Creep

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© Textos: Puri Sánchez Piqueras © Diseño y maquetación: Puri Sánchez © Ilustraciones: Carmen Quel © Fotografía de solapa: Nuria Navarro Antón © Prólogo: Asof Man Well © Otros textos incluidos: Sus autores © Edición y maquetación: Piediciones Impreso en España Primera edición. Septiembre 2018 Depósito legal: GU 196-2018 Todos los derechos reservados www.piediciones.com edicion@piediciones.com La autora manifiesta públicamente su deseo de traspasar, en caso de su fallecimiento, los derechos de explotación de esta y todas sus obras escritas y publicadas a la asociación de ayuda a los refugiados, ACNUR o, en su defecto, a cualquier otra de índole solidaria en favor de las gentes sin patria o recursos para volver a ella.


CREEP*

No poseo una balanza para medir mis miedos. Tuve una antaño que, incluso, sopesaba los contratiempos y me indicaba con total e x a c t i t u d su valor y medida. Era práctica y elegante mi balanza último modelo comprada en El Corte inglés por un ojo de la cara. Tenía una adecuada estética al entorno que me adornaba y solamente recuerdo un par de ocasiones en las que debí reemplazar sus pilas. Pero soy una romántica. No tengo remedio para ese defecto mío tan incómodo y de tan escasa utilidad, y cambié mi balanza digital por una antigua romana en un mercado de esos donde se compra y se vende aquello que a uno le sobra. No iba con idea de realizar ningún trueque a aquel mercado. Entré por curiosidad y por respirar unos instantes aquella bohemia enigmática que tanto me atraía desde siempre y de la que estaba segura yo debía formar parte.

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En referencia a la canción de título Creep, del grupo Radiohead. candilejas | 107


No iba con idea de realizar ningún trueque a aquel mercado, pero la vi tan sola entre aquellos objetos perdidos y desahuciados, ¡tan jodidamente hermosa en su decadencia!, que no pude resistirme y la cambié sin dudar por mi balanza de 200 euros multifunción comprada en El Corte inglés por un ojo de la cara. Ni siquiera me paré a comprobar si su estado era el adecuado o si su estilo hacía juego con el resto de electrodomésticos de mi cocina Forlady. No me importaba, era ¡jodidamente hermosa! Si es necesario, pensé, cambiaré los azulejos. Cuando llegué a casa descubrí que le faltaba una pesa y que uno de los platillos era de una medida distinta al otro. Pude echarme atrás, pude volver al mercado y reclamar al vendedor que me devolviera mi balanza de miedos y contratiempos.

candilejas | 108


Pero es que la romana era ¡TAN JODIDAMENTE HERMOSA! que medir mis miedos y contratiempos había pasado a un segundo plano en mi lista de prioridades. No puedo hacer bizcochos de confianza ni pasteles con equilibrio. Unas veces me salen dulzones y, otras, amargos en extremo. La mayoría de las veces no son esponjosos, pero no me arrepiento de aquella decisión. Jamás me arrepentiré, pese a quien pese. Y es que mi romana… es hermosa en su decadencia, jodidamente especial, y yo ¡una puta romántica sin remedio!

candilejas | 109


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