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Miradas de mujer
“La fe nos da coraje” Ximena Galarza
Erika Ibargüen Ayub
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“La fe nos hace más fuertes, nos da coraje y nos sana”, son las palabras de la periodista Ximena Ga- larza, que con voz entrecortada removió la histo- ria de su vida en estos últimos seis meses, en los que sus pensamientos cambiaron y la hicieron una mujer mucho más fuerte, pero a la vez más sensible.
En una entrevista con la revista Libertaria, Galarza mani- festó que “sin fe no se hubiera recuperado la democracia, sin fe no hubiera tenido coraje, sin fe quizá no hubiera vuelto a mi país y sin fe no sé si estaría sana ahora”.
En estos seis meses, ella confirmó su fe en Dios y así lo hizo saber. “Solo un ser tan poderoso como él nos puede ayudar y fortalecer para salir de las circunstancias más difíci- les”, insistió la periodista del canal Universitario (13), quien en ese medio de comunicación denunció el 20 de octubre de 2019 el fraude electoral en los comicios a los que toda Bolivia acudió para elegir un presidente, después de que Evo Mora- les dirigiera el país por cerca de 14 años consecutivos.
A Galarza —con 30 años de experiencia en el periodis- mo, en los que ocupó direcciones de prensa en diferentes canales de televisión, y se desempeñó como presentadora y periodista— le tocó vivir una de sus facetas más importan- tes desde las elecciones generales del año pasado, cuando denunció el fraude luego de un seguimiento riguroso de los hechos, lo que la hizo merecedora, tres meses después, del premio Mujeres de Coraje por parte de Estados Unidos, jun- to a otras 11 féminas de diferentes países, entre ellas la líder estudiantil de Nicaragua, Amaya Coppens.
Pero eso no terminó ahí, ya que al retornar a Bolivia, después de tan destacado reconocimiento, se tuvo que en- frentar a la crisis sanitaria mundial por la aparición del co- ronavirus, pues ella y un grupo de 73 personas fueron los primeros connacionales que lograron ingresar al país para
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mantenerse en cuarentena durante 14 días en un centro de aislamiento antes de retornar a sus hogares.
“Esto fue muy duro; nunca pensé que sería difícil volver a mi país y poder abrazar a mis hijos, pero esta experiencia me hizo más fuerte y a la vez más sensible”, comentó Galarza.
La periodista relató su experiencia y aseguró que desde entonces ve con otros ojos la vida, a las personas y valora más a su familia, su país, su profesión y su trabajo.
“Empecé a desempeñarme como periodista en 1990 por invitación de Antonio Eguino, ese año era gerente de Bolivia TV junto a Chacho Arraya; me inicié presentando el noticiero y luego me convocaron a otros medios, donde llegué a ser Jefa de Prensa, conductora de noticias, presentadora y actualmente estoy en Televisión Universitaria desde 2014. Tengo una larga trayectoria, 30 años que trabajo en periodismo”, detalló.
“He hecho de todo en esta hermosa profesión, he entrevistado a muchas personas en todos los ámbitos, pero en el último tiempo he experimentado situaciones muy fuertes que han cambiado mi vida”, confesó Galarza.
Aseguró que uno de sus roles más importantes fue poner en evidencia el fraude en los comicios de Bolivia, el 20 de octubre de 2019.
ELECCIONES GENERALES
La periodista del canal universitario destacó que para dar a conocer ese hecho, ella y un equipo de periodistas realizaron una labor de seguimiento e investigación muy seria mucho antes del día de las elecciones.
El trabajo de Galarza se reafirmó con la confirmación de las irregularidades por parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA), luego de una auditoría que realizó. Una situación que llevó a Evo Morales a renunciar a la presidencia y huir del país.
El 24 de octubre en la noche, en su programa Jaque mate, de Televisión Universitaria, Galarza entrevistó al ingeniero Édgar Villegas, quien, junto a otros colegas de trabajo, había comenzado a
1 . La periodista en una sesión de fotos (Daniela Bejarano).
2. Galarza al ingresar al aeropuerto Jorge Chávez de Lima, Perú. Fotos: Ximena
Galarza
revisar las actas electorales y detectar una serie de irregularidades cometidas en los comicios, los cuales finalmente fueron anulados por la Asamblea Legislativa en diciembre del año pasado.
“Se realizó un trabajo serio gracias al compromiso de la televisión universitaria y su respaldo. La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) te permite hacer un periodismo responsable, digno, no están condicionando tu línea editorial, no te restringen libertades y son personas que confían mucho en mi trabajo, eso me empujó a seguir en esta investigación”, dijo.
“En ese momento yo estaba como periodista y mi función era transparentar lo que en realidad estaba ocurriendo. Observamos durante 14 años que el gobierno de Evo Morales logró captar a la mayoría de los medios de comunicación, que agacharon la cabeza y mostraban una sola realidad; lo que era muy injusto para el ciudadano”, resaltó.
“Como defensora de la democracia, me sobró coraje y junto a mi equipo nos constituimos en el único medio en ese momento, en televisión, que arriesgó todo por la verdad. También estuvieron al frente medios como la Agencia de Noticias Fides (ANF), Página Siete y algunos otros, pero en el momento más crítico, más duro, en el que la democracia nos necesitaba, nos pusimos al frente arriesgándolo todo, pero apoyados en un trabajo muy serio y de investigación”, recordó.
Señaló que la dirección del canal universitario y los periodistas confiaron en el trabajo serio y profesional del ingeniero Villegas y todo el equipo de informáticos que en ese momento estaban dispuestos a mostrar lo que habían investigado desde meses antes.
“Nuestro principal rol como periodistas es el compromiso con el ciudadano, diciéndole siempre la verdad”.
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Por otra parte, (fue difícil) lograr que el director de la empresa Ethical Hacking haga público su informe de confiabilidad que entregó al Órgano Electoral Plurinacional, confesó Galarza.
“Han sido muchas cosas, se tenía que dar seguimiento a un trabajo y al final entregarlo a los auditores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para que tenga un sustento legal, con la respectiva carta, sumada a los programas grabados. Creo que fue un muy buen trabajo”, aseguró.
Luego de esto, —señaló— no sabía lo que iba a pasar, ya que empezaron a atentar contra periodistas y contra el Rector de la UMSA. “Tuvimos que cortar la transmisión universitaria y estábamos de un lugar a otro, prácticamente en la clandestinidad, durante cuatro días desde el momento que Evo Morales renunció. En ese tiempo no vi a mis hijos, ni ellos sabían dónde estaba yo, pero era parte de todo. Yo estaba consciente de que todo esto pasaría, y lo que me dolía era que por mi culpa podían lastimar a mis seres queridos. En esos días no conecté ni mi celular para que no me rastreen”, recordó.
“Fue un trabajo muy serio y responsable, y al final uno no hace un trabajo por lograr un reconocimiento, lo hace por su ética y responsabilidad, y te la juegas por tus hijos, por tu país y por la democracia de miles y miles de personas”, manifestó.
Aseveró que conforme pasaron los días, de a poco, todo fue volviendo a la normalidad, al igual que su trabajo, pero cada vez con más agallas y ganas de seguir defendiendo la democracia.
MUJER DE CORAJE
En febrero, Galarza recibió una llamada en la que le anunciaban que había sido merecedora de uno de los premios más importantes entregados por el Gobierno estadounidense.
La periodista boliviana, nacida en Camiri (Santa Cruz), fue parte de un grupo de 12 féminas que este año fueron seleccionadas para recibir el Premio Internacional Mujeres de Coraje, que hace 13 años entrega el Departamento de Estado de Estados Unidos.
El 28 de febrero, Galarza viajó a ese país para recibir el premio, acto que se realizó el 4 de marzo, y mientras sostenía el galardón —que le entregó la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, y el secretario de Estado, Mike Pompeo—, la periodista mostró al público asistente la pitita que tenía amarrada en la muñeca de su mano derecha.
3. Ximena es trasladada al centro de aislamiento en La Paz.
4. La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, le entregan el premio a la periodista.
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“Con todo el corazón puedo decir que en estos 30 años de periodismo, nunca en mi vida he hecho un trabajo por esperar un premio, un reconocimiento, ni siquiera una mención, porque soy una convencida de que un periodista trabaja, cumple una función o rol y no necesita ser premiado, simplemente algunas profesiones son más visibles que otras y yo fui visible en ese entonces y fue así que me dieron el premio”, expresó.
La camireña nunca pensó que le llegaría un reconocimiento y que estaría entre las 12 mujeres de coraje del mundo, pero después, cuando se puso a pensar, eso fue lo que tuvo… coraje. “No medí las consecuencias porque estaban tocando lo que yo más amaba, que era mi libertad y la democracia de mi país, y actué en consecuencia”, destacó.
“Cuando me avisaron sobre el premio, lo acepté con mucha humildad, pero en realidad fueron todas las mujeres bolivianas, las pititas, las que nos dieron el coraje, nos inspiraron y estaban con todos nosotros. Este reconocimiento no fue solo para mí, sino para todo el pueblo boliviano que permitió el renacimiento de una nueva Bolivia”, afirmó.
Agregó que el coraje caracteriza a la mujer boliviana. “Me llego a mí, porque yo estaba visible e hice un trabajo periodístico, pero todos, desde donde estaban, hicieron lo que tenían que hacer”, insistió.
La experiencia fue muy interesante, pues además de recibir el premio, explicó que se reunió con diferentes representantes del Departamento de Estado para América Latina. “Hablamos sobre democracia y derechos humanos, también tocamos temas sobre libertad de expresión”, relató.
CORONAVIRUS
La experiencia de Galarza no terminó ahí, pues al retornar a La Paz el 16 de marzo, luego de recibir el galardón el 28 de febrero, se enfrentó a un nuevo problema, esta vez relacionado a la salud mundial: el COVID-19.
El presidente del Perú, Martín Vizcarra, comunicó el cierre del aeropuerto en ese país desde esa fecha. “Mi vuelo era conexión de Miami a Lima, todos tuvimos que quedarnos una semana porque había que cumplir algunos protocolos antes de abordar el avión. Si tenías el menor síntoma, ya no te dejaban ingresar ni siquiera al aeropuerto”, contó Galarza.
Refirió que los minutos y la angustia avanzaban, y no tenían respuesta, y que la gente contaba sus centavos para ver si estaba en posibilidades de pagar su boleto solidario.
En la espera, algunos periodistas bolivianos empezaron a
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llamarla para entrevistarla. Al difundir las noticias, Galarza tuvo un bombardeo de mensajes de personas que estaban varadas igual que ella en otros aeropuertos. Así, gracias al contacto de la Embajada de Bolivia en Perú, lograron formar un grupo numeroso de WhatsApp para buscar una solución a lo que les ocurría.
“La gente estaba desesperada y empezamos a hacer las gestiones necesarias para volver a nuestro país, ya que coincidentemente había un grupo de peruanos en Bolivia que esperaban volver a Perú. Hicimos las gestiones con las cancillerías de ambos países y BoA trasladó a los pasajeros en un vuelo solidario hasta ese aeropuerto, y nosotros, que éramos 76, logramos volver en el mismo avión hacia Bolivia”, puntualizó la entrevistada.
Una vez en Bolivia, los dividieron y trasladaron a dos centros de aislamiento para cumplir con el protocolo de los 14 días, que fueron “los más largos de su vida” porque no podía abrazar y ver a sus tres hijos: Talita, Ximena y Mauricio.
“Esta es una de las partes más tristes, pues sentí —al igual que los del grupo (los pasajeros)— el rechazo de la gente. Los vecinos que se enteraron de que estábamos en el hotel pidieron que nos trasladen a otro lugar porque temían que los contagiáramos, decían que por qué volvimos, por qué en avión y otras frases que dolían”, lamentó.
“Desde entonces, siempre trato de ponerme en los zapatos de las personas que pasan por situaciones tan difíciles como esta y espero ser una mejor persona siempre”, sostuvo.
“Una vez que pasaron los 14 días, nos llevaron a nuestras casas, pero aun allí nos recomendaron continuar 15 días más con la cuarentena; fue muy doloroso ver a mis hijos después de tanto tiempo y tanta cosa, y no poder abrazarlos, pero es lo que me tocó vivir y tuve que asumirlo”, relató.