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III.1.5. Las Acllas

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III.4.1 Pachacamac

III.4.1 Pachacamac

sagradas. Entendemos que posiblemente en otros planos esta significación espacio-temporal no existiese; o se manifestase de otra manera. Se debe considerar que existían otras segmentaciones que formaban el cosmos andino, donde el tiempo, que nosotros entendemos y computamos, no existía, existía a la inversa, o la materialización de las potencias del universo se percibía de otra forma. Consecuentemente, nos preguntamos si existía el tiempo en el Universo lejano, o si en el uku pacha se computarizaba el movimiento de los astros, de la introducción del Sol en el inframundo; pero de manera inversa a la computarizada en el Kay pacha, por ejemplo. Como indica el investigador M. Ribera Dorado, refiriéndose al área mesoamericana, existían lugares y estados donde el tiempo queda abolido. Así, durante el sueño123, la muerte, en los cementerios, en los templos y otros lugares sagrados, el tiempo queda estancado en las aguas primordiales” (Ribera Dorado, Miguel; 1986:111).

La lluvia, o su ausencia, determinan los periodos principales que delimitan la actividad. Periodos en los cuales llueve, y las fuerzas del agua atraen la muerte, y el sol se esconde. Con periodos de maduración de las plantas, en el cual el sol calienta y madura los cultivos. A su vez esta división está marcada por el recorrido del sol, el periodo hanan, en el solsticio de invierno, cuando aparecen las pléyades, y se realiza la fiesta en honor a Inti como deidad suprema. Y el periodo hurin corresponde a la entrada en el hurin pacha del Sol, al viaje por el inframundo de éste. Podíamos entender que el tiempo viaja, se desliza por la geometría del universo. De esta manera posee los mismos aspectos que caracterizan la geometría del universo que se ligan, como vimos, en última instancia a extensiones de la deidad primera. Estas extensiones se caracterizan en influencias, el tiempo se impregna de estas características divinas y se manifiesta una división, al menos, masculinafemenina del espacio-tiempo, en el kay pacha. Teniendo en cuenta esta percepción, básica, hanan-hurin, el tiempo era dividido en dos fases, la del invierno, relacionada con el sol, lo ígneo, lo de “arriba”, la derecha, y catalogada por hanan: periodo de sequía. Y por otro lado el tiempo de verano, relacionado con los conceptos de luna, lo gélido, lo de “abajo”, la izquierda, y catalogado como hurin: periodo de lluvias.

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123 De esta manera se entiende por qué los sueños fueron el vínculo por el cual se contactaba con los antepasados, pues, el estado onírico acercaba al individuo al pasado; a otro espaciotiempo.

Recapitulamos: las fiestas solsticiales fueron el Inti Raymiy el Capac Raymi; y las fiestas equinocciales fueron el Inca Raymi (Año nuevo) y el Coya Raymi (Vega, J. y Guzmán, P., 2005:37-71). Hemos observado que el año se divide en dos fases, una hurin y otra hanan, y que el calendario ha establecido las fases, los nombres y el ritmo vital de la comunidad andina, a través del movimiento y transmutación de la Naturaleza. El cronista Blas Valera escribió lo siguiente sobre el concepto que tenían las comunidades andinas del Sol: “…para que rigiese y gobernase los días, los tiempos, los años y veranos, y a los reyes y reinos y señores y otras cosas…” (Valera, Blas; 1956:7). El sol aparece como un gran marcador, un reloj establecido por el Ordenador, pero, quizás el dato que más nos ha llamado la atención lo hemos hallado en un manuscrito del Archivo Histórico Nacional, Madrid. La información está relacionada con la adoración del Sol, éste era adorado: “…a las mañanas quando salía el sol y al el punto de medio día…” (Diversos-Colecciones, 25N.10.A.H.N). El dato informa que existían dos momentos importantes en la adoración del Sol: cuando sale y el mediodía. Entendemos que el testimonio alude a momentos determinantes en el trayecto del astro: cuando surgía del hurin pacha, adorado, posiblemente, para que naciese cargado de energía para realizar todo el trayecto por el cielo, o temido porque éste estaba impregnado de sustancia del plano intra-terreno. También era adorado en el punto medio del cielo, posiblemente, porque en este punto el sol formaba un eje, pues, estaba en línea recta entre los tres planos del cosmos: en el cenit de su recorrido. Al igual, se podría entender que si el sol no caminaba, la vida tampoco. Y, además, que existen dos periodos espaciotemporales que pertenecen al Sol: el amanecer y el mediodía. Inversamente, quizá, existiesen periodos en los cuales el sol se comprendía con menor energía, uno de éstos podía haber sido la puesta de sol, símil de la entrada del astro al hurin pacha, y la ausencia de éste, es decir, la noche. Estos dos espacios podrían haber pertenecido a otra divinidad, a Quilla. La luna124 fue

124 Los ritmos en los procesos metabólicos de las plantas están influenciados por las fases de la luna. Los ciclos lunares influyen en las condiciones atmosféricas, por lo que ésta ejerce una influencia indirecta sobre la dinámica de animales y vegetales. (Arce P, Jorge, Ing. Agrónomo, LA LUNA Y LA AGRICULTURA, EARTH, 1998). Por ejemplo, luna llena y cuarto creciente se considera un periodo de crecimiento balanceado, además, existen grandes movimientos de agua en el subsuelo, y hay disponibilidad de luz lunar. Así, las plantas pueden absorber mayor cantidad de agua. Al igual, en luna llena había una gran cantidad de luz lunar y de movimiento

una divinidad, como mostraremos, vinculada, entre otras muchas cosas, con el hurin pacha. Al igual que al Sol, posiblemente a la luna le correspondieran determinados periodos espacio-temporales. Para hallar información sobre la luna y su relación con el espacio-tiempo, hemos realizado una pequeña recopilación de los datos de la Colonia. Por ejemplo, Fray Vicente de Valverde observó que en luna nueva los incas dejaban la guerra, observación que el fraile dedujo relacionada con un periodo sagrado (Valverde, Fray Vicente de; Mss 3216. B.N.M). Laureano de la Cruz anotó que si nacían gemelos los días de luna ayunaban (Cruz, Fray Laureano de la; 1653:p.44.v.Mss.2450, B.N.M). Sobre la luna nueva hemos hallado la siguiente información en los escritos de Bartolomé de las Casas: “…cada luna nueva encendían un gran fuego delante de la figura [del difunto], (la cual decían que representaba su ánima)y trayan delante allí todo su servicio...quemavan en aquel fuego, diciendo que el fuego lo comía en su lugar y se lo dava en el otro mundo donde avia ido a parar” (De las Casas, Bartolomé; 1909:679). En las crónicas aparece que el inca se bañaba durante los días de luna nueva y luna llena, para obtener la energía que albergaba el astro, además, “…no se bañaba en menguante ni creciente porque decía que en tal día y ora andava muy lista las enfermedades y peligros del cuerpo y muerte; que los ayres, elementos andan sueltos de sus naturalezas y anda encontrado con el cuerpo” (Poma de Ayala, Felipe Huamán; 1987: 336). De igual forma se realizaban sacrificios a los antepasados difuntos en luna menguante y en luna nueva (citado por Duviols, Pierre; 1977:317). En luna llena, como hemos mostrado, no se debía atacar al enemigo, pero, además, en la actualidad, en luna llena, se narran casi todas las apariciones que tienen que ver con los cuerpos de agua y los encantamientos de las jóvenes que viven en éstos. Por ejemplo, en un relato que se ha recopilado en Acotambo, en la actualidad, una mujer explica que los pagos a la montaña se hacían en luna llena porque ésta era más fértil, lo que interpretamos nosotros como que la montaña tenía más “apetito” (Tradiciones orales de Huancavelica, 2005:21). Así, la luna llena, el esplendor del astro, se

interno de agua. En cuarto menguante la luna nueva se considera un periodo de reposo, en cuanto al crecimiento, existe poca luz lunar. Licda. Alvarenga, Silvana, “¿qué influencia tienen las fases de la luna sobre las plantas y los animales?”Dep. Biología, ITCR, 1996. Posiblemente la influencia de la luna en el crecimiento de las plantas fue observada y computerizada por las comunidades andinas desde periodos muy antiguos.

relaciona con la fertilidad, con un periodo de gran potencialidad “inframundana”, concepto que se podría interpretar como un espacio-tiempo de gran peligrosidad. Los datos hallados sobre la luna nueva nos hacen pensar que, quizás, éste era un periodo que ostentaba fuertes poderes sobrenaturales que dominaban el espacio. De esta manera no sólo el Sol imprimía las pautas de vida, sino que la luna, y sus fases también repercutían en la percepción del tiempo. La luna, en concreto la luna nueva, marcó un periodo exclusivo. Posiblemente la presencia de Quilla determinó un periodo sagrado en el cual era “fácil” conectar con los poderes de otros planos del universo. Las tareas se abandonaban para comunicarse con los difuntos, purificarse mediante los baños colectivos, dejar la guerra, etc. Pero, al igual, las enfermedades impregnaban el espacio-tiempo pues éste pertenecía a Quilla. La luna nueva125 era el periodo en el cual se realizaban los sacrificios, y los rituales de purificación (De las Casas, Bartolomé; 1909:679). Sobre la luna nueva la investigadora Laura Laurencich-Minelli ha escrito lo siguiente: “Me parece curioso y estimulante para nuestra búsqueda que un documento secreto, es decir escrito sin los recortes y las imposiciones de la censura, afirme no solo que el “cero” de los Incas corresponde a Quilla, la Luna, aquel planeta que se ve y no se ve de acuerdo a sus

125 En la actualidad para las comunidades quechuas el mes, a su vez, está dividido en dos aspectos antagónicos y complementarios (Mariño Núñez, Xosé; 1989:78 y sig.). Existen periodos de tiempo relacionados con Supay, que corresponden a las noches de cuarto creciente y de menguante. Información similar a la suministrada por Huamán Poma de Ayala (Poma de Ayala, Huamán, 1987:336). Cada mes posee dos periodos de miedo, que corresponden a Supay, y dos de tranquilidad (Mariño Núñez, Xosé; 1989:79.). Los días de la semana, de igual modo, se dividen entre las dos potencias que gobiernan la cosmovisión centro-andina. El lunes es un día dedicado a los difuntos, el martes a Supay, el miércoles, el jueves, el sábado y el domingo no tienen un significado especial, y el viernes es el día de mala suerte. La vida de un individuo se repite, carente de individualidad, como la de sus ancestros. Los días preferidos por Supay, en la actualidad, para robar las almas, son los martes y los viernes. Su acción es inofensiva en los cuartos de luna y en el mes de agosto (Mariño Núñez, Xosé, 1989: 130). Estas informaciones podrían haber sido extensiones del pensamiento precolonial, pues, son similares a las informaciones mostradas, recopiladas durante la colonia. Si bien no tenemos datos exactos en los cuales aparezcan los días “buenos” y los días “malos” en el pensamiento nativo, aparece una clara división del espacio, teniendo en cuenta la materialización de los astros, su ubicación en los planos del cosmos andino, sobretodo para las estaciones. Estos datos ponen de manifiesto que los días, posiblemente, se podrían haber concebido impregnados de esencia determinante. Por esta causa unos días eran percibidos como periodos favorables para la curación, y otros no; teniendo en cuanta su relación con las fases de Quilla; su espacio-tiempo. Posiblemente, el tiempo fue interpretado como una manifestación de los agentes naturales. De esta manera, se entendía que existían periodos buenos y periodos malos que implicaban una selección de rituales. Se podría concebir, por ejemplo, que esta idea hubiese sido similar no sólo para diferenciar los días, sino, también para diferenciar los años. Pero, por el momento, tenemos una gran dificultad para mostrar esta teoría, pues, carecemos de datos.

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