ISSN 1909-650X
No.
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Facultad de Comunicación Social-Periodismo UPB - Medellín, mayo de 2012
De una ciudad digital a una ciudad inteligente. Pág. 6
Una cometa de globos de colores. Págs. 8 y 9
Pionero del Tap en Medellín. Pág. 11
Anónimos en la vida N.N. en la muerte
Pág. 5 Foto: Mauricio Trujillo
Imagina que llega un día en el que la humanidad es respetada “La verdad puede ser una, las interpretaciones, múltiples. Así pasa con Heródoto”. (BURROW, John. Historia de las historias. De Heródoto al siglo XX. Crítica. Barcelona, 2009).
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Una tierra santa, de horizontes infinitos, de la que dicen los libros sagrados que en ella Dios creó al hombre, justo Ramón Arturo Maya Gualdrón entre dos ríos, la Mesopotamia de climas benignos, soles dorados, aires secos y ramon.maya@upb.edu.co aguas abundantes, cruce de caminos de estilizados dromedarios que llevaban riquezas inimaginables, pertenecientes a culturas maravillosas, cuyo recuerdo se pierde en la niebla de la más remota antigüedad. Entre el Tigris y el Éufrates, Irak, el jardín de las delicias, hoy azotado sin misericordia por la ambición de señores poderosos que con sus soldados, tanques y máquinas de muerte lo han devastado. Ya no es más el paraíso, ahora es el infierno. El pecado de esa tierra no es servir a su Dios, es tener petróleo, sustancia que es poder para los grandes estados industrializados, aquellos que desde el siglo XIX están metidos allí. Pero el problema estalló solo a comienzos de los años 70, con la crisis petrolera, que se agravó por la Guerra del Yom Kippur y la Guerra de Vietnam, acontecimientos enmarcados en la amenaza de destrucción total, la Guerra Fría. Ese caótico mundo fue el que llevó a Lennon, el beatle que cayó asesinado en Nueva York, a crear la utópica Imagine: “Imagina que no hay países. No es difícil hacerlo. Nada por lo que matar o morir. Ni religiones tampoco. Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz”. Por la tendencia de los acontecimientos, hoy nos es casi imposible entender esas palabras, como nos es casi imposible ponernos en el lugar de seres humanos que viven en otra cultura. Y así ha sido por siglos en Occidente, como lo muestra Raymond Aron: “Para Hegel hay tres clases de historia: la ‘de origen’, la ‘historia reflexionada’ y la ‘historia filosófica’. La primera se reconoce porque en ella hay una comunidad de cultura entre el sujeto que narra y el objeto de su relato; el caso es el de los historiadores griegos antiguos, Heródoto o Tucídides. En ella los actos se transforman en una obra de representación. El diálogo entre culturas queda excluido” (Tomado de Raymond Aron, en Lecciones sobre la historia. Cursos del Collège de France. Fondo de Cultura Económica. México. Página 121). Urgentemente necesitamos “historia reflexionada” e “historia filosófica”. Los ciudadanos están consumiendo una información que se aleja de la realidad. El poderoso marketing editorial norteamericano impone obras que minan seriamente las relaciones humanas abiertas y pacíficas, como la de Samuel P. Huntington, a la que se le puede aplicar una expresión del historiador Josep Fontana, que se refiere a aquellos que al ser poco talentosos para desentrañar textos filosóficos valiosos, cuando logran meter el diente a algo, entonces lo declaran la más grande obra del talento humano. Desde los Estados Unidos nos viene también la argumentación de Michael Klare, investigador que en una entrevista llamada “La nueva geopolítica” dice refiriéndose al Medio Oriente:
“Creo que estamos en los comienzo de una nueva Guerra Fría en el centro sur de Eurasia, con muchas posibilidades para crisis y explosiones, pues en ninguna otra parte del mundo están Rusia y China tan directamente comprometidas y apoyando grupos y regímenes que se oponen a EE.UU. Aún en el clímax de la Guerra Fría, nunca hubo algo comparable a esto. Las tropas americanas se quedarán ahí por largo tiempo, con un alto riesgo de violentos encuentros y el potencial de grandes sufrimientos humanos. ¡Pareciera entonces que el movimiento por la paz internacional y en EE.UU. tiene por delante bastante trabajo!” (Trad. F. García para Globalización, Revista de Economía, Sociedad y Cultura). Es preocupante el rumbo que van tomando los acontecimientos en esa región, Israel, Palestina, Siria, Irán, Afganistán y Paquistán, y, paradójicamente, es más preocupante aún la fanática manera en la que muchos supuestos expertos hacen sus análisis, pues caen en el mismo maniqueísmo de siempre: explicar en un simplismo descarado, que desafortunadamente no parece perder vigencia, los acontecimientos entre buenos y malos, ocultando que lo que allí pasa es una cruenta guerra producida por la ambición desmedida, de todas las potencias, que al mismo tiempo crean un caos informativo y ponen en marcha un montón de estrategias para desorientar la opinión pública mundial, nada diferente a como ocurrió en el pasado cuando titulares de una prensa entregada al régimen de Adolfo Hitler, lo reproducían justificando la invasión a Polonia en supuestas agresiones con disparos de artillería por parte del ejército polaco, que, por cierto, era débil e inoperante frente a la máquina de guerra y destrucción de la Alemania nazi. Los intereses chinos en Libia se vieron truncados por los bombardeos de la OTAN, como había ocurrido en Irak, en 2003. Pero no es probable que ese gigante permanezca quieto frente a una agresión contra Irán. China y Rusia han vetado sistemáticamente las propuestas de intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra Siria e Irán. Así como los Estados Unidos han bloqueado el propósito palestino de tener un asiento en la Asamblea General de la Naciones Unidas. Todo lo cual ha creado un caos en la región que la ha llenado de sangre y ha facilitado el viaje del petróleo, a buenos precios, hacia el mundo más rico. Pero la tensión aumenta de nivel, como en una nueva guerra fría, ahora es común encontrar notas en la prensa internacional con información como: “Cada vez surgen más señales de la redistribución del poder global en este siglo XXI desde el Atlántico al Pacífico. La última, apunta al creciente músculo del continente asiático. Por primera vez en la historia moderna, el gasto militar asiático será mayor en 2012 al europeo, según anunció el londinense Instituto Internacional para los Estudios Estratégicos. El adelanto se debe principalmente a la militarización asiática, en particular de China”. (http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/03/120307_defensa_asia_europa_gasto_fp.shtml) Como dice el Papa Benedicto XVI, “la violencia no sirve nunca a la humanidad, sino que la deshumaniza” (http://www.radiovaticana.org/spa/Articolo. asp?c=570473). En definitiva estamos muy lejos de la paz y de un mundo de seres humanos que se respeten y que permitan que los niños crezcan en medio de sus juegos y alegrías y que las mujeres y hombres de paz realicen sus sueños. Los manipuladores poderes de potencias ambiciosas no lo permiten. No está cerca el tiempo en el que la humanidad sea respetada, por eso tiene razón Metallica cuando canta que ese es El día que no llega.
“La violencia no sirve nunca a la humanidad, sino que la deshumaniza”, dice el Papa Benedicto XVI. Foto: Diego Sánchez.
Editorial
Contenidos mediáticos humanizantes
Mucho se ha discutido sobre la influencia de los contenidos mediáticos en la sociedad y esta discusión se deriva de una anterior: cuál es el deber ser de los medios de comunicación, para qué sirven, qué deberían hacer y qué no. Para muchos ha sido una discusión eterna si la función de los medios debería ser informar, educar o entretener. Solo que la discusión central podría estar más allá: es la visión que de la comunicación tienen por un lado los empresarios y por otro lado los generadores de contenidos. Y es la “pelea” actual que influye definitivamente en lo que se ve en los medios masivos de comunicación. Mientras los empresarios ven el negocio, los periodistas y comunicadores entienden la necesidad de un contenido que informe y eduque. Cada vez más los contenidos mediáticos se llenan de producciones superfluas, y en muchos casos ofensivas y violentas, todo porque los empresarios creen que es la mejor y más fácil manera de generar sintonía y la sintonía mueve la caja registradora y así el negocio crece a cifras inimaginables. La visión empresarial de los inversionistas ha desfigurado un poco las posibilidades que en términos de formación y educación de ciudadanos y de personas, pueden representar los contenidos mediáticos; por ello muchas veces se apela a contenidos que rayan en lo frívolo o agresivo, o se confunde entretenimiento con estupidez, por la única razón de que algunos creen que eso genera sintonía y la sintonía reporta ganancias económicas.
Los periodistas y comunicadores, aquellos que pasan por las aulas universitarias, entienden la influencia que los contenidos tienen en las personas. Y la gran mayoría, actuando con responsabilidad, tratan de aprovechar su trabajo para ayudar en el fortalecimiento de una mejor ciudadanía, en la construcción de personas más humanas, en el crecimiento de gente con más sentido social, con mejores valores; es claro el esfuerzo de muchos periodistas por tratar de hacer una Colombia mejor, más vivible, menos corrupta. Pero en muchas ocasiones es bastante visible la desigualdad entre los intereses de empresarios y los intereses de los comunicadores–periodistas, razón por la cual el deber ser de los contenidos mediáticos es cada vez más apabullado, tergiversado, cambiado, tratado como obsoleto, denigrado, y todo por una sola causa: el mercado impone sus condiciones. Y si lo que se vende tiene características de bosta, entonces bosta se produce para vender. Y como son los empresarios, los inversionistas, los socios quienes están “arriesgando” el capital, son ellos los que terminan diciendo qué se hace y cómo se hace en términos de producción mediática. Y algunos de estos empresarios en su afán de producir y sin medir consecuencias, muestran desinterés por los efectos de los productos que imponen en los medios: poco les importa si son consecuencias sociales o morales positivas o negativas. Creen que los únicos resultados verificables son los que aparecen en los libros de contabilidad y son ellos los que marcan la pauta de producción mediática.
Es por esta razón por la que desde este periódico universitario apostamos a un solo objetivo: intentar, desde su contenido, colaborar en la producción de una mejor sociedad. No creemos que los productos mediáticos sean los responsables de todo lo bueno o malo que nos pasa. Pero sí entendemos la enorme influencia que ellos ejercen en la gente. Por eso el periodismo universitario, el que practican aquellos que están empezando a foguearse en el oficio, debe apuntar a construir contenidos que contengan pistas que muchas personas puedan usar en su formación y educación. Adicionalmente y como colofón, también intentaremos, con la nueva dirección que asumimos desde esta edición de CONTEXTO, robustecer un público mediático crítico, reflexivo y exigente, capaz de diferenciar la bazofia mediática de aquello que realmente sea digno de estar en las programaciones audiovisuales y en las páginas de los medios impresos. Pues si el asunto es de mercado, entonces que muchos con criterio y capacidad de influencia empiecen a demandar contenidos que nos muestren caminos de crecimiento humano. Aquí nos falta propiciar desde los mismos medios de comunicación una ciudadanía activa que les demande calidad humana en lo que hacen, para que todos aquellos contenidos que atentan contra la dignidad tengan que ser retirados por la presión social de un público cada vez más activo. Si la maldad hace lobby en las altas esferas públicas y políticas para cambiar las leyes a su favor, y lo logra, ¿por qué no podrá conseguir lo mismo la ciudadanía organizada, para el bien de todos?
La Editorial de la Universidad Pontificia Bolivariana creó recientemente el Club de Escritores. Una propuesta que reúne inicialmente a siete escritores con sus respectivas obras en una colección que busca incentivar la escritura en la ciudad, con autores vinculados con esta Universidad.
En el marco del 9° Festival del Libro y la Palabra celebrado en el campus de Laureles entre el 28 y el 30 de marzo de 2012, se hizo el lanzamiento de las siete obras: Universidad Filológica, de Nikólaos Chalavazis; Vida querida, de Sebastián Fernández; Armada de amores, de Anacristina Aristizábal; Zürich es una letra álef, de Memo Ánjel; Cuentos para vaciar el crepúsculo, de María Teresa Ramírez; Un encuentro con el general José María Córdova, de Mario Melguizo y La risa del muerto, de Gustavo Arango Toro.
Caricatura
Club de Escritores, Editorial UPB
Valga destacar que de este grupo de escritores, cinco tienen relación directa con la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la UPB: son egresados y profesores actuales Memo Ánjel, Nikólaos Chalavazis y Anacristina Aristizábal; Gustavo Arango Toro es egresado y Sebastián Fernández, estudiante. Estos libros se encuentran a disposición del público en la librería de la UPB y también se pueden obtener a través de la Tienda Virtual UPB.
Rector: Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez / Decana de la Escuela de Ciencias Sociales: Érika Jaillier Castrillón / Director de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo: Juan Fernando Muñoz Uribe / Coordinador del Área de Periodismo: Juan José García Posada / Directora de Contexto: Anacristina Aristizábal / Editor gráfica: Diego Sánchez / Redactores: Laura Suárez Díaz • Juan David Villa Rodríguez • Manuela Duque Carmona • Laura María Villamil Barrera • Hebert Rodríguez García • Diego Andrés Sánchez Alzate• Juan Pablo Ramírez Martínez • Daniel Fernando Tascón Restrepo • Laura Betancur Alarcón • Mónica Jiménez Ruiz • Laura Bayer / Invitada: Mónica Vélez / Foto portada: Mauricio Trujillo / Diseño y Diagramación: Ana Milena Gómez Correa, Editorial UPB / Impresión: El Mundo / Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de Comunicación Social-Periodismo • Dirección: Circular 1a No. 70-01 bloque 7 • Teléfono: 354 45 57 • Correo electrónico: pcontexto@gmail.com • ISSN 1909-650 X
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Una idea de país
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El miedo es el principal obstáculo del progreso y Colombia lleva más de medio siglo viviendo a la sombra del terror. La Ley de Víctimas, que busca devolverle al tierra a los miles de desplazados que tiene el país a causa de la guerra, en la que el Estado colombiano ha tenido su contribución al ser incapaz de contenerla bajo ningún matiz político y, por el contrario, la ha agravado en la disputa bipartidista siempre librada, no está exenta de ese miedo. A pesar de ser, quizá, la iniciativa más justa de reconocimiento y reparación a las víctimas, esa Ley no puede ser aplicada sin antes pensar en la restructuración de nuestras instituciones. Antes de deDaniela Flórez Suárez volverle la tierra a los desplazados, hay que devolverles la confianza daniflorez26@gmail.com en el Estado y sobre todo en la Fuerza Pública. Es preocupante el historial de abusos por parte de las autoridades del país, no en el campo sino también en la ciudad: día a día se conocen fraudes procesales, casos de corrupción, desfalco al Estado, violaciones, asesinatos de jóvenes, falsos positivos, desplazamientos forzados y en numerosos casos, los protagonistas son nada más y nada menos que nuestros dirigentes y miembros de la Policía o el Ejército. ¿Cómo pedirles a las víctimas que denuncien y exijan lo que les corresponde, si el peligro es la muerte? Cómo iniciar un proceso de restitución cuando en las calles escuchamos frases del tipo: “No denuncio porque la Policía no hace nada”, “la Policía en esta zona está comprada”, “en este país no hay justicia”, “en la esquina había un CAI, pero igual me robaron”, “uno ya no sabe a quién creerle”, esto último refiriéndose a los bandos en conflicto. Solo cuando las distinguidas familias del país dejen de ser “vacas sagradas”, cuando los terratenientes sean juzgados en las mismas condiciones de todos los ciudadanos, cuando la guerra deje de ser un negocio y la justificación de nuestra dependencia al asistencialismo, podremos hablar del cambio, de la restitución, del ordenamiento y de la justicia. Un país sin confianza es una mera idea de país. Colombia necesita esperanza, creer que es posible terminar el conflicto, creer en los órganos de poder, en la igualdad, en el potencial y la riqueza de nuestra tierra. Como se dice coloquialmente, a nadie le duele lo de uno, solo nosotros tenemos el poder del cambio, pero debemos leer el contexto. La Ley de Víctimas debe ser una bandera que se ondee en honor a la memoria, al reconocimiento de los errores, a la legalidad, a la dignidad, pero debe ondearse bien, sin un listado de muertos por denunciar y pedir restitución; sin miedo y con todas las garantías. Es un camino largo y espinoso, necesita perseverancia y trascender a una figura política, deber ser una lucha de todos, no solo de quienes han sufrido las consecuencias del conflicto, sino de quienes impasibles lo ven por televisión.
El precio de la cooperación
las guerrillas al resto de América del ¿Los años de relaciones comerSur?; geopolíticamente, Colombia, leciales y políticas entre EE.UU. y Cojos de ser únicamente un “país-pasalombia, empezando por el Plan Coje” para los grupos subversivos, por lombia y terminando con el Tratado su ubicación geográfica y su riqueza de Libre Comercio, han generado en natural, es mucho más cercano a una el país un sentimiento de seguridad mina de oro. Pero más importante y protección o se acerca más a un que eso, los colombianos deberíamos sentimiento de conformismo? preguntarnos: ¿Cuál es el precio que De acuerdo con las cifras ecopagamos ante el resto de Latinoaménómicas, el más grande mercado rica por esa cooperación? de exportación para los productos Como se presenta el panorama colombianos es Estados Unidos, internacional, las relaciones políticas con una participación de cerca del entre EE.UU. y Colombia son un sa44%; los mayores montos de dinero Laura Zuluaga Borda blazo certero a la creciente amistad de inversión extranjera provienen de grandes compañías petroleras lauriszulu22@hotmail.com con Venezuela. Este último país, por el momento, cuenta con el apoyo de estadounidenses que aportan 1.200 Ecuador, Bolivia, Nicaragua y muy seguramente millones de dólares anuales aproximadamente y Argentina, conformando un bloque de izquierda las ayudas económicas en materia de inteligencia muy poderoso dentro de América Latina. En otro militar y armamento superan los 4.200 millones de punto, Brasil se posesiona como una economía dólares. En conclusión, EE.UU. se ha convertido en emergente capaz de cobijar en su modelo muchos una especie de “padre generoso”, que cubre en su otros países de Sur América. Con el crecimiento seno de poder, a países como Colombia que sufren económico de Colombia y las mejoras diplomálas inclemencias de tener en su territorio grupos ticas del presidente Santos, cabe plantearse otra guerrilleros. posibilidad, una opción además de darle cuentas Es claro que la posición del gobierno colomal “Gran Imperio” y esta alternativa está relaciobiano es de gratitud y podría decirse que de cierta nada con el curso que toma Sur América ante el sumisión; pero lo que no queda tan claro es la pomundo. La idea de conformar un gran bloque de sición de los colombianos ante este paternalismo países suramericanos, unidos económica, política y progresivo de Estados Unidos ante Colombia. La socialmente está más viva que nunca. Ya existen las discusión está planteada en si lo que prima es la posibilidades y muchos caminos se están abriendo, conformidad de sentirnos protegidos y el agradeasí que sería necesario responderse si el precio cimiento constante, o si se plantea la duda de qué de la cooperación de Estados Unidos, ¿no es muy tan conveniente es. La ayuda no es desinteresada, alto al limitar la conformación de una gran alianza tema que no se ha ocultado; pero, ¿la razón de su suramericana? intervención es realmente limitar el progreso de
Que no muera la juventud Hebert Rodríguez García heroz20@hotmail.com Si hay una expresión molesta para mis oídos es aquella que escucho de algunos viejos: “Es que esta juventud está perdida”, dicen, olvidándose de esa etapa libre que alguna vez fue también parte de su vida, pero que ya se ha ido.
“Que tu casa es la calle”, “que mira esas fachas”, “que si es que no piensas coger juicio” y para rematar, culminan el griterío con una pieza monumental: “Es que en mis tiempos no era así”. ¡Pues claro que era así!, lo que ocurre es que a esos antiguos jóvenes, que por estos días ya son viejos, les ha llegado la amargura, que al parecer, es un estado mental desconectado de la vida, negándose a explorar ese “nuevo mundo” que emerge. Y no los culpo. Con las exigencias de esta sociedad estereotipada, solventada en los modelos productivos donde se exige a hombres y mujeres cumplir con el ideal generalizado de alcanzar un buen cargo, hallar la pareja ideal y esparcir muchachitos para prolongar el apellido, se olvidan las características de un estado joven que, desde el cliché, lo hacen ver como un estado de desenfreno y locura, de rebeldía e inconformidad, de energía y vitalidad. ¿Dónde están esos antiguos jóvenes de estado inconforme y soñador que permitió ver un cambio? ¿De qué sirvieron los años 50 con esos chicos preocupados por hallar explicaciones a este mundo vertiginoso e incierto donde su refugio fue la literatura y una vida de extremos? ¿De qué sirvió San Francisco y sus hippies o Woodstock y su rock? Es que ser joven no implica asumir el mundo sin responsabilidad y poca cordura. La juventud logra un cambio cuando es consciente de los problemas que la aflige y no los deja seguir. Ser joven implica entonces caminar por la vida buscando alternativas de cambio por un mundo mejor, más tranquilo, más respetuoso, menos bélico.
No es viejo el viejo ni es joven el joven por su edad. Es joven el viejo y es joven el joven por su manera de pensar y de actuar. Ese antiguo joven olvida que la juventud es la lucha por vivir y sentir, por no dejarse morir. La juventud se extingue cuando la mente decide no luchar más y se explaya sobre el sofá a esperar, en la rutina de su vida, el momento para dejar de respirar. No pares joven, si te dicen “deja eso, ya no más”, pues esos que intentan detenerte, algún día decidieron dejar de luchar.
Una identificación no oficial
Anónimos en la vida y N.N. en la muerte Laura Villamil Barrera lauramar90@gmail.com
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La trabajadora social Adriana Barrera trata de hacer un registro de aquellos a los que el olvido y la mugre, los persiguen desde la calle hasta la morgue.
Mientras les da el chocolate, se fija en las cicatrices y tatuajes, los saluda como si los conociera de toda la vida y, a los nuevos les dice: “Yo a vos no te había visto, ¿cómo te llamás?”. Luego los invita a que sigan pasando los jueves en la noche por la Plaza de las Esculturas, de Medellín, para recibir una merienda, y de paso, se sigan conociendo entre ellos.
Desde hace seis meses asiste como voluntaria a las jornadas nocturnas de una fundación que se dedica a darles de comer a los habitantes de la calle, y a hacer labores de evangelización; mientras ellos lo único que buscan es pasar el hambre que muchas veces ha sido olvidada por los efectos de las drogas y el alcohol. Adriana hace la oración “porque le toca”, pero reconoce que no está allí para enderezarle el camino a nadie. Su propósito es saber de ellos más que el apodo por el que los conocen sus “parceros”. –Dotora, ¿usted cómo se llama? –Me llamo Adriana, mucho gusto. –¿Adriana? Así se llamaba mi madrastra, la que me dejó en la calle. –Yo sí soy querida -dice mientras se ríe- y vos ¿cómo te llamás? –Me llamo Kevin. –Kevin, contame qué te pasó en la frente, ¿de qué es esa cicatriz? Y así transcurren sus diálogos con los indigentes, luchando contra el olvido, aunque ellos no lo sepan.
Debido a su trabajo en la oficina del Instituto Nacional de Medicina Legal de Medellín, Adriana debe enfrentar a las familias, amigos y conocidos de los cadáveres que reposan en alguna de las 56 cavas de la morgue. En ocasiones no se enfrenta a nadie, sobre todo cuando el nuevo huésped es un habitante de la calle. Según el censo para identificar las necesidades principales de la población de la calle, realizado por
Las radiografías, historias clínicas y las cirugías, son fuentes reconocimiento para una persona que habita en la calle y no tiene documento de identidad. Foto: Mauricio Trujillo.
la Secretaría de Bienestar Social del Municipio en 2009, en ese momento existían 3.381 personas en esa condición. Para brindarles la atención necesaria esta dependencia municipal invierte 12 mil millones de pesos anuales, los cuales son distribuidos en diferentes centros de atención para garantizar apoyo psicológico y suplir necesidades como la comida y el baño diarios.
Sin embargo, los censos no revelan una gran cantidad de anónimos callejeros porque se les considera “población flotante”. Unos flotan porque quieren y viven conformes con su estilo de vida, otros flotan porque para sobrevivir son enemigos de la justicia. Y aquellos que flotan y mueren terminan en el catálogo de N.N. que tiene Barrera en su escritorio. Se los sabe de memoria y es tal vez la única que los recuerda. En el 2011 a la morgue de Medellín ingresaron 400 N.N., de los cuales 160 aproximadamente, tenían características de la población de la calle. En lo que va corrido del año, han entrado a Medicinal Legal de la ciudad 43 N.N., alrededor del 15% con un prototipo de habitantes de calle. En su mayoría, este tipo de personas murieron al ser víctimas de actos violentos (en los que se incluyen los accidentes de tránsito), pero otro porcentaje alto indica muertes por enfermedades que no fueron detectadas a tiempo.
“Aunque no hay una clasificación específica que permita confirmar el pasado de una víctima, desde la tipología, los rasgos y las prendas de vestir, se puede inferir que alguien era un habitante de la calle”, asegura la trabajadora social, resaltando la importancia de los detalles en un proceso de identificación.
A la derecha Adriana Barrera, una de las tantas noche en Medellín, en su trabajo de identificación de las personas que habitan en la calle. Foto: Mauricio Trujillo.
Los tatuajes, las cicatrices, las perforaciones, los cortes y el color del pelo, se hacen determinantes para enterrar a alguien con nombre, es por esto que en sus noches de voluntaria ella empieza a reconocerlos por esas señas que han dejado las peleas callejeras, los accidentes o la voluntad de hacerse diferentes. Algunas veces, logra darle identidad a cuerpos por los que nadie pregunta, porque como dice: “Los muertos que se presumen como habi-
¿Cómo determinar una identidad?:
Para definir la identidad de un cuerpo se tienen en cuenta cuatro datos fundamentales, llamados la Cuarteta Básica: edad, estatura, sexo y ancestro racial. También son fundamentales para la búsqueda de una identidad, la descripción detallada de la morfología de un cuerpo por parte del médico encargado de la necropsia y la fotografía del rostro Los habitantes de calle N.N. no solo mueren por causas violentas, sino que pueden hacerlo por causas indeterminadas (enfermedades y padecimientos) que solo se descubren en el momento de la necropsia.
tantes de la calle, en su mayoría, no tienen familias. Son los amigos los que se acercan a su oficina para saber de ellos y, en muchos casos aunque se logre saber cómo se llamaba, no hay quién reclame su cuerpo”.
Hace seis años que trabaja en Medicina Legal y desde su escritorio, donde atiende casi 700 llamadas y aproximadamente el mismo número de visitas mensuales, critica la falta de programas que difundan la importancia de un registro, una cédula, las cartas dentales, entre otros documentos. Además, habla de la necesidad del reconocimiento de señales físicas particulares al interior de las familias, por ejemplo lunares, porque estas ayudarían a resolver muchos de los casos del catálogo de N.N. que maneja la oficina de Medicina Legal. Solo hasta hace poco sus jefes se enteraron de la labor que realiza. “Eso solo lo hace usted”, reconocieron ellos, con la admiración de un trabajo que nadie más pretende hacer y que ella lleva a cabo por pura satisfacción.
Gracias a su trabajo voluntario de los jueves en la noche, Adriana Barrera ya reconoce a Kevin, al ‘caleño’, a Nicolás y hasta al que vino del Huila, ese que no ve por el ojo izquierdo ni escucha por el oído derecho y que, en lugar de hueso en su frente, tiene una platina porque recibió un disparo de su mujer.
Con la confianza ganada de todos ellos está empezando por indagar sus nombres y apellidos, su edad y número de cédula (si no la tienen, su propósito es hacer que les sea expedida), entre otros factores, que asegurarán que no sean protagonistas del catálogo de “los sin nombre”.
Adriana espera continuar su labor, tan anónima como la “población flotante”, porque no existen programas de instituciones oficiales que hagan el registro que ella pretende realizar. Un registro que es necesario para reconocer el paso de un ser humano por el mundo.
En transformación y apropiación tecnológica, Medellín sigue innovando
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De una ciudad digital a una ciudad inteligente Laura Suárez Díaz laurisud@gmail.com
La tecnología puesta al servicio de la educación requiere que los alumnos y docentes renueven sus roles: el uno debe ser más crítico, asumir un papel activo. Por su parte, el otro debe encarnar la figura de orientador en pro del conocimiento.
Muchos son los cambios que durante el último siglo han modificado las dinámicas sociales y culturales de las personas. La educación, por ejemplo, ha sido permeada por la tecnología digital, a tal punto que en ciudades como Medellín, existen proyectos destinados a articular procesos renovadores con el objetivo de promover la transmisión del conocimiento y la apropiación del mismo, por medio del uso de herramientas digitales. Y es que hablar de tecnología implica hablar de la vida misma, dice Andrés Felipe Peláez Cárdenas, magíster en Educación y docente–investigador del grupo de investigación Educación en Ambientes Virtuales (EAV) de la Universidad Pontificia Bolivariana. “La tecnología es parte del ser humano, es indispensable. Por ejemplo, el lenguaje es una de nuestras más importantes tecnologías. Mediante el lenguaje se crea cultura, lo que nos diferencia de Foto: Juan Carlos Areiza. los demás seres vivos”. De ahí que la educación no es ajena a este fenómeno. El investigador sostiene que la tecnología debe ser entendida como todos aquellos artificios que le puedan servir al ser humano para solucionar un problema o alcanzar un objetivo, “entonces si un profesor enseña con una tiza, la tiza es la tecnología”. Del mismo modo, es importante que se parta del hecho de que existen diferencias entre los tipos de tecnología que pueden ser de corte análogo o digital. Esta última exige el uso de lenguajes binarios y, además, le impone retos a la humanidad. Entre ellos, “que la gente comprenda qué es eso de la tecnología y en qué consiste”, ya que por sí sola no va a funcionar de la manera esperada. El hecho de que la tecnología sea connatural al sujeto, implica que su objetivo varíe según el uso de cada individuo, el contexto en el cual se haya desarrollado y el conocimiento que tenga al respecto, es ahí en donde aparecen las necesidades de educar en su manejo, es decir, alfabetizar digitalmente. Ya que “cuando no son pertinentemente utilizadas, en vez de ayudar en los procesos, los empeoran. Por ejemplo, si alguien tiene problemas de comunicación, con la tecnología los va a seguir teniendo”, comenta Peláez. Es por eso que, desde principios del año 2000, en Medellín se empezó a pensar en la inclusión de la tecnología como herramienta en las aulas, y para el año 2003 comenzaron a ser dotadas con equipos e Internet. Años más tarde, a finales de 2006 y principios de 2007, los aparatos y dispositivos informáticos ubicados en los colegios empezaron a ser acompañados por otros procesos desde la Secretaría de Educación, que implican la apropiación y la formación en el uso de los mismos.
Foto: Juan Carlos Areiza.
Medellín lleva la delantera
Medellín Digital, programa liderado por la Alcaldía de Medellín, nació para acompañar a la Secretaría de Educación en estos nuevos cambios. “Porque la apropiación es el soporte de todas esos artefactos que hay en las instituciones educativas, porque es darle las respuestas a través de acompañamientos, asesorías a docentes, a directivos y a estudiantes de cómo usar pedagógicamente esas herramientas y por supuesto los contenidos”, dice Gianny Rozo Zapata, Líder de Educación en el proyecto Medellín Digital. También afirma que “no solo se trata de dotar los espacios, es más, nos atrevemos a decir que la dotación es importante pero es lo de menos en este escenario, porque a lo que realmente se le apuesta es a la apropiación y a los contenidos que se puedan generar y de los que pueda hacer uso la ciudadanía y en este caso, la población educativa”. En este momento, Medellín Digital está presente en las 16 comunas y los 5 corregimientos de la ciudad, ejecutando procesos de acompañamiento y adecuación de espacios. Sin embargo, el 30% de las instituciones educativas se encuentran por fuera del programa, ya sea porque la Secretaría no ha identificado la necesidad o porque los rectores de dichas instituciones no han solicitado su presencia. Se espera que con esta nueva administración el Así veía Jean Marc Coté en 1899, lo que sería un aula de cubrimiento llegue clase en el año 2000. Imagen extraída del blog http:// a la totalidad de las garvm.wordpress.com/. URL: http://garvm.wordpress. com/2008/07/13/jean-marc-cote-ii/ instituciones educativas. Además, Gianny Rozo dice que uno de los objetivos principales del programa radica en la búsqueda de una transformación no solo en los procesos de aprendizaje, sino también en la forma de enseñar de los maestros.
Cambio de métodos y roles
Algunas veces es común en las aulas de clase que el docente sea incrédulo con respecto al uso de la tecnología. Andrés Peláez, de EAV, asegura que “muchos profesores no la utilizan porque saben que algunos estudiantes lo pueden hacer mejor o lo aprenden más rápido que ellos y por tanto, creen que tener a un alumno con conocimiento los hace perder poder”. Además, opina que para que haya una apropiación pertinente, el docente debe partir de una necesidad, un interés por parte de sus alumnos que se despierta a través de la propuesta de actividades y la motivación a la reflexión, no solo de la exposición del conocimiento. “El profesor ya no es el que entrega contenidos, ahora es el orientador, el que propone actividades. Eso implica que hay que cambiar métodos, las clases por sí solas no pueden ser difusión de contenidos, pues los contenidos están montados en Internet”. De aquí se desprende que la actitud del estudiante también ha cambiado. Ahora es preciso que el educando adopte un papel más activo, “que busque, converse con el docente y otros especialistas; que escriba, socialice, se cuestione sobre lo que está aprendiendo”. Por ahora, el modelo en Latinoamérica para la transformación educativa a través de la tecnología y su apropiación es la ciudad de Medellín y sin embargo, Gianny Rozo explica que, “no quiere decir que ya hicimos todo; por el contrario, el proceso lo que hace es motivar a continuar de manera más decidida. Se trata de pasar de una ciudad digital a una ciudad inteligente, una ciudad real del conocimiento y eso lo proveen los recursos tecnológicos a través de la apropiación, no por sí solos”.
Medellín ha subido ocho puntos en el estándar educativo nacional desde que las instituciones educativas de la ciudad están en el programa Medellín Digital, según Gianny Rozo.
El reto entre la competitividad y el mantenimiento de los comerciantes:
¿Estado paternalista o innovación social?
Existe una premisa en la que todos los ciudadanos parecen estar de acuerdo: vender es la forma más viable para sobrevivir. Aunque Carlos Marx sostenga en su obra El Capital que el capitalismo comercial (comprar y vender por otro precio con un excedente, el excedente es la ganancia) es la forma más fácil e inmediata de ganarse la vida, la situación no es tan simple para los comerciantes de Medellín, bien sea como formales, carnetizados o informales, según la clasificación que brinda la Subsecretaría de Defensoría del Espacio Público. Esta entidad, que depende de la Alcaldía, regula la distribución de los vendedores ambulantes y busca un óptimo desarrollo del comercio de productos, especialmente alimenticios, propendiendo por el beneficio tanto del ventero como del consumidor. Sin embargo, la palabra “beneficio” no debería apuntar únicamente a la adecuación de espacios para los negocios. Es lo que apuntan trabajadores como José Blandón y María Eugenia Torres, miembros de la Asociación de Venteros del Cerro Nutibara, quienes además coinciden en querer que, aparte del lugar que han tenido en el Pueblito Paisa por más de diez años, la administración realice actividades de promoción para que más personas los visiten y sus ventas se incrementen; recalcan que “para eso pagan arriendo”. A pesar de su caseta de un metro con ochenta centímetros, el señor Blandón describe su oficio de vendedor de salpicón y jugos naturales como bueno, aunque el Cerro Nutibara se haya vuelto poco concurrido en “tiempo frío” (tiempo entre enero y julio, y septiembre y noviembre). Anteriormente, eventos como el Festival Gastronómico, la misa dominical con el padre Nevardo Cataño y el programa “Venga a mi pueblo” (en el que gente de municipios antioqueños visitaban esta réplica de los pueblos paisas de antaño) promovían las visitas de turistas y habitantes de la ciudad; pero en el presente “los eventos están quedados”, cuenta el mismo Blandón, “y si el administrador pide uno y le contestan que no hay presupuesto, no se puede hacer más de ahí”. No obstante, a José Blandón le va muy bien porque no tiene competencia directa: su negocio está arriba en la plazoleta principal, sin más venta de fruta alrededor. En cambio, para María Eugenia Torres las condiciones laborales se complicaron en el Pueblito Paisa, desde que el Municipio decidió reubicar a los venteros llevándolos a un costado, a un pasaje casi subterráneo de comidas. “Cuando estábamos arriba era mejor, se vendía más…al bajarnos, el trabajo cambió de la noche a la mañana”, así explica Torres un bajón abrupto en las ventas. “Cuando trasladaron los puestos nos prometieron el
Laura Bayer Yepes lauraby416@hotmail.com
Vendedores carnetizados e informales bajo la estación Parque Berrío del Metro. Foto: Tatiana Cárdenas Montoya.
cielo y la tierra: señalización, avisos, iluminación… y nunca han cumplido nada, ninguna administración”, cuenta refiriéndose al anonimato que se ha apoderado de sus locales y de la poca comunicación que siempre han tenido con el administrador de turno. La señora Torres asegura que, al no lograr conciliar las posiciones de la Asociación y el administrador y no conocer el presupuesto que la Secretaría de Turismo otorga al Cerro, no es mucho lo que puede hacerse para publicitar sus ventas. “La mayoría de los compañeros tienen volantes para promocionar lo que venden en cada puesto, han hecho cartas, riegan los volantes… y ya”, agrega. Muchas personas de la comunidad se preguntan si la Administración Municipal debería dar garantías adicionales como publicidad, por recibir el pago de impuestos. El docente universitario e investigador en temas de espacio urbano, Federico Medina Cano, responde a esta pregunta diciendo que el Estado solamente buscaría regular la infraestructura y las locaciones, para no crear un conflicto en el entorno: “Entonces ese ambiente sombrío y deteriorado de la ciudad desaparece, y Espacio Público ya no ve a los venteros ambulantes como enemigos, sino como otra posibilidad de comercio formal”.
“Hay que dejar de lado al Estado paternalista, porque él mismo no es un empresario, es simplemente un regulador. El Estado y el Municipio te ponen todas las condiciones: el espacio, permitir que la gente camine, que en ciertos lugares no circulen carros… se crean todas las condiciones y por eso se cobra. El problema es que los vendedores no piensan en sentido gremial, sino que piensan en sentido individual. Ahí es donde está la dificultad”, expresa Medina refiriéndose al concepto moderno de innovación social, que explica distintas formas de cooperación y comunicación a las ya existentes, para buscar solución a los desafíos en un nicho de la sociedad. Y mientras comerciantes como Érika
Ríos, quien vende arreglos florales en el Parque de Laureles, envían una carta de petición a la Subsecretaría de Espacio Público, para ser carnetizados y evitar que los funcionarios se lleven sus baldes y tener que ir a recogerlos a las Torres de Bomboná en un determinado plazo; otros vendedores deciden sacar a flote el lugar que es fuente común de trabajo, entre todos, como fue el caso de los trabajadores del emergente Mercado a Cielo Abierto Tejelo (donde el comercio de fruta y otros alimentos es abundante), luego de que la Alcaldía de Medellín interviniera el sitio que por más de cuarenta años habían ocupado los comerciantes, localizados en el costado occidental del edificio Miguel de Aguinaga, cerca del Parque Berrío. José Nicolás González Marín, vicepresidente de Asotejelo (asociación que reúne a los trabajadores de la zona) aseguró que “existe un compromiso de corresponsabilidad social con el orden, aseo y la convivencia para que esta intervención hecha por la Alcaldía se refleje en un sitio más atractivo y llamativo para la ciudadanía, en beneficio de un mayor movimiento comercial”, como reza el informe brindado por Espacio Público en su dirección Web. Porque si hay algo que predomina en el comercio de la capital antioqueña, son las asociaciones que suelen ser anclas para los gremios que han entendido que la función de la Subsecretaría es simplemente permitir la realización de actividades mercantiles en sitios que antes no estaban destinados para ello. Empero, en el caso particular del Cerro Nutibara, siendo esta figura tan discrepante con la gerencia del sitio turístico, solo resta esperar al cambio de administración que este año tendrá el Pueblito Paisa.
La caseta de José Blandón es la única que permanece abierta en las horas de la tarde, en la plaza del Pueblito Paisa, durante los días hábiles. Foto: Tatiana Cárdenas Montoya.
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Voló sobre la comuna trece
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Una cometa de globos de colores Laura Betancur Alarcón laurabeta.alarcon@gmail.com
Mónica Jiménez Ruiz mmjr0518@gmail.com
Como en una película de Disney sobre un viejo y un scout, los globos de helio hacen volar los objetos y las ideas de unos jóvenes con ellos. Historia de un mapa desde las alturas. Globos azules, rojos, rosados y amarillos flotan en el cielo sin nubes. Es domingo, medio día, hace sol y en el parque Antonio Nariño, en las laderas occidentales de Medellín, los niños miran con envidia a un hombre de gafas que los lleva de la mano. Parece que juega, los amarra, los suelta, los deja caer. Se divierte.
Gabriel Vanegas no es vendedor de globos ni tiene el complejo de Peter Pan. Va camino a la cancha de El Salado, en la Comuna 13, a lanzar su cometa de globos hidrostáticos. Sí, cometa, porque a esos diez globos los sujeta una pita de tres kilómetros de largo que él manipula mientras estos toman altura.
montaje es simple: el embudo de una botella de gaseosa sirve de cúpula para ubicar una cámara programada que disparará cada cinco segundos. De ahí se despliegan dos tiras de acetato, que funcionan como hélices de ese helicóptero de plástico en miniatura. El dispositivo se amarra a los globos. Se activa el obturador. En la arena Leidy, Alexander Agudelo,
Cristina Mazo y Yesenia jalan la pita de acuerdo con la dirección del viento. El ascenso al cielo exige soltar los tres kilómetros del carrete. Ellos corren de un extremo a otro dándole fuerza al despegue. La altura empieza a modificar las proporciones: los carros parecen de juguete, y los Con-Ver-Gentes, hombres diminutos desde la cámara, ven los globos como puntos coloridos en medio del azul claro.
El mapa
Con las fotografías del lanzamiento construirán un collage mapa del sector. Esto es cartografía social, un método con el cual se construyen mapas y se
Detrás de él van unas veinte personas más. No son cometeros de profesión. Son una comunidad de usuarios de biblioteca, de amigos, de hiperactivos, de juguetones. La travesía empezó a las siete de la mañana. Ahora se preparan para el tercer lanzamiento.
Con-Ver-Gentes
Así se llaman desde 2007. Cuatro años atrás, con la llegada de la Biblioteca Pública Piloto, filial San Javier-La Loma, Gabriel pensó que no sólo se podían prestar libros. Era necesario hacer algo más por ellos, por los jóvenes quienes también empezaron a preguntarse por su comunidad desde el uso de medios digitales.
Indagaron por las historias de sus abuelos, aprendieron a tomar fotografías, publicar en blogs, editar videos, caminar su barrio. Desde 2009 y en su búsqueda por conocerse, empezaron a dibujar su casa, su cuadra, su barrio. Estas gráficas fueron luego digitalizadas por medio de la herramienta Walking Papers. “Si no aparecemos en los mapas, no existimos… A veces somos líneas invisibles que a nadie le importan o que aparecen y desaparecen dependiendo de intereses económicos”, dice Gabriel. La idea evolucionó cuando conoció a Freddy Rivera, director en Colombia de la plataforma de software libre OpenStreetMap, Web en la que más de 500 mil colaboradores de todo el mundo construyen y comparten su geografía. Él le propuso la cometa de globos, que en la técnica se llama Balloon Maping, para realizar una cartografía de la vereda La Loma.
El vuelo
En la cancha de El Salado no hay partido de fútbol. Gabriel llega con los globos; Nora Burquijo, Leidy Sáenz y Yesenia Corrales dibujan la iglesia, la biblioteca y el jardín en las plantillas de papel y Franklin Posada toma fotografías previas al lanzamiento. Él, como otros, encontró aquí un camino para no habitar ese mapa real donde la violencia mata a quienes quiere.
Los demás reposan bajo la sombra de la gradería, observan cómo la cometa de colores es armada. El
Con-Ver-Gentes y su mapeo social es una propuesta independiente. No tienen apoyo de ninguna institución. Foto: Mauricio Trujillo.
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El lanzamiento desde la cancha de El Salado permitió visualizar los barrios Independencias I y II, 20 de Julio y El Salado. Foto: ConVerGentes. reconoce el territorio a partir de la participación de la misma comunidad. La cartografía queda luego como una carta abierta, con la que las personas puedan construir sus propias rutas, dar luces sobre cómo debe ser la intervención urbanística o incluir información sobre la memoria del barrio.
Mónica Zuleta, geóloga y doctora en Geografía, explica que “se grafica el espacio que habitamos para poder comprenderlo en toda su extensión y en los procesos que ocurren ahí. A veces sólo visualizamos lo que está más cerca de nosotros, pero el espacio donde convivimos y desarrollamos nuestras actividades es mucho más amplio y hay aspectos en él que afectan las actividades que hacemos y nos hacen ser como somos”. “En Medellín, y en general el país, no se ha desarrollado una verdadera cartografía social y humana”, asegura Mónica Zuleta. Es un campo débil, poco explorado. Contrario a lo que sucede en Alemania, Estados Unidos y Brasil, donde se hace un gran esfuerzo por cartografiar, además de lo físico, lo humano.
En este sentido, hay que registrar “actividades, aspectos sociales, económicos y culturales y las formas cómo la comunidad se relaciona con su
OpenStreetMap es una
Web en la que más de 500 mil colaboradores de todo el mundo construyen y comparten su geografía.
La cartografía queda luego como una carta abierta, con la que las personas pueden construir sus propias rutas. entorno. Esto nos beneficia a todos porque nos permite conocernos”, concluye Zuleta.
El descenso
Luego de ocho minutos de sobrevuelo, Alexánder Agudelo comienza a jalar la cuerda. Es tiempo de regresar. Desde la cancha, sobre el cerro más cercano se ven dos niños trepando a las copas de los árboles. Alcanzan altura y toman la pita de los globos. Abajo les gritan que no la vayan a cortar, pero ellos lo hacen.
Los globos amarillos y azules empiezan a caer sobre las casas estrechas de la montaña urbanizada. El viento los eleva otra vez y luego los jóvenes los dirigen hacia ellos. No saben a dónde van. Tampoco Gabriel que inicia carrera hacia el cerro, seguido de Julián y “El chavo”, como le dicen a Esteban Agudelo, quienes atraviesan las escaleras y puertas de casas hacinadas.
Leidy, cansada de correr, reprocha haber venido por este sector. Es la primera vez que algo así sucede. “El chavo” y Julián alcanzan a los niños, que antes de suponer un regaño, exigen una recompensa por atrapar los globos. Luego en la gradería ven las fotos. Observan con los ojos del cielo o de Dios la forma de las calles,
el verde general de todas las copas de los árboles, el mosaico de los techos grises y cafés, los carros como juguetes, el bazar de la iglesia, la placa de cemento de la biblioteca. Ven por primera vez lo que siempre han visto.
Otros mapas
La herramienta de la cartografía y las plataformas de software libre también han tenido otros casos y usos en nuestro país.
Por ejemplo, el Movimiento de Víctimas de
Crímenes de Estado construyó, junto con el colectivo Antena Mutante, la cartografía multimedial llamada “Con los pies en la tierra”, que a través de Ulrich, una plata-
forma de uso libre, cuenta doce casos de impunidad en distintas zonas del país como Bolívar, Antioquia y Sucre. Las historias, fotografías y videos que se montan a este mapa en la Web son construidas por las mismas comunidades.
En otros ámbitos, como el artístico, también se han adoptado las gráficas del terri-
torio. Algunas iniciativas son Musicatosis, que pretende un diálogo sobre música
con relación a lo geográfico, y Cartografías
Sonoras, mapa al que diferentes usuarios adhieren los paisajes sonoros de ciudades en Latinoamérica.
El antioqueño Elkin Velásquez afirma representar un país modelo y dos ciudades exitosas
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“En el mundo me preguntan por qué Colombia es el país del futuro” Daniel Fernando Tascón Restrepo danieltascon11@gmail.com
Elkin Velásquez es colombiano y vive en África. Actualmente es el coordinador del programa de Ciudades más seguras de la agencia UN-Habitat de la ONU. Hace poco estuvo en Medellín, asegura que “Colombia está avanzando y los colombianos tenemos que creérnoslo”.
¿Usted se postularía para un empleo que le exige irse a vivir a África? Elkin Velásquez Monsalve es de Medellín y después de vivir durante una década en Bogotá, dejó Colombia. Se trasladó a Nairobi, la capital de Kenia, país al oriente de África para dirigir el programa “Ciudades más seguras”, de UN-Hábitat.
El antioqueño Elkin Velásquez Monsalve trabaja con las Naciones Unidas en Nairobi, Kenia. Foto archivo particular.
Este proyecto tiene como objetivo ayudarles a los alcaldes del mundo a desarrollar políticas públicas que promuevan la prevención del crimen y la violencia en sus territorios. La prevención por tres vías: lo social con los jóvenes, el diseño urbano de espacios públicos y el mejoramiento de las instituciones. Fue asesor de la política de seguridad ciudadana en la prevención del crimen y la violencia durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, en Bogotá. Algo clave para su elección. Conocía el trabajo en las ciudades, tenía experiencia en la realidad. “Simplemente había desarrollado una experticia en el tema, cuando me presenté estaba más o menos en igualdad de condiciones para competir”. Sostiene que los colombianos tenemos complejo de inferioridad, “creemos que todo lo de afuera es mejor; por eso digo que contra todo pronóstico me seleccionaron”. Afirma que nuestros profesionales son de calidad, nuestras universidades buenas, la gente se forma bien para competir en el mundo. La perspectiva sobre Colombia, de este doctor en Geografía con especialidad en política y ordenamiento territorial de la Universidad de Grenoble, de Francia, está hoy nutrida por la visión que en el exterior tienen del país, donde es visto como un polo de desarrollo mundial. Desde hace dos años vive con su familia en la cuarta ciudad más grande de África.
lombianos “tenemos el complejo de vivir en un país violento, narcotraficante y pillo, lo que nos produce cierta frustración autogenerada”, pero sostiene que “estando afuera, y comparando con otros, me doy cuenta de soy el representante de un país modelo y de dos ciudades exitosas”. En el exterior quieren saber sobre la manera cómo hemos solucionado los problemas de transporte y seguridad en Bogotá y Medellín, y las razones por las que el país está creciendo económicamente, “¿por qué Colombia es el país del futuro?”, le preguntan. Señala que “muchos analistas expertos están viendo a Colombia como un sitio que está avanzando”, porque el anterior gobierno colombiano “ayudó a construir un imaginario de seguridad”. Bogotá y Medellín tuvieron un modelo de ciudad que las hizo desarrollarse, “lo hicieron no solo con marketing sino que hubo resultados”. Afirma que “con todas nuestras contradicciones y discrepancias el resultado es que avanzamos”. Asegura que al mirar a Colombia desde afuera se ve el balance total que indica un país que “avanza en capital humano, en riqueza económica, en posicionamiento en el mundo, en atracción de extranjeros para inversión o para turismo”. Asegura que Colombia está avanzando porque nuestro país crece en momentos de crisis económica mundial. En los países del norte la gente está desesperanzada. Países emergentes como Brasil, Colombia, Indonesia, India, Suráfrica, Nigeria o China se convierten no solamente en el motor del desarrollo económico del planeta sino que también comienzan a ser un referente.
Velásquez propone que para creernos que el país avanza y superar retos como la desigualdad social, los colombianos requerimos de mayor exposición internacional y de educación, porque ofrecen perspectiva y punto de referencia. Las instituciones locales, regionales, nacionales, las universidades y las empresas deberían exponer más a sus miembros a otros países. “Conocer otras realidades permite tener conciencia y valorar lo que se tiene”. Mejorar el capital humano en términos de educación da la posibilidad de valorar los intangibles. “Nuestra sociedad es muy orientada a lo tangible, al crecimiento material, como por ejemplo, la infraestructura o el dinero, etc., pero no a lo intangible, como el conocimiento o las ideas”. Velásquez está convencido de que “la educación es un ascensor social”, generador de capital humano para un país. Dice que todas las clases sociales, sin excepción, deberían poder tener acceso a ella. Cuenta que no sabe por cuánto tiempo estará en su cargo. Es algo que depende de UN-Hábitat. Al terminar su gestión no sabe si regresará a Colombia, “iremos a donde haya oportunidades y se puedan expresar las ideas; si es aquí, perfecto. Si es en otro lado, también”.
“Aunque por ahora no percibamos el avance de Colombia, así nos ven en el mundo y el espejo no miente”.
“Colombia está avanzando”
Para este ingeniero en Geología de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, los co-
En Nairobi, la Capital de Kenia, (684 km2 y más de tres millones de habitantes), el colombiano Elkin Velásquez entiende que Colombia es mejor de lo que nosotros mismos nos damos cuenta. Ilustración: Sebastián Restrepo Toro.
Pionero del Tap en Medellín Mónica Vélez Gómez monavego@yahoo.es
Desde que se conoce de niño, Juan David Palacio afirma que le gusta bailar. Los primeros años lo hizo en su habitación o en el cuarto de baño, a escondidas. Ahora lleva 16 de sus 44 años dedicados al tap y 10 años a su grupo TAPs Compañía. Juan David Palacio Ortiz empezó a bailar en la academia Jazz Dance hace 16 años por invitación de una trabajadora social que laboraba con él en la Clínica Universitaria Bolivariana. Ella le contó que daban clases de tap y la curiosidad lo llevó hasta allí, se inscribió inmediatamente y “las cosas se dieron, como dicen los futbolistas”, afirma Juan David, riéndose.
“Desde que yo me conozco me gusta el baile. Cuando llegaba el 31 de diciembre, lo primero que recuerdo es bailar con mis tías. Ya en la adolescencia empecé a bailar break dance. Me miraba en el espejo, pero con mucha pena, sobre todo de mi papá, porque no le gustaba. Bailaba al escondido, ensayaba y hacía pasos solo”, cuenta Juan David con cierta alegría por no tener que esconderse más.
Cuando Juan David comenzó a bailar no conocía mucho de este género, salvo lo que había visto en las películas de los años dorados de Hollywood. En aquella época había una sociedad muy conservadora, que no veía con buenos ojos a un hombre que bailara algo diferente a los tradicionales bailes de salón. Esto no le importó. No le importó que 300 personas lo vieran bailar con su hermana en el coliseo de su colegio. Tampoco le importó hacer una coreografía de break dance con sus compañeros de undécimo, ni mucho menos presentarse en los teatros más reconocidos de la ciudad en la función que prepara cada año la academia Jazz Dance.
A pesar de las presiones sociales y familiares, Juan David continuó bailando, pues es lo que más le gusta, y dice: “Hay un misterio en el tap. Cuando alguien va caminando es predecible el sonido de los pasos, pero cuando llega con los taps, la gente no cree que se puedan hacer tantos sonidos. Lo otro es que este género llama la atención. Si hay una música y entramos a hacer sonidos, contratiempos, eso impacta y más si la persona danza”.
Múltiples facetas
Las personas que conocen a Juan David coinciden en decir que es un hombre muy ocupado y que no se explican cómo hace tantas cosas, a qué horas baila y cómo dirige una compañía de danza. Él está casado hace unos 10 años con Alejandra, una paisa negociadora internacional; es
padre de dos niños, Matías de 6 años y Nicolás de 2. También es psiquiatra infantil, experto en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, dicta clases en la Universidad de Antioquia y tiene un consultorio particular.
El reto de ser profesor y director
María de la Mar Bustamante, bailarina y coreógrafa de TAPs Compañía, piensa que Juan David tiene una forma de dirigir muy particular. “Él parte siempre de la escucha, para pedir un pie, una mano, una sensación. Puede que sea más lento así, pero hay un aprendizaje certero. Hay cosas que no se me olvidan de lo que él me pide, las sensaciones siempre se me quedan”, expresa con un tono de gratitud María de la Mar.
Un líder sin igual
Al igual que la persistencia, la defensa de la diversidad también caracteriza a Juan David. Desde que ingresó a Jazz
Dance le encantó que hubiera tanta heterogeneidad y por eso aplicó el mismo principio a TAPs Compañía. Sus integrantes son profesionales de diferentes áreas, edades y contexturas. Otro de los factores diferenciales de Juan David y su grupo es la apuesta por el teatro. “En la compañía quería meterle algo muy de teatro, como si fuera un musical, como en los espectáculos de Broadway. Eso me llamaba mucho la atención”, recuerda Juan David y hace alusión a “La nave de los locos”, una puesta en escena donde logró articular sus conocimientos de psiquiatría con el tap, porque cuenta la historia de unos personajes con trastornos o manías que son excluidos de la sociedad en una nave. A Juan David le tocó ser pionero en Psiquiatría de la Universidad Pontificia Bolivariana, fue de la primera cohorte. No le importó que sus amigos y familiares creyeran que era una pérdida de tiempo dedicarse a este campo de la Medicina. Igual hizo con el tap y ahora con TAPs Compañía, la primera compañía de este tipo en Colombia, hasta donde se sabe, de la que se enorgullece ser director, coreógrafo y bailarín.
El amor por el tap de Juan David no desfalleció con el transcurrir de los años. Llegó el momento en el que, encantado con las presentaciones de final de año de la academia Jazz Dance, le propuso a su directora, Sabine Stockman, que hicieran un grupo de proyección solo de esta técnica de danza. Su respuesta fue animarlo para que conformara una compañía.
Al principio, Juan David no entendía bien qué significaba una compañía de danza, pero tenía claro que eso era lo que quería. Entonces, con un grupo de amigos y bailarines conformó TAPs Compañía. “Cuando empezamos me di cuenta que yo bailaba por oído, por instinto, yo no contaba mucho; entonces me tocó empezar a enseñar. Quería hacerlo de una manera diferente, no quería ser tan estricto como en la academia, pero tenía profesores de ballet, de jazz… No les podía enseñar como: ‘Vamos a hacer tantarararan – tan – tán’, sin decirles los pasos y que simplemente me los copiaran. Me tocó estudiar mucho, nombrar los pasos… ¡Eso fue mucha lidia!”, recuerda Juan David.
El tap es el sonido que resulta de la percusión de los zapatos (taps) contra el piso y en su proceso creativo se convierte en danza y a la vez en música. Nace como resultado de la fusión entre las danzas rítmicas de los africanos y el flamenco, que llega a América luego de la colonización, en ese intercambio cultural.
El médico Juan David Palacio es el director de TAPs Compañía agrupación artística antioqueña especializada en la danza tap o tapdance. Su objetivo es ir más allá de los estilos clásicos y por eso se embarca en el estudio del tap contemporáneo, el experimental y de la danza teatro. Foto Ninsy Paulina Vargas Soto.
“Yo siento que es un motor muy bacano, porque veo que se viene una ola detrás, o sea, que vamos arrastrando mucha gente. Qué más que le mostramos a la gente un lenguaje diferente e innovador y enriquecemos la actividad cultural y artística del país”, finaliza diciendo Juan David mientras bebe el último sorbo de gaseosa en su pocillo.
Los taps, zapatos especiales para percusión en el piso. Foto Ninsy Paulina Vargas Soto.
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“Yo desde que nací sabía que iba a ser escritor, quería ser escritor, tenía la voluntad, la disposición, el ánimo y la aptitud para ser escritor… siempre escribí, nunca pensé que pudiera hacer otra
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cosa, nunca pensé que de eso pudiera vivir… estaba dispuesto a morirme de hambre, pero ser escritor”. Gabriel García Márquez Ilustración: Catalina Salinas.
30 años del Premio Nobel
El gran Gabo que no conocimos Juan David Villa Rodríguez juanda0812@yahoo.es
Nosotros, los de mi generación, no escuchamos la voz emotiva cargada de incredulidad de Yamid Amat pregonando, aquella mañana de jueves del 21 de octubre de 1982, después del tétrico “extra, extra… cuando la noticia se produce Caracol se la comunica”: “¡Urgente! ¡Gabriel García Márquez acaba de ganar el Premio Nobel de Literatura!… ¡repito: Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura!”. No escuchamos a García Márquez, recién levantado, diciendo: “Me acaban de despertar con la noticia de que soy premio nobel (…) Todavía no estoy seguro de que he despertado”. No vimos a García Márquez feliz y agrandado de alma, anunciando en entrevista a un periodista mexicano que iría a la ceremonia en Estocolmo ataviado con guayabera por ser el “traje nacional” de su Caribe y que con tal de no ponerse frac se aguantaría el frío sueco.
Y tampoco lo vimos vestido entero de blanco, portando el “traje nacional” de su Caribe, recibiendo el galardón que le entregaba el rey de Suecia, la concurrencia distinguida que le ovacionaba, y a él saludando solemne apenas inclinando un tanto la cabeza. No lo conocíamos. De él supe un día del penúltimo año de la secundaria cuando un profesor de español nos obligó a leer un libro de letra pequeña y márgenes reducidos titulado Cien años de soledad.
Pero resulta que, aunque uno puede leer lo que quiera, y contrario a lo que piensa mi generación, digo que la más elevada expresión de García Márquez son sus novelas.
Nunca estaría de más darse una vuelta veloz por sus novelas cortas de relatos acalorados e historias cuyos tiempos se cruzan y desvanecen.
Supongo que a muchos nos ocurrió, entre tanto Arcadio y Aureliano, entre tantos amores furtivos, entre fusilamientos y guerritas civiles, entre la casa grande del patio del castaño y las nueve habitaciones, que nos extraviamos, y en la mitad de la historia no habíamos entendido nada.
Sus cuentos sí, sus novelas nunca más
No fue necesario hacer un sondeo. He escuchado decir a mis contemporáneos, devoradores de libros, que las novelas de García Márquez son insoportables pero sus cuentos encantadores, sobre todo los Doce cuentos peregrinos cuyas historias ya no transcurren en la mágica y calurosa Macondo, sino en cualquier fría ciudad europea. Pero resulta que, aunque uno puede leer lo que quiera, y contrario a lo que piensa mi generación, digo que la más elevada expresión de García Márquez son sus novelas. Dos en especial, dos que son verdaderos proyectos literarios monumentales: Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. La primera es la obra total, el relato donde ocurre todo cuanto humanamente puede ocurrir. La segunda: la historia del amor, del amor de sus padres hecho ficción en Fermina Daza y Florentino Ariza. Si la perfección existiera estaría aquí dos veces manifestada.
Y también habría que decir que García Márquez no se muere en Cien años de soledad. Nunca estaría de más darse una vuelta veloz por sus novelas cortas de relatos acalorados e historias cuyos tiempos se cruzan y desvanecen: Crónica de una muerte anunciada, que entre otras, siempre sirve para comprender una manera simple y al mismo tiempo magistral de contar una historia sin dormir al lector: la promesa de que van a matar a un hombre, el hombre muere en la mitad del libro porque si muriera en la última página el lector iría a ella directo para averiguar si lo mataron o no, pero como muere en la mitad del relato el lector no tiene más opción que leer cada línea para averiguar cómo lo mataron.
Tampoco estaría de más darse una vuelta por la simple historia de El coronel no tiene quien le escriba, o por la historia del padre De Laura enamorado de un niña atacada por rabia en Del amor y otros demonios. O la historia de un Bolívar tristón y enfermo pero siempre glorioso, la de un funeral de un muerto odiado por todo el pueblo, la de un dictadorzuelo bananero en vía de desgracia, la de un pueblo agobiado por panfletos amenazantes que aparecen nada más.
Por apátrida y amigo de Fidel
En 2008 se le homenajeó por todo y volvió a Aracataca. Vimos entonces a un señor muy mayor y encanecido, ya achacoso, aún sonriente pero de mal genio. Se fue hace tanto tiempo a su exilio que se hizo viejo fuera de su Caribe, de donde nunca quiso irse: “Si yo volviera a nacer haría todo exactamente lo mismo, salvo una cosa: no me iría de Colombia tanto tiempo”. No lo vimos envejecer.
Pero de lo que no se arrepentiría nunca es de ser el buen amigo de Fidel Castro. Una amistad literaria, confirmada por los libros, porque el comandante Castro, dice García Márquez, es un gran lector a quien siempre enviaba sus borradores para que le señalara anacronismos, incoherencias e inconsistencias que ni su editor alcanzaba a ver. Cada quien puede tener uno que otro mal amigo y seguir escribiendo hasta que la memoria se agote. Y a Gabriel García Márquez ya se le agotó. Se le agotaron ya los recuerdos de infancia que su genio convirtió en novelas… en las mágicas, polvorientas y calurosas historias que no son la fotografía de Colombia sino del Caribe, porque al fin de cuentas, la responsabilidad moral del artista es contar el pedazo de paisaje que le tocó: contarlo tal y como es para que no se lo coma el tiempo, y contarlo como podría ser para que la esperanza no se extinga. Y él cumplió: más con lo primero que con lo segundo, pero cumplió.
Casa del Escritor: un hogar para las letras y la palabra Juan Pablo Ramírez Martínez juampar20m@hotmail.com
allí su manera de vivir, de sentir, de expresarse al mundo.
La Casa del Escritor sería un recinto con puertas abiertas a escritores de la vieja data y a las nuevas generaciones, no sólo en el campo de la literatura -en lo estrictamente relacionado con la novela, el ensayo y la poesía-, sino también para interesados en la construcción de guiones radiales, teatrales y cinematográficos; incluso, es posible la incursión en el lenguaje audiovisual.
“Los escritores no tenemos adónde ir ni dónde llevar nuestras esperanzas”, asegura el también actor de cine, compositor de canciones populares y libretista de radio, Óscar Hernández. Por esta razón, él, junto con un grupo de reconocidas plumas como Juan Manuel Roca, Elkin Restrepo, la poetisa Lucía Estrada -nominada por la Unesco al Premio Mundial de Poesía Joven, Struga-, entre otros, promueven este proyecto que busca un sí por parte de la Alcaldía de Medellín, para obtener una sede que resguarde las múltiples ideas de escritores con larga experiencia y de quienes apenas se abren camino en el oficio.
Hasta este momento se construye sobre columnas imaginarias, pero sus impulsores esperan hacer de esta casa en el aire un proyecto donde la tinta, las ideas, la palabra y el arte tengan su encuentro.
Lugares de dinámica similar y con el mismo nombre funcionan en México, El Salvador, Uruguay y Chile, pero fue la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en el Centro Histórico de Lima, la que inspiró a Óscar Hernández Monsalve, novelista, poeta y periodista paisa con más de 50 años de experiencia, para presentar ante las figuras más sobresalientes de la literatura local su propuesta de tener un espacio fijo para quienes ven
Para José Ignacio Escobar, profesor de crónica y reportaje de la Universidad Pontificia Bolivariana y ganador del Premio Nacional de Cuento Jorge Gaitán Durán, en 2010, “la idea es convertir la iniciativa en un sitio conocido inclusive en el ámbito internacional, posibilitando intercambios culturales con países de Latinoamérica. Para comenzar por encontrarnos a nosotros mismos”.
Para la poetisa y filósofa Olga Elena Mattei, condecorada a lo largo de su carrera con más de 18 reconocimientos -entre ellos el Premio Internacional de Poesía Café Marfil, en Madrid (1974) y el Premio Nacional de Poesía Porfirio Barba Jacob (2004)-, es importante la construcción de este tipo de espacios, pues “es así como los artistas de todas las disciplinas contribuyen al desarrollo cultural de la ciudad”.
Óscar Hernández nació en 1925. Es uno de los intelecutales más importante que en su momento tuvo Medellín, en donde también se inscriben figuras como Fernando González, Manuel Mejía Vallejo y León de Greiff, entre otros. Foto Juan Carlos Areiza. Por su parte, la comunicadora social – periodista, María Isabel Barrientos, apoya también el proyecto al considerar necesario “el establecimiento de espacios donde el ser humano se maraville y encuentre en dicho asombro oportunidades para el uso de la palabra”. Los psicólogos Sandra Sansón y Rafael Aguirre, son la coordinadora y el director ejecutivo de la Casa del Escritor. Según ellos, ésta sería un espacio grande con salas de conferencias, tertulias, talleres y biblioteca; además, aseguran estar haciendo todo el esfuerzo para tener una librería que apoye económicamente el sostenimiento de la casa.
Una iniciativa similar fue presentada a la administración de Alonso Salazar, tres años atrás, por el autor de El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince. “El proyecto lo presenté como la Casa de la Literatura, basado en instituciones que existen en Alemania y el Este de Europa con el nombre de Literaturhaus. Yo también pedía una sede, pero no me prestaron atención”.
Afirma Guillermo Cardona, director de la Fiesta del Libro y la Cultura, que lo sucedido con Abad Faciolince se debió a inconvenientes de índole presupuestal; sin embargo, reconoce
“Bienvenido todo aquel que tenga ideas o deseos de expresarlas. La finalidad es acercarse al conocimiento”, dice Óscar Hernández. Foto Juan Pablo Ramírez.
Desde ya se planea la entrega de dos premios anuales: el primer año sería un concurso de cuento y otro de monografía municipal. Para el segundo, un concurso de poesía y otro de monografía de barrio.
que esta vez es un grupo mucho más amplio y tal vez tengan mejor suerte. Quien no duda del éxito del proyecto es Adonay Jaramillo, abogado y periodista, delegado para llevar toda la parte legal y conseguir una casa en comodato con la Alcaldía de Medellín, cuyos adobes preferiblemente estén levantados en la zona céntrica de la ciudad, dado el reconocimiento que tiene ésta como referente cultural de Medellín.
A pesar de su agrado ante la iniciativa, Olga Elena Mattei manifiesta su preocupación ante la posible conformación de “grupillos” de escritores que subvaloren a los novatos, lo cual estigmatizaría al gremio de escritores como una “élite intelectual”, situación que según Sandra Sansón, no tendrá cabida en la Casa del Escritor, “todo lo contrario, estamos en búsqueda de quienes se sientan con las habilidades para ser facilitadores y talleristas, sin limitaciones de edad o trayectoria”. Al respecto, Catalina Bustamante y Mauricio Sierra, de 22 y 20 años, formados en actuación para cine y teatro, afirman que ven en el proyecto un sentido atrayente, en la medida en que incluye otras formas de narrar, otras miradas, otro lenguaje.
Mientras que los diálogos con la Alcaldía se llevan a cabo, a través de la Secretaría de Cultura Ciudadana, Óscar Hernández y todo su equipo esperan ver materializada su iniciativa, al estilo de la Casa de la Literatura Peruana, pues no están dispuestos a permitir que se quede en el aire, como el libro que nunca ve la luz día y en la soledad de una caja o escritorio soporta el polvo… después de todo, como afirmara un día Jean Paul Sartre, la literatura, o lo es todo, o no es nada.
Cultural
Surgen en Medellín anhelos de llevar diferentes expresiones artísticas a vivir juntas
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En una ciudad sin memoria pasaron de ser fundadores a ser…
Inquilinos de El Poblado
“Normalmente sólo vemos lo que queremos ver; tanto es así, que a veces lo vemos donde no está”. Eric Hoffer
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Manuela Duque Carmona manuduque2@hotmail.com
Los primeros habitantes de las lomas de El Poblado son vistos como inquilinos por los urbanizadores que quisieran ocupar sus terrenos para levantar inmensas moles de edificios.
La ruta 304 de la Hotelera recorre las empinadas lomas que componen El Poblado; edificios, centros comerciales y supermercados lujosos adornan el sector. En el mall de La Visitación, en la transversal inferior, los pasajeros atentos pueden encontrar un pequeño kiosco, una estructura que dista de las grandes edificaciones que se suelen observar en ese sector y que para muchos se convierte en parte de un paisaje cotidiano a pesar de ser diferente a lo que normalmente se vería allí.
Cerca al kiosco se encuentra un tumulto de concreto de un pequeño barrio, de éste se logran ver unas escaleras de cemento que se pierden entre los árboles, de ellas salen y entran niños corriendo y también mujeres que van con bolsas en sus manos. Es un lugar que rompe con el esquema y estereotipo capitalista y opulento, un barrio ubicado dentro de otro pero con otras dinámicas y cultura… es la loma de los González.
Foto Hebert Rodríguez
Desde que comenzó a urbanizarse El Poblado en los años sesenta, los primeros habitantes de las lomas han intentado ser retirados y expulsados de una tierra que ellos sienten propia y que por mérito e historia es parte de ellos. Desde pequeños han pertenecido al barrio y son ellos los testigos de la evolución del mismo en forma vertical.
Un barrio con raíces
El proceso de población por parte de los españoles se inició en 1574. El encargado de colonizar las tierras de El Poblado fue don Gaspar de Rodas, gobernador de la provincia de Antioquia y quien poseía esclavos indios que trabajaban las tierras. “Después de su descubrimiento, el 24 de agosto de 1541 por Jerónimo Luis Tejelo, teniente del general Jorge Robledo, el Valle de Aburrá debió esperar 75 años para que en él se produjera un hecho importante. Durante todo este tiempo, según Germán Suarez en su libro Medellín: Estampas y brochazos, este valle no fue más que ‘un destierro inmenso donde se perdía el eco del dolor de los indios sometidos a esclavitud por cuatro o seis encomenderos despiadados’”.
En el Poblado de San Lorenzo, hoy El Poblado, habitaban indios de distintas comunidades “a quienes se les arrancó de su entorno para que acompañaran a los colonizadores españoles en sus empresas agrarias y mineras”. Fueron estos quienes marcaron el inicio de El Poblado, que en su pasado era totalmente rural y pertenecía a pocos y que años después se convertiría en fincas de recreación de las personas pudientes de la ciudad y en las pequeñas casas fabricadas con bahareque y tapia que pertenecían a los mestizos que lograron obtener títulos de esas tierras por parte de sus dueños. La historia de la loma de los González data de hace más de 100 años, cuando el sector estaba colmado de potreros y árboles frutales de las fincas. En ellas, los habitantes que trabajaban como albañiles gozaban de un ambiente campestre y calmado. Foto Hebert Rodríguez
Después de 1962, momento en el que se comenzó la construcción de la avenida que sube desde la
la tarde. Luego, las familias acostumbraban a rezar el rosario todas las noches y se acostaban a las 8. La comunidad, de rito católico, era y es rigurosa en sus celebraciones. La parroquia San José, situada en el parque de El Poblado, era donde convergían las personas de todas las clases que vivían en sectores aledaños.
Una problemática insoluta
Los habitantes de las lomas han visto como el desarrollo urbanístico de El Poblado ha hecho que se sumen sus problemas para habitar el barrio y ser respetados en sus derechos. “De Carulla venían todos los días a ofrecernos plata por la tierra y nosotros no quisimos vender, la plata no es seguridad”. Así lo afirma Rubén mientras recuerda una de las tantas veces que los han querido sacar del barrio; “nos han intentado subir de estrato, comprarnos la casa, desplazarnos, pero de aquí nadie se va”. “Hace tres años, cuando estaban construyendo Carulla, llegaron con unos taladros inmensos a trabajar la tierra y por la vibración se estaban dañando nuestras casas”. Fueron 13 casas afectadas, “nosotros sentíamos que temblaban las casas, fue un momento de mucha zozobra”, afirma Rubén Sastre, del barrio Las Flores.
Al igual que en La olla y Las Flores, la gente de El chispero tiene que lidiar con ese sentimiento desde los años 90 en los que se habla del proyecto de doble calzada en la que se tendrían que reubicar 15 casas. “Aquí viene la gente del Fonval a medir las tierras, acompañados de los de Catastro y abogados, pero nunca nos dicen nada concreto, sólo vienen y aseguran que la obra se va a hacer”, explica Celia María González, integrante del Comité El chispero en defensa del barrio frente la doble calzada de la 34; “El Poblado se fundó en los González, yo tengo copias de escrituras hechas a mano que lo dicen así, que se den cuenta que no es como lo dijo Luis Pérez que éramos de invasión”, y así lo han escuchado una y otra vez: que son ellos los que sobran.
Foto Hebert Rodríguez
actual calle 43A, se iniciaron las grandes urbanizaciones. Esta calle partió las fincas y desde entonces muchos dueños vendieron sus terrenos, algunos los cedieron a sus trabajadores y emigraron a los apartamentos y las otras tierras fueron vendidas para la construcción.
Un mundo paralelo
Junto a la avenida 43A, la loma de Alejandría y contiguo al mall de La Visitación, queda un barrio olvidado por los habitantes de las grandes construcciones y edificios de este sector, a éste se le denomina la loma de los González. Rubén Darío Montoya, el sastre del barrio Las Flores, quien vive detrás de Carulla de la inferior, se sienta todas las noches frente a la ferretería a vender chance. Él lleva 70 años en el barrio y explica que el mall de La Visitación era un bosque de pinos donde solían jugar fútbol y reitera que aunque cada vez les cierran más el espacio, su barrio conserva la misma esencia. La loma de los González, aunque parece una familia debido a que sus integrantes vienen de una misma raíz, está divida por sectores, cada uno con algo en su esencia o en su topografía que lo diferencia. “A la parte de arriba le dicen El morro, porque allá están los tanques de Empresas Públicas y queda muy arriba casi llegando a El Tesoro; más abajo
queda la loma del Garabato, donde en los años 70 a 80 en todos los corredores de las casas había un garabato para preparar gelatina; a la parte de abajo, al frente de La Visitación, le dicen Los guamos; abajo, luego de la avenida inferior, es llamado La olla porque las casas están ubicadas de manera circular; al lado está el sector de los Castaños porque allá muchos son de apellido Castaño; y la parte de abajo es conocida como El chispero, porque es la zona más alegre y rumbera de la loma”, explica Bernarda González Gaviria, ex presidenta de la Junta Comunal de Los González.
En la actualidad, en las lomas se vive un alto grado de segregación debido a las edificaciones que les rodean y que en cierta forma busca desalojarlos. Ellos luchan contra la cultura colombiana reiterante en destruir aquellas estructuras que hablan del pasado y la cultura de un sector que quiere construir edificios modernos por una necesidad capitalista. La loma de los González sigue luchando hoy por mantener intactas esas raíces y con ello su patrimonio y el de sus hijos.
En tiempos pasados, donde todavía no existían las grandes vías y se conservaba el ambiente rural, las familias de las lomas se levantaban temprano, acompañaban su desayuno con chocolate y se dedicaban a sus labores de empleadas domésticas, mayordomos, albañiles y amas de casa hasta las seis de
“El Poblado se fundó en los González, yo tengo copias de escrituras hechas a mano que lo dicen así, que se den cuenta que no es como lo dijo Luis Pérez que éramos de invasión”.
Foto Hebert Rodríguez
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Los dueños del planeta Diego Andrés Sánchez Alzate fotodonto@hotmail.com
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Los insectos son la especie viva más numerosa en el planeta. No es clara la cantidad existente, pero según Miguel Uribe Londoño, estudiante de Ingeniería Agronómica y experto en biodiversidad, se estima que hay cinco millones de especies descritas, lo que podría suponer unos 200 millones de insectos por cada ser humano. Solo las hormigas representan el 10% de la masa corporal mundial que forma la sumatoria de los animales. Por reconocimientos fósiles, se tiene información de la existencia de insectos desde hace 400 millones de años. Los Meganeura fueron de los más antiguos (hoy están extinguidos) y se calcula que podían medir hasta 75 cm. Los insectos más voluminosos de hoy son los escarabajos Goliat, que pueden medir de 5 a 11 cm. y pesar 100 gramos. Acrididae: es un saltamontes de la familia Acrididae; se reconoce por la forma y tamaño de sus antenas. Tiene gran facilidad para migrar de un lugar a otro y reproducirse rápidamente.
Erotylidae: es un escarabajo de la familia Erotylidae; se caracteriza por la forma de sus elitros (caparazón). Sus colores vivos y el brillo en su cuerpo son usados para informarle a sus depredadores de sus propiedades tóxicas. Muscidae: es un díptero (todas las moscas), de la familia Muscidae. Su rasgo característico son sus ojos de color rojo, llamados ojos compuestos, pues tienen miles de unidades receptivas capaces de detectar movimientos muy rápidos.
Carabidae: le dicen escarabajo bombardero y pertenece a la familia Carabidae. Se caracteriza porque pese a tener alas es mal volador y usualmente se le observa en el suelo. Salticidae: esta es una araña perteneciente a la familia Salticidae; se caracteriza por la ubicación de sus ojos en su cuerpo, su habilidad para acechar a sus presas y capacidad para saltar (de ahí su nombre).