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La Casa de Moneda en tiempo de los Borbones
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crecimiento económico peninsular, para el que, pensaban, las colonias americanas podían prestar un apoyo importante. La crisis económica (cuyos orígenes se encuentran en el siglo XVII) comenzaba a mostrar sus primeros síntomas alarmantes: los ingresos de la Caja de Lima cayeron drásticamente de 16,9 millones de pesos entre 1701 y 1710 a 9 millones entre 1711 y 1720.35 Las causas de la crisis se encontraban en la caída de la producción minera, el estancamiento del comercio trasatlántico oficial y la incapacidad del gobierno para aplicar más impuestos que gravasen los ingresos acumulados en el virreinato en el siglo XVII.
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Los resultados de esta política fueron el establecimiento de un mayor control, recentralización y colonialismo en América. En lo que respecta al rubro monetario, se trató de aumentar la acuñación de moneda menuda y de contener el extravío hacia el exterior de casi un tercio de la moneda en pasta y barras proveniente de las provincias del país sin pagar el derecho de señoreaje al fisco real. Para ello se obligaría a los comerciantes a convertir las barras en moneda acuñada, de modo que estos no tuviesen pretextos para no hacerlo y poder comerciar en Portobelo (Panamá) con la plata corriente. Sin embargo, no se pudo impedir la progresiva decadencia de la recaudación fiscal y la producción monetaria en el periodo 1684-1720. Siguiendo una vieja costumbre, llegó a pagarse los sueldos de los funcionarios de la administración colonial en barras monedas, en desafío de los dispositivos legales. Recién el año 1714 se dispuso por Real Acuerdo de Justicia pagar en moneda acuñada y no en pasta o barra, salvo algunas excepciones.
Problemas de la Casa de Moneda de Lima en el siglo XVIII. Los reclamos de Joseph Rodríguez de Carassa
En la década de 1760, comenzó a declinar el modelo mercantilista de la Corona en América, y en adelante las ideas liberales empezaron a caracterizar el pensamiento económico americano hasta fines del siglo XVIII. En este contexto se redactó la carta de Joseph Rodríguez de Carassa (1769) como respuesta a los ensayadores de la moneda en Madrid. Entre otras acusaciones, se afirmaba que la Casa de Moneda de Lima ocasionaba pérdidas de los ingresos del rey, la disminución de la producción de plata y la adulteración en el precio de las barras.
El ensayador Joseph Rodríguez de Carassa respondió a las acusaciones y dejó en entrever los principales problemas que aquejaban a la Casa de Moneda. De su dictamen se concluye lo siguiente:
35. Klein 1994: 14.
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• Primero. El rey sí percibía sus utilidades, pues aparte del derecho de señoreaje que se cobraba para el rey había que agregarle los ingresos extraordinarios a través del denominado derecho del real aumento y por la acuñación del feble. • Segundo. La medida fiscal de rebajar el impuesto del quinto a un diezmo fue exitosa, pues logró reactivar la minería y por ende la producción de plata. La Corona percibió su parte, el derecho de cobos, incrementado en 11,35%. • Tercero. La defraudación fiscal se encontraba en la Caja de Quintos y no en la Casa de Moneda, además de afirmar que la minería no se perjudicaba con la labranza de plata, sino con otras actividades, como las de doradores y tiradores, que atendían la demanda de las iglesias. • Cuarto. La decadencia del virreinato no se debía a la presencia de extranjeros, sino más bien a un desequilibrio entre la oferta y la demanda: abundancia de mercaderías europeas y poca capacidad de compra, sumado a lo escaso del circulante. • Quinto. La producción de oro y la producción de monedas se habían incrementado. • Sexto. Falta de un control más efectivo en el ensaye de las barras en las cajas de quintos y el abuso de sus propietarios, quienes las llevaban a la
Casa de Moneda para su acuñación excediendo el peso reglamentado: una barra debía pesar 120 marcos, pero los dueños de las barras llevaban barras de 160, 180 o 200 marcos de peso. El sobrepeso destruía las callanas.
El ensayador Joseph Rodríguez de Carassa también denunciaba el poco sueldo percibido (a él mismo se le debía 8000 pesos). Además proponía reducir las casas de moneda a una sola para evitar el incremento en el costo de la manufactura de moneda. Finalmente era de la idea de acuñar un feble sencillo y mejorar la técnica de ensaye, haciendo del ensayador el funcionario más importante en todo el proceso de acuñación, es decir, “que el ensayador se halle sobre todas las operaciones de la casa”.36
Las reformas más importantes para la Casa de Moneda vendrían con las reales cédulas del 9 de junio de 1728 y 16 de julio de 1730, que ordenaron mecanizar la labor de la acuñación en las casas de moneda mediante el uso de molinos
36. Rodríguez de Carassa 1769: 118.
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de laminar en reemplazo de la técnica de “martillos y tijeras”; también en esta época se comenzó a utilizar balancines de acuñar y tornos. El rey asumió la amonedación como único empresario, cubriendo el costo total de la acuñación y amonedación de las antiguas barras y tejos. Los objetivos fueron redoblar la productividad de las labores y perfeccionar la calidad de las monedas.37
La Real Cédula del 16 de julio ponía fin al régimen anterior de acuñación. Dichos cambios se establecieron mediante la ordenanza de Cazalla, estatuyendo de manera definitiva bajo administración directa de la Corona todas las casas de moneda de las indias.38
La segunda reforma, en 1736, consistió en reducir en 50% la presión fiscal sobre la producción minera, que yacía en decadencia desde la segunda mitad del siglo XVII. En vez del quinto de la producción se pagaría el diezmo. Estas reformas llevaron a una mejora en el precio de la plata.
Otra medida importante fue la supresión de los mercaderes de la plata y el auspicio del establecimiento de una banca de fomento para la minería (1747). En dicho año los mineros potosinos se organizaron para crear una compañía del propio gremio formada mediante la compra de acciones por cada uno de ellos. El objetivo de la compañía fue crear una banca con capitales propios, para escapar así del agio de los mercaderes de la plata. Con el aporte de un capital de la Real Hacienda en 1752, la compañía pudo finalmente concretarse, constituyéndose en un “banco de rescate” de los azogueros potosinos. Más tarde (1779) se convertiría en el Real Banco de San Carlos en Potosí. El banco, al otorgar créditos, permitió que muchos arrendatarios de minas pudiesen costear los pagos de arrendamiento y suministrar créditos a los azogueros hasta en cantidad de 1000 pesos a cada ingenio, además de auxiliar a los mineros con cobre para las máquinas, ruedas y herramientas de todo tipo.39
Otro aspecto de la reforma fue aumentar la circulación monetaria en valores macuquinos (moneda fabricada manualmente) con el fin de dar liquidez al fondo de circulación interna de la economía virreinal. Esta medida robusteció las transacciones internas, ya que pudieron contar con un fondo monetario que no era absorbido por el gran comercio virreinal, de tipo ultramarino, que rechazaba esta moneda.
Para las autoridades reales la gestión administrativa de la Casa de Moneda bajo el nuevo régimen de la fielatura40 obtuvo los resultados esperados. En la
37. Lazo 2006, I: 130, 233. 38. Moreyra 1942, II: 3-4. 39. Tandeter 1992: 194, 202. 40. La fielatura fue el taller que contenía un conjunto de oficinas (recocho, troquelación, blanquecedor, etc.) al mando de un fiel de moneda que era un subcontratista autónomo en el proceso de amonedación. Céspedes del Castillo 1996: 148.
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auditoría hecha al tesorero Diego de Santa Cruz y Centeno, que había desempeñado el cargo por siete años, se encontraron en su poder 82.790 pesos y 3 reales. Durante la gestión de dicho funcionario, que tenía el cargo por juro de heredad, la tesorería de la Casa de Moneda había ingresado en sus arcas la suma de 2.225.650 pesos con 7,08 reales, y los gastos en el mismo periodo habían alcanzado la cifra de 1.811.472 pesos, 4 reales y 19 maravedís, quedando un resto en efectivo de alcance de 414.178 pesos, 2 reales y 23 maravedís (Archivo General de la Nación [AGNP]/CM-03-26.23).
Por ese entonces era usual que los familiares del propietario perpetuo de la tesorería asumieran su dirección. Ese fue el caso de la tesorería de la Casa de Moneda cuando Diego de Santa Cruz y Centeno asumió el cargo como tesorero interino por ausencia de su hermano, el Conde de San Juan de Lurigancho. Según el testimonio del contador de la ceca, Felipe Colmenares, Diego de Santa Cruz y Centeno habría hecho uso de la Real Hacienda del rey para financiar los gastos iniciales de su gestión en el lapso de siete años (1741-1748), aunque bajo control del superintendente Andrés Morales y de los Ríos.
De toda la cuenta se determinó que desde el 2 de junio de 1741 hasta fines de mayo de 1748, en plata, solamente en valor líquido en pesos, se recaudó para el rey 351.850 pesos, 1 real y 17 maravedís (cada marco de plata a 2 reales). En lo que respecta a la labranza de marcos de oro, se labraron 64.693 marcos y 6 onzas de oro (cada marco valía la suma de 294 maravedís de oro), y se alcanzó la suma de 83.793 pesos, 4 reales, 23 maravedís y un tercio. La suma de ambos generó para el rey la cantidad de 435.643. 6. 6. 1/3. (AGNP/CM/03-26/33v).
Cuadro 4 DERECHOS COBRADOS POR LA CASA DE MONEDA POR EL VALOR DE LA LABRANZA DE MONEDAS DE ORO Y PLATA ENTRE LOS AÑOS 1741 Y 1748 (EN PESOS DE 8)
Metales labrados Marcos y onzas Valor en pesos de 8 Plata (incluye feble) [1.339.118] ? 351.850. 1. 17 Oro (incluye feble) 64.693. 6 83.793. 4. 23. 1/3 Total 435.643. 6. 6. 1/3
Fuente: AGNP/CM-03- 33v.
El nuevo régimen empresarial demostraba su capacidad para producir más moneda. Desde el 26 de junio de 1748 hasta el 28 de mayo de 1755 se labraron 1.663.794, 2 onzas y 4 ochavas de plata de ley 11 dineros, los que produjeron, más el feble acuñado, la suma de 834.032 pesos, 4 maravedís. Entre tanto, de oro se labraron 77.993 marcos y cuatro onzas de oro, que importaron en pesos de 8
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la suma de 613.195 pesos y 7 reales más 30 maravedís; a ello se le sumó el feble, lo que importó la suma de 614.475 pesos, 7 reales y 30 maravedís.
Cuadro 5 VALOR DE LA LABRANZA DE MONEDAS DE ORO Y PLATA ENTRE LOS AÑOS 1748 Y 1755 (EN PESOS DE 8)
Metales labrados Marcos y onzas Valor en pesos Plata (incluye feble) 1.663.794. 2. 4 834.032.0. 4 Oro (incluye feble) 77.793. 4. 614.475.7.30 Total 1.449.407.7.34
Fuente: AGNP/CM-03-26. 34.
El total de las utilidades que quedaron para el rey en dichos años por plata y oro labrados, fundición de tierras y cizallas alcanzó la suma de 1.473.334 pesos, 1 real y 2 maravedís.41 En general, los gastos ocurridos en la fundición demandaban abundantes sumas de dinero. Los gastos de acuñación incluían entre otros rubros sueldos de capacetes y labores por fundición de tierras y rieles. Entre el 10 de junio de 1748 y el 9 de abril de 1755, en la Casa de Moneda se fundieron 1669 marcos de plata, una ochava y un octavo de plata de ley. Los gastos para fundir tal cantidad de marcos ascendieron a 51.916 pesos, 4 reales y 29 maravedís de pago diario a los oficiales y peones, lo que representaba en promedio el 3,11%.
Para fundir tal cantidad de piezas se tuvo que utilizar 674 quintales, 2 arrobas y 3 brasas de cobre para las crazadas. El valor del cobre empleado fue de 20.564 pesos, 3 reales. A los hornaceros se les pagó por reducir a moneda 1.086.007, 6 onzas y 4 ochavas de plata que entregaron en moneda antigua la suma de 111.794 pesos, 6 reales y 2 maravedís, monto asignado a razón de 24 maravedís el marco (AGNP/CM-03-26. 34v).
Para reducir lo amonedado a moneda de cordoncillo, 567.786 marcos y 4 onzas de plata, a cargo de Salvador de Villa, se gastaron 54.548 pesos. A ello se deben sumar las fundiciones y refundiciones de cizalla, alcanzando la suma total de gastos por el valor de 686.916 pesos, 2 reales y 3 maravedís.
41. Se denominaba beneficio de tierras a la fundición del barro de las callanas (hornos), que eran pulverizados y refundidos para extraer completamente el oro o plata que había impregnados. La cizalla fueron los residuos de los rieles luego de haberse cortado los cospeles (Lazo 1992, II: 276).
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Cuadro 6 INGRESOS RECIBIDOS POR LA CORONA Y GASTOS EN LA FUNDICIÓN DE MONEDAS DE ORO Y PLATA EN LOS AÑOS 1748-1755 (EN PESOS DE 8)
Concepto Cargo por labrar plata y oro Data Total líquido a favor del rey
Fuente: AGNP/CM-03-26.33,35. Valor
1.473.334. 1. 2 686.916. 2. 3 786.417. 6. 33. ½
Los problemas de pago de salarios también ocasionaron apuros a los fundidores de la Casa de Moneda. En junio de 1750, el fundidor Pablo Matute de Vargas exigía perentoriamente se pagase el jornal a los peones de la fábrica. No hacerlo significaba pérdidas penosas para la acuñación e ingresos de la ceca. En su recomendación el salario debía ser abonado tal como estaba estipulado por el riesgo de los robos que podrían producirse, e incluso tragarse el oro, el cual ya no se podría recuperar (AGNP/CM-03-21.1).
El nuevo régimen permitió una mayor participación de la población para satisfacer las demandas de la nueva fábrica. Constructores, maestros, alarifes y fundidores tomaron parte en la edificación de la nueva acuñación. Fue el caso del fundidor de artillería, campanas y metales de bronce y cobre Juan Espinoza, quien se ofreció a fabricar los volantes e instrumentos necesarios para la Casa de Moneda (AGNP/CM-05-013/ 1); o de los alarifes Pedro Ramírez y Cristóbal de Vargas (AGNP/CM-05-012/7), hechos que fueron autorizados por el virrey Conde de Superunda.
Sueldos y salarios
Los sueldos de los funcionarios de la Casa de Moneda eran en promedio un poco más altos que los sueldos de otras autoridades coloniales. El virrey era la máxima autoridad, cuyo sueldo anual era de 40.500 pesos, que más un sobresueldo de 20.000 pesos llegaba a más de 60.000. Un oidor percibía 4860 pesos anuales y el contador mayor del Tribunal de Cuentas percibía solamente 3645 pesos. Incluso el regente del Tribunal de Cuentas a lo mucho llegaba a 4860 pesos.
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Cuadro 7 GASTOS ANUALES DE LA REAL CASA DE MONEDA DE LIMA, 1761
El superintendente goza 6000 PS al año 6.000
El contador 4.200 pesos para gastos de papel y tinta
4.200 Al oficial mayor de la contaduría 1.000 A otros dos oficiales de la oficina a 500 pesos a cada uno 1.000 El tesorero goza 6.446 pesos al año 6.446 A tres cajeros de esta tesorería 1.000 Al primer ensayador 3.000 Al segundo ensayador 1.500 Al juez de balanza 1.400 A su oficial 800 Al fiel de moneda 2.000 Al fundidor mayor 3.000 A cuatro ayudantes y guardias de vista 4.000 Al guardacuños 1.400 Al guardamateriales 1.400 Al tallador abridor 1891 pesos, 91 al aprendiz 1.891 A otro oficial de talla 400 A dos contadores de moneda 500 a c/u 1.000 Al asesor 200 Al portero marcador de barras del despacho 350 Al portero de la calle 400 A un guardia de noche pagado por la Real Hacienda 240 Al escribano de la casa sin amanuense 1.000 Al merino o alguacil 400 A un peón libre a 12 pesos mensuales 144 Al perito beneficiador de tierras 1.000 Total 45.135
Innovación y experimento monetarios
A pesar del rígido pensamiento escolástico predominante en la educación colonial, la Casa de Moneda de Lima fue una de las pocas instituciones interesadas en el incremento del conocimiento, la experimentación y la mecánica. Dichas actividades eran indispensables para el desarrollo de las fundiciones practicadas.
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La primera experimentación fue la elaboración de un proyecto para un ingenio de balancín, cuyo autor fue el arquitecto don Juan de San Vicente. La idea era diseñar una máquina para fabricar monedas. En la fabricación de 1728 se había notado faltas en la labranza de monedas que provocaron sendos debates y discusiones. Como señala Glave:
En la capital, se suscitaron informaciones, acusaciones y debates acerca de la moneda labrada en la capital. En medio de ellas, el virrey, acatando las nuevas órdenes relativas a evitar la falta de valor en las monedas, patrocinó el que se innovara la forma de acuñación. A ello se presentó un proyecto para un ingenio de balancín. El autor fue el arquitecto don Juan de San Vicente, quien más adelante cumplió otras destacadas funciones referidas a la minería y la acuñación de plata, siendo inventor de una máquina de beneficiar metales.42
Otros experimentos se dieron entre junio de 1754 y enero de 1759 para determinar la cantidad de merma en cada acuñación de las cizallas (AGNP/ CMC/LEG.13/C.038/F.2). El proceso tenía como objetivo averiguar los gastos y mermas producidas en la acuñación de cada marco. La orden de experimentación había partido del mismo virrey, y estaban involucrados el fundidor mayor Joaquín Negrón y Pablo Matute de Vargas. Se trataba de experimentar con el oro, la plata y el cobre.
La exigencia y el aumento en la fundición determinaron dar preferencia al oro. El esfuerzo era demasiado para el fundidor principal, quien se excusó de participar en la experimentación con los marcos de plata debido a que el oro “requiere el más vigilante cuidado (AGNP/CMC/LEG.13/C.038/F.39). El alegato del fundidor mayor fue omitido al virrey. Todo indica que para estos tiempos de reforma la presión laboral recaía incluso sobre funcionarios de instituciones de importancia y de prestigio, como fueron los empleados de la Casa de Moneda. A pesar de que el pedido del fundidor mayor Joaquín Negrón fue apoyado por el superintendente de la Casa de Moneda Andrés de Morales y de los Ríos, la orden del virrey fue tajante. El fundidor debía concurrir al proceso de experimentación: “El fundidor mayor de esta Casa de Moneda Joaquín Negrón, no obstante lo que expone en su consulta concurrirá a la operación que se le tiene ordenada” (AGNP/CMC/LEG.13/C.038/F.5v).
El experimento comenzó el día sábado 27 de julio de 1754 en la sala de hileras, donde se encontraron juntos el fundidor mayor Joaquín Negrón, el administrador de la moneda circular Salvador de Villa, Pablo Matute de Vargas y los respectivos oficiales y peones.
42. Archivo General de Indias. AGI MP-Ingenios 171. Información proporcionada por Luis
Miguel Glave y Carlos Contreras.
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Primero se dio orden para que los oficiales de los molinos sacasen los rieles del arca donde estaban custodiados bajo llave por Pablo Matute de Vargas. Una vez extraídos, fueron tirados al piso: en total 184 rieles bajo la custodia de los guardavista.
En seguida se ordenó que los molineros los pusieran a recochar.43 Luego por la tarde se volvieron a tirar los rieles por primera y segunda vez para ablandarlos, y después nuevamente volvieron a ser puestos en recocho por un par de días. El día lunes 29 de julio se dispuso reanudar la operación. Para que el experimento fuese exitoso y se pudiese saber los costos que tendría la amonedación se estudió la cantidad de trabajadores y salarios que cobrarían por el trabajo realizado. A los molineros se decidió pagarles 1 peso a cada uno, al oficial herrero 1 peso, 4 reales (1½), a cada recocedor 1 peso; lo mismo se pagaba a los hileros. A los cortadores se les pagaba 10 reales a cada uno (1 peso, 2 reales) y los repesadores, limadores y acordonadores recibían una suma similar (AGNP/ CMC/LEG.13/C.038/F.6).
En la fundición de cizalla se determinó pagar a los peones 10 reales todos los días a cada uno, al maestro fundidor 2 pesos cada día y a un peón como ayudante 6 reales (“para lo que se ofrece alcanzar”).
El día lunes se procedió a sacar lo recochado el día sábado para ser tirado en los molinos. La operación en el molino y sus recochos duró todo el día, y fue repetida en el mismo tiempo el martes y miércoles, abarcando 72 horas. Retirados otra vez, pasaron a tirar por las hileras dos veces consecutivas para que el riel quedase en estado para el corte. Una vez retirado se pusieron las hileras para ser escamadas y limpiar las lises levantadas por el roce de los molinos. El día jueves se volvió a repetir la operación, recochando el metal hasta por la tarde, cuando se dio comienzo al corte de los doblones de a 16 pesos.
El día viernes se continuó con el recorte de doblones, culminando el día sábado, cuando todos los rieles fueron cortados. Luego se recogió la cizalla y se guardó en la oficina del oro. Posteriormente, el lunes cinco de agosto se volvió a abrir la oficina de fundición para fundir las cizallas. En total se amonedaron 702 marcos, 7 onzas y 7 ochavas. Las cizallas que fueron llevadas a fundir en cuatro crazadas arrojaron 701 marcos, 2 onzas y 7 ochavas.
El taller donde se confeccionaban las acuñaciones monetarias recibía el nombre de hornaza. Estas fueron oficinas de las casas de moneda en las cuales se realizaba la confección de los reales y escudos, cada una de ellas a cargo de un capataz de hornaza que la condujo bajo una organización de régimen privado. Estas oficinas funcionaron en Lima de 1568 a 1752 y en Potosí de 1574
43. Recochar era volver a colocar otra vez en el horno el oro o plata que había sido martillado o laminado en el proceso de amonedación.
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a 1773. Durante el ciclo de vida de estas oficinas, se producía la elaboración de la moneda-barra y la fabricación de las monedas macuquinas. La época de acuñación de monedas de cordoncillo se inició en 1751 en la ciudad de Lima, lo que coincidió con la aparición del régimen de fielatura, que operó desde el año 1751 hasta 1821.
En el virreinato peruano se empezó a fabricar la moneda nueva de cordoncillo en plata de 84 marcos a partir del 24 de septiembre de 1751. Al principio, hasta 1752, se acuñó en simultáneo con la de golpe de martillo o macuquina. El 2 de marzo de 1753 se hizo la última rendiución de cuentas, habiéndose mandado remachar los cuños44 de la moneda antigua por decreto del virrey el 12 de febrero del mismo año. Como parte de las reformas borbónicas, en las oficinas de fabricación de moneda se tendió a la privatización de su administración; en ese sentido, la fielatura de la Casa de Moneda fue rematada en agosto de 1767 por el término de cinco años en la persona de Joseph Moreyra, quien empezó a cobrar la suma de 40 maravedís por cada marco de plata labrado, así del doble como en “menudo” y 7 reales por el marco de oro labrado. Al año en promedio se llegaba a acuñar en la ceca limeña la suma de 350.000 marcos de plata y en promedio 8000 marcos de oro.
En América colonial se acuñaron las siguientes monedas:45
a) Moneda macuquina de topo columnario: en la época de Carlos I, en
México y Santo Domingo y luego en Lima en la época de Felipe II de 1568 a 1571. b) Moneda macuquina de escudo coronado, de la época de los reyes
Felipe II, Felipe III y Felipe IV: en México de 1573 en adelante, en Lima de 1572 a 1592, en Potosí de 1574 a 1652, audiencia de Panamá en 1580 y Santa Fe de Bogotá de 1622 en adelante. c) Moneda macuquina de cruz y columnas de Hércules: Potosí de 1652 a 1773, Lima en 1659-1660 y 1684-1752, Nuevo Reino (de Granada), de 1651 a 1748. d) Moneda columnaria de dos mundos y cordoncillo: México de 1732 a 1771, Lima de 1751 a 1772, Potosí de 1767 a 1770, Nuevo Reino (de
Granada) de 1759 a 1762, Santiago de Chile de 1751 a 1770 y Guatemala de 1754 a 1771. e) Moneda de busto y cordoncillo: México de 1732 a 1821, Lima de 1751 a 1824, Santiago de Chile de 1749 a 1817, Guatemala 1750 a 1817, Santa
44. El cuño era el troquel utilizado para grabar monedas o sellos. 45. Información proporcionada por el experto numismático Pedro de la Puente.
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Fe de Bogotá 1756 a 1759, Popayán de 1758 a 1820, Nuevo Reino de 1756 a 1821, Potosí de 1773 a 1825, y otras cecas mexicanas como Chihuahua, Durango, Guadalajara, Guanajuato y Zacatecas (solo durante la guerra de independencia mexicana).
Infraestructura de la Casa de Moneda de Lima
El edificio y las oficinas
Para realizar una correcta amonedación de las suertes los funcionarios coloniales tuvieron siempre presente dotar a la Real Casa de Moneda de Lima de una infraestructura adecuada. En tal sentido se tuvo en mente en los inicios mantenerla cerca de las instalaciones gubernativas del virreinato.
Cuando la Casa de Moneda de Lima fue fundada el 21 de agosto de 1565, se le destinaron como oficinas un espacio habilitado en un ala del palacio de los virreyes. Que el local estuviese dentro del palacio virreinal no fue solo por la seguridad que implicaba asegurar el resguardo de la acuñación monetaria, ya que es un hecho que también otras importantes instituciones coloniales funcionaban dentro del mismo palacio virreinal, como la Universidad de los Mercaderes de Lima (Tribunal del Consulado) y las de Real Hacienda.
Este primer local de la Casa de Moneda situado al costado del palacio de los virreyes funcionó desde septiembre de 1568 hasta 1591, cuando fue clausurada.
El segundo local de la Casa de Moneda funcionó en un ambiente ubicado en la calle del colegio Santo Tomas de Aquino, de propiedad de Juan Nicolás Roldan, caballero de la Orden de Santiago. El inmueble por ese entonces se encontraba arrendado en favor de Francisco Franco por la suma de 700 patacones pagados en forma anual. Para que la ceca limeña utilizase el nuevo local se tuvo que renegociar el arrendamiento entre el propietario y el arrendatario para que quedase el local en favor de la autoridad real. Al final el arrendatario cedió sus derechos en favor de la Casa de Moneda. En virtud de esta cesión, el legítimo propietario pudo suscribir un contrato de arrendamiento con los oficiales reales. Con el tiempo, Francisco Franco pasaría a ser uno de los hornaceros de la ceca. Este local de la ceca funcionó desde el 11 de diciembre de 1658 hasta el 8 de abril de 1660, durante el gobierno del virrey Conde Alba de Liste. Como la reapertura de la Casa de Moneda no había tenido autorización real, la Corona clausuró las instalaciones de la fábrica.
Sin embargo, el segundo local de la Casa de Moneda fue reabierto nuevamente durante el gobierno del virrey Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata. El virrey, al comprender la necesidad de volver a fabricar moneda, efectuó las gestiones necesarias que culminarían finalmente cuando el rey,