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¿POR QUÉ PERDIMOS LA GUERRA? ¿A DÓNDE VAMOS? DE LA GUERRA CON CHILE HASTA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

La capacidad económica es la base más sólida para estos cambios duros. Es así que la tesis del materialismo histórico es un hecho. Las etapas de la riqueza condicionan el progreso y la actividad, en la política, en la ciencia y en la vida. En el pasado habíamos cambiado demasiado el orden de las cosas y quisimos perfeccionar el organismo político, elaborar códigos perfectos, pensar y escribir. Ahora retornemos a una ciencia más segura de las realidades, estando en primer plano el desarrollo material. Primun vivere, deinde philosophare, ésta es por otra parte la doctrina peruana. Los teóricos de lo absoluto buscaban en las revoluciones el nuevo estado social complejo y excelente, concebido en la utopía. Una evolución paulatina, fundada en la riqueza, hecha de transacciones, de esfuerzos y acción continuos, asegura la paz aportando reformas parciales, más reales que la regeneración y el progreso de las revoluciones.

He aquí los dos fundamentos de la grandeza futura: orden y riqueza, condición y causa de un gran desarrollo.

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La riqueza se forma, crece y evoluciona en un movimiento rápido y explosivo. El orden se hace por la acción de este mismo desarrollo y de diversas influencias que se enlazan y precisan cada vez más. Hay nuevas orientaciones en la actividad intelectual, por un lado, por la creación de escuelas y la contratación de futuros profesores en las escuelas normales; por el otro, por el crecimiento de la burocracia. El proletariado es poco numeroso en las profesiones. El gobierno basa su poder en la opinión, en necesidades de paz y en la organización de la industria y del trabajo, así como también en la satisfacción de ambiciones individuales y en la creación de servicios públicos y en sus consecuencias.

Es cierto que aquí existe un gran mal. El exceso en el mandarinato administrativo es un despilfarro, un acrecentamiento en la pasividad de los caracteres y de formalismo en la administración. Pero las nuevas industrias, el reciente progreso económico y el trabajo libre aportan ya el correctivo a estas gestiones. El éxito en la empresa privada, y el ejemplo de algunos self-made man atrae la atención de las masas. Las escuelas industriales brindan una capacidad para el trabajo, todavía desconocida, preparando una etapa de individualismo, de actividad autónoma y de esfuerzo. Por consiguiente, podemos establecer que en este momento de transición, la burocracia es benéfica, ya que da un objetivo a la actividad profesional y a los fabricantes de revoluciones, estos desarraigados de nuestro ambiente.

Así, el progreso económico, estudiado en capítulo anterior, no parece un hecho del azar. Además del poder adquirido, encontramos las condiciones y medios para afirmarlo. El Perú fue siempre el país tradicional de la riqueza. El Dorado de los hombres de negocio. Apesar del fracaso de las finanzas, nunca hemos olvidado la fuerza de la tierra y del subsuelo y la virginidad de los pródigos bosques, ni el futuro de las riberas recamadas de oro. Hoy, diversas causas anuncian un nuevo acrecentamiento de bienestar y de producción.

La moneda, debido al patrón de oro, es elemento de fuerza en el cambio y de crecimiento de los negocios. La Asociación es una fuerza del futuro. Ya no se trata como antaño de la proliferación de sociedades bancarias, sino la de compañías industriales dedicadas a la conquista de la tierra, a los seguros y al comercio. El capital extranjero, debido a la cantidad e importancia de sus gestiones, está en permanente progreso. Los bancos, las sociedades crediticias y la acción industrial revisten gran importancia. Sólo en nuestros días el capital nacional extiende su influencia que a veces supera la del capital extranjero. La riqueza fiscal se acrecienta rápidamente, convirtiéndose en factor de progreso, control y evolución social. La coordinación de estas fecundas fuerzas preparan un gran futuro.

Hay que añadir a este esquema, el futuro papel del caucho y del oro, que reemplazando al salitre, son riquezas aún más seguras e importantes. El oro, en minas y en ríos, es un tesoro aún desconocido. Ha permitido el establecimiento de un nuevo patrón monetario, y por su abundancia, brinda mucha facilidad a las relaciones comerciales. Existe todavía desequilibrio entre la evolución industrial aún primitiva, y la estabilidad del stock monetario.

El Sol, moneda de plata, conserva un valor de cambio de 24 peniques con pequeñas y efímeras oscilaciones. El estado actual del metal plata en el mercado mundial, da real superioridad a los países con patrón de oro, como el nuestro.

El caucho, es la gran riqueza nacional, el secreto de los bosques y la fuerza de la montaña. Esta región tropical, más allá de la costa y la sierra, alrededor de los grandes tributarios del Amazonas y en el centro de América, es la base de todas las nuevas industrias, en un siglo como el nuestro, apasionado por el automovilismo. Brasil y Perú, pueblos fronterizos, tienen aquí grandes reservas para el porvenir. La naturaleza todavía no ha sido develada ya que la conquista de las tierras pantanosas es difícil. Y el esfuerzo del gobierno tiende a unir estas provincias con el mar, el Atlántico y el Pacífico. En 1906, la política peruana fue dominada por un problema de comunicación entre costa y montaña. Queremos unir la región del caucho con la del Pacífico en objetivo a la vez económico y político. Por un lado, hay que dar salida a los productos de la zona central del Perú, principalmente al caucho; por otro lado, es necesario que el departamento de Loreto y todo el oriente peruano se conviertan en centros políticos más ligados a la costa, a sus ideales y progresos. Brasil tiene la llave económica de este territorio gracias al Amazonas, la dependencia comercial puede comportar también la política y este peligro es sumamente alarmante en momentos de gran desarrollo financiero.

Después del oro y del caucho, el cobre que se encuentra en abundancia y que se explota por nuevos sindicatos, constituye otra de las riquezas del futuro. Antiguamente, Cerro de Pasco, después de Potosí, era el gran centro americano de producción argentífera. Hoy día, su rico subsuelo lo convierte también en centro cuprífero.

El desarrollo de estos yacimientos en el centro del Perú, brindará intensidad aún desconocida a la producción minera y a la explotación forestal. No podemos sospechar lo que la tierra y el subsuelo, sometidos a la explotación científica, pueden aportar a un país tan variado por sus climas y terrenos geológicos. El Perú ya no es más la tierra utópica de los antiguos pero podría llegar a serlo. En un territorio tres veces más grande que Francia, su población es sólo la de una metrópoli mundial, como Londres o París. ¡Cuántos factores de estancamiento: densidad pobre, territorio desconocido y aislado, costa árida y producción aún rutinaria! Sin embargo, la evolución actual que ya he descrito en el capítulo sobre las formas económicas, no parece paralizarse.

Quisiéramos, destacar a través de este capítulo y de este libro una conclusión. Es fácil y simple. El Perú es un país de porvenir, cuyo pasado es interesante, inquieto y a veces trágico y soberbio. Es una nueva nacionalidad que se organiza en el orden y la paz.

En América, continente despreciado por los que no lo conocen, hay algunas grandes naciones cuya marcha es segura y cuyo pasado de inestabilidad y de anarquía, ya no perturba sus tranquilos y fecundos destinos: Méjico, al norte; el Brasil, Argentina, Perú y Chile, al sur. Ya no son repúblicas de pronunciamiento, efímeras y lánguidas, sino pueblos libres. Entre ellas, Argentina, Brasil y Perú, están en progreso económico, político y social. Méjico vive bajo una dictadura útil y progresiva, pero no sabríamos decir si después de Porfirio Díaz, la vida colectiva tendrá la misma continuidad y la misma fuerza, en un pueblo que ha perdido el hábito del self-government. Chile, a pesar de sus riquezas, adquiridas en la guerra y de sus fuerzas naturales, está en perpetuo desequilibrio financiero. Los vicios lo arrastran lentamente a la debacle, si el patriotismo tradicional de sus hombres de Estado, no refrena la corriente fatal. Brasil y Argentina, sobre todo esta última, tan rica y variada en sus hombres y vida, son grandes pueblos, en los que existen numerosas condiciones de estabilidad, progreso y equilibrio, así como fuentes inagotables de riqueza y expansión intelectual y comercial. El Perú les sigue de cerca, en la misma línea y hacia análogo futuro. Ha conquistado el orden, que es la mejor base para la libertad; y en este orden, la vida nacional se desarrolla, convirtiéndose en compleja y rica, marchando hacia destinos gloriosos que no veremos jamás. La nueva juventud, parece la llamada, por su brío y acción, a completar y corregir la obra de sus ancestros. Sentimos que el porvenir nos reserva, con la grandeza de un pueblo llegado a la cima, aspectos nuevos y envidiables, en los campos de la inteligencia, del arte y de la vida. Todavía quedan muchas auroras que aún no han nacido, dice D’Annunzio: Visono molte aurore che ancora non nacquero.

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