Facultad de Comunicación Social-Periodismo
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Facultad de Comunicación Social - Periodismo
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CAMILO HERNÁNDEZ YARA “TENÍAMOS TANTOS SUEÑOS Y METAS QUE AHORA JAMÁS PODRÁN SER REALIDAD”
CHRISTIAN HURTADO MENECE “ANHELABA SER PADRE Y ESO SÓLO SE QUEDÓ EN UN SUEÑO”
JULIETH RAMÍREZ MEZA “SU AMOR POR LOS NIÑOS ERA TAN INMENSO QUE TODO LO QUERÍA HACER ENTORNO A ELLOS”
GABRIEL ESTRADA ESPINOSA ”NO LO OLVIDARÉ EN NINGÚN MOMENTO, COMO ESE NIÑO TAN HUMILDE”
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¿QUÉ PASÓ EL 9 Y 10 DE SEPTIEMBRE? CRONOLOGÍA
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FREDDY ALEXANDER MAHECHA “FREDDY SIEMPRE LLEGÓ A PENSAR MÁS EN LOS DEMÁS QUE EN ÉL MISMO”
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JÁIDER ALEXANDER FONSECA
“FUE MUY TRISTE VER QUE ESTOS ASESINOS, NO CONTENTOS CON ESO, SIGUEN DISPARANDO”
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“SE QUITABA EL PAN DE LA BOCA PARA DÁRNOSLO”
ENTREVISTA A SARA VILLAMIL
ANDRÉS FELIPE RODRÍGUEZ
“CONFIABA MUCHÍSIMO EN MI ABUELA, LA MAYORÍA DE COSAS SE LAS CONTABA A ELLA”
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MARÍA DEL CARMEN VIUVCHE
ENTREVISTAS PÁGINA
CRONOLOGÍA
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“A NADIE SE OLVIDA...” “LA NOCHE DE LOS MATARIFES” COLUMNA DE OPINIÓN DEL ESCRITOR SERGIO OCAMPO MADRID
“PROTESTS” AGAINST POLICE ABUSE IN THE UNITED STATES
DEFENSORA DE DERECHOS HUMANOS Y ESTUDIANTE DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL
ENTREVISTA A OSCAR ATEHORTÚA
DIRECTOR GENERAL DE LA POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA
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ABUSO POLICIAL EN COLOMBIA INFOGRAFÍA
REDACCIÓN Y DISEÑO: Jhariana Fajardo Quintero Valentina Quintero Jácome Juan Andrés Chaves Quijano María Fernanda Santodomingo
ASESOR GRÁFICO: Orlando Valencia Sarmiento ASESOR EDITORIAL: Sergio Ocampo Madrid
ILUSTRACIONES: Valentina Quintero Jácome Alejandra Ramírez Quintero María Fernanda Santodomingo INFOGRAFÍA:
Camila Guastumal Ramos
Las opiniones expresadas por los autores no corresponden necesariamente con las de la Universidad. Prohibida su reproducción total o parcial, así como tampoco su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita por parte de sus autores.
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EDITORIAL
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ÍNDICE
Desde tiempos inmemoriales el hombre tiene en su ADN un gen dominante llamado violencia; el primer mártir de la humanidad según las escrituras se llamó Abel, quien cayó muerto a manos de su propio hermano Caín. No es nada nuevo ver o escuchar cómo se ha derramado sangre inocente en toda la historia del mundo y sería interminable la lista de ciudadanos inocentes asesinados en un minuto de ira, celos, o cualquiera de los sentimientos que tanto le cuestan al hombre dominar.
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9 Milímetros es una revista diseñada para recordar uno de los peores sucesos ocurridos en nuestra violenta Colombia y su capital, Bogotá. El 9 de septiembre se realizaron protestas en distintas zonas de la ciudad y sus alrededores por la muerte del abogado Javier Ordóñez a manos de la Policía Nacional de Colombia en horas de la madrugada.
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La revista pretende dar a conocer lo que era la vida de las 13 víctimas que murieron por disparos de la fuerza pública. Para ello, se realizaron perfiles a través de la información dada por la familia de estos ciudadanos. No queremos que la sociedad los recuerde como las personas que quedaron tiradas en el suelo derramando sangre sino que se sepa quiénes eran, qué los hacía felices, cuáles eran sus sueños. Lo que no pudieron ser, lo que quedó inconcluso. Habrá también un artículo dedicado a las 5 víctimas de las que no fue posible recabar mayor información pues no se consiguió hacer contacto con sus familiares. Por otra parte conocer cómo fue ese día para la Institución de la Policía Nacional de Colombia a través de una entrevista en cabeza de su máxima autoridad, el General Oscar Atehortúa. Además, mostrar las opiniones sobre este suceso del periodista y docente Sergio Ocampo Madrid y de la estudiante y defensora de Derechos Humanos, Sara Villamil. Con esta revista esperamos que el lector vea más allá de lo que muestran las noticias. Estos ciudadanos asesinados no son uno más en la lista perpetua del país. Son personas que tenían una vida, una familia y un futuro que les fue arrebatado por el enceguecimiento de cólera de la Policía. Simplemente deseamos que algún día podamos vivir en una Colombia en donde se respete la vida. Y que esta revista sirva para transformar el pensamiento -y ojalá la vida- de quienes la lean.
Jhariana Fajardo Quintero @jharianafajardo
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Miembros de la policía sujetando un arma
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Fotografías tomadas de: Instagram-alianza estudiantil
¿QUÉ SUCEDIÓ EL NUEVE Y DIEZ DE SEPTIEMBRE EN COLOMBIA? En Colombia siempre ha estado presente la violencia por cuenta de grupos armados ilegales narcotraficantes, militares, policías. Uno de los casos más recientes es el asesinato de Javier Ordóñez, estudiante de derecho de la universidad Gran Colombia. La muerte de Ordóñez sucedió el 8 de septiembre en la noche cuando se encontraba con sus amigos tomándose unos tragos en su apartamento. Según el periódico El Tiempo del 12 de septiembre de 2020, en nota de Óscar Murillo, todo comenzó cuando el grupo salió a comprar más licor para la reunión. Estando en vía pública se encontraron con unos policías que les iban a
poner un comparendo. Ante esto, el estudiante de derecho los encaró. Esto sembraría motivos para el homicidio. Posteriormente los patrulleros lo redujeron con pistolas tasers, que provocaron la caída de la víctima al suelo. Existen varias grabaciones que certifican el ruego de Ordóñez de que no le aplicaran más choques eléctricos. Luego los llevaron a todos al CAI de Villa Luz. Según asegura noticias Caracol en el noticiero de la noche de ese 9 de septiembre, la víctima recibió varias patadas y puños en la entrada de este sitio. Alrededor de la 1:00 am, Ordóñez les expresó su gran malestar y debilidad. Los uniformados pidieron un vehículo para llevarlo al hospital más cercano. Sin embargo, fue demasiado tarde; Javier Ordóñez ya había fallecido.
Dichos ataques causaron daños graves en su cuerpo: tenía marcas por impacto de golpes severos en el pómulo izquierdo, cuello, hombros. También había 9 fracturas en su cráneo, lesiones en sus costillas y un riñón reventado. Estos atentados violentos provocaron su muerte. Así lo hizo saber el informe de medicina legal después de practicarle la autopsia. Este crimen provocó inconformidad de un gran grupo de ciudadanos, quienes desde el 9 de septiembre comenzaron a protestar en distintos sectores del país. Con este hecho muchos recordaron la muerte de Dylan Cruz, en noviembre del 2019, también por exceso de fuerza en los agentes del orden. Según el periódico El Espectador del 9 de septiembre,
CAI quemado
un canto de arengas de los manifestantes, pero luego comenzó el lanzamiento de frutas, verduras y rocas contra el CAI. Como respuesta a la agresión, los agentes también respondieron arrojando objetos a la multitud y luego comenzaron a usar sus armas de dotación. A las 9 de la noche la policía comenzó a disparar de modo indiscriminado, esto costó dos vidas. La primera víctima era un protestante, se llamaba Jáider Alexander Fonseca Castillo. Este personaje estaba protegiendo a otros individuos con una puerta de madera. Debido a una cortina de humo fue incapaz de prevenir los disparos que acabaron con su vida. La barrera de humo fue causada por un extintor, dicha barrera fue idea de la fuerza pública. El segundo afectado se llama Cristian Camilo Hernández era un domiciliario, él no hacía parte de las manifestaciones. La revista Semana muestra cómo fue este hecho. Camilo estaba trabajando a las 10 de la noche cuando cruzó por la zona donde las balas eran protagonistas. Al pasar por este lugar recibe una bala en su cabeza, esta produce la muerte de Cristian Camilo Hernández. Los manifestantes decidieron abandonar el CAI al presenciar las armas de dotación, sin embargo, acá no finalizaron las manifestaciones en el barrio el Verbenal. Estas concluyen en la mañana del 10 de septiembre. Los habitantes del barrio salen a rendir homenaje a Cristian Camilo Hernández. La policía interviene en este momento para manifestarles a los ciudadanos que no pueden estar afuera, debido a eso los uniformados se llevan a 4 jóvenes por estar en ese espacio. Esto genera la pronta respuesta de cierto grupo de personas. Estas personas deciden incendiar el CAI del
Verbenal por la captura de estos 4 sujetos a las 9:45 de la mañana. VILLA LUZ, ENGATIVÁ El lugar donde ocurrió el homicidio de Javier Ordoñefue donde más violencia hubo. La manifestación en Villa Luz empezó al medio día del miércoles 9 de septiembre. El periódico El Espectador, en su edición del 9 de septiembre a las 6:29 de la noche, menciona que al principio era una marcha pacífica. Después de tres horas de haber iniciado la protesta, llegó al CAI un vehículo del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (CTI) para investigar la muerte de Ordoñez, ocurrida horas antes. La situación se fue calentando hasta el punto de que a las 6:00 de la noche muchos manifestantes comenzaron a destrozar el CAI y a agredir a los agentes que se hallaban dentro. Inclusive consiguieron incinerar una motocicleta. La respuesta de los uniformados a esto fue dispersarlos.La agresión no finalizó ahí. Llegando a las 7:00 p. m. botaron basura en vía pública y la incendiaron. También hubo confrontaciones con piedras y armas de fogueo entre ciudadanos y agentes de seguridad. Esto lo afirma el periódico
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en nota de Alexander Marín Correa y Mónica Rivera, los sectores donde hubo protestas por estas fechas fueron las localidades de: Barrios Unidos,Ciudad Bolívar, Bosa, Teusaquillo, chapinero, Engativá, Fontibón, Kennedy. Puente Aranda, Suba, Usaquén y Usme también. En estas hubo episodios de violencia los cuales se exponen a continuación. Esta inconformidad se vió reflejada en las protestas del 9 y 10 de septiembre. Estas dejaron 216 policías heridos, 305 ciudadanos heridos, y personas fallecidas. También hubo 70 CAI vandalizados, 49 el primer día. VERBENAL, USAQUÉN: En este sector las protestas empezaron el 9 de septiembre desde las 6 de la tarde. El punto acordado para encontrarse era el CAI del Verbenal. Las personas llegaron a este lugar por medio de unos flyer; Sin embargo, conforme transcurrieron los hechos se sumó más gente. ‘’Los episodios de violencia fueron escalando poco a poco’’ así lo contó Jacob Romero, testigo de lo sucedido en el Verbenal. Al principio se trató de una manifestación pacífica con un grupo de 20 a 30 individuos. Posteriormente llegó más gente hasta que se juntaron entre 200 y 300 habitantes al final. A las 7 de la noche empezó con
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CAI quemado
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Daños y fuego en la capital
El Espectador en su edición escrita el 19 de septiembre donde menciona a un manifestante que recibió una bala de balines en su pierna. A pesar de lo sucedido la violencia continuó. Esto se sabe gracias a la información brindada por el periódico El Tiempo en su edición del 11 de septiembre en la cual asegura que a las 7:35 de la noche el ESMAD intentó dispersar a los participantes de la marcha por medio de bombas aturdidoras y agua a presión. Una gran cantidad de personas enardecidas se negaban a abandonar el sector. Ante esto, la Fuerza Pública tomó la decisión de usar sus armas de dotación a las 11 de la noche. “Se pensó que eran armas de fogueo”, cuenta un testigo de lo sucedido en Villa Luz. Los protestantes no tuvieron miedo hasta que se dieron cuenta de que eran armas de fuego. ‘’Era sálvese el que pueda’’ asegura el testigo. Esta situación produjo una estampida por la zona de la calle 64 con carrera 77 y por la Av. José Celestino Mutis.
Fotografía tomada por: Sergio Acero
SAN MATEO, SOACHA En este sector se iniciaron las marchas a las 7 de la noche el 10 de septiembre. La toma violenta del CAI fue el primer acontecimiento ocurrido en la protesta. Rápidamente comenzaron a llegar muchos más vecinos de San Mateo y de los barrios Ducales y Ciudad Latina. A las 7:30 el alcalde de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga, optó por llamar al ESMAD para calmar la manifestación. Cuando llega el ESMAD se hace uso de las armas de fuego con el fin de dispersar a la muchedumbre. Sin embargo, para algunos manifestantes no era necesario acudir a aquellas. “El uso de estas fue descarado”, asegura Nicolás, testigo de lo ocurrido. La cantidad de personas no era tan grande en comparación de las protestas en otros sectores. Debido a esto algunos protestantes creen que los uniformados solo usaron estos artefactos por decisión propia. Estas acciones dispersaron a la gente por el miedo de perdersus vidas. “Al darnos
cuenta de que estaban usando armas de fuego, abandonamos la marcha porque nos iban a matar”, afirma Nicolás. Los hechos ocurridos el 10 de septiembre en el barrio San Mateo causaron víctimas no mortales. Tal es el caso de Sara Rodríguez. Sara hacía parte de las protestas, no obstante, decidió irse a su hogar porque estaba escalando la violencia frente al CAI.En el trayecto fue seguida por patrulleros, según la página Soacha iniciativa ciudadana, en la que ella aparece dando su testimonio.De acuerdo con su versión, un agente la capturó y la llevó a la sede policial. En este lugar estaban retenidas 7 personas junto con ella, incluidas otras mujeres. según ella, todos fueron torturados. “Nos decían eso les pasa por perras, por no estar en la casa –aseguró--. Después de un rato ingresó un comandante y empezó a golpearnos con el bolillo y un casco». Estas acciones duraron aproximadamente dos horas. Posteriormente el grupo fue trasladado a
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la estación de Terreros, donde los dejaron libres. Lo que se mencionó anteriormente, ocurrió de manera similar en las otras localidades. Varias zonas de Bogotá parecían alcanzar el punto de ebullición, el Gobierno anunció estar de celebración por el día nacional de los Derechos Humanos y anunció un festejo con la Consejera Presidencial para los DD.HH Nancy Patricia Gutiérrez y la primera dama Maria Juliana Ruíz. Al finalizar el día el Gobierno no solo tenía el caso de Javier Ordóñez a cuestas, sino otros 13 y un saldo de 218 personas heridas en las protestas, según la Secretaría de Salud de Bogotá. La información tomada para esta cronología se encuentra en
el periódico El Tiempo y el sitio web soachainiciativaciudadana. Esto es lo irónico de estos días, que se estaba “celebrando” el día de los Derechos Humanos, recalcando que el derecho de la vida es el más lesionado en Colombia. Según la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia han destacado en sus informes que: en 1989 la violencia política consiguió tal extremo que en ese solo año, cobró igual número de muertes de las que ocurrieron durante los 16 años de la dictadura militar en Chile. También, se encuentran masacres récord en los últimos cinco años y decenas de asesinatos a líderes sociales. La tasa nacional de homicidios en 2019 fue de 25 por cada 100.000
habitantes, lo que indica la grave existencia de un nivel de violencia endémica. La Oficina registró 36 masacres que implicaron la muerte de 133 personas, la cifra más alta registrada desde el 2014. Respecto a las protestas del año pasado, la Oficina notó con preocupación que, en algunos casos, la policía respondió de manera desproporcionada a incidentes aislados de violencia. Algunos manifestantes fueron presuntamente arrestados y golpeados por miembros de la Policía, trasladados a las estaciones y forzados a admitir comportamientos fuertes y violentos, en los que fueron multados por ello. Juan Andrés Chaves Quijano @juan_quijano_
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Hernández Yara “TENÍAMOS TANTOS SUEÑOS Y METAS QUE AHORA JAMÁS PODRÁN SER REALIDAD”
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Jhariana Fajardo Quintero @jharianafajardo
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Nacio y se crio en Bogotá, o como algunos prefieren llamarla, la ciudad de las oportunidades. Vaya ironía. Estudió en el Colegio Aquileo Parra, ubicado en el barrio Verbenal, mismo lugar donde su corazón dejó de latir. Era de estatura promedio y acuerpado. Tenía los ojos café oscuro, ojos que brillaban cada vez que sonreía y veía a su familia. También, piel morena, cabello negro y dientes blancos. Siempre vestía con chaquetas grandes, camisas largas y pantalones entubados. Comía de todo. Solo escuchaba rap y vallenato. Así lo recuerda y recordará su esposa Laura Sotelo. Es admirable la increíble capacidad que tiene el cerebro para memorizar el aspecto físico de alguien de manera permanente sin tener que volver a ver a esa persona. El recuerdo duele más que la despedida. Su niñez no fue buena pero tampoco mala, y Camilo con
eso se conformaba. A él y a sus hermanos los cuidó una señora la mayor parte de su infancia y adolescencia mientras sus papás trabajaban. En el colegio y hasta su último día de vida se caracterizó por ser una persona optimista, ‘recochera’, trabajadora y con amistades duraderas. Disfrutaba jugar fútbol, ‘boli rana’ y videojuegos. Le gustaba hacer bromas. En una ocasión, entre esos fines de semana fugaces cuando tenía
Él vivía orgulloso de su hija y de recordar la primera vez que escucharon su voz y su primera palabra: papá.
la oportunidad de ver a su mamá, decidió esconderse debajo de la cama y todos empezaron a buscarlo, tanto así que sus hermanos y madre tuvieron que salir a la calle a preguntar por él. Cuando regresaron, Camilo estaba ahí, sentado en la cama. Disfrutaba contar ese día, disfrutaba reír y hacer reír a las personas. “Tenía un sueño a corto plazo: sacar el pase para manejar porque le encantaba andar en carro. Teníamos tantos sueños y metas que ahora jamás podrán ser realidad”, dice ‘Lalita’ -como le gusta ser llamada-, su esposa. Lalita recuerda mucho el día en el que nació su hija porque en la clínica no dejaron a Camilo quedarse a ver el parto, así que él decidió irse a celebrar el día de las velitas con su suegro mientras ella alumbraba a su hija amada… Horas después regresó a ver si lo dejaban estar con ella. Es algo que su esposa jamás podrá olvidar pues admiraba cómo Camilo buscaba lo bueno de cada problema por más escondida que estuviera la solución. Era muy optimista, todo lo opuesto a ella. Siempre estaba alegre, así todo
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Tomadas del Facebook de Camilo
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luciera gris. Camilo consentía mucho a su hija pequeña de dos años. Él vivía orgulloso de su hija y de recordar la primera vez que escucharon su voz y su primera palabra: papá. Cuando las cosas no funcionaban, Camilo buscaba la manera de salir adelante. En su intento por progresar tuvo distintos trabajos: transportó alimentos, manejó bicitaxi y era domiciliario en una aplicación de mensajeros urbanos. “La última vez que hizo un domicilio fue la noche del 9 de septiembre, noche en la que una bala impactó en su frente.” asegura su padre, quien prefiere mantenerse en anonimato. Camilo murió trabajando. Un joven que buscó diferentes oportunidades para salir adelante en la ciudad que se supone que las da, pero se encontró con un
“Quiero sacar el pase”
disparo. Un joven que se encontraba haciendo una actividad que nada tenía que ver con la lucha. Su cuerpo desplomado en el suelo al lado del CAI de Verbenal fue lo que quedó del joven Camilo Hernández. Esto no sucede todos los días, es un hecho que tiene que ser recordado. Camilo no puede quedar en el olvido. ¿Se trató de estar en el lugar equivocado a la hora equivocada? ¿O más bien de la guerra interminable y violenta entre un cuerpo armado a cargo de la seguridad pública de la ciudad y sus ciudadanos?
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11 Camilo en medio de sus amigos. Despedida de año de la empresa, 2015.
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HURTADO MENECE
“ANHELABA SER PADRE Y ESO SÓLO SE QUEDÓ EN UN SUEÑO”
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Valentina Quintero Jácome @valequinj
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Activo y amante del deporte. Esas son las dos cualidades principales que utiliza la familia para describir a Christian Hurtado Menece, una de las trece víctimas mortales que dejaron las jornadas de protestas y disturbios en la capital del país a principios de septiembre del presente año. Christian era un joven residente de la capital nacido en Soacha, Cundinamarca, en el hospital Mario Gaitán Yanguas, el 26 de agosto de 1993. Era el segundo de tres hijos y el único hombre. Sus dos hermanas, la mayor, Yarledis Tovar y, la menor, Carolina Hurtado fueron su compañía en la infancia. Vivió con sus abuelos hasta los
dos años, cuando su padre tuvo que trasladarse a Barranquilla por cuestiones de trabajo y su madre decidió también irse a vivir a Corozal, Sucre, de donde era proveniente, para mantener a su familia cerca. Este municipio colombiano fue testigo de los años de infancia de Christian y sus hermanas. Los vió crecer durante un año cuando la violencia y los grupos armados del país fueron los victimarios del desplazamiento forzado que vivió la familia Hurtado Menece. Al estar en “zona roja”, como eran llamados los sectores donde la guerrilla intimidaba a los habitantes, la Sra. Maria Elena y sus hijos partieron hacia Sincelejo, lugar que los acogió durante un par de años más. “Dentro de todo, su infancia fue feliz”, relata su hermana Carolina. Al regresar a Soacha en 2003, empezó sus años de colegio. Se caracterizó siempre por ser un niño muy activo y un buen estudiante. “Se destacaba por recibir menciones de honor – cuenta Carolina –. Siempre fue un niño dispuesto a aprender cada día más”. Con el paso del tiempo, las situaciones de la vida le empezaron a mostrar a Christian, y a todos los que lo rodeaban, que era un chico que tendría una relación muy estrecha con el deporte durante toda su vida. En el 2005, comenzó a practicar distintos deportes como: el taekuondo, gimnasia artís-
tica y atletismo. Sin embargo, el ajedrez era un juego al que le gustaba dedicarle tiempo. “Me enseñó a jugar eso y muchas cosas más. Aprendí mucho de él”, dice su hermana. A veces tenían complicaciones económicas, pero sus padres siempre hicieron hasta lo imposible por sacar a su familia adelante, teniendo siempre vivo el amor y la unión que los mantuvo juntos hasta la noche del miércoles 9 de septiembre cuando su vida se apagó por un impacto de bala a manos de la Policía Nacional. Su adolescencia estuvo llena de experiencias de empatía y ayuda que sembraron en él la semilla de solidaridad con los demás que florecería con los años. Estudió en el Colegio General Santander de Soacha donde él y su mejor amigo, Johan Andrés Sierra, fueron los creadores de la iniciativa de recolectar dinero para anchetas o bonos que serían posteriormente entregados a personal de trabajo del colegio; esto lo hacían para fechas especiales como el 1 de mayo o el 24.
Participó en las Olimpiadas de Matemáticas en los grados noveno, décimo y once. Desde joven, como resultado de su amor al deporte y especialmente al atletismo, demostró ser un deportista comprometido al representar a su colegio en Intercolegiados. A su vez, también representó al municipio de Soacha un par de veces en campeonatos nacionales. Sin embargo, a sus 22 años tuvo que reacomodar sus prioridades y dejar de entrenar para dedicarse a estudiar en la universidad. Ingresó a la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Cundinamarca. Allí hizo parte de un grupo llamado “La revolución de la cuchara”, cuyo principal objetivo era velar por la protección animal y del medio ambiente; esto lo ayudó a desarrollar la cualidad de siempre querer trabajar en beneficio de la naturaleza. Posterior a esto, en el 2011, ingresó al SENA donde participó en un grupo de teatro. Nuevamente su espíritu de solidaridad se vió reflejado cuando, con su mejor amigo Johan, quien era peluquero en ese entonces, tuvo la iniciativa de realizar una jornada de repartición de almuerzos y cortes de cabello a los habitantes de calle del Centro de Bogotá aproximadamente una vez al mes. Al terminar sus estudios en el
SENA, se le abren muchas puertas y una de ellas fue el trabajo donde pudo hacer sus prácticas, en el Aeropuerto Internacional El Dorado con la empresa Ingeniería Citrol S.A. Allí, debido a su buen desempeñó, fue contratado por otro periodo de tiempo. Posteriormente, entró a trabajar a la Secretaria de Educación como electricista para los colegios distritales de la ciudad. Finalmente, consiguió empleo en el Relleno Doña Juana también como electricista. “Christian era un hombre quien a cualquier situación le sacaba un juego o un chiste”, dice su novia, Adriana Vanegas, algo que confirma su hermana Carolina. “Todo era divertido con él, es imposible recordar solo una anécdota divertida a su lado” agrega Adriana. Era un hombre muy hábil físicamente. En su tiempo libre le gustaba practicar deportes como: nadar, correr, jugar futbol, montar patineta, patines o bicicleta. Todo esto se le facilitaba debido a que desde niño se formó adorando el deporte, aunque el
Su sueño más grande a corto plazo era poder ser papá por primera vez.
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Christian (tomando la foto) en una reunión familiar
atletismo y el futbol eran los deportes que más amaba practicar. En sus últimos años, la relación con su familia se había vuelto cada día más estrecha. Detalla su novia que eran participes de reuniones cada fin de semana en la casa de los padres de Christian. Cuando no era así salían a almorzar a un restaurante o iban a pasar una tarde en un parque. “Siempre había sido un hombre muy unido a su familia, pero últimamente mucho más”, agrega su hermana. Según cuentan sus familiares, era alguien de mente muy abierta y con gustos muy variados. Disfrutaba ir a caminar al centro de la ciudad con una buena compañía; ese era uno de sus planes favoritos. Escuchaba todo tipo de música, pero en cuanto a géneros prefería el reggae y el rap romántico. Sus grupos musicales favoritos eran Cultura Profética y Zona Ganjah. Amaba la pasta con pollo. En cuanto a su manera de vestir solía hacerlo siempre muy deportivamente, aunque la prenda que más era significativa en él era la gorra. “Siempre se le veía con la gorra puesta” cuenta. Adriana habla del último sueño que Christian tenia a corto plazo, que era ser papá. “Soñábamos con casarnos. Estábamos planeando tener nuestro primer hijo. Últimamente asistíamos a citas médicas para hacer todo de la mejor manera con los expertos…” recuerda Adriana con voz temblorosa a punto de derramar lágrimas de dolor por la partida temprana de su novio. Era un hombre al que no le gustaban las injusticias. Siempre luchaba contra las situaciones arbitrarias que presenciaba. Aunque su familia no sabe las circunstancias en las que falleció, si hacía parte o no de las protestas, solo los testigos de esa noche sabrán si Christian estaba luchando, junto con los demás manifestantes, en contra de las injusticias de un país como Colombia.
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Cortesía de Adriana Vanegas, novia de Christian
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JULIETH Ramírez meza “SU AMOR POR LOS NIÑOS ERA TAN INMENSO QUE TODO LO QUE QUERÍA HACER ERA ENTORNO A ELLOS”
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Valentina Quintero Jácome @valequinj
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La mayoría de personas a su alrededor la llamaban de cariño “Yuyu”, a excepción de su padre que le decía “Tutu”. Julieth Ramírez Meza fue una de las primeras víctimas de las jornadas de protestas y disturbios del pasado mes de septiembre. Sus padres la describen como una niña cálida, tranquila y muy de su casa. Nació el 25 de septiembre del 2001 en el Hospital de Fontibón y a tan solo unos cuantos días de cumplir sus 19 años la luz de su vida se apagó por una bala perdida la noche del 9 de septiembre en las calles de la localidad de Suba.
Según sus padres, Harold Ramírez y Diana Meza, desde muy pequeña, Julieth, demostró ser amante de todo lo que tuviese que ver con el arte. Le gustaba cantar, bailar, actuar, modelar, entre otras cosas. Un par de años después de descubrir su amor por ello, participó en “Cantar y vivir”, una agrupación con veinte años de experiencia en la vida artística en la que niños y jóvenes tienen la oportunidad de demostrar sus dotes artísticos y pasar su tiempo libre. Además, fue contratada por agencias de modelaje que marcaron su niñez de recuerdos. Estudió en el Colegio República Dominicana, en la localidad de Suba. “Era una niña demasiado estudiosa. En cualquier momento que se entrara a su cuarto estaba estudiando” -afirma su padre-. Terminó el bachillerato con tan solo 15 años y nunca paró de estudiar. Debido a su corta edad, no tenía claro a qué se quería dedicar, entró a realizar un técnico en pedagogía infantil. Un tiempo después, a sus 17 años, cuando finalizó este curso, decidió estudiar inglés de manera virtual en lo que se destacó según sus profesoras. “Ella muy calladita buscaba las paginas en internet y empezaba su aprendizaje en el idioma. Hablaba con las profesoras en estos días y me decían que su desempeño era muy bueno”, recuerda Harold. La vida de Julieth estuvo llena de
sueños y aspiraciones. Algunos los pudo cumplir y otros los tenía en proceso. Su principal ilusión era ser azafata, pero debido a su altura, su contextura y falta de recursos no pudo cumplirlo. En términos familiares, uno de sus más grandes deseos siempre fue tener una hermanita y a sus 9 años sus padres pudieron cumplírselo. Nació Juanita Ramírez Meza, su hermanita menor, quien sería una de sus más lindas compañías hasta el último de sus días. “Quería conocer el mundo y tenía una gran pasión por los niños”, recuerdan sus padres. Al ver que no pudo cumplir su anhelo de ser azafata decidió continuar con su proyecto de educación infantil. Posterior a su técnico alcanzó a trabajar un tiempo en lo que la apasionaba como profesora en un jardín infantil de la localidad de Suba. Al ver que su sueño ligado con los niños se estaba cumpliendo poco a poco con mucho esfuerzo, le mani-
festó a su familia su deseo de ser traductora de infantes en condición de discapacidad en distintos países alrededor del mundo. En sus últimos meses, sin nunca imaginarse la noche del 9 de septiembre, no solo se destacó estudiando inglés, sino que también realizaba trabajos de marketing digital y estudiaba psicología en una universidad virtual, siempre orientada a las labores infantiles. Es decir, se encontraba desarrollando las tres actividades al mismo tiempo: estudiando inglés y psicología infantil y haciendo marketing digital. Sin embargo, su padre siempre le aconsejó que reconsiderará la carrera que quería estudiar teniendo en cuenta la rentabilidad que pudiera generar. Julieth nunca desistió de su sueño y al final tuvo su apoyo. Las cualidades que utilizan su familia y sus amigos para describirla demuestran el lindo recuerdo que dejó Julieth. “Una niña muy tranquila, sobria, inteligente, calmada, soñadora, expresiva, cariñosa, bondadosa y muchas cosas más. Siempre ayudaba con lo que tuviera a las personas que la rodeaban y que más lo necesitaban”, menciona Harold. La relación con sus papás y su hermana era la mejor; en realidad con toda su familia, pero tenía un primo, Nicolás Galindo, sobrino de Harold, con quien llevaba un vínculo filial demasiado fuerte. Eran cómplices y a él
le quedó un gran vacío después de la partida de su prima. Al preguntarle qué es lo más bonito que recuerda de Julieth responde: “creería que era su nobleza, la manera de llegarle a la gente”, con su voz triste recuerda que ella siempre se fue como una hermana para él, tuvo el papel de confidente incondicional y mejor amiga. “El lugar que ella ocupó, ocupa y ocupará en mi vida no lo podrá tener nadie nunca más”, afirma Nicolás. Recalca que la relación familiar que tenían fue gracias a que, prácticamente desde que nacieron, se fue formando un cariño que los marcaba día tras día. “Anécdotas y recuerdos junto a ella, muchos”, cuenta. “Te amo” sería lo que él le diría su prima si la volviera a tener al frente; sin embargo, dice que nada ha sido impedimento para hacérselo saber así no se encuentre físicamente. Antes de la pandemia, con su sueño de hacer todo enfocado en los niños especiales, consiguió empleo en un restaurante de cadena en el norte de Bogotá llamado Archie’s donde duró solamente quince días trabajando en el área de recreación de niños.
“Julieth exhalaba paz. De su padre aprendió a ser expresiva y amorosa. Toda su familia la amaba” afirma su padre.
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Julieth al lado de su papá. Acompañada también de su mamá y hermana menor
En cuanto a sus aficiones el fútbol era el deporte que más le gustaba practicar y aunque ellos no estaban muy de acuerdo Julieth no dejaba de disfrutar la cancha y el balón con sus amigas del barrio. A su vez, practicó patinaje por algunos años en distintas escuelas y esto hizo parte de su infancia. Diferentes barrios de la capital fueron testigos de la infancia de Julieth como Quinta Paredes, Fontibón, Kennedy y finalmente Suba, desde sus 9 años. Le gustaban las marcas. Era amante de ir a comer en buenos restaurantes “le encantaban KFC y las Hamburguesas Del Corral”, cuenta Harold. Cuando quería comprarse algo prefería ahorrar del dinero que le producían sus actividades de marketing digital para que, después de un tiempo, pudiera comprarselo y darse un gusto. Hacía unos meses, Julieth había formalizado una relación de noviazgo con uno de sus compañeros de colegio. Felipe, de quien no recuerdan el apellido. Era un joven, al igual que ella, de su casa; con una familia amorosa y unida. Tenían una amistad, pero Julieth solo lo veía como un amigo. Sin embargo, con el paso de los meses Felipe era muy especial y así se ganó el corazón de ella y de su familia. Después de la partida de su novia él ha sido un apoyo muy grande para la familia de Julieth Ramírez Meza. El 9 de septiembre no se terminó cualquier vida. La vida de Julieth Ramírez, una joven a tan solo días de cumplir sus 19 años, fue asesinada por una bala perdida al parecer de la Policía Nacional. Como sus padres afirman, Julieth era alguien que tenía una misión en este mundo y la cumplió con todo el amor y la dedicación al ser ella misma. Dejó actos y enseñanzas que serán recordados para toda la vida en su familia y en la gente cercana a ella.
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Cortesía de los padres de Julieth
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Tomadas del Facebook de Osmary
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GABRIEL Gabriel junto a su hermana Osmary
Estrada Espinoza
LA SANGRE DE GABRIEL QUEDÓ DERRAMADA EN UN PAÍS DESCONOCIDO, SIN SU FAMILIA CERCA. UN HOMBRE LEJANO PARA PARTICIPAR EN PROTESTAS, QUE NO ESTUVO DISPUESTO A ESTAR EN LA LUCHA SOCIAL DE SU PAÍS PERO SÍ FUE OBLIGADO A ESTAR EN LA DE COLOMBIA Y SALIR SIN VIDA.
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Jhariana Fajardo Quintero @jharianafajardo
“Voy a luchar por darle una buena vida a mi hijo”
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prefirió dedicarse a eso. Todo lo aprendía a través de internet.Gabriel tenía un propósito fichado: manejar todo tipo de reparaciones tecnológicas, recuerda Osmary, su hermana y amiga. Era el centro de todas las reuniones, el que hacía reír a su familia. Siempre estaba feliz, como si fuera una obligación. Él era ese hilo invisible que hacía que toda la familia estuviera unida, hilo que se rompió desde la noche del 9. Cuando Gabriel decidió salir de Venezuela, en el año 2018, debido a la situación social y económica dejó atrás a su mamá, esposa e hijo de un año en ese entonces, con la promesa de que iba a regresar por ellos. Ese era su sueño, traerlos a Colombia, el país que, según ellos, les brindaría mejor calidad de vida. Se chocaron con el ímpetu colombiano. Llegó a Soacha y consiguió por medio de amistades un trabajo de accesorios de teléfono, lo que a él le gustaba y disfrutaba hacer. A Gabriel le encantaba usar camisas manga larga y corbata, sentirse presentable. Su hermana cuenta que a veces llegaba vestido a sitios en donde no tenía que estar vestido de esa manera.
Un refrán que Gabriel repetía constantemente era el de: ‘camarón que se duerme se lo lleva la corriente’. Él decía que no se podía dormir, que tocaba avanzar y estar despierto ante los obstáculos; se tenía prohibido cerrar los ojos. Pero terminaron cerrándoselos. Su hermana recuerda el día en el que habló por teléfono con él y lo escuchó llorar, lo que era inusual. “Me dijo que sentía depresión, el cambio de clima y alimento le habían afectado. Pero más que todo estar lejos de su familia fue muy duro para él. Quería devolverse, yo le dije que aguantara, lo importante de la carrera es resistir y él resistió mucho”. Las personas admiraban que Gabriel no se dejaba derrotar. “Él era el tipo de persona que así estuviera hundido te levantaba y te decía: tranquilo, confía en Dios que sí se puede”, recuerda Juvenal, esposo de Osmary. Un ‘chulito’ en WhatsApp fue el primer indicio que tuvo su hermana para saber que algo andaba mal. Osmary vive en Cali, Colombia y su familia en Valencia, Venezuela. Esa noche ella le escribió a Gabriel pero los mensajes nunca llegaron. “Enterrar un familiar en un país extranjero y reencontrarme dos años después con mi madre y sobrino de esa manera es dolorosa. Quiero que el nombre de mi hermano quede en alto, que sepa que los sueños que él no pudo cumplir por su hijo, yo los cumpliré.”
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Nació en Valencia, Venezuela y murió en Bogotá, Colombia. 1234 kilómetros de distancia entre estos dos países y 30 centímetros de distancia entre las dos balas que impactaron a Gabriel, en el hombro y en el abdomen el 9 de septiembre frente a la Estación de Policía de Ciudad Verde, Soacha. Sus pestañas eran largas, tenía los ojos marrones, la nariz ancha, orejas pequeñas y piel clara. Creía mucho en Dios, le gustaba la música cristiana. Era una persona luchadora, honesta y humilde. Le encantaba caminar. Era un hombre simpático y carismático, razón por la que lograba hacer amigos fácilmente. En su infancia, cuando lo mandaban a hacer algún mandado siempre recogía cosas de la calle y las guardaba por si algún familiar las necesitaba. No practicó deportes. El colegio tampoco era lo suyo, estudió hasta séptimo de secundaria y se retiró porque desde pequeño disfrutaba reparar computadores y teléfonos, así que
“Quería devolverse, yo le dije que aguantara, lo importante de la carrera es resistir y él resistió mucho”
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MARÍA DEL CARMEN 9 MILÍMETROS
Juan Andrés Chaves Quijano @juan_quijano_
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Nació en Natagaima, Tolima el 16 Julio de 1958 y falleció la noche del 10 de septiembre del 2020 cuando fue atropellada en el cruce de la calle 139 con avenida ciudad de Cali por un SITP robado por unos delincuentes. En su pueblo natal es costumbre llamar a los hijos de acuerdo con la festividad religiosa celebrada en sus fechas de nacimiento. El origen del nombre de María Del Carmen se debe a la fiesta religiosa de la Virgen del Carmen celebrada El 16 de julio. Desde su nacimiento hasta su último día con vida fue una mujer trabajadora de pies a cabeza.Ayudó a sus padres desde los 6 años en actividades como cuidar a animales o llevarlos a pastar. A sus 13 años tuvo su primer empleo formal. Este era en una panadería de la ciudad de Neiva, Huila. El trabajo exigía a María desplazarse a una zona diferente de la que residía. 153 kilómetros de trayecto para ser más específico. No obstante, ella decidió irse a vivir a Neiva por su oficio. Al volverse mayor, en 1976, se fue a vivir a Bogotá. Esta decisión la tomó porque estaba en busca de mejores oportunidades económicas y laborales. Su primer hogar en la capital colombiana estaba localizado en la localidad de Suba, en el barrio ´´Costa Azul´´. Posteriormente se traslada
VIUCHE al sector de las ferias de Bella Vista, este lugar queda exactamente en la calle 68. Este segundo hogar fue más relevante comparado con el anterior debido a que en este conoció a su esposo y padre de dos de sus tres hijos. La manera en que se conocieron fue gracias a que eran vecinos.Coincidieron mucho en las actividades normales realizadas por cada uno y de ahí para adelante se convirtieron en pareja. Los frutos de su relación fueron Sandra Ochoa Viuche y Víctor Alfonso Ochoa Viuche. Con dos hijos la pareja quiso tener su propia casa para así poder vivir como familia. Llegaron hace 25 años al barrio San Pedro de Tibabuyes ubicado en Suba, este fue el último hogar de María. Ella solo tenia el titulo de bachiller. Siempre trabajó en lo relacionado con servicios de aseo, empleada doméstica para familias, etc. En el año 2000 obtuvo su último empleo. Ella conoció a una pareja
que vivía cerca al centro comercial Hayuelos. Esta pareja estaba esperando a un hijo, sin embargo, tuvieron otro 4 años después. En este sitio estimaban mucho a María porque ella duró trabajando con ellos 20 años y también la querían mucho los adolescentes puesto que para ellos ella estaba presente desde siempre. Luego de 20 años laborando María tenía 62 años, para ese entonces ya aspiraba a pensionarse. Para dicha pensión debía seguir trabajando hasta el año de 2024. Cuando se pensionara quería irse a su pueblo natal con su esposo para vivir los dos con tranquilidad, pero la pandemia provocó un giro de 180 grados a los planes previos. Se tomó una decisión familiar. Esta consistía en que ella no podía seguir trabajando al ser población vulnerable al coronavirus, no podían esperar 4 años para su retiro. La solución brindada por los hijos consistía en brindarles cada uno una mensualidad para lograr así esa tranquilidad tan añorada por María. Pensándolo bien estuvo de acuerdo, aunque ella propuso la condición de poder trabajar hasta febrero del 2021, la respuesta a esto fue positiva. Dichos proyectos no se pudieron realizar por la muerte de la mencionada el 10 de septiembre de 2020. Ese día, fue a trabajar al apartamento ubicado en Hayuelos. María hablo con un familiar cercano por última vez antes de irse a trabajar, este familiar era Sandra su segunda hija.
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CABELLO CORTO ES TENDENCIA MUNDIAL NO OLVIDES ASISTIR A LA PELUQUERÍA CON TODOS LOS PROTOCOLOS DE BIOSEGURIDAD. PARA QUE ESTÉS A LA MODA TODOS LOS DÍAS
por un bus, era María.No estuvo involucrada de ninguna manera en las protestas de esas fechas, estaba devolviéndose a su hogar. Este fue el hecho más doloroso de esta familia. Era una madre cariñosa, a cada uno les brindaba amor.cuando se enfermaban ella era la más pendiente, y si hacia falta ‘’se quitaba el pan de la boca para dárnoslo’’ afirma Sandra Ochoa ViucheLas enseñanzas que deja a sus hijos es nunca ser rencorosos con el otro, ser unas personas amables, entender la familia como núcleo fundamental de todo lo importante, ser honestos en todos los ámbitos de la vida, solidarios, trabajadores, salir siempre adelante, etc. María dejó el mundo esa noche al ser víctima de un acto vandálico, un robo de un bus de transporte pú-
blico SITP. María deja el recuerdo de una mujer trabajadora echada para adelante, amorosa, solidaria, respetuosa y sumamente familiar, para ella no había nada por encima de su familia. Vivía para hacer felices a sus tres hijos y a su esposo.
Tomadas del Facebook de Sandra
“Chao mami que te vaya bien.” fueron las últimas palabras de Sandra a su madre. Posteriormente Sandra se percató que su madre había dejado el celular en su casa cargando, esto no era bueno porque impedía cualquier tipo de comunicación con ella. Llegando las horas de la noche llamaron al apartamento de Hayuelos para saber a qué horas se marchó María del lugar. Había salido a las 8 p. m y el trayecto normalmente tardaba una hora, sin embargo, esta vez no sucedió de esta manera. Conforme fue pasando el tiempo la familia esperaba lo peor porque no aparecía el pilar fundamental de esta familia. Las noticias de María llegaron alrededor de la 1 de la mañana. Por vía de redes sociales se enteraron de una mujer arrollada
María vestida de negro celebrando el cumpleaños de uno de sus hijos.
ENTREVISTA
“LA CUESTIÓN DE DEFENDER
LO INDEFENDIBLE” ENTREVISTA A SARA VILLAMIL
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Sara Villamil es una joven de 19 años estudiante de la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional. Cursa sexto semestre de Derecho y Sociología. Es defensora de Derechos Humanos y trabaja con el “Observatorio de Derechos Humanos Iván David Ortiz”. A su vez hace parte de una plataforma social llamada “Alternativa Popular” que busca la libre participación de personas en condición y capacidad de aportar a la transformación social.
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¿Cuál es su labor en las protestas sociales? El Observatorio y muchos defensores de la Nacional y otras universidades se articulan en la Red Universitaria Distrital de Derechos Humanos; entonces mi labor es, básicamente, ser interlocutora de comisión y verificación entre los manifestantes y la Fuerza Pública. También con instituciones como la Personería, la Procuraduría y la Defensoría que a veces hacen, y deberían hacer, presencia en las manifestaciones, ya sea estáticas o dinámicas (plantones o marchas). Esta labor no es imparcial, es una labor política. Sin embargo, es una comisión humanitaria y por eso utilizamos chalecos. Se supone que no nos pueden agredir, pero la mayoría de veces hemos sido víctimas de agresiones de la Fuerza Pública de este país. Para usted, ¿qué ocurrió el 9 de septiembre? Una masacre, no tengo otra palabra para decirlo. Salimos a manifestarnos por el asesinato, en manos de dos agentes de la Policía, de Javier Ordóñez y mataron a otras nueve personas. Muertes
que aún siguen en la impunidad ya que no se han adelantado investigaciones ya que por tratarse de “balas perdidas”, no se han podido individualizar a los victimarios. Una masacre en la que a partir de protestas sociales la Policía arremetió con balas. Considero que esto violó todos los protocolos y los derechos humanos que se han podido violar y que de ninguna manera materializa esa “función” de la Policía de defender la integridad de las personas, de la sana convivencia, etc. Esto también repercutió en los hechos que se vieron más adelante, como la muerte de Juliana en el Cauca y otras víctimas de violencia de la Policía Nacional. ¿Por qué cree que se presentan tantos casos de abuso policial en las manifestaciones pacíficas cuando ellos deberían defender a la ciudadanía de actos violentos? Yo siento que estos casos de abuso policial en las manifestaciones pacíficas y no pacíficas se presentan simplemente porque, primero, la misma comunidad legitima el accionar de la Policía, la Fuerza Pública y el Esmad en las
Valentina Quintero Jácome @valequinj
marchas. Y segundo, porque no hay veeduría para estos órganos por parte de la comunidad ni de la Personería, la Procuraduría. Hemos tenido la oportunidad de estar en audiencias públicas donde se les hace control político a estas instituciones, pero, básicamente, no reconocen nada. El director metropolitano de la Policía dice que sus agentes están capacitados en Derechos Humanos, pero eso no se evidencia. ¿Considera que una reforma del Esmad, además de la Policía Nacional, es una opción que deba ser contemplada? Si. Considero que a la Policía Nacional deberían sacarla del Ministerio de Defensa por tratarse de un cuerpo civil. Esto ayudaría mucho en los temas de conflictos y competencias cuando se les debe investigar para que no se vaya al Foro Penal Militar, sino a la Justicia Ordinaria. También ayudaría mucho a ver a la Policía como un par, a no temerle ya que ellos no se supra representen frente a nosotros los civíles. Respecto al ESMAD, yo siento que ahí está el debate de si se tiene que desmontar o no. No estoy
Cortesía de Sara Villamil
ENTREVISTA
¿Por qué se da la presencia de los llamados “encapuchados” en las manifestaciones? ¿Qué hacer con ellos? Como defensora no debería decir esto, pero mi opinión personal es que “los encapuchados” es un concepto muy amplio. No sólo es una persona que se encapucha y empieza a lanzar piedras a la loca, sino que es un concepto político que viene desde hace muchísimo rato; son concepciones paramilitares, incluso los mismos agentes públicos y personajes de la derecha se cubren la cara. Es muy evidente cuando son de la derecha. Uno se da cuenta cuando son infiltrados que se están encapuchando para boicotear las manifestaciones y que la Fuerza Pública tenga una justificación para su actuar. Siempre andan solos, tienen caminado singular, se la pasan tomando fotos a las caras de las personas que están en el lugar. Entonces siento que esta noción debe ser reformulada y reanalizada.Yo siento que hay encapuchados que son para desviar el foco de atención a lo que verdaderamente importa y no tienen contenido político ni una justificación
Siento que esta noción debe ser reformulada.. Yo siento que hay encapuchados que son para desviar el foco de atención a lo que verdaderamente importa y no tienen contenido político ni una justificación detrás de su accionar. ¿Qué acción considera oportuna y justa para los uniformados responsables de las muertes en las manifestaciones de septiembre? Es muy difícil. Considero oportuno, obviamente, la sanción penal porque fueron homicidios. Sin embargo, yo siento que será muy difícil individualizar a los victimarios o sujetos activos de estas conductas porque fueron balas perdidas. Debe haber una reparación con una debida indemnización. Un perdón público que no ha hecho el Ministro de Defensa, sin importarle que fue una orden que dio la sentencia de tutela de la Corte Suprema a raíz del 9 de septiembre; ellos no la han cumplido. Creo que debe haber algo simbólico y algo material, y aunque sé que la plata no va a solucionar, pero puede ser un “fresquito” para las familias de las víctimas.
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totalmente a favor del desmonte porque siento que por este desmonte el Gobierno Nacional podría justificar los hechos del 9 de septiembre. Es decir, pueden justificarse diciendo “no hay un cuerpo armado de control antidisturbios entonces por eso mandamos a la Policía a tirar bala” y esa no es la idea. Mal o no, se supone que el Esmad tiene armas de letalidad reducida entonces esto ayudaría a que no haya tantas víctimas; aunque el problema es que les dan un uso letal cuando son no letales como lo que pasó con Dilan Cruz y otras víctimas desde la creación del Esmad en 1999. La reforma debe ser una propuesta seria, en el sentido de reformar su estructura y su accionar. Entender que, primero, se deben exigir el cumplimiento de los protocolos. Segundo, se debe exigir que el Esmad no acompañe las movilizaciones, sino que llegue en caso de disturbios. El hecho de que las acompañe todo el tiempo es como incitar a la violencia ya que su actitud es muy soez. Tercero, siento que el tema de las armas debe ser un punto clave porque a las armas se les da un mal uso.
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Sara con su chaleco de DD.HH
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Entonces, siento que ha sido un manejo muy malo y cínico, de ignorar las cosas, porque las mismas páginas de Twitter del Ministerio de Defensa mostraban que lo que hacía el mismo gabinete presidencial y el Congreso era vanagloriar las acciones de la Policía sabiendo todos los muertos de la noche del 9 de septiembre. Ellos mismos deberían tener la iniciativa para que se investiguen todos los casos de abuso policial. Siento que esta institución está podrida estructuralmente y el cinismo del Presidente al seguir vanagloriándoles y decir que está orgulloso de esta institución pasa por encima de todas las víctimas. Opino que el presidente Iván Duque es un presidente inútil, perdón por la palabra, pero no
encuentro otro concepto. Es un presidente que, de verdad, no sirve para ser presidente: sin autoridad, sin criterio político, sin acciones directas hacia las problemáticas. Una renuncia presidencial sería un acto muy simbólico para el país.
Fotografía de: Tania Tapia
¿Qué opina del manejo que le ha dado el presidente Iván Duque a las protestas? ¿Qué opinión personal tiene usted del presidente Iván Duque? Yo siento que es un muy mal manejo y esto, básicamente, lo reflejan las cifras de muertos. Siento que si bien en Perú o en Chile se han dado muchas violaciones a derechos humanos en el tema de las protestas, Colombia no se queda atrás. Al presidente se le ha olvidado que el derecho a la protesta es un derecho constitucional y que debe ser respetado y ha optado por otras vías para criminalizar la violencia. Por ejemplo, no sé si se sepa, pero un partido del gabinete de Duque quiso crear un nuevo tipo penal que criminalizaba la protesta.
Defensores de Derechos Humanos
NO MÁS VIOLENCIA LA REVISTA PARA LAS VÍCTIMAS 9milimetros_
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ENTREVISTA
¿Algún mensaje para los familiares de las víctimas y para las personas que salieron esa noche a protestar? Yo escuchaba mucha gente que decía “no salgan, les va a pasar algo”, pero creo que eso es lo peor que pueden decir, ¿no? Creo que a lo único que debemos tenerle miedo es al silencio. Mi mensaje es que sigamos saliendo. Yo sé que es muy traumático para todos, yo también he tenido mis traumas por esto, pero siento que no hay que bajar la cabeza, que hay que seguir saliendo, hay que llenarnos de fuerza y de digna rabia para exigir porque ellos nos lo deben. Nosotros como ciudadanos, a partir del Contrato Social de Derecho, no le debemos
nada al Estado. Ellos nos deben a nosotros. Tenemos el derecho a la desobediencia civil y lo vamos a seguir ejerciendo. A las familias que han perdido a sus familiares en estas situaciones les digo que: sé que debe haber mucho reacio hacia la protesta social y muchos comentarios como “es que mi hijo ni siquiera estaba protestando, sólo estaba en el momento y el lugar equivocado”, pero siento que eso es justificar el accionar de la Fuerza Pública en esa noche y en todas las noches en las que violan los derechos humanos. Entonces, no debe ser esa la posición, no debemos olvidar quién es el verdadero responsable, el Estado.
Cortesía de Valentina Alfonso
Sara realizando su trabajo como defensora en las protestas sociales
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ENTREVISTA
SI HUBO FUEGO
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Policía
INDISCRIMINADO
El 9 de septiembre ocurrió un hecho atroz que nunca había sucedido en Colombia, país que de por sí ya se considera violento. El abogado Javier Ordóñez murió debido a una serie de descargas eléctricas por miembros de la Policía Nacional. Esto desencadenó protestas en Bogotá y sus alrededores, en donde se quemaron diferentes CAI, entre otras cosas. Todo esto tuvo como desenlace la muerte de 13 personas, todas por disparos, al parecer, de agentes de la institución. Más de la mitad de las víctimas que fallecieron esa madrugada, no se encontraban protestando. El General Atehortúa le respondió una serie de preguntas a 9 Milímetros. Jhariana Fajardo Quintero @jharianafajardo
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ENTREVISTA CON EL DIRECTOR GENERAL DE LA POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA, OSCAR ATEHORTÚA DUQUE
¿Qué ocurrió el 9 de septiembre para la Policía Nacional? Los hechos ocurridos son hoy materia de investigación. La Procuraduría General de la Nación adelanta las respectivas diligencias disciplinarias contra los implicados, al igual que la Fiscalía General de la Nación avanza en el proceso penal. Toda explicación o declaración al respecto afecta las investigaciones. ¿Hubo pérdida de oficiales ese día? ¿Cuántas? Durante los días 9, 10 y 11 de septiembre, 216 uniformados resultaron heridos, 161 de ellos en el primer día de disturbios. Cabe anotar que 4 de estos policías fueron lesionados con arma de fuego. Desde la institución, ¿Cuál es el sentir de por qué pasan estas situaciones de violencia? Existen fenómenos sociales que derivan en actos violentos. Algunos de ellos promovidos por personas interesadas en generar caos y anar-
quía, que buscan alterar escenarios como el de la manifestación pacífica. La institución garantiza el derecho a la manifestación pública y pacífica, además de la seguridad de los manifestantes y de las personas que se encuentran en su entorno. Cualquier acción violenta en estas actividades, demanda la intervención policial bajo los protocolos y estándares establecidos por la legislación nacional e internacional. ¿Cuál es la estrategia para que nosotros los jóvenes que estamos conectados con las redes sociales, y estas no ayudan a la imagen de la Policía, cambiáramos de mentalidad con respecto a la institución; pues el sentir de nosotros es que se extralimitan en la fuerza y generan miedo en algunos e irrespeto en otros? Las redes sociales son canales a través de los cuales las personas se conectan e interactúan con una cantidad de datos. Ante este fenómeno de “hiperconectividad” resulta imperioso disentir sobre esa información
que circula y consultar fuentes oficiales, evitando caer en el sesgo de una ola tendenciosa. Una opinión en contexto y ajustada a la realidad se logra al contrastar datos y posiciones. No se debe compartir información que desdibuje la imagen de las instituciones. Debe existir primero certeza de los acontecimientos y valorar hechos con toda su magnitud. Es conveniente siempre consultar y verificar las fuentes oficiales los hechos divulgados en las redes. ¿Qué piensa usted de las declaraciones de la Alcaldesa con respecto a reformar de manera estructural a la Policнa Nacional? La Policía Nacional se encuentra en un Proceso de Modernización y Transformación Institucional, fundamentado en tres pilares: “Una policía para la gente”, enfocado en el servicio de policía y el ciudadano, la acción principal es renovar el Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes; “Una Policía que se transforma para servir mejor”, orientado al desarrollo organizacional y
cidas por integrantes del GAO ELN por el sujeto conocido como “Uriel”, quien ya fue nautralizado. ¿Qué mensaje les daría a los jóvenes y familiares de las víctimas para que volviéramos a confiar en la institución después de los hechos? La Policía Nacional trabaja y seguirá trabajando para garantizar la convivencia y seguridad de todos los ciudadanos. Toda nuestra capacidad está orientada al cumplimiento del mandato consagrado en el artículo 2018 de la Constitución, basada en una preparación integral en Derechos Humanos y el Sistema Táctico Básico Policial que aborda los detalles del entrenamiento de nuestros policías. Somos una institución al servicio de los colombianos, integrada por mujeres y hombres comprometidos con la ciudadanía y país. Como seres humanos hay personas de forma independiente que cometen errores, pero la inmensa mayoría de los policías salimos todos los días a servir a la ciudadanía y a exponer nuestra propia vida por ellos. Las personas comentan que un “perdón’ no es suficiente. ¿Qué acciones cree que pueden faltar
para que la ciudadanía le crea nuevamente a la Policía Nacional? Reiteramos nuestra voluntad de trabajar todos los días por la comunidad. No es intención de la Policía Nacional vulnerar los derechos de los ciudadanos. Estamos comprometidos con el respeto por los Derechos Humanos y la garantía de la convivencia y seguridad ciudadana. Son infinitamente superiores las acciones buenas de la Policía Nacional y ese debe ser el punto de partida de la confianza ciudadana. Pedir perdón, reconocer errores y mejorar cada día debe ser el talante de cada humilde policía cuando las circunstancias así lo ameriten. Sabemos que usted por temas de salud no pudo estar al frente de la situación. ¿Habría cambiado de protocolo? Los protocolos utilizados por la Policía Nacional están enmarcados en normas internacionales avaladas por las Naciones Unidas y no permiten modificación. Por supuesto, existe la incertidumbre, imposible de conocer, de actuaciones particulares ante hechos impredecibles que jamás pudimos vivir. Lo que quedó después del 9S
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al fortalecimiento de la cultura institucional, con la articulación de una mejor respuesta de la Policía hacia el ciudadano;y “Una policía que piensa en sus policías”, orientado en el Policía y su desarrollo humano integral. De igual forma se seguirá fortaleciendo la observancia del respeto de los Derechos Humanos. Frente a las declaraciones de la alcaldesa sobre este particular, nuestra institución es respetuosa de sus opiniones, de igual manera, hemos compartido con ella los avances transformacionales de la institución. ¿Cree que estuvo bien el uso de armas de fuego en los disturbios? Los hechos del 9 de septiembre son materia de investigación por parte de las autoridades competentes. Serán esas investigaciones las que determinen si se utilizaron armas de fuego de forma adecuada por parte de los uniformados y que otras personas pudieron hacer uso de ellas durante esos hechos y si esa utilización estuvo o no apartada de los parámetros y protocolos que gobiernan la actividad de policía. ¿Qu tan cierto es que en las marchas siempre se infiltran personas de la guerrilla y diferentes grupos al margen de la ley? No son supuestos, son hechos. Operativos adelantados por la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación dan cuenta de capturas de integrantes de Grupos Armados Organizados que se encargaban de infiltrar las manifestaciones y promover acciones vandálicas contra instalaciones de entidades públicas y privadas. Además, atacar a los uniformados encargados del acompañamiento de los manifestantes. También se han podido revelar planes orquestados desde campamentos del ELN que a través de células urbanas se encargaban de ejecutar ataques contra la Fuerza Pública en las movilizaciones. Incluso estas actividades vandálicas fueron recono-
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ENTREVISTA
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ABUSO POLICIAL EN
COLOMBIA
Incremetos del año 2018 a 2019 Violencia sexual y de género Asesinato a indígenas
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Asesinatos a defensores de los derechos humanos
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En 2019 se registro una tasa de homicidios de 25 por cada 100.000 habitantes. Se registraron 36 masacres que implican la muerte de 133 personas
108 Asesinatos En 2019 se registró este número de asesinatos a defensores de derechos humanos, de los cuales 15 fueron mujeres y dos integrantes de la comunidad LGBTI.
14,4% Homicidios en hombres
86,3% Homicidios a mujeres Se registraron 113 amenazas y 360 agresiones en contra de periodistas. Además de esto se documento la muerte de periodistas en Arauca, Cesar Magdalena y Bogotá
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Freddy
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Alexander Mahecha “FREDDY SIEMPRE LLEGÓ A PENSAR MÁS EN LOS DEMÁS QUE EN ÉL MISMO”
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María Fernanda Santodomingo @mafe_rsz
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Freddy Alexander Mahecha nació el 9 de octubre de 1999 en Cúcuta, Norte de Santander. Tenía tan solo 20 años cuando fue asesinado en las protestas contra el abuso policial el pasado 9 de septiembre en Bogotá. Su nombre salió en la lista de víctimas en las protestas del pasado 9 de septiembre dada por los medios de comunicación, junto a trece personas más. La investigación por su asesinato aún se está llevando a cabo y su familia prefiere reservarse esa información para garantizar la continuidad del caso. Sin embargo, su hermana Valentina Mahecha decidió contar algunos detalles sobre el caso de Freddy, aclarando de antemano que él no estaba protestando ese día y que solo salió a hacer unas compras en el barrio Alcaparros, Suba. Ahí fue alcanzado por los disparos en medio de los disturbios y nunca más regresó.
“Ese día le lloré, le dije que no se fuera para la calle, que yo tenía miedo por lo que estaba pasando; me dijo que se iba a comprar lo de la comida, y que ya venía; pude ver la tristeza que tenía en sus ojos, aunque él me dijo que todo iba a estar bien”, cuenta Valentina. La familia de Freddy Alexander Mahecha siempre ha sido numerosa y humilde. Se encuentra conformada por Valentina, de 23 años y la única mujer, un hermano menor de 13, unos gemelos de 19 y Freddy de 20. La infancia de Freddy y sus hermanos estuvo llena de deportes como natación, baloncesto y fútbol en la capital nortesantandereana. Valentina veía en Freddy a una gran persona, sobre todo cómo en él brotaba todo el gran amor que sentía por sus padres, abuelos y sobrinos.
“Freddy siempre llegó a pensar más en los demás que en él mismo. Era muy dulce con los niños y le cogían cariño muy rápido. En la familia, era el más humilde, quien agachaba la cabeza cuando hacía algo mal y con los amigos pensaba más en el bienestar de ellos”.La adolescencia de Freddy estuvo llena de alegrías y logros. Sus amigos disfrutaban mucho de su personalidad tranquila y amable. Estaba siempre dispuesto a cumplir favores y a ayudar a su gente, además de desempeñarse muy bien en los deportes. Estudió en el colegio Salesiano, en Cúcuta, donde recibió menciones de Vhonor por su compañerismo y talento deportivo. “Somos una familia humilde; a todos se nos dio por igual, el apoyo, compañía, amor y aunque por ser la única mujer siempre pensaron que a mí me daban más atención. Mis padres siempre nos acompañaron a los partidos de baloncesto o a los entrenamientos de natación.”, recuerda valentina. Los años pasaron y Freddy pudo terminar el colegio y graduarse como bachiller en su ciudad natal. Su madre y hermana lo motivaron para que rindiera y,
pasar hojas de vidas. Para ese momento yo estaba muy preocupada porque no conseguíamos nada. Nosotros somos muy católicos, entonces, hice una novena a la Sangre de Cristo, para que él consiguiera trabajo y a los 3 días lo llamaron para ir a hacer pruebas”, afirma valentina. Por otro lado, una de las cosas que más le gustaban a Freddy era salir a bailar, pasar tiempo con su familia, además, disfrutaba mucho de escuchar canciones viejas de vallenato y pasar los diciembres junto a sus hermanos. La frase favorita de Freddy era “Todo en esta vida tiene solución, menos la muerte; no se mate la cabeza por eso”. Valentina recuerda el último viaje que realizó junto a su hermano, un viaje a Santa Marta, donde disfrutaron todos juntos del mar. “Lo recuerdo mucho en nuestro último viaje a Santa Marta, con toda la familia, conocimos diferentes playas y bahías; viajamos en un barco, eso fue lo que más nos gustó, compartimos todos muy felices”. Recuerda valentina. Valentina Mahecha recordará a su hermano con el corazón, al
“No lo olvidaré en ningún momento, como ese niño tan humilde, que me dio la atención que una mujer se merece”
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Freddy junto a su hermana sacando la lengua
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igual que sus padres, hermanos, abuelos y sobrinos. Con estas palabras lo recordará siempre. “No lo olvidaré en ningún momento, como ese niño tan humilde, que me dio la atención que una mujer se merece, el respeto que no le podía faltar, tan comprensivo y con una personalidad llena de amor”.
“Todo en esta vida tiene solución, menos la muerte”
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aunque con esfuerzo, al final, pudo terminar satisfactoriamente el colegio. Su hermana Valentina recuerda la graduación de su hermano como el triunfo más significativo para él. “El graduarse como bachiller fue muy importante para él, ya que, después de séptimo grado no quería estudiar más, y decidió prestar el servicio militar en la ciudad de Cúcuta. Cuando se pudo graduar eso fue un orgullo muy importante para él, su novia, y la familia”. El primer trabajo de Freddy fue en Cúcuta. Trabajaba lavando motos en un taller automotor. Mas adelante, su hermana se trasladó a Bogotá y él comenzó a trabajar en una veterinaria como domiciliario. Después, el empleo más reciente que había tenido Freddy fue como guarda de seguridad en un centro comercial, en la localidad de Suba. Para ese momento, Freddy ya había logrado instalarse del todo en Bogotá, con la esperanza de conseguir un mejor empleo. Su hermana lo recibió y de inmediato lo ayudo a encontrar otro trabajo. “Cuando él estaba como domiciliario en la veterinaria empezamos a
Tomada del Facebook de Valentina
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Alexander Fonseca “FUE MUY TRISTE VER QUE ESTOS ASESINOS, NO CONTENTOS CON ESO, SIGUEN DISPARANDO.”
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María Fernanda Santodomingo @mafe_rsz
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Nació el 4 noviembre de 2002, en Bogotá. A sus 17 años trabajaba como domiciliario en un asadero de pollos, sin embargo, llevaba un mes y medio desempleado y mientras tanto trabajaba en la casa de la abuela de Alejandra Martínez, su novia y madre de su hijo Samuel. “Su infancia fue triste; no fue una niñez junto a sus dos padres. Él creció junto a sus abuelos paternos y su papá en Paipa, Boyacá. Después, su madre decidió traérselo a Bogotá con su hermana”, recuerda Alejandra.
Al llegar Jáider a los 16 años, su mamá decidió echarlo de su casa; lo mismo hizo con Camila, su hermana menor, que tenía 13. Los días pasaron y cuando llevaban 15 días en la calle la familia de Alejandra decidió acogerlos en su casa. Para ese momento llevaban 2 meses de relación.
“Era muy alegre, él podía tener los problemas más grandes y nunca estaba triste. Yo le enseñe a llorar; reprimía mucho el sentimiento de tristeza y sí te veía triste lo único que hacía era hacerte reír. Siempre ayudaba a que te sintieras bien”, recuerda Alejandra sobre cómo fueron esos primeros momentos en pareja y viviendo juntos. Alejandra conoció a Jáider en el colegio; ambos estudiaban educación media integral en una contra jornada que hacían después de medio día. Siempre se miraban a las salidas de la tarde hasta que una amiga en común finalmente los presentó. De ahí en adelante comenzaron a salir para todos lados. Además de eso, tenían muchas cosas en común; por ejemplo, les gustaba ver las
nubes y buscar formas en el cielo. “Con él fueron tantas cosas. Un día que jamás olvidaré fue cuandoestaba embarazada y tenía muchas agrieras; él me compró un litro de leche y un croissant. Me tomé la leche y las agrieras me pasaron. Él embarazo fue muy bonito, yo no podía dormir sin que él llegara.”, recuerda Alejandra. Ana Inerida Castillo, la mamá, tuvo 3 hijos mayores, Suli, Kevin y Edwin. Luego se unió con Alexánder, papá de Jáider, y tuvieron dos más: él y Camila, su hermanita menor. La relación entre el muchacho y su familia siempre fue complicada, por eso Alejandra y los Martínez se convirtieron en el soporte de su vida. “El 4 de noviembre Jáider cumplía 18 años. Teníamos muchos sueños que veíamos muy cerca; el principal era que al cumplir 18 tomara un trabajo y nos casáramos. La mamá le dijo que podíamos hacerlo cuando el cumpliera los 18 años y él pudiera tomas sus decisiones”, comenta Alejandra. A Jáider Alexander le encantaba montar en Petunia, su ‘bici’.
Policía a disparar. En ese momento el video finalizó y no logro ver cuando Jáider cae. Me puse a llorar y a los 10 minutos me llaman de la Cardio Infantil y me dicen que necesitan saber todos los datos sobre él y abrirle la historia clínica. Fui con la mamá y llegamos al hospital, desafortunadamente, Jáider era menor de edad y no pude verlo; solo su mamá pudo entrar. Las horas pasaron y hago que su hermana pregunte por él. Nos dicen que ya no lo van a reanimar más y quise entrar de inmediato. Me dejan entrar y un doctor me abraza muy duro, me dijo que tenía que ser muy fuerte. Ese es el momento más duro de la vida de alguien, entras y quedas en shock. Yo me calmé y entré a verlo. Estaba en la camilla cubierto con una sábana desnudo y entubado. Fue duro intentar decirle que se levantara, que yo no me iba a enojar, y que Samuel estaba esperándolo.
“Para mí no hay policías buenos, no ha llegado el primero que me diga quién dio la orden de disparar” Él no se levantó; ese fue el momento más duro, ver que no reaccionaba. Es difícil. En su historia clínica dice que él muere por 4 impactos de bala, no fue un accidente. A Jáider le siguen disparando, aunque ya estaba herido. Fue muy triste ver que estos asesinos, no contentos con eso, siguen disparando. Lloré y recibí la peor noticia. Para mí no hay policías buenos, no ha llegado el primero que me diga quien dio la orden de disparar. Lo recordaré como la persona que más amé en la vida, como ese gran amor y ese sueño que cumpliré cuando llegue al cielo y me esté esperando de blanco. Sobre todo, como un padre luchador y un hijo con gran corazón”.
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Alejandra siempre vio a Petunia como la amante de Jáider, su otro amor; siempre la estaba arreglando y paseando en ella. Recuerda a Jáider como una persona muy sensible que siempre pensaban en darle a Samuel el hogar y felicidad que nunca tuvo. El testimonio de Alejandra sobre ese último día es desgarrador. Por eso, lo transcribimos ahora completo: “Ese día fuimos a Toberín a una cita de Samuel. Salimos juntos a las 12 del medio día y volvimos a casa a las 3:53 de la tarde. Cuando llegamos, él empezó a decirme que quiere salir; yo le dije que saliera mañana; estaba muy brava, y le dije que no quería que fuera por las marchas. Después, él me dio un beso y me prometió llegar a las 8 de la noche. Dijo que no me preocupara y desde ahí ya no supe nada más de él. A las 9 de la noche veo un video en Facebook, veo como él estaba parado con una puerta cubriéndose el cuerpo. De ahí empieza la
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Tomada del Facebook de Andés
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Andrés
Andrés, de camisa negra, y su familia en una reunión
Felipe Rodríguez “CONFIABA MUCHÍSIMO EN MI ABUELA, LA MAYORÍA DE COSAS SE LAS CONTABA A ELLA”
Andrés Felipe Rodríguez nacio el 29 De abril 1998 en Montería, Córdoba. Tenía tan solo 23 años cuando fue asesinado en las protestas contra el abuso policial el pasado 9 de septiembre. El nombre y rostro de Andrés Felipe figuraron en los medios de comunicación del país, como otra víctima más de los disturbios sucedidos en las pasadas protestas del 9 de septiembre. Ese día Andrés Felipe se encontraba trabajando en una empresa de mantenimiento automotriz, en Chapinero. Él se desempeñaba como domiciliario hace ya algunos meses, su jornada terminó a las 6 de la tarde y decidió tomar un Transmilenio para dirigirse a su casa en Usaquén. Para ese momento, las manifestaciones y la congestión en las calles ya habían tenido lugar en gran parte de la ciudad. Andrés vivía cerca del CAI en el barrio Verbenal y, desafortunadamente, mientras se encontraba observando los disturbios fue derribado por los impactos de bala provenientes de la Policía Nacional de Colombia. El escenario de la muerte de Andrés Felipe Rodríguez fue el mismo que sufrió Freddy Alexander, Maria del Carmen y Jaider Fonseca, víctimas que, aunque no se encontraban manifestando, fueron asesinados indiscriminadamente por la policía. La familia de Andrés Felipe llevaba viviendo en Bogotá desde hace 10 años; su sobrina Eva Luna Ruiz Díaz, comenta cómo fue recibir la noticia de la muerte de su tío, esto causó indignación en sus hermanos y familia.
“Lo recordaré como una persona trabajadora y emprendedora. También por los momentos en familia” “Desafortunadamente no me encontraba con él ese día, cuando me enteré, dijeron que él venía de trabajar cuando lo asesinaron. Sus últimas palabras fueron, que él ya podría estar con su hermanita en el cielo y que quería mucho a mí tío Eduardo y a mí abuela.” Los familiares de Andrés Felipe siempre han sido muy unidos y cercanos. Él y sus hermanos nacieron en Montería, Córdoba. Tiempo después, cuando aún eran muy jóvenes, se fueron a vivir con su abuela al municipio de Buenavista. Andrés es el tercero de cuatro hermanos mayores, todos ellos trabajadores, en los que encontró el apoyo para venir a buscar trabajo y oportunidades en Bogotá. Eva Luna comenta cómo fue la infancia de su padre. “Él era muy alegre y social, su infancia fue dura porque mi abuela era sola y tenía 4 hijos (contándolo a él). Ella trabajaba mucho para darles la comida, en su adolescencia, él empezó a trabajar y le comenzó a gustar mucho.”
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María Fernanda Santodomingo @mafe_rsz
Andrés Felipe comenzó a trabajar desde muy pequeño en Montería, trabajaba como mecánico en un taller automotor. Después, el empleo más reciente que tuvo fue como domiciliario en una empresa de carros. Para ese momento, Andrés ya había logrado instalarse del todo en Bogotá, con la esperanza de conseguir un mejor empleo. Su hermano lo recibió desde el principio y lo ayudó incondicionalmente mientras Andrés estuvo a su cargo. “Confiaba muchísimo en mi abuela, la mayoría de las cosas se las contaba a ella. Su comida preferida era el mote de queso con arroz blanco. Creía mucho en los santos, además le gustaban los pantalones anchos y las camisas, no era fan de ningún deporte, su lugar favorito era el pueblo, Buenavista. Recuerdo que le gustaba mucho el vallenato.”
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A NADIE SE OLVIDA...
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Las noches del 9 y 10 de septiembre, durante una jornada de protestas y disturbios que parecía no tener fin, se arrebataron las vidas de 13 colombianos residentes de la capital y el municipio de Soacha, después del asesinato del abogado Javier Ordónez. Uno de los objetivos de la revista “9 Milímetros” es honrar la vida de las víctimas para que no sean olvidadas. Desafortunadamnete, hubo algunos familiares que no aceptaron ser parte del proyecto. Sin embargo, nosotros quisimos dedicarles esta página, con su foto y sus nombres, para que ninguna víctima de esta masacre quede sin ser mencionada.
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EIDER JESÚS ARIAS - 17 AÑOS
JULIÁN MAURICIO GONZALEZ FORY - 27 AÑOS
LORWUAN ESTIWEN MENDOZA AYA - 30 AÑOS
CIUDAD BOLIVAR - BOGOTÁ
KENEDDY - BOGOTÁ
SOACHA
ANGIE PAOLA BAQUERO ROJAS - 29 AÑOS
GERMÁN SMYTH PUENTES - 25 AÑOS
LA GAITANA (SUBA) - BOGOTÁ
EL RINCÓN (SUBA) - BOGOTÁ
Cortesía de Google imágenes
OPINIÓN
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Sergio Ocampo Madrid @ocamposer
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No olviden el 9 de septiembre, o 9/09 como dicen ahora, y no lo olviden porque esta fecha ya se metió, sin que nos diéramos cuenta, en nuestra historia como un indicio muy revelador sobre la nueva fase que se viene en la protesta social. Gravísimo lo sucedido ese día, de la madrugada a la medianoche. Temprano, la ejecución extrajudicial de Javier Ordóñez adentro de un CAI, o sea en una de esas instalaciones que se crearon hace cuatro décadas para que las comunidades sintieran cercanía y protección de su Policía. Al caer la tarde, ese mismo cuerpo abrió fuego indiscriminado contra multitudes que protestaban por el hecho en barrios distantes, algunas de modo muy violento, con agresiones físicas a los patrulleros y quema de buses y de los propios CAI. Y en medio del caos, los encapuchados de siempre, esos que nunca sabemos si son judicializados y si sirven para la causa de la extrema izquierda o de la derecha. Esa noche murieron Smith, Andrés, Angie, Fredy, Julieth, Alexánder, Julián, Gabriel, Cristhian, Lorwan, María del Carmen, Eidier y Jáider. Estos dos últimos apenas tenían 17 años; Julieth, 18; Angie, 19. Jáider y Smith eran domiciliarios; Fredy, celador. La mayoría cayó por impactos de bala en el tórax. En Medellín, Cali, Villavicencio, Manizales, Barranquilla, también hubo ataques a varios CAI, incendios de buses, heridos, detenidos. Esa noche debe pasar a
la historia, y ya debería tener un nombre que la identifique como un punto de quiebre, tal vez sin retorno, de esta Colombia convulsa y ese experimento de odio y fractura sembrado desde la derecha al comenzar el siglo XXI.
Una jornada inédita y muy reveladora por varios aspectos: una reacción popular ante la brutalidad policiaca contra un simple ciudadano, reflejo del grado de distanciamiento, recelo y animadversión de una ciudadanía hacia ese organismo; una respuesta desproporcionada de los “agentes del orden” contra muchedumbres mayoritariamente inermes, algo que no ocurría desde el gobierno del dictador Rojas Pinilla; una abierta desobediencia en la Policía a la línea de mando y a la sujeción al poder civil, como el Ejército aquel 6 de noviembre de hace 35 años cuando retomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia, sin siquiera consultarlo con el presidente. Esa vez, ante el Palacio humeante, Betancur no se atrevió a desautorizar a los mandos castrenses y aceptó, él solo, toda la responsabilidad. Hoy, una alcaldesa valiente no solo está denunciando la insurrección contra ella, sino que ha fustigado a los generales de la Policía y exigido saber qué pasó para señalar responsables. Por los hechos de ahora, la respuesta institucional ha sido cínica y torpe: de entrada, en la minuta oficial del CAI de Villaluz, donde golpearon a Ordóñez hasta matarlo, solo registraron la novedad de una queja de vecinos por alguien consumiendo licor en la calle; luego, la reacción inicial de los altos mandos no fue separar de sus cargos a los dos implicados directos, los que redujeron a Ordóñez con choques eléctricos (a pesar de su ruego
Cortesía de Valentina Alfonso
ciliación con las familias de los asesinados y prefirió disfrazarse de patrullero para visitar tres de los CAI incendiados. Un mensaje demoledor sobre la forma en que quiere pasar a la historia, no solo como un presidente de papel que llegó al cargo por un mal azar, sino como el gobierno más represivo, de Turbay hacia acá, incluso más que el de su propio jefe. Lo que se estrenó el miércoles 9 de septiembre fue una nueva fase de
la protesta social, esa que puso contra las cuerdas al pequeño Iván en 2019, y de la que se vino a salvar gracias al COVID. La ira está desatada; hay un pueblo y un par de nuevas generaciones saturadas ya de tanto abuso, de tanta burla, de tanta afrenta a la inteligencia y a la moral; de los Char presidiendo el Congreso a pesar de todos los señalamientos (incluido el affaire Aida Merlano), de Uribe logrando zafarse de la Corte Suprema a punta de intimidaciones, de procuradoras y fiscales de bolsillo, de tantos tuits emitidos por el uribismo en los últimos años que ahora se les devolvieron, de las ñeñepolíticas que no van a terminar en nada, del veneno constante de las Cabales lanzando acusaciones sin pruebas. Ellos encendieron la mecha de este polvorín, sembraron el odio para prevalecer y quedar impunes, y ahora lo van a tener que lidiar desde un Gobierno que quizá no termine. No insistan en la estupidez de creer que esta furia multitudinaria es simplemente un complot del Grupo de Río o la reacción de unos tontos borregos que se movilizan tras el tuit de un político. Decía Vicky Dávila en una columna antes de que la Corte pusiera preso a Álvaro Uribe que si osaban hacer eso se atuvieran a la violencia sobreviniente; hoy digo yo, vistos los sucesos del 9/09, que nos atengamos a una ira desmadrada si el fiscal ad hoc del caso, muy alegremente, acaba con el proceso de la Corte y archiva la investigación contra el reo en la cárcel más amplia del mundo.
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de “por favor, no más”), sino destinarlos a labores administrativas; los destituyeron después porque el escándalo se volvió enorme. Entonces habló el agente Lloreda, uno de los asesinos: “Estoy tranquilo, él era reincidente”. Así justificó la pena de muerte a un borracho y vecino problemático. Los generales, en el Congreso, excusaron los excesos de la noche del 9/09 y les bajaron la gravedad, porque no estaban preparados para la asonada y actuaron en defensa propia. Aceptar que la Fuerza Pública puede actuar con atropellos y arbitrariedad porque de ese modo actúa el oponente es echar por tierra toda la legitimidad del Estado y su principio de garantizar la justa utilización de la fuerza. Peor aún cuando el oponente era una muchedumbre desarmada, aunque hubiera vándalos y saqueadores infiltrados también. De nuevo, Claudia López desbarató esos descargos con simple sentido común: “Mientras que el 99 % de los policías heridos están heridos por contusiones por piedras, por golpes, solamente hay cuatro heridos por arma de fuego, grave, pero cuatro y ningún fallecido; del lado de la ciudadanía, hay 305 heridos, de ellos 75 por arma de fuego y nueve fallecidos por bala. La desproporción es brutal”. En un país serio, por sucesos como estos se habría caído un general o un ministro. Aquí, ni siquiera un sargento pues no existe el concepto de responsabilidad política ni institucional, y todo se reduce al cliché elemental de las manzanas podridas. Por eso, Duque no asistió al acto de recon-
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OPINIÓN
INGLÉS
Protests
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against police abuse in the united states
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María Fernanda Santodomingo @mafe_rsz
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In 2020, the virus of racism and police violence were the protagonists of the demonstrations that began on May 26 in the city of Minneapolis, United States. People took to the streets in the middle of the pandemic to protest peacefully, for their pain and social concern against police abuse and racism. As the days passed, the demonstrations turned into riots, shootings and vandalism. According to the New York Times, at least 140 cities came out to protest in all the United States, due to this the National Guard was activated in at least 41 points of the country. George Floyd was a 41-year-old African-American man, originally from North Carolina in the United States. George Floyd had several police records for drug possession and theft. According to the New York times in his article:
(George Floyd, from ‘I want to touch the world’ to ‘I can’t breathe) says that after his last arrest he spent 4 years in jail for aggravated robbery with a deadly weapon. Later, he was released from prison in 2013 to improve his life. On May 26 of this year George Floyd in his article (George Floyd protests: a timeline) stated “He died in Minneapolis on Monday after Derek Chauvin, a white police officer, handcuffed him and pinned him to the ground. ”The case of George Floyd is not an isolated case; for every million inhabitants, more blacks than whites fall: 6.66 blacks per million; against 2.9 per million in whites”, according to the US News magazine. These figures were the ones that worried the media and the people.
“Violence, in all its forms, it is a public health problem”. With all this discontent and insecurity, the consequences go far beyond the physical. Mental health is also included; according to the American Psychological Association or (APA) in its article (Why ending police violence is a public health problem: a question and answer session with Georges Benjamin) written by Julia Haskins assured that “Violence, in all its forms, it is a public health problem because it affects both physical and mental health. It is a significant problem, because violence can lead to injury and even death and undermines both the sense of well-being of the community and the sense of personal well-being. And we know that, like other forms of violence, police violence can be prevented. “This problem affects us all by society, it is necessary to inform us about these cases and not allow them to continue happening.
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