Edición 967

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E“Yo estoy con ustedes

todos los días

hasta el final de los tiempos”(Mt 28, 20)

stamos culminando el mes de octubre con la certeza de seguir avanzando en la conciencia misionera de cada uno de los bautizados, cumpliendo el mandato del Señor “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19).

Frente a la misión llegan también momentos de incertidumbre, por las dificultades que hay que afrontar cada día, incluso el rechazo de muchos al mensaje de salvación. Frente a esta realidad, el evangelizador no ha de desfallecer, debe seguir adelante con la gracia que viene de lo alto para continuar la tarea, que no es propia, sino del Señor, y Él mismo nos ha dado la certeza que no estamos solos, pues nos ha dicho: “y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).

Evangelizar es la misión de la Iglesia y está en nuestras manos ser instrumentos disponibles para cumplir con esta tarea que le da identidad a la Iglesia. San Pablo VI así lo enseña: “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (Evangelii Nuntiandi, 14), para que muchos experimenten la alegría del Evangelio y den sentido a sus vidas, como lo afirma el Papa Francisco: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida en-

tera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Evangelii Gaudium, 1).

Dejar entrar a Jesús en la propia vida, en la vida familiar, es tener la garantía de que Él llega para permanecer, Él estará con nosotros todos los días, en los momentos fáciles y difíciles; en las alegrías y en la Cruz, ahí está el Señor caminando con nosotros, siendo soporte y alivio, dándonos esperanza en la tribulación. El Documento de Aparecida nos ilustra esta realidad cuando afirma: “todos nosotros como discípulos de Jesús y misioneros, queremos y debemos proclamar el Evangelio, que es Cristo mismo. Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas” (#30), porque Jesús camina con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos.

“Evangelizar es la misión de la Iglesia y está en nuestras manos ser instrumentos disponibles para cumplir con esta tarea que le da identidad a la Iglesia”.

el amor de Dios que salva, que perdona, que purifica y llena de alegría el corazón. El Papa Francisco insiste en la alegría que da el encuentro con el amor de Dios y lo expresa así: “Sólo gracias al encuentro con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada. Llegamos a ser plenamente humanos cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora, porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros? (EG 8).

sionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús” (EG 120).

Esta fue la experiencia de los primeros discípulos del Señor, ellos después de experimentar el amor de Dios, de inmediato salieron con gozo a transmitir lo que estaban viviendo en sus vidas y lo hacían con gozo y convicción “hemos encontrado al Señor” (Jn 1, 41), y esta es la misión nuestra: vivir el amor de Dios en la propia vida y querer extender ese amor a otros siendo auténticos misioneros del Reino de Dios, porque: “todos somos llamados a ofrecer a los demás el testimonio explícito del amor salvífico del Señor, que más allá de nuestras imperfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabra, su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida” (EG 121).

El mundo que está sin Dios se queda sin esperanza y entra en el vacío y en la tristeza más profunda; el Señor quiere quedarse en el corazón de todos hasta el final de los tiempos, pero hay que permitirle la entrada, hay que dejarse encontrar por

Presidente

Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Director

Pbro. Diego Eduardo Fonseca Pineda

La presencia del Señor en nuestra vida hasta el final de los tiempos, le devuelve el sentido y la alegría a la existencia humana y aún en medio de las dificultades, existe serenidad y armonía, porque mirar y contemplar el Crucificado, fuente de nuestra salvación, llena el corazón de paz. Esta realidad interior que se vive al experimentar el amor de Dios, es lo que se transmite en el nombre del Señor en el trabajo misionero, de tal manera que, no se necesita mucha ciencia humana para evangelizar, basta experimentar el amor de Dios, “si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es mi-

Como creyentes en Jesucristo, sigamos en salida misionera haciéndonos discípulos misioneros del Señor, haciendo anuncio del Señor diciendo: “Tú eres el Cristo, envíanos Señor”, comenzando ese anuncio en el propio hogar y en el entorno en el que vivimos.

Que la Santísima Virgen María y el glorioso patriarca san José, alcancen de Nuestro Señor Jesucristo el fervor misionero para cumplir con el mandato del Señor de ir por todas partes a hacer discípulos misioneros, con la certeza de que Él está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (Cf Mt 28, 20).

En unión de oraciones, reciban mi bendición.

Diseño y diagramación

Harold Antonio Castellanos Mojica

Fotografía CCDC / Internet Tel.: 607 572 4601 - Cel.: 321 473 8952

Equipo de Redacción
C.S. Ashlye Madeleine Lozano Domínguez
Sem. Hernán Lizcano Sanabria
Impresión Casa Editorial - El Tiempo
Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.

Vigilia de oración en acción de gracias por los medios de comunicación diocesanos

En el marco del mes del aniversario de los medios de comunicación diocesanos, se realizó el pasado sábado 12 de octubre, la vigilia de oración, en acción de gracias a Dios por un año más de estas herramientas de evangelización: Emisora Vox Dei, Periódico La Verdad y Vox Dei CTV, en compañía de los integrantes del Club de Amigos, colaboradores, oyentes de la Emisora, lectores, suscriptores del Periódico y demás fieles de esta Iglesia Particular.

Durante esta jornada se contó con la presencia de sacerdotes invitados que acompañaron con sus intervenciones, esta experiencia de oración: inició el presbítero Juan Sebastián Rivera Fellner, formador del Seminario Mayor Diocesano San José; con el tema:

‘Necesidad del cristiano en dar gracias a Dios, permanentemente, por los beneficios recibidos’; también Fray William Fernando Bustamante Taborda, de la parroquia Nuestra Seño-

Encuentro juvenil en la vicaría San Luis

Este 12 y 19 de octubre, los movimientos juveniles de los decanatos san Pablo y san Judas Tadeo, de la vicaría San Luis, fueron convocados por los integrantes de la comisión diocesana de pastoral juvenil que acompaña el presbítero Gabriel Peña Arciniegas, el diácono Óscar Julián Ibarra García y el seminarista Emerson Alexan-

dro Camargo Contreras, entre otros colaboradores; con el fin de llevar a cabo el encuentro juvenil bajo el tema “el manejo de las emociones en el plan de Dios”. Este encuentro permitió a los jóvenes, no solo aprender, sino también compartir sus experiencias de fe con otros jóvenes.

ra del Carmen, bajo el tema: ‘¿Cómo debe hacer el creyente para no perder la esperanza en medio de las dificultades de los tiempos actuales?’; el presbítero Luis Armando Quintero

Tarazona, párroco del Inmaculado Corazón de María, con la reflexión: ‘El imperativo del cristiano de vivir con alegría, ya que esta es una forma de evangelizar’; el presbítero Álvaro Antonio Gutiérrez Buitrago, quien dirigió la reflexión: ‘La necesidad que tiene todo cristiano del encuentro con Jesucristo’; y la compañía especial de monseñor José Libardo Garcés Monsalve, obispo de la Diócesis de Cúcuta, quien presidió la Eucaristía de acción de gracias. Durante la homilía, resaltó la importancia de los medios de comunicación diocesanos, por medio de los cuales: “llevamos el anuncio de Jesucristo a cada rincón de nuestra Diócesis”, además de los diferentes lugares donde es sintonizada la Emisora Vox Dei.

Retiro de parejas de la Diócesis de Cúcuta

La comisión diocesana de pastoral familiar, realizó el pasado 12 y 13 de octubre, el retiro de parejas, en el que diez matrimonios tuvieron la oportunidad de vivir un espacio único como esposos, desde la fe, la oración y el compartir, reconociendo que Jesucristo debe ser siempre el centro de sus hogares y, antes que todo, el centro de sus vidas y su matrimonio.

El retiro, realizado en la Casa de Retiros Tabor, ubicada en Chinácota, fue un espacio para que las parejas renovaran y fortalecieran su vida matrimonial. A lo largo de este tiempo de reflexión, oración y enseñanzas, los esposos comprendieron que es el Señor quien sostiene su unión con su gracia y su amor mi-

sericordioso. A través de momentos de recogimiento, lograron entender la importancia de sanar el corazón por medio del perdón mutuo y el reconocimiento de los errores; pilares esenciales para sostener la relación y perseverar como familia unida en Cristo.

La pastoral familiar de la Diócesis de Cúcuta, tras ver los frutos de este encuentro, anima a más matrimonios a participar en estos retiros espirituales, donde el amor de Dios puede tocar todas las áreas de la vida: personal, conyugal, familiar y laboral. De este modo, cada pareja podrá reconocer que Jesús es el Señor de esa relación que un día, con tanto amor, consagró y bendijo.

Encuentro de catequistas de la vicaría San Rafael

La comisión diocesana de catequesis hizo presencia el sábado 19 de octubre, en el decanato san Martín, de la vicaría rural de San Rafael, para desarrollar con los catequistas de estas parroquias, su encuentro formativo con el tema: “el discipulado”.

Quienes contribuyen a la formación de los niños y jóvenes en la fe, re-

Econocieron el llamado que el Señor les ha hecho a ser evangelizadores de su Palabra, a través del caminar juntos, siguiendo los pasos de Jesús Maestro.

Al encuentro asistieron catequistas de las parroquias: san Martín de Sardinata, san Antonio de Padua de El Zulia y san Rafael de Gramalote.

Jornada Mundial de las Misiones en la Diócesis de Cúcuta

l domingo 20 de octubre, desde las 9:00 a.m., en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Monguí, se reunió la Infancia Misionera de todas las parroquias de la Diócesis de Cúcuta, en el marco de la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND).

Este espacio tuvo varios momentos, que acompañó el presbítero Luis Ignacio Osorio Solano, párroco de esta comunidad, quien además, celebró la Sagrada Eucaristía, resaltando en su homilía que: “nuestra

vida de gracia está acompañada del crecimiento espiritual en nuestra misión de ser humildes de corazón, escuchando la voz de Jesús, que vio en los niños el signo de la presencia del Reino de Dios”. También animó a los coordinadores a servir, como lo hizo el Señor, acompañando la vida de fe de los más pequeños.

Finalmente, como compromiso, les invitó a ser testimonio para los niños que forman, enseñándoles con el ejemplo, las actitudes de Jesús.

1

2

Actuar como representante diplomático de la Santa Sede.

Ser un signo vivo del cuidado pastoral de la Iglesia en medio del mundo, fortaleciendo el bien común y el entendimiento entre la Santa Sede y la comunidad internacional.

3

Promover soluciones humanas frente a las situaciones de vulnerabilidad que sufren los pueblos, que reflejen el amor y la compasión del Evangelio.

4

Asumir como jefe de misión diplomática, el noble servicio de representar la presencia espiritual y moral de la Iglesia en la vida de los pueblos.

Transmisiones en vivo DE LA VISITA PASTORAL

SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE

Asamblea diocesana

Colegio Salesiano

Hora: 7:00 a.m.

Centro de Comunicaciones

Programa radial: La Voz del Nuncio

Hora: 4:00 p.m.

DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE

Eucaristía en la Catedral San José

Hora: 10:00 a.m.

LUNES 11 DE NOVIEMBRE

Santo Rosario desde la Basílica Menor de Nuestra

Señora del Rosario de Chiquinquirá Hora: 5:30 p.m.

SEMINARIO MENOR DIOCESANO SAN JOSÉ DE CÚCUTA

Encuentro de las Comunidades Eclesiales Misioneras

OBJETIVO

Los fieles de la Diócesis de Cúcuta se reúnen en ambiente de oración y fraternidad en las comunidades eclesiales misioneras, para reflexionar la Palabra de Dios e iluminar la vida de la familia, haciendo énfasis en el lema de este mes: Tú Eres el Cristo, venga tu Reino, y se preparan así para la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

LOGÍSTICA

1. Invitar a los vecinos al encuentro.

2. Ambientar el lugar con la Biblia, un crucifijo o una imagen de Cristo Rey.

3. Poner el lema del mes.

4. Organizar un compartir.

DESARROLLO

DEL ENCUENTRO

Canto: Tú reinarás.

1. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Oración a Cristo de san Pablo Vl (se hace intercalada entre un lector y los participantes que se unen en cada párrafo cantando).

Lector: Oh Cristo, único mediador nuestro, te necesitamos para entrar en comunión con Dios Padre; para llegar a ser hijos adoptivos contigo, que eres su Hijo único y Señor nuestro; para ser regenerados en el Espíritu Santo. Te necesitamos, oh único y auténtico Maestro de las verdades recónditas e indispensables de la vida, para conocer nues-

tro ser y nuestro destino, así como el camino para alcanzarlo.

Canto: Jesucristo, yo estoy aquí.

Lector: Te necesitamos, oh Redentor nuestro, para descubrir nuestra miseria y remediarla; para tener el concepto del bien y del mal, y la esperanza de la santidad; para deplorar nuestros pecados y obtener el perdón. Te necesitamos, oh hermano primogénito del género humano, para volver a encontrar las razones verdaderas de la fraternidad entre los hombres, los fundamentos de la justicia, los tesoros de la caridad y el sumo bien de la paz.

Canto: Jesucristo, yo estoy aquí.

Lector: Te necesitamos, oh gran paciente de nuestros dolores, para conocer el significado del sufrimiento y para darle valor de expiación y de redención. Te necesitamos, oh vencedor de la muerte, para librarnos de la desesperación y de la negación, y para tener certezas que no fallen jamás. Te necesitamos, oh Cristo Señor, Dios-con-nosotros, para aprender el amor verdadero y caminar con el gozo y la fuerza de tu caridad a lo largo del camino de nuestra vida fatigosa, hasta el encuentro final contigo, amado, esperado, bendito por los siglos. Amén.

Canto: Jesucristo, yo estoy aquí.

cer las oscuridades que nos amenazan y salgamos de las tinieblas de la incredulidad y de las sombras de muerte que vive nuestro mundo.

Compartir las siguientes preguntas:

¿Qué entiendo del lema del mes?

¿Cuáles son los valores del Reino de Dios?

¿Para qué pedirle a Dios que venga su Reino?

Canto: Jesucristo me dejó inquieto.

ILUMINACIÓN BÍBLICA

Del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15

Y al orar, no charlen mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que necesitan antes de pedírselo. Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano danos hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que, si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, los perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas.

¿De qué libro está tomado el texto? ¿Qué frase le llama la atención del texto leído?

¿Qué me dice el señor con el texto que he escuchado?

¿Qué relación hay entre el lema del mes y el texto bíblico?

5. Diálogo en grupos: (el moderador organiza los participantes en pequeños grupos y les entrega la siguiente lectura para que la compartan)

El Papa explica el significado de la frase: “venga a nosotros tu Reino”

Queridos hermanos:

Nos fijamos hoy en la segunda invocación del Padre nuestro, que dice: “Venga a nosotros tu Reino”. Jesús ya desde el comienzo de su misión anunciaba la llegada del Reino, y animaba a la gente a convertirse para acoger en sus vidas la Buena Noticia de la salvación.

Cuando en un mundo tan marcado por el pecado y el sufrimiento rezamos con la expresión “venga a nosotros tu Reino”, le pedimos a Dios que no se aleje de nosotros, que lo necesitamos.

Tú eres el Cristo, venga tu Reino: nuestra Iglesia Particular de Cúcuta durante todo este año se propuso a profundizar en el Proceso Evangelizador y suscitar una experiencia de encuentro con Jesucristo, que es el centro de nuestra fe que nos llama a la conversión. En este mes de noviembre profesaremos nuestra fe en Cristo, y le clamaremos para que Él sea el que nos ayude a asumir los valores de su Reino, para así ven-

REFLEXIÓN

Palabra del Señor. (El moderador motiva a los participantes a responder los siguientes interrogantes)

En sus parábolas, Jesús enseñó que el Reino de Dios crece y se propaga con paciencia y mansedumbre. Que, a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo. Estas parábolas manifiestan también el misterio de Cristo, de su muerte y Resurrección. Él es como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto.

Así, cuando decimos en el Padre nuestro “venga a nosotros tu Reino”, nuestro corazón se llena de luz con la esperanza de Cristo que viene a nuestro encuentro.

Reflexionemos: ¿Qué enseñanza nos deja el Papa con sus palabras?

Canto: Jesús, Tú eres la persona más importante en este lugar.

6. Oración de los fieles: (el moderador invita a los participantes a hacer las peticiones de manera espontánea y a cada una se responde).

R. Venga a nosotros tu Reino, Señor.

Padre Nuestro; Ave María y gloria.

ORACIÓN

FINAL

Oh Cristo Jesús, te reconozco por

Felicidades en su fiesta patronal

SANTA LAURA MONTOYA

Fundación: enero 16 de 2019

Fiesta: 20 de octubre

Párroco: Víctor Manuel Rojas

Blanco

Ubicación: barrio Las Delicias

CRISTO EVANGELIZADOR

Fundación: febreo 9 de 1998

Fiesta: Domingo de las Misiones

Párroco: Víctor Manuel Torrado

Quintero

Ubicación: Urbanización Playa Hermosa

SAN ANTONIO MARÍA CLARET

Fundación: noviembre 25 de 1972

Fiesta: 24 de octubre

Párroco: Padres Claretianos

Ubicación: barrio Claret

CRISTO MAESTRO

Fundación: diciembre 1 de 1998

Fiesta: último domingo de octubre

Párroco: Gabriel Peña Arciniegas

Ubicación: barrio La Victoria

Rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del bautismo, renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según

mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor. Amén.

8. Compromiso: participar y apoyar la acción pastoral de la parroquia en el mes de noviembre y diciembre.

ANIVERSARIOS

17. Iván Gustavo Urbina Rodríguez

19. Nelson Guillermo Rozo Rodríguez

21. Fredy Ramírez Peñaranda

21. Ender Gabriel Ruíz Villamarín 23. Edwin Enrique Buitrago Galvis

23.

23. Jorge Jeimir Yáñez Jaimes

23. José Vicente Rodríguez García

23. José Francisco Omaña Pereira

23. Carlos Alberto Romero Méndez

23. Omar Leonardo Arias Quijano

2. Daniel Argenis Carreño Fuentes
2. Pedro Julio Correa Molina
5. José del Carmen Bejar Vargas
9. Jhon Alcides Castro Yanquen
10. Jaime Enrique Aparicio Rubio
13. Diác. permanente Jorge Argemiro Cárdenas Góngora
30. Nelson Andrés García García 15. Iván Gustavo Urbina Rodríguez
7. Freddy Antonio Ochoa Villamizar
23. Freddy Andrés Torres Pedroza
Juan Miguel Ángel Ramón García

NOVIEMBRE Venga Mt 6, 9-15 tu Reino

obras y en la presencia de Cristo. Lue go de su Resurrección, encomendó esta misión a sus apóstoles y para ello envía el Espíritu Santo, para ser testigos hasta los confines de la tierra; solo así ellos se disponen con la fuerza de lo alto y la multiplicidad de dones, carismas y ministerios a ser presencia de Cristo en el mundo, a iluminar el mundo con la

ca. Es el Reino de Dios anhelado por los pobres y los pequeños, hecho cercano por su presencia misma entre los hombres, a través del poder de su Palabra y los signos que lo acompañaban; a través de sus gestos de acogida y de misericordia; a través de sus milagros, y, sobre todo, a través de su Misterio Pascual. Es el Reino conquistado por la Nueva Alianza, por el testamento de la Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que penetra realmente en la tienda del cielo y que realiza la reconciliación de la humanidad con Dios.

“Durante el mes de noviembre, nuestra mirada al crucificado nos lleva hacia el horizonte de la salvación y la voluntad de construir el Reino de Dios”.

noce y asume la realidad socio pastoral a transformar, asume también el Reino de Dios que Él mismo nos ha revelado, al que solo Dios puede llevarnos y al que, por voluntad del mismo Señor, servimos con total dedicación y entrega. La predicación del Reino de Dios, es la predicación del ideal querido por Dios desde el inicio de su vida públi-

El Reino que clamamos en nuestras plegarias cotidianas: “Venga a nosotros tu Reino,” es un reino de acogida para todos los que, por la fe, se acercan a vivir un proceso de conversión y transformación del corazón. Es un Reino que se manifiesta en la justicia, la misericordia y la paz. Es el Reino de los bienaventurados que confían en Él. Es el Reino de aquellos que miran al cielo para clamar y que, a través de la oración, anhelan su presencia. Una oración que resuena en el corazón de quienes se disponen a la amistad con Dios, se dejan amar para amar, se dejan perdonar para ser instrumentos de per- dón, y se dejan conquistar por Él para llevar a otros su presencia y su amor a través de la caridad.

Es el Reino de los que viven en cons-

tante discernimiento de la voluntad de Dios y buscan cumplirla. Es el Reino del martirio, tanto cruento como incruento, de la fe. Es el Reino de la reconciliación, del perdón mutuo, sincero y fraterno. Es el Reino de quienes trabajan por la paz y la dignidad humana, experimentando y, a la vez, siendo portadores de la misericordia de Dios para todos. Es el Reino de quienes comunican la vida de Jesucristo a todas las personas a través del mandamiento del amor: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. Este mandamiento no se limita a un simple amar, sino que invita a amar con una medida genero- sa, “como Él nos ha amado”.

Este mandamiento se hace presente en lo que la Iglesia está llamada a ser: a imagen de su Señor, pasando por el mundo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el mal. Así, se concreta la segunda parte del mandamiento: “y al prójimo como a sí mismo.” Es una dinámica dialogante del amor que lleva a la realización y concreción del Reino de Dios, de donde nuestro plan pastoral se nutre para vivificar todas las acciones pastorales que llevamos a cabo.

Este mes tendremos una ocasión oportuna y bellísima para evidenciar la presencia del Reino de Dios a través de lo que como Iglesia realizamos; La asamblea diocesana, un evento de Iglesia que nos congrega y anima a continuar anunciando el Reino de Dios con nuestras palabras y acciones, creando escenarios y espacios de comunión.

“Estate, Señor, conmigo siempre, sin jamás partirte, y, cuando decidas irte, llévame, Señor, contigo; porque el pensar que te irás me causa un terrible miedo de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía, donde tu vayas, Jesús, porque bien sé que eres Tú la vida del alma mía; si tu vida no me das, yo sé que vivir no puedo, ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte, temo, Señor, tu partida y quiero perder la vida mil veces más que perderte; pues la inmortal que tu das sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quedo, cuando tú sin mí te vas. Amén”1 .

¿Cuál es el sentido de la muerte para una persona que ama a Dios, se deja amar por Él, abraza la Cruz cada día, participa de los sacramentos, es testigo - misionero del crucificado, vive la caridad, reconoce sus faltas, perdona, ama y sirve a los hermanos?

La respuesta se encuentra en el himno anterior de la Liturgia de las Horas, sobre todo en el último parágrafo: “Por eso, más que a la muerte, temo, Señor, tu partida, y quiero perder la vida mil veces más que perderte…”.

¿Entre la muerte y el cuidado de la vida?

Aunque, el temor a la muerte es uno de los principales valores naturales que manifiestan la protección y preservación de la existencia humana. Sin embargo, no querer separarse de Dios y hacer lo posible por permanecer siempre junto a Él -desde esta vida terrenal hasta la eternidad por encima de las dificultades posibles-, es el gozo y el criterio sobrenatural que experimenta

“Para mí la vida es Cristo y el El sentido cristiano de la muerte y la relación

quien se entrega a Jesús y a sus hermanos cada día.

¿Qué es la muerte para los santos?

San Ignacio de Antioquía, es una muestra concreta de esto, él suplica que no le impidan vivir el martirio, porque estar con Cristo es su esperanza: “Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser pan limpio de Cristo. Rueguen por mí a Cristo, para que, por medio de esos instrumentos, llegue a ser una víctima para Dios…Todo mi deseo y mi voluntad están puestos en aquel que por nosotros murió y resucitó. Se acerca ya el momento de mi nacimiento a la vida nueva. Por favor, hermanos, no me priven de esta vida; si lo que yo anhelo es pertenecer a Dios”.

Otro testimonio es san Francisco de Asís, que no tenía miedo a la muerte, al contrario, agradecía a Dios por ella: “Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar”2

otras palabras, la muerte se convierte en el medio para encontrarse pronto con Dios. Incluso, se podría resumir el significado cristiano de la muerte con las palabras de san Pablo: “para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia3 ”.

¿Cuál es la relación entre el Bautismo – Eucaristía y muerte - Resurrección?

“La muerte cristiana por la victoria del resucitado adquiere un nuevo matiz; ahora es el paso inevitable para vivir en la felicidad eterna junto a Dios”.

Los bautizados victoriosos que gozan de la felicidad eterna en el cielo:

Los santos, durante su vida terrenal, han expresado de forma particular su voluntad por estar siempre amando a Jesús y sienten temor de separarse de Él. Además, esto se evidencia, en el testimonio de los hermanos enfermos, quienes, en medio del dolor, se unen a los sufrimientos de la Pasión de Cristo en la Cruz; reciben los sacramentos, especialmente la comunión eucarística, la Santa Unción, y, en consecuencia, experimentan paz, alivio, consuelo y serenidad frente a la cercana muerte. En

Otro aspecto a resaltar, es que la muerte cristiana por la victoria del resucitado adquiere un nuevo matiz; ahora es el paso inevitable para vivir en la felicidad eterna junto a Dios. Quien muere con Cristo, espera resuci- tar con Él. De hecho, el Bautismo tiene la eficacia y eficiencia para que la criatura sea transformada y participe en la vida nueva de Cristo Resucitado. San Pablo presenta de una manera sublime, la unión del creyente con Cristo por medio del Bautismo: quien muere con Cristo, resucita con Él: “Fuimos, pues, con Él, sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva4 ”

Además del sacramento del Bautismo, y siguiendo la enseñanza de Jesús en el Evangelio de san Juan: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día5 ”. La Eucaristía, que es Dios mismo hecho alimento sólido para el camino del bautizado, ofrece el cielo aquí en la tierra, ayuda a vencer el miedo a la muerte, a cambio del gozo de estar con Dios y es promesa de la futura Resurrección. Por este motivo, para san Ignacio de Antioquía, el pan vivo bajado del cielo, es: “fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte”6 , porque une los bau-

tizados desde ya a: “la liturgia del cielo y se anticipa la vida eterna cuando Dios será todo en todos”7

¿Cuál es la concepción biológica y origen de la muerte?

No obstante, la muerte desde la visión biológica es el final del ciclo vital: el

el morir una ganancia” Flp 1, 21.

entre los santos, los difuntos y los peregrinos.

ser vivo nace, crece y muere, es una realidad ineludible. El individuo desde el momento de la concepción, así como tiene una fecha de nacimiento le viene implícita una de vencimiento. La persona es un ser para la muerte8

Sin embargo, surge la paradoja acerca del origen de la muerte: Si Dios es bue-

no y misericordioso… ¿Por qué existe la muerte? ¿Dios creó la muerte? La respuesta a esta pregunta es bastante amplia y compleja que no compete responder en esta oportunidad. No obstante, se asume como criterio la respuesta esencial que el Catecismo ofrece: “Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. San Pablo lo afirma: “Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores” (Rm 5,19): “Como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron...” (Rm 5,12)9 . En otras palabras, la revelación presenta el pecado y la muerte, no como parte de la creación divina, sino como consecuencia humana del pecado original. Por tal motivo, la muerte no es proyecto de Dios.

¿Dios cómo reacciona frente al dolor humano?

Dios que no creó la muerte ni se goza del sufrimiento humano, tampoco se limita a ser espectador, sino que, al contrario, frente a la muerte ocasionada por las manos de la humanidad, asume el sufrimiento, vive la muerte en la carne humana de Jesús -verdadero Dios y verdadero hombre- y ofrece fortaleza, consuelo, esperanza, misericordia, salvación, vida eterna y Resurrección. El catecismo continúa diciendo: “a la universalidad del pecado y de la muerte, el apóstol opone la universalidad de la salvación en Cristo: “Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida” (Rm 5, 18)”.

¿Cómo reacciona la Iglesia frente al dolor de la muerte?

Igualmente, la Iglesia no es insensible, ni indiferente, ni tampoco olvida el su-

frimiento humano que viven los amigos y familiares de los hermanos difuntos, sino que, sigue el testimonio de la cercanía, compasión y misericordia de Jesús -un ejemplo concreto, son los gestos significativos durante la muerte de Lázaro10 -, para también ser una Iglesia Madre que consuela, ora y acompaña, a la comunidad afligida que siente el vacío, la angustia, la tristeza, el luto, el reproche y la desesperación a causa de la muerte del ser querido.

Anteriormente se ha presentado el sentido de la muerte cristiana, no como el final de la vida terrenal, sino el paso a la eternidad junto a Dios. Es decir, la muerte no tiene la última palabra sobre la persona, sino que es Cristo Resucitado, la esperanza y culmen de la existencia humana. Para el bautizado que ama a Dios y a los hermanos, el ser humano nace, crece, muere y resucita.

Nosotros, peregrinos, avanzando en la fe, nos encaminamos con entusiasmo hacia ella y nos alegramos al celebrar hoy la gloria de los hijos más insignes de la Iglesia; en ellos nos concedes, al mismo tiempo, ejemplo y ayuda para nuestra fragilidad11 ”.

Este texto evidencia, en primer lugar, que los santos son las personas que después de la muerte, por gracia, misericordia, unión con Dios y la perseverancia en la caridad, viven ahora triunfantes, gozan victoriosos en el cielo y alaban eternamente al Señor. Mientras que, por otra parte, presenta a los peregrinos quienes continúan avanzando cada día, caminantes sobre la tierra con su mirada a Dios en el cielo; ellos con fe y alegría se encomiendan a la intercesión de los santos para llegar un día a la patria celestial. Igualmente, en la oración colecta leída el 2 de noviembre en la celebración por los fieles difuntos, con la esperanza en la resurrección, la Iglesia pide por aquellos que han fallecido, pero todavía no viven en la alegría de la felicidad eterna:

“La muerte no tiene la última palabra sobre la persona, sino que es Cristo Resucitado, la esperanza y culmen de la existencia humana”.

Ahora bien, junto a esta explicación amplia pero necesaria, también es importante evidenciar lo siguiente: el 1 de noviembre la Iglesia celebra la solemnidad de todos los santos y luego al siguiente día se celebra la conmemoración de los fieles difuntos, ¿esto qué significa? ¿Por qué la Iglesia hace esta distinción? ¿Por qué no celebra un solo día para todos los seres queridos que han fallecido y están en el cielo? ¿Quiénes conforman la Iglesia de Cristo? ¿Dónde están los difuntos? Para responder se tendrá en cuenta el prefacio como la oración colecta propios de estas celebraciones junto a la enseñanza del catecismo:

“Porque hoy nos permites honrar a la Ciudad santa, la Jerusalén celestial, que es nuestra madre, donde una multitud de hermanos nuestros ya te alaba eternamente.

“Dios nuestro, gloria de los fieles y vida de los justos, que nos has redimido por la muerte y resurrección de tu Hijo, ten piedad de tus hijos difuntos y conduce a la alegría de la felicidad eterna a quienes creyeron en el misterio de la resurrección12”.

Es decir, se ha presentado de forma panorámica los tres estados en que se encuentra los discípulos de Cristo: los santos están triunfantes en el cielo, los bautizados peregrinos, en la tierra; y los difuntos que purifican sus pecados en el purgatorio, se preparan para entrar en el cielo. Todos los discípulos, aunque de diferente manera, pertenecen a la Iglesia porque hay un solo cuerpo, el cuerpo místico de Cristo. En palabras de la Lumen Gentium:

“Así, pues, hasta que el Señor venga revestido de majestad y acompañado de sus ángeles (cf. Mt 25, 31) y, destruida la muerte, le sean sometidas todas las cosas (cf. 1 Co 15, 26-27), de sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros,

finalmente, gozan de la gloria, contemplando «claramente a Dios mismo, Uno y Trino, tal como es»; mas todos, en forma y grado diverso, vivimos unidos en una misma caridad para con Dios y para con el prójimo y cantamos idéntico himno de gloria a nuestro Dios. Pues todos los que son de Cristo por poseer su Espíritu, constituyen una misma Iglesia y mutuamente se unen en Él (cf. Ef 4, 16)13 ”.

¿Cuál es la relación entre los bienaventurados del cielo, los difuntos

del purgatorio y los peregrinos de la tierra?

El pasado viernes 18 de octubre, en el marco de la fiesta de san Lucas Evangelista, la Diócesis de Cúcuta ha sumado, para la gloria de Dios, una nueva parroquia dentro de su jurisdicción eclesiástica, llegando a 112. En la Eucaristía que presidió Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta, fue erigida la parroquia de San Lucas Evangelista, bajo decreto de erección canónica, desmembrada del territorio de la parroquia Santo Tomás Apóstol, también ubicada en este sector de la ciudad de Cúcuta. Esta nueva parroquia pertenecerá al decanato Asunción de María, de la vicaría san Pío X.

Además de ser la parroquia 112 para nuestra Diócesis de Cúcuta, monseñor José Libardo Garcés Monsalve, posesiona al presbítero Leonardo Mendoza Gélvez, como primer párroco de esta comunidad de San Lucas Evangelista.

Según el artículo 2 del decreto de erección, el territorio de la parroquia San Lucas Evangelista comprenderá los siguientes sectores: Centro Poblado San Isidro, Conjunto Residencial Villas del Rodeo, Conjunto Residencial Los Arrayanes, Conjunto Residencial Los Rosales, Torres de Ciudad Rodeo, Conjunto Rincón del Rodeo, Vegas del Rodeo y San Fernando del Rodeo. Además, el artículo 3, menciona que la nueva parroquia de San Lucas Evangelis-

Finalmente, por el hecho que todos los discípulos hacen parte del cuerpo místico de Cristo, existe la comunión de los bienes espirituales. Los santos en el cielo, que murieron en la gracia, en la amistad de Dios, están perfectamente purificados y se encuentran más unidos a Cristo, orientan a la Iglesia hacia la santidad; ellos continúan intercediendo por los que están en la tierra para que sigan edificando la Iglesia y por los difuntos para que alcancen también la patria celestial. Igualmente, los peregrinos en la tierra ofrecen Eucaristías, oraciones e indulgencias por el perdón de los pecados de los fieles difuntos, siguen la enseñanza del libro de los Macabeos: “Por eso mandó hacer este

sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado”14 , para que sus seres queridos que fallecieron en la gracia y en la amistad con Dios pero imperfectamente purificados por este motivo, todavía no viven en el cielo, sino que están purificándose en el purgatorio y anhelan gozar pronto de la vida eterna.

Todos los discípulos santos en el cielo interceden por las intenciones y necesidades de cada persona en la tierra, y los discípulos peregrinos, a su vez, no dejan de encomendar a los discípulos difuntos, para que Dios le conceda el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua, porque Cristo Resucitado,

San Lucas Evangelista, una nueva parroquia en el

Anillo Vial Occidental

ta tendrá los siguientes límites: al norte, la parroquia Cristo Camino; al sur, parroquia San Cayetano; al oriente, parroquia Santo Tomás Apóstol; y al occidente, parroquia Santa Laura Montoya.

En esta celebración de la fiesta de San Lucas, monseñor José Libardo recuerda que el evangelista, al conocer al Señor, expandió el Evangelio de Jesucristo en compañía de san Pablo: “Nosotros podríamos decir que somos hijos de la predicación de san Pablo, porque san Pablo predicó a los ambientes más allá del pueblo de Israel”. Además de

es la esperanza del ser humano y quien cree en ti, -Dios vivo y eterno- no morirá para siempre. Amén.

1. Liturgia de las horas, Estate, Señor, conmigo siempre, himno de Laudes, Miércoles de la II semana del salterio.

2. San Francisco de Asís, Cántico de las criaturas.

3. Flp. 1, 21.

4. Rm 11,6

5.Jn 6, 54.

6.San Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios, 20.

7.CEC 1326.

8.Martin Heidegger, El ser y tiempo, 1927. 9.CIC 402.

10. Jn 11, 1ss

11. Prefacio la Gloria de la Iglesia en la solemnidad de todos los santos.

12. Misal Romano, Oración colecta para la conmemoración de los fieles difuntos, Noviembre 2. 13. Concilio Vaticano II, LG 49 - 50. 14. Mac 12, 46.

que “san Lucas como evangelista, evangelizador y misionero, recibió el mandato del Señor de ir por todas partes, como lo narra el Evangelio. Fueron enviados para anunciar el mensaje de salvación, para evangelizar”.

El Obispo de Cúcuta también recordó en la homilía la importancia de los escritos de san Lucas para el nuevo año litúrgico, ya que el lema que guiará el trabajo pastoral del próximo año se tomará del libro de los Hechos de los Apóstoles: “Sean mis testigos”, además nos “invitará el mandato misionero que Lucas

ha tomado en serio para la Iglesia y con el cual se ha comprometido”. Esto se hará bajo la dirección de la nueva cartilla bíblica de formación sobre este Evangelio, y que “esta nueva parroquia tiene que asimilar esa cartilla en toda su dimensión, en todas sus estructuras y en todas las periferias”, afirmó.

La parroquia legítimamente erigida con personalidad jurídica de derecho propio, es privilegiada porque “su fiesta patronal corresponde con la creación como parroquia y resulta que no siempre sucede. Recordar las dos cosas nos va a ayudar a crecer mucho espiritualmente, sobre todo en el espíritu misionero”.

Finalmente, monseñor José Libardo, recordó que, para que exista un templo, este debe tener: párroco y una comunidad; y debe ser sostenida con la oración del sacerdote y de los feligreses que asistirán de ahora en adelante a la nueva parroquia de San Lucas Evangelista.

Como Iglesia Particular, pidamos a Dios su bendición para que la parroquia de San Lucas Evangelista sea un faro de esperanza para la comunidad que se congregará allí, y que este nuevo templo atraiga más agentes de pastoral comprometidos con la evangelización y la misión de ser testigos del amor de Cristo.

En estos tiempos, en que los signos y símbolos de la fe cristiana se pierden en las tinieblas de un sin sentido global, la Iglesia ha estado atenta en la tarea de la evangelización y en la búsqueda de la santidad, para iluminar las oscuridades del mundo e instaurar el Reino de Dios en este. Actualmente, la humanidad parece adormecida por la oscuridad del mal, no obstante, la lglesia emerge como portadora de la luz misma, que como cuerpo místico de Cristo, es verdaderamente la luz que disipa toda tiniebla. Por ello, es signo de Dios en medio del caos, es anunciadora de la esperanza y de la vida sin fin.

El halloween es la primera respuesta de la evangelización de la Iglesia a la fiesta pagana del Samhain (que significa, fin del verano). Esta es una fiesta que proviene de los celtas, unos antiguos pobladores de la Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían que se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

Halloween significa

La Santidad siempre vence

misma. Desde el bautismo, cada uno de nosotros somos llamados a una vocación común: la santidad. A través de este sacramento de la Iglesia, nos hacemos: uno en Cristo, pues encarnamos la persona misma de Cristo; nos hacemos hijos de Dios y herederos del reino de la luz, un reino que se construye en el servicio.

El “Holywins” viene como un nuevo modo de interpretar el vencimiento de la luz en medio de las tinieblas, pues nuevamente se desvirtuó el sentido y valor cristiano que el Halloween había tomado, al ser propagado a nuevas culturas que le dieron un giro a su significado.

“El “Holywins”, que traduce: la santidad vence, es respuesta a una sociedad cegada por el consumismo, surge como una nueva manera de ver la santidad, como un hecho heroico y digno de admirar”.

“All hallow’s eve”, palabra que proviene del inglés antiguo, y que traduce: “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre. Esta surgió como una inculturización de la fe, dando una nueva perspectiva en la que la santidad vence. La Iglesia dedica un día en el año, para recordar que la santidad es un don de Dios a los hombres.

Celebrar la santidad en la Iglesia, es agradecer a Dios por compartir con nosotros su gracia y su perfección

El “Holywins”, que traduce: la santidad vence, es respuesta a una sociedad cegada por el consumismo, surge como una nueva manera de ver la santidad, como un hecho heroico y digno de admirar. Para el mundo, sus ídolos son la fama y la riqueza, pero al llegar la polilla se corroe y se pudre; en cambio, para Dios, los santos son su reflejo en la tierra, reflejo de esperanza, verdadera libertad, gracia y perfección. Ellos viven eternamente por Él, que es la Vida en sí; recuerdan a los hombres que con actos cotidianos también se puede llegar a la santidad y que el

testimonio grita el amor de Dios en el corazón del hombre.

Los santos son aquellos que, una vez se han dejado impregnar de la gracia de Dios, optan por vivir en Él y por Él. Y santo no es aquel que no peca, sino aquel que viendo su realidad de pecado es capaz de seguir el camino hacia el buen Dios.

Para el mundo están muertos, para Dios, están vivos y viven por Aquel que da la vida. La santidad está en seguir el ejemplo de Cristo, y su Iglesia nos ofrece muchas maneras, tanto como los grandes santos que predicaban desde las catedrales: san Agustín, san Juan Pablo II, san Lorenzo y otros más; así como los que con su sencillez y humildad también son testimonio de la gracia y perfec-

ción de Dios: santa María Goretti, el beato Carlo Acutis, santo Domingo Savio e incluso aquellos cuya vida heroica no es tan reconocida.

El mundo nos ofrece comodidades, pero no estamos hechos para el confort, sino para algo más grande. Aún cuando las tinieblas de este quieran oscurecer nuestra vida, Cristo nos comparte y nos hace, además, su luz para que como Él demostremos al mundo que la noche se hace clara como el día y que nuestro resplandor unido al suyo manifiesta el Reino de Dios.

Al final, al despuntar la aurora, podremos gozar de la luz de la cual en la tierra solamente pregustamos.

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Por: Sem. José Miguel Casadiegos Rivera, I de Discipulado.

La importancia de la vida de los santos en la Iglesia Católica

Alo largo de la historia han surgido personas muy importantes para la vida de la Iglesia; no por los grandes cambios que hayan podido realizar en la historia, sino porque han tenido un inmenso amor a Cristo. Y este amor es el que hace que podamos mirar tres puntos por los que la vida de los santos son importantes en la Iglesia Católica.

No todos los santos han sido desde sus inicios, las personas más buenas en la vida de la fe; estas tuvieron un proceso de conversión que los ha llevado del desconocimiento de la persona de Jesucristo, a un amor rotundo por Él.

Miremos a san Ignacio de Loyola, quien era hombre entregado a las vanidades del mundo, pero, luego de quedar herido en batalla, solo podía pasar sus días de recuperación leyendo sobre la vida de Cristo y sobre la vida de los santos. Gracias a la motivación de estos dos libros, emprendió su viaje para encontrar lo que Jesús quería para su vida.

Esta es una de las formas como la vida de los santos a inspirado a muchas personas llevándolas a buscar la santidad, a la cual estamos llamados por Dios y se nos recuerda en 1 P1, 15: “Así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta.”

mente con Nuestro Señor Jesucristo, no solamente para motivar a las comunidades cristianas, sino para hacer de ellos un ejemplo de cómo vivir el Evangelio desde las diferentes realidades.

Es por eso que encontramos diferentes tipos de santos como los apóstoles, los evangelistas, los mártires, los doctores, las vírgenes, los pastores, los santos varones, las santas mujeres, los religiosos, los educadores, e inclusos aquellos a los que no encontramos en las celebraciones oficiales de la Iglesia pero que han llevado una vida de profunda amistad con Dios.

3. Un recuerdo de que la Iglesia es la comunión de los santos

“Imitar el estilo de vida de un santo, es en últimas, imitar a Jesucristo”.

El Papa Francisco en una de sus audiencias generales hablando sobre san José y la comunión de los santos, expresa: “Cristo es el vínculo que nos une a todos”, tanto los que ya murieron como los que viven. De ahí que el Cate-

cismo de la Iglesia Católica (CIC), afirma en el #946, que: “La comunión de los santos es precisamente la Iglesia”, pero no por estar reservada a gente perfecta, sino por ser “la comunidad de los pecadores salvados”. De ahí que afirme el santo Padre: “Nuestra santidad es el fruto del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo, el cual nos santifica amándonos en nuestra miseria y salvándonos de ella. Siempre gracias a Él nosotros formamos un solo cuerpo” (1Cor 12, 12).

Ahora bien, si somos el cuerpo de Cristo, es necesario conocer la vida de los que han crecido en la fe dentro de la Iglesia, para hacernos sus amigos y tener relaciones de amistad, o lo que se conoce como devoción. Ser devoto a este santo o esta santa, es en realidad una forma de expresar el amor a partir de este vínculo que nos une.

Dice el Papa: “No es algo mágico, no es una superstición, la devoción a los santos; es simplemente hablar con un hermano, una hermana que está delante de Dios, que ha recorrido una vida justa, una vida santa, una vida ejemplar, y ahora está delante de Dios.”

Desde sus inicios la Iglesia ha querido recordar a aquellas personas que se han configurado más plena-

Cada uno de los santos ha vivido en contextos distintos y han tenido que asumir problemáticas distintas; pero en cada una de las circunstancias está el factor común de la búsqueda: la imitación de Cristo. De ahí que, imitar el estilo de vida de un santo, es en últimas, imitar a Jesucristo. O como lo expresa san Pablo en 1Cor 11, 1: “Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo.”

Por: Sem. Wilmer Cruz Rodriguez, II año de Configuración.
1. Una motivación al llamado de Dios para ser santos
2. Un ejemplo de cómo vivir el Evangelio

Habiendo reflexionado sobre diferentes aspectos de la vida de Jesús en su naturaleza humana y divina, vale la pena abordar la dimensión eclesiológica del ser mismo de Cristo, como piedra angular de la Iglesia, en cuanto que “edificados sobre el cimiento de los Apóstoles y profetas, siendo Cristo la piedra angular, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también ustedes están siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu” (Ef 2, 20-22).

Jesucristo y la Iglesia

Al comienzo de su vida pública, Jesús reunió discípulos en torno suyo y de entre ellos, eligió doce como testigos privilegiados de sus acciones y palabras, pero ante todo como figura esperanzadora de la restauración de las doce tribus de Israel. Aparece así Jesús como el nuevo Jacob que ponía los cimientos del nuevo Israel y como el patriarca del nuevo pueblo de Dios.

San Marcos describe en su Evangelio, el papel de los doce: instituidos “para que vivieran con Él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar los demonios” (Mc 3, 13-14) con Pedro como su cabeza: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16, 18). En ellos, se perfila ya la misión del ministerio apostólico de la Iglesia, que principalmente en la figura del obispo y los sacerdotes como sus colaboradores, se prevé la sucesión apostólica, continuando la obra que Jesús encomienda a sus apóstoles. Se trata de un ministerio eclesial, que deriva del sacramento del orden sacerdotal, como misión sacramental por parte de Jesucristo mismo en su Iglesia.

doce. Así lo testimonia el Evangelio de san Lucas cuando relata que: “después de cenar, tomó la copa diciendo: esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por ustedes” (Lc 22, 20). Surge de esta manera, una nueva comunidad visible de salvación, el nuevo pueblo de Dios, que tiene su fundamento y su centro vital en la Eucaristía, enunciada por el Concilio Vaticano II como “centro y culmen de la vida cristiana” (Lumen Gentium, 11).

“La naturaleza misma de la Iglesia es evangelizar y ser misionera”

son los miembros, mas uno el cuerpo. Ustedes son el cuerpo de Cristo y sus miembros cada uno por su parte” (1 Cor 12, 20.27) y el Concilio Vaticano II viene a precisar que “la cabeza de este cuerpo es Cristo… es necesario que todos los miembros se hagan conformes a Él, hasta el extremo de que Cristo quede formado en ellos. Él mismo conforta constantemente su cuerpo, que es la Iglesia, con los dones de los ministerios, por los cuales, con la virtud derivada de Él, nos prestamos mutuamente los servicios para la salvación, de modo que, viviendo la verdad en caridad, crezcamos por todos los medios en Él, que es nuestra Cabeza” (LG n°7).

angular. “Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con Él” (L.G 8b).

Al respecto, es iluminadora la enseñanza del Concilio cuando establece un paralelo entre la misión de Cristo y la misión de la Iglesia:

“Como Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres. Cristo Jesús, «existiendo en la forma de Dios..., se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo» (Flp 2, 6-7), y por nosotros «se hizo pobre, siendo rico» (2 Co 8,9); así también la Iglesia, aunque necesite de medios humanos para cumplir su misión, no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo.

En la última cena, Jesús instituyó la Eucaristía y con ella, fundó finalmente el pueblo de la nueva alianza, que ya germinaba con la institución de los

“La comparación de la Iglesia con el cuerpo, arroja un rayo de luz sobre la relación íntima entre la Iglesia y Cristo. No está solamente reunida en torno a Él: siempre está unificada en Él, en su Cuerpo” (CIC n° 789). Continúa el catecismo enseñando que “La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, pues por el Espíritu y su acción en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, Cristo muerto y resucitado constituye la comunidad de los creyentes como cuerpo suyo. La Iglesia es este Cuerpo del que Cristo es la Cabeza: vive de Él, en Él y por Él; Él vive con ella y en ella” (CIC n° 805 y 807).

La primera carta de San Pablo a los Corintios, señala justamente esta unicidad de la Iglesia como cuerpo de Cristo, cuando afirma que “muchos

En la misión confiada por Jesús a sus discípulos, fueron confirmados plenamente el día de Pentecostés (cf. Hch 2,1-36), según la promesa del Señor: «Recibirán la virtud del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos así en Jerusalén como en toda la Judea y Samaría y hasta el último confín de la tierra» (Hch 1, 8). Una misión que efectivamente cumplieron los apóstoles, predicando en todas partes el Evangelio, hasta el extremo de sufrir todos ellos el martirio, congregando la Iglesia Universal que el Señor fundó en ellos y edificó sobre Pedro, su cabeza, siendo el propio Cristo Jesús la piedra

Cristo fue enviado por el Padre a «evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos» (Lc 4, 18), «para buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo. Pues mientras Cristo, «santo, inocente, inmaculado» (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino únicamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2,17), la Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación” (L.G 8c).

La naturaleza misma de la Iglesia es evangelizar y ser misionera; por eso, incesantemente “ora y trabaja para que la totalidad del mundo se integre en el Pueblo de Dios, cuerpo del Señor y templo del Espíritu Santo, y en Cristo, cabeza de todos, se rinda al creador universal y Padre todo honor y gloria” (L.G 17).

Por: Pbro. Juan Carlos Ballesteros Celis, párroco de Santa Clara de Asís y miembro de la pastoral de catequesis.
1. Los “doce” como célula originaria de la Iglesia
2. La última cena de Jesús, acto fundante de la Iglesia
4. La misión de Cristo y la misión de la Iglesia
3. La Iglesia, cuerpo místico de Cristo

(Rm 12, 12-16)

La Iglesia como fuente de valores y virtudes cristianas

Por: Sem. Jordan Mauricio Flórez Arciniegas, II de discipulado.

Queridos niños somos una comunidad cristiana en construcción, que va creciendo poco a poco; nuestro camino se fundamenta en Cristo, pues Él es la base de todo. Nosotros como niños tenemos una responsabilidad muy grande con la Iglesia, como dice el Papa Francisco: “los niños y los jóvenes son el ahora del mundo”. Nuestra Iglesia crece en todo, especialmente debe crecer en los valores y virtudes cristianas.

Somos niños que obedecemos la voluntad de Dios, que caminamos en la catequesis y cada 15 días en esta página del Periódico La Verdad, leemos y vivimos la Buena Nueva de Dios. En nuestra vida debemos vivir los valores, en nuestro hogar y en nuestra vida cotidiana; son elementos que nos ayudan a crecer como personas y a ser cada día mejores. Los valores nos acercan también a Dios y con ello somos testimonio a los demás.

Las virtudes construyen en nuestra vida cotidiana la armonía y la paz que proviene de Dios; las virtudes son como el arte de la vida, tenemos que ir tomando una poco a poco hasta tenerlas todas, se van poniendo en práctica, como la prudencia, la justicia, La fortaleza y templanza; son las virtudes cardinales. Las virtudes que nos conducen directamente a Dios son las teologales: fe, esperanza y caridad. Vemos que son palabras que podemos conocer pero que debemos profundizar para ponerlas en práctica.

Tarea: 1. De las virtudes mencionadas, tomo la que más me llame la atención.

2. Escribo lo que creo que significa, sin buscar en ningún lado, solo lo que tenga en mi cabecita.

3. Ahora busco en un libro o pregunto a mis papitos o catequista qué significa.

Compromiso: pongo en práctica la virtud investigada y respondo ¿Cómo las practico?

Momento creativo: coloreo el siguiente dibujo y escribo en el camino que conduce al corazón algunos valores y virtudes que me conduzcan Dios.

Tú eres el Cristo, participemos en la liturgia

XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (MC 10, 46-52)

27 DE OCTUBRE

Ánimo, levántate, Jesús te llama, Él es la luz, Él es el Hijo de Dios, Él es el salvador que sale al encuentro de cada persona y la salva. El Evangelio nos habla del gran encuentro de Jesús con un ciego cuando salía de Jericó. Al oírlo pasar, este ciego comienza a gritar: “Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí”. Los demás le reprochan diciendo que deje de importunar, no sólo con sus invocaciones, sino que molesta; porque muchas veces no sabemos aceptar, relacionarnos, conocer y comprender a quienes tienen alguna discapacidad. El ciego grita aún más fuerte: “Hijo de David, ten piedad de mí”. Muchas veces la oración es realmente un grito, un grito de la voz, un grito del corazón, porque expresa toda la necesidad de ser ayudado, porque expresa todo el esfuerzo y al mismo tiempo el camino de la fe que necesita ser atendida.

Jesús dice: “Llámenlo”, no lo llama. Mandan a llamarlo las mismas personas que le reprocharon. Le dicen tres

palabras fuertes: “¡Ánimo, levántate, que te llama!”. Se levanta de un salto y corre delante de Jesús. Jesús le pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?”

“Maestro bueno, que vea de nuevo”. Jesús hizo la misma pregunta a los dos apóstoles que pedían ser escuchados, pero que sólo buscaban un puesto de carrera junto a él. Ellos buscaban gloria, el ciego busca luz. Jesús le dice: “Ve, tu fe te ha salvado”. Una vez curado, lo sigue por el camino. Los discípulos son “los del camino”, como se llamaban a sí mismos los primeros cristianos, los que siguen el camino de Jesús. La presencia de Jesús y su poder para realizar milagros es siempre fuerte. La ternura, la compasión, el amor por los que están enfermos, en el sufrimiento, en el cansancio, es siempre muy profundo en la persona de Jesús... También nosotros, cada uno de nosotros, que necesitamos luz, la luz de la fe, podemos clamar a Dios: “Ten misericordia de mí, dame tu luz.” A todos se nos dice: “ánimo, levántate, que Él te llama”.

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (MC 12, 28-34)

3 DE NOVIEMBRE

El Evangelio del domingo anterior nos invitó a pasar del deseo de Santiago y Juan, expresión necia y engañosa del camino indicado por Jesús, al del ciego Bartimeo, petición sabia y ejemplar para que podamos encontrarnos en el único camino seguido por el Señor y convertirnos en sus discípulos. La pregunta del escriba de hoy permite a Jesús aclarar cómo el camino de la cruz indicado hasta ahora se identifica con el camino del amor. Un escriba que quizás sentía la urgente necesidad de una respuesta a su pregunta. En resumen, es verdaderamente urgente y vital saber qué es lo que más le importa a Dios, qué es lo que mantiene unidos todos los

mandamientos.

Es interesante que Jesús, como rabino judío que fue, responda evocando primero el Shemá (Dt 6,4) que se reza en Israel al principio y al final del día. De hecho, la fe judía y el cristianismo presuponen la apertura del oído humano como condición esencial para el conocimiento de Dios. Antes del mandato está la aceptación de Aquel que manda. Antes de la respuesta hay que acoger a Aquel que hace la propuesta. Antes de conocer su contenido, es necesario abrir el oído a Aquel que habla. Por lo tanto, no es un hecho que vivamos la respuesta que Jesús da al escriba. No es

casualidad que, viendo en Él sabiduría por haber reconocido el centro que buscaba, añada: “No estáis lejos del reino de Dios”. Una afirmación que debería haber llevado al escriba a preguntarle:

“¿Por qué? ¿Cómo puedo acercarme?

¿Qué me falta para entrar?”. Marcos, sin embargo, observa que ante esta afirmación nadie tuvo el valor de interrogarlo más (Mc 12,34b), ni siquiera el escriba.

Solo falta una cosa para que el escriba entre en el reino de Dios: no solo reconocerlo como maestro de la fe, sino adherirse a Jesús con el corazón. Porque para cumplir el mayor de los mandamientos no basta la adhesión intelectual o la buena voluntad, debemos ante todo dejarnos amar por Él, ya que ahí es donde reside el amor: No somos nosotros los que amamos a Dios, sino que fue Él quien nos amó enviando a su Hijo (1 Juan 4, 10).

SOPA DE LETRAS:

• Jesús • Fe • Luz • Salvador • Discípulos

• Ciego • Camino • Misericordia • Oración • Amor

Por: Sem. Luis Francisco Salazar Cucaita, estudiante de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma).

Diocesana Asamblea 2024

Con la presencia especial de monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico, representante del Papa Francisco en Colombia.

PROGRAMACIÓN

VIERNES 8 DE NOVIEMBRE:

- 12:00 m.: Llegada de las parroquias de la vicaría san Rafael a los decanatos

- 3:00 p.m.: Quinto encuentro de las ejercitaciones comunitarias

- 4:30 p.m.: Refrigerio

- 5:00 p.m.: Hora santa y confesiones

- 6:00 p.m.: Eucaristía

- 7:00 p.m.: Integración, acto cultural y cena

SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE:

- 6:30 a.m.: Llegada de las delegaciones de las parroquias al Colegio Salesiano

- 7:00 a.m.: Saludo y animación musical

- 7:30 a.m.: Intervención de la banda marcial del Colegio Seminario Menor e ingreso de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

- 8:00 a.m.: Oración

- 8:30 a.m.: Palabras de monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta

- 8:45 a.m.: Presentación del año pastoral 2025: lemas, momentos significativos y jubileos.

9:30 a.m.: Entrega de las cartas de aceptación de ingreso al Seminario Mayor, y a la escuela diaconal, por parte de monseñor Paolo Rudelli, Nuncio de Su Santidad el Papa Francisco en Colombia

- 10:00 a.m.: Refrigerio

- 10:15 a.m.: Catequesis de monseñor Paolo Rudelli, Nuncio de Su Santidad el Papa Francisco en Colombia

- 11:00 a.m.: Preparación de la Eucaristía

- 11:30 a.m.: Eucaristía

- 1:00 p.m.: Salida

& RUEDA

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