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Comunicaciones telegráfi cas y aéreas
hubo sobre todo dos regiones en las que las plantaciones suscitaron una abundante explotación: en la región del río Putumayo y en la selva meridional de los ríos Urubamba y del Madre de Dios. La casa comercial Julio C. Arana –con sede en Iquitos– rigió la explotación y exportación del caucho vegetal en ambas partes del Amazonas.
Hacia 1904 fueron conducidos trabajadores nativos e incluso negros de Barbados para la recolección del caucho. Pero pronto trascendieron las denuncias sobre inicuos usos y malos tratos por parte de los colonos. Roger David Casement, ofi cial consular británico, estuvo en el Brasil, pero también conoció las labores de la Compañía Peruana del Amazonas sobre el río Putumayo. Envió al Foreign Offi ce reveladores informes sobre las durísimas condiciones de los nativos. El documento se publicó en 1912 y causó una gran sensación. Se habló y escribió acerca de los “escándalos del Putumayo”, al punto de que Jorge Basadre reconoce que aquellos abusos acarrearon el desprestigio internacional del Perú, en aquellos años que existía un litigio no resuelto entre el Perú y Colombia.
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En la región de Madre de Dios, se extendieron asimismo las tareas de la explotación del caucho. Allí fueron los misioneros dominicos de la Prefectura Apostólica del Urubamba los que denunciaron la dureza de la condición de los nativos obligados a ejercer tales labores.
Se calcula que de los 28 mil trabajadores, aproximadamente 22 mil pertenecían a poblaciones tribales de la región.
Comuni caci ones tel egráfi cas y aéreas
El departamento de Loreto, hasta los comienzos del siglo XX, aparecía como una región aún poco conocida en muchos aspectos y sin duda poco relacionada con el resto del país. Había carencia de carreteras, lentitud en el transporte por los ríos, incomunicación generalizada. Desde el Callao a Iquitos una nave debía recorrer hacia el sur la costa sudamericana, doblar el Atlántico hasta entrar en la región del Pará y surcar el Amazonas.
El avance de la ciencia hizo progresar el ramo de las comunicaciones. En este sentido es imprescindible la mención del esfuerzo, auspiciado por el gobierno, de la fi rma alemana Telefunken y el ingeniero peruano Augusto Tamayo Moller, que se propusieron aplicar el genial invento de Hertz y Marconi, la telegrafía sin hilos, a la geografía peruana. Establecieron en la cumbre del cerro San Cristóbal un puesto de transmisión y recepción, al cual correspondía otro análogo en Iquitos. Así se logró el 16 de junio de 1912 unir costa y selva, lo que fue sin duda un paso histórico en el campo de la integración nacional.