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10. Bolívar y los indígenas

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EPÍLOGO

EPÍLOGO

10- BOLÍVAR Y LOS INDÍGENAS.

Antes de iniciar su campaña por la independencia del Perú, las primeras experiencias de Bolívar con el indio quechua-parlante las tuvo en Ecuador. Como vimos anteriormente el Libertador escribió una carta llena de prejuicios propios de un colonialista español: “Los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guíe”. El juicio del Libertador podía atribuirse también a cualquier conquistador español o criollo racista. Desgraciadamente el pensamiento de Bolívar, por ser representativo de una clase social, sobrevivió abiertamente más de un siglo en el panorama intelectual peruano. En el plano personal, el de todos los días, el pensamiento que ningún intelectual se atreve a enunciar ahora en voz alta, es la idea de Bolívar sobre el indio y que a pesar de los años está vigente en un gran sector de nuestra población. Ilustremos esto último con el insulto que se le escapó de los labios a un opositor de Toledo durante la campaña presidencial del año 2001: “el auquénido de Harvard”. En el siglo XIX los más insignes intelectuales52 del Perú, salvo González Prada, tuvieron opiniones similares a las de Bolívar y las lanzaban al público para su educación. Así, Clemente Palma, escritor, hermano de nuestro tradicionista Ricardo, escribió un libro en 1897 en el que decía: “la raza india es una rama degenerada y vieja del tronco étnico del que surgieron todas las razas inferiores (…) sin carácter dotada de una vida mental casi nula, apática, sin aspiraciones, es inadaptable a la educación”. Su posible maestro, Sebastián Lorente, profesor del famoso colegio Guadalupe dijo —en un libro publicado el siglo XIX, y reeditado por la Universidad Católica en 1980, posiblemente para nuestro adoctrinamiento— lo siguiente: “[Los indios] yacen en la ignorancia, son cobardes, indolentes, incapaces de reconocer los beneficios, sin entrañas, holgazanes rateros, sin respeto por la verdad, y sin ningún sentimiento elevado, vegetan en la miseria y en las preocupaciones, viven en la embriaguez y duermen en la lascivia”. A

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