Contexto Ed. 20

Page 1

ISSN 1909-650X

Vitrina

Estar en otro mundo Así se preparan los tintos del centro de Medellín.

pág. 2

Salud mental en Antioquia, mucho más que un tema de locos. pág. 8 y 9

Germina la comunidad musulmana en el barrio Belén. pág. 14 Alejandra, la tesa del billar.

pág. 15

Viviana Andrea Londoño Calle

Facultad de Comunicación Social UPB - Medellín, junio de 2009, No. 20


Todos los días se preparan 300 termos

El Surtidero de tintos

Desde la madrugada inician las labores y terminan bien entrada la noche. De este negocio viven 63 familias, en su mayoría vendedores ambulantes que ofrecen el producto a un precio que oscila entre los 300 y 400 pesos por vasito.

- Ya no le fío más. A la tarde me da la plata y me cuida los termos, no vaya a ser que también los quiebre como el amiguito suyo, ese canosito que no volvió, si lo ve le dice que lo estoy esperando.

Generación de empleo

Katerina Suaza

El Surtidero de tintos genera empleo informal a dos señoras que junto a Blanca Castaño, la propietaria, preparan la bebida hasta las ocho de la noche, y a cerca de 50 vendedores ambulantes que son clientes fijos. Algunos de ellos tienen sus propios coches e incluso termos, a los demás Blanca les presta uno de los 300 termos que rotan todo el día y que valen sólo mil pesos cada uno. En ollas de 25 litros se preparan los tintos, chocolates y pericos que salen en 50 cochecitos a recorrer las calles del centro de Medellín, con ellos se calma la necesidad del “cafecito” que tienen sus clientes.

Katerina Suaza Varelas k_trina8904@hotmail.com

Desde las tres de la mañana se ven algunas personas que caminan tranquilas por Bomboná. De lunes a domingo ingresan uno a uno a la casa número 46-48: la puerta vieja de color café está ajustada. Desde afuera es una casa vieja de dos pisos con la fachada sucia. Este lugar encierra la receta que cerca de seis mil personas disfrutan diariamente en el centro de Medellín. El café, cuyo origen se remonta al año 675 d.C en Arabia, llegó al país para posicionarse como el producto más importante, debido a que el suelo de la región Andina, rico en fertilizantes y agua, permite sembrar cultivos de excelente calidad, que se exporta en diferentes presentaciones a Holanda, Alemania, Suecia, Japón y Estados Unidos principalmente. En Colombia el tinto es una bebida tradicional. Se llama así, por su color oscuro, al café que se prepara a cualquier hora del día en casas, restaurantes y tiendas sin importar el estrato económico. El producto, que atrae por su aroma, se consigue a bajo costo en todo Medellín, sobre todo en el centro, donde los vendedores ambulantes recorren las calles con termos llenos del líquido que posiblemente viene de una de las cinco ollas de 25 litros que doña Blanca prepara en El Surtidero de tintos. El negocio comenzó hace seis años cuando Blanca tenía un restaurante que le dejaba pocas ganancias. En la cocina le colaboraba una mujer que, para compensar el bajo salario, salía por las tardes a vender tinto. Lo preparaba allí mismo para evitar que se enfriara por lo que los clientes la preferían sobre los otros vendedores. Algunos de ellos, para lograr las ventas de su nueva competidora, fueron a comprar el café

al restaurante de Blanca. Y así el negocio de los tintos fue más rentable que el del restaurante.

Se inicia la venta A la 1:30 de la madrugada inicia la jornada laboral para Blanca Castaño, una mujer de 32 años, baja estatura y contextura gruesa que se levanta y prende dos fogones, en uno pone a hervir agua y en el otro leche; luego regresa a dormir a la segunda pieza del inquilinato, que comparte con su esposo y su hijo de 9 años. A las tres de la mañana recorre nuevamente el largo pasillo que alberga cincuenta coches adaptados por los vendedores ambulantes para transportar mecato y los termos de tinto, chocolate y “perico”. Dos horas después el olor a tinto se concentra y se mezcla con la humedad de la vivienda. Nadie se escapa de él, ni del ruido que hacen los vendedores que pasan de un lado a otro y organizan sus carritos en medio del caos. Desde una vitrina de madera, que separa el corredor de la cocina, cada uno hace su pedido rápidamente para iniciar el recorrido habitual antes que la competencia. Ellos deben desplazarse por las calles asignadas por Espacio Público para evitar que se lleven sus coches. - Buenos días doña Blanca, ¿cómo amaneció?, está haciendo mucho frío ¿cierto?, ¿sí pasó buena noche? - Sí señor. Yo pensé que no iba a venir. Usted me debe el viaje de ayer y si no me paga o deja algo no le puedo surtir hoy, usted sabe que hay que trabajar y así no podemos. - Sí claro, yo le voy a dar la mitad, ahora le doy el resto y me da por favor 10 tintos (refiriéndose a 10 termos), tres pericos y un chocolate.

Los vendedores ambulantes, pese a que ganan más del cien por ciento al vender 10 vasitos de tinto, no cuidan los termos ni los coches. Inventan robos para no devolverlos y luego los venden por cualquier dinero cuando en realidad cuestan entre 18 y 20 mil pesos. Algunos, incluso, no vuelven y otros quedan debiendo los “viajes” (recorridos). En la cocina Yuly, madre soltera de dos hijos, pasa su mano por la frente. A pesar del frío que hace afuera, los siete fogones que mantienen caliente el producto la hacen sudar todo el día. Toma una jarra y empaca el pedido de 10 termos que esperan volver a la calle aún con los residuos de tinto del día anterior. Con la misma jarra también saca el “perico” de otra olla que curiosamente no se vinagra. El lugar no cumple con las normas mínimas para la producción de alimentos que plantea la Ley 9 de 1979. El piso está sucio y la pared inicialmente beige desapareció, ahora es gris. En un mismo lugar se preparan desayunos y almuerzos sin ninguna precaución para los habitantes del inquilinato. Las empleadas que manipulan 50 kilos de azúcar, 5 kilos de café y 140 bolsas de leche, no utilizan guantes o mallas para recoger el cabello y los implementos para preparar la bebida no son lavados constantemente, estas medidas junto con otras del Decreto 3075 de 1997 no son tenidas en cuenta en el próspero negocio de Blanca. La oficina de Inspección, Vigilancia y Control de factores de riesgo que afectan la salud pública de la Secretaría de Salud es la encargada de realizar mínimo cuatro visitas anuales a este tipo de establecimientos. Sin embargo, como El Surtidero de tintos funciona en un casa y no tiene ningún tipo de aviso, el personal encargado no puede ingresar y hacer la correspondiente revisión pues se trataría de un allanamiento y la ley no se los permite. A pesar de esto, si se cierra El Surtidero de tintos de Blanca 63 familias quedarían sin ingresos para sobrevivir.


Conocernos para conocer y conocer para conocernos Ramón A Maya Gualdrón ramon.maya@upb.edu.co La academia facilita la apertura a otros pueblos y culturas. Ella es remedio contra la xenofobia y un poderoso estímulo para las relaciones interculturales, que siempre han beneficiado al mundo, como se puede constatar en muchas ciudades que facilitaron, en algún momento, la convivencia de diversas culturas. Este fue el caso de la hispánica ciudad imperial de Toledo, en donde intercambiaron en paz, riquezas y saberes, árabes, judíos y cristianos. La humanidad aún se beneficia de ese momento maravilloso. Hoy las relaciones internacionales son asimétricas, reina cierta anarquía en la que los más poderosos suelen obtener los mayores beneficios y la ONU no logra establecer el equilibrio. Es claro que los capitales y bienes de consumo se globalizaron, pero los seres humanos de países pobres parecen clavados, irremediablemente, a su miseria sin poder alcanzar algún beneficio del mayor intercambio mundial. Dada la trama y complejidad de las relaciones internacionales, sentimos el llamado a estudiar para poder comprender qué está ocurriendo realmente en nuestro mundo. Por eso, la nueva geopolítica se nos ofrece como ciencia de la conexión y para aplicarla es importante entender que su metodología de trabajo está determinada por la relación de tres disciplinas: geografía, historia y política. El reconocimiento de lo esencial de ellas posibilitará adelantar nuestros propios estudios del mundo, lo que sin duda nos ayudará a entendernos. Conocer para conocernos. La geografía contextualiza. Sin ella es imposible comprender las comunidades humanas. Pero infortunadamente este saber que se sacó de los sistemas educativos, ahora lo utilizan fundamentalmente militares, políticos influyentes y jefes de grandes corporaciones.

Editorial

Perder

la cordura

Antes los llamaban locos, ahora son enfermos mentales. Ya las depresiones, las fobias, las esquizofrenias, la falta de sentido de vida las puede sentir y vivir cualquier persona. Por eso, el tema de la salud mental toma fuerza en nuestro medio. Niños, jóvenes, adultos, citadinos, campesinos, profesionales, ejecutivos, amas de casa y universitarios, son candidatos a acudir al psiquiatra en algún momento. Y cómo no volverse locos en un país donde se cometen crímenes tan atroces como los vividos en los últimos años, con millones de campesinos desplazados, con los campos llenos de minas quiebrapatas, con el reclutamiento forzado de jóvenes para combatir en una guerra que ni ellos entienden. Ni qué decir de los problemas del desempleo, con las consecuencias que eso acarrea para quien lo sufre o por la inseguridad que se vive en los campos y en las ciudades, donde los pobladores no se sienten protegidos, a pesar de la llamada Seguridad Democrática. Y también por ese vaivén político en el que los padres de la patria y los gobernantes amañan la Constitución para satisfacer sus intereses políticos. Las noticias que se producen al respecto enloquecen a cualquiera, por la manera como manosean y acomodan las leyes ¿qué patria nos espera?, ¿en manos de quién quedaremos? En el plano más cotidiano, cómo no enloquecerse con esa carrera loca de ser eficientes en el trabajo, rendir y rendir cuentas, ser evaluados por los logros y para ello hay que sacrificar la familia, los amigos, el tiempo de descanso para que alcance las metas establecidas por la empresa. La productividad vale más que la persona. No pensar, ejecutar. Y súmele a lo anterior, espacios reducidos para la producción, para la creatividad. Hay una sensación permanente de vigilancia, se perdió la libertad. Además, en algunos casos, se llega al extremo de brindar unos pocos minutos para reparar las energías, antes de continuar las extenuantes horas de trabajo: “Hora de almuerzo. 12:00 – 12:30”, un aviso que se ve en algunas oficinas. No hay tiempo ni para la digestión. Se olvidaron del ser humano, por eso, los especialistas en la salud mental del país claman por una política pública, que ayude a ver el problema de manera más amplia: desde lo biológico, lo psicológico y lo social; que quienes padezcan de alguna enfermedad de este tipo tengan derecho a ser tratados con dignidad y, sobre todo, que el sistema garantice un completo tratamiento. A ver si así podemos vivir con tranquilidad.

Caricatura

Por su parte, la investigación histórica nos permite identificar las complejas estructuras en las que están envueltos los acontecimientos, para intentar esclarecer su veracidad, lo que libera el pensamiento de manipulaciones. Además nos facilita percibir intensamente la vida en la relación pasado-presente. Y los estudios políticos analizan el poder, las instituciones humanas y las ideologías en las que éstas se desenvuelven. Hoy sus temas de investigación están determinados por la relación local-global. Las tres disciplinas son útiles para conocernos y facilitar la relación positiva con otras sociedades, en las que sin duda nos identificaremos. Por eso la pregunta a resolver en la nueva geopolítica es: ¿quiénes somos? La academia tiene el deber de ayudar a buscar las respuestas. Rector: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez / Decana de la Escuela de Ciencias Sociales: Esperanza Hidalgo Urrea / Directora Facultad de Comunicación Social - Periodismo: Margarita Llano Gil. / Jefe de Área de Periodismo: Maria del Socorro Correa Jaramillo. / Editor: Juan Carlos Ceballos Sepúlveda. /Jefe de Redacción: Carlos Mario Cano Restrepo / Editora gráfica: Angélica Cuevas Guarnizo / Periodistas: • Carlos Mario Cano Restrepo • Lina María Betancur Blandón • Mónica Samudio Valencia • Viviana Andrea Londoño Calle • Mónica Ospina Rodríguez • Rosa María Pérez Rivas • Jenny Carolina Buitrago Cortés • Juliana Sosa Góngora • Natalia Andrea Sánchez Acevedo • Juan David Villa Rodríguez / Diagramación: Ana Mercedes Ruiz Mejía / Diseño: Editorial UPB • / Impresión: El Mundo /Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social - Periodismo • Dirección: Circular 1ª. 70-01 bloque 7. Teléfono: 354 4550 - Extensión: 9775• Correo electrónico: pcontexto@gmail.com • ISSN 1909-650 X


Hay tres entidades amenazadas

Silenciar genera impunidad Mónica Samudio Valencia moniksamudio@gmail.com De los robos en la Corporación Con-Vivamos y en la obra social de las Hermanas de la Madre Laura, ya nadie se acuerda. Pasaron tres meses y la justicia no se pronuncia al respecto. La mayoría de los ciudadanos desconocen, por ejemplo, que el disco duro copiado de la obra social Madre Laura contenía información que podría implicar a don Berna por la desaparición de un joven en la Comuna 13 de Medellín. A esto se añade que la obra social Madre Laura adelanta un proceso, en unión con la Corporación Jurídica Libertad, para que un juez de los Estados Unidos escuche a los abogados de la madre del joven, desaparecido en 2002, por paramilitares del bloque Cacique Nutibara, de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Las organizaciones defensoras de los derechos humanos piden un efectivo proceso judicial para que los hechos no queden impunes.

Para la Personería de Medellín, ente del Ministerio Público que se encarga de proteger los derechos humanos a personas y organizaciones, los robos en las dos entidades no son hechos aislados y guardan relación con situaciones que vive la ciudad. William Castañeda, funcionario de la Personería comenta que “ambas corporaciones tienen información de víctimas y denuncian a victimarios. Tomar esta información es robar el rostro de los que se están disputando el poder, porque estamos en un momento coyuntural en Medellín, hay cambio de mando”.

Los hechos El 24 de febrero, después de la hora de almuerzo, las hermanas de la obra social Madre Laura encontraron la CPU del computador principal de su oficina desarmado y con indicios de manipulación del disco duro. Aunque no fue sustraído físicamente, se presume que toda la información fue copiada. El disco contenía nombres, direcciones, teléfonos y detalles de las denuncias por reclutamiento forzado de menores de edad que se vienen presentado en esta comuna, incluidas fotos de algunos niños afectados por esta práctica criminal. Caso contrario se presentó en la Corporación Con-Vivamos, entidad ubicada en la Comuna uno a la que le robaron en dos ocasiones este año: el 17 de febrero una CPU, dos memorias usb, entre otros elementos de la oficina de comunicaciones y el 18 de marzo una CPU de la recepción con bases de datos institucionales. Sus integrantes se sienten extrañados por la naturaleza del robo dado que la información extraída es pública y de libre acceso. Sin embargo, Celmy Castro, directora de

Voz en alto

4

Los continuos robos y amenazas a organizaciones defensoras de derechos humanos en la ciudad, atrasan y afectan los procesos investigativos adelantantados en favor de las víctimas.

la entidad, afirma: “No quiero especular acerca de los culpables pero sabemos que esto no fue delincuencia común, las condiciones del robo lo demuestran, desordenaron documentos y solo se llevaron partes de los computadores”.

Falta apoyo Debido a que los procesos ordinarios de investigación en Colombia son lentos y empiezan mucho tiempo después de los hechos, La Corporación Jurídica Libertad decidió remitir el caso de la obra social Madre Laura a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que sirva de interlocutora frente al Estado. Adriana Arboleda, abogada de la Corporación, afirma que no están enterados de los avances que la ONU consiga con el Estado porque tienen un mandato discrecional en estos procesos. Las entidades víctimas de los hurtos y la Personería coinciden en afirmar que desde el Gobierno local se hace caso omiso a los hechos. La Secretaría de Gobierno se ha mantenido en silencio todo este tiempo y por esta razón William Castañeda afirma: “A la Alcaldía le falta más acercamiento con las organizaciones defensoras de derechos humanos, ellas no son enemigas. Es bueno que salgan y den por lo menos su voz de apoyo”. Además, esa actitud hacia las organizaciones genera pérdida de legitimidad de éstas frente a la comunidad. La Secretaría de Gobierno está al margen de este tema y cree que lo más conveniente es esperar hasta que los robos sean verificados por un organismo de investigación como la Fiscalía o la Policía. Sin embargo, ya pasaron tres meses y aún no hay repuesta.

En 2009 se han presentado tres amenazas a organizaciones y personas relacionadas con los derechos humanos en la ciudad: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), un abogado de la Comisión Nacional de Jurisprudencia y la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades). Ante estas presiones, las corporaciones se pronunciaron a través de una serie de comunicados que fueron remitidos a varios funcionarios del gobierno como el Alcalde de Medellín, el Presidente de la República e incluso al Fiscal General de la Nación. Allí plasman sus exigencias como amigos de la población y no como entes independientes y con ánimo de lucro. Piden que se les reconozca y garantice protección por su labor en beneficio de las víctimas de la violencia y de la comunidad en general. Además, todas estas organizaciones se sienten cansadas de discutir con la justicia colombiana para ser escuchadas y para que sus procesos se lleven de manera efectiva y oportuna. El silencio y la indiferencia obstaculizan el trabajo de los defensores de derechos humanos en Medellín y facilitan la impunidad.


Sin medicamentos, amarrados y encerrados en celdas atendían a los pacientes

De loco a enfermo mental En Medellín se crearon varias instituciones para tratar a quienes padecían algún trastorno mental, preferiblemente en lugares ubicados en las afueras de la ciudad, como en el momento fue el llamado Manicomio de Aranjuez. Hoy el Hospital Mental de Antioquia es la entidad del Estado responsable de atender a los enfermos de todo el departamento. Rosa Maria Perez Rivas rosampr77@yahoo.es En Medellín se vio la necesidad de construir un lugar para albergar a los locos en el año 1875, cuando Recaredo Villa, presidente del Estado de Antioquia, inició una colecta con las personas más adineradas de la ciudad para fundar una casa de alienados. El proyecto se vio frustrado debido a que el dinero recaudado se utilizó en la guerra civil, iniciada en 1876, y en una plaga de langostas que azotó al departamento. Tres años después en 1878 la Corporación Municipal del Distrito de Medellín, fundó el Hospital para Locos, con pabellones para hombres y para mujeres. Los primeros habitantes del hospital fueron los locos recluidos en las cárceles, junto con otros que se encontraban en las calles. “Esto demostró la necesidad de separar al loco del criminal para situarlo en un espacio propio”, dice Adolfo León González, médico, profesor e investigador de la Universidad de Antioquia. La primera sede del hospital –que también era conocida como “Casa de Locos”-, estuvo ubicada en la “Barranca del Convento”, entre las actuales carreras Palacé y Junín. En el año 1888 se creó de nuevo una institución para locos “Manicomio de Antioquia”, que ya no albergaría sólo a locos de la ciudad, sino de todo el departamento. Sus instalaciones estaban ubicadas en lo que hoy es el Palacio de Bellas Artes. Allí a los enajenados se les proporcionaba sólo alimento y vestido. Para mejorar las condiciones deplorables en las que se encontraban los enfermos, en el año 1892 se realizó el traslado de los enajenados para una nueva sede ubicada en el Alto de Bermejal –lugar donde hoy queda un edificio de Comfama-. Allí legaron inicialmente 39 locos, siendo el más famoso Epifanio Mejía,

poeta y autor del Himno antioqueño y quien duró 35 años recluido en el hospital.

Aparecen las terapias Sólo en 1930, en el hospital de Bermejal aparecen terapias, que favorecieron poco el tratamiento de los enfermos: “al paciente le inyectaban sustancias aceitosas como la trementina para producirles abscesos (una colección de pus gigante en el cuerpo) esto hacía que el paciente entrara en un estado de ‘parálisis corporal’, facilitando así ser sujetado y controlado por los médicos del hospital”, dice Adolfo León González, quien indica además que en el hospital se usaba la camisa de fuerza y los llamados baños fríos en los que se acostaba al paciente por grandes períodos de tiempo. Según el investigador muchos de esos pacientes no sólo tenían problemas en el comportamiento, sino que presentaban enfermedades de tipo orgánico como tumores cerebrales, procesos infecciosos crónicos o quistes que se manifestaban parecidos a los trastornos. “Un tumor cerebral puede empezar con trastornos en el comportamiento, la persona se vuelve inquieta y pierde recuerdos importantes de su memoria, además de presentar cuadros de convulsión, muchos médicos creían que estos pacientes eran enfermos mentales y por ésta razón éstos morían siendo tratados como tal”. En el año 1949 la enfermedad mental empezó a tener una intervención quirúrgica. El doctor neurocirujano formado en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y primer director del Hospital Mental de Antioquia, Luis Carlos Posada, sometió a un grupo de pacientes a una intervención quirúrgica. A los pacientes se les practicó una craneotomía y se les abriós la parte frontal de la cabeza. Los resultados

fueron desastrosos porque muchos pacientes quedaron en estados lamentables de salud.

El traslado Después de los años 40 los diarios hicieron evidente su enorme preocupación por el hacinamiento que se estaba presentando en el Manicomio Departamental, que para esa época contaba con aproximadamente 968 alienados, quienes se veían obligados a convivir en pésimas condiciones. El edificio de Bermejal comenzó a quedar estrecho para la ciudad y ante esta situación Carlos Obando, director en ese tiempo del Manicomio, solicitó una ampliación digna de éste. Después de muchas gestiones y años de espera el proyecto de construir un nuevo Manicomio Departamental se hizo realidad. En 1958 fue inaugurado el Hospital Mental de Bello, trasladando a los pacientes de la antigua sede en Bermejal a la nueva, ubicada en Bello. Actualmente el Hospital Mental de Antioquia (HOMO) es una empresa social del Estado. Cuenta con 200 camas para hospitalización y cubre la crisis psiquiátrica de los pacientes, devolviéndolos a su vida familiar, social y laboral. Lo que no sucedía anteriormente, pues un enfermo mental pasaba toda su vida internado y sólo al morir salía del Hospital. Según Liliana González, comunicadora del HOMO, el año pasado el Hospital atendió 29 mil 438 consultas externas, 7 mil 470 urgencias y 3 mil 930 pacientes estuvieron hospitalizados: “hemos reducido las camas, pero aumentamos la capacidad de atención al paciente”, dice. Hoy ya no se habla de loco, sino de enfermo mental. Sin embargo, la sociedad actual se encarga de rechazar –de una manera muy sutil- a quien exprese que padece alguna enfermedad relacionada con la salud mental. No es lo mismo que alguien diga que irá donde el cardiólogo, a que diga que tiene una cita con el psiquiatra. De inmediato se piensa: “este tipo está loco”.

Archivo histórico Biblioteca Pública Piloto

La palabra Manicomio quiere decir:

En Aranjuez funcionó por varias décadas el Manicomio Departamental. Era común ver por sus corredores, a cientos de hombres y mujeres, quienes eran sometidos a diversas terapias.

Mani: manía Comio: estructura física donde se guardaba a los enfermos. El concepto de enfermo mental surge en Medellín a partir de 1949- 1950 cuando llegó de Michigan, el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, Pedro Pablo Pérez Upegui, e introduce los conceptos de Enfermedad Mental que igual a las demás enfermedades presentes en la historia tendría una explicación en su origen, en su comportamiento, en su evolución, pronóstico y tratamiento.


Antioquia necesita más prevención para mejorar la salud mental

Tratamientos psiquiátricos, sin respaldo completo del POS El 20% de la población colombiana sufre de trastornos de ansiedad y depresión y requieren algún tipo de tratamiento, pero el país cuenta con alrededor de 1000 siquiatras. En Medellín hay aproximadamente cien de estos especialistas.

C: ¿Cuáles son los factores que influyen para que en Antioquia se eleve el número de personas con problemas en su salud mental? C.L. Primero, porque son trastornos heredables, se ha evidenciado que hay una mayor tendencia a involucrarse con familiares de personas que ya los hayan padecido. Segundo, hay factores psicosociales, como lo son el ambiente en el que nos vemos obligados a vivir y los pocos espacios apropiados que tenemos de descanso, son aspectos que influyen en el crecimiento de las tasas no sólo en Antioquia, sino en el mundo. Jenny Carolina Buitrago

El dilema del POS

El sistema de salud no ofrece ninguna opción para garantizar un tratamiento completo.

Jenny Carolina Buitrago carolina4424@hotmail.com Los índices de problemas mentales en Antioquia crecen cada vez más. Se estima que cuatro de cada diez personas en los próximos años padecerán trastornos mentales debido al estrés producido por el ritmo de vida en nuestra sociedad. El hecho que no se reduzcan las tasas de suicidio, ni las de abusos y dependencia de sustancias y que enfermedades como la depresión y trastornos de ansiedad se presenten con más frecuencia, indican que el tema de salud mental es realmente preocupante. La situación se ve peor si se tiene en cuenta que el Plan Obligatorio de Salud (POS), que debe velar por el bienestar integral de la salud en Colombia, tiene serias falencias en el ámbito psiquiátrico: la poca cobertura, los costos de un tratamiento, los escasos medicamentos y los limitados espacios de psicoterapia y rehabilitación. “Creo que la clave para mejorar la salud mental está en la prevención y la atención oportuna y adecuada”, dice Carlos Alberto López Jaramillo, médico psiquiatra y coordinador del grupo de Investigaciones Psiquiátricas del Hospital San Vicente de Paúl, quien además opina que el Estado debe tomar más en serio los problemas psiquiátricos de la sociedad. Contexto indagó con él la problemática de la salud mental.

Contexto: Según los casos que atienden ustedes, ¿Cómo está la salud Mental en Antioquia? Carlos López. Primero hay que decir que Antioquia tiene una alta tasa de suicidios, también tenemos tasas de consumo y dependencia de sustancias importantes y asociado a eso, vienen los problemas de salud mental como la depresión, trastornos de ansiedad, bipolaridad y esquizofrenia, que son problemas que afectan a un porcentaje alto de la población. En general, a nivel de salud mental, no estamos bien. Falta mucha capacitación para la gente, asistencia médica en cuanto a la psiquiatría y las personas no tienen facilidades de acceso a los servicios de salud. C: ¿Por qué la ansiedad y depresión son los problemas de salud mental que más se presentan en Antioquia? C.L. Estos problemas son comunes a casi todas las sociedades. Para ser más exacto, una de cada cinco mujeres en algún momento de su vida va a presentar un cuadro depresivo y en los hombres uno de cada diez, lo que representa un promedio muy alto. Y en los trastornos de ansiedad podríamos decir que cuatro de cada diez personas van a sufrir de este trastorno en su vida. Estos dos problemas de salud mental se presentan en gran medida por herencia y eso es lo que favorece la trasmisión de estos trastornos.

C: Los tratamientos de este tipo requieren un buen tiempo. Si vemos que el Plan Obligatorio de Salud (POS) sólo cubre la llamada fase inicial y no el tratamiento completo, ¿qué tan efectivo es el mismo y qué consecuencias tiene para el paciente? C.L. La principal consecuencia es que se complica más el problema y la persona va a permanecer enferma, además el hecho que sólo se trate al paciente la fase inicial, favorece que haya más estigmas sobre la enfermedad, entonces las personas al no mejorar van a sentir que los medicamentos no son una forma de tratamiento adecuada y los efectos secundarios se pueden presentar más fácil en esas etapas en las que no hay un control médico. Por lo tanto, esta situación solo va a agravar la enfermedad del paciente. C: Si tenemos en cuenta que los pacientes no pueden terminar su tratamiento y que éste a su vez resulta costoso, ¿Qué alternativas ofrece el sistema de salud del país para garantizar un tratamiento completo? C.L. Ninguno. El sistema no tiene los medicamentos adecuados que se requieren, ni la posibilidad de brindar ayuda psicoterapéutica que es muy importante para tratar los trastornos, ni las patologías, ni la atención con los especialistas que se requieren, por lo tanto, no hay ninguna opción para que el sistema de salud garantice un tratamiento completo. C: ¿Qué papel juega la familia en la recuperación del paciente? C.L. Es muy importante que la familia no favorezca el estigma hacia la enfermedad mental. La familia debe estudiar y leer sobre el tema del uso de medicamentos,


Jenny Carolina Buitrago

el tratamiento adecuado, sus ventajas y desventajas, y de esta manera va a servir de un gran apoyo al paciente. Nosotros lo llamamos “psicoeducación”, en la que la familia del paciente debe recibir una educación en relación al problema que padece su familiar, para entender por qué les dio, de qué se trata, qué síntomas produce, qué pronóstico tiene. C: ¿Qué factores inciden en los costos del tratamiento? C.L. Desafortunadamente el hecho que no contemos con muchas herramientas en el POS hace que muchas veces los pacientes tengan que asumir todos los costos del tratamiento. Los factores que inciden en esos costos son la atención con el especialista, los medicamentos y la hospitalización los cuales pueden ser bastante altos debido a que no tenemos una cobertura completa del POS.

7

C: ¿Por qué el POS no cubre todos los medicamentos? C.L. Frente a la Psiquiatría el POS hace un menor cubrimiento que en otras patologías y especialidades. Pienso que eso tiene que ver con el estigma hacia a la enfermedad mental, el no reconocer como enfermedad el abuso y dependencia a sustancias, el que se vea casi como un lujo ir donde el psiquiatra. El POS no cubre todos los medicamentos en gran parte porque subestima los problemas de salud mental.

Pocos medicamentos C: ¿Son escasos y en gran medida obsoletos los medicamentos psiquiátricos? C.L. Los que cubre el POS son muy pocos y muy antiguos, el más nuevo tiene posiblemente 30 años. En Colombia tenemos acceso de forma particular a muy buenos medicamentos psiquiátricos, pero son muy

“Las únicas drogas psiquiátricas en que las personas pueden buscar otro tipo de sensaciones son las benzodiacepinas”.

costosos y por lo tanto un porcentaje muy bajo de la población tiene acceso a ellos. C: ¿Son los medicamentos genéricos una opción para los pacientes? C.L. Claro que sí. Pero también es una opción costosa, pueden ser un poco más baratos que los de marca, pero también se pueden clasificar como costosos. En

“El POS no cubre todos los medicamentos en gran parte porque subestima los problemas de salud mental”

Colombia contamos con medicamentos genéricos de muy buena calidad, pero de igual forma son difíciles de adquirir. C: ¿Qué condiciones se necesitan para que haya una buena salud mental? C.L. Pienso que se necesita de una mayor cobertura por parte del Estado, que se cuente con más recursos invertidos en políticas de prevención en salud mental, mayor atención en los hospitales, lograr que se tengan importantes modificaciones en el POS donde haya más cobertura en los medicamentos. Creo que la clave para mejorar la salud mental está en la prevención y la atención adecuada.

Colombia, uno de los países con mayores índices de enfermedades mentales

Altas cifras, pocos tratamientos Mónica Ospina Osro31@hotmail.com

El Ministerio de Protección Social realizó en el 2003 el Estudio Nacional de Salud Mental. Hasta el momento es el único análisis que se ha hecho en el país para evaluar a los colombianos en esta materia. La muestra fue de 4544 adultos entre los 18 y los 65 años de edad, residentes de 5.526 hogares urbanos de los diferentes estratos socioeconómicos, en 60 municipios de 25 departamentos del país. Entre los resultados se destacó que el 40.1% de la población ha presentado algún trastorno mental en su vida. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, DSM-IV, las enfermedades más comunes son los trastornos de ansiedad (19.3%), trastornos afectivos (15.0%) y el uso de sustancias psicoactivas (10.6%). En esta última el alcohol fue la sustancia más utilizada, siendo más frecuente en los hombres (1 de cada 10) que en mujeres (1 de cada 80). Los resultados indican además que las mujeres padecieron alguna vez en su vida trastornos del estado del ánimo (17.5%) y de ansiedad (21.8%), mientras que en los hombres eran más frecuentes los usos de las sustancias psicoactivas (20.8%). Como conclusión, el estudio propuso que se debe considerar a los trastornos mentales como enfermedades crónicas con derecho a tratamiento. También incidir en las políticas públicas para mejorar los servicios de salud mental y aumentar los recursos, de esta manera asegurar el mejor tratamiento disponible y facilitar la entrada a éste considerando las necesidades de la población.


Se necesitan hechos, no más realidades de papel

La ignorancia

de los cuerdos

8

La salud mental, pese al cambio en la legislación y a la construcción de programas relacionados con el tema, se sigue pensando como un asunto de locos. Las personas desconocen sus derechos, el sistema equipara la mente con el cuerpo, la época empuja a producir sin descanso y la sociedad aún no comprende que debe cambiar todo el modelo para que los problemas psicológicos no sigan creciendo silenciosamente. Carlos Mario Cano Restrepo carwansophia@yahoo.es El problema de la salud mental en Antioquia es mucho más que las 20.2531 personas con discapacidades mentales que viven en el departamento. Éstas son sólo el asomo de un problema que crece silencioso entre los antioqueños, el mismo que ya fue reconocido por las leyes del Estado y los programas del Gobierno. Lo que falta es que las palabras se conviertan en hechos reales y concretos. La primera barrera que debe ser destruida para lograr que mejore la salud mental es dejar de pensar que lo psicológico está sólo relacionado con la locura: dentro de este campo están los logros, las alegrías, las personas de la vida cotidiana que llenan de sentido la existencia y todo lo que le trae bienestar al ser humano. Un ser humano que también tiene tristezas y decepciones, problemas sociales que lo afectan y que vive en una época con características específicas que lo ayudan a moldear su personalidad. “Mucha gente todavía sigue pensando que los que van a un servicio de salud mental son los que están locos, pero todos en algún momento de la vida necesitamos un apoyo y un acompañamiento de tipo psicológicopsiquiátrico o médico”, afirma Aura Ruiz, Coordinadora del Plan Municipal de Salud Mental de Medellín. Esta barrera cultural hace que en muchas ocasiones los pacientes con trastornos mentales se queden solos: “como la gente no sabe, cuando ve a alguien con algo mental le huye. Entonces, si ni las entidades ni la familia se preocupan, menos la sociedad en sí”, dice Margarita Sánchez Gómez, hija y hermana de pacientes que sufren de trastorno bipolar desde hace varios años. A esta visión, que dificulta que las personas decidan visitar al médico por dolencias que no sean físicas, se suman las características de la época actual, en la que el éxito y la competencia salvaje ocupan la vida del hombre: “Hoy tenemos incertidumbre laboral, incertidumbre en el terreno del amor, las tradiciones y los referentes simbólicos como la familia y las figuras paternas están debilitadas. El sujeto queda con un sentimiento de inseguridad y desamparo que se manifiesta bajo la forma de ansiedad, de trastornos afectivos, de angustia y de depresión”, afirma el psicoanalista de la Universidad de Antioquia, Héctor Gallo. Este permanente estado de inquietud afecta a las personas, que viven hoy bajo altos niveles de estrés y de autoexigencia, que trabajan bajo

ritmos obsesivos y de un perfeccionamiento extremo. Infortunadamente, las instituciones que lo sostenían -como la familia- tambalean y, como afirma Juan Diego Tobón Lotero profesor de psicología de la Universidad CES, no hay reemplazos ni transformación de las figuras, porque las respuestas de los individuos son mucho más rápidas que las de las instituciones. Así, se crean en las personas vacíos que no alcanzan a ser llenados con nada. Estos vacíos son la principal causa por la que los trastornos afectivos y de ansiedad, y las adicciones, están en los primeros lugares de las enfermedades mentales del país2. El tema de las adicciones es especialmente preocupante, Antioquia desde 1992 se encuentra entre los cinco departamentos con más altos índices de consumo3. Las cifras más actualizadas frente al tema señalan que en Antioquia el 71,6%4 de los jóvenes escolarizados de sexto a once (333.222 estudiantes) han consumido alguna vez en su vida alcohol. De la misma forma el 35.7%5 de los jóvenes escolarizados han consumido alguna vez en la vida cigarrillo. Si estos son los datos que se tienen de las personas que están en el sistema educativo, ¿qué pasará con aquellos que están por fuera de las estadísticas y que están en una mayor situación de riesgo que los escolares? Es preocupante además que la edad de inicio de consumo de alcohol sea a los 12 años y que en el caso del cigarrillo sea a los 13. Estas dos sustancias psicoactivas son la mayoría de las veces la puerta de acceso a las demás drogas, que en 2006 -según la Asamblea Departamental de Antioquia- fueron la cuarta causa de muerte en niños entre los 10 y 14 años y la tercera causa de muerte en los jóvenes entre 15 y 34 años6.

Un modelo unidimensional “Con mi hermano fue muy difícil porque era muy rebelde. Él decía que nos quería matar. La primera vez que estuvo hospitalizado en Bello a nosotros nos capacitaron porque muchas veces uno no cree. Usted habla con él y es una persona normal pero en el momento en el que entra en una crisis es muy duro”, así comienza Margarita Sánchez Gómez la historia de su hermano César Augusto, quien desde hace once años sufre un trastorno bipolar, que consiste en cambios severos del estado de ánimo que oscilan entre la depresión y las manías. Con la aprobación de la Ley 100 el 23 de diciembre de 1993 las personas con trastornos

mentales como César quedaron reducidas a un tratamiento en el que se olvidaba la parte psicológica: con esta ley se creó el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS), “lo grave del sistema fue que sacó la psicología y las ciencias de apoyo del sistema, lo que limita (la salud mental) a la parte biológica”, afirma Marina Hincapié, psicóloga contratista para la Dirección Seccional de Salud de Antioquia a través de la ESE Carisma. A partir de ese momento el médico comenzó a analizar la salud mental de sus pacientes sin apoyo de un equipo especializado en el tema, sólo si los casos son importantes deben ser remitidos a un segundo nivel de atención, ya sea de psiquiatría o psicología. Lo médico sobrepasó lo psicológico con un agravante adicional y es que al momento del análisis a la mayoría de los doctores les cuesta diagnosticar un problema psicológico. “En el gremio médico también tenemos creencias y cosas absurdas. Nosotros no admitimos que tenemos creencias culturales que nos amarran los diagnósticos, eso es muy difícil de probar, pero los médicos tenemos una manera de pensar muy influenciada por la división mente-cuerpo que hemos tenido toda la vida”, afirma Vilma Restrepo Restrepo, médica magíster docente de la Facultad Nacional de Salud Pública “Héctor Abad Gómez”. De esta manera los psicólogos y trabajadores sociales se ven profundamente limitados en su trabajo de clínica: “en Medellín hay 14 facultades de psicología, hay entre tres mil y cuatro mil psicólogos pero no hay atención en salud mental”, dice el psicólogo Juan Diego Lotero. Con la Ley 100 no sólo hubo un manejo miope de la problemática de salud mental sino que también se restringió el acceso a muchos servicios a las personas que estaban dentro del régimen subsidiado de salud (SISBEN).

¿El espejismo de un cambio? Intentando dar un impulso a las políticas gubernamentales en el tema de la salud, se expide la Ley 1122 de 2007 con la que se modifica la ley 100 y se establece que el Gobierno definirá el Plan Nacional de Salud Pública con una vigencia de cuatro años: “el plan deberá incluir acciones orientadas a la promoción de la salud mental, y el tratamiento de los trastornos de mayor prevalencia, la prevención de la violencia, el maltrato, la drogadicción y el suicidio”, dice el numeral k de dicho plan.


Mauricio Acevedo Acevedo

El reconocimiento de la salud mental como prioridad en el tema de la salud pública nacional se reitera con el Decreto 3039 del mismo año, este tema ocupa el cuarto nivel en orden de prioridades nacionales, siendo el principal objetivo del mismo adaptar los planes territoriales a la política nacional de salud mental y de reducción de sustancias psicoactivas, que fue entregada a la Nación en 2005. Estos cambios se complementan con la sentencia de la Corte Constitucional T-760 de junio de 2008, en la que se afirma que no puede haber diferencias entre el Plan Obligatorio de Salud (POS) subsidiado y el POS contributivo, es decir, que tanto aquellos que cotizan para salud como aquellos que reciben la atención gracias a dineros del Estado deben recibir la misma atención por parte de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS). Ante el cambio de leyes -y para estar acordes con las normativas nacionales- tanto la Alcaldía de Medellín como la Gobernación de Antioquia adelantan proyectos relacionados con la salud mental. En el caso de la Alcaldía, el Plan Municipal de Salud Mental que comenzó a trabajar desde marzo de este año busca

crear un modelo de atención primaria en salud mental que, según Aura Ruiz, coordinadora del plan “pueda funcionar dentro de un Sistema general de seguridad social en salud que le coloca restricciones”, dicho modelo busca integrar varias secretarías para el manejo del tema y además busca hacer un tratamiento multidisciplinario de la salud mental. En el caso de la Gobernación de Antioquia se creó el programa “Familia con-trato digno” que tiene básicamente cuatro líneas: la prevención de la violencia intrafamiliar y el abuso, la relación entre la salud mental y el consumo de sustancias psicoactivas, la relación de los trastornos mentales con el suicido y el trabajo con población en situación de desplazamiento y afectada por minas antipersona.

La realidad aún no cambia Pese a los cambios en la Ley 100 y al reconocimiento de la igualdad en el tratamiento señalado por la Corte Constitucional se siguen presentando irregularidades en la atención de

los pacientes: “la enfermedad mental debería ser una prioridad pero aquí no lo es. Ellos lo tienen escrito en el papel, pero al enfrentar la realidad es otra cosa. No hemos avanzado en absolutamente nada. Hemos hecho un retroceso porque están negando asuntos que la ley contempla, no sé si por ignorancia”, afirma Gloria Pabón Álvarez, presidenta de la Asociación de familiares de enfermos mentales de Antioquia (AFEMA), organización que nació en el 2001 y que vela por un reconocimiento efectivo de los derechos que tienen estas personas en el tema de la salud mental. Es innegable que existe el acceso a la atención en salud mental, pero igualmente no se puede ocultar que dicho acceso no es efectivo ni ágil: “a uno lo reciben pero con mucha dificultad, yo lo que pediría sería que no fueran tan largos y dispendiosos los trámites”, afirma Margarita Sánchez. A esto se añade que entre los funcionarios que trabajan en el gremio de la salud hay mucho desconocimiento frente al tema: “el año pasado la Corte Constitucional dijo en octubre: no puede haber discriminación entre el POS subsidiado y el POS contributivo. En la vida real vemos que todavía sigue habiendo esta discriminación, además la gente todavía no es conocedora de sus derechos en el tema de la salud mental, e incluso las mismas personas del sector salud no lo tienen muy presente. Entonces el acceso a los servicios de salud mental para la población más vulnerable sigue siendo restringido”, afirma Aura Ruiz. Este acceso limitado es especialmente preocupante cuando se observa que el 37.15% de los antioqueños están afiliados al régimen subsidiado y que de ellos el 61.81%7 viven por fuera de las cabeceras municipales, es decir, las personas que más necesidades tienen en el tema de la salud son las que están afiliadas a un régimen que les impone limitaciones para un tratamiento efectivo de sus problemas. La tarea inicial es concientizar a la gente que tiene derecho a un tratamiento digno y efectivo en relación con su salud mental. La paradoja se da al observar que aquellos que conocen sus derechos no son tratados correctamente por el sistema de salud, que pese a las mejorías aún tiene muchas falencias: “nosotros buscamos que la gente sepa defenderse ante las instituciones y sepa reclamar jurídicamente lo que les pertenece por ley para evitar que los derechos tanto de las EPS como de ellos sean vulnerados. La gente tiene que aprender a liderar sus procesos porque a uno lo enredan, le montan espejismos y cosas donde no las hay”, concluye Gloria Pabón. 1. Comisión tripartita. Indicadores de calidad de vida, Antioquia - Valle de Aburrá - Medellín. Encuesta realizada en 2007, entrega de resultados 2009. Muestra 66.753 familias. Porcentaje de error máximo permisible 4%, Confiabilidad: 95%. 2. Estudio Nacional de Salud Mental, 2003. 3. Los estudios de 1992 “Estudio Nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas en Colombia”, 1996 “Segundo estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas”, 2001 “Estudio Nacional para el programa presidencial Rumbos en Colombia” y la “Encuesta nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes escolarizados de 12 a 17 años en Colombia” de 2004, así lo confirman. 4. Prevalencia de consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes escolarizados del departamento de Antioquia: investigación comparativa 2003 - 2007. Muestra: 3435 estudiantes entre 6° y 11°. Confiabilidad: 95% 5. Ibíd. 6. Información suministrada por la Dirección Seccional de Salud de Antioquia. 7. Cifras tomadas de los Indicadores de calidad de vida.


La estadía más larga dura en promedio 15 días

10

Lina María Betancur Blandón

De la crisis a la tranquilidad Al Hospital Mental de Antioquia el paciente ingresa a través de urgencias o en algunos casos por consulta externa. Un psiquiatra evalúa el caso y decide hacer un tratamiento ambulatorio o dejarlo hospitalizado.

Lina María Betancur Blandón linabeta@hotmail.com El ruido de la ciudad se pierde. El sonido de los pájaros se intensifica y el verde de la naturaleza se convierte en paisaje. En la montaña se ve una gran estructura blanca, es el Hospital Mental de Antioquia, ubicado en el municipio de Bello desde el año 1958. Unos guantes amarillos cuelgan del bolsillo izquierdo de su bluejean. Caminó por los corredores del hospital a un paso acelerado y miró de un lado a otro como en busca de algo. Gustavo Adolfo se detuvo, habló del amor una y otra vez, y se alejó diciendo: “me voy que tengo una cita”. La puerta del consultorio 10 de consulta externa se cerró y pasaron pocos minutos cuando de nuevo estaba afuera. El doctor salió, lo buscó entre las sillas verdes donde otras personas también esperaban su cita, le mostró un papel y le dijo: “reclame la medicación y la primera inyección vaya para que se le apliquen en urgencias”. A sus 40 años de edad él habla de dos hospitalizaciones, la última fue en el año 2005 y su estancia fue de 25 días. Caminó apresurado por el pasillo hasta llegar al edificio de urgencias, donde poco antes, una mujer de piel morena, estatura mediana y cabello negro acompañaba a su hijo Robinson.

El proceso Ingresó sobre una silla de ruedas al pabellón de adolescentes, detrás su madre con un rostro que solo reflejaba tristeza. Este joven llegó al hospital por intento de suicidio y allí decidieron dejarlo hospitalizado. Cecilia Flórez levantó la mirada de su escritorio y recibió a

la madre que entró con ojos llorosos a su oficina. Ella, una de las trabajadoras sociales, se encargó de hacerle una serie de preguntas confidenciales, para identificar el proceso a seguir con Robinson. Al hospital llegan niños, adolescentes, adultos y ancianos. En hospitalización la capacidad es de 200 camas, divididas en cuatro servicios: mujeres, hombres, adolescentes y pensionados, localizados en pabellones separados y herméticos. La estancia en promedio es de 15 días. En ese tiempo se realizan tratamientos terapéuticos y farmacológicos. Una vez superada la crisis el paciente regresa a su entorno y acude al hospital para las consultas externas. Nadie puede ingresar a los pabellones sin previa autorización, las pocas veces que se abren las puertas es para la entrada del personal médico, las familias en horario de visita y sólo dos veces al día para los pacientes, en el momento en que los fisioterapeutas los recogen.

La terapia Sonó el timbre por primera vez. El hombre de verde, el mismo que hacía aseo en el salón, abrió la puerta. Al otro lado, rostros que irradiaban alegría, tristeza, sueño, desesperación o tranquilidad. Eran jóvenes y niños que ingresaron entre murmullos y saludos. Sonó por segunda vez, eran las mujeres; por tercera, los hombres y ese último sonido avisó la entrada de los que completarían el grupo, los adultos pensionados. - Será que me pueden poner a hacer algo, yo qué hago. - Me espera y se sienta. - Yo no me quiero ir hoy, no me quiero ir, mi tía no me quiere. Me van a encerrar en Rionegro.

En la terapia el tiempo de trabajo es similar al de una jornada laboral, para que una vez los pacientes salgan de la hospitalización mantengan el mismo hábito.

Jorge se desesperó ante la respuesta del fisioterapeuta y comenzó a caminar por todo el salón. El resto de personas hacían otras actividades a la espera de la ubicación en los diferentes talleres, hojeaban revistas, veían televisión, montaban en las bicicletas estáticas, conversaban con los otros compañeros o simplemente se recostaban en las sillas a dormir. En la terapia se trabaja con los pacientes que están más recuperados de su enfermedad mental. Margarita Jaramillo, terapeuta ocupacional, lidera los procesos en compañía de cinco fisioterapeutas: “aquí trabajamos a través de talleres ocupacionales, se hace inicialmente una evaluación y posteriormente los pacientes se ubican en los talleres”. En el taller múltiple “están los pacientes más disfuncionales o que tienen habilidades funcionales que no están tan adaptadas, que tienen déficit de atención y que todavía están muy sintomáticos”. Los otros tres talleres son: manualidades, artesanías y huerta, este último porque muchos de los pacientes vienen del campo. Gloria Cardona, una de las fisioterapeutas, es la responsable del taller de artesanías, como aún no tenían el material para hacer cerámica, trabajaban en un taller de escritura. Siete mujeres y un hombre estaban muy concentrados en lo que escribían sobre el papel, una de ellas, Ana María, se inquietó y preguntó a Gloria: - ¿El padre de mi padre es mi hermano? - ¿El padre de su padre es su hermano? - Sí o es Dios.

- ¿El padre de mi padre es…? - Mi abuelo. - Entonces ponga eso. Es que tiene que concentrarse un poquito.

Las visitas A las dos de la tarde las visitas se abren en el hospital, grupos de personas se ven en los corredores, sentados en las mangas, en las bancas o bajo un árbol. No todos los pacientes tienen el permiso para las visitas, todo depende de su estado de recuperación. - Mi papá y mi mamá no han venido, tengo mucha rabia. - ¿Dónde viven tus papás? - En Puerto Berrio. Pero ellos tienen plata para venir. - Pero no a todo el mundo le queda fácil venir. Juan Gonzalo Suárez, otro de los fisioterapeutas, intentó calmar a la joven que se entristecía cada vez más por la ausencia de sus padres. Hay casos en los que la falta de recursos impide que los familiares hagan la visita, pero hay otros en que la ausencia de la familia se convierte en un problema porque quieren dejarlos allí. En eso coinciden los especialistas del hospital. Carlos Carvajal Tolosa, psiquiatra del hospital, afirma que “la familia es definitiva porque de alguna manera son las personas que están ayudando o complicando los problemas de la persona”. El fin de semana se aproxima, los salones de terapia quedan vacíos durante ese tiempo. Las visitas terminan todos los días a las cuatro de la tarde, los familiares salen del lugar y los pacientes regresan al aislamiento de los pabellones. Serán unos días largos.


Teatro y literatura bajo el efecto de un universo tan bizarro como fascinante

Escribir es una fiesta Juan David Pascuales Morales es un arriesgado autor que le apuesta a la escritura de textos dramáticos, un género poco explorado en nuestros días. Manuela Gómez Quijano manuelita85@gmail.com

Entre sus letras se escucha la música que hace eco en bares oscuros, la agonía de Janis Joplin inunda su universo, en donde dos personajes aprenden que el amor es eso que duele tanto como para vomitar todas las cervezas tomadas en una alcantarilla del centro de la ciudad.

Lilith y Grillito se besan LILITH: ¿Te gusta besarme? GRILLITO: Me encanta. LILITH: ¿Por qué? GRILLITO: Porque no importa dónde te bese; no importa si es en una trinchera o a la entrada de un circo, o en una ciudad donde todo arde; no importa si te beso en la espalda o en tus lunares rojos, o en tu cuello de demonio; no importa dónde te bese, porque será como renunciar al tiempo, a lo palpable, como cuando Johnny toca el saxo…

Los ritmos del músico francés Sergent García, vienen en sus historias como revelaciones de una ciudad que revienta, un mundo que llega a su fin, mientras dos amantes se entregan a las pasiones antes de la hecatombe: Cuando te beso recuerdo aquella canción de Sergent García… “Cariño, ven, esta noche me siento tan solo, hace frío y mi alma vacila sin consuelo; la policía por la calle pasa despacio, acechando toda clase de elemento; cierra la cortina, túmbate a mi lado y juntos esperemos el final del mundo; crece la paranoia, soldados en patrulla; tiembla Babylonia que esta noche es mía”.

Escribe Juan David Pascuales en su obra dramática “Cuentos dulces para niñas hipoglicémicas”, letras viscerales que dibujan mundos en donde extraños personajes habitan diferentes asuntos de la condición humana.

Probar suerte Los jurados del Concurso, felicitaron a Juan David por arriesgarse en su propuesta dramática. Pascuales defiende la libertad a la hora de la escritura “en la escena todo es posible, desde una conversación en un ascensor hasta tempestades y muertes”.

El amor y las pasiones, la música y la literatura se mezclan con el odio y la crítica social. En escenarios sicodélicos el autor nos regala frenéticas historias acompañadas siempre por la risa, pues en la hora de lectura de sus textos se mezclan sus carcajadas con las de los desprevenidos lectores.

En el 2008 ganó el Premio de Dramaturgia de la Secretaría de Cultura Ciudadana, con la obra “Manual de zoofilia para el obrero troskista”. Para Pascuales esta obra es un zafarrancho, un despelote de géneros que al final son entendidos como un bloque enlazado inteligentemente entre sí.

Para Juan David, escribir es una fiesta, una parranda. Su hora la noche. Música, buenos videos, poesías y recuerdos lo acompañan mientras escribe. Hace diez años se dedica a la cuentería y a la improvisación artística. Tal vez por eso, desde el 2007 se dedica a escribir textos dramáticos. La relación entre la literatura y la escena siempre ha estado presente en este joven que es además un apasionado cinéfilo.

El premio

“Escribir en tiempos de penuria, en tiempos de felicidad, en cualquier tiempo. Al punto del Apocalipsis o cuando esto se vuelva un paraíso hippie”.

Con la obra “Cuentos dulces para niñas hipoglicemicas”, Juan David ganó el Premio Nacional Colombo−Francés de Dramaturgia 2007, otorgado por el Ministerio de Cultura a través del Programa Nacional de Estímulos. Un viaje a París, la publicación de su obra en español y francés, además de 15 millones de pesos, fueron entregados a este arriesgado artista de 26 años. Las historias de amor de tres jóvenes hermanas atraviesan este texto dramático. Fragmentos de un amor trágico, con el estilo sicodélico y urbano, propio del siglo XXI. “Hay que hacer divertida a la dramaturgia”, dice Juan David, quien no obedece a las reglas de la teoría dramática. Sus relatos son explosivos. El que escribe le habla al que actúa y las típicas acotaciones secas y directas del teatro clásico, son increíbles fabulaciones. Pascuales, poetiza estos elementos y crea su propio universo teatral. Su propuesta es arriesgada, personajes disímiles que se cuentan historias entre sí. Un Grillito y una mujer llamada Lilith se besan, mientras otra pareja se declara su amor al frente de una trinchera y, más adelante, un padre le habla a su hijo desde la oscuridad de un calabozo.

Juan David comenzó estudiando Derecho en la U. de A., luego estudió un poco de Filosofía y al final, terminó por dedicarse de tiempo completo a la escritura. “Es un parche quedarse un mes escribiendo una obra y después mandarla a los concursos a probar suerte”, comenta el autor, quien afirma que muchos escritores de la ciudad se pierden oportunidades por no investigar las becas y estímulos otorgados por la Secretaría de Cultura.

El autor cuenta despacio, que el bogotano Rafael Chaparro, lo dejó con un rayón en la cabeza con su libro “Opio en las nubes”. Su prosa, alimentada por los olores y sonidos de la urbe, influenció la obra de Pascuales, que revela casi siempre los movimientos de las ciudades, declarando constantemente una actitud crítica frente al sistema. Ahora dedica sus noches a escribir una novela, en donde elige un papel serio de fabulador. Es decir, es protagonista de sus propias ficciones. Si escribe que está bajo el efecto del LSD, es porque antes de empezar a escribir probó los ácidos. También puede escribir con dolor en los dedos, por que mientras describe un derramamiento de sangre se cortó un poquito a sí mismo. Todo “por regalarle un momento único a la literatura”.

“Para Juan David, escribir es una fiesta, una parranda. Su hora, la noche. Música, buenos videos, poesías y recuerdos lo acompañan mientras escribe”.

11


Convertir la lectura en actitud para formar ciudadanos libres

El periodista es un guía de la información Cortesía El Colombiano

12

Los padres de familia deben retomar su compromiso de leer con los hijos, para que éstos puedan ampliar la mirada de la vida y la cultura. Es algo que se logra con el ejemplo, no con la imposición. Natalia Fernanda Álvarez Arenas nafe84@gmail.com

La prensa y la educación son los únicos vehículos posibles que posibilitan la formación de lectores con criterio. Esta es la posición que tiene el profesor español Alfonso García, invitado especial al Seminario “Prensa y Educación, en equipo para la formación ciudadana”, realizado el pasado 6 y 7 de mayo en la UPB, como parte del trabajo en conjunto que lleva a cabo esta institución y El Colombiano. El profesor García, quien fue el ganador del Premio Nacional de Fomento a la Lectura en España, pertenece al Observatorio Nacional de la Lectura y el Libro y es coordinador del suplemento literario del Diario de León de España, considera que en la sociedad actual, la que él llama la sociedad del vértigo, los medios de comunicación son los únicos vehículos que posibilitan realizar lecturas de la realidad y por tanto son gestores del conocimiento y la información, elementos básicos para la participación de los ciudadanos. A propósito del tema, Contexto entrevistó a Alfonso García. C: ¿A qué se refiere cuando habla de las sociedades del vértigo? A.G: Vivimos rápido, vivimos para consumir, vivimos de apariencias en donde fundamentalmente se desarrolla una vida externa, así el cultivo de la interioridad queda nulo, entonces no hay reflexión, porque al vivir tan rápido sólo tenemos tiempo para trabajar y conquistar. Aún así considero que son precisamente estas sociedades de vértigo las que nos harán parar y preguntarnos ¿a dónde voy?, y darnos cuenta que efectivamente no tenemos claro para dónde vamos. C: ¿Considera que los medios de comunicación están comunicando adecuadamente esas sociedades del vértigo? A.G: Yo creo que hasta ahora los medios se han conformado con ser testimonio de esas sociedades vértigo. Por eso pienso que esta crisis que estamos experimentando a nivel mundial, nos está poniendo a todos en nuestro sitio, porque vivimos al margen de nuestras posibilidades, y esta crisis indudablemente les está obligando, a los medios de comunicación, a cambiar el chip de los modelos periodísticos

“Esta crisis indudablemente les está obligando, a los medios de comunicación, a cambiar el chip de los modelos periodísticos tradicionales”, afirma Alfonso García.

tradicionales. El periodista ya se convierte en guía de todos los nuevos procesos de información, para que el ciudadano tenga su propio juicio, para socializar la información, para que el lector sea quien finalmente tenga los criterios periodísticos. C: Al hablar del ciudadano y de formar en ellos el criterio periodístico, ¿cree usted que realmente estamos logrando construir ciudadanía a través de los medios? A.G: Creo que los medios estamos limitados ahora mismo por razones políticas y económicas, y aunque considero que es legítimo que tengan una posición definida, no considero ni creo ético que por ello los medios tengan que dejar de ser claros y que esas “dependencias económicas, publicitarias y de poder”, limiten el principio de formar ciudadanos. Precisamente en este instante, una avalancha de medios de comunicación empiezan a hacer una reflexión, porque los diarios van de capa caída, pero el problema no es darse cuenta que los lectores de prensa están disminuyendo, el problema es analizar qué está sucediendo, además de ser conscientes de que se está perdiendo un gran segmento poblacional al que no le interesa lo que le estamos contando. C: Cuando dice que la sociedad está rentabilizando la lectura ¿a qué se refiere? A.G: Cuando hablo de rentabilizar la lectura no es economía, aunque no hay que despreciar este aspecto, pero yo hablo de que estamos convirtiendo la lectura en una actitud, y cuando algo se convierte en actitud natural, positiva, como acto habitual, creo que es rentable. Ese esfuerzo que están haciendo tantos profesionales desde los medios de comunicación, desde la enseñanza, desde las editoriales, y desde ciertas administraciones, está haciendo que en el día de mañana tengamos ciudadanos más libres, porque induda-

blemente todo lo anterior les ha arrastrado a formar opinión. C: ¿Cree usted que la escuela ha cambiado y con ella la familia? A.G: La familia ha cambiado muchísimo. Las circunstancias económicas han hecho que aquella familia nuclearizada, con una autoridad casi tribal al frente, haya cambiado. Esta familia cambió principalmente por lo económico, ya que comenzaron a tener más necesidades y por eso necesitaron más dinero para suplirlas. Debido a lo anterior comienzan a desaparecer los pueblos, y ocurre entonces un desplazamiento hacia las ciudades. Esto ha hecho que ambos padres se diversifiquen y trabajen más, por lo tanto los chicos crecen frente al televisor, prácticamente en soledad. Ese cambio de familia ha hecho que disminuya la natalidad y que los hijos sean llevados a la escuela, cediéndole a la institución la responsabilidad y el derecho de educarlos. C: ¿Cuál es el papel de la familia en el proceso de construcción del criterio y fomento de la lectura en un niño? A.G: Claro que tienen que ver mucho, pero considero que el gran aporte lo deben hacer desde el ejemplo. Los padres no se ganan nada exigiéndole a un chico que lea, cuando él no los ve leer. Indiscutiblemente si yo crezco viendo leer a mis padres, desde prensa hasta literatura, en esa medida por más que me aleje de la lectura, voy a volver a ella. No se trata de obligar, sino de recalcar la importancia de la lectura, inculcarla con el ejemplo y complementándolo con el análisis de los textos que se leen. No hay que olvidar lo que nos decía Berkenstein “los limites del lenguaje, son los limites de mi pensamiento”, y lo importante es abrirle el mundo al niño, al joven, para que sean mejores ciudadanos y puedan tener criterio, haciendo mejores lecturas de la realidad.


Un medio de transporte para visitantes y lugareños

En motorratón por Jardín En 1999 una extraña mezcla de moto y carro empezó a circular por las vías de Jardín. Diez años después, 50 motorratones ruedan por adoquines y caminos sin asfalto que llevan habitantes y visitantes a sitios turísticos y a sus veredas.

Viviana Andrea Londoño vivi1909@hotmail.com “Ring” y las herraduras de los caballos golpeando el suelo, “ring” y el bullicio de la plaza en la que se venden verduras, frutas y artesanías. “Ring” saliendo de un teléfono sostenido en un muro de la calle que parece agredir el orden preconcebido de los elementos que tienen lugares asignados en la memoria. “Ring” y varios hombres parados en la acera se miran buscando el elegido. “Ring” y alguien contesta. - Servicio de motos La Tampa muy buenas tardes- ¿Por la salida para Serranías?- Ya voy para alláEs Juan Diego Arango, conductor de una de las motorratones de Jardín. Cuelga el teléfono de plástico azul que sostiene el muro de la calle del bar “La Tampa”. Deja un tinto sin terminar, verifica con sus compañeros que es su turno, enciende su motorratón roja al tiempo que sintoniza una emisora y arranca sin premura a su próxima misión.

Viviana Londoño

En Jardín, no sólo repica el teléfono en el punto de acopio “La Tampa” al frente de la iglesia principal, también suena en otros dos en los extremos de la plaza. En “Las Colonias”

ubicado a media cuadra del primero y en “Cuchillas” al lado izquierdo de la iglesia. Sus nombres corresponden a los negocios que les permiten sacar el cable del teléfono hasta la calle.

El valor de la carrera Verde, rojo, azul y blanco son los colores de las motorratones, que parecen exhibidas para la venta, cuando esperan estacionados la señal del teléfono o la llegada de cualquier pasajero que esté buscando un aventón. Mientras tanto, juegos como el dominó o las cartas son la mejor alternativa para esperar el próximo viaje en un pueblo en el que las casas se niegan a volverse jóvenes y mantienen sus características del pasado. “Cuando yo compré la moto sólo habían siete motorratones”, dice Juan Diego, fundador del punto de acopio “La Tampa”. Recuerda que empezó con el trabajo en el 2002: “En Las Colonias me cobraban 1 millón 500 por el derecho a la línea, entonces se me ocurrió montar otro punto”, explica Juan Diego, cuando llega de nuevo a esperar su turno en el punto donde trabajan otros ocho conductores.

1.500 pesos vale la carrera mínima en motorratón y comprende un recorrido sencillo por el casco urbano. Tarifas preestablecidas reemplazan los taxímetros que todavía no les hacen falta. Una vuelta por el pueblo que dura 20 minutos vale 6000 pesos y es la carrera más costosa. Los precios son acordados entre ellos y en diez años la mínima sólo subió 500 pesos. No sólo pasajeros viajan en sus pequeñas cabinas, también encargos que van de un lugar a otro son encomendados por sus dueños a los conductores que ya conocen. En Jardín todos saben quienes son los muchachos de las motorratones, como dice Mariela Arango propietaria de “Dulces el Jardín” cuando se refiere a la importancia de este servicio en el pueblo: “Ellos siempre me traen visitantes al negocio, son los que más mueven los turistas, por eso siempre que tengo un pedido lo mando con ellos”.

Entre la informalidad y la legalización Hasta el año pasado cualquier interesado en trabajar en el negocio, podía viajar a Medellín a comprar una mototaxi y llegar a Jardín a unirse a uno de los puntos de acopio. Hoy no es posible porque a partir de enero de este año, un decreto restringe la llegada de nuevos automotores para impedir el exceso de estos vehículos en circulación y al tiempo busca la legalización de los mismos. Sólo es posible comprar una motorratón que ya esté en uso o trabajar para alguno de los propietarios.

“A mi me han ofrecido hasta 14 millones por mi moto pero no la vendo”, dice Juan Diego con orgullo cuando indica que es un trabajo tranquilo y bien remunerado. Si se tiene en cuenta que según el DANE Jardín cuenta con 17.500 habitantes y el flujo turístico es bastante elevado, en un fin de semana una motorratón puede hacerse hasta 120 mil pesos por día, con un promedio de ocho a diez carreras. Los motorratones viajan por Jardín sin ninguna supervisión, sus conductores no tienen jefes que cuenten los minutos, no hay contratos, ni prestaciones pero sí mucha libertad a la hora de organizar sus turnos de acuerdo con el propio ritmo de trabajo. A pesar de esto, los dueños de las motorratones saben que necesitan la legalización para mantener este oficio a largo plazo, aunque el oficio puede transformarse y aumenten los requisitos para conducir sus moto taxis. En un paseo que no pasa de 60 km por hora, los que utilizan las motorratones pueden sentirse más cerca del aroma de los cafetales, de los cultivos que hacen del entorno un paisaje organizado, del pasado al frente de las casas de bahareque adornadas con flores, de hombres que se resisten a abandonar el sombrero y de tiendas donde todavía se vende la carne colgada en ganchos. Con vidrios de plástico que se bajan con un cierre, adornos casi siempre religiosos que hablan de cada uno de sus dueños, cabinas impecables por las caricias constantes de un trapo rojo y la música que anima los recorridos; “los motorratones son una diversión para los visitantes, un servicio indispensable para los habitantes del municipio y el sustento de 50 familias”, así resume Juan Diego antes de partir con dos turistas extranjeros hacia un trapiche cercano.

Un promedio de 10 carreras se hacen en este particular servicio público de transporte, que cubre el sector urbano y algunas veredas del municipio.

13


Una mirada breve a una cultura inmensa que vive entre nosotros

Los musulmanes de Medellín 14

Juan David Villa Rodríguez Juanda0812@yahoo.es La Mezquita de Medellín está en la sala de una casa del barrio Belén, en la calle 28 Nº 73-36. Una casa como cualquiera otra, en un segundo piso con un balcón amplio despejado, dos ventanas grandes, puertas cafés, techo de madera barnizada, paredes blancas de hace años con un tablero acrílico que específica las horas de las cinco oraciones diarias, una imagen de la impresionante Mezquita del Profeta en Medina y un cuadro con los 100 nombres sagrados de Dios.

Desde hace ocho años se conformó la primera comunidad en la ciudad. Son aproximadamente 300 hombres y mujeres acogedores, simpáticos, pero sobre todo, practicantes y fieles a un estilo de vida diferente.

diminuto, que seguramente algún día fue sala de televisión, donde se dictan los cursos de islam y lengua árabe. Está contiguo a la cocina integral, frontal al salón donde se reúnen las mujeres de la comunidad y diagonal a las escaleras que van a dar al tercer piso.

El Centro Cultural Islámico de Medellín

La puerta siempre está abierta: el Islam es la religión de la hospitalidad. La Mezquita está en la primera sala, cubierta por tres tapetes largos de color verde. Y no de cualquier verde, no: del verde del Islam, del verde del turbante del profeta Mahoma. Los tapetes tienen arcos pintados formados por columnas y flores azules claras, verdes y amarillas, arabescos en cada extremo que forman dos líneas paralelas que sirve de guía para que en el momento de la oración –Salat: cinco oraciones diarias- el musulmán sepa dónde pararse y nadie esté delante de otro.

Es la entidad con personería jurídica que agrupa a la Comunidad Islámica. En el Islam la comunidad se llama ummah, palabra que deriva a su vez de umm que significa madre. En el Islam, bien contrario a lo que se cree, la mujer es el eje fundamental.

La Mezquita huele a sacro, huele a perfume fresco, huele a humo sutil. Para entrar toca descalzarse por dos razones sencillas: porque es lugar sagrado de culto y porque al orar se pone la frente sobre el tapete y nadie querrá poner su frente en un tapete lleno de suciedad de calle. Por eso los zapatos y su mugre mundana se dejan en el suelo descubierto o en los resquicios de un cajón de madera. Al otro lado del tapete hay varios pares de chanclas cafés para poder seguir hacia el salón

En la ummah no hay jerarquías. Cada quien hace lo que puede por sus hermanos de fe. Julio César Cárdenas se convirtió en Abdullah ben Sadiq cuando encontró la mejor forma de vida: la que le proponía el Islam. Es algo así como el líder espiritual y el encargado de las actividades culturales que incluye dictar los cursos. Y es filósofo de la Universidad de Antioquia, y candidato a magíster de la Universidad Pontificia Bolivariana en teología. Conoció el Islam en la universidad, luego de

La ummah de Medellín se constituyó hace unos ocho años, cuando el señor Habdul Haaq comenzó a buscar a los árabes residentes en la ciudad. De allá hasta acá la comunidad fue creciendo hasta fundar la Mezquita y el Centro Cultural.

“Exigimos el respeto que damos. Respetamos todas las religiones y acá en la Mezquita recibimos a quien quiera entrar, eso sí con el debido respeto, y no le preguntamos ni de qué religión es… Es que aquí todos somos iguales”. A las 12:30 de la tarde los musulmanes se reúnen en el Centro Islámico para la oración comunitaria. En el acto puede participar cualquier persona, sin importar su formación o estrato social.

estudiar muchas religiones. Era católico por supuesto, hijo de padres de rosario diario. Abdullah es paisa, sencillo e inteligente. Habla un español apurado, como si fuera el árabe coránico que enseña a quien quiera, a quien sienta curiosidad por conocer la religión más grande del mundo en cuanto a seguidores se refiere: según el mismísimo Vaticano el 19% de la población mundial es musulmana y el 17% católica. En Medellín hay unos 300 musulmanes que conforman unas 50 familias. La mayoría conversos colombianos, unos setenta extranjeros que encontraron el Islam en el camino, es decir, que no descienden de familia islámica, y sólo una mujer turca. Las mujeres son mayorías, según Abdullah doblan la cantidad de hombres: “El Islam le otorga un valor a la mujer que no se lo otorga el cristianismo… y vienen en busca de eso”. Todos ellos mantienen el Centro Cultural con donaciones –caridad- y trabajo. Al Centro Cultural no entra un solo peso por las clases que se dictan todos los sábados porque nadie puede lucrarse de la religión. “El profeta Mahoma, la paz y la bendición estén con él, maldijo a quien se lucrara de la religión”.

Ante los ojos de una ciudad amable Los primeros árabes, que eran cristianos y les llamaban maronitas, llegaron a Colombia –a la Costa Caribe- entre 1880 y 1920. Precisar cuándo llegaron a Antioquia es complicado y cuándo llegaron a Medellín aún más. En todo caso luego hubo dos oleadas más: entre las dos guerras mundiales, es decir, de 1920-1940, y una tercera que arrancó con el fin de la Segunda Guerra en 1945. En cualquier caso la presencia árabe en Medellín es clara y se evidencia, como señala Memo Ánjel, en la existencia de nombres como Omar y por los casi 4000 arabismos que componen nuestro idioma. En Medellín, dice Abdullah, se sienten acogidos, admirados, respetados: “porque aquí saben qué es el Islam y no se quedan con la versión que dan los medios y vienen acá y preguntan”. Sin embargo, no falta quien haga chistes que a ellos ni siquiera los ofenden: “Ocurren cosas con le gente que ignora lo que realmente es ser musulmán. Cuando salimos hacia otra ciudad nos ha ocurrido que en los peajes algún soldado nos dice: oiga Osama, entrégueme el pasaporte”. El Islam enseña a ser pacientes, sin ofuscaciones les explican que no todos los musulmanes son como el famoso Bin Ladem, como no todos los católicos son como Pablo Escobar.


Las mujeres también hacen carambolas

La chica del tres bandas “Para jugar billar hay que tener mucha fuerza mental, constancia y disciplina”, así habla Alejandra del deporte que le roba sus tardes desde hace tres años cuando visitó por casualidad un salón de billares con unos amigos.

Cuando son las cinco de la tarde, aparece su figura delgada en la puerta. Entra sin apuros, mira alrededor con ojos que ya conocen el lugar, le pide al encargado su llave, abre un cajón de madera y saca su taco. Viste su mano izquierda con un guante que deja tres dedos desnudos. También se peina el cabello negro con su mano derecha, acaricia la punta del taco con una tiza y se prepara para atacar al contrincante que siempre será un hombre.

Alejandra ya no recuerda en cuántos campeonatos ha estado. No se le olvida en cambio que en todos la conocen. Aunque todavía no gana todavía en ninguno de ellos, los compañeros aseguran que es una buena jugadora y lo más importante: es la única que se atreve a jugar tres bandas con ellos. Viviana Londoño

Viviana Andrea Londoño vivi1909@hotmail.com

No, no hay sudor, tampoco porristas. No salpica el agua, no hay cuerpos atléticos ni bien formados. Los aplausos son pocos, las empresas no están ansiosas por patrocinar a sus jugadores y no tienen un lugar en los juegos olímpicos. Se encuentra al fondo de cantinas y cafeterías, acompañado con cervezas, copas y pocillos de tinto. Sin embargo, el billar es un deporte y además uno de los más practicados en Antioquia. Así dice Piedad Pérez, propietaria del Palacio del Billar, principal distribuidor de accesorios, cuando señala que en Antioquia, cada pueblo cuenta por lo menos, con un negocio de billares. La mesa en el centro, vestida con un paño verde y parada sobre madera casi siempre de cedro, es el punto de encuentro. Las que definen el juego son tres bolas de marfil: una blanca, una roja y una amarilla. Las mismas que permanecen guardadas en un reloj electrónico colgado en la pared que se activa cuando las tres salen a rodar por la mesa y sólo se detiene apenas regresan allí. Alejandra acaba de sacarlas.

Ser la mejor

Alejandra, una publicista que dedica cinco horas diarias a la practica del billar, con un propósito: ser la mejor.

Ella tiene 27 años, pero el rostro y la sonrisa son de alguien mucho menor. Entra al billar sin prevenciones, hace mucho que las miradas y piropos dejaron de atormentar sus prejuicios. Se la pasa con sus compañeros cinco horas diarias, sin dejar atrás la mujer que también es publicista cuando no está jugando billar. Para la chica del tres bandas, la calidad del juego no la define el sexo, sino el estilo y las estrategias de cada participante. “Yo no quiero ser la única, quiero ser la mejor”, dice “Aleja”, como la conocen sus amigos de billar, mientras se le escapa una bocanada de humo de sus labios. “Yo quiero que llegue una mujer con la que pueda jugar y probarme que puedo ser la mejor” y suelta el cigarrillo para beber un poco de Coca Cola. Estilos de billar como el pool o el libre tienen muchas seguidoras sobresalientes. En la modalidad tres bandas ella es la única jugadora profesional en Colombia. La piel blanca, el cuerpo liviano y unos ojos pícaros y atentos sobresalen entre voces roncas de hombres que visitan todos los días el billar La Estrella en el municipio de Envigado. La Estrella es uno de los tantos billares que hay en Colombia. Los visitantes allí generalmente son los mismos, reconocidos por apodos como “Frutiño”, “Carehueco” o “el Pecoso”. Todos saben cuál es el más “perro” porque hace más carambolas o el “marrano” con el que ningún “perro” quiere jugar porque no sabe, o los “patos” que sin jugar ni consumir se la pasan todo el día en el billar.

Deporte de reyes Aunque poco se conoce de la historia del billar cuyos inicios se pelean los franceses e ingleses, hay indicios que Luis XI lo jugaba. Este deporte empezó a practicarse por los reyes y luego fue tanta su popularidad que permaneció en esos sectores hasta el momento, como dice Piedad Pérez. En 1610 se abrió el primer billar público en París y el primer campeonato oficial fue en Inglaterra en 1827.

15

El taco empuja la roja y el tiempo se detiene, no existe nada más que la historia de la mesa, el recorrido de la bola, respiración, tas, primera banda; tas, segunda banda, tensión, fuerza. Tas, tercera; rueda la bola con vida propia, en un mundo intocable en el que ya todo está decidido, tas le da a la amarilla, tas toca la blanca. Triunfo. ¡Carambola! “Este es un deporte en el que se usa la matemática y la geometría para calcular las jugadas. Es como el ajedrez en el que vos estás pensando constantemente”, dice Alejandra mientras señala unos puntos blancos marcados en la mesa que son los “diamantes” que le indican al jugador la operación matemática que debe hacer para lograr la carambola.

“Hay que tener plata” La hora de una mesa de billar para jugar un “chico” cuesta en promedio cuatro mil pesos. Es una regla establecida, según la tradición, que el perdedor pague la cuenta, a la que se suma las apuestas, que pueden ir desde poco hasta grandes sumas de dinero o propiedades. “Jugar billar, empuñar un taco implica un reto, la necesidad de auto superación. El encuentro cercano con un contrincante que mide qué tan bueno puedes ser”, así define Alejandra este deporte que, aunque asociado con licor y cantinas, es una alternativa de esparcimiento y disciplina. “Un deporte que todos podrían practicar y aprovechar en pueblos donde las ofertas deportivas son muy pocas”, como lo dice Piedad Pérez. Hoy Alejandra ganó el “chico”, coge el taco con orgullo y le entrega la mano derecha al contrincante como siempre lo hacen los jugadores después de terminar cualquier encuentro. El apretón de manos es el reconocimiento al otro por el trabajo desempeñado. Devuelve las bolas al reloj, desarma su taco de madera maple y lo guarda de nuevo en el cajón. A las 10:00 de la noche regresa a su casa.


En las universidades, cualquier espacio sirve de parqueadero

La soledad de las bicicletas 16

La sombra de un árbol es lo mejor que le puede pasar a una bicicleta. Allí se pasan las horas del día, mientras sus dueños terminan las clases y deciden volver a sus hogares.

Natalia Andrea Sánchez Acevedo dubambi@hotmail.com Además de los beneficios ecológicos, las bicicletas son un medio de transporte cómodo y ágil. Una de las ventajas es el parqueo. Mientras los dueños de los automóviles se estresan porque no encuentran donde van a dejar su vehículo, el ciclista escoge el árbol, el poste de energía y hasta la señal de tránsito para dejar su vehículo.

Tampoco tiene que preocuparse porque le rayan el carro o se le roben el equipo, sólo basta una cadena, para amarrarla. El espacio que requiere es poco, algo así como el ocho por ciento de lo que ocupa un automóvil en un parqueadero.

Ver una bicicleta sola es un juego para la imaginación. Ellas reflejan la personalidad de su dueño: un deportista, un hippie, un profesor o un empleado.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.