#5 La sala de prensa

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11 - ENERO - 2014

EDITORIAL #5 Por Rayna Razmilic Editora ejecutiva de La sala de Prensa Ha pasado mucho en estos días. Se ha pensado mucho, se ha dicho mucho, se ha hecho todo lo que se ha podido (y quizás incluso un poco más). Conozco mis limitaciones: la cantidad y la velocidad de información/acción en La Ocupación me ha superado. No he sido capaz de absorberla, de asimilarla. Me hace falta tiempo y distancia. Dos cosas que para un diario son un lujo. Presa de las circunstancias entonces (pero en ningún caso víctima de ellas), las únicas dos reflexiones —a conciencia— que he podido hacer son las siguientes. La primera es que si estamos aquí, si La Ocupación existe —o existió— es porque todos tenemos nuestra base material resuelta (quizás en mayor grado unos y en menor grado otros, pero todos sobre el grado necesario). De otra forma, no tendríamos los medios para suspender las actividades cotidianas que consumen nuestro tiempo y exigen/dominan nuestro cerebro para sumirnos así, verdaderamente, al ejercicio reflexivo que proponía el proyecto. La segunda reflexión está ligada a las reacciones que suelen acompañar el final de algo, ese proceso de “cierre”, ese reflejo casi instintivo de mirar hacia atrás y evaluar lo vivido. No sé si La Ocupación es —o fue— algo importante o insignificante; algo profundo o superficial; algo bueno o malo; algo que será recordado u olvidado. Lo que sí tengo claro, es que, más allá de toda forma de medida, en La Ocupación todos son —o fueron— fieles a sus visiones. Nosotros desde La sala de prensa teníamos como principal objetivo mantener una independencia respecto a lo que ocurría en el proyecto (que ruego no confundir con indiferencia). La independencia era la única forma de garantizar la libertad, en este caso, para opinar, para incluir el mayor tipo de posturas dentro del pequeño universo que generaba el proyecto. Aún cuando proteger la independencia significara ganarse —aunque fuese un poco en broma— la etiqueta de “opositor.” Y ya estoy escribiendo en pasado porque se trata de nuestra última edición. Nuestra despedida. Nosotros hemos sido fieles a nuestra visión. Y creo que hablo por toda La sala de prensa cuando afirmo que estoy convencida de que el resto de las personas en el proyecto hizo lo mismo. “(...) «El poeta pobre no tiene hoy día, ni ha tenido durante los últimos doscientos años, la menor oportunidad... En Inglaterra un niño pobre no tiene más esperanzas que un esclavo ateniense de lograr esta libertad intelectual de la que nacen las grandes obras literarias.» Exactamente. La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual (...)”. “(…) Por delicioso que sea, el pasatiempo de medir es la más fútil de las ocupaciones y el someterse a los decretos de los medidores la más servil de las actitudes. Lo que importa es escribir lo que deseas escribir; y nadie puede decir si importará mucho tiempo o unas horas. Pero sacrificar un solo pelo de la cabeza de vuestra visión, un solo matiz de su color en deferencia a un director de escuela con una copa de plata en la mano o algún profesor que esconde en la manga una cinta de medir, es la más baja de las traiciones; en comparación, el sacrificio de la riqueza y de la castidad, que solía considerarse el peor desastre humano, es una mera trivialidad (…)” —Virginia Woolf, A Room of One’s Own, 1929.

PALABRAS AL CIERRE Por Pablo Brugnoli Una publicación diaria durante una semana. Un lugar de trabajo entre la calle y el resto de las instituciones que conforman el proyecto. Un equipo de cuatro personas que se reúne todos los días a partir de las cinco de la tarde. La sala de prensa nace como respuesta a la invitación realizada por el Grupo Toma y Mil M2 para participar en La Ocupación. Levantar contenido, editar, y diseñar en un día se plantea como un ejercicio crítico y una herramienta de actualidad. La presión de los

#5 LA SALA DE PRENSA

cierres, el apurar reflexiones y el estrés de esperar respuestas. La velocidad, en este caso, puede provocar errores o falta de sutilezas en las respuestas, cartas, o columnas, pero estoy seguro que las ideas impresas durante estos días son precisas; no hay tiempo para decorados o estilos elaborados. La sala de prensa logró construir un espacio independiente de crítica durante un tiempo acotado en un proyecto especifico —La Ocupación— alojado en un espacio cultural y ciudadano —Mil M2— que funcionó durante un año en uno de los galpones de Factoría Italia. Diferentes cápsulas autónomas y temporales que algunas veces son continentes y otras contenido, sin un límite claro entre estos dos estados. Desde nuestra cápsula propusimos ampliar el debate a una esfera pública de mayor radio, y a través de las entrevistas pudimos acercarnos a otras experiencias y realidades; también provocar debates. Una reflexión que parte en el #2 y sigue en #4. Una sección de cartas y columnas de opinión. Instancias dialógicas de una reflexión que no se detiene. Una línea editorial con postura y opinión, pero también con apertura; una carta de respuesta se leerá en la misma jerarquía que la editorial que la provocó. Por eso nos jugamos, poner todas las ideas en un mismo horizonte. Sobre La Ocupación, es justo detenerse y desactivar por un momento la suspicacia ante posibles “estetizaciones” de la participación o de lo precario. La sala de prensa nos ha permitido observar desde una posición privilegiada un tipo de experiencia centrada en la exploración de vida colectiva y el trabajo colaborativo, un nuevo modo de relacionarse creativamente que espero continúe y se profundice, para transformarse ya no en trabajo de laboratorio, sino en la vida misma.

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Por Francisco Díaz

Si entendemos La Ocupación como un ejercicio en un espacio determinado (1.000 m2), en un tiempo predefinido (5 días), el ejercicio de La sala de prensa consistió entonces en intervenir el espacio de la forma mas económica posible: usamos, una vez por día, un espacio de apenas 0,23 m2 (tiro y retiro de una hoja A3). En mi caso particular, el espacio utilizado fue aun menor: los 32 x 6 cms. de una columna. Dentro de ese pequeño espacio, el ejercicio consistió en ocuparlo de forma crítica —básicamente, llevar el problema de La Ocupación al punto en que hacía crisis— para ver que podía pasar después. Hubiese sido fácil y seguro esconder las cartas hasta el final y así quedarse con la última palabra, pero el interés estaba justamente en lo contrario: tener la posibilidad de ver que era lo que pasaba; de ahí que esa editorial se publicara el primer día.

RÉPLICAS

Del #4 – Trabajo colectivo Para este último número, decidimos hacer el siguiente ejercicio: enviamos a cada una de las instituciones, y a algunos invitados externos, ocho citas extraídas de las entrevistas realizadas en las cuatro entregas anteriores. A cada convocado le pedimos que escogiera una o más citas, y que escribiera un texto corto que dialogara o discutiera con ella.

Por Ariel Jacubovich

A continuación las 8 citas entregadas, y luego las respuestas de los participantes.

Tampoco estoy de acuerdo con la estetización del activismo.

Del #1 – Ocupación y Toma

El activismo se entiende como una acción que supone en algún grado resistencia y enfrentamiento, a veces, con uso de violencia. Esta manera de entender el fenómeno parece ser la manera más efectiva para hacer visible los temas -que preocupan- a una comunidad. Las sociedades más desarrolladas han incorporado el sentido de la manifestación como un canal posible de expresión para demandar derechos sociales. Esta forma de expresión habitualmente se ejerce en los espacios públicos, hoy podría estar quedando obsoleta (si se usa violencia). El activismo, gracias a la creatividad (o ingenuidad) de las personas que lo ejercen, utiliza medios y formas diversas de expresión rayando en nuevos lenguajes --a veces lúdicos-- de la representación de una resistencia (la tecnología juega un rol fundamental). Ahora bien, si consideramos la dimensión de la generosidad para entender los términos de ocupación y toma (en el sentido de entregar algo sin pedir nada a cambio), quizás la lectura de activismo podría evolucionar a otra forma. Más interesante sería entender entonces que la noción de un activismo generoso, que promueve cambio por medio de gestos de integración y sincronía participativa, apunta a hacer posible la instalación de soluciones colectivas. Compartir una idea y construirla en conjunto puede ser una acción activista (sin utilizar la violencia). Para eso, ciertamente, tendríamos que explorar nuevos espacios, quizás dentro de las mismas instituciones y organizaciones que organizan nuestra sociedad, y en donde esa opción, al parecer, no es posible.

Por Quilian Riano (1) “Eso si, un problema con el que debemos tener cuidado es el papel del activismo y su interacción con el estado. Es peligroso crear proyectos que reemplazan procesos públicos en vez de demandar que esos procesos públicos operen de formas más equitativas.” (2) “El problema es complicado ya que la estetización del activismo hecha por instituciones de arte lleva a la cooptación comercial. Al final del día esos tipos de proyectos apuntan a asuntos que el arte o el diseño debería considerar sin ninguna acción significativa.” (3) “Al final del día, es fácil hacer “activismo” y pensar el futuro dentro de los muros de un museo. Lo difícil es pensar que es lo que se puede hacer dentro de los complejos procesos existentes. ¿Cómo podría el arte ayudar a manejar los conflictos políticos y ambientales de los vecindarios alrededor de la institución de arte?”

*** Del #2 – Institucionalidad Por Martí Peran

Como en todo ejercicio, los resultados —sus efectos— no pueden se evaluados por nosotros mismos. En esa incertidumbre reside el peligro, y a la vez la gracia, de tomarse un espacio de forma inesperada, por muy pequeño que este sea.

(4) “Es cierto que hay unanimidad en el diagnóstico según el cual las instituciones están agotadas pero, en demasiadas ocasiones, esta reflexión se acompaña de un inocente reclamo que demanda una refundación de la esfera institucional comandada desde el interior. Esto es muy ingenuo.“

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(5) “Es imprescindible acelerar la deslegitimación del valor conservado en la esfera institucional actual y, por extensión, del rol autoritario que ejerce la propia institución.”

Por Ignacio Rivas

Para algunos, la idea de ejercicio puede ser tomada como una inseguridad de afirmar lo que se esta proponiendo. Por ahora, tomamos esa palabra prestada por un tiempo determinado, para probar ciertas rutinas, y por estar ocupando un espacio superpuesto a un ejercicio físico. Quizá la diferencia mas grande con un ejercicio matemático es que éste no tiene un fin o una respuesta determinada. Al comenzar en La sala de prensa, tomamos las mismas temáticas escogidas por La Ocupación, por lo cual lo importante no está en preguntarse por qué las cosas partieron, sino valorar el cómo se dieron. Se buscó organizar, por medio del encuentro, un lugar donde todos estuvimos sobre el mismo papel, y actuando el mismo papel. A pesar de ser un ejercicio temporal, es, en su constancia y en cómo la podemos seguir teniendo, donde está la gran pregunta. Lo importante no es donde terminemos, sino que por lo menos ya partimos.

en aquellos actos que van en su beneficio o en su perjuicio.”

Por Gonzalo Oyarzún (6) “Tal vez la crisis puede estar dada porque alguna elite crea que basta con la generación de espacios de cultura, centros culturales y bibliotecas, que basta con dar cobertura. Y eso no es así.”

*** Del #3 – Ciudadanía y territorio Por Carlos Zanzi (7) “La democracia participativa opera en el día a día: tiene institucionalidad, pero no tiene plazos, ni planificación, ni comienzo ni termino. Se ejerce en la infinidad de situaciones donde la ciudadanía organizada quiere incidir

(8) “En realidad no tengo un interés particular por la asamblea. Lo que pasa es que para darle un nombre a algo que venimos haciendo, que a la vez queremos que se vuelva una forma de trabajo con una dinámica propia y un grupo reconocible, buscamos un nombre que reuniera dos cosas que estaban juntas y que queremos destacar: la arquitectura pública y asamblearia.”

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En respuesta a las citas 1, 2 y 3.

Rodrigo Tisi- La panadería

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En respuesta a la cita 6

Basta de dar cobertura. No hay nada que cubrir. Destapemos lo que no basta y hagamos visible que hay vasto. Basta de una elite. No hay nada que concentrar. Explotemos las burbujas aisladas y generemos los intercambios. Basta de evitar las crisis. Hay que transformar. Fomentemos los espacios de co-producción de crisis, que devenga oportunidad. Oportuncrisis. Dejemos de lado el paternalismo, lo asistencial, modifiquemos el rol hacia otro lugar, un sitio de co-operación, co-ocupación, donde se exhiban las condiciones establecidas, las fuerzas y las resistencias. Construyamos lugares de encuentro, de disputa, de conflicto, forcemos los roces para extender y ver hasta dónde podemos llegar. Seamos conscientes de la multi-dimensionalidad del nuevo siglo XXI, habilitemos para-sitios donde puedan converger heterogeneidades. Dejemos de lado la cooltura, revisemos las maneras de proceder, las herramientas a las que nos aferramos y aprovechemos para inventar una cultura de la acción. Martin Flugelman – Universidad Nocturna

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Santiago - Chile

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En respuesta a las citas 1 y 5 Poniendo en dialogo las observaciones de Riano y Peran, es posible afirmar que el valor de las esferas institucionales estatales esta asociado a su capacidad para definir e implementar procesos públicos equitativos. Si entendemos estos procesos como el sujeto de la política cultural, en el caso de Chile, los esfuerzos de los últimos 14 años se han orientado, en primer lugar hacia la construcción de una institucionalidad cultural (con sus organismos y herramientas), y mas recientemente, hacia la gestión económica de “industrias” culturales. Frente a la oportunidad actual de replantear la aproximación pública hacia el fomento de la cultura, me da la impresión que desde nuestra practica como productores culturales, podemos reorientar la economización de nuestras políticas culturales y su consecuente industrialización de nuestras actividades creativas – a través de un enfoque que vincule directamente el desarrollo de procesos públicos equitativos, con variables de orden comunitario y sobre todo territorial. Esta visión, nos permitiría ampliar los alcances de nuestra producción cultural y de nuestra política cultural, desde la institucionalización de una política económica sectorial, hacia un instrumento de desarrollo urbano y social equitativo. Si bien el camino hacia esto, no estaría dado por replicar en forma privada procesos a implementar por el estado —acción con la cual, según Riano, estaríamos siendo cómplices de un proceso de debilitación de lo público—, en su acontecer, el ejercicio propuesto por el Grupo Toma, ha permitido cuestionar el valor dado a nuestras actuales instituciones, y exponer el potencial de las mismas para ser resignificadas colectivamente, cooperando así, con el quizás necesario “aceleramiento de su deslegitimación”. Fernando Portal – MilM2

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En respuesta a la cita 6

Es difícil dejar de pensar en la carencia de espacios para activar la cultura desde la acción y convivencia cuando nos ubicamos en la realidad de la oferta de espacios culturales. Desde ahí que la necesidad de crear una experiencia horizontal y mutable en torno a la música, fue el primer lugar de encuentro para imaginar la programación. Nos convencimos de la idea de que la música nos pertenece a todos, y en torno a eso, construimos un espacio que permitiera jugar y comunicarse con el otro desde la conexión del momento más que del conocimiento. La Casa de la música en un primer ejercicio, ha ido transformándose en distintos aspectos durante estos días. Se ha ido modificando según el uso, iluminándose y reparándose. Ajustándose en su dimensión construida a las improvisaciones. Por otro lado, manifiesta su transformación en la calidad de la creación colectiva, en la confianza que permite acercarse a otros por medio de la música que se construye en el tiempo. A manera de concluir la experiencia y poder trasladarla a la discusión, parece imprescindible enfrentar esta supuesta “crisis” de contenidos, no solo buscando con que llenar los espacios disponibles, sino permitiendo que estos cambien y cobren vida propia en atención a los procesos más que a los resultados proyectados. Macarena Ovalle – Casa de música

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En respuesta a las citas 1, 2 y 3. Al parecer aquel ejercicio crítico de enviar desde/ con el museo, muestras de “activismo” o “crítica post-institucional” es un recurso de despojo y de cinismo. Cinismo en especial cuando la subjetividad es usada como bandera o llave de imaginarios en la búsqueda de una trascendencia.

El deseo de ser otra persona y construir una “comunidad de individuos” extrema la visibilidad de la normalización. La comunidad es asimétrica por ende heterogénea. “La invisibilidad del conflicto” por aquellas identidades estéticas los ha despolitizado. Y en relación al despojo, la renuncia sin negociación no es toma. José Llano

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En respuesta a la cita 8.

La autogestión puede ser autodeseada. Las tres entradas frente a lo colectivo desde la autogestión es su transitoria revolución, el objetivo concreto, su modelo de financiación y el compromiso político.

Como Institución del Mundo, prescindimos de las instrucciones, estamos por sobre ellas, actuamos autárquica y autorreferentemente. Por lo tanto, escuchamos lo que queremos y operamos desde lo empírico. A continuación generamos nuestras propias citas en torno a nuestro propio centro. También estamos por sobre los nombres y la autoría. Se toma el conjunto. Se ocupa el total. Así es el Mundo y el código es global:

“Si no gusta, al lado esta Maitén Montenegro”

Por último, no creo que muchos jóvenes de elite estén interesados en darse este “lujo”, inventarse una ocupación y utilizar su tiempo en repensar las instituciones vigentes; es más, probablemente si se dan el trabajo de validarlas, ya que son estas las instituciones que perpetúan su situación acomodada.

“Parece una baliza”

Mario Ormazábal

“Bueno el texto de Pancho Díaz, se debe bajar del avión” “El pan estaba duro”

Político no como reconocimiento de personas o fuerzas sino como compresión de lo real e inagotable representación del conflicto.

“Me absorbió la política, lo admito”

José Llano

“Ojo que Pablo Brugnoli también hace bullying”

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En respuesta a la cita 6

De seguro no basta, de hecho, falta mucho, muchísimo por hacer para que vivamos en una ciudadanía mas justa e igualitaria, pero la cultura y la apertura de espacios que promuevan el arte y lo acerquen a la comunidad, es un aporte indudable. Lo que falta por hacer es llevar arte a todo Santiago, a todo Chile, no solo a ciertos sectores privilegiados. El arte y la cultura nos despiertan, nos conectan, nos unen y enseñan a vivir mas humanamente en colectivo, por lo que entre mas espacios se abran, mejor. Andrea Moro

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En respuesta a las citas 1, 2 y 3. Esto es de gran importancia en el cuestionamiento de “lo posible” en cada época, teniendo en cuenta nuestra época neoliberal, aunque no tanto si lo vemos en relación al fuerte relativismo determinado por los requerimientos del mercado en cada momento. Así, tanto el arte como la arquitectura han sido superados por el predominio práctico de “la imagen” como forma primordial de la mercancía de esta economía del espectáculo, en la que el arte y la arquitectura no pueden seguir fingiendo que son distintos. La crítica de arte y arquitectura se vuelve un bien cada vez más escaso —por eso la importancia de La sala de prensa— como cuestionamiento de una respuesta a un paradigma socio-cultural determinado. Esta crítica deja en evidencia el problema de la definición de límites de acciónproducción de estas disciplinas y, como resultado, lo divergentes y contradictorios que pueden resultar sus múltiples métodos y elaboraciones. Pareciéramos encontrarnos en una época donde seguimos viviendo bajo la estela de la modernidad, de las vanguardias y neo-vanguardias, pero sin utopías ni ideales, carentes de contenidos, en un espacio imaginario en expansión, pero que no parece permitir la repercusión necesaria. El artista o arquitecto, al despolitizarse, pierde la crítica a la institucionalidad que le permite salirse de los límites impuestos —y así generar nuevas oportunidades para ejercer, para replantearse, y para encontrar nuevos nichos de trabajo. Es por esto que la búsqueda de respuestas —y elementos— fuera del modo actual de producción y el campo disciplinar, es esencial para la creación de nuevas relaciones que renueven la condición actual del arte y la arquitectura. Acá recae mi confianza en que un ejercicio como La Ocupación pueda tener pequeñas pero significativas repercusiones a futuro en la esfera de lo público. Ignacio Saavedra – Grupo Toma.

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Hablar de un Kidzania para arquitectos y artistas, me parece una comparación inadecuada, que revela la superficialidad de la mirada. Más aún cuando se compara con una institución comercial que va en un sentido totalmente opuesto, que busca facilitar la inserción temprana de los niños en el sistema capitalista y sociedad de consumo que operan en la actualidad. Muy distinto a la atmósfera de colaboración y comunidad que he podido experimentar personalmente en estos días.

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“Debieran violar a alguien ahí adentro”

“¿Pedro cocinó?” “Somos los gentrificadores, ¿y qué?” “Hippie hipster” “PP llamas” “Leandromaquinación” “Aquí se paga por trabajar, hazme mal” “Y esa es la pareja, por si no sabías” “Precio costo” “Agrande el poroto” “Nicolás Valenzuela va ser presidente de Chile” José Abásolo, Juan Pablo Corvalán – Código global

*** CARTAS A LA SALA DE PRENSA En respuesta a la Editorial del #1 escrita por Francisco Díaz. Francisco dice: “Sería injusto entonces pedir que La Ocupación tenga alguna semejanza con su homónima en inglés o con su hermana en español escrita con “K”. Más justo es entenderla como lo que realmente es: una suerte de Kidzania para arquitectos y artistas, o bien un Summer Camp para jóvenes de elite que pueden darse el lujo —no muy extendido en Chile— de destinar horas gratuitas a una experiencia colectiva que no tiene más retribución que reactivar el capital social que ya poseían” Me parece una irresponsabilidad tomarse la atribución de definir con prejuicios y tanta autoridad una acción que justamente en la indefinición radica su sentido. Creo injusto no haber mencionado que La Ocupación, como ejercicio colectivo, invita a ocupar un lugar para repensar y cuestionarse la manera en que nos organizamos y relacionamos hoy. Para mi es ese el acto político que Quilian Riano no valoró en la respuesta a Leandro Cappetto; abrir un espacio para debatir estos temas, inventando un mundo partiendo desde cero. El lenguaje existe para comunicarnos y entendernos, no tiene sentido utilizarlo sin hacer el intento de entender al otro, esto solo hará que caigamos en círculos viciosos y discusiones innecesarias que desvían la atención de los temas importantes.

A propósito de la Editorial del #1 Escribo porque leí la editorial de Ocupación y Toma (#1). Me llamó mucho la atención. Sencilla, directa, y, lo peor de todo... cierta. Es como una piedra en el zapato. Paralelamente a mi trabajo, hace aproximadamente un año estoy embarcada en una investigación en torno a los conflictos del agua en Chile. Encontrándome en tal situación, he reflexionado bastante sobre la idea de que es sano y natural en toda persona joven querer expandir sus campos de acción y buscar ser un aporte a la sociedad, idealmente mediante el don que ha desarrollado, que en nuestro caso vendría seguramente siendo la creatividad al servicio de los demás. Bueno, aquí es donde la crítica me parece tan precisa y certera. Un pilar fundamental para llegar a eso viene de encontrar primero una problemática, o necesidad, o falencia que se ubique justamente en este espectro donde colisionan lo que es y lo que podría ser. La analogía con un Summer camp para ocupar tus horas vacías es feroz, y desnuda a tal punto la idea del Arte, que no te queda más que pensar en Kypling y su impresionante frasecita: “When the flush of a new-born sun fell first on Eden’s green and gold, Our father Adam sat under the Tree and scratched with a stick in the mould; And the first rude sketch that the world had seen was joy to his mighty heart, Till the Devil whispered behind the leaves, “It’s pretty, but is it Art?” María Jesús May

*** Publicación periódica realizada por ¨La sala de prensa¨ que surge como respuesta a la invitación hecha por el Grupo Toma a participar de la instalación La Ocupación, a desarrollarse en el Centro Cultural Mil M2 de Santiago de Chile entre el 7 y el 12 de Enero del 2014. Este periódico no aspira necesariamente a informar sobre lo que sucede en La Ocupación, sino que opera de forma independiente, como un órgano crítico, y con una línea editorial propia definida por el equipo editorial. El equipo que conforma esta publicación está integrado por los editores Pablo Brugnoli, Francisco Díaz e Ignacio Rivas, además de la Editora Ejecutiva Rayna Razmilic. Agradecemos por la invitación a Grupo Toma y Mil M2 y a las distintas personas que colaboraron: Quilian Riano, Martí Peran, Gonzalo Oyarzún, Andrea Moro, Cristóbal Martinez, Eduardo Pérez, José Abásolo, Juan Pablo Corvalán, Rodrigo Tisi, Leandro Cappetto, Carlos Zanzi, Simón Pérez, Daniela Correa, José Llano, Ariel Jacubovich, Andrés Canales, Valentina Rozas, Denise Misleh, Martin Flujelman, Fernando Portal, Macarena Ovalle, Ignacio Saavedra, Mario Ormazábal y María Jesús May.


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