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La preparación del venado: sabroso y generoso

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Tejer con fique

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El bosque nos brinda muchas cosas, como los insectos, pero no todos tienen colores fuertes que se peguen a las fibras, como sí pasa con los que se traen del mercado, unas cochinillas que abundan en las pencas por allá, muy lejos del gran río (el Bogotá), donde hace mucho calor. Papá dice que es muy muy lejos, a muchos soles y lunas de distancia, y quienes los traen son gente distinta a nosotros.

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Cuando tienes muchas cochinillas (vienen pegaditas a la penca), las trituras sobre una piedra con una mano de moler y sale un color rojizo oscuro (carmín). Pero si queremos un rojo brillante, utilizamos la semilla de una planta a la que le dicen bija (achiote). La cáscara es dura, llena de espinas grandes que abres muy fácil y está llena de pepitas rojas, que con solo tocarlas te tiñen los dedos con ese color. Mi mamá tambien la usa para darles más color y sabor al venado o al curí cuando los prepara para comer.

Como no tenemos algodón para hilar, papá e Iktan irán al mercado y llevarán herramientas o pieles para intercambiar por algodón para nuestros tejidos. A mi papá, mis tíos y primos les toca estar muy atentos para conseguir lo que falta en casa, pues las mujeres hacemos otras actividades y por lo general no vamos al mercado con ellos.

Papá y mamá hablan sobre qué cosas pueden llevar al mercado… aún hay algunas mantas blancas, cordones y agujas para intercambiar por algodón, cal, sal, arcillas y posiblemente bija y cochinillas. A mamá le preocupa que se acabe la sal, que es muy importante para la comida y para otros oficios. Papá sabe que tendrá que caminar mucho con Iktan porque el mercado de los productos de tierra caliente es hacia el gran río, mientras que el de la sal, hacia las montañas altas. Así que deben llevar sus mochilas, comida y chicha para el largo viaje.

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El venado es un animal muy generoso: nos brinda alimento a través de su carne y del tuétano que hay entre sus huesos, y nos proporciona calor y energía. Con sus huesos se hacen muchas herramientas, y de su piel y cornamenta se obtienen objetos de diferentes usos.

Siempre ayudo a papá y a Iktan en la preparación del venado despejando el patio y limpiando todo para que la carne no se dañe. Traigo agua para poder lavar las herramientas, los huesos y las pieles.

La cornamenta es dura y algunas de sus puntas son filosas. Seguro papá la pondrá en el bohío para colgar sus cosas. Del venado utiizamos todo: las mandíbulas sirven como percutores (golpeadores) para tallar, aunque también las usan para sacarles música, golpeándolas o rascándolas con una vara. Para hacer las herramientas en piedra, también usamos los cuernos ya que, al golpear la piedra caliente se desprenden las lajas y se consiguen bordes afilados que convierten la piedra en una herramienta como un raspador

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para limpiar el cuero o un hacha para cortar madera o plantas.

Para mi telar, papá va a utilizar los huesos de las patas del venado y para hacer agujas, las costillas. Los huesos largos, duros o planos son los ideales para hacer las lanzaderas, las agujas o los punzones. Estos últimos son como agujas gruesas, sin ojo, cuyo filo se endurece al fuego, y sirven para hacer huecos en el cuero y decorar las vasijas de barro o los torteros; con su filo pueden hacerse incisiones, rayas o bolitas antes de que se cuezan al horno. De acuerdo con su grosor y dureza también pueden servir en la elaboración de los tejidos; así que tendré mi propio punzón para separar los hilos o ajustarlos.

Para hilar fibras de fique utilizo un huso o vara de madera o hueso que sea grueso, pero para hilar fibras de algodón, el huso debe ser más delgado. Entre más delgado, más fino es el hilo que se obtiene, como el de los trajes bonitos de mis padres.

Para intercambiar por algodón, papá piensa llevar al mercado algunos punzones, agujas y herramientas para la caza y la pesca, como lanzaderas de dardos o arpones.

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