DICIEMBRE DEL 2005 - ÉPOCA II - N.º 1 - OTOÑO/INVIERNO - PRECIO 1 EURO
Presumiendo de país El renacer del patrimonio gallego Descubre las más nobles lareiras, los secretos de Porto do Son, el Camino del Norte que conduce a Santiago y los rincones del Monte Aloia
Pazos de Galicia Presentación
Paixón polo patrimonio galego
Rectoral de Cobres 1729
resentamos un novo número de Pazos de Galicia, o que abre unha nova época da nosa publicación. Ate o de agora Pazos de Galicia dirixíase aos nosos hóspedes. Con este número avanzamos un paso máis e pretendemos chegar ao maior número posible de lectores, sendo esta a nosa modesta contribución a difusión do patrimonio galego. Unimos deste xeito as nosas casas, que conforman o Club de Calidade Pazos de Galicia, cun concepto de turismo en auxe, o de aqueles que queren coñecer, e non só ver, o lugar ao que van. Por iso non falamos da nosa oferta senón de Galicia, dos lugares que se poden visitar, da riqueza histórica, monumental, natural, paisaxística, etnográfica e cultural. Tratamos de descubrir belezas que se atopan tan preto e tan lonxe e dirixirnos a un público que desexa sentirse parte dun lugar. Pretendemos ser só unha guía sinxela para descubrir lugares máxicos, historias próximas, gastronomía nosa... A nova época de Pazos de Galicia coincide ademais coa gran expectativa que, para o sector, implica un cambio de Goberno autonómico como o que se deu o pasado verán na nosa Comunidade. Polo de agora non é tempo de valoracións, senón de deixar traballar e agardar coa confianza en que todos buscamos o desenvolvemento e afianzamento do turismo de calidade en Galicia.
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Pazos de Galicia
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Pazos de Galicia Revista semestral da Asociación de Turismo de Calidade Pazos de Galicia Época II, Nº 1, Outono-Inverno 2005 Edita: Pazos de Galicia Consello Editorial: Randy Hanssen, Manuel Viéitez, Benito Vazquez, Javier Goyanes e Monserrat Rodríguez Producción: Versal Comunicacion S.L. Dirección: Elena Goyanes Ilustración: Electra Estudio Maquetación A. Mariño Fotografía Xoán Soler, Simón Balbís, Adolfo Enríquez, Daniel, Alberto López, Óscar García, Guillermo Calviño, Luis Reimóndez, Xoán Carlos Gil, Miguel Ascón, Carmela Teijeiro, Santi M. Amil, Rocío Ramos, Silvia Grobas (gráficos), Archivo Pazos de Galicia, Archivo La Voz de Galicia Tratamiento de imagen Manuel Marras, Gonzalo Barral y Andrés Cenamor Depósito Legal: VG-1251/05 Imprime: Alfer Pazos de Galicia. Monte Bachao s/n, Fecha, Santiago. Tel. 902 197 613 E-Mail: info@pazosdegalicia.com www.pazosdegalicia.com
Rectoral de Anllo
Pazos de Galicia Sumario
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Sumario 01 Presentación 04 Así somos Una visita al Pazo da Buzaca
10 La lareira, el corazón de la casa Una panorámica a los pazos a través de uno de sus elementos arquitectónicos más emblemáticos
20 El premio Pazos de GaliciaBiblos Crónica de un acontecimiento cultural
PÁGINAS
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28 Un tesoro llamado Monte Aloia Visita a un parque natural
34 Paseo por Allariz y Coles
Pazos de Galicia, otro concepto de alojamiento
Itinerarios para descubrir dos municipios ourensanos
46 Nuestros vinos Pazos de Galicia es, sobre todo, eso: Un nuevo concepto de alojamiento que combina el lujo, la historia y la calidad. Esas tres patas de la silla son el armazón sobre la que se asienta una organización de 26 establecimientos repartidos por Galicia entera y que garantizan unos mínimos estándares de nivel de servicio que, por supuesto, satisfacen a los exigentes. Porque Pazos de Galicia busca a los exigentes, a los que no se conforman con un simple techo para pasar la noche. La cuarta pata de la silla es que no tienen clientes sino huéspedes.
Las bodegas de Valedorras
54 El viento que viene del norte El Camino de Santiago desde Ribadeo a Compostela
62 El Santo Grial de O Cebreiro El misterio sin resolver
65 Dando vida á pedra A grandeza dos canteiros
70 Os nosos animais As vacas caldelás crían en Ourense
72 Setas ¿Cuáles se pueden comer y con qué vino?
78 "En boca de muger" Así nos vio Francisco de Paula en el siglo XIX
80 Municipios gallegos Porto do Son, entre las montañas de Barbanza y la ría de Muros y Noia
Pazo da Trave
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Pazos de Galicia AsĂ somos
Pazos de Galicia Así somos
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POR
ADRIANA R. EIROA
dentrarse en el pazo de A Buzaca supone dar rienda suelta a los sentidos y remontarse atrás en el tiempo, concretamente al siglo XVI, principios de la época dorada pacense. Desde el mismo instante en que se traspasa la frontera del recio portalón de piedra que da entrada a la finca se puede sentir el espíritu vivo de los antepasados de una de las más nobles familias gallegas, los Varela, a quien siempre ha pertenecido. A pesar de que la referencia original de que se tiene constancia sobre el primer morador de la casa es de Gómez Varela García de Dubra, son muchos más (Fariña, Aguiar, Lobería, Novoa, Figueroa y Mariño) los linajes que han estado vinculados a la historia de A Buzaca por matrimonio con la familia Varela. Si una cierra los ojos, resulta fácil imaginarse a caseros cultivando las tierras y criando ganado para atender las necesidades de los señores de la casa, y es que, en el pasado, el uso que se le daba a la finca era fundamentalmente agrícola y ganadero. Hoy en día, la utilidad del conjunto ha cambiado, aunque se sigue manteniendo la costumbre del cultivo para consumo propio. Se siguen plantando frutales de todo tipo para hacer mermeladas y membrillo, así como hortalizas y vegetales en una pequeña huerta situada en la parte
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Pazo da Buzaca: Un paseo por el tiempo
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baja del jardín. En la actualidad, el pazo pertenece a siete hermanos, descendientes de los Varela, quienes se han constituido en sociedad y desde el 2001 acoge una hospedería de turismo rural del más alto nivel.
Rincones con encanto Un escudo barroco que data del año 1750 y que se encuentra enclavado encima del portal de entrada da la bienvenida a todo visitante que decida perderse en épocas pasadas. La senda que lleva a la casa, perfilada perfectamente entre jardines, columnas y bancos de piedra, invita a avanzar en la historia. Incluso las trece habitaciones de las que está dotado el pazo aparecen impregnadas de historia por los cuatro costados. Cada una de las cuatro de las que está dotada la casa señorial lleva el nombre de algunos de los antepasados de la familia y están decoradas según los gustos de estos: D. Gómez Varela y D. Pedro Varela de Dubra son dos
Detalle de uno de los impresionantes salones
de ellas. Las de la galería, seis cuartos situados en las antiguas caballerizas, adoptan, por su parte, el nombre de las señoras de la casa con evocadoras denominaciones: La Botánica, Filipinas, África, etc. En la Caza, la que fue otrora el hogar de los caseros, se localizan las tres habitaciones restantes, a las que se les ha dado el nombre de lugares cercanos a la Buzaca: Arxeo, Gorgullón... En la primera planta del edificio señorial aguarda un salón con una gran
El hórreo y la hórrea dan una idea de la gran cosecha que debían de obtener en el pazo
chimenea en la que no faltan una balanza de la época y el típico puchero en el que antiguamente se hervía el agua al calor de la lumbre, o las cinco planchas construidas totalmente en hierro y que sirven de elementos decorativos en lo que antaño fue el horno. En la misma estancia es imposible que pase desapercibida una puerta decorada con flores pintadas que data del siglo XVI. En definitiva, la habitación se presenta como un claro ejemplo de la conservación de los elementos decorativos de la época. Pero la autenticidad no se limita a los detalles, sino que se extiende a los muebles de la casa: camas, mesillas y coquetas en los dormitorios, y mesas y butacas en las salas de estar guardan todavía su esencia. Si el interior del pazo invita a conocer su historia, su exterior, remanso de paz, invita al paseo, a deleitarse con su entorno, a escuchar la naturaleza que lo envuelve y también, por qué no, a rezar en su capilla. El hórreo, la hórrea,
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Lareira
el palomar, la torre de juegos infantiles, la capilla, el molino, y allende los muros, la piscina, dan vida y a la vez enriquecen este espacio. El hórreo y la hórrea, apostados a la izquierda, tras cruzar el portalón, dan una idea de la gran cosecha que debían obtener en cada temporada los caseros del pazo. En primer lugar, la hórrea; el término proviene del latín, plural de hórreo, y significa hórreo grande. La leyenda dice que es el femenino de hórreo y se diferencia de éste en que tiene una especie de falda. Tan sólo es eso, una leyenda. En la era, ubicada en la parte trasera, se alza el palomar circular del siglo XVI, hoy utilizado para guardar la leña. El molino traspasa fronteras y es que se levanta tras los muros. Había estado en funcionamiento hasta los años cincuenta del siglo pasado; en él se molía maíz para los trabajadores y para los propios dueños, pero hoy en día es el único elemento que no está restaurado. Tan sólo le faltan los mecanismos de funcionamiento; lo que es la construcción en sí se halla en buen estado, e incluso conserva la chimenea. Llama la atención una torre situada detrás de la casa. A simple vista semeja una atalaya de defensa pero hay algo
Una sala que invita al descanso
que falla: es demasiado baja. La razón radica en que no se trata de una torre defensiva sino que es la torre de muñecas para jugar a príncipes y princesas. Todavía hoy, los niños que acuden al pazo lo utilizan de lugar de juegos. El sonido del agua que brota de las entrañas de la finca también resulta agradable al oído. Se visualiza a través de canales que la recorren y van a desembocar a un pequeño estanque con peces de colores. Por otra parte, incluso la moderni-
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dad ha traspasado las anchas paredes de los muros de la casa para colarse y tener su propio espacio junto a la tradición que la preside. La piscina, a la que se accede tras recorrer jardines de setos y parras que alivian del calor en un día soleado, junto con el asadero, representan los elementos más vanguardistas de la finca. El contraste más contiguo lo encarna un río de lavar labrado en piedra, de gran utilidad hasta no hace tanto tiempo.
Curiosidades
Más allá de A Buzaca
Aunque la historia y la trascendencia del pazo daría para pasarse una temporada estudiando y descubriendo cada uno de sus rincones y recovecos, su valor se hace mayor si se tiene en cuenta su proximidad con otros puntos geográficos, arquitectónicos o históricos importantes. En Campo Lameiro, a cuatro kilómetros del pazo aproximadamente, se registra una concentración asombrosa de petroglifos. Se trata de grabados labrados en piedras graníticas y los más antiguos datan del 6.000 ó 5.000 a.C. No son pocos los que afirman que se utilizaban en ritos mágicos de carácter religioso. A quince kilómetros aproximados, el balneario de Cuntis, villa termal por excelencia, y a siete los de Caldas de Reis, se convierten en el centro de una oferta a la que resulta difícil resistirse. Para los amantes del arte, y más concretamente del estilo románico, esperan dos iglesias cercanas al pazo que se pueden visitar: la de San Martiño y la de San Pedro.
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ENRIQUE VARELA, uno de los actuales propietarios
«Aquí se reunía la gente para preparar la liberación de Pontevedra»
Enrique Varela
—Demasiados recuerdos y demasiados años en el haber de su familia, pero hoy en día resulta difícil mantener una construcción de estas características. ¿No se han planteado venderla? —La explotación igual se vende algún día pero el pazo no creo. La importancia afectiva que tiene para nosotros no tiene precio, es difícil de valorar. Ya no es tanto el valor económico como el afectivo. El origen de nuestra familia se halla en Caldas, pero nosotros pasábamos los veranos en esta casa, así que esto no resulta fácil de olvidar. Para algo hemos llegado a este acuerdo a través de los siete hermanos de constituirnos en sociedad, aunque yo sea el que más me ocupe de la organización. —Insisto: el coste para mantener todo esto será muy elevado. —Pues sí, imagínese, en estos momentos hay ocho personas que llevan la casa, aunque yo vengo todos los días desde Vigo. —¿Y al fin cómo cayó el pazo en
Los edificios principales están acompañados de otros más pequeños pero con el mismo encanto
sus manos y en la de sus hermanos? —Desde el principio la casa se fue trasmitiendo por mayorazgo, que era la fórmula tradicional de trasmisión de aquella época, hasta que llegó a mi padre y mis tíos que nos la trasmitieron por partición. —Cuénteme alguna anécdota o curiosidad que haya tenido lugar en el edificio. —El pazo tuvo mucha trascendencia en la época de la liberación de Pontevedra, en 1809-1810, porque en él se reunía la gente de los pueblos cercanos: Cuntis, Caldas, Moraña, Peñaflor, junto con los párrocos amigos para preparar el ataque. Incluso murió en la batalla uno de los hermanos Varela de la época. —Volviendo al presente, ¿cuál es el nivel de ocupación de la casa como establecimiento de turismo rural? —En verano, en los meses de julio y agosto, tenemos una ocupación de casi el 100% y también muy buena los fines de semana a lo largo del año. Por la semana compensamos la falta de clientela con las reuniones y congresos que algunas empresas deciden celebrar en el pazo. Acuden de todo tipo: discográficas, editoriales, de laboratorios... Además tenemos salones, unos más grandes y otros más pequeños, idóneos para este tipo de reuniones. —¿Qué se ofrece en el Pazo da Buzaca además de alojamiento? —Pues un trato cordial y personal con los clientes, o más bien diría invitados, porque en realidad son gente que viene de fuera y es lo que vienen buscando, hospitalidad. Esto no es un hotel en donde los clientes buscan precisamente pasar desapercibidos. Aquí le preguntamos de dónde viene, adónde va, nos interesamos porque su estancia sea agradable...
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Pazos de Galicia Arquitectura
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POR
MANUEL VIÉITEZ ARQUITECTO
a lareira es el espacio más importante de la vivienda rural gallega. Su nombre deriva de lar (hogar) y es el lugar donde se hace el fuego para poder cocinar. Está formado esencialmente por amplias losas regulares de piedra, asentadas sobre barro en el suelo de la cocina, conformando un área de dos a diez metros que permite encender el fuego sin que éste afecte a la estructura de madera de los suelos. La arquitectura popular gallega se ve condicionada por la actividad agrícola, omnipresente en la vida de Galicia. Se trata de una agricultura compleja que se une siempre a la producción comercial característica de cada comarca, una agricultura de subsistencia en la que se cultivan los frutos adecuados a la climatología de cada zona, para garantizar el autoconsumo de productos agropecuarios, en un país con grandes dificultades de comunicación. La cocina, y en especial la lareira, responden a las necesidades de una región eminentemente agrícola, y constituyen un espacio multifuncional, que más allá de un simple espacio para cocinar se convierte en punto de reunión,
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La lareira, el corazón de la casa
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Chimenea de la Rectoral de Cines
sala de estar y lugar de elaboración de los productos agrícolas; en torno al fuego de la lareira, con la llegada de los primeros fríos del invierno se hacen los embutidos, producto de la matanza; en el otoño se desgrana el maíz, al final del verano se preparan las mermeladas y membrillos. Continuamente se amasaba la harina para cocer el pan en el horno que, con frecuencia, se encontraba dentro de la propia lareira. Un rasgo de la peculiar humanidad del gallego es que son las personas más fuertemente ligadas a la tierra, material y sobre todo espiritualmente; el gallego es soñador, con una visión de la realidad que mezcla lo sensorialmente inapreciado (la Santa Compaña, las meigas, las ánimas..), con lo sensorialmente percibido (el recuerdo de sus campos, ríos, corredoiras). El acogedor fuego de la lareira se convierte en la fragua donde se funden la dura realidad del campo gallego con las fantasías de sus gentes. En la organización de la casa rural gallega se dedica la planta baja a cuadras y la planta alta a vivienda. La cocina, siempre próxima a la entrada, es el espacio más amplio e importante de la vivienda, siendo el lugar del fuego (lareira) el centro de la actividad; en
las viviendas más sencillas el humo salía a través del entramado de la cubierta y por las rendijas de las tejas. De esta forma, el humo que se acumulaba en la parte superior de la cocina cumplía la función de conservante de embutidos y de la propia estructura de madera. En las viviendas más importantes se ejecutaba como salida de humos de la lareira una importante chimenea de piedra, que en los reductos de la hidalguía gallega se convertirán en símbolo de la importancia de la casa, rematándola con elaborados pináculos de cantería.
Sus elementos Elementos siempre presentes en el espacio de la lareira son un amplio escaño de pesada madera de castaño, el angarelo o burro, estructura de madera giratoria de la que se suspende una cadena gramalleira, en la que se colgaban en ganchos a distintas alturas los potes donde se cocinaba; la graduación del fuego se realizaba alejando o acercando el pote al fuego cambiándolo de gancho; la estructura giratoria permitía desplazar del fuego el pote cuando los alimentos estaban cocinados y mantener las llamas, único elemento para calentar las húmedas vi-
viendas de la Galicia rural; la amplia artesa para amasar el pan que también se utilizaba de asiento y permitía dejar debajo las viejas zuecas; el morillo, pieza de forja destinada a levantar la madera permitiendo la circulación de aire que alimenta el fuego; los numerosos tajos o pequeñas banquetas de tres pies que permiten un asiento firme sobre el tosco e irregular suelo de las lareiras; en el interior suspendido del techo es frecuente encontrar el canizo, formado por un entramado de madera de castaño donde suspender los chorizos o colocar las castañas para su curado. En la costa o en áreas urbanas, donde la actividad agrícola pierde importancia, la lareira limita su función a la de cocinar los alimentos diarios. En estos casos, se reduce su tamaño y la forma queda definida por una mesa de piedra suspendida de un muro de carga, con una campana tronco piramidal de cantería granítica apoyada sobre ménsulas de piedra, empotrada en los muros de la casa. Pero la lareira siempre es un recio espacio de cantería granítica que focaliza en torno al fuego la principal actividad de la casa, constituyendo el elemento más significativo de la vivienda gallega tradicional.
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Pazo de Sedor
Testigo de la huella peregrina esde su levantamiento en el siglo XVII, el Pazo de Sedor se ha apostado como vigía impávido de los miles de peregrinos que año tras año lo han saludado en su camino hacia Santiago, como punto de paso de la ruta francesa. No sólo la casa, sino también el lugar en el que se emplaza, A Castañeda, aparece vinculada al Camino de Santiago. Ya en el siglo XII, cuando fue escrito el Codex Calixtinus, la aldea aparece mencionada en este manuscrito, concretamente en su quinto libro, y cuya importancia es enorme por ser el primer volumen de viaje-guía del peregrino jacobeo que se conserva. Aunque es difícil disipar las dudas en torno a los linajes de los históricos poseedores de este pazo, lo que sí parece estar claro es que estuvieron relacionados con el famoso capitán Alonso Pita da Veiga, que apresó al monarca francés, Francisco I, en la batalla de Pavía en el año 1525, y recibió por tal hazaña honores y privilegios por parte de Carlos I de España y V de Alemania. Más concretamente, la construcción fue impulsada por el supuesto nieto de Alonso Pita da Veiga, Francisco González do Vilar, colegial de Fonseca, abogado de la Real Audiencia del Reino de Galicia y fiscal de guerra del mismo Reino. Aunque apenas se acertaba a vislumbrar desde la carretera cuando en los años sesenta los hermanos Saavedra compraron el pazo y la finca (se hallaba rodeado de árboles y erigida en un terreno de 50 hectáreas), su gran chimenea y el amplio balcón que recorre la fachada principal, ambos de estilo barroco, no lo dejaban pasar desapercibido. La majestuosidad del edificio se ha agrandado con las reformas y añadidos posteriores, el tejado en los años setenta y los demás arreglos hace tan sólo diez años.
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POR
A. R. EIROA
Si la visión ya resulta impactante por la magnitud de Sedor, la teoría de los arquitectos en la actualidad es que el pazo está sin acabar; las piedras sobresalientes en uno de los laterales y la puerta principal situada mucho más próxima a un ala de la casa que a la otra, apuntan a ello. La cocina se ha convertido en sala de estar aunque la lareira permanece. Es difícil imaginarse el contraste entre la actividad generada en una cocina de los años cuarenta-cincuenta, en cuya mitad se levanta una enorme lareira necesaria para cocinar los alimentos para los señores de la casa y dar de comer a los animales; separados tan sólo de la estancia por ventanas abiertas en la pared, con el silencio de un acogedor salón de estar, idóneo para la lectura y las charlas.
Fachada principal del pazo
En esto mismo se ha convertido hoy en día la antigua cocina de Sedor. La lareira, ubicada en el medio, se levanta majestuosa flanqueada por dos espaciosos hornos y divide a la estancia en dos, creando un doble salón de estar. En él destacan las antiguas alacenas de los candiles, unos armarios empotrados en la pared en cuyos estantes y puertas de madera se guardaban antaño los utensilios de cocina y los propios candiles, y hoy sirve de apoyo a libros y objetos decorativos. Además, todavía se mantiene en el hueco de una de sus ventanas un fregadero labrado en piedra. De la estancia también es posible salir a través de unas escaleras que se comunican con las habitaciones del piso superior. Un fogón de los actuales, ubicado bajo la antigua lareira, asientos de diversas formas y tejidos, siempre acordes con el estilo de la habitación, un arcón que hace las veces de mesa y varios objetos decorativos completan el mobiliario de la actual sala de la lareira.
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Lareira de Sedor
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Ferrería de Rugando
La paz heredada de los monjes icen que todo lo bueno se hace esperar, y en este caso es cierto. Son once kilómetros de serpenteante camino los que separan la N-120 de la localidad de Vilarmel, Quiroga, en donde se encuentra la Ferrería de Rugando, pero merece la pena recorrerlos. La naturaleza y el visitante van de la mano durante todo el recorrido. Impresionantes montañas y el sonido del río Soldón, afluente del río Sil, comparten protagonismo en el espacio. La historia también está patente y rezuma por entre cada una de las piedras que componen esta construcción. Fueron los monjes de Samos los que, en el siglo XVI, fundaron la herrería, aunque lo que hoy se ve convertido en casa rural era la antigua vivienda de los monjes, la industria estaba aparte, al lado de la carretera. A pesar de trabajar tan sólo seis meses al año por falta de agua, era mucho el beneficio que proporcionaba la herrería, en palabras de Cornide Saavedra: sobre el 1780, de ella salían 1.500 quintales, lo que la situaban en esta época en la de mayor producción de la actual provincia de Lugo. Así, estuvo funcionando hasta principios del siglo XX, siendo una de las últimas que dejó de fundir en la provincia. Al igual que las demás propiedades de Samos, fue vendida a particulares con motivo de la desamortización de Mendizábal y pasó a manos de diferentes familias que se dedicaron al cultivo y a sacarle rendimiento al molino. Los Mejía fueron los últimos dueños de la casa que vivieron del campo. En la actualidad, es un matrimonio, Mari Carmen Rodríguez y Jesús Vidal, los que gestionan la propiedad, tras un largo proceso de restauración que comenzó en 1997. Los Mejía habían ido a vivir al pueblo de al lado, Paradapiñol, y habían dejado abandonada la casa de
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Vilarmel. La antigua vivienda de los monjes abrió sus puertas en el 2000 convertida en casa de turismo rural. De la herrería no queda prácticamente nada, tan sólo restos del vanzado, parte imprescindible de ella. En Rugando confluyen todos los elementos necesarios para no caer en el aburrimiento, aunque sin perder nunca esa paz que se respira en cada uno de los rincones y en el entorno. Los cuatro salones de los que consta la casa están destinados a ese fin. Uno de ellos, situado encima de la cafetería, está dotado de una mesa de billar. Otro incluye una librería (más de cien volúmenes) y televisor. Para aquellos más partidarios de una buena conversación al calor de la lumbre les puede interesar el tercero de los salones, en el que hay varios sofás colocados unos enfrente de los otros, para hacer más acogedora la estancia, y una lareira. La cuarta y última sala de estar consta de 50 m2 de espacio a dos niveles; uno de ellos con mesas para juegos y tertulias, y otro con una mesa de ping-pong. Nadie podría adivinar la historia que guarda celosamente esta sala de jue-
La industria estuvo funcionando hasta hace prácticamente cien años
gos, y es que fue, en época de los monjes, su capilla. Todavía hoy, desde fuera, se pueden percibir unas pinturas en la pared, recuerdo de lo que fue la pequeña iglesia, y las paredes de la época del funcionamiento de la herrería. Cuando la casa fue comprada para utilizarla como de campo prefirió usarse la capilla para otros fines, entre otras cosas porque el habitáculo estaba ya muy deteriorado. Son ocho las habitaciones que pueden hacer las delicias de quien apueste por pasar unos días lejos del mundanal ruido. Aunque todas tienen su particular encanto (los dueños han escogido muebles de anticuario y otros nuevos para darle personalidad a cada una de las estancias), destacan las dos suites, en forma de duplex, con bañera hidromasaje. Además, dos de esas habitaciones disponen de terraza con mesa y sillas para poder contemplar la naturaleza en estado puro. Por si esto fuera poco, la proximidad del río, con posibilidad para bañarse y practicar la pesca, incrementa las potencialidades del enclave. Incluso hay empresas que aprovechan este recurso para ofrecer servicios de turismo activo, con actividades como el barranquismo y descenso de cañones. El senderismo es otra de las posibilidades que ofrece Rugando. Son dos las rutas a caminar. Una de ellas, de aproximadamente una hora, va por el Souto. La segunda, de tres horas, recorre Rugando, Vilarmel y finaliza en Outeiro, en la falda sur de la sierra de O Courel, a través del camino de uso tradicional. La proximidad de Ferrería de Rugando con otros puntos de interés turístico como O Courel o la Ribeira Sacra, a no más de una hora en coche, la convierten en un destino idóneo para conocer un poco más de la Galicia interior.
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Lareira de la FerrerĂa de Rugando
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Lareira del Pazo da Touza
Pazo da Touza
Monumento de granito ada más traspasar la muralla que rodea el Pazo da Touza e internarse en sus jardines autóctonos, uno es capaz de imaginarse cómo vivió la aristocracia gallega su época de máximo esplendor: el conjunto de la construcción es realmente artístico, majestuoso y monumental. Destaca su torre almenada, que compite en altura con la chimenea que se alza sobre la cubierta, la balaustrada de la entrada y la capilla, perceptible por su pequeño campanario y en la que a lo largo del año se celebran bodas y otras ceremonias. No sólo estas ceremonias sino también el banquete posterior es posible llevarlo a cabo dentro de las propias murallas de este pazo. Para ello existe una carpa
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con capacidad para trescientas personas. Si ya fuera del edificio se puede intuir la magnificencia de aquella época dorada, en su interior un aire aristocrático e histórico lo impregna todo. Así, en esta línea se ha concebido la decoración de corte eminentemente clásico y con un mobiliario antiguo de la casa. Las nueve habitaciones que componen la mansión están en su mayoría en el piso principal y poseen ventanas con faladoiros desde las que se divisa el jardín. En ellas el visitante puede admirar algunos cuadros firmados por afamados pintores y muebles que datan del siglo XVIII. Por otra parte, los dos amplios sa-
lones con los que cuenta la casa disponen de lareira y mobiliario antiguo de diversa procedencia, aunque destacan los realizados por ebanistas ingleses e incluso una alacena del siglo XVI. No sólo en las estancias privadas sino también en estos salones y en los pasillos se encuentran los típicos y románticos parladoiros capaces de trasladar al huésped a épocas pretéritas. En la planta baja, y como curiosidad, no se puede dejar de visitar el bar del pazo, una lugar perfecto para aquél al que le guste disfrutar de una copa acompañada de buena música, un entretenido libro o una agradable conversación. La estancia, provista de dos puertas que dan al jardín, consta de minibiblioteca, lareira y equipo de música, así como de mesas, sillas y sillones indispensables en cualquier sala de este tipo que se precie. Algunos grabados antiguos de Vigo imprimen el carácter histórico a la habitación, además de algún chinero antiguo restaurado.
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O máis representativo da literatura galega deuse cita na Casa Grande do Bachao
O valor dos libros POR
TUCHO CALVO
er é un pracer que os amigos dos libros asociamos inmediatamente ás características da Casa Grande do Bachao. O illado do lugar no que está situada na aba duns montes que verten ao río Tambre a poucos quilómetros de Santiago, a ausencia de ruídos, o contacto coa natureza e os acolledores recunchos que ofrece todo o establecemento convidan ás actividades relaxadas e á contemplación demorada do paso do tempo: os paseos, a comida, a tertulia ou a lectura dese libro que sempre gardamos. En realidade, o de menos é a estación do ano na que nos atopemos. O frescor da sombra apreixada polas anchas paredes no verán ou a calidez da calefacción e da decoración mentres o vendaval do inverno peta nas ventás son marcos ideais para nos mergullar nos coñecementos, as aventuras ou as reflexións
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A entrega do Premio Pazos de Galicia-Biblos foi toda unha festa. Abaixo, os finalistas
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esixidas polas obras que nos gorentan. No Bachao non se pode falar dunha gran biblioteca que acompañe ao edificio desde a súa creación nin de xigantescos e vetustos andeis de libros nin de nada polo estilo. É posible que moitos non podamos atopar alí o libro que queremos. A cousa é moito máis familiar. O lugar pensado especificamente como biblioteca correspóndese cunha parte da vella cociña da casa na que, en liña co resto da reconstrución dos edificios que compoñen o Bachao, se conservan antigos elementos como unha lacena, uns comedeiros ou o baño do porco feito en pedra. Unha modesta sala de lectura na que podemos atopar sobre todo unha boa colección de libros sobre o Camiño de Santiago e tamén tratados de economía que nos falan da profesión do propietario. Un lugar cómodo para dedicarse a ler. Pero non un sitio acotado, porque os libros que atopamos distribuídos por todas as pequenas salas e polos cuartos da Casa Grande do Bachao convidan a disfrutar deles. Lugar de lectura e tamén de creación literaria. Un escenario para procurar a inspiración. O Bachao asociarase xa sempre ao premio Biblos-Pazos de Galicia e á súa primeira gañadora, Iria López Teijeiro, a moza de Fene de 24 anos que ao longo do mes de outubro do 2005 permaneceu aloxada nesta casa para concluir a súa novela baixo a titoría dun grande da literatura galega, Xosé Luís Méndez Ferrín. A obra, rematada entre estas paredes, chegará antes de rematar o ano non só ás librerías e quioscos, senón tamén directamente ás mans dos clientes de Pazos de Galicia que a poderán ler en galego ou en castelán nas edicións que poñerá na rúa a Colección Mandaio do clube de lectores galego. Ese ambiente de lecer e de amor aos libros é o mesmo que inspirou a festa do fallo do premio, na que o 23 de xullo participou no Bachao máis dun cento de personalidades do mundo da cultura nunha cita dos Pazos e de Biblos que está chamada a ser a festa cultural do verán en Galicia.
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Entrega do primeiro Premio Pazos de Galicia-Biblos
Arriba, dous momentos da entrega do Premio. Na foto de abaixo, o escritor Méndez Ferrín coa gañadora Iria López Teijeiro
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Pazo do Castro
La historia hecha papel POR
A. RODRÍGUEZ
a perfecta combinación entre el pasado aristocrático del Pazo do Castro, en O Barco, y su acogedor presente lo convierten en un entrañable lugar, dotado de unas inmejorables vistas al valle del Sil. La familia Rodríguez González, actual propietaria de este inmueble de 2.000 metros cuadrados construidos, ha tratado de conservar todo el encanto de la casa, y desde 1996 el edificio no ha recibido más que mejoras. En el interior se conserva cada uno de los detalles de los enormes salones, de la biblioteca y de las galerías, con cuadros de familia, grabados, antiguas cortinas de seda y mobiliario que le imprimieron el aire señorial y aristocrático de su época. Tan sólo han instalado calefacción por aire, ascensor y se han renovado las tapicerías donde hacía falta, para acomodarlo a las exigencias de hoy en día. Pero si hay un lugar en la casa que verdaderamente está impregnado del olor de la historia y del paso de los años, éste es la biblioteca. En él parece que se haya detenido el tiempo, tan sólo unos volúmenes a color editados en los últimos años. Luces del Sil, Orense natural o Galicia, instante eterno, colocados en la mesa de centro de la estancia, devuelven al visitante a la realidad del presente. El espacio está dotado de dos enormes librerías que, levantadas desde el suelo hasta el techo, ocupan dos de las paredes. Para poder deleitarse con la lectura de alguno de estos volúmenes es necesario pedir las llaves de los estantes, pues se encuentran apostados tras unas puertas de cristal cerradas.
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Enfrente de la puerta principal de la dependencia se levanta la estantería principal aprovisionada con los libros más antiguos, unos 150 volúmenes que acusan el paso del tiempo y en los que resulta complicado encontrar el año de publicación. Uno de ellos, fechado en 1614 y quizás el más pretérito, ofrece una idea de lo interesante que puede resultar aquí sumergirse en la lectura, aunque eso sí, si uno domina la lengua latina y le atrae todo lo que tenga relación con la religión cristiana y la exposición misal. Cánticos gregorianos, redacción de concilios y de congresos internacionales, hasta una biblia que data de 1733, ocupan los estantes. Los sacerdotes que celebraban la eucaristía en la capilla, familiares y amigos de las distintas generaciones que poblaron el pazo se servían de estos ejemplares.
Hay un detalle que llama la atención, y es que, entre libro y libro, se ven espacios vacíos. La biblioteca ha ido menguando en los últimos años, pero por una razón noble y de futuro: la Diputación de Ourense ha comprado algunos volúmenes pertenecientes a la casa para engrosar el archivo histórico. Además, y según cuenta la leyenda, uno de los últimos descendientes de la familia a la que originariamente perteneció el pazo y que era diputado en Cortes solía invitar a sus amigos a visitar la construcción y siempre les regalaba alguna de sus obras. Aún así, y según dicen, la buena relación que mantenían los monjes del cercano monasterio de Carracedo, en el Bierzo, con los pobladores del hoy lujoso establecimiento de turismo rural les permitió a éstos seguir engrosando la biblioteca.
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La madera y la disposición de las luces invitan a la lectura sosegada
Casa Grande de Cornide
En la variedad está el gusto unque supera los doscientos años de historia, el toque vanguardista de las instalaciones de la Casa Grande de Cornide le da un aire más joven. Pero su interior es sencillamente venerable por historia y por cultura. Si existe un dicho que le va al dedillo a la biblioteca es el de “en la variedad está el gusto”. Libros, unos dos mil aproximadamente, y motivos típicos gallegos colocados, algunos, estratégicamente para evitar que los volúmenes se caigan, se apostan sobre los estantes de escayola. Nuevamente se vuelve a conjugar tradición y vanguardismo: sobre estas baldas, y con tan sólo levantar la vista un palmo, se aprecia la existencia de entrepaños de madera a modo de chinero.
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Los volúmenes aparecen colocados en el mueble tras un cristal, brillante idea para aprovechar el espacio y al mismo tiempo darle un toque original a la estancia. Cómodos sofás y butacas de mimbre y tapizado invitan a una lectura agradable y tranquila. En el centro, una mesa de madera con varios ejemplares ayuda a hacer más acogedora la librería. Novela, historia, arte, política... Así son los ejemplares que llenan las baldas. Se conservan colecciones importantes tanto de tipo enciclopédica como las obras de los más importantes escritores de todos los tiempos, gallegos (Álvaro Cunqueiro, Valle Inclán, Castelao...) y del resto del planeta (Isabel Allende, Cortázar, Pérez Reverte, Kafka, Miller, Homero, Sartre...).
Algo llama la atención en la biblioteca: ésta tan sólo llega hasta la puerta de entrada. Sin embargo, antaño la estancia continuaba, detalle que se percibe por la existencia de dos ventanas situadas más allá de la habitación aunque a la misma altura. Un pasamanos que hace de balcón permite asomarse y ver la sala de estar de la planta de abajo. De nuevo se perciben estanterías de escayola en lo que sería la otra mitad de la librería, pero esta vez llenas de arcilla. Son concretamente setenta y cuatro las piezas que descansan sobre las baldas. La estancia, además de con las típicas piezas que componen un salón, se completa con una chimenea, pieza incuestionable en una casa de estas características.
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Pazo de Hermida
El nacimiento de un museo a historia todavía se palpa, está viva, las mismas piedras de Lestrove rezuman historia. En realidad, las dos torres defensivas, génesis de lo que más tarde y al ser unidas constituiría el Pazo da Hermida, ya existían en el siglo IX. Cada uno de sus rincones está impregnado del espíritu de Rosalía de Castro. La cama en la que en 1871 la escritora dio a luz a sus hijos Gala y Ovidio todavía se conserva. Allí escribió ella Las inundaciones de Padrón, que veía desde sus ventanas, y firma la obra Lestrove 1881. Las piedras sobre las que Rosalía se sentaba para poder inspirarse, las azaleas que ella misma plantó en el jardín y que todavía crecen, el lugar en el que existía el madroño, hoy ya cortado, bajo el que ella escribía...etc, se han convertido en lugares de visita obligada para todo aquél interesado en conocer un poco más de la historia reciente de Galicia. Y una vez más el pasado se impone en cada una de las cuatro paredes que conforman la biblioteca. Aunque hay que decir que ésta no contiene la totalidad de las obras existentes en el pazo, sino que es tanta la adoración de la dueña por la literatura gallega que uno se puede encontrar volúmenes colocados en pequeños estantes de alguna de las salas de estar o en alguna de las mesillas de uno de los salones. Por no hablar de las colecciones que Marina Vázquez, la propietaria, guarda celosamente en su vivienda privada. Traspasar la puerta supone sumergirse en un recuerdo continuo. Nada más entrar, uno observa, al frente, la mesa en la que se firmó el famoso Pacto de Lestrove. Sobre ella, colgado en la pared, un cuadro con los nombres de las personas que lo rubricaron, entre ellos Abad Conde y Casares Quiroga. Un plato con la imagen de Rosalía
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La biblioteca del Pazo de Hermida fue testigo del Pacto de Lestrove
encima de esta mesa inunda la retina. Quizás la adoración que, según Marina Vázquez, sentía su padre por la poetisa tenga bastante que ver. Si avanzamos en la estancia advertimos la presencia de una librería que, apostada desde el suelo al techo, se presenta atestada de volúmenes, sobre todo de valiosas colecciones de libros, la mayoría escritos en gallego. Es difícil encontrar algún término o temática relacionada de algún modo con Galicia o el idioma gallego que no tenga cabida en esta librería. La Biblioteca 120 editada por La Voz de Galicia con las obras de los autores gallegos más afamados de todos los tiempos: Ramón Cabanillas, Camilo José Cela, la propia Rosalía..., etc,
veinte tomos de temática variada sobre todo lo concerniente a Galicia en lo que se refiere a geografía, historia, arte, etc, poesía, teatro y narrativa de la comunidad, treinta tomos de definición de palabras en lo que conforma la Gran Enciclopedia Gallega... Si todo esto puede dar una idea de lo que esconde la estantería de madera protegida tras una cristalera, todavía queda hacer mención a las colecciones de volúmenes recopilatorios de revistas y periódicos gallegos de tiempo atrás. Grial, veintiséis tomos de la revista gallega de cultura, A Nosa Terra, O Tío Marcos da Portela, compilación del primer periódico escrito enteramente en gallego, Nós y el anuario de La Voz de Galicia.
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POR
DÁMASO MIGAL
ecía el popular naturalista José Curt que el monte Aloia, en las cercanías de Tui, era un ejemplo de naturaleza domesticada. No le faltaba razón, porque ese monte que no se distingue morfológicamente de otros muchos ha sido convertido en una enorme área recreativa que cada año recibe a miles y miles de visitantes, familias y grupos que aspiran a pasar unas horas tranquilas, quizás comiendo al aire libre. Eso sí, es un área recreativa impecablemente cuidada por la sencilla razón de que hablamos de uno de los parques naturales con que cuenta Galicia. Pero la historia del monte Aloia comienza mucho antes. La leyenda, siempre más aventurera que la historia, asegura que por allí pulularon los griegos, una idea del Romanticismo que, desde luego, no se sustenta en datos científicos y arqueológicos. Tampoco faltó quien afirmase que esta tierra es el monte Medulio, el mítico bastión donde los gallegos resistieron hasta la última gota de su sangre, suicidio incluido, ante imparable la avalancha de las legiones del imperio romano. Con datos en la mano, sí está claro que fue ocupada por los habitantes de la Galicia de hace dos mil años, puesto que se conserva una aldea prehistórica, el castro Alto dos Cubos, y que en sus cercanías se instaló la V Alaudae, una legión romana de la cual derivaría el topónimo actual. En la tradición oral ha quedado que cuando pintaban bastos en las zonas llanas bañadas por el Miño todo el mundo corría a esconderse en las frondosidades del Aloia y de los montes cercanos, a salvo de las correrías y enfrentamientos de unos y otros. Y como el Miño era navegable
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onte Aloia
l tesoro de Tui
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Exterior del templo de San Xiao
para piratas de diverso pelaje y Portugal está ahí enfrente, los sustos fueron muchos a lo largo de unos siglos marcados por la desconfianza y el enfrentamiento con el vecino. También durante la Guerra de la Independencia el monte Aloia tuvo su cuota de protagonismo durante el asedio a Tui. Así se llega al siglo XX. La Orden Ministerial de 5 de junio de 1935 declaraba el monte Sitio Natural de Interés Nacional, con lo cual 200 hectáreas quedaban protegidas. El Real Decreto 3.160/78 de 4 de diciembre de 1978 iba mucho más allá: lo reconvertía en Parque Natural y ampliaba la superficie a 746,29 hectáreas; o sea, las 200 anteriores y otras 546,29 de los montes de utilidad pública colindantes, enclavadas todas ellas en el municipio pontevedrés de Tui. En ese Real Decreto ya se decía que “se trata de un espacio que a sus excepcionales méritos estéticos une un destacado valor forestal, en una zona propicia para el turismo". ¿Qué había detrás de todo eso? El esfuerzo y, dicho sea con todo respeto, la cabezonería de un hombre, el ingeniero Rafael Areses, amante de esos parajes, que se empeñó hace casi cien años en guardar para las generaciones
La leyenda asegura que por estos parajes anduvieron los griegos, algo que la Historia nunca pudo confirmar
venideras un monte como cualquier otro, pero con su encanto y su historia. Claro está que aquello fue un revulsivo: muchos se lo tomaron a chirigota y muchos más ofrecieron meras sonrisas al escuchar el proyecto, cuando no educada indiferencia. Y es que en aquellos tiempos a nadie en su sano juicio se le ocurría cosa así. Concretando: el monte Aloia define uno de los extremos de una sierra salvaje, bonita, atrayente llamada O Galiñeiro, mirador sin igual sobre la vega del Miño, las primeras montañas portuguesas sirviendo de telón de fondo, atrás la gándara que une Tui con la localidad de O Porriño. Tierras con grandes bloques de granito que parecen querer saltar por los aires e imprimen un cierto aroma a pedregal adornado
por matorral y tres clases de pinos, mientras a las rocas se pegan líquenes y musgos. No hay, claro, manual a seguir: esas rocas adoptan las formas más caprichosas del mundo, con perforaciones debidas a causas naturales en aquellos lugares donde la dureza era menor, huecos llamados tafones. Erosión y abrasión se han juntado para dejar algunas muestras de equilibrio inestable: son las famosas pedras cabaleiras, que en ocasiones están peladas, sin vegetación que las cubra, y es entonces cuando las gentes de los lugares cercanos hablan de los castelos. ¿Alturas? El parque natural presenta como mínima 80 metros y como máxima 629. Un buen desnivel que habrá que tener en cuenta a la hora de caminar. Pero todo está bien organizado: lugares definidos y limitados para aparcar los vehículos, fuentes, un centro de interpretación e información al visitante en la casa forestal (1921) del Enxeñeiro Rafael Areses, lugar para plantar la tienda de campaña, mesas, bancos... Y ni un sitio libre en la romería de San Xiao (principios de enero) ni en la peregrinación para postrarse ante la Virxe das Angustias (primer domingo de
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julio). Lugar, en fin, muy apreciado por los devotos, que le piden a San Xiao sus deseos más íntimos, y es que se mantiene en pie la ermita de San Xiao, un ejemplo altomedieval levantado en estilo románico. El tiempo fue pasando y en el año 1713 aquellas paredes se vinieron abajo, así que fueron reconstruidas. Sin embargo, disminuye el número de los que hacen el via crucis que termina en la Gran Cruz del alto de San Xiao y que fue levantada en 1910, mientras aumenta el de curiosos que se llegan a alguno de los miradores y, por supuesto, a fotografiarse ante la Cama de San Xiao.
Flora y fauna Pero un parque natural lo definen, ante todo, la flora y la fauna. No es éste, reconozcámoslo, un paraíso de animales salvajes. Las especies que allí viven son conocidas por todos, y hay que citar conejos, zorros, comadrejas, perdices, erizos, córvidos, anfibios... Nada del otro mundo. Si se habla de la cantidad de libélulas el nivel sube. Claro que hay algo que sí convierte a estos parajes en un tesoro: cuenta con un área de protección de grandes coleópteros, unos animales cada vez más escasos puesto que las fragas desaparecen poco a poco. Al Aloia le cabe el honor de albergar los mayores coleópteros de Europa, las populares vacalouras, algunos de cuyos machos llegan a los 90 milímetros de longitud. Más compleja resulta la descripción del mundo vegetal. En 1910 el territorio fue repoblado con pino de Monterrey y pino marítimo, que conviven con algunos, no demasiados, eucaliptos y con acacias, acebos, cedros, pinos silvestres, abedules y cipreses, que en conjunto forman parajes muy agradables. En la parte más alta, grupos de robles, y cerca de la ermita de San Xiao, falsas acacias y abetos rojos. Carballos americanos, arces y castaños fueron plantados en la zona de acampada. Claro que los que gusten de no complicarse la vida memorizando o
Todas las especies animales están protegidas en este monte
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Cómo ir
Para no complicarse la vida, lo mejor es tomar en Tui la carretera que conduce a Gondomar y Baiona. Señalizado a la derecha, para subir por asfalto cómodo y con grandes curvas sin hacer caso de cruce alguno. Para concertar visitas o rutas guiadas en grupo: 986 685 095.
anotando tantos nombres tienen una oportunidad excepcional en el monte Aloia: una senda botánica, perfectamente señalizada, muy fácil de hacer incluso con niños y que muestra los sistemas forestales de mayor importancia en esa comarca y sus especies más relevantes. En total, 20 especies, desde el carballo al sauce, desde el avellano al aliso, desde el madroño al arraclán. No hace falta tener ni el mínimo conocimiento del tema: un panel
explicativo inicial y muchos otros ante los ejemplares convierten el paseo, con sombra y bancos, en una oportunidad de aprender y pasarlo bien. Eso sí, la Senda Botánica tiene también sus condiciones sintetizadas en cinco prohibiciones: no se pueden arrancar plantas, ni recoger hojas, frutos, ramas o flores; no se permite recoger setas; no se puede hacer fuego ni tirar basura; no se puede hablar a gritos ni poner música; y no se aconseja el acceso con animales domésticos. Nada ilógico, si se piensa bien. Pero si se quiere conocer todo el parque de verdad, a fondo, se ofrecen otras cinco rutas señalizadas, todas ellas muy distintas entre sí de tal manera que uno puede elegir la que mejor se adapte a sus circunstancias personales. En el centro de interpretación dan trípticos con esos itinerarios, que explican no sólo el diseño en sí sino la fauna y la flora que se va a encontrar el visitante
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El encanto de la vieja rectoral
A la izquierda, una de las acogedoras estancias de la Casa Rectoral de Areas, un sólido edificio de granito como se aprecia a la derecha
ntre el monte Aloia y el Miño, y a simbólico tiro de piedra de Tui, abre sus puestas la Casa Rectoral de Areas. Un viejo dicho español asegura que “nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión”. Y, desde luego, justo en ese momento inicial la Rectoral gana el envite ante los ojos del recién llegado: un edificio realmente sólido y al mismo tiempo sin dar la impresión de ser pesado, granítico, restaurado no hace muchos años de manera impecable, oculta la entrada tras amplio y extenso jardín, con una parte posterior haciendo un ángulo muy atractivo que le imprime una cierta intimidad. En resumen, la imagen que inunda la retina resulta grata y atrayente.
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Tras recorrer pausadamente ese jardín se salva una muralla por discreta y en verdad estrecha puerta para encontrase, de repente, ante otra noble y elegante que da prestancia al conjunto. Una vez traspasada esta última, el visitante se halla en un recibidor no enor-
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Cómo ir
Desde Tui, carretera a A Guardia. Dista tres kilómetros escasos de la primera de las localidades. El muro exterior da al asfalto, si bien el edificio se halla suficientemente apartado como para que no moleste el tráfico.
me pero sí majestuoso. De ahí parten unas soberbias escaleras a la izquierda con anchos escalones de granito y que conducen a las habitaciones (repartidas a diestra y siniestra, y en el primer y en el segundo piso) y al comedor en donde se sirven unos generosos desayunos. Toda luz tiene su sombra. En este caso, la Casa Rectoral de Areas puede morirse de éxito, ya que si a lo anterior se suma su estupenda situación geográfica (A Guardia y el monte Santa Tegra a 20 minuos, Tui a un paseo, Portugal a tiro no de piedra pero sí de arco), se comprenderá que el problema radica en encontrar sitio. La recomendación no puede ser otra aunque suene elemental: la reserva es, aquí, altamente aconsejable.
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Allariz y Coles
Conocer el interior ourensano
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oponemos dos rutas otoñales, para realizar caminando y en che. La primera guiará por la villa de Allariz, con dos opciones, práctica de senderismo por la Ruta do Canelar o conocer los cantos alaricanos en un recorrido a orillas del Arnoia. La gunda llevará a Coles, un típico ayuntamiento rural del interior rensano, muy poco visitado, en el que el excursionista se verá ligado a desconectar de todo
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CARMEN REY
esde Ourense, por la N-525, un indicador a nuestra derecha nos desvía a Allariz. Durante esos tres kilómetros que nos separan de la villa medieval el paisaje va dando idea de su abrigada situación, al pie del río Arnoia. Las alturas de O Penedo do Corvo, O Penedo do Santo, O Castro de San Martiño, la serra de San Marcos y la cumbre de Penamá (sin alcanzar ninguno los mil metros), cierran el municipio propiciándole cierto carácter acogedor. Su bello casco histórico, con categoría de Conjunto Histórico-Artístico desde 1971 y Premio Europeo de Urbanismo en 1994 por su ordenación y recuperación arquitectónica, convierten a Allariz en una villa con personalidad propia, de esas cuya visita es difícil olvidarse. La mejor o única forma de conocerla es caminando, y si es otoño o invierno, debe hacerse en fin de semana, porque los museos sólo abren en días laborables desde el 15 de julio al 15 de septiembre. En la Oficina de Turismo, en la misma entrada de Allariz, ofrecen un completo plano de situación de los museos, del patrimonio arquitectónico, de las zonas verdes, de alojamientos y restauración, y de otros servicios. Y por supuesto, si se solicita, todo tipo de información sobre su historia, su arquitectura, sus fiestas… Para poder aparcar previamente, o Campo da Feira A Barreira, con su característica fuente circular de Ferro Caaveiro y donde mensualmente se celebra mercado los días 1 y 15, es la mejor opción. Desde aquí iniciaremos el recorrido a orillas del Arnoia, pero ya situados frente a él, primero podemos visitar el convento de Santa Clara que acoge el Museo de Arte Sacra (abierto a partir de las 10,30 y de las 17,30, excepto los miércoles).
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Mapa de a Allariz con sus rutas de senderismo
Por las orillas del Arnoia En recorrer a pie el tramo urbano del río Arnoia podemos tardar media hora, aunque si prolongamos el recorrido río abajo hasta la zona del Briñal tardaremos más de una hora. Desde el Campo da Feira, por la Rúa de Aceñas nos dirigimos a la playa fluvial de la Acerriaca, acondicionada para comidas campestres. Desde esta zona de ocio y hasta el puente románico de Vilanova se puede realizar un pequeño recorrido circular, ya que está habilitado como paseo a ambos lados de la orilla. Un tramo con alisos en el que es frecuente encontrar pescadores en primavera y verano, o barquitas a remo que apuran los últimos metros navegables del Arnoia. Por el puente románico de Vilanova, de doble arco, cruzaremos el Arnoia hasta su margen derecho, dejando a nuestra izquierda la iglesia románica de Santa María, de finales del siglo XII, el restaurante Museo Vilanova y el área deportiva municipal. Nos encontraremos ya en el Paseo do Arnado, con amplios espacios verdes y altos árboles que conforman un espacio idóneo para el descanso y el ocio muy frecuentado por los vecinos de Allariz. Este paseo desemboca en la Alameda, desde don-
de es posible descender al embarcadero. El Arnoia es navegable hasta el puente de la Acerriaca en un tramo aproximado de un kilómetro. Si alquilamos una barca de remos por espacio de una hora (seis euros) podremos completar todo el recorrido. Frente a la Alameda y junto a la Oficina de Turismo continuaremos nuestra ruta a orillas del Arnoia por el Parque do Portovello, y el entorno del Museo do Coiro. Entonces podremos optar por finalizar nuestra caminata a pie, cruzando la pasarela sobre el río o continuarla hasta la zona de O Briñal, unos tres kilómetros río abajo.
Senderismo por la Ruta do Canelar
Detalle de la iglesia románica de Santiago, en la Praza Maior de Allariz
Junto a la ruta señalizada de O Canelar, en Allariz también estaba habilitada para senderismo hasta este verano la Ruta da Padela, ahora mismo intransitable y carente de valor ecológico por la terrible acción de los incendios forestales del pasado estío. La Ruta do Canelar consta de dos recorridos de montaña, uno de ocho kilómetros (señalizado en rojo y blanco) y otro de cinco (en amarillo y blanco), ambos con un grado de dificultad media (con un desnivel de entre 200 y 300
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metros), realizables en dos o tres horas. Además de interesantes vistas panorámicas, esta ruta nos permitirá disfrutar de vegetación propia de los bosques gallegos, como el roble y el castaño, y si somos observadores, de animales como corzos, jabalíes, lobos, zorros, conejos, ardillas, perdices, palomas torcaces, y con suerte, de gavilanes y azores. La ruta propiamente dicha se inicia en el lugar de Paiocordeiro, aunque también podemos dejar el coche de Allariz y emprender caminata en dirección sur, por la Rúa Paiocordeiro, perpendicular a la avenida Emilia Pardo Bazán (la calle principal que atraviesa la villa). Al final de la aldea de Paiocordeiro nos desviamos a la derecha por un camino de tierra, llegamos al Muíño da Cebola y desde aquí comenzaremos a ascender por A Cabana, por una zona dominada por árboles autóctonos. Cuando la señalización paralela de flechas rojas-blancas y amarillas-blancas se bifurca, se impone elegir entre continuar la ruta completa (a nuestra derecha, siguiendo el color rojo) o la de menor recorrido, tomando el sendero de la izquierda con indicaciones amarillas, que desembocará al cabo de unos 600 metros en la de mayor recorrido. Sin duda, vale la pena realizar la ruta completa por las vistosas panorámicas que aguardan. La primera, a sólo 200 metros del cruce de caminos, en Outeiro Longo, en una zona de peñascos desde donde se divisan las villas de Allariz y Xunqueira de Ambía. Después de este regalo visual, la ruta llanea hasta la aldea de Penamá, lugar idóneo para un descanso. Aguarda entonces una subida por una amplia pista forestal hasta As Teixugueiras (el punto más alto del recorrido, a 900 metros), donde las vistas se amplían hasta Ourense, la mayor parte del Concello de Allariz, Xunqueira de Ambía y el Monte da Padela. Queda a la diestra un bosque de coníferas y se vuelve a disfrutar de nuevas vistas panorámicas en el Cano Gordo, esta vez sobre el conjunto de la Ruta do Canelar. Descendemos hasta el cruce donde la ruta completa y la de
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Los amantes del senderismo no deben perderse la Andaina Popular, en mayo
La huella de Ibarrola, en el Ecoespacio
Templo de Santiago, en el casco histórico de Allariz
corto recorrido se unen de nuevo. Hasta llegar a la Fonte do Aber se deja a la derecha As Picotas y a la izquierda O Castelo, un paraje de carballos. Sobre la Fonte do Aber, cuenta la leyenda que había un vecino que en secreto llevaba una jarra de leche al lugar y que siempre regresaba con monedas de oro, pero que al romper su sigilo en lugar de encontrar monedas se topó con un cuchillo ensangrentado. La Ruta do Canelar continua por la aldea de San Salvador, en la que resulta obligatorio visitar su capilla porque alberga un Cristo románico de gran valor. Seguiremos por la zona da Fonte do Santo, porque según la leyenda en ella apareció San Salvador, y unos 700 metros más adelante ya habremos alcanzado de nuevo el punto de inicio de la ruta. Pero los amantes del senderismo no deben perderse la Andaina Popular Vila de Allariz, que se celebra el primer o segundo sábado de mayo. A lo largo de tres etapas (de entre 12 y 22 Km.) los caminantes recorren las zonas con más interés del municipio. La señalización de la Andaina (en color verde) se mantiene durante todo el año.
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No dejes de ver en Allariz... Su casco histórico ecorrer sus calles es como regresar a una villa medieval. Impresionante en su conjunto, pero debes prestar especial atención a sus iglesias románicas de Santiago (en la Praza Maior), de Santa María de Vilanova, junto a su puente románico y a la de Santo Estevo, levantada con sillares del Campo dos Brancos; y ya en un extremo del Campo da Barreira, la iglesia barroca de San Bieito, próxima al convento de Santa Clara, reconstruido en el siglo XVIII. Bordeando el casco histórico por su zona oeste, todavía es posible ver restos de la muralla original del siglo XII, y en el Monte do Castelo, el privilegiado lugar que ocupaba el castillo que mandó levantar Alfonso VI, desde el que se obtienen buenas vistas del conjunto de Allariz. También nos fijaremos en su barrio judío (en la zona de Socastelo), en el pazo de Castro Oxea (Rúa Portelo), y en los edificios de sus seis museos.
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Sus museos El Parque Etnográfico del Río Arnoia lo forman tres museos que muestran actividades económico-culturales que en otro tiempo estuvieron ligadas al río: el Muíño do Burato, el Museo do Tecido O Fiadeiro (ambos en la Praza do Matadoiro) y el Museo do Coiro Fábrica de Curtidos Familia Nogueiras (Parque do Portovello), este último, testimonio del esplendor industrial que alcanzó Allariz en los años 30. El Museo Galego do Xoguete (Rúa do Portelo) nació a raíz de una donación de 800 juguetes de distintas épocas por parte de un alaricano; de idéntica forma, el Museo Iconográfico (Rúa Castelao) responde al deseo de Aser Seara de mostrar en su villa una valiosa colección de arte sacra, con piezas del románico, gótico y barroco. En la Casa-Museo de Vicente Risco (Rúa San Lorenzo) se puede ver el despacho y la biblioteca personal del escritor gallego; y en el
El Museo do Coiro, a los pies del Arnoia
Museo de Arte Sacra (convento de Santa Clara), dos piezas destacan por su importancia: la Virxe Abrideira y la Cruz de Cristal de Roca. La entrada a este museo es gratuita, y para los otros seis compensa adquirir un bono conjunto por 3,5 euros (individual un euro).
El Ecoespazo O Rexo Por la carretera a Xunqueira de Ambía, un desvío a la izquierda señalizado por un monolito de piedra conduce a este paraje sorprendente por la combinación de elementos artísticos y natu-
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Curiosidades
Para grupos Reatur es la empresa municipal de turismo de Allariz. Entre las actividades que organiza, dirigidas a grupos y previamente concertadas, se encuentra la de senderismo por la Ruta do Canelar. Pero también ofrece la posibilidad de realizar rutas a caballo o practicar hípica en el cámping Os Invernadoiros. Entre las visitas guiadas que se pueden concertar están la visita cultural por el Casco Histórico de Allariz, a los seis museos, al Ecoespazo O Rexo o a la pionera Central de Biomasa Allarluz.
rales. En 1998 el artista vasco Agustín Ibarrola dejó su impronta escultórica y pictórica en una cuarentena de bloques graníticos y cepas de árboles al lado del río Arnoia. Completa el espacio una minihidráulica rehabilitada, una Escuela Silvo-Pastoril con ovejas de leche que pastan en un banco de tierras piloto, y una quesería visitable en la que se elabora el único queso puro de oveja de Galicia.
Santa Mariña de Augas Santas Su acceso está indicado en la N-525, a seis kilómetros de Allariz. En el conjunto histórico-artístico de Santa Mariña de Augas Santas, con romería cada 18 de julio, se recrea la leyenda del martirio de la santa. Deben visitarse la iglesia románica de finales del siglo XII, el Forno da Santa y el castro Cidade de Armeá, restos de un poblado romano y prerromano.Interesante preguntar a los vecinos del lugar por la leyenda.
San Martiño de Pazó Iglesia mozárabe del siglo X, con reformas en el XVII. Se encuentra en el lugar de Amiadoso y se accede desde Allariz por la carretera de Celanova.
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En el paraje de Outeiro da Forca se refugiaban los ladrones que asaltaban las diligencias que iban a Santiago de Compostela
Guía para descubrir Coles en coche pesar de encontrarse limitando con la ciudad de Ourense, Coles es un ayuntamiento tradicionalmente rural de apenas 40 km2. La N-525 Santiago-Madrid pasa por un extremo del municipio y desde ella se accede a las parroquias del interior; por ejemplo, desde el cruce de Gustei. Aquí iniciaremos nuestra ruta, que podremos realizar en menos de una jornada. Si conducimos en dirección a Ourense nos desviaremos en este cruce (Gustei) a la izquierda para atravesar la N-525 y tomaremos la carretera que cruza Coles, en dirección A Peroxa. El Ayuntamiento de Coles ha colocado en ésta y otras vías que lo recorren paneles con completos planos, que sin duda ayudan a no perderse por sus pa-
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rroquias. A sólo dos kilómetros del cruce de Gustei encontraremos el núcleo de Vilarchao, donde se concentra la sede del ayuntamiento y los pocos servicios de que dispone, entre ellos el Centro de Salud. Pero antes podemos tomar el indicador que a nuestra derecha nos conduce a la Casa Grande de
En la zona de ocio de Barra de Miño se practica el piragüismo
Soutullo (Soutullo de Abaixo), un edificio del siglo XVIII con solana y patio interior, hoy fielmente restaurado como alojamiento rural de alta calidad. En este lugar aparcamos y emprendemos caminata en dirección este, siguiendo el discurrir del pequeño regato Lusín, que buscando su desembocadura en el Miño nos conducirá por Sequeiros. A lo largo del sendero no señalizado que lo bordea se cuentan hasta siete molinos (varios en estado ruinoso) que aprovechando sus aguas molían maíz, trigo y centeno. De nuevo en el núcleo de Vilarchao, giramos a nuestra izquierda en dirección A Peroxa. Encontramos la parroquia de San Paio de Albán, y casi frente al Pabellón Municipal de Deportes la
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El pazo de Fontefiz, del siglo XVII, es hoy sede del Centro de Recursos Zooxenéticos de Galicia
recomendación es detenerse en su iglesia parroquial (prerrománica del XII), rodeada por una pequeña carballeira, y desde donde ya divisamos el pazo de Fontefiz. Para poder visitarlo continuamos hasta el cruce de Vilar. Un indicador a la derecha conduce a Barra de Miño y al mencionado pazo. Hoy en día la propiedad pertenece a la Xunta de Galicia y funciona como centro de recuperación de razas autóctonas; conserva su planta en forma de U, patio y capilla con un singular retablo. Desde este cruce de Vilar también nos encontramos a un paseo de Os Peares (17 kilómetros), donde el Miño recibe las augas del Sil, tras discurrir encajonado formando impresionantes cañones río arriba. Quizás la riqueza de sus tierras o el clima benigno que le proporciona el río Miño propiciaron que Coles sea un municipio rico en arquitectura civil, aunque por desgracia en su mayor parte no visitable. Es el caso del pazo de Lagariños, que franquea la misma carretera que seguimos a Barra de Miño, delimitado por un murallón en la parroquia de San Eusebio; o el pazo de Mal-
Mapa del municipio de Coles con sus principales núcleos de población y las vías que lo recorren
A la salida de Ourense se sigue el viejo Camino Real de Cudeiro
vedo, en Ribela, o el pazo de Vilanova, aislado en una extensa propiedad en Santa María da Barra. Sobrepasado el pazo de Lagariños, un indicador a la izquierda desvía a Barra de Miño-Bamio da Cima, pero también a la iglesia de San Eusebio (románica-barroca), que ocupa el primitivo lugar de un castro. En la misma carretera
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principal a Barra de Miño otro indicador apunta al Forno das Golpelleiras, rehabilitado en el año 1999 por el Ayuntamiento para uso vecinal. Continuamos descendiendo, y sobrepasado Outeiro de Melias comienzan a dibujarse bellas estampas del amplio discurrir del Miño. Cuando tomamos el último indicador a Barra de Miño (a nuestra izquierda) pasamos frente a la iglesia de San Miguel de Melias, de portada románica. Para acceder a la zona de ocio de Barra de Miño, donde se practican deportes como el piragüismo, debemos cruzar la vía del tren por un paso a nivel. Volvemos sobre nuestros pasos para continuar hacia Ribela. El trayecto se aprovecha para admirar la belleza de los paisajes, que amablemente ofrecen el contraste entre las zonas de interior y las de ribera, donde arbolado, pastos, cultivos y viñedos conjugan a la perfección. Superados los lugares de Levices y Casanova, otro indicador a nuestra izquierda permite acercarse al Club Náutico de Ribela, donde se ha construido un embarcadero en el que se alquilan barcas a seis euros la hora. Otra opción es relajarse por el paseo fluvial recientemente construido a lo largo de la orilla. De nuevo en la carretera local, torcemos a la derecha para subir hacia la parroquia de Ribela, donde se visita su iglesia del siglo XIII, la casa rectoral del XVIII y el conjunto formado por tres cruceros conocido como O Calvario, en el Campo de A Eirexa. Este camino local conduce de nuevo a la N-525, permitiendo contemplar bellas estampas del embarcadero y del discurrir del Miño. Ya la N-525 retrocederemos de nuevo hasta Gustei porque en esta parroquia resulta obligado detenerse en su iglesia románica de Santiago, del siglo XII, a la cual se accede siguiendo el indicador que señala “C. M. Eirexa”. Una puerta abocinada con tres arquivoltas decoradas con ángeles conduce a su interior, presidido por la imagen románica del Apóstol sedente, en piedra policromada. En su mano derecha sostiene el bordón del peregrino con una concha y en la izquierda un libro que reza Sancte Iacobe, ora pro nobis. Una pila bautismal
En el Club Fluvial de Ribela se pueden alquilar barcas de recreo
Cómo llegar Al ayuntamiento de Coles se accede directamente por la N-525. Para llegar a Allariz, desde Coles, debemos continuar por esa misma N-525 y sobrepasar Ourense tomando dirección Madrid–Benavente. También se llega desde la capital provincial tomando la A-52 con salida en Allariz. Veinte kilómetros separan Ourense de Allariz.
adornada con vieiras da testimonio de que estamos en pleno Camino de Santiago. El Camino de Santiago sale de Ourense por Sobral y continúa hasta Gustei (siguiendo el antiguo Camino Real de Cudeiro) para continuar por Cambeo y abandonar Coles. El desarrollo de estos núcleos hace pensar que fue el gran dinamizador del Ayuntamiento. Relacionados con el antiguo paso de peregrinos a Santiago se visita en Gustei la Mina de Chaín, cercana al lugar de Poboadura, donde los caminantes se abastecían de agua; y divisar el paraje de Outeiro da Forca (próximo al lugar de Vilarnaz), donde dicen que se refugiaban los ladrones que asaltaban las diligencias y los peregrinos que iban a Santiago.
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Dónde dormir n Casa Grande de Soutullo
Soutullo de Abaixo (Coles). Tel. 988 205 611 www.pazosdegalicia.con/soutullo 61 – 77 euros (Temp. Única) n Pazo Almuzara
Boborás (O Carballiño). Tel. 988 402 175 www.pazoalmuzara.com 55 – 100 euros (Temp. Alta)
Qué comprar Licores Zirall, un establecimiento estilo años 30 en la zona monumental
Dónde comer Con personalidad propia… en Allariz Recuperar espacios históricos y adaptarlos a las necesidades actuales es la máxima que ha guiado a algunos de los restauradores de Allariz. Tino Fandiño, de la premiada Casa Fandiño, ha rehabilitado un horno de panadería para convertirlo en comedor. Ofrece cocina de autor y empanada de Allariz cocida en horno propio. (Rúa do Cárcere, 7. Tel. 988 442 216. Sobre 30 euros). En Casa Rural de Vilaboa, una antigua fábrica de curtidos del siglo XIX, su cocina se basa en la tradicional gallega con alguna pincelada mediterránea, y caza, en temporada. (Plaza Mayor, s/n. Vilaboa. Tel. 988 442 424. Sobre 25-30 euros). Muíño Acea da Costa es un molino del XVIII sobre el Arnoia. Se pueden degustar platos tradicionales gallegos con un aire renovado. (Parque Portovello, s/n. Tel. 988 442 288. Sobre 18 euros). A Fábrica de Vilanova, fábrica de curtidos del XVII en activo hasta 1965, se ha convertido en una casa de xantar innovadora, con jornadas de cocina internacional. (Rúa Vilanova, s/n. Tel. 988 442 434. Sobre 18-20 euros).
Pallabarro, casa de 1840 construida con palla y barro. Menú único con tres variedades. Especialidad en cocina italiana. (Rúa Sur, 1. Tel. 988 554 027. Precio único 17 euros). Visitar un museo y quedarse a comer es posible en Bodegón Portovello, a orillas del río Arnoia. Combina cocina típica y moderna. (Museo do Coiro, s/n. Tel. 988 442 329. Sobre 15 euros).
Variedad… en Coles Encontrar un restaurante con carta amplia, y en una zona rural, se agradece. La del restaurante Santos incluye mariscos, carnes a la brasa, parrillada de pescados, arroz con bogavante, paella… Su menú especial ejecutivo (12 euros) combina dos platos variados con postre casero. (Ctra. de Barra de Miño, 13. Ribela. Tel. 988 205 064). En el restaurante Castro su carta sorprende con platos de temporada (caza de pelo y pluma, setas…), cocina creativa (arroces cremosos…) y carnes a la parrilla no muy habituales como el pato o el buey. (Vilarnaz-Gustei, N-525. Tel. 988 204 028. Sobre 18 euros más bodega)
n Almendrados de Allariz. Repostería de tradición judía, típica de la villa junto con la torta real, las roscas de cazo y los chocolates. Con feria anual en la primera quincena de septiembre. Se pueden adquirir en Fina Rei, Confitería Portovello, Confitería Osi, A Tulla… n Licores. De hierbas, café, oru-
jo… elaborados artesanalmente en Allariz. Se venden, por ejemplo, en Licores Zirall, una preciosa tienda con aspecto años 30 situada en el Pazo Castro-Oxea (Rúa da Cruz, 11). n Artesanía. Como muestra de la importancia económica de la actividad del cuero en Allariz durante el siglo pasado ahí está la artesanía en cuero en el propio Museo y otros establecimientos distribuidos por su casco histórico. n Relojes artesanales. En Pieza Única-Aliza, en Barra de Miño (Coles), relojes y esculturas artesanales en roble (30-100 euros). Piezas únicas, porque para su fabricación utilizan restos de desbroce y limpieza de montes
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Caldos de Valdeorras: La herencia de los romanos
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POR
N. PÉREZ
La comarca de Valdeorras produce unos vinos carnosos muy cuidados, de marcados aromas florales, excelente acidez y paladar sabroso. La denominación de origen se extiende a lo largo de 1.300 hectáreas en la provincia de Ourense, de clima excepcionalmente seco para Galicia.
os romanos cruzaron con su Vía Nova la comarca de Valdeorras, cuando la Península Ibérica era una provincia del Imperio. La calzada comunicaba Braga con Astorga y, a su paso por estas tierras, plantaron cepas y construyeron lagares, siendo los primeros en darse cuenta del potencial vinícola del lugar. La fama de los vinos de Valdeorras se incrementa con el paso de los años y de los miles de peregrinos que recorren estas tierras en su ruta a Santiago de Compostela. En el siglo XVIII los viajeros se maravillaban de las riquezas de una comarca rodeada de montañas, preservada por ellas de las influencias del resto del mundo, en la que sus habitantes trabajaban con mimo y esmero el cuidado de la vid. Claro que la llegada del siglo XX, junto con el despegue industrial en otras áreas, trajo una plaga de filoxera a la comarca que acabó de un sólo golpe con la producción vitivinícola. Hubo que volver a empezar casi de cero, y los agricultores decidieron hacerlo con una replantación que les garantizase menos problemas. Dejan de lado las uvas autóctonas y plantan para el blanco uva palomino y para el tinto, alicante. Esas variedades, en suelo gallego, logran ma-
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Las calles del casco antiguo de O Barco invitan al paseo
yor producción de vinos, aún a costa de la calidad. En este marco surge la Denominación de Origen a partir de una orden del Ministerio de Agricultura de 1945, siendo la segunda en ser reconocida en Galicia y una de las pioneras en España. Sin embargo, su reconocimiento por orden ministerial se retrasa hasta 1977. Es aproximadamente por esta época cuando un grupo de especialistas en viticultura emprende el estudio y recuperación de las variedades autóctonas gallegas.
Cada vez más bodegas están optando por la variedad de mencía
El renacimiento del godello La complicada orografía de la zona había permitido que unas pocas cepas de godello sobrevivieran a la filoxera. Los especialistas las encontraron, las examinaron, las replantaron y buscaron clones adecuados a las necesidades del entorno. Sin embargo, esta variedad no agradaba demasiado a los
Viñedos de la zona
agricultores, porque en el vecino Bierzo la plantaban, sin resultados espectaculares. Pero a pesar de la proximidad de ambas comarcas, las terrazas de Valdeorras y sus especiales características de clima y orografía fueron configurando un buen vino, diferente del que producían los vecinos bercianos. Estaba naciendo un blanco de gran calidad, fragante, fresco, con aromas y cuerpo, que encontraría reconocimiento público en poco tiempo. En la actualidad, todavía hay más hectáreas plantadas de palomino que de godello en Valdeorras. Y alguna de doña branca, que son las otras dos variedades permitidas por la denominación de origen. Pero la godello es, sin duda, la estrella y el futuro de la denominación que ha visto como, gracias al esfuerzo de sus bodegas, la calidad y el particular sabor de sus vinos blancos se situaba al mismo nivel que otros cal-
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dos de reconocido prestigio en Galicia y España. El tinto característico de Valdeorras es el mencía, uva monovarietal autóctona. A diferencia de otras denominaciones gallegas, en esta zona miman tanto a los tintos como a los blancos, aunque los primeros no han alcanzado todavía la fama de sus hermanos. El vino elaborado sólo con uva mencía tiene un hermoso color cereza oscuro y su aroma recuerda a frutas del bosque, como moras o arándanos. En boca son aterciopelados y elegantes, intensos y delicados. La producción de mencía es todavía muy inferior a la de alicante, implantada en la zona tras la plaga de filoxera de principios del siglo XX, y con la que se elabora mucha cantidad de caldos. Sin embargo, esto cambia. Cada vez más bodegas están optando por la variedad de mencía, que garantiza unos vinos cuidados, refinados, que ganan adeptos con el tiempo, a medida que se va perfeccionando su elaboración.
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El Ponte Bibei, parte de la Vía Nova, sigue estando a pleno rendimiento siglos después de su construcción
Enoturismo Como no podía ser de otra manera, una comarca como la de Valdeorras invita a conocer sus bodegas y viñedos, bien sea en la época de la vendimia, cuando los colores del otoño pintan vides y campos, o bien en cualquier otra época del año, pues cada estación tiene su encanto. La originalidad de sus terrazas, sus bien cuidados viñedos y el paisaje de fábula invitan al paseo reposado y a la degustación de los caldos que se producen en esta zona. La Asociación de Bodegas de Valdeorras acaba de poner en marcha una iniciativa que propone tres rutas, con las que conocer todas las bodegas que allí se encuentran, además de reseñar otros atractivos turísticos. La Ruta Gigurri comienza en Rubiá, en la sierra de A Lastra y continúa por O Barco y Vilamartín. En ella se visitan seis bodegas y se atraviesan tres ayuntamientos: Docampo-Gacio y O Casal, en Rubiá; Virxen de Galir, en O Barco; y Avelina, Valedora y Majlú en Vilamartín.
Lejos del mar también se puede dar un paseo en barca
La Asociación de Bodegas potencia tres rutas enológicas La Ruta Pompeio se centra en el municipio de A Rúa y en ella se pueden conocer nueve bodegas: Testeiro, Melillas, A Coroa, Viña Somoza, Alán, Joa-
quín Rebolledo, Germán Rodríguez Prada, Germán Rodríguez Salgado y Francisco Fernández Álvarez. La Ruta Vía Nova comienza en el municipio de Petín y continúa en Larouco para llegar a O Bolo, siguiendo el trazado de la antigua calzada romana. Seis bodegas se encuentran por el camino: Sampayolo, Día-Noite, Carballal, O Barreiro, Manuel Corzo Macías y Beneítez.
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No debes perderte... os ocho municipios que se agrupan en la comarca de Valdeorras esconden numerosas riquezas paisajísticas y de patrimonio, además de permitir al viajero adaptarse a un ritmo de vida pausado, que sigue el compás de las estaciones. El núcleo de O Castro, en el ayuntamiento de O Barco, ha sido declarado conjunto histórico-artístico, y conserva las ruinas de una fortificación con torre medieval que preside la villa. Dentro del mismo término municipal, en el entorno del río Sil, el paseo fluvial del Malecón constituye un relajante lugar de encuentro y juegos. Desde las áreas de montaña se divisan vistas panorámicas del valle y se pueden realizar múltiples rutas de senderismo, tanto en la naturaleza como monumentales. Justo por delante del Pazo do Castro pasa una de las rutas monumentales señalizada que nos llevará hasta el monasterio románico de Xagoaza, del siglo XII, con la iglesia de San Miguel en un frondoso valle de caducifolias. El lugar es ahora la sede de las bodegas Viña Godeval, con unos excelentes vinos blancos de menos de doce euros. Fruto de su pasado señorial se conservan en la comarca varias casas blasonadas y pazos como la Casa Grande de Viloira (siglo XVII); la Casa Grande de los Flórez, que destaca por su original fachada con seis arcos de piedra roja de conglomerado y siete balcones; la Casa Grande de Fontei o de Ojea en A Rúa, reconstruida tras la ocupación del ejército francés en 1809; o la Casa Grande de San Miguel de Outeiro. El majestuoso santuario de As Ermidas es una bella muestra del barroco rural gallego en la zona. Mandado construir por el obispo de Astorga, Alonso Mexía de Tovar, en 1624 para agradecerle a la virgen una curación milagrosa, se asienta en las riberas del río Bibei, en O Bolo. De él resulta grandiosa no sólo su arquitectura y su peculiar vía crucis del siglo XVIII, sino el marco natural en el que fue edificado.
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Rincones naturales de Valdeorras y, a la derecha, santuario de As Ermidas
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Curiosidades
La Denominación de Origen La zona de producción de la Denominación de Origen Valdeorras está formada por ocho municipios del noreste ourensano: O Bolo, Larouco, Petín, A Rúa, O Barco, Rubiá, Carballeda y Vilamartín de Valdeorras. Algunos se extienden a orillas del Sil, elemento aglutinador para unos cultivos que se extienden por las laderas y valles de una comarca rica en vegetación. La denominación ampara el trabajo de 1.900 viticultores y 30 bodegas, que trabajan unas 1.300 hectáreas de viñedos. La producción media anual es de cinco millones de litros de vino. La Denominación de Origen ha celebrado en este año 2005 sus 60 años de existencia, y lo ha hecho con una gran fiesta del sector vitivinícola valdeorrés, que incluyó catas comentadas, la presentación de un libro sobre el godello, el estreno de un himno y el análisis de los expertos sobre las estrategias de desarrollo y futuro para el sector. Fuera de la denominación, pero muy unidos a sus bodegas, se encuentran los aguardientes, que cuentan con nombre propio. Son licores de orujo que, gracias a la elevada calidad de la materia prima y a las nuevas tecnologías, unidas al respeto escrupuloso por la tradición, merecen un lugar destacado en la producción gallega y el paladar de los entendidos.
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La opinión de la experta
El señorial Pazo do Castro, base ideal para conocer la comarca
Comer y dormir a mejor opción para descansar, si decide conocer los notables vinos de la comarca de Valdeorras desde su cuna, o visitar los restos de la romanización en la zona, es el Pazo do Castro, en O Barco. Se trata de un elegante establecimiento del siglo XVII que cuenta con pistas de paddle y tenis, piscina cubierta y parque con juegos infantiles. Pasear a pie o en bicicleta por la extensa finca son algunas de las opciones si decidimos dedicar un día a conocer el entorno más cercano, lo que nos permitirá una visita al museo de carrozas originales de la casa, aperos de caballos y etnográficos; la capilla, y los amplios salones con antigüedades, además de descubrir y contemplar la amplia colección de cuadros y grabados. El restaurante del pazo es uno de los
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más afamados de la comarca, con excelentes menús (a partir de 30 euros), en los que degustar un magnífico botelo (el botillo), o un cabrito asado que satisface a los más exigentes, regado todo con los mejores vinos de la comarca. También en el restaurante San Mauro se puede disfrutar de excelentes platos a bases de productos de la comarca (más de 25 euros). En la vecina Vilamartín destaca el restaurante del complejo hotelero Paladium, con una cocina muy recomendada. En época de matanza, los vecinos de la zona sugieren pedir unas buenas filloas de sangre. En el otoño, la castaña es el ingrediente que no puede faltar en los postres, aunque el arroz con leche y la leche frita son también sobremesas populares.
Cristina Rodríguez Alcalá es ourensana, residente en Madrid, catadora y periodista especializada. Dado su origen, conoce a la perfección los vinos de esta denominación, “ya desde antes de empezar mi carrera profesional”. Para ella, los vinos de Valdeorras “responden a una zona muy particular de Galicia en cuanto a clima y suelo -explica- un especial microclima y un terreno con suelos de pizarra, que les aporta especiales características organolépticas”. Para la catadora, hay que contar, además, con la influencia del río Sil. —¿Cómo son los vinos de esta denominación? —Los vinos blancos elaborados con godello son muy aromáticos, con notas de fruta madura, florales y minerales en algunos casos; con buen equilibrio, buena acidez y una especial untuosidad y estructura en boca. Los vinos tintos de la variedad mencía son especiales y diferentes a los elaborados en zonas vecinas. Suelen tener un intenso color púrpura, con elegantes aromas frutales, buena acidez y complejidad. Destacaría su potencial para llegar a ser vinos muy elegantes y complejos y también para ser fermentados y/o criados en barrica, como lo demuestran muchas marcas que actualmente están saliendo al mercado. —¿Cómo están situados en el mercado? —Creo que se encuentran en un momento muy bueno, porque cada vez se llevan a cabo mejores elaboraciones, lo que les ayuda a competir en mejores condiciones con los demás vinos. Tienen todo el potencial que les da su diferencia, en un mercado diverso y con un consumidor cada vez más exigente, que reclama caldos y variedades distintos.
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Pazos de Galicia Los Caminos de Santiago
El viento que viene del norte
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POR
CRISTÓBAL RAMÍREZ
ueron legión los peregrinos que literalmente huían de las inseguras tierras de Navarra y de las interminables llanuras de Castilla. Mil y una razones incitaban a subir a un barco y poner pie a tierra en tierra gallega o bien a entrar en la Península por el País Vasco y, siguiendo la costa, plantar los reales en Ribadeo. Los que eligieron esta última opción dieron vida histórica a la llamada ahora Ruta o Camino del Norte que, además, tenía el aliciente de visitar la catedral de Oviedo. Había ladrones, como en todas partes, pero también se respiraba una cierta sensación de seguridad que no se percibía por el interior. Ese itinerario ha sido recuperado en líneas generales desde Fuenterrabía y de manera muy especial, con mojones kilométricos indicativos y grandes tramos que no conocen el asfalto, en su tramo gallego. No se recuperó, cierto, el barquero que pasaba a los peregrinos a Ribadeo desde la asturiana Castropol, una boca de la ría que, según testimonios de tiempos pasados, dejaba una fuerte impresión a los que se aventuraban para no tener que dar una larga vuelta por Vegadeo. “Es bra-
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Centro de Ribadeo
zo de mar, el más grande y peligroso”, dejó escrito en 1502 Antoine de Quierrants, quien, en su peregrinaje a Compostela, pasó en barca en medio de lo que describió como una tempestad. Por ahí cruzó también en 1779 el militar y diplomático inglés Alexander Jardine, que al poner pie en Galicia dejó escrito que “éste es un país diferente al anterior (Asturias) y poblado por una raza distinta”. Visión diferente tenía el noble polaco Jacques Sobieski, quien en 1611 habla de “un reino muy pobre y vacío, con grandes montañas”. Y ahí está Ribadeo, con su plaza de España, su palacio urbano, su casa consistorial ocupando noble edificio, su puerto deportivo más abajo y, en las cercanías rumbo a la isla Pancha, su parque etnográfico en el cual destaca su enorme reloj de sol. Entre la ciudad y el parque, a la entrada de éste, se levanta un pequeño y bonito edificio: el albergue. La salida no resulta demasiado llamativa. Se callejea por lugares nuevos para adentrarse en los primeros montes, aquí poblados de eucaliptos, y rá-
El último tramo del Eo
pidamente se pisa Barreiros. Cierto es que este municipio se conoce por la belleza de las playas, pero quedan lejos. El caminante se va a introducir en un paisaje monte-valle-monte, con kilómetros de tierra, aldeas muy pequeñas, lugares de silencio. ¿Grandes monumentos? Que no los espere en este tramo inicial. Todo lo más entrañables muestras de las iglesias rurales gallegas, como las dos de O Carme, o San Xoán Degolado, o la mayor de San Xusto de Cabarcos. Un paisaje humano. Y así se desciende hasta Lourenzá. Su impresionante monasterio permanece oculto prácticamente hasta que se está en él. Entonces sí, entonces es el momento de hablar de esas obras de arte de dimensiones enormes y que se hallan en buen estado de conservación. Hasta la carretera ha sido desviada y el entorno adquiere más personalidad. Es, también, un buen lugar para el descanso, porque la cuesta ascendente que espera es de esas que permanecen grabadas en el recuerdo, y el único consuelo radica en que aunque el día sea caluroso la sombra abunda por doquier. Pero sí, una buena tirada que conlleva un descenso posterior hacia Mondoñedo, pasando ante las puertas del popular Rey de las Tartas, paraíso para los golosos. Mondoñedo es punto y aparte, y reclama cuanto más tiempo mejor para poder imbuirse del espíritu de esta urbe pequeña declarada ciudad por Alfonso VII en 1156 con los atributos de Muy Noble y Leal, silenciosa, rebosante de edificios históricos. Ciudad culta que contó con una de las primera imprentas (1534), activa (la primera fiesta del árbol se celebró en 1594). Ahí sigue en pie la sobresaliente catedral, con partes de los siglos XII y XIII, conjunción equilibrada de románico, gótico y barroco, retablo mayor en estilo rococó del XVIII. Ahí está el Ponte dos Ruzos o Ponte do Pasatempo, donde los canónigos entretuvieron a Isabel de Castro, mujer del indómito Pardo Cela, cuando llegaba de la Corte con el indulto para su marido, y mientras en la plaza de la catedral lo ajusticiaban. Ahí
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Monasterio de Lourenzá
Torre de los Andrade, en Vilalba
permanecen la Fonte Vella (del XVI), la Judería, el Hospital de San Pablo (barroco del XVIII)... La Ruta del Norte va dejando la carretera nacional a la diestra. El Camino, de nuevo de tierra, cruza un bosque de especies autóctonas que igualmente pide ser recordado tanto por su belleza como por la relativa dureza de sus pendientes que conducen al alto de A Xesta (capilla de San Vicente, iglesia de San Martiño de Galgao). Ahí se cruza la
En Baamonde destaca su iglesia, su calvario y un árbol horadado con una imagen de la Virgen en su interior
carretera y se entra en una pista ancha y suavemente descendente que deja atrás Abadín y entra en otro paraje delicadamente modificiado por el hombre. Los ciclistas dirían que es un trecho rompepiernas, con subidas y bajadas, pero son tan breves que se convierten en un aliciente para el peregrino, que sin duda se detendrá ante la iglesia románica que se alza en medio de la vegetación. En el siguiente tramo esperan puentes, a cuál más atractivo pero bien distintos ya que el primero es de madera y se ha convertido en un símbolo de lucha contra el feísmo: al verlo, el caminante se da cuenta de que sí es posible levantar en medio de la naturaleza pequeñas obras que no entran en contradicción estética con ella. Los otros dos tienen siglos encima, su materia prima es el granito y han sido impecablemente restaurados. En este tramo se extiende la medieval Vilalba, con su entrañable museo arqueológico y su torreón reconvertido en parador de turismo, así como su austera iglesia. Se llega a Baamonde, en la Nacional VI y en la cual destacan su iglesia, su calvario y su árbol horadado con imagen de la Virgen en su interior. A partir de ahí, media hora larga por el asfalto para dejarlo por la izquierda, cruzar otro puente y plantarse ante una sencilla iglesia, la de San Alberte. El templo se convierte en la antesala de un ir en más o menos zigzag descendiendo con predominio sur, cruzando aldeas con pocos habitantes y sin lugares de renombre. Hasta que se alcanza Sobrado dos Monxes, claro, con su laguna artificial construida hace trescientos años y donde nace el río Tambre. Pero lo principal, la visita ineludible, no es esa, sino el monasterio, uno de los más poderosos en Galicia en su época y hoy repoblado con monjes que practican a rajatabla el ora et labora, gente amable con el peregrino. Si no fuera porque pueden entenderlo como una ofensa por su deseo de ser lo más humildes posible, habría que incluir aquí con justicia la relación de nombres, comenzando por el cocinero, un
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sinigual a la hora de preparar el caldo y la costilla. Ahí hay historia, reposo, tienda de suvenires y la sombra de los carlistas, que en el XIX y durante tres días rodearon a las tropas enemigas que se habían encerrado en lo que aún no eran ruinas a pesar del abandono. La imagen de Sobrado oculta todo lo demás. Y todo lo demás es el tramo (cierto que algo carente de encanto en sus kilómetros finales) que conduce desde allí a Boimorto y desde este lugar a Arzúa. Y en Arzúa, ya se sabe: riada de peregrinos que proceden de O Cebreiro. Ese es el Camino Francés, para los que gustan de andar en fila, con peregrinos delante y detrás. El del Norte, no. Tan histórico como el otro, llama a los amigos de la soledad o de los pequeños grupos. Y a los partidarios de conocer el corazón de Galicia.
Laguna de Sobrado dos Monxes
El desvío por la capilla de A Mota l descrito en estas páginas es el itinerario oficialmente reconocido. Pero pasado el impresionante monasterio de Sobrado dos Monxes y alcanzado el pequeño núcleo de Gándara, donde está la capital del municipio de Boimorto, nace a la derecha un desvío para el cual muchos reclaman un mayor protagonismo. Y lo cierto es que durante el estío lo prefieren numerosos caminantes. Los estudiosos del trayecto en cuestión, aunque son minoría, se basan en que este itinerario discurre ante la capilla de A Mota, un sencillo aunque no demasiado pequeño templo alzado en medio de una mucho más amplia arboleda que sólo puede recibir el calificativo de magnífica. Argumentan, además, que en alguna ocasión histórica ha sido documentado el paso de peregrinos justamente por ahí, y, desde
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luego, en la zona permanece una cierta tradición oral de que así era. ¿Pérdida? No entra en el capítulo de lo fácil, ya que en todo momento las famosas flechas amarillas acompañan al caminante que cuenta, además, con un valor añadido: a un kilóBosque cercano a la capilla
metro exacto de la capilla de A Mota abre sus puertas un pequeño hotel que tiene restaurante abierto al público. En cualquier caso, un desvío alternativo para los amantes de no seguir los mismos pasos que los demás: soledad, aire puro y escasez de ruidos.
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Vista general del edificio noble, con su modificada torre defensiva
Pazo de Torrefeita
Dormir en una torre del siglo XVI l de Terrafeita es un pazo que desde fuera semeja un castillo. Y lo fue. Al menos en el siglo XVI, de cuando data la parte más antigua conocida, aquello era al menos una torre y quizás un recinto adosado. De este último nada se sabe. De la torre, sí. Ahí está, orgullosa como ayer, con muros que sobrepasan los 130 centímetros y de mampostería (lo cual tiene más mérito). Ese aspecto defensivo no lo ha perdido a pesar de las modificaciones que sufrió a lo largo del tiempo y que, sin duda, son las que han permitido que otee el valle de Trabada en el siglo XXI. Y es que el pazo de Terrafeita ha tenido la suerte de que una persona allí nacida, Manolo, y su mujer, Mary Fe, lo han adquirido, lo han rehabilitado de forma impecable y lo han convertido en un establecimiento de lujo de turismo rural, adscrito a la marca Pazos de Galicia. Esa es la simple historia por la cual cualquiera puede dormir en un antiguo castillo. En estos momentos ofrece 10 habitaciones, todas ellas con cuarto de baño incorpora-
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Curiosidades
Así es el Pazo de Torrefeita
Cómo ir: Desde Lourenzá, rumbo a Trabada. Antes de entrar en esta localidad, a la izquierda. Se divisa desde la carretera. Qué ofrece: Magnífico salón, comedor, jardines, piscina. Habitaciones: Diez dobles con baño. Precios: Habitación doble: 72,12 (temporada alta), 60,10 (temporada media) y 48,08 (temporada baja). Desayuno: incluido. Cena: 15,00. Dirección: O Pacio-27765 Trabada (Lugo). Teléfono y fax: 982 135 077. Página web: www.terrafeita.com Dirección electrónica: info@terrafeita.com
Piscina del pazo
do, dos en la parte más alta de la torre y el resto en el edificio pegado a ella. Están decoradas con una austeridad propia de los pazos gallegos, sin elementos que hieran la vista sino buscando el equilibrio en el interior de una construcción con tantos años y que pasó tantas vicisitudes como éste. Pero lo mejor no es eso, ni la piscina vigilada por dos palmeras, ni el comedor que espera en la parte baja de la torre, sino el primer piso de ésta: un salón señorial, con atmósfera inglesa, amplias vistas, reino de la tranquilidad. Entra en el capítulo de los tópicos hablar de la amabilidad de los dueños, y en muchos casos se trata de una muletilla que no se ajusta a la realidad. Aquí es lo contrario: tanto Mary Fe como Manolo disfrutan explicando la historia de su casa, y lo hacen como deben hacerse estas cosas. O sea, de manera clara y concisa, sin aburrir con datos superfluos. En eso, también, reside la elegancia. Y en el pazo de Terrafeita esa es una característica innata de los propietarios.
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Pazos de Galicia Leyendas
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Santuario de O Cebreiro
El Santo Grial de O Cebreiro POR J. GALDO
Galicia es tierra de meigas, embrujos y leyendas. Un lugar en el que mito y realidad se mezclan, quizá por su complicada orografía y su clima húmedo, suave y lleno de brumas. El peregrino que entra en tierras gallegas, procedente de León, se sumerge de lleno en O Cebreiro, a más de mil metros de altitud. Un paraje abrupto, donde las montañas han guardado antiguas formas de vida
n sacerdote carente de fe. Un símbolo imperecedero ligado a la tradición artúrica. Un paraje aislado. Elementos imprescindibles en esta leyenda que recorre las montañas de O Cebreiro y que atrae a numerosos curiosos, viajeros y peregrinos para comprobar si el Santo Grial de Santa María la Real es, realmente, el cáliz de la Última Cena. Una cuestión de fe. De todas formas, visitar Pedrafita do Cebreiro es una experiencia en sí misma. No sólo por ser la puerta de entrada a Galicia del Camino Francés, sino por el magnífico paisaje que sobrecoge al visitante, y por la leyenda que rodea al templo de Santa María la Real, la iglesia más antigua del Camino. Para los cristianos, encontrar el cáliz con el que Jesucristo consagró el vino en la Última Cena fue una obsesión desde el principio de los tiempos. La búsqueda del Santo Grial ha dado lugar
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Pazos de Galicia Leyendas
a leyendas, cruzadas y viajes míticos; a la creación de órdenes de caballería y a cientos de miles de páginas en la literatura de todos los tiempos. Varios son los lugares que se precian de guardar la sagrada reliquia. Sin embargo, para los habitantes de Pedrafita do Cebreiro, el cáliz de Santa María la Real es, sin duda, el mismo en el que Cristo sirvió el vino a sus apóstoles hace casi dos mil años. El mismo, quizá, con el que San José recogió la sangre del Hijo durante su agonía. Cuenta otra leyenda que fue tallado por los ángeles a partir de una enorme esmeralda caída de la frente de Luzbel, el ángel rebelde. La iglesia de Santa María la Real fue construida a mediados del siglo IX por los monjes benedictinos y es una joya del prerrománico, que alberga la talla de la Virgen que le da nombre. En su interior tuvo lugar el milagro que acredita la autenticidad del cáliz.
La leyenda A varios kilómetros del Cebreiro, en la aldea de Barxamaior, vivía un devoto campesino que escuchaba misa en la capilla que los monjes benedictinos tenían junto al hospital de peregrinos. Aunque eso le suponía una larga caminata desde su casa, el esfuerzo merecía la pena porque allí se sentía en contacto con Dios. No compartía este senti-
miento el sacerdote del templo, atormentado por la falta de fe. No acababa de comprender el misterio de la transformación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre del Señor. Un domingo de crudo invierno se desató una gran tormenta de nieve. Esto no detuvo al campesino que se dirigió, como solía, al templo, al que llegó justo en el momento en que el cura consagraba el pan y el vino. La iglesia estaba desierta y gélida. Al verlo entrar, acompañado de una tromba de agua y viento, exhausto y muerto de frío, el sacerdote asombrado, murmuró: “Cual viene éste otro, con una tan grande tempestad y tan fatigado, arriesgándose a morir por el camino,
En la foto de la izquierda, un peregrino cruza O Cebreiro dejando al fondo uno de los profundos valles de la alta montaña lucense. En la de la derecha, el cáliz que muchos han identificado como el Santo Grial de la Última Cena
sólo para postrarse ante un poco de pan y vino.” En ese momento, el cielo tembló. El pan que sostenía entre sus manos el religioso se transformó en carne y el vino se derramó, convertido en sangre. La imagen de la Virgen, Santa María, inclinó la cabeza, y así la mantiene hasta la actualidad. El irreverente, arrepentido y aterrado, cayó de hinojos en el suelo, y luego se desplomó. Las campanas repicaron solas y el sol salió entre las nubes, dispersando la tormenta. El campesino corrió hacia el altar, tratando de incorporar al cura. Estaba muerto. La noticia del milagro se extendió con rapidez por toda Galicia y la Europa cristiana. El Papa Inocencio VIII acreditó la autenticidad del milagro en 1437 y los Reyes Católicos visitaron la iglesia en 1486, en su peregrinación a Santiago de Compostela. Sus Majestades donaron el relicario en el que se guardan las pruebas del milagro. La visita a la iglesia (en la que la patena se puede contemplar todavía hoy, al lado del Cáliz del Milagro, símbolo de Galicia y presente en su escudo), así como los mausoleos donde están enterrados los protagonistas del milagro, completan un verdadero conjunto histórico-artístico que, junto con las pallozas, son cita obligada para todo aquel que se acerca por estas misteriosas tierras.
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POR
M. VALE
Coas súas mans e unhas poucas ferramentas, os canteiros percorrían os camiños convertendo a pedra en arte, en símbolos destinados a perdurar máis aló da súa vida e a súa memoria. Os camiños de cada recuncho de Galicia, tanto os interiores como os que os levaron lonxe, foron testemuñas do seu paso e os seus cantares
a no Neolítico os homes empezaron a fabricar as súas ferramentas a partir das pedras que atopaban. Os exipcios foron, quizais, os máis ambiciosos. O misterio das súas pirámides segue impenetrable ás investigacións e aos avances tecnolóxicos. O tempo pasa e na Idade Media o traballo na pedra especialízase, e a profesión revístese de segredo. Símbolos tallados na roca, un idioma accesible só aos iniciados, ritos de loxas e confrarías. A construción de igrexas e catedrais, camiños, ornamentos e incluso vivendas posibilitou o auxe dunha das profesións máis antigas do mundo. As guerras e o paso do tempo favoreceron a súa supervivencia, ata que a chegada do século XX e a invención de maquinaría capaz de cortar a pedra, xunto co emprego de novos materiais na construción empezaron a facer tremer a súa hexemonía. É Galicia terra de canteiros, sen dúbida. Desde as máis primitivas expresións relixiosas dos habitantes dos cas-
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Dando vida á pedra
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As pedras do século XVIII seguen contemplando o paso do tempo en Peizás
tros ata a magnificencia da Catedral de Santiago falan dun pobo de traballadores da pedra, homes capaces de mirar unha roca e ver o espírito que late nela. Mámoas, petroglifos, ermidas, cruceiros, petos das ánimas, manifestacións culturais, relixiosas ou pagás, xorden en calquera cidade, pobo, aldea ou lugar para conmemorar acontecementos que o esquecemento tenta levar. Pero no só de afirmacións de fe vive o canteiro. Hórreos, pontes, muíños, fontes ou esculturas, pazos e casas fanse eternos ao pasar polas súas mans, ben ao construílas, ou ben cando as restauran. En pleno século XXI a figura do canteiro, tal e como a coñecíamos, é unha lenda, un mito anacrónico. Pero os traballadores da pedra seguen a ser necesarios, a pesares de todo. A creación de escolas de canteiros como a de Pontevedra, hai xa máis de vinte anos, tenta “dar sentido de continuidade ao oficio”, segundo figura entre os seus obxectivos fundacionais, ensinando a traballar a pedra e estimulando a vocación artística dos alumnos.
En pleno século XXI a figura do canteiro é unha lenda
Unha opinión que non comparte Manuel Lagos, canteiro da vella escola, para quen “hoxe en día xa non hai canteiros, eses rapaces nin saben como se chaman as facetas da pedra.” Para un home de setenta e oito anos, que leva o po das pedras entre os dedos desde que tiña quince, o seu oficio non se aprende así como así. Chámase Manuel, pero todo o mundo o coñece como Pedro, alcume que lle ven como anel ao dedo xa que este nome, de orixe grego, significa pedra, roca. Pasou máis de tres cuartos da súa vida traballando a pedra. Manuel, Pedro, é un canteiro. Coñece a verba dos arxinas, o latín dos canteiros, ese
idioma propio que lles permitía “falar do patrón diante del, ben ou mal, sen que se dera conta de nada do que diciamos”. Xa non ten con quen falalo, pero lembra os seus termos e explícaos con precisión, consciente do seu privilexio. Tamén canta, coa súa potente voz de xordo, as cantigas dos canteiros. Cancións de oficio, picantes ou un chisco groseiras, que falan de homes que viaxan de vila en vila, de mulleres abandonadas, de individuos burlados. Rimas que lles cantaban os de outros oficios, ou que se entoaban no traballo, como os cantos de erguer para levantar a pedra e colocala. Pedro coñece o interese que esperta o seu labor “porque por aquí viñeron a que lles dixese os cantares, a que lles explicase os nomes das partes da pedra, para escribir libros e facer traballos”. Vive no concello da Estrada, na parroquia de San Miguel de Castro, nun lugar a poucos quilómetros de aquel onde naceu, Ponte. O seu oficio non o levou lonxe da súa terra, como a outros. Hai moitos
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anos estivo en Vigo, na ampliación do porto: “o día que cheguei, ao comprobar como traballaba, nomeáronme capataz de brigada, que era o que mandaba en dez homes”. Lembra cun sorriso orgulloso que lle pagaban vinte e dúas pesetas diarias: “con ese soldo, nin en Montevideo, nin na Habana, non había quen me puxera un pé diante”. Antes, sendo un rapaz, ía polas aldeas do Ulla facendo muros de cachotería (barro e pedras pequenas) co seu patronciño, que foi quen o iniciou no latín dos canteiros, “xa morreu, estiven no seu enterro. Era un canteiro”. E iso, nos beizos de Pedro, é o meirande eloxio. Facendo casas e muros “quedábame curto na miña arte”, así que cando un enxeñeiro mercou o Pazo de Paizás, unha construción de principios do século XVIII, na veciña parroquia de Cira (Silleda), para restauralo, alá foi Pedro, a traballar. “Trouxo moita xente especializada, que xa sabían. Un non era nada alí, entre os portugueses. Daquela eran os portugueses os máis entendidos, máis intelixentes niso que nós. Eran, eran, agora xa non”, apresúrase a matizar. Canteiros de Campo Lameiro, de Codeseda, de Moaña, que eran “a fortaleza da cantería”. Con eles traballou e aprendeu Pedro durante nove anos.
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lo. Sen dúbida o percorrido merece un paseo a pé, gozando das cores do outono entre as árbores, subindo desde Ponte a Burata, atravesando Lagos e O Seixo e entroncando co Camiño Real, que nos conduce por diante da que é hoxe a casa de Pedro, cunha placa de pedra no muro exterior que leva o seu nome (o que figura nos papeis). Seguindo á esquerda por Carballeira chegaremos a Paizás, ás portas da casa fidalga na que Pedro traballou tantos anos. Hoxe é propiedade privada, non aberta ao público. Unhas cancelas de ferro pechan o muro exterior da casa, de planta rectangular, de 1717, reformada nos anos 40. Da amabilidade dos seus
A ruta do canteiro Cada mañá, durante todo ese tempo, Pedro saía da súa casa no lugar da Ponte, “onde non pasaba un coche, nin pasa hoxe”, e atravesando a parroquia chegaba ao lugar de Paizás, xa en Silleda. Uns cinco quilómetros de percorrido a pé, que hoxe se poden facer de xeito moi semellante a como os facía o vello canteiro. Nesta ruta únense a parroquia máis ao norte da Estrada, San Miguel de Castro, coa máis occidental de Silleda, Cira. Xirando á esquerda no cruce co lugar de Balboa na N-525, collemos a provincial PO-7017 en dirección a Ponte Ledesma. Esa é a ruta que leva de San Miguel de Castro a Cira, en coche. As pistas que unen os seis lugares das dúas parroquias están mellor coidadas e definidas que hai medio sécu-
A vexetación é agora a dona da señorial Torre de Cira, que ten uns cimentos do século XII e que está vencellada á raíña dona Urraca e ao conde Bermudo Suárez
moradores dependerá que se poda coñecer de preto o traballo do canteiro e dos seus compañeiros. Se queremos prolongar o paseo, colleremos un pouco máis adiante un desvío á esquerda, chegando á Torre de Cira, os vestixios dunha construción do século XII, arrebatada pola lendaria raíña dona Urraca e ao conde Bermudo Suárez, e na que tivo preso ao arcebispo compostelán Diego Xelmírez. Está tamén situada en propiedade privada e a vexetación habita hoxe os vellos muros, bastante deteriorados, pero que aínda deixan adiviñar un pasado esplendor de fidalguía, loitas de poder e vasalos empobrecidos.
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Un oficio cheo de misterios ando a cantería era un oficio máxico, de gran recoñecemento social e cheo de misterios, os canteiros marcaban os seus traballos cunha sinatura. Non tiña por qué ser o seu nome. Un símbolo que os recoñecía entre os demais era o habitual e servía, entre outras cousas, para determinar o soldo que tiña que cobrar cada un, xa que a construción final era, case sempre, o resultado do esforzo conxunto da cuadrilla. Estas marcas adquiren maior importancia na Idade Media, cando o desenvolvemento do Camiño de Santiago propicia a creación de igrexas e mosteiros en todo o seu percorrido. O gremio dos canteiros acada entón unha forte cohesión interna, pechándose ao exterior e protexendo os seus segredos con claves, moitas das cales se atopan nas marcas das sinaturas. Existen moitas teorías ao respecto: masonería, sociedades secretas, relixións prohibidas transmitidas a través de mensaxes nas pedras... Numerosos investigadores levan anos buscando sentidos ocultos ás marcas dos mes-
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Cuntis é un dos lugares nos que os canteiros teñen un monumento ao seu traballo
tres canteiros nas máis dispares obras. Sen embargo, a chave destes misterios morreu ao tempo que o fixo o último mestre canteiro. E agora non queda senón especular. Na mesma liña de misterio e ocultación que as marcas atópase a verba dos arxinas, xiria, ou latín dos canteiros. Unha sorte de idioma propio, de incerta orixe e que lles permitiu durante séculos, procederan de onde procederan, comunicarse entre eles, traballar en grupo e falar diante de persoas doutros gremios sen seren comprendidos. O xerme deste argot é tamén confuso. Hai quen fala dunha influenza e derivación do éuscaro, pola chegada masiva a Galicia durante o século XVI de
mestres canteiros foráneos, especialmente cántabros e vascos. Outras teorías aluden a unha lingua prerrománica, aínda que as máis estendidas sitúan o seu nacemento na sociedade medieval, evolucionando á par que as linguas románicas ibéricas. Préstamos do francés, o italiano, o latín ou o mesmo galego, tanto en palabras como en construcións, confirman que a xiria se foi formando con múltiples influenzas. Un vocabulario de máis de 5.000 termos permitía unha boa comunicación. De todos os xeitos, cando unha palabra non existía dispoñían de varios recursos, como a adición de sufixos, ou a perífrase con termos sen significado, para entenderse, evitando a comprensión dos non iniciados.
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Casa Grande de Cornide, en Teo
Dous edificios nobles para pasar a noite on máis de 200 anos de historia, a Casa Grande de Cornide, situada no concello coruñés de Teo é un exemplo da arquitectura tradicional galega, matizada con elementos vangardistas. A mellor pintura galega do
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século XX pódese apreciar colgada nas súas paredes, e a literatura universal agóchase nos máis de 3.000 volumes da súa biblioteca. Sumeselle un gran salón en dous niveis cunha lareira das de sempre, por suposto que en exce-
lente estado de conservación. Perderse no seu xardín, de 8.000 metros cadrados, con emblemáticas árbores, practicar sendeirismo ou facer rutas en bicicleta para descubrir o contorno son boas suxestións para desconectar.
Pazo de Eidián é outra boa opción para aloxarse. Situado no municipio de Agolada (Pontevedra) é unha típica construción galega de finais do século XVI, modificada con obras defensivas durante a primeira guerra carlista. Garda no portalón de acceso o escudo da familia López de Basadre. A súa rehabilitación mantivo o equilibrio entre os elementos antigos e un coidado mobiliario da época. O edificio estrutúrase en torno a un gran patio emparrado, e está rodeado de prados, polos que dar longos paseos. A casa está situada nun alto sobre o río Ulla, preto do embalse de Portodemouros e do Castelo de Pambre, ao que se chega dando un paseo en bicicleta.
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Pazo de Eidián, en Agolada
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Rebaño de caldelás en réxime extensivo nos montes de Nogueira, no concello de Montederramo
As vacas caldelás volven criar nos montes de Ourense POR
CARMEN REY
Se nos achegamos ao Norte das terras ourensás, preto da fronteira lucense, é posible atopar unhas vacas negras, de aspecto fero e con enormes cornos que pastan en zonas de montaña. Son as caldelás, unha especie autóctona en perigo de extinción, que grazas á colaboración da Administración e a concienciación dos gandeiros galegos, xa volve criar nos montes ourensás
nha visita á comarca de Terra de Caldelas pode producir, entre outros curiosos achados, a contemplación dunha raza bovina de estampa fera, que lembra máis aos touros dunha gandería andaluza que a un manso animal galego. Sen embargo, as aparencias, unha vez máis, enganan. Atopámonos ante unha morena caldelá, unha vaca de temperamento tranquilo, con gran capacidade para adaptarse ás zonas montañosas, e moi boa reprodutora. A pesar de que é completamente negra as súas crías nacen de cor dourado, e cara aos tres meses de idade van virando de cor, ata adoptar o definitivo ton escuro que as caracteri-
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za. A vaca caldelá comparte coas outras morenas galegas (a cachena, a vienesa, a limiá e a frieiresa) unha triste condición: a de raza autóctona de protección especial, segundo o Catálogo Oficial de Razas de Gando de España. Significa isto que se trata dunha raza milenaria que, coa mecanización das tarefas agrícolas e a introdución ou o cruzamento con variedades de maior produción cárnica, chegou a unha situación crítica, preto da extinción. No Centro de Recursos Zooxenéticos de Galicia, dependente da Consellería do Medio Rural, e situado no Pazo de Fontefiz, comezaron a finais dos anos 80 con programas de recuperación da raza caldelá, “aínda que xa nos anos 40 esta raza é das primeiras que aparece nos rexistros do Centro, desaparecendo sobre o ano 1953”, segundo explica o seu director, Cástor Rivero. Ademais de rabaños fundacionais, en Fontefiz constituíuse un banco de seme e embrións, que evitaría calquera posibilidade de desaparición da especie ante a propagación de enfermidades. No ano 2000, o goberno galego regulou un rexistro específico para cada unha destas razas autóctonas en perigo de extinción, co obxectivo de recuperalas e fomentalas. Estas medidas tamén significaron axudas económicas para as explotacións que contribuísen á súa recuperación. O traballo parece que vai por bo camiño. Segundo o Libro Xenealóxico que leva a Asociación de Criadores de Raza Bovina Caldelá (Caldega), en setembro de 2005 contabilizábanse en Galicia 556 femias e 148 machos desta especie, distribuídos en 44 explotacións. Destas, entre o 60 e o 70 por cento continúanse concentrando na súa zona de orixe, na comarca ourensá de Castro Caldelas, e as áreas limítrofes. Segundo José Ramón Justo Feijoo, de Caldega, “os esforzos céntrase precisamente na súa reimplantación nas serras do Macizo Central ourensán, como raza rústica, para o aproveitamento dos recursos pastables de alta montaña e a produción natural dun becerro de leite de gran calidade”.
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A gandería ecolóxica de Elvira eguindo esta filosofía pódense sinalar iniciativas particulares xa postas en marcha, como a do grupo Coren, que conta desde o pasado ano cun rabaño de 50 caldelás nun monte comunal de 200 hectáreas de Ferreira de Pantón (Lugo); ou a levada a cabo pola Asociación de Gandeiros de Penamá, asociada á cooperativa de gando vacún Biocoop, de Verín, que en 2001 introduciu 11 vacas caldelás cedidas polo Centro de Recursos Zooxenéticos de Fontefiz nunha parcela de monte comunal de Allariz. Biocoop tamén vén de establecer neste ano un convenio coa empresa madrileña Raza Nostra, especializada na divulgación e comercialización de carne de razas autóctonas, polo que esta lle vai comprar a produción das razas caldelá, cachena, frieiresa, limiá e vianesa dos socios da cooperativa. Entre os seus cooperativistas, Biocoop conta con dúas ganderías exclusivas de caldelás, que forman parte da liña de produción ecolóxica, e respectuosa co medio ambiente que segue a entidade. Elvira Diéguez é unha das coopera-
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tivistas de Biocoop que cría en Nogueira (Montederramo) un rabaño de caldelás puras. “Eu xa coñecía esta raza, porque aquí na zona usábana para o traballo cando eu era cativa, pero logo foise substituíndo por outras que producían máis carne”, explica esta gandeira de mediana idade. Elvira comprou as súas primeiras caldelás a unha sociedade que trouxera exemplares do Centro de Recursos Zooxenéticos de Fontefiz, e o resto foinas criando na súa explotación. Hoxe conta cunhas 40 cabezas de gando, entre femias, tenreiros e un boi, que viven en réxime extensivo nunha parcela de arredor de 20 hectáreas. As vacas aliméntanse exclusivamente de pasto, excepto nos invernos ou nos veráns moi secos, “que lle cómpre levar silo e herba seca”. A explotación de Elvira responde ás características dunha gandería de tipo familiar, inscrita no Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica. Por iso, as súas vacas aliméntanse con produtos naturais, e viven de xeito extensivo, sen elementos de estrés; e os becerros maman nas súas nais practicamente ata o momento do seu sacrificio.
A fortaleza medieval dos Condes de Lemos preside a vila de Castro Caldelas
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La recogida de setas es una actividad cada vez más popular
Búscame y saboréame en otoño POR
SUSANA V. FRAGUELA
Conocidas como “pan do sapo” o “pan do demo” por la poca fe culinaria que los gallegos tenían en ellas, las setas y los champiñones forman parte hoy de las recetas de los más afamados restauradores. Y como no iba a ser menos, los “cogomelos” también se pueden degustar de mil formas en las fiestas gastronómicas distribuidas por toda la geografía gallega, siendo la pionera la Feira dos Fungos e Cogomelos de As Pontes.
i en septiembre llueve, y el suelo se empapa, dicen los seteiros gallegos que veinte días después se pueden empezar a recolectar las primeras setas y champiñones silvestres. José Luis Tarrío, greenkeeper en el campo de golf del Real Aero Club de Santiago, es uno de estos seteiros. Treinta y dos años lleva de profesión y otros tantos como experto en cogomelos, desde que un amigo vasco lo introdujo en el mundo de la micología. José Luis recuerda que cuando comenzó a recoger las primeras setas, en Galicia sólo se conocían por pan de sapo, pan do demo o pan de cobra, según la zona. Y es que, al contrario de lo que sucedía en co-
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munidades como País Vasco o Cataluña (pioneros en su cocina), la afición de los gallegos era poca por temor a que fuesen venenosas. No en vano afirmaciones como Cásate con el, se che deixa o anel, Vale máis fungo perdido que comido o Moito tes que saber para cogomelos comer forman parte ya del refranero popular gallego. Por sus suelos y su clima oceánico en Galicia proliferan los hongos, no sólo en otoño (su temporada fuerte), sino en primavera. Zonas del interior como Monforte, Chantada, Vila de Cruces, Lalín o Monterroso, y otras como las sierras de A Curota, A Faladoira y A Gañidoira, son para los micólogos enclaves de alta producción. Reconocer las comestibles sin temor a equivocarse sigue siendo otra historia. José Luis Tarrío, al igual que otros muchos seteiros, recomienda aprovisionarse de una buena guía, aunque lo idóneo sería acompañarse de un experto. El níscalo o lactarius delliciosus es la más reconocida (por su color anaranjado) y una de las que más abunda en los montes gallegos, bajo los pinares. Además de ser el típico champiñón de campo de color marrón, también es el primero que suele salir en las praderas de secano. Las lepiotas o macrolepiotas también aparecen en prados, e incluso en huertas. El boletus edulis (en carballeiras), el cantharellus (en pinares y robledos) o las de pie azul, también conocidas por borrachas por su típico color lila-morado (en zarzales) son otros tipos de cogomelos comestibles muy recogidos en los montes. Desde que a inicios de los 70 se constituyó la primera agrupación micológica de Galicia, A Zarrota de Vigo, no han dejado de ir formándose asociaciones de este tipo (A Coruña, Vilagarcía de Arousa, Chantada, Ourense, Cedeira, As Pontes...), que han creado una auténtica cultura micológica en Galicia más allá del ocio y de sus posibilidades culinarias. Agrupadas en una federación a nivel gallego, anualmente preparan encuentros y cursos, además de organizar muchas de las degustaciones populares que existen en la actualidad.
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Te proponemos
Salteado de setas con chicharrones Antonio Pena dirige los fogones de la Rectoral de Cines (Cines - Oza dos Ríos) desde su apertura como establecimiento de turismo rural asociado a Pazos de Galicia en el año 2004. Es la cuarta generación de una familia al servicio de la cocina, y en sus 30 años de profesión ha combinado la herencia del saber hacer con un toque de innovación personal. Fruto de esta combinación son las setas con chicharrones, un plato sencillo y rápido, para servir templado y sin florituras. Ingredientes (dos personas): - 400 gr. de níscalos - 100 gr. de chicharrones - aceite de oliva, ajo, sal. En una sartén se dora el ajo en un poco de aceite de oliva y se añaden los níscalos troceados. A medio dorar se salan y cuando estén a tres cuartas partes de su cocción (diez minutos) se agregan los chicharrones. Se voltean durante dos minutos, se dejan en reposo otros dos más y el plato ya está listo para servir.
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Exposición de cestas con setas comestibles y venenosas en la Feira dos Fungos e Cogumelos de As Pontes de este año
Degústalas en... n Feira de Fungos e Cogomelos de As Pontes. 1 de noviembre La primera feria de exaltación de los cogomelos en Galicia, iniciada en 1989 por la Asociación Micolóxica Poupariña, a la cual habían introducido en el mundo de las setas los trabajadores vascos de As Pontes. Desde 1999 la organiza el Ayuntamiento, y además de degustación popular y venta de setas ofrece actividades de divulgación y promoción como exposiciones, cursos de cocina y el ya tradicional Concurso de Fungos silvestres recogidos por la zona. A unos seis euros persona, ofrecen dos tipos de menú a elegir. n Festa do Cogomelo de Soutelo de Montes (Forcarei). Primero o segundo domingo de noviembre Séptima edición organizada por dos vecinas muy aficionadas a la micología. Los cogomelos que se degustan en la fiesta (en la pasada edición se repartieron más de cien kilos) los recogen en los montes próximos. También se celebra un concurso de cestas y feria de productos tradicionales. El tique ronda los cuatro euros e incluye vino y pan para acompañar a los callos con cogomelos, cogomelos con xabaril, cogomelos con arroz y... un plato sorpresa. n Festa do Cogomelo de Teixeiro (Curtis). Último domingo de octubre Los hosteleros de la zona participan en esta fiesta organizada por el Ayuntamiento a través de la denominada Ruta
do Cogomelo, que lleva a degustar una tapa distinta a base de cogomelos en cada local. La degustación popular se celebra al aire libre, con raciones a un euro. n Festa dos Cogomelos de Xermade. Último fin de semana de octubre En la Carballeira do Campo de la parroquia xermadina de Roupar se sirvieron el año pasado unos 200 kilos de cogomelos, de las variedades níscalo, boleto y lengua de vaca recolectadas en los montes de la zona. Menú de cogomelos y productos de denominaciones de origen gallegas a unos ocho euros (incluye pan, bebida y postre). n Feira da Castaña e do Cogomelo de Riós. Primer domingo de noviembre Además de degustación popular, el Ayuntamiento organiza charlas, concurso de fotografías y concurso de platos elaborados a base de castañas, cogomelos y ternera ecológica. Menú con tres platos (entrante elaborado con cogomelos, segundo con ternera y postre a base de castañas) por unos nueve euros. n Feria del Champiñón de Ordes. Último domingo de abril. Se celebra desde el año 1989, dedicada exclusivamente al champiñón, que también se pone a la venta. Degustación gratuita en las casetas del Campo da Feira de recetas elaboradas por los restaurantes de la villa
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Los expertos recomiendan limpiar las setas el mismo día de la recolección
Debes saber... El cocinero Juan Crujeiras Lista (Jefe del Departamento de Hostelería del IES Fragas do Eume) nos ofrece algunos consejos útiles sobre su limpieza, conservación y cocina n Limpia las setas el mismo día de su recolección porque se deterioran con rapidez. Aunque no todas las especies lo permiten, lo ideal es no lavarlas con agua. Quítales la tierra con ayuda de un pequeño cepillo o pásales un trapo húmedo, así conservarán todo su perfume y naturalidad. n Si las limpias con agua, déjalas reposar y escurre el exceso de líquido. n Consúmelas lo antes posible, ya
que no procede olvidar que son productos frescos. n Adapta el corte al tipo de plato que vayas a preparar. n Algunas especies deben de ser guisadas de forma prolongada, porque a algunas personas les provocan leves indigestiones. n Recuerda: con las setas, además de revueltos, puedes preparar guisos, salteados, ensaladas, pimientos relle-
nos, pescados… e incluso postres. n Una vez limpias, si decides conservarlas, hay varios métodos: - Secado: Se cortan en finas láminas y se disponen sobre papel secante en un lugar fresco y seco. Para su utilización, se rehidratan una hora en agua hasta que recuperen su forma y textura, o se trituran para enriquecer salsas. - En vinagre: Una vez limpias, se cubren de agua y vinagre a partes iguales y cuando rompan a hervir se cuecen durante diez minutos. Se enfrían y se envasan en tarros de cristal. Pasados tres meses se utilizan, dejándolas macerar una hora en aceite. Ideales en ensaladas con queso. - Salmuera: Hervirlas en agua con sal unos minutos, escurrirlas y disponerlas en tarros con salmuera (nueve partes de agua, una de sal). Guardarlas en lugar fresco y seco. Para utilizarlas, hay que ponerlas en remojo en agua fría unos minutos. - Congelación: Crudas (setas de gran tamaño, muy frescas y sanas). Para su consumo, no se dejan descongelar completamente con el fin de que no pierdan su textura. Escaldadas (en agua hirviendo, de tres a ocho minutos) Al utilizarlas, sácalas con 12 horas de antelación y déjalas descongelar en la nevera, al igual que si las congelas una vez guisadas en aceite de oliva o en platos preparados. n Elige el método de conservación dependiendo de la especie. Por ejemplo, el boletus edulis sécalo o consérvalo en salmuera; el níscalo guárdalo en vinagre o en salmuera; la cantharellus (cibarius y lutencens), sécala o consérvala en vinagre; y la colmenilla sécala o guárdala en salmuera.
Pazos de Galicia Gastronomía
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ino y setas comparten aromas. Las setas dotan a aquellos platos en los que aparecen de sutiles aromas a terruño, a flores, e incluso de otros más complejos como los especiados y anisados de algunos hongos comestibles. Por su parte estos aromas aparecen en multitud de vinos, y hasta podríamos llegar más lejos al afirmar que el propio aroma a trufas y champiñones forma parte de algunos de los grandes vinos nacionales e internacionales. En general podemos considerar que las setas son de esos productos que inicialmente se podrían acompañar de cualquier vino aunque intentando no realizar un mal maridaje, evitaremos asociarlas con blancos jóvenes y con una marcada acidez, sobre todo si se cocinan a la plancha y aderezadas con salsas vinagretas o con limón. Muy recomendados son los tintos jóvenes, con una crianza de hasta cuatro años, los reservas, grandes reservas o añadas especiales. Muy recomendables, los rosados modernos y tradicionales y los clareces. En cuanto a blancos, los platos a base de setas toleran los criados en madera y los jóvenes y afrutados. También los champañas y cavas. De entre los vinos gallegos, van especialmente bien blancos de la cosecha del 2003 en barrica de las D. O. Rías Baixas, (albariño), D. O. Ribeiro (treixadura) y godellos de las D. O. Valdeorras y Ribeira Sacra; y tintos de la D. O. Valdeorras (cien por cien mencía). Cuando las setas se presentan guisadas, salteadas o a la plancha, podemos acompañarlas de vinos tintos jóvenes mediterráneos (elaborados con cabernet sauvignon, merlot, cariñena, monastrell…); al ajillo, con jamón serrano o con huevo van bien con tintos jóvenes de La Rioja, o de Ribera del Duero (con tempranillo, garnacha…); si se elaboran con arroz, los blancos de crianza elaborados con la sutil chardonnay, e incluso con la peculiar godello, son idóneos. Si las setas acompañan a pescados como el lenguado, vinos rosados de cabernet sauvignon y de tempranillo. Si se cocinan con carnes blancas (pollo), vinos licorosos atacados por un hongo noble, como son los franceses sauternes y barsac. Cuando el cordero se acompaña de los característicos cèpes, vinos tintos de taninos jugosos y con características notas a frutos rojos maduros, como son los elaborados con merlot, tempranillo y cabernet sauvignon. Realmente excitante resulta asociar las cualidades de un elegante pinot noir de Borgoña con los versátiles y afamados boletus edulis. Para aperitivos de foie-gras trufado, vinos dulces franceses, como es el sauternes y cuando la salsa de trufas envuelve y perfuma cualquier plato, elegantes champañas y cavas.
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Cómo elegir el vino POR
YOLANDA ABELENDA PROFESORA DE ENOLOGÍA CENTRO SUPERIOR DE HOSTELERÍA DE GALICIA
Pazos de Galicia Viajeros que dejan huella
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rancisco de Paula Mellado escribió en el siglo XIX diversos libros de viajes, como Aventuras extraordinarias de los viajeros célebres o Viaje ilustrado a las cinco partes del mundo; así como costumbristas, como Álbum pintoresco, Colección de artículos de costumbres, de historia, de viajes, etc. y Arte de fumar y tomar tabaco sin disgustar a las damas. Sin duda, su obra más reconocida fue La Enciclopedia moderna, la adaptación de la Enciclopedia publicada en francés por Didot, que constaba de 37 tomos y contó con la colaboración de algunos de los más reputados nombres de la época. Viaje por España refleja, con el castellano y el estilo de redacción propio de la época, un periplo por el país y el carácter de sus gentes. Librería Arenas y Gráficas Stylo publicaron en 1987 una edición facsímil de la parte correspondiente a Galicia, de la que reproducimos algunos párrafos del primer capítulo, en el que presenta el reino de Galicia y sus habitantes a los lectores
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“En boca de muger”
«Recuerdos de un viaje por Galicia en 1850»
Una de las ilustraciones del libro de Francisco de Paula
El antiguo y considerable reino de Galicia ocupa la parte mas occidental de las provincias septentrionales de España. Su figura es semejante a la de un rombo, y linda por el Norte con el Océano Cantábrico; por el Este con el principado de Asturias y reino de León; por el Sur con el reino de Portugal, y por el Oeste con el Océano Atlántico. Comprende 1.032 leguas cuadradas, habitadas por 1.471,982 almas. El clima es muy saludable aunque varía, como es natural en un territorio tan estenso (sic); asi se observa que es muy templado y apacible en las costas; caliente, seco y agradable al Sudoeste; frío y húmedo al Norte (...) La superficie de Galicia se halla alternativamente interrumpida con deliciosos y frondosos valles, y montes más o menos considerables. (...) La costa tiene una estension de no menos de 240 millas, desde la villa de Rivadeo, que señala el confin con Asturias, hasta la de la Guardia, que está enfrente de Portugal (...) El terreno es muy abundante en delicada
Pazos de Galicia Viajeros que dejan huella
caza, y en él la industria de los habitantes hace propagar las mejores razas de toda clase de volatería, asnos, ovejas, cabras, cerdos, yeguas, mulas, y sobre todo bueyes, que son los más numerosos y mejores de España (...) Los gallegos son laboriosos, constantes, honrados y valientes a toda prueba, lo que los constituye los mejores soldados que se conocen, sobrios, sufridos, serios, discretos e inclinados a la melancolía, pero afectos a la sociabilidad. Los vicios de que más suelen adolecer son la codicia, la venganza y los celos, y la inclinación a la bebida. La primitiva rudeza de los gallegos se modifica de día en día, y en las montañas se encuentran aquellas costumbres simples y puras de los pueblos pacíficos y hospitalarios. Son generalmente robustos, de elevada estatura, blancos, rubios y bien formados, y las mugeres (sic) se distinguen por su belleza. Lo mismo que sus vecinos los asturianos, con quien tienen muchos puntos de semejanza, abandonan en gran número sus hogares para ganar su vida en paises distantes. El idioma gallego es el castellano antiguo, mezclado con algunas frases portuguesas y latinas, (...)
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Portada del volumen en el que se afirma que el «dialecto de Galicia» es «dulce y
La librería Arenas Fernando Arenas, librero de vocación, creó en los emblemáticos Cantones de A Coruña una librería que ha hecho historia. Desde el año 1963, la librería Arenas, que cuenta en la actualidad con más de 200.000 ejemplares, no ha sido sólo una tienda de libros, sino un centro de cultura y conocimiento. De hecho, el fundador de la librería conoció en ella a artistas, escritores y periodistas de la talla de Blanco Amor, Camilo José Cela, Antonio Gala, Luís Seoane, Ramón Tamames, Mario Vargas Llosa y Juan Antonio Zunzunegui, entre otros muchos. De esta librería dijo el famoso escritor Álvaro Cunqueiro que “es como una ciudadela almenada o como un fuego irreprochablemente encendido”. Y en eso tuvo mucho que ver, sin duda, su creador, un humanista amante de los libros y las personas. Su hijo menor, Manuel, continúa con el negocio familiar y también con la labor didáctica y cultural que él comenzó. Ha creado el premio literario de novela y ensayo que lleva el nombre de su padre. La librería Arenas edita también algunas obras, como la que nos ocupa, Viaje por Galicia, que por haber tenido una tirada corta es actualmente muy difícil de encontrar, así como libros conmemorativos y otras publicaciones diversas.
Es, pues, el dialecto de Galicia en estremo dulce y cariñoso, sobre todo en la boca de la muger. El trage de los hombres se asemeja algo al de Asturias, pero es más vistoso y rico, y aunque difiere bastante de una a otra comarca en este dilatado reino, puede describirse generalmente diciendo consiste en calzones flojos de pana azul con botones de plata, polaina alta de paño negro, por entre la que y el calzón deben verse los calzoncillos de bastante vuelo, llamados cirolas; chaleco de rizo encarnado y de forma asolapada, chaqueta de pana, o especie de casaca con faldillas muy cortas de paño, botones de plata en la camisa, y finalmente montera de paño negro con vueltas de pana. Ésta es de una forma elegante, y recuerda los antiguos yelmos de los paladines; su origen se remonta al tiempo de los suevos, antiguos dominadores de este pais. Las mugeres llevan una ó mas sayas de bastante vuelo, un delantal de paño llamado mantelo, cotilla de seda ó terciopelo, dengue grana con terciopelo negro alrededor, llamado capotillo, cofia de encage en la cabeza, y collar y arracadas de oro. En muchos parages se ha sustituido en estos últimos años á la graciosa cofia, el desairado pañuelo que las gallegas atan á la verdad con poca gracia á la cabeza. El cabello suelen llevarlo en dos trenzas unidas por medio de un lazo. (...) En Galicia vuelven a encontrarse, como en Asturias las romerías, los mercados, las filazones o seranes en que se reunen por las noches los jóvenes de ambos sexos, la alegre gaita pastoril, y las leyendas de brujas y encantamentos. Sin embargo, aquí no hay xanas ni huestes, y la grave danza prima de los asturos es sustituida por la alegre muiñeira y contrapaso, gracioso y animado baile del que no puede formarse idea por el grosero y bárbaro que con el nombre de gallegada suele verse algunas veces en los teatros de la Corte. La creencia do pájaro da morte, especie de ave negra, fiera y de mirar terrible, que anuncia la muerte de un enfermo, es esclusiva de este pais.
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Caballos salvajes en la Sierra de Barbanza
POR
SUSANA V. FRAGUELA
Kilómetros de costa, montaña, historia, paisajes, leyendas y uno de los puertos deportivos más importantes de Galicia. Aunque parezca difícil de creer, todo se encuentra en un sólo ayuntamiento del oeste gallego, Porto do Son. Descubrirlo con la ayuda de sus gentes hospitalarias puede significar todo un hallazgo
ualquier desvío hacia el mar de la AC-550 a la altura de Portosín, en la parroquia sonense de Goiáns, lleva al puerto. A la izquierda, el muelle pesquero, con pequeñas tascas y restaurantes, la lonja, y la Casa del Pescador. Una barrera impide el paso a las personas no autorizadas. Aquí se trabaja rápido, y un visitante ocioso podría provocar o sufrir un accidente. A la derecha, el puerto deportivo, con el club náutico. En los alrededores, casas de veraneo, pisos en primera línea de mar. Yates de todas las formas y colores, embarcaciones de diseño, algunas pequeñas, muchas grandes. Velas y motores, ropas náuticas... Un recinto que alberga las instalaciones más
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Porto de Son
De tierra, mar e historia
modernas y el personal más preparado. Al entrar, cualquier idioma puede saludarte, alemán, inglés, francés. “Este año -comenta María Elena Rodríguez, trabajadora del Club- los franceses han sido mayoría, pero no siempre es así.” Socios del Club y tránsitos o transeúntes (que tienen anclada su embarcación en el puerto) disfrutan de unas instalaciones recientemente reformadas y ampliadas, entre las que se encuentran un restaurante, una pequeña tienda náutica y tres camarotes, como llaman aquí a las habitaciones con baño, habilitadas para casos de necesidad o urgencia. Los usuarios tienen agua y electricidad a su disposición en los pantalanes y conexión a
internet en las dependencias del Club. Pero hay una tercera posibilidad de disfrutar del puerto deportivo, si no eres socio o tránsito. Acudir a la escuela de vela, que trata “de acercar a todos los niños al mar, enseñarles a quererlo”, según explica Sergio del Río, monitor de los pequeños. Socios y transeúntes pueden dejar su barco en el puerto deportivo, para pasar el invierno. Aunque no alcanzan a competir en precios con muelles más grandes, como el de A Coruña, “sí lo hacemos en calidad y servicios -como nos explica Carmela Núñez, desde su puesto en la recepción- ya que tenemos un mantenimiento excelente, con reputados mecánicos, limpieza, seguri-
dad, personal muy cualificado que se encarga de que todo esté a punto”. Para los asociados que no tienen embarcación propia, el club ofrece, además, la posibilidad de alquilar yates para salir a navegar. No resulta extraño, por todo esto, que el Club haya sido sede de la Copa de España de Optimist en 2002; de los Campeonatos Nacionales de Fórmula Windsurfing en 2003 y 2004; y en el año 2005 del campeonato de España de Vela Infantil, recibiendo sin problemas a más de doscientos niños de todo el país, agrupados en tres clases: Optimist, L’Equipe y Mistral, y a todo un equipo técnico de jueces, monitores y voluntarios. Y no piensan detenerse aquí.
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Conociendo las parroquias imitando con el ayuntamiento de Noia se encuentra la parroquia de Miñortos, que cuenta con un cámping de primera categoría. A continuación, en Goiáns, realizaremos una obligada visita a Portosín y su magnífico puerto deportivo. Nebra alberga la playa de Aguieira, quizás la más grande y conocida. Hacia la sierra, zonas de caza atraen a los aficionados en cuanto empieza la temporada. En Noal se encuentra la capital municipal, Porto do Son, que merece un paseo por su casco histórico, una parada en la capilla de la Atalaia, con impresionantes vistas al mar; y un par de visitas, al museo etnográfico, abierto sólo en verano, y al centro de interpretación del Castro de Baroña, alojado en un edificio del siglo XIX, en el que una exposición permanente en la primera planta permite conocer la forma de vida en los castros. Está abierto en verano, pero durante el resto del año se puede visitar con cita previa en el teléfono 981 867 412. Al salir del casco urbano, siguiendo una carretera vecinal asfaltada, bien indicada, se llega hasta el monte Enxa, con un estupendo mirador, desde el que, en días claros, se puede ver hasta Fisterra. De vuelta a la AC-550, bajando por la otra ladera del Enxa, estaremos en la parroquia de Baroña, que alberga el famoso castro del mismo nombre. Una vez que hayamos encontrado los vestigios del pasado de los gallegos podemos dirigir nuestros pasos, por una carretera provincial, hacia el límite con la parroquia de Ribasieira, la única del ayuntamiento que no tiene mar. Allí habrá que dejar el coche para recorrer a pie menos de un kilómetro, por una pista de tierra y llegar a la cascada, un torrente de agua que se despeña detrás de la ermita de la Magdalena. Un espacio privilegiado que deja sin habla a quien se acerca a conocerlo. Para lle-
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Porto do Son, un municipio con forma alargada, combina montañas de respetable altura con una línea de costa en la que abundan las playas
gar a Queiruga habrá que retroceder de nuevo a la carretera comarcal, para descubrir uno de los secretos mejor guardados de los sonenses, Porto Nadelas. Se trata de una pequeña cala que los marineros utilizan como puerto na-
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Características
Club Náutico de Portosín Tel. 981 766 583 www.cnportosin.com Máxima eslora recomendada: 20 m. Calado bocana: 9 m. Calado dársena: 4 m. Amarres fijos: 240 Amarres transeúntes: 75 Grúa: 1 Tn Pórtico elevador: 32 Tn
tural para proteger sus embarcaciones y donde se pueden adivinar los restos de un castro. Siguiendo siempre al sur llegamos a Caamaño, donde se alza, orgulloso de su avanzada edad, el puente medieval sobre el río Sieiro, a apenas cinco minutos a pie de la carretera principal. En Xuño, al final del paseo de la playa de As Furnas, se encuentra entre las rocas una rosa de los vientos, homenaje a Ramón Sampedro, el tetrapléjico que ha puesto Porto de Son en el mapa. Y entre esta parroquia y San Pedro de Muro, que limita ya con Ribeira, se extienden las lagunas de Xuño, de agua dulce, y Muro, de agua salada, separadas del mar por dunas de arena, y con dos ecosistemas muy diferentes.
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Vista general de la aldea prehistórica, unida a tierra por un istmo de arena
Castro de Baroña
Reino del marisqueo prehistórico n el Ayuntamiento de Porto do Son, en el lugar de Baroña y situado en una península rocosa a la que se accede a pie, tras dejar el coche en la carretera comarcal AC-550 que baja de Noia a Ribeira se alzan los restos del castro de Baroña. Defendido por murallas del estrecho istmo de arena que lo mantiene unido a tierra, por el otro lado los acantilados son su defensa natural. El castro de Baroña fue descubierto en 1933 y declarado luego Patrimonio Artístico Nacional. Se ha excavado y reconstruido parcialmente, lo que permite disfrutar en toda su extensión de un monumento vivo, claro reflejo de la forma de vida de los habitantes de estas tierras hace más de dos mil años. Una vez que se entra en el asentamiento, es fácil observar el poblado, dividido en dos, con una zona inferior
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con construcciones más grandes. Las viviendas, circulares y con un banco corrido no tienen puertas ni ventanas. Se cree que se accedía a su interior por una entrada en el techo. La agricultura y la ganadería eran
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No hay que perderse
Castro de Baroña Complejo húmedo de Xuño e San Pedro de Muro Vista desde el monte Enxa Cascada de Ribasieira Mirador Faro de Caveiro Puente medieval sobre el río Sieira
los ejes de la cultura castrexa, pero en este caso hay que añadir la pesca y el marisqueo, que jugaban un papel fundamental en la economía del castro de Baroña. Separado de las viviendas, en la zona más al Norte, contaban además con un horno para fundir los metales. En las sucesivas excavaciones se han encontrado restos de conchas, anzuelos, lastres y lo que podrían ser anclas. Sin duda los antepasados de los gallegos tuvieron buena vista al escoger este asentamiento, rodeado de bosques por un lado y con un espectacular paisaje marítimo por el otro. La protección de sus hogares estaba garantizada, al igual que las impresionantes puestas de sol. El castro disfruta de privilegiadas vistas a la ría de Muros y Noia, pero la mirada puede perderse hacia el oeste en el horizonte, sin encontrarse con nada más.
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Playas orto do Son cuenta con grandes playas, muy conocidas y frecuentadas en verano. Pero también con pequeñas calas de difícil acceso o a las que sólo se llega por mar. Éstas son feudo de los habitantes de la comarca, o de visitantes a los que les gusta explorar rincones por descubrir. Con la llegada del otoño, los arenales se convierten en el lugar ideal para dar largos paseos por la orilla del mar, practicar deportes al aire libre o sentarse a leer al abrigo del viento. Aquí va una pequeña guía:
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n Aguieira. La playa más extensa
del municipio tiene dos accesos, por sus puntas norte y sur. Las dunas ofrecen intimidad y recogimiento, junto con una flora variada y sorprendente, que se aprecia con calma cuando el otoño aleja a las multitudes. Es la favorita de los amantes del wind-surf y el kite surf. n Caveiro. Orientada al sur, llegar a
esta playa exige dejar la carretera comarcal y, siguiendo las indicaciones, alcanzar el arenal por una pista vecinal asfaltada. Cuenta con camping y merendero con asadores, y un magnifico mirador desde el que se distingue el casco urbano de Porto do Son. n Fonforrón. Pequeño arenal, que se
reduce bastante con marea alta, pero que alberga una cueva con restos del Paleolítico. La gruta ha inspirado numerosas leyendas, que cualquier vecino de la localidad le contará encantado. n Arnela. Bien protegida y con algu-
nas rocas, la playa termina en unos acantilados, muy interesantes para los pescadores de caña. n Arealonga. Situada al lado del cas-
tro, es un gran arenal, poco frecuen-
Uno de los arenales que esconde la costa de Porto do Son
tado y, quizá por ello, de gran belleza natural. La parte más cercana al castro de Baroña es naturista desde finales de los años 80. Nudistas y no nudistas han aprendido a convivir sin molestarse en un lugar en el que perderse y soñar con civilizaciones desaparecidas no resulta del todo absurdo.
n Das Furnas. A lo largo de los milenios, el mar y el viento han creado los pequeños acantilados con oquedades que dan nombre a este arenal, entre los cuales se esconden piscinas naturales. Siguiendo un sendero que nace en la parte alta de la playa se llega a las lagunas de Xuño y Muro.
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Pazos de Galicia, otro concepto de alojamiento
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EINTISÉIS PAZOS, CASAS GRANDES Y RECTORALES de turismo rural distribuidos por toda la geografía gallega están identificados en este momento con la marca Pazos de Galicia. Se trata de alojamientos de alta calidad, con la particularidad de que ofrecen el incentivo de conocer Galicia desde un elemento arquitectónico integrante de su propia historia, el pazo. La asociación Pazos de Galicia nació en el año 2002 con el objetivo de “ofrecer algo distinto en el campo del turismo rural en auge, buscando acercarse al patrimonio, a la cultura, a la historia, a la naturaleza y a la gastronomía desde estos edificios con personalidad y vida propia”, indica su presidente, Javier Goyanes. En estos tres años, ha ido creciendo en número de asociados y en huéspedes alojados. Una media de 125.000 personas al año pasan por estos establecimientos, que aúnan la calidad hostelera con el respeto por el pasado y la cultura gallega, con especial cuidado por el medio ambiente en el que están inmersas. Sus clientes provienen de todos los puntos de España y de numerosos países europeos. Pero son también gallegos que buscan encontrar tranquilidad o emociones no muy lejos de sus lugares de origen, quizás porque su situación en el rural permite una amplia gama de actividades en la naturaleza, deportes de riesgo o de contacto con el medio ambiente. Pazos de Galicia dispone de central de reservas, pero también de una completa página web (www.pazosdegalicia.com), en la que además de acceder a todo tipo de información útil, desde tarifas, hasta situación de las casas, cómo llegar hasta ellas, rutas, se pueden realizar reservas en línea.
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Curiosidades
Pioneros a nivel nacional A finales del pasado año, Pazos de Galicia promovió la creación de la marca Casas Grandes de Hispania, dentro de un simposio nacional sobre la calidad en los establecimientos turísticos ubicados en edificios históricos del ámbito rural, celebrado en la localidad lucense de Sober. Según Javier Goyanes, “se trata de una marca como la nuestra pero a nivel nacional, a la que pueden acogerse todos los establecimientos que cumplan unos estándares de calidad, independientemente de su denominación”. Su objetivo final es la inclusión en el consorcio europeo Europe of Tradition, del que ya forman parte asociaciones similares de países como Francia, Holanda, Portugal. Irlanda, Gran Bretaña, Alemania y Eslovenia. Actualmente, en la asociación ya han puesto en marcha con gran éxito el Club de Clientes Preferentes, que incluye una serie de ofertas especiales para los huéspedes más fieles.
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A CORUÑA PAZO DE ANDEADE Servizos 8 habitacións dobres e 1 dobre especial con cheminea, todas con baño. Restaurante. Comedor e cafetaría. Biblioteca. Salón de estar. Capela/oratorio con retablo do S. XVIII. Carballeira centenaria. Xardíns. Horta. Hórreo. Pombal. Actividades Sendeirismo, bicicletas de montaña, piragüismo, vela, visitas a granxas e queixerías, rutas a cabalo, rafting. Visitas ao embalse de Portodemouros e ao Museo Vivente do Mel. Casa Grande, 1. Touro. A Coruña Tel. 981 517 359 andeade@pazosdegalicia.com www.pazodeandeade.com
CASA GRANDE DO BACHAO Servizos 9 habitacións dobres e 1 individual, todas con calefacción, baño, TV e teléfono. Sauna. Ximnasio. Biblioteca. Sala de xogos. Salón. Sala de reunións. 14.000 m2 de finca. Piscina. Xardín. Terrazas. Grella. Actividades Bicicletas, quads, rafting, piragüismo, pesca fluvial, sendeirismo. Visitas guiadas a Santiago de Compostela e etapas do Camiño de Santiago. Monte Bachao, s/n. Sta. Cristina de Fecha. Santiago. A Coruña Tel. 981 194 118 bachao@pazosdegalicia.com
RECTORAL DE CINES Servizos 9 habitacións dobres, 1 habitación especial con jacuzzi, 1 habitación con sala de estar e entrada independente, 1 apartamento (acondicionado minusválidos), todas con baño. Salón con cheminea e biblioteca. Área de xogos. Comedor. Terraza/bar. Sauna. Ximnasio. Finca 4.000 m2. Piscina con hidromasaxe. Actividades Bicicletas, sendeirismo, piragüismo, pesca, cabalos, puenting, caza, quads. Rutas naturais. Praias. Visitas ao conxunto histórico-artístico de Betanzos. Cines. Oza dos Ríos. A Coruña Tel. 981 785 566 cines@pazosdegalicia.com www.larectoraldecines.com
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A CORUÑA CASA GRANDE DE CORNIDE Servizos 3 dúplex, 1 suite, 8 habitacións dobres, todas con baño, TV, teléfono. Cafetaría. Salón de estar. Biblioteca. Capela/Oratorio. Exposición permanente de fotografía. Piscina. Xardíns. Horta. Bodega. Actividades Rutas en bicicleta, sendeirismo, cata de viños galegos, españois e europeos. Visitas a Santiago de Compostela e ás Casas Museo de Rosalía de Castro e Camilo José Cela (Padrón). Última etapa do Camiño Portugués a Santiago. Cornide. Calo. Teo. A Coruña Tel. 981 805 599 cornide@pazosdegalicia.com www.casagrandedecornide.com
PAZO DE HERMIDA Servizos 5 habitacións dobres e 1 habitación dobre especial con teléfono e TV. Salón común. Comedor. Biblioteca. Xardín/horta. Aparcadoiro. Merendeiros. Actividades Sendeirismo, rafting, piragüismo, quads, golf, pesca fluvial. Visitas a Padrón (Casas Museo de Rosalía de Castro e Fundación Camilo José Cela) e á ría de Arousa. Lestrobe. Dodro. A Coruña Tel. 981 81 71 10 hermida@pazosdegalicia.com
PAZO DE SEDOR Servizos 7 habitacións dobres (unha adaptada para minusválidos), todas con baño e teléfono. Sala de reunións. Sala de estar. Salón con lareira central. Comida para hóspedes. Piscina. Pista de padle. Xardíns. Horta. Actividades Bicicletas, recollida de cogomelos, pesca, caza, sendeirismo. Xogos populares. Rutas polo Camiño Francés a Santiago. Visitas a monumentos das comarcas de Arzúa e Melide (igrexas, castros…) Castañeda. Arzúa. A Coruña. Tel. 981 501 600 sedor@pazosdegalicia.com www.pazodesedor.com
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A CORUÑA PAZO DO SOUTO Servizos 8 habitacións especiais con bañeira de hidromasaxe e 3 dobres, todas con baño, teléfono, TV. Restaurante. Cafetaría. Salón con cheminea. Biblioteca. Sala de reunións. Sala de xogos. Xardíns. Actividades Bicicletas. Lectura e xogos de mesa. Sendeirismo, rutas turísticas e a cabalo, deportes de aventura. Percorridos pola Costa da Morte. A Torre, 1. Sísamo. Carballo. A Coruña Tel. 981 756 065 souto@pazosdegalicia.com www.pazodosouto.com
CASA GRANDE DO SOXAL Servizos 7 habitacións dobres, 2 dobres especiais, 1 individual especial minusválidos, todas con baño. Comedor. Restaurante. Sala de estar. Xardíns. Horta. Actividades Rutas a cabalo, sendeirismo ata o parque do Sanatorio e cataratas de A Rexedoira. Rutas por enclaves naturais e culturais. Visita a Betanzos. Soxal. Bragade. Cesuras. A Coruña. Tel. 981 781 557 soxal@pazosdegalicia.com
PAZO XAN XORDO Servizos 9 habitacións dobres, 1 dobre especial, todas con calefacción, baño, teléfono e TV satélite. Comedor. Sala de reunións. Salón de estar. 64.000 m2 de finca. Muíño de auga. Xardín. Horta. Actividades Bicicletas, rutas a cabalo, posibilidade de participación en tarefas agropecuarias, sendeirismo, pesca. Campo de golf (2 Km.). Visita a Santiago de Compostela e última etapa do Camiño Francés a Santiago. Xan Xordo, 6. Lavacolla. Santiago. A Coruña. Tel. 981 888 259 xanxordo@pazosdegalicia.com www.pazoxanxordo.com
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LUGO RECTORAL DE ANLLO Servizos 9 habitacións dobres con baño e TV. Comedor (só clientes). Salón de estar. Capela. Xardíns. Horta. Actividades Instalacións deportivas vinculadas á casa (a 3 Km.): piscina, pista de tenis, campo de fútbol. Campo de golf. Rutas na natureza (Canóns do Sil), rutas do Románico e visitas a bodegas e viñedos da Ribeira Sacra. Mogueira, 68 – Anllo. Sober. Lugo Tel. 982 460 039 anllo@pazosdegalicia.com www.rectoraldeanllo.com
CASA GRANDE DE ROSENDE Servizos 6 habitacións dobres e 3 individuais, todas con baño, TV, teléfono. Salóns de reunión. Comedor. Piscina. Xardíns e viñedos (máis de 10.000 m2). Actividades Práctica de tenis e fútbol (instalacións vinculadas á casa). Campo de golf (10 Km.). Sendeirismo por bosques autóctonos ou á beira do río Cabe, piragüismo, cicloturismo, pesca fluvial, equitación. Excursións pola Ribeira Sacra, travesías en catamarán (Canóns do Sil). Rosende. Sober. Lugo Tel. 982 460 627 rosende@pazosdegalicia.com www.casagrandederosende.com
FERRERÍA DE RUGANDO Servizos 6 habitacións dobres e 2 suites con bañeira de hidromasaxe, todas con baño. Cafetaría. Restaurante. Salón con mesa de billar. Salón con libraría e TV. Salón con lareira. Salón de xogos. Xardíns. Horta. Actividades Bicicletas, pesca fluvial, sendeirismo, xogos populares. Descenso de canóns (ríos Soldón e Ferreiriño), parapente. Visitas ao xacemento das Médulas, a Montefurado, O Courel, e a Ribeira Sacra. Vilarmel. Quiroga. Lugo. Tel. 982 428 852 rugando@pazosdegalicia.com
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LUGO PAZO DE TERRAFEITA Servizos 10 habitacións dobres con baño, teléfono, TV satélite e calefacción. Comedor con cheminea. Salón para reunións. Sala de estar. Sala de xogos. Xardíns. Horta. Piscina climatizada. Actividades Rutas en bicicleta, sendeirismo, cabalos, deportes de aventura. Rutas gastronómicas. Visitas á praia das Catedrais, á ría do Eo (Rede Natura 2000), a Mondoñedo, Ribadeo, Taramundi e Os Oscos. O Pacio, s/n. Trabada. Lugo. Tel. 982 135 077 terrafeita@pazosdegalicia.com www.terrafeita.com
PAZO DA TRAVE Servizos 2 suites, 2 habitacións dobres especiais, 14 dobres, todas con baño, TV e teléfono. Restaurante. 2 salas/biblioteca con cheminea. Sala de reunións. Sala de billar. Sala de exposicións. Sauna. Ximnasio. Tenda. Piscina. Xardíns. Merendeiro. Pista de tenis. Horta. Actividades Cicloturismo, sendeirismo, paseos en barca polo río Landro, táboas de surf. Praias. Visitas a monumentos. Galdo. Viveiro. Lugo. Tel. 982 598 163 trave@pazosdegalicia.com www.pazodatrave.com
OURENSE PAZO ALMUZARA Servizos 17 habitacións dobres de "alto nivel", con cuarto de baño individual, TV, teléfono e calefacción (unha delas acondicionada para o aloxamento de minusválidos). 10.000 m2 de xardíns con piscina. Salóns de estilo clásico para todo tipo de reunións. Actividades Minigolf, paintball, tiro con arco, sendeirismo orientación e mountain bike, sesións termais, rutas en catamarán polos Canóns do Sil, cars e visitas culturais. Almuzara, Boborás. Carballiño. Ourense Tel. 988 402 175 almuzara@pazosdegalicia.com www.pazoalmuzara.com
Pazos de Galicia Pazos
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OURENSE PAZO DO CASTRO Servizos 16 habitacións dobres e 2 suites, todas con baño, aire acondicionado, TV, teléfono. Restaurante. 2 comedores privados. Sala de reunións. Biblioteca. Museo de carruaxes. Piscina cuberta. Sauna. Capela. Xardíns históricos de buxos. Actividades Pistas de tenis e paddle. Termas. Bicicletas, sendeirismo, piragüismo, rutas en catamarán, parapente, voo bipraza, quads, espeleoloxía. Visitas ao xacemento das Médulas e á estación de montaña de Manzaneda. O Castro. O Barco de Valdeorras. Ourense Tel. 988 347 423 castro@pazosdegalicia.com www.pazodocastro.com
CASA GRANDE A CERCA Servizos 6 habitacións dobres con jacuzzi, 1 habitación dobre especial con jacuzzi e salón, todas con baño completo, teléfono e TV. Salón. Cafetaría. Biblioteca. 3 comedores. Xardín/horta. Piscina. Aparcadoiro. Actividades Equitación, sendeirismo ou rutas en bicicleta por reserva natural de castiñeiros. Rutas de montaña, caza menor, pesca de río. Visitas ao lago de Sanabria. Chaguazoso. A Mezquita. Ourense Tel. 988 59 42 02 acerca@pazosdegalicia.com www.casagrandeacerca.com
CASA GRANDE DE SOUTULLO Servizos 8 habitacións dobres con baño, teléfono e mobles de época. Salón. Comedor para almorzos. Xardín. Horta. Piscina con terraza. Pista de tenis. Actividades Práctica de tenis. Sendeirismo, paseos en catamarán, termalismo, golf (a 15 min.). Visitas culturais á Fundación Otero Pedraio, ás vilas de Ribadavia, Allariz e Celanova, e á cidade de Ourense. Soutullo de Abaixo. Coles. Ourense. Tel. 988 205 611 soutullo@pazosdegalicia.com
Pazos de Galicia Pazos
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PONTEVEDRA CASA RECTORAL DE AREAS Servizos 4 habitacións dobres e 3 habitacións de matrimonio, todas con calefacción, baño, TV e teléfono. Comedor. Dereito a cociña. Salón de estar. Sala de reunións. Xardíns. Horta. Actividades Visitas á zona monumental de Tui, ao Parque Natural de Monte Aloia, á Serra do Alto da Groba e ao norte de Portugal. Praias, sendeirismo. Regueiro, s/n. Areas. Tui. Pontevedra Tel. 986 603 986 areas@pazosdegalicia.com
PALACIO DE BARREIRO Servizos 7 habitacións e 1 suite (5 pax.), todas con baño e TV. Salóns para reunións. Sala de estar. Bar. Comedor. Adega/lagar. Biblioteca. Piscina. Xardíns con camelias. Pombal. Muíño. Actividades Degustación de viños e licores. Rutas na natureza, deportes de risco, caza e pesca, sendeirismo, paseos a cabalo, rutas culturais. A Serra, 6. Vilar. Crecente. Pontevedra. Tel. 986 666 479 barreiro@pazosdegalicia.com
PAZO LA BUZACA Servizos 13 habitacións dobres con baño, fío musical, teléfono e TV dispoñible. Comedor principal con galerías. Comedor nobre e sala de reunións. Biblioteca. Sala de estar. 2 hórreos. Pombal. Capela. Piscina. Xardíns. Actividades Xogos populares (petanca, chave, croquet…), paseos e espazos para a lectura, sendeirismo, deportes náuticos. Ruta dos Petroglifos prehistóricos. Visitas a Caldas de Reis e á Illa da Toxa. San Lourenzo, 36. Moraña. Pontevedra. Tel. 986 553 684 buzaca@pazosdegalicia.com www.pazolabuzaca.com
Pazos de Galicia Pazos
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PONTEVEDRA PAZO CARRASQUEIRA Servizos 2 habitacións de matrimonio, 3 dobres en planta e 4 dobres no ático, todas con calefacción, baño, TV, teléfono, mini-bar e fío musical. Cafetaría. Sala de estar. Biblioteca. Piscina. Xardíns. Actividades Rutas culturais, enolóxicas e ornitolóxicas. Campo de golf (a 7 Km.), pesca, piragüismo, bicicleta e tenis/paddle. Praias. Visitas á vila de Cambados, á Illa de Arousa ou á cidade de Pontevedra. Carrasqueira, 6. Sisán. Ribadumia. Pontevedra Tel. 986 710 032 carrasqueira@pazosdegalicia.com www.pazocarrasqueira.com
RECTORAL DE COBRES 1729 Servizos 8 habitacións dobres con calefacción, baño, teléfono, TV satélite e vistas á Ría. Sala paneira para reunións o exposicións. Salóns. Biblioteca. Bar. Capela. Piscina. Grella. Xardíns. Actividades Rutas a pe, a cabalo ou en bicicleta. Ruta dos Petroglifos, ruta do Románico no Morrazo. Pesca, surf de vela, mergullo, piragüismo. Praias. Excursións en barco ás Illas Cíes e visita a Vigo. San Adrián de Cobres. Vilaboa. Pontevedra Tel. 986 673 810 cobres@pazosdegalicia.com www.rectoral.com
PAZO DE EIDIÁN Servizos 10 habitacións dobres e 2 habitacións dobres especiais de máis de 30 m2, todas elas con baño completo, TV e teléfono. Comedor con forno, lagar e pozo. Sala para reunións. Patio emparrado. Actividades Ler, camiñar, rutas a cabalo e en bicicleta. Actividades no río Ulla e no embalse de Portodemouros. Excursións con visita a pazos, castelos, mosteiros e igrexas do interior galego. Lg. Eidián. Agolada. Pontevedra Tel. 986 68 25 45 eidian@pazosdegalicia.com www.pazoeidian.com
Pazos de Galicia Pazos
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PONTEVEDRA RECTORAL DE FOFE Servizos 4 habitacións dobres, 1 dobre especial e 1 individual, todas con baño, teléfono e TV. Salón con lareira. Biblioteca. Comedor. Bar. Xardíns. Horta. Piscina. Actividades Paseos en bicicleta e a cabalo, quads, pesca fluvial ou marítima, caza, sendeirismo polo parque natural Monte Aloia. Rutas turísticas polo norte de Portugal ou as Rías Baixas. Fofe. Covelo. Pontevedra. Tel. 986 668 750 fofe@pazosdegalicia.com www.ywz.com/rectoraldefofe
PAZO DA TOUZA Servizos 5 habitacións de matrimonio, 3 dobres, 1 dobre especial, todas con baño e teléfono. 2 salóns para reunións. Bar. Biblioteca. Sala de estar. Capela. Comidas para hóspedes. Xardíns. Horta. Instalación nos xardíns (300 pax.) con calefacción. Actividades Paseos en barco, catamarán, deportes de aventura. Rutas turísticas polo norte de Portugal e as Rías Baixas. Visita a Baiona. Rúa dos Pazos, 119. Camos. Nigrán. Pontevedra. Tel. 986 432 083 touza@paz
GUÍA DE ESTABLECIMIENTOS ASOCIADOS LA CORUÑA
LUGO
OURENSE
PONTEVEDRA
Pazo de Andeade, Touro. Casa Grande do Bachao, Santiago de Compostela. Rectoral de Cines, Oza dos Ríos. Casa Grande de Cornide, Teo. Pazo de Hermida, Padrón. Pazo de Sedor, Arzúa. Pazo do Souto, Carballo. Casa Grande do Soxal, Cesuras. Pazo Xan Xordo, Santiago de Compostela
Rectoral de Anllo, Sober. Casa Grande de Rosende, Sober. Ferrería de Rugando, Quiroga. Pazo de Terrafeita, Trabada. Pazo da Trave, Viveiro.
Pazo Almuzara, O Carballiño. Pazo do Castro, O Barco de Valdeorras. Casa Grande A Cerca, A Mezquita. Casa Grande de Soutullo, Coles.
Casa Rectoral de Areas, Tui. Palacio de Barreiro, Crecente. Pazo La Buzaca, Moraña. Pazo Carrasqueira, Ribadumia. Rectoral de Cobres, Vilaboa. Pazo de Eidián, Agolada. Rectoral de Fofe, Covelo. Pazo da Touza, Nigrán.