también
- “Ha resucitado; no está aquí” (Mc 16, 6)
2 Jesucristo, el siervo sufriente por amor Pág. 11
La idealización de la belleza: Sephora girls Pág. 13 Págs. 8-9
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- “Ha resucitado; no está aquí” (Mc 16, 6)
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dro: Él va camino de Galilea; allí lo verán, tal como les dijo” (Mc 16, 6-7).
Con esta expresión el evangelista Marcos resume el acontecimiento decisivo que contiene toda nuestra profesión de fe, que se hace realidad en nuestra vida cristiana en este día en que celebramos con gozo la resurrección del Señor. Ya en el momento del calvario pocos segundos después de Jesús lanzar un fuerte grito y expirar, el centurión romano hizo profesión de fe cuando dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 39), encontrando la certeza plena en el anuncio que el joven vestido de blanco les dijo a
Frente a un mundo con mucho odio, venganza y violencia, la Resurrección de Jesucristo es la revelación suprema para decirle a la humanidad que finalmente no reina el mal, sino que reina Jesucristo Resucitado que ha venido a traernos perdón, reconciliación y paz, para que todos tengamos en Él la vida eterna. La proclamación de la resurrección de Jesús es fundamental para dar cimiento a la fe, tal como lo señaló el Apóstol san Pablo “Si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes no tiene sentido y siguen aún sumidos en sus pecados” (1Cor 15, 17), pero como Cristo resucitó, Él es la fuente de la verdadera vida, la luz que ilumina las tinieblas, el camino que nos lleva a la salvación: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie puede llegar al Padre, sino por mí” (Jn 14, 6).
do, según su mandato a los discípulos: “vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19-20).
“Frente a un mundo con mucho odio, venganza y violencia, la resurrección de Jesucristo es la revelación suprema para decirle a la humanidad que finalmente no reina el mal”.
Así lo entendieron los primeros discípulos que vieron a Jesucristo y lo palparon resucitado. Pedro, los apóstoles y los discípulos comprendieron perfectamente que su misión consistía en ser testigos de la resurrección de Cristo, porque de este acontecimiento único y sorprendente depende- ría la fe en Él y la difusión de su mensaje de salvación por todos los confines de la tierra.
nos ha ofendido y pidamos perdón por las ofensas que hemos hecho a nuestros hermanos. Deseemos la santidad, porque he aquí que Dios hace nuevas todas las cosas. No temamos, no tengamos preocupación alguna, estamos en las manos de Dios. La Eucaristía que vivimos con fervor es nuestro alimento y fortaleza que nos conforta en la tribulación y una vez fortalecidos, queremos transmitir esa vida nueva a nuestros hermanos, a nuestra familia, porque “Ha resucitado; no está aquí” (Mc 16, 6).
El desarrollo de la vida diaria tiene que conducirnos a un encuentro con Jesucristo vivo y “que me amó y se entregó por mí” (Gal 3, 20), y ahora resucitado vive y tiene en su poder las llaves de la muerte y del abismo, para rescatarnos del mal que nos conduce a la muerte y darnos la verdadera vida, la gracia de Dios que nos renueva desde dentro con una vida nueva, para convertirnos en misioneros del Señor resucita-
Pedro, ante la pregunta de Jesús de quien era Él para ellos, le contesta: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 29), pero como todavía no había llegado la hora, Jesús les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Ahora con la certeza de la resurrección, después de pasar por la cruz, todos salen a comunicar esa gran noticia por todas partes. También nosotros haciendo profesión de fe como Pedro, en el momento presente somos testigos de Jesucristo resucitado y cumplimos con el mandato de ir por todas partes a anunciar el mensaje de la salvación, con la certeza que no estamos solos en esta tarea, Él está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (Cf Mt 28, 19-20).
Dejemos a un lado nuestras amarguras, resentimientos y tristezas. Oremos por nuestros enemigos, perdonemos de corazón a quien
La esperanza en la resurrección debe ser fuente de consuelo, de paz y fortaleza ante las dificultades, ante el sufrimiento físico o moral, cuando surgen las contrariedades, los problemas familiares, cuando vivimos momentos de cruz. Un cristiano no puede vivir como aquel que ni cree, ni espera. Porque Jesucristo ha resucitado, nosotros creemos y esperamos en la vida eterna, en la que viviremos dichosos con Cristo y con todos los Santos. Tenemos esta posibilidad gracias a su resurrección.
Haciendo profesión de fe en el Señor, miremos y contemplemos el Crucificado y digamos: “Tú eres el Cristo” (Mc 8, 29) y en ambiente de alegría pascual por la Resurrección del Señor, afrontemos nuestra vida diaria renovados en la fe, la esperanza y la caridad y vayamos en salida misionera a comunicar lo que hemos experimentado al celebrar esta semana santa. Puestos en las manos de Nuestro Señor Jesucristo y bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, pidamos la firmeza de la fe para ser testigos de la Resurrección del Señor.
En unión de oraciones, reciban mi bendición.
El Banco Diocesano de Alimentos atiende comunidades vulnerables
La vicaría de san Luis profundiza en la fe a través del retiro kerigmático
El primer domingo de marzo, se vivió la jornada de espiritualidad y envío de los catequistas de las diferentes vicarías de la Diócesis de Cúcuta; quienes, asistieron a este encuentro que tuvo lugar en el Hogar Santa Rosa de Lima, con el objetivo de recibir de manera oficial el envío del señor Obispo, para realizar la labor de enseñanza de la fe a los jóvenes y niños de las comunidades parroquiales.
Iniciando el mes de marzo, la Fundación Banco Diocesano de Alimentos, en su acción misionera, acompañó a la pastoral de la tercera edad “Francisco y Margarita” de la parroquia San Juan Bosco en un espacio de oración, integración comunitaria y compartir.
Desd el pasado 8 al 10 marzo, se compartió el segundo retiro kerigmático de los animadores de la evangelización; en esta ocasión más de 52 agentes de pastoral de la vicaría de san Luis de la Diócesis de Cúcuta, se reunieron en las instalaciones de la Casa de Encuentros El Tabor, para vivir en el retiro la experiencia del encuentro con Cristo.
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Encuentro
de pastoral infantil y juvenil para preparar la prepascua
El sábado 9 de marzo las comisiones diocesanas de pastoral infantil y juvenil, se reunieron, con el fin de realizar la preparación a la prepascua. Cada uno de ellos reflexionó acerca del amor tan grande que Dios les tiene y que como fruto de esa entrega de Jesucristo en la cruz, somos salvados por el amor.
El Centro de Caridad Infantil ‘La Niña María’ celebró su quinto aniversario Avanzan los encuentros de Mons. José Libardo con los movimientos apostólicos
Fueron convocados el pasado sábado 9 de marzo, por Monseñor José Libardo Garcés, algunos movimientos apostólicos, en la parroquia san Francisco de Asís, ubicada en el barrio Ciudad Jardín. El objetivo de este momento de comunión y participación fue el de animarlos a continuar el trabajo pastoral, manteniendo la comunión con la Iglesia diocesana a través del Proceso Evangelizador.
El Centro de Caridad Infantil ‘La Niña María’, el pasado 9 de marzo celebró su quinto aniversario. Este lugar ha sido una luz de esperanza para colombianos retornados y migrantes venezolanos que buscan alternativas para salir adelante en medio de la crisis de oportunidades que vive la ciudad de Cúcuta.
Reunidos el pasado 15 de marzo, a partir de las 7:00 p.m. frente al antiguo Centro Cenit, sobre la diagonal Santander y con transmisión en vivo a través de los medios de comunicación diocesanos, la Iglesia Católica de Cúcuta, congregó a más de 12.000 personas, provenientes de las parroquias de esta jurisdicción eclesiástica, bautizados, movimientos apostólicos y fieles de todos los sectores de la ciudad y de los pueblos que pertenecen a esta Iglesia Particular, para manifestarse por el perdón, la reconciliación y la paz. Esta tradicional
marcha, que tiene más de 20 años de estarse realizando, se organiza en el Tiempo de Cuaresma como una forma de manifestar públicamente que los creyentes de esta zona de frontera, apuestan por la paz, el perdón y la transformación de esta región del país, a través del mensaje del Evangelio de Jesucristo.
Este importante evento lo encabezó Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, que junto a los sacerdotes y todos los presentes, caminaron hasta
la Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, para enviar un mensaje de reconciliación. Durante el recorrido se expresaron los distintos lemas preparados por cada decanato y en actitud de oración se fue clamando al Señor por la paz que tanto necesitamos. Asimismo, se pidió a Dios Todopoderoso que conceda la lluvia a nuestra ciudad, en medio de la difícil situación climática que se experimenta.
Al finalizar esta experiencia multitudinaria, se vivió una intervención musical a cargo del padre Álvaro An-
Apartir de las 10:00 a.m. de este martes 19 de marzo, en la Catedral de Cúcuta, se celebró la Sagrada Eucaristía de la solemnidad del Glorioso Patriarca San José y la Misa Crismal. La celebración que estuvo presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta y concelebrada por monseñor Oscar Urbina Ortega, arzobispo emérito de Villavicencio, también contó con la participación del presbiterio, los religiosos, las religiosas, seminaristas y fieles que se congregaron para celebrar al patrono de la ciudad de Cúcuta.
En esta celebración se bendijeron los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, que son empleados para la celebración del Bautismo y de la Unción de los enfermos, respectivamente. Sobre estos, se refirió Monseñor José Libardo diciendo que: “son signos de la presencia del Espíritu Santo en nuestra Iglesia Particular”. A su vez, se consagró el santo crisma que se emplea para la celebración del Bautis-
“La Iglesia está puesta para ser sacramento”
mo, la Confirmación y la Ordenación Sacerdotal; y como signo especial de esta celebración, se vivió la renovación de las promesas de los sacerdotes que concelebraron la Santa Misa y que como parte de su vida ministerial, cada año en comunión con el Obispo diocesano y el clero, deben realizar.
Esta solemne celebración inició a las afueras de la Catedral, con un recorrido alrededor del parque Santander, en
el que el Obispo junto a los sacerdotes, diáconos, religiosos, seminaristas y fieles bautizados caminaron en procesión junto a la imagen de san José. Minutos después ingresaron al templo para vivir la Eucaristía presidida por Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta. En su homilía explicó que “los sacerdotes reúnen la familia de Dios, como una fraternidad animada con espíritu de unidad” desde sus parro-
Escaneando el código QR podrá ingresar a la galería fotográfica
tonio Gutiérrez Buitrago, párroco del Sagrado Corazón de Jesús y posteriormente, Monseñor José Libardo pidió que alzaran los crucifijos que llevaron los asistentes y realizó la bendición de las manos para que el Señor nos ayude a construir la paz a través de nuestras obras. ¡Tú eres el Cristo, concédenos tu perdón!
Mons. José Libardo
quias, donde buscan diariamente que “sean lugares de encuentro con Jesucristo, verdaderas comunidades eclesiales misioneras” añadió que esto era posible si “cada sacerdote está en real comunión presbiteral”.
Al finalizar, el Obispo dejó un mensaje a toda la comunidad sobre la labor que realizan los sacerdotes, teniendo como ejemplo al patrono de la Diócesis de Cúcuta: “los sacerdotes encontramos en San José, la fuerza que nos enseña a renunciar al amor natural conyugal y a una familia en este mundo” continuó “para entregar nuestra libertad y proyectos por un amor incomparable en la entrega generosa, abrazando la Cruz del Señor”.
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así como el camino para alcanzarlo.
Para el desarrollo del encuentro los invitamos a tener presente las siguientes indicaciones:
Invitar a los vecinos al encuentro.
Ambientar el lugar con el lema del mes.
Disponer una imagen de Jesús Buen Pastor y algunas ovejas.
Preparar un atril con la Palabra de Dios.
Sacar copias con los cantos y oraciones del encuentro.
Los bautizados de la Diócesis de Cúcuta se reúnen en las distintas comunidades eclesiales misioneras y propician un encuentro con Jesucristo, en la experiencia comunitaria y en la Palabra de Dios para reflexionar sobre el lema del mes de abril: Tú eres el Cristo, apaciéntanos Señor.
Invocación Trinitaria: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cantos: a edificar la Iglesia; Jesús está pasando por aquí; sonríe que Jesús te ama.
Oración a Cristo (Esta oración se realizará al iniciar todos los encuentros del año).
Oh Cristo, único mediador nuestro: Te necesitamos para entrar en comunión con Dios Padre; para llegar a ser hijos adoptivos suyos contigo que eres su Hijo único y Señor nuestro; para ser regenerados en el Espíritu Santo. Te necesitamos, oh único y auténtico maestro de las verdades recónditas e indispensables de la vida, para conocer nuestro ser y nuestro destino,
Te necesitamos, oh Redentor nuestro, para descubrir nuestra miseria y remediarla; para tener el concepto del bien y del mal, y la esperanza de la santidad; para deplorar nuestros pecados y obtener el perdón. Te necesitamos, oh hermano primogénito del género humano, para volver a encontrar las razones verdaderas de la fraternidad entre los hombres, los fundamentos de la justicia, los tesoros de la caridad y el sumo bien de la paz. Te necesitamos, oh gran paciente de nuestros dolores, para conocer el significado del sufrimiento y para darle valor de expiación y de redención. Te necesitamos, oh vencedor de la muerte, para librarnos de la desesperación y de la negación, y para tener certezas que no fallen jamás. Te necesitamos, oh Cristo Señor, Dios con nosotros, para aprender el amor verdadero y caminar con el gozo y la fuerza de tu caridad a lo largo del camino de nuestra vida fatigosa, hasta el encuentro final contigo, amado, esperado, bendito por los siglos. Amén (San Pablo Vl).
“Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor ”. (Repetir varias veces y preguntarle a la gente qué le dice el lema).
Nuestra Iglesia Particular de Cúcuta durante todo este año se propone profundizar en el proceso evangelizador y suscitar una experiencia de encuentro con Jesucristo, que es el centro de nuestra fe y el que nos llama a la conversión. En este mes de abril profesaremos nuestra fe en Cristo, como Buen Pastor. Es Aquel que apacienta, cuida y alimenta su rebaño; y nosotros, nos reconoceremos parte de su rebaño que necesita de su amor protector y de su guía por el camino de la vida.
Canto: eres mi Pastor, oh Señor, nada me faltará…
Jn 10, 14 -18
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que estos?» Le dice él: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis corderos.
Vuelve a decirle por segunda vez: “Simón de Juan, ¿me amas?” Le dice él: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas.
Le dice por tercera vez: Simón de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ¿Me quieres? y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas”.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús. (El moderador motiva a los participantes a responder los siguientes interrogantes).
¿De qué libro está tomado el texto?
¿Qué frase le llama la atención del texto leído?
¿Qué me dice el Señor con el texto que he escuchado?
¿Qué relación hay entre el lema del mes y el texto bíblico?
A lo largo de nuestra vida ¿Cómo hemos experimentado que el Señor nos apacienta?
Estando frente a la imagen de Jesús Buen Pastor, se motivará a los participantes a hacer un momento de oración contemplativa en silencio, mirando la imagen. Se les motiva
a dar gracias o pedir a Jesús Buen Pastor.
Comentario bíblico: en capítulos anteriores en el Evangelio de Juan, exactamente en el capítulo 10, Jesús se presenta como el Buen Pastor: “Yo soy el Buen Pastor” (Cfr Jn 10, 14). En primera medida, Jesús manifiesta parte de su identidad, se trata, por tanto, del Dios cercano, que le interesa que nosotros sepamos quien es. Jesús, es Buen Pastor, el pastor es quien cuida, alimenta, enseña, guía, cura a las ovejas; pero, lo que mas resalta de su oficio es que conoce perfectamente a todas. Jesús nos conoce a todos, el sondea los corazones y conoce el interior, sabe de nuestra historia, necesidades y anhelos, sabe quienes somos. También, las ovejas conocen al pastor, su voz, sus manos y sus pasos, la caricia de sus brazos y la mirada de sus ojos; en este mes, sigamos contemplando a Jesús que nos ama y apacienta, dejemos que el Señor sea el centro de nuestra historia y fe.
Por otra parte, el Evangelio que hemos escuchado, nos relata el encuentro entre Jesús resucitado y Pedro. Es un encuentro que se enmarca en una promesa que Jesús hace a sus apóstoles, el cual la cumple. Es el Señor resucitado quien va al encuentro de aquellos con quien pasó parte de su vida, quien los fundó en la fe, y los animó a anunciar el Evangelio. También, se trata de un Simón Pedro tenebroso por lo que ha pasado, la muerte del Maestro, pero que sus miedos son disipados por la presencia del Resucitado. ¿Ahora qué le pedirá el Señor a aquel quien lo ha negado? Entre miradas, preguntas y palabras inseguras, el Señor le pide en tres ocasiones apacentar sus ovejas. La labor de apacentar, es cuidar, alimentar, guiar, formar y conducir a las ovejas del Señor, es decir, su Iglesia.
Pedro, es la imagen de aquellos que, en la Iglesia, nos forman, alimentan y trasmiten el amor del Buen Pastor. Pidámosle al Señor que nos apaciente y que podamos sentir su amor a través de aquellos que la Iglesia les confía la labor del pastoreo.
Salmo 23
R/. Tú eres el Cristo; apaciéntanos, Señor.
El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas, allí reparo mis fuerzas. R/. Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor.
Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre. Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tu vienes conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan. R/. Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor.
Preparas ante mí una mesa, a la vista de mis enemigos; perfumas mi cabeza,
Los medios de comunicación de la Diócesis de Cúcuta, se unen con alegría en la presentación de las comunidades parroquiales, anunciando las fiestas de su santo patrono. En esta oportunidad, felicitamos de manera especial a los bautizados que se congregan en las parroquias: Catedral San José, Nuestra Señora de la Anunciación, Cristo Resucitado, les animamos para que continúen creciendo en la fe y dinamismo pastoral, de la mano de sus párrocos.
Fundación: marzo 9 de 1734
Fiesta: 19 de marzo
Párroco: Diego Fernando Huertas Marulanda
Ubicación: barrio El Centro
Fundación: diciembre 31 de 2006
Fiesta: 25 de marzo
Párroco: Jesús Alberto Gómez Mejía
Ubicación: barrio Montevideo I, Villa del Rosario
Fundación: enero 1 de 1999
Fiesta: Domingo de Resurrección
Párroco: Carlos Eduardo Duarte Ribero
Ubicación: urbanización Niza
mi copa reboza. R/. Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor.
Bondad y amor me acompañarán todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor un sinfín de días. R/. Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor.
Padrenuestro; Avemaría y gloria
Tener un gesto de cercanía con el párroco y orar por él; participar del próximo encuentro y apoyar la acción pastoral de la parroquia.
El señor nos bendiga y nos guarde y nos lleve la vida eterna. Amén.
• Bautismo
• Confirmación
• Matrimonio
dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21, 17).
La acción pastoral de la Iglesia, como reflejo de la acción del Buen Pastor, tiene su origen en la misión del Hijo, así como el Padre consagra y envía a Jesús, en cuanto hombre, por la doble misión del Verbo y del Espíritu, así también el Hijo envía a sus discípulos a manifestar la cercanía de Dios, a vivir y ser misericordia en todo tiempo y lugar.
El designio y el plan salvífico se origina en el Padre Eterno, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad; dicha verdad no es una adecuación intelectual con la realidad, es una persona, es Jesucristo mismo, camino, verdad y vida, que luego de su ascensión a los cielos, envía el Espíritu Santo, para recordar, enseñar y hacer presente el acontecimiento salvífico para bien de todos.
tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre. Este designio dimana del amor fontal de Dios Padre y se realiza para la salvación de todos por pura gracia.
El envío del Hijo eterno es la encarnación, “le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). Así el Hijo asume en sí mismo toda la humanidad, para hacerse semejante a nosotros en todo menos en el pecado.
“La acción pastoral de la Iglesia, como reflejo de la acción del Buen Pastor, tiene su origen en la misión del Hijo”.
La existencia de Jesús se identifica totalmente con su misión-ministerio, “Para esto he venido, para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 33), para indicarnos con su ministerio, el camino de la reconciliación con Dios, con nosotros y con los demás, a través de su Pasión, Muerte y Resurrección. “Yo cuando sea elevado atraeré a todos hacia mí” (Jn 12, 20ss).
El Espíritu Santo es enviado y consagra la Iglesia el día de Pentecostés, enviándola con la misma unción de Jesús, para perpetuar su obra salvadora hasta el confín de los tiempos, así cada cristiano recibe esta unción del espíritu al incorporarse a Cristo en su cuerpo que es la Iglesia, mediante el Bautismo y la Confirmación, para participar de su misión. Es por eso que se dice que la Iglesia peregrina procede de la misión del hijo y de la misión del Espíritu Santo según el designio de Dios Padre. La misión de la Iglesia en el tiempo, es prolongación de la misión conjunta del Hijo y del Espíritu Santo, haciéndonos comprender que toda acción de la Iglesia debe evangelizar; es una acción pastoral que brota del corazón del Buen Pastor en el mandato de Jesús a Pedro: “Apacienta mis ovejas”.
En el Proceso Evangelizador de la Diócesis de Cúcuta comprendemos que cada acción pastoral anuncia el Evangelio, siendo a la vez una respuesta que cumple el mandato misionero del Señor: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28, 16-20), este mandato misionero del que brota nuestro proceso evangelizador, durante el mes de abril se asumirá por el compromiso de cada consagrado de apacentar el rebaño a ellos confiados, a la vez que oraremos al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. El crecimiento pastoral del mes estará a cargo de la pastoral vocacional, la pastoral a la vida consagrada y la pastoral sacerdotal, que animados por el Proceso Evangelizador se verá fortalecida en las diferentes acciones pastorales.
Así pensar en el Buen Pastor, nos ayudará a agradecer al Señor el don de la vocación sacerdotal como promesa y cumplimiento; promesa al saber que Él no nos dejará solos, que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y cumplimiento, porque cada vocación es la certeza de aquel que apacienta las ovejas, que anima a la Iglesia a ser sacramento de salvación universal. Tú eres el Cristo, apaciéntanos, Señor.
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Un Bello Destino
Por: Pbro. Javier Alexis Agudelo Avendaño, párroco de Jesucristo Buen Pastor, licenciado en Derecho Canónico UPJ
i Cristo no resucitó es vana nuestra predicación, vacía también nuestra fe” (1 Cor 15, 14). La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo es fundamento de nuestra fe. Las apariciones a las mujeres y a los apóstoles se han convertido en la base de esta afirmación y es lo que la Iglesia ha conservado a lo largo de todos los tiempos. Ahora bien, el acontecimiento de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo ha sido un hecho de múltiples reflexiones desde los diferentes campos de la ciencia: lo histórico, teológico, soteriológico, científico, entre otras más. Por ejemplo, un historiador crítico verificaría la validez de los registros de los testigos, confirmaría la muerte de Jesús mediante la crucifixión, revisaría los procedimientos del entierro, confirmaría los informes de la tumba vacía y el hecho de Jesús ser visto con vida el tercer día; luego de esto, considera posibles explicaciones alternativas del evento y nos daría un aporte. Lo mismo hace cada una de las disciplinas. Todos estos aportes tienen por objeto no solo probar el hecho, sino fortalecernos en la fe y la esperanza. El presente artículo busca ofrecer los elementos en los que se apoya la ciencia para demostrar el acontecimiento desde su propio método y ofrecernos el fruto de su aporte.
Lo primero que tenemos que superar es la pretensión de separar la fe de la razón. La fe y la razón son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto, o de compatibilidad. La fe generalmente es definida como fundamento en una creencia, como una convicción que admite lo absoluto. Mientras que la razón se fundamenta en la evidencia, lo cual aproxima el objeto de fe a la idea del mito. Según Juan Pablo II, cada una tiene su propio ámbito de realización, tal y como insinúa en su encíclica Fides et ratio (1998): “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. Por tanto, sería un desastre seguir pretendiendo una separación entre la fe y la
razón. Un hombre de fe es un hombre que va en busca de la verdad.
Algunos argumentos científicos que prueban la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo
Desde el punto de vista humano, la muerte es un acontecimiento irreversible. Desde la ciencia biológica, se puede demostrar que cuando sobreviene la muerte patológica celular, se producen cambios irreversibles en los tejidos y los órganos del cuerpo humano. Por ejemplo: la membrana plasmática que envuelve la célula se rompe, los numerosos elementos del citoplasma se escapan, las proteínas se desnaturalizan y dejan de funcionar, todos los órganos del cuerpo dejan de funcionar indicando que no hay vida en el cuerpo.
“El acontecimiento de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo ha sido un hecho de múltiples reflexiones desde los diferentes campos”.
En consecuencia, la muerte es un hecho natural y real. Ante lo anterior cabe preguntarnos ¿puede la ciencia explicar la Resurrección de Jesús? La respuesta es NO. Infortunadamente la muerte no es un tema propio de la ciencia porque queda fuera de los parámetros del método científico. Y aunque la ciencia no demuestre la resurrección, no se puede afirmar que no hay resurrección. De hecho, la ciencia se basa en el método histórico para darnos un aporte.
La ciencia es, en las palabras de T. H. Huxley, “humildad ante los hechos”. Como cosmólogo mirando al extraordinario universo en términos de la teoría de la relatividad y de la cuántica, he tenido que aprender que el sentido común puede ser un tirano no bienvenido. A veces uno tiene que ir con la evidencia aun si no puede comprender totalmente en términos corrientes lo que está sucediendo. La resurrección es un poco así. El milagro de la resurrección cae fuera experiencia normal del mundo y está más allá de los modelos científicos corrientes para describirla. Una vez demostrada la fiabilidad histórica del Nuevo Testamento, podemos pasar a presentar la evidencia más poderosa a favor del cristianismo: la Resurrección de Jesús de Nazaret. Estamos ante la creencia acaso más central de la fe cristiana, ya lo decía San Pablo: “si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe” (I Corintios 15, 14). ¿Por qué es tan importante la Resurrección? Porque ella supone la vindicación de Jesús de Nazaret como aquello que dijo ser: el Hijo de Dios, el Mesías, la imagen del Dios verdadero. Si Él resucitó, todo sobre su doctrina y su persona resulta ser verdad. Si Él resucitó, entonces solo Él nos puede llevar hacia Dios, y no otro líder ni confesión religiosa. Los primeros cristianos dieron su vida por defender esta verdad. A nosotros, los de hoy, nos corresponde seguir sus pasos.
Los testigos de la Resurrección
1) La muerte y sepultura de Jesús; 2) Los testigos de las apariciones post mortem; 3) La tumba vacía y 4) La nueva vida en Cristo.
1. La crucifixión, muerte y sepultura de Jesús. No cabe duda razonable de que Jesús de Nazaret fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, (según el símbolo de la fe) en la Palestina del siglo I, a manos de soldados romanos, “y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie” (Jn 19, 41). Tres hechos muy
Pues bien, para establecer la veracidad de la Resurrección, debemos partir por presentar la siguiente consecución de hechos o factores históricos:
para enterrarlo. Sucede que este personaje era un miembro del Sanedrín (Mc 15, 43 y Lc 23, 50) y, por esta misma razón, tuvo que pedir el cuerpo de Jesús a Pilatos en secreto, por miedo a los judíos (Jn 19, 38).
2. El testimonio de un grupo de testigos. Tanto en los testimonios de los evangelios que muestran como en las cartas paulinas y las pastorales, se habla de más de quinientos
y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna” (1 Jn 1-3).
díos nunca demostraron evidencia del «cuerpo robado». Lo único que hicieron fue imputar dicha calumnia para luego pasar a guardar silencio.
“Y aunque la ciencia no demuestre la resurrección, no se puede afirmar que no hay resurrección. De hecho, la ciencia se basa en el método histórico para darnos un aporte”.
mujeres y los apóstoles. Al respecto la introducción que hace Juan en su de el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
Por su parte, San Pablo hace una declaración realmente audaz cuando escribe que Cristo “se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron” (1 Cor. 15, 4-6). Si Pablo estaba mintiendo, ¿por qué se atrevería a afirmar que la mayoría de quinientos testigos oculares todavía vivían? De ser esto un invento, ¿no se estaría exponiendo a quedar como un embaucador? Estas personas bien podrían haber tenido la oportunidad de refutarlo, pero aun así el Apóstol hizo semejante declaración. Y no existe documento antiguo alguno que refute lo dicho por Pablo. Lo que vale la pena resaltar es la cantidad registrada: quinientos testigos oculares para un caso es sencillamente insuperable.
3. La tumba vacía. Frente a esta prueba se pueden enumerar dos posiciones. La primera, es la posición que adoptaron los enemigos de Cristo y la segunda, tiene que ver con la naturaleza de los primeros testigos de la tumba vacía. Con respecto a lo primero, es interesante observar que incluso los enemigos de Jesús admitieron que la tumba estaba vacía. Los propios líderes judíos que habían ajusticiado a Cristo, por medio de los romanos, nunca negaron que el sepulcro había quedado sin cuerpo. Si el relato de la tumba vacía hubiese sido un invento, los judíos simplemente habrían señalado el cuerpo aún presente en el sepulcro. No existe tradición judía de la antigüedad que sostenga que el cuerpo siempre estuvo ahí y que los discípulos de Cristo simplemente se inventaron la idea de una tumba vacía.
De hecho, la tradición judía es la que precisamente sostiene Mateo cuando relata que los sumos sacerdotes le dieron dinero a los soldados romanos para que esparcieran el rumor de que los discípulos habían robado el cuerpo de noche y que esta versión siguió perdurando hasta sus días (Mt 28, 1315). Pero lo interesante es que los ju-
Otro elemento a tener en cuenta frente a la tumba vacía es el sello romano. El sellado de la tumba consistía en una cuerda o soga que era atada cruzando la piedra que tapaba la entrada al sepulcro. La cuerda era adherida en los extremos de la roca por medio de un sello de arcilla [tal como en el foso de los leones, en Daniel (Dn 6, 17)]. Estos sellos eran puestos en la presencia de los guardias romanos que testificaban de alguna manera el sellado y luego eran dejados a cargo de la vigilancia de la tumba. Aquella guardia romana fijó en la tumba el sello romano, señal de la autoridad y el poder romanos. El sello romano que se puso allí tenía el propósito de evitar que se vandalizara el sepulcro. Cualquiera que tratara de remover la piedra de la entrada de la tumba habría roto el sello e incurrido así en la ira de la ley romana. No había manera de mover la piedra sin romper el sello, por lo que este tenía la función de prevenir el robo del cuerpo de Jesús, tal como lo pensaban los líderes judíos (Mateo 27, 62-66).
Por esta razón se decidió usar este sello. Quien incurriera en el delito de romper el sello romano, la pena con la que se imputaba el delito era morir crucificado con la cabeza hacia abajo.
4. La nueva vida en Cristo. Finalmente llegamos a la última prueba histórica del resucitado; el hecho que hoy Jesús sigue transformando la vida de
las personas. “Jesús va buscar a sus discípulos cuando creen que los años pasados con él habían sido como un sueño, que los había dejado, y su presencia transforma todas las cosas. La sensación de abandono cede el paso a la certeza de que Cristo está con nosotros, entonces como ahora” (Papa Francisco, Regina Coeli: La presencia de Jesús resucitado transforma todo, 11.04.2016). Su presencia resucitada después de la muerte en la comunidad y en la vida de las personas, sigue incentivando el corazón del hombre a la conversión.
El poder del Resucitado sigue enderezando el corazón de los hombres hacia Dios. La comunidad cristiana es la comunidad del resucitado. El gran anuncio de la Resurrección infunde en el corazón de los creyentes una profunda alegría y una esperanza invencible. ¡Cristo ha resucitado verdaderamente! Hoy también la Iglesia sigue haciendo resonar este anuncio: la alegría y la esperanza corren en los corazones, en los rostros, en los gestos y en las palabras.
Todos nosotros, los cristianos, estamos llamados a comunicar este mensaje de resurrección a los que encontramos en el camino diario, especialmente a los que sufren, están solos, se encuentran en condiciones precarias, los enfermos, refugiados y a los marginados.
Hagamos llegar a todos, un rayo de la luz de Cristo Resucitado, un signo de su potencia misericordiosa y del poder transformador del Señor.
¡No es un zombi¡ Creo en Jesucristo que vive
Por: Pbro. Juan Sebastián Rivera Fellner, formador del Seminario Mayor Diocesano San José.
Hoy en día hay muchas películas y series de televisión sobre el tema ‘zombi’, sólo cito algunas que me vienen a la memoria: Resident Evil, The walking dead, Guerra Mundial Z, Amanecer de los muertos, Rec, etc. Pongo en referencia a los ‘zombis’, porque a veces pudiera alguien opinar que cuando afirmamos que ‘Cristo Resucitó de entre los muertos’, pudo ser al estilo de esos macabros seres. Nada más lejos de la verdad de la fe católica.
Cuando proclamamos que Cristo Resucitó estamos gritando con alegría y fuerza que el Mesías Jesús no se quedó encerrado en un sepulcro, sino que el Padre Dios lo levantó de la muerte e hizo visible su poder de Hijo Amado, vencedor
de la muerte, dueño del universo, que ya no muere más, sino que llena de Vida Eterna a sus amigos, los que lo aceptan por el bautismo, donde son resucitados en el sacramento con la esperanza de la resurrección futura.
¿Cómo encontrar a Jesús Resucitado? Él se nos muestra de muchas maneras, pero es central estar en comunidad (Iglesia), meditar su Palabra Sagrada, hacer oración y esto se realiza perfectamente en la Santa Misa; allí el Resucitado está con sus discípulos, los ilumina con su Evangelio y los alimenta con la Eucaristía. Como ayuda para aprovechar mejor cada Pascua Semanal, el domingo (Día del Señor Resucitado), se brinda a continuación una guía para seguir el Evangelio y animarnos a tener los sentidos despiertos y acoger al Señor de la Vida.
San Juan 20, 1-9: El sepulcro está vacío.
San Juan 20, 19-31: Jesús se aparece a los discípulos.
III DE PASCUA (Abril 14)
San Lucas 24, 35-48: Jesús les explica las Escrituras.
IV DE PASCUA
(Abril 21)
San Juan 10, 11-18: Jesús es el Buen Pastor que guía a su Pueblo.
V DE PASCUA
(Abril 28)
San Juan 15, 1-8: El ejemplo de la planta de la Vid.
VI DE PASCUA
(Mayo 5)
San Juan 15, 9-17: El mandamiento nuevo.
LA ASCENSIÓN
CAMBIAR DE OJOS
• Necesitamos los ojos de la fe para ver en la vida cotidiana el paso del Señor Jesús.
• La fe nos ilumina mientras estamos en esta tierra.
RECIBIR LA PAZ DE DIOS
• Donde está Cristo Jesús hay paz, esperanza, alegría; donde hay angustia, desesperanza, miedo allí están las puertas trancadas.
• Dejemos que Cristo entre en nuestra vida, familia y trabajo; que escuchemos su voz que nos dice: “Les traigo la paz”.
ORAR CON LA PALABRA DE DIOS
• El amigo de Jesús lee la Biblia todos los días; el Maestro habla por su Evangelio, su voz sigue resonando cada vez que el oído se dispone para recibir su enseñanza.
• Hagamos silencio interior y exterior y notaremos la voz amable del Resucitado a nuestro lado.
JESÚS NOS CUIDA POR SER SUS ELEGIDOS
• El Resucitado no actúa solo, tiene amigos y amigas que le ayudan en la extensión de su Reino.
• Los sacerdotes son elegidos por Jesús de un modo especial para guiar las comunidades de los discípulos. Un buen sacerdote es la presencia del Señor Resucitado.
SIEMPRE UNIDOS A JESÚS Y A LA IGLESIA
Necesitamos el valor de la perseverancia para no separarnos de Jesús; siempre hay que estar a su lado, en la oración, en el trabajo, con la familia, los amigos; especialmente en la Iglesia. No nos separemos de Jesús, no nos vayamos de la comunidad eclesial.
DONDE HAY AMOR ALLÍ ESTÁ EL SEÑOR
El mandamiento del amor es el resumen de la Alianza, es el centro del Evangelio. Si Dios es amor, solamente amándonos es posible gozar de su presencia.
CAMBIAR DE OJOS
DEL SEÑOR (Mayo 12)
San Marcos 16, 15-20: Jesús Resucitado envía a la misión a sus discípulos.
San Juan 15, 26-27; 16, 12-15: El Espíritu de la verdad los guiará hasta la verdad plena.
• El Señor Jesús nos acompaña siempre, no nos deja, pero está de una manera nueva.
• La obra de Jesús deben continuarla sus amigos, eso es la misión.
DEJARNOS GUIAR POR EL ESPÍRITU SANTO
• El principal regalo de Jesús a sus amigos es darles su mismo Espíritu. Quien lo tiene es capaz de decir: ‘Jesús es el Señor’.
• Hay que acoger este gran regalo del cielo y dejarlo actuar.
• Digamos cada día: ¡Ven Espíritu Santo¡
Seis siglos antes de Cristo, el profeta Isaías, anunciaba los padecimientos y glorificación del Mesías Salvador, en cuatro cánticos en que, con agudo realismo, el profeta contempla la Pasión del Señor, con una expresión más profunda y conmovedora que las que nos ofrecen los mismos Evangelistas: “No tenía apariencia, ni presencia y no tenía aspecto que pudiéramos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable y no le tuvimos en cuenta” (Is 53, 2-3).
En estos cuatro cánticos (Is. 42, 1-7; 49, 1-9; 50, 4-11; 52, 13-53, 12), se lee la pasión de Jesús y se ve, la profundidad del sufrimiento de Jesús.
1. ¿Qué significa la expresión “Siervo sufriente”?
La palabra “siervo” en el A.T. alude al discípulo aventajado de Yahvé, que hace resonar la voz del Santo de Israel, en medio del pueblo pecador. “Sufriente” porque con su dolor concientiza al pueblo de su pecado, para que pueda ser liberado.
Jesús, consciente de la transcendencia de esta expresión, anunciada por Isaías, se cataloga a sí mismo, como el “Servidor” que por amor ofrenda su vida: “El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mt 21, 28). Es el siervo por excelencia, en una obediencia perfecta a la voluntad del Padre: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió” (Jn 4, 34) y que magistralmente expresa en su oración en el huerto de Getsemaní: “Padre, si es posible, que se aparte de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt 26, 39).
Indudablemente, el momento más sublime del servicio de Jesús, está en la Cruz. En ella, se contempla al Siervo que sufre, que “llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, para que muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus cicatrices nos sanaron” (1 Pe 2, 24). Su motivación además de la obediencia al Padre, un derroche de amor: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
Uno de los episodios más gráficos sobre el servicio de Jesús, que encontramos en los evangelios, nos lo presenta san Juan: “Se levanta de la mesa, se quita el manto y tomando una toalla, se la ató a la cintura. Después echa agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura” (Jn 13, 4-5).
Es toda una catequesis que ofrece a sus discípulos, indicándoles la importancia de lavarse los pies (servicio) unos a otros (Jn 13, 14-15) en donde el fundamento de este servicio, es justamente el amor. De ahí que acto seguido al lavatorio, Jesús da a sus discípulos, el mandamiento del amor “ámense unos a otros como yo los he amado” (Jn 13, 34).
Jesús exhorta a sus discípulos en la última cena, contra la ambición, encomendándoles su Reino: “Ustedes no sean así: el más importante entre ustedes, compórtense como si fuera el último y el que manda como el que sirve. ¿Quién es mayor? ¿El que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Pero yo estoy en medio de ustedes como el que sirve” (Lc 22, 26-27).
Esta misma idea la encontramos desarrollada por el Apóstol Pablo, que aludiendo a esta imagen de Jesús como servidor plantea: “No hagan nada por ambición o vanagloria…nadie busque su interés
sino el de los demás. Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús, quien, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Y mostrándose en figura humana, se humilló, se hizo obediente hasta la muerte y una muerte en Cruz” (Flp 2, 3-8).
De la máxima expresión del mal, que es la Cruz, el Señor por medio de su sufrimiento amoroso, creó y sacó el mayor bien, que es la Redención, la Vida Eterna y la Resurrección. El sufrimiento de Jesús no es el sufrir por sufrir, sino es un sufrimiento redentor, por amor: Dios no abandona al género humano a su libre perdición, consecuencia de su
puesto que Cristo murió por todos.
Para gozar de los efectos plenos de la salvación, es preciso la conversión y la fe, que representa la ruptura con el pecado, violentarse a sí mismo y asociarse a esa oferta de la salvación: “Como Cristo padeció en su cuerpo, ámense ustedes con la misma actitud: quien ha sufrido en la carne ha roto con el pecado y lo que le queda de vida corporal, ya no sigue los deseos humanos, sino la voluntad de Dios” (1 Pe 4,1-2).
Esa voluntad de Dios es recorrer el difícil pero no imposible camino de la santidad: “como el que los llamó es Santo, sean ustedes también santos en toda su conducta” (1 Pe 1, 15).
La invitación de Jesús es indiscutible: “Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). Tomar la cruz para alcanzar la vida, es una tarea desafiante e implica sufrimiento, pues consiste en “entrar por la entrada estrecha…porque ¡que estrecha es la entrada y que angosto el camino que lleva a la Vida!” (Mt 7, 14).
Entonces si vale la pena sufrir “corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios me llama desde lo alto, en Cristo Jesús” (Flp 3, 14).
La experiencia del padre Variara en Bogotá marca una página decisiva en la vida de este santo educador. Es nombrado director del Oratorio de Bavaria. Un espacio entonces situado, para la época a las afueras de Bogotá, hoy casi pleno centro de la ciudad, en los predios cercanos al actual Centro Internacional Bavaria. Fue una experiencia que enriqueció y fortaleció su identidad de religioso salesiano, mejorando las relaciones con sus superiores, tuvo ocasión de desempeñarse como educador entre los chiquillos bogotanos, pudo conocer e intercambiar experiencias con otros religiosos educadores, como los padres jesuitas, dominicos y sus hermanos salesianos del colegio León XIII, además de las Hermanas del colegio María Auxiliadora, donde se desempeñó como capellán.
Antes de salir de Agua de Dios, tuvo interesantes experiencias, que definitivamente, marcaron una nueva experiencia en la vida del padre Variara y del Lazareto. Entre estas experiencias, tuvo oportunidad de acoger al reconocido maestro Luis Antonio Calvo, un exitoso músico compositor y pianista, de origen santandereano, cuyas melodías, llenaban los escenarios y auditorios de la selecta sociedad bogotana, proyectándose como un gran triunfador, sin embargo, el inesperado diagnóstico de lepra, frustró bruscamente su carrera, confinándolo en el Lazareto.
Para el padre Luis, la presencia del
exitoso músico significó una luz de esperanza para su obra, y así lo fue, pues en el campo musical, el maestro Calvo, asumirá con el apoyo de los salesianos, un rol protagónico en el Lazareto.
Otro importante acontecimiento, fue la donación de una gran finca, que la familia Lozano Díaz, entregó a las Hijas de los Sagrados Corazones, congregación fundada por el padre Variara, a la cual ya pertenecían cuatro de las hermanas Lozano. Esta donación significó una proyección, para la nueva comunidad, y el mismo fundador en uno de los paseos con los chicos y las hermanas, marcó sobre la corteza de un árbol el lugar donde se construiría una casa para las hermanas y una hermosa capilla dedicada a María Auxiliadora. Efectivamente, algunos años después se construyeron dos grandes obras educativas: una para las niñas y otra para los niños sanos. En esta última, funcionó también por varios años el noviciado para las jóvenes sanas de lepra.
esta no fuera inspirada por Dios, pero ahora reconocía y agradecía a la Divina Providencia, por esta congregación que había hecho posible la realización vocacional de tantas jóvenes, y el bien que hacían a los enfermos, especialmente a los niños del Lazareto.
“Estos hechos fueron como una voz de libertad, como un signo en el horizonte del Padre Variara, que vio de improviso, ante sus ojos, abrirse una nueva puerta a través de la obediencia”.
Estos hechos fueron como una voz de libertad, como un signo en el horizonte del padre Variara, que vio de improviso, ante sus ojos, abrirse una nueva puerta a través de la obediencia, que lo destinaba como director del colegio Oratorio de Bavaria. Ciertamente, no era una tarea fácil, pero la asumió con gran expectativa, alegría y optimismo, a pesar de la nostalgia que sentía por Agua de Dios, por sus alumnos y por sus hijas con las que mantuvo constante comunicación a través de la correspondencia y las visitas que intercambiaron, permitiendo a las hermanas tener ocasión de salir del Lazareto y abrirse nuevas perspectivas.
ciones de cine, que no sólo tenían carácter recreativo, sino una función enfocada a la formación de los valores juveniles. Incluso algunos de los cineastas bogotanos, criticaron la acción formativa del innovador sacerdote, acusándolo de interrumpir las sesiones, para hacer explicaciones y cortes a las películas omitiendo escenas que el prudente educador no consideraba convenientes. Esta práctica educativa, fue en cambio, muy bien acogida y celebrada entre los colegios bogotanos.
Con los niños del oratorio, también hubo prácticas de costumbre y otras innovadoras. Los paseos en caminatas por la entonces, tranquila Santa Fe, con visita al santuario de Monserrate y a otros lugares por las históricas calles coloniales del centro de la ciudad.
Aprendió el arte de trabajar el anime entre otras prácticas, como el futbol, esforzándose por aprender este deporte que se imponía como la gran novedad entre los jóvenes.
Otro hecho que parecía estabilizar la posible permanencia del padre Variara en Agua de Dios, fue la actitud de la madre Ana del Pilar, superiora de la comunidad de la Presentación que en un acto de humildad y valentía, pidió perdón al padre Variara por los hechos con que se había opuesto a su obra, llevada por la duda, los comentarios y los temores de que
La misión educativa desplegada por el padre Luis Variara en Bogotá, le permitió compartir con otros religiosos su experiencia educativa, como por ejemplo, a través del cine. Se hizo famoso por el uso de este recurso como medio educativo, y fue invitado por los distinguidos colegios capitalinos, como el san Bartolomé, de los padres jesuitas, a dar las fun-
Su estadía en Bogotá parecía hacer realidad el anhelo del superior, padre Antonio Aime, que siempre quiso proyectar al padre Variara como un brillante educador. Todo marchaba de la mejor manera, y todos se veían felices con el padre Luis Variara, sin embargo, Dios en su infinita omnipotencia, tenía, nuevos designios sobre su elegido y tocó a su puerta, esta vez, con una prueba, para la que él, a pesar de todo, no estaba preparado.
Por: Glenda Estupiñan, comunicadora social.
En la sociedad actual se ha tendido a idealizar la cultura de las “tendencias” un término que por estos días se ha hecho muy famoso sobre todo en redes sociales; su auge se debe a videos que inducen a cualquier usuario de internet a consumir lo que están percibiendo desde las pantallas de un dispositivo; sin embargo, el problema de ello es que con esta exposición (que ahora atrapa a cualquiera), se está llevando consigo y atando sin precedentes a un público mucho más joven y desprotegido: los pre-adolescentes.
La tendencia conocida como “Sephora girls” ha suscitado preocupación entre muchos padres, ya que es un tema que escapa a su control y está al alcance de un simple clic. Esta tendencia ha amplificado una problemática que se agrava aún más cuando el término se ha normalizado y difundido bajo el famoso re” de una cultura con sumista que ideali za una piel ideal, basada en están dares de belleza que promueven la perfección y juventud eter na, como las pieles de por celana libres de imperfecciones o signos de en vejecimiento.
Para resumir el tema, ima
ginemos el siguiente escenario: niñas de 10 años comprando productos antiarrugas o maquillaje de alta cobertura. Aunque es algo típicamente asociado con mujeres de mayor edad, resulta aún más sorprendente cuando se observa en niñas tan jóvenes. Lo preocupante es lo “normal” o “gracioso” que pueda parecer para las personas esta situación, impulsada principalmente por plataformas virales como TikTok, donde a tan temprana edad ya están familiarizadas con la terminología y el uso de estos productos en sus rostros (cremas hidratantes, serum, cremas para los ojos e incluso cremas
Es alarmante ver cómo se les roba el espacio a actividades propias de la infancia, como jugar con muñecas o disfrutar de otras recreaciones. En pocas palabras, esta tendencia afecta el desarrollo de la niñez.
Según Alejandro Lobato, del Servicio de Dermatología del Hospital del Mar de Barcelona, asegura que existe un término que, aunque no ha sido aprobado por la comunidad científica, es útil para hacer referencia a dichos factores de comportamiento excesivo frente al uso de maquillaje en sus diferentes presentaciones. La cosmeticorexia, es un término que encapsula los riesgos asociados con la existente obsesión por la belleza, caracterizado por un uso excesivo y obsesivo de cosméticos, maquillaje y productos de aseo personal.
Según Lobato, uno de los aspectos más preocupantes de la cosmeticorexia es su impacto en la salud de la piel, especialmente en personas en etapas tempranas de desarrollo, como los niños y adolescentes, “antes de la pubertad, la piel está en un estado crucial de desarrollo que requiere cuidados específicos, como la limpieza adecuada y la protección solar. El uso excesivo de cosméticos puede interferir con estos procesos naturales, aumentando el riesgo de irritaciones, alergias y otros problemas dermatológicos”. Además de las implicaciones físicas, la cosmeticorexia también plantea desafíos importantes desde una perspectiva psicológica y social.
Por un lado, la presión por cumplir con los estándares de belleza im-
puestos por la sociedad y los medios de comunicación puede contribuir a sentimientos de inseguridad y baja autoestima, especialmente entre las personas más jóvenes. La psicóloga Carolina Morales Arias, de la Universidad Javeriana de Bogotá, subraya la importancia de abordar estos problemas subyacentes para promover una relación saludable con la imagen corporal y el autocuidado.
Para las ‘Sephora girls’, estas tendencias promovidas en estas plataformas han exacerbado la comercialización agresiva de productos cosméticos y a su vez vemos cómo se cataliza la insatisfacción, reflejadas en aspectos como: la apariencia y sintiendo la necesidad de recurrir a productos cosméticos como una forma de compensar sus percepciones negativas sobre sí mismas.
En conclusión, este es un fenómeno complejo que requiere una respuesta multifacética por parte de la comunidad médica, educativa y social. Es fundamental promover una cultura de autocuidado saludable que priorice el bienestar físico y emocional sobre los estándares de belleza inalcanzables. Debido a que, al abordar estos problemas de manera integral, podemos trabajar hacia un futuro donde la salud y la auto aceptación sean valores fundamentales y donde la belleza se entienda como una expresión única de la diversidad humana.
¿Qué podemos decir de las obras de misericordia?
Las obras de misericordia son aquellas acciones que nos logran conectar y conducir a Dios, guiándonos por un camino de santidad, ya que a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, quien se compadeció primero de nosotros, debemos hacerlo con los demás; aunque pueda ser difícil o costarnos a veces, debemos comprender “que algún día puedo yo estar en ese mismo lugar padeciendo”.
Jesús como aquel que es misericordia
Jesús por medio de los santos evangelios nos invita a ser misericordiosos “Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Mt 25, 42–43”. Aquel que dio la vida por nosotros y nos dio la salvación, nos invita a ser misericordiosos con los demás para que también nosotros sintamos esa paz que viene de Dios, cuando realizamos buenas obras. Queridos niños seamos misericordiosos, así como Cristo fue misericordioso, con el leproso, con el que sufría en el camino, con aquel que no podía ver, con el que no podía caminar; seamos esperanza en un mundo lleno de sufrimiento, Dios nos llama a eso amados niños, a repartir amor hacia los demás con buenas obras, para así ser amados por quien es el amor mismo.
Los desafíos que afrontamos hoy en día
Queridos niños, por más duro que sea el camino, Dios siempre
estará presente, como dice san Pablo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero” Rm 7, 19. Podemos pensar amados niños, que el mal que otros hacen es bueno y el bien que se hace es malo, todo tiene su nombre propio, y no lo podemos disfrazar con cosas bonitas para hacerlo más atractivo; por tanto, porque los demás no apliquen las obras de misericordia usted queridos niños que leen este artículo nunca deje de hacerlas, siempre haga el bien, que Dios recompensa ese bien, envía fabulosos regalos y bendiciones sobre todos aquellos, que hacen lo que mandan sus mandamientos y que nosotros debemos de aplicar todos los días.
¿Cómo me debo sentir cuando pongo en práctica las obras de misericordia?
Cuando practicamos las obras de misericordia debemos sentir una alegría plena, algo que nos llena, y que nos motiva a poner eses acciones en práctica, tanto en nuestro entorno como en nuestra familia, con los amiguitos del colegio y del barrio; es muy curioso cuando hacemos obras buenas, porque sentimos una felicidad grande. No son cosas que deban enaltecernos ante los demás, o lograr ocupaciones buenas; con el hecho de que nos sintamos feliz, todo está bien, pues eso quiere decir que Dios nos ha llenado de paz y felicidad, que Dios ha visto nuestra solidaridad, nuestro amor y comprensión con el hermano que sufre.
<Las historias de PEPIto>
¡Felices Pascuas de Resurrección! El mundo de Dios, los planes de Dios son tan diferentes que aún hoy sucede que incluso los más cercanos a Dios no comprendemos y nos sorprendemos de los diversos aconteci-
mientos. El texto bíblico nos refiere “Él vio y creyó”. ¿Era suficiente una tumba vacía para que todo se resolviera? Creo que no fue tan fácil. Incluso en el momento de mayor sufrimiento, Juan permanece cerca de su maestro. La razón no la comprende, pero el amor ayuda al corazón a abrirse y ver. Es la intuición del amor la que permite al Apóstol ver y creer antes que los demás. La alegría de la Pascua sólo madura sobre la base del amor fiel. Una amistad que nada ni nadie podrá romper.
Domingo de Pascua - Resurrección del Señor (Mc 16, 1-7)
Hoy se celebra la fiesta que es fundamento de la fe cristiana, fiesta fundamental del año litúrgico, y las lecturas de la Misa brindan la posibilidad de elegir entre varios pasajes del Evangelio, relacionados con las primeras experiencias de los seguidores de Jesús, el día que constataron su Resurrección. Lo habían dejado el viernes por la tarde, cuando solicitaron su cuerpo a Pilato, lo bajaron de la cruz y lo colocaron en la tumba cercana; todo con prisa, porque se acercaba el atardecer y, es decir, según la costumbre judía, comenzaba un nuevo día. Ese nuevo día no era sólo el sábado, que la ley judía prescribía que estaba prohibido realizar cualquier trabajo, incluso el piadoso oficio de enterrar a los muertos, sino que era la Pascua, una de las tres fiestas principales del pueblo de Israel.
El apresurado entierro requería su finalización. Aquí pues el evangelista Marcos (16, 1-7) narra sobre María Magdalena, María madre de Santiago y Salóme, tres de las “mujeres piadosas”, como se les suele llamar, que, el día después del sábado, muy de madrugada, se dirigieron al sepulcro con aceites aromáticos para completar los ritos funerarios. Sin embargo, encontraron el sepulcro abierto, el cuerpo a
honrar ya no estaba allí, y en su lugar vieron a un joven vestido con una túnica blanca, portador de un mensaje sorprendente: “¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el Crucificado? No está aquí. Ha r esucitado. Id, decid a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”.
“Verdaderamente el Señor ha resucitado”: este es el hecho central de la fe que desde hace dos mil años los cristianos transmitimos y celebramos. Basamos nuestra fe en el hecho de que Jesús no permaneció prisionero de la muerte, sino que resucitó, dando así vida eterna a quienes confían a él. La historia humana se divide en dos, antes y después de la resurrección de Jesús: antes (o sin ella), el hombre está a merced de sí mismo, desprovisto de una dirección hacia la cual caminar, empeñado en realizarse, a menudo hasta el fatal detrimento de los demás, dentro del corto espacio de la vida terrena, cerrado entre decepciones, tribulaciones o éxitos efímeros. Después, con él, el corazón y la mente se abren a infinitas perspectivas; pase lo que pase, el hombre tiene esperanza, y esta se ve realizada en Cristo.
La acción catequética está encaminada a hacer que los fieles entren en plena sintonía con la acción litúrgica, esta presupone y potencia una acción pastoral adecuada. Los principios inspiradores son los siguientes: a) la participación activa y fructuosa de todos los fieles es la meta de toda la acción pastoral eucarística; b) la celebración del Misterio Eucarístico es un arte, cuyo ejercicio está muy vinculado al sentido de lo sagrado, a la actitud de adoración y a la vivencia de los ritos y oraciones por parte del ministro y de los fieles; c) las distintas posibilidades
de elección de formularios bíblicos y eucológicos, comportan una actitud rectamente creadora, en la que se conjuguen el respeto absoluto a los textos oficiales de la Iglesia y el mayor bien espiritual de los fieles; d) la homilía es parte importante de toda celebración eucarística, sobre todo durante los tiempos fuertes, los domingos y días festivos, y las ocasiones en las que participa un mayor número de fieles; e) el lugar, los vasos y ornamentos sagrados, y todos los demás elementos que forman el entorno de la celebración de la Sagrada Eucaristía ejercen una misión de mediación entre el misterio y la comunidad eucarística.
Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia (Jn 20, 19-31)
El domingo “in albis” como lo rebautizó san Juan Pablo II, domingo de la “Divina Misericordia”, nos encontramos con una célebre página del Evangelio de Juan. Para el discípulo amado de Jesús, el Pentecostés del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en el cenáculo tiene lugar con ocasión de la primera aparición del Resucitado a los Once; después de haberlos saludado y haberles mostrado las manos, los pies y el costado, Jesús anuncia: “Como el Padre me ha enviado así también os envió yo”. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Y con estas palabras oficiales y solemnes, Cristo instituye el sacramento de la Reconciliación.
Hay algo más importante y que merece mayor atención: es la fe, o la incredulidad de Tomás, el Apóstol. No es de extrañar que no creyera a sus compañeros, que le habían anunciado que habían visto al Maestro sano y salvo, al día siguiente del sábado... Y coloca
la tan conocida frase: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”. Prácticamente, la certeza científica de los hechos.
La fe es fe precisamente cuando falta certeza científico-matemática. Cuando un hecho es matemáticamente cierto, no hay necesidad de molestar a la fe. En otras palabras, o lo ves y lo tocas, o lo crees. Y Jesús le dice: en adelante “No seas incrédulo, sino creyente”.
Pero ¿qué es la desconfianza sino falta de confianza, es decir de confianza de fe? La confianza y la fe sólo difieren en su objeto: la confianza se deposita en los hombres…La fe está puesta en Dios. En esencia, las dos actitudes son equivalentes; y tanto la confianza como la fe son fundamentales para confiarse respectivamente a los hombres y a Dios. ¡Arriesgado! Sí, siempre es arriesgado confiar, siempre es arriesgado tener fe. ¡Se necesita coraje! ¡Desafortunadamente, hoy hay muy poco coraje!
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La Diócesis de Cúcuta inicia la misión durante el tiempo de pascua. A través de las parroquias, se estarán visitando los sectores para llevar el Evangelio de Jesucristo hasta cada una de las familias que conforman nuestras comunidades. 320
y recíbelo en la puerta de tu casa; también obtendrás: Novena de Navidad, calendario, viacrucis y separatas.
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