Edición 962

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LA BÚSQUEDA DE DIOS:

DE AMOR Y DE

Vea también

Caminar con Jesucristo en el anuncio del Evangelio

En el desarrollo del Proceso de Evangelización de la Diócesis de Cúcuta, este mes de agosto lo dedicamos a la fiesta diocesana, para hacer memoria de los Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, agentes de pastoral y fieles, que han hecho historia de salvación caminando desde Cristo en el anuncio del Evangelio, comprometidos por llevar la Palabra de Dios a todos los confines de la Diócesis, cumpliendo con el mandato misionero que el Señor nos ha dejado: “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19-20).

La certeza que nos da Jesús de estar con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos, ha acompañado a la Iglesia durante mas de dos milenios, y a nuestra Diócesis durante 68 años de trabajo evangelizador y se ha avivado ahora en nuestros corazones con el compromiso misionero de todos los evangelizadores, quienes, ahora estamos al frente de esta misión que realizamos en el nombre del Señor.

La fuerza inspiradora para seguir en salida misionera predicando el Evangelio la recibimos del mismo

Jesucristo, con quien queremos tener un encuentro personal, para salir a anunciar aquello que hemos visto y oído y lo experimentamos en nuestra vida transformada por la gracia de Dios, conscientes que el Evangelio es la propuesta del Señor, que está con nosotros cada día de nuestra vida en el esfuerzo de traer al redil a las ovejas que se encuentran perdidas. Para esto tenemos que renovar el corazón, porque el programa ya está en la persona de Jesucristo. Así nos lo enseña san Juan Pablo II: “No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en Él la vida trinitaria y transformar con Él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste” (Novo Millennio Ineunte 29).

Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, la plaza, el trabajo, o en un camino” (Evangelii Gaudium 127).

“La fuerza inspiradora para seguir en salida misionera predicando el Evangelio la recibimos del mismo Jesucristo”.

Todos los evangelizadores tenemos la tarea de centrar nuestra vida en Jesucristo y caminar con Él en las personas más pobres, necesitadas y alejadas. Se hace necesario el anuncio del Evangelio en la vida diaria, persona a persona, en medio de la informalidad del diario vivir, así lo propone el Papa Francisco cuando nos dice: “Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos.

Presidente

Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta Director

Pbro. Diego Eduardo Fonseca Pineda

Tel.: 607 572 4601 - Cel.: 321 473 8952

Al celebrar la fiesta diocesana a lo largo de este mes, se trata de fortalecer en cada uno el compromiso misionero, que comienza en su ambiente familiar y luego pasa a otros escenarios de la vida diaria, pero también nos comprometemos con el estado permanente de misión que estamos viviendo en los sectores de cada una de las parroquias, visitando constantemente a los iniciados en la fe, con el fin de darles a todos el contenido fundamental de la evangelización como nos lo enseña el Papa Francisco: “En la evangelización se trata de recordar siempre el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad. Es el anuncio que se comparte con una actitud humilde y testimonial de quien siempre sabe aprender” (EG 127).

El anuncio fundamental de la evangelización tenemos que profundizarlo cada día en la oración contemplativa, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, mirando y contemplando el Crucificado. Sin la

oración el trabajo que se realiza se convierte en acción social y activismo desgastante. Con el poder de la oración nuestro quehacer pastoral es anuncio de Jesucristo. El Papa Francisco así lo insiste en su magisterio cuando afirma: “Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales y pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga” (EG 262).

Como bautizados seguimos comprometidos en la Diócesis de Cúcuta con la iniciación cristiana de muchos bautizados para fortalecerlos en la fe, esperanza y caridad y hacerlos discípulos del Señor y misioneros en la Iglesia, para gloria de Dios y salvación nuestra y de nuestros hermanos;que lleguemos a decir juntos: Tú eres el Cristo, condúcenos al Padre. Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor todas las gracias y bendiciones necesarias, para vivir la misión evangelizadora en nuestra Iglesia Particular en salida misionera, caminando con Cristo en el anuncio del Evangelio.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Diseño y diagramación Harold Antonio Castellanos Mojica

Fotografía CCDC / Internet

Equipo de Redacción
C.S. Laura Alejandra Tapia Hernández
Sem. Hernán Lizcano Sanabria
Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita
Impresión Casa Editorial - El Tiempo
Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Continúan las visitas pastorales a la vicaría San Rafael

En el recorrido por la vicaría San Rafael, el Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, finalizó el mes de julio, visitando a la comunidad parroquial de Nuestra Señora del Carmen de Bucarasica; acompañado del presbítero Jesús Alonso Ibarra Montejo, las autoridades civiles y de policía; el rector del colegio, el

personero y los concejales.

Monseñor, compartió fraternalmente con la comunidad educativa de los colegios ubicados en el casco urbano, el corregimiento de la San Juana y en La Curva; conoció a las familias de algunas comunidades veredales de: las Cuadras, Planadas, la capilla de Agua Blanca, La Salina, La San Juana y Ciénaga.

Días después se dirigió a la parroquia San Martín, en el municipio de Sardinata, donde tuvo la oportunidad de compartir un mensaje de fe y esperanza a los habitantes de esta población.

Asimismo, visitó a las veredas La Pailona y Puente Piedra, donde celebró la Eucaristía; también administró el Sacramento de la

Confirmación a 200 jóvenes de esta comunidad que expresaron el deseo de reafirmar su fe y de alimentarse de Jesucristo, para caminar sin miedo en la presencia del Señor.

Por último, la Fundación Banco de Alimentos, en compañía del Obispo, realizaron algunas entregas de mercados a las familias que necesitaban de la caridad de Cristo.

Encuentro de ministros

extraordinarios de la Eucaristía

Durante la tarde del sábado 3 de agosto, a partir de las 2:00 p.m., se vivió el encuentro mensual de ministros extraordinarios de la Eucaristía en la parroquia María Auxiliadora. El presbítero Clement Jaimes Sepúlveda,

delegado para esta pastoral, reunió a todos los integrantes de las diferentes parroquias de esta Iglesia Particular, para compartir con ellos la importancia de la vida en comunión que tiene a la base siempre la Sagrada Escritura.

LSacerdotes del Altísimo, insertos en el mundo, pero no del mundo

a Diócesis de Cúcuta, celebró el día del párroco el pasado lunes 5 de agosto desde la parroquia san Juan María Vianney, ubicada en el barrio Cuberos Niño. Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de esta Iglesia Particular, reunido con el presbiterio, los religiosos y los diáconos, iniciaron esta jornada con la adoración a Jesús Sacramentado, para encomendar el ministerio ordenado que han recibido, en la presencia de quien un día les llamó: Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

Posteriormente, el presbítero Juan

Carlos Ballesteros Celis, párroco de Santa Clara de Asís, dirigió una reflexión titulada Sacerdotes del Altísimo, insertos en el mundo, pero no del mundo; donde se insistió en el carácter sagrado del ministerio, la función principal de hacer presente a Dios en el mundo y el gran acto de amor que Dios ha tenido al llamarlos para dispensar sus sagrados misterios. Terminado este momento, el Obispo diocesano, intervino con algunas indicaciones pastorales para motivar a la celebración de la fiesta diocesana.

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Parroquia San Martín de Sardinata
Fieles bautizados de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Bucarasica

Diez nuevos miembros de la Iglesia al servicio de Cristo

Bendición del Oratorio de la Universidad de Pamplona

En la Catedral san José, el fin de semana pasado, se dio apertura a la Fiesta Diocesana 2024, en la que la Iglesia Particular de Cúcuta conmemoró 68 años de vida diocesana. Además, en esta celebración fueron ordenados diez diáconos permanentes, que desde hace varios años se habían venido preparando en la escuela diaconal de la Diócesis, para recibir este grado del orden y entregar su vida al servicio pastoral y misionero. Los nuevos diáconos permanentes son: Artidoro Balaguera Guerrero, Anthony José Ríos Sepúlveda, Cesar Augusto Londoño Trujillo, Hugo Enrique Pabón Álvarez, Isidro Hernández Bermón, Iván Darío Ramírez Archila, Jorge Argemiro Cárdenas Góngora, José Gregorio Ortíz Mogollón,

Rodrigo Melo Garavito y Rogelio Cáceres Cobarías.

Durante la homilía Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, agradeció a los fieles bautizados su compañía en la Diócesis durante tantos años: “Nos reúne la Eucaristía para celebrar 68 años de la vida diocesana” y, asimismo, presentó a los nuevos discípulos del Señor: “Un grupo de bautizados que han venido caminando con sus familias en este servicio misionero y hoy han sido enviados para su ordenación”. Finalmente, se proclamó el pregón que daba apertura oficial de la Fiesta Diocesana.

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Celebración de la Semana Cultural en el Colegio Seminario Menor

Diocesano San José de Cúcuta

En el Colegio Seminario Menor Diocesano San José de Cúcuta, del 12 al 16 de agosto se celebró la Semana Cultural con una serie de actividades que capturaron la esencia de la diversidad y la reflexión. Por un lado, los niños de primaria encargaron de demostrar las riquezas culturales de Colombia a través de presentaciones de baile y algunos stands, denominando este espacio como el día de la “Colombianidad”.

Además, los estudiantes de bachillerato desarrollaron el Congreso

‘Piensa y Actúa’, un espacio diseñado para el debate y la reflexión sobre temas relevantes para la juventud actual, que iban desde lo religioso hasta lo digital.

Durante la semana, jóvenes y niños de diferentes grados, participaron en la feria empresarial, en donde se encargan de elaborar y vender productos como: chocolates, bebidas, plantas, implementos de aseo, velas y pan, entre otros. También, demostraron sus talentos en la ciencia, proyectos productivos, día

El pasado martes 13 de agosto, en la Universidad de Pamplona, se llevó a cabo la bendición del oratorio, en la sede Villa del Rosario. Un espacio destinado para que los jóvenes de las diferentes facultades puedan dirigirse ante Jesucristo Crucificado y encomendar sus proyectos diarios y a sus familias.

Se contó con la participación del rector de la universidad, Ivaldo Torres Chávez; los presbíteros William Aguilar Vargas, vicario general y el presbítero Jhainer Said Urbina García, capellán de la Universidad de Pamplona, y asimismo, los diferentes administrativos de este centro de educación superior.

La celebración eucarística fue presidida por el vicario general,

quien expresó: “Nos unimos en esta celebración para consagrar este lugar a Dios”; e invitó a la comunidad que se encontraba acompañando este solemne momento a siempre agradecer: “Demos gracias a Dios porque nos permite compartir en esta institución un espacio de encuentro y de oración con él”.

Al finalizar la Santa Misa, el presbítero Jhainer Said Urbina García, capellán de la unipamplona, mencionó la importancia de estos lugares de oración para los jóvenes universitarios: “Este oratorio es un espacio para que todos los que diariamente se encuentran en la universidad se puedan tomar un momento del día y acercarse a Dios” y también extendió la invitación a participar todos los jueves a las 8:00 a.m. de la Sagrada Eucaristía.

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del inglés, olimpiadas matemáticas, el día del deporte y la salud física; espacios que motivan no solo la parte física, sino también la intelectual de los estudiantes.

Por último, se concluyó la semana con una gala y un ‘Fashion Ecológico’, como una oportunidad en la que los padres, alumnos y egresados demostraron su creatividad.

Encuentro de las Comunidades Eclesiales Misioneras

LOGÍSTICA

Para el desarrollo de encuentro los invitamos a tener presente las siguientes indicaciones:

Invitar a los vecinos al encuentro. Ambientar el lugar con el lema del mes: Tú eres el Cristo, con tu Palabra danos la paz.

Preparar un atril con la Palabra de Dios y dos velas (una a cada lado). Hacer una decoración alusiva a la construcción de paz en Colombia. Sacar copias con los cantos, oraciones del encuentro y una breve reseña de la historia del Cristo de Bojayá y el encuentro del Papa Francisco en Villavicencio en el año 2017. Los bautizados de la Diócesis de Cúcuta se reúnen en las distintas comunidades eclesiales misioneras y propician un encuentro con Jesucristo, en la experiencia comunitaria y en la Palabra de Dios y reflexionan sobre el lema del mes de septiembre: Tú eres el Cristo, con tu Palabra danos la paz (Fil 4, 4-7).

OBJETIVO

Oh Cristo, único mediador nuestro: oh Cristo, único mediador nuestro: Te necesitamos para entrar en comunión con Dios Padre; para llegar a ser hijos adoptivos suyos contigo que eres su Hijo único y Señor nuestro; para ser regenerados en el Espíritu Santo. Te necesitamos, oh único y auténtico maestro de las verdades recónditas e indispensables de la vida, para conocer nuestro ser y nuestro destino, así como el camino para alcanzarlo.

Te necesitamos, oh Redentor nuestro, para descubrir nuestra miseria y remediarla; para tener el concepto del bien y del mal, y la esperanza de la santidad; para deplorar nuestros pecados y obtener el perdón. Te necesitamos, oh hermano primogénito del género humano, para volver a encontrar las razones verdaderas de la fraternidad entre los hombres, los fundamentos de la justicia, los tesoros de la caridad y el sumo bien de la paz.

el año, se redescubre con una fe orada y vivida desde la Palabra de Dios para ser constructores de paz y reconciliación en nuestro país.

Canto: el Espíritu de Dios está en este lugar.

ILUMINACIÓN BÍBLICA

Flp 4, 4-7

Estén siempre alegres en el Señor; se los repito, estén alegres y den a todos muestras de un espíritu muy abierto. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Palabra de Dios.

reflexionar sobre cómo podemos construir un presente en paz para nuestras familias y nuestro país, pues claramente la Biblia es la fuente inagotable de sabiduría y esperanza, nos invita en todo momento a cultivar la alegría, la paz y el amor en nuestros corazones y relaciones diarias.

San Pablo nos exhorta a “estar siempre alegres” (1 Tesalonicenses 5, 16) y a “dar gracias en toda ocasión” (1 Tesalonicenses 5, 18). Esta alegría, que nace de nuestra relación con Dios, es el sol que ilumina nuestros días y nos llena de esperanza como lo confirma el texto de Filipenses. Imaginemos nuestra familia como un jardín donde cultivamos las virtudes cristianas. La alegría es el sol que lo ilumina, la amabilidad es el agua que lo nutre y la paciencia, la tierra fértil donde crecen nuestras relaciones. Al igual que un jardinero cuida cada planta, nosotros debemos cultivar nuestras relaciones con amor y atención.

DESARROLLO

Invocación

Trinitaria: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cantos: Yo tengo un amigo que me ama; dame la mano querido hermano y Jesús está pasando...

Oración a Cristo

(Esta oración se realizará al iniciar todos los encuentros del año)

Te necesitamos, oh gran paciente de nuestros dolores, para conocer el significado del sufrimiento y para darle valor de expiación y de redención. Te necesitamos, oh vencedor de la muerte, para librarnos de la desesperación y de la negación, y para tener certezas que no fallen jamás. Te necesitamos, oh Cristo Señor, Dios con nosotros, para aprender el amor verdadero y caminar con el gozo y la fuerza de tu caridad a lo largo del camino de nuestra vida fatigosa, hasta el encuentro final contigo, amado, esperado, bendito por los siglos. Amén. (San Pablo Vl).

REFLEXIÓN

(El moderador motiva a los participantes a responder los siguientes interrogantes)

¿Qué frase le llama la atención del texto leído?

¿Qué mensaje de Dios descubre para su vida con el texto que he escuchado?

¿Qué relación hay entre la semana bíblica, la semana por la paz y el texto bíblico Filipenses 4, 4-7?

¿Nombre algunas situaciones de la comunidad eclesial misionera que el Señor quiera iluminar con esta Palabra y el lema del mes?

Es clave llenarnos de la Palabra de Dios cada día, asumirla en nuestra vida desde la oración como esa fuente que nutre nuestra almas y nos conecta con Dios. En los momentos de dificultad, la oración nos brinda consuelo y fortaleza. Recordemos el Salmo 59, donde el salmista clama a Dios como su refugio y alcázar en nuestras realidades de vida diaria de la familia y el país.

Tú eres el Cristo, con tu Palabra danos la paz

(Repetir varias veces y preguntarle a la gente qué le dice el lema)

Nuestra Iglesia Particular de Cúcuta durante este mes de septiembre y todo

Comentario para reflexionar en el encuentro:

Nos reunimos hoy, en el mes dedicado a la Palabra de Dios, para

En Colombia, hemos vivido momentos de gran dolor y sufrimiento, pero también hemos experimentado la fuerza transformadora de la oración. En el contexto del mes septiembre por la paz y la reconciliación recurramos al Cristo Negro de Bojayá, el cual, es un poderoso símbolo de la fe y la esperanza del pueblo colombiano. Su imagen nos recuerda el dolor de la violencia, pero también nos invita a construir un futuro más justo y pacífico. En su oración, imploramos: “Haz que seamos tus pies para salir al encuentro del

hermano necesitado; tus brazos para abrazar al que ha perdido su dignidad; tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad”.

La paz que nos ofrece Dios es un regalo invaluable. Juan 14, 27 nos dice: ‘La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo’. Esta paz sobrepasa todo entendimiento y nos brinda una seguridad inquebrantable. Para cultivar esta paz en nuestros hogares, debemos:

Practicar la gratitud: agradecer por las bendiciones que recibimos y por las personas que nos rodean.

Perdonar: liberarnos del resentimiento y abrir nuestro corazón al amor.

Buscar la guía constante de Dios: leer la Biblia, orar y participar en actividades comunitarias.

Un desafío para nuestras familias: durante esta semana, dediquemos al menos 15 minutos diarios a la oración familiar. Podemos leer juntos un pasaje de la Biblia, compartir nuestras preocupaciones y agradecer juntos. Al hacerlo, estaremos invocando la presencia de Dios en nuestro hogar y fortaleciendo nuestros vínculos familiares.

ORACIÓN

FINAL

Ser pacientes y comprensivos: reconocer que todos somos imper- Oración realizada por el Papa Francisco fectos y necesitamos tiempo para crecer.

en su viaje apostólico a nuestro país, en el gran encuentro de oración por la reconciliación nacional del año 2017:

Oh Cristo negro de Bojayá, que nos recuerdas tu pasión y muerte; junto con tus brazos y pies te han arrancado a tus hijos que buscaron refugio en ti.

Oh Cristo negro de Bojayá, que nos miras con ternura y en tu rostro hay serenidad; palpita también tu corazón para acogernos en tu amor.

Oh Cristo negro de Bojayá, haz que nos comprometamos a restaurar tu cuerpo.

Que seamos tus pies para salir al encuentro del hermano necesitado; tus brazos para abrazar al que ha perdido su dignidad; tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad.

Haz que seamos testigos de tu amor y de tu infinita misericordia.

Hacer un momento de silencio y meditar la oración del Papa Francisco en relación con nuestro compromiso familiar de construir la paz en Colombia. Luego, expresar el aprendizaje en pocas palabras.

Hacer un canto alusivo a la paz, la reconciliación y terminar con un abrazo fraterno.

Canto final a la Virgen María.

Felicidades en su fiesta patronal

CUMPLEAÑOS

Los medios de comunicación de la Diócesis de Cúcuta, se unen con alegría en la presentación de las comunidades parroquiales, anunciando las fiestas de su santo patrono. En esta oportunidad, felicitamos de manera especial a los bautizados que se congregan en las parroquias: San Cayetano, Cuasi-parroquia San Emigdio, Santa Clara de Asís, Asunción de María, Nuestra Señora de las Victorias, La Victoria (Sardinata); Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, San Juan Bosco y San Alberto Hurtado; y les animamos para que continúen creciendo en la fe y el dinamismo pastoral, de la mano de sus párrocos.

Carlos Arturo Vega Blanco
17. Juan Carlos Orellanos Camperos
16. Jairo Alfonso Navarro Melo 17. Hugo Suárez Moreno
25.José Leonidas Cristancho Cáceres 28. Humberto Nieto Meza
17. Wilmar Alexander Díaz Rodríguez
31. José Vicente Rodríguez García
23. José Manuel Díaz Oicatá

San Pío X:

Instaurar a Cristo (en todas las cosas) desde el amor a la catequesis y la liturgia

Año tras año cada 21 de agosto, la Iglesia celebra la Memoria Obligatoria del Papa San Pío X, quien fue el 257º Pontífice de la Iglesia católica, desde el 4 de agosto de 1903 hasta su muerte en 1914.

Durante su pontificado, introdujo algunas reformas en la liturgia, permitió la práctica de la comunión frecuente y fomentó el acceso de los niños a la Eucaristía, y promovió mucho el estudio del catecismo; además, se destaca que encomendó al canonista Pietro Gasparri la confección del Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) para reunir y unificar la legislación eclesiástica, hasta entonces dispersa; y además, fundó el Instituto Bíblico para perfeccionar las traducciones de la Biblia.

Biografía y primeros años:

Su nombre de pila fue: Giuseppe Melchiorre Sarto. Nació el 2 de junio de 1835 en Riese, provincia de Treviso, Venecia.

Fue ordenado sacerdote en 1858. En el consistorio secreto celebrado en junio de 1893, León XIII lo creó Cardenal con el título de San Bernardo de las Termas; y en el consistorio público, tres días más tarde, fue preconizado Patriarca de Venecia, conservando mientras tanto el título de Administrador Apostólico de Mantua.

En 1898 celebró el sínodo diocesano. Promovió el uso del canto gregoriano y fue gran benefactor de Lorenzo Perosi; favoreció el trabajo social, especialmente los bancos en las parroquias rurales; se dio cuenta de los peligros que entrañaban ciertas doctrinas y conductas de algunos cristiano - demócratas y se opuso enérgicamente a ellas.

A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave, sin ser candidato para algunos por no hablar francés (y es que él mismo se consideraba indigno de tal nombramiento); pero, después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido el 4 de agosto, al obtener 55 de 60 votos posibles. Su coronación tuvo lugar el siguiente domingo, 9 de agosto de 1903.

Su Pontificado: grandes aportes a la liturgia y la catequesis:

En su primera Encíclica, deseando revelar hasta cierto punto su programa de trabajo, mencionó el que sería el lema de su pontificado: “instaurare omnia in Christo” (Ef 1, 10). En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia. Pero también se esforzó por promover la piedad entre los fieles, y fomentar la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, diariamente, si era posible (Decr. S. Congr. Concil., 20 de diciembre de1905); también, dispensó a los enfermos de la obligación de ayunar para poder recibir la Sagrada Comunión dos veces al mes. (Decr. S. Congr. Rit., 7 de Diciembre, 1906). Finalmente, mediante el Decreto “Quam Singulari” (15 de agosto de 1910), recomendó que la Primera Comunión en los niños no se demorara demasiado tiempo después de alcanzar la edad de la discreción. Fue por deseo suyo que el Congreso Eucarístico de 1905 se celebró en Roma, mientras que aumentó la solemnidad de los congresos eucarísticos posteriores mediante el envío de cardenales legados.

Como Papa publicó, el 22 de noviembre de 1903, un Motu Propio: en este caso, sobre música sacra en las iglesias, y ordenó que el auténtico Canto Gregoriano se utilizara en todas partes, mientras dispuso que los libros de cantos se imprimieran con el tipo de fuente del Vaticano bajo la supervisión de una comisión especial. En la Encíclica “Acerbo nimis”

(abril 15, 1905), planteó la necesidad de que la instrucción catequética no se limitara a los niños, sino que también fuera dirigida hacia los adultos, dando para ello reglas detalladas, especialmente en lo referente a escuelas adecuadas para la impartición de la instrucción religiosa a los estudiantes de escuelas públicas, y aun de universidades. Promovió la publicación de un nuevo catecismo para la Diócesis de Roma1 .

Caridad, serenidad y buen humor ante las dificultades:

San Pío X se distinguió por una gran firmeza para hacer frente a un ambiente que muchas veces le fue adverso, y, a la vez, estuvo lleno de una profunda humildad y sencillez.

Pío X falleció en el Palacio Apostólico de Roma el 20 de agosto de 1914, a los 79 años, a causa de un infarto agudo de miocardio. Fue enterrado en las grutas vaticanas, donde permanecieron sus restos hasta que, en 1951, fueron trasladados al altar de la capilla de la Presentación de la basílica vaticana, donde están

expuestos a la veneración de los fieles. En su epitafio, se lee: Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad y bondad.

Pío X fue beatificado el 3 de junio de 1951, y canonizado el 3 de septiembre de 1954, en ambas oportunidades por el papa Pío XII. El 19 de mayo de 1944, los restos mortales de Pío X fueron exhumados y expuestos para veneración pública en la Capilla de la Santa Cruz de la Basílica de San Pedro. Del reconocimiento canónigo resultó su estado de completa incorrupción, treinta años después de su muerte y aunque el sumo pontífice había manifestado su voluntad de no ser sometidos a procesos de embalsamamiento. San Pío X, es considerado también el patrono de los catequistas, por su impulso constante a la catequesis para todos los fieles, sin importar las edades.

Sepúlveda, párroco de San Benito de Nursia
1. U. BENIGNI – Artículo sobre la vida de San Pío X, Transcrito por David M. Cheney en el centenario de la elección de Giuseppe Sarto como Papa (Agosto, 19032003). Tomado de: Papa San Pio X (mercaba.org) .

Por: Pbro. Javier Alexis Agudelo Avendaño, Lic. en Derecho Canónico de la UPJ, párroco de Jesucristo Buen Pastor

La búsqueda de Dios: una experiencia (Una aproximación desde

oraciones subsiguientes. Buscamos a Dios porque él ha puesto en nosotros deseos de dar con él: “Nadie puede venir a mi —dijo el Señor Jesús- si mi padre celestial no le trajere” (Jn 6, 44).

En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos: “Dios, infinitamente Perfecto y Bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para que tenga parte en su vida bienaventurada. Por eso, en todo tiempo y en todo lugar, está cerca del hombre. Le llama y le ayuda a buscarlo a conocerlo con todas sus fuerzas” (CIC N. 1).

Lo primero que debemos dejar claro es que no somos nosotros los que buscamos a Dios, es Él quien nos busca porque quiere entablar con el hombre de todos los tiempos una relación de amor aún cuando el hombre ha traicionado su confianza (Gn 1, 9-10). Esta salida de Dios hacia el hombre tiene como prin

Y es esa atracción de Dios lo que nos quita todo vestigio de mérito por haber acudido a él. El impulso de salir en busca de Dios emana del propio Dios, pero el resultado de dicho impulso es que sigamos ardorosamente en pos de Él: “Como busca la cierva, corrientes de agua, así mi alma te busca a Ti, Dios mío ¡Tengo sed de Ti, Señor, ¡Dios mío! ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?” (Sal 41, 1-2). Y mientras andamos en pos de Él, estamos en sus manos: “Tu diestra me ha sostenido” (Sal 63, 8).

Esa relación entre Dios y los hombres ha caído en nuestros tiempos en una

llega a que una demostración de Dios en tal sentido es imposible.

La búsqueda de la verdad

Dios en el pensamiento de San Agustín

“La teología cristiana enseña la gracia preveniente, que, dicho brevemente, significa que el hombre, antes que busque a Dios, Dios está buscándole”.

Dios llevando a una pretensión de querer manipular a Dios a nuestros antojos. Por otra parte, porque nos hemos dejado contagiar del ateísmo moderno que nos ha planteado un sin número de interrogantes sobre la existencia de Dios basados en un racionalismo escéptico. Ahora bien, si fuera posible demostrar la existencia de Dios, como se demuestra una ley física o un problema matemático, todo eso significaría que Dios es algo ultramundano, manipulable por el hombre. Pero, así comprendido, Dios no sería más Dios. Si partimos del punto de vista de la esencia de Dios, que es misterio, se

En su libro “La entraña del cristianismo” (Ed. Secretariado Trinitario, Salamanca, 1997) el teólogo Olegario González de Cardedal describe al hombre como ser caminante, marinero, peregrino (p. 306). Afirma que “el hombre no es estancia, sino andadura; no es una posada, sino un camino (...) El hombre es constitutivamente el que pregunta por la realidad que se le entrega y desvela (verdad), por la significación para su propio destino (sentido), por la posible desembocadura de este en la nada y el vacío (condenación) o en la plenitud de la vida (salvación). La existencia es así camino hacia el fundamento, hacia la verdad, hacia el sentido, hacia la salvación” (p. 306). Dicho de otro modo, el ser humano es una pregunta que no cesa, una búsqueda incesante, un afán por desentrañar los enigmas de la realidad.

Todas las filosofías y religiones dicen que el hombre es camino hacia Dios; el cristianismo añade que Dios es camino hacia el hombre. San Agustín comenta: “Si Él (Dios) no hubiera tenido voluntad de ser camino, andaríamos siempre extraviados. Se hizo camino por donde ir. No te diré ya: “Busca el camino”. El camino mismo es quien viene a ti. Levántate y anda” (Sermón 141). Resaltado la mediación de Cristo, podemos decir que Cristo es el camino por el cual Dios viene en la búsqueda del hombre y a la vez es camino por el que el hombre va en búsqueda de Dios.

Un mundo relativo para un hombre pos-moderno

La búsqueda es algo que esta innato en la persona, es decir, que hace parte de su naturaleza. Busca el sentido de la existencia y su fin último, busca comodidad, busca una mejor condición de vida y así podemos proponer muchas búsquedas más. Sin embargo, es importante que echemos una mirada al hombre pos-moderno y podemos darnos cuenta que estamos viviendo una época en la que prevalece lo fugaz, lo mediático, la idolatría de lo sensual que han hecho que el hombre pierda aspiraciones y búsquedas que le den sentido a la existencia. La búsqueda de la Verdad-Dios ha pasado a un plano inferior para que el hombre pos-moderno se desenvuelva en una sociedad que nos acostumbra a la indiferencia y nos deslumbra con la fascinación del escándalo.

En nuestros ambientes se respira un aire de relativismo y dispersión que imposibilitan la búsqueda del verdadero sentido de la vida y de Dios. Nos encontramos ante un ser humano debilitado por sus grandes esfuerzos por buscar dinero, sexo, poder, éxito a cualquier precio, o por conseguir las versiones actuales

experiencia de amor y de misericordia desde San Agustín)

de mejorar permanentemente el nivel de vida, bienestar y seguridad. Un hombre trivial nadando entre las modas de la temporada perdiendo autenticidad. Un hombre light caracterizado por la ausencia de valores, según Enrique Rojas, ya que se fundamenta en la exaltación del momento, la apoteosis de lo efímero y el aumento de la superficialidad; una existencia donde la apariencia externa es más importante que lo que hay dentro. Traído y llevado por los estímulos exteriores, a los que se entrega y con los que pretende alcanzar la felicidad. Y todo cogido por los hilos finamente entrelazados del materialismo y el consumismo (Enrique Rojas, El hombre light, Madrid 1992).

Caminemos

La teología cristiana enseña la gracia preveniente, que, dicho brevemente, significa que el hombre, antes que busque a Dios, Dios está buscándole.

Toda relación social entre los seres humanos se origina en el trato personal de unos con otros. A veces comienza con

un encuentro casual, pero con el trato continuo, dicho encuentro fugaz se convierte en la más íntima amistad. La religión, siempre que sea genuina, es la respuesta que dan las personas creadas al Creador: “En esto consiste la vida eterna, que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn 17, 3). Este conocimiento solo es posible mediante un encuentro personal, amoroso e íntimo entre dos personas con quienes se intercambia una experiencia de vida.

Un aspecto importante para nuestra vida es saber que Dios es persona, y en las profundidades de su poderosa naturaleza piensa, tiene deseos, goces, sentimientos, amor y padecimientos, como puede tenerlos cualquier otra persona. Para darse a conocer a nosotros se nos presenta como una persona. Se comunica con nosotros por medio de nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones. El intercambio continuo e ininterrumpido de amor y pensamiento entre Dios y el alma creyente, es el corazón palpitante de la religión del Nuevo Testamento.

Esta relación de amor y misericordia despierta en el hombre la confianza que es el fruto de la búsqueda de Dios; Él mismo injertó en el corazón humano el hambre de una íntima relación personal con Él, vínculo que se va desarrollando a través de la vida de oración. Él mismo invita al hombre a escuchar lo que le va diciendo a través de las palabras de la Sagrada Escritura, para que, al escuchar, se percate de su presencia amorosa que mora en su interior.

Buscar

a Dios en lo profundo

Un ejemplo de esa búsqueda profunda del hombre a Dios la vemos en los santos que fueron y siguen siendo hombres, mujeres, jóvenes y niños sedientos del amor divino. Los santos lo buscaron en lo profundo de su corazón. Es allí donde mantenían un incesante diálogo con Él; también allí descubrían la verdadera fuente de su felicidad y de la fuerza; allí, experimentaban de un modo nuevo el amor de Dios.

“No somos nosotros los que buscamos a Dios, es Él quien nos busca porque quiere entablar con el hombre de todos los tiempos una relación de amor”.

Esa relación personal de Dios con el hombre y del hombre con Dios, tiene como característica el amor y la misericordia. Y es precisamente a la luz de la Divina Misericordia, que el hombre descubre de nuevo y se da cuenta de la verdad fundamental que muestra que en su corazón hay un gran anhelo de amor. El hombre es un ser espiritualmente abierto que busca a Dios. El salmista expresa este profundo deseo, y el anhelo interior del Dios vivo: “Dios, tú mi Dios, yo te busco, mi ser tiene sed de ti, por ti languidece mi cuerpo, como erial agotado, sin agua” (Sal 63).

Vale la pena mencionar a algunos santos: a san Ignacio de Loyola, que fue guiado e instruido por Dios como lo es un alumno bajo la tutela de su maestro; o a santa Teresa de Jesús, quien buscaba a Jesús en su corazón; también cabe mencionar a san Juan de la Cruz, que al compartir su experiencia mística, nos hablaba de su búsqueda de Dios, impregnada de un gran anhelo, como la añoranza de la esposa que busca al esposo; o a santa Faustina Kowalska, que conversaba con Jesús en lo más profundo de su corazón.

San Ignacio de Loyola escribió a la hermana Teresa Rejadell que Dios toca interiormente al alma y le habla sin palabras: “Muchas veces el Señor nuestro mueve y fuerza a nuestra ánima a una operación o a otra abriendo nuestra

ánima; es saber, hablando dentro de ella sin ruido alguno de voces, alzando toda a su divo amor” (Ignacio de Loyola, Obras completas, Cuarta Edición Revisada, Biblioteca de Autores Cristianos: Madrid, 1982).

En esta experiencia de fe juega un papel fundamental la soledad. La soledad, el silencio y la oración son las condiciones necesarias para entrar en el camino que lleva a las profundidades del corazón. La soledad no es una huida, una forma de escapar de la gente, sino el crear un espacio, único para ir al encuentro consigo mismo y para encontrarse allí con Dios. La soledad consiste en comparecer con valentía ante el propio misterio, que suele ser difícil de asumir. Dicho misterio sólo se puede acoger con el corazón. La soledad, elegida y vivida conscientemente, consiste en superar el sentimiento de sentirse solo, que no es otra cosa que la vivencia subjetiva de sentirse incomprendido, de no saberse amado, de verse despreciado, como ignorado. Sólo el hecho de entrar de forma consciente en esta experiencia puede constituir el camino a la sanación interior y a la apertura a los demás.

Al entrar en el silencio, el hombre se abre a sí mismo, a su mundo interior, con sus penas y alegrías, se abre a las esperanzas que están profundamente ocultas, y a las decepciones que, por lo general, no quiere ni conocer, no quiere saber nada de ellas. La soledad y el silencio le permiten hablar al corazón en su dimensión más profunda, creando un espacio y ofreciendo un tiempo para abrirse a una nueva dimensión. El silencio no significa ausencia de palabras, sino el poder adquirir la sensibilidad necesaria para oír la voz de Dios. Para Santa Faustina: “El silencio es un lenguaje tan poderoso que alcanza el trono del Dios viviente. El silencio es su lenguaje, aunque misterioso, pero poderoso y vivo” (María Faustina Kowalska, Diario. La Divina Misericordia en mi alma (Marian Press: Stockbridge, MA, 2004).

Madre y Reina universal de todo lo creado

“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Ap 12, 1).

Este texto bíblico del Apocalipsis a lo largo del tiempo ha tenido diversas interpretaciones en torno a la figura de la Madre-Reina, haciendo referencia a Israel, Jerusalén y a la Iglesia como madre revestida del favor divino; pero sin duda la madre revestida de sol por excelencia es la Madre de Dios, de quien Lucas dice: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1, 26).

Es fundamental iniciar diciendo que de la maternidad divina de la Santísima Virgen, se desprenden todas las perfecciones y privilegios que le adornan como la llena de gracia; por la realeza de su Santísimo Hijo, Ella es la reina madre. Es posible hablar del reino de Jesús y de María, pues a la madre del rey le es propio el trono.

«La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores 1 » (Lumen Gentium 59).

El sí de María ante las palabras del Ángel da el consentimiento libre a su papel fundamental en el plan salvífico de Dios. Efectivamente todo parte de la vo-

luntad divina pero siempre respetando la libertad humana; ante la propuesta de ser la Madre de Dios (Theotokos) María dice: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38); reconociendo la grandeza de Dios quien la exaltaría por tan grande humildad y generosidad.

En este orden de ideas, María es bendita entre todas las mujeres, y es la perfecta discípula, es el ejemplo de las virtudes y la reina de la paz, sin duda su cooperación en la extensión del reino fue y es crucial para la Iglesia, ya que además es la Mater Ecclesiae, la cual cuida de sus hijos que son perseguidos: «Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús» (Ap 12, 17).

de mi Señor, tú, mi Señora». San Juan Damasceno atribuye a María el título de «Soberana»: “Cuando se convirtió en madre del Creador, llegó a ser verdaderamente la soberana de todas las criaturas”». 2

Como ya se ha dicho, la realeza de María está subordinada a la de Cristo, quien no solo es rey por ser Hijo de Dios sino porque es el Redentor; la Madre de Dios es la nueva Eva que coopera en la obra de Dios y representa de manera especial al género humano. El misterio de la Asención y la Asunción están relacionados, pues al ser asunta al cielo, María posee y ejerce sobre el universo una soberanía

dada por su Hijo, lo cual no quiere decir que la realeza de María nos aleja de Ella, sino que por el contrario su solicitud para con sus hijos es permanente y a través de su intercesión obtenemos favores y gracias.

En definitiva, la Santísima Virgen es establecida por el Señor como Reina universal del cielo y de la tierra, ha sido elevada sobre todos los seres celestes y sobre la jerarquía de los santos y eso da a la Iglesia una especial gracia, la de tener una Madre-Reina que intercede, guía y acompaña.

«A partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Éfeso la proclama Madre de Dios, se empieza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano, con este reconocimiento ulterior de su excelsa dignidad, quiere ponerla por encima de todas las criaturas, exaltando su función y su importancia en la vida de cada persona y de todo el mundo (…) Pero ya en un fragmento de una homilía, atribuido a Orígenes, aparece este comentario a las palabras pronunciadas por Isabel en la Visitación: «Soy yo quien debería haber ido a ti, puesto que eres bendita por encima de todas las mujeres, tú, la madre

«Santa María, Reina del cielo y Soberana del mundo, sufría junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo». 3

1. «Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores» Ap 19,16
2. San Juan Pablo II, Audiencia General, 23 de julio de 1997.
3. Pio XII, encíclica Ad coeli Reginam.

Testigos de la fe y misioneros de la Pascua

Cuando el bautizado se pregunta acerca de ¿cómo aprendió a hablar con Dios en la oración, a signarse, a celebrar los sacramentos, a seguir la vida de los santos, a adorar a Jesús Eucaristía y corresponder al amor maternal de la Virgen María, a conocer las verdades de la fe, pedir perdón y perdonar, la Palabra de Dios y la Tradición, a vivir el doble mandamiento del amor a Dios y a los hermanos en la dignidad de hijos de Dios y en la comunión de la Iglesia?, inmediatamente vienen a su mente y corazón sus primeras catequesis enseñadas por medio de sus abuelos, sus papás, un sacerdote, una religiosa o un laico.

Esta es la misión única y concreta del catequista: con obras y palabras hacen que el anuncio pascual resuene continuamente en el corazón de cada persona, para que su vida se transforme 1 , situándonos en comunión con Jesucristo, 2 en otras palabras, por medio de su testimonio sirven como rol importante en las tareas específicas de la catequesis 3 : llevan al conocimiento de la fe, iniciar en la celebración del Misterio, forman la vida en Cristo, aprendemos a orar y somos introducidos a la vida comunitaria de la Iglesia.

1. Llevan al conocimiento de la fe: el catequista ayuda aprofundizar elmensaje cristiano que encontramos en la Tradición oral de los Padres de la Iglesia y en la Tradición escrita de la Palabra de Dios; también enseñan las verdades de la fe sintetizadas en el Credo para formarse en la sana doctrina eclesial que sirva de criterio de vida.

2. Inician en la celebración del Misterio: con el fin de promover “en los fieles la participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige su naturaleza misma”, 4 el catequista tiene como misión ayudar a comprender la importancia de la liturgia en la vida eclesial, enseñando las actitudes de las celebraciones de la Iglesia: “alegría por el carácter festivo

de las celebraciones, sentido de comunidad, escucha atenta de la Palabra de Dios, del año litúrgico, expresiones de piedad popular, el significado del Domingo e importancia de la Eucaristía dominical, la oración confiada, alabanza y acción de gracias, y la sensibilidad a los símbolos y signos”.

3. Formar en la vida en Cristo: por medio de la misión del catequista se crece en la dignidad de hijos de Dios, buscando responder con la gracia de Dios, la vida sacramental y la caridad con los hermanos a la vocación de todo bautizado: la santidad, en palabras del directorio general para la catequesis 2020, la misión del catequista es: “Educar para la vida buena del Evangelio implica la formación cristiana de conciencia moral, con el fin de que en cada circunstancia el creyente pueda ponerse a la escucha de la voluntad del Padre para discernir, bajo la guía del Espíritu y en consonancia con la ley de Cristo, el mal que hay que evitar y el bien que hay que hacer, realizándolo a través de una caridad activa”.

4. Enseñar a orar: los abuelos, papás u otras personas que transmiten la fe, han sido los primeros catequistas, enseñando a confiar en Dios, a encomendar la jornada, dar gracias por el día que empieza y por la jornada que culmina;

nuestro: el otro, aunque sea distinto o piense diferente es un don de Dios para la humanidad.

por los alimentos, implorar su ayuda, orar frente al Santísimo, rezar el Santo Rosario. Los catequistas enseñan las oraciones y a orar con los sentimientos con los que Cristo se dirigió a Dios Padre, sobre todo en el Padrenuestro.

5. Introducir a la vida comunitaria: la espiritualidad de comunión manifestada por el testimonio de los catequistas en su unión con los hermanos agentes de pastoral, el sacerdote, el obispo, el Papa y la Iglesia, enseñan a vivir en comunidad siendo imagen de la unidad de la Trinidad, viendo en el rostro del hermano no a un enemigo sino a un hijo del mismo Padre Dios y hermano

Los Catequistas en medio de sus limitaciones y responsabilidades personales viven el mandato misionero de Jesús: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” 5 , donan sus vidas en el servicio incansable de la transmisión de la fe en las comunidades parroquiales, teniendo entre sus catequizandos: niños, jóvenes y adultos. Su servicio no se limita a la sola preparación de los sacramentos de iniciación cristiana, sino además viven su rol en el acompañamiento de otros grupos, comunidades eclesiales misioneras, sectores y labor pastoral que la comunidad parroquial requiera.

Por este motivo, la Diócesis de Cúcuta junto a los hermanos sacerdotes y catequizandos les felicita, agradece y bendice por su misión de ser testigos de la fe, maestros y mistagogos, acompañantes y pedagogos que enseñan en nombre de la Iglesia. ¡Feliz fiesta del catequista! San Pío X, intercede por nuestros catequistas.

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1. Cfr. Directorio general para la Catequesis, n 55, 2020. 2. Ibid. N 75. 3. Ibid. N 79-89.
4. Sacrosanctum Concilium, n 14. 5. Mt 28, 19-20.
Por: Pbro. Yhon Pablo Canedo Archila, formador del Seminario Mayor Diocesano San José

Jesucristo: Camino, Verdad y Vida

Por: Pbro. Juan Carlos Ballesteros Celis, párroco de Santa Clara de Asís y miembro de la pastoral de catequesis

“Le dice Jesús: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14, 6).

Continuando con este estudio en torno a la persona de Jesús, el Cristo, vale la pena adentrarse en tres auto designaciones, que sobre sí mismo ha realizado y que está relatado en el Evangelio de san Juan. En realidad hay que ver estos tres títulos empleados por Jesús, como una sola realidad progresiva para el creyente, llamado a seguirle, cuya meta a alcanzar, es la consecución de la vida eterna.

1. Jesús es el Camino

En la vida del creyente, conocer a Jesús, profundizar sobre su identidad y su mensaje, debe ser el empeño más apremiante y la aspiración principal que se tenga, porque es lo que confiere sentido a la propia identidad cristiana recibida en el Bautismo. Esto porque Jesús, aparece como modelo de hombre perfecto y testimonio sublime del amor Dios, que invita a seguirlo, teniendo presente que solo Él es el auténtico camino a recorrer: un angosto y estrecho “camino que lleva a la vida” (Mt 7, 14).

Ahora bien, Jesús es el camino porque “toda la vida de Cristo es revelación del Padre: sus palabras y obras; silencios y sufrimientos; su manera de ser y de hablar” (CIC 516). Es Jesús un ejemplo de abajamiento (Flp 2, 7), de obediencia (Jn 4, 34), de oración (Lc 11, 1) y en ese sentido la imagen de Jesús como camino se refiere a la invitación explicita de seguirle: “Quien quiera ser mi discípulo, que se niegue a si mismo, cargue con su Cruz y me siga” (Mt 16, 24).

Esto es posible porque solo Jesús puede decir: “Quien me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14, 9), y el Padre lo confirma afirmando: “Este es mi Hijo amado; escuchadle” (Lc 9, 35). El camino al Padre es dejarse guiar por Jesús, por su Palabra de verdad, y acoger el don de

su Vida.

2. Jesús es la Verdad sacramental de unidad

Existe una verdad fundamental y se trata de una persona: Cristo, la Palabra de Dios que “se hizo carne” (Jn 1, 14) y quien se reconoce a sí mismo, Palabra del Padre que se comunica, pues afirma: “Yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar” (Jn 12, 49).

“En la vida del creyente, conocer a Jesús, profundizar sobre su identidad y su mensaje, debe ser el empeño más apremiante y la aspiración principal que se tenga”.

Por consiguiente, Jesús es la verdad y eso lo confirma en su silencio ante Pilato que le interroga: “¿Qué es la verdad?” (Jn 18, 38). La verdad no es entonces un concepto abstracto, sino el encuentro con una persona: Jesús.

Quien capacita para ese encuentro con la verdad y poder permanecer en la verdad, nos viene también de Dios: “El

Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho” (Jn 14, 26). Al igual que sucede con Jesús, el Espíritu Santo, “no hablará por su cuenta, sino que hablará de lo que oiga y les anunciará lo que ha de venir” (Jn 16, 13). Su misión para con el creyente, como Espíritu de la verdad, es “guiar hasta la verdad completa”.

De hecho, San Pablo afirma: “Nadie puede decir, ¡Jesús es Señor! sino con el Espíritu Santo” (1 Cor 12, 3). El Espíritu Santo es la ayuda que viene de lo alto, que capacita y sostiene en ese conocimiento de la plenitud de la verdad, que es Jesús.

3. Jesús es la Vida

Las Palabras de Jesús son la verdad, pero también afirma que: “Son espíritu y son vida” (Jn 6, 63) pues tienen au-

toridad y eficacia para realizar lo que comunican. Él en sí mismo se presenta como aquel que puede dar la vida: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Jn 11, 25). “El que me coma vivirá por mí” (Jn 6, 57). Jesús en sí mismo, es la vida en plenitud para el creyente.

En el Evangelio de san Juan, Jesús anuncia a sus discípulos: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, se los habría dicho, porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde Yo esté, estén también ustedes” (Jn 14, 2-3). Se trata del retorno que Jesús ofrece a quienes, mediante la fe y la obediencia, pueden regresar al Paraíso, del que un día el hombre y la mujer se vieron excluidos, por la desobediencia y la autosuficiencia.

La única condición que se exige es, tener fe: “Para que todo el que crea, tenga por Él vida eterna” (Jn 3, 15), “Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Jn 11, 26). Se trata de ser capaces de vivir una vida al estilo de Jesús: siempre orientada al Padre y en obediencia al Padre, procurando ser uno con él.

La exhortación es muy puntual en la Escritura Sagrada: “Aspiren a los bienes de allá arriba, no a los de la tierra” (Col 3, 3),“Amontonen mas bien tesoros en el cielo” (Mt 6, 20) pues “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como salvador al Señor Jesucristo” (Flp 3, 20).

Como conclusión a esta catequesis, vale la pena citar el comentario de san Agustín, sobre este texto de san Juan, en que enseña: “Es como si Jesús le dijera a Tomás: ¿por dónde quieres ir? Yo soy el Camino. ¿adónde quieres ir? Yo soy la Verdad. ¿dónde quieres permanecer? Yo soy la Vida. Los sabios del mundo comprenden que Dios es vida eterna y verdad cognoscible; pero el Verbo de Dios, que es Verdad y Vida junto al Padre, se ha hecho Camino asumiendo la naturaleza humana” (Sermones 141142).

Psicología

Estamos viviendo en el presente o solo vamos corriendo por la vida, como máquinas atrapadas en rutinas establecidas, en un mundo a blanco y negro, dejándonos arrastrar por la monotonía, agotados y agobiados con malestares físicos y emocionales, desconociendo el origen de todo ello, sin saber qué es el estrés, quien se ha convertido en un compañero de vida, que habita nuestras mentes, influyendo en nuestro bienestar emocional.

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. La mayoría de las personas identifica el distrés, siendo el tipo de estrés que nos puede paralizar, nos agota y puede llevarnos al borde de la desesperación.Es común identificarlo al sentir tensiones musculares, dolores de cabeza, fatiga, más hambre de lo habitual o pérdida momentánea del apetito; cabe resaltar que no todos lo experimentamos de la misma manera, sin embargo, es esencial entender que no todo estrés es desfavorable, también existe el eustrés, una forma de estrés positivo que nos motiva y nos impulsa a enfrentar retos.

La diferencia de cuál tipo de estrés experimentemos radica en varios factores clave que influyen en la percepción y respuesta al estrés, algunos de ellos son la interpretación cognitiva, recursos y habilidades sociales, experiencias pasadas, apoyo social y resiliencia emocional; entendiendo esta última como la capacidad para adaptarse y recuperarse de determinadas situaciones estresantes.

Pero, ¿cómo manejar el estrés?, vamos a explorar cinco estrategias esenciales que no solo ayudarán a reducir el estrés, sino que también pueden ayudar a un

Promover el bienestar emocional y reducir el estrés

equilibrio emocional y mental.

1. Hábitos de vida saludables: el ejercicio regular, una alimentación balanceada y el sueño; por ejemplo, estudios han demostrado como la actividad física regula neurotransmisores que influyen en el estado del ánimo y las respuestas al estrés, muchas personas también refieren tener más energía durante el día tras realizar actividad física en las primeras horas del día antes de iniciar sus labores

2. Red de apoyo: no subestimar al poder de contar con una red solidade apoyo, estas son las relaciones interpersonales, familiares, laborales, sociales o de pareja, como refugio frente al estrés.

Sentir la empatía de otra persona por el propio sentir, permite liberar cargas

emocionales que se alimentan por el desorden del presente.

3. Meditación – atención plena: tradicionalmente existen técnicas subestimadas por su “simplicidad”, dentro de ellas se encuentra la meditación y la relajación, permitiéndonos estar en el aquí y en el ahora.

4. Actividades artísticas: las expresiones artísticas como la música, la danza y las artes plásticas, permiten liberar emociones reprimidas y reducir los niveles de estrés presentes, las ondas sonoras y los movimientos físicos o las representaciones gráficas son reflejo o representación de una emoción, el poder expresarlo.

5. Metas de vida claras: objetivos de vida bien definidos nos proporciona un

sentido de dirección y propósito, al ser realistas y alcanzables podemos avanzar e ir paso a paso, evitando posibles sensaciones de estar perdidos o abrumados, saber hacia dónde nos dirigimos nos genera confianza y seguridad.

Integrar estas cinco estrategias en la vida, permitirá construir unas bases sólidas para el bienestar emocional, vivir más en el presente, gestionar emociones y cuidar la salud física, sabiendo que debemos seguir navegando en el caos del día a día, todo ello nos puede ayudar a avanzar sin ser consumidos por ello.

Recordemos que el bienestar emocional no es solo la ausencia de malestar, sino la presencia de hábitos y acciones que nos permiten disfrutar la vida en todo su esplendor.

La evangelización en mi Iglesia, es tarea de todos

QUERIDOS NIÑOS

Todos como Iglesia teniendo en cuenta los temas que hemos visto, tenemos que iniciar la misión, la evangelización de todos aquellos que nos rodean y el Periódico La Verdad, es uno de los medios de evangelización que tiene nuestra Diócesis, es por ello que debemos leerlos y así aprender un poco más y enseñar a aquellos que no saben.

La evangelización queridos niños, es tarea de todos, ¿cómo lo hacemos? Si sabes orar, enséñale a alguien que no sabe (el Santo Rosario, el Padre Nuestro, el Ave María, la oración al Ángel de Mi Guarda, y las oraciones personales). Es tarea de todos queridos niños empezar un proceso misionero y de aprendizaje continuo.

Tarea: pregunto a mi catequista: ¿Qué sabes del PEIP?

Compromiso: enseño a un familiar o amiguito, la oración del Padre Nuestro

Hora de la creatividad:

Realizó la sopa de letras

P V S X T R W V K M A T

O A X U E V V X I D V A

V N D Z S I T S D N E V

Q F A R R E T I U U M H T R N G E E J Z P M A M

N Q E T R N H T E O R I

Q N N I P C U S X D I S

Y B O F P Q S E F B A I

R O S A R I O B S I X O

P N O I C A R O S T T N

U P D O G O G K N V R R

P N F P D M A M S F K O

AVEMARÍA

Tú eres el Cristo, participemos en la liturgia

Por:

Domingo XX del Tiempo Ordinario (Jn 6, 51-58)

Retomamos el tema del pan de vida, que es nuestro Señor Jesucristo, del cual venimos hablando desde hace algunos domingos, leyendo el capítulo sexto del Evangelio de Juan. Jesús intenta por todos los medios hacer comprender a quienes lo siguen que él es el mesías esperado, el salvador, el que vino a traer la salvación a los hombres. El discurso sobre el pan de vida que Jesús lleva a cabo está dirigido precisamente a crear esa estrecha relación espiritual entre sus discípulos y el maestro, porque él afirma repetidamente: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí”. Un pan que alimenta la comunión espiritual con Cristo, pero también prepara para el banquete eterno.

De hecho, Jesús afirma con extrema precisión teológica que “el que come este pan vivirá para siempre”. En resu-

men, la Sagrada Eucaristía nos prepara diariamente a la eternidad. Nutre esa perspectiva de vida más allá de la vida que puede fallar en Aquel que no cree y no se nutre de este pan de vida eterna. Escuchemos hoy estas palabras que es necesario descifrar para comprender mejor el significado de la comunión eucarística para quienes somos católicos y llevamos una vida normal de fe y una práctica religiosa constante: “El que come este pan vivirá para siempre y el pan lo que daré es mi carne por la vida del mundo.”

La Eucaristía no es otra cosa que el memorial, la recreación incruenta del misterio de nuestra salvación. Él lo entiende, para un cristiano significa desear profundamente esta comunión con un Dios de amor, un Dios que se hace don, se derrumba por nosotros y derrama hasta la última gota de su sangre para redimirnos de nuestros pecados.

Domingo XXI del Tiempo Ordinario (Jn 6, 60-69)

La dureza es característica de quien no tiene fe, de quien no cree. Son las personas de “cabeza dura”, es el corazón de piedra el que necesita ser transformado en un corazón de carne, que encarne los mismos sentimientos de Cristo. Pero quien es rígido en su propia incredulidad tiende a no reconocer lo que le concierne y a atribuir responsabilidades a los de fuera.

Los judíos se sienten estremecidos por la necesidad contenida en el discurso del pan que desciende del cielo para ser comido y que Jesús identifica con su propia carne. Hay que comer de Él para entrar en la vida divina. Es, por tanto, una invitación a una relación íntima, a una implicación vinculante, a una relación de entrega mutua. Para conside-

rarnos cercanos al Dios de la vida, ya no basta una vida aparentemente fiel, marcada por ritos y prácticas externas, conocimientos intelectuales y ejercicios moralistas de piedad. Ya no podemos contentarnos con una experiencia ligada al culto y a lo sagrado, como si fuera agradable a Dios, alejando de nuestro compromiso una conversión seria de vida y una relación auténtica de diálogo y confianza con el mismo Jesús. Es su sangre la que nos hace miembros de su Cuerpo, que es la Iglesia. Esto implica responsabilidad, confianza, docilidad constante en dejarse asimilar a su forma de ser.

Con Jesús o eliges el camino de la confianza, dejas de querer gestionar, te de-

jas envolver, atraído y acudes a Él con la sed humilde de quien es niño y busca sólo al Padre, frágiles, pecadores, incluso reincidentes, esto es lo que harán los

apóstoles; o terminas por rechazarlo y cambiar de camino. Y nosotros... “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (v. 69).

SOPA DE LETRAS: “APUNTES MISIONEROS“

• VERDADERAMENTE

• MANIFESTEMOS

• SACRAMENTO

• SANTÍSIMO

• COMUNIÓN

• HERMANOS

• NUESTRAS

• RECIBIR

• CARIDAD • IGLESIA

• OBRAS

• UNIDAD

• VIDAS

• MEDIO

• RAZÓN

• UNIÓN

• JESÚS

• CREO

• PIDE

• FE

Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita, estudiante de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma)
Elaborado por: Arcesio Santana Cortés - ARSACO

CATEQUISTA

XIV ANIVERSARIO DE FALLECIMIENTO

Monseñor Jaime Prieto Amaya

(27 de marzo de 1941 - 25 de agosto de 2010)

Oramos en esta fecha por el XIV aniversario de la pascua de Monseñor Jaime Prieto Amaya, exaltamos la labor apostólica que realizó durante 45 años al servicio del Evangelio, promoviendo la justicia, la paz y la solidaridad.

Que el glorioso Patriarca san José y la Santísima Virgen María, intercedan ante el Señor por nuestras plegarias y Monseñor Jaime, pueda gozar de la paz eterna.

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