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hacia el desarrollo sostenible
Circula la idea de que lo ambiental es una moda que pronto pasará y que no hay por qué prestarle demasiada atención. Es más, en el imaginario de alguna gente, lo ambiental suele estar asociado con el entorno (la parte física que nos rodea) y, peor aún, que no hay una mutua relación entre ese entorno y nuestros conocimientos, creencias, hábitos o comportamientos. Sin embargo, las preocupaciones últimas de la comunidad nacional e internacional indican que lo ambiental es uno de los problemas sociales más signiicativos del mundo contemporáneo, que está atado a nuestros actuales estilos de vida y de desarrollo y que nos acompañará inexorablemente en el futuro.
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WALTER WUST
De acuerdo con diversas experiencias educativas, resulta evidente que cualquier iniciativa de mejora en los entornos ambientales (infraestructura, instalaciones, servicios básicos, etc.) no tendrá sostenibilidad si no está acompañada de un conjunto de acciones educativas especíicas que involucren a toda la comunidad educativa y viceversa.
WALTER WUST Asimismo, resulta evidente que un entorno ambiental adecuado existe no solo cuando nos permite el acceso a recursos importantes como el agua, los alimentos, los servicios básicos, la energía, etc., sino cuando todos estos están en buenas condiciones de uso o consumo y podemos disfrutarlos en un clima de tranquilidad y de seguridad.
Sin embargo, en los últimos años, la relación entre comunidad educativa y su entorno ambiental ha experimentado graves tensiones que se expresan en un serio deterioro de
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ese entorno y en una preocupante disminución de la calidad de vida y de los procesos de aprendizaje de los miembros de la comunidad educativa, especialmente de los estudiantes ¿cómo enfrentar esta situación? Como se sabe, desde hace unos tres millones de años los seres humanos hemos ido poblando distintos espacios del planeta, habiendo superado con éxito las diicultades generadas por el relieve terrestre, las variaciones climáticas, los depredadores, la escasez de recursos, etc. Esta enorme capacidad de adaptación a escenarios y situaciones diferentes fue posible gracias al desarrollo de un conjunto de conocimientos, valores, actitudes y prácticas, individuales y colectivas, que hoy denominamos cultura. Sin embargo, desde los comienzos de la vida moderna, algunos aspectos de nuestra cultura están provocando serios impactos en los entornos ambientales y una preocupante disminución de nuestra calidad de vida.
En los últimos 50 años hemos tomado clara conciencia de la problemática ambiental que nos aqueja. Por ejemplo, nos resulta evidente que el excesivo afán de lucro generado por la vida económica da como resultado impactos ambientales lamentables, pues en muchos casos son irreversibles o se han convertido en factores difíciles de asumir y manejar; el antropocentrismo extremo ha negado el derecho a la existencia y disfrute del resto de
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cALIdAd dE VIdA
Nivel de vida ECONóMICO
Producción ecológica
SOCIAL AMBIENTAL
Desarrollo sostenible Conciencia ambiental
especies del planeta, coninándolos a espacios inadecuados o simplemente condenándolos a la extinción; el etnocentrismo occidental ha cerrado las puertas a los saberes y expresiones culturales de otras sociedades, especialmente de las ancestrales, dejando en el olvido miles de experiencias exitosas de relación sociedad-culturanaturaleza.
El individualismo egoísta ha conducido a la exclusión de grandes masas de personas de las posibilidades de acceso y disfrute de los recursos fundamentales para el desarrollo apropiado de la vida. El consumismo desenfrenado ha presionado y presiona constantemente a una producción innecesaria, generando así una acumulación de residuos nunca antes vista en la historia de la humanidad; el presentismo extremo ha conducido y conduce a la plena satisfacción de las generaciones presentes, sin considerar el derecho de satisfacción que tienen las futuras generaciones. Ante esta situación resulta imperativo producir un nuevo modelo de desarrollo alternativo que denominamos desarrollo sostenible.
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Afortunadamente, los estudios realizados indican que el desencuentro entre lo social, lo ambiental y lo económico puede resolverse desde el ámbito educativo. Es decir, es posible que la incorporación de determinados aspectos de carácter ambiental en los procesos educativos pueda contribuir signiicativamente a la reorientación de aquellos estilos de vida y de desarrollo cuestionados de manera que permita la mejora de la calidad de los entornos ambientales y aumente la calidad de vida y el bienestar social.
la educación para el desarrollo sostenible
La educación para el desarrollo sostenible (EDS) es una propuesta que emergió como una de las conclusiones centrales de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (2002). Las Naciones Unidas, recogiendo dichas conclusiones, declaró el “Decenio de la educación para el desarrollo sostenible 2005-2014”, encargando a la Unesco su implementación. De acuerdo con el “Marco de referencia para un esbozo del programa de aplicación internacional del Decenio”, elaborado por la Unesco (julio, 2003), la educación es el agente determinante de la transición hacia el desarrollo sostenible por su poder de hacer progresar las capacidades de las personas y de transformar en realidades sus aspiraciones de construir una sociedad mejor. En este sentido, la educación para el desarrollo sostenible representa el proceso de aprendizaje que permite tomar las decisiones propias para preservar a largo plazo el futuro de la economía, del ambiente y de la equidad en todos lo pueblos.
Congruente con lo anterior, la Unesco ha señalado que la EDS abarca cuatro grandes campos que tienen objetivos diferentes y que se dirigen a actores diferentes:
• Promover y mejorar la calidad de la educación básica.
• Reorientar los programas educativos de todos los niveles hacia el desarrollo sostenible.
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• Aumentar el conocimiento y la conciencia ambiental de los ciudadanos.
• Desarrollar programas de formación y capacitación de los ciudadanos.
Ciertamente, la propuesta de una educación con perspectiva de desarrollo sostenible viene de más atrás. En 1983, el entonces Secretario General de la ONU, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, organizó la Comisión Mundial sobre Desarrollo y Medio Ambiente, presidida por la entonces primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland. En 1987, dicha comisión presentó el informe denominado “Nuestro futuro común”, documento que luego fue conocido como el “Informe Brundtland”. En el documento pudo deinirse con mayor claridad la idea de desarrollo sostenible que se ha incorporado progresivamente en casi todos los programas políticos, económicos y educativos del mundo.
De acuerdo con el documento de la comisión, se deine el desarrollo sostenible como la capacidad que tienen las sociedades, los gobiernos y los estados para satisfacer las necesidades de su generación presente, sin poner en riesgo la capacidad de satisfacción de sus generaciones futuras. A partir de dicho documento quedó claro que el reto para los países consistía en desarrollar las capacidades aludidas y que, en consecuencia, estábamos frente a un problema en gran medida de orden educativo. Es más, en el documento se recomendó que los estados y los gobiernos del mundo iniciaran acciones de educación ambiental, generaran debates y promovieran la participación ciudadana para fomentar los valores, las actitudes y las prácticas humanas que contribuyan al mejoramiento de las condiciones de vida en el planeta. En esta misma línea, las recomendaciones de la Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres, celebrada en la ciudad de Hyogo (Japón, 2005), apunta a velar para que la reducción de los riesgos de desastres constituya una prioridad nacional y local; que se identiique, evalúe y vigile los riesgos de desastres y se potencie la alerta temprana; que se utilicen los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una cultura de seguridad y de resiliencia a todo nivel; que se reduzcan los factores de riesgo
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subyacentes y se fortalezca la preparación para casos de desastres, a in de lograr una respuesta eicaz en un marco de desarrollo sostenible. De este modo, la educación ambiental para un desarrollo sostenible es un proceso educacional que prepara al individuo para percibir las relaciones sociales y económicas construidas por la humanidad, las cuales deben ser justas y consideradas a partir de la plenitud de los recursos naturales existentes. Una educación ambiental para la sostenibilidad debe ser contextual, balanceada, enfocada en los aspectos individual y social, e innovadora y constructiva, en función a un nuevo paradigma.
¿Por qué una ciudadanía ambiental para el desarrollo sostenible?
El desarrollo sostenible implica que la ciudadanía conozca y ejerza sus derechos y deberes en materia ambiental, esto ayudará a los individuos a asumir los roles que les depare la vida, participando activamente con sensibilidad y responsabilidad solidarias. Si un ciudadano es responsable de sus actos, es solidario con su grupo, es honesto consigo mismo y con los demás, y se compromete con la equidad y la justicia, es porque se identiica con sus semejantes y se siente parte del mismo grupo. Entonces tendrá los elementos básicos para estar en condiciones de participar en la vida social, dando forma y sentido a sus relaciones y expectativas. Para compensar la falta de conocimientos y valores ambientales, tendrá que conocer y poner en práctica los principios, leyes y normas ambientales construidas socialmente.
La educación permite generar conciencia pública y desarrollar responsabilidades y derechos ambientales en los ciudadanos. De igual forma, permite incrementar los niveles de comprensión sobre el ambiente, posibilitando el desarrollo cientíicotecnológico y una educación ambiental para toda la población. De esta manera se evita la exclusión de las comunidades indígenas, cuidando el patrimonio natural y cultural, en la búsqueda de un desarrollo sostenible, luchando conjuntamente a in de fortalecer la participación ciudadana en la gestión del medio ambiente. La educación permite vincular a la sociedad civil en actividades de política ambiental, dando un paso adelante en las relaciones institucionales del Estado y la comunidad, consensuando modos de actuar y proyectando caminos de bien común hacia el desarrollo sostenible.
1. No se ejercita con fórmulas o recetas únicas.
2. Debe ser informada. 3. Debe ser transparente y las contribuciones de la ciudadanía deben ser respetadas. 4. No signiica que los terceros toman las decisiones, sino que contribuyen en la toma de decisiones. 5. Es eminentemente local. 6. Debe ser planiicada para lograr soluciones sostenibles.
7. Debe ser proactiva (que posea iniciativa). 8. Genera responsabilidades compartidas. 9. Requiere apertura de las partes durante todo el proceso del proyecto.
WALTER SCHWENNINGER
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WALTER WUST
¿Qué significa el derecho ambiental?
La aparición del derecho ambiental como elemento coadyuvante del desarrollo de políticas no ha signiicado la efectiva vigencia del derecho reconocido a los individuos y a las colectividades a disfrutar de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. El derecho ambiental se ha desarrollado principalmente en los aspectos referentes a la producción normativa, dirigida a la protección del ambiente y al establecimiento de esquemas institucionales de gestión ambiental, mas no así en lo referente al derecho de los ciudadanos al ambiente.
La carencia de mecanismos institucionales que aseguren la vigencia del derecho ciudadano al ambiente debe ser una preocupación prioritaria de la sociedad. Algunos países ya han incluido en sus constituciones este derecho, entre ellos, el Perú. En la Constitución Peruana de 1979, artículo 123, se reconoció expresamente como un derecho ciudadano habitar en un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado. Por su parte, la Constitución Peruana de 1993 incorpora el derecho al ambiente como un derecho fundamental de las personas al consignarlo como tal en el artículo 2, inciso 22. El medio ambiente es, simultáneamente, un bien colectivo y un bien individual, y los derechos al mismo deben ser tratados desde ambos enfoques. De otro lado, el derecho humano al ambiente tiene un deber correlativo, que saca al hombre del papel meramente pasivo de ser protegido. En esta lógica, la legislación peruana establece que ese derecho lleva implícito el deber de todo ciudadano de velar por la protección del ambiente.
Derechos ambientales de los niños
1. Respirar aire limpio.
2. Disponer de agua limpia, en cantidad y calidad suiciente.
3. disfrutar de paisajes naturales y de la vida silvestre.
4. Vivir en ambientes sin ruidos nocivos para la salud.
5. Que los recursos naturales y el ambiente sean usados responsablemente.
6. Que se manejen apropiadamente los residuos, provengan de donde provengan.
7. conocer el origen y calidad de los alimentos que ingieren.
8. conocer las causas reales de los problemas ambientales.
9. Recibir mensajes y ejemplos de buen comportamiento ambiental.
10. Participar en la solución de los problemas ambientales de la ciudad, el país y el mundo.
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