1 minute read

Olavide el reformador, Pando el colaboracionista…............…………….….237

Next Article
EPÍLOGO

EPÍLOGO

caridad o limosna exime al donante de cualquier obligación moral o responsabilidad con la suerte que corre el que la recibe.

Es verdad que las características descritas anteriormente no son exclusivas del militarismo, todas las sociedades subdesarrolladas adolecen en un grado u otro de las mismas taras, pero en el Perú el militarismo no sólo ha reafirmado tales defectos, sino que ha dado el ejemplo y la continuidad al ejercerlo, modelarlo e incentivarlo.

Advertisement

En cuanto al orden externo el asunto es álgido. Parecería lógico afirmar que las FFAA son garantes de nuestras fronteras. Aparentemente es así, es su misión. Una misión mal cumplida a decir verdad durante toda la República. No hay guerra que no hayamos perdido de una manera u otra. Desde 1821 nos hemos achicado a la mitad al perder territorios en todas nuestras fronteras. Pero, hay que aclarar, estas pérdidas no han sido por falta de valor de los soldados. Ha sido por falta de recursos, escasez de equipamiento, deficiente preparación, y porque para luchar se necesita saber por quién. Si hubiéramos tenido una economía fuerte no sólo nuestro ejército hubiese sido mejor, también hubiéramos tenido recursos para comprar voluntades foráneas, mejorar nuestro sistema de espionaje y tener medios suficientes para ser respetados en el concierto internacional. En muy pocas ocasiones * las guerras las ganan los ejércitos, generalmente las ganan las naciones poderosas. Un país débil y un pueblo explotado no pueden tener un ejército temible. Perú no era más poderoso que Chile ni que Colombia cuando perdió las guerras contra ellos. Ni siquiera en su tiempo más que Bolivia. Debemos haber estado tan mal que hasta Ecuador se atrevió durante dos siglos a plantarnos cara.

A pesar de todos los fracasos militares muchos peruanos siguen creyendo que las FFAA son nuestra salvación en caso de peligro, y se les hincha el pecho y vibran de emoción en sus desfiles, reverencian a sus héroes, todos perdedores, y no se atreven a criticar a los militares por temor a ser acusados de traición a la patria. Los militaristas se han erigido

* El pueblo de Vietnam fue una gran y honrosa excepción a esta regla.

This article is from: