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III.4.2 Los seres de las minas

Catherine Julien, utilizando la crónica de Pedro Cieza de León, advierte que Pachacamac se había comunicado con Tupac Inca para decirle que él había realizado todas las cosas “de abajo” y el sol, su hermano, las “de arriba”. La deidad, además, tenía una mujer y cuatro niños: uno en el valle de Mala, otro en Chincha, en Andahuaylas, y el cuarto era una imagen portátil que le regaló al Inca (Julien, Catherine; 1999:473). Mª Rostworowski considera que la deidad Pachacamac es una deidad de las tinieblas, éste representa la lucha de la noche y el día (Rostworowski, María; 1983).

En los textos hemos hallado la posibilidad de comprender en Viracocha cuatro extensiones que se adjuntaban a la geometría horizontal. Nos hemos preguntado si podría haber existido la posibilidad de hallar la misma idea pero en cuanto a la deidad Pachacamac y la geometría horizontal del inframundo andino. Es decir, si Pachacamac podrían haber tenido extensiones o númenes adscritos a las diferentes regiones del hurin pacha. Posiblemente, las regiones inframundanas, al igual que las terrestres y las celestiales, estaban segmentadas y unidas por un eje comunicativo. Los dos planos mantienen una potencia que alberga vida, de una manera u otra, las dos regiones mantenían un equilibrio de la creación. En el hurin pacha se concebía una potencia germinativa, y en el hanan pacha se ubicaba una potencia germinada, un prototipo de lo nacido. Así, en el hurin pacha se hallaban aquellas formas relacionadas con Supay, con prototipos de potencia inframundana; y en el hanan pacha se hallan formas relacionadas con prototipos de potecnia celeste; formas vinculadas con Viracocha, o dios Ordenador. Las dos manifestaciones potenciales rigen el cosmos, las dos se complementan, se fusionan para formar seres vivos. De este modo se podría entender que la Pachamama sería, en cierta medida, la parte femenina de la pareja del hurin pacha, así formarían un binomio inframundano Pachacamac-Pachamama.

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III.4.2 Los seres de las minas.

La divinidad que vivía en las minas se percibía, y se percibe hoy en día, como el guardián y dueño del mineral que se extrae. Se entiende que los Señores del ganado silvestre y de las riquezas metalíferas vivían en los cerros, y se movían por el interior de éstos, o de cerro en cerro con sus ganados, a

“sus horas”. En el diccionario de Jesús Lara se observa la palabra Anchancho: “guardián andino de las minas” (Lara, Jesús; 1971:63). En la actualidad éstos seres son dueños y guardines del mineral que posee el interior del cerro (Trabajo de campo, Potosí, Bolivia, 2006).

Los mineros tienen que ofrecer al dueño de la mina, a cambio de las riquezas que éste les permite adquirir, coca, cigarros y bebidas. Los mineros lo describen como un ser antropomorfo con el aparato genital muy desarrollado, muestra de su extremada fertilidad y con dos cuernos287 (Figura 23). Puede adoptar la forma de un animal, por lo general un sapo o renacuajo, además, está íntimamente asociado a la amaru, la serpiente, que habita en el interior de la tierra, como vimos al analizar el mito de Pachacamac. Ésta, la serpiente, señala Carmen Salazar, es la representación animal de la divinidad de la mina, otras veces es descrita como su compañera, y en algunos casos como su mensajera (Salazar-Soler, Carmen; 1997:9). Además, el señor de la mina, se aparece a los mineros en los lugares oscuros o donde hay agua, con figura de sapo o perro negro. Los atributos característicos de la divinidad se pueden resumir en: • Es dueño y guardián de la mina. Puede transportar por las grutas del interior de la tierra los minerales. • Se presenta como un ser ambiguo, unas veces es bueno y otras malo. El Tío cuida, y el Tío castiga. Su fiesta se celebra en el mes de agosto. Los mineros sienten cierto rechazo hacia los santos y demás formas católicas, pues éstas pueden espantar el mineral. • El inframundo posee graves peligros, existe el muquihuayra o viento muqui que ataca a las personas que han olvidado las promesas realizadas a Muqui (Salazar-Soler, Carmen; 1997:5-9). Es muy importante destacar que la relación que mantienen los mineros con el Tío, al igual que con el resto de las potencias sagradas, es de mutua reciprocidad. El Tío da mineral, pero el Tío reclama.

287 Para obtener una mejor comprensión de cómo es percibido Supay hemos elegido las fotos que poseemos del interior del cerro de Potosí, y un dibujo realizado por un niño de la escuela de Tuysuri, Tinquipaya. Además, debemos destacar que todos los niños, en general toda la población, coincide en imaginar a Supay con cuernos, y junto a su mujer (Figura 17)

El urco, habitante de la montaña, es otro ser relacionado con el poder del hurin pacha. El urco, escribe Carlos Villamarín, es un ser que malogra la cosecha, pues manda desde sus cumbres vientos helados y tormentas. Esconde parte del ganado en lugares inaccesibles y durante el sueño de los afectados, se presenta para pedir rescate. Es el “Señor de la montaña”. Seduce a las doncellas, se hace ver como un apuesto joven y se aparece cuando los campesinos duermen. Es de estatura baja, un enano, y su hijo posee varias jorobas y es albino288 . Sobre algunos espantos o brujas Fray Diego González de Holguín anotó los siguientes términos: “Phantasma, o duende”: Tuta ccacchak caccachak manchachicuk llaksak; “Phantasma por el Demonio que se aparecia con pechos largos de mujer”: Hapiy ñuñu (González Holguín, Fray Diego; 2007: 385). Humana Poma de Ayala también escribió sobre el mismo espanto, y dice lo siguiente su crónica, “hapi nuno: espíritu que te agarrar” (Poma de Ayala, Felipe Huamán; 1987:48). Fray Diego González Holguín recogió, además, los siguientes términos, “Phantasma como cabeza humana que andaua por el Ayre”: Huma purik; “Phantasma por el coco, o espanta niños”: Huacca, o aya (González Holguín, Fray Diego; 2007: 385). También aparece la siguiente descripción Viss cocho, o humapurik: “Las brujas que dizen que las topauan de noche en figura de cabeça humana solamente silvando assi viss viss” (González Holguín, Fray Diego; 2007: 230). Asiaj es una de las formas de ser maligno que se aparece en las quebradas. Por ejemplo el Wa-Qon, escribe Carlos Villamarín289, es un pariente masculino de Achiqué, mujeres caníbales. El investigador entiende que es lo que queda en la tradición de los sacrificios de niños, cuando la tierra estaba hambrienta y pedía sacrificios por las fuertes sequías. Los poderes femeninos de estas entidades sobrenaturales representan, como vimos desde Huarochirí, a la Madre Tierra deseosa de sacrificios que reduzcan su apetito.

288Villamarín Escudero, Carlos, Asustadores indígenas, documento electrónico, <http://encina.pntic.mec.es/agonza59/indigenas.htm> [Consulta: 24 abr. 2006].

289Villamarín Escudero, Carlos, Asustadores indígenas, documento electrónico, <http://encina.pntic.mec.es/agonza59/indigenas.htm>[Consulta: 24 abr. 2006]

Las Achikee, Mamá Galla y las Brujas devoradoras. En el diccionario de Jesús Lara aparece Achiquey: “bruja andina devora niños”. Éstas son entidades femeninas relacionadas con el inframundo. La versión más conocida es la de Ancash, recogida en 1952 por Mejía, llamada Achike. En muchas regiones existen relatos sobre una “mujer mala”, que nosotros relacionamos con el mito de la anciana caníbal que perseguía a los niños, y con el concepto de Pachamama, como vimos. En general en las narraciones la Achike aparece como una anciana caníbal que engaña y devora a los caminantes. Alejandro Ortiz Rescaniere opina que ésta es portadora de los valores de infertilidad a diferencia de Wa-On (Ortiz Rescaniere, Alejandro; 1992:36). En la cosmovisión andina los condenados son difuntos que tienen una causa pendiente, que han sido castigados por varías causas; por no respetar las normas de convivencia de la comunidad, o han infringido alguna de estas. Sus apariciones son muy temidas, pues su visión produce la enfermedad del espanto, el rapto del ánimo. El condenado busca robar el alma de alguien, o comer su cabeza, camac o energía reguladora del individuo. El condenado suele presentarse en los lugres solitarios, en las cuevas, en los cruces de los caminos (Trabajo de campo, Potosí, Bolivia, 2006). Aquellos encuentros de fuerzas, que por ser la hora correspondiente a los seres del inframundo, poseen una potencia que puede capturar el ánimo. En el diccionario de Fray Diego González Holguín hemos hallado el siguiente vocablo relacionado con los lugares peligrosos: Huaccam chaypi, o huaccamchayca amaya llisunchu: “No passemos que es lugar peligroso” (González Holguín, Fray Diego; 2007: 385). El vocablo hace referencia al encuentro, chaupi, como lugar peligroso. En la sierra del Perú, Carlos Villamarín290 anotó que la Guarmi Volajun, la voladora, es una mujer que sale en la oscuridad volando, cuya presencia es manifestada por los aullidos de los perros y viaja dentro de una hoguera roja. Se cree que ella es hija de los antiguos dioses que abandonaron la tierra cuando llegaron los españoles. Se percibe como una mujer que tiene el pelo rojo, y su mansión se ubica en el lucero vespertino, de donde viene de noche en noche cuando la luna está ausente. Por lo general, las bolas de fuego por la

290Villamarín Escudero, Carlos, Asustadores indígenas, documento electrónico, <http://encina.pntic.mec.es/agonza59/indigenas.htm>[Consulta: 24 abr. 2006]

noche, “en sus horas”, se entienden como espíritus inframundanos. En la zona quechua de Potosí, por ejemplo, temen a unos pequeños hombrecillos, luceritos, que portan una luz en la cabeza. Éstos son espíritus que pueden ocasionar la muerte, un fuerte dolor de estómago. Como medida profiláctica uno debe llevar siempre dulces y estar preparado para su encuentro. Sobre los espíritus del inframundo que salen a sus horas Alberto Camaqui, médico tradicional, nos explicó lo siguiente: “... cabezas, son las cabezas voladoras. Son los espíritus malos que están en sus horas, hay que cuidarse, a veces pueden convertirse en cualquier cosa, aparecen pequeños niños que están jugando y no te dejan pasar, para pasar tienes que tener alguna estrategia, llevar algún juguete, llevar cuis, como porotos, en los bolsillos para que los niños lo recojan y no le hagan nada. En las comunidades, en los carnavales, salen los supays, para tentar a las personas cuando están mareadas, porque las personas visitan a otras comunidades, no importan las horas, se va en grupo, si te alejas de ese grupo, el espíritu malo te puede confundir, llevar a un lugar que para vos es plano, pero te esta llevando a un barranco, a un precipicio y mueres allí. Si no te dejas te empieza nuevamente a doler el estomago. Para evitar las gentes de las comunidades en la época de carnavales lo llevan el confite y los pequeños dulces, para estar preparado” (Trabajo de campo. Potosí, Bolivia, 2006).

En la noche, en sus horas, los seres intraterrenos se caracterizan por ser portadores de llama. Parece ser que el fuego nocturno se percibe similar a un ser intra-terreno, y no sabemos muy bien a que corresponde. Hemos especulado con dos ideas principales. La primera de ellas defiende la diferencia de dos tipos de llamas en la cosmovisión andina. Una de éstas estaba relacionada con el hanan pacha, y custodiada por las acllas, mientras que la otra llama se la relacionada con el hurin pacha. Pero, también existe la posibilidad de que estas narraciones estén influencias por el imaginario medieval que fue trasladado por la conquista al Nuevo Mundo. De esta manera los seres asociados el inframundo se vieron dotados con caracteres del medievo español, como el fuego. Así, o bien existían dos tipos de llamas; una ubicada en el hanan pacha y otra ubicada en el hurin pacha; o por el contrario, es una idea originada por la influencia de la conquista española. En la cordillera de Chugchilán, Ecuador, el Hatu runa es un brujo que puede tener aspecto de Hatu, lobo, o aspecto de runa, hombre. Éste actúa en

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