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El racismo está pasado de moda
lo largo de la historia, la moda y la cultura afro han tenido una relación compleja. Si bien esta industria ha servido como herramienta para expresar las diferentes manifestaciones de la raza, esta misma no ha logrado encontrar la forma de apreciar en vez de apropiar. Un sinfín de tendencias icónicas, tanto pasadas como presentes, tienen una raíz que nace en la cultura negra y si bien su influencia es innegable, a la comunidad todavía no se le da la representación apropiada ni se le acreditan sus valiosas contribuciones.
Por: Juanita Murillo Gómez
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Muchas casas de moda han tomado elementos afro como inspiración para sus colecciones. Eligen piezas para luego ponerlas en cuerpos idealizados de modelos en su mayoría blancos. Es así como una prenda pasa automáticamente de ser “de barrio” a ser un diseño que millones de personas comienzan a utilizar. Al ser una fuente de inspiración tan obvia, es de esperar que haya una gran variedad de diseñadores, modelos y fotógrafos de raza negra en los principales escenarios de moda pero no es así. Según el New York Times, en su artículo Fashion´s Racial Divide, el porcentaje de diseñadores afroamericanos que son miembros del Consejo de Diseñadores de Moda de América es aproximadamente 12 de 470. La falta de representación afro en las pasarelas también refleja la problemática racial en la industria. “Creo que la moda es un gran ejemplo de una plataforma y un negocio que ama la cultura y el cuerpo negro, pero no quiere devolverle a la comunidad financieramente” dijo Emil Wilbekin, exeditor jefe de la Revista Escense en el documental To some people i don´t exist: Black fashion insider.
Las publicaciones de moda tampoco han sido ajenas a este problema. Anna Wintour, considerada una de las figuras más influyentes de la moda y quien ha sido editora jefe de Vogue durante 30 años, se disculpó por los errores “hirientes e intolerantes” de la revista debido a las recientes críticas y alegatos de ex empleados negros que afirman no haber tenido las mismas oportunidades que sus colegas blancos. “Vogue no ha encontrado suficientes formas de elevar y dar espacio a los editores, escritores, fotógrafos, diseñadores y otros creadores negros”, dijo la gurú de la moda en su disculpa oficial. La famosa revista empezó en 1892 y solo fue más de 80 años después, en 1974, que tuvo a una mujer negra en su portada con la modelo Beverly Johnson. El portal web de discusiones culturales The Pudding revisó minuciosamente las portadas de la revista y encontró que entre
el año 2000 y 2005, 3 de cada 81 modelos eran negras. Si bien la representación ha aumentado con el pasar del tiempo, los modelos que aparecen en la portada generalmente tienen un tono de piel más claro, lo cual contribuye a la narrativa del ideal de belleza eurocéntrico.
En Colombia la historia no es diferente. Los colores magentas, verdes, amarillos, los turbantes, joyería grande y diferentes tipos de estampado, son constantemente incorporados en la moda nacional. Pero cuando es momento de promocionar y vender productos, la raza negra deja de ser protagonista. La revista Fucsia dedicó una de sus ediciones del 2019 a exaltar la labor de las mujeres negras en la economía del Valle del Cauca. Sin embargo, en su portada puso a una conocida modelo blanca vistiendo ropa tradicional de la cultura afro.
“La moda colombiana es racista, clasista y te tienen en cuenta cuando sienten que la cultura afro les puede dar caché o “sabor” a su even-
to”, escribe Bettssy Cortés en su columna del 2018 Moda colombiana, racista y clasista en la revista web Vive Afro. Muchos diseñadores parecen tomar la cultura afro como materia prima para luego transformarla en diseños con tintes blancos o internacionales. Según el último censo nacional, el 85,9% de la población colombiana se identifica como “sin etnia” y el 10,6 % como afrocolombiana. Lo que significa que muy pocos colombianos tienen en cuenta el concepto de etnia o raza. Pero en medio de este racismo casual, también han nacido diseñadores nacionales que se dedican a resaltar la afrocolombianidad. Un gran ejemplo es Lia Samantha quien ha cosechado una impresionante carrera al entretejer su herencia africana con la modernidad. “He creado mi propia marca de moda para entenderme mejor a mí misma, mis raíces culturales y mi propia herencia; yo no soy solo colombiana, tengo raíces en África, y veo la moda como un medio para aprender mejor acerca de la riqueza de mi historia” afirmó la joven diseñadora en una entrevista para Fashion United Mexico en el año 2015.
En una época en la que el movimiento black lives matter y nueva ola de conciencia social están tomando cada vez más fuerza, la industria de la moda debe unirse al cambio. Debe abrir nuevos espacios y darles más visibilidad a las diferentes razas si no quieren perecer en una sociedad que cada día es más consciente de lo que usa y no tolera comportamientos racistas.