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3. Los bienes de los curacas, del sapainca y del Estado

Economía Política y doméstica dEl tahuantinsuyo | 347

Los alimentos obtenidos en los terrales familiares, comunales y estatales eran almacenados como es de rigor. Tenían, por consiguiente, trojes para todo. Los instalados en las propias casas o viviendas recibían el nombre de pirguas, especie de canastos o rungos elaborados de totora y otras fibras vegetales. Ahí, se guardaban los productos secos, como el maíz y el chuño. Mientras que las carnes deshidratadas se suspendían en una estaca o en cuerdas, sobre todo, en el interior de las habitaciones. En otras viviendas, los productos se embodegaban en los soterrados y desvanes que recibían el nombre de marcas. Tanto las pirguas como las marcas cumplían sus funciones de acopio hasta la futura recolección, configurando una apreciable reserva para los años de sequía, heladas, plagas y otras calamidades.

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Para contrarrestar el gorgojo y el ataque de otros insectos dañinos, en las superficies de las colcas (almacenes) y entre los productos entrojados, se colocaban hojas y yerbas de olores intensamente repelentes, las cuales servían para ahuyentarlos. Entre estas plantas, las más utilizadas eran la coa, la ishmuña o muña y la siaya.38

Las colcas o almacenes del Estado ascendían a cantidades “incontables”, es decir, eran muchísimos. Estaban erigidos, por lo usual, en las laderas de los cerros cercanos a las llactas o asentamientos urbano-administrativos del Imperio. Unos almacenes eran redondos, otros cuadrangulares y hasta rectangulares. Sus formas dependían del producto conservado en ellos, para poder identificarlos a simple golpe de vista. El maíz se guardaba tanto tostado como crudo, pero siempre seco.

3. Los bienes de los curacas, del sapainca y del Estado

Los curacas también tenían su patrimonio personal, consistente en chacras que les donaba el Estado, en cuyo caso la concesión se ubicaba en terrenos cercanos o en los de otras etnias. En el caso de los señores de Picoy y Yaucha (quebrada del medio y alto Rímac), recibieron parcelas de tal condición en el valle de los huancas (Jauja-Huancayo), Quinua (Ayacucho) y Vilcashuamán.39 El regalo no solamente de tierras, sino también de ganado, coca, ropa, joyas y hombres a los curacas regionales o locales tenía su objetivo: fomentar y mantener alianzas. Asimismo, con ello, se daba origen a la aparición y formación de “dominios” señoriales, con la respectiva presencia y

38. Cobo 1653, I: 275. 39. Guamanyanac y Caxayauri 1576-1590.

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