Proyecto Estratégico de
Seguridad Alimentaria
Guía de sistematización
Guía de sistematización Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura México 2015
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Los contenidos de la presente publicación son responsabilidad de la Unidad Técnica Nacional (UTN) pues han sido generados a partir de experiencias en localidades del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA). El proyecto PESA es un convenio entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).
Directorio FAO
SAGARPA
Fernando Agustin Soto Baquero Representante de la FAO en México
Enrique Martínez y Martínez Secretario
Carmelo Gallardo Ruiz Oficial de Seguridad Alimentaria Oficina subregional de FAO para Mesoamérica
Juan Manuel Verdugo Rosas Subsecretario de Desarrollo Rural
Eduardo Benítez Paulín Representante Asistente (Programa)
Isaac Bueno Soria Director General de Desarrollo Territorial y Organización Rural
Julio César Rosette Castro Director de la Unidad Técnica Nacional del PESA
Miguel Ponce González Director de Organización Rural
UNIDAD TÉCNICA NACIONAL PESA FAO
Créditos
Janet Alba Zapata, Raquel Arcos Bulos, Jair Julián Avelar Frías, Ariel Buendía Nieto, Arturo Castillo Olvera, Josafat Contreras Domínguez, Marisela Duran Sainz, Habacuc Flores Robles, Juan Alberto González Rodríguez, Daniela Hernández Lorenzana, Juan Antonio Hernández Martínez, Heriberto López Antonio, Fabiola López Mendoza, Diana Carolina Martínez Ceja, Juan Adrián Rojas Méndez, Sonia Romero Huesca, Benjamín Sánchez Bernal, Hadzel Sánchez Guzmán, Serafín Germán Solís Carrera, Delhi Anahí Trejo Hernández.
Félix Juan de Dios Cadena Barquín Elaboración de Contenidos Heriberto López Antonio Sonia J. Romero Huesca Revisión de contenidos
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Contenido Presentación
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Resumen ejecutivo
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Introducción
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Capítulo 1. Pertinencia y relevancia de la sistematización en el PESA México 1.1 ¿Por qué sistematizar? 1.2 ¿Pára qué sistematizar?
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Capítulo 2. El concepto de sistematización
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2.1 2.2 2.3 2.4
Antecedentes y origen Grandes vertientes sobre la concepción de sistematización Conceptualización sobre la sistematización El concepto de sistematización adoptado en esta guía
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Capítulo 3. El proceso de sistematización, sus fases y sus componentes
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Las tres fases del proceso de sistematización Primera fase:planeación del proceso de sistematización Segunda fase: construcción participativa de conocimientos a) Diseño del proceso de contrucción de conocimientos b) Recuperación y ordenación de la información c) Análisis e interpretación d) Integración de productos e) La socialización de resultados durante la fase de construcción de conocimiento Tercera fase: Instrumentación para la aplicación del conocimiento generado en nuevas prácticas y dimensiones. a) Caracterización de esta fase b) Aprendizajes relevantes, lecciones aprendidas y “buenas prácticas”
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Capítulo 4. La difusión y comunicación de resultados
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4.1 4.2
El “diálogo de saberes” para validar aprendizajes relevantes La comunicación y/o difusión de resultados
Referencias bibliográficas Anexos a. Caja de herramientas de la sistematización b. Antología de textos básicos sobre sistematización, investigación-acción-participativa y educación popular.
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Índice de cuadros Cuadro 1. Propósito de los componentes en la fase de planeación
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Cuadro 2. Diseño del proceso de construcción del conocimiento
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Cuadro 3. Grandes momentos en el desarrollo de un proyecto
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Cuadro 4. Tipología de elementos del esquema de análisis para la sistematización
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Cuadro 5. Matriz para programar la recuperación de información
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Cuadro 6.- Principales formas de interpretación espontánea
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Cuadro 7. Principales formas de interpretación dialéctica
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Cuadro 8. Secuencia de actividades para interpretación
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Cuadro 9. Tipos de productos de sistematización
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Cuadro 10. Opciones de soportes materiales para productos de sistematización
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Índice de figuras Figura 1. Fases del método de sistematización
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Figura 2: Componentes de la fase I
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Figura 3. Componentes de la fase II
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Figura 4. Esquema de análisis para la sistematización
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Figura 5. Modalidades de interpretación
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Figura 6. La socialización de resultados durante la fase de construcción de conocimiento
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Figura 7. Actores principales en “diálogo de saberes”
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Figura 8. Productos de comunicación
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Acrónimos y abreviaturas CEAAL CEESTEM CEPAL CIDE CONEVAL FAO FLACSO PESA SIPESA UTN
Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo Comisión Económica para América Latina y el Caribe Centro de Investigaciones y Docencia Económica Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria Sistema de Información del PESA Unidad Técnica Nacional
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Presentación El Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA-México) tiene más de una década operando y ha logrado crear e implementar un modelo de desarrollo integral para incidir en la seguridad alimentaria, a través del incremento en la producción y la generación de ingresos económicos en las poblaciones rurales marginadas del país. Este modelo, al año 2015, ha logrado resultados e impactos además de que ha acumulado diversas experiencias, metodologías, conocimientos y aprendizajes que no han sido suficientemente sistematizados y que bien pueden ser socializados al interior del Proyecto para retroalimentarlo como al exterior con otros proyectos y programas similares. Por tal motivo, la Unidad Técnica Nacional (UTN-PESA-FAO) se ha dado a la tarea de crear un área específica de sistematización para que, de manera coordinada con los diversos actores que participan en el Proyecto, sobre todo el personal de esta unidad, se recupere el bagaje de conocimientos y aprendizajes generados a la fecha. Este bagaje permitirá retroalimentar, orientar, nutrir y enriquecer el modelo, tomar decisiones, identificar propuestas que enriquezcan las políticas públicas nacionales, compartir sus aprendizajes con otros actores tanto nacionales, regionales como internacionales, elaborar productos de difusión y comunicación del Proyecto y generar insumos que aporten al trabajo de capacitación, asistencia técnica y consultoría así como a la identificación de buenas prácticas y lecciones aprendidas, entre otros fines. Aunado a la iniciativa de crear el área de sistematización, y como parte de una Estrategia en la materia para el PESA, se ha actualizado la Guía de sistematización existente, con el propósito de generar un instrumento útil que plantee un método, brinde un marco conceptual, herramientas y técnicas que orienten y faciliten el trabajo de los diferentes actores que realizarán esta importante labor en el Proyecto. Algunos de los resultados más importantes que se esperan lograr una vez que se lleve a cabo el trabajo de sistematización en el PESA son: Promover una cultura de sistematización permanente y transversal, conformar la memoria institucional, impulsar acciones de gestión e intercambio de aprendizajes y conocimientos con diversos actores (a nivel local, estatal, nacional, regional e internacional) y retroalimentar a las diversas áreas que conforman el Proyecto, entre otros. Es así que para el PESA-México, la sistematización representa un área de oportunidad estratégica y un gran reto que le dejará importantes frutos en su quehacer cotidiano y le aportará diversos productos de mejora.
Resumen ejecutivo La presente guía de sistematización del PESA-México describe la propuesta metodológica en esta materia, con el propósito de orientar y apoyar los procesos de sistematización que se llevarán a cabo como parte del modelo metodológico de este proyecto nacional. Este documento aporta elementos conceptuales, metodológicos e instrumentales, a fin de apoyar al personal en campo para generar procesos y productos de sistematización consistentes, de calidad y que recuperen, de los diversos ámbitos del quehacer del Proyecto, aprendizajes relevantes, buenas prácticas y lecciones aprendidas, entre otros resultados, que contribuyan a mejorar el modelo y a socializar sus principales logros y resultados. Cabe señalar que esta guía es una versión mejorada y actualizada de una versión anterior denominada “La Sistematización de Experiencias en el PESA-México” que se elaboró en el año 2006. Esta actualización describe el método de sistematización y las herramientas necesarias para llevar a cabo este trabajo en el PESA, cuyo propósito central es lograr el conocimiento, entendimiento e interiorización así como la eficaz aplicación del método en la implementación del PESA. La finalidad es contribuir con aprendizajes y buenas prácticas en el cumplimiento de objetivos y metas que se propone el Proyecto, tanto en la seguridad alimentaria y nutricional, como en otras acciones que fomentan la promoción humana y social de las comunidades en donde se implementa. Consecuentemente, en esta concepción son importantes tanto los productos a lograr −que tienen múltiples funciones en el marco del Proyecto- como el fortalecimiento de diversas capacidades que son posibles desarrollar en el mismo proceso de construcción del conocimiento. Estas capacidades son fundamentales para que tanto las comunidades como los facilitadores o extensionistas puedan superar los retos históricos que afectan a esas comunidades y que explican en gran medida las condiciones de pobreza en que viven. En la intención de ser concretos en los propósitos de esta guía, se omite el cuerpo del texto la descripción detallada de las técnicas e instrumentos a emplear. Dicha descripción se puede consultar en el Anexo “A” de esta Guía, esto contribuye a que la guía sea más accesible. Cabe enfatizar que en la guía, se concibe a la sistematización no como una serie de “pasos” ni una serie de técnicas, sino como un proceso integrado por las tres fases siguientes: 1) planeación, 2) construcción participativa del conocimiento e 3) instrumentación del conocimiento generado para su aplicación en nuevas prácticas y dimensiones. La estructura general de guía se compone de cuatro capítulos: Capítulo I.- Pertinencia y relevancia de la sistematización en el PESA, en este capítulo se aborda la importancia y funciones de la sistematización en general y las funciones específicas que tiene en el proyecto. Capítulo II.- El concepto de sistematización, para ello se hace un recorrido por los orígenes de la sistematización y se presentan algunos referentes conceptuales para concluir mencionando cuál es la concepción adoptada en esta guía.
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Capítulo III - El proceso de sistematización y sus componentes, en este apartado se caracterizan las tres fases del proceso de sistematización con los componentes que integran cada una de ellas e indicando algunas de las técnicas a emplear. Capítulo IV.- La comunicación y difusión de resultados, en este capítulo se desarrollan las propuestas para la consolidación y optimización de los resultados de las sistematizaciones realizadas como son las prácticas de “diálogo de saberes”. Esta práctica permite que el conocimiento generado por la sistematización se confronte y valide con el de expertos en los temas en que se centró la producción participativa del conocimiento. Este diálogo no es parte del proceso de sistematización pero sí es importante dado que es una forma útil para consolidar los conocimientos generados y, sobre todo, para fortalecer la capacidad de transferencia y recreación en diversos contextos. Al final se presenta la bibliografía que sirvió de apoyo para la elaboración de esta guía y los anexos con las herramientas correspondientes y una antología de textos básicos que sirven de apoyo al lector; a saber: A. Acervo base para la “Caja de herramientas de la sistematización” en el cual se describen algunas de las principales técnicas e instrumentos que se recomiendan para los momentos del proceso de sistematización. Tiene el propósito de ser un semillero para conformar una “caja de herramientas” que haya sido validada en la práctica de sistematización del PESA y B. “Antología de textos básicos” sobre sistematización, investigación-acciónparticipativa y sobre educación popular. Este anexo lleva la perspectiva de ir integrando documentos de referencia y casos relevantes.
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Introducción El Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA) se creó en 1994, desde la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para apoyar a los diversos países con ingresos bajos y con déficit de alimentos a reducir la incidencia del hambre y la malnutrición mediante el incremento de la productividad de los pequeños agricultores al introducir cambios tecnológicos relativamente sencillos, económicos y sostenibles. Así, centró su atención en el ámbito agrícola, alimentario y nutricional. En el caso de México, desde el año 2002, el PESA fue adoptado y adaptado por el gobierno mexicano con la denominación Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA-México). Inició sus actividades con el propósito de contribuir de manera sustancial al desarrollo de las comunidades rurales más pobres del país, atendiendo principalmente el fortalecimiento de las capacidades de la población rural en localidades de alta y muy alta marginación para el mejoramiento de sus condiciones de vida. Actualmente, y luego de más de una década de operación del Proyecto en este país, es necesario llevar a cabo un proceso de sistematización que recupere todo el quehacer del mismo, sus procesos, sus acciones, sus aciertos y desaciertos, sus aprendizajes, buenas prácticas y conocimientos, entre otros. En el PESA-México existen antecedentes de trabajo en sistematización ya que desde el 2006 se elaboró una primera Guía metodológica de sistematización y se realizaron algunos procesos muy puntuales en la materia. Sin embargo, desde finales del 2014, se retomó la sistematización como una herramienta oportuna, transversal y estratégica para el Proyecto que se busca institucionalizar y que permanezca en el mismo. Para contribuir a este propósito, se actualizó la Guía del 2006 y se elaboró la nueva titulada “Guía de sistematización del PESA-México” que se presenta en este documento. La sistematización permitirá identificar, retroalimentar, observar críticamente el quehacer, recuperarlo, registrarlo y documentarlo a fin de construir la memoria institucional pero también aprender de la práctica y las experiencias para modificar, aprender y ajustar su modelo, sus metodologías, sus herramientas, orientar la toma de decisiones y mejorar los procesos de trabajo para que sean más eficientes y eficaces en sus resultados e impactos. Con ello se busca que la sistematización sea un trabajo que en el mediano y largo plazo traiga efectos positivos al Proyecto y contribuirá, con fundamentos cualitativos y cuantitativos, al rescatar los principales aprendizajes producto de su práctica. La presente Guía tiene cuatro grandes apartados: 1) Antecedentes y origen de la sistematización; 2) ¿Por qué y para qué sistematizar?; 3) El proceso de sistematización, sus fases y sus componentes y 4) La difusión y comunicación de resultados y, finalmente, contiene dos anexos: A. Una “Caja de herramientas de la sistematización” y B. Antología de textos básicos sobre sistematización, investigación-acción-participativa y educación popular. La Guía está dirigida al personal de la UTN, pero también puede ser de utilidad para cualquier sujeto y actor social interno-externo del PESA para que les oriente y facilite el trabajo de sistematización de cualquier experiencia. La Guía dota de un método, herramientas y técnicas así como de un abanico de elementos teórico-conceptuales que conlleva como son: la corriente latinoamericana de la educación popular como cimiento de la sistematización;
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la investigación-acción-participativa y su relevancia en la construcción de conocimientos; las herramientas y técnicas para la recuperación de experiencias sobre todo en aspectos cualitativos; las modalidades de la interpretación; la importancia del diálogo de saberes una vez que se obtiene un producto de sistematización así como la necesidad de difundirlo y comunicarlo en diversos ámbitos: local, estatal, regional, nacional e internacional. Todos los esfuerzos llevados a cabo desde la UTN-PESA, son para generar una cultura de la sistematización y lograr que el Proyecto se coloque a la vanguardia en esta materia en México, ya que a diferencia de otras instituciones, se crea un área específica de manera permanente y transversal en su operación.
CAPÍTULO 1 Pertinencia y relevancia de la sistematización en el PESA México
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1. Pertinencia y relevancia de la sistematización en el PESA México El PESA-MÉXICO ha contribuido, a lo largo de su existencia, en el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias de comunidades rurales de alta y muy alta marginación, particularmente en el logro de su seguridad alimentaria y nutricional, con énfasis en el desarrollo de capacidades, para ser sujetos colectivos con mayor autonomía e impulsar iniciativas de desarrollo acordes a sus intereses y condiciones particulares. Las evaluaciones y estudios de organismos como el CONEVAL o la CEPAL, muestran el enorme reto institucional por superar las condiciones de pobreza e inseguridad alimentaria que presenta un importante sector de la población mexicana. Por esta razón es insoslayable tanto consolidar las capacidades atendidas en el marco del PESA como poner en común los aprendizajes relevantes para integrar un repertorio de “buenas prácticas” y lecciones aprendidas, así como aportar al diseño y vigencia de nuevas estrategias, políticas y programas en el espacio nacional, regional latinoamericano e internacional. A continuación es necesario precisar y valorar las diversas funciones que cumple la realización eficiente y eficaz de procesos de sistematización.
1.1 ¿Por qué sistematizar? Para responder a esta pregunta es importante mencionar por qué se crea la sistematización en América Latina ya que, aunque en el próximo inciso se hablará sobre esto y su evolución, es importante presentar un avance con el propósito de contextualizar la respuesta a esta pregunta. A partir de la segunda mitad del siglo XX en muchos países de América Latina se generó una corriente mediante la cual organizaciones de la sociedad civil, de universidades y de estructuras de pastoral social con inspiración cristiana, se orientaron a un comprometido trabajo promocional para el desarrollo de comunidades, sobre todo rurales, que estaban quedando excluidas de los avances en el crecimiento económico de esos países, lo que agudizaba las condiciones de histórica marginalidad en las que se encontraban. Bajo el impulso de educadores como Paulo Freire y otros, se fue construyendo un modelo de intervención para el desarrollo comunitario llamado “Educación Popular” que no se limitaba a la sola implementación de programas y proyectos de alfabetización de adultos, ni a prácticas basadas en la concepción “extensionista” de sólo transferir conocimientos a los pobladores rurales por parte de los técnicos agropecuarios, ni tampoco a promover la cooperación de los pobladores para realizar obras de mejoramiento de servicios comunitarios −como había sido la práctica de muchos programas de cooperación internacional en años anteriores− que, aunque lograran que las comunidades tuvieran más servicios públicos, no las sacaba de su condición de pobreza y exclusión En una etapa histórica en que se debatía sobre si para superar el subdesarrollo de grandes sectores de las poblaciones de la región latinoamericana era indispensable la revolución armada o alternativas que lograran
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Para responder a esta pregunta es importante mencionar por qué se crea la sistematización en América Latina ya que, aunque en el próximo inciso se hablará sobre esto y su evolución, es importante presentar un avance con el propósito de contextualizar la respuesta a esta pregunta. A partir de la segunda mitad del siglo XX en muchos países de América Latina se generó una corriente mediante la cual organizaciones de la sociedad civil, de universidades y de estructuras de pastoral social con inspiración cristiana, se orientaron a un comprometido trabajo promocional para el desarrollo de comunidades, sobre todo rurales, que estaban quedando excluidas de los avances en el crecimiento económico de esos países, lo que agudizaba las condiciones de histórica marginalidad en las que se encontraban. Bajo el impulso de educadores como Paulo Freire y otros, se fue construyendo un modelo de intervención para el desarrollo comunitario llamado “Educación Popular” que no se limitaba a la sola implementación de programas y proyectos de alfabetización de adultos, ni a prácticas basadas en la concepción “extensionista” de sólo transferir conocimientos a los pobladores rurales por parte de los técnicos agropecuarios, ni tampoco a promover la cooperación de los pobladores para realizar obras de mejoramiento de servicios comunitarios −como había sido la práctica de muchos programas de cooperación internacional en años anteriores− que, aunque lograran que las comunidades tuvieran más servicios públicos, no las sacaba de su condición de pobreza y exclusión En una etapa histórica en que se debatía sobre si para superar el subdesarrollo de grandes sectores de las poblaciones de la región latinoamericana era indispensable la revolución armada o alternativas que lograran un cambio, esta nueva estrategia de intervención y promoción buscaba principalmente el que las comunidades recuperaran y/o construyeran su capacidad de ser actores colectivos protagónicos en su proceso de desarrollo, sobre la base de ir articulando conocimientos generados por las ciencias agropecuarias con el saber acumulado por siglos en muchas de esas comunidades. Se pretendía de esta manera satisfacer tanto las necesidades de la vida diaria de los pobladores como las de mayor plenitud personal y sobre todo las históricas que implicaban superar mecanismos de subordinación. Las modalidades y condiciones en que cada equipo promotor trataba de lograr esos propósitos eran diversas a lo ancho y largo de la región latinoamericana. Y, aunque se generaban interesantes innovaciones, existían incertidumbres y muy poco se llegaba a documentar y menos aún a reflexionar críticamente pues todo quedaba en la memoria personal de los participantes. Por ello, a mediados de los años 70 en México, con base en una alternativa basada en la investigación-acción participativa −que era también aportación latinoamericana de sociólogos como el colombiano Orlando Fals Borda− se generó una opción metodológica participativa para recuperar, documentar, visualizar y reflexionar sobre esas experiencias y así entender colectivamente lo que se había hecho, qué retos se enfrentaban y cómo se había intentado resolverlos. Esto iba de la mano con los propósitos de intercambiar los aciertos e ir dando sustento y estructuración teórica, metodológica y estratégica a ese tipo de iniciativas, ayudar a perfilar la identidad y papel de los promotores y el tipo de relación con los diversos miembros de las comunidades con quienes tenían compromiso. La creación de la propuesta metodológica participativa de la sistematización, que enfatizó la convicción de que todo ser humano es capaz de construir conocimientos y no sólo quienes tienen altos niveles de escolaridad o experiencia profesional en investigación, contribuyó a resolver muchos de esos retos y llegó a consolidar una opción de promoción comunitaria que ha sido base para nuevas estrategias de desarrollo local que sirven de antecedentes al PESA.
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Toda proporción guardada con aquella época, de alguna manera el PESA México, se encuentra en una situación parecida a los programas mencionados de educación popular, pues ha de realizar un trabajo innovador, en un contexto cada vez más complejo −no sólo localmente sino globalmente− y por ello requiere contar con procedimientos para responder oportunamente a retos que se enfrentan en la práctica de sus proyectos, en microrregiones que aunque participan de los indicadores de extrema pobreza, tienen condiciones muy diferentes. Adicionalmente a las razones expresadas anteriormente y que dieron origen a la sistematización, el PESA debe consolidar sus proyectos y compartir los aciertos. Asimismo tiene que contribuir al diseño de nuevas políticas y estrategias para lograr una cobertura mayor, pues dadas las limitaciones presupuestales al ritmo actual, aun teniendo buenos resultados en sus diversos espacios de acción, se tomarían muchos años para que la mayoría de comunidades que son su población objetivo puedan recibir los beneficios que busca impulsar este Proyecto. Es también factor importante que el PESA cuente básicamente con las capacidades, recursos y tiempos para poder integrar permanentemente en su modelo la función de la sistematización de sus propias experiencias. Adicionalmente a que el Proyecto logre con la sistematización impactos como los anteriormente mencionados, ésta también permitirá que en plena era del conocimiento, se constituya en una institución que “aprende de su propia práctica” y genera un saber eficaz y pertinente para su misión y atribuciones. Es por todo lo anterior que la sistematización es y será una tarea institucional de alta prioridad para el PESA que permitirá identificar, registrar, analizar y valorar las diversas experiencias relevantes que el proyecto ha generado a la fecha para sustraer aquellas buenas prácticas, , aprendizajes, conocimientos, lecciones aprendidas y áreas de mejora para posteriormente plasmarlas en diversos productos como revistas, manuales, memorias, folletos e insumos para planeaciones estratégicas y áreas de innovación, entre otros, para difundirlos, intercambiarlos y contribuir a otras experiencias nacionales, regionales e internacionales.
1.2 ¿Para qué sistematizar? Adicionalmente a las razones antes expuestas que fundamentan el por qué llevar a cabo la sistematización, es importante enfatizar que esta construcción participativa de conocimientos genera una serie de resultados y productos que se pueden difundir y comunicar mediante documentos, videos, carteles, etcétera. Pero también, y muy importante, se generan otros resultados de tipo cualitativo e intangible. Entre los principales propósitos que dan razón de ser a los procesos de sistematización y cuyos resultados pueden insertarse en soportes materiales y tangibles se destacan los siguientes. • Obtener respuestas a las interrogantes que se presentan en la ejecución de proyectos y que son las que dan origen al proceso de sistematización. • Validar o poner en cuestión las opciones de estrategia, metodología y logística adoptadas por programas o proyectos de intervención social. • Recuperar conocimientos relevantes sobre aciertos o desaciertos, para integrar repertorios de “buena prácticas” y de “lecciones aprendidas” que se aprovechen en acciones futuras
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del mismo proyecto o de otras iniciativas. • Contribuir a construir la “memoria Institucional” de programas y proyectos. • Contar con un repertorio de “casos relevantes” y de “lecciones aprendidas” que pueden ser utilizados en el diseño de nuevos programas y proyectos y en procesos formativos o en intercambios de experiencias. • Aportar elementos para la evaluación de impacto de los proyectos sistematizados. • Contribuir al diseño o adecuación de políticas, estrategias, opciones metodológicas o programáticas en diversas instituciones. Entre los principales propósitos que dan razón de ser a procesos de sistematización cuyos resultados básicamente son cualitativos e intangibles, pero de la mayor relevancia, se tienen los siguientes: • Fortalecer en los participantes una visión de conjunto, reflexionada y crítica de la experiencia que han realizado. • Lograr con lo anterior una mejor apropiación de las prácticas desarrolladas y de las estrategias y metodologías aplicadas. • Alcanzar una mayor identidad y convicción con el Proyecto. • Consolidar la capacidad del personal institucional y de las comunidades participantes para construir colectivamente conocimientos orientados a la superación de sus necesidades y al logro de sus anhelos.
Esto último es importante destacarlo ya que hablar de desarrollo comunitario implica que los habitantes de las comunidades rurales deban tener la capacidad de jugar un papel activo en la definición y priorización de sus iniciativas para lograr mejorar sustancial y sustentablemente sus condiciones de vida. Para ello deben constituirse como sujetos colectivos con capacidades para emprender iniciativas para un auténtico desarrollo personal, de sus familias y de sus comunidades y regiones, tomando y ejecutando decisiones con creciente autonomía y responsabilidad. El que se desarrollen capacidades en el personal del PESA y en las propias comunidades para producir participativa y críticamente conocimientos, tanto técnicos como administrativos y sobre todo estratégicos, es un elemento fundamental de empoderamiento sin el cual difícilmente se pueden superar los múltiples retos que limitan el desarrollo de la mayoría de las comunidades campesinas e indígenas del país. Finalmente, es importante hacer una consideración relacionada con el hecho de que llevar a cabo procesos de sistematización implica no sólo un compromiso de actitudes autocríticas y dialógicas, sino también de dedicación de recursos de todo tipo, por lo que hay que tener presente que si lo que se busca conocer, mediante la sistematización, de alguna manera ya se tiene la respuesta, entonces no hay que llevar a cabo este tipo de proceso, sino uno de comunicación participativa para que mediante este último aquellos que desconocen lo que se busca puedan también tener acceso a esos conocimientos. En el capítulo cuarto se hace referencia diversos aspectos sobre comunicación y difusión.
CAPÍTULO 2 El concepto de sistematización
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2. El concepto de sistematización 2.1 Antecedentes y origen La sistematización de experiencias tiene diversos aportes de los cuales se ha nutrido. América Latina fue pionera en esto. Uno de los primeros referentes se encuentra en el desarrollo metodológico realizado en el proyecto: “Sistematización y consolidación de experiencias de educación no formal en el medio rural” que desarrolló en México en el año de 1977 un equipo de investigadores en el CEESTEM, coordinados por el Dr. Pablo Latapí y el Mtro. Félix J. Cadena Barquín, autor de la presente Guía. Esta iniciativa tuvo como razón de ser el dar respuesta a las interrogantes que se describieron en el capítulo anterior referidas a la expansión de experiencias de educación popular a lo largo de América Latina en esos años. Esta metodología posteriormente fue recreada por F. Cadena para ubicarla mediante la Investigación-Acción-Participativa en el marco de proyectos de educación popular. Con la creación del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL, se incorporaron otros aportes del educador brasileño Paulo Freire y del sociólogo colombiano Orlando Fals Borda. Desde el CEAAL se llevaron a cabo talleres para formar en esta metodología a centenas de educadores populares y de investigadores académicos de la región latinoamericana y de algunos otros países, favoreciendo su expansión, diversificación y mejoramiento en la década de los 80’s. La sistematización constituyó una propuesta de investigación que reconoce que todas las personas participantes en un proyecto o experiencia son capaces de producir colectivamente conocimiento y que los nuevos saberes resultantes –que implican un proceso de reflexión− tienen una gran utilidad en su aprovechamiento en nuevas prácticas y proyectos que buscan una transformación emancipadora de la realidad.
2.2 Grandes vertientes sobre la concepción de la sistematización Naturalmente que a partir de esta iniciativa se generó una gran diversidad de concepciones en esta temática pero se puede afirmar que estas se agrupan en tres grandes vertientes que son las siguientes: a. Existe una vertiente que centra su propósito sólo en la recuperación, ordenación y documentación del desarrollo de un proyecto o experiencia concreta. Aquí la sistematización está principalmente centrada en ese esfuerzo de ordenación de diversos procesos y aspectos de esos proyectos y experiencias. Esto es útil sobre todo cuando el desarrollo de esas iniciativas no respondió a modelos de intervención sobre la realidad definidos o perfilados previamente, o cuando aun contando con ese antecedente, la realidad obligó a cambios sustanciales, que es útil consignar. Esta concepción tiene su aporte principal
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en favorecer que no se pierdan experiencias realizadas, pero si no lleva la reflexión crítica sobre ella, su alcance es limitado. b. En otra vertiente se ubican aquellos procesos de sistematización en que su preocupación principal, además de lograr lo mencionado en la vertiente anterior, es llevar a cabo una reflexión crítica sobre lo realizado esencialmente para así consolidar las metodologías y procedimientos de realización de proyectos de intervención social, y en ese sentido están cerca de otras prácticas de las ciencias de la gestión administrativa como el “benchmarking” y “la mejora continua”. Su limitante principal es que en ocasiones pueden existir metodologías y modelos de intervención con una gran consistencia interna y resultados de alta productividad, pero si no incluyen en su reflexión los impactos superiores que pueden tener en la consecución de un verdadero y sustentable desarrollo, no alcanzan todas las aportaciones que puede dar la sistematización. c. La tercera vertiente, que responde a las razones por las que se generó esta opción metodológica en América Latina es aquella que sin descuidar los propósitos anteriores, enfatiza las funciones que cumple la sistematización en contribuir al compromiso de lograr mejorar realmente las condiciones de vida de las poblaciones, con base en estrategias exitosas basadas en el desarrollo de sus comunidades con un enfoque de derechos humanos. Esto supone que el impacto no se limita a los aspectos técnicos respecto de los cuales se aprende o mejoran los procedimientos de ejecución, sino adicionalmente en asegurar también otros resultados como el desarrollo de capacidades colectivas del personal institucional y de las organizaciones comunitarias para que logren eficazmente superar los obstáculos a su desarrollo humano pleno. Esta última concepción es la que está más directamente relacionada con el quehacer del PESA.
2.3 Diversas conceptualizaciones sobre la sistematización A partir de su generación, el concepto y las prácticas de sistematización han logrado ampliarse y diversificarse, lo que ha favorecido la formulación de diversas concepciones de la misma. Dentro de la tercera vertiente enunciada en el inciso anterior destacan algunas como las siguientes: TERESA QUIROZ (1992: 17), socióloga peruana y destacada impulsora de concepciones innovadoras sobre la profesión del trabajo social, y coordinadora del Taller Permanente de Sistematización del CEAAL en Perú, plantea: “La sistematización es un método que busca generar conocimiento social a partir de las experiencias, para ofrecerlo como orientación a otras experiencias similares. Una reflexión teorizada en torno a una práctica social realizada”. SERGIO MARTINIC (1984:21) , investigador chileno del CIDE y FLACSO , dice: que la sistematización es un: “…proceso de reflexión que pretende ordenar u organizar lo que ha sido la marcha, los procesos, los resultados de un proyecto, buscando en tal dinámica las dimensiones que pueden explicar el curso que asumió el trabajo realizado. Como la experiencia involucra a diversos actores, la sistematización intenta dilucidar también el sentido o el significado que el proceso ha tenido para los actores participantes en ella”.
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ROBERTO ANTILLÓN ( 1991: 20), educador popular mexicano plantea: “Uno de los principales propósitos de la sistematización es la conceptualización de la práctica. para poner en orden todos los elementos que intervienen en ella”.
JOAO FRANCISCO DE SOUZA ( 1990: 5), investigador y educador popular brasileño afirma que la sistematización: “Es una forma de producción de saberes que permite a sus sujetos apropiarse de la propia experiencia… “Un proceso de sistematización es una actividad cognitiva que se propone construir los saberes que están siendo producidos en una determinada experiencia por parte de sus sujetos”.
OSCAR JARA (1994: 22), educador popular y sociólogo peruano-costarricense, afirma: “La sistematización es aquella interpretación crítica de una o varias experiencias, que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, como se han relacionado entre si, y porqué lo han hecho de ese modo”.
2.4 El concepto de sistematización adoptado en esta guía
La sistematización dentro del PESA busca constituirse como una función permanente y transversal. La conceptualización más cercana a este propósito y que habrá de enriquecerse con los resultados de su práctica en todas las instancias de este proyecto es la siguiente:
La sistematización es una función transversal del modelo PESA la cual consiste en un proceso de creación participativa de conocimientos con la finalidad de dar respuesta a interrogantes que se presentan en todas las dimensiones e instancias en que este modelo se concreta y lograr que los aprendizajes relevantes recuperados puedan ser intercambiados y recreados en diversas espacios de su quehacer, retroalimentando los diversos componentes del Proyecto. Todo ello con la finalidad de lograr una mejora continua en su capacidad de cumplir la misión y visión que le dan razón de ser e incluso, lograr incidencia en políticas públicas fortaleciendo siempre las capacidades de todos los actores participantes y con especial énfasis las de las comunidades rurales para que sean protagonistas en su propio desarrollo.
CAPÍTULO 3 El proceso de sistematización, sus fases y sus componentes
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3. El proceso de sistematización, sus fases y sus componentes 3.1 Las fases del proceso de sistematización Inicialmente es importante reiterar: • Que la sistematización es un proceso de investigación, esto es, de construcción participativa de conocimientos. •
Que este proceso no está integrado por “pasos” sino por un ciclo de tres grandes fases:
Figura 1. Fases del método de sistematización
• Que cada una de estas fases tiene componentes que no son necesariamente secuenciales, ya que frecuentemente se convierten en acciones en espiral, condicionadas por el objetivo de la construcción de las respuestas a las interrogantes a que se enfrentan en la promoción y ejecución de proyectos, las cuales dan razón de ser a los procesos de sistematización. •
Que el desarrollo de esos componentes no se reduce a la sola aplicación de técnicas, aunque para esto si se requerirá de su aplicación lo mismo que de determinados instrumentos, los principales se irán mencionado a lo largo de esta guía.
A continuación se describen los componentes de estas tres fases, caracterizando su dinámica, la lógica que siguen y aportando orientaciones del tipo de instrumentos y técnicas a utilizar.
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Primera fase: planeación del proceso de sistematización La sistematización no es un resultado que se dé por sí solo al realizar otros procesos, sino que debe ser intencionado y definido en todas sus características por los diversos niveles de responsables que han intervenido en la ejecución de las experiencias. Por tal razón debe cubrir una etapa de definición de aspectos básicos sin lo cual no es posible lograr los resultados que aporta este tipo de procesos. Esto es lo que constituye la fase de Planeación. Existen dos posibles momentos en esta fase de planeación: • El primero es cuando la planeación de la sistematización es realizada por instancias de coordinación de una institución sea a nivel nacional, regional o estatal, en donde también hay personal que opera los proyectos directamente y que es quien la llevará a cabo, además de los actores de las comunidades. Éste es el caso del PESA. • El segundo es cuando la planeación se realiza solamente por parte de quienes directamente harán la siguiente fase de construcción del conocimiento, interrogando a su propia experiencia, entonces esta fase de planeación se hace integrada con la segunda fase: construcción participativa de conocimiento.
Momento 1: Diseño por parte de instancias de coordinación nacional, regional o estatal Esta fase se constituye por seis componentes, cada uno de los cuales significa la respuesta a los aspectos siguientes: Figura 2. Componentes de la primera fase
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Se trata de lograr las definiciones lo más precisas posibles a estas interrogantes que estructuran y dan sentido al proceso concreto de sistematización que se va a realizar. En la siguiente lámina se describen sintéticamente los propósitos de cada uno de estos componentes: Cuadro 1. Propósito de los componentes en la fase de planeación. ¿Componente
Propósitos y caracterización
¿Por qué?
Este componente identifica la necesidad de conocimiento que se tiene y que para resolverla hay que “dejar hablar a la experiencia realizada”.
¿Para qué?
Aquí se definen cuáles son los beneficios y funciones que se cumplirán al contar con las respuestas que aporte el proceso de sistematización, así como las formas de aplicación en prácticas futuras.
¿Qué?
Con base en las definiciones dadas a los dos componentes anteriores, se define cuál o cuáles experiencias se han de sistematizar y cuáles son las precisiones espaciales, temporales y temáticas a considerar.
¿Quiénes?
Este componente es para precisar cuáles son los participantes que estarán comprometidos directamente como actores en el proceso de construcción de conocimiento.
¿Cuándo?
¿Con qué?
Aquí estrictamente se habla de plazos de ejecución que sirven de orientación y marco al cual habrán de sujetarse los ejecutores en función de las decisiones de las instancias de coordinación, nacional, regional o estatal. Aun cuando existan previsiones en el presupuesto de cada instancia de trabajo del programa, siempre es útil definir cuáles serán los recursos específicos con que se pueden apoyar las diversas actividades del proceso de sistematización.
A continuación se presentan algunas precisiones sobre el desarrollo de cada uno de estos componentes:
¿Por qué realizarla? Aquí hay que reiterar que si lo que se busca conocer, de alguna manera ya se tiene la respuesta, entonces no hay que llevar a cabo un proceso de sistematización sino uno de comunicación participativa para que aquellos que lo desconocen puedan tener acceso a ese conocimiento. En el último capítulo se abordan las características de este tipo de comunicación. Consecuentemente este componente se describe en términos de carencia. Por ejemplo: “Desconocemos con precisión los diversos factores que han hecho exitosa la estrategia de agricultura protegida para el cultivo de hortalizas utilizando invernaderos en las comunidades
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de Oaxaca, así como sus condiciones de replicación, cuando en la mayoría de otras microrregiones el número de fracasos es alto. Esto a pesar de la prioridad dada a este tipo de proyectos en el modelo de intervención institucional y a los recursos adicionales que se han aportado”
ACTIVIDADES Y ORIENTACIONES INSTRUMENTALES Es importante evitar redactar este componente con un verbo en infinitivo como “conocer” sino enfatizado y describiendo la carencia de conocimiento que se tiene, pues uno de los criterios de éxito de todo proceso de sistematización es que pueda generar los conocimientos que den respuesta a esa carencia. Adicionalmente es importante tener en cuenta que en la siguiente fase de esta necesidad se especificará el “eje temático” del proceso. Algunos ejemplos del inicio de redacción pueden ser: “Se carece de evidencias y argumentos para explicar el éxito (o fracaso) en la generación y retención del valor agregado en el sistema-producto...”. “Tenemos insuficientemente conocido, documentado y compartido los procesos que permitieron generar redes de productores en la microrregión…”.
¿Para qué?
Como se ha comentado ya en los capítulos precedentes, la sistematización puede cumplir diversas funciones, pero siempre es un proceso complejo que requiere de recursos de todo tipo, tanto por parte de los que están directamente en la ejecución de los proyectos, como de las diversas instancias de un programa como el PESA-México. Por ello es que al llevarlo a cabo deben preverse los diversos momentos, espacios y formas en que se contempla aplicar el conocimiento generado, tanto para resolver las necesidades concretas, como para cumplir algunas otras funciones como las enunciadas en el capítulo II.
¿Para qué sistematizar? Continuando con el ejemplo de los exitosos invernaderos en Oaxaca, este “¿para qué?” podría formularse de la manera siguiente: “Los resultados de la sistematización, después de confrontarlos en “diálogo de saberes” con productores y técnicos exitosos de otros programas, se verterán en un módulo de capacitación que consolidará las competencias de los técnicos de campo en las diversas microrregiones en
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que trabaja el proyecto, así como en un breviario de recomendaciones y “buenas prácticas” con ilustración de los casos exitosos, para su uso continuo. Adicionalmente se redactará un informe ejecutivo para funcionarios de otras instituciones que concurren al desarrollo rural y que coordinan programas que incluyen la promoción de invernaderos.
¿Qué se va a sistematizar? Para precisar cuáles serán las experiencias a sistematizar y qué aspectos temáticos y temporales se van a considerar, se puede optar por varias modalidades. Al respecto existen varios enfoques:
A.- Enfoque de casos B.- Enfoque de temas C.- Otros
Así, en el enfoque de casos se pueden seleccionar proyectos por su localización. Por ejemplo: experiencias de “zonas áridas” o en “comunidades indígenas”. Por temas habría también una amplia gama: Experiencias de agricultura orgánica o con sistemas de riego, o centradas en la autosubsistencia, etcétera. También podrá adoptarse en relación a aspectos étnicos y seleccionar experiencias en determinadas comunidades indígenas. Para lograr una consistente identificación de las experiencias a sistematizar, cuando se trate de un universo amplio, se requiere la aplicación de una serie de criterios. Por ejemplo: la disponibilidad de la información necesaria, la capacidad de transferencia de los resultados en función de tiempos y recursos institucionales, el carácter innovador del posible resultado, entre otros. Una relación extensa de estos criterios se incluye en el inciso 2 del anexo “A”. En el ejemplo que estamos considerando, se podría plantear: “Los procesos específicos que se considerarán son los de las etapas de promoción e implantación de los invernaderos y su mantenimiento en las microrregiones de Oaxaca, durante el bienio 2013-2014. Adicionalmente se deberá también sistematizar esos procesos específicos en cuatro otras microrregiones con características semejantes, en las cuales no se haya logrado éxito en los invernaderos, durante esos años.”
¿Quiénes harán la sistematización? Siempre es deseable que puedan participar en el proceso de sistematización el mayor número posible de los diversos actores que han intervenido en la realización de la experiencia que se va a sistematizar, sean los pobladores de las comunidades, las autoridades locales, los técnicos de campo o directivos de las instituciones involucradas, etcétera. Naturalmente esto está condicionado por aspectos de disponibilidad de todo tipo de recursos. Por ello es conveniente analizar las respuestas que se fueron dando a los anteriores componentes para definir bien los tipos de participantes y sus niveles de participación.
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En ocasiones algunos de ellos sólo podrán participar como informantes calificados pero existen técnicas que pueden favorecer el involucramiento del mayor número de actores, como la “puesta en común” o “socialización” de los avances de la sistematización que se tratan en el siguiente capítulo. Cierto es que se requieren de ciertas competencias tanto básicas como específicas para llevar a cabo una eficaz sistematización. Las de tipo básico las ha de tener todo actor que es profesional de la promoción del desarrollo de comunidades rurales pero algunas de las específicas son: capacidades de lectura crítica, de redacción clara, de exposición ordenada, de saber escuchar, de reflexión crítica y todo ello en compromiso de creación colectiva, no necesariamente. En el caso de las comunidades será frecuente que los pobladores carezcan de algunas de las competencias básicas de lecto-escritura pero si tengan varias de las otras mencionadas. Sin embargo el que no se cuente de inicio con todas las capacidades necesarias, no debe ser un impedimento para llevar a cabo un proceso de sistematización, pues precisamente uno de los principales resultados intangibles de este tipo de procesos es lograr desarrollar capacidades de creación colectiva de conocimiento crítico. También es posible e incluso conveniente el que en algunos casos se integre temporal o permanente un actor que no haya estado participando en las experiencias a sistematizar y que sea experto en la sistematización y esté comprometido con la estrategia y misión del programa. En todos los casos la realización de procesos de sistematización implica realizar algunos talleres para desarrollar o consolidar esas capacidades, de preferencia con el uso de principios y técnicas de educación popular. Definido lo anterior, los funcionarios participantes deberán desarrollar los dos restantes componentes que, a diferencia de los cuatro anteriores que son sobre todo de tipo metodológico y estratégico, tienen principalmente un carácter operativo y logístico. Implica dar respuesta a las dos interrogantes siguientes:
¿Cuándo? Es muy importante que se puedan explicitar las razones y límites de esos plazos para que quienes intervendrán directamente en la sistematización puedan ajustarse a ellos y se logre la pertinencia, eficacia y oportunidad en el uso de los resultados y productos de la sistematización. Continuando con el ejemplo, una formulación posible sería la siguiente: “Los procesos de sistematización se llevarán a cabo después de la recepción de los recursos para los talleres de capacitación a realizar en febrero, pero antes del inicio del ciclo agrícola primavera-verano de junio para poder llevar a cabo las sesiones de “diálogo de saberes” en julio y la edición de los productos en agosto, para ser distribuidos en el mes de septiembre, e iniciar nuevos invernaderos con los recursos del último trimestre del año. El resumen ejecutivo para los funcionarios del sector es indispensable antes de que se integren los presupuestoprograma del año fiscal siguiente”.
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¿Con qué recursos? Estas definiciones han de ser tomadas en cuenta por parte de los ejecutantes del proceso de sistematización, sobre todo para aquellos gastos que no forman parte de los presupuestos regularmente previstos para la ejecución del proyecto, como puede ser la videograbación de algunas entrevistas o la elaboración de determinados instrumentos o de productos que impliquen uso de insumos no previstos. La formulación posible en el ejemplo seguido podría ser: “Los recursos para la realización de los talleres de capacitación para técnicos y promotores comunitarios se aportarán por las oficinas centrales. Los costos de recuperación y ordenación de la información se tomarán de su presupuesto regular de la partida: sistematización, evaluaciones e informes. Las actividades de interpretación serán también apoyadas por oficinas centrales así como las sesiones de “diálogo de saberes”. La elaboración y distribución de los productos estará a cargo del presupuesto de difusión de las coordinaciones regionales”.
ACTIVIDADES Y ORIENTACIONES INSTRUMENTALES Para desarrollar los componentes arriba mencionados es recomendable que se realice mediante la técnica de “taller de construcción colectiva”, según se describe en el inciso 1 del anexo “A”) La minuta resultante debe ser muy clara pues es la que servirá de base a los participantes que realizarán el proceso concreto de construcción de conocimiento sobre su práctica para realizar el diseño de sus actividades y programas de trabajo. *Naturalmente que, aun cuando las decisiones se tomen en las instancias de coordinación, la comunicación será constante con los técnicos y promotores de campo, para valorar sus necesidades de conocimiento específico, que deberán articularse con las necesidades que deben cubrir los niveles directivos, tanto para la debida orientación hacia los objetivos y misión del programa, como para consolidar las vinculaciones con el quehacer de otras instituciones que participan en el desarrollo rural.
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Segunda fase. Construcción participativa de conocimientos Esta fase es importante pues comprende lo que es específico del proceso de sistematización. Se compone de cuatro componentes secuenciales, que se mencionan en la siguiente figura, y que tienen el propósito de la “socialización o puesta en común de los avances”. Figura 3. Componentes de la fase II
Componente “A” Diseño del proceso de construcción del conocimiento Este componente tiene muchos aspectos en común con lo realizado en la parte metodológica de la planeación pero aquí se busca mayor precisión y sobre todo su operacionalización en función de la construcción de conocimiento. Los tres elementos que lo constituyen son los siguientes: a. Las necesidades de conocimiento redactadas como interrogantes específicas con la identificación del eje o ejes temáticos sobre los que se centrará la creación participativa del conocimiento para dar respuesta a ellas.
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b. El perfil de los productos en que estará contenido el conocimiento generado, los usuarios posibles o destinatarios y los tiempos y modalidades con que se prevé que se utilizarán. c. La delimitación espacial, temporal y temática de las experiencias a sistematizar.
ACTIVIDADES Y ORIENTACIONES INSTRUMENTALES *Para realizar con más consistencia este componente es útil la elaboración del cuadro que se presenta a continuación que permite visualizar esos tres elementos, interrelacionados, que lo constituyen.
Cuadro 2. Esquema para el diseño del proceso de construcción del conocimiento a) Necesidad de conocimiento b) Perfil de los productos c) Delimitación temática, y eje temático. y modalidad en que se espacial y temporal de la utilizarán. experiencia. ¿Por qué?
¿Para qué?
¿Qué?
a) Necesidad de conocimiento y eje temático Cuando la planeación se realizó en el marco de instituciones que tienen algunas de las instancias de conducción/coordinación en los niveles nacional, regional o estatal, se debe inicialmente hacer un análisis detallado del instrumento y minuta en que se documentó esa fase. Si la necesidad de conocimiento definida por las instancias de coordinación no cubre las que tienen el personal que trabajó directamente en las comunidades o los miembros de estas, debe dedicarse una espacio para que ambos grupos puedan analizar si adicionalmente a esas necesidades, ellos añaden otras que son de su interés pero que están directamente referidas a la temática de referencia, pues de lo contrario se tendría que diseñar otro proceso de sistematización. Así por ejemplo, en el caso de los invernaderos, es posible que el personal institucional de campo identifique la necesidad de contar con un material gráfico o audiovisual de presentación de esa experiencia para intervenir en sesiones de intercambio de experiencias. En cuanto a los miembros de las comunidades es posible que ellos tengan la necesidad de contar de manera documentada el avance que han logrado tanto para que les sirva de soporte en la gestión de recursos con otras agencias de desarrollo, como para motivar a otras comunidades a hacer algo similar y articularse para proyectos micro regionales.
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A continuación, se deberá elaborar una primera construcción de la línea histórica del tiempo del proyecto considerando tres grandes momentos: Situación inicial, desarrollo del proyecto o experiencia y situación actual/final. Este instrumento será clave en todo el proceso de sistematización. Para realizarlo se sugieren las actividades siguientes: Inicialmente hay que dar respuesta a varias interrogantes en la lógica del siguiente esquema en cada uno de los tres aspectos mencionados: Cuadro 3. Grandes momentos en el desarrollo de un proyecto
Si bien todas las respuestas son importantes, la parte sustancial que permitirá precisar el eje temático y organizar las interrogantes particulares están referidas al campo “desarrollo del proyecto o experiencia”. En muchas de las propuestas metodológicas se deja muy abierto el tipo y número de interrogantes a formular. Siguiendo la metodología original diseñada en el proyecto del CEESTEM, en 1977, antes mencionado y adecuada posteriormente en el marco de la educación popular, se propone un esquema de análisis que resuelve muchas de las debilidades de diversos procesos de sistematización ya que favorece visualizar el modelo de intervención y su implementación sobre la realidad. El instrumento se integra por diez elementos que se indican en la siguiente lámina, mismos que se detallan a continuación.
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Figura 4. Esquema de análisis para la sistematización
Los diez elementos del esquema se pueden agrupar en tres grandes conjuntos, agrupados en el siguiente cuadro: Cuadro 4. Tipología de elementos del esquema de análisis para la sistematización
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Ahora se definirá lo que ha de colocarse en cada uno de los elementos de esos tres conjuntos: 1. Principios y estrategias.- Como lo indican estos conceptos, de los documentos institucionales hay que tener a la vista de manera sintética esas definiciones normativas que tiene el proyecto y que orientan su quehacer y le dan especificidad respecto de otras intervenciones que pueden darse en las comunidades. 2. Modelo metodológico.- En forma de diagrama de operación se presenta metodológico del programa en lo esencial.
el modelo
3. Modelo metodológico realmente aplicado.- En grandes trazos se reconstruye una visión compartida de lo que fueron los momentos y aspectos concretados del modelo metodológico de intervención en la(s) comunidad(es) seleccionadas. 4. Resultados e impacto.- La información inicial sobre este componente se coloca en el tercer campo del esquema de la línea del tiempo, mostrado en la lámina 3. 5. Contexto operacional- recursos institucionales.- Aquí se identifican y redactan de manera general cuales fueron los diversos tipos de recursos con que se contó, adicionales al humano del equipo de trabajo directo en las comunidades: insumos, material de difusión, asistencia técnica especializada, subsidios directos al proceso productivo, etcétera. 6. Contexto operacional-equipo promocional en campo.- Se describen la característica y el número del personal del Programa que estuvieron trabajando regularmente con la (s) comunidad (es). 7. Contexto operacional-otros actores institucionales intervinientes.- Además del personal del Proyecto se identifican cuáles fueron los otros actores de dependencias de los diversos órdenes de gobierno que tuvieron incidencia real y directa en el desarrollo de los trabajos. 8. Contexto estructural.- dimensiones: local-regional-nacional-global.- Se enlistan solamente cuales son las líneas de fuerza que se considera en cada una de esas dimensiones que pudieran tener incidencia en el desarrollo del proyecto y en función de la necesidad que da origen al proceso de sistematización. 9. Contexto estructural. La comunidad/grupo con el que se trabajó.- Se enlistan solamente las principales características actuales y muy esquemáticamente lo que pueda ser relevante de su proceso histórico, sea de toda la comunidad si el trabajo fue en ese nivel o sólo del grupo de familias con que se trabajó, en el caso de que el trabajo hubiera estado muy circunscrito a un grupo dentro de la comunidad. 10. Contexto estructural-actores con capacidad protagónica.- Aquí se identifican aquellos actores de los tejidos productivo, político, cultural, social y religioso que tuvieron algún nivel de incidencia en el proceso que se va a sistematizar. Finalmente se elabora una lista de diez preguntas básicas, referidas a cada uno de los elementos del esquema formal para la sistematización que se describió, con la redacción siguiente: “Cómo influyeron y por qué (los principios, la estrategia, el modelo metodológico, etcétera) en los resultados logrados en agricultura protegida mediante el uso de invernaderos en las comunidades seleccionadas”.
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Esta definición de las interrogantes permite precisar cuál es “el” o “los procesos” de la realidad sobre los cuales prioritariamente habrán de enfocarse los esfuerzos. Esto constituye el “eje temático”, que es clave para no perder la articulación entre las diversas interrogantes y que ayuda a definir con más precisión y eficacia la incidencia del conocimiento generado de la sistematización sobre nuevas prácticas. A las actividades descritas para este momento se les denomina también: “Construcción del objeto epistemológico”.
b)
Perfil de los productos y modalidades de aplicación
Este elemento se desarrolla mediante la elaboración de un perfil tentativo o inicial de cuál será el soporte material en que se contendrá el conocimiento generado y cómo se utilizará. Las posibilidades son muchas: un documento, un folleto, una presentación en power point, un cartel, un video, un módulo de capacitación o tarjetas ejecutivas, etcétera. Adicionalmente se definen los diversos sujetos a quiénes irán dirigidos cada uno de ellos y con qué propósito específico, los tiempos, condiciones, etcétera, y los impactos esperados. Una vez hecha esa definición y elaborando una gráfica para tener a la vista de conjunto los diversos productos, su destinatario, las modalidades de aplicación y el impacto a lograr, se hace una revisión crítica para tratar de alcanzar el consenso de que con esos productos, y la modalidad de aplicación, se llegará a resolver la necesidad de conocimiento que da razón de ser a la sistematización que se va a realizar. La importancia de este paso radica en que en ocasiones es indispensable al mismo tiempo que recuperar datos e información sobre la experiencia en proceso de sistematización, se deben también ir recuperando elementos que se integrarán en el producto definido y que si no se hace simultáneamente, después será muy difícil lograrlo.
c)
Delimitación espacial y temporal de la experiencia a sistematizar
Aquí implica responder cuál es la experiencia o las experiencias que se va a sistematizar, en función de la necesidad identificada y del “eje temático” en que se considera que se encontrarán las respuestas y así plantear la delimitación en tiempo y espacio. Se propone que se haga hasta el final, ya que la formulación de los dos componentes previos asegura la consistencia del proceso y ayuda a delimitar las porciones temáticas, temporales y espaciales en las cuales buscar las respuestas. Sin embargo, ya se ha enfatizado que estas actividades no son necesariamente “pasos”. Puede darse el caso que la definición básica en lo temporal y espacial ya está definida por instancias superiores de coordinación pero lo más frecuente es que se haga una labor de ir y venir sobre la redacción precisa de esos componentes hasta que se considere que están consolidados.
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REFERENCIAS Y ORIENTACIONES INSTRUMENTALES De la misma manera que en la fase primera de planeación, es recomendable que las actividades de este componente se realicen mediante la técnica de “taller de construcción colectiva”, descrito en el primer inciso del anexo “A”, el cual es importante dedicarle todo el tiempo que sea necesario pues su buen desarrollo es clave para todo el proceso de sistematización. El trabajo resultante, además de contenerlo en una archivo electrónico, es conveniente que se grafique en un papelógrafo grande con hojas superpuestas que se pueden ir cambiando o sobreponiendo en función de los indudables ajustes que se harán sobre el desarrollo del proceso de sistematización.
Componente “B” Recuperación y ordenación de la información Con las definiciones logradas en el momento anterior, se procede a definir qué datos, hechos e informaciones debemos obtener para dar respuesta a las interrogantes, cuáles son las fuentes, qué técnicas emplear, quiénes pueden estar en mejores condiciones, de acuerdo con la lógica de la sistematización, para obtenerlas. Por supuesto hay que hacer un balance de cómo se encuentra el SIPESA, de qué se dispone y de los instrumentos de registro escritos, gráficos, visuales, etcétera, con que se cuenta. Esto para optimizar su utilización y no duplicar esfuerzos. Al mismo tiempo, es necesario prever también las técnicas e instrumentos en que los datos que se irán obteniendo se van ordenando. En caso contrario se corre el riesgo de tener que dedicar un gran tiempo posterior a la obtención de la información y de que existan incertidumbres que no serán fáciles de resolver. Es conveniente elaborar una matriz como la que se presenta en la lámina siguiente:
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Cuadro 5. Matriz para programar la recuperación de información Soporte de productos
Fuentes Preguntas
¿Qué tipo de herramientas y de prácticas metodológicas permitieron que los productores se apropiaran con eficacia del proceso?
A¿Dónde encontramos información documental
B. ¿Quiénes pueden ser informantes?
C. ¿Qué lugares muestran evidencia?
Documento del Proyecto.
Grupos de interés
Los invernaderos de los productores que aceptaron el proyecto de agricultura protegidas y algunos de los que no
Facilitadores Diario de Campo o bitácoras Actas de acuerdos. Memorias de talleres, informes.
Capacitadores Dirigentes comunitarios Asesores
Técnicas
A Análisis documental B .-Talleres entrevistas semiestructuradas C.-Observación Participante
Otros
Instrumentos
A. Pauta de observación. Cámara fotográfica B- Guía de taller y cuestionario para entrevista
Recomendaciones
Las fotos de los invernaderos son clave para los productos , así como grabaciones de las entrevistas y fotos de la evolución de la línea del tiempo.
C.-Guía de Observación
Otros
ACTIVIDADES Y ORIENTACIONES INSTRUMENTALES Para la recuperación y ordenación de la información se recomiendan técnicas e instrumentos como: • • • • •
Observación participante Entrevistas semi-estrcturadas Entrevistas colectivas Mapas parlantes Ríos de la vida.
En el anexo “A” se encuentran orientaciones para su aplicación.
Otro propósito de este componente es permitir precisar el programa de trabajo ya que esta fase de construcción colectiva de conocimiento es la que generalmente exige mayor tiempo. Una de las modalidades de ordenación fundamental es propone utilizar el esquema de análisis para la sistematización y en particular lo que se refiere al elemento 3 que corresponde a la forma en que realmente se concretó la aplicación del modelo metodológico en la(s) comunidad(es) en que se realiza la sistematización. Especial cuidado se tendrá en ir destacando las etapas y momentos clave del desarrollo de la experiencia que se sistematiza
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así como los factores del contexto que en ella incidieron. También se describen, ya con más detalle, aquel o aquellos procesos que constituyen el “eje temático”, pues sobre ellos se hará el principal esfuerzo de interpretación. Estos instrumentos se irán enriqueciendo con los resultados que se van logrando al avanzar la sistematización. Un instrumento fundamental es la ya mencionada “línea del tiempo” en la que sobre una línea recta, de izquierda a derecha, se van indicando las etapas del desarrollo del proyecto o de la experiencia y en cada una de ellas las fechas de hechos relevantes referidos al “eje temático”. Se pueden incluso graficar vertientes de acciones que caminan en paralelo. En el anexo “A” se aportan orientaciones. Existe un recurso en internet: www: office.time line, que permite diseñar diversas formas de este instrumento. Con el mismo propósito se puede utilizar el instrumento del “Río de la Vida” en el cual se dibuja un río con diversos quiebres o curvas en función de determinados eventos favorables, o contrarios al desarrollo de la persona o en este caso del proyecto o experiencia. En esos quiebres se anotan las fechas y se coloca información en texto e imágenes. En el anexo de “Caja de herramientas” se muestran algunos ejemplos de estos instrumentos.
Componente “C” Análisis e interpretación
La interpretación de la realidad social, sobre todo cuando se ha participado en los procesos que la constituyen, es de las prácticas más complejas para el ser humano no sólo en el ámbito de la sistematización, sino en todo tipo de construcción de conocimiento y de juicios sobre la realidad. Ya desde 300 años antes de nuestra era en la antigua Atenas, los filósofos Sócrates y Platón habían identificado esta debilidad humana y sobre todo social y la explicaban con claridad en la famosa alegoría del “mito de la caverna”. En este mito, se afirmaba y se demostraba que lo que se ve, al observar la realidad cuando no se hace un esfuerzo de análisis crítico, son las sombras de lo que sucede en ella. Tanto porque los sentidos tienen fuertes limitaciones como por los prejuicios e intereses que existen entre los diversos sectores de la sociedad, lo que favorece el que se muestren y/o aprecien las cosas con grandes limitaciones y sesgos. De ahí que, a este momento de la sistematización, ha de dedicársele un tiempo importante a prepararlo, no sólo mediante la consolidación de la ordenación de los datos recuperados y la visión compartida sobre ellos, sino también en realizar sesiones formativas para desarrollar o consolidar las capacidades para la interpretación tanto de los hechos sociales, como de los cambios en el ambiente natural. Existen por lo menos tres grandes modalidades de interpretación:
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Figura 5. Modalidades de interpretación
Cada una de ellas tienen formas específicas de realizarse, mismas que se describen a continuación: • INTERPRETACIONES ESPONTÁNEAS También se les llama primarias debido a que son las que el ser humano va ejercitando y desarrollando a lo largo de su vida para tratar de tener ciertos niveles de certeza sobre el mundo en que vive. En el siguiente cuadro se enuncian y caracterizan las principales de ellas.
Cuadro 6.- Principales formas de interpretación espontánea
Denominación
Causal
Analógica
Formas de interpretación espontaneas Características De acuerdo al principio de causalidad, todo efecto siempre tiene una causa. El principio de uniformidad agrega que, en idénticas circunstancias, una causa siempre produce el mismo efecto. Esta postura, conocida como determinismo, fue matizada con el avance de la ciencia. La analogía es uno de los rasgos básicos del sentido común y, como se sabe, el sentido común es la forma propia de pensar en la vida cotidiana. En la vida cotidiana, el sentido común usa la analogía de diversas maneras pero especialmente con la fórmula “esto es como aquello”, es decir, la analogía permite comparar lo desconocido a través de lo conocido. Al reducir lo desconocido a lo conocido, la analogía da pie a muchos equívocos y ambigüedades, los cuales pasan desapercibidos y carecen de importancia en la vida cotidiana pero obstaculizan una auténtica interpretación sistemática de los hechos en procesos como los que desarrollan proyectos como el PESA.
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Deductiva
Inductiva
Indiciaria
Esta forma particular de interpretación parte de teorías, conceptos, esquemas o leyes previamente construidas, las cuales sirven de premisas para alcanzar una cierta conclusión. La deducción comienza cuando se puede postular que un cierto fenómeno implica a otro. Establecidas las premisas, las conclusiones se tornan necesarias. La interpretación deductiva no parte de “hechos” sino de premisas a las que considera válidas y de ahí extrae conclusiones que tienen que ver con los hechos. Puede decirse que mediante la interpretación deductiva se establecen las consecuencias que se siguen de ciertas premisas. Este tipo de interpretación parte de los hechos observables y se atiene a ellos para sacar conclusiones y generalizar. Como puede verse es la inversa de la forma deductiva. De hecho, la inducción surgió históricamente con la idea de subsanar las limitaciones de la interpretación deductiva. La interpretación inductiva atiene a los hechos que después de observarlos tan cuidadosamente como se puede, los convierte en datos. A los datos los clasifica, los organiza, los compara y sólo después saca conclusiones las cuales considera válidas porque tiene como referencia la realidad misma de los hechos. Obviamente, cuanto más datos tenga, más diversos sean y mejor sean las técnicas y los instrumentos para captarlos, mejor y más válidas serán las conclusiones que se obtengan. Es la interpretación basada en indicios. Se ha dicho que la interpretación indiciaria tiene sus orígenes en el cazador que aprende a reconstruir las formas y los movimientos de presas invisibles partiendo de huellas en el fango, ramas rotas, bolas de estiércol, mechones de pelo, plumas enredadas, etcétera. Lo que caracteriza a la interpretación indiciaria es el remontarse de los datos de la experiencia, aparentemente sin sentido, a una realidad compleja que no es directamente experimentable, es decir, el intérprete dispone los datos de manera tal que puedan dar lugar a una secuencia comprensible.
Esta forma de interpretar subsume la inducción y la deducción. Es usada H i p o t é t i c a - ampliamente en la actualidad por las ciencias experimentales. Aquí la Deductiva hipótesis se entiende no como una simple suposición sino como una suposición falsable, esto es, la hipótesis debe ser planteada en términos tales, de claridad y precisión, que implique una hipótesis alternativa. Y es la hipótesis alternativa la que se somete a prueba experimental. Hecha la prueba, se deducen las conclusiones. De hecho esta ya es la superación de las interpretaciones naturales.
• INTERPRETACIONES DIALÉCTICAS La mayoría de las veces las interpretaciones mencionadas en el inciso anterior son insuficientes para explicar los procesos sociales por los que la humanidad ha avanzado en otras interpretaciones más complejas de tipo dialéctico que enfatizan que la realidad es:
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»» Un todo estructurado (es decir: no es caótico aunque se han desarrollado acercamientos basados en la vigencia de un caos). »» Un todo en desarrollo (es decir, no es fijo ni inmutable, está en constante transformación). »» Un todo sin límites predefinidos (es decir, jamás está terminado). a. Las principales formas de interpretación dialéctica son: las de “el todo y la parte, las de “la esencia y la apariencia”.
Cuadro 7. Principales formas de interpretación dialéctica Tipo El todo y las partes La esencia apariencia
y
Características En esta se enfatiza que cada fenómeno de la realidad debe ser interpretado como elemento de un todo complejo, integrado por partes que no son sólo la simple suma de ellas. Que se basa en considerar que los hechos sociales tienen un la doble sentido: un sentido fenoménico, aparencial y un sentido esencial que no aparece inmediatamente y que frecuentemente es encubierto por la apariencia, por lo que es indispensable una actitud de búsqueda crítica.
• INTERPRETACIONES INTUITIVAS Existen también formas de explicación de la realidad que no se apoyan tanto en el intelecto, sino en lo emocional y afectivo; son intuiciones que no siguen necesariamente los procesos intelectuales como las dos anteriores. En la historia de la humanidad, y en particular en el desarrollo de las ciencias, estas formas no se han estudiado suficientemente pero cada vez adquieren más importancia. También deben ser consideraras en este componente. Para lograr una interpretación más completa de las experiencias realizadas es necesario utilizar las tres modalidades de interpretación mencionadas. En el anexo “A” se amplía la explicación sobre cada una de estas modalidades de interpretación y se presentan algunas de las técnicas en que se concretan. El momento de la interpretación es el corazón del proceso de sistematización.- El propósito central es el de poder dar respuesta a las interrogantes que dieron razón de ser a este proceso y que han servido de guía. Por esto mismo debe implicar la presencia de los diversos participantes de la experiencia. Cuando esto se ve limitado por alguna razón, será fundamental el asegurar modalidades de participación mediante la realización de diversos momentos de socialización también llamados de puesta en común de los avances en la interpretación. Una tarea inicial que se ha realizar es la de elaborar el inventario de los resultados de captación y ordenación de la información de que se dispone y en qué medida se lograron obtener los datos que se esperaban recuperar. Esto es muy útil para prevenir las posibles falencias que tiene el acervo de datos obtenidos y tomar decisiones sea sobre ampliar el plazo de obtención y ordenamiento o de consignar estas debilidades y tomarlas en cuenta en la construcción de las interpretaciones y sus resultados.
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A diferencia del momento de recuperación de la información, que puede apoyarse en la gran multiplicidad de recursos con que se cuenta en las diversas modalidades de investigación académica o en el periodismo, en el caso de la interpretación sí existen técnicas y procedimientos más específicos sobre todo si se está, como es el caso del PESA, ubicado en la tercera de las vertientes de sistematización que no se limita a la reconstrucción de la práctica ni a ver cómo se mejora el instrumental con que ésta se ha realizado, sino que está comprometido en la contribución al desarrollo integral y sustentable de las comunidades con las que trabaja. Si bien existen varias técnicas e instrumentos para este importante momento de los procesos de sistematización, se recomienda no obviar la realización de las tres tipos de actividades interpretativas que a continuación se describen y que de manera sintética se pueden visualizar en la lámina siguiente: Cuadro 8.- Secuencia de actividades para interpretación
Para trabajar este importante componente, inicialmente se retoma el esquema de la lámina 3 antes descrito para hacer agregados sintéticos, en lo que se refiere a la columna de “situación inicial” y a la de “situación final/actual”, que hubieren sido obtenidos en el momento de recuperación de la información. En seguida se retoma el trabajo realizado durante la construcción del objeto que contiene, en línea histórica, cómo se fue concretando el modelo metodológico del proyecto, especificando con detalle las fases que tuvo y los momentos críticos de su desarrollo, así como el papel que jugaron en ellos los diversos tipos de actores. Una vez que se realiza esto en papelógrafos (rotafolios) sobre una superficie amplia, se acompaña con los datos ya consignados de los principios, estrategias y modelo metodológico para tenerlos a la vista. ANÁLISIS.- A continuación se integra de manera sintética la información resultante de interrogar por separado a cada uno de los componentes del esquema de análisis sobre el papel que, en referencia al “eje temático”, jugaron en el resultado de la experiencia o proyecto en proceso de sistematización. A esto se le llama “dejar hablar a la experiencia”.
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SÍNTESIS.- Este momento interpretativo tiene como propósito principal establecer relaciones y descubrir nudos problemáticos transversales. Con ellos avanzar en intentar progresivamente distintas síntesis que consideren la interrelación de los distintos factores de significación. A partir de lo anterior, identificar y describir los fenómenos, las influencias, condicionamientos y determinaciones de los distintos factores sobre el conjunto de la experiencia”. REFLEXIÓN CRÍTICA.- Aquí se avanza en caracterizar momentos relevantes, particularmente las tensiones y contradicciones que se fueron presentando en los diversos ámbitos del discurrir de la experiencia y entre los diversos actores intervinientes. Es en este momento en que se va a dialogar con la experiencia vivida tratando de entender por qué se dieron –en relación al eje temático- esos momentos relevantes y sobre todo cómo influyeron en los resultados que interesan. Aquí se hace acude también a los contenidos de tipo normativo o “discursivo” para interpretar en qué medida los principios, las estrategias o el diseño del modelo metodológico influyeron en esos resultados. Si, como es frecuente, hubo diferencias entre lo planteado en el modelo de intervención y la forma en que realmente se dio, es fundamental entender los alcances y razones de esas diferencias. También identificar cuáles de los aspectos estructurales tuvieron mayor peso que los operativos o viceversa; esto es parte de lo que debe aportar la interpretación en este momento. CONCLUSIONES.- Con lo anterior se continúa debatiendo para encontrar y redactar las respuestas a las interrogantes que han dado base al proceso de sistematización para así llegar a concluir sobre las respuestas más consistentes a las interrogantes. Como se mencionó anteriormente, en todos los casos para llegar a estas respuestas se utilizarán las diversas modalidades para lograr el mejor nivel de profundización y para distinguir cuándo se están emitiendo juicios primarios sobre la apariencia y no sobre la esencia de los hechos y procesos. Al respecto, y conforme a los criterios dialógicos, es importante identificar las tensiones y contradicciones que se fueron presentando en cada uno de esos momentos y sobre todo cómo se resolvieron o no. En síntesis: ¿por qué se hizo de esa manera lo que se hizo? , y así poder entender mejor ¿por qué resultaron las cosas así?, y ¿cuáles fueron los factores clave?, lo que implica alcanzar el consenso de los participantes sobre las respuestas construidas con base en la interpretación. Siempre habrá que diferenciar lo que fueron factores clave de aquellos que jugaron un papel secundario. El buscar que haya consenso no quiere decir que todos piensen igual sino que existe la posibilidad de que haya acuerdo de que algunos lo ven de la manera “A” o de la “B” pero siempre “dejando hablar a la experiencia”. Esto es, que los juicios deben estar insoslayablemente enraizados en lo que sucedió.
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Componente “D” Integración de productos
Además de los productos específicos de cada proceso de sistematización, que son delineados en general en la fase de planeación y con más detalle en el momento denominado “diseño del proceso de construcción de conocimiento” de la segunda fase, todo proceso de sistematización debe contemplar los siguientes tipos de productos: Cuadro 9. Tipos de productos de sistematización.
Entre los generales tangibles están: • El Informe Técnico Ejecutivo.- Presenta lo que se propuso, como se desarrolló y la mención de los diversos resultados sin entrar en detalle de estos ni en las posibles aplicaciones de los mismos. Es fundamental el capítulo de “anexos” que debe precisar todos los productos-proceso que se fueron generando así como el banco de datos resultante y sus modalidades de acceso. En el capítulo cuarto se presenta un inventario de opciones para concretar los posibles productos. • Propuestas de acción inmediata.- Las principales son aquellas que se espera den respuesta a las necesidades que dieron origen al proceso de sistematización pero es frecuente que surjan otras propuestas que no estaban previstas inicialmente, o que no formaban parte del “eje temático”, pero que es evidente y pertinente aplicarlas, sobre todo porque muchos de los procesos de sistematización, como toda intervención sobre la realidad, generan expectativas en diversos actores. Algunas de estas propuestas deben ser atendidas en el corto plazo so pena de que generan disfunciones y aún conflictos. Para prevenirlos es que se contempla este producto. Entre las generales intangibles están: • El fortalecimiento de capacidades de los participantes.- Como se mencionó desde el capítulo II, la sistematización realizada bajo la concepción que recoge esta Guía tiene una serie de impactos no tangibles que se traducen en el fortalecimiento de capacidades, tanto del personal del PESA-México como de las comunidades con las cuales concreta su compromiso. Al final de cada proceso procede identificar cómo se avanzó en esas capacidades.
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En lo que se refiere a los resultados específicos, los cuales fueron definidos tanto en la fase de planeación como en el primer componente de la segunda fase, se tratan con más detalle en el inciso siguiente. Lo que sí es importante resaltar es que en la opción metodológica que adopta esta Guía, donde se ha definido desde el inicio el perfil de los productos y sus modalidades de aplicación, permite que se vaya preparando su elaboración a lo largo de todas las actividades del proceso de sistematización. Esto permite tanto el mayor aprovechamiento de los datos, documentos y testimonios diversos que se van obteniendo como el acortar el tiempo en que los productos estarán disponibles para su aplicación.
Componente “E” La socialización o puesta en común de los avances Un componente transversal de toda esta fase, que permite asegurar el mejor nivel de participación propio de la sistematización, es la “socialización de avances o “puesta en común”. También algunos autores la llaman “devolución de conocimientos” pero no parece apropiada pues implica una visión unilateral y no la de compartir los procesos. A continuación se caracteriza esta práctica. Figura 6. La socialización de resultados durante la fase de construcción del conocimiento.
A lo largo de los anteriores incisos hemos enfatizado el carácter participativo de los procesos de sistematización. Es tiempo de enfatizar el sentido de este concepto. En ocasiones se piensa que ya han participado algunos de los actores intervinientes en un proceso de sistematización porque se les toma como informantes calificados pero es una concepción limitada de participación. En otras ocasiones, se considera que la participación sólo es válida si todos los actores están presentes en todas las instancias del proceso. Esto frecuentemente es poco viable. Por ello,
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la solución que aporta la sistematización como aquí se concibe, es que los resultados que se van logrando en los momentos que se han analizado en el capítulo anterior, deben ser conocidos, analizados y apropiados por los diversos actores aunque no sea en los mismos momentos y con la presencia física de todos. Para lograr esto hay que recurrir a diversas técnicas e instrumentos de comunicación participativa que permitan a todos los actores estar al tanto y aportar a los diversos avances en los resultados. Por ello no se considera como una “devolución” sino como una socialización que implica compartir pero también apropiarse e incluso modificar lo que se comunica. Existe un buen repertorio de técnicas e instrumentos para lograr esos propósitos. En el anexo “A” se describen algunas de las más frecuentes y útiles. Es importante que desde el momento del diseño del proceso se puedan identificar los retos que se tendrán para lograr una plena participación de los actores que se busca sean participantes plenos del proceso, de manera de identificar las técnicas a emplear.
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Tercera fase. Instrumentación del conocimiento generado para su aplicación en nuevas prácticas y dimensiones a) Caracterización de esta fase Una de las diferencias específicas de la sistematización y que dan razón de ser a su creación, es que el ciclo no es completo sino hasta que se llega a estar con condiciones para incidir en nuevas prácticas, sea dentro de los mismos programas o proyectos en las cuales se generó participativamente el conocimiento, o en otros. Esto incluye una apertura hacia otras dimensiones que no son sólo de prácticas directas. Efectivamente la sistematización tiene como una de sus grandes vocaciones el contribuir a generar o adecuar tanto estrategias como políticas y otras dimensiones que son marcos de referencia para las prácticas concretas, como cambios en la normatividad o en manuales y reglas de operación, En el capítulo siguiente se abordan algunos de los recursos que tienen como propósito dar viabilidad a esta fase. En el capítulo primero se relacionan los principales productos e impactos de la sistematización. Algunos de los más importantes - como el mayor empoderamiento de los sujetos colectivosson un tanto imponderables y se habrán de lograr cualquiera que sea la interrogante que da lugar al proceso de sistematización. Hay otros productos que sí tendrán una vinculación directa con el tipo de necesidad de conocimiento que generó el proceso de sistematización. Necesidad para cuya satisfacción muchas veces no basta un informe o la descripción de la experiencia por interesante que sea ésta. En la concepción metodológica que aquí se adopta, el proceso de sistematización requiere que el conocimiento generado tenga un soporte concreto material que permitirá dar respuesta a las necesidades de conocimiento que dieron razón de ser a su realización. Por ello, tanto en la primera fase “planeación”, como sobre todo en la segunda “construcción de nuevo conocimiento”, al elaborar su primer componente “diseño del proceso”, se realizó el ejercicio de perfilar las características de los productos que tendrían soporte material en el cual estaría el conocimiento generado y también se preveían las condiciones de su aplicación en nuevas prácticas. Cierto que esto va indudablemente ajustándose a lo largo del proceso de sistematización, sea por lo que este aporta, o porque el contexto en que se aplicarán esos resultados haya tenido cambios importantes. Por ello es que se requiere creatividad, imaginación y rigor para definir ese perfil del producto y sus modalidades de utilización. Uno de los casos más interesantes de un diseño creativo del producto fue el de un grupo de campesinas en Guanajuato, que llevaron a cabo un proyecto con buenos resultados, pero con muchas tensiones con los hombres de su comunidad. Cuando surgió la posibilidad de iniciar un nuevo proyecto, ellas tenían la necesidad de conocer con mayor precisión por qué se habían dado esas tensiones y cómo a final de cuentas se habían resuelto y así no vivir las mismas tensiones.
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Uno de los productos que utilizaron fue hacer un tapiz con figuras de personas que se colocaban sobre la tela para así recrear los escenarios de tensiones y su desarrollo. Al utilizarlo en un par de sesiones con los hombres de la comunidad, se logró no sólo compartir críticamente ese conocimiento sino sobre todo elaborar respuestas y acuerdos que impidieran nuevamente vivir las tensiones. En esta fase hay que distinguir la instrumentación directa de los conocimientos que se aplicarán por los actores de la práctica sistematizada para superar los retos que dieron lugar a ese proceso y por otra parte, un primer nivel de instrumentación para que sea utilizada en otros de los espacios y dimensiones que se prefiguraron en el momento de planeación del proceso de construcción de conocimiento durante la fase 2. Naturalmente que no será responsabilidad de quienes hacen la sistematización de llegar hasta el acabado de los productos previstos, pues eso forma parte de las capacidades y responsabilidades de las áreas encargadas de comunicación, pero sí deben aportarles todos los soportes y referencias para que ellos puedan llevar a cabo esa tarea. Las respuestas a las preguntas que orientaron el proceso hasta aquí, permitirán superar las carencias de conocimiento que dieron lugar a la sistematización. Algunas de ellas pueden ser muy concretas para el proyecto específico que fue objeto de la sistematización pero, como se mencionó desde el primer capítulo, existe siempre el propósito de que ese conocimiento generado tenga una capacidad de “transferencia” y sea replicable o recreable en otros momentos y contextos. Por tal razón es importante realizar el esfuerzo de poner con el mayor detalle y contextualización, lo que las respuestas a las interrogantes están dejando como “lección aprendida” que es a final de cuentas una generalización validada por los aportes de la sistematización de prácticas concretas en contextos determinados.
b) Aprendizajes relevantes, lecciones aprendidas y “buenas prácticas” De acuerdo con los resultados elaborados por personal del PESA México en el año de 2005, las principales características de una lección aprendida son las siguientes: • • • •
Son recomendaciones concretas y puntuales acerca de un proceso específico Son afirmaciones concluyentes de toda una experiencia a partir de sus resultados Deben especificar condiciones precisas de tiempo y espacio Es recomendable redactarlas en los términos siguientes:
“Si se realiza X acción(es), es probable que suceda la(s) (es) Y, o: “Para lograr el resultado Y es recomendable realizar X acción (es)”, o: “Para evitar el resultado Y, es recomendable evitar la(s) acción(es) X” Esto implica el que al ir concluyendo las respuestas a las interrogantes, y al ver de conjunto el discurrir y la lógica del proyecto o la experiencia que se sistematiza, cabe preguntarse constantemente: ¿Cuáles actos o pasos o procedimientos repetiría, agregaría o evitaría, dados los resultados alcanzados?
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Estas respuestas son aún parte importante del proceso de sistematización. Sin embargo para consolidar estas lecciones aprendidas y que llevan a enriquecer el repertorio de “buenas prácticas” de una estrategia y programa como el PESA, es indispensable considerar el que pasen por sesiones de “diálogo de saberes” en donde participen otros actores experimentados en el tema correspondiente pero que no participaron del proceso de sistematización. En el capítulo cuarto de esta guía se describe este tipo de técnica.
CAPÍTULO 4 La difusión y comunicación de resultados
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4. La difusión y comunicación de resultados Como se mencionó al inicio, todo proceso de sistematización sólo logra plenamente sus propósitos hasta que se da la tercera fase que es la inserción del conocimiento generado en nuevas prácticas y dimensiones. Para ello, son pieza clave las actividades de difusión y comunicación una vez que se tienen resultados plasmados en productos, sean finales o productos-proceso. Esta comunicación se ha de dar en diferentes momentos y también con diferentes propósitos, todos ellos esenciales para el buen logro de los objetivos que dan razón de ser a los procesos de sistematización. Básicamente se pueden distinguir tres de esos momentos que se describen a continuación:
4.1 El “diálogo de saberes” para validar aprendizajes relevantes Un aspecto en el cual es importante hacer énfasis cada vez más es que algunos de los resultados relevantes, para que se puedan convertir en buena prácticas que puedan ser replicadas o recreadas, es recomendable emplear una instancia adicional de participación que va más allá de los actores que intervinieron en el proceso donde estas se generaron y que se denomina “diálogo de saberes”. Este consiste en poner en común el aprendizaje generado y documentado en una experiencia concreta con otros actores que pueden aportar significativamente, sea porque son técnicos o miembros de comunidades que ya han llevado a cabo ese tipo de prácticas con éxito o porque son investigadores académicos dedicados a esos temas, funcionarios responsables de proyectos semejantes o consultores que cuenten con amplia experiencia en ese tipo de prácticas y procesos. Figura 7. Actorers principales en “diálogo de saberes”
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Las funciones del “diálogo de saberes” son dos:
Esta práctica puede implicar darle una diversidad de acabados, ya sea que se defina que el aprendizaje pueda aportar en dimensiones de la política, o de estrategias, o de metodologías, de instrumentos, de técnicas o de material didáctico, entre otros.
4.2 La comunicación y/o difusión de resultados Como se mencionó anteriormente, estas actividades no son estrictamente integrantes del proceso de sistematización y requieren de capacidades de otro tipo. Sin embargo son fundamentales para que la sistematización pueda lograr todos sus propósitos. La lámina siguiente presenta varias opciones de productos de comunicación:
Figura 8. Productos de comunicación
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Cuadro 10. Opciones de soportes materiales para productos de sistematización Ámbitos Capacitación
Difusión y comunicación
Evaluación Validación/retroalimentación de estrategias y modelo metodológico Intercambios Innovación
Tipos posibles de materiales Manuales Cuadernos Material didáctico sobre métodos, metodologías, etcétera Contenidos para cursos y diplomados Contenidos para videos didácticos y audioguías Revistas (publicaciones periódicas) Folletos Videos reportajes y documentales Trípticos Artículos en revistas Entrevistas en medios masivos de comunicación Cápsulas por caso o experiencia Cápsulas informativas Insumos para campañas de difusión Blogs Libro de experiencias PESA y buenas prácticas Boletines online Postales Instrumentos para el monitoreo y seguimiento de proyectos Insumos para la creación de indicadores de evaluación Bitácoras de seguimiento y monitoreo Notas ejecutivas para tomadores de decisión Ensayos sobre aspectos metodológicos
Repertorios de “casos” y/o “videos comentados” Ensayos Documentos con nuevas propuestas en diversos ámbitos
Finalmente, se debe considerar que una vez que se tengan los diversos tipos de resultados, si estos fueron construidos consistentemente, se abre una serie de posibilidades para su aprovechamiento, adicionales a las que fueron identificadas en el inicio. Esto es cierto sobre todo en programas como el PESA que opera en un contexto que aún exige la superación de muchos retos para que los hombres y mujeres de las comunidades campesinas puedan lograr satisfacer sus necesidades y anhelos legítimos. En cuanto a los impactos de tipo cualitativo e inmaterial que puede dar la sistematización en el ámbito del desarrollo de capacidades colectivas de las comunidades, el principal de ellos se puede expresar de manera sintética con palabras del ya mencionado educador brasileño Paulo Freire, de la manera siguiente: “Aprender a leer la realidad y así ser capaces de escribir la historia”.
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