MMXIII
Texto/Text Dibujos/Drawings Modelo/Model FotografĂas/Photos Cristian Valenzuela Pinto
La sequencia shamĂĄnica nos hace creer que recordamos eventos que no hemos experimentado, y pone estos recuerdos fabricados en contacto con los recuerdos genuinos que nunca pensamos volver a ver y que ahora se levantan y marchan hacia nosotros como los muertos vivientes de una pelicula de horror.
RĂĄul Ruiz. La poĂŠtica del cine.
The shamanic sequence makes us believe we remember events which we have not experienced; and it puts these fabricated memories in touch with genuine memories which we never thought to see again, and which now rise up and march towards us like the living dead in an horror movie. Raul Ruiz. Poetics of Cinema.
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CASA INTERRUMPIDA INTERRUPTED HOUSE
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Estimado Cristian: Te escribo para dejar en papel aquello que conversamos a la rápida y de buena gana hace unas tardes atrás sobre lo que será mi casa. Es quizás esta la única forma de certificar que se han cumplido mis deseos y peticiones respecto a como esta debería ser, puesto que no tendré oportunidad de habitarla. Convenimos en que tanto la arquitectura como mi oficio se entregaban a las narraciones, en mayor o menor grado evidente en tu caso, en el mío sin lugar a muchas dudas. Si entendemos Narrativa (con mayúsculas) como una secuencia temporal de acciones que llevan a un fin, creo que no tiene mucho sentido hacer viviendas, al menos no para mí. ¿Qué propósito tiene decorar la secuencia de actos que indefectiblemente nos llevan a la muerte?. Es quizás un ejercicio necesario, sobre todo para ustedes arquitectos pensar en la vivienda como algo más que la vida, y por defecto, la muerte. Si la arquitectura es narrativa, como tan tenazmente defendiste en nuestro breve pero oficioso entretien, me parece que esa narrativa debería de replantearse para mi caso. Esta es la gran historia; El jovencito de la película, en este caso una de vaqueros, nace bajo una estrella que sabemos, le depara un destino heroico. Ese destino será confrontado y puesto a prueba durante toda nuestra película, el jovenicto no tendrá más que batirse contra la materialización de esos obstáculos; un amor no correspondido aquí, un duelo acá, una herida de bala allá. Nuestro portagonista, y la película alrededor de él, se centrara en describir como sus acciones lo llevan a su destino, la desdicha de nuestro edipo pistolero es ésta; no tiene mas posibilidad que actuar para cumplirlo. No creo que una secuencia temporal de sucesos necesariamente sea obligatoria para una narrativa. Si tenemos la posibilidad de narrar, que sean aquellas cosas que no nos obligan a actuar. La vida es mucho más que la teleología de un más allá poblado con personajes históricos que se sientan a jugar brisca y donde bien alimentados todos, esperan eternamente a que no pase nada. La vida, si se me permite atribuirle algún sentido sin caer en la antinomia, no lo tiene, y en esa vacuidad de sentido es que a veces aparecen los milagros cotidianos que en 24 cuadros por segundo se amarran y dispersan en lo que llamamos real. introduccion-desarrollo-conclusión; esa peligrosa triada es a la que quiero escapar en esta vivienda en que no alcanzare a vivir. ¿Como narrarías entonces esta casa para mí? Te pido sólo 3 cosas: Que mi casa parezca casa, como esas del sur, donde viví y donde los techos son altos. Que tenga olor a madera Que las cosas no sucedan dentro de esta casa, condiciendo su fin y dilatando sus secuencias, transformándolas en otras. Quizás así pueda escapar de la muerte en 3 actos, merecida por lo de mas, pero aburrida y predecible. Atte. R. Ruiz
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Dear Cristian: I write down on paper the agreements we had in our brief officious encounter a few afternoons ago about what will be of my house, since I won’t be able to dwell on it. We agreed that architecture as well as cinema devote themselves to narratives, more or less evident in architecture, without doubt in movies. If we understand Narrative (with capital N) as a temporal sequence of actions that bring about an end, I believe there is not much sense in making houses, at least not one for me. What’s the purpose in dressing up the sequence of acts that will lead us infallibly to death? It is maybe a compulsory exercise for you architects to think of the house as something more than life and thus, more than death. If architecture is a narrative, as you so tenaciously defended on our conversation, I might suggest that this narrative should be rewritten in my case. This is the picture; our young protagonist of a cowboy movie, is born under the star we all know too well. He’s destined to be a hero. This destiny will be put to the test throughout our whole movie, the young hero will have no other option but to duel the manifestation of this obstacles. An unrequited love here, a gunfight there, a bullet wound every now and then. The protagonist and the movie around him will revolve around his actions taking him to fulfill his destiny. That is the misfortune of our oedipal hero; he has no choice but to make it happen. Now, I don’t believe that a temporal sequence of actions is mandatory for a narrative. If we have the chance to narrate, let’s tell narratives about those things that do not compel us to act. Life is so much more than the teleology of an afterlife populated with historical figures together at peace playing bridge, all well fed sitting eternally for nothing to happen. Life, If I’m allowed to give it without falling in the obvious antinomies, does not have sense, and in that vacuity of sense is that sometimes miracles happen, that in my case can be arranged together 24 frames a second, to be dispersed again into what we call the real. beginning-development-ending, that dangerous triad I would like to avoid in this house I wont ever see. How would you narrate such a house ? I ask you only for 3 things: My house should look like one, like the ones on the south, were I lived and where the roofs are high. It should smell like wood. Things should not happen inside, contradicting the means to the ends, sequences becoming other things... That way I might be able to escape death in 3 acts, well deserved nonetheless, but predictable and boring. Sincerely. R. Ruiz
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Estimado Raúl: Interesante el desafío. reduciendo el problema pleanteado a un argumento que me permita desarrollar algo parecido a una vivienda, no puedo si no detenerme con la siguiente pregunta: ¿Como hacer para interrumpir una casa? Si entendemos el habitar de una casa como su narrativa, desde que despertamos hasta que volvemos a dormir, deberíamos entonces replantear el programa-casa para interrumpirla, entendiendo programa como la distribución espacial con la que se dividen los actos que suceden en ella. A diferencia de la evidente linealidad que acusas en las clásicas narrativas cinematográficas (abiertamente partidarias de la teoría del conflicto central como me explicaste) en arquitectura existe una distancia engañadora entre conflicto central y sus representaciones. Me atrevo a decir que nuestro conflicto central (el arquitectonico) es la muerte. Una concatenación de levantares y acostares que nos llevan, en el más tranquilo de los casos, al último sueño, que nunca podremos imaginar. Este conflicto-secuencia, como ya habíamos mencionado, se lleva a la práctica en forma de programa habitacional, y se articula a través de la interrelación de distintos ámbitos y espacios que posibilitan el habitar. La interpretación espacial de esta secuencia (el conflicto central que es una casa) es morfológicamente variable. Puede adoptar formas que aún no hemos imaginado y sin embargo sigue rigiéndose por la misma matriz de secuencias que en su conjunto, y repetidas todos los días, nos llevan a la muerte. Lo que propongo para tu casa es que transgredamos esta secuencia para que sin querer esta no nos mate. ¿Cómo? Te has de preguntar. He aquí la primera trampa; tu casa no tendrá puertas. Como vulgar ladrón, entraras por las ventanas. No obstante, este dispositivo solo nos permite entrar en la secuencia-casa. Ahora debemos tocar su interioridad, y robar lo que nos interesa. La segunda trampa constituye un problema un poco más complejo. Si consideramos que el recinto dentro de la casa que actualiza los ciclos de 24 horas de la rutina habitacional es el dormitorio, debemos dilatar a cualquier precio la sucesión de actos y recintos que nos traen de vuelta al él. Para este fin tendremos que hacer algunas concesiones; una es que renuncies a dormir, la otra que renuncies a despertar. Poéticamente creo más interesante la renuncia a despertar, puesto que nos permite holgura para jugar. Asumiendo esta posibilidad, asumiendo que el ocupante de la casa ya despertó, pero que en realidad no ha dejado de soñar, el dormitorio se transformaría en una pieza más en la jerarquía de la casa y la teleología de sus recintos. Dejará de ser la cabeza y la cola del ouroboros habitacional. En su lugar, tendremos una pieza que en una de sus paredes tendrá un espejo, el tamaño de este permitirá una reflexión completa de su ocupante parado en el centro de la habitación; la relación de medida entre la imagen espejada y la distancia a su centro nos darán el tamaño del recinto. Al otro lado de este espejo, y respondiendo al ocupante reflejado, habrá una habitación con un pequeño armario de madera y una ventana que da a un patio, este patio tendrá una luz constante y siempre llevará el ruido de hojas al viento. El ruido del follaje inundará de manera continua pero sutil la habitación completa. Más allá y donde la luz no permita distinguir otra cosa que siluetas, el sonido del patio cesará, y de manera gradual entraremos a una cocina llena de utensilios domésticos y fuertes aromas.
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Aquí habrá una mesa central de madera gastada por el uso, que recordará al ocupante un tiempo específico. El olor a cabezas de ajo, a comino o harina mezclada con agua tibia serán los que nos llevarán al siguiente recinto de la casa, el de la niñez. Este se configurará por los objetos que lo ocupan, sus dimensiones irán modificándose a medida que la niñez recuperada traiga más objetos a él. Aquí probablemente aparezcan muebles con superficies imposibles, cajoneras inalcanzables, retratos de gente desconocida e incluso camas, pero no hay que preocuparse por estas puesto que la memoria las invoca por motivos distintos al sueño. El tránsito entre los recintos que configuran la casa dependerá de la intensidad con la que el ocupante se recoja en sus sentidos. Si un aroma le llena de atención volverá inmediatamente a la cocina con sus utensilios y penumbras. Si un sonido lo captura volverá a la habitación con la ventana y el armario, donde probablemente hayan libros o amistades guardadas por el tiempo. Si en cambio el ocupante se detiene en la textura de las cosas, se encontrará siendo un niño otra vez entre artefactos y objetos imposibles. Cuando sus sentidos se emboten, o simplemente el aburrimiento suba hasta su cuerpo, el ocupante se encontrará nuevamente en pieza del espejo, mirándose en el y preguntándose si la imagen que lo enfrenta es realmente quien recuerda ser. Cuando la duda entre ambas imágenes se agote, siempre se podrá elegir estar a uno u otro lado de la reflexión. En cuanto al exterior de esta casa, creo en 2 posibilidades adecuadas: La casa con un atrio, de tejas grandes y forma rectangular, con sus recintos franqueados por una galería fresca y penumbrosa. Y la casa A, ligeramente despegada del suelo, exagerada en su techumbre para lluvias largas y mojadoras. Cualquiera de ellas es capaz de acomodar un hogar donde el paso del tiempo funcione sin las preocupaciones de una muerte anunciada. Atte. CVP.
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Dear Raul: What an interesting challenge of a house. But somehow I cannot but think of the following question How to interrupt a house? If we interpret the narrative of a house as its capacity to allow dwelling, from the moment we wake up until we go back to bed again, then we should rethink the program of a house to interrupt it, assuming we understand program as the spatial distribution in which the human acts coalesce. In contrast to the obvious linearity you acknowledge in classical cinematographic narratives, in architecture there is a deceiving gap between central conflict and its manifestations, I dare say that our central conflict too (the architectural) is death. A continuous chain of getting-up-and-going-backs to bed that in the better of cases take us to the last sleep. This conflict-sequence, as we already mentioned, is practiced in the house as the program, and is articulated through the relationship between the different spaces and acts that enable us to dwell. The spatial interpretation of such sequence, the central conflict that is a house, is morphologically variable. It adopts forms that we haven’t yet imagined, however, is still dictated by the same matrix of sequences that in their totality and repeated everyday, lead us to death. What I propose for your house is a transgression on the traditional narrative so it does not kill us out of repetitive normality. How? you might be wondering. Here’s the first trap, your house won’t have doors. As a blatant burglar, you will enter through the windows. This little trick though only allows for a break in the house-sequence, now we should lay hands on it and steal what is of our interest. The second trap involves a problem a little more complex. if we consider the single space inside the house that updates the 24 hour cycles of daily routine is the bedroom, we should then avoid at all costs any string of acts that might take us back there. For this we should make a concession; or we renounce to sleep, or we renounce to wake up. Poetically I think is more interesting to give up waking up, since it allows for more space to play. Assuming this possibility, assuming that the dweller of the house already woke up, but actually never stopped dreaming, the bedroom transforms into just another room in the teleology of sequences of a house… it is no longer the head and tail of the residential ouroboros. In its place we’ll have a room that in one of its extremes will have a mirror, the size of this mirror permits a full body reflection of its occupant standing in the middle of the room. The distance required for the reflection will determine the size of it. On the other side of this mirror, and in response to the reflected dweller, is a room that has a small wooden wardrobe and a window to a courtyard, through this window steady light and the constant sound of fallen leaves flood the room. Beyond the reach of the light, and where one can see nothing but silhouettes , the sound of leaves will cease, and gradu-
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ally we’ll be taken to a kitchen full of utensils and distinguishable scents. Here, a central wooden table worn by use will reminisce the dweller of an specific time. The scent of garlic, butter and flour mixed with warm water will take him to the next room, the room of childhood. This room will be configured by the objects contained, its dimensions changing as the recovered childhood brings more objects into it. Here are most likely to appear impossible furnitures, with out-of-reach drawers and portraits of people unknown, even beds, but worry not, because beds here have nothing to do with sleep. The passage between rooms depends on the intensity with which the dweller withdraws to his senses. if an aroma grasp his attention he’ll be taken back to the kitchen with its shadows and wares. If a sound captures him he’ll go back to the room with the window and the wardrobe, where probably old friendships and books await . If he happens to focus on the textures and tactile properties of things, he will be a child again between artifacts and impossible objects. When his senses turn dull or boredom crawls up to the back of his head, the dweller will find himself back into the room with the mirror, staring and wondering if the reflected image in front of him is really what he remembers of it. And when doubt between both images wears out, its always possible to be on either side of the reflection. Regarding the appearance of the house, two possibilities will suit your needs; the atrium house, with oversized roof tiles and rooms enclosed with a dark and cool gallery. Or the ‘’A’’ frame house, slightly above the ground with its steep roof for long and wet rains. Both of them are able to accommodate a home were the passing of time happens without the worries of an announced death. Sincerely CVP
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Fig. 1. La habitaci贸n del espejo/ Mirror room
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Fig. 2. La habitaci贸n de la ventana/ Window room
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Fig. 3. La habitaci贸n del aroma/ Scent room
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Fig. 4. La habitaci贸n de la memoria/ Memory room
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CASA INTERRUMPIDA INTERRUPTED HOUSE
MODELOS (MODELS)
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Modelo casa A/ A frame house
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Casa patio/ Atrium house
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