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El caso de Berindoaga……….…………………….……….........................215

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EPÍLOGO

EPÍLOGO

La Mar o el mariscal Castilla —en su primer gobierno— pudieron serlo. Desgraciadamente sus ejemplos fueron pocas veces imitados.

La palabra militarismo es relativamente nueva; apareció en el siglo XIX cuando la irrupción de los movimientos democráticos se enfrentó al deseo de los militares de mantener su injerencia en el manejo de las naciones. Luego de algunas décadas de uso, la Real Academia Española la reconoció en su diccionario de 1884. Fue por esos años en que la gente se dio cuenta de que los militares no son el gobierno sino sus represores, que el gobierno es de todos y para todos, que el único gobierno válido es el elegido mediante el voto en las urnas y que los militares sólo deben mandar en sus cuarteles.

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El militarismo, el autoritarismo, la dictadura, el despotismo, el absolutismo, cualquiera que sea su grado de dureza o de blandura, no son otra cosa que manifestaciones de una misma esencia que muchas veces se unen, funden, amalgaman, siendo ocioso el esfuerzo de separarlas en este estudio. Todas tienen un común denominador y un sustento. El común denominador es la falta de respeto por la opinión de la población civil y el derecho que ésta tiene para pronunciarse. Su sustento es el respaldo, uso o manipulación de las instituciones militares, que se benefician de su complicidad y apoyo.

Leguía, Franco, Velasco, Fujimori, Castro, Milosevic, el presidente de Yugoslavia, y una larga serie de tiranos, dictadores, autócratas, déspotas, pudieron hacer lo que hicieron gracias al sostén de la fuerza militar. La historia nos enseña que esa clase de gobernantes no es necesaria, antes bien. es perjudicial para llevar a cabo una cruzada nacional ya sea para defenderse de un ataque extranjero o para lograr una mejora interna. Por el contrario, sólo cuando existieron líderes que supieron conducir a la población mediante el consenso y no el sometimiento, las naciones lograron y mantuvieron los objetivos deseados aún después de que sus líderes desapareciesen o dejasen el poder. Gandhi, Churchill, Roosevelt, Adolfo Suárez, Mandela, son ejemplos de ello.

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