Contexto Ed. 29

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ISSN 1909-650X

Facultad de Comunicación Social - Periodismo UPB - Medellín, septiembre de 2011, No. 29

“…y sobre esta ciudad edificaré mi iglesia”

El abrazo con la virtualidad Pág. 2 San Antonio no sólo trae novios Pág. 7 El boom de las productoras audiovisuales en Medellín Pág. 11 En fuera de lugar Pág. 13

Fotografía de la iglesia de San Benito de Palermo: Diego Andrés Sánchez Alzate


La cátedra de TIC debe ser dictada desde la infancia, según la Ley 1341 de 2009

El abrazo con la virtualidad Andrés Felipe Salgado Céspedes andfel05@gmail.com

Si hace algunos años los maestros ya debían pensar en nuevas metodologías para generar mayor interés en sus estudiantes por las temáticas de clase, actualmente la educación virtual y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) les dan la posibilidad de llevar sus cursos a salones de clase virtuales. La capacitación permanente, la responsabilidad y el uso creativo de los recursos virtuales son aspectos en los que, también, los estudiantes y las organizaciones del Estado deben esforzarse para que la educación virtual sea realmente productiva y sus mitos, como que es menos estricta, se derrumben. Juan Domingo Farnós Miró, investigador y docente español, dice que hay un gran desconocimiento sobre la educación virtual y, con esto, desinformación, miedo y recelos frente a ella. “Casi nadie conoce la Web 2.0. Algunos creen que son un conjunto de herramientas que, si no se conoce su funcionamiento, nada podrán hacer”. Por esto, la sensibilización y la capacitación que debe hacerse en un comienzo a los docentes es esencial, porque son ellos con sus conocimientos y la comprensión de las herramientas, quienes tienen la responsabilidad de adaptar los cursos que antes dictaban en el salón de clase real a aulas virtuales en las que cuentan con videos, audios y textos para promover la investigación y generar nuevas formas de interacción. “El primer legitimador es el maestro. Si éste no es sensible a la tecnología y no la usa como apoyo al aprendizaje, se está generando un problema. Primero hay que impactarlos a ellos porque es necesario que se apropien de la metodología, para que luego puedan replicar el trabajo a los estudiantes”, expresa Yan Camilo Vergara, gerente de Medellín Digital, quien agrega que la utilización en las clases de dispositivos móviles, computadores, tableros digitales, videojuegos y televisores inteligentes puede significar más conocimiento para cualquier persona.

Farnós Miró, por su parte, dice: “Los orientadores deben primero estar convencidos de que es necesaria la evolución, luego cambiar de actitud y finalmente aprender para que puedan ayudar a los estudiantes a ser mejores ciudadanos”. Medellín Digital, por ejemplo, desarrolla desde hace varios años con la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) el programa Ruta de Formación Docente, por medio del cual los educadores aprenden cómo integrar sus conocimientos a las TIC. Este año se están formando 1.020 docentes los que se formarán para llevar a sus clases las tecnologías y construir ambientes óptimos de aprendizaje virtual.

Quedarse en la casa: ¿no hacer nada? Mientras que en la educación presencial el docente tiene casi toda la responsabilidad porque se encarga de planear las actividades, lee y evalúa; en la educación virtual, dice Sergio Zapata Álvarez, administrador de la plataforma Digicampus de la UPB, el 80 por ciento de la responsabilidad la tiene el estudiante, porque del trabajo autónomo que realice aplicando los recursos, depende su aprendizaje. Ricardo León Valencia Lotero, docente universitario, afirma que hace varios años los directivos de las universidades se resistían a implementar la modalidad virtual en los cursos porque se pensaba que iban a incitar a los estudiantes a la holgazanería. El cambio, sin embargo, se está dando y las instituciones educativas ahora están más abiertas a ofrecer cursos virtuales, incluso, ofrecen pregrados y posgrados que en su totalidad se realizan por Internet. “Se tiende a pensar que la educación virtual es menos rigurosa, pero lo que se debe hacer es educar a los estudiantes desde el colegio en el uso del Internet de modo productivo y no solamente para el entretenimiento”, dice Valencia Lotero. Herramientas como Flickr, Facebook, Twitter, Google Docs, Youtube, Prezi, entre otras, pueden ser aprovechadas para promover la virtualidad en los cursos, siempre y cuando se utilicen con objetivos claros. De la mano de los recursos, son las plataformas virtuales de las universidades las que deben adaptarse a las necesidades de las personas en pro de su formación. Sobre las plataformas virtuales, Natalia Vivas Velasco, fundadora de la Comunidad Colombiana de Usabilidad, dice que son muy difíciles de manejar, lo que genera desinterés en docentes y estudiantes, además, inestabilidad emocional. “Ojalá las plataformas involucraran más las sensaciones de estar en una clase real. Hay que hacer investigación desde las instituciones para que mejoren. Las estructuras pueden ser buenas pero la interacción entre el docente y el estudiante no es consistente con el mundo real”, puntualiza Vivas.

Objetivos comunes

Laura Suárez Díaz

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Los docentes son los principales legitimadores de la educación virtual. Sus conocimientos, aunados a las posibilidades creativas de la Web, pueden fomentar en los estudiantes una actitud participativa, autónoma y colaborativa en procesos de aprendizaje.

La Fundación Marina Orth es una institución sin ánimo de lucro que nació en 2006 y está ubicada en Belén La Palma. Los programas One Laptop por Child (un computador por niño) y Step by Step buscan promover la virtualidad como forma de aprendizaje.

Las instituciones del Estado, como el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), son responsables de garantizar la cobertura y la calidad de la educación tanto presencial como virtual en el país, según lo dicta la Ley 1341 de 2009. Por tanto, los colegios y las universidades deben acogerse a sus decisiones. Sin embargo, según el docente Juan Domingo Farnós, es toda la sociedad la que está llamada a formar porque, de esa manera, la educación en sí misma sería inclusiva y permitiría acabar con la brecha social, económica y de conocimientos. Bernardo Restrepo Gómez, docente emérito de la Universidad de Antioquia, afirma en su texto Consideraciones en el aseguramiento de la calidad en la educación virtual que los procedimientos y las decisiones sobre calidad deben basarse en criterios claros que sean transparentes y tengan en cuenta las necesidades planteadas desde la naturaleza de la modalidad virtual. Los docentes dispuestos y capacitados para formar a los estudiantes, con el apoyo de las instituciones, no sólo harán posible que la educación virtual se asuma como un reto en la era de las TIC, como dice el profesor Ricardo Valencia, sino que también se trabajen y analicen como formas de crecimiento.


Editorial

Otras “guerras” por ganar

Los comentarios en tal sentido reflejan el pensamiento y el lenguaje bélico que desde hace años se instaló en el alma de esta Nación, y que a su vez redunda en el clima de polarización que aún padecemos: por más de una década en Colombia hemos pensado el presente y el futuro de nuestro país en torno a la guerra, entendida o desconocida como el conflicto armado que vivimos. Si bien los secuestros, la financiación del narcotráfico, los métodos de lucha que violan el Derecho Internacional Humanitario (DIH) como los ataques a la población civil, -males que no se inventaron en el Gobierno Santos- siguen haciendo parte

de la realidad de este país, consideramos que aún hay muchas otras guerras por ganar en Colombia si queremos construir una verdadera Nación. Ahora, el gobierno de Santos, para sus próximos tres años, deberá emprender una “guerra” frontal contra la pobreza, la inequidad, la corrupción, la discriminación, el desempleo, la falta de espacios políticos; pues estos males han sido, entre otros, caldo de cultivo para la expansión y el apoyo a los grupos al margen de la Ley.

Las últimas cifras presentadas por el gobierno muestran que Colombia sigue padeciendo una pobreza extrema; somos, como lo recordó Armando Benedetti, ex presidente del Congreso y aliado del Gobierno, uno de los países más inequitativos del mundo; continúan muriéndose pacientes afuera de los hospitales, mientras las EPS invierten en condominios y clubes privados; todos los días hay un nuevo desalojo de un deudor que no ha cumplido con la cuota crediticia al banco hipotecario.

El presidente Santos ha comenzado a dar pasos interesantes hacia la solución de problemas enclavados en la vida de esta Nación, como la Ley de Tierras y la Ley de Víctimas que al menos dignifican a quienes han padecido los rigores del conflicto, muchas veces sin siquiera entender. Ya dio el primer paso pero no es suficiente: tendrá que garantizar que no se quede en el papel y en las primeras imágenes propagandísticas de las devoluciones de predios a sus reales dueños.

“Golpes contundentes” a estas guerras también deberían hacer parte de la agenda del Gobierno, como también tema de preocupación de la opinión pública. Los medios de comunicación deberían hacer una cruzada para estar recordando a diario estos males, estas guerras pendientes, para que así mismo mucha parte de nuestra población entienda que no es sólo garantizando la seguridad en las carreteras para visitar fincas de recreo como se siente la protección de un Estado.

“…y sobre esta ciudad edificaré mi iglesia” Treinta y seis parroquias de Medellín y una de Bello festejan en 2011 sus Bodas de Oro. A partir de la edificación de un templo parroquial comienzan a configurarse nuevas dinámicas en barrios, pueblos y ciudades. El templo deja de ser mero espacio físico para convertirse en punto de reunión de las comunidades; y el sacerdote pasa de ser un evangelizador a ser el promotor de muchas iniciativas a favor de sus vecinos.

Caricatura

Mauricio Correa Calderón

Foto-imagen

Rector: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez / Decana de la Escuela de Ciencias Sociales: Érika Jaillier Castrillón / Director de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo: Juan Fernando Muñoz Uribe / Coordinador del Área de Periodismo: Juan José García Posada / Director de Contexto: Guillermo Zuluaga Ceballos / Editora gráfica: Natalia Botero Oliver / Periodistas: Ramón Arturo Maya Gualdrón • Korina Melisa Daza Zapata • Andrés Felipe Salgado Céspedes • Laura Suárez Díaz • Juan David Villa Rodríguez • Manuela Duque Carmona • Laura María Villamil Barrera • Hebert Rodríguez García • Diego Andrés Sánchez Alzate • Sara Vásquez Ochoa • Carolina Campuzano Baena / Foto portada: Diego Andrés Sánchez Alzate / Diseño y Diagramación: Ana Milena Gómez Correa, Editorial UPB / Impresión: El Mundo / Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social-Periodismo • Dirección: Circular 1a No. 70-01 bloque 7 • Teléfono: 3544557 • Correo electrónico: pcontexto@gmail.com • ISSN 1909-650 X

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Se hacen en estos días sesudos análisis sobre el primer año de gobierno del presidente Juan Manuel Santos. En la mayoría de los casos, los expertos y la opinión pública han sido benévolos con el primer mandatario; sólo lo rajan en el tema de seguridad y argumentan que Colombia está de nuevo perdiendo la guerra.


“Entre más viajes, más platica mijo” Hebert Rodríguez García heroz20@hotmail.com

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Ser un hombre de las carreteras obliga a ser amante de las madrupelotas en la calle hasta que llegó la hora de las responsabilidades. gadas, o al menos, tratar de fingir un placer por salir del lecho ca“Yo le dije a León que estudiara, que esta vida no era la que Bárliente y plácido para postrarse sobre el duro asiento del camión. bara y yo queríamos para él”, dice Cristóbal mientras se abanica Es 27 de junio. Llueve y hace frío. Preparo las maletas para iniciar la cara con un dulceabrigo. el viaje que me convertirá, si así puedo decirlo, en camionero. SoAmbos tenían su propio camión: español de marca Pegaso con el meterme a una dieta rica en grasas y harinas, dormir en hoteles que trabajaron gran parte de su vida. Cuando el Gobierno propubaratos junto a las carreteras y soportar extensas horas de viaje so la chatarrización de camiones viejos, ellos entraron a ser parte escuchando el bullicio del motor. de dicho proceso y con el pago del Estado por chatarrizar los dos Cristóbal García es un hombre de las carreteras. Se encuentra en Pegasos más unos ahorros, compraron la nueva máquina en la que la sala de su casa esperándonos a León, su hijo, y a mí para iniciar ahora viajamos los tres. el viaje. Sorbe chocolate caliente y devora unos panecillos tibios “Este nuevo camión es más potente. Al Pegaso uno le echaba diez que su esposa Bárbara preparó. toneladas y subía muy lento. A éste le echamos 17, que es lo per—Aliméntese bien mijo porque no hacemos parada hasta Cañasgormitido por las básculas, y sube sin problemas. Claro que si se le das, dice Cristóbal. cargan 20 hay un poquito más de plata por el flete”, dice León, León García también es un hombre de carretera. Está atragantánmientras gira con sus dos manos la cabrilla del Brigadier. dose de pan y chocolate aún humeante. Se levanta y se pierde en Luego de tres horas llegamos a Cañasgordas. El cielo deja escapar la oscura y lluviosa mañana a recoger el camión a tres cuadras de rayos de sol que se cuelan entre las nubes. León llena el tanque su casa en el barrio Santafé. Bárbara termina de empacar tres alpara luego sentarse a comer los alimentos preparados por su mamuerzos cargados de arroz, tajadas de plátano, carne y huevo duro dre. “¿Está bueno el chicharrón, cierto?”, dice. “Vea, coma más si para saciar el hambre durante el camino. “Eso es lo que da energía, quiere”, ofrece con la boca atragantada de comida. mijo”, dice Cristóbal mientras mete los almuerzos en una nevera Bárbara proporciona un abrebocas para el inicio del viaje. Luego, de icopor que arruma junto a avanzando en carretera, se delas maletas. be pensar en qué restaurante Hebert Rodríguez García La silenciosa y oscura mañana venden unos buenos fríjoles es interferida por el sonido del calientes, el caldo de costilla camión Brigadier que retumba bien sazonado o un bocachico a tres cuadras mientras avanza frito con patacones. por la carrera 65. León detiene La carretera hacia Urabá es el carro y Cristóbal y yo tomaagujerada y pantanosa. Romos las maletas para abordar. deada de montañas verdes Bárbara abraza a su esposo con que comprimen la carretera y un apretón fuerte como si fuera el río. Antes, por estos camiel último y en un “la Virgen lo nos, cuando la Fuerza Pública acompañe”, lo despide viéndono tenía dominio en la zona, lo ascender a la cabina. especialmente en el Valle de Antes de subir por las carrela Llorona, los grupos armados teras del occidente antioqueilegales hacían retenes en las ño cargamos de ACPM en una vías cobrando cuotas, especies El camionero León García vive los días y las noches tras el volante. Sus ojos no estación de gasolina en el secde peajes, y asesinando a quietor Estadio. El cielo empieza a se levantan de las líneas de la carretera. nes no pagaran. “Cuentan por aclararse. 270 mil pesos abasacá que había un líder guerritecen el tanque hasta Cañasgordas donde el camión debe abastellero que operaba mucho en la zona. Lo llamaban el Manteco. Una cerse de más combustible. vez capturaron a un soldado y le dijeron que se lo iban a llevar paCruzamos por los áridos paisajes de la cordillera que bordea la carrera el monte y él se negaba diciendo que al monte no se iba, que tera hacia Urabá, guiados por el Río Sucio y un cielo limpio que ilusabía que más adentro lo iban a matar y que mejor le dispararan mina los afluentes que nacen en Boquerón de Toyo y nutren los ríos. ahí mismo. El Manteco pidió a uno de los guerrilleros que le llevaEl Chevrolet Brigadier es un camión azul neptuno de diez ruedas ran la rula y le lanzó el peinillazo sobre la cabeza hasta que se la distribuidas a lo largo del chasis. Dos delanteras y ocho más en los partió en dos de una tajada, como una guanábana”, dice Cristobal troques traseros que sostienen la carrocería cubierta por una carpa con un tono de voz solapada mientras León chista con un gruñido negra donde van distribuidas veinte toneladas de arroz que deben y complementa diciendo: “muchos hijueputas”. ser llevadas hasta una bodega en Apartadó. La situación ahora ha cambiado un poco. Cruzamos el valle sin conCristóbal y León conocen los riesgos del camino, el olor de un buen tratiempos y acompañados de Fuerza Pública que saluda con señas plato en la carretera, una residencia modesta y un buen viaje para de pulgares arriba vigilando en la orilla. Los derrumbes o la carresu camión. Son exigentes con los platos que piensan consumir, con tera húmeda son ahora los mayores contratiempos. la cama para reposar en las noches y con los lugares por donde se Cristóbal y León evitan viajes que impliquen lugares como La Guatransporta la mercancía. “Con el tiempo uno aprende quiénes son jira, Ibagué, Cali, Doradal o Bogotá debido a otro riesgo de las vías: los que le dan buenos viajes”, dice Cristóbal. “Algunos intentan Los piratas terrestres. “En la Guajira uno corre el riesgo de que le mandarnos a extramuros peligrosos y como hay quienes tienen más quiten el carro y lo entren al desierto para que no lo encuentren. necesidad que otros, acceden”. Y si lo encuentra, no puede hacer nada porque lo matan”, cuenta León es un hombre callado de ceño fruncido. Cristóbal es un viejo Cristóbal con un tono de preocupación. “A un amigo le pegaron un conversador y simpático que señala los paisajes y cuenta historias tiro en la pierna por robarle el carro y lo dejaron cojo, por eso no sobre sus viajes. Ambos han ejercido esta labor por más de 20 años. nos gusta viajar por esas zonas”. Cristóbal por necesidad de buscar bienestar para su familia, salió Pasan las horas y el cielo se torna oscuro entrando a Chigorodó. de Sopetrán y se internó en el mundo del transporte. León, abanEstacionamos en un parqueadero y nos dirigimos a una casa donde donó sus estudios cuando aún era un chico y se la pasó chutando pasaremos la noche para madrugar hacia Apartadó.


Cuando no cuentan con la suerte de pasar la noche en casa de Divaniel, en el poblado de Casa Blanca, Urabá, pasan las noches en residencias de paso a bajo precio con ventilador, un par de catres y televisión con cable al bordo de la carretera. Recogemos el camión y nos montamos a la cabina con el cielo aún revuelto y ennegrecido. La luz del sol escarba entre las nubes opacas de la madrugada tratando de iluminar las llanuras. De pronto, en el cielo, avionetas monomotor sobrevolando las plantaciones de banano que se extienden a las afueras de Apartadó, un poco más allá de Turbo. Recorremos unos kilómetros hasta llegar a un parqueadero en la entrada de Apartadó junto a la Terminal de Transportes. Descargamos el arroz en una bodega durante la mañana y volvemos al estacionamiento a esperar algún viaje durante la tarde. “Es que entre más viajes, más platica mijo”, comenta Cristóbal.

Pero la tarde se extendió a días. Pasamos una semana con la misma rutina. Despertarnos en la madrugada, sentarnos bajo la sombra gorda de un palo de mango a esperar un viaje nuevo como el resto de camioneros que parquean en la zona. Alimentándonos cuatro veces por día con platos de pescado, caldo para levantar los ánimos y tomando jugo de chontaduro para menguar el calor. Esperamos un nuevo viaje, esta vez con banano, para aventurarnos en un nuevo recorrido a otro pueblo colombiano. “Salió viaje para Sincelejo”, dice Cristóbal. El brigadier despierta de un sueño profundo, luego de una semana quieto en el parqueadero. Ruge el motor y León conduce adentrándonos en las enormes bananeras; “¿listo para conocer las bananeras?”, me pregunta, pero esto es otra historia.

La luz de la memoria Ramón Arturo Maya Gualdrón ramon.maya@upb.edu.co

Los domingos en la mañana nos reuníamos los hermanos a desayunar y Susi y yo asumíamos una práctica que se volvió costumbre: cuando terminaba, me iba a la terraza para llamar a Claudia y la perrita, pendiente de ese momento, comenzaba a brincar cual cabra montés y en medio de una frenética danza, en la que se perseguía la inalcanzable cola, llegábamos hasta un tronco que servía de asiento, en el que ponía mi pierna derecha y sin que hubiera terminado ese movimiento, se encaramaba en ella, posaba sus patas sobre el muro y se ponía a contemplar la ciudad, de la que teníamos una vista espectacular; el viento jugaba entre sus largas orejas como si fueran las sueltas velas de una goleta y, con la lengua afuera, todo lo registraba con su impresionante olfato. Entonces parecía muy feliz. Mucho tiempo realizamos este afectivo juego, pero Susi envejeció, se llenó de tumores y se quedó completamente ciega. Sin embargo, no dejaba de esperarme a que terminara de desayunar; guiándose con su instinto se iba a la terraza y calculaba la posición de mi pierna, brincaba, quedaba con las manitos en el muro y con la lengua afuera; radiante, contemplaba el bello paisaje, que ya no veía, pero del que tenía perfecta memoria, memoria en la que además de los edificios y las montañas, estaba también la luz del sol mañanero de Medellín y estaba yo, que allí disfrutaba del contacto de sus dos paticas, tibias; la nuestra era una amistad alimentada por la memoria construida en la fidelidad a esta costumbre.

Hoy, después de años de muerta Susi, la memoria me sigue uniendo a ella y me permite disfrutar de la calidez de su afecto.

La memoria posibilita aprender del pasado y corregir los errores. La memoria es vida para el individuo y para la sociedad; aquellos pueblos que no la tienen son como hojas secas que el viento golpea y lleva a cualquier lado. Son los poderes los que la construyen, apoyados en la historia, si son honestos, pero cuando no lo son la falsean y así manipulan a la gente, lo que termina mal. La memoria elaborada sobre lo vivido en comunidad, estrecha los lazos de afecto entre los individuos, genera lealtad y hace posible vivir juntos disfrutando de la diversidad, gracias a la cual, puede construirse calidad de vida. La memoria posibilita aprender del pasado y corregir los errores. El sistema educativo contribuye con su desarrollo, pero se precisa una estrategia más poderosa; el fomento de las reflexiones estéticas sobre la historia, que es lo que hacen los creadores, quienes con manifestaciones culturales tales como la música, el teatro, el cine, la literatura, la poesía, entre muchas otras, ayudan a conservar la memoria y mantener presentes las experiencias del pasado, para construirnos como sociedad. Así lo han hecho algunos pueblos y han alcanzado un buen nivel de vida. Pero con nosotros los colombianos no pasa lo mismo, por culpa de la corrupción y la ambición desmedida que ha caracterizado a unas “élites” torpes y miopes, malbaratadoras de los recursos públicos, con lo que impiden que nuestros creadores puedan aportar con sus obras a la reflexión de nuestra historia.

Necesitamos industrias culturales para que los jóvenes artistas no tengan que ir por ahí mendigando algún apoyo para poder seguir trabajando. Las necesitamos para que no nos sigan ocurriendo una y otra vez las mismas catástrofes, tales como cuatro millones de desplazados, diez millones de hectáreas de tierras robadas a sus propietarios, masacres y fraudes inmensos al erario, todo en medio de la más brutal impunidad. La memoria poco gana con esas conmemoraciones monumentales en las que se llevan banderas de un lado a otro y en las que tropas de insolados reclutas marchan frenéticamente a ningún lado, ceremonias típicas de gobiernos expertos en montar ritos vacíos. Poco aportan a ella esos ceremoniales en los que se pavonean quienes han tenido éxito en la rebatiña por el poder, pues quedan marginadas las gentes que con su esfuerzo sí construyen lo social, desde sus lugares de trabajo y estudio. Pero hoy, una lucecita de esperanza parece encenderse, pues un proyecto de restitución de tierras ha sido presentado por el propio Presidente de la República al Congreso, gesto nunca antes visto. Si pelecha, si tiene éxito, por primera vez en doscientos desmemoriados años se hará justicia y entonces lo recordaremos y tendremos por fin esperanzas de construir una sociedad más sana y un Estado sólido, que se podrá encargar de fomentar la memoria sobre esas numerosas injusticias que poderosos, hasta ahora impunes, han cometido con millones de humildes colombianos, desplazándolos, amenazándolos y robándolos para satisfacer su insaciable ambición. Cuando ese día llegue, como Susi, podremos disfrutar de un bello paisaje que aunque no hayamos visto, nos dirá, gracias a la memoria, que se hizo justicia. Así los niños llegarán a sentir respeto por sus mayores.

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Susi era una orejona y bella coquer mestiza que llenó de alegría, con sus aspavientos, la casa de mi madre; llegó en una canastica de mimbre junto a Paco, un bello gato gris oscuro de ojos color violeta que amaba los tejados del barrio y la noche.


Contexto Septiembre

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Colombia en los años sesenta

Días de esperanza Juan David Villa Rodríguez juanda0812@yahoo.es

Días de fe en el país. De esos en que los espíritus de los pueblos se agrandan y parecen a punto de sus tiempos dorados. Había ya corrido mucha sangre luego de tres décadas de Violencia. Esa esperanza tenía nombre: Frente Nacional, una solución política al mejor estilo patrio: extraña y miope. En esencia era un pacto para terminar esa guerra entre militantes de ambos partidos, alternando presidente de uno y otro, y repartiéndose los puestos públicos por mitades en cada gobierno, durante 16 años a partir de 1958. El primer presidente del Frente fue un grande: Alberto Lleras Camargo, quien entendió, como ya lo había entendido uno de sus mentores, el presidente Alfonso López Pumarejo, que el conflicto era por la tierra y que, por tal, la pacificación llegaría con la repartición de la misma. Así que luchó por una reforma agraria que, según el historiador estadounidense David Bushnell, entre 1962 y 1979, les devolvió la tierra a 250.000 familias. Sin embargo, no logró del todo su objetivo. En todo caso, el Frente Nacional fue el placebo para el conflicto bipartidista porque no hubo puestos por los cuales matarse. Pero en sus entrañas crecían las guerrillas, herederas de las Liberales de los años cincuenta, que nunca negociaron con el Estado por desconfianza y se quedaron por fuera del Frente: ellos habrían de causar la sangre de las décadas siguientes. Esos tiempos de esperanza los resume con conocimiento de causa David Bushnell: “Se operó un crecimiento económico significativo y se dieron notables mejoras en la educación pública, pero no hubo cambios en los patrones generales de desigualdad social”.

El objetivo del Concilio era adaptar la Iglesia Católica al mundo moderno.

Hubo avances, continúa Bushnell, en las comunicaciones y los transportes, lo cual sirvió para evidenciar los problemas y reducir las diferencias regionales.

La Alianza para el Progreso Fidel Castro llegó a La Habana, Cuba, triunfante el primer día de 1959. Él, Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara y los demás guerrilleros del 26 de julio tomaron el poder luego de derrocar a Fulgencio Batista. El Gobierno estadounidense de Dwight Eisenhower vio en ello -si bien la Revolución no se declaró comunista hasta un par de años después- a su fantasma de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y conspiró para derrocar al nuevo gobierno hasta llegar, ya en el mandato de John Kennedy, al intento frustrado de invasión de Cuba en 1961: la Invasión a Bahía de Cochinos o Playa Girón. Este hecho, con histórico y heroico triunfo cubano, llevó inexorablemente a la enemistad de ambas naciones y la declaración de Castro de que su revolución era marxista y leninista. El espectro de la URSS se hacía peligrosamente tangible para los Estados Unidos. Cuba fue entonces el corazón de la Guerra Fría, y más aún en el momento caluroso de aquélla, un año después, cuando los misiles soviéticos apuntaron hacia la costa norteamericana desde la tierra de Fidel. Todo esto para explicar la razón por la cual el Gobierno Kennedy se inventó la Alianza para el Progreso: un programa de asistencia para los países de la América Latina con el fin de solucionar el desbalance de pagos, fortalecer y diversificar la agricultura (no depender exclusivamente del café, en el caso colombiano) y mejo-

rar la nutrición y educación de los niños. John Kennedy quería decir a los pueblos del continente que el camino correcto

1965, se realizó en 1962, -las últimas tres etapas se realizaron bajo el papado de Pablo VI-.

“La ciudad crece a un ritmo demasiado acelerado y el párroco, para ser verdadero pastor, debe conocer a sus fieles y que ellos lo conozcan”.

Arzobispo Tulio Botero Salazar.

era el capitalismo progresista y no el comunismo. En Colombia, la Alianza trajo 833 millones de dólares entre ayudas y préstamos durante la década. 8 millones fueron destinados al campo para mejorar su infraestructura y otros tantos para los escolares del país. Kennedy vino a Colombia a inaugurar Ciudad Techo, en Bogotá –costó 12 millones de dólares- que, después de su asesinato en 1963, se llamó Ciudad Kennedy. En el país, el triunfo de la Revolución Cubana trajo los vientos de la rebelión, seduciendo, en especial, a los estudiantes. El surgimiento de las guerrillas tiene todo que ver con ello: no tanto las FARC, que fueron más bien un grupo de autodefensa, pero sí del ELN, fundado mediando la década, con clara inspiración guevarista.

Concilio Vaticano II Un concilio es una reunión de la jerarquía católica para reflexionarse y mirar al futuro. El Concilio Vaticano II fue anunciado por el papa Juan XXIII, Angelo Roncalli, en enero de 1959, convocado en 1961 por el mismo Pontífice a través de la Constitución Humanae Salutis y cuya primera etapa, de las cuatro que tuvo hasta

El objetivo del Concilio era adaptar a la Iglesia Católica al mundo moderno. El ecumenismo fue uno de sus mejores frutos. El respeto por otros credos, que no había sido la característica más notable del catolicismo, tocó a la Colombia de entonces y cesaron las restricciones a las actividades religiosas de los protestantes. Además, la Iglesia Católica se separó del Partido Conservador. La preocupación por los problemas sociales del mundo, característica del papado de Juan XXIII, tuvo cuerpo y mente en la Medellín de entonces: el Arzobispo Tulio Botero Salazar. Monseñor Botero promovió una Iglesia al servicio de los desposeídos, más cercana a las realidades. Con este afán, el 2 de febrero de 1961 expidió un decreto que erigía 29 parroquias, de las 49 que serían construídas durante ese año. Así explicó esta revolución pastoral Monseñor Botero: “La ciudad crece a un ritmo demasiado acelerado y el párroco, para ser verdadero pastor, debe conocer a sus fieles y que ellos lo conozcan”. Ese crecimiento acelerado era fruto de la Violencia, una guerra rural que forzó a muchos hacia la urbe. Y fue en este tiempo de esperanzas y rupturas en que se fundaron estas 37 parroquias que, en 2011, festejan su cincuentenario.


Laura Suárez Díaz laurisud@hotmail.com

Ubicada en la esquina de la calle San Juan con la carrera Palacé, se dio a conocer gracias a que sirvió como escenario de la cinta “La virgen de los sicarios”. A punto de cumplir sus 50 años, es más famosa por el vicio y la indigencia que por su belleza arquitectónica. El templo está vinculado con el arribo de la Orden Franciscana a Medellín hace más de un siglo. Su construcción comienza en 1874, gracias a los esfuerzos del padre Benjamín Maschiantonio, quien intentó, mediante la erección del templo, fortalecer su comunidad. Para ello, eligió un solar que le compró a María Antonia Restrepo, quien tenía una capilla y un hospicio en honor a San Antonio. Según archivos de la parroquia, entre 1929 y 1945, ésta fue reformada por los franciscanos Mariano Cid y Fray Pelayo Gil, dejando la estructura que aún existe y que está conformada por tres amplias naves, una gran cúpula (la más grande de Medellín y la segunda más espaciosa de Colombia), altares de madera y un órgano español. En 1969, el altar mayor, el comulgatorio y el púlpito fueron destrozados. Iglesia de San Antonio es el nombre de varias construcciones religiosas en honor, advocación o patrocinio de un santo llamado Antonio, normalmente conocido como San Antonio de Padua. San Antonio nació en Lisboa en 1195 y murió en Padua el 13 de junio de 1231. La devoción que le han profesado los fieles por siglos parece deberse en gran parte a su humildad y sencillez. Sus padres eran acaudalados, según se dice, y querían verlo como a un distinguido hombre de sociedad. Él, en cambio, quería ser pobre por amor a Cristo y decidió convertirse en franciscano. Después de su muerte sucedieron muchos milagros, por eso es conocido como “Santo de los Milagros”. Es también llamado “Santo Universal” por ser reconocido y venerado por fieles en todo el mundo. Es a él a quien las personas le piden ayuda para encontrar objetos perdidos y las mujeres acuden para conseguir novio. Gloria Patricia Álvarez, habitante del barrio Castilla, lleva cinco años yendo a la parroquia porque le queda cerca a su lugar de trabajo. “Al principio me daba bastante susto porque uno siempre veía a los drogadictos

Además de inseguridad, carros en las vías vecinas y drogas, el Parque de San Antonio se asocia con cerveza, transmisión de partidos, Sanalejo y rumba. Sin embargo, muchos todavía no saben que allí hay una iglesia y, de los que conocen su existencia, pocos se atreven a visitarla. desde lejos, pero un día una compañera me invitó porque ella tenía esa costumbre y desde ese momento sagradamente voy de lunes a sábado”, dice. El templo, que en el día es evitado por muchos y que en las noches se transforma porque se hace visible gracias a la luz que lo envuelve, cumplió 50 años el pasado 30 de agosto.

A San Antonio llegó la transformación

Omar Echavarría trabaja en un almacén cercano y casi siempre visita el templo en hora de almuerzo. Él comenta que las misas son cortas y amañadoras. “Con el sector no tengo ningún problema y la gente que asiste es muy respetuosa”.

Parroquia de feligreses itinerantes

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Aunque el santo recinto no tenga viviendas ni casas vecinas, la asistencia a las misas es como la de cualquier parroquia: a algunas va más gente que a otras, como la de las 7:00 a.m. y la del medio día. Se realizan también primeras comuniones, matrimonios y confirmaciones; hay grupos de devotos y el 13 de junio, en las fiestas de su patrono, así como en Semana Santa y diciembre, “no le cabe un alma más”, afirma el párroco. Mientras que las demás iglesias son muy visitadas los domingos, la de San Antonio permanece muy sola. “En ese día no es tanta la gente porque no tenemos feligreses residentes”, dice el padre Martín Adolfo. “Es una parroquia de feligreses itinerantes que vienen de todos los sectores de Medellín”.

Hace unos 10 años el sector era asociado con inseguridad y los visitantes de la parroquia y caminantes eran víctimas de atracos en los alrededores de San Antonio. “El parque estaba invadido por los amigos de la calle, indigentes, borrachos y drogadictos”, cuenta el párroco Martín Adolfo Galeano. Desde esa época, las instituciones ubicadas allí, como la Alianza Francesa, la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), la Policía y los centros comerciales cercanos, se pusieron en la tarea de encontrar una estrategia para que se fortaleciera la imagen y la seguridad del sector, lo que por supuesto le trajo un beneficio al lugar. Sin embargo, fue sólo hasta principios de 2011 que la EDU inició el programa de mejoramiento de su entorno.

Esta Iglesia pertenece al grupo de templos que tardaron muchos años en ser construidos, llevándose incluso hasta una generación y grandes inversiones de dinero. El último templo construido y terminado con especificaciones de majestad y grandiosidad fue el de San Joaquín. Desde hace algunos años, Medellín entró en una era totalmente nueva en la arquitectura religiosa. Actualmente, de acuerdo con las órdenes y orientaciones del Señor Arzobispo, no se aprueban planos costosos y que puedan exigir un esfuerzo de muchos años. Por eso las iglesias edificadas o en construcción de los últimos años son sencillas, modernas, funcionales y de muros estrechos. Además, con estructura de hierro y sin columnas.

Susana Moncada López

Alrededor de lo que se conoce hoy como el Parque de San Antonio se encuentra la iglesia que le da su nombre; parroquia en la que todavía se pueden hallar rastros de la época renacentista y neoclásica europea a la cual pertenece su estilo.

Sara Vázquez Ochoa sarisvo11@hotmail.com

Tema central

San Antonio no sólo trae novios

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La iglesia con la cúpula más grande de Antioquia, está en el centro de la ciudad


Tema central

“…y sobre esta ciudad edificaré mi iglesia” Diego Andrés Sánchez Alzate fotodonto@hotmail.com

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Después de ser nombrado párroco de la iglesia de San Juan Bosco hace 14 años, el padre Javier Arango Vieira salió a caminar por el sector acompañado de jóvenes, muchos de ellos en situación de calle. Al llegar a un restaurante el dueño le ofreció almuerzo, a lo que él se negó si no se le daba a todos los que venían con él. Desde entonces, por mil pesos, el dueño del restaurante les da desayuno a los habitantes del barrio. Estos mil pesos los dan las personas que van a la iglesia con la intención de quitarle un poco el hambre a estas personas.

El 11 de mayo de 1961, el arzobispo de la época, Monseñor Tulio Botero Salazar, fundó la parroquia de San Juan Bosco, que en un comienzo se pretendía fuera de María Auxiliadora puesto que eran los Salesianos quienes realizaban la labor religiosa en el lugar. Se eligió este santo por ser el patrono de la juventud pobre y abandonada, lo que fomentó la visita masiva de personas en situación de calle.

En 1917, los Salesianos traen la primera imagen de María Auxiliadora que se conoce en Colombia desde Barcelona, lugar donde este grupo religioso tenía su taller de carpintería. El 24 de Mayo de 1924 es ubicada en un altar de mármol en el Instituto Pedro Justo Berrío donde hoy está la iglesia de San Juan Bosco.

En la iglesia de San Benito de Palermo se gestó la Universidad San Buenaventura, el Colegio Fray Rafael de la Serna, el Seminario Franciscano de San Pablo y se proyectó la Casa de Convivencia Monte Alvernia.

Jaime Martínez lleva cuatro años como ayudante de la iglesia de San Marcos y, junto con Wilder García, se encarga de hacer los monumentos para la parroquia.

La iglesia de San Benito de Palermo fue fundada el 21 de agosto de 1961, pese a que fue construida hace más de 80 años y reconstruida hace 60. Desde entonces han pasado por ella 22 párrocos.


Tema central La iglesia de San Benito de Palermo acoge principalmente a personas de la Plaza Minorista José María Villa, quienes tienen este lugar como paso obligado, así como a comerciantes y trabajadores del sector. Pese al fervor religioso que en ella se vive, es un lugar de constantes robos en el que en los últimos tres años desaparecieron desde alcancías y cálices hasta custodias. “Cualquier cosa por ahí mal parqueada se la llevan”, asegura el Fray Julio César Franco, párroco del sitio.

La Capilla del Hospital San Vicente de Paúl fue diseñada por el arquitecto francés Augusto Gavetesta, con su particular forma de cruz y desarrollada en 1937. La Capilla fue proclamada Vicaría Perpetua en 1961.

El 22 de junio de 1902 se consagró la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, después de la última guerra civil que duró tres años y que se conoce como la Guerra de los Mil Días.

La iglesia de San Marcos recibió el Premio Nacional de Arquitectura en construcciones religiosas y de ella se desprende el barrio que lleva su nombre.

El padre Gustavo Grisales Giraldo trabajó durante siete meses en la iglesia de San Marcos; recibió amenazas pero no quería irse, hasta que un día le dispararon a la puerta de la casa cural y al carro. Presuntamente las amenazas fueron la respuesta a propuestas de cambio que realizaría en el sector y que a la comunidad no le gustaron.

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De memorias bajo los ladrillos

Andrés Felipe Salgado Céspedes Laura María Villamil Barrera andfel05@gmail.com lauramar90@gmail.com

Para llegar a la iglesia de Santa Gema o a La Divina Maternidad hay que tomar caminos distintos. Las condiciones sociales, económicas y culturales de ambos templos difieren. Sin embargo, el trabajo que se realiza con las personas y las redes de cooperación que se tejen todos los días son puntos en los que se encuentran.

El secreto de la Maternidad

Andrés Felipe Salgado Céspedes

A Marta Sierra no le pesan los 37 años que lleva preparando a los niños del barrio San Fernando de Itagüí para hacer la primera comunión. No le pesan porque, como dice, no hay nada más importante para ella que la catequesis, que encontrarse con sus niños cada ocho días en las tardes. “A mí no me importa perderme hasta el paseo más bueno porque esto es lo que me hace feliz. Hasta los sábados que amanezco enferma, Dios me levanta de la cama y me voy para el colegio, que queda al lado de la iglesia”, cuenta la mujer de piel oscura, entre la risa y los movimientos suaves de sus manos. En el silencio de la casa parroquial del templo La Divina Maternidad, el padre Álvaro Pimienta, su párroco, desde hace casi ocho años le canta a Marta: “Santa Marta bendita, ruega por nosotros…”. Con la voz pausada y la sonrisa que dirige a la catequista, dice que 2011 es un año de fiesta. “La parroquia cumplió el 2 de febrero pasado 50 años y hemos realizado actividades durante todo este tiempo. Además, son más las que vienen”. El hombre que custodia junto a la comunidad una imagen blanca de la Virgen de las Mercedes, ubicada frente a la iglesia revestida de verde, marrón y gris, ve como ella se eleva con cada cántico por los aires, rodea las casas de “La Raya” (como se conoce el sector por estar entre Medellín e Itagüí), las palpa con sus ropas que ondean en el aire y regresa a descansar de cara a los hombres, mujeres y niños que habitan allí. “Recordemos primero la historia de este barrio”, afirma el padre Pimienta, quien comienza a narrar mirando hacia el balcón lleno de plantas de tamaños, formas y tonalidades de verde distintas. Antes de los años sesenta se

Las flores artificiales que dejan los creyentes a la Virgen se conservan, mientras que las naturales se secan bajo el fuerte sol.

construyó el Estadio Municipal, que se convirtió después en el Hipódromo San Fernando. Éste fue el sitio de reunión para las familias que traían sus caballos y apostaban dinero. El Hipódromo desapareció y sobre el terreno se construyó la Central Mayorista de Antioquia, distribuidora de productos alimenticios. Para entonces llegaron muchos coteros, camioneros y comerciantes. Ellos y quienes ya se habían asentado en los terrenos fundaron el barrio San Fernando, de estratos dos y tres. La iglesia se empezó a construir poco a poco, mientras tanto otros sacerdotes de Itagüí y Guayabal ofrecían la Eucaristía a las personas alrededor de una imagen de la Virgen de las Mercedes. Desde el 2 de febrero de 1961 se erigió La Divina Maternidad y durante 22 años el padre Pablo Vásquez dirigió todas las actividades que en ella se realizaron. “A todos los párrocos los he querido mucho. El padre Pablo no era tan dinámico pero tenía mucha fe…”, recuerda Marta Sierra, quien junto al padre Álvaro evoca también los momentos de violencia por los que pasó el sector. “Acá hay una banda pero, afortunadamente, no existe frontera invisible, como sí pasa en otros lugares. Desde que soy párroco si me han tocado tres asesinatos han sido muchos”, afirma Pimienta, para quien el trabajo no se detiene. Los objetivos por cumplir: la educación, la formación y la unidad entre la gente para superar las dificultades económicas. “Nos reunimos en torno a las necesidades de todos”, agrega. Con la fuerza de sus brazos, con las voces de los niños que entran y salen del templo, proyectos como el del Grupo Juvenil Misionero y el grupo de teatro, el amor de personas como Marta por lo que hacen… Así es como la comunidad construye sus mañanas hasta que llega el anochecer. Suena una canción de Yolanda del Río desde el bar ubicado frente al templo. Las puertas de éste se cierran y se espera que por 50 años más siga cayendo sobre él y sus líderes una lluvia de ideas para continuar acercándolo a la gente. “Como está ubicado fuera del barrio, tenemos que llevárselo…”.

La gema que brilla en La Castellana Entre mangas inhabitadas y fincas de recreo empezó la construcción de la iglesia de Santa Gema, en 1956, impulsada por una comunidad de Pasionistas que vio en el barrio La Castellana el espacio físico y la solidaridad de vecinos quienes, “a punta de empanadas y bazares, levantaron el templo”, dice su párroco Joaquín Vargas. La edificación se terminó de construir en 1961, aunque en años

Diego Andrés Sánchez Alzate

Tema central Septiembre

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Las historias que discurren alrededor de las iglesias se convierten en recuerdos indelebles

La arquitectura de la iglesia de Santa Gema tiene un estilo moderno con líneas rectas y puntas de lanza.

siguientes se continuó con la expansión de las instalaciones. La unión fue la mayor característica de los habitantes del lugar, quienes impulsaron todos los proyectos de la iglesia hasta su terminación. Después la comunidad perdió la costumbre de interactuar por medio de la actividad parroquial y “ahora nadie se conoce con nadie”, cuenta el padre Vargas. Para recuperar la familiaridad entre las personas del barrio y generar construcciones sociales, la iglesia ha instituido diferentes formas de acompañamiento. Es el caso de los grupos de apoyo a separados, a personas con trastornos bipolares o a enfermos de Parkinson. Estos demuestran necesidades distintas a las de comunidades con estratos socioeconómicos bajos. La transformación geográfica determinó en gran medida los cambios en las tradiciones de la gente de La Castellana, desde la relación del individuo con la comunidad hasta la práctica de ritos religiosos. El padre Vargas parece melancólico mientras recuerda décadas anteriores para compararlas con el presente: las personas del barrio, absorbidas por el ritmo de vida de la ciudad, no saben quién vive en la casa contigua. Además, menciona que en ceremonias como las primeras comuniones la presencia de niños es cada vez menor, porque la constitución de colegios católicos en el sector ha hecho que este acontecimiento se lleve a cabo en las mismas instituciones. La iglesia apoya también los Encuentros de Promoción Juvenil (EPJ), un movimiento que pretende evangelizar a esta población teniendo en cuenta sus gustos y preferencias. Susana Cárdenas, guía de los EPJ, cuenta: “Los jóvenes no queremos ver a ese Dios de las imágenes de la iglesia, sino tenerlo presente en los espacios que disfrutamos”. Ruido de ciudad alrededor de Santa Gema. Luces que se cruzan en la noche y hacen brillar mucho más esa piedra preciosa de La Castellana que integra en la palabra, la seguridad, el silencio y el compartir.


La imagen, un mercado incipiente

El boom de las productoras audiovisuales en Medellín Muchos dicen que ya cualquier peludo puede grabar un video; otros, que quienes se atreven a hacerlo no son bien remunerados. El panorama muestra que, bien o mal, se inicia una industria audiovisual en Medellín. Unos prestan los equipos de las universidades dizque para hacer trabajos, otros quieren contar la historia de por qué un niño empeñó a su ángel, y algunos son los realizadores de Los impredecibles* para el Canal Caracol. Desde hace cinco años Medellín se llena de productoras audiovisuales dirigidas por gente joven que le da un nuevo giro al mercado de la imagen. Los informes de Fenalco Antioquia evidencian que hay un aumento del 16 por ciento en la constitución legal de empresas realizadoras de productos audiovisuales respecto a 2004. Sin embargo, esta cifra oculta el gran auge de las asociaciones informales en la actualidad. En la era de la imagen, comenta Alexander Penagos Hincapié, director creativo de Infocus S.A., son muchas las pequeñas productoras que “nacen debido al factor académico, económico y las iniciativas de emprendimiento”. Por lo general, no se constituyen legalmente porque esto les implica mayores gastos. Hace más de siete años una cámara Betacam podía superar los 8.000 dólares, pero hoy se puede conseguir en 2.000. La oferta de profesionales en áreas audiovisuales, comunicación y publicidad es amplia y los pro-

gramas de diseño y edición, por la piratería, no implican mayores costos. Además, según sociólogos como Jean Baudrillard, estamos envueltos en el paradigma del espectáculo.

da casi la desechamos, pero la modelamos hasta decidir que iba a subastar a Helio, el ángel, porque necesitaba unas gafas para ver la realidad a color”.

Todo esto hace que muchas personas quieran incursionar en el negocio. En el mercado se deja de valorar la indumentaria técnica para mirar las ideas y la capacidad narrativa.

Gil dice que fueron muy afortunados. “La Alcaldía nos dio 35 millones de pesos. El resto de dinero se lo consiguió Sara Espinal, la productora, y aunque no fue fácil ayudó mucho que fuera un proyecto ganador de una beca. Al final costó cerca de 70 millones”.

Horacio Pérez Henao, investigador en el campo audiovisual de la Universidad de Medellín, afirma que los jóvenes capacitados en estas áreas no tienen una gran oferta de empresas a las cuales unirse, por lo que deben articularlas ellos mismos.

La prostitución del mercado A estas iniciativas, igualmente, las benefician proyectos de la Alcaldía de Medellín como las Becas a la Creación o la misma Ley de Cine. Caso puntual es lo ocurrido con la productora Máquina Espía que se constituyó cuando el guión Benjamín en tecnicolor ganó la séptima versión de esta convocatoria. “Máquina Espía existe desde 2007, pero se pensó como la productora temporal de nuestro trabajo de grado: La niña nueva. Cuando vimos que este corto empezó a ganar premios en el país y a ser proyectado en los festivales de cine fantástico de Chile y Brasil, decidimos dejar nuestros trabajos y empezar un nuevo proyecto”, comenta Juan David Gil Palacio, que en compañía de Ángela Tobón Ospina, es el dueño de la productora. “A Ángela siempre le digo: ‘Quiero contar una historia sobre esto’, si a ella le suena ya sé que hay una esperanza. Ella siempre espera las mejores ideas para decirles que sí. El día que me puso a contarle la tarea de un niño que subastó su ángel de la guar-

A pesar de esto, el mercado de las productoras se ve afectado por la falta de un estándar en los precios. Marcela Cano, directora de producción de Locomotora, empresa que hizo para Caracol Los impredecibles, afirma: “La gente que sale de las universidades, por mostrar el trabajo y darse a conocer, lo que hacen es regalarlo. Y se ven proyectos por los que se cobra un millón de pesos cuando cuestan más. Esto afecta las tarifas de las demás productoras”.

Con miras a la industria audiovisual Frente a esto, Penagos piensa que la falta de regulación en los costos afecta mucho: “Los que sí estamos legalmente constituidos tenemos una legislación que nos regula en procesos identificados y eso cuesta. No obstante, lo más grave del asunto es la falta de cultura de trabajo en equipo. Llevamos más de dos años intentando conformar el clúster audiovisual, pero no hemos podido. Con esto podríamos hablar de una regulación en las tarifas, mejoras tributarias y capacitaciones para el sector”. En el ámbito de los canales regionales los nuevos profesionales tienen grandes retos. Alexander Penagos se interroga sobre cómo es que tenemos el primer canal regional del país (Teleantioquia) y todavía no hay industria. “Después de 25 años ya es tiempo de que tuviéramos una industria igual de potente a la de Bogotá”. Horacio Pérez considera que aquí sólo existen programadoras llenas de “productos con una estética que yo llamo ‘del sillón y la cháchara’. Son programas con dos cámaras al frente y una modelo hablando… Así se vienen haciendo desde hace 20 años”. Más allá de lo anterior, Henao ve con buenos ojos las iniciativas de los jóvenes. “De las productoras que surgen he visto propuestas interesantes, que se fortalecen porque ganan premios y tienen propuestas creativas. Cuantas más haya será mejor porque van a poder producir y explorar”. Para Penagos, la industria debe pensar en innovar en contenido para los nuevos medios, desarrollar la creatividad y las infraestructuras, potenciar la internacionalización y apostarle a las empresas de publicidad que son el nicho más rentable.

Benjamín en tecnicolor fue el guión por el que la productora Máquina Espía recibió una Beca de Creación de la Alcaldía de Medellín. Su proyección se realizó este año en el Teatro Lido.

* Ya no se emite.

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Korina Melisa Daza Zapata koridaza@hotmail.com


En Colombia, la Judicial es considerada la “cenicienta” de las ramas del poder

Carne de cañón Carolina Campuzano Baena karo_k911b@hotmail.com

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Las amenazas al ejercicio de la justicia son permanentes, pero son mayores dependiendo de la complejidad de los casos que se lleven, afirman funcionarios judiciales. El periodismo es una profesión que no ha dejado de ser peligrosa en Colombia, como tampoco la labor de ser sindicalista o defensor de Derechos Humanos. Sí, eso es cierto y conocido ya. No obstante, a la lista de profesiones de alto riesgo en el país y en la ciudad faltaría sumarle la actividad de los encargados de la justicia. En estos casos la más afectada es la penal. Así es como, por ejemplo, los empleados más vulnerables dentro de la rama son los jueces penales especializados, debido a que tienen en sus manos casos de “falsos positivos”, narcotráfico o secuestro. A pesar del riesgo, “la seguridad para nosotros es mínima, casi que ninguna”, sostiene un magistrado de la Sala Penal del Tribunal de Medellín y ex juez penal, quien prefiere ocultar su identidad. Este magistrado es uno de los pocos afortunados: se moviliza en carro blindado y tiene un escolta, pero recibir esa seguridad no fue gratis. “Se necesitó que hubieran matado al compañero Diego Fernando Escobar (juez octavo penal municipal de Medellín, asesinado el 22 de abril del 2010) para que me pusieran el escolta después de que ya llevaba varias amenazas”. Sin embargo, con un guardaespaldas lo único que se gana es que los muertos sean dos, afirma el magistrado. Este funcionario de la Rama Judicial y su esposa recibieron varias cartas donde los amenazaban, pero a falta de mecanismos de protección ya establecidos, considerando el riesgo de los casos que tratan, les tocó a ellos y a los demás funcionarios judiciales que piden algún tipo de seguridad, seguir unos pasos no tan simples ni rápidos: se reporta la amenaza ante el Consejo Seccional de la Judicatura, luego esta instancia avisa a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, después se revisa si es viable o no prestar auxilio al amenazado. Todo esto mediante un estudio de seguridad que para cuando está listo quizás pueda ser demasiado tarde y todo porque, como cuenta el magistrado, “ellos son muy buenos para sacar disculpas y hacen el tal estudio en el que se van dos meses y en dos meses ya lo han matado a uno”; las respuestas de la Policía son en muchos casos que el riesgo no amerita o que no hay suficiente personal. De este modo, la seguridad es quizás el factor más complicado de esa profesión, pero no el único: se suma la falta de personal judicial tanto como de espacios para hacer las audiencias. Por eso, en Medellín es escaso encontrar un juzgado descongestionado, lo

VIOLATORIAS

ACCIONES 1989 A 2010 2008 276 7 466 56 110 7 39 0 41 1 37 1

2011

ASESINATO AMENAZAS ATENTADOS DESAPARICIÓN SECUESTROS EXILIADOS JUDIACIALIZADOS INJUSTAMENTE 12 0 SIN INFORMACIÓN 31 0 O DESPLAZADOS SUBTOTALES 1012 72 TOTAL DE ACCIONES VIOLATORIAS

TOTALES

4 11 1 0 0 1

287 533 118 39 42 39

0

12

0

31

17 1099

1101

Fuente: Corporación Fondo de Solidaridad con los Jueces Colombianos (Fasol). Banco de datos y de víctimas. Actualizado al 23 de junio de 2011. Tomada de: http://www.corpofasol.org/estadisticas.html

David Mejía Blandón

“A nosotros no nos pasa nada porque Dios es muy grande”. Darío Leal, fiscal.

que puede ser detonante de las diversas opiniones sobre la deficiencia del sistema judicial en el país. Es que “el crimen ha incrementado porque hay una situación social insostenible de inequidad” dice Eduardo Benavides, asistente del Procurador 119, quien agrega que es una aberración que el problema de salud y de estupefacientes lo esté resolviendo la justicia. Además, comenta Blanca Ochoa, jueza civil, se ha dicho que el presupuesto de la Rama Judicial es muy bajo para su desempeño eficiente, por eso se convierte no en un sistema acusatorio sino en un sistema “aplazatorio”. “Somos la rama seca del poder público, porque al igual que la educación, no somos tan rentables para el Estado como la guerra”, dice Luis Fernando Otálvaro, presidente de la Asociación Nacional de Funcionarios y Empleados de la Rama Judicial (Asonal). Asimismo, los jueces son mal remunerados, continúa Ochoa. Así, hoy en día, por ejemplo, un juez penal especializado del circuito gana 6’072.990 pesos y “un concejal, que goza de más privilegios, se gana más dinero y no es tan vulnerable. Hay más jueces y fiscales amenazados que concejales”, afirma Otálvaro. Por esas razones, en Colombia la labor de los docentes, como la de los que imparten justica, es poco atendida si se tiene en cuenta que, según ellos, el desarrollo de un país se mide por los niveles de progreso y de reconocimiento de la justicia, así como de los que educan; la opinión de estos dos funcionarios se debe al paradójico conjunto de injusticias con la justicia. A principios de 2011, a raíz del asesinato de la jueza Gloria Gaona en Saravena, la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura denunció que al mes no se reciben más de 25.000 pesos para garantizarles protección a 4.500 jueces de todo el país. Así, ante la falta de presupuesto para la Rama (que en 2010 se le asignaron 452.925 millones de pesos), los funcionarios optan por darse sus propios esquemas de seguridad con sus propios recursos. Este es el caso de Darío Leal Rivera, fiscal penal especializado, quien cuenta algunas de las prevenciones que toma: “No tengo un sitio fijo donde me llegue correspondencia, no salgo a las mismas horas y no doy papaya”. Leal, así como Bedoya, ha sido amenazado en repetidas ocasiones. Después de tanto ser cenicienta, la justicia no se ha convertido en la princesa. Las medidas tomadas a raíz del asesinato del fiscal Diego Fernando Escobar se reducen a quitar el pico y placa a los jueces, como si andar con un carro particular en esas horas aminorara los riesgos de un funcionario judicial. La justicia sigue siendo carne de cañón.


Guillermo Zuluaga Ceballos guillermozuluagac@gmail.com Mi relación con el fútbol, desde que tengo uso de razón, ha estado en fuera de lugar. Y como esos equipos irregulares del campeonato colombiano, he vivido un primer tiempo cargado de tristezas -un fuera de lugar llevado al paroxismo- y un afortunado complemento lleno de realizaciones, que parecen un recuento de goles antológicos en una tarde dominguera. Comenzando por el campo de juego donde patié o putié con una pelota: fue en un potrero en la cima de una colina, donde de tanto rodar falda abajo y de tanto ir a buscarla entre matorrales infames, terminé practicando más que fútbol atletismo o montañismo, e inauguré una nueva práctica deportiva: la búsqueda infructuosa de pelota. De todas formas, en ese mangón pateaba indiscriminadamente hasta que alguien me explicó que el asunto consistía en pasar el balón entre las dos estacas que estaban ese mediodía clavadas en el piso. “Eso es gol”, me dijo un chico más experto. “El que haga más antes de que nos cansemos, ese es el ganador”. Aunque no creo haber pasado ninguna bola entre las dos estacas, creo que es de las frases que más horizontes nuevos me ha señalado. Ya en el colegio, pese a que me gustaba mucho este deporte, no tuve tanto éxito. El fútbol siguió jugándome malas pasadas. Me inscribieron en el equipo de microfútbol de mi grupo en el torneo interclases, y aunque era el primero en llegar a la cancha, en llenar planillas de inscripción, incluso pagando el arbitraje, tuve que resignarme –y eso si estaba de buen genio el capitán del equipoa jugar apenas unos minutos. Esos años como jugador puedo resumirlos casi como el tiempo que pasé haciendo cábalas desde la banca, esa especie de silla eléctrica para los condenados a ser unos donnadie. Ahí hacía fuerza para que ganáramos pero no torcía mucho para que a mis compañeros les fuera bien –de pronto un gol o una gambetapues eso suponía una más larga agonía en el banco. No fue pues un acto de lealtad, tengo que aceptarlo. Para mi suerte las clases de ética aún no hacían parte de mi pénsum.

Nuestro equipo era un catálogo de buenas intenciones, de juego bonito pero de muy poca suerte. Casi siempre hicimos ruegos finales para ingresar a cuartos de final (entre seis participantes) pero las más de las veces tuvimos que resignarnos a hacerle barra a otro equipo. En esos años, además de mis largas e infames esperas como jugador, le sumé otra desdicha. Tengo que empezar por confesar, -ya al menos no nos ponemos rojos de la vergüenza- que soy hincha “del Medellín”. Bueno, eso era fácil predecirlo. Este equipo siempre me sonó cercano, como de la región. Además, tuvo un tiempo en que de verdad fue poderoso, a mediados de los años ochenta, cuando yo empezaba a aficionarme a este deporte. Fue flor de un día. Por mucho tiempo, como diría Abad Faciolince, saboreé “las delicias de la derrota”. Me aguanté chistes malos, y todos los otros males que sugieren ser hincha de un elenco que creía que la mejor forma de mantenernos era no brindarnos ni siquiera un empate. “Porque te quiero te aporrio”, decían en mi niñez y la frase parece al pelo para los dirigentes del equipo. Los de esos años y los de ahora. (…) Mis desdichas seguirían cuando me dio por ir al estadio a mediados de los noventa. Para qué va dónde no lo invitan, debí pensar luego. En un domingo de 1995, por vez primera asistí al estadio. Fui a ver el debut de algunos jugadores, que como una especie de mercenarios del fútbol, sin más ni más, se enfundaron la camiseta del Medellín, provenientes del

Mi campo de juego, pues, ya es el periodismo. Estoy jugado hace mucho. Y ahora, gracias a él, encuentro en el fútbol una buena disculpa para exorcizar mis demonios.

el mejor presidente había sido el liberal Pumarejo, dijo alguna vez, mirándome, que había escuchado que el niño serviría para abogado o periodista. Yo me le torcí al viejo y al derecho, y terminé de periodista.

Nacional. Eran las figuras en el patio del frente y ahora venían a pavonearse en nuestro gallinero. Del Medallo, en canje, fueron unos al equipo verde. Esa tarde dominical fue gris y fría, comenzando porque una lluvia insobornable se clavó en la ropa de los asistentes. Hube de soportar largas filas, reventa de boletas; a una amiga que al fin no llegó; un frio inmisericorde que taladró hasta los huesos. Pero nada de eso, au nque fue lamentable e indigno de recordarse, hubiera sido triste. Lo verdaderamente lamentable fue que terminé viendo los destellos de talento y efectividad de los ex rojos, hasta hacía poco mis ídolos pese a su inoperancia, ahora vestidos de gladiadores verdes y contribuyendo a nuestra debacle en ese debut. Los que llegaron del Verde, siguieron tan inmaduros. Ese clásico mojado y para olvidar (adivinarán quién perdió) sólo tuvo una ganancia: Arturo, mi profesor de Periodismo; en esos días había solicitado la realización de una crónica. Me armé de valor para burlarme de mis desgracias domingueras en el estadio, de todas, y le entregué el texto. Días después me llamó:

De hecho, desde el periodismo me volví un tanto analista y por eso al fútbol le perdí el gustico, como diría My President.

—Guillermo, dígame la verdad: ¿a usted le pasó todo lo que dice en el texto? —Sí, profe, y lo miré. —Sabe qué, el escrito no es muy bueno, pero yo le pongo el cinco para compensar tanto sufrimiento. No resultó muy ético el asunto pero sí muy generoso. (…) Mi abuelo Félix, el que votaba por Gómez Hurtado y me decía que

Aquí también he jugado un poco en fuera de lugar. He preferido jugar al lado de las víctimas, en contra de los victimarios; prefiero filar al lado de los campesinos más que de los poderosos. En fuera de lugar he estado porque no creo mucho en los Mesías Irremplazables ni en tesis ni ideologías que gustan a las mayorías.

En 2005, sin embargo, publiqué mi primer libro y le hice un homenaje a mis desdichas y a mi equipo titulándolo Empatamos 6 a 0, la frase campeona mundial en cuanto a disculpas tras una aparatosa derrota. Mi campo de juego, pues, ya es el periodismo. Estoy jugado hace mucho. Gracias a él, encuentro en el fútbol una buena disculpa para exorcizar mis demonios. Ahora, de nuevo en fuera de lugar, les hablaré de otro Campo de juego. Pero en el fondo, el fútbol es la posibilidad para seguir conociendo gente y culturas como lo soñé desde que opté por el periodismo. En un futuro seguiré en fuera de lugar. O sea seguiré jugado por causas perdidas: en contravía de la rentabilidad y la pose de estos tiempos. Lo mejor de mi presente se lo debo al fútbol y al periodismo: gracias a ellos, puedo contar con amigos como ustedes.

“Porque te quiero te aporrio”, decían en mi niñez y la frase parece al pelo para los dirigentes del equipo. Los de esos años y los de ahora.

Cultural

En fuera de lugar

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Septiembre

Texto leído con ocasión de la presentación del libro Campo de juego el pasado 28 de julio de 2011


El ritual de la muerte: un asunto muy vivo

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En la mesa metálica reposa el cuerpo iluminado por una luz fluorescente que se desliza por las paredes blancas y rebota por todo el lugar, dando aspecto celestial al recinto. John Carmona entra al cuarto con un traje que le cubre todo el cuerpo, se acerca al cadáver y con sus lánguidos dedos retira sutilmente las prendas que lo recubren y deja al descubierto una piel blanca y seca. Sus ojos recorren cada poro y en ellos lee historias que lo maravillan. ¿Fue muerte natural, o violenta?, ¿vivió a plenitud su vida?, son preguntas que pasan rápido por su mente mientras define el procedimiento adecuado para arreglar el cuerpo. Con una manguera larga y transparente limpia el cuerpo indefenso, con el mismo cuidado con el que se asea a un bebé. Toma su cabeza, sus brazos y sus piernas mientras vierte agua en ellas con el fin de hacer un barrido de la capa bacteriana, luego a nivel nasofaríngeo para eliminar olores fuertes y sella todas las áreas expuestas. John mira las facciones del cadáver, ya inmóviles, y recuerda su infancia. A los cinco años fantaseaba sobre la muerte mientras ponía un cuchillo bajo sus pequeñas axilas e imaginaba su funeral con la curiosidad de saber qué se sentiría si estuviera muerto. Ahora con la muerte en sus manos, mantiene una posición respetuosa frente al cuerpo al que le hace un masaje en el rostro para

“Vivir es y siempre ha sido el problema. Los santos vivos siguen sintiendo las llamas y los estigmas de este valle de lágrimas, el martirio de la castidad y el tormento de la conciencia. Una vez muertos, dejan que sus reliquias sean las que salen a trabajar, porque como le trataba de decir a este sacerdote, a los muertos no les importa”. Thomas Lynch. eliminar la acumulación de ácido láctico que se genera en los tejidos, y lograr la sensación de que la persona está durmiendo. Se acerca con cuidado al cuerpo e inserta una aguja en la arteria carótida, ubicada en el cuello del cadáver. Con ella drena toda la sangre del cuerpo mientras que un químico usado para preservar el mismo reemplaza la sangre y se riega por todos los órganos; luego, extrae los residuos y grasas del cuerpo. Al finalizar este proceso, hace una desinfección final del cuerpo y con trozos de algodón cierra los orificios bucales para retener líquidos. Listo el cadáver, John lo seca, coge un traje elegante que llevó la familia, lo viste y lo maquilla de manera que su piel pierda el tono pálido con el que llegó. Lo pone en el cofre y observa cómo se aleja. La profesión más antigua que existe, que anteriormente no producía ganancias, es la profesión del ritual funerario. De un periodo ubicado hace más o menos 300 mil años, se encontraron evidencias, no sólo en

el hombre Cromañón, sino en el Neandertal, de la existencia del ritual funeral. Dadas las posiciones en las que se encontraron los cuerpos, acomodados de manera fetal y con el estudio de los tangibles que había en su entorno pudo concluirse que se practicaba un ritual asociado con la muerte. Una de las primeras gestiones del ser humano en proceso de evolución, fue el ritual. Éste, tiene muchas aristas y varios sentidos, y satisface diferentes necesidades: primero, una gestión higiénico-sanitaria, pues evacúa un cuerpo que se convierte en una posible amenaza para la comunidad; segundo, el rito también es un comunicador entre las deidades y el humano, es visto como un mensajero para interceder por los hombres ante los dioses; éste pudo ser a su vez, la matriz donde se gestaron las religiones y ha estado relacionado directamente con la civilización. Desde que el ser humano comenzó a sentir tristeza, concibió una manera de tratar de apaciguarla y se nutría de simbolismos, metáforas y simulacros. En sus comienzos los Neandertales tapaban el dolor, eso que no querían ver, con

Mauricio Correa Calderón

Manuela Duque Carmona manuduque1991@gmail.com


tierra. Hasta hoy se conservan los rituales, ahora llenos de significantes nuevos que varían según la evolución de cada cultura.

El oficio fúnebre La sala de velación de la Funeraria San Vicente, ubicada en el centro de Medellín, es decorada con flores y cruces que revisten las paredes blancas y le dan un sentido ceremonial al lugar. El ataúd, que fue arreglado por John, está acomodado en el centro del cuarto y es rodeado por personas, todas en un sitio estratégico en disposición al duelo. Es un típico ritual antioqueño. Las damas que visten con trajes oscuros, siguen un simbolismo cromático que responde a la pérdida. Cuatro cirios iluminan las esquinas del féretro, su fuego se mantiene encendido durante la velada hasta que llevan el cuerpo al cementerio. Es en ese momento cuando Henry Gómez, vestido con uniforme azul y corbata vino tinto, se pasea por los cuatro bordes del ataúd soplando el fuego de cada uno de los velones. Con cada soplo apaga: verano, primavera, otoño e invierno; a su vez apaga el Oriente, Occidente, Norte y Sur; feto, niño, joven y viejo. Esto significa que ese ser se ha consumido y purificado por el fuego (este ritual fue tomado de los griegos para quienes la palabra funeral viene del vocablo funes, que significa antorcha, en ese entonces los funerales se hacían de noche y simbolizaban lo aciago, la pérdida). Después, con ayuda de otro compañero de brazos fornidos y cabellos oscuros, Henry carga el ataúd hasta un Cadillac blanco, modelo 1954, de silletería de cuero color café capuchino y juntos cierran las puertas para transportar el cuerpo hasta Campos de Paz.

pobres que terminaban en fosas comunes. En ese sentido poco ha cambiado, prueba de esto se encuentra en los cementerios de la ciudad donde dentro de ellos se observan los diferentes estratos sociales por su ubicación y su decoración. En Campos de Paz, por ejemplo, hay áreas exclusivas de militares, de policías, de jueces, de ricos y de pobres.

Más allá del simbolismo, un negocio La Funeraria San Vicente, fundada el 12 de octubre de 1972 por Luis Fernando Arango Madrid, es hoy líder en el mercado del servicio funerario en al ámbito nacional e internacional: cuenta con 600 empleados y atiende 400 servicios mensuales aproximadamente, 10 veces el promedio de una funeraria de una ciudad de Estados Unidos. Alonso Correa, gerente de mercadeo de la Funeraria San Vicente, afirma que la razón de la buena acogida en Medellín es porque conocen profundamente los simbolismos y su importancia en los rituales. A partir del conocimiento de estos símbolos, se definieron los ítems que hoy se venden a 2 millones 200 mil pesos a las familias, e incluyen la gestión de transporte, acompañamiento, misa, registro y, para finalizar, la cremación o sepultura del cadáver.

Inhumación Henry Gómez se baja del carro mortuorio; sus brazos totalmente cubiertos por la chaqueta descubren unas manos robustas y oscuras, con ellas abre la puerta trasera del carro y desliza el ataúd hasta sus hombros.

Las primeras funerarias nacieron en Europa hace unos 2.500 mil años. Éstas se llamaban libitinajes, agencias mortuorias comerciales en honor a la diosa Libitina, la diosa que precedía las exequias y en cuyo templo se registraban los muertos. Las funerarias eran de origen liberto, esto quiere decir que las personas que trabajan en ellas habían comprado su libertad o se las habían dado sus amos. Éstos procedieron a hacer un trabajo con los cadáveres; los peinaban, arreglaban y les hacían un cortejo. Quien no tenía fama no tenía cortejo, de ahí surge la palabra infame y se refiere a los esclavos o gladiadores que perdían en la arena y los

Mauricio Correa Calderón

Duelo “Básicamente los rituales son necesarios, porque a través de la historia se han hecho para disminuir el horror de la muerte físicamente, pero también porque hacen un homenaje a un ser querido y permiten el proceso de despedida y evidenciar que la muerte es real”, explica Isabel Arango, directora de la unidad de duelo de la Funeraria San Vicente. Aristóteles decía que los seres humanos piensan en imágenes y por esto para asimilar algo deben verlo. Además, la psicología afirma que para hacer un duelo de manera adecuada debe hacerse un ritual. Para que la persona asimile la pérdida debe vivir la muerte desde los cinco sentidos. Inicialmente desde lo visual; el hecho de ver al ser querido en posición horizontal, ver que ya es una ser inanimado. Luego desde el tacto; sentir que ya no tiene temperatura corporal, que su piel tiene una textura más rígida. Luego se pasa al oído; entender que ya el ser querido no habla y asimilar que se encuentra en una situación diferente con el fin de que se pueda evidenciar la pérdida.

Cuatro años de visita La madre de Diego Fernando Escobar Múnera, juez penal asesinado en Medellín el 22 de abril del 2010, una mujer de cabello entrecano y piel madura, le pide a Iván Ramírez que le organice la tumba de su hijo con flores anaranjadas. Iván todos los días, desde hace 14 años, se levanta a las cuatro de la mañana y viaja desde Santa Elena. Ahora elige las flores y las entierra en la espuma verdosa. Luego de 30 minutos la tumba luce radiante, las flores de color anaranjado le impregnan un aspecto lleno de energía y la lápida de mármol verde ilumina el cementerio que por cuatro años será visitado por la familia del difunto, y luego dará paso a otra y a otra familia que seguirá con el mismo protocolo durante siglos.

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Camina por los verdes prados del cementerio Campos de Paz y entra a la iglesia. Sus pasos al ingresar se acompañan de la voz aguda y dulce de la soprano Regina Acevedo, quien canta Lacrimosa, de Mozart. Las notas fúnebres y parcas de la canción marcan un tono sombrío y desierto en la iglesia. Luego del ritual el cuerpo es enterrado en el cementerio en el que reposará los próximos cuatro años.


Reportaje

Alto Bonito, el Hueco Diego Andrés Sánchez Alzate fotodonto@hotmail.com

El desplazamiento en el oriente antioqueño se dio fuertemente entre 1995 y 2005, época en la que los paramilitares y la guerrilla se enfrentaron por obtener el control sobre la tierra. La cifra de de 11 mil desplazados en 1995 ascendió a 25 mil en 2001 y, en los últimos diez años, la Corporación Programa Desarrollo para la Paz contabiliza que 540 mil personas fueron forzadas a abandonar sus hogares, siendo San Rafael y San Francisco los municipios más afectados. Rionegro, como espacio de desarrollo de la región, acoge a la población que llega del oriente y se alberga en barrios diferentes según su lugar de procedencia y su poder adquisitivo. Esto hace que quienes vienen de la zona de Bosques, conformada por los municipios de San Luis, Cocorná, San Francisco, Granada y San Carlos (los más afectados) lleguen a dos barrios de invasión: Las Playas y Alto Bonito, en los cuales no hay presencia del Estado, condiciones de salubridad apropiadas y fácil acceso a la educación.

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En el lugar no hay guarderías o escuelas. Luz Dary Gómez Giraldo, habitante del sector, dice que antes había una guardería de Bienestar Familiar llamada Mickey que luego fue cerrada. Por esto, a su hija le toca estudiar en la guardería El Florecer ubicada en El Porvenir, a 40 minutos del barrio. Otros menores, por las amplias distancias, no pueden ser llevados por sus padres hasta las instituciones por lo que se quedan sin educación.

Alto Bonito, el Hueco, es una comunidad que se encuentra en la parte baja del barrio Alto Bonito. En este lugar viven aproximadamente 35 familias con un promedio de cinco integrantes cada una.

Pocas casas del barrio tienen servicios públicos; por lo general, los habitantes toman la luz de los sistemas de las fincas aledañas conectando cables ellos mismos. Además, hay casas por las que pasan aguas negras a falta de alcantarillado, por lo que las condiciones de salubridad son deficientes. Con la promesa de mejorar la situación, los candidatos a las alcaldías convierten al barrio en un eje de promesas y propuestas políticas. Sin embargo, no regresan después de las elecciones, según Mariana de Jesús Soto Jiménez, habitante del sector.

Según Jhon Henry Velázquez, psicólogo y asesor jurídico de la Unidad de Coordinación para la Atención Integral a la Población Desplazada, las víctimas tienen una identidad campesina arraigada que intentan conservar al llegar a la ciudad. Los jóvenes, por la situación precaria, se ven expuestos a la violencia, la pobreza, las drogas y otros factores que afectan su esperanza de vida.


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