© Textos: Chechu López © Edición, maquetación y diseño: Piediciones © Diseño de cubierta: Puri Sánchez Primera edición: febrero 2019 Depósito legal: GU 25-2019 ISBN: 978-84-949665-3-8 Impreso en España Piediciones © 2019 Piediciones ® El grito del cuervo No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. http://www.piediciones.com http://www.vocesdevanguardia.com (Librería online) edicion@piediciones.com
GUÍA PARA EL LECTOR
Prólogo ................................................................... 9 PRIMERA ETAPA Nekros phagos ............................................. 17 Munin (fala/castellano) ........................... 53 SEGUNDA ETAPA Hugin ............................................................... 71 Epílogo................................................................. 89
pág. 19
Soy número par, un círculo cercano al infinito en la nada que no existe. El mundo es un espejismo de un programa obsoleto y olvidado por los dioses que lo programaron.
pág. 23
Calcé las sandalias del profeta resucitando de los escombros al dios muerto que nunca fui. Las culebras se escondieron al ver la sombra de mi bastón. Encumbré olimpos perdidos donde los dioses jugaban con las cartas del destino. Mi verbo se hizo verdad. La verdad, verso. El verso, poema que se disolvió en el viento. Recorro los caminos, nada importa. Siquiera el polvo que levanto al caminar.
pág. 44
Me enseñó a contar en un ábaco el número de lágrimas que contenía su tristeza.
pรกg. 58
Sona o aire no penรณn, os carballos falan manchas negras na neve. Corvos, son corvos. Solo corvos que escuitan o aire e os carballos falar.
pág. 59
Suena el aire en el peñón, los robles hablan manchas negras en la nieve. Cuervos, son cuervos. Solo cuervos que escuchan al aire y a los robles hablar.
HUGIN —SEGUNDA ETAPA— […] He venido y estoy aquí, me iré y volveré mil veces en el viento para crear mi gloria con mi llanto.
(Segador esforzado, León Felipe)
pรกg. 74
Recuerdo la maleta roja, los pasos alejรกndose, la mano estirada al viento. Yo, isla entre la niebla a la misma distancia entre dos mares. Recuerdo la pared de piedra, la humedad de la ropa pegada a mi piel, el rugido del arroyo entre los gritos de una mujer vestida de negrura, las caricias desproporcionadas. Yo, isla entre la niebla a la misma distancia entre dos mares.
pág. 75
Recuerdo la calle nueva, la casa vieja, la otra escuela, el sudor recorriendo mi cuerpo, las huidas de los infames, los puños alzados por primera vez. Yo, isla entre la niebla a la misma distancia entre dos mares. Recuerdo, recuerdo, recuerdo. Unos guantes de boxeo, dos kimonos, una medalla pactada. La burla, la desazón. Recuerdo muchas cosas. No recuerdo ser feliz. Quizá fue entonces —yo, isla entre la niebla— cuando me devoró la poesía…
pág. 79 A León Felipe
Yo también habito allí, en el interior de mis sombras. Y soy lagarto entre culebras, santificado y maldecido a un mismo tiempo. Cordura y sensatez cohabitan en mi cama como cielo y mar, en la lejanía de un horizonte exiliado.
pág. 80 A mi hija
El grito de tus ojos apenas me es audible. Poseo la sordera de los desamparados que huyen de sí mismos. Nadie puede auxiliarte más que tu sensatez.
pág. 87
De cuantos soy, nada espero. Habito silencios y soledades. Me refugio en la palabra y en el interior de una copa. Soy un punto entre la muchedumbre efímera y descolorida que huye inútilmente de la muerte. Distante a la verdad. Hay dulzura en los labios del que miente y en el cuerpo que se descompone. Algún día todos los que soy comerán juntos a la misma mesa.