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3.1. Elecciones de 1899
Consideramos que son dos razones las que pueden ayudar a explicar y comprender esto: la primera tiene que ver con el centralismo y con el poder que concentraba la Junta Electoral Nacional (tesis que ha sido reiterada innumerables veces por Basadre). La segunda razón se desprende de la primera: el diseño institucional de la Junta “premiaba” a los partidos que fuesen grandes y que no tuviesen facciones que dispersaran sus votos. El Partido Civil pudo mantener mucho más esta disciplina que el Partido Demócrata. Y, como veremos, más adelante el propio Partido Civil tendrá ese mismo problema cuando empiece a fraccionarse en torno al apoyo a Leguía.
3.1. Elecciones de 1899
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En estas elecciones correspondía elegir al Presidente de la República, a los Vicepresidentes y a un tercio de ambas cámaras. Piérola no quiso la re-elección. Según Basadre, Piérola no habría estado de acuerdo con que el personalismo se impregnara en la política o gobierno de un país. El ejemplo que tenía en mente era el caso de Porfirio Díaz en México (Basadre 2005).
Nicolás de Piérola no auspiciaría, pues, ninguna candidatura. Sin embargo, sí estuvo de acuerdo con mantener una alianza entre el Partido Civil y el Partido Demócrata. Esta alianza posibilitaría el que ambos uniesen fuerzas y apoyasen a una única candidatura presidencial (Aguilar 2002: 23). Por eso, poco antes de la elección de 1899, los civilistas y los demócratas firmaron un pacto conocido como “el concierto electoral”. La idea básica de este acuerdo consistía en que los demócratas designarían al candidato presidencial, mientras que los civilistas nombrarían al candidato de la primera vicepresidencia.
Los Demócratas eligieron como candidato a Eduardo López de Romaña, quien había sido Ministro de Fomento durante el gobierno de
Piérola. Los civilistas podían designar al candidato a la primera Vicepresidencia y postularon a Isaac Alzamora. Este acuerdo, se pensaba, posibilitaría estabilidad y alternancia entre ambos partidos. Sin embargo, ello no pudo terminar siendo exactamente como se imaginó debido, sobre todo, a algo que excedía al acuerdo mismo: una crisis interna al interior del propio Partido Demócrata.
Y es que, la designación del candidato demócrata “dividió a los pierolistas, que ejercieron presión sobre Piérola para que éste evitara que la nominación recayera en el líder demócrata Guillermo Billinghurst, acusado de entrar en vinculaciones con el Partido Constitucional de Cáceres. Piérola logró zanjar la crisis con la propuestas de Eduardo López de Romaña como candidato oficial, decisión ésta que le costó escindir a su partido en dos facciones: la pierolista y la billinghurista” (Aljovín y López 2005: 81). El partido demócrata entonces, a través del apoyo de la facción pierolista, tuvo como candidato a Eduardo López de Romaña. Los civilistas lo apoyaron. Este hecho es fundamental porque será decisivo en los efectos que estas nuevas instituciones electorales puedan generar. La tesis fundamental aquí es que el faccionalismo de los partidos no estaba contemplado como un elemento relevante a la hora de diseñar las instituciones y organismo electorales. De ahí que la división del Partido Demócrata, enmarcada en estas nuevas reglas, haya producido consecuencias bastante negativas para el partido de Piérola.
Sobre la oposición que se generó frente a la alianza civilista-pierolista, podemos empezar mencionando a la disidencia demócrata, que estaba liderada principalmente por Billinghurst. Otros opositores importantes eran el partido constitucional de Cáceres, la “Unión Cívica” de Valcárcel (progresivamente debilitados por los resultados electorales adversos, pues la ley que regía ya no los favorecía), el partido liberal democrático de Durand y la Unión Nacional. Ninguno de los grupos de oposición presentó candidatos para las elecciones de 1899.
Piérola disuelve la Junta Electoral Nacional el 24 de abril de 1899. El problema era que no se habían podido conformar los nueve miembros que debía tener y existía el riesgo de no poder cumplir con los plazos que el cronograma electoral estipulaba. ¿Y por qué es que no se podían terminar de conformar los miembros? La razón era básicamente el hecho de que el último miembro que faltaba, impulsado por el ejecutivo, fue vetado por el legislativo. El candidato que se impulsaba era pierolista (Manuel Pablo Olaechea, delegado del ejecutivo) y el veto vino de la oposición cívico-constitucional y los billinghuristas. Vemos que esta injerencia del poder ejecutivo tuvo como causa un “bloqueo” que no se hubiese dado si es que el partido demócrata no hubiese sido escindido en dos grandes facciones. También se acusó al conocido precursor de la Sociología peruana, Mariano H. Cornejo, de haber elaborado y aprobado las listas de los mayores contribuyentes, pasando por encima de la Junta Electoral Nacional.
Y siendo conscientes de la diferencia existente entre lo ideal y lo real, entre lo normativo y lo empírico, es fundamental señalar que cuando se llevaron a cabo las primeras elecciones en base a la nueva ley, no todo salió cómo se esperaba, teniendo ya en cuenta que la Junta Nacional misma tuvo que ser disuelta a la hora de realizar el proceso electoral. En varias provincias hubo problemas para hacer cumplir la nueva ley electoral5 (Aguilar 2002: 23-25). En Jauja, por ejemplo, no se habían instalado las Comisiones Receptoras de Sufragio, tampoco se habían establecido las Delegaciones Distritales de Registro y las Juntas de Registro Provincial no existían. En Arequipa no se completaron las inscripciones en el Registro a tiempo y se tuvieron que prorrogar las
5 Este problema va a ser constante y manifiesta el hecho de que no bastan las leyes. Es necesario contar con la capacidad de poder hacerlas cumplir. De ahí que podamos resaltar la relevancia del Estado como una estructura burocrático-coercitiva relevante para poder garantizar el cumplimiento de las leyes. Esta importancia ha sido resaltada por múltiples autores (Huntington 1972 y Fukuyama 2004).
elecciones. En Huancavelica la Junta Electoral Departamental simuló a los mayores contribuyentes y la Junta de Registro terminó no funcionando. También se instalaron mesas de votación ilegales que generaron confusión entre los votantes.
El proceso electoral fue bastante accidentado. A lo largo de las elecciones hubo contantes enfrentamientos entre los propios miembros de la Junta Electoral Nacional. Todo esto llevó a que el ejecutivo clausurase la Junta Electoral Nacional el 24 de abril de 1899. Esta clausura de la Junta generó mucho descontento entre varios candidatos que se abstuvieron de participar, incluyendo el retiro Partido Constitucional de la contienda electoral.
Ahora podemos pasar a ver algunos cuadros con los resultados electorales:
Elecciones generales 1899 Resultados nacional
Candidato Votos % Eduardo López de Romaña 55918 97 Manuel Candamo 1337 2 Manuel Gonzáles Prada 549 1 Guillermo Billinghurst 129 0 Votos Válidos 57933 99 Votos nulos y blancos 352 1 Votos emitidos 58285 54
Ausentismo
Total de inscritos 50312 46
108597 100
Fuente: Tuesta 2001: 611