemporáneos como Sigüenza y Góngora, Hernando Domínguez Camargo, Rafael Landívar y el autor de la Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia, Gregorio Gutiérrez González, así como con Andrés Bello, autor de la Silva (!) a la agricultura de la zona tór rida. Esta mezcla de poesía y ciencia con


RaĂ­z de sol Miguel Ă ngel Flores* La luna menguante Fondo negro brillo de alfanje los follajes de los ĂĄlamos Proyectan alamares Blancas arenas del rĂ­o Como sombras Alas de murciĂŠlago y ciego canto.

* Pelo negro EnmaraĂąado en miles de mechones. EnmaraĂąado mi pelo Y enmaraĂąadas en enmaraĂąados recuerdos De nuestras largas noches Mientras hacĂ­amos el amor.

* * En la bahĂ­a del humo el incendio Sepultan huesos los mĂŠdanos Vuelan grullas La extensiĂłn de los juncos Las nubes cierran su candado.

Al llegar al fin a este momento Recuerdo mi pasiĂłn Y me doy cuenta que He sido como un ciego Que no teme la oscuridad.

*

*

De entre las notas De las cuerdas surge un profundo Tono misterioso Una nota se eleva Lava y fuego en el cuerpo.

Pelo suelto salto en llamas Sobre un cuerpo Abrasada casa del amor, Las ĂĄnforas selladas Ante la sed Un salmo al filo de la noche.

*

*

Se adensa la oscuridad En la nieve pĂĄgina inĂŠdita Escriben con luz las estrellas Cubren el mundo Signos vela Ante la puerta condenada.

En el maxilar de la oscuridad El clavo ardiente Pareja terrenal en celo Y apartĂŠ mi mano. Sin embargo aĂşn flota en el ambiente El aroma de su ropa.

Miguel Ă ngel Flores, ademĂĄs de su actividad como profesor e investigador, ha desarrollado una amplia labor en el periodismo cultural, la poesĂ­a, la traducciĂłn de poesĂ­a, el ensayo y la investigaciĂłn literaria. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1972-1973). Su libro mĂĄs reciente es JardĂ­n AtlĂĄntico, publicado por la editorial Verdehalago.

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Encallado en la arena Ebrio de agua, Un desgastado barco Mira su reflejo el albo cielo Vislumbre de otoño.

Más veloz que una granizada Más ligero que una pluma, Una oleada de alegría Cruza por mi pensamiento.

CLARA

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PALABRA

*

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* * Como esbeltos pájaros dorados Las hojas se desprenden Del árbol faro en la colina El crepúsculo se ahoga en llamas. * Sin hablar de caminos, Sin pensar en el mañana, Sin preguntar por nombre o fama, Aquí, príncipes del amor, Fundamos nuestro reino. * Sobre los rompientes, Miré de súbito Un ave blanca En su pico La voz del viento Y me enamoré Del sueño que me obsesiona. * Sobre la vieja cabaña Un extraviado anhelo Mi sueño es carne es desengaño Sobre el templo de la montaña Llueven pétalos De la luna silvestre. En la desolación del alba Huyen al cielo las estrellas.

La tarde de la despedida Escribimos juntos un poema Sobre una columna de hielo. * El ruiseñor aún no llega Con su canto este día de niebla. Tal vez se extravió, Y guarda un secreto nítido pico cerrado. * El otoño terminará. Nada puede durar para siempre. Vivir es breve jornada Sostengo tus ardientes pechos Con manos firmes. * Nos ayudamos a vestir Demoramos el adiós En el centro de la noche Acariciando nuestros secretos Nos sorprende el alba en la cama. * Los mirlos pían Sobre las olas vespertinas Del lago sin nombre. Mi corazón marchito Es sepulcro y recuerdo.

* Oprime mi pecho Un jirón del velo de misterio, A lo lejos, cielo en rojo: Rubor y fragancia.

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Prosas

Silverio SĂĄnchez RodrĂ­guez Silverio SĂĄnchez RodrĂ­guez (Poza Rica, Ver., 1966) es lingĂźista por la BUAP. Ha sido profesor en la misma instituciĂłn, en la UAT (Tlaxcala), en el Tec de Monterrey (Puebla) y en la Universidad Veracruzana. Actualmente es editor en la DirecciĂłn General Editorial de la UV.

ESTAMPA ⎯Allå afuera estån golpeando a alguien –dijo mi mujer con voz cansada, desde su poltrona de convalecer. Yo dejÊ el periódico en la mesa y me asomÊ por la ventana. En la calle un hombre estå hincado sobre una pierna, sujeto al poste del telÊfono mientras un mozalbete le grita algo que no alcanza a llegar a mis oídos. Mi estupor aumenta cuando el muchacho toma un pequeùo impulso y con gran fuerza estampa una patada en el rostro del postrado, que es un viejo. Antes de dirigirme hacia el telÊfono miro un poco mås. Algo en la escena me intriga y me distrae de apresurar el auxilio. ¿QuÊ es? Tomo ya el telÊfono y marco. Pero en los segundos que transcurren antes de que en la estación atiendan mi llamada, observo a travÊs del cristal que el viejo hace grandes esfuerzos por no caer, por no perder el equilibrio. Tengo la equívoca impresión de que el hombre hace menos por defenderse que por no dar con su cuerpo en el suelo, como si el håbito del decoro fuera mås fuerte que el instinto de supervivencia. El viejo ni siquiera prueba interponer un brazo entre su cara sangrante y el próximo zapatazo. Antes de escuchar la voz al otro lado de la línea alcanzo todavía a imaginar a alguien que ante la inminente explosión de una bomba mira en dónde pisarå para no enfangarse los zapatos al correr. En alguien que un segundo antes nota la marca del auto que lo harå volar por los aires. En unos momentos contestarå la operadora de la policía. Mi mujer ha dejado de mirar desde el principio. Yo no atino a discernir por quÊ el hombre sigue sin proteger su rostro. Y la siguiente patada ya viene en camino.

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EL CONTINGENTE AhĂ­ va don Pedro Antonio de FermĂ­n, en litera, acarreando doscientos negros a travĂŠs de las montaĂąas hacia el altiplano. Maldice el calor infernal con anatemas mal articulados por su boca atascada de pan y jamĂłn. El contingente de esclavos arrastra el paso alrededor del vehĂ­culo. Llevan la mirada perdida, no hablan. Sus cuerpos avanzan, pero sĂłlo por virtud del lĂĄtigo y del fusil. Don Pedro Antonio vigila por la mirilla, con un ojo abierto y el otro medio cerrado a causa de la modorra. La guardia es escasa, pero estos esclavos no necesitan demasiado cuidado. Seis fusiles, cinco espadas y algunas hondas bastan para mantener a raya a “estos animalesâ€?. Nada hay que temer. Sin embargo, el gordo traficante no viaja tranquilo. AlgĂşn olor lo desasosiega. Observa una y otra vez el hatajo de negros hasta convencerse de que seguirĂĄn avanzando y de que ĂŠl cobrarĂĄ su paga. Se recuesta, por fin, en su litera, pero dormita un sueĂąo sobresaltado. EstĂĄ por llegar la noche‌ La procesiĂłn detiene su marcha y se apresta a pernoctar en la venta a la que han arribado. En pocos momentos algunos guardias duermen, otros vigilan, otros buscan distracciĂłn en el juego y en el vino y otros mĂĄs se han empujado en la carne de alguna negra lĂĄnguida, exhausta. Son diez o doce los que guardan a don Antonio de FermĂ­n. De pronto, en momento convenido, un grito agudo y penetrante irrumpe en la minuciosa organizaciĂłn de esa noche. El alarido se convierte en griterĂ­o y ĂŠste en revuelta y luego en carnicerĂ­a, de la cual Pedro Antonio de FermĂ­n y su reducida guardia salen convertidos en un montĂłn disforme de carne, huesos y sangre. Los negros que eran esclavos corren luego al campo abierto, hacia la sierra. Antes de que se aglomere la gente en la escena del crimen, los perros apuran los restos de pan esparcidos y capturan algunos huesos. Alcanzan tambiĂŠn a probar un poco de sangre revuelta con licor de almendras, leche, turrĂłn y vino.


NUEVA

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PALABRA

CrĂłnica de una bomba Ivo Theele

TraduciĂłn del alemĂĄn de Marcelino Cajero MartĂ­nez

Ivo Theele naciĂł en Bremen, Alemania, en 1980. Miembro fundador de Kommando Schreibmaschine y Kommando Elektrolyrik, cĂ­rculo de escritores el primero y un grupo independiente de mĂşsica electrĂłnica y poesĂ­a el segundo. Sus escritos tratan temas de polĂ­tica, crĂ­tica social y sobre el ser humano en general. Es candidato a doctor en Literatura Alemana por la Universidad de Paderborn.

interior del aeropuerto sonido de pasos que avanzan veloz y resueltamente atravesando la sala. una maleta de cuero negra; muy sencilla para no levantar sospechas sobre su contenido: documentos escritos entre los que se encuentra el discurso para maĂąana; una lectura para el viaje, el ateĂ­smo en el cristianismo del filĂłsofo marxista ernst bloch. la esposa de ĂŠste se lo habĂ­a hecho llegar; una manzana y un sĂĄndwich sĂłlo para consolarse con la idea de pensar en otra cosa, quizĂĄs comer algo; pero la maleta es aĂşn asĂ­ extraordinaria, no por los papeles y demĂĄs trivialidades que contiene, sino por la bomba que lleva dentro y que es a la vez la razĂłn principal de este viaje. rudi lleva el cabello largo, muy de los 60; los rasgos evidentemente musulmanes de bahman llaman la atenciĂłn de la gente. dos guardias de seguridad los observan mientras se preguntan la identidad de aquel sujeto de melena. ÂĄalto! muĂŠstreme su identificaciĂłn uno de los guardias pregunta al otro ignorando la presencia de rudi: ÂżquĂŠ no es este rudi dutschke? asĂ­ es, ese soy yo responde rudi con voz serena los nervios destrozados de bahman hacen que se mueva forzadamente y que comience a exasperarse. piensa en rudi identificĂĄndose mientras sostiene la maleta con la mano, la maleta, la bomba. dĂ­game a dĂłnde van exige saber el guardia pero no hay

respuesta mĂĄs que el silencio que ahoga el ruido del aeropuerto hasta que bahman se impacienta y dice: bueno pero Âżde quĂŠ se trata? Âżes un paĂ­s libre, no? no tenemos por quĂŠ decirle nada entonces acompĂĄĂąennos a la estaciĂłn, quedan detenidos responde el guardia ante la negativa de bahman, quien desesperanzado piensa en que las cosas sĂłlo podĂ­an ser asĂ­. bueno, sĂłlo dĂŠjennos guardar nuestro equipaje en un casillero del aeropuerto dice rudi a los guardias, quienes no dan mayor importancia a la maleta y acceden

Mariel Clairmont: Art bleu

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Robert Orihuela Yurivilca: Respiraciones humanas que hacen girar nuestra historia lado A y latidos ocultos lado B

Gabriel Canales: Airéate

apresurándolos pero sin oponerse. como cualquiera que ha cometido algún delito, rudi tiene derecho a hacer una llamada telefónica, sólo una.

congregados no dejan de pedir a gritos la liberación de rudi, un rudi que nada ha hecho, nada salvo tener una bomba que impasiblemente aguarda por él en algún casillero del aeropuerto. ¡saquen a rudi! ¡libertad para rudi! se escucha una y mil veces en las afueras de la estación. finalmente aparece rudi junto con bahman. agradece las muestras de solidaridad de los compañeros e improvisa un discurso que despierta los sentimientos exaltados de la muchedumbre; provoca el júbilo cuando habla de la pujante fuerza del movimiento estudiantil y de la importancia de la vía institucional; anima a recordar que la historia se escribe en el presente, en el aquí y en el ahora, la posibilidad de una nueva sociedad y que la revolución no puede esperar más; condena la guerra imperialista norteamericana desatada en vietnam, y los silbidos y abucheos contra el gobierno estadunidense resuenan por todos lados; rudi, claramente emocionado, alza la voz y dice: ¡que la lucha popular sea en todas las ciudades alemanas! súbitamente un ami2 se le acerca y lo confronta: are you the fucking dutschke? y sin esperar más golpea a rudi en el rostro. se arma la confusión y el ami intenta evadirse. algunos corren tras él pero rudi, con las manos en el rostro cubierto de sudor y sangre, les

La llamada es recibida en la oficina central de la sds1 en fráncfort, desde donde se extiende la noticia a toda la comunidad izquierdista con una prontitud que recuerda la intempestiva propagación de un incendio. La simple llamada telefónica es la causante de un mitin improvisado apenas 30 minutos después. cientos de personas han llegado hasta la estación de policía para protestar contra la injusta detención de rudi, el líder más carismático de berlín occidental, aquel que ha sido el portavoz del movimiento estudiantil alemán. las gargantas exacerbadas de los

1 SDS : Sozialistische Deutsche Studentenbund (Liga Socialista de Estudiantes Alemanes). 2 Ami, equivalente de gringo para referirse a los norteamericanos en tono despectivo. 3 Peter Urbach, presunto agente del servicio secreto alemán infiltrado en el movimiento estudiantil de 1968 en Alemania.

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Matilde Algamiz: Bailar, saltar, andar por los aires y moverse con mucho donaire

pide que lo dejen ir: déjenlo, está loco, no sabe lo que hace la gente comienza a dispersarse con la misma rapidez con la que se reunió. rudi y bahman aún tienen que alcanzar el tren a saarbrücken. caminando, bahman de pronto detiene la marcha y le pide a rudi que se detenga: espera, tenemos que ir por la maleta. ya en el tren y a solas, bahman le hace saber a rudi su preocupación por lo sucedido: esto se pone cada vez más peligroso, rudi, ten más cuidado, te lo digo en serio no me importa, además todavía me sé defender solo. locos como el de hace rato son inofensivos, pobres diablos en medio de una sociedad de cuya presión no se pueden liberar. bahman no queda convencido con lo que rudi le dice y lo reconviene: no, rudi, de verdad, tienes que tomarte las cosas más en serio, la gente no es tan noble ni buena como tú crees.

en el avión de regreso a berlín occidental, silencio lapidario. ambos con la tortuosa sensación de no haber cumplido, de haberse acobardado. rudi, sin deseos de querer ver la maleta, la metió debajo de su asiento, la maleta con todo y bomba. uno no debe meditar mucho las cosas, así nunca se logra nada. hay que llevar la bomba de regreso a peter.3 quizá haya alguien que se decida a hacerlo. ojalá. rudi no lo logró.

La traducción ha respetado el estilo del autor de redactar sin mayúsculas siguiendo la línea de los escritores alemanes de izquierda. (T.)

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NUEVA PALABRA

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saarbrücken unas calles siguiendo las vías del tren en saarbrücken, cerca ya de la estación central, ahí verían a un compañero que debía llegar a solas según lo acordado. rudi y bahman llegan al lugar y él ya se encuentra esperando. intercambian saludos e inmediatamente el compañero se desiste de seguir adelante con el plan: lo siento, pero yo ya no puedo seguir con esto, considérenme fuera. se aleja con rapidez. bahman nerviosamente saca un cigarro y lo enciende. rudi, desilusionado, se sienta al borde de una banqueta y mira hacia la calle desierta preguntando a bahman ¿y ahora qué hacemos? no podemos hacer nada si no conocemos a nadie aquí que sepa cómo está la onda. bahman mira atentamente a rudi pero sin saber qué decir rudi alcanza a ver la radiodifusora ami con su antena de transmisión que se asemeja a un falo que no para de eyacular propaganda gringa a favor de la guerra. ensimismado, se imagina destruir la antena, dejarla inservible al menos por un tiempo… un bello pensamiento distante del dilema del movimiento, la violencia legítima. agradablemente lejos de cualquier teoría, he aquí a dos hombres dejados a su suerte, sin siquiera haber iniciado lo que debían terminar. no podían dejar de pensar. una pieza del engranaje faltó. entre bahman y rudi, el silencio y la incesante pregunta se imponían. ¿valdría la pena intentarlo aún?


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Avanza impetuosa la violencia que se autoelogia en el aplauso de la violencia de las frases breves (Los Tigres del Norte “cuentan en tres minutos y medio” las gestas del narco), como avanza temible la pareja moderna de la violencia sin frases y de la violencia de las frases.

Ramón Kuri Camacho es doctor por la Universidad de París. Especialista en filosofía clásica y medieval, latina, árabe y novohispana. Miembro del SNI, nivel II. Publicó El barroco jesuita novohispano. La forja de un México posible (UV, 2008). Pertenece al Instituto de Investigaciones Filosóficas (UV).

Un país como México se entiende mejor por Los Tigres del Norte que por los más sesudos intelectuales o los novelistas de más éxito. Este país tiene una realidad tierna y violenta, dura y familiar, trágica y feliz, y el corrido y el narcocorrido norteño es el que mejor la ha definido. Élmer Mendoza y yo somos pinches escritores que necesitamos 500 páginas para contar lo que Los Tigres del Norte cuentan en tres minutos y medio”.1

Palabra y violencia

E

stas palabras pronunciadas por el novelista Arturo Pérez-Reverte en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara el 4 de diciembre de 2008 emocionan al reportero Pablo Ordaz, como emocionan a Los Tigres del Norte, al novelista Élmer Mendoza y al público que se congregó en dicha Feria. La

Coordinadora de la Bienal, Yosi Anaya: Vientos del Golfo

alianza de los hombres simplemente compositores de corridos y de los novelistas con simplicidad, es algo propio de los tiempos que corren. En su supuesta autonegación (“somos pinches escritores”) se esconde en realidad la íntima satisfacción de escribir 500 páginas autofestejándose para festejar en voz alta a Los Tigres del Norte.2 Avanza impetuosa la violencia que se autoelogia en el aplauso de la violencia de las frases breves (Los Tigres del Norte “cuentan en tres minutos y medio” las gestas del narco), como avanza temible la pareja moderna de la violencia sin frases y de la violencia de las frases. Cuando la palabra emociona, no se contenta con arrinconar a la violencia, sino que la organiza mediante una hábil estrategia. La conmoción y la cultura de la muerte se convierten en un fin en sí mismo. Al oponer el lenguaje del compositor de corridos al lenguaje del novelista, este no se contradice. Se libera. Escapa a los atolladeros del mexicano común y corriente, inmerso en el miedo y la inseguridad. A merced de las circunstancias y de los oportunismos, con arrogancia de nuevo conquistador, el novelista español sienta cátedra, le enseña a México cuál es su realidad, denuncia el pensamiento de los 1 Pablo Ordaz, Canciones de tres minutos, novelas de 500 páginas, El País, viernes 5 de diciembre de 2008. 2 Élmer Mendoza, Un asesino solitario, El amante de Janis Joplin, Efecto tequila, Cóbraselo caro, Balas de plata; Arturo Pérez-Reverte, La reina del Sur.

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ESTADO Y SOCIEDAD

ESCLEROSIS DEL ESPÍRITU Y ELOGIO DE LA SERVIDUMBRE Ramón Kuri Camacho

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El narcocorrido


Satoshi Seki: Water cloth

“sesudos intelectuales” y entusiasmándose por el narcocorrido, glorifica a Los Tigres del Norte, los que en verdad desvelan el verdadero rostro de nuestro país. Lo que el narcocorrido canta, es lo que México vive. El narcocorrido interpreta las profundidades del alma nacional, mejor que el Barroco jesuita novohispano, la Virgen de Guadalupe, Sor Juana Inés de la Cruz, Francisco Javier Clavijero, José Diego Abad, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Ángel María Garibay, Manuel M. Ponce, Silvestre Revueltas, Tata Nacho, José Pablo Moncayo, Jorge Negrete, Agustín Lara, Octavio Paz,

Detalle de la pieza

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José Alfredo Jiménez o Los Panchos. No importa ya el pensamiento ni el espíritu universal. Lo que importa es el espíritu local, los exclusivismos. Nacido en el norte de México, del culto a los particularismos y a las virtudes de la cultura popular, el narcocorrido desemboca en el elogio de la servidumbre, en la esclavitud del alma, en la esclerosis del espíritu. Así como en los Estados Unidos la música hip hop glorifica el tráfico de drogas y los crímenes, así en México el narcocorrido ensalza las maldades y crueldades elevadas a “valores” supremos. A merced de las circunstancias y de los oportunismos, el narcotraficante condesciende a aparecer en Sinaloa, Durango, Baja California, Chihuahua o Michoacán como protector de los débiles, amante de la paz, fiel a su comunidad natal y a las fraternidades futuras, pero sus verdades se encuentran en otra parte. Por las redes que teje, los hilos de los que tira, la tela que extiende, a menudo sobre sí mismo, es el Clandestino. El Clandestino que urde en la sombra todo por todos. Las “bases” no se enteran nunca, o si no cuando ya es demasiado tarde, de la lucha “fratricida” que agita a los iniciados. Y cuando se enteran que entre estos “iniciados” hay policías, jueces, ministerios públicos, altos funcionarios de la procuración de justicia y muchos políticos, entonces, entre elegir por los miembros del aparato de “ justicia” y el crimen organizado, optan por este último. En efecto, son incontables los ejemplos de adolescentes y jóvenes que se decidieron por el narco, pues se ha formado en México el peor de los mundos para cerca de un millón de jóvenes pobres que, atrapados en una telaraña de falta de empleo y de educación, y ante la indiferencia de la clase política, son vulnerables al asedio del poderoso crimen organizado que satisface las necesidades que el Estado no brinda. En el centro de varias crisis (como las que colisionaron en Ciudad Juárez), estos jóvenes no tuvieron otra alternativa que elegir a quien les daba algo de “vida”. Miles de deportados se incorporaron a las tres pandillas que asuelan a la población: los Artistas Asesinos, los Mexicles y los Aztecas o a alguno de los dos carteles que se disputan el control del paso de cocaína al otro lado de la frontera. La crisis social explotó. Durante años, decenas de miles de niños y adolescentes fueron abandonados a su suerte mientras sus padres trabajaban en las fábricas. Crecieron en la calle y ahí siguen, a merced del narco, que les ofrece una vida, corta y violenta, pero una vida, a ellos a quienes nadie nunca ha ofrecido nada. Periodistas, compositores de corridos y novelistas pueden constatar lo anterior, y cuántos dogmas y teorías resultan maleables y refutables cuando del crimen organizado se trata. Los cambios de alianzas y la flexibilidad en los principios son el alfa y el omega de los duros que conducen a pueblos y mafias. ¿Qué es lo


complicidad. Al incorporarse los jóvenes desempleados a las mafias, los nuevos transgresores se consideran incomprendidos, pero para nada culpables. Al fin y al cabo que el desempleo y el mundo corrupto y podrido de la política mexicana los empujan a la muerte o a la cárcel. que une a los iniciados en la cima, proporcionándoles un lenguaje común, sobreentendidos compartidos e incluso exhibición de armas, joyas, vestimentas, camionetas y propiedades mediante las cuales agudizar su violencia? Demasiado volátiles para consolidar un comité central asesino, las creencias esotéricas van y vienen. El principio de unidad yace en otra parte. Entre hermanos violentos, secuestradores, policías, ministerios públicos, políticos o jueces, el principio de unidad que provee en México un vínculo social se llama crimen compartido. La noche del 12 de septiembre de 2008, en el parque nacional de La Marquesa, situada prácticamente en el zaguán de la Ciudad de México, la policía descubrió los cuerpos de 24 jóvenes asesinados. Algunos estaban desnudos, otros tenían señales claras de tortura, todos habían recibido el tiro de gracia. Eran albañiles a quienes se les contrató para que realizaran los trabajos de construcción de un túnel en Tijuana y a quienes también se les había encomendado el mismo trabajo en Ciudad Juárez. Sin embargo, y derivado de la inconformidad de estas personas por no haber recibido su pago, amenazaron con denunciar estos hechos, siendo esta la razón por la cual fueron ejecutados por orden de un narcotraficante. Como suele ser habitual en México, en el crimen también estaban implicados varios mandos policiales que colaboraron con los narcotraficantes para secuestrar a los albañiles en Huixquilucan, Estado de México, y llevarlos hasta La Marquesa, donde fueron ejecutados. Los crímenes “solidarizan”. Tanto si se trata de corrupciones financieras planetarias como la que se

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cálculo los sentimientos inducidos por la

inició en noviembre de 2008, o de asuntos de sangre, la regla elemental de toda asociación subterránea es “salpicar” a sus adeptos. Por activa o por pasiva, en espíritu o de hecho, la complicidad en la transgresión da más fuerza a los vínculos que las doctrinas esotéricas o las ideas compartidas. Cuando más “caliente” está la lucha contra el poder del Estado, más comprometen los capos a los jóvenes “reclutas” enviándolos a misiones asesinas. Estas órdenes deliberadas intentan, evidentemente, impedir las defecciones y las traiciones de última hora en la cúpula. A los ojos del mundo todos somos culpables, tanto ustedes como yo. Todos comprometidos, ¡ustedes y yo! Cerrar filas. No hay escapatoria. Evitemos el error de reducir a un simple cálculo los sentimientos inducidos por la complicidad. Al incorporarse los jóvenes desempleados a las mafias, los nuevos transgresores se consideran incomprendidos, pero para nada culpables. Al fin y al cabo que el desempleo y el mundo corrupto y podrido de la política mexicana los empujan a la muerte o a la cárcel. Fraternizan, por tanto, con quienes, al igual que ellos, pavimentan el infierno. Del año 2006 al 2010, en numerosas ocasiones se ha podido constatar con cuánta crueldad las bandas de delincuentes se han purgado entre sí. El vínculo de la sangre derramada entre ellos es más fuerte que plegarse al poder del Estado. Ellos tienen sus propias reglas, y adherirse al Estado significa renegar de sus propias normas. Es decir, se someten a los procedimientos que ellos mismos han instaurado. La familia lava los trapos sucios en familia, y los miembros de la familia forman parte de los trapos sucios. ¿Es suficiente la pasión compartida de la destrucción para reunir a los “amigos del crimen”? Esa pasión

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Evitemos el error de reducir a un simple


ejercer mejor su poder de muerte. Así fue como dos monstruos antagónicos como la Alemania nazi y la Unión Soviética comunista se unieron para conquistar el mundo y firmaron el pacto de no agresión. Así es como los grupos de terror actuales en México, bandas de narcotraficantes y secuestradores, sellan acuerdos para repartirse territorios y ejercer su dominio de intimidación y muerte. En un momento de su encuentro con el público de Jalisco, Arturo Pérez-Reverte preguntó a los hermanos Jorge y Arturo Hernández, integrantes de Los Tigres del Norte:

Saki Iwata: Ripple

Qué tiempos aquellos cuando narcos y políticos, Hombres llenos de dignidad, respetaban su palabra dada. ¡O tempora, o mores!, los narcotraficantes de aquellos tiempos, eran Hombres de honor... les convierte en solidarios frente al mundo exterior y la ley. Y, sin embargo, los fuera de la ley son solitarios. Son capaces de destrozarse entre sí. Si tienen ocasión de morderse, ¿por qué iban a privarse?, ¿podrían los “amigos del crimen” entablar amistad sin pisotear el sacrosanto principio de su vida licenciosa, producto de vivir fuera del bien común? En la arena del crimen es suficiente con firmar un pacto de no agresión. No se trata de distinguir entre el bien y el mal ni de restablecer principios morales, sino sólo de cohabitar. Los maestros del terror se ponen de acuerdo para poder 3

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Ibid.

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¿Se han perdido las reglas? Se han perdido. Se han quebrado las reglas, Arturo. [...] y una de las razones, dice el escritor y dicen los Hernández, de que México esté sumido en el infierno de 4 700 muertos es que se han roto las reglas. Y unas de las reglas en el narco era no tocar a las mujeres y los niños, y ahora se han roto las reglas. “Ya no hay hombres de honor”, se lamentó el mayor de los hermanos, “se quebraron las reglas que usaban antes y eso nos ha perjudicado a todos. También los políticos han roto su palabra. Y cuando el gobernante no cumple, entonces pasa lo que pasa... No se respeta la palabra dada”.3 El principio de solidaridad en el crimen, el amalgamamiento del “instinto de muerte puesto al servicio de Eros”, el cinismo organizado, el mimetismo, es decir, la muerte general y genérica, la del ser humano, se extiende hacia afuera y hacia adentro, tanto en su extensión global como en su esencia y verdades, envolviendo también al compositor de corridos como al novelista, cuando se lamentan que se han roto las reglas, aunque no estén matizadas de colores eróticos. Porque antes, los “otros”, los narcos que los precedieron, no transgredían las reglas, esos sí eran hombres de honor, esos sí respetaban a niños y mujeres, ayudaban a los pobres, ayudaban a sus pueblos, construían escuelas, pavimentaban calles, entregaban fuertes sumas de dinero a obras de caridad, pactaban con los políticos, éstos respetaban lo pactado. Narcos y políticos cumplían con su palabra. Pero ésta se ha roto en especial de parte del político, “y cuando el gobernante no cumple, entonces pasa lo que pasa”. Qué tiempos aquellos cuando narcos y políticos, Hombres llenos de dignidad, respetaban su palabra dada. ¡O tempora, o mores!, los narcotraficantes de aquellos tiempos, eran Hombres de honor, a ellos había que cantarles sus “hazañas”, sus gestas, aunque fuesen menores que las de “ahora”, tal como las canta el narcocorrido de Camelia la texana. Gran descubrimiento en México: se han roto las reglas entre las bandas y los políticos. Sub specie boni,


tos de referencia, no saber en qué tiempo ni en qué espacio titubea. La capacidad física de cometer semejantes hazañas está al alcance de cualquiera.

Detalle de la pieza

el novelista y los compositores de corridos dan la impresión de ser aparentemente inocentes. A la chita callando. Como de pasada. Como quien no quiere la cosa. Sin tomarse la molestia de examinar los destrozos. No evitan el escándalo. Lo provocan. Lo buscan, lo publican, lo hacen visible. “No se respeta la palabra dada”. Así saltan las solapadas y miserables barreras de respetabilidad. El pecado ya no se toma la molestia de revestirse de hipocresía rindiendo homenaje a una virtud inexistente. Se autoproclama virtud. Mediante el ejemplo, el crimen se ha convertido en el apoyo privilegiado de este tipo de corrido y de novela. ¿Pero ejemplo de qué? De la fuerza, podríamos decir, pero estaríamos pasando por alto la mutación que está sufriendo, bajo nuestras narices, la propia idea de “fuerza”. ¿De qué fuerza estamos hablando cuando aparecen los troncos todavía calientes de 15 decapitados en Yucatán en enero de 2008, y otros ocho soldados también decapitados en el estado de Guerrero en diciembre de 2008? ¿De qué fuerza estamos hablando cuando es asesinado por sus secuestradores el adolescente Fernando Martí de 14 años de edad el mes de julio de 2008, previo pago de su rescate? ¿En nombre de qué fuerza se está administrando la prueba de la ejecución de 13 jóvenes menores de 20 años en San Ignacio, Sinaloa, el 4 de diciembre

de 2008? ¿En nombre de qué fuerza estamos hablando cuando nos enteramos el 11 de diciembre de 2008 de que los restos encontrados en una casa de la Ciudad de México tras 15 meses de intensa búsqueda por sus angustiados padres, pertenecían a la joven Silvia Vargas de 18 años de edad, secuestrada y asesinada por sus captores? ¿De qué fuerza estamos hablando cuando 15 jóvenes entre los 16 y 23 años de edad, algunos de ellos deportistas, son masacrados la noche del 30 de enero del 2010 en Ciudad Juárez y otros 17 corren igual suerte en Torreón, Coahuila, la madrugada del 18 de julio del mismo año? Porque ya no se trata únicamente de enfrentamiento con las fuerzas del Estado o ajuste de cuentas entre los malhechores. El objetivo es la sociedad civil. El objetivo es el pánico. Aterrorizar. La locura del criminal se considera a sí misma por encima de la ley y sitúa a su prójimo en una ingravidez vigilada. La víctima civil tiene que enloquecer, perder los puntos de referencia, no saber en qué tiempo ni en qué espacio titubea. La capacidad física de cometer semejantes hazañas está al alcance de cualquiera. La fuerza que aquí se manifiesta es interior. El acto espanta porque es transgresor. En él habla la muerte. Está al mismo nivel que los obstáculos morales que pisotea. Los autores de estos crímenes a cielo abierto trabajan la eficacia simbólica. Mientras tanto y avanzando a cubierto, en la amnesia temporal de las conciencias, los míticos “padres de la nación”, es decir los autodenominados “legisladores” (PRI, PAN, PRD y muchos bribones que forman la llamada partidocracia) tienen franquicia para mentir y enriquecerse. Cuanto más poder legislativo se les presta, menos se comprende su poder de legislar. No quieren reforma política alguna, ni reforma fiscal, ni reforma alguna, ni perder sus privilegios, ni siquiera lo mínimo de lo mínimo de lo mínimo: un pacto de Estado que desmantele la corrupción e impunidad históricas, reoriente el rumbo del país y proporcione las condiciones que den seguridad a sus habitantes. De este modo, sin un gobierno federal confiable que sólo da palos de ciego en su lucha contra la inseguridad, con la irresponsabilidad cuasi infinita de gobiernos estatales y municipales, no le queda otra a la sociedad que contemplar los sucesos cantados en narcocorridos, na-

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una ingravidez vigilada. La víctima civil tiene que enloquecer, perder los pun-

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La locura del criminal se considera a sí misma por encima de la ley y sitúa a su prójimo en


Yo mato y me mato. La equivalencia del homicidio y del suicidio estructura la violencia radical de los héroes de nuestro tiempo. Poco importa que se pretenda defender una religión profana o sagrada, un interés colectivo o alguna venganza privada... rrados en novela o teatralizados en discursos políticos, y ver cómo se enfrentan sus seguidores y lectores con un límite que el “artista” ejecutor ha traspasado. Es un enfrentamiento que divide a la humanidad y a México en dos: los superhombres, los que son capaces de destrozar las últimas prohibiciones, y todos los demás, los que se asustan. Los aterrorizados se encogen. Hasta entonces se creían hombres, igual que todos los demás, pero ahora descienden un grado en la estima que se autoprofesaban. Creían formar parte de la humanidad, pero esta ha estallado como una pompa de jabón. Quedan los superiores, aquellos que se atreven, y los del escalón inferior, que se alimentan de ilusiones. Y es que cada sociedad promueve su idea particular del vínculo social, propone una definición original del bien común e instituye un reparto específico de lo permitido y lo prohibido.

Dos prohibiciones universales En efecto, desde tiempo inmemorial existen dos prohibiciones universales referidas al sexo y a la sangre, que ninguna sociedad parece saber escatimar, pero que tras la moderna relatividad y la rivalidad de los valores y de los ideales que cuadriculan las costumbres locales, están puestas entre paréntesis. Primera prohibición. No está permitido tener relaciones sexuales con padres, hijos, hermanos o hermanas: es la regla universal de la prohibición del incesto. Segunda prohibición. No todo está permitido en cuestión de violencia: es la necesidad ineludible para toda sociedad humana de distinguir entre crueldades lícitas e ilícitas, siguiendo esa pauta para respetar a mujeres y niños. La prohibición universal del incesto existe, bajo una u otra forma, en todas partes: en ninguna parte se acuesta uno con no importa qué familiar. La prohibición de la violencia absoluta permite distinguir al asesinable del no asesinable: no se va por ahí matando a cualquiera. El impenitente optimismo contemporáneo se complace en creer que la transgresión juega con las leyes, hasta el punto de rendirles homenaje, pues a fin de proseguir con sus masacres, debe prolongar la existencia de aquellas. Reducida así a un pasatiempo

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Takeshi Matsunaga: Big Family

de buena sociedad o de extremado vivir el instante, la transgresión respetaría, a la chita callando, el orden del que se burla. Estas consideraciones de color de rosa omiten un detalle fundamental: el transgresor no se mide, no lucha contra las leyes, sino con la muerte. A veces con la propia. Siempre con la que otorga, de hecho y por derecho, a los demás. Pues bien (y gran estreno en la historia humana), los siglos XX y XXI habrían conocido (siguiendo las huellas del Marqués de Sade), la eliminación de ambas prohibiciones, o al menos la de la prohibición de la violencia absoluta. Pero precisemos: masacres y transgresiones existen desde la noche de los tiempos a título de deseos permanentes, tentaciones cotidianas


lencia del homicidio y del suicidio estructura la violencia radical de los héroes de nuestro tiempo. Poco importa que se pretenda defender una religión profana o sagrada, un interés colectivo o alguna venganza privada… de muerte trabajaron silenciosamente, poniéndose el principio de placer al servicio de los ideales y los valores que Maciel pretendía defender, los cuales estaban infectados y triturados por la máquina de aterrorizar. Muy pronto, y apenas estaba formando su Legión, objetivos “nobles” y medios criminales se amalgamaron en un

Suzuna Fujino: Circle 4

Albert Camus, El mito de Sísifo, Obras completas, tomo Aguilar, México, 1959.

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Yo mato y me mato. La equiva-

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y accidentes ocasionales. Si no fuera así, ¿por qué se las habría prohibido? El joven militar corre el riesgo inmemorial de ceder a la embriaguez del combate, sin distinguir entre amigo o enemigo, sin respetar padre ni madre. De igual manera, no existe colectividad alguna que, a fin de evitar semejante desastre, no haya programado alguna severa educación que inicie a los adolescentes en el dominio de la violencia. Únicamente nuestros contemporáneos han autorizado la abolición (de ninguna manera implícita en la fiebre de los combates, sino totalmente explícita, proclamada, organizada y sistematizada) de las prohibiciones constitutivas de la humanidad en tanto que humanidad. Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señala con bombo y platillo el riesgo del terrorismo nuclear, plantea sólo la mitad de la cuestión: una capacidad técnica para fabricar artefactos devastadores. Falta la fuerza interior, individual, de hacer volar sin palidecer un barrio, una ciudad, una comarca y, con ellos, a uno mismo. “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: es el suicidio”, anuncia Albert Camus al comienzo de El mito de Sísifo.4 La multiplicación de los atentados suicidas en el mundo contemporáneo, corrobora que sólo existe un problema que se ha hecho mundial: la lógica de las bombas humanas. Yo mato y me mato. La equivalencia del homicidio y del suicidio estructura la violencia radical de los héroes de nuestro tiempo. Poco importa que se pretenda defender una religión profana o sagrada, un interés colectivo o alguna venganza privada, el axioma guerrero es irrefutable: quien está dispuesto a sacrificarse a sí mismo se considera digno de sacrificar a otro. Desde hace dos siglos, una implacable religión de muerte determina fatalmente las pasiones humanas más diversas. Los niños soldados, los adolescentes destrozados, los “combatientes” al servicio de la mafia, los guerreros emancipados de los cinco continentes se imitan, se mimetizan y se inspiran los unos a los otros más allá de confesiones y fronteras. Sin saberlo ellos, el culto nihilista de la destrucción por la destrucción les educa y les somete. La violencia se eleva así a una “mística”, a una posesión absoluta de sí mismo, a un éxtasis… hacia abajo, amalgamada con una sensación de placer al servicio de las pulsiones de muerte. Y en este punto se borran las diferencias entre las dos prohibiciones universales arriba señaladas referidas al sexo y a la sangre. El fundador de los Legionarios de Cristo, el “padre” Marcial Maciel, es paradigma de lo anterior. Violencia e incesto son equiparables en su vida delictiva, no sólo porque efectivamente cometió incesto con un hijo nacido de su sangre, sino porque también agredió sexual y sistemáticamente a sus “hijos” seminaristas. Sus pulsiones


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Fumi Ito: Banzai plant (detalle)

Fumi Ito: Chattering (detalle)

coctel sórdido. No se perdona la inocencia al niño de 11, 12 años y al joven seminarista: se convierte en una presa codiciada puesto que ésta se encuentra en absoluta impotencia y en total dependencia del “padre”, del sacerdote. Agredidos sexualmente, humillados, derrotados, “culpables”, prisioneros psicológicos, niños y jóvenes seminaristas quedan atrapados en la diabólica estructura de poder diseñada y liderada por Maciel. Están en sus manos para procurarle placer sexual y luego recibir la absolución de parte de su victimario. “Eran como víctimas de incesto: hijos con un anhelo natural de amor paternal torcido en servicio sexual a la tiranía narcisista de Nuestro Padre”.5 La insigne perversidad de Maciel no constituye, en absoluto, un caso aislado en la estructura de silencio y complicidad de la Iglesia católica. Los crímenes sexuales que de manera masiva se han dado en el seno de esta institución y que han sacudido a nuestra generación son un desastre cuyo horror podría equipararse con el derramamiento de sangre de la Inquisición, pero que supera con mucho la estafa de las indulgencias que dio origen, entre otras cosas, a la Reforma protestan-

te. La larga historia de inacción del Vaticano y su insistencia patológica en el secretismo hicieron posible el encubrimiento y la protección a criminales pederastas. Cardenales, obispos y las figuras de autoridad dentro del Vaticano, obligados a hacer un juramento solemne de que siempre mantendrán el “Secreto Pontificio” generan un miedo generalizado de que cualquier imperfección de ellos o del sistema se haga del conocimiento público. Consecuencia: encubrimiento de crímenes y racionalización celosa, formación de círculos de poder cerrados, productos del secretismo que proporciona una coraza de aislamiento entre quienes ocupan puestos de autoridad. Clericalismo, celibato forzado, absolutismo papal, pilares fundamentales del “sistema romano”, los vemos ahora erosionados por la violencia sexual encubierta y protegida por dicho sistema. En todo caso, y en tanto que secretismo a ultranza y encubridor de delitos, este “sistema romano” no ayuda a combatir ese nihilismo que se ha universalizado en el espacio de dos siglos, legitimando las perjudiciales políticas perpetradas por Estados internacionalmente reconocidos y con frecuencia respetados.

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LA PARADOJA DE PERDER TODOS PARA GANAR TODOS Alfredo Sánchez-Castañeda El derecho del trabajo aparece como una institución de hecho a la que el derecho no quiere reconocer o, más grave aún, penaliza, como lo fue en su momento la constitución de asociaciones de trabajadores, que no sólo no eran reconocidas, sino que en muchas ocasiones eran castigadas... Alfredo Sánchez-Castañeda es investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Miembro del SNI, nivel III. Consultor Externo de la OIT en normas internacionales del trabajo.

La constante transformación de lo laboral

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l derecho del trabajo es un derecho moderno. Su historia no va más allá de los 200 años que tiene nuestro país como nación independiente. México y el derecho del trabajo de alguna manera comparten la misma edad, contrariamente a otras disciplinas jurídicas que se modifican lentamente. En menos de 150 años el derecho del trabajo ha transitado vertiginosamente por diferentes etapas, las cuales, se han presentado con mayor o menor intensidad. En el siglo XIX y XX conocemos las etapas de la prohibición, la tolerancia y la reglamentación por las que ha atravesado el derecho laboral. Para finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el derecho laboral se debate entre la protección, la flexibilidad y la flexiseguridad. Esta última noción, dicho sea de paso, pareciera ser más una quimera que un concepto operativo.

La tragedia de lo laboral: de la falta de protección legal a la regulación de la desprotección El derecho del trabajo aparece como una institución de hecho a la que el derecho no quiere reconocer o,

más grave aún, penaliza, como lo fue en su momento la constitución de asociaciones de trabajadores, que no sólo no eran reconocidas, sino que en muchas ocasiones eran castigadas. Al respecto se debe recordar el papel represivo que tuvo en un primer momento el Código Penal francés ante la organización de los trabajadores. La literatura también ilustra las situaciones que han vivido. Germinal (1885) de Émile Zola nos refiere la dura realidad de una huelga de mineros de carbón en el norte de Francia sucedida en el año de 1860: hambre, enfermedades, bajos salarios y huelga reprimida. Con la esperanza de que en algún momento germinarán los derechos de los trabajadores. El trabajo fue, de esta manera, reconocido poco a poco como un derecho. En Inglaterra, en 1824 el Parlamento reconoció la libertad de asociación y, en el caso de Francia, en 1864 se derogaron las normas que sancionaban la creación de asociaciones profesionales y las huelgas. Sin embargo, la naciente legislación se nutrió de los principios individualistas y liberales, por lo que no llegó a consolidarse un derecho del trabajo que buscara igualar a los desiguales. La gran efervescencia social vivida en algunos países europeos originó que poco a poco se les reconocieran derechos a los trabajadores. En Alemania, el conservador Bismarck reconoció que para evitar el socialismo se necesitaba algo de socialismo. Así, a partir de su célebre discurso en el Reichstag el 17 de noviembre de 1881, entre 1883 y 1889 se adoptaron

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reforma laboral

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El difícil camino de la


Brigitte Amarger: Hermes Shoes

una serie de leyes sobre los seguros contra enfermedades, accidentes de trabajo, así como de invalidez y vejez. La Constitución de Weimar del 11 de agosto de 1919 estableció en su artículo 157 que el “trabajo está colocado bajo la protección particular del Estado. El Estado creará un derecho unitario del trabajo”. Por su parte el artículo 162 estableció que: “El Estado procurará la implementación de una reglamentación internacional del trabajo que garantice a la clase obrera de todo el mundo un mínimo de derecho sociales”. No resulta extraño que el Tratado de Versalles (junio de 1919), además de ser el instrumento que permitió terminar con la Primera Guerra Mundial, fuera también la carta de nacimiento de la Organización Internacional del Trabajo, al señalar en la parte XIII del Tratado la necesidad de una reglamentación del trabajo: Existen condiciones de trabajo que implican para gran número de personas la injusticia, la miseria y la privaciones, lo cual engendra tal descontento que la paz y la armonía universales peligran; y te-

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Dinorah Carballo: Aire de ciruelas para un objeto trasmutado

niendo en cuenta que es urgente mejorar dichas condiciones, por ejemplo, en lo que respecta a la reglamentación de las horas de trabajo, al reclutamiento de la mano de obra, a la lucha contra el paro, a la garantía de un salario que asegure condiciones de existencia convenientes, a la protección de los trabajadores contra las enfermedades generales o profesionales o los accidentes resultantes del trabajo, a la protección de los niños, de los adolecentes y de las mujeres, a las pensiones de vejez y de invalidez, a la defensa de los intereses de los obreros ocupados en el extranjero, a la afirmación del principio de la libertad sindical, a la organización de la enseñanza profesional y técnica, y a otras medidas análogas. La Constitución mexicana ha sido señalada en muchas ocasiones como uno de los documentos precursores de la etapa de la reglamentación de los derechos laborales, al garantizar el derecho y la libertad de trabajo, así como la reglamentación, a nivel constitucional, de


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n Detalle de la pieza

los derechos de los trabajadores. Ejemplo que siguieron muchos países de América latina –Chile en 1931, Venezuela en 1936, Ecuador en 1938, Brasil en 1943, Colombia en 1950, Honduras en 1959, etc.– y en buena parte del mundo ya se han consagrado los derechos laborales a nivel constitucional o reglamentado los derechos de los trabajadores. Sin duda, la Constitución mexicana a nivel regional (1917), la creación de la OIT (en 1919) y la Constitución de Weimar (1919) desempeñaron un papel muy importante en el reconocimiento de los derechos de los trabajadores. Sin embargo, en la tercera parte del XX el Estado deja de intervenir en la economía e inicia un retorno a las políticas liberales: libre mercado, retiro del Estado, desregulación de la economía, entre otros fenómenos. Los nuevos rumbos que tomó el Estado en materia económica originaron, por consecuencia, que también cambiara la organización de la producción y del trabajo. Actualmente, quien estudia el derecho del trabajo se encontrará con una serie de características que quizás nunca consideró que pudieran reaparecer y tal vez hasta inimaginables. Una buena parte de las relaciones de trabajo se caracterizan hoy en día por: inestabilidad en el empleo; precarización del mismo (no pago de horas extras, no respeto de los días de descanso, trabajos a medio tiempo, etc.); aumento del trabajo no asalariado; aparición de trabajadores semisubordinados o parasubordinados; emergencia de un sector no estructurado que escapa a cualquier reglamentación; existencia de un trabajo temporal que parece más regla que excepción; desregulación de las relaciones de trabajo e intento por regular nuevamente las relacio-

Inge Stahl: Flight device for handicapped child

El paradigma en materia de regulación laboral cambió: si a principios del siglo XX las empresas empezaban a sujetarse a las necesidades de los trabajadores, a finales de dicho siglo y principios del

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son los trabajadores los que tienen que ajustarse a las necesidades de las empresas. nes laborales mediante el derecho privado. En suma, un derecho del trabajo flexible, que se acomoda más a las necesidades de la empresa que a las necesidades de los trabajadores. Si antes se pensaba que con la era de la reglamentación poco a poco los derechos de los trabajadores irían en aumento, con objeto de lograr una sociedad más justa, la nueva era de la flexibilidad y la flexiseguridad ha venido a desechar dicha idea. El paradigma en materia de regulación laboral cambió: si a principios del siglo XX las empresas empezaban a sujetarse a las necesidades de los trabajadores, a finales de dicho siglo y principios del XXI son los trabajadores los que tienen que ajustarse a las necesidades de las empresas. Recreando, para infortunio de los trabajadores, una especie de regreso a las condiciones de trabajo del siglo XIX y generándose así la incongruencia de una desprotección regulada.

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Anita Larkin: Roger, I hear you loud and clear

Las reformas laborales de facto y la generación de nuevos trabajadores pobres

vacaciones, a pesar de que la ley establece que se deben disfrutar de manera permanente y que no se pueden canjear por salario. La limitación de facto de los derechos colectivos: sindicalización, negociación colectiva y huelga. La operación de reformas a través de la contratación colectiva. El tiempo de permanencia de un trabajador en un empleo, en nuestro país, es menor al promedio de América Latina.

Sin embargo, a pesar de que la Ley Federal del Trabajo (LFT) no ha sido reformada en su parte sustantiva desde 1970, salvo las reformas en materia procesal de 1980, así como la regulación de trabajo universitario en los mismos años, en la práctica se han producido una multitud de reformas tanto en materia individual como en materia colectiva:

6.

1.

Por su parte, la jurisprudencia también ha participado en la redefinición de la legislación laboral, ya sea señalando la inconstitucionalidad de las cláusulas de exclusión o señalando los límites de la autoridad laboral en materia de registro sindical. Igualmente, la Secretaría del Trabajo también ha modificado de facto el derecho del trabajo. Esta situación se puede ejemplificar con el reciente “Programa de Primer Empleo”, que establece duraciones mínimas y máximas a los contratos de trabajo, dejando entrever ciertos cambios en los criterios en materia de contratación de trabajadores. La gran singularidad a la que asistimos hoy en día es que formalmente la legislación laboral no ha sido modificada, pero en la práctica todos los actores sociales, así como el Poder Judicial y el Poder Legislativo, han reconfigurado el derecho del trabajo, por lo

5.

El incremento de los contratos por tiempo determinado, los cuales, a pesar de ser una excepción en la ley, en la práctica tienen un uso muy extendido. Los “nuevos” contratos de trabajo que se anuncian en los periódicos, particularmente el de becarios, el cual no encuentra un soporte legal. Lo mismo se pueden decir de los contratos a prueba que se ofrecen. Las jornadas de trabajo de hasta 36 horas seguidas, particularmente de los encargados de la vigilancia, sin que se paguen horas extras. Los trabajos de medio tiempo, que atienden más a las horas pico de las empresas que a las necesidades de los trabajadores que requieren laborar sólo media jornada. La ausencia del disfrute o el goce limitado de las

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2.

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n Viviana Carolina Guridi Burguez: La más cara

que resulta engañosa la idea de que no se ha reformado la legislación laboral y se hace aún más confuso y difuso su funcionamiento. Por otro lado, las reformas de hecho operadas en México han segmentado a los trabajadores en una pluralidad de categorías nunca vistas o han originado el regreso de cierto tipo de trabajadores que se consideraban como una de las grandes vergüenzas de las sociedades industriales del XIX: 1. 2.

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4.

5. 6.

Los trabajadores informales sin prestaciones laborales ni seguridad social. Los trabajadores pobres, que a pesar de realizar una actividad laboral no tienen ingresos suficientes, de tal manera que se encuentran en una situación de pobreza. Los trabajadores subempleados, que a pesar de realizar un trabajo quisieran desempeñar otro que les otorgara mejores ingresos. La aparición de trabajadores de la tercera edad, que a pesar de haber llegado prácticamente al final de su vida productiva se ven en la necesidad de seguir trabajando para poder contar con un ingreso. Los trabajadores precarios. Los menores trabajadores.

Ello por no mencionar a los jóvenes sin trabajo, que quizás por la falta de mecanismos de transición de la

La gran singularidad a la que asistimos hoy en día es que formalmente la legislación laboral no ha sido modificada, pero en la práctica todos los actores sociales, así como el Poder Judicial y el Poder Legislativo han reconfigurado el derecho del trabajo…

escuela al trabajo se verán condenados al desempleo, al subempleo o a realizar trabajos precarios.

La unilateralidad de las múltiples propuestas de reforma laboral En los últimos años hemos visto aparecer una serie de iniciativas de reforma laboral. De hecho, la pasada legislatura de la Cámara de Diputados dejó en “el cajón de los pendientes” más de setenta iniciativas de reforma a la legislación laboral. Destaca, por la notoriedad

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Cristine Mockett: Impasse

Cristine Mockett: Impasse (detalle)

que tuvo en su momento, la elaborada en el marco de los trabajos auspiciados por la pasada administración federal, conocida como “Reforma Abascal”. Otro proyecto de reforma destacado fue el propuesto por el PRD - UNT. Igualmente importante, el proyecto presentado desde hace algunos años por el Partido Acción Nacional. Todos estos proyectos han tenido el mérito de ser ambiciosos e involucrar los más variados temas. En dichos proyectos se puede advertir la expresión de los intereses de los sectores de donde provienen. Finalmente, en los últimos meses se han presentado dos proyectos de reforma laboral. Uno elaborado por la Secretaría del Trabajo y presentado como iniciativa en la Cámara de Diputados por el PAN, que de alguna manera retoma las mismas bases del Proyecto Abascal: contratos a prueba, facilidades para despedir, regulación de la subcontratación y límite a los salarios caídos. También en los últimos meses, el PRI ha venido presentando, aún no como iniciativa de ley, pero sí como un documento público, un proyecto de reforma laboral que se asemeja mucho al proyecto presentado por el PAN. Sin embargo, a todos estos proyectos les han faltado dos puntos de partida fundamentales: uno, la definición del cómo, es decir, la necesaria claridad respecto del método para procesar una reforma de tal envergadura y, dos, el qué, es decir, los alcances de la reforma a la LFT. Si se analizan los esfuerzos realizados para lograr una reforma a la LFT, se puede observar que a pesar de decirse lo contrario, han terminado siendo proyec-

tos que no contaron con la participación de “el otro”, lo que ha originado una descalificación inmediata y total del sector no incluido, sin entrar a una discusión razonada de su contenido. De este modo el resultado ha sido el mismo de siempre: la ausencia de una reforma laboral que abre otra vez la puerta para seguir reformando de facto las relaciones laborales.

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La gran reforma laboral: la paradoja de perder todos para ganar todos La gran lección que podemos obtener es que no basta convocar al diálogo, sino que es necesario dialogar, y aceptar los puntos de vista del otro. No se puede ganar si no se está dispuesto a ceder. Muchos de los participantes en las discusiones de los proyectos parecen confundir el espacio de negociación de una reforma, ya que muchos de los directamente involucrados han asumido su papel de abogados, en el cual la meta es vencer al contrario. Bajo ese esquema es difícil avanzar en acuerdos. Dadas esas experiencias, la gran pregunta sigue siendo cómo avanzar hacia una reforma de la LFT cobijada por amplios consensos, en la que el marco de referencia sea la necesidad de contar con un marco jurídico laboral acorde con los tiempos y las necesidades legítimas de todos los sectores involucrados. Al respecto quisiéramos sugerir una serie de puntos, que consideramos fundamentales, para adelantar en la respuesta al “cómo” avanzar.


en donde se haga predominar los intereses del Estado y no sólo los del Gobierno en turno. Quizás esta ha sido una de las explicaciones del porqué de los fracasos permanentes al pretender reformar la legislación laboral… A. Involucrar a todos los actores El tema de quiénes sería conveniente que participen en este proceso nos parece parte importante de definir. En este caso deberá prevalecer el espíritu democrático. La inclusión de todos los actores sociales del mundo del trabajo –empleadores y trabajadores– bajo sus distintas modalidades de representación, así como la realización de un diálogo abierto, son fundamentales. El diálogo abierto requiere de una participación del Gobierno en donde se haga predominar los intereses del Estado y no sólo los del Gobierno en turno. Quizás está ha sido una de las explicaciones del porqué de los fracasos permanentes al pretender reformar la legislación laboral, ya que el Gobierno ha privilegiado los intereses de un grupo y no los de la sociedad y el Estado democrático y social plasmados en nuestra Constitución. B. Delinear el tema o los temas a reformar Sería útil avanzar en un mínimo consenso sobre los ejes a partir de los cuales se podría guiar una reforma, por ejemplo, protección de los derechos humanos de los trabajadores, protección de los ingresos de los trabajadores, democracia, autonomía y transparencia sindical, competitividad de las empresas, creación de empleo, productividad, transparencia y rapidez en la solución de los conflictos, derechos civiles en el trabajo, privacidad de los trabajadores en las empresas, capacitación y adiestramiento, inspección del trabajo, etc. La delimitación de los temas permitiría lograr una agenda de contenidos a reformar. Si se tiene claridad de qué apartados de la LFT se pretenden reformar, habrá certeza sobre lo que se puede obtener y lo que no se podrá obtener en una negociación. Establecer una agenda preliminar no sólo sería una muestra del interés de los actores sociales, sino que constituiría un primer gran consenso logrado.

C. La consecución de consensos absolutos y relativos o perder todos para ganar todos El consenso implica el acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos. Lograr acuerdos es la base de toda sociedad organizada. Existen temas, en los que la sociedad o ciertos grupos no suelen llegar a entendimientos de manera rápida y sencilla. Los actores tienen visiones, que desde su punto de vista son legítimas y objetivas. Sin embargo, la contraposición de maneras de ver un mismo objeto, debe abrir, necesariamente, el espacio a la búsqueda de acuerdos. Los actores involucrados deben partir de la idea que para obtener sus pretensiones deben ceder en cierto grado a las prestaciones del otro. Los actores

Delia Guarachi: Pachamama-thisno

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una participación del Gobierno

Esta posición ayudaría mucho a no discutir toda la ley, porque en esta ya existen consensos esenciales, que no pueden ser objeto de nuevas discusiones. De la agenda determinada se desprendería la amplitud que tendrá la reforma emprendida. Evidentemente, existen una serie de temas de interés de cada uno de los actores, la apertura o la cerrazón en discutir los temas de “el otro”, será una manifestación del interés y alcance de la reforma.

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El diálogo abierto requiere de


pueden llegar a consensos absolutos, cuando todos están de acuerdo, pero en otros casos, deben estar dispuestos a llegar a consensos relativos, es decir, que a pesar de no estar completamente de acuerdo con lo acordado, tendrán que manifestar su consentimiento, si quieren que las otras partes cedan también en temas en los que no coinciden completamente. Esta situación implica que todos terminen cediendo o perdiendo no tanto en sus derechos, sino en los privilegios con los que han contado. Por ejemplo, los empleadores, ante la virtual ausencia de inspección de las condiciones de trabajo, lo que ha originado que al 40 por ciento de la población económicamente activa no se le respeten sus derechos laborales y que un 60 por ciento no cuente con seguridad social, así como que no se les permita a los trabajadores formar sindicatos o negociar libremente un contrato colectivo; el Estado, con el control sindical que le ha permitido ejercer la LFT; los sindicatos que no practican o sólo simulan la democracia y la libertad sindical y, en general, todos los actores que han dejado de lado la trasparencia en su desenvolvimiento. En la medida en que todos pierdan los privilegios que han gozado, se podrá avanzar hacia un adecuado modelo de relaciones laborales. Internacionalmente, está probado que se mejora la generación de riqueza nacional, de las empresas y de los trabajadores, ahí en donde se dejan de lado los privilegios y las simulaciones laborales. D. No mitificar los alcances de la reforma Finalmente nos parece que es importante precisar los alcances de la reforma. Vale la pena anotar el riesgo de que una reforma laboral sea presentada con la expectativa de crear empleos. Se suele pensar que si se reforma la LFT, de manera automática se detonará el crecimiento del empleo. Evidentemente, reformar la LFT generaría un cambio y un movimiento en el empleo, entre otros motivos, porque muchas relaciones de trabajo (contratos de dudosa duración determinada) que hoy en día proliferan, quizás salgan de la informalidad jurídica en la que se encuentran actualmente, situación que puede incrementar el número de personas con empleo formal y en consecuencia, una posible disminución de la tasa de desempleo. No obstante, es inexacto pensar que una reforma a la LFT, per se, va generar una creación exponencial de empleos. La legislación laboral sólo regula una relación jurídica, buscando certeza y seguridad jurídica

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Esta situación implica que todos terminen cediendo o perdiendo no tanto en sus derechos, sino en los privilegios con los que han contado. Por ejemplo, los empleadores, ante la virtual ausencia de inspección de las condiciones de trabajo, lo que ha originado que al 40 por ciento de la población económicamente activa no se le respeten sus derechos laborales y que un 60 por ciento no cuente con seguridad social… para las partes. Esa es su real dimensión, no ser generadora ni creadora de empleos. De hecho, estudios de la OCDE han evidenciado que no hay una relación causal entre las reformas laborales y la creación de empleos. El tema del empleo debe ser un eje importante que impulse a una reforma laboral; sin embargo, a pesar de que no tenemos duda de que la reforma a la LFT sería un estímulo, al menos psicológico, para la creación de empleos en México, el enfoque sobre este tema tiene que ser integral y acompañar una reforma laboral de otros alicientes que permitan un ambiente propicio para la contratación de nuevos trabajadores (estímulos fiscales, fomento al sector industrial, apoyo a micro y pequeñas empresas, etcétera). El derecho del trabajo no es el medio adecuado para actuar sobre la actividad económica general, las inversiones y la competitividad. El derecho laboral, dentro de todo ese complejo, no es más que una herramienta. Se necesita ver otros aspectos, tales como la gestión de las sociedades y de los grupos de capitales; el ahorro; la regulación de las instituciones monetarias; el papel de las relaciones económicas internacionales, así como la distribución del ingreso.


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DE LA HUELGA GENERAL A LAS CONCENTRACIONES DEL 15M María Martínez Iglesias

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¿Qué pasa en España?

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Este panorama no es exclusivo de España. Es el reflejo de lo que acontece en Europa. En Francia y Grecia aumenta la edad de jubilación, en Irlanda se recortan las prestaciones sociales, Reino Unido prevé eliminar hasta 500 000 trabajos en la administración y Alemania 15 000. María Martínez Iglesias (1979) es licenciada en Sociología. Posee una maestría en Políticas de Igualdad de Género, y ha realizado su tesina De abuelas campesinas a nietas universitarias en la Universitat Autónoma de Barcelona. Actualmente es académica en la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona).

E

l 29 de septiembre de 2010 se convocó en España una huelga general para protestar contra la reforma laboral que permite a las empresas disminuir el salario, abaratar el despido y no cumplir acuerdos económicos con los sindicatos. El 15 de mayo del 2011, mediante las redes sociales, grupos de jóvenes se concentran en las plazas de las ciudades españolas para protestar por la situación del país.

sidad e incluso de tener una maestría o el doctorado, no hay quien las contrate, pasan de un trabajo a otro, no cobran lo suficiente para independizarse. Y qué valientes cuando se atreven a adquirir una hipoteca con el novio, con lo poco que duran las parejas. Y total para qué: quién sabe a dónde habrá que ir a buscar trabajo. “La mía está en Londres de mesera. Iremos a visitarla la semana que viene. De hotel, claro, porque comparte piso y allí no nos podemos quedar”.

I. Barcelona. Huelga general del 29S. Los padres En el metro charlan dos hombres de cincuenta años. Hablan por lo bajo del jefe insoportable, calculan en voz más alta cuánto les falta para el retiro y se regodean planificando la vejez con el dinero de la pensión. Mantienen con su trabajo esa posición que va del fastidio al apego resultado de una vida en el mismo puesto, en la misma empresa, bajo el mismo horario. Pero con unos salarios y unas condiciones laborales que han mejorado con los años ¡Ay! Pero qué mal lo tienen sus hijas. A pesar de haber estudiado en la univer-

María Luz Arellano Elías: Sak-nik, flor blanca

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Xia Gao: Favored

La reforma laboral perjudicó al grupo mejor posicionado en España: cabezas de familia, de más de cincuenta años, contratados de forma estable, protegidos por los sindicatos y con los mejores derechos sociales. Fueron estos hombres, los que hablan en el metro, quienes se enfrentaron a un gobierno presionado internacionalmente a recortar los derechos laborales. Por eso la huelga tuvo un éxito rotundo entre los sectores laborales masculinizados, con un seguimiento casi total, y sólo un apoyo moderado entre mujeres y jóvenes, que tienen problemas diferentes a los planteados en la huelga. El pacto entre Estado y sindicatos, para proteger a los padres, es un matrimonio que arrastra una larga crisis y muestra claros signos de próxima ruptura. España, como los países de la Unión Europea, ha otorgado a Bruselas y al Banco Central Europeo la capacidad de imponer medidas económicas que están fuera del control nacional. Como lo están también las agencias de valoración de riesgo y el FMI que, paradójicamente fortalecidos por la crisis, poseen el suficiente poder para decidir qué país necesita ser rescatado y qué recortes son necesarios. Se ha dejado sin capacidad de acción a los gobiernos estatales y a los sindicatos cuyas movilizaciones, aunque masivas, no han impedido que se lleven a cabo las reformas.

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Apenas unos meses atrás la mayoría de los medios de comunicación preveía la caída del sistema financiero y gritaba a favor de un Estado que limitase los excesos de la banca. Sin embargo, ante la huelga general, sin importar su adscripción política, dieron por necesarios los recortes. Habían retirado su apoyo, antes tácito, a este pacto del bienestar. Y no fueron los únicos cambios. Los actos centrales de la huelga fueron manifestaciones celebradas a partir de las 6 de la tarde en las principales ciudades del país. Acudieron sindicalistas, gente joven y también ancianos y familias con niños y niñas. Se presentaron algunos incidentes en Barcelona con una violenta carga policial para desalojar un edificio tomado por activistas antisistema que opusieron resistencia quemando coches y árboles, arrojando objetos y enfrentándose cuerpo a cuerpo con la policía. Estos actos no fueron secundados ni por sindicalistas, ni por huelguistas, ni por manifestantes. Pero también es cierto que a lo largo del día se presentaron disturbios y piquetes, admitidos como parte de la negociación desde la democracia, presionando a las empresas a cerrar sus puertas y a respetar la huelga general. Fueron tachados por los medios y de forma unánime como incívicos y reprobables. Se ha deslegitimado una de las armas más poderosas para defender el sistema de bienestar: el uso de cierto tipo de violencia. La derecha, desempolvada de sus complejos, comienza a colar sus lemas en las conversaciones de peluquería, en los comentarios del taxista, en la cola del supermercado, en lo políticamente correcto. Ataca la financiación pública a los sindicatos, a los que tacha de parásitos del Estado. Obviando que en España casi todo está subvencionado con dinero público, incluida la confederación de empresarios. Y repiten minuto tras minuto las coacciones a las que se somete a las personas que quieren ejercer su derecho a trabajar ignorando las presiones empresariales sobre los que quieren ejercer su derecho a huelga. Y siguen por otros derroteros: que si los inmigrantes nos roban el trabajo, que si en tiempos pasados se vivía mejor (aludiendo a la dictadura franquista), que si Garzón es un criminal (por aplicar la ley de Memoria Histórica), que si los musulmanes no saben convivir y quieren acabar con la democracia… De no existir se ha convertido en un actor con el que es imprescindible dialogar porque aglutina parte del descontento popular. Este panorama no es exclusivo de España. Es el reflejo de lo que acontece en Europa. En Francia y Grecia se aumenta la edad de jubilación, en Irlanda se recortan las prestaciones sociales, Reino Unido prevé eliminar hasta 500 000 trabajos en la administración y Alemania 15 000. Se expulsa a los gitanos asentados en Francia mientras Bruselas mira hacia otro lado, políticos italianos de la Liga Norte im-


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n Susana Bredt: Homenaje

Sí, es cierto, pueden viajar por 30 euros a Londres o comprarse jeans muy baratos, muy a la moda; pero no pueden ahorrar, no poseen casa, no tienen coche, no tienen hijos, viven al día y carecen de expectativas laborales... Si no pudiesen acudir a sus familias en momentos de crisis serían pobres en una sociedad de consumo.

plantan la Navidad Blanca donde se hace un censo de inmigrantes ilegales, en Holanda se absuelve al político Geert Wilders por declaraciones antiislámicas... Y todo aquello que parecía consolidado se desvanece. Y todo aquello que parecía aniquilado resulta que sólo estaba en letargo.

II. A Coruña. Manifestaciones del 15M. L@s hij@s El domingo 15 de marzo son convocadas, mediante redes sociales, concentraciones en toda España. En los primeros días, casi nadie con voz en el país les da importancia. En la radio pública dos tertulianos ironizaban sobre los protagonistas: Este tipo de joven que tenemos no van ni a votar […] Los jóvenes de hoy viven mucho mejor que hace 30 o 20 años. Que tienen problemas, tam-

bién. Pero tienen unas ventajas: las redes sociales de comunicación y viajar por 30 euros a Londres. Cuánto nos costaba a los demás… La izquierda oficial y los sindicatos rememoran su pasado de lucha antifranquista. “De qué se quejan. Ni siquiera hay represión policial”. Al tiempo que Esperanza Aguirre (representante conservadora) e Intereconomía (medio de extrema derecha), en sus metáforas desorbitadas comparan a los manifestantes con grupos de radicales conectados con la banda terrorista ETA, y sus actos del nuevo atentado del 11 de septiembre. Pareciera que no hay motivo para las protestas. El martes, tras la concentración en A Coruña, un grupo se reúne en la cafetería. Todos rondan la treintena. A dos que trabajaban de teleoperadoras las han despedido hace dos días junto con sus 40 compañeros. Otros dos, con algún premio en el prestigiado festival de cine de Sundance (meca del cine alternativo en Estados Unidos) y con alguna beca prestigiosa en arte, les preocupa la dificultad de encontrar un puesto de trabajo estable. Otro, tras una ingeniería, está empleado en un cine proyectando películas y el salario apenas es suficiente para correr con los gastos del mes. Son el grupo de los mileurizados: casi siempre licenciados, con idiomas y posgrados, que no ganan más de 1 000 euros y que, debido al precio desorbitado de la vivienda, gastan mucho más de la mitad de su salario en el alquiler o la hipoteca. Sí, es cierto, pueden viajar por 30 euros a Londres o comprarse jeans muy baratos, muy a la moda; pero no pueden ahorrar, no poseen casa, no tienen coche, no tienen hijos, viven al día y carecen de expectativas laborales... Si no pudiesen acudir a sus familias en momentos de crisis serían pobres en una sociedad de consumo. Son el resultado de una política educativa que no ha ido acompañada de un cambio en el mercado laboral. Hace décadas que la universidad ha abierto sus puertas a los hijos, sobre todo hijas, de la cla-

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Perla Krauze: Cubos 1.2

Una de las proclamas más coreadas ha sido: “No nos representan”. Se pide que las listas electorales sean abiertas para que los imputados por corrupción, aunque apoyados por su partido, no sean elegidos.. se obrera. Universitarios que se convierten en personas demasiado formadas para un mercado que demanda trabajos manuales o poco cualificados para el turismo, la construcción o la industria. Pero hoy día también lo tienen complicado aquellos que abandonaron los estudios y se insertaron en puestos bien remunerados pero pocos cualificados como la construcción, la industria o los servicios. Antes de la crisis una recepcionista de hotel podía ganar mucho más que un investigador en la universidad. Y aun en época de vacas gordas los jóvenes en estos sectores se encontraron con una disminución paulatina de los salarios y la estabilidad laboral de que había disfrutado la generación anterior. Pueden cobrar menos y ser más vulnerables al despido ya que son jóvenes y no mantienen una familia, argumentan los sindicatos. Con la crisis se encuentran sin empleo y sin formación. Antes de los recortes sociales los problemas se

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Ieva Prane: Kimono of the nordmen

vivían como pasajeros. Era cuestión de estudiar más, hacer más cursos, estar mejor preparados. De esperar un poco a que te contratasen de forma indefinida. El movimiento 15 de Marzo es la comprensión colectiva de que el problema no se resuelve ni individualmente ni mediante el sistema de representación actual donde muchas personas no solo no están incluidas sino que son enviadas a la precariedad y la pobreza. “No somos antisistema, el sistema es antinosotros.” Aún es una incógnita qué cambios de los propuestos se realizarán ahora que la derecha ha conseguido los mejores resultados municipales en la historia de la democracia. La huelga general del 29 de septiembre evidenció la decadencia de un pacto social. Las manifestaciones del 15M revelan la necesidad de uno nuevo donde se protejan los derechos sociales adquiridos y se amplíe la democracia real.

IV. Internet, barrios y pueblos Los 10 000 asentados en la Puerta del Sol (Madrid), los 4 000 de Plaza Catalunya (Barcelona), los 2 000 del Obelisco (A Coruña), los 2 500 de Zaragoza… se han aglutinado bajo las ocho propuestas redactadas por el grupo Democracia Real Ya (DRY) que retratan los problemas más acuciantes del país. España ha sido un país en exceso permisivo con la corrupción. Pero en los últimos años el escándalo ha sido mayúsculo. Altos cargos políticos, sobre todo del Partido Popular, han sido imputados por delitos de corrupción vinculados a la especulación inmobiliaria y han sido apoyados no sólo por su partido, sino por


de lucha de clases […] Son sistemas de acción tan obsoletos al movi-

el propio electorado. Evidenciando que hay una parte de la población española que vive a la sombra de negocios fraudulentos con el suelo y que también se ha lucrado especulando con el precio de la vivienda. Una de las proclamas más coreadas ha sido: “No nos representan”. Se pide que las listas electorales sean abiertas para que los imputados por corrupción, aunque apoyados por su partido, no sean elegidos. Y una ley electoral más equilibrada que no fomente el bipartidismo que ha restringido mucho el abanico de posibilidades del electorado. Reclaman medidas contra el desempleo: reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada, jubilación a los 65 y ningún aumento hasta acabar con el desempleo juvenil, imposibilidad de despidos colectivos a las empresas mientras tengan beneficios, que no se cubra con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos, restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración. Expropiación estatal de las viviendas en stock para colocarlas en régimen de alquiler barato, que se permita entregar la vivienda y se cancele la deuda con el banco. Contratación de personal sanitario hasta acabar con las listas de espera y del suficiente profesorado para garantizar una buena educación. Financiamiento público de la investigación para garantizar su independencia. Prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias. Elevación de los impuestos a la banca de manera proporcional al gasto social ocasionado por la crisis y devolución del dinero público otorgado. Aumento del tipo impositivo a las grandes fortunas y entidades bancarias. Promoción de una tasa a las transacciones internacionales (tasa Tobin). No al control de internet impuesto por la Ley Sinde y que defiende básicamente a la industria del cine estadounidense. Referéndums obligatorios y vinculantes para las cuestiones que modifican las condiciones de vida de los ciudadanos y las medidas dictadas desde la Unión Europea, tomada por poderosísimos lobbys empresariales.... Pero si no es a partir de la democracia representativa, ¿cómo van a lograrse los objetivos? Desde la academia ha intentado explicarse el movimiento 15M mediante los conceptos de lucha de clases: ¿Quién es el sujeto revolucionario? ¿Cuál es la utopía? ¿Quién la elite intelectual? ¿Dónde está el cuerpo doctrinal? ¿Quién es el opresor? ¿Cuál la estrategia

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miento como el MS2 a la computadora.

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Desde la academia ha intentado explicarse el movimiento 15M mediante los conceptos

Louise Vogel: Reflexiones sobre el flujo del aire

a seguir? Los parlamentarios le exigen al movimiento representantes, lista de peticiones, estructura organizativa, apertura de diálogo con los agentes sociales… Son sistemas de acción tan obsoletos al movimiento como el MS2 a la computadora. El 15M agrupa a colectivos muy diferentes: asociaciones de consumidores de la banca, plataformas para la imposición de la tasa Tobin, gente de izquierdas descontenta con sus partidos, feministas, gente de ONGs, grupos como Juventud sin Futuro y una multitud de gente joven, y no tan joven, indignada con los recortes sociales provocados por el rescate de la banca y que han abandonado la esperanza de canalizar sus demandas mediante los partidos políticos o los sindicatos. Es lo que el historiador Edward P. Thompson denominaría la defensa de la economía moral de la socialdemocracia. No hay cuerpo doctrinal pero sí una reacción ciudadana que se aglutina bajo el consenso del bien común: la sanidad, la educación, la vivienda. El

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Dora Hara: Ruben’s the three graces

Se ha definido el movimiento 15M como una nueva forma de organización solo posible mediante las redes sociales y en contextos de sociedades líquidas. El movimiento ha tomado internet como metáfora; proclama la horizontalidad, se trabaja en red, en tiempo real, no hay sedes, ni jerarquías. concepto clave no es clase trabajadora: es ciudadanía. Pero no como la entendieron los ilustrados, sino como se ha ido desarrollando bajo los Estados de Bienestar, con derechos sociales, con debate público (como el organizado paralelamente al debate de la nación), con in/formación sobre temas importantes (se dan charlas temáticas de banca, reforma laboral, privatización de la sanidad…) y con una democracia menos representativa y más activa donde las personas puedan tomar decisiones de calado. Se ha definido el movimiento 15M como una nueva forma de organización solo posible mediante las redes sociales y en contextos de sociedades líquidas. El movimiento ha tomado internet como metáfora;

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Lin Hsin-Chen: Joy

proclama la horizontalidad, se trabaja en red, en tiempo real, no hay sedes, ni jerarquías. Aunque no está tan claro. La organización posterior a las acampadas es de cerebro-colmena: han nacido asambleas de forma espontánea con funcionamiento autónomo, con sus propias prioridades y sin dependencia de ningún apoyo exterior que se comunican con otras mediante redes sociales; pero también hay grupos presenciales para coordinarse, y la organización de las acciones concretas, como las que se han llevado a cabo contra los desahucios, se apoya en los barrios y en los pueblos, en el sistema de identificación vecinal. Intenta buscar el mayor apoyo ciudadano posible y paliar los efectos de un uso exagerado de las nuevas tecnologías que dejaría a una parte importante de la población fuera de los círculos de información y de acción. Es una fusión entre lo viejo, el reforzamiento de los vínculos informales en agonía por una sociedad en exceso individualista y dirigida al consumo, y lo nuevo, comunicación basada en las redes sociales que permiten una distribución de la información rapidísima y convocar protestas organizadas en horas. La capacidad de aglutinar gente y reactivar la ciudadanía ha sido evidente. Pero la apertura del movimiento encierra algunos peligros. Se sabe que partidos políticos minoritarios o grupos organizados de extrema derecha han intentado hacerse con el control del movimiento porque carece de filtros de entrada y de límites para la salida. Habrá que esperar los resultados de esta nueva organización cuya capacidad unificadora es al mismo tiempo su fortaleza y su debilidad.


ARTES ARTES ARTES

Flores de treinta y dos pĂŠtalos

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Una microhistoria de la historieta Francisco JosĂŠ RodrĂ­guez-Puente

PodrĂ­amos decir con seguridad que la historieta moderna es hermana gemela del cine, ya que estas pinturas rupestres tambiĂŠn relataban historias por medio de imĂĄgenes mĂĄs o menos secuenciales (que, como veremos mĂĄs adelante, es el principio bĂĄsico de la historieta).

Francisco JosĂŠ RodrĂ­guez-Puente naciĂł en Xalapa. Licenciado en Lengua Francesa por la UV, ha trabajado como guionista, actor y maestro de lenguas. FanĂĄtico del cine y de la historieta, se titulĂł con la tesis VisiĂłn et version stĂŠrĂŠotypĂŠe de la guerre du Chaco Dans “Les aventures de Tintinâ€?: L’oreille cassĂŠe.

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as huellas mĂĄs remotas de la historia de la historieta las encontramos en los murales rupestres. Los hombres primitivos plasmaban en las paredes de sus cuevas escenas de su vida cotidiana, anĂŠcdotas de cacerĂ­a, etc. AquĂ­ naciĂł la pintura y, curiosamente, tambiĂŠn el cine, pues muchas veces lograban plasmar el movimiento de los animales con estrategias tan inocentes como brillantes al dibujar, por ejemplo, bĂşfalos con ocho patas. PodrĂ­amos decir con seguridad que la historieta moderna es hermana gemela del cine, ya que estas pinturas rupestres tambiĂŠn relataban historias por medio de imĂĄgenes mĂĄs o menos secuenciales (que, como veremos mĂĄs adelante, es el principio bĂĄsico de la historieta). Pese a las apariencias, no es fĂĄcil definir lo que es historieta. Eduardo del RĂ­o, mejor conocido como Rius, establece un par de reglas para decidir si algo es o no historieta en su libro La vida de cuadritos.1 Primero, debe ser una historia narrada secuencialmente; segundo, deberĂĄ ser narrada con dibujos; y tercero,

KalimĂĄn

deberĂĄ tener texto. En resumen: una historia narrada secuencialmente por medio de imĂĄgenes y texto. Por supuesto, estas reglas no estĂĄn forjadas en acero pero son una buena guĂ­a. Siguiendo estos principios 1 Eduardo del RĂ­o Rius, La vida de cuadritos, 4a ed., Grijalbo, MĂŠxico, 1986, 207 pp.

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Goerges Remi (Hergé): Tintín

podemos decir que en las pinturas rupestres que encontramos en cuevas (como la de la historia que narramos al principio) se pueden distinguir incipientes historietas. Sin embargo, aunque las historias algunas veces llevan secuencia y además están narradas con dibujos, hace falta un elemento esencial para que realmente podamos llamarlas historietas. Siguiendo el canon de Rius: faltaría el texto. Lo mismo pasa con los jeroglíficos egipcios. En este caso los dibujos representan palabras, son el texto. Con nuestros antepasados precolombinos ocurre algo semejante, aunque en sus códices sí encontramos secuencialidad y dibujos, no hay texto. El primer ejemplo, quizá el más antiguo, de historieta es el de las Cantigas de Santa María, en la España del siglo XIII. Este libro narra los milagros de la Virgen por medio de dibujos dispuestos en viñetas, acompañados de texto. A este caso podríamos llamarlo protohistorieta (del griego proto, “primero”). Otro ejemplo muy interesante de protohistorieta es el catecismo traducido por los sacerdotes españoles durante y después de la Conquista. Estos monjes, para inculcarle al pueblo indígena la nueva religión, dibujaron en forma de códice los pasajes de la Biblia agregando, en una suerte de subtitulaje colonial, los textos en español. En los siglos XVII y XVIII, en las ferias y mercados podían adquirirse hojas impresas que ilustraban historias pícaras, religiosas o políticas. Los ingleses les

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Los ingleses les llamaban catchpenny prints, los franceses feuilles volantes y en España se les conoció como pliegos sueltos. Es más o menos a partir de aquí que esta protohistorieta se empieza a relacionar con el periódico y, adicionalmente, con la industrialización. llamaban catchpenny prints, los franceses feuilles volantes y en España se les conoció como pliegos sueltos. Es más o menos a partir de aquí que esta protohistorieta se empieza a relacionar con el periódico y, adicionalmente, con la industrialización.

De chicles, camisetas y palomitas Un aspecto “tenebroso” de las historietas (para los que las estudiamos como productos culturales) es el


cómic fue Superman, de Jerry Siegel y Joe Shuster. Estos jovencitos judíos crearon, con Superman, un moderno golem, invencible protector de los débiles, arquetipo del

lucrativo. Al igual que el cine, un hermano muy cercano, las historietas son productos primordialmente comerciales. Cuesta dinero fabricarlas y distribuirlas. Si la historieta no se vende, simplemente no se produce. Esto lo menciono porque la historia moderna de la historieta está fuertemente asociada a lo comercial. Para algunos, la primera historieta moderna es The yellow kid, de William Outcault. Sin embargo, aceptar esto es pasar por alto las tiras cómicas que aparecieron en los diarios alemanes en el siglo XIX, casi treinta años antes, como Max und Moritz, de Wilhelm Bush, en 1865. Lo que sí es cierto es que con The yellow kid, un chico de aspecto asiático vestido con una larga bata amarilla, se contemplan por primera vez las posibilidades comerciales de la tira cómica, que en ese entonces sólo aparecía en los periódicos. La mercadotecnia que surgió de este fenómeno fue impresionante: cigarreras, tazas para café, dulces, pelotas, juguetes y otros objetos utilitarios. La historieta se convirtió en una industria millonaria. Gracias a este éxito comercial inusitado, surgieron un montón más de ellas; por ejemplo: Little Nemo in Slumberland, de Winsor McCay; Fritz the cat, de Robert Crumb; The Katzenjammer Kids, de Rudolph Dirks; The Newlyweeds, de Geo McManus, etc. Algunas de ellas todavía se publican. En Estados Unidos se llama a la historieta comic book, comic, funny papers o simplemente funnies (en el norte del país persiste el calco “fanis”). Se llaman así porque originalmente sólo narraban historias cómicas, donde la gente vivía vidas felices y todo llevaba un tono más bien escapista. Estados Unidos sufría una terrible depresión económica y utilizaba las historietas como una tregua frente a la terrible realidad que vivía. No es sino con Tarzán, de Edgar Rice Burroughs, cuando el cómic se convierte en mezcla de múltiples géneros pues esta es la primera historieta seria de acción. Tras su aparición germinó una gran variedad de temas. El detectivesco, por ejemplo, tiene en Dick Tracy a uno de sus más grandes exponentes. En esta historieta del famoso Chester Gould, los personajes antagónicos reflejaban en sus rostros deformidades (graciosas por supuesto) que mostraban de manera visual lo que los personajes eran en su fuero espiritual. En el género de ciencia ficción surgieron dos grandes. El primero, Buck Rogers, de Philip Nowland

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superhéroe.

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Pero el verdadero parteaguas entre las tiras cómicas y el moderno

Milo Manara

y Dick Calkins. El segundo, Flash Gordon, de Alex Raymond, el guapo jugador de futbol americano que luchaba contra las fuerzas maléficas del despiadado tirano Ming. Todavía en 1980 se filmó una película inspirada en este héroe. Pero el verdadero parteaguas entre las tiras cómicas y el moderno cómic fue Superman, de Jerry Siegel y Joe Shuster. Estos jovencitos judíos crearon, con Superman, un moderno golem, invencible protector de los débiles, arquetipo del superhéroe. Fuerte, noble, valeroso, patriota, sacrificado, cúmulo de todas las virtudes posibles. A partir de ese momento surgió el género más explotado en las historietas hasta la fecha, el de los superhéroes.

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Pavel Ortega: El Sr. K

“Serenidad y paciencia, mi pequeño Solín” Un poco aparte (aunque no demasiado), en México, no se habla de historieta nacional sino hasta ya entrados los años veinte. El Don Catarino de don Salvador Pruneda (publicada en El Heraldo en 1921) es considerada por muchos como la primera historieta auténticamente mexicana. De esa época son también Mamerto y sus conocencias, de Hugo Tlighman y Jesús Acosta; también de este último tenemos Chupamirto, y de Carlos Neve, Rocambole. Es importante resaltar que en México la historieta empezó a distribuirse de manera un poco diferente que en Estados Unidos (su influencia más directa). En nuestro país se volvieron muy populares los compendios antológicos. El primero de ellos fue Paquín, que apareció en 1934; Paquito le siguió en 1935 y, en 2 Harold E. Hinds Jr. y Charles M. Tatum, No sólo para niños. La historieta mexicana en los años sesenta y setenta, 1a ed., Instituto Cultural de Aguascalientes, México, 2007, 316 pp.

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1936, Pepín y Chamaco. Esta última se empieza a publicar diariamente y se convierte en la primera historieta con tal distribución en el mundo. Estas publicaciones compendiaban tiras extranjeras (Mickey Mouse, entonces conocido como El Ratón Miguelito; Felix the Cat o El gato Félix, etcétera). Con respecto al género de los superhéroes, en México se dio el fenómeno de los luchadores. Con el sorprendente éxito de Santo el Enmascarado de Plata, su historieta no se hizo esperar. Nuestros padres o abuelos disfrutaban devorando sus aventuras semanales, que también se publicaban en formato de fotonovela. Eran estas historias inocentes en las que usualmente el socorrido Deus ex machina se convierte en Guadalupe ex machina, pues el héroe hidalguense siempre era rescatado por la virgen de Guadalupe. No se perdonaría olvidar a Kalimán, otro superhéroe de manufactura mexicana, héroe entre héroes, sabio y poderoso, siempre acompañado del pequeño Solín. El éxito de esta historieta llegó a ser tan grande que en los años setenta se vendían un promedio de dos millones de ejemplares por número.2 La familia Burrón, de Gabriel Vargas (grande entre los grandes y recientemente fallecido); Memín Pinguín, de Yolanda Vargas Dulché; Los Supersabios, de Germán Butze; Chanoc, de Ángel Mora; Los Agachados (y también Los Supermachos) del maestro Rius, son tan sólo un puñado de las grandes historietas nacionales que surgieron en México. Cualquier espacio resulta insuficiente para tratar de hacer justicia a alguno de ellos. Desgraciadamente, la industria de la historieta en México se fue apagando y, finalmente, para la última década del siglo XX, se murió casi en forma definitiva. En la actualidad, sólo unos pocos dibujantes y escritores “superheroicos” intentan hacerla resurgir. Don Óscar González Loyo, autor del célebre Karmatrón, junto con un grupo de amigos y colegas, publican un par de historietas totalmente mexicanas y de gran calidad. Destacan también Pulpo comics, antología de ciencia ficción editada por Bernardo Fernández “BEF”; El señor K, novela gráfica de Pavel Ortega (deliciosa comedia negra sobre un gato nazi); y varios proyectos de webcomic, o historietas que se publican directamente en internet, como Cadáver exquisito, de varios autores o Living with Shine, de Raúl Valdés y Oscar Amador. La historieta mexicana contemporánea muestra ya madurez, pero también una fuerte influencia extranjera. Si bien es claro que la influencia más grande en la historieta mexicana es el trabajo estadounidense, por motivos evidentemente geográficos, también en Europa hay una enorme cultura de la historieta, que influye también en muchos autores mexicanos, contemporáneos y clásicos, y es menester abordarla, aunque sólo sea brevemente.


mexicana, héroe entre héroes, sabio y poderoso, siempre acompañado del pequeño Solín. El éxito de esta historieta llegó a ser tan grande que en los años setenta se vendían un promedio de dos millones de ejemplares por número.

Donde la historieta es cosa seria En Europa, la cultura de la historieta (tebeos en España, BD en Francia) es aún más fuerte que en Estados Unidos. Se imprimen cantidades extraordinarias todos los días y para todos los mercados. Y no sólo trabajos importados de Estados Unidos o Japón, país que en tiempos recientes ha tenido un impacto tremendo en el extranjero, sino que hay una importante industria nacional de historieta, harto competitiva y con una identidad muy bien definida. En ese continente han surgido artistas impresionantes de la talla de Alejandro Jodorowsky (chileno de origen, también reconocido en los campos del teatro, el cine, la literatura y el esoterismo) y Jean Giraud Moebius, quienes crearon en los setenta al detective John Difool en la serie La cinquième essence. También francés es Astérix, de René Gosciny y Antoine Uderzo, que narra la historia de un valiente galo (ancestro de los franceses) que junto a su pueblo de irreductibles, lucha contra el Imperio romano gracias a una fórmula mágica que les da fuerza sobrehumana. Este último se consigue fácilmente en español en México. Uno de los autores más importantes en Europa es el belga Georges Remi (1907-1983), mejor conocido como Hergé, autor de la historieta franco-belga Tintin y considerado por la mayoría como el padre de la BD actual. A él se atribuye el estilo de dibujo ligne claire, término inventado por el dibujante Joost Swarte en 1977 para designar un estilo gráfico y narrativo que utiliza líneas fuertes y bien definidas, de grosor regular y de colores planos y sin efectos de sombra o iluminación (también se le conoce como estilo Tintin, por la historieta emblema de Hergé). En Europa se han tomado un poco más en serio la historieta que en América o Asia. Muchos la reconocen ya como un arte y como un elemento de estudio

Óscar González Loyo: Karmatrón y los Transformables

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otro superhéroe de manufactura

social y cultural. Hay varios festivales internacionales, entre los que destaca el Festival International de la Bande Dessinée en Angoulême, Francia, y museos como el Musée Hergé y el Belgian Comic Strip Center, en Bruselas, Bélgica. Los historietistas europeos han explorado los géneros más variados, creando verdaderas obras maestras en lo dramático y en lo visual. Para muestra basta reconocer el trabajo de los grandes maestros como Moebius, con su obra L’Incal; Boucq, con Bouncer (esta y L’Incal fueron cocreadas con Alejandro Jodorowsky); Hugo Pratt, autor del celebérrimo Corto Maltese; Milo Manara, famoso por sus temas eróticos y sus mujeres de gloriosas proporciones; Paolo Eleuteri Serpieri, creador de la sensual Druuna, historieta que mezcla la ciencia ficción con el erotismo de manera magistral; el genial Alan Moore (Creador de Watchmen y V for vendetta) y muchos más. Pero hay otro gigante que no podemos pasar por alto. Llegó un poco más tarde pero con pasos muy firmes y está imponiéndose en estilo y forma en el mundo entero: el gigante japonés.

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No se perdonaría olvidar a Kalimán,


Eme de Armario: Shukake

El origami que no se dobla El manga, que como ya sabrá la mayoría es como se llama a la historieta en Japón, es un mundo aparte. Este nace, tal y como lo conocemos hoy en día, después de la Segunda Guerra Mundial. Recordemos que Japón perdió, junto con Alemania e Italia, esa guerra. Derrotado moral, militar y económicamente, el país del sol naciente enfrentó una lenta y dolorosa recuperación, pero son estos factores históricos los que determinaron el famoso estilo manga. Primero: en esta época el entonces joven Osamu Tezuka creó toda una estética. Recuerda el famoso dibujante que los soldados norteamericanos proyectaban en las destruidas calles de Japón películas de Walt Disney. Con sus personajes desproporcionados, sus grandes pies y ojos, Disney inspiró a Tezuka su personaje más popular: Tetsuwan Atomu, conocido como Astroboy en México. Es aquí donde empezamos a apreciar los clásicos personajes de grandes ojos y cabezas que son ahora marca característica del más puro estilo manga. También es gracias a este personaje y a las animaciones que se hicieron de él que el mercado del manga se expandió al extranjero. En la actualidad, los originales de Tezuka son considerados patrimonio de Japón y está prohibido sacarlos del país. Segundo: mientras que en Estados Unidos el Terror rojo de la Guerra Fría inspiraba historias de invasiones extraterrestres y de ladrones de cuerpos (como la tan imitada película Invasion of the Body Snatchers, de Don Siegel), en Japón el Terror atómico le inspiró terribles bestias gigantes de las que Gojira (conocido aquí como Godzilla) es el más grande exponente. Este

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pánico radiactivo –Japón es la única nación que ha sufrido en suelo civil una explosión atómica– inspiró cuantiosas y memorables obras como: Akira de Katsuhiro Otomo, Evangelion de Yoshiyuki Sadamoto (aunque este nació originalmente como animación), Ghost in the Shell de Shirow Masamune, que además tuvo una adaptación cinematográfica maravillosa a manos de Mamoru Oshii. Cabe un comentario interesante: ¿por qué los personajes del manga tienen esos característicos ojos enormes cuando los asiáticos en general son de ojos pequeños? Este diseño responde a un estereotipo universal: los malos tienen los ojos pequeños y afilados, como depredadores, como los de una serpiente. Los buenos tienen los ojos grandes, como tiernos venados. El manga, finalmente, regresa a sus orígenes y cierra el círculo. Ahora es el pueblo de Estados Unidos y del mundo quien se inspira e imita su estética de los ojos grandes y las cabezas enormes. En México se publican muchas series de manga respetando sus planchas originales (el japonés se lee de derecha a izquierda y de atrás para adelante en referencia al español). Y aquí terminamos esta brevísima historia de la historieta; un estudio más serio y profundo nos regalaría sin duda un libro de no pocos folios (aunque sin duda muy interesantes). Sin embargo, a manera de síntesis, hemos logrado repasar los elementos esenciales de la historia de la historieta mundial y hemos podido ver cómo ésta nace de la cultura, de ella se nutre y por eso es hoy por hoy el mejor muestrario de lo que fuimos en el pasado y lo que somos en la actualidad.


MarĂ­a JosĂŠ GarcĂ­a Oramas Sus fotos son, en palabras de Gianni Romano: “autĂŠnticos retratos psicolĂłgicos, no en el sentido de recorridos visuales de acontecimientos de su vida diaria, sino mĂĄs bien episodios psĂ­quicos en los cuales la capacidad de expresiĂłn de la artista y su imaginaciĂłn creadora se entretejen con la riqueza de su vida Ă­ntimaâ€?.

MarĂ­a JosĂŠ GarcĂ­a Oramas es investigadora de la Facultad de PsicologĂ­a (UV), maestra en Estudios de GĂŠnero por la New School University, USA, y doctora en Ciencias de la EducaciĂłn por la Universidad de ParĂ­s 10, Nanterre, Francia.

A mi alumna Karla Mestizo, quien me introdujo en la obra de Francesca Woodman.

Podemos vivir el cuerpo, como la cĂĄrcel del alma o como su manifestaciĂłn externa. Podemos vivirlo con sospecha o gozo; como una limitaciĂłn o como un medio para la libertad y la expresiĂłn de nuestro modo de ser. PAUL R ICOEUR

Francesca Woodman, una joven fotĂłgrafa genial

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rancesca Woodman (1959-1981) fue una artista precoz que realizĂł su producciĂłn artĂ­stica en su adolescencia y juventud. Sus primeras fotografĂ­as datan de la edad de 13 aĂąos y las Ăşltimas, de los 22, cuando se suicidĂł arrojĂĄndose por la ventana de un edificio neoyorquino. Su obra comprende una serie de fotografĂ­as muy intensas, gran parte de ellas autorretratos de su cuerpo en blanco y negro, generalmente al desnudo, con el rostro velado o cubierto. Me-

diante espejos, juegos de luces y sombras, su cuerpo se fragmenta y camufla entre objetos de la naturaleza y de su entorno cotidiano, ya sea entre las ramas de los ĂĄrboles o las raĂ­ces en el agua. Estas fotos son una especie de diario que va dando cuenta del desarrollo de la artista desde su debut adolescente hasta sus Ăşltimas imĂĄgenes juveniles, mucho mĂĄs poĂŠticas. A este periodo corresponde su Ăşltima serie realizada en cianotipias, donde predomina el azul, caracterĂ­stico de este proceso.

El diĂĄlogo y la apropiaciĂłn del cuerpo: la lente fotogrĂĄfica como espejo y ventana Utilizando la lente de su cĂĄmara como medio, Francesca Woodman desarrolla un proceso dialĂłgico mediante una serie de autorretratos donde ubica su cuerpo de mujer joven en distintos escenarios que le son familiares, como las habitaciones donde habita en Roma o Nueva York, o los bosques y lagos de la Toscana italiana. ColocĂĄndose generalmente en los ĂĄngulos y los bordes de la imagen, construye un modelo comunicativo en el cual, al mismo tiempo que se nos presenta, nos adentra en sus reflexiones acerca de su propia experiencia vital. Sus fotos son, en palabras de Gianni Romano: “autĂŠnticos retratos psicolĂłgicos, no en el sentido de recorridos visuales de acontecimientos de su vida diaria, sino mĂĄs bien episodios psĂ­quicos

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los lenguajes del cuerpo

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Francesca Woodman y


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en los cuales la capacidad de expresión de la artista y su imaginación creadora se entretejen con la riqueza de su vida íntima” (1991: 2). El cuerpo es para Woodman un lugar de encuentro entre sí misma y el resto del mundo mediante el cual proyecta imágenes, símbolos, miedos y anhelos propios. En sus imágenes incluye en ocasiones frases sugerentes sobre los pensamientos e inquietudes que llegan a su mente, como si fuesen notas con las cuales ella va creando piezas musicales: “Después, en un determinado momento, no necesité traducir las notas, ellas vinieron directo a mis manos”. “¿Sigo existiendo aunque no me mires?” Su obra refleja un deseo y una urgencia permanente por explorar en toda su intensidad las posibilidades de la fotografía como medio para dialogar con su cuerpo, de tal suerte que este es representado como

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un laboratorio sobre sí misma en el cual habita como un lugar “de cosas delicadas” que el tiempo y la vejez, pensaba, inevitablemente tenderían a borrar. Así lo escribió: “Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… En vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…” Esta manera de representar su cuerpo de mujer se aleja del exhibicionismo corporal que comúnmente encontramos en otras representaciones dolorosas y desgarradoras con las que suele asociársele. Por el contrario, en la obra de Woodman (Chris Townsend, 2006), el cuerpo se transforma y deconstruye constantemente a la manera de Penélope, quien cada noche deshace el tejido que hiló durante el día en espera de Ulises. De esta misma manera, su cuerpo se nos presenta y ausenta simultáneamente autorrepresen-


un jez, í lo nto ven ndo

ujer menosas r el nd, tanche pera nos sen-

así sus propios límites corporales. Antes de morir, realizó una fascinante serie fotográfica titulada On being an angel (Siendo un ángel) y poco tiempo después, ya transformada en ángel, voló saltando por la ventana de su departamento hacia el abismo. tándose y autoborrándose en un proceso siempre inacabado de construcción subjetiva para, finalmente, traspasar sus propios límites corporales y salir de la crisálida de la infancia y la adolescencia no como mujer, sino como ángel.

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necer suspendida en el tiempo y el espacio como un ángel etéreo, traspasando

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Es claro que Francesca no quería devenir de niña a mujer, sino perma-

fascinante serie fotográfica titulada On being an angel (Siendo un ángel) (fotos 3, 3.1 y 4) y poco tiempo después, ya transformada en ángel, voló saltando por la ventana de su departamento hacia el abismo; hacia ese otro espacio sin fondo, sin límites ni bordes, hacia donde irremediablemente nos lleva el goce femenino, de acuerdo con los planteamientos de Jacques Lacan.

La metamorfosis corporal: de niña a ángel La representación corporal es un elemento fundante de la subjetividad humana puesto que para el ser humano el cuerpo es siempre cuerpo simbolizado. El yo, instancia psíquica que nos permite lograr una representación de nosotros(as) mismos(as), más o menos acabada como sujetos singulares, es decir, diferente de los otros, es, en primera instancia, corporal, como bien lo afirmara Sigmund Freud. Por ello, la consolidación de una subjetividad autónoma pasa necesariamente por la apropiación del propio cuerpo. Devenir ser para sí habitando el propio cuerpo, explorando sus lenguajes en tanto múltiples posibilidades de expresión para acceder a una subjetividad plena y singular, como lo intentara incansablemente Woodman, no es tarea sencilla. Ella llevó a cabo este proceso de de-construcción y re-construcción subjetiva a través de la autorrepresentación de su cuerpo, en un recorrido especular mediado por la lente fotográfica que seguía exclusivamente los dictámenes de su deseo, como lo decía, ya que lo que pretendía era que las imágenes aparecieran en su mente con libertad para luego traducirlas en fotografías. Puesto que no encontraba un modelo que lograra transmitir sus inquietudes personales y artísticas, recurría invariablemente a sí misma. Ello hizo que, al mismo tiempo que cuestionaba la práctica fotográfica como arte, ampliara sus horizontes de autonomía subjetiva, aun cuando todo ello la llevara al suicidio. Es claro que Francesca no quería devenir de niña a mujer, sino permanecer suspendida en el tiempo y el espacio como un ángel etéreo, traspasando así sus propios límites corporales. Antes de morir, realizó una

Un ángel suspendido en el espacio y el tiempo femeninos Seguir la trayectoria especular de Woodman, como lo hemos venido haciendo, nos permite reconocer ele-

s/t: MacDowell Colony, Peterborough, New Hampshire, 1980 (Foto 2)

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Las mujeres, al no estar del todo en el mundo fálico, contamos con mejores posibilidades de experimentar otro goce que escapa al orden simbólico masculino y que se juega más allá, entre el todo y la nada, en los límites de la existencia, entre la vida y la muerte. mentos que son propios a la conformación de la subjetividad desde una posición femenina, es decir, desde lenguajes propiamente femeninos tal como lo han teorizado autoras como Luce Irigaray, Julia Kristeva y Colette Soler. Irigaray (1981) plantea que el cuerpo de las mujeres, a diferencia del cuerpo de los hombres –que es uno y concreto–, es múltiple y fluido y, por ende, su eroge-

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neidad no es de un solo órgano, ni su temporalidad lineal, sino cíclica. Por su parte Julia Kristeva (1995) afirma que las mujeres, en la medida en que no todo su deseo se juega en el mundo simbólico masculino, fálico, tienen mayores posibilidades de desarrollar otros lenguajes, poéticos, corporales y singulares. Finalmente, Colette Soler (2006) discute la teoría de la sexualidad femenina de Lacan, particularmente en cuanto plantea que el deseo, que mueve al aparato psíquico desde la falta constitutiva del ser humano en función de su incompletud e indefensión originaria, en el placer y el sufrimiento simultáneo que experimentamos en cada una de nuestras experiencias vitales (precisamente porque nuestros deseos nunca pueden satisfacerse plenamente), se manifiesta en dos posiciones: una masculina, completamente fálica, relativa al tener o no tener, y otra femenina, no completamente fálica, relativa al ser, a la existencia. Las mujeres, al no estar del todo en el mundo fálico, contamos con mejores posibilidades de experimentar otro goce que escapa al orden simbólico masculino y que se juega más allá, entre el todo y la nada, en los límites de la existencia, entre la vida y la muerte. Carente de significante, este goce nos rebasa y nos lleva a traspasar los límites de este mundo, hacia el infinito, el abismo.


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juega más allá de los límites de nuestra humana existencia, que inevitablemente nos sobrepasa y en la que las palabras no bastan para descifrar sus múltiples significados, el hecho de explorar las mejores posibilidades que, como mujeres,

En este orden de ideas reconocemos en la obra de Woodman espacios que no son lineales ni planos, sino múltiples y profundos, como lo son sus placeres y sufrimientos; es por eso que ella se confunde con los objetos que la rodean, trastocándolos, haciéndolos girar y moverse en este tiempo cíclico femenino, que de-construye y re-construye su propio cuerpo confundido y camuflado entre ellos para, finalmente, colocarse frente a nosotros y frente a sí misma como una figura etérea, suspendida entre dos mundos (foto 2), siempre movida por un deseo que no “ces(x)a” de manifestarse, como diría Lacan, en tanto ser sexuado, incompleto, atravesado por la falta constitutiva que la llevara finalmente a traspasar sus propios límites corporales saliendo de su propio caparazón (foto 1) para volar hacia otro tiempo y otro espacio infinitos con nuevas alas. Analizar la obra de Woodman a partir de los diversos elementos que conforman la experiencia vital femenina, particularmente desde referentes propios que aluden a la representación psíquica del cuerpo en el proceso siempre inacabado de construcción subjetiva, nos permite reconocer y valorar esos otros lenguajes que no pasan necesariamente por la lógica simbólica, ni por los valores asociados a la masculinidad. Lenguajes corporales que transitan por otra lógica femenina y singular que como mujeres podríamos experimentar para enriquecer nuestra vida. Porque si bien es cierto que la feminidad es una experiencia vital que se juega más allá de los límites de nuestra humana existencia, que inevitablemente nos sobrepasa y en la que las palabras no bastan para descifrar sus múltiples significados, el hecho de explorar las mejores posibilidades que, como mujeres, tenemos de acceder a otros lenguajes, en los confines de un espacio y un tiempo ampliados, como nos lo muestra esta genial artista, sin duda nos permitiría ensanchar nuestros horizontes de libertad y autonomía, algo tan necesario para nosotras las mujeres.

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tenemos de acceder a otros lenguajes…

De la serie On being an angel, Roma, 1977 (Foto 4)

BIBLIOGRAFÍA Irigaray, Luce. Ce Sexe qui n’en est pas Un. Editions de Minuit, París, 1985. Kristeva, Julia. La Révolte Intime. Fayard, París, 1977. Romano, Gianni. “Francesca Woodman on being an angel", http://photoart.com/journal/romano/woodman Townsend, Chris. Francesca Woodman, scattered in space and time, Phaidon, Nueva York, 2006.

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Si bien es cierto que la feminidad es una experiencia vital que se

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Bartleby y el viaje Alfonso Colorado Alfonso Colorado fue jefe de investigaciĂłn del Museo de Arte Moderno y del Museo de Arte del Estado de Veracruz. Actualmente es editor de la Biblioteca Digital de Humanidades de la UV.

I artleby es un relato publicado en 1857 por el escritor norteamericano Herman Melville. La historia es sencilla. En Nueva York un abogado de ĂŠxito tiene un despacho. Trabajan con ĂŠl dos empleados y un ayudante, y decide contratar a alguien mĂĄs. El nuevo trabajador lo hace bien al principio, pero va dejando de hacerlo hasta que su inactividad es total. Su sencillez, su no resistencia desarman a su jefe, quien le permite seguir en la oficina. Bartleby (tal es su nombre) incluso se queda a vivir en ella. Su jefe lo describe asĂ­:

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jamĂĄs hablaba si no era para contestar; jamĂĄs lo habĂ­a visto leer, ni siquiera un periĂłdico; durante largos lapsos, se quedaba de pie, mirando hacia afuera, al muro de ladrillo; estaba yo totalmente seguro de que jamĂĄs visitaba una fonda ni una posada; que su pĂĄlida faz indicaba claramente que nunca bebĂ­a cerveza, ni tĂŠ ni cafĂŠ; que jamĂĄs iba a ninguna parte; que no habĂ­a dicho quiĂŠn era, ni de dĂłnde venĂ­a, ni si tenĂ­a parientes en este mundo. En la oficina terminan por acostumbrarse a ĂŠl (a pesar de que un compaĂąero, harto de su excentricidad, quiere golpearlo) pero los clientes se desconciertan o asustan. El negocio amenaza con irse a pique. Como no hay manera de echar al huĂŠsped, la oficina se muda. Bartleby se queda en el edificio. La policĂ­a lo lleva a la cĂĄrcel, donde muere. Tiempo despuĂŠs el abogado se entera del trabajo anterior de su antiguo empleado: en la oficina de correos era el encargado de las cartas sin destinatario. El relato lleva el subtĂ­tulo: “Una historia de Wall Streetâ€?. En comparaciĂłn con lo que ahora es Nueva York y su distrito financiero, aquel lugar era un caserĂ­o; pero ese caserĂ­o le pareciĂł ya demasiado grande y ajetreado a Henry James, quien habĂ­a nacido ahĂ­ en 1843. El cre-

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cimiento fue imparable. Una generaciĂłn despuĂŠs, el escritor satĂ­rico O’Henry anotĂł: “Nueva York serĂĄ un gran lugar, si algĂşn dĂ­a lo terminanâ€?. Estados Unidos encarnaba entonces a los ojos del mundo lo inmenso y lo nuevo (como ahora China) y el optimismo era su filosofĂ­a oficial. Bartleby es su contraparte, el otro lado de la moneda. Esta escueta narraciĂłn es una de las mĂĄs desconcertantes e influyentes de la literatura universal. Melville es famoso; su nombre se asocia al mar, a la ĂŠpica de Moby Dick (1857), la novela sobre la gran ballena blanca. En otra novela de mar se describe asĂ­ a un capitĂĄn: Por mĂĄs que viajara por el ancho mar, tenĂ­a la impresiĂłn de hallarse en algĂşn lugar muy distante, tierra adentro, como prisionero en un castillo abandonado desde el que su mirada avizorara regiones desiertas y rutas indeterminadas que ningĂşn vehĂ­culo, ningĂşn transeĂşnte animaba con su sola presencia. Sobre las diferencias externas entre Bartleby y Moby Dick se configura la verdadera constante de este mundo narrativo: el tema del aislamiento, de la inmensa dificultad para comunicarse. Si algo queda claro en las novelas sobre la vida marinera (como las de Melville y Joseph Conrad) es el amor por el ocĂŠano y que la vida estĂĄ a su merced. Para sobrevivir, el diminuto ser humano cuenta con su trabajo e inteligencia; pero en algĂşn momento clave, en una situaciĂłn lĂ­mite, dependerĂĄ por entero de algo mĂĄs que eso: de su carĂĄcter. Melville, quien fue marino, percibiĂł que ese reto tambiĂŠn estĂĄ en las grandes avenidas y en los jardines. La Naturaleza es hostil; la Ciudad, indiferente. Melville escribiĂł un producto incomprensible para sus contemporĂĄneos. Y lo sabĂ­a. “Lo que mĂĄs me gusta escribir estĂĄ proscrito –no serĂĄ redituable–; sin embargo no puedo escribir de otra maneraâ€?, dijo a su mejor amigo, Nathaniel Hawthorne. Lo cumpliĂł. EscribiĂł, pero ya no publicĂł nada en los Ăşltimos 34 aĂąos de su vida. En octubre de 1891 el New York Times infor-


maba: “Ha fallecido esta semana, a edad avanzada, y ha sido enterrado en esta ciudad un hombre tan poco conocido, incluso de nombre, de la generación que está actualmente en la flor de la vida, que únicamente un periódico publicó en su obituario una nota de cuatro o cinco líneas”. Ese silencio no es un mero vacío. Se trató de un acto desesperado, o necio, o absurdo, o suicida, o coherente. Lo que sea, pero fue una actitud. En el prólogo a la edición de Bartleby de la Universidad Veracruzana, Rodolfo Mendoza señala: “Melville ya no necesita de su tiempo. Nosotros, sus contemporáneos, necesitamos de él”. Las imágenes que se ven aquí no refieren la historia, ni la complementan. En sentido estricto no ilustran: desentrañan y aclaran. Los nítidos contornos de los edificios de piedra y de la iglesia se desdibujan; una calle no es sólo una sucesión de casas sino un gris y seco muro; los altos rascacielos se asemejan a una muralla medieval que aprisiona al individuo. Esta manera de ver la ciudad está hecha no sólo de melancolía sino de lucidez, como la mirada de Bartleby. Las imágenes se valen de recursos propios (técnicas variadas, infinidad de matices, acentos gestuales) para ir más allá de la trama del relato. Captan su atmósfera, sus detalles reveladores, sus símbolos. El biombo tras el que se aísla Bartleby en plena oficina es verde; ese color es la callada música que se extiende por toda la ciudad. Sobre las ruinas de esa visión idílica se construye una lacónica y precisa poesía. II La serie El viaje se basa en una idea de la propia autora. He aquí sus palabras: Un ave despierta de un sueño ancestral. Se había quedado dormida en el campo, pero ahora está en un lugar oscuro y frío. Sus plumas están marchitas. Con dificultad levanta el vuelo. Siente de inmediato el dolor de la tierra. Ve a los humanos hacinados en colmenas gigantes. Parecen hipnotizados. Ve extensos pasajes yermos. Decide entonces ir más lejos: a los orígenes, atravesando los engranajes del tiempo. Quiere traer las tradiciones perdidas. Hay prisa, es difícil engañar al Tiempo. Busca a aquellos que comprenden la tierra, que la entienden de verdad. Por eso recoge a un agricultor, quien sabe vivir de y con la tierra. El viaje prosigue, está contenta. Ve jugar a unos niños en la calle; se los lleva, porque en las colmenas gigantes ya nadie lo hace. También busca a los Zanpantzar, los más importantes porque pueden despertar a la tierra de su largo sueño. Los encuentra, pero no quieren moverse. Hablan, discuten. Al final acceden a irse con ella, pero antes le hacen entender que cada cosa tiene su lugar y momento. Repentinamente comprende que todo es en vano, no se puede dar marcha atrás. En ese momento el mundo se detiene. El Tiempo descubrió el engaño y le lleva de vuelta a donde despertó. Se quedará para siempre en esta época, aquí morirá.

Araiz Mesanza Iturritxa (Vitoria-Gasteiz, 1983). Estudió Bellas Artes en la EuskalHerrikoUnibertsitatea (Universidad del País Vasco), en Bilbao, e ilustración en la Escola Massana, en Barcelona. Ha realizado ilustraciones científicas para NeikerTecnalia (Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario), El periódico de Catalunya y la revista Barcelona Educació. En 2009 realizó la portada del libro Otoño azul de José Ramón Ayllón e ilustró el libro Catalinasss de Marisa López Soria (ambos de literatura juvenil, editados por la Editorial Bambú de Barcelona). Próximamente se publicará un libro científico sobre aves invasoras en el País Vasco, con sus ilustraciones. En 2010 obtuvo dos premios. El PeruAbarka por Arraroa (que significa “raro” o “extraño” en euskera) de Irati Goikoetxea. Se trata de uno de los concursos más importantes en País Vasco. Su objetivo es fomentar nuevos formatos en la producción de libros en euskera, especialmente el álbum, donde los textos se acompañan siempre de ilustraciones (tan importantes como el texto y, alguna vez, incluso más). Así, el primer concurso es para escritores; una vez elegido un texto, compiten los ilustradores. El otro premio fue el Junceda, mención especial a Futuros Creadores por El viaje (trabajo final del curso de ilustración en la Escola Massana). Es otorgado por la Associació Professional d’Il·lustradors de Catalunya. Sobre este texto, la artista escribe: “Siempre sentí mucho interés por la vida tan diferente, dura, incluso extrema, que llevaron mis abuelos y abuelas. Era como otro mundo, muy alejado pero a la vez tan cerca. Había un vínculo con la tierra, una conciencia de ella que apenas sobrevive. Al crear esta historia opté por recuperar una cultura (situaciones, costumbres, maneras) que se están perdiendo. Ya queda poco de la vida rural en el País Vasco, que yo misma llegué a conocer”.

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Annie Cohen, La duramadre, Trad. de Ma. del Pilar Ortiz Lovillo, UV, Ficción Xalapa, 2011, 92 pp.

Agustín del Moral* Casi al principio de la breve pero profunda andadura de La duramadre, Annie Cohen apunta: Llegué a ese punto aterrador en que ya no sé quién soy. La reanimación, el coma, el accidente cerebral, la parálisis quizás. Los ojos, los ojos enfermos ya no podrán leer por las monstruosas dosis de morfina, ya no hay delirio, sólo una inteligencia y una relación sagaz, sutil. Allí, recordando el momento en que un accidente cerebral le ocasiona la pérdida de la memoria, y el cerebro, esclavo de sus descontroladas hormonas, llega a ser menos un órgano de pensamiento que un instrumento para el registro, minuto a minuto, de los distintos grados de su propio sufrimiento, Annie Cohen propone, al mismo tiempo, la figura del lector definitivo: la de un escritor que se pregunta, por una vez, qué le ha ocurrido a ese personaje súbitamente incomprensible en que se ha convertido. Y está claro que a Annie Cohen –una escritora que a lo largo y a lo ancho de su obra siempre se ha caracterizado por una comprensión extrema y absoluta de sus personajes– no le causa la menor gracia no entenderse. De ahí la idea de suicidio que planea a lo largo de La duramadre; de ahí la fantasía casi irresistible de borrarse o de arrancarse del manuscrito de la vida. * Escritor, editor, periodista. Ha publicado Nuestra alma melancólica en conserva, Un crack mexicano. Alberto Onofre y Cuéntame lo que me pasa. Actualmente dirige la Editorial de la UV.

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Luisa Voguel: Autorretrato de artesano

Ahí también, en perspectiva, posiblemente haya tenido lugar ese instante decisivo en el que alguien que ya no tenía ganas de nada (y mucho menos de escribir ficciones) decidiera que tal vez la última oportunidad, el madero salvador al cual aferrarse en la tormenta del naufragio, fuera, paradójicamente, el hecho de ponerse a escribir sobre la no ficción de ya no creer en su obra y en su vida. De este modo, Annie Cohen produjo este inmenso librito definitivo sobre el miedo no ya a la página en blanco –ese miedo que atormenta a casi todos los escritores–, sino sobre el terror al agujero negro que engulle toda aquella luz que se le pone a tiro. La duramadre –en la espléndida traducción de María del Pilar Ortiz Lovillo, quien, por cierto, aparece retratada en estas páginas– es, de acuerdo, la memoir de una temporada en el infierno de la enfermedad, la casi inexpresable crónica del verano de una postración, narrada desde la oscura mañana del accidente en París cuando todo comienza a derrumbarse hasta los días apacibles en Crest, dos años más tarde, con los primeros golpes al teclado de la computadora y los paseos con la perrita, y en los que Annie Cohen parece que de nuevo ha emergido a la luz. Entre un extremo y otro, Annie Cohen procura averiguar no sólo cómo se metió en ese pozo sino acaso lo más importante: cómo y cuándo y para qué fue cavado. Creo que es posible pensar en La duramadre como en un singular libro de autoayuda. Un libro, es cierto,


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NOTAS Quizá no tenga nada que ver, pero tras cerrar el libro yo pensé en Dante. Para aquellos que han vivido en la selva oscura de la enfermedad, y conocen su inexplicable agonía, su regreso del abismo no es diferente del ascenso del poeta, recorriendo más y más arriba, el camino de salida de las negras profundidades del infierno para finalmente emerger a lo que él

Araceli Carmona: Fetiche mimetizado

que sólo ayuda a su autora y al que nosotros accedemos con el más respetuoso y admirado de los silencios. Un libro que fue escrito para no derrumbarse. Un libro con una mujer súbitamente vulnerable y azotada por catástrofes que no dejan de sucederse: Annie Cohen yendo de la cama de terapia intensiva a los consultorios de todos los especialistas del mundo, volviéndose loca, imaginando milagros y resurrecciones, tomando pastillas, renunciando a soñar por las noches, descubriendo que no se puede pensar sin recordar, orando, llorando, armando frases con la sensibilidad embotada: “Sueño, sueño, letargo, letargo, apatía, apatía, ¡dioses!, el espíritu no sigue el loco curso de sus mentes desbocadas, luminosas, el espíritu se atasca, el cerebro vive con lentitud, despacito, despacito, y las palabras que se escapan de sus bocas llegan retorcidas a mis oídos”. Si uno piensa en la producción literaria que ha generado algún tipo de enfermedad cerebral, no cabe duda de que este testimonio reviste cierta singularidad. No se encontrarán aquí las líricas epifanías como destellos en las tinieblas de Esa visible oscuridad de William Styron o los humores negros de José Cardoso Pires –quien también tuvo un accidente cerebral– tra-

llama “el brillante mundo”. gando somníferos con resultados más bien risibles; mucho menos se contemplarán aquí los malabarismos formales presentes en las patologías vanguardistas de jóvenes postrados como Rick Moody en El velo negro o David Foster Wallace en la apenas codificada autobiografía de sus ficciones. Annie Cohen parece mucho más cerca de las secas y casi finales palabras de Hemingway (“Ya no me sale”), que de todo gesto artístico. Aquí, a Annie Cohen sólo le interesa informarnos –con las palabras justas– de cómo fue que entró y salió y sobrevivió para contarlo. Quizá no tenga nada que ver, pero tras cerrar el libro yo pensé en Dante. Para aquellos que han vivido en la selva oscura de la enfermedad, y conocen su inexplicable agonía, su regreso del abismo no es diferente del ascenso del poeta, recorriendo más y más arriba, el camino de salida de las negras profundidades del infierno para finalmente emerger a lo que él llama “el brillante mundo”. Allí, quien haya recobrado la salud, ha recobrado casi siempre el don de la serenidad y la alegría, y tal vez esta sea recompensa suficiente por haber soportado la desesperación… más allá de la desesperación.

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Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, pról. de José Luis Sampedro y trad. de María Belvis Martínez-García, Destino, Barcelona, 2011, 64 pp.

Luis Enrique Rodríguez Villalvazo* Mientras Oriente Medio continúa sufriendo los espasmos de una revolución ciudadana, ensombrecida quizá por la intervención de la OTAN en Libia, en Europa, y particularmente en España, la crisis económica ha sido el estopín –teniendo a las redes sociales como yesca– que ha llevado a un amplio sector de la sociedad a movilizarse propugnando la defensa de una serie de derechos que les han sido conculcados durante años, algo de lo que no fueron del todo conscientes mientras hubo un clima de bienestar económico, debido a la manipulación de que eran objeto. Hoy que el paro alcanza un 20 por ciento de la población total (40 por ciento de la población menor de 25 años), que los niveles de corrupción en el gobierno son más que evidentes, cuando el cinismo campea en todos los ámbitos, salen a protestar en demanda de un cambio ¿hacia dónde? Al parecer todavía no lo saben, pero al menos se han puesto en el camino. Algo o mucho de este clima de inconformidad se atribuye a dos textos publicados en la coyuntura de la eclosión de ese movimiento ciudadano: el primero, del francés Stéphane Hessel (veterano de la Segunda Guerra Mundial, miembro de la Resistencia francesa, sobreviviente de los campos de concentración y partícipe de la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) cuyo título Indignaos –400 mil ejemplares vendidos en España y dos millones en * Licenciado en Letras Españolas por la UV; autor del libro de cuentos Permanencia voluntaria. Analista político y de seguridad nacional.

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José Luis Sampedro et al., Reacciona, Aguilar, Madrid, 2011, 176 pp.

Francia– sustantiva la protesta de los “indignados” españoles. Hessel, desde las páginas de su libro, desempolva los ideales con los cuales se construyó el movimiento de resistencia a la invasión alemana y se trató de construir un sistema democrático en cuyo centro se encontraba la protección de los más desfavorecidos. El francés deplora la forma en que dichos ideales han sido desterrados del imaginario colectivo, dando paso a una nueva escala de valores en la que priva el interés particular, específicamente el de los grandes grupos supranacionales, que apoyados en los monopolios de la información y con el consentimiento de los gobiernos, trocados en abyectos subordinados, ven crecer sus ganancias en forma exponencial y acrecentarse la desigualdad. Ante esto, Hessel hace un llamamiento a renunciar al sopor del zapping y a dar el primer paso: transformar la indiferencia en indignación, y esta en compromiso para comenzar a tomar las riendas de un mundo que hoy está en poder de los oligopolios. Ese llamado es principalmente a los jóvenes, a quienes convoca a “una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen como horizonte para nuestra juventud más que el consumismo de masas, el desprecio de los más débiles y de la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos”. Reacciona, título del segundo libro, es un intento de una serie de intelectuales, periodistas y actores políticos españoles (la plantilla la conforman entre otros José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza,


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Yosi Anaya: La Patria en mutación

Baltazar Garzón, Ignacio Escolar y Rosa María Artal, quien además es la responsable de convocarlos para escribir los artículos que lo conforman) por sacudir las adormecidas conciencias de sus coterráneos y tratar de ofrecer, primero, una explicación del porqué de la actual crisis económica y social, no sólo de España sino del mundo occidental, y segundo, proponer alternativas de cambio, lo cual se logra en el menor de los casos, como lo señala Daniel Innerarity en un artículo publicado (21 de mayo de 2011) en el suplemento Babelia de El País: Nuestras sociedades están llenas de gente que está “en contra” y escasean los que están “a favor” de algo concreto e identificable. El problema es cómo nos enfrentamos al hecho de que lo que moviliza son energías negativas de indignación, afectación y victimización. Es lo que Pierre Rosanvallon ha denominado como “era de la política negativa”, en la que quienes rechazan no lo hacen a la manera de los antiguos rebeldes o disidentes, ya que su actitud no diseña ningún horizonte deseable, ningún programa de acción. En este panorama, el problema es cómo distinguir la cólera regresiva de la indignación justa y poner esta última al servicio de movimientos con eficacia transformadora.

Los textos aquí reunidos son estupendas explicaciones del cómo y el porqué de la crisis española, que afecta mayormente a los jóvenes. Una crisis que se ensaña en los derechos económicos y sociales; lo que Lourdes Lucía denomina una contrarrevolución social, donde los grandes grupos económicos ven crecer sus ganancias mientras la desigualdad económica se ensancha. Se plantea también el grado de responsabilidad que los gobiernos han tenido en este escenario al velar por los intereses empresariales, los mismos que financian las cada vez más costosas campañas electorales, por encima del bienestar común. De nueva cuenta son las generaciones más jóvenes a las que se busca espolear, señalándolas como los principales afectados por esta situación y como las más indicadas para iniciar un cambio, dotando a las redes sociales de un valor agregado como vehículo de comunicación efectivo y de amplio poder de convocatoria. El texto presenta dos falencias en el objetivo que se plantea (“es un libro que aporta respuestas, caminos para canalizar el descontento y desconcierto que la crisis de un sistema, a escala global y local, vierte sobre la sociedad, capaz, por fin, de movilizarse. Es hora de actuar”, dice Stéphane Hessel en el prólogo): si bien los diagnósticos sobre la situación en España en particular y en Occidente en general están bien

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Deborah Wurrkidj: Black and white on beige

definidos, y explicados con un lenguaje claro, alejado de una jerga academicista, no van más allá de eso. Es decir, las alternativas hacia dónde dirigir esa indignación y la consecuente reacción no existen o son las mismas de siempre; términos como solidaridad, tolerancia, sustentabilidad, que de tanto usarlos se han venido desgastando. La otra deficiencia es cómo lograr que estos planteamientos lleguen a un sector cada vez mayor de la población si, como plantea Javier Pérez de Albéniz en el libro, “casi el 40 por ciento de los españoles no lee nunca prensa escrita y un 45 por ciento jamás abre un libro”. No obstante, el texto y/o su propuesta se han difundido por medio de las redes sociales. ¿De qué forma estos textos pueden influir en la sociedad mexicana, pese a que no han sido publicados todavía en el país (pudiera no ser mala idea sacar la versión nacional con Javier Sicilia a la cabeza)?, donde la repercusión de las protestas en Francia y España es un mero dato anecdótico de los noticieros y la prensa. En el caso del primer libro, puede resultar lejana la identificación del lector mexicano, ya que se apela a un momento fundamental en la historia de Europa, circunstancia que nos es completamente ajena, sobre

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todo para las nuevas generaciones hacia las que está dirigido el exhorto a indignarse. En el caso del segundo, si bien la referencia concreta es España, la situación tampoco nos resulta del todo extraña, aunque para la gran mayoría de los nacidos entre los años setenta y principios de los noventa las recurrentes crisis económicas ya formen parte del anecdotario, al igual que el cinismo con que actúa la clase política y la corrupción galopante de las instituciones, y el descrédito y la desconfianza con la que vemos a las organizaciones no gubernamentales (mientras que en Suecia el 66 por ciento de los suecos confía en sus conciudadanos, sólo uno de cada tres mexicanos confía en los mexicanos, según cifras publicadas en 2004) por la facilidad con que se negocian las demandas, la fuerza de la costumbre nos tiene adormecida la capacidad de indignación. Una expresión como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza Javier Sicilia, que pudiera acercarse a ese grito de cansancio e indignación que sacude a España, puede acabar sin ningún resultado tangible por la politización de sus demandas y al privilegiar los intereses personales sobre los de la colectividad, una colectividad amorfa, cuya demanda de “ justicia” es abstracta, sin que se tenga una idea clara de qué es lo que proponen (“el cambio de estrategia de combate al crimen organizado”) ni ofrecer alternativas viables. El riesgo que se corre, como se observa en las movilizaciones en los países árabes y como ya sucedió en Madrid y ocurre en Grecia, es que la indignación se transforme en violencia, en una violencia sorda sin dirección, que dé al traste con cualquier posibilidad de transformación. Bajo estas circunstancias entra en operación lo que Zizek denomina la post-política, que moviliza el aparato de expertos, trabajadores sociales, etc., para asegurarse que la puntual reivindicación (la queja) de un determinado grupo se quede en eso: en una reivindicación puntual. No sorprende entonces que este cierre sofocante acabe generando explosiones de violencia“irracionales”; son la única vía que queda para expresar esa dimensión que excede lo particular.


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Malva Flores, Luz de la materia, Era, México, 2010, 88 pp.

Con un lenguaje límpido y un ritmo riguroso, Luz de la materia nos devuelve a través de sus páginas a la música universal; somos parte de la misma melodía que oyeron nuestros ancestros y que viene escuchándose desde entonces.

José Pulido* En su discurso pronunciado ante la Academia Sueca en 1975, Eugenio Montale leía: “En el mundo hay un espacio muy grande para lo inútil, y uno de los peligros de nuestro tiempo es la mercantilización de lo inútil, a la cual somos tan sensibles todos, especialmente los jóvenes”. Hoy, a 36 años de tan puntillosa sentencia, esto es ya un hecho ineludible; la literatura, especialmente la literatura joven, se precipita con vocación de maratonista hacia este punto. La poesía, claro está, no es la excepción. Parece que escribir acerca de carritos de supermercado, consolas de videojuegos o escribir, sin rigor alguno, como poetas de otras latitudes del mundo, es la única alternativa que encuentran muchos de los jóvenes hoy en día para sentirse dignos de que el hado toque a su puerta. Citar hoy el nombre de algún escritor que habita en un país remoto y es poco leído, acredita ante los círculos poéticos, casi de inmediato, la vocación de quien lo hace; es más elocuente citar nombres de Groenlandia o Kualalumpur, que hablar de Paz, Borges o Valente. El problema no subyace en hablar sobre un motor de diesel (esto ya se ha hecho antes); la complejidad del conflicto recae en que el poeta, hoy, pretende pasar por innovación lo que ha sido escrito tantas veces y confunde el uso de expresiones, voces o contenidos “contemporáneos” con una verdadera renovación en la materia del poema. Rompe todo vínculo, o cree hacerlo, con la tradición que le precede. La falta de conciencia histórica y literaria se vuelve así más palpable; han olvidado el llamado primero, la vocación por el canto, han hecho a un lado la otredad, se

han desmaterializado en el balbuceo poético, en la irreverencia. Sin embargo, en medio de está vorágine es un gusto encontrarse con un libro como Luz de la materia, donde la autora nos recuerda, a lo largo de los tres apartados que componen el volumen, que somos seres sensibles al mundo y que nos movemos en consonancia con él. Acudimos aquí a una épica de los sentidos, a un juego de reflejos que nos permite concebir el mundo, la esencia de las cosas. Hay en Malva Flores un diálogo continuo con la tradición, su poesía nos ilumina constantemente y vuelve a abastecernos de eso que nos constituye como seres humanos: el contacto con la naturaleza, la percepción de lo que vemos y tocamos, la vuelta a la casa, a la memoria, la vocación por el canto y la sensación permanente de que nos estamos percatando de la presencia del otro al mismo tiempo que nos presentimos en el otro. Con un lenguaje límpido y un ritmo riguroso, Luz de la materia nos devuelve a través de sus páginas a la música universal; somos parte de la misma melodía que oyeron nuestros ancestros y que viene escuchándose desde entonces. “Las manos cobijan al espacio / y lo imaginan. Pueden mirar también / la historia de las piedras. / Alguna vez los ojos tocan al fin el borde de las cosas y / siguen su camino con una luz distinta, / apenas distinguible. / Sólo si canta es plenitud la boca”. Pero la autora sabe, acaso, que todo aquello que la luz muestra en su más clara luminiscencia produce sombras, recovecos oscuros donde el lenguaje sucum* Nació en Orizaba, Ver., en 1985. Poeta, narrador y ensayista. Estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas (UV). Ha publicado en diversos suplementos literarios del país.

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Catharine Dabron: Inveigled by three

Hay una necesidad constante de mirar el mundo y renombrarlo, desde la vuelta a la infancia, los paisajes de Cosamaloapan, hasta una bailaora que no pudo más que terminar escuchando su zapateo a la distancia. Luz de la materia es, ante todo, un bastión, un punto fijo desde el cual nos vemos reflejados en un espejo… be también ante la imposibilidad y el silencio: “No somos de razón / para atisbar la luz de la materia. Somos de voz / y por ello creemos que tan sólo nombrando / se da vida a las cosas: el ser que no nació / la rosa que no pudo”.

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Hay una necesidad constante de mirar el mundo y renombrarlo, desde la vuelta a la infancia, los paisajes de Cosamaloapan, hasta una bailaora que no pudo más que terminar escuchando su zapateo a la distancia. Luz de la materia es, ante todo, un bastión, un punto fijo desde el cual nos vemos reflejados en un espejo íntimo de sensaciones que se suceden una tras otra hasta el final del libro. No acudimos como simples espectadores desde la sombra al universo poético de Malva Flores; nos hacemos partícipes de la obra creadora, somos tejidos por el mismo hilo finísimo de luz que se desprende de este poemario. Vuelvo a Montale y su discurso: “Existen y cohabitan dos poesías, una de las cuales es para el consumo inmediato y muere en cuanto es expresada; la otra, en cambio, puede dormir tranquilamente su sueño. Llegará el día en que despierte, si tiene [la] fuerza de hacerlo”. Probablemente Luz de la materia se adelantó al sueño de los justos, y ha tenido la fuerza suficiente para despertar y hacernos conscientes de que no todo en este mundo se rige por las leyes del mercado. Malva Flores ha sucumbido ante el canto en el momento preciso y parece decirnos, “vuelvan la espalda y contemplen todo aquello que parece han olvidado”.

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Julián Herbert, Javier de la Mora y S. Matías (comps.), Escribir poesía en México, Bonobos Editores y Conaculta, México, 2010, 276 pp.

Adán Echeverría* Agrupados por Santiago Matías, director del proyecto independiente Bonobos Editores, con el apoyo de Conaculta, y coordinados por los poetas Julián Herbert y Javier de la Mora, los ensayistas compilados en este volumen cuestionan el presente México, se contradicen y confrontan. Los compiladores señalan con respecto a este proyecto que: “la discusión en torno al binomio arte y sociedad está en el aire”. Porque, en cuanto ciudadanos, los escritores mexicanos también sienten miedo de la creciente violencia y saben de su necesidad por debatir. Al leer Escribir poesía en México, me detuve en un señalamiento de Maricela Guerrero: “…la forma de hacer crítica en nuestro país ha oscilado entre el ninguneo y la ofensa…” Y me pregunto: ¿acaso los poetas, aburridos, tenemos que denostar los ideales del otro, con el sano pretexto de escribir? El libro contiene ensayos que puedo considerar imprescindibles, entre ellos “Poesía y tradición desde el ahora”, de Tedi López Mills (1959), quien afirma: “…esto es poesía, esto no es poesía y, generalmente, la que aprueba el examen se asemeja a la que escriben ellos. La tradición se busca en los otros”. Son de destacar, además, los ensayos de Luis Alberto Arellano (1976), Ernesto Lumbreras (1966), Maricela Guerrero (1977) y, para todo editor en México, el texto de León Plascencia Ñol (1968); en estos textos uno se siente contaminado por el deseo del poeta de mirar su mundo, de sentir y reconocerse como lector dentro del “drama” vivencial que desarrollan los autores.

Arellano narra su paso como tallerista a punto de tirar la toalla por la burocracia imperante en un reclusorio donde “Cada lunes en ese pasillo me preguntaba si valía la pena dejarlo y no volver la siguiente vez”. Con una prosa limpia, serena, clara, llena de camaradería, nos lleva de la mano por sus vivencias: “Mis talleristas hablaban mucho sobre lo que los llevó a prisión. Constantemente revisaban dónde fallaron, por qué los agarraron, a quién olvidaron sobornar”. Con base en lo anecdótico deja testimonio, de manera que hierve la sangre, como creador: “Como otros tantos, he sido tomado por una poética más inestable que enseñe marcas del proceso y de la persona que participa en él. Estoy en una búsqueda que no tiene un punto de llegada deseable”. El texto de Maricela Guerrero recuerda el de Sylvia Koniecki, “Análisis sobre el mito de Kurt Cobain” (2004), que retrata a la generación de jóvenes nacida en la década de 1980. Guerrero define a su generación, nacida en la década de 1970: “…aquella que interroga por la pertenencia a un tiempo y un espacio…” Luego de definir a su generación, dice de los poetas que comenzaron a publicar en los noventa: …optaron por la búsqueda del lenguaje en poemas metafísicos con vocabulario enrarecido […], de precisión y exacta manufactura de altos vuelos retóricos; poemas de lujo intelectual […], algo así como la búsqueda de la divina gracia, poemas en lontananza y amadas etéreas inalcanzables […], poemas en los que se prescinde de lo biográfico o histórico y se adopta una postura de iluminado en trance en loco afán contra la corporeidad que tanto nos ata a este mundo material, caduco e incierto. Con un encantador tono burlón, la intención de la autora se logra. El poeta es un ciudadano más con credencial de elector. Vive y convive dentro del mismo contrato social, y desde ahí, se aísla, se corrompe, se rompe, se desborda, se aniquila y se vuelve a levantar para decir: existo, existo, existo. El trabajo de Lumbreras es una crónica sobre la toma de Oaxaca por las autoridades federales en el 2006, mientras impartía una serie de talleres literarios. * Nació en Yucatán, 1975. Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos. Becario del Fonca, en Novela (2005-2006). Compiló Del silencio hacia la luz: Mapa poético de México (2008).

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Perla Krauze: Cubos de piedra

Un fotorreportaje de imágenes poéticas. Como lector puede uno estar ahí, caminar con el autor y sus talleristas en las noches oaxaqueñas, de barricadas y bombas molotov. Sentarse con ellos a discutir la necesidad de la poesía en la sociedad: ningún poema ha servido para aniquilar a un tirano, para destruir un imperio, para sacudir a un pueblo y encaminarlo a la revuelta, y no ha dejado de hacerlo. Pues, como dice López Mills: “Nunca he sabido qué obligaciones tiene el poema”, y en el texto de Lumbreras uno puede palpar y darse cuenta de esa aseveración. Estos tres ensayos sobresalen por su factura, su intencionalidad, denuncia, interrelación y claridad. Muestran, enseñan, educan. A ellos puede uno sumar el de Plascencia Ñol; el trazo de una ruta como editor, texto confesional necesario para todos aquellos que quieren dedicarse a la edición de libros en México, más si la intención son libros de arte, más si se trata de libros de poesía: “Editar

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poesía es una aventura fallida. Sólo la obsesión permite seguir. Editar es el arte de la suplantación”. Trece ensayos más invitan a reflexionar en el título y la apuesta. Carla Faesler sobre medios alternativos para la poesía y un recuento de daños, Myriam Moscona nos regala un tramado “feisbukero” para desarrollar sus intenciones literarias muy ad hoc. Un adormilante texto de Pura López Colomé sobre la traducción, que encantará a los interesados en el tema. Un casi-largo texto de Josú Landa sobre el valor y lugar de la poesía en el consumo del mexicano promedio: “…es estúpido esperar que la poesía ocupe un lugar más amplio y visible en el actual orden cultural, si no se le permite estar al tú por tú con la economía, la política, el deporte, el espectáculo y los noticieros, en los espacios ‘reales’ del presente”. En resumen, una obra de gran interés para poetas y lectores de poesía.


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NOTAS

Luz Elena Gutiérrez de Velasco (ed.), Julieta Campos. Para rescatar a Eurídice, UAM-Tecnológico de Monterrey, México, 2010,198 pp.

Nallely Alcocer Ayala* Toda obra artística va más allá de las previsiones y los límites de sí misma. La colección “Desbordar el canon”, dirigida por Maricruz Castro Ricalde, cumple dicha función tanto por dar vida a textos de autoras que se encuentran velados, parcial o totalmente, dentro de la memoria literaria, como por incitar a leer sus creaciones y mostrarlas en sus diversos aspectos a través del análisis literario y cultural. La compilación crítica Julieta Campos. Para rescatar a Eurídice, de Luzelena Gutiérrez de Velasco, se centra en la producción de Julieta Campos, escritora cubana que hizo de México su segunda patria. El libro se divide en tres apartados. El primero, “Recobrar la novela”, recoge diversos acercamientos a la prosa de Campos, empezando por su primera publicación, Muerte por agua. Sobre este texto, Nora Pasternac (ITAM) afirma que para leer a la cubana hay que tener como referencia la corriente del Nouveau Roman (nueva novela), a la cual pertenece la autora, debido a que maneja un lenguaje y una estética poco usuales en aquella época. En sus escritos, el arte ya no es reflejo de la realidad; por el contrario, nos adentra en una alteridad, en una “realidad” otra. Por su parte, Aralia López González (UAM-I) plantea en su ensayo “Escritura y encarnación de espectros. Muerte por agua de Julieta Campos” que la novela es un réquiem que tiene como objetivo revivir el pasado a través del culto a los muertos. Señala que la obra es un ejercicio que se interna en el subconsciente de los personajes, en los que el duelo pone en juicio la legitimidad del recuerdo.

Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina, la segunda obra publicada por Campos, es abordada por Graciela Martínez-Zalce (CISAN-UNAM) y Teresa García Díaz (UV). La primera realiza un collage sobre las temáticas más estudiadas y recurrentes de la novela y analiza de qué modo el discurso cinematográfico, “más allá de las referencias intertextuales a cineastas”, influye en la obra. También recalca que la obra de Campos se distingue por ser una prosa poética, donde el tema es “la novela como acto de lenguaje”. Los narradores son una presencia indeterminada e indefinida y hay predilección por la voz femenina sobre la masculina. García Díaz, en “Un mar de palabras: Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina”, señala que el texto resulta un producto final sin sentido; pero esta característica le da valor a la obra de la autora, pues la narración tiene como única función “el deseo de narrar”. Es decir, la escritura que no tiene razón de ser es lo que va forjando la estructura de la novela. Como apunta Gacía Díaz: “No busquemos lo que no existe, pareciera decirnos el texto”. El miedo a perder a Eurídice hace su aparición gracias a la mirada de María José Ramos de Hoyos, quien indica que la clave para leer y disfrutar de este escrito es dejar que el lector le dé la dirección que mejor le parezca. Además, invita a considerarlo como descendiente del género literario de los “islarios” y reconocer la importancia de la isla como un elemento inherente del discurso de Campos. El último estudio sobre su prosa, “Genealogía e historia en La forza del destino”, de Luzelena Gutiérrez de Velasco (Colmex) presenta la relación que tiene el relato con la ópera de Giuseppe Verdi quien a su vez retoma un drama romántico español de Ángel Saavedra y Ramírez, titulado Don Álvaro o la fuerza del sino. Lo antes señalado no sólo establece un sentido intertextual entre la ópera y la obra, sino que presenta una analogía entre el contexto de la autora y la propia Cuba. Cobran fuerza en este texto temas relevantes para Campos como el destino, la genealogía y la familia. La segunda parte del libro se titula “Restaurar otros géneros”. En esta sección, Ana Rosa Domenella (UAM-I) señala, en “Julieta Campos en diálogo con la literatura y la cultura indígenas”, la aportación de la escritora dentro de la tradición oral al recopilar textos de la cultura náhuatl y chontal. A través de estos escritos, Campos trata de hacer conscientes a los lectores sobre * Estudiante de la licenciatura en Literatura Latinoamericana en la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). Becaria de la revista Temas Antropológicos.

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NOTAS

Laura Ferrando: Lágrimas

la cosmovisión de los integrantes de estos pueblos y de los que habitan a sus alrededores. Así, no sólo somos parte de un mismo mundo, sino también de una manera de ser que varía según las historias de vida de cada individuo. Berenice Romano Hurtado (UAEM), por su lado, nos adentra en el trabajo dramático de Campos con “Jardín de invierno, mujeres en tres tempos”, en el cual acentúa la trascendencia del tiempo y el espacio como elementos cruciales para entender la temática y a los personajes. A través de estos factores se crea un juego en el que el lector (que es a su vez un espectador) ya no sabe cuándo se traspasó la línea entre la realidad y la ficción. En Celina o los gatos, publicada en el año de 1968, Campos nuevamente hace uso de la memoria, al mostrar a personajes inmersos en un mundo ambiguo, misterioso, carente de “cordura” y sagrado. En él, la memoria cede su espacio a lo sacro. Lo anterior es planteado por Diana Amador en su estudio “Estado de excepción. Lo sagrado en Celina o los gatos de Julieta Campos”. Por su parte, Maricruz Castro Ricalde (ITESM), con “Julieta Campos y el ensayo”, dibuja el panorama que influyó en la autora para dar vida a sus ensayos. Destaca la trascendencia y, al mismo tiempo, el olvido sobre sus reflexiones sociopolíticas y sus textos en torno de la crítica literaria. También señala que

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Campos hizo de ella misma un personaje escurridizo capaz de crear una “red de discursos amplia”. No se limitó a seguir los cánones de ciertos géneros literarios, sino, a partir de sus experiencias personales, transformó sus textos en disertaciones de gran alcance. Como último trabajo de esta sección, Aline Pettersson habla sobre la obra Cuadernos de viaje, la cual plasma las máximas pasiones de la escritora. Se detiene en cómo ésta esboza a una Julieta Campos como mujer y ser humano, y “muestra también una exploración en su escritura […], que le ocupa la mente y los deseos”. Obsesión que desarrolló con la escritura de cada una de sus obras. En la tercera parte, “Recapturar la voz”, se presenta una entrevista que Luzelena Gutiérrez de Velasco le realizó en el año de 1978. En ella reafirma lo planteado por las investigadoras a lo largo del libro. Campos menciona el pasado y la trascendencia de su isla natal en su obra, al mismo tiempo que menciona la importancia del barroco de su lugar de origen en su estilo de escribir. Por supuesto, temas como la experimentación formal y el destino también hacen su aparición. La Julieta que habla en la charla es el alter ego que escribió en los Cuadernos de viaje, es decir, nos encontramos a la mujer multicultural que con cada libro que publicó nuna se traicionó a sí misma porque siempre rescató a Eurídice.


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VARIA La coyuntura se presentó a me-

Mario Muñoz*

El vampiro de Luis Zapata Para Luis Zapata en sus sesenta años de vida

A finales de los setenta, la literatura mexicana ofrecía un panorama bastante gris después del esplendor de la década precedente. Diez años después de la hecatombe del 68 daba la impresión de que la creatividad literaria, al revés de lo que sucedía con el ensayo, el testimonio y el periodismo crítico, había entrado en una especie de impotencia frente a una realidad que parecía haber rebasado los poderes de la imaginación. Contra cualquier expectativa, no surgió lo que pudiera denominarse en sentido estricto la narrativa del 68; es decir, un ciclo que articulara en un amplio corpus novelas y relatos que ofrecieran la visión global e integradora de esos acontecimientos. Las obras implicadas en el tema eran esporádicas y repetitivas en cuanto a la recurrencia de las mismas situaciones evocadas. La Onda, por su parte, había rendido sus frutos maduros y en adelante los epígonos volverían cada vez a la retórica del habla coloquial y a los presuntos actos de transgresión de adolescentes sin destino. Desgaste, repetición y ausencia de nuevas propuestas eran los signos más acentuados de nuestra indigencia letrada. Por lo menos así lo percibía en el papel de simple lector, que no he sido otra cosa en mis paseos azarosos por los libros. Era, pues, indispensable un cambio de dirección para no seguir cayendo en la inercia. La coyuntura se presentó a mediados de 1979, cuando El vampiro de la colonia Roma consiguió el primer premio en el certamen de novela convocado por la Editorial Grijalbo. Fue, sin duda, un descubrimiento y el inicio de un proceso innovador que Luis Zapata iría ampliando en sus obras posteriores. Por aquel entonces mi atracción por el cuento y las películas de vampiros estaba más que probada en la predilección que tenía desde la infancia por las historias de terror, cuando escuchaba en la casa materna de ambiente gótico infinidad de anécdotas sobre fantasmas, muertos resucitados y pactos satánicos. De frecuentar con asiduidad esos misterios, conocía al detalle las técnicas y estructuras que hacían funcionar la máquina del suspenso y el miedo, tanto que los procedimientos de sugestión se volvieron meros artificios carentes de sorpresa.

diados de 1979, cuando El vampiro de la colonia Roma consiguió el primer premio en el certamen de novela convocado por la Editorial Grijalbo. Fue, sin duda, un descubrimiento y el inicio de un proceso innovador que Luis Zapata iría ampliando en sus obras posteriores. Dio la casualidad de que en una ocasión en que visitaba la Ciudad de México entré a una librería y me encontré en el exhibidor de los libros recientes con la novela de Luis Zapata. A juzgar por el título y la ilustración de la portada, tenía que ver con un vampiro urbano cuyo ámbito de acción era la colonia Roma. Desde el epígrafe inicial, atribuido a la segunda parte de El lazarillo de Tormes, y las primeras páginas del texto, me sentí atrapado por la transcripción gráfica de una cinta magnetofónica que el autor emplea como recurso de verosimilitud para dar colorido, dinamismo y sinceridad a la autobiografía de un vampiro atípico que succiona semen en vez de sangre. Esta es una de las muchas transgresiones que comete la novela con el estereotipo de la criatura nocturna al que nos tenía acostumbrados el cine comercial y no demasiado la literatura, si consideramos cuatro ejemplos estables: Vampirismo, de E. T. A. Hoffmann; La muerta enamorada, de Théophile Gautier; Carmilla, de Sheridan Le Fanu; Drácula, de Bram Stoker. Otra de las singularidades que capté es el hecho de que las presuntas “víctimas” son varones en lugar de las consabidas doncellas seducidas o atrapadas por el poder sobrenatural del monstruo. A contracorriente de este tópico, Adonis García, el protagonista, somete y es sometido en una dialéctica en la que el *Maestro de tiempo completo en la Facultad de Letras Españolas (UV). En 2007 recibió de la misma universidad el doctorado honoris causa por su trayectoria en la docencia y la investigación.

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Luis Zapata (Autorretrato)

La propuesta de Luis Zapata consistía en haber construido la narración siguiendo las instancias propias del relato de iniciación y la saga de los héroes solitarios, que emprenden el tortuoso camino hacia una región desconocida en pos de la conquista de su identidad, para hacer una parodia de este motivo… acto sexual tiene precio a la vez que constituye la cifra de un erotismo libre de restricciones. Un cambio no menos importante en la propuesta de Luis Zapata consistía en haber construido la narración siguiendo las instancias propias del relato de iniciación y la saga de los héroes solitarios, que emprenden el tortuoso camino hacia una región desconocida en pos de la conquista de su identidad, para hacer una parodia de este motivo en la medida en que Adonis madura se-

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gún vaya descubriendo sus habilidades para las artes falatorias, lo cual le permitirá escalar los peldaños del prestigio social. Tampoco me pasó inadvertida la sustitución del ambiente escatológico, característico del género gótico, por la atmósfera citadina en que ocurren los encuentros sexuales que trastocan la temporalidad del clásico depredador nocturno, ya que el efebo metropolitano deambula indistintamente de día o de noche en busca del sustento cotidiano. En este caso, el dinero que le permita subsistir en medio de la precariedad. Escribo esto último porque el vampiro legendario es símbolo de inmortalidad y poder, en tanto que Adonis sólo posee el efímero atractivo físico que lo hace apetecible a los hombres. Si el Nosferatu busca perpetuarse a través de la sangre que succiona, él, por el contrario, toma como principio el pragmatismo elemental de proporcionar placer a cambio de dinero. No obstante estas diferencias, existe cierta analogía entre el muerto viviente y el joven prostituto, la cual consiste en que ambos necesitan de los fluidos corporales para subsistir. Las afinidades o antítesis advertidas pueden resultar anacrónicas si soslayamos el contexto de época en que apareció la novela. No olvidemos que hago mis comentarios asumiendo la perspectiva de hace más de treinta años, cuando aún estaban vigentes arquetipos

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La novela de Luis Zapata destruyó los tabúes literarios que pesaban sobre la representación de esta temática, permitiendo a los autores ejercer sin coacciones morales la práctica de una escritura a la vez lúcida y comprometida con la causa de la diversidad sexual… culturales y prejuicios recalcitrantes que el tiempo habría de sustituir por otros. Lo digno de destacarse es que gracias a sus valores literarios la novela es ahora una obra de culto, de referencia indispensable para el estudio de la situación gay en la sociedad mexicana del último tercio del siglo XX. Como texto innovador, la novela atacó por varios frentes: cambió el estatuto del personaje emblemático de la novela gótica al convertirlo en proxeneta; superó las restricciones que hasta ese momento frenaban la temática gay en algunas novelas precedentes como El norte, de Emilio Carballido, El diario de José Toledo, de Manuel Barbachano Ponce, o Después de todo, de José Ceballos Maldonado; liberó el lenguaje de la sexualidad del círculo moralista que lo mantenía cautivo; mostró sin falsos pudores prácticas sexuales inéditas en la literatura mexicana. A estos reconocimientos hay que sumar la acertada conjunción de humorismo, melodrama y aventura que contribuye al dinamismo de la trama. Estas estrategias impiden que la condición de Adonis García derive en tragedia a la manera de los personajes de Barbachano o Ceballos Maldonado. Sin cargo de conciencia, Adonis acepta su naturaleza y vive de acuerdo con una ética personal, lo que significa una violación a los valores dominantes de la época. Creo que la novela de Luis Zapata destruyó los tabúes literarios que pesaban sobre la representación de esta temática, permitiendo a los autores ejercer sin coacciones morales la práctica de una escritura a la vez lúcida y comprometida con la causa de la diversidad sexual que aún divide a la sociedad mexicana.

Rafael Rojas*

Morir con Lichi La muerte de Lichi, como llamamos sus amigos al escritor cubano Eliseo Alberto de Diego y García Marruz (La Habana, 1951-México, D. F., 2011), produce un dolor seco y sordo. Un dolor que no cesa ni amaina, que parece instalarse para siempre en nuestro interior. Un dolor que nos cambia, que nos regresa distintos al mundo, luego de una terrible sacudida. Nadie que haya sido amigo de Lichi –y somos muchos los que nos dejamos tocar por la magia de su nobleza y su ingenio– será el mismo después del domingo 31 de julio de 2011. Escribir sobre la persona o la obra de Eliseo Alberto ha tenido para mí la dificultad de no poder deslindar el afecto y la admiración. La admiración que sentí por su persona y por su obra fue, de hecho, el origen de una amistad que el exilio convirtió en hermandad. Quería a Lichi porque lo admiraba, porque era uno de esos escritores que, para conocerlo verdaderamente, no basta con leerlo. A Lichi había que leerlo, pero también escucharlo y observarlo, verlo respirar, reír o llorar. Sus novelas y sus crónicas comenzaban o terminaban fuera de las páginas, en una conversación, una mirada o un silencio. A pesar de que mis juicios sobre su obra han tenido siempre un acento afectivo, puedo ubicar racionalmente dónde reside mi admiración por el autor de Informe contra mí mismo. Podría decirse, incluso, que la literatura, a pesar de lo central que fue en nuestra amistad, no era la fuente de esa admiración. Lo que admiré en Lichi fue la honestidad emocional, esa voluntad de ser leal a sus emociones, de darles salida con tanto humor y bondad, con tanta inteligencia y ternura. Sólo alguien leal a sus emociones puede escribir libros como las memorias Informe contra mí mismo o las crónicas de Dos cubalibres y La vida alcanza o las novelas La eternidad por fin comienza un lunes, Caracol Beach, La fábula de José, Esther en alguna parte o El retablo del Conde Eros. En la memoria, en la crónica o en la ficción, había un trasfondo espiritual que tomaba forma * Historiador y ensayista cubano radicado en México. Licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana y doctor en Historia por El Colegio de México. Actualmente, director de la División de Historia del CIDE. Su último libro es Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en Hispanoamérica (Taurus, 2009).

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Eme de Armario: Eliseo Alberto

en la escritura por medio de la fidelidad a las pasiones. Una lealtad, con frecuencia agónica, que lograba hacerse visible luego de un forcejeo con demonios y fantasmas. Es esa honestidad sentimental la que hizo del hijo de Eliseo Diego uno de los escritores más representativos de la nueva diáspora cubana. Lichi fue, junto con Jesús Díaz y Raúl Rivero, una de las voces más reconocibles de un tipo de crítica al sistema político de la isla, escrita desde la ausencia de rencor y revanchismo. Una crítica en la que la condición del exilio no se erigía en lugar de superioridad ideológica o pureza moral, sino en espacio de respetuosa discordancia. Recuerdo los dos últimos años de Lichi, desde que le fue diagnosticada su crónica insuficiencia renal, en el verano de 2009, y el trasplante del pasado 18 de julio de 2011, y me percato de un aspecto de su personalidad, poco visible desde lejos: esa honestidad tenía un fuerte componente de valentía. Lichi, que se decía cobarde y que fue tan malcriado e irresponsable con su salud, enfrentó la enfermedad con un coraje que sólo se da en quienes tienen sus emociones a buen recaudo.

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Luego de un breve periodo de melancolía, que como en su padre era atributo de su naturaleza, recuperó el ánimo y se puso a escribir su novela inconclusa. Se trata de una ficción que atravesaba las biografías de tres deportistas cubanos de las primeras décadas del siglo XX: el ajedrecista José Raúl Capablanca, el esgrimista Ramón Fonst y el boxeador Kid Chocolate. Lo que más le atraía de los tres personajes era la mezcla de arrojo, elegancia y tragedia. Tres tristes valientes, tres enamorados de la belleza y de la muerte. No puedo dejar de asociar con esa valentía la resolución con que decidió someterse a un delicadísimo trasplante. Tampoco puedo dejar de advertir en esa fuerza de última hora lo que este maravilloso pecador logró preservar de la fe católica que le enseñaron sus padres. Él también, a su manera, creyó en el Dios hogareño y afectuoso de la calzada de Jesús del Monte. A Lichi no le gustaban las despedidas; “bueno, adió”, decía cuando una conversación telefónica empezaba a aburrirlo, y se fue sin despedirse. Se fue con ganas de vivir, con la ilusión de una nueva novela y una nueva vida. Así será más fácil recordarlo.


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Melissa Hernández Navarro*

El cisne negro de Darren Aronofsky: el doble y los espejos son abominables En algún momento todos enfrentamos al doble: el otro que ha rebasado los límites del espejo y que en ocasiones alcanzamos a vislumbrar doblando una esquina, comprando verdura en un supermercado o jugando en un equipo de futbol europeo de primera división. No obstante, si vamos más allá de las casualidades y pisamos terrenos freudianos, el doble va asociado a la idea de lo siniestro y a la sensación de extrañeza que produce un encuentro inesperado con la propia imagen. Y si vamos más lejos, August Strindberg lo hiperboliza de esta forma: “El que ve a su doble es que va a morir”. En El cisne negro (2010), Darren Aronofksy trabaja el tema del doble desde una perspectiva psicológica: Nina Sayers (Natalie Portman) es una bailarina de una compañía de ballet de Nueva York obsesionada por conseguir los roles principales en la producción de El lago de los cisnes, de Chaikovski: el cisne blanco y el cisne negro. Sin embargo, su exagerada preocupación por la técnica hace que sus movimientos no sean lo suficientemente sensuales para interpretar al cisne negro; a lo que se le agrega la autoritaria educación que recibe de su madre y su imposibilidad por establecer relaciones interpersonales con sus compañeras. Cuando consigue el papel de ambos cisnes, Nina entra a una dialéctica siniestra causada por la lucha interna entre la perfección y el placer. Desde el inicio vemos el cuerpo de Nina reflejado prácticamente en todos los espejos. Su imagen virtual es la primera aparición del doble. Poco después, la llegada de Lily (casi Lilith), una bailarina de San Francisco, detona la inmediata proyección del interior reprimido de Nina en la nueva integrante de la compañía. Lily, sensual y desenvuelta, es la fotografía en negativo de la protagonista. En este sentido, el otro doppelgänger de Nina es Lily, y la rivalidad que la primera suscita en la segunda simboliza, como bien lo apuntó el crítico del New York Times A. O. Scott, aquella dialéctica nietszcheana entre lo apolíneo y lo dionisiaco, que Aronofsky trabaja con obvios contrastes: lo blanco y lo negro, la razón y la pasión, la represión y la liberación… Odette y Odile. Por un lado, Nina es la encarnación de la mujer perfeccionista, cuya neurosis la obliga a exacerbar la rigidez de su disciplina y, por otro, Lily es la bailarina de la técnica imperfecta, que

Emiko Nakano: Viento asiático (detalle)

luce un tatuaje de alas en la espalda y camina por el mundo sin ropa interior. Si bien al principio el film parece ir en una sola dirección, sobre todo considerando el evidente paralelismo que Aronofksy hace con la historia de El lago de los cisnes (que de algún modo anticipa el final), lo que primero era un thriller psicológico de corte polanskiano, poco a poco se va perfilando como un film que linda con los límites del terror. La serie de procesos que sufre Nina mientras avanza en el dominio de la coreografía del cisne negro: (a nivel de la historia) las automutilaciones, la incipiente transformación en mujer-ave, las extrañas visiones que hacen vacilar la realidad, (en cuanto a la forma) los escenarios sombríos, el contraste de colores luminosos y oscuros, las tomas rápidas, ciertos efectos de sonido... todo ello le da a El cisne negro el tono de un cuento de hadas temible. Dejando de lado el hecho de que Aronofsky, para ser coherente con el arte que está tratando de representar, fi lmara El cisne negro con una pulcritud y belleza nunca vistas en su fi lmografía, la excelente calidad del trabajo actoral que realiza Natalie Portman es el verdadero impulsor de la cinta, ya que ella es quien aparece en gran parte de los fotogramas que la componen. La expresión angustiosa de Nina se multiplica en los innumerables espejos, en las ven-

* Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Ha sido colabora en diversos medios impresos y electrónicos.

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Si El cisne negro se salva de ir al abismo de las películas “fáciles” de los buenos directores independientes que terminan cediendo ante las exigencias del mercado hollywoodense, es por la turbadora belleza con la que está realizada y por abordar esa eterna lucha del hombre contra sí mismo… tanas del subway, en los ensayos y en los actos finales. Nina (con todos sus dobles) es el eje conductor de la trama, porque prácticamente todas las acciones suceden a causa de sus elucubraciones. De ahí la importancia de los espejos, que a la bailarina le funcionan como un medio para conocer y, paradójicamente, velar la realidad, un poco como dice San Pablo en su Primera Epístola a los Corintios: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. En El cisne negro, Aronofsky insiste en mostrar el inquietante potencial autodestructivo del ser humano, que tanto explora en sus películas. Como Maximillian Cohen, el matemático obsesivo y paranoico de Pi, el orden del caos, o Marion Silver y Harry Goldfarb, los amantes drogadictos de Réquiem por un sueño, o Randy The Ram Robinson, el campeón de lucha libre venido a menos que interpreta Mickey Rourke en El luchador, Nina se va deformando a sí misma a través de la danza. Las posiciones casi inverosímiles a las que se someten las bailarinas, la exagerada disciplina, la deficiente alimentación, en el caso de Nina, tienen una doble función: la búsqueda de su personalidad y su propia degradación. Por otra parte, el dolor y la deformidad también delinean el camino hacia la perfección. Sin embargo, para Nina el plano físico no es suficiente y necesita destruir a su doble, derribar el muro interior de sus represiones y dar el paso a la genialidad.

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Aunque El cisne negro sea técnicamente impecable, no deja de presentar ciertos lugares comunes (hay que decirlo: para complacer al gran público), como los fallidos personajes que dan vida a la madre represora o a Beth MacIntyre, la bailarina en decadencia que interpreta Winona Ryder, o la frecuente caricaturización de algunas facetas de la personalidad de Nina: su habitación demasiado infantil, su ropa color rosa, etc. Por otro lado, la complejidad mental de la artista, pese a la brillante actuación de Portman, no logra superar a la que se muestra en películas como Repulsión o El inquilino, ambas de Roman Polanski, y en el thriller de ánime japonés titulado Perfect blue (Aronofsky incluso compró los derechos de esta última para una escena de Réquiem por un sueño), de las que El cisne negro es evidente deudora. Si El cisne negro se salva de ir al abismo de las películas “fáciles” de los buenos directores independientes que terminan cediendo ante las exigencias del mercado hollywoodense, es por la turbadora belleza con la que está realizada y por abordar esa eterna lucha del hombre contra sí mismo, con una intensidad apoteósica pocas veces lograda en el cine, que no puede dejar indiferente al espectador.


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